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ARGUMENTOS

DE
RAZÓN TÉCNICA
ARGUMENTOS
DE
RAZÓN TÉCNICA
Número 21, 2018

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SUMARIO / CONTENTS

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ESTUDIOS / ARTICLES

Isabel Caballero, Anabel Paramá y Juan R. Coca, Reflexiones teóricas sobre


la necesidad de humanizar las ciencias experimentales en los procesos
didácticos /Theoretical Reflections on need to humanize the
experimental sciences in educational processes ……………………………… 13
Jaime Llorente Cardo, En los confines del olvido de sí: ciencia y técnica en la
crítica cultural de Michel Henry al mundo contemporáneo / In the
boundaries of self-oblivion: science and technology in Michel Henry´s cultural
criticism of the contemporary world ……………………………………….… 25
Manuel Jesús López Baroni, Las narrativas de la biotecnología / The
narratives of biotechnology …………………………………………………. 47
Marcos Alonso Fernández, Convergencias entre la sobrenaturaleza de
Ortega, la exteriorización de Stiegler y la inmunología de Sloterdijk /
Convergences between Ortega´s over-nature, Stiegler´s exteriorization and
Sloterdijk´s immunology ……………………………………………………... 77
Lourdes López-Pérez & María Dolores Olvera-Lobo, Ciencia y sociedad:
nuevas interacciones en el universo digital. Hacia una nueva disciplina
académica para su estudio / Science and society: new connections in the
digital world. A new scholar field to be researched ……………………...….. 93
Nydia Lara Zavala, Reflexiones filosóficas en torno a los sistemas de
medición / Philosophical remarks on measuring systems …………………. 109
Maria Antonietta Salamone, La fábula posmoderna de la red libre y
democrática y el nuevo paradigma tecno-político de la computación en
nube / The Postmodern Fairy Tale of a Free and Democratic Network, and
the new Tecno-Political Paradigm of Cloud Computing ……………….... 127
Alejandro Lozano, El cíborg en disputa. Un análisis desde la estética
tecnológica / The contested cyborg. An analysis based on aesthetics of
technology …………………………………………………………………... 157
Enrique F. Bocardo Crespo, El yonline: el uso de las nuevas tecnologías en la
personalización de la información y su posible impacto en la creación de la
identidad virtual / The egonline: the use of new technologies in customizing
information and its likely impact on virtual identity ………………….……. 173
SECCIÓN BIBLIOGRÁFICA / REVIEWS

LÓPEZ CEREZO, J. A.: Comprender y comunicar la ciencia. Estrategias de


comunicación social de la ciencia a la luz de la investigación demoscópica sobre
cultura científica (Violeta Lúa Heredia); GONZÁLEZ, W. J. (ed.): New
Perspectives on Technology, Values, and Ethics (Miquel Company) …….… 195
ESTUDIOS /ARTICLES
DOI: http://doi.org/10.12795/Argumentos/2018.i21.01

REFLEXIONES TEÓRICAS SOBRE LA NECESIDAD DE HUMANIZAR LAS CIENCIAS


EXPERIMENTALES EN LOS PROCESOS DIDÁCTICOS

THEORETICAL REFLECTIONS ON NEED TO HUMANIZE THE EXPERIMENTAL


SCIENCES IN EDUCATIONAL PROCESSES

ISABEL CABALLERO, ANABEL PARAMÁ Y JUAN R. COCA1


juancoca@soc.uva.es
Universidad de Valladolid

RECIBIDO: 03/12/2017
ACEPTADO: 15/02/2018

Resumen: El propósito de este artículo es evidenciar la estrecha relación existente entre las ciencias
experimentales y el desarrollo de la humanidad. También se pretende mostrar el papel fundamental
de su enseñanza a la hora de formar ciudadanos capaces de desenvolverse en el mundo actual y que
conozcan el importante papel que la ciencia desempeña en sus vidas personales y profesionales, y, en
última instancia, en nuestra sociedad.
Palabras clave: ciencia, sociedad, enseñanza, economía.

Abstract: The purpose of this article is to show the close relationship between the experimental
sciences and the development of humanity. It is also intended to show the fundamental role of its
teaching to train citizens to be capable to function in today's world and know the important role that
science plays in their personal and professional lives, and in our society.
Keywords: science, society, education, economy.

Cuando se habla de la enseñanza de las ciencias —haremos mención


exclusiva de las ciencias experimentales, aunque consideramos que también
existen ciencias humanas y formales— se expone la necesidad o la dificultad de
enseñar o de asumir los modelos por parte de los profesores —en el primer
caso— o de educandos —en el segundo—, de cómo resolver los problemas en
clase, de cómo motivar al alumno, de las diversas maneras de mejorar la
enseñanza de las ciencias, etc. Pero no se suele mencionar, en demasiadas
ocasiones, la relación existente entre las ciencias y la pobreza, y la docencia a
este respecto. Esta carencia, se ha intentado solventar a través de los
movimientos pedagógicos de CTS o de la reciente ciencia intercultural. Aun así,
consideramos un poco limitados dichas corrientes, ya que se restringen a ámbitos
pedagógicos muy concretos, aunque han desarrollado logros muy importantes.

1
Los autores pertenecen al grupo GIR Trans-REAL lab de la Universidad de Valladolid.

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Por esta razón, hemos considerado que era necesario intentar cubrir este hueco y,
de paso, ir poniendo las bases para el fomento de una enseñanza de las ciencias
enmarcada en una concepción educativa humanista.

La sociedad actual ante la ciencia

El mundo actual se caracteriza por el avance vertiginoso de la ciencia y la


tecnología, los cuales tienen un impacto directo en la sociedad. Sin embargo, a
pesar de los beneficios que brindan los nuevos conocimientos a la ciudadanía,
existe en esta una imagen distorsionada y alejada de la realidad tanto de la
ciencia como de los científicos; se percibe erróneamente a la ciencia como
inaccesible y que permite llegar a verdades absolutas e inalterables, ambos
pareceres fundamentados sobre la base de la compleja terminología utilizada y
de los métodos rigurosos que utiliza (Guerra Retamosa, 2004).
Diversos trabajos han puesto de manifiesto como en la sociedad existen
diversas valoraciones negativas de la ciencia (Wolpert, 1992; Dunbar, 1999), En
primer lugar, poderosos grupos sociales de carácter conservador y
fundamentalista que no sólo la valoren negativamente sino que se oponen a la
ciencia. Estos grupos, que han tenido un peso considerable en nuestro país,
pueden explicar, en parte, la particular situación de la ciencia a lo largo de
nuestra historia.
Pero también tenemos otros grupos que tienen una imagen negativa de la
ciencia (la consideran difícil, aburrida, sólo apta para genios, etc.) y, sobre todo,
de sus repercusiones peligrosas en la sociedad y el ambiente (Solbes, Montserrat,
Furió, 2007). Pero tanto en la mayoría de la población como en las minorías
mencionadas, se tiene una visión más negativa de las aplicaciones e influencia de
la Física y Química en la sociedad y el medio que de la Biología y Geología.
Respecto a las primeras se mencionan aplicaciones relacionadas con los
armamentos y la energía nuclear, la contaminación, etc., y por el contrario,
respecto a las segundas, se habla de la lucha contra las enfermedades, la
conservación del medio, mejoras en la agricultura, etc. (Ribelles et al 1995;
Solbes y Traver, 2003). Recientemente empiezan a detectarse rechazos
relacionados con los organismos genéticamente modificados, la clonación, las
armas bacteriológicas, etc.
Por este motivo, es necesario que la enseñanza de la ciencia no se limite a
mostrar el lado positivo de esta actividad, también es imprescindible mostrar su
lado negativo, que también lo tiene. A su vez, también es muy importante hacer
ver que la ciencia se desarrolla, en su mayor parte, en los países desarrollados, lo

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que supone ciertas consecuencias que luego veremos. De momento, vamos a


exponer donde se desarrolla la actividad científica.

Actividad científica y economía

Las actividades científicas y tecnológicas son la base del desarrollo de las


sociedades, ya sea a través de su uso social o económico. Según palabras de
Piñón (2005) tanto en el ámbito económico como en la política pública, el
conocimiento científico es fuente crucial de valor añadido en la producción de
bienes y servicios, incluso la satisfacción de las necesidades individuales y el
ejercicio pleno de la ciudadanía dependen de la disponibilidad y construcciones
del conocimiento científico y los productos de la acción tecnológica.
La ciencia y la tecnología actual no suelen actuar precisamente como agentes
niveladores, sino que tienden más bien a hacer más ricos a los ricos y más pobres
a los pobres, acentuando la desigual distribución de la riqueza entre clases
sociales y naciones. Sólo una pequeña porción de la humanidad puede permitirse
el lujo de un teléfono celular o de un ordenador conectado a internet.
A su vez la ciencia aplicada y la tecnología actual están en general demasiado
vinculadas al efecto inmediato, al servicio de los ricos o de los gobiernos
poderosos. Sólo una pequeña porción de la humanidad puede permitirse sus
servicios e innovaciones Podemos preguntarnos como van a ayudarnos cosas
como los aviones supersónicos, la cibernética, la televisión de alta definición o la
fecundación in vitro, a resolver los grandes problemas sociales que presenta la
humanidad, como comida asequible para todos, atención médica y educación
accesible. Sin olvidar campos científicos tan problemáticos como la energía
nuclear o la biotecnología, denunciados no solo por su aplicación militar sino
también por su peligrosidad social y ambiental.
Muchos indicadores sociales muestran que, a pesar del crecimiento del
comercio internacional y de la acelerada mejoría en las condiciones de vida de
algunos países, la brecha entre los beneficiados y los que no lo han sido sigue en
aumento. En el Informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD) (2005) se insiste dramáticamente en la falta de cumplimiento de las
metas propuestas por los países miembros de las Naciones Unidas en los
objetivos de desarrollo del Milenio. Metas encaminadas a que a fines del 2015 se
viese reducida a la mitad la indigencia y a disminuir la cantidad de muertes
infantiles y las enfermedades infecciosas para “liberar a nuestros semejantes de
las condiciones abyectas y deshumanizadoras de la pobreza extrema” mediante la
cooperación internacional dirigida a esos objetivos. Sin embargo, el mencionado

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Informe del PNUD planteaba que hasta ese momento no se habían cumplido
tales objetivos y todo indicaba que, de no mediar cambios profundos en las
políticas públicas de los países ricos, no se concretaría el compromiso asumido.
Este mundo dividido ha sido caracterizado claramente por Nelson Mandela,
citado en el mencionado informe: “La inmensa pobreza y la obscena desigualdad
son flagelos tan espantosos de esta época -en la que nos jactamos de
impresionantes avances en ciencia y tecnología, industrias y acumulación de
riquezas- que deben clasificarse como males sociales tan graves como la
esclavitud y el apartheid” (PNUD, 2005: 4).
Para los países subdesarrollados o en vías de desarrollo el uso intensivo de la
ciencia y la técnica constituye una importante estrategia para reducir la pobreza y
el sufrimiento humanos. En este sentido, el Proyecto del Milenio de las Naciones
Unidas, implantado en 2002 tiene entre sus ideas principales dar mayor relieve a
la ciencia y la tecnología en el desarrollo, con vistas a alcanzar los Objetivos del
Desarrollo del Milenio de revertir la pobreza absoluta, el hambre y la
enfermedad que afectan a millones de personas (ONU, 2005).
Según los datos aportados en el Informe de la UNESCO sobre la Ciencia
publicado en 2015, en la actualidad, aproximadamente 7,8 millones de
científicos e ingenieros están contratados en actividades de investigación en todo
el mundo. Desde 2007, el número de investigadores ha aumentado en un 21%.
Este notable crecimiento se refleja también en la explosión del número de
publicaciones científicas.
La Unión Europea sigue siendo líder mundial en cuanto a número de
investigadores, con una proporción del 22,2%. Desde 2011, China (19,1%) ha
superado a los Estados Unidos (16,7%). La proporción que representa el Japón a
nivel mundial se ha contraído del 10,7% (2007) al 8,5% (2013), y la de la
Federación de Rusia del 7,3% al 5,7%. Como se puede observar, los Cinco
Grandes siguen representando el 72% de todos los investigadores, aunque sus
respectivas proporciones han variado. Cabe destacar que los países de ingresos
altos han cedido algo de terreno a los países de ingresos medianos altos, entre los
que se incluye China; esta última representaba el 22,5% de los investigadores en
2007, pero el 28,0% en 2013.
En el citado informe también se refleja que cuando los países están
dispuestos a invertir más en personal de investigación y actividades de
investigación financiadas con fondos públicos, la inclinación de las empresas a
invertir en I + D también aumenta (el tamaño de los círculos). Como es obvio, la
investigación financiada con fondos públicos y la financiada con fondos privados
persiguen objetivos diferentes, pero su contribución al crecimiento nacional y al
bienestar dependerá de hasta qué punto se complementen bien. Aunque esto es

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cierto para todos los países, con independencia de su nivel de ingresos, resulta
evidente que esta correlación adquiere mayor fuerza por encima de un umbral
determinado de densidad de investigadores y de intensidad de I + D financiada
con fondos públicos.
Por lo que respecta a la generación del conocimiento, la Unión Europea sigue
liderando el mundo de las publicaciones el 34% del total, seguida de los Estados
Unidos, con el 25%. A pesar de estas impresionantes cifras, las proporciones que
la Unión Europea y los Estados Unidos representan en el mundo han caído en el
último quinquenio debido al meteórico ascenso de China: las publicaciones
chinas prácticamente se han duplicado en los últimos cinco años hasta alcanzar el
20% del total mundial. Hace diez años, China representaba sólo el 5% de las
publicaciones mundiales. Este rápido crecimiento refleja la madurez del sistema
de investigación chino, tanto en términos de inversión como de número de
investigadores o publicaciones.
En este punto, debemos indicar que en los últimos cinco años puede
apreciarse una tendencia hacia la convergencia, debido al descenso de inversión
en el ámbito de la I + D por parte del sector público en numerosos países de altos
ingresos (Australia, Canadá, los Estados Unidos, etc.) y una inversión creciente
en I + D por parte de los países de ingresos más bajos. En África, por ejemplo,
Etiopía ha aprovechado unas tasas de crecimiento situadas entre las más rápidas
del continente para aumentar el Gasto Interior Bruto en Investigación y
Desarrollo (GBID) desde el 0,24% (2009) hasta el 0,61% (2013) del Producto
Interior Bruto (PIB). Malawi ha aumentado su propia relación GBID/PIB hasta el
1,06%, y Uganda hasta el 0,48% (2010), desde un nivel del 0,33% en 2008.
Tanto en África como en otras partes del mundo, se está tomando consciencia de
que, para desarrollar infraestructuras modernas (hospitales, carreteras,
ferrocarriles, etc.) y conseguir la diversificación económica y la
industrialización, será necesaria una mayor inversión en CTI, lo que supone la
constitución de una masa crítica de trabajadores cualificados.
El gasto en I + D se mueve al alza en numerosos países del África Oriental
con ejes de innovación (Camerún, Kenia, Ruanda, Uganda, etc.), impulsado por
un aumento de la inversión por parte de los sectores tanto público como privado.
Desde una perspectiva geográfica, la distribución de la inversión en
conocimiento sigue siendo desigual. Los Estados Unidos siguen ocupando una
posición predominante, con el 28% de la inversión global en I + D. China ha
pasado al segundo lugar (20%), por delante de la Unión Europea (19%) y el
Japón (10%). El resto del mundo representa el 67% de la población mundial pero
sólo el 23% de la inversión mundial en I + D.

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El GBID incluye la inversión tanto pública como privada en I + D. La


proporción del GBID ejecutada por el sector empresarial (inversión privada)
tiende a ser superior en economías más centradas en un modelo de
competitividad industrial basada en la tecnología, y esto se refleja en su mayor
relación entre inversión privada y PIB.
Entre las economías más grandes en relación con las cuales se dispone de
datos adecuados, la intensidad inversión privada/PIB sólo ha aumentado de
forma apreciable en unos cuantos países, como la República de Corea y China, y
en menor medida en Alemania, los Estados Unidos, Turquía y Polonia. En el
mejor de los casos, se ha mantenido estable en el Japón y el Reino Unido, y
retrocedido en Canadá y Sudáfrica. Teniendo en cuenta que casi uno de cada
cinco seres humanos es chino, el rápido avance de la inversión privada en China
ha tenido un efecto colateral de proporciones inmensas: entre 2001 y 2011, la
proporción que la inversión privada combinada de China y la India representa a
nivel mundial se cuadruplicó desde el 5% al 20%, en gran medida en detrimento
de Europa Occidental y América del Norte.
Con todos los datos expuestos, podemos afirmar que, en líneas generales, los
países más empobrecidos no desarrollan ciencia. Pero esto no queda aquí. Es
notorio, que a medida que pasan los años se quiere ir fomentando —cada vez
más— eso que se llama I+D+i —investigación, desarrollo e innovación— que no
es otra cosa que la inserción de las empresas en el mundo de la investigación
científica. No vamos a entrar a valorar las bondades o maldades de este proceso,
lo que queremos es intentar mostrar la situación actual. Tal y como hemos
mostrado en otras ocasiones, en 1994, en Europa la financiación de la
investigación científica por parte de las empresas era de casi un 53%, en Estados
Unidos era de un 59% y en Japón algo más de un 73%. Ahora mismo, en Estados
Unidos la financiación ronda el 70% y en España, el plan nacional de I+D+i
2004-2007, habla de que la aportación de mundo empresarial a I+D+i es de algo
menos del 55%, con la intención de llegar al 60% al finalizar este plan. Todo
esto, nos muestra que los gobiernos de los estados más poderosos quieren
fomentar que las industrias sean las que diseñen las líneas de investigación
científica. Si a esto le sumamos que la mayor parte de dicha investigación se
desarrolla en esos países, podemos afirmar con rotundidad que será el sector
industrial el que diseñe y coordine la líneas de investigación científica mundial.
Nadie puede pensar, que las empresas van a realizar un tipo de actividad que
a corto, medio o largo plazo no les suponga beneficio. Por esta razón, podemos
tener cierta seguridad de que los intereses de aquellos países con carencias
económicas no serán tenidos en cuenta en dichas investigaciones ya que no
tendrán dinero para costear sus propias investigaciones o para pagar los

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REFLEXIONES TEÓRICAS SOBRE LA NECESIDAD DE HUMANIZAR LAS CIENCIAS 19

productos que una empresa pudiera generar. En este sentido, son clarificadoras
las palabras de Invernizzi y Foladori:

El desencuentro entre las causas reconocidas de la expansión de las enfermedades


infecciosas, que son siempre socio-económicas, y las políticas de C&T en salud
parece evidente. La I&D en salud se orienta a combatir la enfermedad, o a
prevenirla en el caso de las vacunas, pero no a modificar las causas por las cuales
se expanden, ya que éstas son socioeconómicas y no pueden ser asumidas por el
área de la salud debido a la división social del trabajo que existe en la sociedad.
Efectivamente, no puede acusarse a la OMS de, por ejemplo, no desarrollar
infraestructura sanitaria o políticas de empleo. Se supone que hay otras
instituciones, como por ejemplo el Banco Mundial, que se encargan del combate a
la pobreza. Pero, tampoco la parte que le corresponde a las ciencias biomédicas
en esa división social del trabajo parece ser solución para las grandes mayorías de
la población pobre del mundo. Es bien conocido que las corporaciones
farmacéuticas (farma) no investigan las enfermedades de los pobres. Según
Medecins Sans Frontieres, en 2002, el 80% del mercado de fármacos estaba
concentrado en Norte América, Europa y Japón, un área geográfica donde vive
sólo 19% de la población (MSF/DND, 2001). Mientras, el 90% de la carga de
enfermedad en el mundo está localizada en los países pobres, donde los enfermos
no tienen la capacidad para comprar medicinas. Se estima que 18 millones de
personas murieron en 2001 por enfermedades comunicables, debido a la falta de
dinero para comprar medicinas o porque no hay medicinas apropiadas para
determinadas enfermedades” (Invernizzi y Foladori, p. 141 y sig.).

Esto nos muestra la situación del mundo, en la que la pobreza es el factor


determinante, tanto para el ser humano. Pero, además, nos damos cuenta que la
ciencia se ha convertido en uno de los factores más importantes en el
mantenimiento de las diferencias entre los países desarrollados y países en vía de
desarrollo, ya que serán los primeros los que tienen más posibilidades de
configurar sus criterios científicos como fundamentación de lo que debe ser
investigado (Coca, 2004a). Esto sucede, sobre todo, porque esta actividad
constituye uno de los principales estandartes de la sociedad de consumo y porque
relega, todavía más, a aquellas sociedades no occidentales. Por esta razón, los
países y los científicos de todo el mundo, tienen que tener clara la necesidad de
un marco ético para que los posibles riesgos desarrollados por la ciencia no den
lugar a procesos escatológicos (Coca, 2006a). Además, todas las culturas deben
ser tenidas en cuenta tanto a la hora de desarrollar la actividad científica como en
los objetivos buscados en dicha actividad: ciencia intercultural (Coca, 2004b y
2005a). Por último, no podemos olvidarnos del posible papel que la ciencia
puede tener a la hora de desarrollar un mundo más equitativo, próspero y
sostenible. Para ello, hay que revisar las políticas científicas (Coca, 2005b) y

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20 ISABEL CABALLERO – ANABEL PARAMÁ – JUAN R. COCA

favorecer una distribución equitativa de los beneficios aportados por esta


actividad.

La enseñanza de las ciencias como agente nivelador de las diferencias


económicas

Con relativa frecuencia, determinadas personas, se sienten incapaces de controlar


ciertos productos tecnológicos o de afrontar simples razonamientos relacionados
con la ciencia. La educación debería disminuir esa inseguridad, que algunos
ciudadanos tienen, de tal forma que se pudiera disfrutar de los crecientes
beneficios de la era de la ciencia y la tecnología, garantizando al mismo tiempo,
la protección de la salud y el medio y contribuyendo con el conocimiento a la
toma de decisiones sobre el desarrollo científico y tecnológico en el que estamos
inmersos, y sus consecuencias. Por tanto la alfabetización científica será
necesaria para contribuir a formar ciudadanos, y en su caso futuros científicos,
que sepan desenvolverse en un mundo como el actual y que conozcan el
importante papel que la ciencia desempeña en sus vidas personales y
profesionales, y en nuestra sociedades. Ciudadanos cuya formación les permita
reflexionar y tomar decisiones apropiadas en temas relacionados con la ciencia y
la tecnología (Aikenhead, 1985; Bingle y Gaskell, 1994; Gil et al., 1991; Solbes
y Vilches, 1997).
Así mismo se considera conveniente presentar las aportaciones a la ciencia
realizadas en países que no son grandes potencias científicas y los obstáculos que
se han planteado al desarrollo de la ciencia en dichos países a lo largo de la
historia.
Desde esta perspectiva se pretende promover que los estudiantes lleguen a ser
capaces de realizar evaluaciones sobre diversos desarrollos científicos y
tecnológicos, en particular, la evaluación de riesgos y de impacto social y
ambiental. Esto debe conducir a valoraciones, a juicios éticos que pueden
realizarse atendiendo a la contribución de dichos desarrollos a la satisfacción de
necesidades humanas (sin olvidar que el conocimiento es una de ellas) y a la
solución de los problemas del mundo.
Se quiere, así mismo, poner de manifiesto los intereses y valores subyacentes en
las opciones y decisiones sobre ciencia y tecnología de diversos actores sociales
(el estado, las empresas transnacionales, científicos, empresarios, etc.), ocultos
por la aparente neutralidad de la ciencia y tecnología. Se podrá ver así que
existen diferentes valoraciones y que es necesario compararlas, argumentarlas,
para llegar a conclusiones y traducir los argumentos en implicación en políticas

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 13-24


REFLEXIONES TEÓRICAS SOBRE LA NECESIDAD DE HUMANIZAR LAS CIENCIAS 21

públicas (Hodson, 1994): escritos y declaraciones, solicitudes, votaciones,


participación en proyectos… sin olvidar el importante y creciente papel de las
Organizaciones no Gubernamentales u otras organizaciones sociales en el
denominado entramado sociotecnológico.

De esta forma, se contribuirá a combatir la imagen pública negativa de la ciencia


que hemos analizado anteriormente. Para ello, se debe plantear claramente la
contribución de la ciencia al desarrollo general de la humanidad y a una
concepción del mundo basada en la racionalidad y el espíritu crítico frente a
cualquier tipo de fundamentalismo (especialmente aquéllos que han pretendido
tener un origen científico, como el darwinismo social, la eugenesia, el racismo,
etc.) y pseudocientifismo (como la astrología, la ufología, etc.).
También será necesario presentar ejemplos de responsabilidad social de
científicos y técnicos. Por ejemplo, la situación que llevó a Einstein, Born,
Pauling, etc., a denunciar cómo el uso irracional de la ciencia en la guerra fría
ponía en peligro la paz entre las naciones o, en la actualidad, la de tantos otros
cuyas investigaciones han puesto de manifiesto, pese a la oposición de muchas
empresas, que la radiactividad es perjudicial, el tabaco y otros productos son
cancerígenos, los CFCs destruyen la capa de ozono, etc. (Sánchez Ron, 1994).
Todo esto debe llevar a una valoración más matizada de cada una de las
investigaciones y desarrollos de la ciencia y la tecnología.
Si nos centramos en nuestro país, debemos decir que la enseñanza de las
ciencias, muestra graves carencias. Ello es debido a que, se transmite una imagen
de la ciencia descontextualizada, donde no se tienen en cuenta aspectos
cualitativos de tipo histórico, social o cultural. No obstante, Vilches nos advierte
que recientemente se ha puesto de manifiesto que enseñar una ciencia más
humana, estimular el estudio de la ciencia como vehículo cultural, conectar la
ciencia con los problemas reales del mundo, son un telos necesario en la
docencia (Vilches, 2002).
Ello conlleva —nos sigue diciendo— mostrar una imagen más contextualizada
del conocimiento científico, lo que permite identificar los problemas reales de la
vida real. Por otro lado, es necesario profundizar en la propia construcción del
conocimiento científico, lo que mejorará nuestra comprensión de esta actividad.
Además, es importante —a la hora de enseñar— comprometer a los jóvenes en la
solución de los graves problemas que hipotecan el futuro de la humanidad. Por
último, la enseñanza de las ciencias tiene que transformarse en un elemento
fundamental de la cultura, para la formación de personas responsables, que
puedan participar activamente en los asuntos sociales.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 13-24


22 ISABEL CABALLERO – ANABEL PARAMÁ – JUAN R. COCA

Todo lo dicho, nos permite afirmar que la relación entre la ciencia y la sociedad,
no puede quedarse en una lección, en unas cuantas clases, etc. Debe ser un tipo
de orientación educativa, a todos los niveles, de tal manera que cualquier aspecto
que se explicase, fuese relacionado estrechamente con algún ámbito social.

Reflexiones finales

Además de la estrecha relación entre ciencia y sociedad, ampliamente analizada


a lo largo de todo este texto, no queremos acabar este trabajo sin analizar otro
concepto directamente relacionados con los anteriores, el concepto de
interculturalidad.
Cuando hablamos de ciencia intercultural —en el ámbito educativo—,
estamos mencionando tres tipos de bloques de trabajo diferentes (Cabo y
Enrique, 2004). En primer lugar, aquellos trabajos que muestran ésta como una
alternativa a las concepciones tradicionalistas de la actividad científica. En
segundo lugar estarían aquellos trabajos que aportan base teórica y empírica
sobre cómo influye la cultura sobre nuestra actividad. Y, en último lugar,
tendríamos los trabajos de ciencia y género. Esta nueva concepción de la ciencia,
consiste en lo siguiente (Cabo y Enrique, 2004):
a. Implica considerar que la ciencia puede ser distinta al positivismo, en el
sentido de una ciencia tentativa o ciencia posnormal.
b. Conlleva la aceptación de la relación entre la cultura y la ciencia, dicho
de otro modo, entender la ciencia como práctica sociocultural.
c. Supone entender la ciencia de un modo más constructivista, dejando a
un lado las posturas más individualistas y cognitivas.
d. A nivel didáctico, plantea la convivencia de una ciencia personal, con
una ciencia escolar y occidental; y la relación de cada una de ellas con su
propio escenario.
e. Implica, a nivel curricular, centrarse más que el sujeto que aprende, en
el escenario sociocultural del que aprende.
f. Supone la defensa de los valores de justicia social, solidaridad,
tolerancia, igualdad de oportunidades a favor de los más necesitados y ser
conscientes de la politización del currículum.
Cabo y Enrique añaden un punto más, la consideración de que todo ello encaja
en una orientación CTS. En nuestro caso, y para evitar posibles confusiones, no
consideramos que una encaje en la otra; ya que puede parecer que la concepción
de ciencia intercultural debe estar dentro de una consideración CTS.
Nosotros afirmaremos que la ciencia intercultural, es una manera de entender
esta actividad equiparable al movimiento CTS. La diferencia se encuentra en el

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 13-24


REFLEXIONES TEÓRICAS SOBRE LA NECESIDAD DE HUMANIZAR LAS CIENCIAS 23

hecho de que la ciencia intercultural es un movimiento —valga la redundancia—


netamente científico, mientras que el movimiento CTS es fundamentalmente
social. Por tanto, entendemos por ciencia intercultural al conjunto de cambios y
reformas curriculares que se deben realizar en el contexto educativo de las
ciencias experimentales para responder a la existencia de un contexto
multicultural. Por esta razón, creemos que se complementan muy bien, pero
ninguno de ellos está dentro del otro.

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DOI: http://doi.org/10.12795/Argumentos/2018.i21.02

EN LOS CONFINES DEL OLVIDO DE SÍ: CIENCIA Y TÉCNICA EN LA CRÍTICA


CULTURAL DE MICHEL HENRY AL MUNDO CONTEMPORÁNEO

IN THE BOUNDARIES OF SELF-OBLIVION: SCIENCE AND TECHNOLOGY IN MICHEL


HENRY´S CULTURAL CRITICISM OF THE CONTEMPORARY WORLD

JAIME LLORENTE CARDO


I.E.S “C. de Calatrava
jakobweinendes@gmail.com

RECIBIDO: 09/02/2018
ACEPTADO: 18/07/2018

Resumen: El presente artículo trata de mostrar los aspectos clave de la crítica dirigida a la cultura
moderna por el fenomenólogo francés Michel Henry. Se examina fundamentalmente el modo en el
que tal crítica intuye tras el desarrollo de la ciencia y la técnica en las sociedades contemporáneas un
larvado deseo de huir de sí misma por parte de la subjetividad viviente. Ciencia y técnica aparecen,
desde esta perspectiva, como instrumentos “objetivos” creados por la subjetividad, pero cuya
principal función consiste paradójicamente en favorecer ese olvido del “sí mismo” individual que
define por igual al capitalismo y al comunismo.
Palabras clave: Henry, cultura, ciencia, técnica, vida, subjetividad viviente.

Abstract: The present work tries to show the key aspects of the criticism adressed to modern culture
by the french phenomenologist Michel Henry. It is examined principally the way in which such
criticism intuits a hidden wish to escape from itself by the living subjectivity behind the development
of science and technology in contemporary societies. Science and technology appear, seen from this
point of view, as “objective” tools created by subjectivity, but whose main role consists paradoxically
in favouring that oblivion of the individual “self” that is equally characteristic of capitalism and
communism.
Keywords: Henry, culture, science, technology, life, living subjectivity.

Introducción: cultura y vida

Al margen de su estricto quehacer fenomenológico, aunque en estrecha


vinculación con las tesis fundamentales que conforman su “fenomenología de la
vida”, el pensador francés Michel Henry desarrolla una radical y contundente
crítica dirigida contra la línea de flotación misma de la cultura contemporánea.
Esta labor crítica cristaliza fundamentalmente en dos obras: La barbarie,
aparecida en 1988, y Du communisme au capitalisme. Théorie d´ une
catastrophe, publicada dos años más tarde que la anterior. En ambos trabajos, el

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 25-45


26 JAIME LLORENTE CARDO

fenomenólogo francés toma como hilo conductor de su meditación crítica acerca


del mundo moderno la idea de la subjetividad trascendental idéntica a la vida
inmanente que se afecta antes que nada a sí misma. Una subjetividad viviente
entendida como esencia última y genuina de “eso que verdaderamente somos”.
Esa vida auto-afectada en su inmediatez patética constituye la esencia misma de
la inmanencia que define a la subjetividad en cuanto tal, no admitiendo, por
tanto, ser identificada con la vida “material” que cae en el interior de la esfera de
los fenómenos tematizados por la biología.1 Muy al contrario, la vida
trascendental, fenomenológica, de la cual habla Henry no se encuentra en ámbito
alguno perteneciente a la exterioridad del mundo objetivo, sino que se identifica
con la vida interna, afectada y sentiente que todo individuo humano conoce de
forma inmediata, puesto que constituye, en último término, su ser más
constitutivamente propio e íntimo. La vida se afecta y experimenta a sí misma en
cada viviente particular y ese acto originario de auto-afección constituye
precisamente el decisivo rasgo que la define en su esencia. Aquello que contiene
en sí la capacidad de auto-afectarse admite por ello mismo ser reconocido como
algo vivo, mientras que lo que carece de esta posibilidad (todo lo perteneciente a
la exterioridad del mundo objetivo) y simplemente es “afectado” desde el
exterior, es inversamente mera facticidad desprovista de vida.2 Así, el universo
de la exterioridad objetual aparece, contemplado a esta luz, como el reino de la
muerte, mientras que la esfera de la pura interioridad subjetiva trascendental se
revela a sí misma en términos de auténtico dominio de lo vital.
Desde la perspectiva adoptada por Henry, toda cultura es esencialmente y en
virtud de su misma esencia “una cultura de la vida”, dado que ésta constituye
simultáneamente el sujeto actuante presente en toda forma cultural y el objetivo
al que esa actividad vital se dirige. El télos sobre el cual incide y revierte de
modo necesario. El concepto de “cultura” mienta, pues, fundamentalmente el
movimiento merced al cual la vida subjetiva -individual o colectiva- se modifica
1
A este respecto alude Henry al “Étrange silence de la pensée moderne au sujet de la vie”, siempre y
cuando se entienda por vie “non la vie biologique composée de molécules et de cellules, qui a ses
titres de noblesse galiléens, scientifiques, ses laboratoires, ses crédits, ses chercheurs nombreux et ses
débatteurs, mais la vie […] qui est la vie de tout le monde et dont tout le monde parle, celle des
travailleurs notamment mais des oisifs aussi bien” (Henry 2008a, 216).
2
En referencia a lo esencial de esta “fenomenología de la vida, Paul Audi, en su estudio monográfico
sobre el pensamiento de Henry, escribe pertinentemente: “Or, quelque chose qui ne sort jamais de
soi, quelque chose qui demeure constamment en lui-même et pour lui-même, quelque chose qui
trouve par lui-même de quoi être pleinement ce qu´il est, sans avoir besoin pour cela d´autre chose
que de soi, cela porte un nom en philosophie; cela s´appelle l´absolu […], l´ expérience de l´absolu,
telle qu´ Henry l´entend, consiste à faire en soi l´épreuve de l´immanence. La philosophie de Michel
Henry est une phénoménologie de la vie subjective absolue, et cette vie subjective absolue est une vie
immanente” (Audi 2006, 31-32).

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EN LOS CONFINES DEL OLVIDO DE SÍ 27

y altera a sí misma con el fin de desplegarse hacia modos de auto-realización


dotados progresivamente de un más elevado volumen de intensidad, altura y
desarrollo. En tanto que proceso incesante de consumación y explicitación de sí,
la vida se identifica con la propia cultura que propicia tal desenvolvimiento hasta
el punto de llevar a ésta ínsita en su seno, bien sea de forma potencial o actual.
La esencia de la vida y la de la cultura se muestran, pues, al decir de Henry,
como idénticas. Es precisamente esta postulada identidad original entre cultura y
vida la que permite emprender un discurso crítico dirigido a la cultura moderna.
Una cultura nacida de la revolución instituida por la ciencia galileana y
consumada por la matematización cartesiana de la misma, en la cual se instituye
una fatal cesura que escinde el ámbito de lo vital de la esfera de la exterioridad
objetiva del mundo otorgando preeminencia a la segunda sobre el primero. Este
orden de prelación en virtud del cual la objetividad mundana -es decir, el
dominio de lo muerto carente de auto-afección- se erige como referente último
de todo auténtico saber y todo verdadero experimentar en detrimento de la vida
que se siente a sí misma, es instituido por el discurso científico surgido en el
instante inaugural de la modernidad.
Tal discurso supone el triunfo de un modo de pensamiento y de un tipo de
saber que excluye de la esfera del conocimiento no solamente la totalidad del
futuro “mundo de la vida” o Lebenswelt husserliano, sino la propia vida absoluta
inmanente en la que consiste el ser más profundo de la subjetividad humana.
Ahora bien, si el rasgo capital de toda cultura radica en propiciar el auto-
desenvolvimiento de la vida y en coadyuvar a su realización efectiva, una cultura
dominada por la preeminencia de la objetividad científica ha de dar
necesariamente la espalda a la esencia misma de la cultura.3 En efecto, al decir
henryano, la ciencia carece de relación alguna con la cultura en la medida en que
adolece de falta de vinculación esencial con la vida trascendental que
esencialmente somos. Y es justamente por esta razón que el progreso científico
no guarda relación proporcional alguna con el desarrollo cultural. Esto es
precisamente lo que sucede en el marco del mundo tecno-científico
contemporáneo en el cual la hipertrofia de la objetividad propia de la ciencia se
conjuga con el progresivo marasmo de la genuina actividad cultural. De hecho,
los progresos efectuados por ambas instancias mantienen entre sí una relación de
proporcionalidad inversa: cuanto más pujante es la potencia del saber científico y
del dispositivo técnico emanado de éste, más exangüe deviene el vigor con el que

3
Como apunta en este sentido García Jarama: “Dado que las diversas expresiones de la cultura -de
entre las cuales Henry destaca siempre, como su máxima expresión, el arte, la ética y la religión-
tienen su raíz profunda y constitutiva en la esencia de la vida, al ser la Barbarie la eliminación o la
ignorancia de aquellas, también lo será de ésta” (García Jarama 2007, 276).

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28 JAIME LLORENTE CARDO

la cultura es capaz de vivificar el despliegue de las potencias vitales individuales.


La hipertrofia de la ciencia supone, por tanto, la atrofia de la cultura, y en esta
consunción de la vitalidad cultural es donde reside la raíz última de aquello que
Henry designa mediante el término “barbarie”. Una barbarie que, de todas
formas, lejos de constituir un aciago evento histórico más o menos
contingentemente dado, arraiga en el propio núcleo vital del que emana toda
cultura, es decir, constituye, según Henry, “una enfermedad de la vida misma”
(Henry 2006, 39). Esta enfermedad consiste fundamentalmente en el gradual
anquilosamiento de todas las dimensiones propiamente “humanas”, esto es,
subjetivo-vitales (estéticas, religiosas, éticas, etc.), en el contexto de la
objetividad social. Un fenómeno que resulta tanto más sorprendente cuando el
origen último de esta degradación y esclerosis hay que ir a buscarlo en el ámbito
de una inmanencia subjetiva cuyo acrecentamiento resulta inseparable del brío de
la cultura.
Dicha enfermedad espiritual consistente en el decrecimiento del individuo, en
el olvido de sí por parte de la subjetividad vital absoluta, no es exclusiva, como
pudiera pensarse, de la civilización tecno-científica propia del capitalismo
avanzado, sino que afecta igualmente a los modos de organización sociopolítica
formalmente opuestos a éste, es decir, a los regímenes comunistas teóricamente
herederos de la doctrina marxista. 4 También en ellos cabe apreciar la sustitución
del predominio de la subjetividad viviente por un universo de abstracciones
ajenas por completo a la vida individual concreta: “la clase”, “el estado”, “el
partido”, “la sociedad”, “la historia”, etc.5 Tales abstracciones se corresponden
puntualmente, desde el punto de vista de la individualidad viviente, con aquellas
en las cuales se fundamenta la estructura misma del sistema capitalista, esto es,
con abstracciones muertas tales como “el valor”, “el dinero”, “el capital”, “el
beneficio” o “el interés”: “Son estas abstracciones y sus múltiples variables las
que han reemplazado a los individuos vivientes, sus deseos, sus pasiones, sus
necesidades profundas. De aquí en adelante, son leyes distintas a las de la vida
las que conducen el mundo” (Henry, 2008, 23).
De este modo, comunismo y capitalismo coinciden paradójicamente en un
rasgo fundacional esencial, a saber: la voluntad de eliminación de la
4
Sobre la particular interpretación “no marxista” que Henry lleva a cabo acerca del pensamiento de
Marx, véase: Domínguez Basalo 1982-1983.
5
“Aquello que caracteriza al marxismo desde el punto de vista teórico, es la sustitución de los
individuos vivientes por un cierto número de entidades abstractas a partir de las cuales pretende
explicar la totalidad de los fenómenos económicos, históricos y sociales y, finalmente, esos
individuos mismos. Así, se efectúa un extraordinario vuelco del orden de las cosas al término del cual
el principio, el individuo viviente, se convierte en la consecuencia de las abstracciones que han
tomado su lugar” (Henry 2008a, 51-52). Las traducciones son del autor.

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EN LOS CONFINES DEL OLVIDO DE SÍ 29

individualidad viviente particular y aun de la vida subjetiva misma tout court.6


Este y Oeste constituyen ambos, pues, cuando son considerados desde el prisma
de observación de la individualidad viva, otras tantas “figuras de la muerte”.
Regímenes que se identifican a la hora de arrumbar la concreta subjetividad
viviente a favor de abstracciones objetivas desprovistas de auténtica savia vital.
Estas abstracciones son, por lo demás, elementos engendrados por una
subjetividad a la cual remiten permanentemente, pero en su condición de objetos
de pensamiento no dejan de constituir instancias desprovistas de vida que no se
experimentan ni afectan a sí mismas. Objetos ideales que carecen de la capacidad
de auto-afección que define esencialmente a todo lo vivo. Los regímenes
comunistas edificados sobre esas abstracciones que desconocen por completo la
ley de placer/displacer que rige sobre todo viviente, no pueden mostrarse sino
como lo que son: “regímenes de muerte”. 7 Del mismo modo que lo son aquellos
otros regímenes tecno-capitalistas dominados por la pulsión tendente al logro de
la objetividad científica y por la voluntad de maximización económica universal.
Ambos hallan su larvada y secreta afinidad en el hecho de cifrar su cimentación
última en la referencia a abstracciones muertas absolutamente ajenas a la efectiva
individualidad de los vivientes. Y, como sabía bien Aristóteles, la dicha, la
desgracia o cualquier otra afección, o bien la experimentan los individuos
concretos o no la experimenta nadie en absoluto. Nunca es feliz la pólis, sino
únicamente, si acaso, los sujetos individuales y determinados que la pueblan y
contribuyen a configurarla; valga este mismo sesgo anti-abstracto a la hora de
juzgar el volumen de bienestar de una “clase social” o el “beneficio” obtenido
por la sociedad en su conjunto.8
Así pues, tanto el capitalismo tardío -presto ya, según Henry, a ser
desplazado en cuanto tal por el objetivismo tecno-científico- como el
autodenominado “socialismo real” se muestran, a la luz de una fenomenología de
la inmanencia radical, como constructos sociopolíticos que se definen merced a
6
Así, escribe Henry, “A los errores teóricos del marxismo corresponde, en el universo triunfante de
la técnica, desarrollándose conforme a una temporalidad específica, el mismo proceso monstruoso
que arroja al hombre fuera del mundo y al mundo fuera de la vida” (Henry 2008a, 23).
7
Como apunta al respecto M. Carmen Paredes Martín: “Las grandes abstracciones ideológicas -
sociedad, historia, clases sociales, proletariado, partido- pretendieron sustituir a los individuos, pero
si suprimimos a los individuos no habrá sociedad, ni historia ni clases sociales. La gran contradicción
del marxismo, así como del fascismo y de cualquier teoría que quiera suprimir al individuo, es la de
negar la vida -aunque, como la vida es lo que define la realidad, tampoco pueden negarla por
completo” (Paredes Martín 2010, 112).
8
Frente a toda tentativa de “abstracción social”, Henry postula con explicitud que la vida “no existe
más que bajo una forma individual, bajo la forma de individuos vivientes […], la sociedad no es más
que una palabra, o mejor, un concepto para designar una realidad de otro orden: la de los individuos
vivientes que constituyen su substancia” (Henry 2008a, 55).

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30 JAIME LLORENTE CARDO

su común exclusión de la subjetividad viviente. Por emplear una expresión del


propio Henry, como “imperios de la muerte”. 9 Veamos en lo sucesivo cuáles son
las formas y expresiones concretas que esta supresión de lo vital asume en el
contexto de la cultura contemporánea, así como sus causas próximas y remotas.

La exclusión de la vida en el universo tecno-científico

¿Cuál es la razón última por la cual la cultura, aliada y conductora “natural” de la


vida, deviene paradójicamente en la época moderna “cultura de lo muerto”?
Conforme al dictamen de Henry, el origen de esta inversión teratológica se
localiza en el momento histórico en el cual Galileo funda el basamento de la
moderna ciencia matemática de la naturaleza.10 En efecto, la ciencia galileana se
define merced al acto por el cual, en el conocimiento del mundo tal como es en sí
mismo al margen de la cambiante multiplicidad de los fenómenos dados a la
percepción, se abstraen todas las cualidades ligadas a la subjetividad
(particularmente las cualidades sensibles) para dejar subsistir únicamente las
estructuras abstractas propias del universo espacio-temporal. Formas abstraídas
de la naturaleza realmente percibida que son, además, en lo sucesivo,
determinadas conforme a categorías de orden geométrico y matemático
entendidas como elementos garantizadores de universalidad, esto es, de validez
pretendidamente objetiva para la totalidad de los individuos. Se trata con esto de
excluir absolutamente todo atisbo de experiencia individual o de parecer
meramente particular de la esfera del conocimiento de lo real tal como ello es

9
En este sentido, Henry indica: “Que se tome, en fin, la medida de un universo del cual he sido
excluida la vida. Que ésta haya sido reemplazada por la sociedad, el pueblo, la historia, las clases
sociales, por entidades económicas tales como el dinero, el beneficio, el interés y sus respectivas
tasas, o, como en la técnica moderna, por la realidad material, es por definición un universo de la
muerte. Cuando aquello que no siente nada y no se siente a sí mismo, ni tiene deseo ni amor, es
situado al principio de la organización del mundo, llega el tiempo de la locura, pues, en efecto, ha
perdido todo salvo la razón” (Henry 2008a, 220).
10
Henry describe el proceso de tal inversión y sus subsiguientes consecuencias del siguiente modo:
“l´exclusion de la subjectivité ne provient pas du capitalisme lui-même mais de la science galiléenne,
dont la technique dévoile le véritable sens. Rappelons une dernière fois que la science moderne,
inventée par Galilée et visant l´instauration d´une connaissance rationnelle de l´univers, fait
abstraction de ses qualités sensibles, et cela parce que cet univers est composé de corps matériels
étendus dont les figures et les formes ne peuvent être saisies adéquatement que par la géométrie dont
Descartes propose une formulation mathématique. Exclure de l´univers les qualités sensibles, c´est en
exclure la sensibilité et avec celle-ci tout ce qui est subjectif et ainsi la vie elle-même” (Henry 2008a,
214).

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EN LOS CONFINES DEL OLVIDO DE SÍ 31

“en sí mismo”, con independencia de aquello que pueda ser “para alguien”. 11 De
este modo, el ámbito de lo subjetivo y de sus contenidos propios (sensaciones,
experiencias, padecimientos u opiniones) queda supeditado de forma subsidiaria
al universo de la exterioridad objetiva que la ciencia torna visible, y por tanto ha
de ser abordado en adelante exclusivamente desde la perspectiva de éste. Aquí
radica, al decir henryano, el germen de la dependencia, heteronomía y ulterior
disolución de las llamadas “ciencias humanas”. Ello se debe a que éstas acaban
necesariamente careciendo de “objeto” real de estudio, habida cuenta de que el
marasmo infligido a la subjetividad inmanente que habría de constituir su natural
correlato por parte del objetivismo científico priva a las tradicionales “ciencias
del espíritu” de su método, su sentido y aun de su referente tout court. La
llamada “crisis de las humanidades” -cabría aquí hablar directamente de ocaso o
de extinción progresiva-, entendida en su significado tanto sociocultural como
estrictamente académico, hallaría en esta abstracción originaria de lo subjetivo su
causa histórica remota acaso más conspicua.
Todo lo anterior supone el soslayo sistemático de esa inmanencia vital
originaria que habita en el núcleo mismo de la subjetividad arrumbada y
preterida por el saber científico: único discurso investido de pretensiones
cognoscitivas que la “barbarie” propia de la época contemporánea se encuentra
dispuesta a acoger y reconocer como legítimo. “La ciencia en cuanto tal [declara
explícitamente Henry] no guarda relación alguna con la cultura, y esto porque se
desarrolla fuera de la esfera de la propia cultura” (Henry 2006, 41). Pero, si esto
es cierto, entonces la ciencia carece igualmente de vínculos esenciales con la
vida misma, en tanto que ésta y la cultura constituyen instancias co-originarias e
indisociables. En esta carencia de referencia a la subjetividad vital reside de
modo embrionario la hipertrofia del objetivismo reduccionista que define, según
Henry, la “enfermedad espiritual” propia del mundo contemporáneo y de la cual
la tecno-ciencia sería una forma hipostasiada. Y, no obstante, como apunta
certeramente Henry, el propio discurso científico que ignora la vida subjetiva

11
A este respecto, Henry aclara: “Bajo la influencia de Demócrito, cuyas ideas se difundían entonces
por Europa, Galileo produce en todo caso, en el Saggiatore, el análisis esencial en el cual la ficción
descarta todas las propiedades que pueden se efectivamente suprimidas, para hacer aparecer lo
invariante sobre lo cual ella se quiebra, designando entonces la esencia […]. Así es posible conocer
el ser-verdadero de la naturaleza e incluso leer, como dice Galileo, en el gran libro del Universo, a
condición de conocer la lengua cuyos caracteres son «triángulos, círculos y otras figuras geométricas
sin cuyos medios es humanamente imposible comprender una palabra». El genio sin edad de
Descartes es el que, retomando y asumiendo la reducción galileana, abre el conocimiento matemático
de la naturaleza, es decir, la física y la ciencia modernas, a lograr al mismo tiempo la contra-
reducción que va a tematizar aquello que la reducción galileana ha puesto fuera de juego y pensarlo
hasta el final” (Henry 2015b, 46-47).

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32 JAIME LLORENTE CARDO

original y sus atributos esenciales ha de presuponer siempre, bien sea de forma


tácita u oscuramente presentida, esa misma afectividad vital de la cual la propia
ciencia surge y en cuya ausencia devendría imposible. Ni siquiera el objetivismo
cientificista más irreductiblemente irredento es capaz de abstraer totalmente la
esencia de la vida, esto es, “lo que ella experimenta constantemente y de dónde
ella saca la motivación escondida, pero invencible, de todo lo que hace” (Henry
2006, 61). Al pretender dar absolutamente la espalda a los intereses vitales del
individuo, intereses que jamás se manifiestan en el horizonte externo del mundo
objetivo pero que son los únicos realmente existentes, la ciencia reductiva se
muestra como un tipo de saber tan abstracto como realmente aislado. Y ello
porque incluso la propia abstracción fundacional galileana de las cualidades
sensibles propias del mundo natural y su subsiguiente anulación, no deja de
mostrarse realmente como un acto llevado a cabo por y desde la misma
subjetividad vital que la ciencia a la que tal acto da lugar trata de neutralizar:
“Que la ciencia aparte a la vida de su temática, que la desconozca tanto como
quiera, no deja por ello de ser una modalidad de esta vida absoluta, a la que
pertenece, tanto en su acto inaugural como en cada una de sus fases posteriores”
(Henry 2006, 85).
Esta referencia insoslayable de la ciencia a la raíz subjetivo-vital última de la
cual se nutre secretamente, pone de relieve el hecho de que la negación del
“mundo de la vida” que acontece en el cientificismo moderno constituye
realmente una contradicción de la vida consigo misma. Una enfermedad vital
inmanente y, por extensión, una monumental discordancia ínsita en el propio
seno de la cultura tecno-científica contemporánea. Desde el momento en el que
la ciencia ha desechado la totalidad del mundo sensible subjetivo-vital y ha
prescindido de él a la hora de fijar su dominio de investigación, el discurso
científico se repliega sobre sí en una singularidad absoluta. Se da así la llamativa
paradoja consistente en que un discurso que excluye todo Lebenswelt sensible
legisla, no obstante, con incondicionada autoridad sobre el mismo ámbito de lo
vital y sensible que ella misma ha contribuido decisivamente a minimizar y a
suprimir del horizonte teórico de consideración. En referencia a ello, escribe
Henry: “Semejante situación, en la que una instancia teórica va a decidir sobre el
mundo-de-la-vida y sobre la vida misma sin tenerlos de ninguna manera en
cuenta, es lo que caracteriza la fase actual de la historia del mundo, haciendo de
ella la Modernidad que -se puede decir- padecemos” (Henry 2006, 67).
De esta contradicción a la que venimos de referirnos participa,
asimismo, el fenómeno de la técnica moderna. También en ella se aprecia, al
decir de Henry, esa tendencia contranatural a oscurecer la vida originaria
mediante un elemento que ha tenido necesariamente que surgir de este mismo

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 25-45


EN LOS CONFINES DEL OLVIDO DE SÍ 33

sustrato vital primigenio. La técnica, producto de la subjetividad viviente en la


cual halla su raigambre última, perseguiría, al igual que la ciencia que le sirve de
fundamento, el marasmo de aquella mismidad subjetiva de la cual ha surgido y
puede únicamente surgir. Parece como si, consciente o inconscientemente, el
espíritu propio de la modernidad tratase de librarse de sí mismo mediante la
factura de instancias de orden tanto teórico (la ciencia) como práctico (la técnica
que deriva de ésta). Contemplada desde esta óptica, la técnica se muestra como
una de las más notables consecuencias de la negación (o auto-negación) de la
subjetividad y, por tanto, de la humanitas misma del hombre. Solamente desde
esta perspectiva cabe interpretar correctamente un pasaje henryano como el
siguiente: “la expulsión de la subjetividad condujo al estrago de la Tierra por la
naturaleza asubjetiva de la técnica y, cuando ha sido aplicada al conocimiento
del hombre mismo, como en las nuevas «ciencias humanas», ha llevado a la
destrucción pura y simple de su humanidad” (Henry 2006, 190).12
Esta crucial alusión a la “naturaleza asubjetiva” propia de la técnica muestra
claramente que, contemplada desde la perspectiva henryana, la tecnificación
contemporánea del mundo deriva del ocaso de la subjetividad viviente
propiciado por el pensamiento científico y, a la vez, secunda e hipertrofia este
mismo oscurecimiento. Los medios implementados por la técnica no se
encuentran ya supeditados a fines externos a ellos mismos, sino que describen un
bucle autorreferente que los pone únicamente al servicio de su propia actividad
en tanto que medios. Los medios devienen, pues, fines en sí mismos. Con ello,
aquello que Henry designa como “fines supremos de la humanidad” o “intereses
superiores” del género humano, esto es, los intereses vitales pertenecientes a la
esencia de la subjetividad viviente, quedan definitivamente preteridos e
ignorados por la naturaleza asubjetiva propia del llamado “progreso científico-
tecnológico”. El dispositivo técnico que opera desarrollándose a sí mismo de
forma exclusiva no atiende a otras leyes ni a otras finalidades sino a las propias:
12
En su ensayo Descartes et la question de la technique (1987), Henry apunta al hecho de que los
múltiples análisis acerca del fenómeno de la técnica que proliferan el marco del pensamiento
contemporáneo, “se pueden ordenar bajo dos rúbricas. Por una parte, aquellos que conciben la técnica
como un conjunto de medios cada vez más elaborados, organizados con vistas a obtener ciertos fines
que son los del hombre, siendo el progreso la realización de los intereses superiores de la humanidad
propiciada por la técnica. Desafortunadamente, la ciencia galileana y la técnica moderna que procede
de ella no saben nada de estos intereses superiores de la humanidad en la medida en que su decisión
inaugural es la puesta fuera de juego de la subjetividad, o sea, del conjunto de tales intereses. La
técnica es, pues, más bien, esto: los dispositivos instrumentales posibilitados por la ciencia de la
naturaleza -la cual, por otra parte, se identifica con ellos y debe llamarse tecno-ciencia-; estos
dispositivos y sus procesos puramente objetivos no tienen ningún fin distinto de ellos-mismos, es
decir, de su propio funcionamiento. Así se produce, fuera de la vida trascendental, fuera de la
humanidad, un autodesarrollo de la técnica bajo esta forma” (Henry 2015b, 54-55).

