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La Ciencia
¿Por qué decimos que la ciencia es la hija "rebelde" de la filosofía? Porque, en cierto modo,
la ciencia le ha "robado" el prestigio a la filosofía, arrinconándola en áreas del saber
calificadas como "no científicas", a las que o apenas se concede relevancia o que
constituyen campos de interés muy minoritario.
desde el siglo XVI se dan las condiciones para que la ciencia se constituya en saber
autónomo, gracias a los trabajos de Galileo e Isaac Newton, que dotan a la ciencia
de un lenguaje (matemático) y un método propio (el método hipotético-deductivo),
frente a la filosofía, la ciencia se caracteriza por ser una tarea colectiva, impersonal
y especializada.
2. ¿Qué es la ciencia?
Mario Bunge, un prestigioso filósofo de la ciencia, ha señalado los rasgos que definen una
ciencia:
La ciencia es el saber más eficaz creado por el ser humano; esa eficacia es resultado
de su rigor metodológico.
El ámbito de la ciencia es el de las realidades que podemos conocer a través de los
sentidos (lo empírico).
Características de la ciencia que señala Mario Bunge (1919-): es fáctica,
especializada, clara y precisa, verificable, metódica, sistemática, explicativa y
predictiva.
3. Clasificación de las ciencias
Sabido esto, podemos clasificar las diferentes ciencias según el tipo de objeto que
estudian. De este principio ha surgido una clasificación que es ya clásica, y que es la que
se suele incluir en todos los manuales de filosofía. En la siguiente página de Internet puedes
ver dicha clasificación.
Formales Materiales
Naturales, humanas y sociales.
Matemáticas.
Ciencias
Física, química, psicología, sociología, biología, economía,
Lógica.
antropología.
Fenómenos naturales.
Objeto del
Simbólico, formal.
estudio
El ser humano (individual y socialmente).
Se constituyen a partir del Renacimiento.
Se desarrollan antes que las
Historia
materiales.
Son las últimas en desarrollarse.
Hipotético-deductivo.
Método Deductivo.
Explicativo o comprensivo.
Las ciencias naturales son aquéllas cuyo objeto de estudio pertenece al ámbito de lo natural,
entendido lo natural como la esfera de los fenómenos, sucesos y seres que no son producto
del hombre. Así pues, desde el estudio de las estrellas hasta el estudio de los minerales,
pasando por los animales, las plantas, los elementos químicos o los átomos son objeto de
estudio de las ciencias naturales.
Las ciencias humanas presentan además una limitación en cuanto a la utilización del
método experimental: parece claro que si su objeto de estudio es el ser humano debe existir
una limitación ética en cuanto al tipo de experimentos que podemos realizar. Piensa en los
experimentos que se realizan en un laboratorio con animales: sería impensable hacerlos con
seres humanos.
Además, si las ciencias naturales utilizan un método explicativo causal, nos preguntamos:
¿es esto posible en las ciencias humanas? Podemos intentar explicar el comportamiento
humano siguiendo el modelo de las ciencias naturales (a tales causas le siguen tales
efectos), pero dejaríamos de lado algo esencial: los seres humanos actúan de forma
intencional, persiguiendo objetivos, y movidos por un fin, algo que no hacen los
electrones o los metales). El comportamiento humano puede ser entendido también desde
dentro, es decir, comprendiendo las intenciones y motivos que lo originan.
De ahí que filósofos como Dilthey (1833-1911) plantearan que las ciencias humanas deben
seguir un método comprensivo, que contempla al ser humano no como objeto, sino como
sujeto de sus acciones, mientras que las ciencias naturales utilizan un método explicativo.
A esto hay que añadir que otra de las características del conocimiento científico es que
intenta ser un conocimiento verificable. En efecto, la ciencia no trabaja al azar ni sigue
impulsos. Sus afirmaciones no son gratuitas, están sometidas a un riguroso proceso de
verificación, de modo que si un resultado no puede ser contrastado, los resultados de la
investigación son rechazados unánimemente por la comunidad científica. Por ello, podemos
afirmar que la verificabilidad de leyes y teorías es parte esencial del conocimiento
científico.
4.1. El método inductivo y el método deductivo
John Stuart Mill (1806-1873) propuso una serie de tablas inductivas que cumplieran esa
función. Por ejemplo, si observamos el fenómeno "A" en repetidas ocasiones, y siempre
que aparece dicho fenómeno (por ejemplo, la aparición de tormentas eléctricas) antecede un
fenómeno "B", (por ejemplo, una combinación de temperatura y grados de humedad del
aire), podemos llegar a la conclusión de que "B" es la causa de "A".
