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Ficha de la Cátedra
Este módulo ha sido compuesto por diversos docentes de la cátedra con el fin de transmitir
experiencias y modelos de trabajo con los adultos mayores.
La diversidad de tareas que existen en la actualidad requieren que el psicólogo cuente cada
vez con más conocimientos sobre las particularidades de enfoques y campos laborales.
Índice:
Iacub, R.: “El Rol del Psicólogo en el Geriátrico”.
Baro, S.; Petrongolo, M. y Rochman, E.: “Estrategias desde la Psicología de la Salud con
los Adultos Mayores”.
Jaskilevich, J.: “La Estimulación Cognitiva”
Chapot, S.: “Recreación, Creatividad y el Rol del Psicólogo”
Castelli, J.; Del Médico, N y Walsh, I: “El rol del psicólogo en las Políticas Sociales para
adultos mayores: un enfoque desde la Psicología Comunitaria”.
Dr. RICARDO IACUB
Esta década ha visto abrirse un amplio campo laboral ligado a la psicogerontología, uno de estos fue
la instalación masiva de geriátricos especialmente en los grandes centros urbanos y últimamente en
ciudades y pueblos de todo el país. Poco a poco los psicólogos fuimos incluyéndonos, a veces sin
una clara definición de nuestro rol y otras sin demasiado conocimiento de nuestro objeto.
En pos de un trabajo, en alguna medida más delimitado y preciso, considero necesario indicar
ciertos aspectos de esta práctica, pensándola dentro de ámbitos más abarcativos y por otra parte
delineando una actitud ética al respecto.
Para ello intentaré considerar al rol del psicólogo y a la institución geriátrica en un encuentro de dos
términos que instrumentalmente aislaremos para ubicar su posible interrelación.
Como primera medida intentaré definir que tipo de institución es el geriátrico, ya que es
sobre la definición de la misma que se montará un rol profesional específico como es el del
psicólogo.
EL GERIÁTRICO:
Entre los orígenes que Occidente reconoce a esta institución, se encuentra ya en el pueblo judío
desde los principios de nuestra era. Cabe aclarar que este tipo de lugares, denominados Hekdish (1),
eran específicos para ancianos enfermos.
Los mismos eran sostenidos de un modo colectivo ya que esto suponía éticamente un compromiso
con Dios y una bendición para cada uno en el hecho de cuidar un anciano.
Para este pueblo, el tener muchos viejos, era un signo de orgullo y de prosperidad ya que “la
cantidad de días” expresa el favor divino.
Dentro de la particular cosmovisión de los hebreos, la palabra anciano en una de sus
significaciones, es el de aquel sujeto "investido de sabiduría y benignidad", razón por la que, por
estos atributos, anciano fue la palabra con que se le nombró a Dios en el Talmud. Esto no resulta
tan solo un designio poético ya que tienen un poder político real a través del Zanhedrin, que
funciona como órgano judicial y ritual.
Por otra parte, entre otras experiencias históricas, en la Alta Edad Media surge una transformación
en los monasterios, que G. Minois ubica como origen de los geriátricos: muchos ancianos se alojan
en los mismos con el fin de ganar el cielo. Esta práctica aparecida en el siglo VI sugiere un modo
especial de calificar la vejez, que este autor nos cuenta de esta forma " ya no están por completo en
este mundo, pero todavía no están en el otro. Antecámara de la vida eterna, el retiro a un
monasterio asigna a la vejez su preocupación esencial: asegura la salvación"(2). Este sistema de
una duración de casi tres siglos, fue variando profundamente en su sentido e incluyendo diversas
formas de pago que brindaban tratos privilegiados a los residentes. Incluso se realizan contratos
laicos con asignaciones de víveres, calefacción, vestuario y habitaciones diferenciales.
Sin embargo, creo que esto habría que comprenderlo dentro de un marco más amplio, ya que el
viejo en el medioevo se encontraba sumamente indefenso tanto porque la fuerza física contaba en
gran medida para su protección, como porque la ley (en ciertos códigos) descuida al padre, ya que
pasados los 17 años del varón el progenitor quedaba a su disposición.
Asimismo en esta época se registran en otros pueblos europeos sistemas jurídicos que asignan
valores por las vidas de los hombres, lo cual fue denominado "la bolsa de la vida". En ella los
viejos valían muy poco, con lo cual el asesinato de los mismos por parte de los familiares en pos de
sus herencias resultó ser algo usual. Uno de los modos de protección posible pasó a ser la
errabundez y el asilarse en los monasterios.
En este sentido es que realizo una especie de contrapunto entre ambas modalidades ya que una
misma institución tuvo significaciones sumamente disímiles en relación a la posición ética que las
constituía socialmente como tales.
De esta manera propongo pensar en primera medida si la nominación de hogar de ancianos o
geriátrico no es un abuso lingüístico, ya que contiene significados y prácticas tan diversas y una
sola característica común, la de alojar viejos. Las concepciones que determinan que la institución y
los allí alojados la vivan y la sientan de modos distintos tendrá más que ver con la suma de factores
que determinaron a cada una como producción cultural.
Mientras que en la primera resulta una decisión popular de sostener la mayor cantidad de años a un
sujeto, por el orgullo que ello implicaba, la bendición divina que ella acarreaba y especialmente
porque se protegía a alguien con sabiduría, y que daba consistencia con sus años a la idea de
pueblo; en la segunda, más allá de algunos propósitos individuales, parecía más una huida que una
elección.