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34 JAIME LLORENTE CARDO

a su lógica inmanente de producción conforme a fines que coinciden con los


medios destinados a propiciarlos. El juego de la técnica se juega únicamente en
el interior de la propia esfera de lo técnico. En una autosatisfecha interioridad
narcisista situada al margen de todo hipotético referente externo susceptible de
determinar de algún modo el saber científico que rige la trama de sus procesos.
De este modo, también la técnica, en consonancia con la ciencia de la cual
deriva, se repliega, al igual que ésta, en una soledad prácticamente absoluta. En
este preeminente y exclusivo dominio de la tecno-ciencia sobre cualquier otro
posible discurso es donde Henry avizora el auténtico germen de la “barbarie”: el
fundamento último del proceso de “barbarización” que asola la práctica totalidad
de la cultura moderna.13
Esta soledad autorreferente propia de la esencia de la técnica ocasiona,
además, una decisiva mutación en lo relativo a la concepción misma de la praxis,
es decir, al significado de la propia noción de “actividad” en general. La técnica
disloca -en sentido etimológico- la praxis desgajándola de su locus “natural” (la
subjetividad que expresa las exigencias vitales inmanentes) para trasladarla a un
ámbito que por esencia le resulta ajeno: la esfera de la objetividad. En principio,
según Henry, la tékhnē aparece originalmente como un modo de actividad
práxica derivada de la vida subjetiva y determinada enteramente por ella a través
de la ejecución y el efectivo cumplimiento de los poderes del cuerpo subjetivo.
Esta expresión de la subjetividad viviente corporalmente encarnada supondría,
así, el embrión primigenio de toda forma cultural. Es por ello que en las llamadas
“formas superiores de la cultura” (arte, religión, etc.), que al decir de Henry
también constituyen modalidades de la tékhnē, la huella de la vida subjetiva en la
actividad práctica se halla apreciablemente presente, dado que tales formas se
muestran como expresiones inmediatamente derivadas de la subjetividad viviente
que las engendró.
No sucede lo mismo tras el sesgo “objetivista” que la modernidad científica y
cultural imprime al propio concepto de praxis. En virtud de tal giro teórico y
práctico, la actividad en general, la praxis individual y colectiva, comienza a
desligarse progresivamente de su naturaleza original: aquella consistente en

13
Un fenomenólogo tan distinto a Henry como Jan Patočka apunta, en su ensayo “La
supercivilización y su conflicto interno”, a una concepción de la barbarización técnica
llamativamente cercana a la sostenida por el pensador galo. En referencia a la crisis del mundo
antiguo y a su analogía con la situación actual, Patočka escribe al respecto: “El peligro de una
barbarización interna no viene dado esta vez por una regresión hacia la ruralización y al estado
primitivo (frente a esto la civilización moderna se encuentra protegida por su carácter industrial), sino
por la hipertrofia de la misma civilización técnica, por la tecnificación absoluta y la planificación
total, que de la naturaleza pasan a aplicarse al hombre, originariamente fin y sujeto” (Patočka 2007,
139).

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EN LOS CONFINES DEL OLVIDO DE SÍ 35

servir como cauce expresivo a las facultades inherentes a la subjetividad viviente


absoluta. Con ello, la praxis experimenta un proceso definitivo de dislocación,
desarraigándose de su tradicional morada originaria (la mismidad del sujeto) e
injertándose a partir de entonces en el reino del horizonte mundano externo a las
demandas vitales que anteriormente la determinaban. Ahora, por tanto, la acción,
la praxis, no acontece en la región de la subjetividad creadora de formas
culturales transidas de vitalidad, sino en el marco del dispositivo tecno-industrial
“objetivo” que actúa de espaldas y al margen de toda referencia a la esencia de lo
humano. Henry se refiere a esta metamorfosis “objetivista” de la praxis operada
por la ciencia moderna en términos de “conmoción ontológica”, es decir, de
tránsito revolucionario desde una noción de la acción constitutivamente
vinculada a lo humano y subjetivo a un concepto de la praxis ligado
esencialmente a la inhumanidad propia de los procesos técnicos extraños a la
subjetividad viviente individual.14 En la culminación de tal proceso se consuma y
cumple el acontecimiento decisivo de la visión moderna del mundo: la deriva
que conduce desde lo humano a lo inhumano. Ahora la praxis, otrora vehículo
privilegiado de expresión de la subjetividad, deviene instancia objetiva, radicada
en el mundo externo al sujeto y encarnada en la tupida trama de relaciones que
configura la red del universo tecnificado a escala planetaria. 15
El soslayo de los aspectos vitales ligados a lo subjetivo y la transformación
de la praxis individual en proceso tecno-industrial objetivamente dado,
constituyen, pues, los dos aspectos esenciales que ponen palmariamente de
relieve el modo en el cual la técnica aparece, desde la óptica abierta por Henry,
como instancia antagónica a aquella subjetividad viviente que constituye el más
14
En palabras de Paredes Martín: “La subversión que lleva a cabo la técnica moderna no sólo afecta a
la acción sino además a la relación entre el hombre y el mundo. En la apropiación original de la vida
y del universo, que tiene su principio en la vida y cuya actualización es el trabajo viviente, la
subjetividad tiene el universo en su mano. En cambio, lo que hace la técnica moderna es eliminar de
esta relación primitiva la subjetividad, la acción humana en cuanto tal, y sustituirla por procesos
objetivos insensibles” (Paredes Martín 2010, 118).
15
Una trama técnica de la cual, como observa acertadamente Henry en Du communisme au
capitalisme, no escapa en absoluto el planificado universo social propio del comunismo. Bien al
contrario, comunismo y capitalismo coinciden esencialmente en la común factura de una urdimbre de
relaciones definidas por la objetividad y por el consiguiente soslayo de la individualidad viviente que
ella comporta: “Comment ne pas remarquer l´affinité qui s´instaure entre les régimes qui visent à une
planification exhaustive et rationelle de la société, prétendant s´édifier sur la connaissance objective
de tous les phénomènes sociaux et matériels dont ils s´imaginent que cette société est la synthèse, et
la technique moderne, complexe de processus matériels arrachés à la nature et régulés par cette
même connaissance géométrico-mathématique d´où toute subjectivité est évacuée? Le communisme
est un rationalisme radical, la première tentative systématique non pas de penser rationnellement
mais de régler l´activité humaine comme s´il s´agissait d´un système de relations objectives, d´un
objet pur en quelque sorte, étranger à la vie” (Henry 2008a, 220-221).

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36 JAIME LLORENTE CARDO

profundo núcleo ontológico de lo humano. Conviene, sin embargo, reparar en


que esta radical oposición entre las respectivas esencias propias de la técnica y
de la subjetividad se opone de modo tácito al modo en el que la relación entre
ambas es tematizada en el marco de ciertos discursos contemporáneos al
respecto. En efecto, la reflexión contemporánea acerca de la técnica -pensamos
singularmente en aquella llevada a cabo por Heidegger y sus epígonos- nos ha
habituado a considerar el fenómeno de lo técnico en términos de consumación de
un determinado modo de considerar lo existente como tal y en su totalidad. La
técnica, más allá de su banal identificación con los dispositivos “materiales” o
“mecánicos” en los cuales se encarna, constituiría fundamentalmente, según
Heidegger, un modo de “desvelamiento” (Unverborgenheit) de lo existente.
Aquel bajo cuya mirada la totalidad de lo ente comparece como un ámbito
permeable a la “provocación” (Herausforderung) representada por la voluntad de
extraer el máximo volumen de beneficio y provecho de un ámbito contemplado
ya como mera “objetividad” situada ante un sujeto cognoscente definido además
por la voluntad de poder.16
Cuando Heidegger habla de la técnica como “metafísica consumada”, se
refiere particularmente a un tipo concreto y definido de metafísica históricamente
acontecida, a saber: la “metafísica de la subjetividad” instituida por el
cartesianismo en el instante fundacional de la época moderna. Conforme al
prisma ontológico establecido por la nueva “filosofía de la subjetividad”, la
certeza de la propia mismidad subjetiva descubierta en el cogito cartesiano se
erige como puntal metafísico de la totalidad de lo real, mientras que el ámbito
natural trascendente a ese fundamentum inconcussum veritatis deviene ahora
mera objetividad susceptible de ser representada por el sujeto y acaso dominada
por él.17 De este modo, la antigua phýsis que acogía en su seno tanto a los
hombres como a los dioses incluyendo y conteniendo en sí la totalidad de lo
existente, deviene ahora simple “imagen”; espectáculo situado ante la mirada de
un sujeto que lo contempla y representa en cierto modo desde el exterior. De ahí
que Heidegger, en un célebre ensayo, se refiera a la modernidad caracterizándola
como Zeit des Weltbildes (“época de la imagen del mundo”), puesto que
expresiones como Weltbild o Weltanschauung únicamente tendrían sentido en el
16
“El hacer salir lo oculto que prevalece en la técnica moderna es una provocación que pone ante la
Naturaleza la exigencia de suministrar energía que como tal pueda ser extraída y almacenada”
(Heidegger 1994, 17).
17
“Esta objetivación de lo ente tiene lugar en una re-presentación cuya meta es colocar a todo lo ente
ante sí de tal modo que el hombre que calcula pueda estar seguro de lo ente o, lo que es lo mismo,
pueda tener certeza de él […]. Lo ente se determina por vez primera como objetividad de la
representación y la verdad como certeza de la misma en la metafísica de Descartes” (Heidegger 1995,
86).

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EN LOS CONFINES DEL OLVIDO DE SÍ 37

interior de un modo de pensar en el cual lo que propiamente “hay” es un sujeto


autónomo y autosubsistente que se representa un mundo “externo” heterogéneo a
sí mismo. Un mundo convertido ya en “objeto”, es decir, en ob-iectum o Gegen-
stand: en algo “arrojado” ahí afuera frente a la subjetividad y que hace frente a
ésta o se sitúa en relación de “contraposición” (ob, Gegen) a ella.
Convertido ya en simple “depósito” (Bestand) de “existencias”, el mundo
objetivo se encuentra plenamente dispuesto para desempeñar el rol de
descomunal almacén de recursos puesto al servicio de una subjetividad
hegemónica y dominadora. Subjetividad cuya voluntad de poder (no solamente
de “representación”) es cumplidamente atestiguada, según Heidegger, por
indicios tales como la presencia del appetitus al lado de la perceptio en la
constitución esencial de la mónada leibniziana o la determinación del fondo
primigenio de lo real como Sehnsucht (“ansia”, “deseo”) y querer originario (Ur-
wollen) en el Freiheitsschrift schellinguiano de 1809.18 Observada bajo esta luz,
la final determinación nietzscheana de la esencia de todo lo existente en términos
de “voluntad de poder” no constituiría sino la apoteósica culminación de la
tendencia -originalmente inaugurada por la moderna metafísica de la
subjetividad- orientada a situar a ésta en un plano de absoluta preeminencia en el
concierto general del Ser. De este modo, la técnica expandida a escala planetaria
se mostraría como la más relevante consecuencia del primado concedido a la
subjetividad -tanto representativa como volente- por el pensamiento moderno y
contemporáneo. Esta necesariamente somera caracterización de la concepción
heideggeriana acerca de la esencia de la técnica muestra ya claramente sus
divergencias con respecto a las intuiciones apuntadas al respecto por la crítica
cultural facturada por Henry.
En efecto, lejos de constituirse como cenit de la tendencia a afirmarse a sí
misma por parte de la subjetividad, la técnica aparece en Henry como una
instancia tendente a todo lo contrario. La tecnificación del mundo da cumplido
testimonio del modo paradójico en el cual la subjetividad, raíz última de toda
técnica, se sitúa en los confines del olvido de sí, en su máximo grado de auto-
ocultación y alienación con respecto a su esencia más propia. Late aquí la
cuestión relativa a la extraña ambigüedad que acompaña permanentemente al

18
“El principio, hasta donde procede del fundamento y es oscuro, es la voluntad propia (Eigenwille)
de la criatura, la cual, sin embargo, hasta donde todavía no se ha elevado […] a la perfecta unidad
con la luz […] es mera pasión (Sucht) o concupiscencia (Begierde), es decir, voluntad ciega (blinder
Wille) […]. La voluntad del hombre es el germen, oculto en el ansia eterna (ewigen Sehnsucht) del
Dios que sólo subsiste todavía en el fundamento; es el rayo de vida divino aprisionado en la
profundidad, que Dios percibió cuando concibió la voluntad para la naturaleza” (Schelling 1989, 174-
177).

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38 JAIME LLORENTE CARDO

fenómeno de la técnica ¿Cómo es posible que la técnica devenga elemento


“asubjetivo” y favorecedor del olvido de sí por parte de la ipseidad viviente
cuando resulta palmario que se trata de una instancia cuyo origen resulta
únicamente localizable en el interior de esa misma subjetividad vital que en tan
decisiva medida contribuye a ocultar y difuminar? ¿Pone acaso de relieve este
carácter ambiguo y paradójico ligado a lo técnico una larvada contradicción
localizada en el núcleo mismo de la subjetividad? Porque tal vez el sorprendente
hecho de que la técnica propicie el olvido de sí por parte de la subjetividad, como
apunta Henry, obedece en último término a la tácita voluntad del sujeto de
librarse de la onerosa carga representada por la individualidad plenamente
consciente de sí misma. Parece como si los inesperadamente endebles hombros
del sujeto moderno flaqueasen a la hora de sostener el gravamen representado
por su propia condición de nuevo hypokeímenon llamado a actuar como
fundamento epistémico de la totalidad de lo existente. Desde este punto de vista,
la técnica admitiría ser contemplada como el instrumento objetivo que el sujeto
pone en juego con el fin de evitar serlo: con objeto de ocultarse a sí mismo las
implicaciones negativas e inquietantes derivadas de su propia condición. La
objetividad perseguida por la ciencia y la técnica modernas se mostraría, de este
modo, como síntoma inequívoco de la huida de sí misma que la subjetividad
emprende en dirección a aquello que esencialmente ella misma no es. En
dirección a su determinación opuesta. Esta es, a nuestro juicio, la intuición que
cabe inferir de las premisas conforme a las cuales Henry describe la negación de
la subjetividad viviente por parte de aquellas instancias que, como la ciencia y la
técnica, tienen necesariamente su génesis en ella. 19
Y, sin embargo, hay un aspecto -tal vez menos conocido- de la meditación
heideggeriana acerca de la técnica que sí entronca por extraños caminos con la
caracterización “antisubjetiva” que Henry, como acabamos de ver, ofrece de
ésta. Se trata de la intuición según la cual en el propio seno del Ge-stell, del
“dispositivo” de “emplazamiento” o “im-posición” en el que cristaliza la esencia
de la técnica, “vemos un primer y persistente destello (Aufblitzen) del Ereignis”
(Heidegger 2006, 47): del “evento de apropiación” en el cual el hombre y el Ser
entran en relación de “copertenencia mutua” (Zusammengehörigkeit), perdiendo

19
Siguiendo su particular interpretación de Marx, al cual considera una especie de teórico de la
subjetividad viviente y activa, Henry escribe al respecto que “La mutation des forces productives qui
va commander le destin du monde moderne doit alors se formuler comme suit: la subjectivité -le
travail vivant- se trouve progressivement éliminée du procès réel de production tandis que la part en
lui du dispositif instrumental objectif ne cesse de grandir. Ou encore: le procès de travail et le procès
de production divergent, ce qui est une autre façon d´ exprimer le dépérissement de la forcé
subjective de travail dans un procès livré à une objectivité croissante” (Henry 2008a 161).

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EN LOS CONFINES DEL OLVIDO DE SÍ 39

así los respectivos estatutos de “sujeto” y “objeto” que les había adjudicado
tradicionalmente la metafísica. En la entrevista concedida por Heidegger a Der
Spiegel y publicada póstumamente, el sentido de esa insospechada convergencia
entre técnica y donación del Ser se torna explícita cuando Heidegger afirma que
“El imperio de la «im-posición» [Ge-stell] significa: el hombre está colocado,
requerido y provocado por un poder, que se manifiesta en la esencia de la
técnica. Precisamente en la experiencia de que el hombre está colocado por algo,
que no es él mismo y que no domina, se le muestra la posibilidad de comprender
que el hombre es necesitado por el ser. En lo que constituye lo más propio de la
técnica moderna se oculta justamente la posibilidad de experimentar el ser
necesitado y el estar dispuesto para estas nuevas posibilidades” (Heidegger 1989,
72-73). Heidegger y Henry convendrían, pues, en reconocer un carácter
esencialmente “antisubjetivo” a la técnica: bien larvado y potencial (Heidegger),
bien explícito y actual (Henry). Así, desde la óptica de Heidegger, la técnica, a
pesar de sus originarias raíces “subjetivas”, representa esencialmente una chance
orientada a propiciar una suerte de preparación propedéutica merced a la cual el
hombre -ya no el “sujeto”- aprende a aceptar la prioridad de la donación del Ser
como instancia supraindividual que precede a toda subjetividad. La filosofía
ayudaría a comprender esto y “no puede hacer más” (1989, 73). Por su parte,
Henry contempla el fenómeno de la técnica, como hemos visto, en términos de
máxima objetivación del deseo de olvido de sí misma por parte de la subjetividad
viviente. Ambos pensadores convergen, pues, al intuir comúnmente el
constitutivo sustrato supra-subjetivo subyacente a la esencia de lo técnico, pero
divergen en sus respectivas valoraciones al respecto de tal “hecho”:
potencialmente “positiva” por parte del filósofo de Messkirch y abiertamente
“negativa” en el caso del fenomenólogo galo.
Retomando las tesis apuntadas por este último, la técnica aparecería, en
cualquier caso, como una monumental pantalla mediadora: como un dispositivo
objetivo proyectado por el sujeto, pero destinado precisamente a alienar a la
subjetividad de su propia esencia en tanto que instancia eminentemente
viviente.20 Y en este contexto, obviar la propia vida relegándola a la nada
equivale a negarla de forma radical. Henry se refiere a esta paradójica forma de
20
En Voir l´invisible, en referencia al papel jugado por los mass media en el contexto de la
civilización tecnificada, Henry apunta al respecto la siguiente observación susceptible de ser aplicada
a la esencia propia de la totalidad del mundo técnico: “Sucede solamente que el hombre de nuestro
tiempo no tiene ya nada de popular, de espontáneo, de instintivo, de real, de vivo. Una mediación ha
venido a separarlo de sí mismo, precisamente la de los medios de comunicación que sustituyen en
todas partes el libre juego de la vida y su sensibilidad por la copia de un universo irreal, artificial,
estereotipado, envilecedor, en el que la vida, en lugar de realizarse, no puede ya sino huir” (Henry
2008b, 92).

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40 JAIME LLORENTE CARDO

autonegación de la vida en el marco de la cultura nacida de la modernidad del


siguiente modo: “He aquí, pues, una forma de vida que se vuelve contra la vida,
rehusándole todo valor, cuestionando hasta su existencia. Una vida que se niega
a sí misma, la autonegación de la vida: tal es el acontecimiento crucial que
determina a la cultura moderna como pura cultura científica” (Henry 2006, 94).
Pero, cabría cuestionar, ¿cuál es la razón última por la cual la subjetividad viva
decide darse a sí misma la espalda a favor de una reificación que por esencia no
le conviene, dado que contradice su más íntima naturaleza? Trataremos
seguidamente de elucidar, a la luz de la crítica henryana de la cultura, las causas
de esta llamativa contradicción de la vida consigo misma en el seno de la cultura
moderna.

El olvido tecno-científico de la subjetividad como olvido voluntario

El proyecto de eliminación de la subjetividad viviente tácitamente contenido en


la estructura misma de la ciencia moderna surgida de aquélla obedece, según
Henry, a la presencia de un “secreto descontento” alojado en lo más profundo del
espíritu moderno: “un descontento que es el hecho de la vida, en la medida en
que es ella la que quiere esa eliminación, un descontento a propósito de sí
misma, en la medida en que lo que quiere eliminar es a sí misma” (Henry 2006,
104). La tendencia a perderse a sí misma en lo objetivo que muestra la
subjetividad moderna denota la inquietante sombra de una profunda
desavenencia interna inserta en la propia médula de lo vital. El sujeto autónomo
y autoafirmado surgido de la cultura moderna se halla, pues, desazonado consigo
mismo, y el padecimiento negativo derivado de tal descontento se traduce en
voluntad de deshacerse de sí con el fin de mitigar ese sufrimiento. Ciencia y
técnica constituyen, pues, sendos instrumentos objetivos cuya función consiste
esencialmente en oscurecer esa vida subjetiva que se adivina como sede
privilegiada del sufrimiento. La propia subjetividad viviente los crea con tal fin:
hacer cesar el padecimiento obturando su fuente de origen.
Sin embargo, la tragedia de la cultura moderna consiste precisamente en que
la voluntad de negarse a sí misma por parte de la vida subjetiva constituye, en
última instancia, una empresa quimérica. Desde su primera gran obra, L´essence
de la manifestation, Henry insiste en una concepción de la subjetividad entendida
como pura inmediación patética que se auto-afecta al margen de toda referencia
al horizonte “ek-stático” marcado por el mundo objetivo. Una vida que se afecta
a sí misma en el “pathos de su noche”, ajena por completo a la objetividad

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 25-45


EN LOS CONFINES DEL OLVIDO DE SÍ 41

externa a sí.21 Esta auto-donación en la que consiste esencialmente la vida


implica que todo contenido afectivo (Henry habla al respecto de la desesperación
y de la dicha) se da con una pasividad absoluta. Tal cosa significa que el sujeto
no es capaz de actuar sobre sus propias afecciones, dado que éstas se muestran
como elementos totalmente independientes de todo factor ajeno a su propia
naturaleza. Así, un sentimiento como, por ejemplo, la desesperación aparece a
esta luz como “profundamente indiferente a las circunstancias que la rodean o
que la han visto nacer, de modo que no puede ser modificada por ellas, que no se
puede actuar sobre ella, provocarla o suprimirla, actuando sobre éstas, buscando,
por ejemplo, modificar su curso en un sentido favorable a las aspiraciones del
sujeto” (Henry 2015a, 468). Si observamos con agudeza, esto es justamente lo
que sucede en el caso de la subjetividad moderna que trata de librarse de su
sufrimiento y descontento interno (afecciones tan inmodificables como todas las
demás) mediante el recurso a la objetividad propia de la tecno-ciencia.
Pero, dado que resulta imposible practicar una cesura radical entre la
subjetividad y sus afectos inmanentes -el descontento y el sufrimiento incluidos-,
la tentativa moderna de negación de la vida subjetiva mediante la introducción de
dispositivos objetivos que la eclipsen se halla por esencia abocada al fracaso.22
Es más, conforme al dictamen de Henry, cuanto mayor es la voluntad de escindir
a la vida subjetiva de sus afecciones, más se fortalece el vínculo que vincula a
ambas instancias. La auténtica indigencia propia de la subjetividad moderna
radica no sólo en el hecho de no soportarse a sí misma y en el consiguiente deseo
de huir de sí, sino fundamentalmente en la frustración resultante de la
imposibilidad de consumar con éxito tal pretensión. Esta imposibilidad de dejar
atrás su sufrimiento negándose a sí misma a través de la objetividad vinculada la
ciencia y la técnica, propicia el hecho de que la subjetividad moderna contemple
cómo tal sufrimiento se reafirma y crece alimentado a partes iguales por el deseo

21
Así, “Loin de demander à la pensée objective de la rendre manifeste, la vie accomplit elle-même
l´oeuvre de sa propre Révélation et cela en tant qu´elle s´éprouve elle-même dans la certitude
invincible de son besoin, de son effort, de sa souffrance ou de sa joie. Elle seule échappe au doute
puisque, selon l´intuition générale et décisive de Descartes, quand bien même le monde n´existerait
pas, n´étant qu´un songe, elle n´en subsisterait pas moins, telle qu´elle s´éprouve” (Henry 2008a,
218).
22
La razón última de este fracaso nacido de la imposible pretensión de escapar a la propia vida es
explicitada abiertamente por Henry en los siguientes términos: “C´est précisément parce que la vie
n´a pas le pouvoir de se mettre réellement à distance de soi qu´elle ne peut échapper à soi ni par
exemple à sa faim, à sa souffrance, à son angoisse. C´est aussi la raison pour laquelle le moi,
l´individu vivant est impuissant à se défaire de sa vie, à donner en quelque sorte congé à ce qu´il
éprouve” (Henry 2008a, 46).

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42 JAIME LLORENTE CARDO

redoblado de escapar de él y por el sentimiento de impotencia ligado al continuo


naufragio de ese deseo.
La constatación constante de lo quimérico de su proyecto aboca finalmente al
sujeto moderno a la angustia derivada del sentimiento de sí mismo como
imposibilidad de huir de sí y de sus propias afecciones negativas. La técnica, y
con ella el saber científico que la fundamenta, se muestran, pues, como medios a
través de los cuales la vida subjetiva persigue mitigar y lenificar esa angustia en
la medida de lo posible, formulando a la vez una tan improbable como
irrenunciable promesse de bonheur proyectada hacia el futuro.23 De este modo,
la hipertrofia contemporánea de la técnica testimonia tanto el deseo de la
humanidad de huir de sí misma, como su falta de resignación a la hora de
constatar el carácter irrealizable y utópico que reviste tal propósito. La
desatinada contumacia con la cual la técnica no cesa de producir nuevos medios
tendentes a atemperar toda angustia y a favorecer en el mayor volumen posible la
felicidad individual, atestigua por sí misma la profunda contradicción de fondo
sobre la que se asienta la totalidad del moderno mundo tecnificado. Es desde esta
óptica como cabe comprender, a nuestro juicio, las observaciones de Henry
relativas al hecho de que el desarrollo excesivo de la dimensión tecno-científica
en la época moderna no constituye sino un formidable intento mediante el cual la
humanidad trata de paliar la angustia ligada a su descontento de sí misma. 24 Se
trata de observaciones como la siguiente: “Es necesario considerar el
hiperdesarrollo de la ciencia moderna como una de las tentativas mayores por las
que la humanidad ha emprendido la tarea de huir de su angustia. ¿No resulta
extraño que, si la vida es por esencia el experimentarse a sí misma y el sentirse a

23
Y, no obstante, ya en L´essence de la manifestation, Henry advierte acerca del carácter quimérico
propio de semejante pretensión: “El conjunto de las técnicas por las que los hombres transforman el
mundo y lo adaptan a su conveniencia puede mucho, pero absolutamente nada, como bien sabemos,
en lo que concierne a la dicha; de manera que el intento de provocar ésta sólo conduce a la
multiplicación de los medios utilizados para este fin, a la invención incesante de nuevas técnicas de
felicidad cuya proliferación insensata en el mundo moderno manifiesta únicamente su total
impotencia en cuanto al resultado pretendido” (Henry 2015a, 469).
24
Al menos en este aspecto, la crítica henryana a la tecno-ciencia entronca estrechamente con la
reflexión acerca de la esencia de la técnica llevada a cabo por Emanuele Severino. Considérense al
respecto pasajes como el siguiente: “Incominciamo a dire che abbiamo tutti esperieza del dolore.
Essere uomini significa avere coscienza del dolore. Quando l´uomo tenta di liberarsi dal dolore -e lo
fa da quando lo sperimenta, cioè da quando vive- escogita rimedi contro il dolore. La verità e la
tecnica sono i grandi rimedi escogitati dall´Occidente” (Severino 2003, 25). De hecho, desde la
perspectiva adoptada por Severino, la técnica moderna se revela en su más profunda esencia como un
“medio”, un privilegiado “instrumento” (tal vez el más eficaz de cuantos ha logrado forjar la cultura
occidental) destinado a conjurar y remediar la angustia provocada por la imprevisibilidad ligada al
devenir del mundo.

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EN LOS CONFINES DEL OLVIDO DE SÍ 43

sí misma de una pura subjetividad, veamos nacer en ella una intentio que,
considerada constitutiva del saber, consiste precisamente en rechazo de esta
esencia de la vida?” (Henry 2006, 105).

Conclusión

A modo de conclusión, señalemos que la crítica de Henry a la tecno-ciencia


reviste el sentido de familiarizarnos con la idea de que la cultura fundamentada
sobre ésta, lejos de constituir paroxismo de la subjetividad alguno, representa
inversamente el apogeo del olvido de sí: “la nueva barbarie, cuyo saber
específico y triunfante paga el precio más elevado, la ocultación por parte del
hombre de su ser propio” (Henry 2006, 106). Conviene subrayar esta intuición
teniendo en mente aquellos discursos actuales que deploran tan reiterada como
irreflexivamente el supuesto “individualismo” y el presunto “subjetivismo” que -
según su dictamen- impregnan por doquier la totalidad de las expresiones propias
de la cultura occidental contemporánea. Discursos que, por lo demás, hallan su
antecedente y fundamento más remarcable en la interpretación heideggeriana de
Descartes y Nietzsche como respectivos inicio y consumación de la subjetividad
entendida como “voluntad de poder”. Dígase algo análogo en referencia a la
observación de Henry conforme a la cual, desde el punto de vista de la ciencia
que únicamente conoce y admite “objetividades”, la interioridad subjetiva -es
decir, la vida- simplemente “no existe”: “En el campo abierto por la ciencia
galileana hay cuerpos materiales, partículas microfísicas, moléculas, cadenas de
ácido, neuronas, etc., pero no hay ningún Sí. En el campo abierto por la ciencia
moderna no hay ningún hombre” (Henry 2001, 300-301). Esta intuición nos
conduce a relativizar y restringir la capacidad que el discurso científico
culturalmente imperante -singularmente aquel ligado a la biología- puede
legítimamente arrogarse a la hora de hablar acerca de nuestra vida efectiva y
realmente existente (verdaderamente vivida). Esta vida trascendental e
inmanente resultará siempre inaccesible para la biología científica por su misma
esencia, resultando únicamente permeable a la mirada propia de la
fenomenología.25 A la penetración de un discurso que no atiende

25
Así, en C´est moi la verité, una sus últimas obras, Henry escribe al respecto: “ahora, cuando la
biología logra sus avances más decisivos, hay cada vez más ignorancia respecto a lo que realmente es
la vida; que, lejos de implicar sólo a la biología, esta ignorancia se extiende a la totalidad del campo
de los conocimientos científicos y que éstos, sobre todo por el culto que se les rinde, terminan
impregnando por completo el espíritu público […]. La puesta entre paréntesis de la vida por la
decisión galileana que inaugura la ciencia moderna concierne en primer lugar a la biología. Es en su

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44 JAIME LLORENTE CARDO

fundamentalmente a lo que se da (como objeto), sino al modo en que ello se da y


manifiesta (como acontecimiento).
A la vez, la crítica henryana también cuenta con el mérito de
recordarnos que la noción de “progreso”, tan invocada en nuestro contexto
cultural en el cual ha devenido ya dogma, no designa de forma exclusiva el
progreso de orden científico-tecnológico, sino que remite esencialmente a aquel
progreso moral y espiritual cuya morada se halla en la subjetividad viviente
individual. Especialmente en aquella perteneciente a las individualidades antaño
designadas como “geniales” y que hoy asumen el dudoso estatuto de
“singularidades” o “excepciones” con relación al tipo comúnmente aceptado. Un
tipo de progreso consistente en el favorecimiento del desarrollo autónomo de las
diversas facultades vitales y culturales constitutivas del espíritu humano. En
referencia a estos dos conceptos contrapuestos de “progreso”, Henry escribe: “La
noción de progreso ha llegado de este modo a designar de manera exclusiva el
progreso técnico. La idea de un progreso estético, intelectual, espiritual o moral,
con sede en la vida del individuo y consistente en el autodesarrollo y el auto-
crecimiento de las múltiples potencialidades fenomenológicas de esta vida, en su
cultura, ya no tiene vigencia, al no disponer de ningún lugar asignable en la
ontología implícita de nuestro tiempo, según la cual no hay más realidad que la
objetiva y científicamente cognoscible” (2006, 82). Uno de los dogmas
fundamentales de nuestro tiempo posee, en este sentido, raíces ontológicas
ocultas; una raigambre de orden “metafísico” que el análisis crítico henryano se
encarga de explicitar, sacar a la luz y tornar manifiesta. En este sentido, la
propuesta formulada por el fenomenólogo francés favorable a la idea de
“progreso” entendida como despliegue de las potencias vitales latentes del
individuo, constituye acaso una de las más destacadas apologías de los poderes
propios de la subjetividad particular en el marco de la fenomenología actual y,
por extensión, en el panorama general del pensamiento contemporáneo.

campo donde manifiesta su efecto más notable, orientando la investigación hacia los substratos
químicos y físicos de los fenómenos biológicos y de su funcionamiento específico. Es una
consecuencia absolutamente necesaria que al término de tal investigación no se encuentren sino
procesos físico-químicos y nada que se asemeje a la experiencia interior que cada viviente tiene de su
vida […]. Los biólogos, ellos sí saben qué es la vida. No lo saben como biólogos -puesto que la
biología no sabe nada de esto-. Lo saben como todos nosotros porque también ellos viven, porque
aman la vida, el vino, las mujeres, porque aspiran a un puesto, hacen carrera […]. Pero esas
sensaciones y emociones, ese creer, esa ventura o el resentimiento, todas estas experiencias o
aflicciones que son otras tantas epifanías de la vida, no son a sus ojos más que «pura apariencia»”
(Henry 2001, 46-49).

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EN LOS CONFINES DEL OLVIDO DE SÍ 45

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46 JAIME LLORENTE CARDO

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DOI: http://doi.org/10.12795/Argumentos/2018.i21.03

LAS NARRATIVAS DE LA BIOTECNOLOGÍA

THE NARRATIVES OF BIOTECHNOLOGY

MANUEL JESÚS LÓPEZ BARONI


mjbaroni1@upo.es
Universidad Pablo de Olavide

RECIBIDO: 10/03/2018
ACEPTADO: 18/07/2018

Resumen: Sobre la biotecnología se proyectan ideologías, prejuicios, expectativas y temores que


nada tienen que ver con la ciencia y sí por el contrario con la naturaleza humana. Además, la
confluencia entre esta disciplina y las denominadas tecnologías disruptivas desdibuja aún más su
contenido. Pues bien, con objeto de deslindar nítidamente los aspectos puramente científicos de los
culturales e ideológicos, incluido el esoterismo, hemos construido un modelo con dos variables y
cuatro combinaciones posibles. Estimamos que el análisis de las diferentes narrativas que receptan la
biotecnología contribuirá a clarificar los retos que presenta esta materia.
Palabras clave: Biotecnología; transgénico; organismo modificado genéticamente; tecnologías
disruptivas; tecnologías de la sospecha.

Abstract: About biotechnology are projected ideologies, prejudices, expectations and fears that have
nothing to do with science and, on the contrary, with human nature. In addition, the confluence
between biotechnology and the so-called disruptive technologies further blurs its content. Well, in
order to clearly define the purely scientific aspects of cultural and ideological aspects, including
esotericism, we have constructed a model with two variables and four possible combinations. We
believe that the analysis of the different narratives that receive biotechnology will help to clarify the
challenges presented by this discipline.
Keywords: Biotechnology; transgenic; genetically modified organism; disruptive technologies;
suspicion technologies.

Introducción

La biotecnología es una disciplina prácticamente inabarcable, que tiene por


objeto materias tan dispares como la energía, la agricultura o la biomedicina de
última generación. A la vez, sus temáticas tradicionales están siendo flanqueadas
por investigaciones que rozan la ciencia ficción, como las relacionadas con la
vida sintética y la inteligencia artificial. En esencia, la interacción entre la
biotecnología, las ciencias cognitivas, los big data y la informática auguran un
futuro prometedor, en lo que a reflexión (y preocupación) se refiere.

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48 MANUEL JESÚS LÓPEZ BARONI

Pues bien, precisamente por la existencia de relaciones transversales entre


campos del conocimiento tan lejanos entre sí, resulta difícil analizar de una
forma coherente y sistemática las cuestiones que suscita la biotecnología. Por
ello, nos conformaremos con presentar una fractal de la situación actual. El punto
de fricción sobre el que nos vamos a centrar es en el cruce entre la biotecnología
y las ciencias sociales.
En efecto, sobre la biotecnología se proyectan ideologías, prejuicios,
expectativas y temores que nada tienen que ver con la ciencia y sí por el
contrario con la naturaleza humana. Entre estas proyecciones se sitúan
dicotomías o tricotomías como marxismo/neoliberalismo; patriarcado/
feminismo; globalización/ multiculturalismo; tecnoutopismo/milenarismo;
laicismo/panteísmo/monoteísmo, etc. La confluencia entre los aspectos
puramente científicos de la biotecnología, esto es, los elementos endógenos y
propios de la disciplina, y los factores exógenos que hemos citado, de naturaleza
cultural e ideológica, provoca que la complejidad desemboque con facilidad en la
perplejidad.
Pues bien, las preguntas que vamos a abordar, que no es lo mismo que
resolver, son las siguientes.
a) ¿Es legítima la biotecnología en sí misma? Una de las paradojas de la
disciplina que analizamos es que, mientras nadie discute la moralidad de la
medicina, la química o la física, en el caso que analizamos se ha invertido la
presunción de inocencia y los biotecnólogos han de argumentar constantemente
por qué su mera existencia no constituye una afrenta contra la humanidad.
Estimamos que desarbolar esta imputación, equivalente epistemológico del
racismo, contribuirá, con las clarificaciones pertinentes, a la defensa de este
colectivo.
b) ¿Cuándo comenzó la biotecnología a ser un problema? La cuestión en
este caso no reside en mostrar cuándo apareció la biotecnología moderna,
soporífera temática que suele desembocar en el esencialismo, sino a partir de qué
momento las ciencias sociales y las humanidades se percataron de que la
biotecnología contemporánea arrostraba dilemas tan perturbadores como
desasosegantes.
c) ¿Cuándo es ético modificar la naturaleza? Partiendo de la premisa de
que toda especie viva, incluida la humana, interfiere con su entorno, la cuestión
es reflexionar sobre a partir de qué momento deja de ser esta observación
participante legítima y comienza a ser una agresión contra natura.
d) ¿Cuál es el criterio de demarcación de lo ecológico? En este caso nos
planteamos en qué momento un discurso, actuación, programa o paradigma deja

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LAS NARRATIVAS DE LA BIOTECNOLOGÍA 49

de ser ecologista, arquetipo de la moralidad neokantiana, y se convierte en


nefando crimen de ecocidio.
e) ¿Cuál es el criterio de demarcación de lo transgénico? Aunque a priori
parece que es una distinción obvia, el análisis de las definiciones que nos ofrecen
los diferentes expertos nos sume con facilidad, por su insuficiencia, en la más
absoluta pesadumbre. Como veremos, no resulta nada sencillo hallar criterios
verificables e indubitados que diferencien con la suficiente nitidez un organismo
modificado genéticamente de un transgénico, y a su vez, estas dos categorías del
resto de seres vivos.
h) ¿Debemos juridificar la ciencia ficción? El problema que nos
planteamos con esta cuestión es si la bioética y el derecho deben intervenir ante
escenarios improbables pero no imposibles, o, por plantearlo de otra forma, cuál
es el momento adecuado para actuar. Si se hace muy pronto, se corre el riesgo de
regular predicciones fantásticas, deslizándonos sin remisión alguna por la
pendiente del ridículo; pero si esperamos, entre dubitativos y contemplativos, a
la política de hechos consumados, puede que sea demasiado tarde para
escenarios hipotéticos pero no fantasiosos en los que está en juego la existencia
de la vida misma.
I) ¿Es suficiente la autorregulación científica? El principal instrumento que
emplea la comunidad investigadora para prevenir resultados imprevisibles es la
moratoria científica. Ahora bien, ¿nos basta con su sentido común, prudencia,
humanidad, etc., en contextos donde se movilizan ingentes sumas de dinero?
¿Acaso los científicos no son susceptibles de ser infectados por el humano virus
de la ambición, el poder o la megalomanía? Y por último, dado que es un
colectivo sometido a un especial estrés por la demanda social para que sean
competitivos, innovadores, etc., e incluso, como si no fuera bastante, hasta
emprendedores y generadores de empleo, ¿realmente podemos pedirles más?
¿Acaso no nos conduciría a una temeraria delegación de nuestra responsabilidad
simplemente porque no nos esforzamos lo suficiente en comprender el alcance
de sus investigaciones?
Pues bien, con objeto de clarificar estas cuestiones, a menudo
enmarañadas con discursos tan enrevesados como inconsistentes, hemos creado
un modelo con dos variables y cuatro combinaciones posibles. En este caso, las
dos variables son “biotecnología tradicional” (la forma de intervención del ser
humano en la naturaleza desde nuestros orígenes) y “biotecnología moderna” (las

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técnicas, recursos y objetivos de la biotecnología contemporánea). Dado que hay


dos variables, las combinaciones son cuatro, que resumimos a continuación: 1
Primera combinación: Biotecnología tradicional (0); Biotecnología
moderna (0). En este paradigma situaremos los discursos de quienes sostienen
que no hay ruptura ni hiato entre lo que los seres humanos hemos estado
haciendo durante miles de años y la época actual. Son las narrativas de la
continuidad, que abogan por no alarmar a la población ni a las autoridades
públicas. El grafismo 0-0 reflejaría esta ausencia de hiatos entre el pasado y el
presente.
Segunda combinación: Biotecnología tradicional (1); Biotecnología
moderna (1). En este paradigma situaremos los discursos de quienes argumentan
que la biotecnología moderna es cualitativamente diferente a la de épocas
pretéritas, pero que basta con el principio de precaución para avanzar con
seguridad. El grafismo 1-1 refleja la idea de que, aunque ambas formas de
biotecnología son relevantes, existe un hiato nítido y sustancial entre ambas.
Tercera combinación: Biotecnología tradicional (1); Biotecnología moderna
(0). En este paradigma situaremos los discursos de quienes sostienen que la
biotecnología moderna cosifica a los seres vivos y legitima el capitalismo
neoliberal, por lo que es una disciplina inmoral en sí misma. El grafismo 1-0
refleja la idea de que solo son legítimas las técnicas tradicionales de intervención
en la naturaleza (selección y cruce), de ahí que aboguen por prohibir cualquier
forma de biotecnología moderna.
Cuarta combinación: Biotecnología tradicional (0); Biotecnología moderna
(1). En este paradigma situaremos los discursos que sostienen que lo mejor (o
peor) está por llegar, lo que incluye tanto las narrativas tecnoutópicas, que
estiman que la tecnología resolverá la cuestión humana, como las predicciones
apocalípticas y distópicas que advierten sobre la pronta extinción de la especie
humana e incluso de la vida misma.
Cada uno de estas cuatro combinaciones conlleva axiomas o puntos de
partida que juegan el papel de actos de fe apriorísticos; un vocabulario específico
compuesto de expresiones, ideas o conceptos cuyo significado varía de
paradigma en paradigma (v. gr., qué es un transgénico); una definición sui
generis de la biotecnología; preguntas solo comprensibles dentro de un
paradigma; funciones y principios específicos de la bioética; y, por último,
anomalías, es decir, contradicciones o cuestiones irresueltas.

1
Empleamos un modelo análogo al empleado por Gustavo Bueno en ¿Qué es la ciencia? y por
Castilla del Pino en su Teoría de los Sentimientos.

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Estimamos que esta forma de analizar brevemente la situación de la


biotecnología clarificará las diferentes narrativas que abordan esta disciplina,
clarificación imprescindible para la toma de decisiones.

Primer modelo: “biotecnología tradicional (0)”; “biotecnología moderna”


(0)”

Los axiomas básicos de las narrativas pertenecientes a este paradigma son los
siguientes:
1º) No hay una diferencia cualitativa entre lo que hacían los primeros
agricultores y la ingeniería genética contemporánea.
2º) No resulta necesario crear principios específicos de la bioética para
resolver los problemas que se presenten, bastando para ello con los cuatro
tradicionales. Además, estos solo serán aplicables para las cuestiones que se
susciten en biomedicina, pero no en otros campos, como la agricultura, la
energía, etc.
3º) No hay diferencias sustanciales entre los organismos modificados
genéticamente y los transgénicos, de un lado, y el resto de seres vivos, de otro.
4º) La diferencia entre organismos naturales y artificiales (v. gr. entre el
maíz natural y el maíz transgénico) es de naturaleza metafísica.
La historia del origen del maíz y del perro son dos buenos ejemplos para
comprender la justificación de estos cuatro axiomas.
Hasta los años ochenta del siglo pasado hubo un enconado debate acerca del
origen del maíz.2 Reeves y Mangelsdorf defendían que el maíz contemporáneo
descendía de un maíz ancestral, probablemente ya extinto, el maíz tunicado, lo
que favorecía indirectamente los argumentos a favor de la existencia de una
continuidad entre ambos tipos de maíz y, por tanto, que esa modificación no fue
un proceso tan difícil ni tan artificial.
Sin embargo, en tiempos recientes se ha demostrado que el maíz
contemporáneo procede de una especie de las gramíneas denominada “teosinte”
que existía en México y en Mesoamérica. 3 Hace unos ocho mil años, los
habitantes de esas tierras procedieron a un laborioso, ingenioso e intuitivo
método de cruzamiento mediante selección hasta lograr que una planta con solo
dos hileras de granos, escasamente nutritivos, se convirtiese en el maíz que
alimenta hoy a millones de personas.
2
BEADLE, George: “El origen del maíz”, Investigación y Ciencia, nº 42, marzo, 1980.
3
KATO YAMAKAKE, Takeo Ángel: “¿Cómo y dónde se originó el maíz?” Investigación y Ciencia,
nº 347, 2005.

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Este dato nos demuestra que el maíz contemporáneo no es un alimento


natural, esto es, generado azarosamente por la naturaleza, sino que es una
creación estrictamente humana. El maíz no solo existe porque los seres humanos
lo hayan creado, sino que sin los seres humanos desaparecería, ya que si no se
recogen los granos estos caerían demasiado cerca de la mazorca, con lo que no
madurarían.4
El segundo dato relevante para nuestro estudio es que el maíz es la
consecuencia de la expresión de cinco genes del teosinte. 5,6 Los indígenas
lograron, aun sin saber qué son los genes, la modificación genética del teosinte.
En puridad, el maíz natural contemporáneo sería un organismo modificado
genéticamente, en concreto, el teosinte.
Estos datos son los que vertebran discursos como el de la catedrática Capell
Capell, ante el parlamento español, que sostienen que “El maíz es una planta
totalmente artificial, no existía; es una planta que ha sido fruto de la tecnología
humana”.7
De forma análoga a lo que ha sucedido con el maíz, también se ha discutido
durante bastante tiempo el origen del perro. Los estudios más recientes indican
que el perro actual no procede del lobo contemporáneo, sino de un lobo
ancestral, ya extinto, del que proceden ambos, los perros y los lobos que
conocemos hoy día.
Para nuestro objeto de estudio, lo relevante es que el perro también es una
creación humana, ya que nunca existió en estado salvaje en la naturaleza.
Aunque es un misterio cómo se produjo la transición entre el lobo ancestral y el
perro, se sabe que los seres humanos lograron en dos ocasiones, en Asia y en
Europa, mediante técnicas de cruzamiento y domesticación, que estos surgieran
ex novo en la naturaleza. Además, quienes lo consiguieron eran cazadores
recolectores, y no agricultores, ya que el espectro de fechas varía entre los
18.000 y los 32.000 años a.C., bastante antes de que apareciera la agricultura,
con lo que resulta razonable vincular la domesticación del lobo a las necesidades
de la caza.8,9,10,11

4
MANGELSDORF, Paul: “El origen del maíz”, Investigación y Ciencia, 121, Octubre, 1986.
5
KATO, Op. cit.
6
SERRATOS HERNÁNDEZ: El origen y la diversidad del maíz en el continente americano,
Greenpeace, 2009.
7
CAPELL CAPELL, (2013): Catedrática del Departamento de Producción Vegetal y Ciencia
Forestal de la Universidad de Lleida, e investigadora de agrotecnio. Diario de Sesiones del Congreso
de los Diputados. Comisiones. Núm. 460, 19 de noviembre, p. 13.
8
VILÁ, Carles: “Domesticación del perro. Relaciones entre perro y lobo”, Investigación y Ciencia,
marzo, 1999.
9
MORELL, Virginia: “Evolución del lobo al perro”, Investigación y Ciencia. Septiembre, 2015.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 47-76


LAS NARRATIVAS DE LA BIOTECNOLOGÍA 53

Si caminamos por nuestros parques, plazas y calles, observaremos infinidad


de razas de perro. La reflexión que debemos hacer es la siguiente: la naturaleza
no produce cosas como los caniches, los perros salchicha, o los chuchos mismos,
porque se los hubiesen comido. Es más, sin nosotros, los perros desaparecerían
de la faz de la tierra, ya que no están evolutivamente adaptados a valerse por sí
mismos. Quizá los perros salvajes sí hayan aprendido a sobrevivir, pero la
inmensa mayoría de las razas que conocemos estaría condenada a la extinción.
Desde esta perspectiva, el perro, como el maíz, y al igual que sucede con la
inmensa mayoría de las frutas y hortalizas, es tan artificial como los
ordenadores. Han sido creados por los seres humanos, y no por la naturaleza.
Hemos sido nosotros, aun desconociendo qué eran, no ya los genes, sino las
células mismas, quienes hemos modificado inconscientemente la dotación
genética de determinados seres vivos ancestrales (el teosinte, el lobo, etc.) hasta
lograr la aparición de seres vivos artificiales.12
Por ello, quienes se guarecen bajo la narrativa de este primer paradigma
sostienen que la división dialéctica clásica entre lo natural y lo artificial, o entre
lo natural y lo cultural, es pura retórica, una distinción metafísica. La mera
existencia humana conlleva una intervención en la naturaleza, una modificación,
alteración y recreación para adaptarla a nuestras necesidades, al igual que
sucede, por cierto, con el resto de seres vivos. Basta recordar cómo, en su
momento, un determinado tipo de bacteria produjo como desecho el oxígeno que
ha permitido la vida compleja, incluida la nuestra.
Por ello, todos los discursos acerca de la vuelta a los orígenes, el
agroecologismo, la comida natural, ecológica, orgánica, etc., serían pura
mistificación, y quienes defienden estos conceptos estarían empleando
expresiones análogas a los teólogos con la santísima trinidad. La defensa de un
mundo prístino, sin intervención humana, donde el ser humano toma de la madre

10
LAURENT, A. F. Frantz, Victoria E. Mullin, Maud Pionnier-Capitan, Ophélie Lebrasseur,
Morgane Ollivier, Angela Perri, Anna Linderholm, Valeria Mattiangeli, Matthew D. Teasdale,
Evangelos A. Dimopoulos, Anne Tresset, Marilyne Duffraisse, Finbar McCormick, László
Bartosiewicz, Erika Gál, Éva A. Nyerges, Mikhail V. Sablin, Stéphanie Bréhard, Marjan Mashkour,
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Denis Vigne, Keith Dobney, Catherine Hänni, Daniel G. Bradley, Greger Larson, (2016): “Genomic
and archaeological evidence suggest a dual origin of domestic dogs”, Science, 03 Jun, 2016. Pp.
1228-1231.
11
FREEDMAN, AH, Gronau I, Schweizer RM, Ortega-Del Vecchyo D, Han E, Silva PM, et al:
“Genome Sequencing Highlights the Dynamic Early History of Dogs.” PLoS Genet 10(1), 2014.
12
La posibilidad de domesticar los zorros para que se conviertan en animales domésticos como los
perros ahondarían en este proceso de modificación intencionada de la naturaleza. TRUT,
Lyudmila&DUGATKIN, Lee Alan: “Zorros convertidos en perros”. Investigación y Ciencia, nº 490,
julio de 2017.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 47-76


54 MANUEL JESÚS LÓPEZ BARONI

tierra lo que necesita, y no más, sin alterarla ni contaminarla, sería el equivalente


al paraíso perdido judeocristiano, donde la biotecnología jugaría el papel que
tuvo la manzana que mordió Eva.
Teniendo esto presente, podemos comprender la definición de la
biotecnología que aparece en la Enciclopedia Británica: “La utilización de la
biología para resolver problemas y hacer productos útiles”.
De la infinidad de definiciones que podemos rastrear en libros y
documentos es la más sencilla, ya que rompe con la dicotomía biotecnología
tradicional versus biotecnología contemporánea. Lo que hacían nuestros
antepasados es lo mismo que hacen los científicos actuales en un laboratorio:
modificar la dotación genética de los seres vivos (“utilizar la biología”) para
adaptarlos a nuestras necesidades (“resolver problemas”) y emplearlos como
fuentes de alimentación, energía o modelos humanos (“productos útiles”).
Esta definición justifica que la bioética no deba intervenir en la
biotecnología. A no ser que se planteen cuestiones específicas en biomedicina,
donde bastará con el arsenal de los cuatro principios de la bioética, en el resto de
materias (agricultura, seres vivos no humanos, energía, medio ambiente, vida
artificial, etc.) no resulta legítima la intervención, dado que la participación de un
bioeticista sería tan anómala como su presencia en el consejo de administración
de un banco.
La no intervención de la bioética se justificaría además porque no existe
propiamente una diferencia sustancial entre los organismos genéticamente
modificados y el resto de los seres vivos. Si no hay diferencias entre la
agricultura tradicional y la biotecnología moderna, ¿por qué iban a existir los
transgénicos?
El mejor ejemplo de este modelo lo podemos observar en el Departamento
de Agricultura de Estados Unidos (USDA), que no distingue entre las técnicas
tradicionales de cruzamiento y la ingeniería genética contemporánea.13 Es más,

13
Así, se puede observar esta mezcla entre agricultura tradicional y biotecnología moderna en la
página web de USDA, UNITED STATES DEPARTMENT OF AGRICULTURE “Agricultural
Biotechnology: A range of tools, including breeding techniques, (…) Genetic modification: The
production of heritable improvement in plants or animals for specific uses, via either genetic
engineering or other more traditional methods. Some countries other than the United States use this
term to refer specifically to genetic engineering. (…) Transgenic organism: An organism resulting
from the insertion of genetic material from another organism using recombinant DNA techniques:
(…) Traditional breeding: Modification of plants and animals through selective breeding. Practice
used in traditional plant breeding may include aspects of biotechnology such as tissue culture and
mutational breeding”
En https://www.usda.gov/topics/biotechnology/biotechnology-glossary. Última visita en febrero de
2018.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 47-76


LAS NARRATIVAS DE LA BIOTECNOLOGÍA 55

reconocen expresamente que su definición de “organismo genéticamente


modificado” no es equivalente a la de la Unión Europea, que como analizaremos
en el siguiente modelo sí distingue entre estos organismos y el resto de seres
vivos.
La consecuencia práctica de este batiburrillo conceptual, o monismo (“todo
es lo mismo”), la podemos constatar en lo que recién ha sucedido con un
determinado tipo de champiñón. Empleando la novedosa técnica de ingeniería
genética CRISPR, un grupo de científicos ha silenciado un grupo de genes en un
champiñón natural, logrando con ello que conserve su color original más tiempo.
Cuando estos científicos preguntaron al Departamento de Agricultura
norteamericano si se le aplicaría a este champiñón la legislación vigente para los
transgénicos, la respuesta oficial fue que no hacía falta, ya que no se estaba ante
un transgénico (Hall, 2016).
Si generalizamos este suceso, podemos prever que cualquier ser vivo que
sea modificado con la técnica CRISPR no será considerado un organismo
modificado genéticamente ni un transgénico, con lo que pasará del laboratorio a
la cadena alimenticia directamente, al igual que sucede con la fruta u hortaliza
lograda con las técnicas tradicionales de cruzamiento. La Unión Europea está
pendiente de pronunciarse sobre esta temática, pero cabe augurar que no seguirá
el trazo grueso de sus homólogos norteamericanos.
¿Cuáles son las anomalías que podemos observar en el paradigma que
analizamos?
Examinemos uno de los bioeslóganes propagandísticos de las
multinacionales que comercializan transgénicos, Monsanto:14
Cultivos extensivos: Utilizamos la mejora genética tradicional y la
biotecnología para producir semillas que se desarrollan como cultivos más
fuertes, más resistentes, y que utilizan los recursos naturales de manera más
eficiente.
Hortícolas: Combinamos la mejora genética tradicional con técnicas
modernas para crear verduras más llenas de vitalidad y sabor que pueden
soportar mejor los desafíos de la naturaleza. (nota: las cursivas son nuestras).
Como podemos observar, sutilmente se califica a la agricultura que
practicaban nuestros antepasados como “mejora genética tradicional”, con lo que
indirectamente se está postulando que la biotecnología contemporánea hace lo

14
MONSANTO, Se publica el informe de sostenibilidad de Monsanto para el año 2014. En
http://www.monsantoblog.es/se-publica-el-informe-de-sostenibilidad-de-monsanto-para-el-ano-
2014/. Última visita en febrero de 2018.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 47-76


56 MANUEL JESÚS LÓPEZ BARONI

mismo, solo que con técnicas modernas. Pues bien, esa es la anomalía, que será
lo mismo, pero no es igual.
En 2001 unos investigadores consiguieron transferir un gen de una medusa
a un mono Rhesus. El gen expresa una proteína que hace fluorescente, no al
mono, pero sí a sus células examinadas al microscopio (Chang et al. 2001).
Pues bien, hay una diferencia sustancial entre los productos artificiales, si
queremos emplear esa expresión, que ha creado el ser humano a lo largo de la
historia, como el maíz o el perro, y el mono Rhesus citado. La interferencia en la
dotación genética de los seres vivos, rompiendo las barreras entre las especies, o
activando o silenciando genes, es cualitativa y sustancialmente diferente a lo que
se ha hecho antes.
Es cierto que quizá nos falte el vocabulario adecuado (el término
transgénico u organismo modificado genéticamente también presenta problemas,
como analizaremos después) para recoger esas diferencias, pero eso no significa
que estas no existan.
No se trata, ni mucho menos, de estar en contra de modificar genéticamente
los organismos vivos, ya que estas técnicas pueden favorecer a la especie
humana no solo en la mejora de la calidad de vida, sino también en su
supervivencia a largo plazo. Ahora bien, es necesario ser conscientes del enorme
salto cualitativo que suponen las nuevas tecnologías con respecto al pasado, ya
que si no, careceremos de instrumentos para prever y canalizar las
consecuencias. Esta reflexión es la que nos conduce al segundo modelo.

