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Una de las características más salientes de la vida y, en particular, de la cultura de los países de
Iberoamérica fue la persistencia y consolidación de fenómenos urbanos, en especial en los grandes
centros como Buenos Aires y Rosario en la Argentina, o Montevideo, en Uruguay, en donde la
presencia activa de los emigrantes europeos va a ser determinante.
Debe señalarse como característica fundamental del arte en Iberoamérica, la escasa libertad en la
elección de los motivos por parte de los escultores, limitándose por lo general su tarea a la
realización de obras por encargo. Algo similar ocurrió con los pintores, con la diferencia que el alto
costo de los materiales de trabajo de aquellos, al menos los más nobles como el mármol o el
bronce, el que hacía necesario un proceso de fundición de calidad que en la más de las veces se
encargaba en Europa, hacían más pronunciada su sujeción a las demandas y, lo que solía ser más
conflictivo, a los deseos de los eventuales comitentes cuyos gustos muchas veces no coincidían
con los de los escultores. Esta tendencia comenzaría a cambiar paulatinamente a partir de las
últimas décadas de la centuria al obtenerse una cierta independencia de los artistas.
Es menester aclarar que no es sencillo determinar una "cronología artística" en América como
puede hacerse y de hecho se ha efectuado repetidamente en Europa, con una sucesión de
movimientos y/o estilos artísticos más o menos homogéneos. En el caso americano, amén de ser
tardíos con respecto a Europa, convivieron manifestaciones tan disímiles como el romanticismo
propagado por los viajeros europeos, con las artes tradicionales heredadas de la colonia, la pintura
costumbrista de raigambre popular, y la pintura de paisaje y la de historia que fundamentalmente
erigieron las academias como puntales de la formación que ofrecían.
El principal legado de los primeros habitantes del territorio está compuesto de petroglifos, tallas
en piedra y piezas cerámicas. En la localidad rupestre de Chamangá se encuentra la mayor
concentración de arte rupestre que incluyen pintura y diseños labrados directamente en las rocas.
La prehistoria registrada de Chamangá se remonta al año 500 d.C. cuando algunas comunidades
pintaban las piedras de su hábitat con óxido de hierro. El relevamiento de las representaciones
rupestres (pictografías y petroglifos) del territorio de la República Oriental del Uruguay es una
tarea aún fragmentaria. Extensas áreas del territorio nunca fueron sistemáticamente abordadas.
Las pesquisas citadas llevadas a cabo en relación a los petroglifos sí han apuntado a percepciones
arqueológicas integrales en las que no es posible separar el arte rupestre de las otras
manifestaciones arqueológicas en una concepción antropológica ese arte no tiene valor propio. O
sea que debe ser analizado en íntima comunión con el medio y los materiales que les rodean, para
establecer relación.
Al presente se han recuperado y analizado prácticamente artefactos: líticos y cerámicos. Dentro de
los artefactos líticos se destaca un número significativo de instrumentos en variadas materias
primas: Caliza, Cuarzo, Cuarcita,Neis, y otras Metamórficas.es que no surgen explícitamente.
Entre los artefactos arqueológicos más destacados se encuentran los antropolitos, ornitolitos y
diversos zoolitos tallados en roca ígnea. Las piezas no fueron recuperadas en excavaciones
arqueológicas, por lo que no es posible precisar el período al que pertenecen ni el pueblo que los
realizó, es posible que fueran producidos en el territorio o haber sido producto de algún tipo de
intercambio cultural. De los pueblos que habitaron las costas del Río Uruguay recientes
investigaciones datan su producción cerámica ritual y utilitaria alrededor de 2000.
Período colonial
La etapa correspondiente a la época de la Colonia Española, cuya inspirada en ideas del “Régimen
del Reino de Indias” del Imperio Hispánico, aplicadas en la "Banda Oriental". En la época Colonial,
la arquitectura estaba destinada a satisfacer las necesidades de la Colonización y de los criterios
españoles, salvo el ejemplo de influencia portuguesa de Colonia del Sacramento, con una
escultura de formas sencillas, armoniosas, blancas, que buscaban la pureza. La arquitectura
española y sus técnicos estaban repartidos en tres grupos, los religiosos, ejemplo las ruinas de la
Capilla de las Huérfanas, con una necesidad espiritual profunda en cuanto lograr un objetivo
superior. Los ingenieros militares, muy empleados por la Dinastía Borbónica, con estudios e ideas
inspiradas en la "planimetría" del ingeniero francés de fines del SXVII.
