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ÍNDICE:
1. Introducción
2. Qué es el "género"
5. Postulados básicos
6. Reflexiones críticas
7. Conclusión
Notas
Bibliografía
1. Introducción
¿Hombres y mujeres son iguales? ¿Son diferentes? Para muchos de nosotros las
respuestas a estas preguntas son sencillas pues tenemos una clara conciencia
de nuestra igual dignidad así como de nuestra identidad masculina o femenina.
Sin embargo, se está extendiendo una corriente de pensamiento que pretende
negar las diferencias, que defiende la igualdad absoluta entre hombre y mujer
y considera que todo lo que implique diferencia significa desigualdad, y
desigualdad significa discriminación y opresión. Se trata de la ideología de
género.
2. ¿Qué es el "género"?
Lo primero que hay que señalar es que los términos sexo y género significan
cosas diferentes y no siempre se utilizan en el mismo sentido, por lo que no
resulta fácil definirlos. De hecho, han sufrido una evolución profunda desde que
se comenzó a utilizar esta distinción hasta la actualidad.
A lo largo de toda la historia ha habido mujeres que han luchado por sus
derechos, pero se puede comenzar a hablar de "feminismo" a partir del siglo
XIX[9]. El feminismo del siglo XIX y principios del siglo XX concentró su lucha
en la erradicación de las desigualdades jurídicas, principalmente en el
reconocimiento para la mujer del derecho al voto pero también en la
reivindicación de reformas en la educación superior, en la legislación laboral y
sanitaria. Este es el llamado "primer feminismo" o "first wave feminism".
A partir de los años sesenta se impuso en el seno del feminismo una corriente
revolucionaria y radical, claramente influida por el informe Kinsey, elaborado
en los años cuarenta,por la revolución sexual de los años sesenta y por
corrientes de pensamiento neo-marxistas. Entre los autores que más influyeron
en el feminismo radical podemos citar a Derrida, Foucault, Sigmund Freud,
Wilhelm Reich, Karl Marx, Frederick Engels y Simone de Beauvoir.
Todo esto fue provocando una pérdida del sentido y la intencionalidad del acto
sexual con lo que todos los tipos de sexualidad se pusieron al mismo nivel. El
proceso fue el siguiente: si la sexualidad está desvinculada del compromiso
matrimonial y de la procreación, si el único objetivo de las relaciones sexuales
es la obtención de placer, entonces cualquier relación sexual, con cualquiera y
de cualquier manera, es aceptable. El placer se convirtió en la norma y la regla
de moralidad.
Así, lo sexual quedó reducido, para muchos, a una simple función biológica que
proporciona placer. Un mecanismo anónimo y despersonalizado. Pura zoología.
Por eso, no es de extrañar que en todo este proceso tuviera una enorme
influencia la obra de un zoólogo norteamericano – Alfred C. Kinsey – quien en
1948 publicó un tratado titulado Sexual Behavior in The Human Male, y en
1953 otro titulado Sexual Behavior in The Human Female. Estos dos libros
sirvieron de base para la revolución sexual y para la educación sexual que se
imparte todavía hoy en las escuelas de Estados Unidos y de gran parte del
mundo. La tesis de Kinsey colocó todas las identidades y orientaciones
sexuales al mismo nivel moral, social y antropológico, y la sexualidad pasó a
considerarse como configuración personal realizada según la propia voluntad y
completamente desligada de cualquier límite. En consecuencia, comenzó a
exigirse una "neutralidad" por parte de la sociedad para acoger cualquier
identidad de género y orientación sexual. Y todas estas cuestiones se
plantearon desde la igualdad y la tolerancia, y con base en un discurso
"buenista" de extensión de derechos y no discriminación, con lo cual logró una
gran aceptación en círculos políticos[10].