Segundo modelo: “biotecnología tradicional (0)”; “biotecnología moderna


(1)”

Los axiomas básicos de las narrativas pertenecientes a este paradigma son los
siguientes:
1º) La biotecnología moderna es sustancialmente diferente a la
biotecnología tradicional.
2º) La biotecnología moderna es una disciplina de segundo orden, al
servicio de la industria y orientada al mercado en un sistema de economía
capitalista.
3º) A los principios tradicionales de la bioética hay que añadirle el
principio de precaución.
Pues bien, establecidos estos axiomas, hemos de plantearnos la cuestión de
cuándo comenzó la biotecnología a ser un problema. Para comprender qué

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 47-76


LAS NARRATIVAS DE LA BIOTECNOLOGÍA 57

queremos decir, es preciso matizar que esta cuestión no es equivalente a la de


cuál es el origen de la biotecnología.
En efecto, el origen de la disciplina que estudiamos se puede situar en varias
fechas: en 1919, cuando el ingeniero húngaro Károly Ereki empleó este término
por primeva vez en su libro Biotecnología en la producción cárnica y láctea de
una gran explotación agropecuaria; en 1953, cuando James Watson y Francis
Crick descubrieron la doble hélice del ADN; 15 en 1962, cuando se creó la
primera revista científica que incluyó en su título la palabra “biotecnología”, en
concreto, Biotechnology and Bioengineering (Universidad de Granada16); en
1973, cuando se clona el primer gen humano, responsable de la insulina; 17 en
1973, cuando los científicos logran por primera vez transferir ADN de un
organismo a otro;18 en 1976, cuando la primera empresa biotecnológica,
Genentech, logra expresar proteínas humanas en bacterias; 19 en 1982, cuando se
comercializa la insulina humana;20 en 1983, cuando comienza la biotecnología
agrícola con los transgénicos,21 etc.
Como podemos constatar, cualquiera de estas fechas, y muchas otras que
podríamos recopilar, es buena para situar el nacimiento de la biotecnología. Sin
embargo, no nos interesa ese dato, meramente cronológico, sino a partir de qué
momento estas investigaciones fueron una fuente de preocupación para las
ciencias sociales. Podemos observar la relevancia de la biotecnología
contemporánea con el siguiente dato: si incluimos la palabra “biotecnología” en
la base de datos del CSIC, la principal en lengua castellana, aparecen más
artículos en ciencias sociales (en concreto, 561), que en Ciencia y Tecnología
(549 artículos).22 Es significativo que los juristas, los filósofos, los humanistas,
etc., escriban más sobre la materia que analizamos que los propios científicos.
Pues bien, estimamos que el hiato, el punto de ruptura entre la biotecnología
tradicional y la moderna, se produce a comienzos de los años 70, cuando el ser
humano aprende a recombinar en un laboratorio ADN de especies diferentes. En

15
BÁRCENA, Alicia, Katz, Jorge, and Morales, César, eds.: Los transgénicos en América latina y el
Caribe: un debate abierto. Santiago de Chile, CL: B - CEPAL. 2014.
16
En http://grados.ugr.es/biotecnologia/, última visita, marzo de 2018
17
PEÑA (de), Myriam: La biotecnología: fundamentos, aplicaciones y retos. Bogotá, CO: Red
Colombia Ciencia y Tecnología. 2006.
18
DÍAZ, Alberto: Biotecnología en todos lados: en los alimentos, la medicina, la agricultura, la
química… ¡y esto recién empieza! Buenos Aires, AR: Siglo XXI Editores Argentina, 2014.
19
Ídem
20
Ibidem.
21
Peña, Op. cit.
22
Fecha de búsqueda, febrero de 2018.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 47-76


58 MANUEL JESÚS LÓPEZ BARONI

concreto, logra insertar ADN de un virus creado artificialmente en una bacteria


presente en el intestino humano (E. Coli).
Como analizaremos posteriormente, este experimento creó bastante alarma en
la comunidad científica, debido al temor a que se produjera una pandemia, de ahí
que los propios investigadores detuvieran el proyecto y plantearan una moratoria.
Pero es ese momento, principios de los años setenta, cuando el ser humano
toma conciencia de que es capaz de interferir en la dotación genética de los seres
vivos de una forma completamente diferente a como se había hecho hasta ese
momento. A partir de esa fecha nada será igual. Los transgénicos, la clonación,
las células madre embrionarias, las células IPS, la vida sintética, la técnica de
edición genómica CRISPR, etc., son deudores de esa forma de intervenir en la
naturaleza.
De hecho, la definición más completa (y compleja) que podemos hallar sobre
la biotecnología moderna está referida precisamente a las técnicas que permiten
esa intervención. Así, en el Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la
Biotecnología del Convenio sobre la Diversidad Biológica (Montreal, 2000) se
establece lo siguiente:
Por Biotecnología moderna se entiende la aplicación de: Técnicas in vitro de
ácido nucleico, incluidos el ácido desoxirribonucleico (ADN) recombinante y la
inyección directa de ácido nucleico en células u orgánulos, o La fusión de células
más allá de la familia taxonómica, que superan las barreras fisiológicas naturales
de la reproducción o de la recombinación y que no son técnicas utilizadas en la
reproducción y selección tradicionales.
Una definición tan técnica explica que la biotecnología no sea considerada
una disciplina propiamente dicha,23 sino un campo del conocimiento de segundo
nivel al servicio de la industria. De hecho, en muchas universidades, las
facultades de biotecnología anuncian a sus alumnos que para poder ser
biotecnólogos es una cualidad relevante “tener mentalidad empresarial” (v. gr., la
Universidad Francisco de Vitoria),24 o que el objetivo de estos estudios es
“formar profesionales preparados para la demanda de las empresas
biotecnológicas” y fomentar el “espíritu emprendedor” (v. gr., Universidad de
Barcelona25).
Por otro lado, la definición citada explica por qué la biotecnología debe ser
tratada, a pesar de las diferencias existentes entre las vacunas, los antibióticos,

23
Peña, Op. cit.
24
En http://www.ufv.es/grado-en-biotecnologia, última visita en marzo de 2018.
25
En http://www.ub.edu/web/ub/es/estudis/oferta_formativa/graus/fitxa/B/G1033/index.html, última
visita en marzo de 2018.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 47-76


LAS NARRATIVAS DE LA BIOTECNOLOGÍA 59

los quesos, los yogures, la biodegradación de residuos, los bioinsecticidas,


biocombustibles, etc., como un todo.
En efecto, lo que une a productos y técnicas tan diferentes es que la
biotecnología contemporánea permite dominar, modificar, controlar, crear o
recrear la dotación genética de los seres vivos, incluida la especie humana, sin
que sea descartable la creación de otras inexistentes en estos momentos, como
sucede con la vida sintética.
Es decir, la biotecnología moderna confiere al ser humano una nueva forma
de poder, sin precedentes, tanto sobre la naturaleza como sobre sus semejantes,
de ahí que sea una fuente de preocupación en las ciencias sociales y
humanidades.
¿Cuál es la función de la bioética en este contexto? Pues bien, en respuesta a
esta situación ha aparecido un principio de naturaleza completamente diferente a
los cuatro tradicionales, el de precaución.
Este principio nació en realidad para un contexto medioambiental (v. gr.
artículo 174 del Tratado CE de Maastricht), pero, por motivos que no son
difíciles de intuir, ha acabado recalando en la biotecnología y, en general, en las
denominadas tecnologías disruptivas.
Por otra parte, su significado no resulta nada fácil de concretar. Para algunos
conlleva que se deben paralizar las investigaciones si no se tiene certeza de qué
puede suceder en el futuro. Sin embargo, la vertiente mayoritaria considera que
es un principio a invocar cuando se deban adoptar medidas en escenarios de
incertidumbre, pero sin detener por ello los avances tecnocientíficos (por
ejemplo, en la “Comunicación sobre el recurso al principio de precaución”, de la
Comisión Europea, COM, 2000, de 1 de febrero).
La realidad es que la legislación de la Unión Europea enarbola este principio
con más asiduidad que, por ejemplo, Estados Unidos, lo que se traduce en una
mayor prevención hacia los organismos modificados genéticamente. En resumen,
el principio de precaución es a la biotecnología lo que el principio de autonomía
a la ética clínica, un principio que se trae a colación ante cualquier nuevo avance,
técnica, preocupación o escenario hipotético motivado por las nuevas
tecnologías, pero cuyos límites últimos son tan difusos como inconmensurables.
¿Qué anomalías podemos observar en el presente modelo?
La primera anomalía es de índole terminológica. Si analizamos los discursos
de la mayoría de los agentes que investigan en estos temas, observamos que no
definen con claridad qué es un transgénico, qué es un organismo genéticamente
modificado, y qué es el resto.
Es más, mientras para unos científicos el género son los transgénicos y el
subgénero los organismos modificados genéticamente (por ejemplo, en un libro

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 47-76


60 MANUEL JESÚS LÓPEZ BARONI

colectivo sobre los cultivos transgénicos en la agricultura latinoamericana 26),


para otras instituciones, como la Unión Europea, el género son los organismos
modificados genéticamente y los transgénicos son una modalidad dentro de
dichos organismos.27 Y estos ejemplos son de la época en que no había aparecido
la técnica de edición genómica CRISPR, que sin duda añadirá aún más confusión
terminológica.
La segunda es de índole definitoria. Acotar la biotecnología moderna por el
tipo de técnicas que emplean los investigadores es realmente absurdo. Sería
como intentar definir a un médico por el instrumental que ha ido empleando a lo
largo de los últimos tres mil años. Haría falta un libro. Un investigador decía en
tono jocoso que la definición que emplea la OCDE para definir la biotecnología
“Es como el listado que hay en los menús de los restaurantes chinos”. 28
La tercera crítica es sobre la innecesaria dicotomía sector privado/público que
se ha planteado con respecto a los biotecnológos. En efecto, sería inimaginable
que una facultad de ciencias políticas planteara a sus alumnos que para poder
cursar la carrera resulta necesario matricularse con mentalidad proletaria, sin
embargo, nos hemos acostumbrado a que en biotecnología se planteen estos
requisitos u objetivos análogos (mentalidad empresarial, espíritu emprendedor),
etc., como si los biotecnólogos no pudieran trabajar en el sector público.
La cuarta crítica es de índole más estructural, dado que la biotecnología
contemporánea provoca sentimientos agridulces.
Por un lado, forma parte del progreso humano, lo que nos ha permitido los
avances que podemos disfrutar hoy día. Se suele olvidar que los dos primeros
productos de la biotecnología fueron una bacteria para degradar el petróleo
(fracasó, pero la intención es irrenunciable) y la insulina, que es un transgénico.
Abogar por prohibir la biotecnología de una región o un país sería como
proponer la expulsión de los diabéticos. No podemos renunciar a un campo del
conocimiento tan prometedor.

26
AAA.VV.: Cultivos transgénicos para la agricultura latinoamericana. México, D.F., MX: FCE -
Fondo de Cultura Económica, 2008.
27
Así, podemos leer en la propia página web de la administración norteamericana la siguiente
comparación: “It is these products that many people refer as ´genetically engineered foods`. The
European Commission refers to these foods as Genetically Modified Organisms. The United States
uses the term genetic modification to refer to all forms of breeding, both modern, i. e., genetic
engineering, and conventional” En US Department of Health & Human Services Administration.
https://www.fda.gov/Food/IngredientsPackagingLabeling/GEPlants/ucm461805.htm.
Última visita en marzo de 2018.
28
MILLERH. I.: “Biotech's defining moments.” Trends in Biotechnology, 25(2), 2007, pp. 56-59,

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 47-76


LAS NARRATIVAS DE LA BIOTECNOLOGÍA 61

Y por otro, el nacimiento de la moderna biotecnología está unido a la


aparición de las multinacionales, que con su inigualable poder económico
pueden comprar voluntades y corromper instituciones. Así, a la vez que aparecía
la insulina se creaba la primera empresa biotecnológica que la comercializaba,
Genentech. Y sucedió esto:
En 1987, aprovechando una de las tantas crisis argentinas, la empresa Eli
Lilly, al no conseguir el precio comercial de la insulina que solicitaba, decidió
dejar de producirla localmente y abandonar el país. Pero, ¿Y los enfermos?29
El 17 de mayo de 2016 la Unión Europea publicó un informe donde, tras
veinte años de estudios, se había llegado a la conclusión de que los transgénicos
eran seguros para la salud. Dos días después nos enterábamos por la prensa de
que la gigante multinacional alemana Bayern había comprado Monsanto,
principal productora mundial de transgénicos. Sin caer en teorías conspiratorias,
resulta difícil no intuir una relación entre ambos hechos (con total independencia
de que los transgénicos puedan ser seguros para la salud humana).
Por último, la aparición de la biotecnología moderna está unida al
establecimiento de una moratoria científica (Asilomar, 1975), con todo lo que
tiene de grandeza (sentido de responsabilidad de la comunidad científica) y de
desasosiego (se planteaban qué probabilidad había de una epidemia). Y es esta la
ambivalencia en la que se debemos situar el segundo paradigma que hemos
analizado.

Tercer modelo: “biotecnología tradicional (1)”; “biotecnología moderna (0)”

El grafismo 1-0 subraya que lo relevante es la biotecnología tradicional, de ahí el


(1), con el matiz de que ni siquiera se emplearía el término biotecnología, sino el
de agricultura tradicional, mientras que las connotaciones negativas serían
atribuidas a la biotecnología moderna, (0). Los axiomas básicos de las narrativas
pertenecientes a este paradigma son los siguientes: 1º) La biotecnología moderna
es un instrumento del neoliberalismo capitalista;30 2º) La biotecnología moderna

29
DÍAZ, Alberto (2014): Biotecnología en todos lados: en los alimentos, la medicina, la agricultura,
la química… ¡y esto recién empieza! Buenos Aires, AR: Siglo XXI Editores Argentina, 2014.
30
“La revolución de la biotecnología a partir de los años noventa (…) estuvo superimpuesta con las
reformas realizadas bajo el ímpetu del globalismo neoliberal (…) La biotecnología se ha convertido
en la forma tecnológica principal en la agricultura desde la reforma neoliberal del capitalismo a
mediados de los años ochenta del siglo XX. La conjunción de neoliberalismo y biotecnología
agrícola es lo que aquí llamamos la ´dieta neoliberal´.” OTERO, Gerardo: Introducción: crisis
alimentaria, dieta neoliberal y biotecnología. La dieta neoliberal: globalización y biotecnología
agrícola en las Américas. México, D.F., MX: Editorial Miguel Ángel Porrúa, 2014.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 47-76


62 MANUEL JESÚS LÓPEZ BARONI

cosifica la naturaleza; 3º) La biotecnología moderna es un instrumento del


patriarcado; 4º) La biotecnología moderna es inmoral en sí misma.
El vocabulario constaría de dos campos semánticos. El primero estaría
compuesto de términos con connotaciones positivas para este paradigma, con
expresiones como agricultura tradicional, agroecológico; comida orgánica;
desarrollo sostenible; multiculturalismo, glocalización (actúa globalmente,
piensa localmente), justicia social, campesinado, indigenismo, ecofeminismo,
etc. Y el segundo campo estaría compuesto por términos o expresiones con
connotaciones negativas, como transgénico, semillas terminator, capitalismo,
neoliberalismo, multinacionales, biotecnología, patriarcado, etnocentrismo, etc.
Podemos hallar numerosas publicaciones con imputaciones hacia la
biotecnología moderna, pero no una definición exacta de qué es, desde esta
perspectiva, la disciplina. Pues bien, tomando como referencia el vocabulario
comentado, nos atreveríamos a sostener que los defensores del presente modelo
definen tácitamente la biotecnología de la siguiente forma:
Es el instrumento del capitalismo neoliberal, patriarcal y occidental, para
cosificar a los seres vivos, incluida la especie humana.
¿Qué función juegan los principios de la bioética en este paradigma? El peso
estaría en el principio de justicia, entendida en el sentido de “justicia social”
(colectivización, redistribución, no alienación, etc.). Y probablemente es esta
concepción de la justicia la que ha dado lugar al principio de soberanía
alimentaria, principio que condensa los valores de quienes abogan por este
modelo.
¿Qué anomalías podemos hallar en el presente modelo?
La principal anomalía que podemos hallar en este paradigma es la errónea
identificación de los “transgénicos” u “organismos modificados genéticamente”
con el neoliberalismo capitalista. En efecto, mediante un paradójico proceso de
metonimia, los biotecnólogos se han transmutado en el equivalente al hombre
blanco, burgués, de alto nivel económico, cristiano protestante, arquetipo del
colonialismo y el imperialismo. Se pueden observar las contradicciones de esta
injustificada imputación en las corrientes que apoyan la soberanía alimentaria.
El marxismo nunca fue ecologista. La unidad de interés del discurso
comunista era el proletariado. Había que mejorar las condiciones de vida de la
clase obrera, y el medio ambiente, los seres vivos no humanos, eran tan
instrumentales como la hoz y el martillo de la bandera comunista. El lema
marxista “La tecnología permitiría la reafirmación del hombre como `ser

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 47-76


LAS NARRATIVAS DE LA BIOTECNOLOGÍA 63

genérico´” abogaba, entre otras cosas, por la ciencia como medio de


desalienación de la clase trabajadora.31
De hecho, la primera norma de envergadura en la Rusia comunista de rango
equivalente a las occidentales, de 1918, llevaba por título “Declaración de los
Derechos del Pueblo Trabajador y Explotado”, y es fácil imaginar cuán lejos
estaban las preocupaciones ecologistas en su articulado. Colectivizaba los
recursos naturales, pero no se establecía ninguna protección con respecto al
medio ambiente. La Constitución de 1924, que crea la URSS, no contenía
referencia alguna sobre el medio ambiente. La Constitución soviética de 1936, en
su artículo 4, estableció que la base económica de la URSS era el sistema
socialista de economía, basado en la propiedad socialista de los instrumentos y
medios de producción, “afirmados como resultado de la supresión del sistema
capitalista de economía (…)”. El artículo 6 colectivizaba los recursos naturales y
el 14.q atribuyó a la Administración del Estado la competencia para “establecer
los principios básicos del usufructo de la tierra, del subsuelo, de los bosques y de
las aguas”. En el artículo 118 hay una referencia interesante al “crecimiento
constante de las fuerzas productivas de la sociedad soviética” que muestra su
verdadero objetivo: el crecimiento económico. Lo que queremos resaltar es que
no se estableció ninguna referencia a la protección del medio ambiente. Es más,
hasta la Constitución de la URSS de 1977, pocos años antes de su hundimiento,
no se establece un artículo específico para la protección de la naturaleza, en
concreto, en el art. 67: “Los ciudadanos de la URSS tienen el deber de cuidar la
naturaleza y proteger sus riquezas”. El artículo 147 completaba esta obligación,
atribuyendo a los soviets locales el deber de proteger la naturaleza. La realidad es
que la expresión “protección del medio ambiente” no es una preocupación en el
ámbito soviético hasta 1988, justo un año antes de que se hunda la Unión
Soviética, y en el contexto de la catástrofe nuclear de Chernóbil. De hecho, es
Gorbachov quien cita esta preocupación medioambiental en su último discurso
ante el Soviet Supremo.32
En el caso de la Cuba castrista todavía es menos evidente esta protección del
medio ambiente. Así, el artículo 58 de la Ley Fundamental de Cuba, de 1959
establecía la obligación del Estado de proteger los “lugares notables por su
belleza natural”, sin más referencias, y la Constitución cubana de 1976, en una
fecha tan cercana como los años setenta, y a diferencia de su homóloga soviética,

31
LYNCH, Enrique: reseña a Blumenger, “Historia del espíritu de la técnica”, Traducción de Pedro
Madrigal, Pre-Textos, Valencia, 2013. El País, febrero de 2014.
32
GORBACHOV, Mijail, Informe presentado en el duodécimo periodo extraordinario de sesiones
del Soviet Supremo de la URSS de la undécima legislatura. 29 de noviembre de 1988.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 47-76


64 MANUEL JESÚS LÓPEZ BARONI

no establece ninguna referencia de protección al medio ambiente. En contraste,


la Constitución española de 1978, que no es un precisamente un dechado de
espíritu ecologista, sí establece una referencia expresa a esta temática en su
artículo 45.
La contradicción que supone que gran parte de los movimientos marxistas
contemporáneos se opongan a los transgénicos en sí mismos (no solo a las
multinacionales que los comercializan, sino a la tecnología en sí misma), se
puede observar con toda su crudeza en la propuesta que efectuó en 1990, en
Andalucía, la coalición Izquierda Unida, dominada mayoritariamente por el
Partido Comunista. En efecto, en dicha fecha IU propuso en el parlamento
andaluz que se preparara al campesinado para receptar las nuevas metodologías
procedentes de la biotecnología, algo por otra parte coherente con la trayectoria
histórica del marxismo: mejorar las condiciones de vida del proletariado y el
campesinado.33 Pues bien, poco más de veinte años después, esa mismo partido
político propuso, también ante dicho parlamento, que se prohibieran los
transgénicos en suelo andaluz.34
¿A qué se debe el giro “ecologista” del marxismo? Entre 1989 y 1991 se
hunde la URSS y desaparece el muro de Berlín. El marxismo occidental
contempla con estupor cómo el comunismo se ha hundido solo y ha de
enfrentarse a la cruda realidad del estalinismo, de Pol Pot en Camboya, o la
oportunista reconversión de China en un capitalismo de Estado. Pues bien, la
sustitución de la lógica de la Guerra Fría (capitalismo versus comunismo) por la
lógica de la Globalización (extensión por el planeta del modelo liberal occidental

33
“El nivel de tecnología medio de la agricultura andaluza en relación a estas técnicas clásicas es
suficiente. desde luego; sin embargo, estamos asistiendo en la actualidad a un segundo proceso de
renovación tecnológica en la agricultura que viene de la mano de la biotecnología. Me refiero a
técnicas nuevas de producción, por ejemplo, por reproducción asexual en tubos de ensayo, de
árboles y de plantas que el producirlas en la naturaleza a partir de la semilla cuesta muchísimo más
tiempo y garantiza una menor homogeneidad; se trata de técnicas también que pueden mejorar la
resistencia a las inclemencias del tiempo o de los agentes bióticos sin dañar el medio ambiente”.
MEDINA PRECIOSO, Grupo parlamentario de IU, Proposición no de Ley sobre valoración de
personal en investigación agraria, 27 de marzo de 1990, p. 6.654.
34
Propuesta de Izquierda Unida (Partido Comunista y otros).
“Por eso, en esta proposición les planteamos que este Parlamento inste al Gobierno de Andalucía
para que, (…) se prohíban los ensayos experimentales en cultivos transgénicos en el territorio
andaluz, haciendo especial hincapié en el maíz transgénico NK 603 y en el trigo transgénico.
También consideramos necesario que se prohíba el cultivo del maíz MON 810 y la patata Amflora en
todo el territorio andaluz. Que avancemos en un corto, medio plazo, largo plazo, se suspendan las
importaciones de materias primas de alimentos transgénicos, principalmente la soja y el maíz para
alimentación animal.” QUINTANA CAMPOS, Diario de Sesiones del Parlamento de Andalucía, nº
51, IX Legislatura, 26 de septiembre de 2013, p. 105.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 47-76


LAS NARRATIVAS DE LA BIOTECNOLOGÍA 65

y su modo de vida -Huntington, Fukuyama-) es lo que lleva a la narrativa


marxista a identificar esta con el capitalismo neoliberal. Por ese motivo,
sustituyen el discurso de la revolución proletaria mundial, que ya no es viable,
por el discurso ecologista, al considerar que este ecologismo es una forma de
lucha contra una globalización que consideran neoliberal.
La biotecnología ha tenido la mala suerte de aparecer en el lugar equivocado
en la fecha equivocada. En efecto, en 1994 comienzan a comercializarse los
transgénicos. Pues bien, el hecho de que esta comercialización la llevara a cabo
una empresa que después adquirió la multinacional norteamericana Monsanto, a
la que para más inri se identifica con el tristemente famoso agente naranja de la
guerra del Vietnam, ha provocado que la izquierda marxista posterior a la caída
del muro de Berlín identifique a los transgénicos, no ya con las multinacionales,
sino con el neoliberalismo mismo, reconvirtiendo a los biotecnólogos en el
equivalente a los brokers de Wall Street. Resulta razonable pensar, a la luz de los
textos constitucionales soviéticos, que si la URSS hubiese dispuesto de esta
tecnología, habría competido con EEUU también en el terreno de los
transgénicos, sin que nadie hubiese visto esto como una herejía burguesa. Por ese
motivo resulta tan desconcertante que el marxismo contemporáneo mantenga un
duro mano a mano con la iglesia católica a la hora de emprenderla a golpes
contra la ciencia y la tecnología: esta contra la reproducción asistida y la
investigación en células madre embrionarias, y aquel contra los transgénicos.
Algo similar ha sucedido con el ecofeminismo. En consonancia con el
panteísmo oriental de Vandana Shiva, este tipo de discursos sacraliza la
naturaleza, proceso de deificación que ha sido mimetizado por el ecofeminismo
occidental. El resultado de esta adaptación narrativa es que se identifica a la
mujer con la naturaleza, a la que se idealiza; al hombre, con la cultura,
entendiendo aquí cultura como modelo capitalista/ occidental/ depredador/
neoliberal/colonizador; y a la biotecnología, como el último juguete de la ciencia
occidental voraz y depredadora que pretende domeñar la naturaleza.
Pues bien, este proceso de simplificaciones y mistificaciones acarrea graves
perjuicios, entre otros, precisamente a la mujer campesina. Como sostiene la
propia FAO (2011),35 para poder igualar las condiciones de vida de la mujer
campesina frente al hombre es necesario romper lo que denominan la “brecha
tecnológica”, esto es, recurrir a la tecnología más avanzada, lo que incluye los
transgénicos.

35
RANEY, Terri; LOUDER, Sarah, and GHANEM, Hafez: El estado mundial de la agricultura y la
alimentación. Roma, IT: D - FAO. 2011.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 47-76


66 MANUEL JESÚS LÓPEZ BARONI

Por decirlo de otra forma, los organismos modificados genéticamente no son


en sí mismos antifeministas (basta recordar la historia del maíz o del perro) ni
enemigos de la clase obrera. Otra cosa es el neoliberalismo capitalista, que con
su imparable proceso de privatizaciones y mercantilización de lo humano
monopoliza en estos momentos la tecnociencia. Pero no es legítimo imputar a la
biotecnología en sí misma las deplorables condiciones de vida del campesinado,
incluidas las mujeres, en tantos lugares. Más bien al contrario, es precisamente la
tecnología la que, siguiendo el antaño, y hoy olvidado, discurso marxista basado
en el racionalismo y no en el esoterismo, puede mejorar las condiciones de vida
de la humanidad.
Por último, el discurso indigenista tampoco está exento de contradicciones. Si
leemos la constitución boliviana, paradigma del indigenismo, observamos
constantes referencias a la naturaleza (art. 403), a la convivencia armónica entre
los seres humanos y esta, etc. En consonancia con este espíritu, el artículo 405
prohíbe la producción e importación de transgénicos.
Sin embargo, un poco más abajo, en el artículo 409, se establece que “La
producción, importación y comercialización de transgénicos será regulada por
ley.” Es decir, el Estado arquetípico de los movimientos indigenistas prevé
expresamente que ese mismo Estado, panteísta y respetuoso con la naturaleza, se
reserva el derecho a producir transgénicos cuando lo estime necesario. El hecho
de que nadie se tome la molestia de leer la constitución boliviana completa
explica estas confusiones.
El resultado de estas narrativas se puede observar en la historia del
tristemente famoso arroz dorado. Un grupo de investigadores, altruista y
generosamente, modificó genéticamente un tipo de arroz para que pudiera ser
consumido por una población especialmente necesitada. No solo era más
nutritivo, sino que evitaba millones de casos de ceguera en niños por déficits de
la vitamina A.36 Greenpeace hizo campaña contra el arroz dorado porque
contaminaba la naturaleza. El boicot, que indirectamente ha generado ataques y
destrucción de cosechas, logró que este tipo de arroz transgénico no se
distribuyera. En 2016, más de cien premios Nobel publicaron una carta colectiva
en la que acusaban a Greenpeace de crimen contra la humanidad por su ataque
contra los transgénicos en general, y el arroz dorado en particular.
Estas contradicciones son las que están presentes en el modelo que hemos
analizado. Si la población sigue creciendo exponencialmente, la tierra cultivable

36
SOBERÓN MAINERO, Francisco Xavier (2005): La ingeniería genética, la nueva biotecnología y
la era genómica (3ª ed.). México, D.F., MX: FCE- Fondo de Cultura Económica.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 47-76


LAS NARRATIVAS DE LA BIOTECNOLOGÍA 67

y los cultivos tradicionales no van a poder dar de comer a tanta gente. 37 Otra cosa
es el modelo económico a escala mundial, pero esto necesitaría una discusión
aparte. Por otro lado, si el maíz o el perro se hubieran producido de forma
consciente en un laboratorio en vez de crearlo de forma inconsciente a lo largo
de miles de años, ¿consideraríamos que el maíz natural o el perro son agresiones
ecocidas contra la naturaleza, en concreto, contra el lobo o el teosinte, de donde
proceden?
Además, la intrahistoria del vocabulario que emplea el paradigma que
analizamos tampoco es que ayude mucho en el necesario proceso de clarificación
de conceptos e ideas. Cuando se califica un alimento como “orgánico” se está
atribuyendo a dicho alimento la cualidad de producto natural, prístino,
incontaminado, puro e inmaculado. Sin embargo, “orgánico” significa
estrictamente que tiene como componente el carbono (DRAE), y se suele olvidar
que el agua no es un compuesto “orgánico”; que el plástico puede ser también un
compuesto “orgánico”, aunque se cree artificialmente; que un transgénico puede
ser tan orgánico como los organismos no transgénicos (bastaría con que tuviera,
y en efecto, lo tienen, carbono); y que el creador de la célebre expresión “comida
orgánica”, el filósofo Rudolf Steiner, tan alabado en los libros de
agroecologismo,38 publicó obras con títulos como El pensamiento intuitivo como
sendero espiritual (1886); El cristianismo como hecho místico (1902); Teosofía:
una introducción a los procesos espirituales en la vida humana y en el cosmos
(1904); La ciencia oculta: un bosquejo (1910), alcanzando el éxtasis del
esoterismo con el libro Lucifer y Ahrimai. Diez conferencias antroposóficas, que
trataba sobre la demonología, el satanismo y el luciferismo.39 La famosa
encuesta del sociólogo Pardo (“ocho de cada diez españoles opina que los
‘tomates ordinarios` no tienen genes, en tanto que los tomates modificados
genéticamente, sí”40) es la consecuencia de este batiburrillo de creencias.

37
BÁRCENA, Alicia, Katz, Jorge, and Morales, César, eds.: Los transgénicos en América latina y el
Caribe: un debate abierto. Santiago de Chile, CL: B - CEPAL. 2004.
38
Así, podemos observar su influencia contemporánea: “El movimiento de la agricultura orgánica
internacional data de hace más de 70 años. (…) siendo el austríaco Rudolf Steiner, filósofo y
educador, quien en 1924 expresó los principios de una agricultura fundada en un criterio
antroposófico. Sus principios están en contra de los excesos de los fertilizantes químicos porque
“matan la tierra y a los microorganismos del suelo” y aconseja utilizar “compostas” o abonos
preparados con ciertas sustancias vegetales susceptibles de jugar un papel biocatalizador”. QUISPE
LYMAYLLA, Aníbal: Tecnologías alternativas para la producción de alimentos sanos y nutritivos.
México, D.F., MX: Plaza y Valdés, S.A. de C.V., 2007.
39
Enciclopedia Británica. Voz Rudolf Steiner.
40
BENITO, E. El País, 31 de julio de 2003.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 47-76


68 MANUEL JESÚS LÓPEZ BARONI

En resumen, cómo conciliar la justicia social con la ciencia y la tecnología,


que precisamente pueden coadyuvar a dicha justicia, sin caer en el pensamiento
mágico, es el principal dilema del paradigma que hemos estudiado.

Cuarto modelo: “biotecnología tradicional (0)”; biotecnología moderna (1)”

El grafismo 0-1 subraya que lo relevante es la biotecnología moderna, de ahí el


(1), pero, a diferencia del segundo modelo que estudiamos, se resalta que lo
mejor (o peor) está por llegar, ya que la biotecnología está enlazando con otras
materias, como la inteligencia artificial o la vida sintética, que suponen un hiato
no solo con la biotecnología tradicional, sino con la propia historia de la
civilización humana. El “0” subrayaría que nuestra existencia misma es solo una
fase de transición hacia un mundo posthumano, cuyo momento inicial, esto es,
cuando un ente creado por nosotros nos rebase, denominan “singularidad”.
Los axiomas básicos de las narrativas pertenecientes a este paradigma son las
siguientes: 1º) La tecnología resolverá los problemas sociales, económicos y
políticos humanos; 2º) La tecnología permitirá que alcancemos la inmortalidad,
la eterna juventud, la conciencia virtual, etc.; 3º) O, por el contrario, caminamos
sin remisión alguna hacia algún apocalipsis tecnológico que acarreará la
extinción de la vida.
El mayor problema que constatamos en este tipo de narrativas reside en la
dificultad inherente a calibrar el grado de probabilidad, o verosimilitud, de los
diferentes escenarios que se nos presentan.
En esencia, las narrativas que podemos situar en este paradigma juegan con la
psicología humana, al reproducir los mitos que podemos rastrear en infinidad de
relatos del pasado, de ahí que en general se considere poco serio prestarles
atención.
Sin embargo, la dicotomía tecnoutopía versus distopía es demasiado simple
para valorar lo que está en juego. Para analizar con el suficiente rigor esta
temática debemos comenzar por tratar de definir la biotecnología a partir de un
comentario efectuado desde la primera línea científica:
La emergencia de tecnologías innovadoras como la inteligencia artificial, la
nanotecnología y la biología sintética está borrando las fronteras de nuestra
distinción entre la materia viva y la no viva.41

41
DEPLAZES, Amna; HUPPENBAUER, Markus: “Synthetic organism and living machines”, Syst
Synth Biol, 3, 2009, pp. 55-63.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 47-76


LAS NARRATIVAS DE LA BIOTECNOLOGÍA 69

Aunque no es propiamente una definición, la reflexión nos resulta útil para lo


que queremos mostrar. Hasta ahora, la bioética y la biotecnología llevaban el
prefijo “bio” porque su objeto eran los organismos vivos. Nunca nadie previó
que algún día íbamos a tener que lidiar con organismos híbridos que no sabemos
muy bien si pertenecen al reino de los seres vivos o al de la materia inerte, como
sucede con los robots, la biología sintética, la inteligencia artificial o los nuevos
materiales. Simplemente carecemos de recursos intelectuales para prever
escenarios a medias entre la ciencia ficción, el milenarismo y, todo quede dicho,
la estupidez humana.
Las preguntas son muy sencillas, pero no por ello de menor alcance.
1º) ¿Debemos ocuparnos también de esto? O por decirlo de otra forma, debemos
juridificar la ciencia ficción, es decir, regular escenarios hipotéticos,
improbables, casi imposibles, solo porque lo que está en juego sea, en última
instancia, la vida misma; 2º) ¿Debemos regular el riesgo existencial, es decir,
aquellas situaciones donde el peor escenario posible sea la extinción de la
especie humana; 3º) Ante este tipo de escenarios, ¿basta con la autorregulación
científica, cuyo único instrumento son las moratorias, o debemos ir más allá e
intervenir ante el menor atisbo de alarma?
Pues bien, para poder responder, aunque sea parcialmente, a estas preguntas,
debemos comenzar por preguntarnos qué es propiamente la ciencia ficción. Para
ello debemos distinguir entre: a) ciencia ficción propiamente dicha, que es la que
propone la violación de las leyes de la naturaleza (viajar más rápido que la luz;
soslayar la entropía, etc.). Las constantes cosmológicas estaban ahí cuando
devino la conciencia humana, de forma que no podemos contrariarlas debido a
que son reglas inherentes al universo en que vivimos. Es cierto que siempre se
puede especular con agujeros de gusano, multiversos, etc., pero debemos partir
del apriorismo de que todo no es posible, y que hay reglas fijas, absolutas e
inmutables en la física, aunque no sepamos el porqué. En resumen: violar estas
reglas es ciencia ficción; b) ciencia ficción impropia. Estaría representada por
aquellos escenarios que no violan ninguna ley de la naturaleza (nada impide
poblar Marte, por ejemplo), pero que no son viables porque carecemos de la
tecnología adecuada para llevarlos a cabo (no disponemos de materiales
adecuados para proteger a los astronautas de la radiación solar durante varios
meses, por ejemplo, de ahí que no podamos colonizar Marte). La imaginativa
mente de Julio Verne explotó precisamente esos escenarios, por eso algunos se
han cumplido, no porque el ser humano pueda violar leyes de la naturaleza, sino
porque solo era cuestión de tiempo que construyéramos submarinos o viajáramos
a la Luna.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 47-76


70 MANUEL JESÚS LÓPEZ BARONI

Muchos de los escenarios que podemos analizar en la biotecnología


contemporánea pertenecen a esta categoría, a la ciencia ficción impropia. Así, un
equipo de varios premios Nobel dirigidos por George Church está intentando
crear un ser humano sintético (o sintetizado). Para ello han recaudado cien
millones de dólares, de los tres mil que costará el proyecto, y se han dado un
plazo de diez años.42 Aunque no prevén embarazar a una mujer con un embrión
construido íntegramente en un laboratorio, sino emplear las células como modelo
para las enfermedades humanas, es obvio que si lo lograran lo cambiarían todo,
absolutamente todo. La pregunta es: ¿es posible conseguir algo así con nuestra
tecnología actual? ¿Y con la futura? Previamente, George Church había
propuesto recuperar a los neandertales clonando su ADN y embarazando a una
humana;43 y también a los mamuts.44
Izpisúa dirige un proyecto internacional para lograr que los cerdos puedan
generar órganos humanos en su interior. El loable proyecto, que pondría fin a la
incertidumbre de los trasplantes, contempla también hipotéticos escenarios que
hacen perder el sueño. El propio Izpisúa nos ilustraba sobre el riesgo que supone
que células humanizadas se vayan al cerebro del cerdo y este razone; o que acabe
en el aparato reproductor y un cerdo con un espermatozoide humanizado preñe a
una cerda con un óvulo humanizado, generando un embrión cuyo estatus es
mejor no imaginar.45
Ante este tipo de posibilidades, ¿debemos intervenir estableciendo reglas
apriorísticas para impedir escenarios improbables pero no imposibles? ¿O es
mejor simplemente esperar, dado el escaso riesgo de que algo así pueda ser real?
De este tipo de preocupaciones deriva el concepto de “riesgo existencial”, de
Bostrom,46 esto es, situaciones en las que la vida en el planeta puede quedar
seriamente comprometida.
Ahondando en esta temática, resulta sintomático que entre 2011 y 2014 se
hayan creado tres organismos participados por universidades públicas

42
BOECKE, J; CHURCH, G.; HESSEL, A.; KELLEY, N; ARKIN, A.; CAI, Y.; CARLSON, R.;
CHAKRAVARTI, A.; CORNISH, V.; HOLT, L.; ISAACS, F.; KUIKEN, T.; LAJOIE M.; LESSOR,
T.; LUNSHOF, J.; MAURANO, M.; MITCHELL, L.; RINE J.; ROSSER, S.; SANJANA, N.;
SILVER, P.; VALLE, D.; WANG, H.; WAY J.; YANG, L.: “The Genome Project-Write”, Science, 8
July, 2016.
43
CHURCH, George: Regenesis, How Synthetic Biology Will Reinvent Nature and Ourselves. Ed.
Regis. 2011.
44
CHURCH, George: “Volved a la vida”, Investigación y Ciencia. Octubre de 2013.
45
IZPISÚA Belmonte, Juan Carlos (2017): “Órganos humanos fabricados dentro de animales”,
Investigación y Ciencia, enero.
46
Bostrom, N.: "Existential risks: analyzing human extinction scenarios and related hazards", Journal
of evolution and technology 9, 2002.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 47-76


LAS NARRATIVAS DE LA BIOTECNOLOGÍA 71

prestigiosas dirigidos a estudiar única y exclusivamente los “riesgos


existenciales”: el Fondo Skoll para las Amenazas Globales, el Centro para el
Estudio de los Riesgos Existenciales de la Universidad de Cambridge, y el
Instituto Riesgos Catastróficos Globales (GCRI). También están proliferando
publicaciones bastante agoreras acerca de nuestro futuro inmediato (¿Por qué el
futuro no nos necesita?, del creador de Java, Bill Joy; Nuestra hora final. ¿Será
el siglo XXI el último de la humanidad?, del cosmólogo Martin Rees, etc.). Junto
al análisis de riesgos sobre los que nada podemos hacer (eventos cosmológicos,
básicamente, como que nos arrase la explosión de una supernova cercana), se
ponen de manifiesto los riesgos de la tecnociencia contemporánea. Pues bien, en
los informes y publicaciones que han emitido estos organismos e investigadores,
la biotecnología ocupa un lugar privilegiado.
En 2011, un grupo de investigadores holandeses y otro norteamericano logró,
provocando en laboratorio las mutaciones adecuadas, que el virus de la gripe
aviar fuese transmisible entre seres humanos. Su objetivo era demostrar que la
naturaleza puede provocar algo así de forma espontánea y azarosa, por lo que
debemos estar alertas y anticiparnos creando vacunas.
El problema es que el virus de la gripe aviar no se transmite de humanos a
humanos, solo de animales a humanos, y cuando nos contagiamos, la tasa de
mortalidad es del 60% (el virus de la gripe española, que mató a 50 millones de
personas, tenía una tasa de mortalidad de tan solo el 2%). Pues bien, una vez
efectuados los experimentos, los investigadores mandaron los resultados a
Nature y a Science. La Administración Obama trató de impedir su publicación,
pero al final, después de muchos debates, se publicaron.47
¿Qué sucede si dicho virus modificado en un laboratorio se escapa? ¿O si
alguien reproduce el experimento? ¿Quién decide el nivel de riesgo que hemos
de asumir colectivamente? Existe un proyecto denominado iGEM, algo así como
el equivalente al “hazlo por ti mismo” del software libre, solo que en la biología
sintética. ¿Puede un equipo de estudiantes, por curiosidad, ambición o temeridad,
lograr algo como lo que hicieron los holandeses y los norteamericanos? Los
investigadores principales sostienen que no, ya que la tecnología necesaria es
muy sofisticada. Pero volvemos a la cuestión de la ciencia ficción impropia:
¿qué significa exactamente “tecnología sofisticada”?, ¿por cuánto tiempo es
sofisticada?, ¿es sofisticada para China, Rusia, etc.?
Esto nos lleva a la cuestión de la autorregulación científica. Como hemos
comentado anteriormente, a principios de los años setenta del siglo pasado se

47
LÓPEZ BARONI, Manuel Jesús: “Implicaciones éticas de las investigaciones con virus: el
Principio de Colaboración Global”, Revista Bioética y Derecho, 2015, pp. 37-52.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 47-76


72 MANUEL JESÚS LÓPEZ BARONI

comenzaron los experimentos con ADN recombinante. Consistieron en infectar


una bacteria presente en el organismo humano, E. Coli, con “un virus creado
artificialmente, a partir de virus de E. coli y del virus SV 40, un virus de los
simios”.48 Pues bien, la propia comunidad científica suspendió el experimento
por temor a que se provocara una pandemia oncológica.49 Por este motivo, se
convocó la famosa Conferencia de Asilomar (1975), donde se acordó una
moratoria de seis meses hasta que se demostrara que no había riesgo para la
humanidad.
Asilomar ha quedado como un símbolo de la autorregulación científica, ya
que, sin requerimiento alguno por parte de las autoridades públicas, los propios
científicos valoraron de forma sensata, prudente y responsable el alcance de sus
investigaciones. Es el llamado “espíritu de Asilomar”.
Pues bien, durante la crisis de la gripe aviar que hemos comentado, mientras
se debatía si Nature y Science publicaban cuáles eran las mutaciones necesarias
para hacer transmisible entre los seres humanos el virus de la gripe aviar, la
propia comunidad científica acordó, eso sí, esta vez bajo presión de las
autoridades norteamericanas, una moratoria de un año. Cuando finalmente se
acordó publicar los resultados (probablemente bajo presión china, la principal
afectada por este virus), se suspendió la moratoria.
El principal problema de la moratoria científica es que se carece de
instrumentos jurídicos para imponerla a la comunidad científica. ¿Quién va a
obligar a China a cumplir con una moratoria decretada por Occidente? ¿Y qué
ocurre si alguien no está de acuerdo y prosigue con las investigaciones?
En este contexto, ¿qué papel puede jugar la bioética? Pues bien, los cuatro
famosos principios tradicionalmente invocados difícilmente juegan papel alguno.
Si acaso, que en estos contextos se viola el principio de autonomía, esto es, la
autonomía de las generaciones futuras que no pueden dar su consentimiento
informado porque nunca van a ver la luz…
El principio que se suele invocar en estos escenarios es el principio de
responsabilidad, de Jonas, basado en lo que denomina “una heurística del
temor”. Ahora bien, Jonas también es empleado por los tecnófobos para justificar
la paralización de cualquier avance científico. Se podría decir que nos hallamos
en esa tesitura: seguir avanzando, con los riesgos, incluidos los existenciales, que
ello conlleva; o proponer una moratoria indefinida, que, dada la superpoblación y
sobreexplotación de los recursos contemporánea, tampoco es que sea una opción
exenta de riesgos existenciales.

48
ALONSO, Luis: Investigación y ciencia. Noviembre de 2014.
49
Ídem.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 47-76


LAS NARRATIVAS DE LA BIOTECNOLOGÍA 73

Entre uno y otro discurso hemos de situar nuestros actos, de forma que ante
este tipo de escenarios tan perturbadores tratemos de acompañar el progreso
científico al mismo tiempo que nos adelantamos a las consecuencias éticas,
sociales o políticas del mismo. Hallar el equilibrio adecuado entre la prudencia y
el histerismo será uno de los mayores retos de la humanidad en las próximas
décadas.

Conclusioones

La biotecnología, junto a la nanotecnología, la biología sintética, la inteligencia


artificial o los big data, forma parte de las denominadas tecnologías disruptivas,
debido, entre otros factores, a los perturbadores interrogantes que generan sus
progresos. Parafraseando a Ricoeur, podríamos agruparlas bajo la expresión
tecnologías de la sospecha, por su capacidad para modificar estructuralmente el
futuro de la civilización humana, incluidos nuestros valores, vertebración social
y relación con el ecosistema, del que formamos parte. Pues bien, teniendo
presente la relevancia de este campo del conocimiento, podemos estar en
condiciones de valorar los cuatro modelos analizados.
Del primer modelo podríamos destacar como aportación positiva que nos
muestra el escaso rigor con que se emplean términos, conceptos o ideas como
“natural” y “artificial”, además del desconocimiento social que suele haber sobre
el origen de la mayor parte de los alimentos que consumimos. En su debe
podemos reseñar que no permite tomar conciencia de las sustanciales diferencias
que hay entre la biotecnología tradicional y la contemporánea.
Del segundo modelo podríamos destacar como aspecto positivo que permite
tomar conciencia de la existencia de un hiato claro, nítido, entre la biotecnología
tradicional y la contemporánea, lo que nos invita a ser tomar medidas sobre los
riesgos sin renunciar a los beneficios de la biotecnología. En su debe podemos
situar la orientación meramente utilitarista de la biotecnología, como disciplina
subordinada a la industria, además del creciente poder de las multinacionales en
este campo del conocimiento.
Del tercer modelo podríamos destacar la lucha contra el neoliberalismo, lo
que nos obliga a examinar con sumo cuidado todo lo referente a las patentes, al
monopolio, a la concentración de capital y al poder fáctico que constituyen las
multinacionales. En su debe podemos reseñar el vocabulario, más cercano al
pensamiento mágico que a la ciencia, y la creación de injustificados anatemas
sobre la biotecnología.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 47-76


74 MANUEL JESÚS LÓPEZ BARONI

Y del cuarto modelo podríamos destacar que nos obliga a preparar escenarios
imprevisibles, pero no imposibles, máxime si tenemos en cuenta el incremento
exponencial de los avances científicos. En su debe podemos reseñar la escasa
seriedad con que se tratan estas temáticas, lo que paradójicamente relativiza y
frivoliza la gravedad de estos escenarios.
En conclusión, es necesario deslindar a la biotecnología contemporánea del
neoliberalismo capitalista, que actualmente la monopoliza, cuando no la fagocita.
Pero también del esoterismo. Es más, probablemente habría que abogar por que
la biotecnología se publifique, tal y como sucede con otros sectores de la
economía o de la sociedad. Si los riesgos los asumimos, queramos o no, todos,
¿por qué no socializar también los beneficios?

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Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 47-76


DOI: http://doi.org/10.12795/Argumentos/2018.i21.04

CONVERGENCIAS ENTRE LA SOBRENATURALEZA DE ORTEGA, LA


EXTERIORIZACIÓN DE STIEGLER Y LA INMUNOLOGÍA DE SLOTERDIJK

CONVERGENCES BETWEEN ORTEGA´S OVER-NATURE, STIEGLER´S


EXTERIORIZATION AND SLOTERDIJK´S IMMUNOLOGY

MARCOS ALONSO FERNÁNDEZ


marcs.alonso@gmail.com
Universidad Autónoma de Madrid

RECIBIDO: 02/04/2018
ACEPTADO: 17/07/2018

Resumen: En este artículo trataremos de exponer el fecundo concepto orteguiano de sobrenaturaleza,


un concepto poco utilizado, pero de gran potencia filosófica, especialmente en el ámbito de la
filosofía de la técnica. A su vez, trataremos de poner en relación esta idea orteguiana de
sobrenaturaleza con algunos desarrollos similares de autores más recientes como Stiegler, con su
tesis sobre la exteriorización; y especialmente con Sloterdijk y sus conceptos de parque, esfera e
inmunología. Mostraremos cómo estas ideas nos pueden proporcionar muchas claves importantes
para entender el tecnificado mundo de hoy
Palabras clave: Sobrenaturaleza, técnica, antropología, Ortega, Stiegler, Sloterdijk.

Abstract: In this paper we will try to expose Ortega´s fertile concept of over-nature, an under-
utilised concept, but one of great philosophical power, especially within philosophy of technology.
While doing so, we will try to conect Ortega´s idea of over-nature with some later and comparable
developments from authors like Stiegler and his thesis on exteriorization; and especially with
Sloterdijk and his concepts of park, sphere and immunology. We will show how these ideas can
provide us of many interpretative keys to understand the technological world of today.
Keywords: Over-nature, technology, anthropology, Ortega, Stiegler, Sloterdijk.

El concepto de sobrenaturaleza en el pensamiento orteguiano

Si bien el concepto de sobrenaturaleza no aparece muy desarrollado en la


obra de Ortega, y su mención explícita se limita a unos pocos trabajos -
principalmente Meditación de la técnica-, esto no significa que sea un concepto
irrelevante dentro de su producción. Como veremos a continuación, la noción de
sobrenaturaleza y otras estrechamente relacionadas adquieren un notable peso
específico al llegar Ortega a su madurez filosófica de los años 30. Esto es
especialmente claro en el tema de la técnica, un tema presente en las reflexiones
de Ortega desde los años 20 pero que a partir de 1930 cobra todavía más

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 77-91


78 MARCOS ALONSO FERNÁNDEZ

importancia en sus escritos. El propio Ortega así lo afirma claramente en la


introducción al curso ¿Qué es la técnica? donde afirma que “Sin la técnica el
hombre no existiría ni habría existido nunca. Así, ni más ni menos” (IX 27)1, y
que "Hoy el hombre no vive ya en la naturaleza sino que está alojado en la
sobrenaturaleza que ha creado, en un nuevo día del génesis, la técnica” (IX 28).
Esta importancia que Ortega otorga a la técnica, y que correlativamente hay que
conceder también a la sobrenaturaleza por ésta creada, se debe a las bases
antropológicas desde las que el filósofo español piensa la técnica. Así pues, la
clave que desencadena la acción técnica es precisamente “la constitución
extrañísima del hombre; mientras todos los demás seres coinciden con sus
condiciones objetivas -con la naturaleza o circunstancia-, el hombre no coincide
con ésta sino que es algo ajeno y distinto de su circunstancia” (V 557).
Mas la técnica, y esta es una de las grandes aportaciones de Ortega a la
reflexión sobre este tema, “no es lo que el hombre hace para satisfacer sus
necesidades” (V 558). Esta idea comúnmente aceptada será contradicha por
Ortega. La misión de la técnica va mucho más allá de la mera satisfacción de
necesidades, pues “La técnica es la reforma de la naturaleza, de esa naturaleza
que nos hace necesitados y menesterosos, reforma en sentido tal que las
necesidades quedan a ser posible anuladas por dejar de ser problema su
satisfacción” (V 558). La técnica, desde la interpretación orteguiana, no es
simplemente una vía alternativa para satisfacer nuestras necesidades, sino una
rebelión en toda regla contra la circunstancia: “Es, pues, la técnica, la reacción
enérgica contra la naturaleza o circunstancia que lleva a crear entre ésta y el
hombre una nueva naturaleza puesta sobre aquélla, una sobrenaturaleza” (V
558)2.
La sobrenaturaleza será, por tanto, una capa artificial con la que el hombre
cubre la naturaleza originaria para domeñarla y hacer más factibles sus deseos.
De este modo, esta sobrenaturaleza técnica pasará a suplir a aquella naturaleza
originaria y se convertirá desde entonces en su auténtico “hábitat”. No hay duda
de que esta idea es, como ha afirmado Diéguez, una de las innovaciones
conceptuales más importantes de la argumentación orteguiana (Cf. Diéguez,
2013, p. 75), y por ello conviene analizarla en cierto detalle.

1
Para las obras de Ortega citaremos haciendo referencia al tomo de las Obras completas (Ortega y
Gasset, José. Obras completas. Tomos I-X. Madrid: Taurus, 2004-2010) en numeración latina
seguido del número de página correspondiente.
2
En Prólogo a Veinte años de caza mayor, del Conde de Yebes (1943), Ortega incluso dirá que este
es el destino del hombre: “el hombre está condenado a progresar y esto significa que está condenado
a irse cada vez más lejos de la Naturaleza, a construir en su hueco una sobrenaturaleza” (VI 298).

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 77-91


CONVERGENCIAS ENTRE LA SOBRENATURALEZA DE ORTEGA 79

Sólo mediante la creación de una sobrenaturaleza el hombre salva su


distanciamiento respecto de la circunstancia y elimina (por asegurarse su
satisfacción) las necesidades naturales. Este distanciamiento humano consiste en
la forma humana de vivir, en la cual el ser humano siempre está interponiendo
mediaciones y difiriendo su acción, al contrario del resto de animales, que se
caracterizarían por reaccionar de manera mucho más directa a los estímulos de su
entorno3. La clave está en que esta sobrenaturaleza se impone a la naturaleza
transformándola según la conveniencia humana, adaptándola así al ser humano,
en lugar de adaptarse éste a ella4. Como explicará Ortega en Meditación de la
técnica,
… la técnica, que podemos, desde luego, definir, como la reforma que el hombre impone a
la naturaleza en vista de la satisfacción de sus necesidades. Éstas, hemos visto, eran
imposiciones de la naturaleza al hombre. El hombre responde imponiendo a su vez un
cambio a la naturaleza. Es, pues, la técnica, la reacción enérgica contra la naturaleza o
circunstancia que lleva a crear entre ésta y el hombre una nueva naturaleza puesta sobre
aquélla, una sobrenaturaleza. (V 558)5

La sobrenaturaleza se compone de todas las creaciones humanas, de todo lo


artificial que el hombre crea: desde los edificios e infraestructuras hasta los más
pequeños artilugios, sin olvidarnos de las creaciones intelectuales6. Aunque nos
parezca extraño entender esta última vertiente como una sobrenaturaleza, el

3
Esta descripción de la conducta humana frente a la conducta animal, que Ortega lleva a cabo por
ejemplo en Ensimismamiento y alteración, resulta demasiado simplista, como los estudios biológicos
de las últimas décadas vienen demostrando. El fondo último de la distinción orteguiana entre el
hombre ensimismado y el animal alterado, en cambio, sí me parece rescatable, aunque para justificar
esto suficientemente habría que llevar a cabo toda una filosofía de la biología, algo que no podemos
hacer aquí.
4
Blumenberg también apunta claramente a esta problemática cuando dice que “la cultura humana es
un programa de emergencia para compensar déficit en la dotación biológica” (2011, p. 412), y que
“Si afirmamos el fin de la evolución biológica en y por el ser humano, tenemos que aceptar que no
hay detención para la evolución instrumental. La evolución instrumental es la compensación
necesaria no sólo de la debilidad biológica inicial, sino especialmente de la debilidad biológica
definitiva del ser humano. Es posible que el humano termine sucumbiendo por su evolución
instrumental. Sólo podría evitarlo si pudiera volver a poner en marcha la selección biológica”
(Blumenberg, 2011, p. 412).
5
Un planteamiento muy similar puede encontrarse también en Gehlen cuando dice, algunos años
después que Ortega, que “No hay una «humanidad natural» en sentido estricto: es decir, no hay una
sociedad humana sin armas, sin fuego, sin alimentos preparados y artificiales, sin techo y sin formas
de cooperación elaborada. La cultura es pues la «segunda naturaleza»: esto quiere decir que es la
naturaleza humana, elaborada por él mismo y la única en la que puede vivir. La cultura «anti-natural»
es el producto o secuela de un ser único también «anti-natural»” (Gehlen, 1980, p. 42).
6
Y en un sentido más profundo, también las ideas, creencias e interpretaciones intelectuales son parte
de esta sobrenaturaleza técnica.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 77-91


80 MARCOS ALONSO FERNÁNDEZ

propio Ortega ya apuntaba a ello en su curso El Hombre y la gente, justo al


comienzo, donde defiende que la labor del hombre es humanizar el mundo, que
el hombre

… hace que lo otro -el mundo- se vaya convirtiendo poco a poco en él mismo. El hombre
humaniza al mundo, le inyecta, lo impregna de su propia sustancia ideal y cabe imaginar
que, un día entre los días, allá en los fondos del tiempo [o sea, hoy], llegue a estar ese
terrible mundo exterior tan saturado de hombre, que puedan nuestros descendientes caminar
por él como mentalmente caminamos hoy por nuestra intimidad -cabe imaginar que el
mundo, sin dejar de serlo, llegue a convertirse en algo así como un alma materializada (V
537-538)7

Más allá de la fuerza de las expresiones orteguianas, y su sorprendente relación


con el mundo con que hoy nos encontramos (un mundo cada vez más cubierto de
sobrenaturaleza humana, con nuevas tecnologías como internet, una realidad que
encaja sorprendentemente bien en la imagen orteguiana de “alma
materializada”8), es importante advertir que el texto no distingue, en lo que se
refiere a esta humanización del mundo, entre técnica material y técnica
intelectual. De hecho, Ortega da a entender con su expresión “alma
materializada” que no se puede distinguir entre ambas, y que la humanización
del mundo es a un tiempo material e inmaterial
En todo caso, la lógica que lleva al ser humano a desarrollar la
sobrenaturaleza es la siguiente: el hombre, ser artificial por antonomasia, va poco
a poco expandiendo esta artificialidad más allá de él mismo, creando una
sobrenaturaleza artificial que gana más y más terreno a lo natural. Lo más
interesante a este respecto es entender el funcionamiento de esta creciente
sobrenaturaleza humana. Pues las distintas técnicas humanas, tanto las
intelectuales como las materiales, se apoyan y se superponen unas a otras.
Muchas veces no vemos más que la técnica superficial que es, por ejemplo, el

7
Esta cita vuelve a ser utilizada por Ortega en el curso de 1949 El hombre y la gente (Cf. X 145).
8
Esta expresión del “alma materializada” ha hecho pensar a algunos autores que Ortega está aquí
haciendo una anticipación de lo que a partir de los años 90 ha sido internet, como J. Bustamante ha
señalado en algunos trabajos (Cf. Bustamante, 2011, p. 17). También Echeverría defiende que la
filosofía de la técnica orteguiana y en especial su idea de sobrenaturaleza se adapta como un guante a
la realidad de las nuevas tecnologías como internet, lo que este autor denomina como el tercer
entorno: “La tesis orteguiana de la sobrenaturaleza, por tanto, se adecúa perfectamente a lo que
habitualmente se denomina sociedad de la información” (2000, p. 30). El texto de Misión del
bibliotecario antes comentado y su reflexión sobre el significado y función del libro creo que nos da
muchas claves para entender el fenómeno de internet, pues el increíble progreso de las computadoras
en los últimos 50 años y la creación de la Red han supuesto, de manera similar o incluso superior a la
creación de la imprenta, una acumulación de información impresionante, cuyas consecuencias
todavía no podemos llegar a atisbar.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 77-91


CONVERGENCIAS ENTRE LA SOBRENATURALEZA DE ORTEGA 81

automóvil que nos lleva de un lado a otro. Pero la técnica que hace posible el
automóvil se asienta en muchas otras técnicas: en la técnica de consecución de
los adecuados metales y materiales, en la técnica de la efectiva construcción del
automóvil, en la técnica de extracción del petróleo, etc. Pero no sólo eso, porque
estas técnicas se asientan también otras más profundas y radicales: no podríamos
crear el automóvil sin la creación técnico-interpretativa que es la concepción
física del mundo. Pero a su vez esta creación que es la interpretación física del
mundo se asienta, por lo menos, en la creación técnico-interpretativa que es
nuestro lenguaje.
Para entender este punto resulta conveniente atender a un texto
aparentemente menor en la producción orteguiana, el texto titulado Misión del
bibliotecario, de 1935. Allí dirá Ortega que

Las ideas que sobre las cosas nos forjamos son el mejor ejemplo de ese instrumental que
interponemos entre nosotros y las dificultades que nos rodean. Una idea clara sobre un
problema es como un aparato maravilloso que convierte su angustiosa dificultad en holgada
y ágil facilidad. (V 359)

Esta comprensión de las ideas como artefactos es de suyo muy interesante, pero
Ortega va más allá destacando la importancia crucial de poder conservar estas
creaciones llamadas ideas:

Pero la idea es fugaz; (…) Es preciso que la memoria se esfuerce en conservarla. Pero la
memoria no es capaz de conservar todas nuestras propias ideas e importa mucho que
podamos conservar las de otros hombres. Importa tanto, que es ello lo que más caracteriza
nuestra humana condición.