A nivel rural de nuestra campaña a lo largo del Período Hispánico, se desarrollo un estilo típico
colonial de lineas sobrias, sencillas de una planta, sólidas, con edificaciones de tipo "azotea",
empleando la piedra, el ladrillo y los adobes, con tirantes de madera, como el casco de la Estancia
de los "Artigas en el Sauce - Solo ", Sauce, Canelones.
Hasta mediados del siglo XIX la estatuaria religiosa presente en el territorio provenía
principalmente de talleres de santería de París, Barcelona y Génova y, en menor medida, tallas en
madera policromadas realizadas en las misiones jesuitas.
Los cambios estilísticos, aunque no coincidieron estrictamente con el desarrollo artístico europeo,
tuvieron una influencia importante de acuerdo a las corrientes más aceptadas, particularmente en
En Uruguay como en muchas partes coloniales de la corona española se pueden distinguir ciertas
características:
El siglo XIX
Los inicios del siglo XIX en el continente americano están signados por las luchas independentistas
y la ruptura con el mundo colonial. A las transformaciones políticas acompañó un profundo
cambio en lo que a la cultura y a las artes atañe. La llamada "independencia" habría de
manifestarse en líneas generales más que nada en un cambio de regímenes políticos, donde el
gobernante ya no era español sino "de la tierra", a excepción de Cuba y Puerto Rico que
continuaron bajo el régimen colonial hasta 1898. Pero lo que se dio por llamar "descolonización"
no fue más que un suspiro, ya que el proceso de occidentalización, lejos de mermar, continuó con
nuevos aires, ahora con las miradas puestas en la Francia revolucionaria que se convirtió en
modelo cultural para nuestros países y marcaría una parte importante del pensamiento americano
del XIX.
Primer Jefe de los Orientales en las guerras de la Independencia. Pre· cursor de la nacionalidad, en
las luchas por la emancipación, dió nor· mas de organización democrática, civilista y de sentido
americano.
ESTATUA DE LA LIBERTAD
Debe señalarse la labor escultórica de Juan Luis Blanes (1855-1895), hijo del conocido pintor Juan
Manuel Blanes. Entre sus obras destacan la estatua que hizo del libertador José Artigas para ser
colocada en la ciudad de San José, el proyecto del Monumento a Joaquín Suárez, modelado por el
italiano Pietro Costa, fundido en Florencia e inaugurado en 1896 en la Plaza Independencia de
Montevideo y trasladado en 1905 a la intersección de las avenidas Agraciada y Joaquín Suárez, y la
estatua del cacique charrúa “Abayubá”. Su hermano Nicanor Blanes (1857-1895) modeló la efigie
de otro cacique, “Zapicán”.
Se señala como característica dominante del primer cuarto del siglo XIX la desmantelación del
sistema colonial hispánico, que, del plano político, se trasladó a otros campos entre ellos el
cultural y el artístico. El principal comitente hasta ese momento, que había sido la iglesia, perdió
injerencia ante el avance y la paulatina consolidación de las burguesías americanas. En un primer
momento este papel estuvo asumido por los nuevos triunfadores, los "próceres" y "padres de la
patria" que reemplazaron a los "santos patronos", pasándose de la preminencia de las iconografías
religiosas a otras de carácter secular.