De esta manera quisiera ubicar y problematizar a la institución geriátrica más allá de una crítica
parcial sino teniendo en cuenta, en primera instancia, la dimensión ética que la constituye
NUESTRO SIGLO:
Así llegamos al siglo XX con un cambio profundo en lo que denominaríamos la geografía urbana de
la vejez que incidirá en gran medida en el desarrollo de los geriátricos.
Para explicar este fenómeno, debemos tener en cuenta que conjuntamente con los cambios surgidos
en las familias que muy sucintamente podríamos describir como un pasaje del modelo
postfigurativo al modelo cofigurativo1, en el cual se va modificando la constitución habitacional de
lo trigeneracional a lo bigeneracional2.
Científicamente la suposición más fuerte que aparece en esta época es la del viejo como un enfermo
que debe ser cuidado y ante lo cual el eslabón a lo médico deviene un lazo social fundamental,
conjuntamente a la idea de un viejo que se desapega de sus objetos.3
Otro de los elementos implicados resultará el pasaje del viejo de la esfera privada y/o familiar o
excepcionalmente del resorte tradicional de asistencia a la pobreza, a la vejez como problema
social, apelando a la organización de un conjunto de orientaciones e intervenciones específicas así
como a la puesta en marcha de políticas sociales, en especial las previsionales. Todo este montaje
cobrará un peso muy particular sobre la vida de estos individuos, y podemos verlo en ciertas
instituciones locales como el PAMI, que a través de sus prestaciones sociales inciden muy
fuertemente en la vida cotidiana de los mismos.
Conjuntamente a estos factores, y no de un modo determinante en el uso específico de lo aquí
citado, hay un cambio ético de grandes proporciones que actualmente tomó diversas nominaciones
tales como "generación del yo", "preeminencia del narcisismo" o "sociedad permisiva", con
2 La familia nuclear aparece como modelo tipo de familia, particularmente en las clases
medias y altas.
3
Es importante remarcar que desde la medicina, diversas teorías psicológicas y otras
ciencias sociales se perfila la Teoría del Desapego aún antes de ser formulada.
características individualistas tales como: pérdidas de ideales comunes, ordenamiento social en
torno a una razón instrumental que implica un tipo de cálculo economicista en relación a un fin
dado4. Podemos pensar que el sentido de la virtud, en tanto placer diferido, se cambia por un tipo de
placer más inmediato. Lo que antes era pensado como la virtud de cuidar a un padre, hoy es
considerado innecesario e incluso puede verse como patológico.
Con esta reducción de factores intervinientes podremos tener una breve consideración de lo que
llevó a esta reforma urbanística que tendió a concentrar a los viejos en un mismo sitio.
Entonces resulta de ello que el geriátrico actual, como institución para este sector etario, es el de
mayor espectro temporal, permitiéndosele concentrar lo que indeterminadamente se considera viejo
(ya que no existe una edad de entrada) y reunir bajo esta nomenclatura las mas llamativas
diferencias, en tanto que, agrupando la vejez, no diferencia al viejo sano de aquel que padece
demencia, psicosis u otras patologías psíquicas o físicas.
Esta aceptación tácita posibilita la conformación de una especie de ghetto contemporáneo, el cual
remite a lo que en otro momento fueron los hospitales en los que se reunían grupos poblacionales
distintos, aunque marginales en su conjunto. ¿Por que los considero de esta forma? No es ni la edad
ni la enfermedad en si mismas las que implican lo marginal, sino la reunión, que no se efectúa en
términos de un dispositivo que tenga como dirección o bien su restablecimiento o su mejor estadía.
Según Foucault la experiencia de los hospitales públicos que alojaban a una población altamente
heterogénea cambia su matiz con la revolución francesa y con la dirección de Pinel. Ya que se
empieza a definir una teleología propia, que delimita un criterio de enfermedad y también se
establecen criterios de curación, con una experiencia similar en Inglaterra con Willis.
Sin embargo, el geriátrico como institución, actualmente persiste en una indeterminación con
respecto a su objetivo, en el cual no puede precisar si cura, hospeda o simplemente asila un margen
poblacional inespecífico de seres. Y lo que es importante considerar es la poca o ninguna
determinación de los sujetos en entrar a las mismas.
Es importante remarcar que en nuestro país aun existe un vacío jurídico que vele por cuestiones que
atañen a esta nueva institución.
4Taylor en su libro "La ética de la autenticidad" lo ejemplifica de este modo: "si la felicidad es la
meta habrá que buscar el medio más rápido para alcanzarlo".
La mayoría de los dispositivos internos a las mismas restan en ordenamientos legales muy
generalizados que impiden regular al geriátrico en su particularidad. Por ejemplo en la regulación
de la entrada (por qué se interna, duración, etc.), regímenes de visitas, de entradas y salidas (en la
actualidad son los parientes los que generalmente deciden sobre la permanencia del interno aún
cuando este sea sano, cuando no el geriátrico mismo pudiendo alterar las leyes elementales de la
libertad personal).
El vacío jurídico sumado a la indeterminación institucional de la misma desnuda su forma
prejuiciosa y el sentido ético que le otorga esta sociedad.