El hombre, dirá Ortega, se diferencia del resto de animales en que su ser es


acumulativo, es decir, que retiene “las experiencias vitales de sus antecesores”
(V 360), y ello le permite no repetirse indefinidamente como el tigre y progresar.
Es gracias a su capacidad de recordar, de tener pasado9, y ser, por tanto, una
tradición (Cf. IX 578), que el hombre es lo que es: un ser histórico. Mas, y esto
es lo decisivo, ¿cómo puede el hombre llevar a cabo esta retención y
acumulación de las vidas humanas pasadas, si su natural memoria es tan frágil e
insuficiente? La respuesta es obvia: gracias a sus creaciones técnicas e
interpretativas, que en lugar de consumirse en su uso se conservan, duran y se
transmiten de padres a hijos; una transmisión de experiencia, de soluciones

9
Una capacidad la de recordar y tener pasado que, según Ortega, es creada por la estructura futuriza
de su vida: al estar lanzados hacia el futuro rebotamos al pasado para saber cómo orientarnos en el
presente.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 77-91


82 MARCOS ALONSO FERNÁNDEZ

vitales, sin las cuales el ser humano (y en especial sus indefensas e inmaduras
crías) nunca habría podido sobrevivir y perdurar.
En Misión del bibliotecario Ortega mostrará la importancia del libro como una
técnica decisiva en la mejora y aumento de la acumulación de experiencia
humana: “De aquí que fuera tan importante añadir al instrumento que es la idea
un instrumento que facilitase la dificultad de conservar todas las ideas. Este
instrumento es el libro” (V 360)10. Nótese la expresión orteguiana: el libro es una
técnica que se añade a la técnica que ya de por sí es la idea. Las ideas son
creaciones intelectuales de un orden análogo a las creaciones técnicas. En todo
caso, es significativa la monumental importancia que Ortega otorga a la creación
del libro, en cuya invención cifra el verdadero origen de todo el progreso
inmenso de los últimos pocos siglos:

Inevitablemente, cuanto más se acumule del pasado, mayor es el progreso. Y así ha acaecido
que apenas se resuelve con la imprenta el problema técnico de que haya libros, comienza a
acelerarse el tempo de la historia, la velocidad del progreso, llegando en nuestros días a un
ritmo que nos parece a nosotros mismos vertiginoso, no digamos lo que parecería a hombres
de épocas más tardígradas. (…) Y todo ello debido, principalmente, a la facilidad que el
libro representa. (V 360)

Empezamos a entrever, pues, cómo el hombre no sólo es intrínsecamente


técnico, o lo que es lo mismo, artificial; sino que esta artificialidad suya está
asentada sobre toda una tectónica de distintos niveles compuestos de
innumerables artificios y técnicas; en definitiva, de distintas sobrenaturalezas.
Ortega se contenta con desvelar esta profunda y oculta verdad sin entrar en sus
detalles, y sólo puntualmente desarrolla algunas ideas referidas a la técnica del
saludo (Cf. IX 338), la técnica de la circulación vial (Cf. IX 302) o la técnica del
lenguaje (Cf. 310), por poner algunos ejemplos muy significativos expuestos en
El hombre y la gente. No obstante, creo que es ya un gran mérito haber puesto de
manifiesto, el entramado técnico, esta sobrenaturaleza en que se apoya toda vida
humana, aunque el propio Ortega no lo analizara detenidamente.
En este sentido, es también muy significativo y digno de elogio que Ortega
fuera siempre consciente del peligro de esta sobrenaturaleza. Describirla como
hace y poner de manifiesto su carácter imprescindible y constitutivo del ser
humano, no impide, sino que más bien pide, estar alerta respecto de su
problematicidad y el riesgo de que dicha sobrenaturaleza se arruine y se invierta
su función original de sustento de la vida humana. Este reconocimiento sobre el
peligro de la sobrenaturaleza técnica puede constatarse en muchos lugares de la
10
En este sentido, Ortega dirá en Ideas y creencias que: “el hombre es, por encima de todo, heredero”
(V 676).

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 77-91


CONVERGENCIAS ENTRE LA SOBRENATURALEZA DE ORTEGA 83

obra de Ortega, como en la parte final de Meditación de la técnica11; aunque


probablemente el libro que más toca este punto es La rebelión de las masas,
donde Ortega advierte de que el hombre masa es precisamente el resultado de la
gran sobrenaturaleza técnica levantada por los siglos precedentes.
Diversos autores e intérpretes de Ortega han recalcado este peligro propio de
la sobrenaturaleza. Así, P. Cerezo ya advierte de que “La obra de la cultura, aun
siendo expresión de un acto creativo del hombre, genera una segunda naturaleza,
la natura naturata, que con su inercia, bloquea y compromete el mismo acto
libre que la ha originado” (1984, p. 81). Concretando el problema en el ámbito
de la técnica, I. Ellacuría comenta que, debido a la sobrenaturaleza que erige el
ser humano, éste tiene “cada vez menos contacto con la naturaleza misma, que, si
dificulta a veces la vida humana, es también un tesoro de incitaciones para
construir una vida auténticamente humana, vigorosa y no artificial” (Ellacuría,
1996, p. 506). Esto supone, como señala J. Echeverría, que “el hombre
contemporáneo se siente más dominado por la tecnología que por la naturaleza”
(2000, p. 20), y que, si bien “el canciller Bacon enunció el proyecto de dominar
la naturaleza por medio de la ciencia y la técnica, el problema actual consiste en
dominar, o cuando menos controlar, las sobrenaturalezas generadas por las
acciones tecnológicas” (Echeverría, 2000, p. 20). Esto debe pasar, como bien
señala F. J. Martín, por recuperar frente a la lógica del heredero pasivo, inercial,
la lógica del creador (1999, p. 236), reconociendo así que toda creación humana
debe estar “re-creándose día tras día, ad infinitum” (1999, p. 348), evitando que
se convierta en naturaleza muerta incorporándola como órgano vivo de nuestro
organismo.
La clave antropológica de esta idea consiste en la comprensión que Ortega
tendrá del ser humano como un ser que se encuentra en una circunstancia, pero
se encuentra en ella incómodo, extrañado, extranjero. Sin embargo, hay que
recalcar que con estas tesis Ortega en ningún momento recae en el idealismo. El
pensador español siempre es consciente de que no tenemos otro remedio que
contar con la circunstancia en todo momento. Pero es un “contar con” que difiere
bastante de lo que en su juventud entendió como reabsorción; la circunstancia se
opone a nosotros y la única solución posible es intervenirla y modificarla en
nuestro favor, creando una sobrenaturaleza humana artificial. La única solución,
la única manera posible de vivir humanamente es, pues, la técnica. Una técnica
que, en esencia, no es otra cosa que transformación de la circunstancia, y que por

11
J. M. Atencia comenta cómo al final de Meditación de la técnica Ortega lanza “una advertencia de
la mayor gravedad: parece que hemos cubierto el ciclo y el hombre ya no crea, sino que se adapta a lo
técnico. El hombre creador y poeta, el hombre mago, fabricador, creador de belleza y bondad, adopta
una actitud reverencial ante aquello que precisamente lo hizo hombre” (Atencia, 2003, p. 93).

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 77-91


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ello está constitutivamente arraigada en el hombre: “Un hombre sin técnica, es


decir, sin reacción contra el medio, no es un hombre” (V 559). Y esto por una
sencilla razón: porque sin la técnica no podríamos sobreponernos a nuestra
radical inadaptación al medio y las dificultades que ello conlleva 12.

La sobrenaturaleza como proceso de exteriorización: Stiegler

Uno de los autores que mejor ha entendido y tematizado el problema que


venimos discutiendo es B. Stiegler. El filósofo francés entenderá que la génesis
del ser humano tiene mucho que ver con lo que denomina como proceso de
exteriorización: “A partir de la exteriorización el cuerpo del individuo vivo ya no
es sólo el cuerpo: sólo funciona con sus herramientas. No será posible
comprender el sistema antropológico arcaico si no se procede a un examen
simultáneo del esqueleto, del sistema nervioso central y del utillaje” (Stiegler,
2002, p. 222). Con esta idea Stiegler está yendo algunos pasos más allá de
Ortega, apuntando claramente a la imposibilidad de distinguir tajantemente entre
órganos corporales y órganos externos o artefactos, señalando la necesidad de
entender la sobrenaturaleza humana en directa relación con la naturaleza
biológicamente humana. Esta idea es remarcada por Stiegler cuando expone que:
Hemos llegado a esta noción de la herramienta como una verdadera secreción del cuerpo y
del cerebro de los Antropoides. Este cuerpo y este cerebro son definidos por la existencia de
esta herramienta, y se vuelven indisociables de ella. Considerarlos de manera aislada sería
un artificio y por lo tanto hará falta poder estudiar la técnica y su evolución exactamente
como se estudiaría la evolución de los organismos vivos (2002, p. 225)

Esta propuesta de llevar a cabo “una especie de zoología o filogenética de la


técnica” (Stiegler, 2002, p. 225) es un gran acierto de este filósofo de la técnica.
Una idea que curiosamente también podemos ver esbozada en Heisenberg, tal y
como H. Arendt nos lo refiere: “los aparatos que manejamos libremente en otro
tiempo comienzan a parecer caparazones pertenecientes al cuerpo humano como

12
En este sentido, una de las técnicas primigenias y fundamentales es el control del fuego. En
Prólogo a Veinte años de caza mayor del Conde de Yebes, Ortega explica que “el hombre es, ante
todo, el animal con el fuego en el puño” (VI 303). Esta caracterización sugiere varias cosas. El fuego
es precisamente lo que permite al hombre cierta independencia respecto de su contorno, pues, en un
sentido muy básico, el fuego sirve como protección frente a las dos grandes amenazas del hombre
primitivo: los depredadores y el frío. El fuego es “el primer gran descubrimiento del hombre y la raíz
de todos los demás” (VI 303) porque es la técnica primigenia que permite una resistencia e
independencia respecto al medio. Pero en un sentido más metafísico, el fuego ejemplifica la
capacidad destructiva del hombre, una de sus más íntimas y particulares cualidades.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 77-91


CONVERGENCIAS ENTRE LA SOBRENATURALEZA DE ORTEGA 85

el caparazón pertenece al cuerpo de la tortuga” (Arendt, 2005, p. 177). Como el


propio Heisenberg comenta, “Acaso un día los más diversos artefactos técnicos
formarán parte integrante del hombre, como su concha lo es del caracol o su tela
lo es de la araña” (Heisenberg, 1969, p. 18). La técnica extrasomática del ser
humano podría ser entendida como el exoesqueleto de los crustáceos y otros
animales, el cual, pese a ser en cierto modo externo, es constitutivo de su vida.
Un cangrejo sin su exoesqueleto sería una masa informe incapaz de vivir, lo
mismo que sucedería con un ser humano que careciera de su técnica
extrasomática.
Esta tesis, muy afín a la orteguiana idea de sobrenaturaleza, queda reafirmada
en su carácter eminentemente biológico con la siguiente afirmación de
Heisenberg: “Cuando dirigimos la atención a casos semejantes, la técnica, más
bien que fruto del consciente humano esfuerzo por ampliar el poderío material
del hombre, casi parece constituir un vasto proceso biológico, gracias al cual las
estructuras inherentes al organismo humano van siendo paulatinamente
transportadas al medio ambiente en que vive el hombre” (Heisenberg, 1969, p.
19). Una idea que Arendt comentará señalando que si nos fijamos en el hombre y
su actuación sobre la tierra:

… se hace manifiesto que todas sus actividades, observadas desde un punto de vista del
universo suficientemente alejado y ventajoso, no parecerían actividades sino procesos, de
manera que, como ha señalado recientemente un científico, la motorización moderna
parecería un proceso de mutación biológica en el que los cuerpos humanos comienzan
gradualmente a cubrirse de caparazones de acero. Para el observador situado en el universo,
esta mutación no sería ni más ni menos misteriosa que la que surge ante nuestros ojos en
esos pequeños organismos vivos que combatimos con antibióticos y que misteriosamente
han desarrollado nuevas fuerzas que nos hacen frente (Arendt, 2005, pp. 339-340)

Esta idea, que Arendt critica duramente, encaja muy bien con nuestro
planteamiento. Desde esta perspectiva, y en contra de lo que pudiera parecer, se
desecha por principio la comprensión de la herramienta como prolongación del
cuerpo humano. Como acertadamente explica Stiegler, “La pró-tesis no es una
simple prolongación del cuerpo humano, es la constitución de ese cuerpo en
tanto que “humano”” (2002, p. 229)13. Decir que el hacha es la prolongación de

13
En este sentido, las ideas de Stiegler no tienen desperdicio, y en La técnica y el tiempo podemos
por ejemplo leer que “El problema que se plantea aquí es el de la evolución no sólo biológica de ese
ser esencialmente técnico que es el hombre” (Stiegler, 2002, p. 80). “La evolución de la “prótesis”, -
continuará el filósofo francés- que no es ella misma viva, y por la que el hombre sin embargo se
define en tanto que ser vivo, es lo que constituye la realidad de la evolución del hombre tal y como si,
con él, la historia de la vida tuviera que continuar por otros medios diferentes de la vida: es la
paradoja de un ser vivo caracterizado en sus formas de vida por un ser no-vivo -o por las trazas que

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 77-91


86 MARCOS ALONSO FERNÁNDEZ

la mano sería igual de gratuito que decir que la mano es prolongación del brazo.
La cuestión no sólo está en que el hacha no sea una prolongación de la mano, y
que sea una parte del cuerpo (un órgano) de pleno derecho igual que la mano;
sino que, si habláramos en estos términos del hacha de sílex como “una
prolongación de la mano”, por lo mismo habría que decir que la mano es una
“prolongación del hacha”. La clave está en que si bien no puede haber hacha sin
mano, tampoco puede haber mano sin hacha. Entre ambas hay una coevolución y
cooriginamiento, y no puede entenderse una como una consecuencia
unidireccional de la otra, la dependencia es mutua y bidireccional.

La sobrenaturaleza como esfera inmunológica: Sloterdijk

En todo caso, si hay un autor reciente que ha recogido de diversas maneras esta
idea orteguiana de la sobrenaturaleza, es P. Sloterdijk. Ya en su breve ensayo
Normas para el parque humano el filósofo alemán definía al ser humano del
siguiente modo: “Los hombres son seres que se cuidan y se protegen por sí
mismos y, vivan donde vivan, generan alrededor suyo el entorno de un parque”
(2006b, p. 75). Este entorno de parque podría traducirse sin mucho problema por
la sobrenaturaleza orteguiana, pues su significado es prácticamente el mismo. Lo
cual no es extraño cuando vemos que algunas de las bases antropológicas desde
las que parte el planteamiento sloterdijkiano coinciden casi por completo con las
bases antropológicas orteguianas. El ejemplo más claro lo podemos ver en
Esferas I cuando Sloterdijk afirma que “Nunca han vivido los seres humanos en
inmediatez a la llamada naturaleza” (2014a, p. 52), y que los seres humanos “Son
seres vivos que se esfuerzan por ser seres en suspenso” (2014a, p. 52). Esta
necesidad que Sloterdijk ve en el hombre de sostenerse artificialmente en un
medio hostil es, como ya expusimos, una de las claves del planteamiento
orteguiano.
En Normas para el parque humano Sloterdijk también apuntará claramente a
la cuestión de la sobrenaturaleza humana al entender al ser humano como animal
doméstico. Como venimos explicando, la sobrenaturaleza es el auténtico lugar
del hombre, allí donde se siente, valga la expresión, “en casa” 14. Por ello no
puede subestimarse el significado filosófico de la casa, hasta el punto de que el
hombre podría definirse precisamente por ser un “animal que vive en casas”.
Que el hombre tenga intimidad, está también en directa relación con su necesario

su vida deja en el no-vivo” (2002, p. 80).


14
J. Diamond pone de relieve el “sedentarismo que ha caracterizado a las poblaciones humanas”
(2016, p. 308).

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CONVERGENCIAS ENTRE LA SOBRENATURALEZA DE ORTEGA 87

vivir en casas, en habitáculos donde se resguarda del exterior creando un interior.


Siguiendo algunas intuiciones nietzscheanas, Sloterdijk, entiende que el
surgimiento del hombre como animal doméstico está inseparablemente unido,
como la etimología de domus ya nos indica, a la costumbre de vivir en casas (Cf.
Sloterdijk, 2006, p. 60). La creación de casas es uno de los ejemplos más visibles
de la sobrenaturaleza humana, y probablemente uno de los más fundamentales.
En Esferas puede verse, de manera más clara todavía, cómo Sloterdijk
relaciona esta cuestión de la vivienda con el que a partir de este y otros textos
pasará a ser uno de sus temas preferidos: la inmunología. Así pues, en Esferas III
podemos ver cómo Sloterdijk propone “una definición dinámica de la vivienda
como un sistema espacial de inmunidad” (2014b, p. 408), especificando, en
términos de resonancia muy orteguiana, que “Desde el punto de vista
inmunológico, habitar es una medida de defensa por la que se delimita un ámbito
de bienestar frente a invasores y otros portadores de malestar” (2014b, p. 408)15.
Ya en Esferas I este autor había definido su concepto fundamental de esfera en
torno a este problema de la inmunología, como puede verse la siguiente
explicación, bajo la que la sobrenaturaleza orteguiana parece estar continuamente
palpitando: “Vivir en esferas significa generar la dimensión que pueda contener
seres humanos. Esferas son creaciones espaciales, sistémico-inmunológicamente
efectivas, para seres estáticos en los que opera el exterior” (2014a, p. 37)
No obstante, si hay una obra donde las reflexiones sobre la inmunología
alcanzan un desarrollo más específico y acabado es en el reciente Has de
cambiar tu vida, donde Sloterdijk desarrollará su concepción del ser humano
como ser ejercitante. Estos ejercicios desplegados por los seres humanos crean
sistemas inmunitarios -caparazones, sistemas de protección, al fin y al cabo-
desde los cuales el hombre puede hacer frente a su entorno. De este modo, hasta
cierto punto podría decirse que Sloterdijk va más lejos que el propio Ortega en su
caracterización de la relación entre organismo y circunstancia como antagónica y
hostil, entendiendo que los organismos vivos son principalmente y antes que
nada sistemas inmunitarios que anticipan y se protegen continuamente de las
agresiones provenientes del entorno. Esta idea, que Sloterdijk sólo ve
parcialmente anticipada en Luhmann y su planteamiento metabiológico

15
A este respecto cabría señalar la común oposición de Ortega y Sloterdijk a un planteamiento como
el Heideggeriano, que en su conferencia de Darmstad Construir, habitar, pensar defenderá que el
construir no surge como medio para el habitar, para hacer habitable lo previamente inhóspito, sino
que “Habitamos no porque hayamos construido, sino que construimos y hemos construido, en cuanto
habitamos” (Heidegger, 1997, p. 203), y esto porque “Ser hombre quiere decir: ser como mortal
sobre la Tierra, quiere decir: habitar” (Heidegger, 1997, p. 202).

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(Sloterdijk, 2013, p. 423), tiene una gran relación con el planteamiento


orteguiano, como muestra el siguiente texto del filósofo alemán:
En la plétora de novedades cognitivas que han visto la luz del sol de la modernidad no hay
ninguna que sea comparable, ni de lejos, con la aparición y el conocimiento de los sistemas
inmunológicos en la biología de finales del siglo XIX. Desde entonces nada puede seguir
siendo como era en las ciencias que versan sobre las entidades integrales -los organismos
animales, las especies, las «sociedades», las culturas-. Sólo con titubeos se ha empezado a
entender que los llamados sistemas se convierten propiamente en sistemas, los seres vivos
en seres vivos o las culturas en culturas gracias precisamente a dispositivos de carácter
inmunológico. Sólo en virtud de sus cualidades inmunitarias aquéllos ascienden al rango de
unidades autoorganizadas que se conservan y reproducen en una relación constante con un
mundo circundante invasivo e irritante tanto en potencia como en acto. Tales prestaciones se
desarrollan de un modo especialmente impresionante en los sistemas biológicos
inmunitarios -cuyo descubrimiento se remonta a las investigaciones hechas por Ilya
Mechnikov y los discípulos de Robert Koch, sobre todo Paul Ehrlich, a finales del siglo XIX
(Sloterdijk, 2013, pp. 21-22)

No es difícil ver en este y otros textos ecos orteguianos, sobre todo su idea
decisiva de que el organismo siempre está en una circunstancia hostil, que le
ataca y amenaza, y frente a la cual tiene que imponerse creando una
sobrenaturaleza protectora o, podríamos decir con Sloterdijk, inmunitaria. Esta
inmunización que en Ortega se lograría mediante la creación de una
sobrenaturaleza en Sloterdijk se tematiza bajo el término de “ejercicio”: “Defino
como ejercicio cualquier operación mediante la cual se obtiene o se mejora la
cualificación del que actúa para la siguiente ejecución de la misma operación”
(2013, p. 17), aludiendo precisamente a “la ley fundamental de la antropotécnica:
el efecto retroactivo de todas las acciones y de todos los movimientos sobre su
propio autor” (2013, p. 407). Las antropotécnicas no serían otra cosa que “los
procedimientos de ejercitación, físicos y mentales, con los que los hombres de
las culturas más dispares han intentado optimizar su estado inmunológico frente
a los vagos riesgos de la vida y las agudas certezas de la muerte” (Sloterdijk,
2013, p. 24).
Esta optimización del estado inmunológico frente a los riesgos de la vida
sería, traducido al vocabulario orteguiano, la creación de una sobrenaturaleza
(material y espiritual) en la que el hombre esté protegido de su circunstancia y
pueda llevar a cabo su vida humana. En un sentido aún más radical, Sloterdijk
dirá que “ya la simple conservación de la forma corporal -o mejor, la forma
neurofísica- no ha de ser entendida sino como el efecto de un entrenamiento no
declarado como tal” (2013, p. 519), aludiendo así a una “sorda autopoíesis”
(2013, p. 519) que constituiría de principio a fin al ser humano. Por ello,
puntualizará el filósofo alemán, “Quien permanezca idéntico consigo mismo se

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CONVERGENCIAS ENTRE LA SOBRENATURALEZA DE ORTEGA 89

confirma con ello como un sistema experto en funcionamiento, que se ha


expecializado en el continuo autorrestablecimiento de sí mismo” (Sloterdijk,
2013, p. 519).
Como último apunte de la propuesta sloterdijkiana podríamos aludir a su
comprensión de las religiones, y especialmente de la religión cristiana, como
complejos sistemas de ejercicios que, en último término, consisten en un una
inmunización y potenciamiento de la vida humana. La especificidad cristiana
radicaría en que es la religión donde se alcanza una mayor claridad y consciencia
respecto de sí misma, cargándose así de responsabilidad. En este sentido, explica
Sloterdijk que “Ya los primeros cristianos empezaron a transformar toda su vida
en un experimento, para asemejarse al Hombre-Dios: «Nos autem im
experimentis volvimur», escribió Agustín en sus Confesiones” (2013, p. 405). A
este respecto, es muy significativo que la base para el auge y primado de la
creación en la Modernidad y antes en el Renacimiento estuviera ya prefijado y
totalmente marcado por el cristianismo. Pues, como señala Sloterdijk, “Los
hombres de la Edad Moderna añadieron al experimentalismo ascético de los
antiguos el técnico y el artístico y, finalmente, el político” (2013, p. 405); y no lo
idearon en contra del cristianismo, recuperando una Grecia mítica como cierta
historiografía imperante nos ha llevado a creer. En este sentido, el testimonio de
un autor cristiano como Rahner es muy revelador: “De acuerdo con la
declaración del jesuita Rahner, la obligación y el deseo de manipularse a sí
mismo formarían parte del ethos del hombre responsable” (Sloterdijk, 2000, p.
17)16. Aunque no podemos aquí ahondar mucho en esta cuestión, es claro que
esta visión del cristianismo nos pone sobre la pista de por qué la cristiana no sólo
es la religión más extendida en el mundo, sino por qué las categorías que ha
legado a Occidente, las categorías que -podríamos decir- constituyen a
Occidente, son las que ha permitido al mundo occidental imponerse a todas las
otras formas de vida y sus sistemas de ejercicios, como diría Sloterdijk, de
técnicas y creencias, como diría Ortega. Las intuiciones antropológicas del
cristianismo, su énfasis en la necesidad que tiene el menesteroso ser humano de
una sobrenaturaleza protectora de la que, sin embargo, debemos
responsabilizarnos nosotros mismos, la ha convertido en una de las creaciones
más exitosas de la historia.

16
“Debe querer ser el hombre operable, incluso si la dimensión y justo modo de tal auto-
manipulación resultan todavía oscuros... Pero es cierto: el futuro de la automanipulación del hombre
ya ha comenzado” (Rahner (1966), citado por Sloterdijk, 2000, p. 17).

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Conclusiones

El recorrido a algunas sugerentes ideas de autores tan heterogéneos como Ortega,


Stiegler y Sloterdijk nos ha proporcionado una interesante perspectiva sobre la
capacidad técnica, o en un sentido más general, sobre la capacidad creativa, del
ser humano. Las distintas tematizaciones que llevaron a cabo estos autores, como
sobrenaturaleza, exteriorización o esfera inmunológica, suponen concreciones al
fenómeno genérico de la creatividad, de la capacidad poiética, que aquí hemos
relacionado principalmente con la técnica, pero que durante mucho tiempo se
englobaba bajo el nombre más genérico aún de cultura. En cualquier caso, el hilo
rojo que recorre estas distintas aproximaciones y que acerca, pese a sus
diferencias, los planteamientos de estos autores, es la importancia que este rasgo
específico tiene para el ser humano y su vida. Es precisamente esta capacidad
creadora la que define al ser humano, una creación que, en los tres casos -en
Ortega, en Stiegler y en Sloterdijk- tiene que ver con una forma peculiar de
organizarse la vida en la que ésta se protege por anticipado y produce, de este
modo, una capa protectora que a la postre es el humus de donde surge ese
extraño ser que es el ser humano. Creemos, además, que estas reflexiones
resultan muy útiles como paradigma desde el que comprender nuestro
tecnificado mundo de hoy, un mundo en el que la sobrenaturaleza de la que
hablaba Ortega ha alcanzado una extensión incomparable, y que, por tanto, no
podemos permitirnos dejar de analizar y de intentar comprender.

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DOI: http://doi.org/10.12795/Argumentos/2018.i21.05

CIENCIA Y SOCIEDAD: NUEVAS INTERACCIONES EN EL UNIVERSO DIGITAL.


HACIA UNA NUEVA DISCIPLINA ACADÉMICA PARA SU ESTUDIO

SCIENCE AND SOCIETY: NEW CONNECTIONS IN THE DIGITAL WORLD. A NEW


SCHOLAR FIELD TO BE RESEARCHED

LOURDES LÓPEZ-PÉREZ & MARÍA DOLORES OLVERA-LOBO


lourdes.lpez@gmail.com - molvera@ugr.es
Universidad de Granada

RECIBIDO: 23/04/2018
ACEPTADO: 17/07/2018

Resumen: La relación entre ciencia y sociedad ha cambiado radicalmente en los últimos 30 años
desde el denominado modelo de déficit cognitivo (centrado en la falta de cultura científica de los
ciudadanos) hasta la participación del público en la ciencia.
Una transformación impulsada por la irrupción de Internet que, no sólo ha favorecido un papel más
activo de la sociedad en el desarrollo científico, sino que también ha generado un nuevo escenario de
estudio centrado en el análisis de la democratización del proceso científico al amparo del universo
digital y su impacto social y cultural.
Aunque aún es incipiente, ya existe una corriente académica que ha puesto el foco de atención en este
nuevo campo de investigación humanística.
Estos autores apuntan, entre sus conclusiones, que el acceso abierto y la participación pública que
posibilitan las herramientas de la Web 2.0 apoyan la socialización del proceso científico y
contribuyen al desarrollo de una investigación e innovación responsable. En el presente trabajo se
reivindica la importancia de desarrollar un marco teórico desde las ciencias sociales y humanidades
digitales que permita analizar tanto el papel de Internet en el impulso de la RRI, como la calidad,
efectividad y características de las interacciones digitales entre ciencia y sociedad.
Palabras clave: Comunicación pública de la ciencia, Web 2.0, participación del publico en la
ciencia, investigación e innovación responsable, Internet

Abstract: The relation between science and society has radically changed in the last 30 years from
the deficit model — in which the general public is defined negatively due to its lack of knowledge —
to the participative model. A transformation encouraged by the Internet irruption, which not only has
improved a better role of society in scientific development but also it has created a new research field
focused on the analysis of democratization of scientific process and its social and cultural impact.
However, this research area is yet emerging, it just exists a strong academic framework aiming
attention at this new field of humanistic research.
These scholars indicate, among their conclusions, that open access and public engagement in science
enhanced by web 2.0 tools promote the socialization of the scientific process and contribute to the
consolidation of responsible research and innovation. The present article claims for the importance to
develop a new framework from social sciences and digital humanities to study the Internet impact on
the implementation of RRI and to analyze the quality, the effectivity and the characteristics of the
digital connections between science and society.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 93-107


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Key words: Science communication, Web 2.0, public engagement in science, responsible research
and innovation, Internet

Introducción

La ciencia definida como “elitista” por autores como Brown (2016) ha ganado
una nueva humildad gracias a los diferentes canales de comunicación que
posibilita la Web tales como las redes sociales, las wikis o los blogs (Brown,
2016). Ciertamente, las tecnologías digitales han transformado la esfera pública,
la cual ya no consiste en un espacio físico al que acude el público sino que se
trata más bien múltiples espacios virtuales que promueven la conversación y la
participación de todos los agentes implicados en la investigación (Grand et al.,
2016).
En este sentido, Internet ha favorecido el papel activo de los ciudadanos,
quienes a través de este canal aprenden, evalúan, comparten, participan y deciden
sobre el proceso de investigación científica (Brossard, 2013). De esta manera, el
uso de los medios digitales en el proceso científico crea nuevos ecosistemas de
investigación y cambia las prácticas de participación (Grand et al., 2016;
Weilgod y Treise, 2004). Desde el punto de vista sociológico, puede decirse que
la Web 2.0 ha promovido una sociedad más informada y con más conciencia
sobre el conocimiento científico.
En este contexto, el impacto social de la comunicación pública de la ciencia a
través de la red ha crecido exponencialmente en la última década tal y como
demuestran los datos de la última encuesta de Percepción Social de la Ciencia y
la Tecnología (Fundación Española de la Ciencia y la Tecnología, 2017). Este
estudio pone de manifiesto que un 82,1% de jóvenes de entre 15 y 24 años, y un
77,5% de los que tienen entre 25 a 34 años, recurren a Internet para informarse
sobre ciencia.
Por tanto, es una realidad que los nuevos canales de comunicación digitales
están transformando las interacciones entre ciencia y sociedad. Esto provoca que
desde el ámbito académico surja la necesidad de fijar el foco de atención, y la
investigación, en la comprensión de este nuevo escenario. En países como Reino
Unido y Estados Unidos son muchos los académicos de la comunicación de la
ciencia que han empezado a establecer su objeto de estudio en el espacio digital,
pero en nuestro ámbito nacional las iniciativas en este sentido son muy
incipientes todavía.
En el presente artículo se subraya la importancia de desarrollar un marco
teórico desde las ciencias sociales y las humanidades digitales que permita

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 93-107


CIENCIA Y SOCIEDAD: NUEVAS INTERACCIONES EN EL UNIVERSO DIGITAL 95

analizar, tanto el papel de Internet en el impulso de la participación del público


en la ciencia, como la calidad, efectividad y características de las interacciones
digitales entre ciencia y sociedad desde múltiples perspectivas.
Para ello, en los siguientes apartados se describe la evolución de la relación
entre la ciencia y la sociedad –desde el modelo de déficit cognitivo al actual
modelo de participación del público en la ciencia–, se expone el impacto de la
Web 2.0 en la comunicación entre científicos y ciudadanos a través de la
literatura científica, y se presentan algunas de las líneas de investigación actuales
que deberían tener continuidad de futuro. La realidad construida al amparo del
universo digital es tan compleja que, como concluimos en este trabajo, requiere
investigaciones interdisciplinares que incorporen campos del conocimiento
implicados en las humanidades y ciencias sociales digitales como son la
educación, el periodismo, la ética, la filosofía, la comunicación, la sociología o la
lingüística, entre otros.

De la alfabetización a la participación pública en la ciencia

En el debate académico sobre la relación entre ciencia y sociedad se pueden


distinguir tres etapas marcadas por el papel jugado por los protagonistas de este
binomio, esto es, la ciencia y la sociedad (Alix et al., 2008; Olvera-Lobo y
López-Pérez, 2014b; López-Pérez y Olvera-Lobo, 2015b): i) alfabetización
científica y comprensión pública de la ciencia (Whitey, 1959, Shen, 1975;
Thomas y Kindo, 1978; Miller, 1983; Koelsche, 1965; Bodmer, 1985), ii)
diálogo o comunicación pública de la ciencia (Royal Society, 2000; Michael,
2002; Pardo y Calvo, 2002; Dierkens y Von Grote, 2003; Hanssen et al., 2003;
Winter, 2004; Davies, 2011 y Stilgoe, Lock y Wilsdom, 2014) y iii)
participación pública en la ciencia (Rowe y Frewer, 2005; Hagendijk e Irwin,
2006; Alix et al., 2008; Bonney et al., 2009; National Co-ordinating Centre for
Public’s Engagement, 2010; Árnason, 2012; Irwin, Jensen y Jones, 2012;
Stilgoe, Lock y Wilsdom, 2014; Rarn, Mejlgaard y Rask, 2014; Klüver et al.,
2014; Rask et al., 2016).
La primera etapa anteriormente mencionada, también denominada modelo de
déficit cognitivo, pone especial énfasis en el análisis del interés y de la
comprensión de la ciencia por parte de los ciudadanos. Defiende una visión
positivista estableciendo que solo la falta de conocimiento genera una ausencia
de apoyo social a los avances científicos. De este modo, culpa de las dificultades
de la relación entre ciencia y sociedad al desconocimiento del público (Michael,
2002). Los ciudadanos son imaginados como ignorantes y hostiles (Alix et al.,

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 93-107


96 LOURDES LÓPEZ-PÉREZ & DOLORES OLVERA-LOBO

2008) y los actores responsables de revertir esta situación son los propios
ciudadanos, los políticos y los educadores, exonerando a los científicos de
cualquier obligación a la acción.
La evolución de los estudios de comunicación pública de la ciencia y el
desarrollo de informes como el Science and Technology Third Report (Royal
Society, 2000) generaron una corriente de crítica a este modelo considerado
como retrógrado y despectivo, además de responsable de la falta de confianza del
público a la ciencia (Royal Society, 2000) e impulsan el concepto de diálogo
para referirse a la relación ideal entre ciencia y sociedad (Royal Society, 2000;
Michael, 2002; Pardo y Calvo, 2002; Dierkens y Von Grote, 2003; Hanssen et
al., 2003; Winter, 2004; Davis, 2011 y Stilgoe, Lock y Wilsdom, 2014). En esta
segunda etapa, se pasa de una visión elitista de la ciencia (Brown 2016) a una
idea más democrática del proceso científico en el que productores y usuarios
comparten e intercambian conocimientos, ideas, valores, actitudes y creencias
entre organizaciones, científicos, público y políticos (Jackson, Barbagallo y
Haste, 2005; Davies, 2011). En esta misma línea se sitúan otros autores (Burns,
O’Conner, y Stocklmayer, 2003; Felt, 2003; Van Dijk, 2003; Rowe y Frewer,
2005; Olvera-Lobo y López Pérez, 2014b; López-Pérez y Olvera Lobo, 2015b)
al acuñar el término comunicación pública de la ciencia.
Con el desarrollo de avances tecnológicos de gran impacto social que
conllevan la implicación de cuestiones éticas asociadas a la investigación se da
un paso más en la relación entre ciencia y sociedad, centrándose en la actualidad
en la participación pública en el proceso científico, con lo que nos adentramos en
la tercera fase del debate académico sobre la relación entre ciencia y sociedad.
En efecto, en la última década y, coincidiendo con la generalización del uso
de la Web 2.0, la conceptualización de la comunicación pública de la ciencia y su
foco de estudio han experimentado cambios suscitados por la transformación de
la relación ciencia y sociedad, generada, en gran medida, por el nuevo espacio
conversacional que ofrece Internet (Weilgod y Treise, 2004; Yang, Kong y
Jhonson, 2010; Saffer, Sommerfeldt y Taylor, 2013; Grand et al, 2016; Brown,
2016; Su, Akin y Brossard et al., 2017; Pitrelli, 2017).
Así, este nuevo ímpetu por potenciar el diálogo entre científicos y ciudadanos
se ha reflejado en la evolución del interés académico ya que, éste ha mudado
desde el nivel de conocimiento científico adquirido por la sociedad hacia el nivel
de implicación de los ciudadanos en el proceso científico; desde la comunicación
unidireccional de la ciencia, al diálogo entre científicos y ciudadanos; desde el
binomio ciencia y sociedad, a la ciencia con y para la sociedad (Bucchi y
Neresini, 2008).

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 93-107


CIENCIA Y SOCIEDAD: NUEVAS INTERACCIONES EN EL UNIVERSO DIGITAL 97

Una nueva realidad que se ha reflejado en la literatura científica con un


cambio de paradigma que ha evolucionado desde el modelo de déficit cognitivo
–en el que el público es definido negativamente por su falta de conocimientos–
hasta el modelo participativo –en el que el público es invitado a formar parte de
la empresa científica–.
De este modo, la participación del público en la ciencia es el paradigma
actualmente consolidado en el ámbito académico. Este modelo, que va más allá
de la comunicación unidireccional involucrando a los ciudadanos en el desarrollo
de la I+D+i, ha adquirido nuevas dimensiones al integrarse como uno de los
elementos clave dentro de la investigación e innovación responsables (RRI), un
concepto que está penetrando en las políticas científicas europeas a través del
programa Horizon 2020 (Owen, Macnaghten y Stilgoe, 2012).
Aunque el concepto de participación pública en la ciencia aparece en la
literatura científica hace más de una década, aún no existe consenso sobre qué
supone esta implicación de los ciudadanos en la ciencia. Investigadores como
Rowe y Frewer (2005) consideran participación del público en la ciencia como
una combinación entre la comunicación, la consulta y la intervención pública en
el marco de la investigación y la innovación. Por su parte, Rarn, Mejlgaard y
Rask (2014) parten de la categorización de Rowe y Frewer (2005) y plantean una
clasificación que integra las diferentes iniciativas de participación del público
como comunicación pública, activismo público, consulta pública y deliberación
pública.
Por su parte, Bucchi y Neresini (2008) categorizan la participación del
público en la ciencia como normalizada (encuestas de público, evaluación
participativa de tecnología o iniciativas democráticas de consenso) y no
normalizada o espontánea (protestas locales, movimientos sociales, investigación
realizada por la comunidad o asociaciones de pacientes). Otros académicos como
Bonney et al. (2009) definen la participación del público ciñéndola a las
diferentes etapas del proceso de investigación e innovación en las que los
ciudadanos pueden ser partícipes: i) elegir o definir las preguntas del estudio; ii)
buscar información y recursos; iii) desarrollar hipótesis y posibles respuestas a
las mismas; iv) recopilar datos; v) analizar datos; vi) interpretar los datos y
establecer conclusiones; vii) difundir las conclusiones; y viii) discusión de
resultados y generación de nuevas preguntas. Así, dependiendo del grado de
implicación de los ciudadanos, describen tres formas en las que los éstos pueden
implicarse en el proceso de I+D+i, a saber, proyectos de contribución, proyectos
de colaboración y proyectos de co-creación.
Para Klüver et al. (2014) la mayoría de las actividades de participación
pública se basan en la implicación de los ciudadanos en las fases del proceso

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 93-107


98 LOURDES LÓPEZ-PÉREZ & DOLORES OLVERA-LOBO

científico relativas a: i) establecimiento de la agenda de investigación e


innovación; ii) supervisión y evaluación de la investigación y la innovación; iii)
implicación activa en la investigación y financiación de la misma; iv) aportación
de conocimiento específico sobre su entorno; v) recopilación de datos; y vi)
divulgación de los resultados de investigación.
Como se ha indicado, la irrupción de Internet favorece la implicación de los
ciudadanos en el proceso científico y facilita el desarrollo de este modelo
participativo si bien las evidencias científicas sobre su impacto son aún escasas.

Internet como canal para la participación del público en la ciencia

Hasta 1998, los académicos no centran su foco de estudio en Internet como canal
para la difusión del conocimiento científico (Eveland y Dunwoody, 1998; Byrne
et al, 2002). Su capacidad para generar debate y discusiones sobre temas
científicos es lo que ha alentado a autores, ingleses y americanos principalmente,
(Rogers y Marres, 2000; Triunfol, 2004; Delborne et al, 2011) a fijar la mirada
en esta fuente inagotable de conocimiento para las multitudes (Shirky, 2010).
Estudiosos de la comunicación pública de la ciencia como Weilgod (2001)
aseguran que Internet ha cambiado radicalmente las relaciones entre los actores
de la comunicación de la ciencia por varias razones. Por un lado, la Web permite
a los científicos y a sus organizaciones comunicarse directamente con sus
audiencias. Además, elimina las restricciones de tiempo y espacio inherentes a
los medios de comunicación. Asimismo, combina la capacidad de
profundización de la prensa escrita con las posibilidades de interacción y de
comunicación con los usuarios que ofrece la Web 2.0. Y, por último, facilita la
comunicación instantánea de uno a uno, de uno a muchos, de muchos a uno y de
muchos a muchos.
Y es que Internet ha devuelto la ciencia a la esfera pública. Después de más
de un siglo de aislamiento, los científicos vuelven a estar ante el público. Esta
vez, ya no se trata de meros espectadores que asisten a la representación de la
ciencia, sino de agentes activos que aprenden, evalúan, comparten, participan y
deciden (Brossard, 2013).
La Web social ha posibilitado la desintermediación de la comunicación
pública de la ciencia y ha recuperado el ideal de la democratización del
conocimiento, transformando la inaccesible Torre de Marfil de los científicos en
un ágora abierta a los ciudadanos (Baron, 2010; Olvera-Lobo y López- Pérez,
2013, 2014a, 2014b; López-Pérez y Olvera-lobo, 2015a, 2015b, 2016a, 2016b)

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 93-107


CIENCIA Y SOCIEDAD: NUEVAS INTERACCIONES EN EL UNIVERSO DIGITAL 99

Valorados como un canal clave en el aprendizaje informal de la ciencia


(Eveland y Dunwoody, 1998; Lederbogen y Trebbe, 2003; Weilgod y Treise,
2004), los sitios web científicos pueden transformar el proceso de comprensión,
desde la memorización pasiva a la implicación activa (Weilgod y Treise, 2004).
De esta manera, Internet se presenta como un medio para incrementar la
urgente necesidad de diálogo entre científicos y público (Lederbogen y Trebbe,
2003) y cuenta con capacidad para eliminar la creencia en las habilidades
mágicas de los científicos, al tiempo que se consigue un mayor apoyo del público
a la investigación gracias al conocimiento y confianza mutua. Los sitios web de
ciencia constituyen por tanto una importante herramienta para frenar la incultura
científica, promover actitudes positivas hacia la ciencia y fomentar vocaciones
científicas (Ebersol, 2000). Indiscutiblemente, Internet ha hecho mucho más
permeable la frontera entre la comunicación profesional y la conversación con el
público, facilitando el acceso de la sociedad a una parcela que antes era privada y
favoreciendo la “desintermediación” de la ciencia (Trench, 2008).
En este contexto, los medios de comunicación ya no son los únicos
responsables de la cultura y educación científica de los ciudadanos. Ahora los
investigadores y las instituciones públicas tienen la responsabilidad de llevar a la
esfera pública la conversación sobre la ciencia (Batts, Anthis y Smith, 2008;
Olvera-Lobo y López-Pérez, 2013a, 2013b, 2014a, 2014b; López-Pérez y
Olvera-Lobo, 2015a, 2015c).
Por último, es reseñable el hecho de que, hasta no hace mucho tiempo, la
mayor parte de la literatura científica relacionada se limita, principalmente, a
analizar los blogs, una de las herramientas de la Web 2.0 considerada como uno
de los mejores canales para la comunicación pública de la ciencia (Trench,
2008), no sólo por su potencial para presentar los resultados científicos a la
sociedad (Lapointe y Drouin, 2007; Wilkins, 2008; Kouper, 2010; Colson,
2011), sino también por su capacidad para cambiar radicalmente el proceso de
producción científica (Trench, 2008; Batts, Anthis y Smith, 2008; Mahrt y
Puschmann, 2013).

Comunicación digital de la ciencia: objeto de estudio interdisciplinar

Para disciplinas como las humanidades y las ciencias sociales, la Web 2.0 se ha
convertido en un importante objeto de estudio donde analizar la realidad
generada al amparo de este universo digital. La comunicación pública de la
ciencia es uno de los ámbitos académicos donde el interés científico por la
dimensión digital empieza a cobrar importancia en áreas que van desde el

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 93-107


100 LOURDES LÓPEZ-PÉREZ & DOLORES OLVERA-LOBO

análisis de controversias científicas a la ciencia ciudadana, o de la definición de


nuevas formas y prácticas para el periodismo científico a la ciencia abierta (Su,
Akin y Brossard, 2017; Pitrelli, 2017; Grand et al, 2016; Olsson, 2016; López-
Pérez y Olvera-Lobo, 2016a, 2016b, 2015; Olvera-Lobo y López-Pérez, 2014,
2013a, 2013b; Mahrt y Puschmann, 2013; Colson, 2011; Kouper, 2010).
El impacto de la comunicación pública de la ciencia a través de la red en la
producción científica es otra de las líneas de investigación que ha surgido en los
últimos años. Shuai, Pepe y Bolen (2012) concluyeron que la comunicación de
un paper a través de Twitter puede incrementar hasta en 11 veces las
posibilidades de que un artículo sea citado. Por su parte, Jensen et al. (2008)
confirmaron que los científicos con mayor participación en actividades de
divulgación científica habían publicado más artículos científicos y eran más
citados en un año que sus colegas que no lo habían hecho.
El nuevo rol de los científicos en la relación con la sociedad también ha sido
foco de trabajos como el de Grand et al. (2016). Estos investigadores analizaron
la forma en que los investigadores conectan con los diferentes agentes sociales a
través de los medios digitales para crear, compartir y representar el conocimiento
conjuntamente. Entre sus conclusiones apuntaron que el acceso abierto y la
participación facilitados por las herramientas de la Web 2.0 fomentan la
implicación del público en el proceso científico, contribuyendo a la socialización
de la investigación.
Por su parte, Lee y Van Dyke (2015) establecieron su interés en el impacto de
la red sobre las relaciones públicas de las instituciones científicas. Sus resultados
señalan de qué manera la Web 2.0 permite a las instituciones establecer un
diálogo con su público, cultivar una mejor relación con los diferentes agentes
sociales y activar la participación online y offline de la audiencia.
Desde el punto de vista de la promoción de la cultura científica, académicos
como Schefeule (2014) afirman que el mecanismo clave detrás del aprendizaje
informal de las ciencias es la comunicación bidireccional entre las instituciones y
el público. Otros estudiosos como (Kwok y Yu, 2013; Saffer, Sommerfeldt y
Taylor, 2013 y Yang et al., 2013) presentan además evidencias científicas que
respaldan que la interactividad promovida por las instituciones a través de las
redes sociales influye positivamente en las actitudes, percepciones y conductas
de las sociedad.

Conclusiones

La comunicación pública de la ciencia digital está irrumpiendo como una nueva


disciplina académica con múltiples focos de estudio que deben abordarse desde

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 93-107


CIENCIA Y SOCIEDAD: NUEVAS INTERACCIONES EN EL UNIVERSO DIGITAL 101

una perspectiva multidisciplinar. A las líneas de investigación surgidas en los


últimos años, principalmente en el ámbito internacional, deben sumarse otras de
importante interés como el análisis del contenido de las interacciones entre
ciencia y sociedad o el estudio de la viralidad de noticias científicas falsas que
pueden afectar a aspectos de relevancia social como la salud.
La generación de nuevas fuentes de información periodística como los blogs
o Twitter, el uso de las nuevas herramientas de la Web 2.0 para implicar a los
ciudadanos en el proceso científico o el cambio de relación entre científicos y
periodistas son otros de los aspectos que deben ser abordados desde las ciencias
sociales digitales. Las ventajas y desventajas sociales de la ciencia abierta, el
fomento de vocaciones científicas o el impulso de la ciencia ciudadana a través
de las plataformas digitales también han de convertirse en objeto de estudio en
los últimos años.
Como se ha expuesto a través de esta breve revisión de la literatura científica,
la comunicación pública de la ciencia digital es un campo emergente que
requiere un marco teórico y un cuerpo académico que necesita consolidarse en
España. Deseamos que esta aportación sirva de acicate para el impulso de nuevos
trabajos académicos que ayuden a comprender cómo Internet está cambiando las
interacciones entre ciencia y sociedad.

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REFLEXIONES FILOSÓFICAS EN TORNO A LOS SISTEMAS DE MEDICIÓN1

PHILOSOPHICAL REMARKS ON MEASURING SYSTEMS

NYDIA LARA ZAVALA


Universidad Nacional Autónoma de México
nydialz@yahoo.com

RECIBIDO: 05/05/2018
ACEPTADO: 17/07/2018

Resumen: Pese a que las medidas forman parte de nuestra vida cotidiana y son fundamentales
para el desarrollo de la ciencia y la ingeniería, el hecho es que aún tenemos serias dificultades para
comprender a qué refieren: ¿A algo que intrínsecamente pertenece al mundo o a una imposición
humana arbitrariamente elegida que nos permite medirlo? En el presente trabajo se analizan las dos
posturas para ver los pros y contras que cualquiera de las respuestas conlleva. Argumentamos que es
menos problemático asumir que nuestras unidades de medida son imposiciones humanas arbitrarias y
no magnitudes que pertenecen a la naturaleza. Desde nuestra perspectiva, lo que es menester
entender es que nada es medible si no se estipula una unidad de medida y la elección de esa unidad,
aunque sea arbitraria, es la que nos va a permitir obtener las medidas del mundo.
Palabras clave: Metrología, Unidad de medida, Valor real de medición, Error, Incertidumbre.

Abstract: Although measures are part of our daily lives and are fundamental to the development of
science and engineering, the fact is that we still have serious difficulties to understand what they refer
to: to something that inherently belongs to the world or a human imposition arbitrarily chosen that
allows us to measure it? In the present work the two positions are analyzed to explore the pros and
cons that any of the answers entails. We argue that it is less problematic to assume that our units of
measurement are arbitrary human impositions and not magnitudes that belong to nature. From our
perspective, what is necessary to understand is that nothing is measurable unless a unit of measure is
stipulated and the choice of that unity, even if arbitrary, is the one that will allow us to obtain the
measures of the world.
Keywords: Metrology, Unit of measurement, Real value of measurement, Error, Uncertainty.

Introducción

Un tema sumamente importante, aunque sólo intermitentemente explorado por


los filósofos a lo largo de la historia, está relacionado con los instrumentos de
medición que muchas veces nosotros utilizamos en la vida cotidiana, pero que
indiscutiblemente son fundamentales para el desarrollo del conocimiento de la
1
Investigación realizada gracias al Programa UNAM-DGAPA-PAPIIT clave IN403317
Epistemología de la tecnología y el desarrollo del conocimiento científico.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 109-125


110 NYDIA LARA ZAVALA

ciencia y la ingeniería para obtener muchos de sus resultados. Aunque


encontramos importantes reflexiones filosóficas en torno a la medición desde el
siglo XIX, lo cierto es que es un tópico que a veces se atiende pero que luego se
abandona sin que se logre realmente obtener una comprensión cabal de lo que es
la medición y su enorme importancia epistémica y práctica para el mundo
moderno.
Esto puede deberse, en parte, al hecho de que su relevancia en el desarrollo
del conocimiento científico es realmente muy joven. Su origen lo podemos
rastrear más o menos durante los siglos XVII y XVIII, cuando se sentaron las
bases metafísicas, ontológicas y epistémicas que desde entonces caracteriza una
buena parte de la actividad del trabajo científico, donde la tecnología de la
medición adquirió una trascendencia extrema para tratar de entender el no menos
complejo e intrincado comportamiento de la naturaleza (Mari, 2003, p. 21).
Empero, desde su mismo origen quedó abierta una pregunta que hasta la fecha no
hemos sido capaces de contestar: ¿Hay efectivamente aspectos cuantitativos en
los objetos, fenómenos y procesos independientemente de su medición o no?
(Berka, Measurement, p. 206).
El objetivo de este trabajo es tratar de explorar esta pregunta desde dos
vertientes: la primera es la denominada ‘realista’ que sostiene que el mundo tiene
medidas y que nuestros instrumentos de medición sólo nos permiten
aproximarnos a su verdadero valor. La segunda es una postura propia, quizá muy
cercana pero no idéntica al convencionalismo, donde sostenemos que en el
mundo encontramos ciertas características, atributos o propiedades que se
pueden medir, pero éstos carecen en sí mismos de medidas. Lo que queremos
sostener es que son nuestros instrumentos de medición los que nos ofrecen sus
medidas, por lo que la medición directamente dependen de las unidades y sus
escalas que creamos como estándares para medir ciertas características, atributos
o propiedades del mundo, pero el mundo mide lo que los instrumentos que
creamos con esos estándares marcan lo que se mide.

Origen y problemas del realismo

Muy probablemente por el reconocimiento de que el mundo, tal como lo


percibimos, es demasiado complejo, desde el siglo XVII se trató de simplificar
dividiendo a la percepción en cualidades primarias y secundarias. Se asumió que
sólo las primarias eran reales, mientras que las secundarias se consideraron como
meras ficciones de nuestros sentidos sin ningún valor cognitivo real. Galileo, por
ejemplo, nos dice:

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 109-125


REFLEXIONES FILOSÓFICAS EN TORNO A LOS SISTEMAS DE MEDICIÓN 111

…yo juzgo que, si los oídos, las lenguas y las narices se eliminaran, la figura, los números
y el movimiento sin duda permanecerían, pero no el olor o el sabor o el sonido, que, sin el
animal viviente, no puedo creer que sean otra cosa más que nombres, así como las
cosquillas no son otra cosa mas que un nombre cuando la axila o la membrana de la nariz
se eliminan (Galileo, Opere, IV, 336, ff.).