Por otra parte, en el seno del feminismo, a partir de los años sesenta se
impone una corriente radical, neo-marxista, que interpreta la historia en clave
de lucha, no de clases, sino de sexos. Entienden la historia como una
larguísima sucesión de oprobios e injusticias cuyo sujeto activo siempre ha sido
el hombre y el sujeto pasivo la mujer. Afirman que la mujer ha sido explotada
por el hombre a lo largo de la historia mediante la imposición de roles y
estereotipos sociales injustos y arbitrarios que la han mantenido apartada de la
vida pública, privada de derechos y recluida en el ámbito familiar[11].Para
superar esta injusticia histórica pretenden instaurar una sociedad en la que
todos los individuos sean iguales, una sociedad sin diferencias entre los sexos
en la que cada uno, independientemente de las características biológicas con
las que nazca, escoja su propia identidad de género y su propia orientación
sexual.
Se puede decir que el third wave feminism abandona la distinción entre sexo y
género, no sólo porque no hay acuerdo entre las distintas propuestas sobre la
construcción del género[16], sino porque se considera que el género no es
uniforme y que no se puede describir un género femenino y un género
masculino sin tener en cuenta las diferencias por razones de raza, clase,
culturales, etc. Por tanto, asume el reto de transformar las definiciones
"esencialistas" del feminismo de la segunda ola, que con frecuencia partían de
la existencia de una identidad femenina universal que se identificaba con la
experiencia de las mujeres norteamericanas de clase media. Una interpretación
postestructural del género y la sexualidad es central para este feminismo de la
tercera ola, que con frecuencia incorpora elementos de la teoría queer[17].
Se parte de una comprensión del género como la división sexual impuesta por
la sociedad, como el resultado opresivo de la tiranía social que establece cómo
se deben comportar hombres y mujeres. Las mujeres son oprimidas como
mujeres obligándolas a ser mujeres. Pero, como el género es una invención
social, es susceptible de cambio mediante las políticas legislativas y sociales
adecuadas, que podrían terminar con la subordinación de la mujer. La meta del
feminismo debería ser la creación de una sociedad sin género en la que la
anatomía sexual de cada uno fuera irrelevante en cuanto a la determinación de
su propia identidad[19].
Para lograr esa sociedad igualitaria y sin distinciones de sexo hay que
"deconstruir" la sociedad, principalmente el matrimonio y la familia, que son
aquellas instituciones en las que se vive la diferencia sexual de manera más
clara y natural[23]. Y para que la mujer pueda "liberarse" por completo debe
ser capaz de controlar totalmente su fecundidad, de ahí la importancia de los
llamados "derechos sexuales y reproductivos" cuyo centro es el acceso libre y
gratuito al aborto.
"Al igual que para asegurar la eliminación de las clases sociales se requiere la
rebelión del proletariado y el control de los medios de producción, para
eliminar las clases de sexo se requiere la rebelión de las mujeres y el control de
la reproducción: no sólo la restitución del control completo de su propio cuerpo
a las mujeres, sino también su control de la fertilidad y de las instituciones
sociales de educación de los niños. Y así como la meta final de la revolución
socialista no era sólo la eliminación de los privilegios de clase sino la propia
eliminación de las clases en sí mismas, así la meta de la revolución feminista
tiene que ser, a diferencia de lo que perseguía el primer feminismo, no sólo la
eliminación de los privilegios masculinos sino la eliminación de la
diferenciación sexual en sí misma: las diferencias genitales entre los seres
humanos no tendrían importancia cultural"[24].
6. Reflexión crítica
Por consiguiente, el criterio que debe guiar las relaciones entre hombres y
mujeres debe ser el de la complementariedad, y no el de la competitividad; el
del enriquecimiento mutuo a partir de las diferencias, y no el de la uniformidad
empobrecedora que anula la diversidad. Sabemos que a lo largo de la historia
no siempre se ha entendido así. En el pasado se ha puesto más énfasis en la
diferencia que en la igualdad. Y casi siempre se ha interpretado la diferencia
como superioridad del hombre, olvidando que las diferencias son
complementarias y enriquecedoras. La lucha por la igualdad entre el hombre y
la mujer ha hecho grandes avances en los últimos tiempos, y constituye un
progreso inmenso en la evolución de la humanidad. El riesgo, ahora, está en
olvidar la diferencia y la complementariedad.