Es la vejez la que se aísla, la que queda al margen, no habiendo otra definición que el margen
indeterminado de lo que es ser un viejo. Lo que se oculta reaparece bajo la forma de una institución
grotesca que en la praxis une algo por fuera de sus límites, algunos jóvenes down, psicóticos o
retardados mentales, aspecto que nos retrotrae al viejo asilo el cual no es sino una manera en la que
una sociedad habla sin palabras sobre la vejez.
En el estado actual del saber profesional, por fuera del campo estrictamente gerontológico,
encontramos coincidencias con aquello que aparece como la representación social del Geriátrico.
Ya que observamos como los viejos son calificados abusiva y erróneamente de dementes. Posición
que implica en la cotidianeidad del viejo la espera de un rol iatrogénico para el mismo.
Por otra parte la carencia de fines genera que se presuponga lo esperable culturalmente del viejo en
la actualidad: su enfermedad. Para ello el geriátrico se pertrecha con una serie de dispositivos
médicos que intentan justificar un lugar en lo social.
Sabemos que no todo viejo está enfermo y que de estarlo la sociedad determina diversas
terapéuticas posibles. O sea que lo regulado socialmente para el común de sus miembros no cuenta
para los viejos.
Sin embargo es importante remarcar que hay instituciones públicas y entidades privadas que
apuestan por otro tipo de establecimientos, con una ética y un criterio gerontológico totalmente
opuesto al aquí mencionado. Lamentablemente al no existir leyes que regulen estas instituciones
termina quedando en la buena voluntad y criterio de sus directivos, sin que sea posible un proyecto
institucional socialmente compartido.
LAS INSTITUCIONES TOTALES Y EL GERIÁTRICO
Sobre este particular dispositivo social es en el que deberemos situar a sus residentes. Es así que
dentro de los criterios sociológicos podría ubicar al geriátrico, con los parámetros de Goffman5,
como "Instituciones Totales" y que es descripta de este modo: "Una institución total puede
definirse, como un lugar de residencia y trabajo, donde un gran número de individuos en igual
situación, aislados de la sociedad por un período apreciable de tiempo, comparten una rutina
diaria, administrada formalmente. Las cárceles sirven como ejemplo notorio, pero ha de advertirse
que el mismo carácter intrínseco de prisión tienen otras instituciones, cuyos miembros no han
quebrantado ninguna ley" (3).
De esta manera este autor describe este tipo de instituciones, dentro de las cuales ubica las cárceles,
manicomios, monasterios, etc. Las indicaciones que brinda Goffman se refieren a aquellas
características comunes como: un tiempo común administrado de un modo centralizado, una serie
de normas propias que a su vez implican sistemas de castigos y privilegios, una regulación de las
entradas y salidas y una conminación a ciertas actividades.
Por otra parte, da cuenta de la función iatrogénica de estas instituciones, generando cierto tipo de
patologías como la Psicosis Carcelaria, la cual se caracteriza por una posición vegetalizada del
individuo o por las diversas regresiones especialmente a lo corporal, que se ponen de manifiesto
tanto en lo sexual como en el tipo de pensamiento más concretizado y por último describe un
fenómeno de pérdida de los lazos de solidaridad entre los internos.
Esta serie de elementos resultan elocuentes dentro del geriátrico, desde los modos de dependencia a
la figura del director o incluso de la mucama o enfermera; la falta de dinamismo propio que se
traduce en una espera permanente de actividades ofrecidas por el establecimiento, en este sentido
podríamos ubicar la falta de interrelación entre los internos; temores de venganza frente a cualquier
conducta independiente; resignación frente al deseo personal; regresión a modos de goce pregenital
e incluso una declinación del pensamiento abstracto.
Toda esta serie de fenómenos dan cuenta de la transformación que se opera en la subjetividad,
situación que Goffman denomina "mortificación del yo", la cual nos enfrenta a un sujeto distinto
5
Este sociólogo norteamericano ha trabajado en el marco del interaccionismo simbólico, entre sus
libros se destacan "Internados" "Estigma", entre otros.
determinado por una serie extensa de vivencias propias de estas instituciones. Ante lo cual se
configura una pregunta aún más importante y que es la siguiente: ¿Sobre quién operamos y hasta
qué punto es posible allí un sujeto?
Freud insistió más de una vez sobre la dificultad de trabajar con un sujeto que no tenga pleno
derecho sobre sí, sin embargo los resultados empíricos nos ofrecen una serie de datos que nos dan
cuenta de dos cuestiones: resulta posible el trabajo analítico en una institución de este tipo, pero
también se nos advierte sobre las dificultades que este entraña, incluso en algunos casos de su
imposibilidad.
Para ello intentaré presentar un esquema posible del mismo, en donde sea factible pensar a un viejo
atravesado por una institución de este tipo.
OFERTAS Y DEMANDAS
La oferta que propondremos deberá contar con una planificación en la que nuestra ubicación, ligada
al rol, irá variando tanto como las demandas que se establezcan lo requieran y que, en ciertos
momentos, nuestra posición será más o menos activa según sea necesario para los objetivos
propuestos.
Aunque considere que el psicólogo puede utilizar variadas técnicas de acceso debemos tener en
cuenta que no somos ni recreólogos ni terapistas ocupacionales, que nuestro objetivo es otro y
debemos apuntar a ello, aunque debemos ser dóciles a los tiempos y necesidades propias de cada
uno.