Desde entonces se catalogó como lo real, objetivo y verdadero sólo a aquellas


cualidades, características o propiedades observadas que fueran susceptibles de
ser medidas y cuantificadas. Pero este postulado casi de inmediato provocó
severos conflictos para entender si las medidas eran propiedades intrínsecas a la
realidad así concebida o eran el resultado mostrado por los instrumentos de
medición.
De acuerdo con la teoría que postula la distinción ente cualidades primarias y
secundarias (Galileo, Descartes, Boyle y Locke), donde se catalogan a las
primarias como aquello que en sí mismo posee propiedades medibles y
cuantificables, es obvio que se pensara que las medidas de hecho pertenecen a las
cosas que se miden y son independientes de con qué o cómo se miden (Joel
Michell, 2004, p. 1). Este es el origen de la corriente filosófica de la medición
denominada ‘realismo’ que, pese a que es ampliamente aceptada hasta la
actualidad, conlleva una serie de acertijos metafísicos que a nuestro juicio,
enreda el tema a tal extremo que se acaba por no entender no sólo qué es y a qué
refiere la medición, sino qué es lo que se pretende lograr cuando medimos las
partes del mundo que nos interesa con la cada vez más compleja tecnología de la
medición.
Desde la perspectiva de un realista, hay una diferencia entre los valores
reales de la parte del mundo que queremos medir y la elección del instrumento
con el que lo medimos. Los instrumentos, nos dicen, sólo parecen ofrecernos una
aproximación estadística de sus verdaderas medidas, por lo que los avances en la
tecnología de la medición, desde su perspectiva, tienen como propósito acortar el
sesgo entre las medidas reales y los valores estadísticos que reflejan los
instrumentos utilizados para medirlos.
Por el valor estadístico de las medidas experimentales, se asume una premisa
de corte metafísico que aún se defiende tanto por muchos científicos, como por
metrólogos y filósofos: que en la naturaleza hay medidas reales aunque nuestros
instrumentos de medición sólo nos pueden dar aproximaciones de ellas (ver
Trout, 2000, pp. 272–276 y Byerly y Lazara, 1973, 10–28. Para una discusión en
torno a la postura de los metrólogos, ver Mari y Giordani, 2013, Cap. 4). Esto se
traduce en la creencia de que los obstáculos para alcanzar el verdadero
conocimiento no es un problema ni de la naturaleza ni de las teorías que dan

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 109-125


112 NYDIA LARA ZAVALA

cuenta de ella, sino de los instrumentos de medición que se utilizan, esto es, el
problema epistémico se le imputa a la falta de precisión, exactitud y
confiabilidad de la tecnología de la medición.
La idea de que las medidas son propiedades que pertenecen al mundo,
independientemente de si las medimos o no, aunque está ampliamente difundida,
conlleva a tener que enfrentar problemas insolubles. Dentro de ellos podemos
destacar el hecho de que a lo único que tenemos acceso son a las medidas que
obtenemos con nuestros instrumentos, por lo que declararlos incapaces de
brindarnos el valor real de las medidas de las partes del universo que nos
interesan, es una forma muy efectiva de negar la posibilidad de saber cuánto
efectivamente mide algo, sobre todo si consideramos que se está hablando de una
supuesta medida real que abiertamente se reconoce que nosotros ignoramos cuál
es. 2
Lo que es un hecho es que bajo el supuesto de que hay un valor real de
medición, independiente de las medidas que se toman con los instrumentos que
se utilicen, se tiende a pensar que ningún procedimiento de medición es exacto
(Kyburg, 1984, p. 3) por lo que la ilusión de encontrar el supuesto valor real de
lo que se mide se vuelve, desde esta perspectiva, un problema imposible de
resolver.
Por la aceptación de que no es posible obtener con nuestros instrumentos el
valor real de la medida de las cosas del mundo, desde el siglo XIX surge la
denominada ‘Teoría del error’ ampliamente aceptada tanto por metrólogos como
por filósofos donde, como lo indica el mismo nombre de la teoría, su función es
detectar los errores de medición supuestamente comparados con un hipotético
valor real que abiertamente se reconoce que nadie sabe cuál es. Esto es así,
porque según esta teoría el error se concibe como la diferencia entre los
resultados de una medición y su valor real. Se conocen los resultados de la
medición, pero se desconoce el valor real y si se desconoce el valor real, es
evidente que también se desconoce el rango de error entre los resultados de la
medición y el valor real (X. Ye et al, The new concept of measurement of error
theory, Measurement 83, 2016, p 97).
Lo cierto es que la premisa que sostiene que en el universo hay valores reales
de medición y la aceptación de que nuestros instrumentos contienen errores que
nos impiden llegar a conocerlos, nos ha llenado la cabeza de problemas
irresolubles que en la literatura se reflejan de diversas maneras. Un claro ejemplo

2
Esta idea queda muy bien expresada por Mari, quien cita el Vocabulario Internacional de
Metrología de la ISO DE 1993 que dice: “el verdadero valor de una cantidad es un concepto ideal y,
en general, no puede ser conocido exactamente” (Mari, p. 21).

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REFLEXIONES FILOSÓFICAS EN TORNO A LOS SISTEMAS DE MEDICIÓN 113

de la clase de dificultades que se discuten sobre este tema, nos lo ofrece Hasok
Chang en su libro Inventing temperature.
Chang nos proporciona una tabla en donde compara las discrepancias que se
obtienen en las escalas de medición entre tres termómetros cuando los tubos se
llenan con mercurio, con alcohol y con agua respectivamente. En los tres casos el
0° equivale al punto de congelación del agua y el 100° a su punto de ebullición.
Como el rango es muy grande (del 0 al 100) los tres termómetros subdividen su
escala en porciones de 10 y cada decena a su vez se subdivide en 10 partes,
quedando una escala idéntica en todos ellos. Sin embargo, cuando los tres
termómetros se utilizan para medir la misma muestra al mismo tiempo, lo que se
obtiene es que cuando, por ejemplo, el termómetro de mercurio marca 50°, el de
alcohol marca 44° y el de agua 26°.
La pregunta en estos casos se ha planteado como sigue: ¿Cómo se elige qué
termómetro utilizar para medir la temperatura? Esto es: ¿Cuál de los tres se
acerca más a la temperatura real de la muestra medida? El problema es que para
poder decidir eso, necesitaríamos contar con un termómetro exacto para que nos
proporcione la medida real de la muestra y podamos elegir cuál de los tres
instrumentos es el que más se acerca a ella. Pero eso es justo lo que no se tiene,
por lo que visto así irremediablemente nos encierra en un círculo vicioso y nos
deja ante un problema que por más que le demos vueltas parece no tener
solución. K. F. Gauss, uno de los padres de la teoría del error, por ejemplo,
afirma: “cuando se analiza el significado de las mediciones que se han obtenido,
el experimentador trata de estimar su verdadero valor, el valor que hubiera
producido el mejor instrumento realizable” (aparece en Mari, p. 21). Empero,
bajo esta perspectiva, no tendríamos ni siquiera los criterios para determinar cuál
podría ser el instrumento que se acercara más a los valores reales de lo que
medimos.
Lo que es un hecho es que los fundadores de la ciencia moderna de los siglos
XVII y XVIII nos dejaron inmersos en el mito de Sísifo al proponer que en el
mundo existen medidas reales que nosotros tendríamos que descubrir. El
problema se vuelve grave, porque al mismo tiempo se acepta que nuestros
instrumentos de medición sólo nos dan valores inexactos de la realidad que se
mide. Bajo esta perspectiva parece que la labor del metrólogo se convierte en
encontrar la manera de mejorar la instrumentación hasta lograr un objetivo:
acercar cada vez más la medida que refleja el instrumento al valor real de la
muestra, ilusión que, como bien lo ilustra Chang, es humanamente inasequible.
No se está afirmando que no puede haber errores de medición, pero de ahí a
suponer que todas las medidas son, por definición, inexactas o erráticas parece
ser una exageración sin más sustento que una asunción metafísica más que

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 109-125


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cuestionable. Lo que sostenemos es que puede haber y, de hecho las hay,


discrepancias de medición sobre todo si se considera que al medir es necesario
tomar en cuenta la estabilidad de lo que se quiere medir, la estabilidad del
instrumento de medición, la apreciación del operador que ejecuta la medida y
los factores del universo que pueden influir en la toma de esa medida. Por todos
estos factores en la ciencia, en el desarrollo tecnológico y en la industria, las
medidas que requieren de mucha precisión exigen la utilización de instrumentos
calibrados conforme a los patrones de referencia por instituciones certificadas en
metrología para comprobar que las escalas se ajusten a los valores
correspondientes a las unidades de medida aceptadas. Asimismo, se requieren
operadores bien entrenados para tomar las medidas de manera adecuada, lo cual
exige que las medidas se realicen varias veces sobre la misma muestra y que se
especifiquen los valores de influencia que puede ejercer el medio ambiente tanto
en el instrumento de medición como en la muestra que se mide. Pero también se
requiere calcular la incertidumbre de las medidas obtenidas por reiteración, que
no siempre son iguales, pues para un operador el valor de una medida puede ser,
digamos, 7.00 cm, para otro 6.99, para otro 7.01 y aún para otro 6.98. Empero,
sostener que las discrepancias son errores involucra suponer que de alguna
manera se tiene conocimiento de lo que es correcto, cosa que no existe en el
mundo de la medición. Lo cierto es que la variedad de medidas que se obtienen
con un mismo instrumento sobre una misma muestra, en general se debe a que
las marcas de las escalas tienen diversos espacios y grosores, por lo que un
mismo operador, o varios, pueden interpretar de manera diferente qué medida
marca la escala. Pero a pesar de las diferencias (que en general son muy
pequeñas), la diversidad no se puede considerar como errores de medición, sino
como diferencias de apreciación, que es realmente lo que en metrología ahora se
denomina ‘incertidumbre’.3
De hecho, nuestros instrumentos de medición se han ido mejorado y poco a
poco se han logrado institucionalizar, no porque estemos alcanzando el
conocimiento de las medidas reales del mundo, sino porque cada día las unidades
que marcan los estándares que nos van a servir para medir se hacen más estables,
que es el trabajo que realmente les compete llevar a cabo a los metrólogos como
lo veremos más adelante.

3
En la literatura tanto filosófica como metrológica se manejan dos sentidos del término
‘incertidumbre’: el que se acuña de la teoría del error, donde se proponen valores ideales de medición
y el que propone el JCGM 200:2012, International Vocabulary of Metrology – Basic and general
concepts and associated terms (VIM), 3rd Edition, que trata de corregir la versión tradicional con una
acepción semejante a la que estamos empleando nosotros. De todas maneras, este es un tema que sin
duda requiere de un análisis conceptual mucho más puntual para desentrañar sus ambigüedades.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 109-125


REFLEXIONES FILOSÓFICAS EN TORNO A LOS SISTEMAS DE MEDICIÓN 115

Lo que basta reconocer, para liberarnos de premisas metafísicas


desorientadoras, es que el punto medular para abordar el tema de la medición no
puede partir de la idea de que el mundo posee medidas, sino que tiene que ver
con la necesidad de entender por qué ningún sistema de medición sería posible
sin la especificación de lo que se va a considerar una unidad de medida.
Revisemos con detalle este tema para apreciar su importancia.

Unidad de medida

Lo que queremos sostener a continuación es que la fuente del conocimiento de la


medición está fincada en su unidad de medida. Por eso, cualquier sistema de
medición requiere de inicio estipular una unidad, idealmente invariable, que nos
sirva como patrón de referencia para empezar a contar cuántas veces cabe esa
unidad en lo que queremos medir. Esto es, la elección de esa unidad es la que
sirve de estándar o patrón para calcular una magnitud, entendiendo por
‘magnitud’ la medida de algo conforme a la unidad elegida. Esto es importante
considerarlo, porque muchas cosas diferentes comparten una o varias
propiedades medibles en común. Por lo mismo, se pueden medir muchas cosas
diferentes utilizando la misma unidad de medida que nos sirve para determinar la
magnitud de la característica, atributo o propiedad a la que se aplica esa unidad.
Esto significa que sin la especificación de lo que se va a considerar nuestra
unidad de medida, nada sería medible. La razón es que el mundo mide lo que
nuestras unidades de medición indican que mide.
El problema es que la elección de una unidad de medida, si no hay
consensos sociales, puede ser totalmente arbitraria. Esto es, si se requiere medir,
digamos, el largo de un mueble, se puede utilizar como unidad de medida el
tamaño de la cuarta de una mano, el tamaño de un palo o el tamaño de un listón.
Con esto lo que se quiere enfatizar, por lo pronto, es que mientras que el tamaño
del mueble sin duda alguna es una propiedad del objeto, su medida, aunque
posible, no lo es. Lo mismo se puede decir de la cuarta de la mano, del palo o del
listón que en cierto momento pueden servir como unidad de medida. Los tres
poseen tamaño y con cualquiera de los tres se puede medir el largo del mueble,
pero en sí mismos ellos no poseen medida. No obstante, la medida que se puede
obtener del largo del mueble va a depender de la unidad de medición empleada,
porque cualquiera que se elija va a fungir como el patrón de referencia que nos
sirve para iniciar el proceso de medición. Pero por supuesto que la medida
cambia y varía dependiendo de qué unidad de medición se emplee, esto es, la
medida del mueble variará en relación a la unidad de medida utilizada (la cuarta

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 109-125


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de la mano, del palo o del listón). La elección de esa unidad, como se dijo
anteriormente, se puede elegir de manera completamente arbitraria, es decir, la
fijamos nosotros y la parte del mundo que medimos se adapta a ella. Pero es
evidente que distintas cuartas de distintas manos, distintos palos o distintos
listones pueden tener tremendas variaciones y, por lo mismo, no nos van a
ofrecer los mismos resultados de medición cuando los comparamos. 4
De hecho, lo que motivó a los intelectuales revolucionarios franceses durante
el siglo XVIII a buscar un consenso social con el metro, fue, en primer lugar,
minar la arbitrariedad de la nobleza y el comercio que libremente cambiaba sus
unidades de medida incrementándolas o disminuyéndolas a su conveniencia y, en
segundo lugar, para establecer una unidad de medida “objetiva” y
fundamentalmente estable, que permitiera derivar las otras, como el gramo o el
litro, con la intención de que pudieran ser utilizadas como patrones de referencia
por cualquiera y que permitiera la colaboración entre diversas personas
independientemente de su credo, ideología, procedencia o clase social (ver Mari,
p. 21).
Pero el metro no fue pensado como una unidad de medida arbitraria. Sus
creadores, embebidos en el espíritu cientificista de su época, partieron de la idea
de que el mundo tiene medidas y con esta convicción decidieron crear una
unidad que procediera de las medidas de la misma Tierra con la intensión de que
fuera universal y accesible para cualquiera. En 1791 se propuso que el metro
fuera la diezmillonésima parte de la distancia entre el Polo Norte y el Ecuador
pasando por el meridiano de París. El problema evidente era, primero, cómo
medir esa distancia sin recurrir a una unidad de medida para hacerlo, ya que
hablar de la diezmillonésima parte de un cuadrante de la Tierra no es una
medida, sino una proporción geométrica abstracta y, segundo, que la distancia
propuesta para calcular la diezmillonésima parte de ese cuadrante era excesiva.
Como es imposible tomar una medida sin contar con una unidad para hacerla
se recurrió a la toesa5 y al círculo de reflexión de Borda para obtener las medidas
angulares. Esta elección se debió a que la toesa era una barra ampliamente
utilizada en París y el círculo de Borda se consideraba un confiable instrumento
de medición para hacer operaciones geodésicas. Para enfrentar el segundo
problema, se optó por sólo medir la parte que iba de Dunquenque, Francia, a

4
Recuérdese el ejemplo de los termómetros de Chang.
5
Se sabe que se utilizó la toesa, pero había varias. Hay quienes dicen que la que se empleó fue la del
Perú, otros dicen que la castellana y aún otros que la de Burgos que se utilizaba en París. Adler en su
libro La medida de todas las cosas, dice que se utilizaron cuatro varas de platino, cada una de dos
toesas de longitud, que equivaldría aproximadamente a 3.898m, donde cada toesa tendría una
longitud aproximada de 1.949m.

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REFLEXIONES FILOSÓFICAS EN TORNO A LOS SISTEMAS DE MEDICIÓN 117

Montjuic en Barcelona, España. Dos científicos, Méchain, astrónomo y geógrafo,


y Delambre, astrónomo y matemático, fueron los encargados de tomar esas
medidas. Con los resultados obtenidos se procedió a hacer el cálculo matemático
para obtener la medida entre el Polo Norte y el Ecuador, para después calcular la
diezmillonésima porción de esa distancia con la finalidad de determinar el
tamaño del metro.
En su momento el metro se concibió como la primera unidad de medida
obtenida de la misma naturaleza, lo cual para ellos significaba la garantía de su
neutralidad, objetividad y validez universal. Pero, además, la magnitud de lo que
debería medir un metro estaba previamente estipulada en abstracto antes de que
se obtuvieran los resultados de medición de lo que se determinó que debería de
ser un metro (la diezmillonésima parte del cuadrante del Polo Norte al Ecuador).
Lo que es digno de llamar la atención es que este caso parece que representa
la primera ocasión conocida donde se determina una unidad de medida con base
en un cálculo matemático extraído de mediciones parciales obtenidas con otras
unidades de medida (la toesa y el círculo de Borda). Lo cual quiere decir que,
aunque ya nadie utiliza toesas y círculos de Borda para hacer sus mediciones, el
metro nació con el estatus de longitud gracias a esas unidades de medida. Sin
embargo, todos sabemos que pese al titánico esfuerzo de medición que llevaron a
cabo Méchain y Delembre, lo cierto que el metro, si bien nació de un cálculo
matemático para estipular su medida, no mide la diezmillonésima parte de la
distancia entre el Polo Norte y el Ecuador, sino la cantidad que estipularon los
dos científicos involucrados en el proceso para determinar qué era un metro.
Empero, eso de ninguna manera ha obstaculizado el hecho de que el metro se
haya convertido en el patrón estándar más aceptado hasta la fecha y que junto
con las otras unidades que se derivan directamente de él, como el kilo y el litro,
sean las unidades que conforman el denominado ‘sistema métrico decimal’, que
representan las unidades de medida más utilizadas en el mundo, con la inmensa
ventaja que acarrea el acuerdo social que eso conlleva.
No obstante, y pese al halo cientificista y democrático que lo envuelve, el
sistema métrico decimal no ha sido adoptado por todos. Estados Unidos,
Birmania y Liberia, hasta la fecha utilizan otras unidades de medidas distintas a
las del sistema métrico decimal. Esto es un problema, pues el hecho de que aún
no tengamos acuerdos universales en torno a las unidades de medidas que
utilizamos, puede ocasionar confusiones y desastres irreparables. Como ejemplo
tenemos el caso del Orbitador del Clima de Marte (Mars Climate Orbiter), donde
la compañía Lockheed Martin Astronautics, que se encargó de su diseño y
construcción, realizaba sus cálculos con el sistema anglosajón de medidas (pies,
libras, millas) y el Jet Propultion Laboratory, responsable de programar los

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 109-125


118 NYDIA LARA ZAVALA

sistemas de navegación del Orbitador los realizaba con el SI (metros,


kilogramos, kilómetros). Por un lamentable error de comunicación, ninguna de
las dos instituciones involucradas especificó sus unidades de medida por lo que
la órbita del dispositivo se calculó mal y se presume que se destruyó porque hizo
contacto con la atmósfera de Marte.
Con este ejemplo lo que se quiere enfatizar es que a pesar de que la elección
de las unidades de medición tiene este carácter arbitrario y, por lo mismo,
cualquiera puede elegir la que mejor le parezca, el trabajo de equipo exige
acuerdos y consensos sociales sobre cuál elegir. La moraleja de experiencias de
esta clase es que cuando hay un proyecto común que requiere de medidas, los
integrantes tienen que estipular qué sistema de medición van a utilizar pues el
mundo mide lo que nuestras unidades de medida dicen que mide. Si se entiende
el punto, es fácil darse cuenta de que el fracaso del Orbitador de Marte
propiamente hablando no se puede entender como un problema de error de
medición. Dado el prestigio de las dos instituciones involucradas, podemos
asumir que las dos realizaron sus medidas de la manera más precisa posible, pero
no con las mismas unidades de medida. El problema entonces no fue la medición
que cada institución obtuvo por su cuenta, sino el no considerar que dos
unidades de medida diferentes estaban socialmente aceptadas y, por lo mismo,
que era posible obtener datos y resultados correctos pero distintos al medir los
mismos hechos del mundo con sistemas de medición distintos.
Lo que siempre se tiene que considerar es que el mundo en sí mismo no tiene
medidas sino que las medidas se obtienen a partir de nuestras unidades de
medición. Es decir, el mundo no mide lo mismo cuando se utiliza, digamos, el
sistema anglosajón o el sistema métrico decimal. Los dos en sí mismos pueden
brindarnos medidas muy precisas del mundo, pero los resultados son distintos
simple y sencillamente porque las unidades de medidas son distintas. Si se
reconoce este hecho, podemos aseverar que el problema de fondo es social. La
falta de acuerdos internacionales sobre qué unidades de medidas vamos a utilizar
hacen que lo que medimos del mundo no se pueda unificar y, aunque se supone
que hay equivalencias que nos permiten convertir los resultados de una unidad a
otra, por experiencia sabemos que ninguna equivalencia es exacta (Yoder y
Morley, 2016, p.15)6. Si no se requiere mucha precisión, esto quizá no representa

6
Parte de la razón, aunque no la única, es que el sistema anglosajón es mucho más antiguo que el
sistema métrico decimal y eso hace que no sea ni fácil ni coherente establecer sus equivalencias. La
base del sistema anglosajón es el 12 y no el 10 como en el decimal, por lo que incluso las
equivalencias internas al mismo sistema anglosajón son difíciles de manejar. Las conversiones de un
sistema a otro, al no tener la misma base, complica muchísimo la posibilidad de tener valores
equivalentes confiables. Además, se tiene que considerar que en las dos unidades comparadas a su

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 109-125


REFLEXIONES FILOSÓFICAS EN TORNO A LOS SISTEMAS DE MEDICIÓN 119

un gran problema; sin embargo, si se necesita, como en general es el caso de


muchos de los desarrollos de la ciencia y la ingeniería, lo más conveniente es
utilizar la misma unidad para hacer las mediciones que se requieran para que el
mundo mida aproximadamente lo mismo independientemente de quién o dónde
se mida.
El hecho es, y para resumir lo que hasta aquí se ha dicho, que la estipulación
de una unidad de medida es una condición necesaria para medir. Empero, su
elección se puede hacer de manera personal, grupal o institucional. Por razones
obvias y evidentemente prácticas, lo más deseable es que nuestras unidades de
medidas sean institucionales, para que todos usemos las mismas y que con ellas
podamos obtener, en principio, los mismos resultados de medición realizados por
distintos agentes y en distintos lugares, con el fin de poder comunicar, compartir
e intercambiar con los demás esos resultados de manera confiable. Ese es el
papel que actualmente tiene, por ejemplo, el Sistema Internacional de Unidades
(conocido como el SI) que se utiliza actualmente en una muy buena parte del
mundo, donde está legalmente acordado emplear sus unidades de medida de
manera oficial. Así tenemos, por ejemplo, el metro para medir longitudes, el kilo
para medir masas, el segundo para medir el tiempo, el amperio para medir
corrientes eléctricas, el kelvin para medir la temperatura termodinámica, el mol
para medir la cantidad de sustancias o la candela para medir la intensidad
luminosa. Estas siete unidades son consideradas las básicas y prácticamente
todas las demás se derivan de ellas de manera coherente.
Con todo, incluso utilizando las mismas unidades de medidas, el tema de la
precisión es una preocupación constante de la metrología, que es la disciplina
que se dedica al estudio, pruebas, calibración, mantenimiento y mejoramiento de
los instrumentos de medición para garantizar la estabilidad de nuestras unidades
de medidas.
La precisión directamente depende de la estabilidad de nuestras unidades de
medidas, la cual está íntimamente relacionada con la calibración de los
instrumentos que se utilizan para realizarlas (reglas, balanzas, relojes,
termómetros, osciloscopios, etc.). Como es otro tema central para entender la
medición, a continuación pasaremos a explicar en qué consiste la estabilidad y
cuáles son los problemas epistémicos que enfrenta y cómo se han tratado de
solucionar.

vez existen incertidumbres internas, por lo que las equivalencias siempre son problemáticas y
requieren de muchos ajustes.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 109-125


120 NYDIA LARA ZAVALA

Estabilidad de los instrumentos de medición

Vale la pena aclarar que la confianza o desconfianza de los resultados de nuestra


medición, no recae, como sostiene la tradición realista, en las características o
propiedades de los objetos, eventos o fenómenos que se miden, sino en la
estabilidad o inestabilidad de nuestras unidades de medida. No obstante, desde el
siglo XVII se ha popularizado la idea de que el mundo tiene medidas y que
nuestros instrumentos de medición sólo nos pueden proporcionar medidas
inexactas de su verdadera realidad. Esto ha propiciado que los estudiosos de la
medición pasen por alto el hecho de que las unidades de medida no son y no
pueden ser entidades abstractas (como la diezmillonésima parte del cuadrante de
la Tierra del Polo Norte al Ecuador), sino realizaciones físicas concretas que
sirvan como patrones o estándares de referencia objetivos para calibrar el resto
de los instrumentos de medición que se van a utilizar para obtener resultados
equivalentes de medición independientemente de quién o dónde se tomen.
Pero es un hecho indiscutible que la realización física de cualquier unidad de
medida puede sufrir fluctuaciones, con el problema de que si el patrón varía, los
instrumentos que se basan en él también variarían. Por esta razón hay quienes
sostienen que parte de la labor de la metrología consiste en tratar de encontrar los
valores reales de la naturaleza para corregir los errores de los patrones físicos de
las unidades de medición (Mari y Giordani, 2013). El problema que esta visión
encierra es doble, pues, por un lado, esas supuestas correcciones a los patrones
físicos, en general, son modelos teóricos que refieren a medidas que no se han
realizado o que, si se realizaron, hubieran tenido que hacerse a través de algún
instrumento de medición existente, con el inconveniente adicional de que para
esta postura serían medidas aproximadas o erráticas, por lo que desde esta línea
de pensamiento no hay posibilidad de salir de su círculo vicioso (ver Eran Tal,
2016). Pero, por el otro lado, la mera suposición de que la metrología
constantemente esté cambiando los valores de nuestras unidades de medida para
ajustarlas a las verdaderas medidas de la naturaleza, implicaría algo aún más
dramático que un problema meramente conceptual: que no habría estándares
fijos para determinar la pertinencia de los resultados de nuestras medidas.
Sin embargo, basta recordar para desechar esta versión, que actualmente
existen patrones de medidas muchísimo más exactas que las que obtuvieron,
digamos, Méchain y Dalambre cuando hicieron sus cálculos para determinar la
diezmillonésima parte del cuadrante terrestre. Pero sería absurdo modificar el
metro que ellos obtuvieron en función de nuevos hallazgos, pues la
institucionalización de una unidad de medida implica un esfuerzo brutal para
habituar a la sociedad a utilizarla. De hecho, es tan complicado imponer una

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 109-125


REFLEXIONES FILOSÓFICAS EN TORNO A LOS SISTEMAS DE MEDICIÓN 121

unidad universal de medida, que aún después de un poco más de dos siglos, el
sistema métrico decimal todavía no puede ser implantado en todo el mundo.
Imaginemos, pues, que si con cada nueva medición de la naturaleza,
procediéramos a modificar nuestras unidades de medición, el mundo de la
medición sería un verdadero caos y muy posiblemente estaríamos en una
situación muy parecida a la que prevalecía antes de que se instituyera el sistema
métrico decimal como el más aceptado y usado por la sociedad actual.
Afortunadamente la verdadera historia es otra: la metrología tiene objetivos
prácticos, aunado a la imperiosa necesidad de que los patrones
institucionalizados sirvan para que sean fácilmente reproducibles para que todos
compartamos los mismos resultados de medición. Con esto en mente, el
metrólogo trata de elegir los materiales más estables posibles y tener en las
mejores y más cuidadosas condiciones los patrones de medición para evitar en lo
posible que sufran modificaciones. Por esta razón, la metrología requiere de
mucha investigación y los patrones se van perfeccionando a lo largo de su
historia conforme nuevos y más estables materiales se consiguen o se
perfeccionan los instrumentos patrón. Pero la unidad de medida, una vez que está
socialmente aceptada e institucionalizada, no se cambia, sólo la estabilizan más
para que sufra el menor número de fluctuaciones posible.
De hecho, basta recordar que la primera representación física del metro se
hizo de platino porque se consideró que era un material muy confiable. A esa
barra se le llama ‘el metro de los archivos’. Con el tiempo y, a pesar de los
cuidados que se tenían, los metrólogos detectaron que el patrón del metro no era
tan invariable como lo habían supuesto. Por eso’ decidieron hacer una aleación
de 90% de platino con un 10% de iridio para hacer un nuevo patrón, que aunque
se basó en el de los archivos, se hacía mucho más fuerte y confiable para evitar
deformaciones y alteraciones cuando se usaba para la calibración. También le
dieron una forma denominada ‘sección Tresca’ (como si fuera una especie de X
gruesa) para darle mayor estabilidad. Este metro patrón estuvo en uso hasta
1960. Empero, nuevos estudios pudieron detectar que la barra tenía mínimas
fluctuaciones que podían superarse utilizando la longitud de onda en el vacío de
la línea rojo-naranja del elemento kriptón 86, que se supone proporciona una
medida patrón del metro mucho más estable que la barra de platino e iridio.
Cabe aclarar que todos estos ajustes al metro se han hecho mejorando la
estabilidad del de los archivos, a pesar de que se sabe, como se mencionó arriba,
que los resultados de Méchain y Dalambre, que fueron los que definieron lo que
era el metro, no corresponde exactamente con la diezmillonésima parte del
meridiano que va del Polo Norte al Ecuador. Ahora nos dicen que desde 1983 el
metro no es la medida del cuadrante de la Tierra, sino la distancia recorrida por

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 109-125


122 NYDIA LARA ZAVALA

la luz en el vacío durante 1/299’ 792,458 de segundo. La fantasía de los realistas


supone que con esta nueva definición, volvimos a ubicar el metro como una
medida natural, pero esto evidentemente es un enredo conceptual, pues, en
primer lugar, esa cantidad refiere a una medida evidentemente realizada con
unidades aceptadas y, en segundo lugar, lo que se hizo en realidad fue tomar
como referente el patrón más estable del metro y sacar las medidas de lo que
tardaba la luz en recorrerlo. Pero el metro patrón, nos guste o no, es una unidad
de medida muy utilizada en la actualidad, pero no es natural. Ahora bien, si esta
nueva definición del metro es práctica o no, la historia nos lo dirá. Lo que es un
hecho incontrovertible es que nadie ha tirado sus réplicas del metro calibrado con
el anterior patrón, porque a los metrólogos se les ocurrió imponer una nueva
definición de lo que consideran que es un metro. Eso lo tenemos estipulado
desde que se aceptó el concepto de metro como nuestra media oficial de la
longitud y esperemos que nuestras unidades de medidas se conserven
institucionalmente durante mucho tiempo y, aún más, que la parte del mundo que
aún no se integra al SI, poco a poco se decida a hacerlo para evitar catástofres del
tipo del Orbitador de Marte.

Conclusiones

Hay sin duda muchos otros temas y problemas relacionados con la medición que
son dignos de reflexiones filosóficas, sobre todo cuando caemos en la cuenta de
que todavía es necesario despejarlo de premisas metafísicas que sólo han
contribuído a desorientar a los estudiosos y profesionales de la medición
planteando acertijos sin solución a un tema que de por sí es sumamente
complejo.
En este pequeño ensayo nos dedicamos a criticar la postura realista que
sostiene que el mundo tiene medidas. Idea que, como vimos, conlleva la creencia
de que es competencia del metrólogo descubrirlas y ajustar poco a poco sus
instrumentos de medición hasta supuestamente lograrlo. Pero la misma
metafísca que promueve esta creencia, reconoce que esa es una empresa
imposible, por lo que de aquí no salen más que enredos y complicaciones que no
se pueden resolver. Por eso en este trabajo se optó por partir de la premisa
contraria, es decir, asumimos que el mundo carece de medidas y que la única
herramienta real con la que contamos para medirlo refiere a nuestras unidades de
medida.
Las ventajas que obtenemos desde esta perspectiva es que en nuestro caso,
por ejemplo, no aparecen enigmas irresolubles y a nuestro juicio queda mucho

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 109-125


REFLEXIONES FILOSÓFICAS EN TORNO A LOS SISTEMAS DE MEDICIÓN 123

más claro el recuento histórico de cómo se gestó la necesidad de proponer un


sistema universal de medidas y por qué. También nos parece que queda mucho
mejor explicada la labor del metrólogo, cuya tarea es encontrar la manera de
hacer más estables y confiables nuestras unidades de medidas y no tratar de
encontrar medidas que de origen se asumen como misteriosas e inalcanzables.
Desde nuestro enfoque no aparece la aberrante idea de que todas nuestras
medidas son erráticas e inexactas. Con nuestra posición esa idea queda
descartada y se explica mucho mejor el concepto de incertidumbre como una
cuestión que tiene que ver con la estabilidad de nuestros patrones o con pequeñas
discrepancias relacionadas con la apreciación del operador, pero de ninguna
manera como un error intrínseco a las medidas que nos proporcionan nuestros
instrumentos.
Reconocemos que queda abierto el problema de que las unidades de medida
se eligen de manera arbitraria. La otra postura zanja esta cuestión bajo la
asunción de que en el mundo existen las verdaderas medidas y que las unidades
que proponemos tienen como fundamento una medida natural que las hace
objetivas, neutras y universales de suyo. Nosotros, empero, nos podemos
defender en contra de esta creencia, sosteniendo que tenemos como testigo
ocular a la historia, donde se nos demuestra que las unidades que en algún
momento se proponen como naturales, en realidad son obtenidas de mediciones
que no corresponden a una realidad ajena a nuestras propias unidades de
medidas. En efecto, conforme nuestras unidades se estabilizan más, nos damos
cuenta que aquello que se propuso como una medida real y natural, resulta que
no corresponde con la dimensión que generó el patrón que aceptamos e
institucionalizamos y, pese a que no son ni reales ni naturales, son las que
utilizamos y nos sirven muy exitosamente tanto en la vida cotidiana como en el
desarrollo de la ciencia y la ingeniería.
En conclusión, nuestra propuesta parece ser más clara, explicativa y sensata
que la realista, con la inmensa ventaja de que desde nuestra perspectiva se evita
que aparezcan quimeras y enigmas irresolubles. Es por eso que pensamos que lo
que defendemos en este trabajo es una posición más sana y más apta que marca
el principio para tratar de comprender y desenredar la serie de temas y problemas
inmersos en el estudio de la medición que, hasta la fecha, se nos ha presentado
como un estudio elusivo y prácticamente intratable.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 109-125


124 NYDIA LARA ZAVALA

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DOI: http://doi.org/10.12795/Argumentos/2018.i21.07

LA FÁBULA POSMODERNA DE LA RED LIBRE Y DEMOCRÁTICA Y EL NUEVO


1
PARADIGMA TECNO-POLÍTICO DE LA COMPUTACIÓN EN NUBE

THE POSTMODERN FAIRY TALE OF A FREE AND DEMOCRATIC NETWORK, AND


THE NEW TECNO-POLITICAL PARADIGM OF CLOUD COMPUTING

MARIA ANTONIETTA SALAMONE


salamomema@filos.ucm.es
Universidad Complutense de Madrid

RECIBIDO: 30/09/2018
ACEPTADO: 15/11//2018

Resumen: El nuevo paradigma de la Computación en la Nube se identifica actualmente con la teoría


política anarco-capitalista. Su objetivo es la explotación del territorio virtual a través del digital
profiling para influir en las preferencias políticas de los ciudadanos-consumidores. El objetivo de la
Democracia Liquida es la supresión de las viejas tecno-burocracias estatales mediante la promoción
de nuevas tecno-burocracias digitales, cuyos mecanismos de funcionamientos son más oscuros que
los precedentes. En nombre de la nueva libertad negativa automática y gratuita, la Ciudadanía 2.0 ha
otorgado un mandato de gobierno privado a los dueños de la Computación en Nube para la defensa
de sus derechos privados, en lugar de reivindicar un mayor espacio público para ejercer su razón
práctica y defender la libertad republicana.
Palabras clave: Democracia Liquida, Posdemocracia, Posmodernismo, Digital Profiling, Marketing
Político, Fakes News, Big Data, Algocracia, Libertad Negativa, Libertad Republicana,
Neorealismo, Computación en Nube, Computación Cognitiva.

Abstract: The new paradigm of Cloud Computing currently identifies itself as anarcho-capitalist
political theory. Its objective is to exploit the virtual territory through digital profiling in order to
influence citizen-consumers' political preferences. The purpose of the so-called liquid democracy is
the suppression of old state techno-bureaucracies, and the promotion of new digital techno-
bureaucracies, whose operating mechanisms are even darker than the previous ones. In the name of a
brand new free of charge, automatic, and negative freedom, instead of claiming a larger public space
for exercising its practical reason and defend republican freedom, Citizenship 2.0 has granted a
mandate of private government to the owners of Cloud Computing to protect their private rights.
Keywords: Liquid Democracy, Post -Democracy, Postmodernism, Digital Profiling, Political
Marketing, Fakes News, Big Data, Algocracy, Negative Freedom, Republican Freedom, Neorealism,
Cloud Computing, Cognitive Computing.

1
Este artículo se inscribe en el proyecto de investigación Ciencia, Tecnología y Sociedad: Problemas
políticos y éticos de la computación en nube como nuevo paradigma sociotécnico coordinado por
Javier Bustamante Donas, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad (MINECO) en
el ámbito del Programa Estatal de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i) orientada a los
Retos de la Sociedad en el Marco del Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica y de
Innovación 2013-2016.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 129-156


128 MARIA ANTONIETTA SALAMONE

Premisa: el dilema ético del digital profiling

La Computación en Nube (CN) representa una etapa revolucionaria en el


desarrollo de las ciencias computacionales y las telecomunicaciones. Es un
nuevo paradigma tecno-político que tiene notables ventajas para los ciudadanos,
pero presenta serios dilemas éticos y políticos que no pueden ser obviados.
Según el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de Estados Unidos
(NIST)2, la Computación en Nube es «un modelo que posibilita un acceso de
Red ubicuo, conveniente y bajo pedido, a una serie de recursos informáticos
configurables y compartidos (redes, servidores, almacenamiento, aplicaciones y
servicios) que pueden ser rápidamente utilizados y liberados con un mínimo
esfuerzo y una mínima interacción con el proveedor del servicio. Este modelo en
nube promueve la disponibilidad y está compuesto por cinco características
específicas tres modelos de servicio y cuatro modelos de implantación». Estas
características esenciales son las siguientes: 1) servicios bajo petición automática
del usuario sin que sea necesaria ninguna interacción personal con el proveedor;
2) acceso a la Red desde cualquier dispositivo, ya sean potentes o no, incluidos
teléfonos móviles, tabletas, etc.; 3) recursos compartidos (almacenamiento,
memoria, procesamiento, anchura de banda, máquinas virtuales, etc.) disponibles
para múltiples usuarios al mismo tiempo; 4) elasticidad y rapidez que permiten
una percepción de disponibilidad ilimitada de recursos por parte de cada usuario,
gracias a la escalabilidad de los sistemas en nube; 5) sistema de medición del
servicio, que permite conocer a cada momento el uso de recursos por parte del
sistema y de cada usuario para su optimización.
Al principio del siglo XXI los usuarios se esforzaban para comprender cómo
gestionar su propio sistema local de archivos, y se perdían entre carpetas y
ficheros; hoy, sin embargo, el nuevo espacio web del Cloud Computing se ha
tragado todos estos objetos y los usuarios ignoran dónde sus contenidos online
están dispersos en la Red. ¿Quién sabe dónde se encuentran nuestros emails? Los
dispositivos hardware se hacen cada vez menos autónomos y sirven hoy en día
casi exclusivamente para disfrutar de los servicios disponibles en la Red. Ya no

2
El NIST es una Agencia federal del Departamento de Comercio de los Estados Unidos. Dentro del
NIST, el Computer Security Resource Center (CSRC) y su Information Technology Laboratory se
encargan de los estándares de las Tecnologías de la Información, y en concreto, de cloud computing.
La definición de cloud computing está disponible en: <http://csrc.nist.gov/publications/drafts/800-
145/Draft-SP-800-145_cloud-definition.pdf>. En su última publicación de especificaciones de la
nube de mayo de 2012, Cloud Computing Sypnosis and Recommendations, ya considera a cloud
como una plataforma establecida y necesaria para las organizaciones.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 129-156


LA FÁBULA POSMODERNA DE LA RED LIBRE Y DEMOCRÁTICA 129

poseemos nada, todo es compartido con las grandes multinacionales de la


Information Technology que nos brindan nuevos productos sin que tengamos que
pagar un euro en muchos casos. En definitiva, para el usuario la informática se
desvanece en la insoportable ligereza de las ciencias computacionales cuya
utilidad, sin embargo, queda muy limitada en sociedades sin acceso universal a la
Red y, por eso, se convierte en muchos casos en una poderosa causa de brecha
tecnológica. Por ello es necesario aplicar el análisis de Winner3 sobre las
tecnologías inherentemente políticas, o tecno-políticas, a las que define como
aquellas que requieren un conjunto de requisitos sociales como condiciones
necesarias de operatividad. En este sentido, podemos analizar el impacto de la
Computación en Nube como constitución política de facto, y las prevenciones
que debemos tener en un necesario debate social acerca de su implantación.
¿Estamos dispuestos a cambiar elementos tradicionales de nuestras formas de
vidas y nuestros derechos ciudadanos para conseguir una mayor eficacia técnica?
¿Cuánta libertad personal estoy dispuesto a perder para que una empresa conozca
mi perfil como consumidor? ¿Hasta qué punto es legítimo violar la integridad de
las comunicaciones de carácter personal (emails, llamadas, etc.) para aumentar el
nivel de protección frente a peligros de desestabilización del sistema? ¿Qué
consecuencias políticas puede acarrear la personalización de la información a
través de las burbujas de filtros? Todas estas preguntas nos advierten de que
debemos prestar una atención especial a la forma en que la Computación en
Nube altera la gramática del poder.
Uno de los problemas ético-políticos más cruciales con que nos enfrentamos
se refiere, en efecto, a la vulnerabilidad de los agentes dominantes de la
Computación en Nube frente al poder de los Estados centrales. Los designamos
«agentes dominantes» o dueños digitales (proveedores de servicios y gestores de
Big Data como Microsoft, Google, Amazon, Apple, Facebook, Skype, etc.), no
solamente porque poseen los códigos del software que utilizamos, las
informaciones que les regalamos, la potencia del cálculo y la mano de obra
especializada para mantenerlo todo en movimiento, sino también porque han
plasmado una mentalidad nueva promoviendo una Paideia Digital; es decir, una
nueva pedagogía 2.0 que se caracteriza por impulsar una experiencia
computacional orgánica y holística en la cual los usuarios se perciben a sí
mismo, ontológica y psicológicamente, como partes integrantes del todo de la
Red, libres de navegar en un gran Mare Nostrum. Por estados centrales o dueños
analógicos entendemos, en cambio, aquellas naciones que tienen la capacidad de

3
Winner, L. (2008) “¿Tienen política los artefactos?”, en Winner, L., La ballena y el reactor, Gedisa,
Barcelona, pp. 37-54.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 129-156


130 MARIA ANTONIETTA SALAMONE

tomar decisiones sobre las políticas tecnológicas que afectan a ámbitos


extraterritoriales. En nombre de la lucha contra el terrorismo, la seguridad
nacional, la defensa de los valores liberales, del libre comercio, etc., estas
naciones ejercitan una presión cada vez mayor sobre las empresas tecnológicas
para poder jugar un papel instrumental en estas políticas. De acuerdo con
Bustamante, la extensión subrepticia de la información (function creep) y la
vulnerabilidad de los agentes dominantes de la Computación en Nube frente al
poder de estos gobiernos representan el problema ético-político más crucial con
el que nos enfrentamos: «El problema esencial no se sitúa, pues, en el terreno de
los hechos, sino en el de los derechos: se presenta esta disminución de control
sobre la información de carácter personal como una consecuencia colateral
intrínseca e inevitablemente unida a los beneficios esperables por el usuario:
¿por qué se queja de que le miremos el correo, si de esa forma le ayudamos a
gestionar mejor sus citas y sus compras? Lo que está en juego es la propia
redefinición de lo que entendemos como derechos personales en relación con los
derechos que competen a los estados para promover el bien común y defender a
la sociedad de sus enemigos. Para decidir qué tipo de sociedad queremos,
debemos conocer las consecuencias políticas y éticas de las decisiones técnicas,
ya que las tecnologías actúan como leyes: una vez extendidas, tienden a
permanecer hasta que son sustituidas por otras, igual que las leyes son aceptadas
inercialmente desde su promulgación hasta que son derogadas. Las tecnologías,
igual que las leyes, son formas de vida: regulan la manera de entender el trabajo,
el ocio, la participación política, y casi cualquier aspecto de la vida social que
podamos imaginar». 4
Y aquí aparece el gran problema técnico-político señalado: el llamado digital
profiling; es decir el conjunto de procesos de construcción y aplicación de los
perfiles generados por las tecnologías computacionales gracias al cual, a través
del uso de algoritmos, se extrapola una serie de correlaciones para una gran
cantidad de datos; de manera que datos de carácter personal, que han sido
recogidos con un propósito concreto, se mezclan y combinan junto a otros para
fines ajenos a la motivación originaria: desde componer un perfil de consumidor
para ofrecer publicidad adecuada a sus patrones de consumo o efectuar
marketing político, hasta emprender actividades de seguridad nacional en las que
se clasifica a la población según su nivel de activismo social. Es verdad que el
digital profiling no se aplica solamente a los individuos y es muy útil sobre todo
para segmentar grupos de personas (análisis de clusters). Ahora bien, quien
4
Bustamante, J. (2013), “Ética en la nube: dilemas éticos y políticos en el modelo de Computación
en Nube (Ethics on the cloud: ethical and political dilemmas in the model of Cloud computing)”, en
Argumentos de Razón Técnica, nº16, 2013, pp. 37-54.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 129-156


LA FÁBULA POSMODERNA DE LA RED LIBRE Y DEMOCRÁTICA 131

considere que la seguridad esté por encima del derecho a la intimidad no tendrá
ningún problema en aceptar la legitimidad de cierto grado de invasión en la
privacidad personal. El problema es que los valores políticos aquí considerados
(seguridad, control de la información de carácter personal, búsqueda de lucro,
lucha contra el crimen, defensa de la libertad y la democracia, defensa de los
derechos individuales a la vida y a la dignidad) no son valores absolutos. Es más,
ninguno de ellos representa un bien exclusivo en una sociedad liberal. Mejor que
una visión jerárquica o piramidal de estos valores políticos (del tipo: la libertad
es más importante de que la justicia social, o la seguridad nacional es más
importante que la libertad de expresión), los dilemas éticos en la sociedad
tecnológica se presentan, según Queraltó 5, como un sistema reticular, o como un
sistema de pesos y contrapesos.
El propósito de este artículo es analizar la forma social y política de actuar
del «ciudadano de la Red» (netizen, de net + citizen) que se percibe a sí mismo
como parte integrante de la Computación en Nube en la cual fluye y goza
libremente con la sensación de “participar democráticamente” en la vida socio-
política global, gracias sobre todo al uso de las redes sociales. En efecto, los
movimientos de indignación populares y los partidos líquidos, nacidos en
contacto constante con las tecnologías computacionales, son movimientos de
masas que se han dado cuenta de que pueden dar voz a sus ideas, puesto que la
libertad de expresión es uno de los eslóganes con los cuales promueven los flujos
constantes de información necesarios para la expansión de la Red. La antigua
virtud de la panresía (del griego pan, «todo», y rhema, «lo dicho») se convierte
así en un imperativo categórico que prescribe exhibir las propias razones
viscerales online, lo cual amplifica el sentido de igualdad e identidad entre los
ciudadanos de la Red que están muy a gusto poniéndose la máscara del
conspirador inglés Guy Fawkes en lugar de cultivar sus identidades y
personalidades multidimensionales. El objeto principal de esta mayoría
indignada es la supresión de las tecno-burocracias estatales, percibidas como
establishments corruptos, clientelares, fuertes con los débiles (los ciudadanos) y
débiles con los fuertes (Unión Europea, Banco Central Europeo, Fondo
Monetario Internacional, etc.). Lo paradójico es que estos movimientos quieren
eliminar estas viejas tecno-burocracias estatales apoyándose en las nuevas tecno-
burocracias digitales, cuyos mecanismos de funcionamientos son más oscuros
que los precedentes. La misma Red se convierte así en una especie de meta-
narración ideológica y omnicomprensiva porque pretende resolver, pero lo hace

5
Queraltó, R. (2008), La Estrategia de Ulises o Ética para una Sociedad Tecnológica, Madrid-
Sevilla: CICTES-Doss. Ed.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 129-156


132 MARIA ANTONIETTA SALAMONE

sólo aparentemente, los clásicos problemas de la democracia, es decir la


honestidad de los ciudadanos/gobernantes y la real participación de los
ciudadanos en la vida democrática.
Esta forma de narración posmoderna es una forma de capitalismo biopolítico
profundamente destinado a la recogida, almacenamiento, agregación y
trasformación de aquella serie de metadatos y datos que configuran los Big Data.
Sin embargo, la democracia no es un código, ni mucho menos un software, y no
se realiza a través de una nueva cesión tecnocrática. En lugar de tomar el Palacio
de Invierno de la maquina estatal a través de los mecanismos de la democracia
representativa, los ciudadanos de la Red deberían empezar a ocupar también los
territorios fronterizos y marginales a través de buenas prácticas de micro-
políticas diarias, porque solamente en una dimensión local es posible promover
una nueva cultura tecnológica y política basada en la confianza. La areté del
nuevo espacio web de la Computación en Nube no se identifica para nosotros
con la teoría y la práctica política anarco-capitalista que, tras haber colonizado el
territorio real a través de la globalización económica, se dedica ahora a la
explotación del territorio virtual a través de una nueva forma de colonialismo que
toma el nombre de digital profiling con el objeto de establecer las preferencias
también políticas de los ciudadanos-consumidores a través del marketing
político. El riesgo es que la Computación en Nube, que por otra parte representa
una oportunidad única para los ciudadanos de la Red 6 (las plataformas digitales y
las redes sociales ya se ha integrado a la vida diaria y es imposible extirparlas o
excluirlas de sus efectos políticos), se convierta finalmente en el Caballo de
Troya posmoderno, al esconder el engaño más viejo del mundo: el de hacer
dinero aprovechando de la superficialidad e ingenuidad digital de los usuarios.
Es necesario ser conscientes de los costes para la democracia de esa tendencia
tecnocrática.

La democracia líquida anti-establishment

El término democracia ha tenido diferentes significados a lo largo de la historia.


En todo caso fue acuñado en Grecia entorno al siglo VI a.C. y hacía referencia a
un sistema de gobierno en el cual los ciudadanos de una comunidad deliberaban
en la asamblea popular a través de un voto que tenía igual peso. En la Atenas

6
Queraltó, R. (2000), El caballo de Troya al revés: diseño de una estrategia ética en la sociedad
tecnológica, [en De Mora, Ibarra, Pérez Sedeño y Sánchez Balmaseda, coord.: Actas del III Congreso
de la Sociedad de Lógica, Metodología y Filosofía de la Ciencia en España, San Sebastián,
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Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 129-156


LA FÁBULA POSMODERNA DE LA RED LIBRE Y DEMOCRÁTICA 133

democrática, además, ninguna magistratura política era vitalicia sino más bien de
corta duración (un año como media), y es por eso que el 70% de los ciudadanos
atenienses con más de treinta años terminaba siendo designado por sorteo
buleutas. Ahora bien, podemos escribir la historia de la palabra democracia
empezando por la antigua Grecia, o tal vez, podemos escribir una historia de
aquellos procedimientos igualitarios para la creación del consenso que fueron
definidos como democráticos en Atenas. Normalmente, damos por descontado
que los dos significados se refieren a lo mismo porque el sentido común nos
indica que la democracia, así como la filosofía, fueron inventadas en la antigua
Grecia. Sin embargo, comunidades igualitarias han existido siempre a lo largo de
la historia humana, y todas utilizaban procedimientos específicos para deliberar
sobre los asuntos más relevantes de la ciudad. Sen, 7 por ejemplo, sostiene que la
tradición intelectual occidental en su conjunto se resiste a reconocer como
democracia cualquier cosa que así podría definirse en otras civilizaciones, como
la india, la china o la mesopotámica. La razón principal radica en que en aquellos
procedimientos asamblearios muy raramente se hacía uso del voto, y casi
invariablemente los individuos deliberaban a través de la discusión pública y la
búsqueda del consenso. Un procedimiento consensual no tiene nada a que ver
con un debate parlamentario y no se parece nada a una votación. Se trata, más
bien, de un proceso de mediación y de síntesis, cuyo fin es el de tomar unas
decisiones que nadie puede rechazar razonablemente, lo cual implica el disenso.
Sen sintetiza esta cuestión afirmando que podemos distinguir dos visiones de la
democracia: por un lado tenemos una «concepción institucional» (formal) de la
democracia vista ante todo como «sistema electoral», como elecciones y votos;
según esta visión, las elecciones políticas abiertas, libres y equitativas
constituyen la esencia de la democracia. Por el otro lado tenemos una
«concepción real» (sustancial) de la democracia vista como «el gobierno por
discusión» o el ejercicio del razonamiento público. Según esta visión, la esencia
de la democracia deliberativa radica en la misma idea de deliberación: vivimos
en una democracia cuando los ciudadanos deliberamos, intercambiamos
opiniones y debatimos nuestras razones a favor de cuestiones políticas públicas.
De tal manera que según esta visión las cuestiones centrales para una
comprensión amplia de la democracia son la participación política, el dialogo y
la interacción pública.
Es necesario, por tanto, preguntarse qué espacio tenemos hoy en día para la
realización de una democracia sustancial en la Computación en Nube a través del

7
Sen, A. (2010), La idea de la justicia, Madrid: Taurus.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 129-156


134 MARIA ANTONIETTA SALAMONE

uso de las plataformas digitales dedicadas. Actualmente existen dos tendencias


muy en boga:

1. El Clicktivism o el Clicktivismo es un neologismo que denomina al llamado


activismo de sillón y click. Se trata de una forma de realizar activismo
virtual sin abandonar las actividades habituales, y por lo general
interactuando en las redes sociales. Detrás de las plataformas digitales
dedicadas –las dos más populares del mundo son Avaaz y Change.org – está
la idea que los grandes problemas sociales no se atacan desde grandes
organizaciones expertas en el tema, sino que cada persona puede contribuir a
solucionarlos desde su lugar generando un sumatorio de microcambios. Se
trata fundamentalmente de apoyar y promover una causa política en los
medios sociales, pero el clicktivismo puede incluir toda una gama de
actividades como: organizar protestas, facilitar el boicot, firmar peticiones,
hacer parodia y sátira en línea, eludir bloqueos informativos, mantener a la
gente informada, etc.
2. La Liquid Democracy o Democracia Liquida es “la suma de la democracia
directa y participativa que se desarrolla a través de nuevas tecnologías que
logran superar el límite representativo”. 8 Con esta concepción, la
Democracia Líquida encuentra sus dos pilares en la delegación del voto
soberano y en la construcción de un Parlamento Virtual. No en vano a la
Democracia Líquida también se le denomina democracia delegativa. En
efecto, la Democracia Liquida es un modelo de organización política por el
cual los ciudadanos no delegan su soberanía en representantes políticos
fiduciarios durante periodos fijos (legislaturas políticas), sino que la ejercen
de varias formas, siempre haciéndose presentes en las instituciones
representativas a través del voto electrónico por cualquiera de las
plataformas digitales dedicadas o las redes sociales cibernéticas. Las
plataformas digitales permiten la inclusión de la participación ciudadana en
las instituciones, principalmente a través del correo, el voto electrónico y los
wikis (en especial Wikileaks, la Wikipedia y la Wikilegislación¸ no sólo en el
sentido de quién las consulta, sino también de quiénes las construyen).
Mientras que las redes sociales (chats, foros, blogs, el Facebook, el Twitter,
las cuentas de You Tube de colaboración abierta, las cuentas de Mp3, y el

8
Vestri, G. (2015), “¿La Democracia Líquida como alternativa a la política clásica? Un estudio
contextual”, Estudios de Deusto, Vol.63, No. 1, pág. 410.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 129-156


LA FÁBULA POSMODERNA DE LA RED LIBRE Y DEMOCRÁTICA 135

P2P, etc.) posibilitan en mayor medida la interacción deliberativa y la


comunicación multilateral para construir el ágora digital. 9

La delegación soberana no responde a una representación política fiduciaria, es


decir, no se basa en la elección de representantes políticos cuyas decisiones y
acciones no son vinculantes ni solidarias con las preferencias de sus
representados. El modelo líquido está basado, en efecto, en la potestad de
sustituir la representación política por la delegación; es decir, un ciudadano tiene
la alternativa de participar directamente o depositar en otro su soberanía para que
su depositario (denominado representante o apoderado proxy) actúe en el
sentido o la intención que le es encomendada de manera imperativa. O si fuera el
caso, para que el proxy lo haga de conformidad a su parecer, - si se encuentra
autorizado para ello -, con el compromiso de que la delegación de la soberanía
puede serle revocada en cualquier momento para que regrese al ciudadano
originario. El apoderado proxy también puede delegarse en otro proxy si lo
considera más adecuado o competente y está autorizado para ello por el
ciudadano originario. La soberanía, en el modelo líquido, se ejerce no sólo para
elegir a un apoderado proxy ad hoc al caso requerido en la agenda política, sino
también para deliberar sobre los asuntos públicos, para participar en la
elaboración de las políticas públicas, decidir y ejecutar planes y programas de
acción.10 Las ventajas que la representación delegada ofrece sobre la
representación fiduciaria –afirman sus partidarios– son precisamente las que
provocan la superioridad del modelo democrático participativo en su versión
líquida sobre el modelo representativo. Dicha superioridad, en pocas palabras,
implica más demos en el kratós, es decir, involucra a más y mejores ciudadanos
y lo logra en términos de mayor igualdad soberana.
Ahora bien, la cuestión crucial de la Democracia Líquida es que la
deliberación política es asistida por software de participación de masas: se trata
de una nueva forma para la toma de decisiones colectivas a través de la
delegación tecnocrática a los filtros algorítmicos capaces de extrapolar la opinión
de la mayoría, como el algoritmo PageRank utilizado por Google, el
software LiquidFeedback utilizado por el Partido Pirata Internacional11 o el
9
Aguirre Sala, J.F., (2017), La democracia líquida. Los nuevos modelos políticos en la era digital,
Barcelona: Editorial UOC.
10
The Liquid Democracy Journal compila una serie de artículos sobre la democracia liquida.
Disponible en: http://www.liquid-democracy-journal.org/
11
El Partido Pirata Internacional, fundado en 2006 en Suecia y Alemania, en el año 2009 alcanzó dos
escaños en el Parlamento de la Unión Europea; en 2012, dos senadurías nacionales en la República
Checa e Islandia; en 2014 alcanzó en Alemania 251 escaños locales y uno en el Parlamento de la
Unión Europea; en octubre de 2016 se convirtió en la tercera fuerza política de Islandia,

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 129-156


136 MARIA ANTONIETTA SALAMONE

software Rousseau utilizado por el partido líquido italiano denominado


Movimiento Cinco Estrellas (M5S).12 En España, entre los partidos líquidos que
utilizan tecnologías parecidas pueden enumerarse los proyectos no consolidados
de la «Red Ciudadana Partido X: Democracia y Punto» y del «Partido de
Internet», así como el intento de organización interna y responsabilidad militante
que declaran los partidos «Podemos» y «Barcelona en Comú (BComú)». El caso
del citado M5S italiano, sin embargo, es el más representativo y merece una
atención particular al ser el primero partido político en nacer de un “blog”,
además de ser el más votado en las elecciones italianas de 2018 (32,6%), y está a
punto de convertirse en el primer partido digital al mundo en llegar al poder
ejecutivo. Sus dirigentes pentaestrellados precisan que el Movimiento no es un
partido político – ni pretenden que lo sea en el futuro –, sino una asociación libre
de ciudadanos que no tienen ideologías de izquierda o derecha, sino ideas
políticas. Más aún, dicen que el movimiento es biodegradable y que se disolverá
cuando logremos hacer un referéndum semanal desde nuestras casas. Desde el
punto de vista de la Computación en Nube, el Movimiento tiene un único dueño
digital, la empresa privada Casaleggio Associati, que controla de facto la
Plataforma Digital del Movimiento. Pero: ¿qué es lo que puede hacer el elector
pentaestrellado con el sistema operativo Rousseau? Pues bien, además de las
funciones principales de participar en la redacción de los proyectos de leyes
regionales y nacionales, y la de votar para la formación de las listas electorales
del Movimiento (en el supuesto democrático de que cada ciudadano tiene el
mismo derecho para concurrir a la formación de la ley y al nombramiento de sus
mandatarios), estas son las demás funciones de la plataforma:
 Mediante la función Lex Europa se puede participar en la discusión
sobre los proyectos de leyes europeas.
 Mediante la función Lex Parlamento se puede participar en la
discusión sobre el primer borrador de los proyectos de leyes
presentados por los portavoces del Movimiento elegidos en la
Cámara de los Diputados y en el Senado.
 Mediante la función Fund raising se puede donar y recoger fondos
para la financiación de la plataforma digital, de las campañas
electorales y de todas las demás iniciativas del Movimiento.
 Mediante la función Escudo de la Red ser puede recibir
asesoramiento legal gratuito en caso de demandas presentadas
contra el Movimiento.