7. Conclusión
NOTAS
[1] STOLLER, Robert J.: Sex and Gender: the Development of Masculinity and
Femininity. New York: ScienceHouse, 1968.
[2]En base a esta concepción, que considera que nuestro comportamiento está
prefijado genéticamente, se habían defendido cuestiones como la
inconveniencia o innecesariedad de reconocer a la mujer el derecho al voto,
pues se decía que la mujer no estaba por naturaleza interesada en esas cosas.
O la necesidad de prohibirles el acceso a determinadas profesiones debido a su
inestabilidad hormonal.
[3]Ver, porejemplo, GAYLE, Rubin: "Thinking Sex: Notes for a Radical Theory of
the Politics of Sexuality", enVANCE, Carole, S.: Pleasure and Danger: Exploring
Female Sexuality. London: Pandora, 1992, pp. 267-293; MOI, Toril: What is a
Woman.Nueva York: Oxford University Press, 2001.
[4] Disponible en
http://www.un.org/spanish/law/icc/statute/spanish/rome_statute(s).pdf
[8] O'LEARY, Dale: The Gender Agenda. Lafayette (Louisiana): Vital Issues
Press, 1997, p. 85.
[12]MONEY, John: Sex Errors ofthe Body. Baltimore: John Hopkins Press, 1968.
[14]Cfr. COLAPINTO, John: As Nature Made Him. Nueva York: Harper Collins,
2000.
[17] La "teoría queer" supone una crítica paralela a la que antes se había
producido en el seno del movimiento feminista a propósito del sujeto
"mujeres". El feminismo de la tercera ola criticó el intento de "encajar" a la
mujer en una descripción universal sin tener en cuenta las diferencias de clase,
raza, cultura, etc. De la misma manera, la teoría queer rechaza el que se
tienda a homogeneizar las identidades "lesbianas y gays", y defiende la
subversión de las identidades sexuales. Cfr. DORLIN, Elsa: Sexo, género y
sexualidades. Introducción a la teoría feminista. Buenos Aires: Nueva Visión,
2009, pp. 91 y ss.
[19] RUBIN, Gayle: "The Traffic in Women: Notes on the Political Economy' of
Sex", publicado en Rayna Reiter (comp.), Toward an Anthropology of Women,
Monthly Review Press, Nueva York, 1975. "El tráfico de mujeres. Notas sobre la
"Economía Política" del sexo", en Revista Nueva Antropología, noviembre,
año/vol.VIII, núm.030 Universidad Nacional Autónoma de México, Distrito
Federal, México. pp.95 – 145.
[20] PINKER, Steven: op. cit.
[25] CHESTERTON, Gilbert Keith:El amor o la fuerza del sino. Madrid: Rialp,
2000, p. 112.
[26]BENEDICTO XVI, Discurso sobre el matrimonio y la familia con ocasión de la
ceremonia de apertura de la asamblea eclesial de la diócesis de Roma, 6 de
junio de 2005.
[29] ELÓSEGUI, María: "Sexo, género, orientación sexual, identidad sexual y sus
patologías", en Diez temas de género. Madrid: Ediciones Internacionales
Universitarias, Madrid 2011, pp. 79 y ss.
[38] Cfr. JUAN PABLO II: Exhortación Apostólica Familiarisconsortio, Roma, 1981.
BIBLIOGRAFIA
· ELÓSEGUI, María: Diez temas de género. Hombre y mujer ante los derechos
productivos y reproductivos. Madrid: Ediciones Internacionales Universitarias,
2011 (2ª ed.).
· GALLEGO, A., y PÉREZ ADÁN, José (eds.): Pensar la Familia. Madrid: Palabra,
2002.
· PINKER,Steven: Blank Slate. The Modern Denial of Human Nature. New York:
Viking, 2002