¿Cuál es nuestro objetivo? Evidentemente será el producir, como antes señalábamos,
modificaciones subjetivas en los sujetos, en especial en su atravesamiento institucional ya que a
menudo nuestro primer tropiezo son las quejas ligadas a la misma (aburrimiento, soledad,
sentimiento de abandono, etc.).
La posibilidad que la palabra circule dentro y fuera del geriátrico, que se oigan ante los jefes y
entre los congéneres; que se reconozcan como otros válidos, implica ya un fuerte cambio de
posicionamiento, donde puede resultar la posibilidad de una confrontación probable, de un llamado
y un pedido por un lugar propio.
Entonces retomando la idea de lo ofertado, será necesario intervenir desde una propuesta. Creo
importante insistir en que los viejos no nos llaman y que nuestra presencia para ellos será parte del
espacio a constituir; desde allí empezaremos a recuperar, más allá de la queja, demandas singulares
y una demanda que iremos construyendo más ligada a lo institucional.
Las demandas se constituyen vía la fantasmática perceptible en los tipos de relaciones que se
establecen, interpretaciones de los hechos sociales internos y externos, modos de poder entre las
jerarquías y entre los residentes, etcétera. Es en esta línea donde las intervenciones del psicólogo
deben apuntar.
Con intervención me refiero a una manera amplia, contando con las distintas posiciones que vaya
obteniendo desde su rol (ofreciendo menos o más propuestas de trabajo grupal, dejando más solo al
grupo, incorporando gente o no, o en lo analítico individual o grupal interpretando).
Considero que en la vía de esta construcción, siempre particular, nos encontraremos con un
síntoma en lo institucional que dará cuenta de esta mortificación del yo o esta fuerte dependencia al
otro que lo coerciona y lo determina como sujeto.
En este transito hacia lo que denominaremos la verdad puesta en juego, deberemos contar con la
permeabilidad propia del geriátrico, ya que podemos desatar fuertes tensiones que muchas veces no
tienen derivación alguna, o sea encontrarse con ciertos límites que no deriven en un salto sino en un
estrellamiento.
Creando una demanda en los viejos podremos intervenir en la fantasmática propia de esta
institución en cada viejo lo que implicaría abrir una dimensión del síntoma en lo institucional, para
ello debemos ubicarnos con un pie en la institución y otro afuera. Debe ser un lugar desde donde se
pueda cuestionarla, lo cual implica privacidad y un secreto necesarios.
Lo que nos resta son aquellos aspectos de un sujeto que sobrepasen a este tipo de fantasmática.
Obviamente hay viejos que por sus características subjetivas o por el tipo particular de inserción en
la institución (por ejemplo residentes que están temporariamente), pueden ir más allá de este Otro
omnipotente en que puede devenir el geriátrico y que pueden consultarnos por cuestiones que no
impliquen al mismo de un modo estructurante en su subjetividad. Asimismo podemos encontrar en
aquellos viejos plenamente asilados momentos de ruptura y corte, donde surja un deseo más
personal.
Nuestra labor será construir con los residentes, en el marco más o menos amplio o acotado de sus
posibilidades individuales e institucionales, recursos que les permitan armar sus propios espacios,
ampliar su capacidad de decisión, sostener sus diferencias como válidas y encontrar los modos de
encontrarse con el otro y no con otros generalizados. La posibilidad de un amigo, o de un verdadero
compañero transita en el espacio entre lo institucional y lo individual y por ello el dispositivo grupal
es útil para este objetivo.
Nuestro rol es amplio y sumamente valioso pudiendo recorrer lo asistencial a nivel individual,
grupal o familiar e intervenir en situaciones diagnósticas para evaluar al residente, en la admisión,
en diversos momentos donde debamos constatar si efectivamente existe un progresivo deterioro; en
prácticas psicoterapéuticas o de acompañamiento, marcando una diferencia entre ambas ya que nos
encontraremos con situaciones en las cuales nuestras intervenciones solo nos lleven a una sostenida
charla y apoyo afectivo, tanto para posibilitar un posterior tratamiento como para ayudar a la
integración de un residente.
Las intervenciones cognitivas, ya sea a nivel de la atención o memoria, resulta fundamental que las
realicemos con serios criterios validados sabiendo abordar y diferenciar los grupos y las
capacidades de cada uno.
Nuestra tarea resulta necesaria pensarla en el marco interdisciplinario compartiendo con otros
profesionales e intercambiando enfoques.
Otro ámbito de nuestro rol profesional supone el trabajo con mucamas y auxiliares donde la
reflexión grupal o la capacitación en su trabajo pueda resultar fundamental.
Por último quisiera señalar una temática que indudablemente merece otro artículo que es la de las
demencias y el rol que nos cabe y digo, nos cabe porque es mucho lo que si podemos hacer, tanto
desde las intervenciones cognitivas, en el diseño de un ámbito simplificado, a nivel familiar, como a
nivel psicoterapéutico y con el personal.
CONCLUSIÓN:
Partimos desde las premisas éticas que conforman un tipo de prácticas sociales que a su vez
confirman un lugar esperado, en este caso, del viejo en lo social.
Para ello fue necesario dar cuenta de dos orígenes históricos de una institución que albergó viejos.
El contrapunto propuesto tuvo como función el poder pensar el peso discursivo que conllevan las
instituciones.