12
La Plataforma digital Rousseau: https://rousseau.movimento5stelle.it/rousseau.php.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 129-156


LA FÁBULA POSMODERNA DE LA RED LIBRE Y DEMOCRÁTICA 137

 Mediante la función E-learning se puede participar en cursos


didácticos online para aprender a ser “portavoz del Movimiento”,
“concejal de ayuntamiento”, etc.
 Mediante la función Sharing se puede compartir los proyectos de
leyes promovidos por el Movimiento en las Regiones y los
Ayuntamientos italianos.
 Mediante la función Call to action se puede “crear una iniciativa
personal” o dar vida a una acción de ciudadanía activa de
movilización, colaboración, información, señalación, interacción,
argumentación, con los grupos territoriales del Movimiento (
meetup).
 Mediante la función Activism se puede localizar y participar en los
eventos oficiales organizados por el Movimiento en todo el
territorio nacional, además de recibir información actualizada sobre
las ágoras temáticas, las asambleas públicas, los congresos y
seminarios, organizados por los portavoces del Movimiento en su
propia ciudad.
Sin querer disminuir el valor político de todos estos movimientos sociales, el
problema de la Democracia Liquida es que la deliberación asistida por software
de participación de masas tiene poco que ver con la búsqueda del consenso
propia de la democracia participativa. Además, esta idea del link como expresión
de un voto positivo tiene un origen cultural. Se trata de la traducción matemática
del mecanismo de citación científica: cuanto más valorado positivamente sea un
artículo por los demás científicos, más importante y meritorio será considerado.
Los fundadores de Google han aplicado este enfoque en su propio campo de
investigación llegando a desarrollar la teoría según la cual el número de links que
conduce a una página web es una manera objetiva de evaluar el valor y la
cualidad de la misma. La cuantidad se transforma por encanto algorítmico en
cualidad. Google habla expresamente de «voto» porque en su visión cada link
equivale a un voto, de manera que un sitio web fuertemente votado (linkeado) se
encontrará en una posición de ventaja en el ranking con respecto a otro menos
conocido. En la República de los algoritmos de Google el PageRank se presenta,
pues, como una especie de citation index vulgarizado, vehiculando una idea de
democracia directa cuanto menos demagógica. En casi todos los análisis, en
efecto, se oculta el hecho de que las redes sociales y las plataformas digítales han
sido fundadas con el objeto de la ganancia, y no con la idea de crear un contesto
democrático global de debate intercultural para desafiar los problemas a los que
nos enfrentaremos en las próximas décadas – escasez energética, terrorismo,
cambio climático y pandemias – y que solo podremos solucionar juntos. El

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 129-156


138 MARIA ANTONIETTA SALAMONE

ciudadano de la Red, por el contrario, se siente investido de la gran oportunidad


de refundar la democracia en sentido global. Ahora bien, de acuerdo con Bobbio,
la única democracia posible es un sistema integral entre la democracia
participativa y la democracia representativa: «un sistema de democracia integral
puede abarcar a las dos, a cada una de acuerdo con las diversas situaciones y
las diferentes necesidades, porque son, en cuanto adaptables a diversas
situaciones y a diferentes necesidades, perfectamente compatibles entre ellas». 13
La síntesis busca conciliar las insuficiencias representativas con el arquetipo
ideal de la democracia directa clásica. Castoriadis 14 recordaba el argumento
principal en contra de la democracia participativa en la sociedad contemporánea:
la dimensión de la población. El régimen representativo como lo conocemos era
desconocido en la Antigüedad: apareció en Occidente a partir del siglo XI en las
ciudades italianas que aspiraban al autogobierno. Estas ciudades contaban con no
más de seis mil ciudadanos, es decir un orden de magnitud inferior respecto a los
treinta o cuarenta mil ciudadanos activos en la Atenas del periodo clásico y, a
diferencia de entonces, no elegían magistrados sino representantes.
La idea de representación es una idea moderna; no obstante, su origen no
tiene nada a que ver con la dimensión de la población. La democracia
participativa se podría tranquilamente establecer en unidades que congreguen
cuarenta mil ciudadanos activos, pero deberían ser personas que se conozcan de
visu y compartan un medio ambiente, unos recursos, unos barrios urbanos,
pequeñas ciudades, o federaciones de pequeñas comunidades. En lugar de eso,
los partidos líquidos 2.0, es decir, los movimientos digitales, reticulares e
interconectados (los International Pirate parties, Anonymous, WikiLeaks, los
grupos que digitalizan los movimientos sociales como Occupy Wall Street o
el Movimiento 15-M, también llamado Movimiento de los indignados, los
partidarios de la consulta y deliberación online, los entusiastas de la e-
Democracy) que se presentan como las nuevas formas de agregación política que
quieren barrer el viejo mundo de la política 1.0, hablan prevalentemente de
«alcanzar la masa crítica» y, por tanto, las plataformas de e-Democracy no se
alejan del modelo hegemónico de las redes sociales privadas que promueven una
cultura neo-colonialista. Estos movimientos, en efecto, tienen una clara vocación
de masa y populista: reivindican la Leaderless resistance (resistencia sin leader),
es decir la ausencia de jefes, exaltan los iconos o los ídolos carismáticos (como
por ejemplo, Beppe Grillo en el caso del Movimiento Cinco Estrellas), expresan

13
Bobbio, N. (2005), El futuro de la democracia, México: Fondo de Cultura Económica, Págs. 60-
61.
14
Castoriadis, C. (2007), Democracia y Relativismo: debate con el MAUSS (Mouvement Anti-
Utilitariste dans les Sciences Sociales), Madrid: Trotta.

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LA FÁBULA POSMODERNA DE LA RED LIBRE Y DEMOCRÁTICA 139

un virulento rechazo hacia las oligarquías políticas, económicas e institucionales


dominantes consideradas corruptas e injustas, y comparten el idolum según el
cual la Red es libera y democrática. Se dice, en efecto, que el valor central que
congrega a todos estos movimientos es la libertad. Con eso se entiende,
principalmente que son movimientos políticos prevalentemente euroescépticos,
ya que comparten los mismos enemigos a nivel internacional – el Banco
Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y
la Unión Europea –; mientras que, a nivel nacional, son movimientos anti-
establishment ya que están en contra de la ley de hierro de la oligarquía de los
partidos políticos tradicionales15 (considerados analógicos) y de sus relativos
mecanismos de votos. Ahora bien, ser capaces de votar directamente o enviar
propios representantes en los diferentes Parlamentos locales, nacionales y
europeos (concepción formal de la democracia) no implica haber dado un paso
adelante decisivo hacia la democracia participativa (concepción real de la
democracia) y, sobre todo, no supone haber planteado una solución alternativa a
la deliberación política.

Echando una mirada hacia la tradición republicana

El verdadero argumento a favor de la democracia representativa lo pronunció


Constant16 en su discurso en el Ateneo de Paris en 1819, que representa un
manifiesto programático de la concepción liberal de la libertad del siglo XIX y
un acto de acusación contra la democracia directa de Rousseau. En su
conferencia titulada De la libertad de los antiguos en comparación con la de los
modernos, Constant planteaba esa distinción como útil para justificar los logros
de las revoluciones liberales de Inglaterra, Estados Unidos y Francia, en orden al
disfrute de una libertad política, hasta ese momento desconocida, y que se
materializaba además de en la proclamación y garantías de las libertades o

15
La ley de hierro de la oligarquía es el instrumento que sostiene lo que en Italia se denomina
partidocracia, y se basa en los siguientes hechos: los gobernantes no son verdaderos delegados de la
soberanía de los ciudadanos, sino representantes desvinculados de sus representados. Dichos
representantes son elegidos con métodos establecidos por ellos mismos. Las elecciones se hacen de
una lista cerrada de candidatos, cuyo listado, a su vez, es exclusivo para grupos registrados por sí
mismos como partidos políticos. Una vez instaurados como representantes, se amplían las reglas de
su oligarquía: el clientelismo, el patrimonialismo y el corporativismo. Véase: Michels, R.: 1962
[1910]). Political Parties. A Sociological Study of the Oligarchical Tendencies of Modern
Democracy, USA: Library of Congress. Transaction Publishers. New Jersey.
16
Constant, B. (2002), Sobre la libertad de los antiguos en comparación con la de los modernos,
Madrid: Tecnos.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 129-156


140 MARIA ANTONIETTA SALAMONE

derechos individuales, en el establecimiento del gobierno propio del modelo


liberal de Estado, es decir en el gobierno representativo y en la división de
poderes políticos, cuyo fundamento es la soberanía popular. Lo que en definitiva
planteó Constant es la distinción entre el ámbito de lo público y el ámbito de lo
privado, entre democracia participativa y democracia representativa, precisando
que hay dos tipos de libertades: la libertad política de los antiguos que se
concreta estrictamente en el reparto del poder político-social entre los
ciudadanos, y la libertad de los modernos que se concreta principalmente en los
derechos individuales de la persona que deben ser garantizados por la ley: «El
objetivo de los antiguos era el reparto del poder social entre todos los ciudadanos
de una misma patria; a eso era a lo que llamaban libertad. El objetivo de los
modernos es la seguridad en los disfrutes privados; y llaman libertad a las
garantías concedidas por las instituciones a estos disfrutes».
Según Constant, y luego también Berlin,17 el modelo liberal de Estado de
Derecho que se edificó durante la Ilustración promovió un aparato coercitivo que
garantizó principalmente la libertad negativa: y en esto consistiría, en definitiva,
la democracia representativa de corte liberal. Ahora bien, aunque en el uso
político habitual de los términos liberalismo y democracia son equivalentes,
Bobbio,18 apoyándose en las ideas expuestas por Constant, establece una
distinción histórica entre ambas formas políticas afirmando que mientras el
liberalismo sostiene que ser libre significa no estar sometido a interferencias
(libertad negativa), la democracia defiende que ser libre significa, ante todo,
poder decidir las normas que regulan la vida social (libertad positiva). O dicho de
otra forma, el liberalismo encarna el principio de la libertad individual y la
democracia encarna el principio de descentralización del poder político. Sin
embargo, de acuerdo con Viroli y muchos otros autores, es con el
redescubrimiento y la difusión de la tradición política republicana al comienzo
de la época moderna, que el concepto de libertad recobra su significado
originario al poner de manifiesto que ser libre quiere decir (en primer lugar) «no
depender de la voluntad arbitraria de otros individuos». 19 En efecto, para los
escritores políticos humanistas y renacentistas, tanto católicos reformistas20

17
Berlin, I. (2010), Dos conceptos de libertad, Madrid: Alianza Editorial.
18
Bobbio, N. (1986), Liberalismo e Democrazia, Milano: Franco Angeli.
19
Viroli, M. (1994), Dalla política alla ragion di Stato, Milano: Donzelli.
20
Salamone, M.A. (2006), “La idea del contrato social en M. Salamone de Alberteschi. Sus vínculos
con la Escuela de Salamanca y el Constitucionalismo inglés”, Madrid, Universidad Complutense.
“La doctrina política del contractualismo en M. Salamone y la Escuela de Salamanca” en Ciencia e
investigación en la sociedad actual, Salamanca: Editorial San Esteban, 2010; “De las primeras Cartas
de derechos a la Declaración Universal de los Derechos Humanos” en Los derechos humanos en su
origen. La República dominicana y Antón Montesinos, Salamanca: Editorial San Esteban, 2011.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 129-156


LA FÁBULA POSMODERNA DE LA RED LIBRE Y DEMOCRÁTICA 141

como protestantes, y con anterioridad a las grandes formulaciones políticas de la


Ilustración de Locke y Rousseau, lo opuesto a la dependencia no es la libertad
del estado de naturaleza, sino la dependencia de las leyes no arbitrarias válidas
para todos. Retomando el significado de república de Cicerón, para quien «res
publica» quiere decir «lo que pertenece al pueblo» (res publica res populi) –
entendiendo con esto una sociedad organizada cuyo fundamento es la
observancia de la justicia y la comunidad de intereses,– por ejemplo Rousseau
afirmará que “Llamo república, pues, a todo Estado regido por leyes, cualquiera
que sea su forma de administración, ya que sólo entonces es el interés público el
que gobierna, y la cosa pública se concreta en algo”.21
La libertad republicana, en definitiva, se concibe como independencia de la
voluntad arbitraria de otros individuos, pero no se concibe como independencia
de la ley, ya que todos –gobernantes y gobernados – deben estar sometidos a ella.
Por eso, quien ama la verdadera libertad del individuo no puede no ser liberal,
pero no puede ser sólo liberal. Debe estar dispuesto asimismo a defender
programas políticos cuyo fin sea reducir los poderes arbitrarios que impongan a
muchos hombres y mujeres una vida en condiciones de dependencia. Tras las
Segunda Guerra Mundial, en efecto, en las democracias europeas occidentales
prevaleció, en los debates políticos, la postura de la izquierda socialdemócrata
partidaria de un modelo de Estado social que entrañaría una radical
trasformación con respeto al Estado liberal-democrático: en el nuevo modelo
político constitucional republicano, el Estado pasa de ser un mero garante de los
derechos y libertades individuales y civiles a transformarse en un prestatario de
medidas y actuaciones socio-económicas que van desde el reconocimiento y
garantías de los denominados derechos económicos, sociales y culturales hasta la
prestación de medidas asistenciales o la aplicación de políticas fiscales
redistributivas, por lo que el nuevo modelo de Estado social se manifiesta como
intervencionista en las relaciones económicas y productivas, antes
exclusivamente en mano de la burguesía capitalista. Esto supone una gran
trasformación en el tratamiento jurídico-político de la igualdad y la libertad: por
un lado ambos ámbitos se ven ampliados en el sentido de que se camina hacia
una pretendidamente efectiva igualdad económica y social; por otra se amplían
las libertades en la medida en que la igualdad se concreta en derechos que se
extienden a todos los individuos sin excepción por motivo de sexo, raza religión
o clase social.
Si el Estado liberal se caracterizó por su pretensión de conseguir la justicia
legal o formal (igualdad aritmética) de los ciudadanos ante la ley y la protección

21
Rousseau, J. (1979), El contrato social, en Escritos de combate, Madrid: Alfaguara, pág. 432.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 129-156


142 MARIA ANTONIETTA SALAMONE

de sus libertades públicas, el Estado social republicano, al extender la protección


de dichas libertades públicas a todos los ciudadanos (primero con la inclusión del
sufragio femenino), se caracterizó por su pretensión de conseguir la justicia real
o distributiva (igualdad geométrica o proporcional) entre los ciudadanos, a través
de una redistribución de los derechos económicos y sociales con arreglo a los
méritos, capacidades y necesidades de cada uno. Todo lo cual se vio reflejado,
por ejemplo, en la Constitución democrática española de 1978: «Este principio
general de justicia, expresado en estos dos modos (igualdad aritmética o formal y
distributiva o real) se concreta tanto en el principio de igualdad formal ante la ley
(art. 1,1 E) como en el principio de igualdad real (art. 9, 2 CE). Un ejemplo de la
primera es el derecho fundamental que aparece en el art. 14 CE (que hace
referencia a la igualdad puramente aritmética o legal), y de la segunda el derecho
fundamental reconocido en el 23,2 CE (en el acceso a cargos públicos) que se
refiere a la proporcional». 22 Así que precisamente porque el fin de la democracia
y del Estado de Derecho es la justicia o el bien común, y no el bien particular o
individual de algunos arrogantes, ambiciosos y viciosos, es preciso que los
liberales sepan y quieran salvaguardar no sólo la libertad negativa sino también
la libertad republicana, y ese debería ser precisamente también el objetivo de una
Red democrática, en lugar de estimular el voto compulsivo sobre cualquier
argumento.

El ataque de la contra-Ilustración a la razón práctica

Ahora bien, en los últimos cincuenta años y de manera más evidente tras la
ruptura del orden mundial establecido por la Guerra Fría (1989), una crisis
sistémica parece afligir la democracia representativa (proceso de des-
democratización) y la misma idea de Estado de Derecho liberal-republicano
(proceso des-estatización). Tres son los factores interconectados de esta crisis
sistémica de la democracia, que afectan a las tres dimensiones (política,
institucional y jurídica) en que se articula la democracia constitucional:
Dimensión política. El primer factor de crisis lo constituye la personalización
y verticalización de la representación política, es decir la falta de representación
política de los intereses de las minorías. En casi todos los estados
democráticamente avanzados, hemos asistido a lo largo de estos últimos
veinticinco años a un reforzamiento del poder ejecutivo, con la consiguiente
pérdida de autoridad de los Parlamentos. La representación política, debido a la

22
Gómez Adanero, M. (2013), Filosofía del Derecho, Madrid: UNED.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 129-156


LA FÁBULA POSMODERNA DE LA RED LIBRE Y DEMOCRÁTICA 143

difusión del modelo presidencialista o de sistemas electorales claramente


mayoritarios (y no proporcionales) tiende cada vez más a identificarse con la
personalidad del jefe del Estado o del gobierno. Así que la actual democracia
representativa consistiría, más que en la representación de los diversos intereses
sociales y de su discusión parlamentaria, en la selección por vía electoral de una
mayoría de gobierno, y con ella del jefe de esta mayoría, quien sería por lo tanto
la máxima expresión de la voluntad popular. Ha triunfado, pues, la democracia
formal, vista como sistema electoral, en lugar de la democracia real vista como el
gobierno por discusión. Las consecuencias de esta crisis política son graves: por
un lado, el debilitamiento de los partidos políticos tradicionales como ámbitos e
instrumentos de adhesión social, de formación colectiva de programas y
opciones políticas, de representación de intereses y propuestas diferenciadas e
incluso en conflicto. Por otro lado, una involución anti-representativa de la
democracia representativa dado que, como nos enseñó Kelsen 23, «un órgano
monocrático no puede representar la voluntad de todo el pueblo, y ni tan siquiera
de la mayoría». La respuesta a la crisis política de la democracia ha sido el
ascenso en toda Europa de movimientos políticos líquidos y nacionalistas, y por
ende anti-establishment y anti-europeístas, que han sustituido gradualmente a la
izquierda socialdemócrata del siglo pasado, incapaz de defender los intereses de
la clase media europea.
Dimensión institucional. El segundo factor de crisis consiste en la pérdida
progresiva de separación entre los poderes políticos y los poderes económicos,
entre Estado y mercado, entre democracia y capitalismo. Esta progresiva
concentración de los poderes públicos y privados se inicia al postular la primacía
del mercado sobre el Estado, lo cual provoca la subordinación de los poderes del
gobierno a los grandes poderes e intereses económicos privados, y el
establecimiento de una estrecha alianza entre los poderes políticos y los poderes
mediáticos que gestionan los medios de comunicación de masas. No se trata de
una simple subordinación de los intereses públicos a los intereses privados, sino
de un fenómeno patológico que descompone las formas mismas de la
representación política aniquilando así un presupuesto elemental de la
democracia, que es la libertad de información y el pluralismo de los medios de
comunicación. Ante la ausencia de límites y de equilibrios entre los poderes,
conduce a dos modalidades convergentes de absolutismo: el absolutismo de la
mayoría y el absolutismo del mercado; la omnipotencia de los poderes políticos
mayoritarios y la ausencia de reglas y controles sobre los poderes económicos. El
paradigma tecno-político de la Computación en Nube constituye una de las

23
Kelsen, H. (2011), Teoría pura del derecho, Madrid: Trotta.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 129-156


144 MARIA ANTONIETTA SALAMONE

respuestas más eficaces a la crisis institucional de la democracia – y de sus


mainstream media tradicionales –, ya que hoy en día los ciudadanos de la red
rechazan en su mayoría la televisión y la prensa escrita, informándose
prevalentemente a través de internet y de las redes sociales, hasta el punto de
plantearse –como hemos visto anteriormente – formas alternativas de democracia
liquidas y digitales.
Dimensión jurídica. Llegamos así al tercer factor de crisis de la democracia
representativa, es decir, la crisis de la legalidad, tanto constitucional como
ordinaria, y con ella del paradigma del Estado de Derecho como sistema de
límites y de restricciones impuestos a los poderes políticos de la mayoría y a los
poderes económicos del mercado. La concentración, confusión y vocación
absolutista de los poderes públicos y privados equivalen, de hecho, a una nueva y
más actual versión de «los gobiernos de los hombres», en lugar del republicano
«gobiernos de las leyes». Por consiguiente, no se debilitan únicamente las
garantías institucionales de los derechos humanos fundamentales, tanto
individuales como sociales, sino que se apunta directamente a la privatización
progresiva de la esfera pública y de las funciones que a ella corresponden: en
materia de educación, de seguros sociales, de asistencia sanitaria, y también en
materias tradicionalmente reservadas a las competencias del Estado incluso en el
viejo modelo liberal, como son la jurisdicción civil, la ejecución de las penas en
la cárcel, las funciones del orden público y hasta las de defensa militar, que
pueden confiarse a fuerzas mercenarias privadas. Queda así dinamitada en su
totalidad la estructura del estado constitucional de derecho, entendido como
instrumento para garantizar los derechos fundamentales, los cuales quedan
degradados a derechos patrimoniales, mercantilizables y negociables, en claro
contraste con su carácter universal y con su rango constitucional. Por
consiguiente, queda dinamitada también nuestra libertad republicana, nuestra
capacidad de decisión sobre los asuntos públicos y se vislumbra una rápida
expansión de lo que hoy se llama «posdemocracia»24, en la cual la economía
queda protegida de la denominada «presión de la calle» y, al mismo tiempo, está
subordinada a una política económica reglada y ejecutada por los Bancos
centrales y las autoridades de regulación.
El dilema que afronta la teoría de la democracia y del Estado de Derecho es,
en resumidas cuentas, radical. En el plano de las relaciones internacionales el
efecto principal de la crisis de los antiguos Estados nacionales han sido dos: 1)
un vació de derecho público internacional, es decir una falta de reglas, de límites
y de vínculos para garantizar la paz, la justicia y los derechos humanos en

24
Crouch, C. (2009), Postdemocrazia. Bari: Laterza.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 129-156


LA FÁBULA POSMODERNA DE LA RED LIBRE Y DEMOCRÁTICA 145

relación con los nuevos poderes transnacionales, públicos o privados, que han
depuesto a los viejos poderes estatales, o se han sustraído a su acción de
gobierno y de control; 2) una regresión neo-absolutista y anarco-capitalista por
parte de las grandes Estados centrales, como de los grandes poderes económicos
mundiales, que se manifiesta política y económicamente bajo el pabellón de la
ley del más fuerte: por un lado, en el deterioro de la ONU como garante de la
paz, acompañado del renovado recurso a la guerra para solucionar los problemas
y las controversias internacionales; por otro lado, en la ausencia de reglas,
reivindicada abiertamente por el anarco-capitalismo actual como una especie de
grundnorm del nuevo orden económico internacional. La globalización misma de
la economía puede ser identificada, en el plano jurídico, con esta ausencia de
derecho público internacional adecuado para someter a los grandes poderes
económicos transnacionales: no se trata de una ausencia de derecho, sino de un
vacío de derecho público colmado, inevitablemente, en su totalidad por el
derecho privado que se convierte, inexorablemente, en la ley del más fuerte. Es,
por lo tanto, la falta de una esfera pública internacional capacitada para
enfrentarse a los nuevos poderes súper-estatales, el auténtico, colosal problema
derivado de la crisis del Estado de Derecho. Ahora bien, la respuesta a la crisis
legal y jurídica que aflige a la democracia, y que está poniendo en juego todas las
conquistas políticas de la modernidad, está siendo principalmente filosófica 25 ya
que – ¡por fin! – se han impugnado los dos dogmas fundamentales del
pensamiento filosófico posmoderno: «que toda la realidad sea socialmente
construida e infinitamente manipulable»26, y «que la verdad sea una noción inútil
porque la solidaridad es más importante que la objetividad». 27 En efecto, y
coherentemente con sus presupuestos epistemológicos y ontológicos –en el
Posmodernismo maquiavélico encontramos el antirrealismo metafísico, la
subjetividad epistemológica, el posicionamiento de los sentimientos en la raíz de
todas las cuestiones de valores, el consecuente relativismo, tanto del
conocimiento cuanto de los valores, y la consiguiente desvaluación o desprecio
del emprendimiento científico –, el postulado posmoderno del «no hay hechos,
sólo interpretaciones» ha desenmascarado finalmente su auténtico significado:
«la razón del más fuerte siempre es la mejor». 28 Ha llegado el momento de pasar
página definitivamente, si queremos poner remedio al daño procurado por la

25
Ferraris, M. (2012), Manifesto del nuovo realismo. Bari: Laterza.
26
Berger, Peter L.; Luckmann, Thomas (1986), La construcción social de la realidad. Buenos Aires:
Amorrortu.
27
Rorty, R. (1996), Contingencia, ironía y solidaridad, Barcelona: Paidós.
28
Hicks, S. (2014), Explicando el Posmodernismo, la crisis del socialismo, Buenos Aires:
Barbarroja.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 129-156


146 MARIA ANTONIETTA SALAMONE

regresión neo-absolutista y anarco-capitalista de las grandes Estados centrales y


de los grandes poderes económicos mundiales.

Posverdad, marketing político y tecnocracia

El problema central es que la democracia representativa ha perdido parte de su


escaso poder también con respecto a la gestión de los procedimientos electorales
clásicos. El segundo mandato de gobierno de Barack Obama ha sido definido
como la victoria de los Big Data, puesto que parece imprescindible para la
política de hoy en día afirmarse online antes que offline. Y, en efecto, también en
la campaña electoral de Donald Trump, que consideraba a la mayor parte de los
grandes medios de comunicación como hostiles y prejuiciados en su contra (ya
que la gran mayoría de la prensa escrita y las cadenas de televisión
estadounidenses apoyaron a la candidata demócrata, Hillary Clinton), Facebook
y Twitter fueron determinantes para hacer llegar su mensaje directamente a los
votantes sin tener que pasar por el escrutinio de ningún periodista inoportuno.
¿Habría llegado Trump a la presidencia de los Estados Unidos si no hubieran
existido Facebook y Twitter? Es algo difícil de saber, pero lo que sí parece claro
es que las redes sociales sirvieron para polarizar los puntos de vista de los
votantes en una campaña que ya era dura, y pueden haber animado a algunos
electores indecisos a salir en apoyo de Trump. Está claro, además, que hemos
llegado al punto de considerar la democracia como atributo de la Red, ya que se
le asigna el valor taumatúrgico de transformar el flujo de nuestras
conversaciones online en predicciones políticas, con independencia de si los
objetos de dichas conversaciones giren en torno a la verdad política, ya que
durante las campañas electorales las fábricas de fake news se multiplican cada
vez más. Y es que el dogma sofista de la posverdad – «no hay hechos, sólo
interpretaciones» – comulga a la perfección con las fábricas de mentiras
políticas, se hallen donde se hallen, y sean del signo político que sean.
Ahora bien, ante la insignificancia de la hermenéutica posmodernista y
nihilista, los hechos objetivos no se pueden enmendar; es decir, la realidad no se
puede reducir al conflicto infinito de opiniones y de voluntades de potencias. De
hecho las desigualdades económico-sociales que sufren los pueblos por causa de
la crisis sistémica que aflige a la democracia representativa, las vidas (y las
muertes) de las personas que piden a gritos que sus necesidades reales y sus
derechos sean respetados – y que por eso no aguantan un minuto más verse
reducidas a meras interpretaciones – están reafirmando el principio de la
realidad, la idea de que los hechos objetivos existen (al igual que siguen siendo

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 129-156


LA FÁBULA POSMODERNA DE LA RED LIBRE Y DEMOCRÁTICA 147

irrefutables tanto el principio de identidad A=A, como el principio de no-


contradicción, ya que «es imposible creer que Madrid está en España y creer a la
vez que Madrid no está en España»), independientemente de nuestros
sentimientos, de nuestra voluntad, de nuestras estructuras mentales y del
construccionismo social, y que el neo-realismo filosófico tiene implicaciones no
sólo ontológicas y epistemológicas, sino también éticas y políticas. Es más, la
ética contemporánea constituye precisamente el ámbito de investigación que ha
logrado desmentir más directa y contundentemente la tesis del fin de la filosofía,
gracias a sus perspectivas neorrealistas, naturalistas, neo-intuicionistas,
fenomenológicas y normativas. En este sentido, se puede afirmar que el ataque
de la contra-Ilustración a la razón teórica ha fracasado, ya que finalmente la
razón práctica ha sabido salir al encuentro con sus razones específicas, con su ley
constitutiva de la casualidad. El problema es que, volviendo a la cuestión
práctica de las campañas electorales en la época de la Computación en Nube, las
redes sociales como Facebook y Twetter, con su digital profiling, filtran la
información que envían a la Ciudadanía 2.0 de tal modo que esta acaba expuesta
sólo a las interpretaciones de la realidad, a las ideas y posverdades que le son
afines, desechando argumentos contrarios y enriquecedores. La democracia real
requiere que los ciudadanos dialoguemos, discutamos y veamos las cosas desde
otros puntos de vista, pero en lugar de eso estamos cada vez más encerrados en
nuestras burbujas de filtros. ¿Qué percepción de la realidad tendríamos si sólo
viésemos contenidos de una fuente o de una determinada corriente de
pensamiento? Por ejemplo, ¿si sólo leyésemos contenidos de La Razón? ¿O si
sólo pudiésemos leer información de El País? ¿Y qué pasaría si sólo pudiésemos
ver las sombras proyectadas por el fuego sobre la pared de la Caverna de Platón?
Ciertamente nuestra realidad estaría influenciada por eso que vemos y leemos, ya
que no tenemos forma de contrastar lo que ven y dicen otros.
Pues bien, en las redes sociales y en los demás servicios privados de Internet
ocurre algo similar: nos muestran lo que creen que queremos ver, no la realidad
ni lo que necesitamos ver. Y lo que es más peligroso: nosotros no tenemos el
control ni el poder para salir de nuestras burbujas de filtros. Somos prisioneros
de las cavernas, ya que toda la información que nos llega depende de la voluntad
arbitraria de los dueños digitales de la Computación en Nube que nos impone su
marketing político. Según Pariser, en efecto, la burbuja de filtros – o echo
chambers – es una selección personalizada de la información que recibe cada
individuo que le introduce en una burbuja adaptada a él para que se encuentre
cómodo, pero que está aislada de las de los demás. 29 Lo que haya en la burbuja

29
Pariser, Eli (2011), The Filter Bubble: What the Internet Is Hiding from You, Nueva York: Penguin

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148 MARIA ANTONIETTA SALAMONE

de filtros, en efecto, depende de cada cual, de lo que cada uno haga y de donde
cada uno viva. El aspecto positivo de la personalización de la información –
afirman sus partidarios – es que muestra la visión de un mundo hecho a medida
que se ajusta a nosotros a la perfección: una situación en la que la información,
ideas o creencias son amplificadas por transmisión y repetición en un sistema
«cerrado» de mónadas de Leibniz. Sin embargo, precisamente este aspecto de la
personalización de la información donde las visiones diferentes o competidoras
son censuradas o prohibidas nos impide conocer otras ideas, otras formas de
pensar, que pueden enriquecer nuestro conocimiento del mundo e incluso
estimular nuestra creatividad, al poder acceder a disciplinas que en principio nos
son ajenas.
Desde el punto de vista de la razón práctica, además, el problema de la
burbujas de filtros radica en que los algoritmos que filtran y personalizan la
información en la Computación en Nube todavía no tienen incorporados los
principios éticos que tienen los editores de los periódicos y de los libros, así
como no tienen incorporados responsabilidades cívicas y políticas, ni están
diseñados para ofrecer a los ciudadanos de la Red un buen flujo de información
contrastada, y menos aún de conocimiento científico. Asimismo, la
personalización de la información no es un regalo desinteresado que recibimos;
los gigantes de internet ganan su dinero a través de la publicidad y, por lo tanto,
hay un acuerdo con los usuarios: tú obtienes este producto que cuesta miles de
millones de dólares poner en marcha, y en cambio, nosotros vendemos tus
perfiles digitales a los anunciantes para que te envíen publicidad a medida. Es
decir, a cambio del servicio de filtrado, de nuestra cómoda burbuja, cedemos a
las grandes empresas un ingente volumen de datos relativos a nuestra vida
cotidiana. Curiosamente, gran parte de la misma no se la confiaríamos ni a
nuestros mejores amigos. El punto es que estos datos son un verdadero tesoro en
los tiempos del micro-targeting, que es aquella técnica que se encuentra a medio
camino entre el marketing digital y las nieblas de la persuasión oculta: si yo sé lo
que te gusta, lo que odias, lo que te une a otras personas, cuánto influye tu juicio
sobre ellas y cuánto te afectan algunos temas, estoy en las condiciones de
ofrecerte contenidos ad hoc dándote la sensación de que eres tú el que los eliges.
Mientras que es verdadero exactamente lo contrario. Y ya es un hecho que estas
empresas digitales explotan cada vez más y mejor nuestros datos para hacer no
solamente marketing publicitario sino también marketing político, como quedó
patente en el escándalo «Data-Gate» – descubierto por The New York
Times y The Observer – concerniente la empresa Cambridge Analytica que

Press.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 129-156


LA FÁBULA POSMODERNA DE LA RED LIBRE Y DEMOCRÁTICA 149

adquirió gracias a Facebook los datos perfilados de 50 millones de usuarios


estadunidenses de la red social, influyendo decisivamente en las elecciones
presidenciales estadounidenses.
Para colmo de males, la Computación en Nube es invocada como garante de
la horizontalidad de la democracia a pesar de estar en las manos de las empresas
y no de los Estados. Es por eso que, evidentemente, los Estados tienden cada vez
más a unirse en mega-Estados que colaboran con las conglomeradas hi-tech: al
final no existen francotiradores. El modelo tecno-político sino-americano tiene
en común la presión cada vez más importante hacia la trasparencia digital más
radical y, más en concreto, China está creando el prototipo de un Estado de
policía hi-tech. Los próximos pasos posiblemente serán: dotar a cada ciudadano
chino de una cuenta de correo electrónico, de un perfil para las redes sociales
gobernativas, de una cuenta para consumir en los sitios web autorizados y de un
espacio web para compartir los propios datos en los servidores del régimen. Una
especie de Facebook chino nacionalizado con una cuenta Gmail integrada y
china, que almacena los datos en las Nubes chinas, con el objeto – gracias al
digital profiling – de sugerir las próximas compras en Aliexpress, el análogo
chino de Amazon.
Un escenario parecido evidencia que las políticas de los gigantes de las TIC,
sobre todo de aquellos que necesitan de un profiling cada vez más detallado para
aumentar sus ganancias, son perfectamente compatibles con sistemas de control
autoritarios y, además, son tecnologías deseables para las dictaduras modernas.
Ahora bien, lo que propicia la constitucionalización de este paradigma tecno-
político es precisamente la complacencia y la adhesión de los usuarios al
profiling y a la trasparencia, de manera que el capitalismo autoritario chino no es
incompatible con el capitalismo democrático estadounidense, ya que el horizonte
común es el del crecimiento económico ilimitado. El punto es que ese modelo
tecno-político puede existir gracias a la colaboración global entre diversas élites
democráticas, autocráticas y despóticas e implica fenómenos de explotación
estructural y de expropiación cognitiva, emotiva y económica de los usuarios en
todo el mundo, pero también de la mano de obra a bajo costo y de los recursos
primarios sobre todo en Asia y en África. Es decir, esta Red anarco-capitalista30
crea una especie de cortocircuito antidemocrático, una especie de estado de
excepción de masas, para glosar la expresión de Agamben31. Desde un punto de
vista antropológico, además, la Computación en Nube es un «no-lugar»32 en el

30
Ippolita (2013), Nell’acquario di Facebook. La resistibile ascesa dell’anarco-captalismo. Bari:
Laterza.
31
Agamben, G. (2008), Stato di eccezione, Torino: Bollati Boringhieri.
32
Augé, M. (2005), Los no lugares: espacio del anonimato. Una antropología de la sobremoderniad.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 129-156


150 MARIA ANTONIETTA SALAMONE

cual los derechos civiles prácticamente se evaporan: en efecto, para reunirse en


las asambleas, en sus ágoras digitales, los ciudadanos tienen que recorrer un
largo camino en las redes electrónicas y todos sus pasos son grabados y
cuidosamente catalogados en una serie de check point públicos o privados. Una
vez alcanzado el ingreso de la plataforma digital deseada, y para acceder
finalmente al espacio sagrado donde ejercer su derecho de ciudadanía activa, los
ciudadanos deben pedir el permiso a los agentes dominantes de la Computación
en Nube para entrar y hacerse identificar, concediendo toda una serie de pruebas
a través de los procedimientos de control del login para demostrar su verdadera
identidad. Y paradójicamente (¿o no?) lo que ocurre es que cuanto más visibles y
trasparentes se hacen los ciudadanos de la Red en las redes sociales gracias al
digital profiling, más invisible, secreto y autocrático será el poder político de los
dueños de la Red.
En efecto, la democracia es el intento de que el poder sea visible para todos.
Es, o debería ser, poder público o del pueblo, aquella forma de gobierno en la
que la esfera del poder invisible se hace mínimo. ¿Cómo podrían ser elegidas
personas que no se dejan ver? En la actualidad, sin embargo, el poder político
tiende a ocultarse; es tanto más poderoso cuanto menos se deja ver. La
autocracia, en efecto, no puede prescindir del «gabinete secreto», el lugar en el
que precisamente el poder es tan poco visible como pueda llegar a serlo. Las
decisiones deben tomarse en secreto porque el pueblo no debe conocer, no debe
saber. Ya advertía Arendt a propósito del totalitarismo: «La única regla de la que
todo el mundo puede estar seguro en un Estado totalitario es que, cuanto más
visibles son los organismos de Gobierno, menor es su poder, y que cuanto menos
se conoce una institución, más poderosa resultará ser finalmente. De acuerdo con
esta norma, los soviets, reconocidos por una Constitución escrita como la más
alta autoridad del Estado, tienen menos poder que el Partido Bolchevique; el
Partido Bolchevique, que recluta abiertamente a sus afiliados y es reconocido
como la clase dominante, tiene menos poder que la policía secreta; el poder
auténtico comienza donde empieza el secreto». 33

Conclusiones: la necesaria reglamentación de la sociedad digital

La mayoría de los agentes dominantes, incluyendo a los dueños de la


Computación en Nube, se reconoce abiertamente en el anarco-capitalismo y

Barcelona: Gedisa.
33
Arendt, H. (1987), Los orígenes del totalitarismo, Madrid: Alianza, pág. 608.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 129-156


LA FÁBULA POSMODERNA DE LA RED LIBRE Y DEMOCRÁTICA 151

promueven el uso de las tecnologías buenas «por naturaleza», libres y


democráticas. Sin embargo, el anarco-capitalismo sufre de las mismas
contradicciones insanables de cada teoría política deontológica y monista, al
considerar la «libertad negativa» como el único valor ético y político a tomar en
cuenta por estar inscrito, presumiblemente, en el código genético humano. En
cuanto código (y derecho) natural, por lo tanto, la libertad negativa se puede
extraer, computar y alimentar a los algoritmos. De esta manera las computadoras
y las máquinas digitales garantizarían la libertad negativa automática, y el objeto
de la sociedad consistiría únicamente en la implementación, gracias a la
contribución de todos, de tecnologías cada vez mejores. El imperio de los Big
Data se reduce así a una especie de «algocracia» en la cual la libertad del
individuo es realizable sin ningún esfuerzo: las masas deben solamente hacerse
radicalmente trasparentes a las tecnologías, compartir cada cosa, para llegar a ser
auto-mágicamente libres. Frente a los dueños digitales, los Estados centrales o
los dueños analógicos, utilizan sus agencias de seguridad, vigilancia y espionaje
nacionales para fomentar la lucha contra el terrorismo internacional, la seguridad
nacional y la defensa de los valores liberales. Los Estados centrales, de hecho,
controlan de manera incesante e indiscriminada (y por eso injusta) a todos los
ciudadanos de la Red, a pesar de que quienes vigilan realmente las masas
digitales son, en realidad, los agentes dominantes de la Computación en Nube
que extraen valor de la biodiversidad humana. Diferentes en los objetos
(comerciales para algunos y políticos para otros) pero iguales, digitales y
analógicos se encuentran y colaboran en cuanto coinciden en ser dueños de algo.
Resulta por lo tanto evidente que el digital profiling constituye la práctica
fundadora del mito posmoderno de la Red libre y democrática. En la era de la
Revolución informática, la técnica del profiling se ha extendido a toda la
población digitalizada con el objeto de identificar segmentos de mercado cada
vez más específicos (publicidad justa para el usuario justo), y para efectuar data
mining (Sentiment analysis, Opinion mining, Nowcasting), es decir, para extraer
información oculta y predecible de los Big Data. En sentido político, la
Ciudadanía 2.0 se identifica especificadamente con la capacidad de profiling
libre y espontaneo de los ciudadanos de la Red que estipulan una delegación o
mandato de gobierno privado con los dueños de la Computación en Nube (a su
vez relacionados con los Estados centrales) para la defensa de sus derechos
privados. O sea, en la época de la posdemocracia, y en nombre de la nueva
libertad negativa automática y gratuita, los ciudadanos de la Red con sus
plataformas de e-democracy parecen haber optado, tal vez inconscientemente,
por una rendición incondicional a la tecnocracia y al anarco-capitalismo de

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 129-156


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los right libertarians californianos, en lugar de reivindicar una mayor espacio


público para ejercer su razón práctica y defender también la libertad republicana.
Ahora bien, la deliberación política, es decir aquella forma de gobernar en la
cual ciudadanos libres e iguales se incorporan a un proceso de intercambio de
razones y argumentos que se realiza de forma pública y comprensible, y que
sirve para justificar unas decisiones concretas, posee un alto grado de dificultad.
En efecto, los asuntos de las agendas parlamentarias son tan complejos que no
pueden plantearse esquemáticamente en los instrumentos de participación
política como la consulta popular. Problemas como el equilibrio entre el
crecimiento económico que requiere de la explotación de recursos naturales y los
compromisos mundiales ecológicos, las políticas del uso de energías y los
riesgos tecnológicos o ambientales, o la explosión demográfica y la migración
vinculadas al desempleo; son cuestiones tan sofisticadas que, de acuerdo con
Macpherson, los ciudadanos no pueden generar “las respuestas [que]
constituyeran una directriz clara dada al gobierno”.34 Por lo tanto, no es viable
una democracia donde los ciudadanos indiquen a sus representantes los
imperativos bajo los cuales actuarán en nombre de ellos, ni siquiera por ellos o a
cuenta de ellos. Consecuentemente, no podemos prescindir de los políticos
elegidos, quienes deben dominar la agenda pública y el procedimiento de toma
de decisiones.
En contraste con el dogmatismo posmoderno, los ciudadanos de la Red
necesitamos una Computación en Nube diferente, que nos provea no sólo los
medios digitales para que podamos conseguir información y conocimiento veraz
sobre los asuntos públicos que nos interesan a todos, – evitando la manipulación
ideológica de la realidad, el marketing político y las fakes news –, sino que
también nos independice de las cadenas de burbujas de filtros para que
consigamos finalmente intercambiar razones y escuchar opiniones diferentes con
el fin de tomar las mejores decisiones en el ámbito de las políticas públicas.
Queremos salir de la fábula posmoderna de la Red libre y democrática y no
depender más de la voluntad arbitraria de los dueños digitales y de los dueños
analógicos de la Red que representan, en su conjunto, la posmoderna «razón del
más fuerte». Como hemos dicho anteriormente, la verdadera libertad republicana
se concibe no solamente como independencia de la voluntad arbitraria de otros
individuos, sino sobre todo como dependencia de la ley. Es por eso que
necesitamos poner en marcha una reglamentación jurídica de la sociedad digital
para que nuestros datos personales sean protegidos de verdad y para que nadie
tenga el poder absoluto de hacer con ellos todo lo que quisiera a nivel

34
Macpherson, C. B. (1982), La democracia liberal y su época, Madrid: Alianza Editorial, pág. 116.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 129-156


LA FÁBULA POSMODERNA DE LA RED LIBRE Y DEMOCRÁTICA 153

planetario35. En efecto, ante el panorama de una sociedad tecnológica tan


compleja donde casi todo está codificado, procesado y declinado en protocolos
interpretables por los algoritmos, ¿qué queda realmente del hombre político? (La
pregunta es pertinente ya que, de acuerdo con los filósofos republicanos de la
Grecia clásica, consideramos que los «ιδιωτης» son precisamente aquellos
ciudadanos que no se ocupan de los asuntos públicos sino sólo de sus intereses
privados). O mejor dicho: ante las acciones y los comportamientos humanos
instantáneamente procesados, anticipados y condicionados por los algoritmos,
¿qué espacio queda para la libertad republicana del hombre?
Según nuestra opinión, la nueva frontera de la «computación cognitiva»36 –
en la que los ordenadores no se programan sino que son capaces de entender el
lenguaje natural de las personas y aprender –, podría brindar quizás la
posibilidad, para el ciudadano de la Red, de hacer frente a los asuntos públicos
conjugando la habilidades propias del pensamiento computacional,
del pensamiento crítico-científico y del pensamiento moral. El valor de la
computación cognitiva radica en su propósito de unir la inteligencia artificial de
las máquinas con las capacidades racionales y morales del hombre. Como hemos
visto, en el ámbito tecnológico lo frecuente es que la persona se adapte a la
máquina. Pero con la computación cognitiva no es así, ya que está programada
para interactuar con las personas de una manera más natural: lee y entiende el
lenguaje natural de las personas, con su riqueza de matices y giros lingüísticos.
Se alimenta de datos procedentes de múltiples fuentes: datos estructurados en
bases de datos o datos no estructurados; es decir, libros, informes de
investigación, tweets, blogs, imágenes. Es capaz de procesar millones de datos
en cuestión de segundos y responder a preguntas complejas casi en tiempo real.
Ante una pregunta, formula hipótesis y escoge la respuesta en la que tiene un
mayor nivel de confianza. Muestra los pasos que ha dado para llegar a esta
respuesta de una forma clara y sencilla, es decir, presenta su razonamiento. Y,
además, aprende de su experiencia, de cada interacción, así que cada vez es más
inteligente. Por eso, sería muy deseable que, en un futuro próximo, la
computación cognitiva fuera capaz de ofrecer nuevos servicios y aplicaciones en
la Nube aprovechando el conocimiento científico y la información disponible
sobre cualquier asunto de interés público. Bajo nuestra perspectiva neo-realista y
neo-moderna, en efecto, debemos superar el relativismo posmoderno, tanto del
conocimiento cuanto de los valores, y la consiguiente devaluación o desprecio de
la ciencia. De manera que algún día, en lugar de consultar gratuitamente a un
35
Bernabè, F. (2012), Libertà vigilata. Privacy, sicurezza e mercato nella rete, Bari: La Terza.
36
Kai Hwang-Min Chen (2017), Big-Data Analytics for Cloud, IoT and Cognitive Computing. John
Wiley & Sons Ltd.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 129-156


154 MARIA ANTONIETTA SALAMONE

metabuscador como Google para obtener los resultados más relevantes filtrados
por los algoritmos personalizados, podamos – con la ayuda de asistentes
cognitivos – plantear una pregunta a la máquina cognitiva, con el fin de que
procese la información en función de lo que haya aprendido en su lectura de
millones y millones de documentos y sensores, y nos ofreciera finalmente su
respuesta o recomendación. La revolución de la computación cognitiva podría
promover un cambio radical en la forma en que accedemos a la información y al
conocimiento científico, y en la manera de afrontar ética y racionalmente los
asuntos públicos y la toma de decisiones democráticas sobre ellos.
Volvemos a repetir, pues, con Bustamante, la idea que expusimos al principio
del artículo, es decir que “las tecnologías, igual que las leyes, son formas de
vida: regulan la manera de entender el trabajo, el ocio, la participación política,
y casi cualquier aspecto de la vida social que podamos imaginar”; de tal manera
que si conseguimos cambiar las tecnologías, o los fines para los cuales se
implementan las aplicaciones de las máquinas digitales, la gran oportunidad
histórica que tendrá la Ciudadanía 3.0 será la de participar en el debate sobre los
asuntos públicos que afectan a la libertad y la justicia de la «res publica global»
– la pobreza, la biodiversidad, la salud, el calentamiento global, la escasez
energética, el terrorismo, las pandemias, la seguridad, la lucha contra el crimen,
la bioética, etc. – de manera inteligente, informada y responsable. En efecto, la
excelencia política depende de saber generar las ideas más verdaderas sobre el
bien común y elegir la política pública correspondiente; a su vez, esas ideas y
elecciones dependen de la movilización del conocimiento al ámbito político. En
definitiva, se trataría de utilizar las maquinas cognitivas para reunir información
y conocimiento para el entendimiento de los complejos asuntos públicos. De esta
forma, el ejercicio de nuestra razón práctica y de nuestra libertad republicana,
estarían basados finalmente en hechos verificables y sustentados por evidencias
recogidos mediante el método científico, así como en la elaboración de nuevos
conocimientos y en un sistema jerárquico de valores éticos universales, en lugar
de hacerlos depender de nuestros instintos o sentimientos, de nuestras
interpretaciones inciertas, de las representaciones ideológicas del mundo, del
construccionismo social o, – como ocurre más a menudo hoy en día – de los
intereses económicos de los dueños digitales de la Red en comunión con la
voluntad política absolutista de los dueños analógicos.

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LA FÁBULA POSMODERNA DE LA RED LIBRE Y DEMOCRÁTICA 155

Referencias bibliográficas

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156 MARIA ANTONIETTA SALAMONE

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DOI: http://doi.org/10.12795/Argumentos/2018.i21.08

EL CÍBORG EN DISPUTA. UN ANÁLISIS DESDE LA ESTÉTICA TECNOLÓGICA

THE CONTESTED CYBORG. AN ANALYSIS BASED ON AESTHETICS OF


TECHNOLOGY

ALEJANDRO LOZANO
Alejandro.lm1804@gmail.com
Universidad de Salamanca

RECIBIDO: 15/11/2018
ACEPTADO: 01/12/2018

Resumen: Este artículo propone una aproximación a la figura del cíborg desde el punto de vista de la
estética tecnológica. En primer lugar, llevaremos a cabo una genealogía del concepto deteniéndonos
en los fenómenos culturales e intelectuales del siglo XX en los que surge y se despliega: las filosofías
de la vida, la cibernética y la cibercultura. A continuación, pondremos de relieve una serie de
problemas a los que deben dar respuesta las teorías que se inspiran en el cíborg para articular
modelos de emancipación y convivencia en el contexto de las sociedades de las nuevas tecnologías.
Palabras clave: Cyborg, cibercultura, estética, cibernética, nuevas tecnologías.

Abstract: This article examines the aesthetics of cyborg. First, we focus on a series of
cultural movements and intellectual trends that are key to understand the idea of a cyborg as we know
it today: philosophies of life, cybernetics and cyberculture. Then, we highlight problems and
challenges that remain unanswered and must be faced by any model of emancipation and community
in the technological era based on cyborg philosophies.
Keywords: Cyborg, cyberculture, aesthetics, cybernetics, new technologies.

Introducción

La pregunta por las relaciones entre cuerpo y tecnología es una de las cuestiones
que con más insistencia reclama nuestra atención desde finales del siglo pasado.
El desarrollo que han experimentado en las últimas cuatro décadas áreas como la
biotecnología y las telecomunicaciones repercute indudablemente en los entornos
que habitamos y en nosotros como organismos vivos. ¿Bajo qué prisma pensar la
naturaleza de estas transformaciones? La innumerable cantidad de respuestas
articuladas desde ámbitos como el filosófico, el científico, el literario o
audiovisual muestra, por un lado, la pertinencia de este tema en un escenario
caracterizado por la rapidez con la que tienen lugar los procesos de desarrollo e
innovación tecnológica. Por otro, revela la necesidad de seguir articulando
propuestas que, si bien no son definitivamente satisfactorias, contribuyen a

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158 ALEJANDRO LOZANO

comprender a mayor profundidad la complejidad de dicha pregunta.


El cíborg es, sin lugar a duda, uno de los iconos que con más insistencia se
invocan a la hora de arrojar luz sobre sobre el problema del devenir de la
condición humana en un mundo tecnificado. Se trata de una figura compleja en
el sentido de que lo que se desea expresar con ella varía significativamente en
función quién la articula y desde qué coordenadas intelectuales lo hace. En
cualquier caso, desde que adquiriese popularidad en torno a la década de 1980, la
idea de ser ya cíborg o iniciar la metamorfosis hacia esta forma de vida híbrida
despierta un amplio abanico de reacciones que van desde la acogida entusiasta
con brazos abiertos hasta el rechazo virulento a la mera sugerencia de esta
posibilidad.
En este artículo vamos a examinar esta figura atendiendo al papel que ha
jugado esta figura en el imaginario de las sociedades de las nuevas tecnologías.
Nuestro enfoque, por tanto, se centra en las estéticas cíborg, y por ello nos
ocuparemos no tanto de cuestiones relativas a la definición y el alcance del
concepto como del contorno sensible con el que se reviste esta noción en
diferentes contextos. Y es que no es el mismo el cíborg que se presenta en el cine
comercial hollywoodiense de los 80 y los 90 que el que se da cita en las páginas
del Manifiesto para cíborgs de Donna Haraway. La principal razón que motiva
esta aproximación tiene ver con el importante papel que numerosos intelectuales
han atribuido a esta entidad híbrida por excelencia a la hora de configurar formas
de subjetividad alternativas y modelos de convivencia ajustados a la coyuntura
del tiempo presente. Lo concibamos hoy como una figura válida o, por el
contrario, obsoleta a la hora de pensar nuestra realidad como especie, lo cierto es
que buena parte de las dificultades planteadas por el laberinto que entraña el
cíborg tiene que ver con los múltiples rostros con los que ha aparecido esta figura
desde que se acuñase el término en la década de los 60.
La primera parte del artículo se centra en desarrollar una genealogía breve
pero a nuestro juicio necesaria del cíborg. Para ello señalaremos una serie de
episodios clave que nos permitirán reconstruir el recorrido efectuado por esta
figura. En concreto, partiremos del suelo cultural e intelectual en el que germina
el cíborg y que se localiza en la primera mitad del siglo XX, en los terrenos
conectados de la cibernética y las filosofías de la vida. Tras ello daremos un salto
hasta la década de los 80, periodo que constituye el caldo de cultivo de la
cibercultura y en el que la entidad ciborgiana adquiere un elevado grado de
complejidad estética. El segundo apartado de este texto señala una serie de
desafíos a los que se enfrentan los modelos de subjetividad y convivencia que
apuestan por inspirarse en este híbrido para articular propuestas emancipadoras.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 157-172


EL CÍBORG EN DISPUTA 159

Surgimiento y derivas de la figura del cíborg

De las filosofías de la vida a la cibernética

Históricamente, el término ‘cyborg’ proviene del artículo Cyborgs and Space,


escrito por Manfred Clynes y Nathan Kline en 1960 para el número de
septiembre de la revista Astronautics y que se basa en el enfoque cibernético
para establecer comunicaciones entre sistemas orgánicos y tecnológicos. Este
texto no expone razonamientos o demostraciones basadas en el método
científico. Sus páginas han de leerse más bien como un ensayo especulativo, un
relato ficticio en el que Clynes y Kline describen posibles escenarios a los que
deberá enfrentarse la especie humana en las próximas décadas como
consecuencia de la rapidez con la que tiene lugar el desarrollo tecnológico. Para
ello imaginan qué condiciones harían viable la supervivencia humana en el
espacio exterior:

Los viajes espaciales retan a la humanidad no solo tecnológicamente sino también


espiritualmente, invitando al hombre a ser parte activa de su propia evolución
biológica […] Si se encontrase un pez particularmente inteligente y con recursos,
que hubiera estudiado bastante bioquímica y fisiología, que fuera un maestro de la
ingeniería y la cibernética, y que tuviera excelentes laboratorios disponibles para
él, dicho pez podría tener la habilitad de diseñar un instrumento que le permitiera
vivir en tierra y respirar aire1.