Si consideramos que las dos premisas son verdaderas, tenemos que admitir forzosamente
que la conclusión lo es. No obstante, el método deductivo, pese a su rigor, tiene un serio
inconveniente: no nos proporciona información nueva acerca de los hechos. Si te fijas
bien, la conclusión (Sócrates es mortal) no agrega más información que la que está
enunciada en las premisas. El método deductivo es, pues, un método formal, es decir, un
método que afecta a la forma de los razonamientos, no al contenido. De ahí que su
esfera de aplicación la constituyan las ciencias formales, pero sea insuficiente como método
para las ciencias naturales.
Un método lo constituyen una serie de pasos prefijados que nos permiten alcanzar
con éxito un objetivo.
En el nacimiento de la ciencia moderna fue esencial la preocupación por la cuestión
metodológica. Se consideraron en principio dos métodos:
Para que surgiera la ciencia moderna, fue necesaria una síntesis genial entre el método
inductivo y el método deductivo, es decir, un método que aunara la observación empírica
con la deducción formal, el valor de los hechos con la necesidad de los razonamientos.
Esa síntesis se produjo en el siglo XVII y fue obra, esencialmente, de Galileo Galilei. En
sus estudios sobre el movimiento de los cuerpos, Galileo aunaba la observación y la
medición, pero, además, diseñaba experimentos con los que ponía a prueba sus propias
hipótesis. De este modo, su método era, a la vez, empírico y probatorio, inductivo y
deductivo.
¿Sabías que Galileo fue denunciado por sus propios compañeros científicos y condenado a
prisión en el año 1633 por defender las tesis copernicanas?
En efecto, Galileo fue un
gran defensor de la teoría
de Copérnico, según la cual
la Tierra gira alrededor del
Sol y no se encuentra fija
en el centro del Universo,
como hasta entonces se
había creído.
Como hemos visto, una parte esencial del método científico es el experimento. En él se
comprueba si la hipótesis es correcta o no. Todo experimento tiene la forma de un
razonamiento del tipo "si tal cosa es verdadera, entonces tal otra debe serlo también".
Imagina, por ejemplo, que queremos verificar la validez de la siguiente hipótesis:
"La vida y el carácter de las personas está condicionada por la posición de las estrellas
en el momento de su nacimiento".
Si esta hipótesis (que es la idea central de la astrología) es cierta, entonces deberá ser cierto
que, si conocemos la posición de las estrellas en el momento del nacimiento de un grupo de
personas (a las que no conocemos), podremos hacer una predicción o descripción de su
vida que esas mismas personas deberán ratificar.
4. Leyes y teorías. Una vez que una hipótesis recibe la suficiente evidencia experimental,
empieza a ser aceptada por toda la comunidad científica. La hipótesis deja de ser
provisional y se convierte en un hecho verificado. La misma hipótesis puede ser de carácter
teórico general y ser, en consecuencia, una nueva teoría o, quizás, se trate de un principio
menos general, que forma parte de una teoría previa que debe ser así modificada.
Antes, al hablar de la verificación de las hipótesis, hemos dejado de lado una importante
cuestión. Se trata de lo siguiente: cuando un experimento tiene éxito, decíamos que la
hipótesis resulta verificada; cuando fracasa, señalábamos que la hipótesis es refutada. Pues
bien, desde un punto de vista lógico, la refutación es “más fuerte” que la verificación.
Pero, ¿por qué esto es así?
Para comprenderlo, es importante entender las reglas de la lógica de enunciados. Puesto
que todavía no hemos estudiado lógica, intentaremos aclararlo mediante un ejemplo.
“Si llueve la calle se moja. Efectivamente la calle está mojada, por lo tanto es verdad que
ha llovido”.
Observa con detenimiento este razonamiento y verás que es formalmente idéntico a un
ejemplo de verificación positiva. Pero, ¿es un razonamiento correcto? En el razonamiento
decimos que siempre que llueve, la calle se moja y está mojada. ¿Nos permite eso deducir
que ha llovido? ¡No! La razón es muy sencilla: la calle se ha podido mojar por cualquier
otra razón, por ejemplo porque han regado.
Popper y Khun entablaron a este respecto una interesante polémica, muy célebre en el área
de la Filosofía de la Ciencia.