Con la Modernidad encontramos como aparece el Geriátrico como un nuevo dispositivo social para
la vejez, la que deriva, en gran medida de la reconversión de los Asilos, ahora asociado al control de
las enfermedades, aunque sin perder la función asilar que era la solución de un problema social más
que individual.
Por esto el rol del psicólogo, en particular, y el del resto del equipo interdisciplinario no debe dejar
de tener en cuenta los efectos subjetivos en los residentes, derivados de los discursos que crearon y
sostienen a las instituciones geriátricas, así como los que estos en particular sostienen y crean
cotidianamente.
Creo fundamental que, habiendo situado esta práctica en la intersección entre lo institucional y lo
individual, podamos pensar de un modo más complejo a nuestro sujeto lo cual redundará en una
práctica ajustada a los problemas particulares y específicos que allí se nos presenten.
BIBLIOGRAFÍA ESPECÍFICA:
(1). Enciclopedia Judaica Castellana.
(2). Minois, G.: “Historia de la Vejez”. Ed. Nerea, Madrid 1987.
(3) Goffman, E.: “Internados” Ed. Amorrortu, Buenos Aires 1988.
BIBLIOGRAFÍA GENERAL:
Cole, Van Tassel y Kastembaum Editors: “Handbook of Humanities an Aging”. Ed.
Springer . Nueva York 1992
De Beauvoir, S.: La Vejez. Ed. Sudamericana. Bs. As., tercera edición 1980.
Fericgla, J.: Envejecer. Una antropología de la ancianidad. Ed. Antropos, Barcelona.1992.
Iacub, R.: Proyectar la vida. El desafío de los mayores. Ed. Manantial, Bs. As., 2001.
Katz, S.: “Disciplining Old Age, The Formation of Gerontological Knowledge”.
Ed.University Press of Virginia. E.U.A. 1984.
Loureau, R.: “El Análisis Institucional”. Ed. Amorrortu, Buenos Aires 1991.
Mannheim, K.: The problems of generations. En Essays of the sociology of knowledge.
London, Routledge & Kegan Paul, 1972 (1ra ed. 1928)
Moody, H. : “Ethics in an Aging Society”. Ed. Georgetown. U.S.A. 1995
Neugarten, B.; Weinstein, K.: The changing American grandparent. Journal of Marriage
and the Family, N° 26, págs. 199- 204.
Licenciadas Baro Silvana, Petrongolo Myriam y Rochman Eleonora.
El propósito del presente trabajo es realizar una articulación entre la Psicología de la Salud,
específicamente en relación a las intervenciones que se realizan desde la APS6, y el trabajo
psicológico con adultos mayores.
Nos interesa poder hacer luz sobre los roles relativos a nuestra disciplina en los que
mayormente no pensamos o no rescatamos como posibles para nuestra inserción laboral.
“Durante Muchos años las psicología ha tenido una fuerte vinculación con lo que
comúnmente denominamos enfermedad mental, a través del método clínico, lo cual
orientaba la actividad de los psicólogos fundamentalmente al diagnóstico y a la cura.”
(Francisco Morales Calatayud (1999))
Así el trabajo con viejos, influenciado por el mismo modelo, apuntó también a hacer
hincapié en las cuestiones psicopatológicas que afectan a esta población. Los críticos de
este paradigma lo han denominado “El Paradigma de la enfermedad”, alertando sobre la
mirada negativa y empobrecida que este modelo promueve sobre las representaciones
sociales de los Adultos Mayores.
Con el aumento en los índices de longevidad , con los datos que muestran que cada vez más
viejos llegan a edades avanzadas en buen estado de salud, y sobretodo con miradas más
amplias e interdisciplinarias sobre el fenómeno de “la Tercera Edad” -que incluyeron los
aspectos sociales, culturales, lúdicos, recreativos, cognitivos, ambientales e
interpersonales, se fueron promoviendo nuevas inserciones para los profesionales que
trabajamos con Adultos Mayores, donde nuestro desempeño requiere de posicionarse
(según cada caso) como coordinador, facilitador, orientador, psicoeducador, recreador,
líder temporal, asesor, etc., en busca de cumplir con los objetivos comunes de Prevención,
Promoción de la Salud, Bienestar y Evitación de situaciones y/o conductas de riesgo.
7Las acciones que los profesionales de la salud hacen en materia de promoción de la salud tienen
que ver con: crear ambientes saludables, reforzar la acción comunitaria, desarrollar habilidades
personales y desarrollar políticas que apoyen la salud.
La tarea principal es la de fomentar en cada miembro de la comunidad, la posibilidad de
hacerse responsable de sus propias problemáticas, es decir, que el trabajo sea en conjunto
con la comunidad, desde la comunidad y hacia la comunidad. Que realmente apunte a
lograr cambios sobre las necesidades reales de la población con la que trabajamos.
Para todo esto es importante nuestro acompañamiento en todo tipo de planificación.
Nuestro rol también abarca la posibilidad de facilitar en nuestro intercambio con los viejos,
sugerencias relacionadas con anticipar decisiones que afecten la labor sobre la comunidad
como sobre su vida.
“La planificación anticipatoria sirve a varios propósitos, como reducir la incertidumbre,
ayudar al individuo a recuperarse de problemas iniciales y comenzar a trabajar hacia una
meta, establecer una organización mental para orientarse hacia el logro de una meta, así
como minimizar el estrés personal y del entorno” Smith(1999).