Como es sabido, la cibernética ve la luz en la década de los 40 del siglo pasado


en el escenario de las Conferencias Macy de la mano de figuras como Norbert
Wiener, John von Neuman, Julien Bigelow o Claude Shannon. De acuerdo al
relato de Turner2, el factor clave para la emergencia de esta disciplina fue el
ambiente colaborativo que reinaba en los laboratorios científicos durante la
segunda guerra mundial. Especialistas, ingenieros y administradores de diversa
procedencia intelectual cooperaron para crear un lenguaje que les permitiese
trabajar en equipo y enfrentarse a los problemas que suponía desarrollar y
perfeccionar compleja maquinaria de guerra que sería utilizada por personal
militar. La cibernética abordaba, entre otras cuestiones, la problemática inherente

1
Clynes, M. E. y N. S. Kline, “Cyborgs and Space”, en Astronautics (septiembre 1960), p. 26..
Disponible en https://pdfs.semanticscholar.org/4df3/9d8755c0b3e083cfaf0bfb6e3ff8afe77247.pdf
[Accedido el 5/3/2018]
2
Turner, F., From Counterculture to Cyberculture: Stewart Brand, the Whole Earth Network, and
the Rise of Digital Utopianism, Chicago: University of Chicago Press, 2006.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 157-172


160 ALEJANDRO LOZANO

a la interacción entre humanos y máquinas que tenían que ofrecer una respuesta
rápida y precisa a las circunstancias cambiantes e imprevisibles del entorno, por
lo que era necesario encontrar denominadores comunes que les permitiesen
integrar entidades tan diferentes. Esta necesidad provoca el surgimiento de la
"metáfora computacional"3, imprescindible para comprender no solo los
primeros pasos de la cibernética, sino también los del cíborg: "Al imaginar a los
soldados como dispositivos que procesaban la información, Wiener y Bigelow
ofrecieron una imagen de los humanos y las máquinas como elementos
dinámicos que colaboraban en un único sistema socio-técnico fluido"4. No es
Turner, por cierto, el único que localiza en la cibernética el sustrato teórico en el
que se inspiran estéticas tecnológicas de finales de siglo XXI. En su genealogía
del ser posthumano, Katherine Hayles regresa a esta disciplina para localizar en
ella la base filosófica de la posterior separación entre materia e información que
dará lugar a importantes metamorfosis del cuerpo en la cibercultura. A su juicio,
la idea de concebir al ser humano como un sistema procesador de información
sirvió como punta de lanza para sentar las bases del dualismo
información/materia que dominó la cultura de las nuevas tecnologías de los 80 y
los 905. Guattari también observó la “perspectiva cibernética” desde un punto de
vista similar y subrayó como uno de sus efectos la cualidad de tratar a los seres
vivos como "máquinas particulares dotadas del principio de retroacción"6.
La cibernética ha de ser a su vez comprendida en el marco de las filosofías de
la vida de comienzos del siglo XX. Pensamos en el concepto husserliano de
Lebenswelt o mundo de la vida, ese suelo de experiencias sensibles inmediatas
que es previo a cualquier formalización de carácter científico 7; también nos
referimos al Ortega de Ni vitalismo ni racionalismo (1924) y El tema de nuestro
tiempo (1923), especialmente cuando señala que la tarea clave de su época
consiste precisamente en “en someter la razón a la vitalidad, localizarla dentro de
lo biológico, supeditarla a lo espontáneo […] mostrar que es la cultura, la razón,
3
El alcance de esta metáfora, entre cuyos precedentes más claros destacan la comparación de
Descartes en el Tratado de las pasiones del alma (1649) entre el cuerpo humano y un autómata o El
hombre máquina (1748) de La Mettrie, llega hasta nuestros días y ha traspasado el ámbito de los
laboratorios científicos para ejercer un fuerte influjo a nivel social.
4
Turner, F., Op. cit., p. 21.
5
Hayles, K., How we became posthuman. Virtual Bodies in Cybernetics, Literature, and Informatics,
Chicago: University of Chicago Press, 1999, pp. 50-83.
6
Guattari, F., Caosmosis, Buenos Aires: Manantial, 1996, p. 48.
7
En una de las caracterizaciones del Lebenswelt que figuran en La crisis de las ciencias europeas
(1936), Husserl indica que es “el mundo histórico concreto, con sus tradiciones y sus
representaciones variables de la naturaleza, vinculadas precisamente con las circunstancias históricas
y es, al mismo tiempo, el mundo de la experiencia sensible inmediata”. Husserl, E., La crisis de las
ciencias europeas y la fenomenología trascendental, Buenos Aires: Prometeo, pp. 39-40.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 157-172


EL CÍBORG EN DISPUTA 161

el arte, la ética quienes han de servir a la vida”8; y recordamos asimismo al


Nietzsche que, décadas atrás, en La genealogía de la moral (1887), se batía en
duelo contra la filosofía de los “sacerdotes ascéticos” que tomaban distancia de
la vida (“junto con todo lo que a ella pertenece, ‘naturaleza’, ‘mundo’, la esfera
entera del devenir y la caducidad”) para postular una existencia ultramundana
“antitética y excluyente”9.
Siguiendo la interpretación de Molinuevo, emerge en este contexto una forma
de bioestética cuyo deseo era superar al idealismo mediante la vuelta a la vida,
debido a lo cual se revalorizó lo biológico, y con ello el cuerpo y el entorno que
habita. la tarea de superar los dualismos idealistas de la tradición occidental
(sujeto-objeto, mente-cuerpo, razón-sentimiento) generó la demanda de “una
‘nueva sensibilidad’ para estar a la altura de los nuevos tiempos”10. La necesidad
de situar a la vida como una de las cuestiones filosóficas centrales habría puesto
de relieve la cuestión de los límites mismos del ser humano, preparando el
terreno para el surgimiento de una serie de seres híbridos que, sin tomar partido
por alguno de los polos de las dicotomías, encuentran su lugar entre ellas.

Las estéticas cíborg de la cibercultura en los años 80 y 90

¿Cuál es el devenir del cíborg tras su formalización como tema a mediados del
siglo XX? En este punto es necesario dar un salto temporal desde el artículo que
Clynes y Kline publican a comienzos de los 60 para desplazarnos hasta los 80,
periodo en el que esta figura eclosiona definitivamente y da lugar a múltiples
estéticas. Los últimos 20 años del siglo pasado juegan un papel clave en la
configuración del imaginario tecnológico de las sociedades desarrolladas que
asisten en primicia a hitos tecnológicos como la llegada del ordenador personal o
de Internet tal y como lo conocemos en la actualidad11. En este periodo tienen
lugar también episodios clave en la historia de las biotecnologías como el inicio
en 1990 del proyecto para secuenciar el genoma humano o la creación en 1978
de insulina artificial idéntica a la que produce un ser humano 12. Los años 80
constituyen así el terreno en el que se origina lo que autores como Mark Dery 13 o

8
Ortega y Gasset, J., “El tema de nuestro tiempo”, en Obras completas, vol. 3, Madrid: Taurus, 2008,
p. 593.
9
Nietzsche, F., La genealogía de la moral, Madrid: Alianza, 1996, p. 136.
10
Molinuevo, J. L., “En los límites de la bioestética”, 2013, p. 1. Disponible en
https://app.box.com/s/26q29usska [Accedido el 5/3/2018)
11
Cf. Ceruzzi, P., A History of Modern Computing, Cambridge: The MIT Press, 2003; y Ryan, J., A
History of the Internet and the Digital Future, London: Reaktion Books, 2010.
12
Buchholz, K. y J. Collins, Concepts & Biotechnology, Weinheim, Wiley-VCH, 2010, p. 95.
13
Dery, M., Velocidad de escape. La cibercultura del fin del siglo, Madrid: Siruela, 1998.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 157-172


162 ALEJANDRO LOZANO

David Bell y Barbara Kennedy14 denominan cibercultura, término empleado para


aglutinar el conjunto de creencias y de prácticas que emerge como consecuencia
de la integración de las nuevas tecnologías en diferentes capas de la realidad
social (ámbito laboral, vida privada, ocio, estilo de vida).
El complejo laberinto que teje la cibercultura en torno al fenómeno
tecnológico da pábulo a la aparición de una serie de iconos que transitan a
caballo entre la ficción y la no ficción y trazan las coordenadas de un imaginario
protagonizado por peligrosos hackers adolescentes, inquietantes mutantes,
inolvidables androides… y cíborgs. Desde el punto de vista de la estética, es
posible ubicar las imágenes y relatos en torno a esta figura dentro de dos grandes
tendencias: una que crece alimentada por materiales de la cultura popular, y que
configura lo que aquí denominaremos cíborg pop; y otra que convierte al ser
ciborgiano en un objeto de discusión en la arena académica intelectual y que
coincide en lo esencial con el “cíborg de izquierdas”15 al que se refirieron Alonso
y Arzoz en su Quinta columna digital16.
Llevar a cabo una presentación del cíborg en la cultura popular tal vez resulte
superfluo debido al amplio reconocimiento y a la buena salud de la que goza
todavía hoy en el terreno de las grandes ficciones comerciales. Sus principales
representantes se encuentran en el combinado de ciencia ficción y acción
trepidante de películas como RoboCop (Paul Verhoeven, 1987). También hace
acto de presencia en las conocidas películas de animación japonesa que forman
parte del universo Ghost in the Shell creado por Mamoru Oshii, con una primera
entrega de 1995, una segunda parte en 2004 y un remake de acción real de 2017.
En las cintas mencionadas, los protagonistas han atravesado diversos procesos de
reconstrucción y mejora de su organismo para ampliar facultades como la
percepción, los reflejos o la fuerza bruta. La mera presencia del cíborg en estas
ficciones despliega una serie de temas y problemas relativos a la identidad y los
límites de lo humano que hacen de contrapunto a la acción intensa a la que se
enfrentan los personajes17. Los nuevos ciber-organismos hacen acto de presencia

14
Bell, D. y B. Kennedy, Cybercultures Reader, London: Routledge, 2ª edición, 2007.
15
Alonso, A. y A. Arzoz, La quinta columna digital. Antitratado comunal de hiperpolitica.
Barcelona: Gedisa, 2005, p. 67.
16
La distinción entre un cíborg pop y un cíborg académico o “de izquierdas” no tiene la pretensión de
abarcar todas las prácticas que caen bajo el paraguas del concepto cíborg. A modo de ejemplo, y
ciñéndonos exclusivamente al ámbito de la performance artística, sería difícil e incluso inadecuado
tratar de reducir a un denominador común las prácticas de Stelarc, Orlan, Marcel.lí Antúnez o Jaime
del Val, por citar algunos de los casos más relevantes. Dividir el conjunto de las estéticas cíborg en
las dos tendencias mencionadas obedece al objetivo de reproducir la perspectiva de un debate en
torno a esta figura al que regresaremos en la siguiente sección.
17
Ha sido particularmente estudiado el caso de Ghost in the shell debido a la combinación de tópicos

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 157-172


EL CÍBORG EN DISPUTA 163

incluso en los videoclips de la época: recordemos Shock to the system, el tema de


Billy Idol perteneciente a su álbum Cyberpunk de 1993 y que contaba con un
videoclip en el que se mostraba sin tapujos la grotesca transformación del
rebelde Idol en una entidad mitad humana mitad máquina18. En la estética del
cíborg pop la tecnología emerge como fundida con el cuerpo, en ocasiones con
resultados abyectos en los que la carne original es mutilada como en el caso de
Videodrome y otras obras del Cronenberg de los 80 y los 9019. Otras veces se
halla de manera imperceptible en el interior de la piel o cubierta por la ropa o el
cuerpo cabelludo, como una toma de entrada en la nuca o bajo la forma de
pequeños implantes.
Los relatos acerca del cíborg tejidos en la literatura, el cine y los videojuegos
de ciencia ficción de estas décadas ofrecen sin embargo una visión parcial que no
hace justicia a la complejidad de esta figura. Y es que, al mismo tiempo que
adquiere notoriedad en la industria cultural, el cíborg gana prestigio en los
debates intelectuales del momento en torno a la condición humana, abriéndose
paso particularmente tras el imprescindible Manifiesto Cyborg de Donna
Haraway (1985), quien lo define como “una especie de yo personal,
postmoderno y colectivo, desmontado y vuelto a montar”20. Haraway pondrá en
circulación una versión de este ser híbrido que poco tiene que ver con los
temibles experimentos militares del cine de acción. La imagen del cíborg como
una combinación sugerente entre máquina y organismo vivo servía en su modelo
a un doble propósito: por un lado, superar dualismos que permanecían
enquistados en el pensamiento occidental; por otro, articular una propuesta
emancipatoria para las sociedades de las nuevas tecnologías. Todo ello quedaba

del género de acción con temas y pasajes filosóficos que invitan a suprimir las distinciones entre alta
y baja cultura. Para Molinuevo, una película como Ghost in the Shell “acaba captando un público
amplio y variado, ya que tiene otro ingrediente que parece reñido con el aburrimiento de, o bien sólo
la filosofía, o sólo la excesiva retórica barroca de las imágenes”. Molinuevo, J. L., La vida en tiempo
real. La crisis de las utopías digitales. Madrid: Biblioteca Nueva, 2006, p. 76.
18
Para una revisión ampliada de la figura del cíborg en las creaciones audiovisuales puede
consultarse Aguilar, T., “La construcción cinematográfica del cyborg: de Metrópolis (1926) a
Terminator (1984)”, en Debats, 81 (2003), pp. 40-49; y Aguilar, T., Cartografía de la tecnosociedad
a través del cine, Valencia: Alfonso el Magnánimo, 2012.
19
Cf. Freixas, R., “David Cronenberg. La perversión de la realidad”, en Navarro, A. J. (ed.), La
nueva carne. Una estética perversa del cuerpo, Madrid: Valdemar, 2002, pp. 291-324; y Hormigos,
M., “Nuevas especies para el panteón de lo grotesco femenino. David Cronenberg y la Nueva Carne”,
en Navarro, A. J. (ed.), La nueva carne. Una estética perversa del cuerpo, Madrid: Valdemar, 2002,
pp. 135-171.
20
Haraway, D., “Manifiesto para cyborgs: ciencia, tecnología y feminismo socialista a finales del
siglo XX”, en Haraway, D., Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza, Madrid:
Cátedra, 1995, p. 279.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 157-172


164 ALEJANDRO LOZANO

encarnado en la idea de un cuerpo tecnificado ajustado a la coyuntura de finales


del siglo XX.
La línea tecnofeminista abierta por Sulamith Firestone en su Dialéctica del
sexo (1973) hallaba así en Donna Haraway una actualización necesaria debido al
desarrollo de las tecnologías digitales. Autoras como Judy Wajcman, Judith
Squires, Sadie Plant y Katherine Hayles continuarían una prolífica línea de
trabajo a propósito de la relación entre feminismo y tecnología en la que el
cíborg se encontraba presente ya fuera de manera explícita o como elemento de
trasfondo. Sin embargo, y a pesar de su riqueza teórica, es difícil localizar
representaciones gráficas del modelo alternativo que propone la autora que
prefería ser “antes un cíborg que una diosa”21. No obstante, una de las más
interesantes desde el punto de vista de la estética tecnológica la encontramos en
el Cyborg que dibuja Lynn Randolph en 1989 tras la lectura del manifiesto de
Haraway.

Lynn Randolhp, Cyborg (1989)

21
Ibíd., p. 311.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 157-172


EL CÍBORG EN DISPUTA 165

La ilustración de Randolph ofrece una versión del cíborg que poco tiene que
ver con las portentosas máquinas militares de Hollywood. En ella vemos a una
mujer de piel bronceada, una “humana-
máquina/artista/escritora/chamán/científica” 22 cuyas manos reposan en lo que
parece ser el teclado de un ordenador o máquina de escribir. Cada una de las
teclas se alza a su vez sobre una superficie desértica, como monolitos
emergiendo de la arena. La figura femenina observa atentamente un punto
indeterminado frente a ella. A la altura de su esternón se encuentra una placa de
aspecto metálico con un conjunto de formas rectangulares que recuerda a una
hilera de switches o interruptores. De dicha placa surgen varias líneas de
tonalidad verdosa que se bifurcan componiendo un conjunto de raíces o (quizá al
mismo tiempo) la circuitería de un microprocesador. Apoyada sobre la melena
oscura de este cíborg alternativo se encuentra la cabeza de un felino difícil de
identificar con alguna criatura conocida. Randolph dibuja la escena sobre un
fondo nocturno en el que centellea una multitud de estrellas y en cuya parte
central figura un rectángulo, un cuadro, tal vez el encerado de una pizarra o
incluso el monitor de un ordenador, que contiene diversos motivos científicos:
estudios microscópicos, galaxias, ecuaciones y una suerte de tres en raya
compuesto por los símbolos que representan el género masculino y femenino.
El Cyborg de Randolph, que se convertirá en 1991 en la portada Simians,
Cyborgs and Women, una compilación de textos de Haraway, constituye uno de
los iconos más representativos de esa estética cíborg alternativa que emergía al
albur de los debates tecnofeministas de la cibercultura. El sincretismo de la
imagen, la reunión de motivos que parecían irreconciliables desde posiciones
dualistas (tecnología y naturaleza, humano y máquina, arte y ciencia), sintetizan
la voluntad integradora del ser híbrido e indeterminado que se propone como
fuente de inspiración para pensar y diseñar al sujeto del siglo XXI. Y es que,
como explica Broncano a propósito de la idea del cíborg como resistencia, en
este contexto nos encontramos ante "una nueva serie de figuras o metáforas que
intentan paliar el daño de la dicotomía entre lo natural y lo artificial" 23. Desde
este enfoque, el cíborg sería un caso paradigmático de ser que lleva una
existencia fronteriza, no perteneciente a una categoría o grupo específico.

22
Randolph, L., “Modest Witnesses: A Painter’s Collaboration with Donna Haraway”, p. 4.
Disponible en: https://companionrandolph.blogspot.com.es/ [Accedido el 5/3/2018]
23
Broncano, F., La melancolía del cíborg, Barcelona: Herder, 2009, p. 42.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 157-172


166 ALEJANDRO LOZANO

¿Emancipador o tirano? Retos pendientes en torno a la idea de un cíborg


ciudadano

A medida que se han escrito textos literarios, científicos y filosóficos, y se han


rodado películas, series y desarrollado videojuegos en torno a esta figura, el
cíborg ha ido ganando una complejidad difícil de encontrar en otras creaciones
de la cibercultura. En cualquiera de sus manifestaciones, el cíborg se muestra
como una criatura híbrida cuya presencia interroga al ser humano acerca de su
condición. ¿Se podría afirmar que nos encontramos en un constante proceso de
“ciborgización”24 de nuestra especie? Nos hallamos ante una figura que sigue
gozando de un envidiable estado de salud, aunque ya en 2004 Vivian Sobchack
afirmaba que el término comenzaba a hastiar incluso dentro del circuito
intelectual y se empezaban a buscar otras alternativas: “Recientemente, después
de que el 'cíborg' se convirtiese en algo de alguna manera agotado por el exceso
de uso académico, comenzamos a escuchar y a leer acerca de ‘lo prostético’” 25.
Y es cierto que el cíborg se ha invocado con tal profusión que ha terminado
consolidándose como uno de los términos más problemáticos y difíciles de
interpretar del vocabulario de las nuevas tecnologías. En cierto modo puede
considerarse que, junto al ciberespacio, lo virtual o los hackers, nos encontramos
ante una de las figuras protagonistas de la jerga del tecnorromanticismo high
tech26. Por ello creemos necesario examinar esta figura críticamente.
El cíborg opera eficazmente en el ámbito de la formación de la identidad
individual. Pensemos en aquellas personas que se autodenominan a sí mismos
cíborg como Neil Harbisson, el conocido artista y activista afectado por
acromatopsia y que ha revertido esta disfunción gracias su sensor “eyeborg”, una
antena implantada en su cabeza que traduce los colores que percibe en sonidos
mediante los que crea todo tipo de proyectos creativos. Sin embargo, es
cuestionable que esta categoría pueda operar en la actualidad como “una ficción
que abarca nuestra realidad social y corporal”27. Hay que considerar que el
cíborg emancipador inscrito por Haraway en un proyecto político se encontró
desde el comienzo con la dura resistencia del cíborg militar de la ciencia-ficción
hollywoodiense, y es dudoso que la estética del primero lograse abrirse paso en

24
Hables Gray, C., “Homo Ciborg: Cincuenta años después”. En Teknokultura. Revista de Cultura
Digital y Movimientos Sociales, 8, 1 (2011), pp. 83-104.
25
Sobchack, V., Carnal Thoughts: Embodiment and Moving Image Culture, Berkeley: University of
California Press, 2004, p. 207.
26
Coyne, R., Technoromanticism: Digital Narrative, Holism, and the Romance of the Real,
Cambridge: The MIT Press, 1999.
27
Haraway, D., op. cit., p. 254.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 157-172


EL CÍBORG EN DISPUTA 167

un imaginario social saturado por las múltiples versiones del segundo. Aguilar,
tras una lectura exhaustiva y atenta del manifiesto de Haraway, advierte que “el
cyborg uniformado consumista existe, como bien exhibe el imaginario
cinematográfico estadounidense en su construcción del cyborg con un claro
sesgo machista”28. Realizando la misma distinción, Squires afirma que

Los cíborgs como ‘celebraciones tecnofascistas de la invulnerabilidad están


ganando en la batalla cultural contra los cíborgs híbridos y semipermeables del
lenguaje de Haraway. Algo predecible, tal vez, dado que los cíborgs son la
descendencia ilegítima del militarismo y el patriarcado capitalista29.

Otra afirmación problemática acerca del cíborg sostiene que carece de un relato
de origen. Este tipo de cíborg, vuelto siempre hacia el presente y el porvenir, no
entronca con ningún relato esencialista que defina su esencia y lo vincule a un
pasado o a una tradición condicionante. Esta es la clave desde la que hay que
interpretar la preferencia de Haraway por esta figura en lugar de la de una diosa.
Desde estas coordenadas, el cíborg aparece como una forma de vida fluida y
completamente abierta a la incorporación de nuevos atributos y determinaciones.
Broncano lo explica de manera excelente cuando dibuja a esta figura como una
criatura “desarraigada”. Bajo este prisma nos encontramos ante híbridos que son
siempre extranjeros en el mundo: “Su desarraigo es tan complejo que la nostalgia
se transfigura en distancia y en identidad desarraigada […] Su existencia
protésica les hace saber de su extrañeza en el mundo y esa extrañeza es el origen
de la melancolía”30. Por ello cabe hablar de una “melancolía del cíborg”.
La ausencia de una identidad fuerte es sin duda una de las claves que
permiten articular un proyecto de vida en común basado en esta forma de vida
tecnificada, especialmente en una coyuntura en la que las narrativas
fundamentalistas han dejado de ser operativas para la articulación de
comunidades heterogéneas y con múltiples trasfondos sociales y culturales. La
principal dificultad de este planteamiento aplicado al caso del cíborg estriba en
que en las estéticas tecnológicas más populares sí hay un relato de origen. Los
cíborgs de la ciencia ficción de los 80 en adelante tienen en común el haber
surgido como resultado de un accidente fatal. De este modo, su capacidad para
integrar las dicotomías del pensamiento occidental se enfrenta a un origen
doloroso que invita a dudar que la fusión sugerida entre naturaleza y técnica sea
lo más apropiado. RoboCop (Paul Verhoeven, 1987), uno de los cíborgs
28
Aguilar, T., El status del cuerpo en Occidente. Tesis doctoral. Madrid: UNED, 2006, p. 243.
29
Squires, D., “Fabulous Feminist Futures and the Lure of Cyberculture”, en Bell, D. y B. Kennedy
(eds.), op. cit.., p. 369.
30
Broncano, F., op. cit.., p. 24.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 157-172


168 ALEJANDRO LOZANO

justicieros más conocidos, llegó al mundo de la manera más funesta posible.


Recordemos que el policía Alex Murphy es brutal y sádicamente asesinado por
unos pandilleros recibiendo innumerables disparos de escopeta. Sus restos fueron
aprovechados para crear el famoso robot justiciero. En los manga de Ghost in the
Shell, la Mayor Mokoto Kusanagi es sometida al proceso de reconstrucción
ciborgiana tras sufrir un accidente de avión.
La cronología de cíborgs que surgen tras la muerte de un ser humano
continúa, y en abundancia, hasta nuestros días. Recordemos que en 2014 se rodó
un reboot del RoboCop de Paul Verhoeven (José Padilha, 2014), y en esta
ocasión Alex Murphy no es asesinado por unos pandilleros sino que resulta
víctima de un coche bomba. En 2011 Adam Jensen, protagonista del videojuego
Deus Ex: Human Revolution, sufría un destino similar al de Alex Murphy al
morir asesinado por mercenarios enemigos y ser devuelto a la vida con las
facultades de un cíborg militar. Es ilustrativa la conocida expresión de Jensen
acerca de su condición y que resume las dificultades para asimilar su nueva
identidad: “Yo no elegí esto”, donde resuenan los versos de El Paraíso perdido
de Milton (1667) que abrían el Frankenstein de Mary Shelley (1818): “¿Te pedí
/Por ventura, Creador, que transformaras / en hombre este barro del que vengo? /
¿Te imploré alguna vez que me sacaras /de la oscuridad?”. Compartiendo sujeto
creador (el ser humano), la diferencia entre Murphy o Jensen con el moderno
Prometeo es que en el caso de los dos agentes el barro original era un cuerpo
vivo que ya existía y que, caído en desgracia, es refundido en el molde del
organismo cíborg. Esta circunstancia les hace partícipes de un conflicto añadido
que tiene lugar en el propio interior. ¿Cómo definirse en su nueva situación? O
formulado de otro modo: ¿cómo debería encontrarse o sentirse un ser que ya no
es humano (pero lo fue), ni máquina (no del todo), pero que se ha formado de
acuerdo a estas dicotomías?
En este sentido, por un lado encontramos al cíborg emancipador que suprime
las viejas dicotomías y surge como propuesta para pensar identidades abiertas, no
lastradas por un relato de los orígenes sino por una existencia proyectada hacia el
porvenir. La otra cara de la moneda es el cíborg militarizado, de origen fatal, que
sigue su camino solitario como héroe justiciero mientras lame sus heridas
tecnológicas, ya se trate de la filosófica Mayor Kusanagi o del atormentado
Adam Jensen31. La presencia de estos últimos satura indudablemente el

31
En 1986, Tom Maddox escribía Ojos de Serpiente, un relato breve que Bruce Sterling recogió en
Mirrorshades, la más influyente compilación de textos cyberpunk. El protagonista de esta historia es
George, un ex soldado de los Estados Unidos que comienza a sufrir alucinaciones debido a lo que él
llama “la serpiente”, un implante que le inocularon durante su estancia en el ejército y que interfiere
con varias capas de su cerebro, conversa con él y le induce a actuar contra su voluntad. Lo interesante

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 157-172


EL CÍBORG EN DISPUTA 169

imaginario de las sociedades desarrolladas. Son ellos los que responden a la


pregunta clave: ¿qué imaginamos cuando pensamos en un cíborg? No es
anecdótico que Google imágenes, posiblemente el archivo visual más influyente
de nuestro tiempo, responda a la petición “cyborg” con incontables imágenes de
organismos masculinos hipermusculados y repletos de armamento letal. El
cíborg soft de Lynn Randolph no se deja ver por mucho que naveguemos entre
los resultados de búsqueda.

Conclusiones

El cíborg es una figura problemática no solamente por las dificultades que


entraña dar con una definición precisa del término, sino también por la
naturaleza tan dispar de las estéticas que pone en juego. Por ello, un examen de
los caracteres sensibles con los que se ha revestido este término desde finales del
siglo XX puede contribuir a explicar por qué el cíborg sigue interpelándonos con
insistencia y despierta toda suerte de reacciones.
En los años 60, la aparición del cíborg en un contexto científico abonado por
el sustrato intelectual de las filosofías de la vida y de la cibernética lo
presentaban como una ficción que permitía especular con la posibilidad de que la
especie humana tomase las riendas de su destino evolutivo. Esta forma de vida
híbrida se consolida en los años 80 y 90 como un icono de la cibercultura y uno
de los protagonistas en los debates acerca del futuro del ser humano. En esta
coyuntura encontramos propuestas originadas en los estudios del
tecnofeminismo. Donna Haraway, Katherine Hayles o Fernando Broncano
proponen un modelo no esencialista del cíborg con el que pensar formas de
convivencia integradoras y abiertas. Por otro lado, autoras como la propia
Haraway, Judith Squires o Teresa Aguilar identifican la presencia de otra estética
cíborg de corte militar que se alimenta de las producciones de la industria
cultural. El cíborg aparece aquí encarnado en las imágenes de super soldados que

de Ojos de Serpiente es la incursión literaria de Maddox en la psicología de un ser humano


profundamente modificado mediante tecnología de vanguardia. Se trata del relato en primera persona
de un cíborg que ha perdido el control de la tecnología que en su día le implantaron. George es, en
efecto, una criatura híbrida, ni puramente humano ni completamente tecnológico. Un habitante de la
frontera, pero en la cara oscura, que ilustra las dificultades que implica la figura del cíborg para la
identidad individual: “Quieres creer que hay una especie de reptil dentro de ti, frío y calculador, que
disfruta con extraños placeres. Sin embargo, tal como el doctor Hughes ya te explicó, los implantes
son una parte orgánica de ti mismo. Ya no puedes evadirte por más tiempo de tu responsabilidad por
estos comportamientos. Ahora son parte de ti”. Maddox, T., “Snake-Eyes”, en Sterling, B. (ed.),
Mirrorshades. A Cyberpunk Anthology, New York: Ace, 1988, p. 27.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 157-172


170 ALEJANDRO LOZANO

mantienen graves conflictos con su identidad personal y hacen valer la ley por
medio del despliegue violento de sus facultades ampliadas; esta es la perspectiva
que parece dominar el centro del imaginario de las sociedades de las nuevas
tecnologías. Lejos de inspirar la posibilidad de una comunidad abierta a la
integración de diferencias y a la acogida de alternativas, este modelo viene
acompañado de paisajes urbanos en ruinas, modelos de convivencia fallidos y
sistemas en los que impera la fuerza bruta y el derecho del más fuerte.
En resumen, el cíborg es una idea repleta de historia y dotada de múltiples
connotaciones estéticas. Su inclusión en todo modelo de emancipación y
convivencia ha de reconocer y dar respuesta a una serie de problemas que surgen
como consecuencia de la complejidad que entraña esta figura. En este sentido, es
necesario poner de relieve la paradoja existente en torno a su origen: ¿es posible
conciliar una forma de identidad no esencialista con los relatos que desde la
ficción subrayan el surgimiento doloroso de esta figura? Esta pregunta invita a
asumir asimismo la abrumadora presencia de esos otros cíborgs que protagonizan
las distopías tecnológicas desde finales del siglo XX hasta la actualidad. No
creemos que haya que plantear este conflicto como una batalla cultural de la que
solo ha de salir un vencedor. Puede dar frutos más jugosos el asimilar que las
máquinas de destrucción atormentadas por el origen traumático de su nueva
identidad ponen sobre la mesa dudas e inquietudes que todavía no han recibido
una respuesta satisfactoria.

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DOI: http://doi.org/10.12795/Argumentos/2018.i21.09

EL YONLINE: EL USO DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS EN LA PERSONALIZACIÓN


DE LA INFORMACIÓN Y SU POSIBLE IMPACTO EN LA CREACIÓN DE LA
IDENTIDAD VIRTUAL

THE EGONLINE: THE USE OF NEW TECHNOLOGIES IN CUSTOMIZING


INFORMATION AND ITS LIKELY IMPACT ON VIRTUAL IDENTITY

ENRIQUE F. BOCARDO CRESPO1


bocardo@us.es
Universidad de Sevilla

RECIBIDO: 03/12/2018
ACEPTADO: 20/12/2018

Resumen: El trabajo explora algunas implicaciones que se siguen de la asunción inicial de que las
nuevas tecnologías de la información y la comunicación tienen impacto en las concepciones sobre la
identidad personal. Después de ofrecer un breve resumen sobre la emergencia del modelo
participativo de propaganda, defiende la tesis de que una manera efectiva de influenciar a los
votantes en la campaña presidencial de Donald Trump habría sido la segmentación de la población
con baja información utilizando los perfiles psicográficos OCEAN. Finalmente, se ofrece una
explicación de la ilusión de verdad que presentan las noticias falsas.
Palabras clave: perfiles psicográficos, población con baja información, noticias falsas, posverdad,
propaganda participativa, infoesfera, TIC.

Abstract: The paper explores some implications following from the initial assumption that
Information and Communication Technologies do have an impact on our self-conception. After
giving a summary account about the emergence of the participatory propaganda model, it claims that
an effective way to influence voters in Donald Trump´s presidential campaign would be the
sectorization of low information population on OCEAN psycographic profiles. Finally, an account is
given for the mechanisms involved in preserving the illusion of truth of fake news.
Keywords: psychographic profiles, the need for cognition scale, fake news, post-truth, participatory
propaganda model, infosphere, ICT.

La influencia de las TIC como un factor de cambio decisivo en las condiciones


de vida ha sido reconocida recientemente en la literatura especializada de la
filosofía de la tecnología (Morozov, 2011; Floridi, 2014; Singer & Brooking,
2018; Marín-Casanova, 2018a, 2018b, 2018c, 2018d, 2019a y 2019b). El

1
Este trabajo ha surgido en el marco del proyecto de investigación cuatrianual “Historia Conceptual
y Crítica de la Modernidad” (FFI2017-82195-P) del Ministerio de Ciencia, Innovación y
Universidades del Gobierno de España. Deseo expresar mi agradecimiento a los revisores anónimos
por sus valiosas sugerencias; y al Prof. Marín Casanova por sus acertadas indicaciones.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 173-191


174 ENRIQUE F. BOCARDO CRESPO

impacto de las TIC se ha identificado como el de “fuerzas ambientales” que


afectan a cuatro áreas específicas en cuyos términos entendemos la identidad
personal y la manera en que inter-actuamos como seres humanos: las
concepciones sobre la identidad personal, las interrelaciones mutuas, las
concepciones sobre la realidad y las interrelaciones entre agentes y realidad
(Floridi 2015, p. 2). Más específicamente, y como consecuencia del impacto en
esas cuatro áreas, las TIC han sido en gran parte las responsables de cuatro
grandes transformaciones:
1. “la ausencia de una clara demarcación en la distinción entre
realidad y virtualidad,
2. la ausencia de una clara demarcación en la distinción entre humano,
máquina y naturaleza,
3. la inversión desde la escasez de la información hacia la abundancia
de la información, y
4. el cambio de la primacía de las identidades a la primacía de las
inter-acciones” (Floridi, 2015, p. 2).
Cada una de las anteriores transformaciones requeriría un estudio por separado,
que los límites del presente trabajo no podrían asumir. Los objetivos que se
persiguen son, sin embargo, más modestos. Se trata sólo de explorar alguna
evidencia para asumir la primera transformación como un diagnóstico no del
todo incorrecto, si se examina el efecto que ha tenido el uso de algoritmos en la
movilización de votos durante la campaña presidencial de Donald Trump de
2016; particularmente en el segmento de la población que adolece de necesidad
cognitiva. Naturalmente, es preciso explorar previamente los problemas
relacionados con el modelo participativo de propaganda y el funcionamiento de
los algoritmos en las segmentaciones psicográficas, para explicar los
mecanismos que se emplearon en la movilización del voto de baja información.
El último apartado analiza una posible explicación de la ilusión de verdad de las
noticias falsas.

Introducción

El reloj fue identificado por Mumford como uno de los avances tecnológicos que
contribuyó a la aparición del capitalismo al permitir la sincronización de las
actividades y el aumento de la cooperación entre los miembros de una sociedad
(Mumford, 1934, p. 27). Con Technics and Civilization se inauguró el debate
sobre el efecto de las nuevas tecnologías en la sociedad y su posible uso en la

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 173-191


EL YONLINE 175

creación de estructuras de dominación que favorezcan el sometimiento del


individuo a la autoridad política.
La campaña del Brexit, la victoria de Donald Trump en las elecciones
presidenciales de 2016, y, en buena parte, los elementos ideológicos que han
alimentado el Procés en Cataluña, son fenómenos que han puesto de nuevo la
relevancia del debate sobre el impacto de las TIC. En particular, la aparición de
nuevas estrategias que han desarrollado la propaganda participativa, podría
alterar de una manera significativa, y probablemente sin precedente, el ejercicio
del poder político sobre una parte sustantiva de la población que utiliza las redes
sociales como la fuente principal de información en la construcción de la
realidad.
En la medida en que los límites entre la realidad virtual online y la realidad
offline comienzan a perder unos contornos nítidos, y se establece una red de
conexión virtual online integrada por la creciente presencia de los usuarios en las
redes sociales, cabría pensar que nos integramos en una clase de “infoesfera”, en
la que la actividad online permite a los usuarios desarrollar una identidad virtual
(yonline)2 con el poder de alimentar sus vidas reales (Floridi, 2014, p. 26).
La relación entre el yonline y la actividad digital de los usuarios es un proceso
simbiótico que muestra el poder de las nuevas tecnologías de la información en
conformar y, hasta cierto punto determinar, la manera en que funcionan los
mecanismos mentales responsables de la construcción de la identidad personal:
los agentes humanos han creado una nueva tecnología, y la tecnología, por su
parte, modifica y condiciona la realidad que perciben los seres humanos. Uno de
los aspectos más siniestros de los avances tecnológicos de las TIC es la
utilización de algoritmos que, sirviéndose de los datos de navegación del usuario,
son capaces de construir perfiles psicográficos con el poder de predecir con
extraordinaria precisión la conducta del yonline.
En los sistemas democráticos, la posibilidad de adquirir una sólida evidencia
con la que justificar racionalmente las creencias y la habilidad de formar juicios
racionales que sean consistentes con la realidad es un factor decisivo en la
evaluación de los juicios políticos. En consecuencia, la posibilidad de diferenciar
lo que es real de lo que no es, y mantener un criterio más o menos fiable que
permita distinguir entre la realidad y la realidad virtual constituye una de las

2
El término “yonline” necesita su justificación. Indica la persona virtual definida por la actividad que
despliega el usuario real en la red. Naturalmente, el yonline supera al yo real en términos de la
información accesible que el yo real tiene sobre sí mismo. El yonline suministra, por ejemplo, el
historial biográfico de sus búsquedas en la red. La aplicación de los algoritmos a la actividad virtual
del usuario conforma el perfil psicográfico de la personalidad del yo real, que es utilizado por las
corporaciones de Big Data para condicionar la conducta tanto virtual y offline del yo real.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 173-191


176 ENRIQUE F. BOCARDO CRESPO

presuposiciones básicas de las construcciones sociales, en cuyos términos se


entienden la racionalidad y en buena medida también nuestra sanidad mental
(Sunstein, 2001; Corlett, 2009; Sanford, Veckenstedt, & Moritz, 2014).
La posibilidad de que la distinción entre realidad y virtualidad quede
seriamente comprometida es el resultado directo del impacto que las nuevas TIC
han tenido en la configuración de la conciencia subjetiva del usuario de la red.
La virtualidad de esta realidad se crea y retroalimenta con la participación activa
de los yonlines, que paradójicamente pueden estar condicionados a preservar y
propagar una visión estrecha y limitada, como resultado de la creciente
microfocalización. Los algoritmos de la información responsables de la selección
de noticias de acuerdo a perfiles psicográficos, la creación de burbujas de filtro y
las cámaras de eco son factores que han contribuido poderosamente a preservar
la identidad del yo virtual. En la medida en que la elección de búsquedas en la
red esté determinada por algoritmos que inducen al yonline a preservar su
historia virtual, es posible identificar líneas de sinergias que permiten, por una
lado, una interrelación ideológica más amplia, pero, por otro, neutralizan
cualquier intento que cuestione el sistema de creencias subjetivas que configuran
la identidad del yonline, probablemente a través de la formación de burbujas de
filtro (Pariser, 2011).
Asumiendo el principio de la mayoría como criterio de legitimación
democrática, y teniendo en cuenta que la población con baja información es la
más vulnerable a la manipulación con mecanismos que exploten su carencia de
necesidad cognitiva para formar juicios políticos justificados, la creación de una
maquinaria propagandística basada en la personalización de la información
puede convertirse en un instrumento decisivo para decidir el resultado de las
elecciones democráticas, si se toman las precauciones necesarias para mantener a
la mayoría de la población en un estado de “pobreza cognitiva”. Irónicamente,
los avances digitales responsables de la manipulación ideológica de las masas
virtuales, son los mismos que han contribuido a preservar la ausencia de
necesidad cognitiva (Fording & Schram, 2017).

Hacia un modelo de propaganda participativa

La definición de la persona asociada al yonline es en gran medida el resultado de


la forma en la que operan los mecanismos de búsqueda en internet y de la
relación que los usuarios mantienen con ellos. De acuerdo con un estudio de Pew
Research Center, el 62% de la población adulta de Estados Unidos consigue la
información de las redes sociales, y el 18% lo hace muy a menudo. El mismo

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 173-191


EL YONLINE 177

estudio señala que Facebook es la red que utilizan el 67% de la población adulta,
lo que indica que el 44% del total de la población recibe la información de
Facebook (Gottfried & Shearer, 2014, pp. 3-4).
En comparación con las fuentes habituales de información de hace dos
décadas, se constata un cambio significativo tanto en las fuentes que suministran
la información, como en la relación entre medios de comunicación y audiencia.
En 2004, la televisión constituía el principal medio que la mayoría de la
población americana utilizaba para informarse sobre la realidad política del país:
el 78% de los americanos admitía que la televisión es la fuente principal de las
noticias relativas a las campañas electorales, y el 83% reconoció que de la
televisión extraía la mayoría de la información sobre la guerra de Irak (Bocardo,
2012).
El espectador se encuentra en una posición pasiva con la televisión, se limita
meramente a consumir la realidad que emite la pantalla sin poder interactuar con
el proceso de emisión; y el proceso de emisión, salvo en las conexiones en
directo, no es en tiempo real. Dadas estas características, la propaganda política
se efectuaba con mensajes no personalizados dirigidos a sectores demográficos
de la población basados en la identificación de valores comunes o ideales
compartidos por la comunidad, o en la creación deliberada de noticias falsas que
indujeran a la audiencia a someterse a la realidad que creaban los que poseen de
facto el poder. La posibilidad de mantener un sistema de propaganda efectivo
dependía en último extremo de la interrelación entre las cadenas audiovisuales y
las corporaciones, que anunciaban sus productos a las audiencias de las cadenas
de televisión.
De hecho, los ingresos que obtienen las cadenas de televisión no provienen
de la audiencia, sino de las compañías que pagan los anuncios que emiten las
cadenas en su programación. Para las compañías anunciantes, las cadenas de
televisión es el medio que utilizan para vender los productos que fabrican a la
audiencia. En el caso de las cadenas de radio, televisión y prensa escrita, la
relación de mercado no consiste en que las grandes compañías de la
comunicación vendan sus programas a la audiencia, sino en que las cadenas de
comunicación vendan la audiencia a las corporaciones que pagan los anuncios
que se emiten en las cadenas. La dependencia de las grandes compañías de
comunicación con la venta de publicidad y los intereses de las grandes
corporaciones ha invertido la relación tradicional entre mercado y producto
(Bocardo, 2012).
El objetivo primario de los conglomerados de la comunicación es emitir
programas que generen audiencia, que, por su parte, venderán a las empresas que
quieran pagar los anuncios de sus productos. Así pues, para que el negocio de

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 173-191


178 ENRIQUE F. BOCARDO CRESPO

comunicación sea lucrativo, las principales compañías audiovisuales deben de


asegurarse de contar con amplias audiencias, lo que les permite captar más
fácilmente la inversión en publicidad de las corporaciones. En consecuencia, las
corporaciones que quieran vender sus productos tenderán a elegir las cadenas de
comunicación que cuenten con mayores audiencias.
Inversamente, la relación comercial entre compañías de comunicación y
empresas que anuncian sus productos a la audiencia, les da un considerable
poder a las corporaciones que pagan los anuncios para controlar la emisión de los
programas. Ninguna cadena se atrevería a emitir programas que cuestionen o
critiquen la actuación de la corporación a la que le vende la audiencia. Lo que
implica que los contenidos de la programación de la cadena tienden a ser afines a
los intereses comerciales de la corporación que paga la publicidad de sus
productos. Por consiguiente, la consolidación de las fuentes de financiación por
parte de las corporaciones de la comunicación implica la aceptación y eventual
promoción de los intereses de las empresas que anuncian sus productos.
Las noticias que emiten los medios son productos manufacturados que llevan
la marca de la cadena que lo emite. La creación de la realidad virtual está sujeta a
una estrategia de enmarcación (framing) que implica:

seleccionar algunos aspectos de la realidad que se percibe y darles importancia en el texto


que se comunica con el fin de promover la definición de un problema particular, una
interpretación casual, la evaluación moral y/o la recomendación para interpretar la noticia
emitida (Entman, 1993, p. 52).

Lo que se ve en los programas de televisión, las noticias que se emiten, y el foco


de atención pública viene determinado por los intereses corporativos de las
grandes compañías de la comunicación. Una noticia rara vez es una descripción
empírica de la realidad no sujeta a controversia.
La eclosión que experimentó Facebook entre 2009 y 2012, marca el inicio de
una nueva forma de entender la comunicación y el desarrollo de la propaganda
participativa, en la que los usuarios de redes se convierten en agentes de
propaganda (Wanless & Beck, 2017). Antes de la aparición de las redes sociales,
los editores de webs utilizaban dos métodos para llegar a la audiencia: uno a
través de una constante presencia en las páginas web personales, y el otro,
utilizando dispositivos de búsquedas. El panorama empezó a cambiar en 2009,
en ese año Facebook contaba con más de 300 millones de usuarios que accedían
al servicio que ofrecía Facebook a través del explorador del escritorio de
pantalla, de manera que los editores se percataron pronto de la posibilidad de
explotar las oportunidades que ofrecía para la emisión de las noticias un enlace
que lo compartían tantos usuarios (Herrman, 2016).

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Facebook se convierte así en un intermediario no sólo entre editores y


audiencias, sino entre individuos y audiencias, en la medida en que sean capaces
de conseguir la participación activa de las audiencias. Por una parte, los editores
tienen acceso directo a los usuarios de Facebook, alcanzando una audiencia
directa que en 2018 tenía más de 2.000 millones de usuarios al mes. Por otra, la
ventaja que ofrece una red social como Facebook, frente al modelo de hace dos
décadas bajo el control de unas cuentas corporaciones de la comunicación, es
que se basa en conexiones personales y en la posibilidad de compartir contenidos
que son evaluados a través de la participación activa de los usuarios.
Como cada usuario de la red social tiene a su disposición una inmensa
variedad de fuentes de noticias que es procesada por la interface de la web
(Herrman, 2016), la relación entre medios de comunicación y audiencia deja de
estar mediatizada por la presencia de las corporaciones que se anunciaban en los
medios audiovisuales y en la prensa. Una de las características de los procesos de
comunicación mediatizados por las redes sociales es que las noticias no son
creadas por los medios habituales de comunicación (prensa escrita o medios
audiovisuales), sino por los mismos individuos, en la medida en que consigan
movilizar la atención de una audiencia que paulatinamente sea mayor, a través de
la participación activa de una red social (Davis, 2012). Por consiguiente, la
publicación en los medios convencionales de comunicación deja de ser una
condición necesaria para que una noticia sea visible.

El poder de los algoritmos en el control de la conducta online

Muchas páginas web utilizan “bugs” o “pixels” que pueden rastrear la


localización y las actividades de los usuarios, la mayoría se sirven de “cookies” y
“flash cookies” que utilizan las páginas web y las empresas de marketing con el
fin de que el usuario recuerde sus preferencias, pero que también pueden rastrear
las huellas que se almacenan en el historial de búsquedas.
De hecho, compañías como Google, Microsoft Corp. o Yahoo compilan la
información de la actividad de los yonlines rastreando con un programa de
software la actividad de búsqueda en la red que las páginas web que son visitadas
dejan en la memoria del yonline, es decir en el ordenador (Burleigh, 2017). Los
datos que configuran la información (preferencias de compras, gustos, aficiones,
estado emocional asociado a la aprobación o rechazo de noticias, etc.) definen
los rasgos de personalidad del yonline. Como consecuencia de la aplicación de
algoritmos a los registros de la actividad del yonline se puede definir con
asombrosa precisión la personalidad del yonline, cuyo control no solo no es

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accesible al propio yonline, sino que además puede ser utilizado por las
compañías de Big Data para influenciar la conducta del usuario en la medida en
que se convierte en un agente activo en la red.
Las tecnologías de rastreo han desarrollado nuevas herramientas que
escanean en tiempo real la actividad de los usuarios en la red, identifican su
localización, estiman sus ingresos, preferencias de consumo y hasta el estado de
salud. Se podría argumentar que las grandes compañías de rastreo digital han
desarrollado un apetito voraz por los datos, que posteriormente utilizan para
elaborar la personalidad del consumidor (Angwin & McGinty, 2010).
La idea que se encuentra detrás es que un algoritmo puede recabar una
información inimaginablemente más extensa que la identidad subjetiva que el
yonline proyecta en la red, de suerte que la identidad virtual se convierte en una
especie de super yonline que puede ejercer un poder decisivo sobre el yonline,
basado en la capacidad de predecir con una asombrosa precisión la conducta del
yonline en la red. Se ha de asumir que cuando se conoce la personalidad del
consumidor, resulta más fácil venderle el producto.
Tradicionalmente, las técnicas de encuestas se han basado en gran medida en
la posibilidad de segmentaciones (dividiendo, por ejemplo, las audiencias en
diferentes categorías como la edad, el nivel de educación, el género, las
orientaciones políticas o el nivel de ingreso) para identificar a poblaciones de
votantes. Tanto Barack Obama como Hilary Clinton se sirvieron de la
segmentación de la población en las campañas presidenciales para inclinar a los
votantes hacia sus posiciones políticas.
En contraste con las campañas de Obama y Clinton, la campaña electoral de
Trump contó con un nuevo tipo de segmentación, que fue desarrollado por la
empresa Cambridge Analytica. El algoritmo que desarrolló Cambridge Analytica
se basa en la asunción de que la personalidad impulsa a que los individuos se
comporten de una determinada manera, y la manera de comportarnos influencia
la elección en el voto. Bajo esta premisa, si la idea es condicionar de una manera
efectiva la elección del voto, es necesario en primer lugar ajustar el mensaje a los
tipos de personalidad; y para ajustar el mensaje a los tipos de personalidad se
requiere una cierta clasificación de las tendencias psicológicas en cuyos términos
se define la psicografía de una población.
Hasta ahora se han empleado dos modelos de personalidad. El primero es el
OCEAN, un acrónimo inglés que responde a las iniciales de Opennes (apertura
hacia nuevas experiencias), Conscientiousness (indica la preferencia hacia el
orden y los hábitos), Extraversion (mide el grado de sociabilidad de una
persona), Agreeableness (la capacidad empática que muestran las personas en

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sus relaciones), y finalmente Neuroticism (que indica la tendencia a preocuparse


que muestran las personas) (Funk, 2016).
A diferencia de la segmentación demográfica, que es informativa, la
segmentación de las psicografía de la población se basa en el enfoque de la
personalidad. Entre sus ventajas se encuentra superar las barreras que las
categorías informativas creaban para acceder a las preferencias que motivaban el
voto. Es posible que una a dos individuos que tengan el mismo perfil
demográfico (protestante, votante del partido republicano, casado y de clase
media) y manifiesten, sin embargo, una preferencia diferente en la orientación
del voto.
En 2013 Michal Kosinski del Centro de Psicometría de la Universidad de
Cambridge había desarrollado un algoritmo que relacionaba la actitud de los
usuarios de Facebook que exhibían cuando le daban al botón de “me gusta” con
las cinco características de la personalidad OCEAN. El algoritmo resultó ser
decisivo para identificar el género, la sexualidad, las orientaciones políticas y el
carácter psicológico de los individuos utilizando las preferencias que cada
individuo mostraba en Facebook. De hecho, el modelo de Kosinski es capaz de
predecir la personalidad de una persona con 300 “me gusta” con una precisión
mayor de lo que lo haría su esposa (Funk, 2016).
Ante el rechazo del equipo de Kosinski en participar en Cambridge
Analytica, la compañía contrató a Alexander Kogan, que desarrolló un modelo
para traducir los datos que públicamente estaban disponibles en Facebook en
perfiles de la personalidad con el objeto de predecir y alterar la conducta de los
sujetos. Eventualmente, Kogan fue capaz de proporcionar a la compañía más de
50 millones de perfiles (Rosenberg & Frenkel, 2018).
De acuerdo con la información que ofrece la compañía, Cambridge Analytica
ha recopilado entre 3.000 y 5.000 puntos de cada uno de los más de 230 millones
de votantes en las elecciones presidenciales de 2016 (Koopman, 2018), que
incluyen datos demográficos sobre el historial de los votantes relativos a la edad,
salario, deudas, preocupaciones sociales, actitudes sobre las armas, el número de
coches, o hipotecas (Funk, 2016).
La psicometría no es un fenómeno nuevo, las empresas de relaciones
públicas y propaganda han estado siempre interesadas en descubrir los motivos
que impulsan a los individuos a comportarse de la manera en que lo hacen. El
elemento distintivo que sitúa a Cambridge Analytica en un lugar aparte es la
habilidad de realizar mediciones psicométricas utilizando algoritmos con la
capacidad de identificar a individuos en tiempo real. En principio, los individuos
incluidos en cada uno de los perfiles de la personalidad se esperan que
reaccionen de manera diferente ante un mismo anuncio, pero dentro del espacio

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del yonline que proyecta en la red el usuario de Facebook, cada yonline puede
recibir un anuncio personalizado con el objeto de inducir la conducta e incitarle a
actuar de una cierta manera.
El segundo modelo, denominado la escala de necesidad cognitiva TNCS
(The need for cognition scale), se puede aplicar a los datos personales para
evaluar la importancia relativa del pensamiento racional frente a las actitudes
emocionales de los individuos en los procesos de decisión (Cacioppo & Petty,
1982). La TNCS es un algoritmo efectivo para condicionar el voto del sector de
la población que muestra una necesidad cognitiva más alta, y que justifica sus
preferencias políticas en términos heurísticos, ante el esfuerzo que les supone
organizar la información y determinar la decisión con criterios más racionales.
Es plausible asumir que los dos factores estén relacionados: la población que no
dedica mucho tiempo a pensar sobre problemas políticos tampoco parece que
esté bien informada sobre la política; viceversa, la falta de información sobre la
política lleva a cierto segmento de la población a no preocuparse demasiado de
los problemas políticos.
Un estudio reciente basado en los datos de 2016 de la American National
Election Studies Pilot, examinó las relaciones entre la necesidad cognitiva de los
individuos, su nivel de conocimiento político y el apoyo a Donald Trump. Para
medir la necesidad cognitiva, se preguntó a una muestra de 1200 sujetos de raza
blanca si estaban o no de acuerdo con los enunciados “Pensar no es mi idea de
diversión” y “Haría algo que requiera pensar poco antes que algo que desafíe mis
habilidades mentales”. Con el fin de extraer la información que los encuestados
tenían del gobierno se les preguntó sobre el tiempo que dura la legislatura de un
senador y a qué área dedica menos dinero el gobierno. El resultado de ambas
medidas se relacionaron mediante un algoritmo con el número de votantes de
raza blanca que apoyaban a Donald Trump en términos del apoyo relativo a
Hillary Clinton (Fording & Schram, 2017, p. 676).
El trabajo presentaba dos hallazgos significativos. Primero, que las personas
que carecían de necesidad cognitiva (es decir, las que ignoraban las respuestas
sobre el gobierno) evaluaban a Trump 20 puntos por encima de Clinton, mientras
que aquellos que expresaban más necesidad cognitiva evaluaban a los candidatos
aproximadamente de la misma manera (Fording & Schram, 2017, p. 677). Y
segundo que:

el efecto del conocimiento político y la necesidad de cognición puede afectar al apoyo de Trump
en relación con el interés sobre la economía y las actitudes hacia los musulmanes, afro-
americanos e inmigrantes. Lo que sugiere que los votantes que tienen un conocimiento menor
sobre política pueden verse atraídos por Trump por esas razones, lo que explicaría también por

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qué siguen prestando su apoyo incluso a la vista de tantas falsedades” (Fording & Schram, 2017,
p. 681)

Es probable que las numerosas declaraciones de Trump durante la campaña


electoral que explotaban el miedo a la pérdida de los valores del modo de vida
americana, o que denunciaban a los emigrantes mejicanos como violadores, a los
musulmanes como terroristas, formaran parte de un diseño propagandístico más
amplio concebido con la intención de manipular la población con baja
información explotando la carencia de necesidad cognitiva (Ross, 2016).