El modo normal de funcionar la ciencia parece dar la razón a Khun. Sin embargo, ¿qué
ocurre cuando una hipótesis recibe un revés experimental? ¿Es inmediatamente
abandonada? De hecho, no ocurre así: los autores y defensores de la hipótesis tratan de
ajustarla, o de repetir el experimento o de diseñar un experimento distinto. Solamente
cuando se repiten los resultados negativos una y otra vez una hipótesis es considerada
refutada y abandonada. Lo que significa que Kuhn olvidaba el hecho de que la ciencia no es
tan dinámica como se suponía. Dicho de otra manera, la ciencia posee tradiciones,
partidarios, inercias..., lo cual impide, en muchas ocasiones, no solo abandonar teorías
falsas, sino buscar teorías alternativas.
mediante un experimento una hipótesis puede ser verificada pero también refutada,
dos filósofos de la ciencia, Popper y Kuhn, entablaron una famosa polémica sobre el
funcionamiento normal de la ciencia: para el primero la tarea fundamental de los
científicos es intentar refutar las hipótesis; para el segundo el funcionamiento
normal de la ciencia consiste en verificarlas (excepto en los períodos
revolucionarios, en los que algún aspecto esencial de las teorías ha sido refutado).
5. Filosofía crítica de la ciencia
Hemos examinado algunas cuestiones acerca de la ciencia. Sin embargo, es importante que
analicemos qué impacto tiene la ciencia en la vida humana.
Es evidente que la ciencia no es tan solo una empresa dedicada a producir conocimientos y
tecnologías más y más avanzadas. Su influjo es tal, que toda la vida humana se ha visto
sacudida por su éxito. Por eso, es importante ponderar, pero no desde la fascinación, los
efectos sociales de la ciencia.
En las imágenes de abajo puedes ver 100 años de la historia de los medios de transporte,
uno de los mejores símbolos de la influencia que han ejercido la ciencia y la tecnología en
nuestras vidas. A la izquierda, uno de los primeros aviones de la historia: el utilizado por
los hermanos Wright en 1903. A su derecha el avión supersónico Concorde, que voló por
última vez en el año 2003.
Imag. 19. Autor: W. Wright Licencia: Dominio Público Imag. 20. Autor: Arpingstone Licencia: Dominio Público
5.1. El cientifismo
La bomba átomica es, sin duda, una de las logros más controvertidos de la ciencia
contemporánea. Podríamos pensar que un conocimiento que ha permitido la construcción
de un artefacto tan mortífero no puede ser bueno. Pero, ¿podemos juzgar a la ciencia por la
utilización que algunas personas hagan de sus descubrimientos?
Recordemos que, durante el período nazi, en Alemania los jerarcas del régimen decían que
había una “ciencia aria”, que era más pura y noble, en contraposición con una “ciencia
judía”, en referencia a Albert Einstein que era judío. Recordemos asimismo que en la
antigua URSS, con el triunfo del bolchevismo, se hablaba de que había una “ciencia
burguesa” y una “ciencia socialista”. Incluso hubo proyectos de investigación
clamorosamente fraudulentos a los que el estado soviético dio gran relevancia, como hacer
explosionar una bomba atómica contra su propio ejército para estudiar las consecuencias de
una guerra nuclear.
Por otra parte, la ciencia contemporánea colabora activamente con el poder militar, de
modo que muchos de los desarrollos tecnológicos y científicos cobran impulso por el
dinero que reciben de las industrias armamentísticas. Digámoslo, pues: los científicos
pueden no ser neutrales. Como seres humanos, pueden abrazar causas políticas o
ideológicas moralmente inaceptables, y poner a su servicio sus habilidades y
conocimientos.
Por otra parte, la ciencia, entendida como conjunto de conocimientos, tampoco es neutral.
Estrechamente vinculada al poder político y económico, es una actividad que necesita
mucho dinero y, por ello, acaba estableciendo vínculos que exceden y van más allá del
ámbito del conocimiento científico.
Las ideas importantes de este apartado son:
La ciencia, como cualquier otra actividad humana, puede no ser neutral y ponerse al
servicio de causas políticas o ideológicas.
La ciencia ni está libre de errores y fraudes ni es ajena a las manipulaciones que aparecen
en otras actividades cualquiera que lleva a cabo el ser humano.
Por suerte, la ciencia es una actividad que se protege eficazmente contra todo tipo de
engaños. La razón es que, en su propio funcionamiento interno, todo debe ser verificado.
No basta con que un laboratorio afirme haber obtenido tal resultado positivo en un
determinado experimento. En todo el mundo, se ponen en marcha nuevos experimentos
para confirmarlo. El resultado es que, antes o después, el fraude, caso de haberlo, es
detectado.
En conclusión, la ciencia es una de las más apasionantes aventuras emprendidas por el ser
humano: la aventura de una forma de saber que está empezando a desvelar algunos de los
más recónditos secretos de nuestro mundo y nuestra especie. Es por ello muy importante
que conozcamos su funcionamiento. Pero también, por esa misma razón, es muy importante
mantener una mirada críticamente activa sobre la tarea científica, una mirada que es
filosófica, respetuosa con la ciencia, conocedora de sus mecanismos y, por ello mismo,
desmitificadora y realista.