Sabemos que hay muchos profesionales trabajando sobre estos principios pero también
sabemos que es necesario multiplicar estas acciones porque la población de Adultos
Mayores crece y necesitan prepararse para posicionarse como sujetos responsables y
capaces de funcionar con la mayor independencia posible, o de actuar en forma conjunta y
ordenada sobre sus vidas y su comunidad.
Los escenarios posibles son múltiples: barrios, centros de jubilados, bibliotecas,
colectividades, clubes, canchas de bochas, salas de esperas de hospitales, plazas…en fin,
cualquier lugar donde los viejos transcurren parte de su tiempo es pasible de ser utilizado
para la prevención primaria de la salud, acercando seguramente la novedad para la mayoría
de ellos.
Las formas de intervención (estrategias) no son rígidas, necesitan de creatividad y amplitud
de criterios manteniendo siempre una coherencia interna y externa. Las Políticas Públicas
de Salud y Desarrollo de la Tercera Edad promueve este tipo de actividades formando
agentes de salud y profesionales multidisciplinariamente para trabajar en terreno concreto
empoderando a los propios miembros de la comunidad.
EJEMPLOS DE ABORDAJE DESDE LA PERSPECTIVA DE LA PSICOLOGÍA
DE LA SALUD:
1.- Voluntariado:
En el equipo de adultos mayores de una Fundación para Atención Psicológica se convocó a
viejos que tuvieran ganas de realizar un trabajo de voluntariado en una institución con niños
judicializados, proyecto que en ese entonces fue subsidiado por el Gobierno de la Ciudad
de Buenos Aires.
Etapa primera: entrevista; para explicar a cada viejo los alcances el proyecto en
toda su dimensión y evaluar las posibilidades de cada uno, los recursos personales e
intereses que presentaban.
Etapa segunda: capacitación; se conforman dos grupos de voluntarios, que se
reunieron una vez a la semana en la Fundación, coordinados por dos profesionales del
Equipo de Adultos Mayores. Allí fueron capacitados durante cinco meses siguiendo un
programa de trabajo relativo al rol del voluntario, las implicancias de la tarea y sus límites,
las características específicas del trabajo con niños y la particularidad de esa población de
niños.
Cabe destacar que los voluntarios desde su formación y durante todo el proyecto trabajaron
fuertemente con dinámicas grupales y fueron acompañados por los coordinadores
trabajando sobretodo el aspecto emocional de los viejos.
Etapa tercera: visitancias; los voluntarios realizaron algunas visitas a la institución
y mantuvieron reuniones con los directivos y cuidadores a fin de facilitar la tarea, de poder
evacuar dudas que quedaran en relación al trabajo con los niños y de tomar noción de
espacios y tono ambiental.
Etapa cuarta: armado de talleres; cada grupo diagrama los diferentes talleres para
ofrecer a los niños , teniendo en cuenta las aptitudes y experiencias de cada uno de los
voluntarios. Se formaron: cuatro talleres de apoyo escolar, un taller de narración de
cuentos, un taller de folklore y un taller de títeres.
Etapa quinta: ejecución; comienzan a funcionar los talleres con una frecuencia
semanal y durante seis meses consecutivos.
Etapa sexta: registro; se realiza Audiovisual dando cuenta de la experiencia,
documentando de algún modo lo significativo que resultó el trabajo para todos aquellos que
participaron del mismo.
Etapa séptima: resultados; se evalúa con los viejos la experiencia en general y las
particularidades o curiosidades específicas.
“Estaba empezando otra etapa, yo siempre digo que a las etapas hay que dejarlas de a poco,
hay que despojarse de algunas cosas, yo estaba acostumbrada a trabajar de Lunes a Viernes
de siete a cinco de la tarde y me había propuesto ir dejando la actividad en mi escuela, y no
es fácil, hay que despojarse de ciertos roles… dije:- si voy a tener 70 años voy a hacer
cosas más lindas, más libres y más vivificantes. Esta experiencia me lo permitió”
“Tenía que compensar tanta actividad que yo tenía antes, porque no me iba a quedar en mi
casa, era horrible, entonces empecé a buscar cosas que fueran buenas para mi.”
“Mi edad interna es de 45, 50 años, soy muy vital, a veces no me responde el cuerpo, pero
la energía la tengo… tuve que acomodarme a otros tiempos, a otros descansos, para poder
seguir haciendo algo…esto me hace mucho bien, ya había probado otros voluntariados, lo
seguiré haciendo hasta que pueda.”
Uno de los temas que más preocupación genera en las personas mayores de 60 años es el
funcionamiento de su memoria.
Casi todos los adultos mayores que se presentan en consulta psicológica se quejan del
funcionamiento de su memoria, aún cuando el motivo de consulta no es el funcionamiento
cognitivo.
aprender
recordar
Resolución de problemas
Juicio
memoria
lenguaje
inteligencia
Cada sistema cognitivo es un conjunto de etapas de procesamiento que operan para lograr
un objetivo: la cognición garantiza y permite el aprendizaje tanto de conceptos abstractos
y complejos como de tareas sencillas que hacen a la vida cotidiana.
Los factores sociales, emocionales y del medio también juegan un importante papel al
animar o desalentar a las personas mayores a mantener niveles elevados de funcionamiento
mental.