La población con baja información

Un análisis demostraba que las principales noticias que atrajeron la atención en


Facebook poco antes de las elecciones de 2016 eran noticias falsas (fake news),
cuyos comentarios e impacto superaban considerablemente a las principales
noticias reales (Silverman & Singer-Vine, 2016). Ante la ausencia de una clara
evidencia empírica que indique hasta qué punto las noticias falsas contribuyeron
a decidir el resultado de las elecciones, parece que la debilidad cognitiva del
segmento de la población afectada por la TNCS, puede ser hábilmente explotada
por las compañías de Big Data para orientar la dirección de los votos,
manipulando la ansiedad de los individuos, o cualquier otro factor de la
personalidad que reduzca el esfuerzo cognitivo de encontrar una justificación
racional de su posición política. La hipótesis podría explicar tres características
del electorado de Trump:
(i) la fascinación que Trump ejercía sobre sus potenciales votantes,
(ii) la efectividad de las noticias falsas (fake news) y el discurso de la
posverdad, y
(iii) la inmunidad de Trump ante la verificación de la falsedad de las noticias.
Algunos autores han concentrado su esfuerzo en entender tanto el uso de noticias
ficticias como el discurso de la posverdad en términos excesivamente teóricos,
que enfocaban la atención en las posibles relaciones que la posverdad podría
tener con el discurso de la mentira, o el de los bulos (bullshit), sin percatarse de
que la efectividad propagandística de los dos elementos forma parte, en realidad,
de una estrategia más amplia definida por el alcance de los nuevos algoritmos de
la comunicación y por la actividad que generan los individuos en el proceso de
emisión de noticias dentro de las redes sociales (Keane, 2018).
En esencia, el discurso digital que expande la emisión de las noticias, se
caracteriza por:

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(a) la volatilidad del mensaje; una información (ya sea real o falsa) tiene
una media de vida de tan sólo unas cuantas horas, que no supera más de las
30 horas (Bessi, Coletto, Davidescu, Scala, Caldarelli, & Quattrociocchi,
2015).
(b) el 59% de los enlaces (links) en las redes sociales no son abiertos por
los usuarios, o lo que viene a ser lo mismo, más de la mitad de los usuarios
de redes sociales propagan las noticias sin molestarse siquiera en leerlas
(Gabielkov, Ramachandran, Chaintreau, & Legout, 2016).
(c) la importancia de una noticia, lo que la convierte en viral en la red, no
viene definida por su contenido, sino por él número de usuarios que la
comparten, y en consecuencia, la posibilidad de que las noticias falsas
definan una realidad virtual ficticia que es asumida como si fuera real por los
usuarios, depende en gran parte de los mecanismos de impacto que operan en
la red.
Surge pues una cuestión interesante que podría ayudar a identificar los
mecanismos que expliquen el eco de las noticias en la red: si los individuos
desconocen el contenido de la noticia que es propagada en la red: ¿qué les
impulsa a compartir la noticia?
Una posible respuesta consistiría en averiguar si la tendencia a compartir las
noticias está condicionada por el análisis de los datos de personalidad que
realizan las compañías de Big Data. La hipótesis podría revelar los mecanismos
que expliquen en parte el eco de las noticias virales de la red en términos de la
habilidad de situar noticias buscando una reacción específica dentro de una
determinada segmentación psicográfica establecida con el fin de cambiar la
orientación de los votos. Considerando “el desproporcionado (y sin precedente)
número de votantes con baja información que Trump atrajo a su campaña” se
podría asumir que:

esos votantes estén probablemente más dispuestos a responder a apelaciones emotivas sobre
economía, inmigración, musulmanes, relaciones raciales, sexismo e incluso sobre la
hostilidad del primer presidente afro-americano de Estados Unidos, Barack Obama. Son el
electorado ideal para un candidato como Trump (Fording & Schram, 2017).

Dada, pues, la importancia que tuvo el sector más vulnerable a la TNCS en las
elecciones presidenciales de 2016, se presume que una manera efectiva de
influir en la conducta de los votos consistiría en la sectorización de la población
afectada por la TNCS siguiendo el modelo OCEAN de la personalidad, si
hubiera alguna manera de elaborar perfiles de personalidad basados en el
consumo de noticias que revelen la personalidad de los votantes con baja
información.

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Con esa estrategia se facilitaría la explotación de los elementos emotivos de


la personalidad de aquellos grupos que tienden a justificar las decisiones
políticas en términos heurísticos. Lo que equivaldría a potenciar un tipo de
mensajes que inciten al segmento definido por los cinco tipos de la personalidad
y que sea consistente con las dos características (a)-(c) del discurso digital. En
principio, los candidatos más adecuados para potenciar las tendencias emotivas e
irracionales del sector afectado por la TNCS son las noticias falsas y el lenguaje
de la posverdad, al menos bajo la asunción de que el impacto de la repetición
sobre las creencias podría contribuir a que el contenido falso de las noticias sean
percibido como verdadero (Pennycook, Cannon, & Rand, 2018).
Los trabajos de Jonathan Albright sugieren una interesante conexión entre el
análisis de la personalidad de la población basado en algoritmos y el uso de
noticias falsas. Albright descubrió una red de 23.000 páginas web y 1.3 millones
de hyperlinks responsables de la producción de noticias falsas en 306 páginas
web (Albright, 2016). Ninguna de estas páginas está controlada por una entidad
individual, pero en su conjunto han resultado ser decisivas para explicar el
aumento de la visibilidad de las noticias falsas cada vez que los usuarios
utilizaban y buscaban en Google algún término relacionado con las elecciones,
como “Trump”, “Clinton”, “aborto”, “Obamacare”, o “inmigración ilegal”. De
acuerdo con Albright, la “red está activada sobre demanda para extender una
información falsa, llena de prejuicios y cargada de contenido político” (Anderson
& Horvath, 2017).
El resultado más interesante de Albright es que la red de noticias falsas
define una extraordinaria infraestructura para que las compañías de Big Data,
como Cambridge Anlytica, puedan rastrear a los votantes y perfeccionar los
modelos psicográficos:
“Cada vez que alguien activa el botón “me gusta” ante uno de esos “posts” o
visita algunas de las páginas web de noticias falsas, los scripts siguen al usuario
en la web. Lo que permite que las compañías que se dedican al análisis de datos
y a influenciar los votantes, como Cambridge Analytica, sean capaces de
seleccionar individuos, rastrearlos en la web y convertirlos en blanco de
mensajes políticos altamente personalizados” (Anderson & Horvath, 2017).
Tres implicaciones se siguen del modelo de influencia de noticias falsas que
descubrió Albright. La primera es que la posibilidad de confeccionar perfiles de
personalidad que sean vulnerables al tráfico de noticias falsas, viene definido por
la actividad de los usuarios. La segunda, que el proceso de consumo de noticias
falsas es retroactivo: cuanto más individuos consuman noticias falsas, mayor es
la probabilidad de definir perfiles psicográficos basados en la actividad de
rastreo de los scripts; con lo cual se incrementa la tendencia de crear mensajes

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personalizados diseñados para explorar la debilidad cognitiva de los sectores


afectados por el TNCS. Tercera, la propagación de noticias falsas e
informaciones tendenciosas podría sugerir el aumento de perfiles psicográficos
vinculados con votantes de baja información, dando lugar a la formación de
burbujas de filtros (filter bubbles) o cámaras de eco (echo chambers), basadas en
los dos criterios para medir la TCNS de Fording y Schram.

La ilusión de verdad de las noticias falsas

Tanto la burbuja del filtro como las cámaras de eco son resultados del
funcionamiento de las tecnologías digitales, y en particular de la habilidad
asociada a los algoritmos para predecir la conducta del yonline en base a su
actividad en la red. Las huellas de sus búsquedas incorporadas a un algoritmo
sirven de refuerzo para mantener la identidad del yonline:

Los filtros de personalización funcionan como una especie de auto-propaganda


invisible, que nos adoctrina con nuestras propias ideas, amplificando nuestros deseos
de cosas que nos resultan familiares y manteniéndonos ajenos de los peligros que
acechan en el sombrío territorio de lo desconocido (Pariser, 2011, p. 35).

La cámara de eco es simplemente un espacio virtual en el que reverbera una


noticia que expresa un determinado punto de vista y que captura la atención de
los que la comparten para sostenerla con su actividad en la red (Balmas, 2012).
Las noticias falsas son las historias fabricadas de las noticias, pero que se
presentan como si provinieran de fuentes legítimas y que se promueven en las
redes sociales con el fin de engañar al público por razones ideológicas o
beneficios económicos (Lazer et al., 2018). Los algoritmos que seleccionan la
información son en gran parte responsables de la creación de las cámaras de eco
(Bakshy, Messing, & Adamic, 2015), aunque en mayor medida son los propios
individuos los que la crean cuando seleccionan el contenido que desean consumir
(Bessi et al., 2015).
El resultado más interesante es que se pueden introducir en las cámaras de
eco noticias que preserven las creencias del yonline, lo que alienta la
propagación de su contenido (Dylko, Dolgov, Hoffman, Eckhart, Molina &
Aaziz, 2017). Uno de los mecanismos que contribuyen a la credibilidad de las
noticias falsas consiste en la fluidez que tenga la noticia en la red después de que
haya sido previamente expuesta (Pennycook et al., 2018, pp. 3-4). Basándose en
las cabeceras de las noticias falsas que se presentaban en Facebook, se demostró

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que con tan solo una exposición se incrementaba las percepciones siguientes de
veracidad (accuracy), tanto en la misma sesión como una semana después.
En base a este resultado, concluyeron que “el efecto ilusorio de verdad” que
produce las cabeceras de las noticias falsas tiende a mantenerse:
(i) incluso en aquellas noticias que sean difícilmente creíbles, o
(ii) cuando las narraciones de las noticias falsas son cuestionadas por
aquellos que verifican su falsedad, o
(iii) en el caso en que sean inconsistentes con la ideología política del
usuario.
La conclusión parece sugerir que “las plataformas de redes sociales ayudan a
incubar las creencias en las historias de las noticias falsas, y que etiquetar a tales
noticias como disputadas no es una solución efectiva al problema” (Pennycook et
al., 2018, pp. 3-4).
La resistencia que muestran las noticias falsas a ser expuestas como falsas, y
en consecuencia que su falsedad pueda alterar la visión subjetiva que se justifica
con su creencia, no parece que pueda imputarse a una cualidad subjetiva del
sujeto offline. Más bien, parece que fuera una consecuencia directa de las
propiedades cognitivas del yonline dentro del espacio virtual definido por su
propia actividad online; lo que podría tal vez sugerir que los mecanismos
digitales de percepción online sustituyen a los mecanismos sensoriales de
percepción offline, de suerte que la conciencia del yonline pueda adquirir una
nueva entidad en cuyo ámbito digital el efecto ilusorio de verdad deja de ser
ilusorio como resultado de una continuada repetición en las redes sociales. En
términos ideológicos, la propagación de noticias falsas fue uno de los factores
que pudo haber influido en la elección de Donald Trump. Un estudio de la
Universidad de New York reconocía:

podemos confirmar que las noticias falsas fueron ampliamente compartidas y tienen un
fuerte sesgo a favor de Donald Trump. Nuestra base de datos contiene 115 historias falsas a
favor de Trump que fueron compartidas en Facebook un total de 30 millones de veces”
(Allcott & Gentzkow, 2017).

Los mecanismos que refuerzan la ilusión de verdad de las noticias falsas


serían los responsables de alimentar y reforzar las tendencias subjetivas del
yonline. Las burbujas de filtros preservan la identidad y los valores con los que
se identifica el yonline; y si los perfiles psicográficos tienen el poder de predecir
la conducta de los sujetos en base a las preferencias del yonline, la creación de
cámaras de eco alimentadas por noticias falsas podría tener una capacidad
insospechada para condicionar los votos en futuras elecciones.

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192 ENRIQUE F. BOCARDO CRESPO

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SECCIÓN BIBLIOGRÁFICA /
REVIEWS

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LÓPEZ CEREZO, J. A.: Com- res de la ciencia, los lobbys2 como
prender y comunicar la ciencia. gestores, los periodistas como
Estrategias de comunicación social transmisores y por último, y no por
de la ciencia a la luz de la investi- ello menos importantes, los tipos de
gación demoscópica sobre cultura público como receptores de la
científica. Madrid, Los Libros de la información científica. Para desen-
Catarata, 2017. 104 pp. granar, entonces, los estados en que
se encuentran cada uno de estos
Con este ensayo, López Cerezo protagonistas, el autor instaura un
aporta un grano de arena más al panorama contrastado con diferen-
mundo de la comunicación y divul- tes encuestas3, estudios y análisis
gación científica. Catedrático de para revelar cómo y por qué aún
Lógica y Filosofía, el autor contri- está en pañales la relación entre la
buye al desarrollo y divulgación de sociedad y la ciencia, es decir, entre
la ciencia para y por la sociedad. los científicos y los espectadores
Dada la formación del autor y su (independientemente del tipo de
implicación en el mundo de la espectador). Sin embargo, es de
Ciencia, Tecnología y Sociedad agrado leer durante todo el texto las
(CTS), con múltipes trabajos desa- capacidades desarrolladas por el
rrollados durante décadas, esta autor para mostrar y ejemplificar de
nueva creación aporta para todos manera ordenada, clara y concisa
nosotros -lectores ávidos o público todo lo que se cuece en este mundo
científicamente culto, crítico y científico-social dentro del marco
comprometido con la ciencia1- una occidental de la ciencia.
nueva visión para la sociedad como Para poder ir detallando cada
punto de partida y punto de foco. una de las sesiones del libro, López
Dado el argumentario de este Cerezo presenta la información
ensayo en cuestión, el autor desvela destripando paso a paso los elemen-
con minuciosidad y exactitud los tos fundamentales que se han men-
actores más relevantes que forman cionado en el párrafo anterior. Para
el complejo engranaje de la comu- desarrollar de manera sencilla y
nicación y divulgación científica. esclarecedora esta reseña, se tratará
Entre ellos, se destacan los científi-
2
cos como creadores y comunicado- Término utilizado por Björn Fjaestad
(2007)
3
Encuestas llevadas a cabo por la Fundación
1
Palabras usadas por el autor en el Congreso Española para la Ciencia y la Tecnología
“Comunicación Social de la Ciencia” en la (Fecyt, 2003-2015)). NSF (2016), CE (2001,
VI Edición de la Universidad de Córdoba 2005, 2010, 2013). Véanse asimismo, Bauer
organizado por la Asociación Española de y Howard (2013), FECYT-OEI-RICYT
Comunicación Científica. (2009) y Fundación BBVA (2012)

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 195-205


196 SECCIÓN BIBLIOGRÁFICA

de definir brevemente, en primer tífico, desde un problema alimenta-


lugar, qué es eso de la cultura cien- rio hasta un nuevo hallazgo en
tífica, siendo como bien él recalca nanotecnología. En tercer lugar,
“el producto de un proceso de trans- López Cerezo diseña y describe los
ferencia de información sobre cien- modelos complejos de la comunica-
cia que eventualmente reciben los ción social de la ciencia, o modelos
individuos” (p. 13). O, en otras de déficit -como los dibuja el autor
palabras, cualquier fruto nuevo que sin ánimo de ofender a nadie, te-
sale de la tierra, donde el científico niendo en cuenta los trabajos pre-
es el agricultor, la tierra es la base vios de autores como Gregory y
científica, el comercial del huerto es Miller (1998), Trench (2008),
el lobby, el periodista es el vende- Bauer (2009)5, etc. A posteriori,
dor y el consumidor es el público. ilustra y detalla cada partícula co-
Todos necesitan la fruta para poder municativa para argumentar en qué
vivir, es decir, todos somos partíci- contextos y bajo qué circunstancias
pes de que esa fruta siga viva, se los sujetos se entrelazan desarro-
siga vendiendo, se siga comiendo y llando así esa comunicación cientí-
se siga cultivando. Sin ella, ni co- fica tan necesaria en la actualidad.
memos, ni trabajamos, ni vivimos. Por otra parte, el autor señala las
Es decir, la cultura científica debe posibles estrategias comunicativas
ser la base principal para que el que deben tener los comunicadores
desarrollo de la ciencia y la tecno- científicos a la hora de transmitir
logía siga dando frutos (aunque a ciencia. Según su teoría, existen tres
veces, éstos no sean buenos para modelos de comunicación: de difu-
una cosa u otra). sión, de diálogo y de participación.
En segundo lugar, el autor acer- Para que se entienda de una manera
ca al lector las vicisitudes -virtudes clara y sencilla, básicamente lo que
y defectos-, que tienen los tipos quiere decir el autor es que cuanto
diferentes de público – o audiencias
diana4- existentes en la actualidad 5
(o al menos los que se han podido Véanse Gregory, J y Miller, S. (1998):
Science in Public: Communication, Culture,
rescatar según las diferentes en- and Credibility, Basic Books, Nueva York;
cuestas que se desarrollaron para Trench, B. (2008): “Internet: Turning Sci-
llevar a cabo este ensayo) disgre- ence Communication Inside-Out?”, en
gando los tipos de público a los que Bucchi y Trench, Handbook of Public Com-
munication of Science and Technology,
va dirigido cualquier producto cien- Routledge, Londres; Bauer, M.W. (2009):
“The Evolution of Public Understanding of
Science Discourse and Comparative Evi-
4
Término utilizado por el autor a lo largo de dence”, Science, Technology & Society, 14
todo el texto (2), pp. 221-240.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 195-205


SECCIÓN BIBLIOGRÁFICA 197

más implicado o comprometido esté tas de esta historia científica, el


el comunicador más implicado está autor hace hincapié en la importan-
el receptor, o de otra manera, el cia del cómo se debe comunicar
término “engagement”6 debe formar ciencia y del por qué se debe comu-
parte de una simbiología en la cual nicar ciencia. A modo de colofón,
ambos son herramientas fundamen- el autor intenta hacer partícipe al
tales para que se siga creando cien- lector para que reflexione, recapaci-
cia. Aparte de esto, López Cerezo te y reproduzca lo aprendido sobre
describe a otros protagonistas de todos los porqués de la importancia
este cuento científico (ya lo dice el de la divulgación de la ciencia.
propio autor, hay que contar la Una vez organizados y detalla-
ciencia como si fuera un cuento, dos, brevemente, los apartados más
una historieta, hacerla palpable y relevantes de esta obra, es impor-
comprensible, el bien etiquetado tante resaltar, a continuación, las
como infotainment) como los lob- ideas más llamativas de este entra-
bies y los periodistas. Estas dos mado textual por las que merece la
figuras son imprescindibles a la pena “gastar” algunas horas de vida
hora de difundir cualquier producto en leer este libro. Dada su fácil
científico, los primeros gestionan la lectura y comprensión, se puede
información y los segundos venden deducir una vez leído, que todos
la información. nosotros, independientemente de
Finalmente, López Cerezo deli- nuestro carácter formativo, edad,
nea un plan de comunicación, adap- sexo, ideología, etc., somos partíci-
tándose libremente a las teorías de pes de un mundo multidireccional,
Cribb y Hartomo (2002, 20 y ss.) 7, donde formamos parte del esqueleto
haciendo un recorrido por los méto- llamado ciencia. Sin ciencia no hay
dos de comunicación posibles para sociedad y, por ende, no hay socie-
expandir la ciencia al pueblo. Con dad sin ciencia. Ya lo decía Aristó-
todo ello, y sin menospreciar nin- teles con esto de que somos seres
guno de los principales protagonis- sociales por naturaleza. Pero, la
pregunta es: ¿debemos ser los fun-
6
Según evidencia el autor, es una reciente dadores pacientes y activos del
corriente crítica, un paradigma “ciencia-en continuo movimiento científico?
sociedad”. Surgió a partir de los noventa y es Dado el envoltorio de la comunica-
inspirado en los estudios CTS. Para más ción, hay unos que prefieren opinar
detalle véase trabajos de B. Wynne.
7
Para más profundidad veáse Cribb, J. y sin tener mucha idea y encima des-
Hartomo, T.S. (2002): Sharing Knowledge: confían (los llamados críticos), hay
A Guide to Effective Science Communica- otros que prefieren ser escépticos
tion, CSIRO Publishing, Collingwood (Aus- (los procientíficos moderados), hay
tralia).

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198 SECCIÓN BIBLIOGRÁFICA

otros con ganas de conocer más se transmite. Desafortunadamente,


(procientíficos entusiastas) y los todavía hay muchos que creen en
últimos, aquellos que simplemente pseudociencias o en supersticiones
no les interesa absolutamente nada y ven a la ciencia, como una extra-
que tenga que ver con la palabra terrestre fea, sin ganas de ofender a
ciencia (los llamados desinteresa- nadie, o en todo caso a los extrate-
dos). El problema entonces recae en rrestres. Si tenemos la capacidad, la
esa diferencia de opiniones, en esa motivación y las ganas de contri-
diferencia de acercamiento a la buir, este mundo llamado “Tierra”
ciencia. Ese es el quid de toda cues- tendría para más rato que un mile-
tión. nio. Pero, para ello, como se dice al
La educación, por tanto, debe principio de este párrafo, la educa-
ser el agua que bebemos cada día. ción debe ser la madre que ama-
Sin la educación, tristemente, jamás manta y nosotros los críos que ge-
habrá un equilibro equitativo entre neran, crean, difunden, compren-
lo que se genera y lo que se masti- den, empatizan, y actúan según
ca. Si uno ni siquiera le presta aten- tales o cuales circunstancias. La
ción a lo que lee, oye o ve en las ciencia debe estar al alcance de
distintas vías de comunicación todos, igual que la educación. Son
(desde la televisión hasta Internet) hermanas de una misma madre, y
no puede tener una actitud activa aunque suene endogámico, deben
para criticar, defender o valorar una tener relaciones día a día. Como un
postura concreta ante un producto reloj de arena, sin el envase y sin la
científico nuevo. Debemos, por arena, el tiempo no existiría. Ambos
tanto, ser conscientes desde muy forman parte de la misma materia.
pequeños de la propia razón de ser Todos somos hijos de la ciencia y,
de la existencia de la ciencia, ¿para por tanto, debe ser una constante en
qué y por qué existe? ¿Qué demo- nuestras vidas. Los conceptos ethos
nios hace? Si en la escuela no se le (talante del orador), pathos (recur-
da importancia, o no se le da como sos emocionales hacia el especta-
debería, ¿por qué un individuo iba a dor) y logos8 (argumentos lógicos),
tener tal relación con ella? Hay o los modos de persuasión, como
muchos que sí, que son conscientes constató Aristóteles hace siglos,
de la relevancia que tiene, pero hay deben estar presentes para que el
otros que pasan de lado sin mirar ni oyente haga o no haga una determi-
detenerse en lo que ella hace. Es nada acción. Y no en el sentido de
decir, como bien dice el autor, hay crear sujetos-molde, sino de crear
que destripar primero qué se trans-
mite, cómo se transmite y a quién 8
Véase La Retórica de Aristóteles.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 195-205


SECCIÓN BIBLIOGRÁFICA 199

sujetos-pensantes, críticos con lo teórico, así como un estudio de


que les rodea. casos prácticos, con el que com-
A modo de postre, todas las prender el amplio rango de cuestio-
preguntas que se plantean a lo largo nes filosóficamente sensibles que
de este texto han generado un inte- suscita la tecnología. El presente
rés supremo para ver más allá de texto refleja las contribuciones a las
esas cuatro paredes. Esta obra ofre- XVII Jornadas de Filosofía y Meto-
ce la oportunidad de conocer en dología actual de la Ciencia (Jorna-
profundidad los motivos por los das sobre Tecnología, Valores y
cuáles hay que comprender y co- Ética), organizadas por el Profesor
municar la ciencia. Es decir, ha Wenceslao J. González en el cam-
abierto un nuevo horizonte a partir pus de Ferrol (Universidad de la
de su lectura. Con sus palabras Coruña) los días 15 y 16 de marzo
llanas y sus aclaraciones detalladas, de 2012.
se puede demostrar que somos los Abre el volumen Wenceslao J.
que tenemos la llave para abrir o González (Capítulo 1), quien pro-
cerrar puertas. Sólo de nosotros pone un análisis desde un prisma
depende. filosófico que busca responder a los
nuevos retos que plantea la cuestión
VIOLETA LÚA HEREDIA de los valores en torno a la tecnolo-
Universidad de La Laguna gía contemporánea. Para ello, esbo-
za un marco teórico donde primero
distingue la dimensión estructural,
GONZÁLEZ, W. J. (ed.): New Per- que contiene una serie de compo-
spectives on Technology, Values, nentes que singularizan la tecnolo-
and Ethics. Boston Studies in the gía (un lenguaje, un sistema, un
Philosophy and History of Science, conocimiento y un método propios)
315. Dordrecht, Springer, 2015. 219 y, en segundo lugar, plantea un
pp. enfoque desde una perspectiva
dinámica, que contempla su histori-
El análisis tanto de los aspectos cidad. Ambos aspectos involucran
teóricos de la tecnología como de dos tipos de valores: internos o
sus múltiples prácticas se ha visto endógenos respecto de los diseños,
obligado a aumentar su sofistica- procesos y resultados de la tecnolo-
ción debido a la abrumadora proli- gía; y externos o exógenos, que
feración de los más diversos arte- dependen del marco social en que
factos. El objetivo compartido por se desarrolla esta actividad. Valores
los colaboradores de este volumen que no están desvinculados unos de
es el de suministrar un andamiaje otros, sino que se conciben en un

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 195-205


200 SECCIÓN BIBLIOGRÁFICA

marco holista (donde valores exter- que se desarrolla, y donde los valo-
nos pueden convertirse en internos). res internos (entusiasmo, eficacia,
Una vez establecido este marco, eficiencia), considerados habitual-
González expone una perspectiva mente como neutrales, también son
axiológica en tres niveles: general, dependientes moralmente de los
en que se sitúan valores que pueden fines que se plantean (seguridad,
aparecer en cualquier forma de salud). Estos últimos, junto con la
tecnología; específico, el de las sostenibilidad, la justicia y la de-
diferentes ramas ingenieriles (in- mocracia, son valores externos
dustrial, aeronáutica, etc.) y, por destacados que, a su vez, podría
último, el vinculado a los agentes decirse que son instrumentales para
(principalmente, ingenieros). En alcanzar el bienestar humano. En
consonancia, propone un marco este punto, no obstante, van de Poel
teórico para una ética de la tecnolo- deja claro que no son meros me-
gía, enfatizando el carácter univer- dios, sino que son constitutivos del
sal de los valores éticos frente a la valor más elevado que se pretende
particularidad de los valores mora- obtener, y aboga por su articulación
les, que dependen de normas socia- en códigos ingenieriles.
les. Debido al especial interés que
Ibo van de Poel despliega un reciben las tecnologías de la infor-
panorama general de valores en mación y la comunicación (TIC), en
ingeniería (Capítulo 2). Propone el capítulo 3 Paula Neira enfoca la
una clasificación de valores que evaluación de los propósitos, proce-
distingue entre valores «intrínse- sos y resultados de aquellas. Proce-
cos» y «extrínsecos», por un lado, y de a ello mediante un examen de
entre valores «finales» e «instru- ciertos valores internos que desem-
mentales», por otro. A partir de peñan un papel importante, con una
ello, critica la tesis de que la tecno- presencia de datos e informes que
logía es neutral respecto a los valo- apoyan su análisis y con frecuentes
res: los artefactos tecnológicos no alusiones al caso de Internet. Es el
pueden estar cargados solo de valor caso de (i) la accesibilidad, donde
instrumental, sino también de valor Neira subraya la facilidad (física y
final. En este punto, van de Poel cognitiva) de entrada en la Web por
sostiene que la profesión de inge- parte de los usuarios. A mayor
niero está cargada de valores, pues simplicidad, mayor número de
identifica valores internos y exter- usuarios, una observación que cobra
nos, donde estos últimos muestran relevancia en un contexto económi-
claramente la interacción de la co. Un segundo valor es (ii) la ver-
ingeniería con el marco social en satilidad, que tiene una repercusión

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 195-205


SECCIÓN BIBLIOGRÁFICA 201

en la dimensión física, epistemoló- ámbitos ingenieriles profesionaliza-


gica y virtual en contextos online. dos se ha impulsado la inclusión de
(iii) La eficacia depende de los informes técnicos para influir en la
propósitos a partir de los que se adopción de ciertas regulaciones y,
desarrolla una TIC; es decir, algo es por otro, se exploran vías para cul-
eficaz en la medida en que se con- tivar actitudes moralmente virtuosas
sigue lo previsto. Aquí Internet ha en ingeniería y en la sociedad a
desbordado cualquier expectativa. partir de la evaluación basada en
Y, en último lugar, (iv) hay un una «pericia ética», una noción que
vínculo estrecho entre eficacia y pasa cuasi desapercibida, pero que
criterios económicos. es sumamente interesante [ethical
Carl Mitcham (Capítulo 4) expertise]. Asimismo, se pregunta
atiende con cautela las entradas por el bien que debería adoptarse
enciclopédicas acerca de la raciona- como el fin al que deben ajustarse
lidad, que la caracterizan como las regulaciones y se enfrenta con
«instrumental» sin prestar atención algunas tensiones resultantes de la
a la versión «substantiva», que oposición entre decisiones técnicas
concibe la racionalidad como un fin y democráticas; en especial, con la
en sí mismo. También se fija en la cuestión del consentimiento infor-
asunción popular de que racionali- mado. Para terminar, la racionali-
dad y la ética reflejan tensiones en dad tecnológica no clausura las
la práctica, cosa que no ocurre con disputas políticas y éticas acerca de
el par racionalidad/tecnología. No la clase de mundo en el que quere-
obstante, Mitcham evita estas sim- mos vivir, pero sin duda ocupa y
plificaciones y apela a la ligazón debe ocupar un lugar privilegiado
profunda entre racionalidad y bon- en cuanto a las políticas públicas.
dad. Seguidamente, se pregunta qué El conocimiento que generan los
papel desempeña la ética en la in- contextos online, qua contexto
geniería a través de un repaso histó- práctico, posee unas peculiaridades
rico de la noción de «uso y conve- que, según Juan Bautista Bengoet-
niencia». La selección de este caso xea (Capítulo 5), sugieren un nuevo
muestra cómo se ha fraguado la enfoque epistemológico y ético.
obediencia del ingeniero a la auto- Antes, y desde un trasfondo que
ridad y a su compañía, pasando por combina elementos de Kant, Hegel,
el ideal tecnocrático, hasta la asun- y Thomas Nagel, traza un marco
ción de responsabilidades sociales. específico para abordar las prácticas
Más adelante (§4.3.2 y §4.3.3), online. Provisto de esta base teóri-
Mitcham señala un fenómeno de ca, señala que los contextos online
doble vertiente: por un lado, desde no permiten dar cuenta del rol del

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 195-205


202 SECCIÓN BIBLIOGRÁFICA

conocimiento y su justificación en los riesgos que puedan generarse.


términos de las tradicionales nocio- Junto al riesgo sitúa la incertidum-
nes de «evidencia» (prueba empíri- bre, ambos ligados a tres factores:
ca) y «acceso perceptivo a los da- el horizonte temporal, los efectos
tos». Se trata de contextos sociales colaterales y los efectos irreversi-
donde los agentes no se desenvuel- bles. Para dar cuenta de ello, Gó-
ven aisladamente, sino en interde- mez apunta a la estimación del
pendencia con los demás usuarios y riesgo, que permite evaluar las
cuyo comportamiento está sometido consecuencias por medio de méto-
a evaluación ―identificando, por dos estadísticos y tomar decisiones
tanto, un componente normativo―. en función de los resultados. Resul-
En este punto, la tesis filosófica tados que, sin embargo, no están
subyacente es el enraizamiento exentos de controversia (caso del
común que se da entre el aspecto formaldehído). Por lo general, se
epistémico y el aspecto ético de las produce un alejamiento entre el
prácticas online. La información y tratamiento científico del riesgo y
el conocimiento cuentan con nor- su percepción social, que se incre-
mas y valores que refuerzan epis- menta si se detectan errores o falta
témicamente su obtención por parte de claridad en los informes exper-
de los usuarios. Para asentar esta tos. El contacto de esta dimensión
base ética, se sirve de una taxono- social con la racionalidad tecnoló-
mía de valores proveniente del gica conlleva la pregunta acerca de
marco específico aludido y, en quién decide qué es un riesgo y qué
particular, resulta interesante la hacer al respecto, lo cual supone
cuestión de la interiorización de la adentrarse en la esfera política,
responsabilidad frente a la frecuente donde es crucial fortalecer los me-
exteriorización debida al anonimato canismos democráticos. En cuanto
que proporciona Internet. Por últi- al problema de la incertidumbre, se
mo, estas reflexiones pueden plas- repasan propuestas que apelan a
marse en códigos éticos que velan criterios basados en la prudencia.
por el buen hacer de los usuarios. Finalmente, Gómez señala que la
Amparo Gómez (Capítulo 6) racionalidad tecnológica no puede
ofrece un cuadro clásico de la ra- limitarse a ser instrumental, sino
cionalidad tecnológica que busca la que debe incluir la evaluación de
eficacia y la eficiencia, instrumental sus fines.
y neutral respecto de sus fines, y En el capítulo 7, Vicente Bellver
que somete a revisión crítica. De Capella recoge cuatro casos (geno-
entrada, hay que incluir sus conse- ma humano, bebés probeta, células
cuencias, con especial atención a madre y clonación humana) que

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 195-205


SECCIÓN BIBLIOGRÁFICA 203

ponen de manifiesto tres caracterís- consecuencias del desarrollo de la


ticas presentes en la relación entre ciencia y la tecnología y legitimar
biotecnología y sociedad: (a) se ha socialmente las legislaciones co-
consolidado la interacción entre rrespondientes. No obstante, se
centros tecnológico-científicos, producen dinámicas de confianza y
empresa privada, administración desconfianza en las instituciones,
pública y opinión pública, en la que acerca de las cuales Rodríguez
la cuestión de la financiación de los presenta tres modelos que respon-
proyectos de investigación es espe- den a tres tipos de desafíos. (i) El
cialmente sensible; (b) en los cuatro modelo de competencia combate el
casos de investigación en biotecno- desafío epistemológico; es decir, la
logía mencionados, se exageraron desconfianza sobre la base de la
de manera flagrante los resultados; pericia de los informes y el control
y (c) la globalización minimiza la del riesgo. (ii) Según el modelo
rigidez de las leyes en cuanto a cultural, la innovación tecnológica
biotecnología se refiere. El autor no se valora tanto por su riesgo,
también trata la polémica cuestión sino al considerar su adecuación
de la manipulación génetica y dis- respecto de ciertos valores de índole
cute varios argumentos que esgri- cultural (p. ej., ecológicos). (iii) Por
men los defensores del «mejora- último, el modelo relacional res-
miento humano» [human enhance- ponde al desafío reflexivo al apoyar
ment]. Bellver Capella reconoce los medidas de control en función de
aspectos positivos de, por un lado, un reconocimiento explícito de las
las técnicas de reproducción asisti- limitaciones de la ciencia y la tec-
da, pero, por otro, remarca los peli- nología. Además, este esquema de
gros de la alteración genética de análisis lo aplica al caso de la legis-
nuestra progenie, oponiéndose a las lación sobre la nanotecnología en
proclamas maximalistas sin ningún Europa.
atisbo de recelo acerca del progreso Brian Balmer (Capítulo 9) com-
incluso moral del ser humano. bina un enfoque histórico-
Hannot Rodríguez (Capítulo 8) descriptivo con un análisis de cues-
toma como punto de partida de su tiones conceptuales. Primero, pro-
análisis la resistencia social ante los vee de base histórica la legislación
peligros que pueden comportar las internacional dedicada al control de
innovaciones tecnológicas y en qué las armas químicas y biológicas
medida las instituciones las incor- para tratar algunos debates impor-
poran en las regulaciones. En esta tantes como (i) el dilema del «uso
línea, resultan clave los análisis de dual» de la tecnología benigno
riesgos, que persiguen anticipar las (investigación en medicina o en la

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204 SECCIÓN BIBLIOGRÁFICA

industria química, entre otros) o cepción social de los residuos, que


agresivo (fines militares), para lo comenzaron a verse como un pro-
cual examina el uso de ciertos pes- blema ante la denuncia de expertos
ticidas reconvertidos en armas quí- en salud pública y cambios en las
micas; (ii) el problema de la super- mentalidades. Hoy, los desechos se
posición de objetivos defensivos u tratan en plantas especializadas
ofensivos; y (iii) el problema de la como una cuestión técnica. Sin
verificación, que refleja las dificul- embargo, Jerónimo advierte de que
tades a la hora de determinar la la toma de decisiones respecto a la
finalidad de una actividad. En las cuestión de los residuos no debe
conclusiones, precedidas por una confiarse únicamente a una élite de
reflexión crítica sobre el tabú cultu- expertos, a modo de asunto mera-
ral presuntamente fijo en la actitud mente tecnológico, sino que debe
hacia las armas químicas y biológi- integrar aspectos «externos», de
cas, así como sobre la noción de índole social, económica, cultural,
«conocimiento tácito» en los labo- ética y medioambiental. En esta
ratorios y la cuestión de género en línea, señala la aparición de los
estudios sociales de la ciencia, movimientos ecologistas que de-
Balmer anima a los filósofos de la nuncian sus peligros y la puesta en
ciencia a recoger el testigo para valor desde el arte. Los residuos son
que, de la mano de estudios históri- ambivalentes en el sentido de que,
cos y sociológicos, discutan, entre al mismo tiempo que los desecha-
otros, los problemas conceptuales mos, forman parte indiscutible de
mencionados que emergen de su nuestra forma de vida. No se puede
propuesta con la intención explícita eludir el reto que plantean, que se
de acercar estas disciplinas entre sí. debate entre mantener el funciona-
En el capítulo 10, Helena Ma- miento de consumo y residuos con
teus Jerónimo sitúa en primer plano un cierto compromiso con el equili-
la cuestión de los residuos, un pro- brio ecológico, y un cuestionamien-
ducto inevitable derivado de la to más profundo, proclive al uso de
industrialización. Desde un enfoque tecnologías alternativas.
crítico con el capitalismo, presenta Cierra el volumen un epílogo a
la noción de «residuos normales» cargo de Amanda Guillan, cuyo
[normal waste], que implica el propósito es resumir las tesis y
hecho de que la dinámica de pro- argumentos principales y conferir
ducción y consumo genera como coherencia a los bloques en los que
contrapartida los residuos. El capí- se divide el libro, cometido que
tulo contiene un recorrido histórico ciertamente logra de forma clara y
por los cambios en torno a la per- sucinta. De hecho, lejos de ser un

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 195-205


SECCIÓN BIBLIOGRÁFICA 205

rosario de aportaciones aisladas,


consideramos que este volumen
consigue mantener un hilo conduc-
tor gracias a la adecuada organiza-
ción de los contenidos y a la acredi-
tada experiencia y conocimiento de
los colaboradores. La dinámica
investigadora rema hacia la especia-
lización, si bien conviene prestar
atención a las visiones de conjunto
para ordenar la dispersión de las
publicaciones diseminadas en revis-
tas. Y si bien es cierto que media
cierta distancia entre determinados
enfoques y estilos, suman perspec-
tivas que configuran un panorama
general representativo de las cues-
tiones y debates más en boga en
torno a la tecnología. Por otra parte,
cabe destacar que la claridad expo-
sitiva y argumentativa invita a los
estudiantes a introducirse en estos
temas ya que, además, cuenta con
un índice onomástico y un índice
por temas que facilitan en gran
medida una búsqueda concreta y es
un libro que suscita la discusión a
un nivel avanzado, propio de mu-
chas de las firmas participantes
desde 1996 en las Jornadas de Filo-
sofía y Metodología actual de la
Ciencia de Ferrol, entre ellas Larry
Laudan, Philip Kitcher, Bas C. van
Fraassen o Jeffrey Barrett.

MIQUEL COMPANY
Universitat de les Illes Balears

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 195-205


206 SECCIÓN BIBLIOGRÁFICA

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018, pp. 195-205


ARGUMENTOS DE RAZÓN TÉCNICA
Revista Española de Ciencia, Tecnología y Sociedad, y Filosofía de la Tecnología / A Spanish
Journal on Science, Technology and Society, and Philosophy of Technology

Declaración ética sobre publicación y buenas prácticas

El equipo editorial de Argumentos de razón técnica está comprometido con la


comunidad científica para garantizar la ética y calidad de los artículos
publicados. La publicación toma como referencia el “Código de conducta y
buenas prácticas” que define el Comité de Ética en Publicaciones (COPE) para
editores de revistas científicas.
En cumplimiento de estas buenas prácticas, los artículos son evaluados por pares
externos anónimos con criterios basados exclusivamente en la relevancia
científica, originalidad, claridad y pertinencia del trabajo presentado. En todo
momento, se garantiza la confidencialidad del proceso de evaluación y el
anonimato de los evaluadores y de los autores, el contenido evaluado, el informe
razonado emitido por los evaluadores y cualquier otra comunicación emitida por
los diferentes comités. De la misma forma, se mantendrá la confidencialidad ante
posibles quejas, reclamaciones o aclaraciones que un autor desee formular al
equipo editorial o a los evaluadores. La revista Argumentos de razón
técnica declara su compromiso por el respeto e integridad de los trabajos
publicados. Por esta razón, el plagio está estrictamente prohibido y los textos que
se identifiquen como plagio o cuyo contenido sea fraudulento serán eliminados
del proceso de evaluación. Al aceptar los términos y condiciones expresados, los
autores han de garantizar que los artículos y los materiales asociados a él son
originales y no infringen los derechos de autor. Los autores deben también
justificar que, en caso de una autoría compartida, hubo un consenso pleno de
todos los autores afectados y que el trabajo propuesto no ha sido presentado ni
publicado con anterioridad en otro medio de difusión.
Argumentos de razón técnica no cobrará a los autores tasa alguna por
presentación o envío de artículos, ni tampoco cuotas por la publicación de
artículos.
La revista Argumentos de razón técnica muestra su proceder según esta
declaración ética o de buenas intenciones que compromete tanto a autores como
a revisores, así como a su equipo editorial y a los miembros de sus diversos
consejos o comités. Por ello, el presente código ha de ser acatado plenamente por
todos aquellos que intervengan en la publicación de trabajos científicos en esta
revista.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018


Los autores

Por tratarse de una publicación de acceso abierto, gratuita en publicación y


lectura, no comercial, regida por Creative Commons Attribution-NonCommercial
4.0 International, el autor cede implícitamente los derechos de autor y de
publicación a la revista a través de dicho sistema de propiedad intelectual pública
de acceso gratuito, cuando se activa el envío de un artículo.
Se comprometen a no falsear la autoría, no aceptando como tal a personas que no
hayan intervenido activamente en la generación del artículo presentado.
Declaran regirse por aplicar veracidad y rigor en títulos y resumen, evitar citas
“de favor” y declarar la procedencia exacta del contenido del trabajo (tesis
doctoral, proyecto de investigación, experiencia docente…).
Se obligan a no cometer plagio, definido éste como apropiación de textos de
otros autores sin su consentimiento y sin citar la fuente de los mismos aun si el
permiso hubiere sido expreso por parte de estos autores terceros. Asimismo, se
comprometen a no incluir en los textos postulados otros textos ya creados por
ellos mismos, evitando que exista más de un 20% de coincidencia entre un texto
previo y el postulado. Nuestra revista está acogida a la política anti-plagio de la
Editorial Universidad de Sevilla y se vale del software de detección de texto
copiado cuya licencia tienen contratada a tal efecto los servicios centrales de la
Biblioteca de la Universidad.
El artículo propuesto ha de ser original y no estar postulado simultáneamente
para otra publicación ni haber sido publicado con anterioridad en cualquier
soporte. Se aceptan reformulaciones de líneas de pesquisa trazadas y
actualizaciones de trabajos pasados publicados a fin de completar la
investigación. Asimismo, se pueden presentar trabajos convenientemente
actualizados y adecuados a partir de ponencias a Congresos Científicos no
publicados o sólo accesibles en libros de actas especificando su procedencia a la
revista.
En cuanto a los materiales empleados en el artículo, los autores se comprometen
a solicitar los permisos necesarios para la reproducción de textos, ilustraciones,
vídeos, audios y otras fuentes documentales cuya publicación requiera
autorización previa para no vulnerar los derechos de autor reconocidos
legalmente.
De tratarse de un artículo derivado de una investigación muy amplia, y dada la
limitación propia de un artículo de investigación, se pueden plantear sucesivas
entregas como parte 1ª, 2ª y 3ª.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018


Siguiendo las recomendaciones del Informe APEI sobre publicación en revistas
científicas (Baiget y Torres-Salinas, 2013) donde se cita el trabajo de Bebeau y
Davis (1996), es censurable en los autores:
 Citar fuentes sin haber sido consultadas
 Emplear interpretaciones erróneas de otros trabajos anteriores consultados
 Omitir datos que contradigan o discrepen con las conclusiones del artículo
 Lanzar resultados científicos prematuramente, antes de revisión por pares
 Mantener en secreto conclusiones de una investigación
 Ocultar datos y métodos que permitan el reexamen de los experimentos
empleados o reelaborar teorías interpretativas
 No guardar para su consulta los datos primarios de la investigación de campo
 Acreditar autorías falsas o no contrastadas
Todo lo arriba referido es exigible de manera obligatoria por parte de la editora
de la revista y se erige como compromiso de obligado cumplimiento por parte de
los autores, de manera que el hecho de enviar un trabajo para publicación supone
aceptar estos términos. Su incumplimiento deliberado equivale a renunciar a la
evaluación del artículo y acarrea el no poder volver a publicar en la revista en un
plazo de cuatro años naturales desde la presentación.

Los editores

Por su parte, el compromiso ético reside en:


 No publicar trabajos no aprobados por revisión de dobles ciegos designados al
efecto para mantener un criterio de calidad exigible en revistas de alto prestigio
científico. Así el autor sabrá siempre que el hecho de publicar supone un apoyo
claro a su carrera investigadora.
 Evitar potenciar las auto-citas (citas de artículos de la propia revista) ni a
manipular directa o indirectamente (mediante presión a los autores) a citar
trabajos de interés para la revista a fin de mejorar su posicionamiento en índices
de impacto de referencia.
 A mantener el acceso gratuito en la Red de los trabajos publicados, así como a
informar al autor del estado de la evaluación desde que es recibida la propuesta
hasta su rechazo o aceptación final, sea con o sin modificaciones.

Los revisores

Por tratarse de un sistema de evaluación basado en el trabajo de arbitraje del


artículo por pares dobles ciegos, se comprometen a no intentar averiguar quién es

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018


el autor del artículo evaluado para no influir este conocimiento en su decisión
positiva o negativamente. De descubrirse accidentalmente la autoría, sea por el
tema tratado o sea por el estilo literario del autor, el revisor deberá renunciar a la
evaluación sólo de mediar prejuicios sobre este autor. El hecho de saber quién
postula no implica que el árbitro conozca personalmente al autor o se tenga una
cierta predisposición positiva o negativa hacia él. Es decir, se evitará el conflicto
de intereses.
Asimismo, las revisiones se efectuarán en el plazo máximo de 90 días desde que
se ha postulado el trabajo. De existir discrepancia absoluta entre los dos
revisores, se solicitará una tercera opinión de desempate y se dará la opción de
“publicable con mejoras”. El nuevo plazo de reevaluación de dichas mejoras será
de 15 días desde el envío por parte del autor.

Comité de Buena Conducta de la revista

Formado por miembros de su Comité Científico y renovado cada cuatro años


naturales (desde 2014), velará por acercar posturas entre autores y revisores de
surgir discrepancias, en su calidad de comisionado de la editora. Los autores
pueden remitirse a él mediante correo electrónico a su dirección: art@us.es.
Serán contestados en el plazo máximo de un mes desde la recepción del correo.
Cuando se detecte alguna irregularidad o existan dudas sobre alguna propuesta,
actuará de oficio, una vez detectadas las irregularidades, a fin de aclarar la
situación, aplicando el código ético que se corresponde con el siguiente diagrama
de flujos tomado como referencia internacional, entre otros existentes, y creado
por el antes mencionado organismo británico COPE (Committee On Publication
Ethics), disponible en su web: www.publicationethics.org y directamente
accesible desde: http://publicationethics.org/files/All_Flowcharts_Spanish.pdf.
Sus decisiones serán inapelables.

***

Publication ethics and best practices statement

The editorial team of Argumentos de razón técnica is committed to the academic


community by ensuring the ethics and quality of its published articles. As a
benchmark, the journal uses the code of conduct and best practices as defined by
the Committee On Publication Ethics (COPE) for editors of scientific journals.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018


In compliance with these best practices, articles are evaluated by two external,
anonymous, peer reviewers according to criteria based solely on the scientific
importance, originality, clarity, and relevance of the submission. The journal
guarantees the confidentiality of the evaluation process, the anonymity of the
reviewers and authors, the reviewed content, the critical reports submitted by the
reviewers, and any other communication issued by the different committees.
Equally, the strictest confidentiality applies to potential complaints, claims, or
clarifications that an author may wish to direct to the editorial team or the article
reviewers.
Argumentos de razón técnica declares its commitment to the respect and
integrity of work already published. For this reason, plagiarism is strictly
prohibited and texts that are identified as being plagiarized, or having fraudulent
content, will be eliminated from the evaluation process. In accepting the terms
and conditions of publication, authors must guarantee that the article and the
materials associated with it are original and do not infringe copyright. The
authors will also have to state that, in the case of joint authorship, there has been
full consensus of all authors concerned and that the article has not been
submitted to, or previously published in, any other medium.
Argumentos de razón técnica will not charge the authors any fees for submitting
or sending articles, nor fees for the publication of articles.
Argumentos de razón técnica journal by this code of ethics declares its good
intentions to commit both authors and reviewers, as well as internally, its
editorial team and members of the Scientific Committee and of the Good
Conduct Committee to this code. Therefore, this code has to be fully respected
by all those involved in the publication of scientific papers in this journal.

Authors

Because it is an open access publication, free in publication and reading, non-


commercial, governed by the Creative Commons Attribution / Non Commercial
4.0 International, the author assigns implicitly the copyright and publication to
the magazine through said system of public intellectual property ownership of
free access, when sending an article is activated.
The author or authors agree not to misrepresent authorship, not to accept as
authors persons who have not been actively involved in the generation of the
article presented.
Declare the article’s title and summary to be governed by truthfulness and rigor,
avoid citations “done as a favor” and declare the exact provenance of the work’s
contents (doctoral thesis, research project, teaching experience ...).

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Agree not to commit plagiarism, defined as the appropriation of texts by other
authors without their consent and without citing its source, even if permission
shall have been expressed by these outside authors. Also agree not to include in
the submitted text previous texts created by themselves, avoiding more than 20
% overlap between a previous text and the present one. This journal is host to the
anti-plagiarism policy of the Publishing House of the University of Seville
(EUS), and it uses copied text detection software whose license is contracted for
this purpose by the central services of the University Library.
The proposed article must be original and not be submitted simultaneously to
another publication or have been published previously in any medium.
Reformulations of previous research lines and updates of published past work in
order to complete the investigation are acceptable. Also appropriate is previously
unpublished work properly updated from presentations at scientific congresses or
only available in conference proceedings, specifying the origin of the material to
our journal.
As for the materials used in the article, the authors agree to request the necessary
permissions for the reproduction of texts, illustrations, video, audio, and other
documentary sources whose publication requires prior authorization in order not
to violate the legal rights of the authors.
In the case of a research article derived from a very long investigation, and given
the limitations inherent in a research paper, the results can be published in a
series of articles as parts 1, 2, and 3.
Following the recommendations of AOSIS on publication in scientific journals
(Baiget and Torres-Salinas, 2013) which cites the work of Bebeau and Davis
(1996), it is objectionable for authors to:
 Cite sources without being consulted
 Misinterpret previous works consulted
 Ignore data that contradicts or disagrees with the conclusions of the article
 Release scientific results prematurely, before peer review
 Keep research findings secret
 Hide data and methods which would permit the review of the experiments
employed or the reworking of interpretive theories
 Not save for viewing the raw data of the field research
 Accredit false or non-contrasting authorities
Everything above stands as a binding commitment on the part of the editors and
the authors, so that to submit a work for publication is to accept these terms.
Your deliberate non-compliance means renouncing assessment of the submitted

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018


article and carries the penalty of not being able to publish in the journal within
four calendar years of the submission date.

Editors

Ethical commitment lies in:


 Not publishing papers not approved by double blind peer reviewing, designated
to that effect in order to maintain a quality criterion that is demanded in scientific
journals of high scientific prestige. Thus the author will always know that the
fact of publishing supposes a clear support for his research career.
 Avoiding promoting self-citations (quotes from articles in the journal) or
manipulating directly or indirectly (through pressure on authors) to cite works of
interest to the journal in order to improve their positioning in reference impact
indexes.
 Maintaining free access to the network of published work, as well as informing
the author of the status of the evaluation from the time the proposal is received
until its rejection or final acceptance, with or without modifications.

Reviewers

The evaluation system is based on arbitration of an article by two blind peer


reviewers, understanding the word “peer” in the sense of belonging to the same
category, not being exact duplicates. In case of disagreement between these two
initial reviewers, a third will be assigned. The reviewers agree not to try to figure
out the identity of the author of the article so as not to allow this knowledge to
influence their decision positively or negatively. If authorship is discovered
accidentally, either by topic or by writing style, the reviewer shall avoid any
prejudiced evaluation about this author. Knowing who submitted the article does
not imply that the reader personally knows the author or has a positive or
negative predisposition towards him or her. That is to say, conflicts of interest
will be avoided.
Likewise, reviews will be made within a maximum period of 90 days after the
reviewers accept the evaluation of the text. If there is an absolute discrepancy
between the two reviewers, a third opinion will be requested and the option of
“publishable with improvements” will occur. The new period of reevaluation of
these improvements will be 15 days from the submission by the author.

Argumentos de Razón Técnica, nº 21, 2018


Committee on Good Conduct

Consisting of members of the Scientific Committee and renewed every 4


calendar years (since 2014), it will ensure agreement between authors and
reviewers if discrepancies arise, as commissioned by the Editor.
The authors can communicate by e-mail to the Editor’s address: art@us.es. They
will be answered within the maximum period of 30 days from receipt of the mail.
When an irregularity is detected or doubts exist about a proposal, the committee
will act ex officio. It will also intervene if it detects irregularities, in order to
clarify the situation, applying an ethical code that corresponds to the following
flow chart taken as international reference, among others existing, and created by
the British organization COPE (Committee On Publication Ethics For ethics in
publications), available on its website: www.publicationethics.org and directly
accessible from: http://publicationethics.org/files/All_Flowcharts_English.pdf.
Their decisions will be final.

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ARGUMENTOS DE RAZÓN TÉCNICA
Revista Española de Ciencia, Tecnología y Sociedad, y Filosofía de la Tecnología / A Spanish
Journal on Science, Technology and Society, and Philosophy of Technology

Normas para la presentación de colaboraciones

1. Los originales que no hayan sido solicitados por la redacción deberán enviarse
procesados en un programa de tratamiento de textos en formato PC compatible
IBM (Word, Word Perfect). Se acompañará copia impresa y un disquete o será
remitido por correo electrónico a la dirección de la revista.
2. Extensión de los trabajos:
- Artículos: entre 15 y 30 páginas (2.000-2.500 caracteres cada una).
- Notas: entre 7 y 12 páginas.
- Reseñas y críticas bibliográficas: entre 2 y 5 páginas.
3. En la primera página, debajo del título, deberá aparecer el nombre del autor, la
institución a la que pertenece y dirección de correo electrónico.
4. Se emplearán cursivas para: vocablos en otros idiomas, términos o conceptos
que se desee destacar y títulos de obras.
5. No se introducirán, a lo largo del trabajo, códigos de cambio de letra,
márgenes, subrayados, etc.
6. Las imágenes se entregarán en formato JPG en archivo aparte.
7. Referencias bibliográficas:
- Libros: Nombre del Autor, Título (cursivas), ciudad, editorial, año.
- Artículos: Nombre del autor, “Título”, Nombre de la Revista (cursivas),
volumen número, (año), primera y última página.
8. Los artículos, debajo del título y nombre del autor, deberán tener un resumen
en español e inglés de un máximo de 10 líneas cada uno.
9. También deberán indicarse palabras claves (keywords) en español e inglés
sobre el tema del artículo.

***

Information for authors

1. Contributions, typed doublespaced and with an abstract (10 lines) and key
words, must be sent to the Editor of the Journal in one copy and in a diskette
(compatible PC, Word, WordPerfect, OpenOffice), or it will be sent to editor by
e-mail.

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2. The lengthinfotainment of contributions should be as follows: articles, 15-30
pages; notes and commentaries, 7-12 pages; reviews and bibliographical
contributions, 3-5 pages.
3. The name of the author and the academic centre must be stated in the first
page, below the title of the contribution. E-mail address must be also stated.
4. Foreign words, terms of concepts to be emphasized, and titles of books or
articles should be written in italics. Bibliographical references should be listed at
the end of the article in alphabetical and chronological order.
5. Citations should be numbered consecutively and always placed at the end of
the paper, in accordance with the following conventions:
- Books: Name of the Author, Title (in italics), town, publisher, year.
- Articles: Name of the Author, “Title”, Journal (in italics), volume, number,
year, pages.
6. Pictures will be sent in JPG format in a separate file.
7. Special codes, type changes and other modifications must not be introduced.
The Editor may alter manuscripts wherever necessary to make them conform to
the stylistic convention of the journal.

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