La atención y concentración se ven disminuidas en muchas situaciones:
En los duelos: dado que el adulto mayor se encuentra sumido en un trabajo de
introspección y de elaboración del duelo que hace que preste mucho menos atención a
su entorno, ve sin mirar o no presta atención a lo que le hablan.
En los trastornos de ansiedad: la memoria se ve muy afectada por la ansiedad ,
haciendo que el paciente no pueda pensar y utilizar las estrategias de búsqueda de
información.
En las depresiones: que producen una desconexión con el mundo externo, a veces un
desinterés pronunciado que se traduce en aislamiento.
Cuando las personas se quejan respecto a su funcionamiento cognitivo, tenemos que
discriminar :
Si nos encontramos frente a un problema de atención - concentración y por ende
hay una disminución en el rendimiento cognitivo: por falta de atención no ingresa
la información porque no se registra.
Si nos encontramos frente a un trastorno orgánico ( síndrome demencial) que
afecta los distintos dominios cognitivos.
Para ello es importante que el psicólogo pueda tener recursos de formación que le permitan
realizar evaluaciones cognitivas breves cómo para tomar las decisiones de tratamiento de
acuerdo a los resultados tanto cuanti como cualitativos.
¿Qué es la estimulación?
Un método de estimulación cognitiva es un conjunto organizado de ejercicios cuyo objetivo
es el entrenamiento cognitivo. Facilita a las personas el uso efectivo de estrategias
cognitivas para la resolución de determinadas tareas intelectuales.
Un método de estimulación mental (o programa de activación cerebral (PAC) o de
funciones intelectuales o de estimulación de la memoria) se implementa para limitar la
declinación de las capacidades de las personas que presentan quejas de memoria y que
consideran que estos trastornos les ocasionan dificultades en su vida cotidiana y les
provoca un sentimiento de incapacidad.
Se implementa también en personas que sin presentar quejas de memoria se preguntan si
aún son capaces de aprender, como ayuda preventiva y educativa que calma la ansiedad y
permite discriminar que capacidades que aún se conservan cuando el sujeto no está en
actividad o después de años de jubilación.
Este método consiste en una serie de ejercicios de aprendizaje, combinado con técnicas de
memorización y ejercicios que refuerzan la atención y concentración.
El terapeuta debe ayudar al sujeto a identificar el proceso mental personal, sus
capacidades innatas, los recursos que naturalmente y sin conciencia, despliega
cotidianamente para recordar o memorizar, a fin de reforzar estos mecanismos.
ESTRATEGIAS DE MEMORIA:
Es un conjunto de operaciones cognitivas para memorizar o registrar la info.
TECNICAS DE MEMORIA:
Es un procedimiento específico para aprender o memorizar materiales concretos.
En la fase de CODIFICACION las estrategias son la VISUALIZACION ( ver una
imagen mental) y ASOCIACION (relacionar una información nueva que se quiere retener,
con algo que ya se conoce).
Por ejemplo para MEMORIZAR UN NUMERO
¿Qué es la rehabilitación cognitiva o neuropsicológica?
Es un programa terapéutico que apunta a aprender o reaprender ( luego de una enfermedad
que afectó el cerebro) a concentrarse , a recordar o resolver problemas. Implica recuperar
déficits cognitivos.
¿Qué es el entrenamiento cognitivo?:
Es un programa para personas sanas que permite a cualquier edad mejorar la función
cognitiva.
Con 10 sesiones de EC se observa una mejoría equivalente al deterioro cognitivo que se
presenta en un período de entre 7 a 14 años (Manes)
La MEMORIA es una función clave: sin memoria no hay identidad, no hay historia. La
definimos cómo un proceso psíquico que permite Codificar, Organizar y Almacenar
información para recuperarla luego de forma rápida y precisa.
REGISTRO- CODIFICACION- ALMACENAMIENTO -EVOCACION
Mejorar la memoria es una tarea psíquica posible con los talleres de entrenamiento
cognitivo.
Introducción:
El presente artículo tiene como objetivo presentar sintéticamente cómo se elabora y se lleva
a cabo un proyecto social, así como describir la injerencia del psicólogo en este proceso.
Con tal fin se expondrán algunos conceptos básicos que permitan conocer el desarrollo de
una política social, y presentar un ejemplo de un proyecto desarrollado para los adultos
mayores.
El contexto de inserción:
Las políticas sociales atienden las necesidades de grandes conjuntos poblacionales, razón
por la cual resulta importante tener en cuenta los datos demográficos. Argentina es uno de
los países más envejecidos de Latinoamérica y el Caribe. Según datos del Censo Nacional
de Población y Vivienda del año 2001, la población de adultos mayores alcanza a
4.871.957 personas (13,4%), de los cuales el 42,1% (2.054.151) son varones y el 57,8%
(2.817.806) son mujeres. Tres de cada diez mayores tienen entre 60 y 64 años, un poco más
de cuatro de cada diez de 65 a 74 años y casi tres de cada diez, 75 años o más (1481.307).
La jurisdicción con mayor porcentaje de adultos mayores es Ciudad de Buenos Aires
(22%); y Tierra del Fuego la que presenta el menor porcentaje (4,7%).
Las estimaciones apuntan a que el peso de los adultos mayores seguirá creciendo a lo largo
de este siglo a tal grado que para el 2050 un cuarto de la población argentina tendrá más de
60 años.
Interpretando estos datos podemos decir que nuestro país tiene una estructura poblacional
envejecida. Podemos hablar de dicha estructura cuando el porcentaje de personas de 60 y
más años es del 7% o lo supera. Esta estructura presenta dos características concurrentes
“envejecimiento del envejecimiento” y “feminización del envejecimiento”.
Hablamos de “envejecimiento del envejecimiento” cuando dentro del grupo de los adultos
mayores, se incrementa la población más vieja8. Este dato es relevante dado que las
8
Neugarten (1970) dividía la población de adultos mayores en dos grupos viejos- jóvenes, de 60 a
74 años, y viejos- viejos, de 75 y más.
personas de más edad tienen mayor probabilidad de necesitar políticas sociales que
atiendan crecientes niveles de discapacidad.
La “feminización del envejecimiento” es visible en los datos demográficos ya que después
de los 60 años, la esperanza de vida es de 19,97 años en total, para los varones es de 17,38
años y para las mujeres 22,33 años (INDEC, 2004). Lo cual nos indica que esos 5 años de
diferencia, implican políticas ajustadas a esas necesidades específicas que se deben cubrir,
tales como la seguridad económica, habitacional, el desarrollo de redes sociales de apoyo,
entre otras.
Los datos demográficos sitúan una problemática que ha generado que el envejecimiento se
convierta en un tema de agenda pública, interpelando con ello a los hacedores de políticas
sociales y en especial a los equipos interdisciplinarios que se desempeñan con este grupo
etario, entre ellos los psicólogos.
La puesta en marcha de una política social:
A fin de poder avanzar en el texto con la articulación entre las políticas sociales y el
quehacer del psicólogo consideramos necesario tener presente la diferenciación conceptual
entre programa, proyecto y política social. Para ello tomamos como referencia lo estipulado
por la CEPAL/CELADE para la elaboración de proyectos sociales.
Los proyectos sociales producen y/o distribuyen bienes o servicios (productos), para
satisfacer las necesidades de aquellos grupos que no poseen recursos para solventarlas
automáticamente, con una caracterización y localización espacio- temporal precisa y
acotada. Sus productos se entregan en forma gratuita o a un precio subsidiado. Se define
por ser una unidad organizada de gestión que busca solucionar un problema.
Un proyecto social es la unidad minina de asignación de recursos, que a través de un
conjunto integrado de procesos y actividades pretende transformar una parte de la realidad
disminuyendo o eliminando un déficit o solucionando un problema.
Un proyecto social debe cumplir con las siguientes condiciones:
Definir el, o los problemas sociales, que se persigue resolver (especificar
cuantitativamente el problema antes de iniciar el proyecto).
Tener objetivos de impacto claramente definidos.
Identificar a la población objetivo a la que esta destinada el proyecto.
Especificar la localización espacial de los beneficiarios.
Establecer una fecha de comienzo y otra de finalización.
Un programa social es un conjunto de proyectos que persiguen los mismos objetivos, pero
que pueden diferenciarse por trabajar con poblaciones diferentes y/o utilizar distintas
estrategias de intervención.
La política social es un conjunto de programas que pretenden alcanzar los mismos fines.
Da las orientaciones sobre qué problemas priorizar y define las principales vías y/o limites
para la intervención que la política plantea.
Los programas y proyectos sociales, se enmarcan en una política social, de la que
constituyen su traducción operacional, vía la asignación de recursos que permiten su
implementación.
Cuando hablamos de decisiones públicas estamos hablando de la emergencia de una
temática, que convoca o interpela por distintas razones. Estas razones son las que hacen que
se incluya en la agenda pública la problemática y es parte de su fundamento y significado.
De allí comienza el ciclo de formulación de políticas.
CICLO DE LA POLÍTICA
Análisis de situación.
Construcción de opciones.
Diseño de un programa.
Construcción de viabilidad e implementación.
Monitoreo y evaluación recorren el ciclo completo. El mismo puede iniciarse en distintas
instancias en la formulación y gestión de una política pública.
5. Modalidad de trabajo
Cada proyecto deberá contemplar al menos 4 líneas de capacitación en oficios
tradicionales, seleccionados por el organismo postulante según las necesidades locales y las
capacidades instaladas de los adultos mayores.
El plazo máximo de duración del proyecto son 6 meses.
La secuencia formativa contempla a los siguientes actores:
1. Un Coordinador General a cargo de la ejecución del proyecto a nivel local
2. Un adulto mayor/capacitador a cargo de la transmisión de cada uno de los oficios
presentados
3. Un Coordinador Pedagógico a cargo del acompañamiento del proceso formativo de los
participantes de los cursos (1 Coordinador cada 2 Cursos) Se trata de apoyar
pedagógicamente el dictado de los temas sustantivos a cargo de los adultos mayores. Así
mismo el Coordinador Pedagógico estará a cargo del dictado de un módulo socio laboral
que permita a los participantes formular su proyecto laboral (autoempleo o búsqueda de
empleo) y el acompañamiento en los primeros pasos de su implementación (preparación de
CV, concertación de entrevistas laborales, etc).
Esta función previene la deserción durante el dictado del curso y facilita la inclusión social
de los participantes
4. Un Auxiliar administrativo a cargo de las tareas operativas y contable financieras del
proyecto. En el caso de los organismos de gobierno esta función deberá ser financiada por
la organización ejecutora en el nivel local.
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