El aporte de los artistas europeos que realizaron obra en esta parte del continente fue notable. A
la propagación de las publicaciones que se realizaron incluyendo obra de aquellos si bien no en la
cantidad de la que se gozó en Europa, la propia presencia de los mismos en las plazas y calles de
las ciudades americanas, plantando el caballete y concentrados frente al mismo horas y horas, fue
motivando la curiosidad y el interés de artistas locales que comenzaron a imitarlos y personajes de
la sociedad que pronto se convirtieron en clientela. En honor a la verdad, los europeos enseñaron
a los uruguayos a "ver" su propia tierra, convirtiendo al paisaje y a sus pobladores en sujetos de
valor estético, lo que fue gradualmente asimilado por los creadores locales. A su vez, los propios
americanos añadieron su propia visión interna, su experiencia espiritual, que fue desarrollando
una simbiosis europea-americana de temática, técnica, inspiración y sensibilidad.
La segunda mitad del siglo XIX y en especial el último cuarto de la centuria estuvo marcada en las
artes del continente americano por la acción creciente de las academias. A la labor de las ya
existentes, que consolidaron su acción, reorganizando sus actividades y programas, y renovando
sus planteles docentes como fue el caso de la Escuela Nacional de Artes y Oficios surgida en el
Uruguay.
De las aulas de estas escuelas salieron notables artistas que configuraron un destacado panorama
para las artes plásticas del continente, tendencia que habría de acentuarse cuantitativa y
cualitativamente en las últimas décadas de la centuria. En muchos casos los profesores se trajeron
de las academias europeas, con la finalidad de formar discípulos capacitados que pudieran
satisfacer la creciente demanda social de obras de arte, además de ir despertando en el público el
gusto por las mismas y ampliando de esta manera la clientela. Esta situación habría de acentuarse
con el establecimiento de gobiernos "afrancesados" que querían convertir a sus países en fieles
reflejos de la sociedad parisina.
Siglo XX
A principios del siglo XX se advierte en los países iberoamericanos una paulatina afirmación de las
actividades artísticas. A la culminación de las actividades académicas se suman la creación de
museos, la aparición de nuevas salas de exhibición, una continuidad en la realización de
exposiciones, una presencia cada vez mayor de críticas y notas de arte en periódicos y revistas, el
surgimiento de nuevos coleccionistas y la conformación de un creciente mercado de arte. Como
todo momento de cambio, la transición a la modernidad expresó persistencias de las líneas
históricas y aperturas a nuevas circunstancias. Si hemos visto una preocupación en la recuperación
temática del costumbrismo y la escultura monumental, los cambios se producirán por una parte
en la modalidad de abordar estos temas y por otra en la presencia de nuevas orientaciones.
Justamente, uno de las características más notorias de la escultura durante la primera mitad del
siglo XX fue su importante inserción en la arquitectura. En los años iniciales, la integración de las
artes, incluyendo la pintura mural y la escultura dentro de la arquitectura academicista, ecléctica y
aún “Art Nouveau”, aparecía como un paradigma, pero a la vez completaba el carácter simbólico y
el mensaje ideológico de la arquitectura del liberalismo.
La Bienal de Esculturas, recuerda Ángel Kalenberg, tuvo una amplia difusión y aceptación en
Argentina. En aquel momento Jorge Glusberg que dirigía el Centro de Arte y Comunicación de
Buenos Aires, visitó la bienal e invitó a los miembros del jurado, a los escultores y a Kalenberg a
viajar a Buenos Aires donde participaron de mesas redondas, en la Galería Bonino y en la
Asociación Hebraica. También tuvo repercusión a través de los críticos de los medios de prensa
argentinos como el Clarín, la Nación, así como de Chile y Brasil.
Por el lado de la tradición, del arte académico, figurativo y conservador, también Montevideo tuvo
su aporte desde la otra orilla. Los consagrados escultores argentinos José Fioravanti y Carlos de la
Cárcava fueron los ganadores del concurso para el Monumento al General Fructuoso Rivera. Estos
artistas, además ya eran conocidos en nuestro país por haber sido finalistas, como ya
mencionamos, en el polémico concurso para el Monumento a José Batlle y Ordóñez en las
canteras del Parque Rodó convocado en el año 1958, otorgándose los fallos de la primera fase.
BIBLIOGRAFIA
ESTATUARIA URBANA DE ·MONTEVIDEO. Editado por l. Casaretto con el asesoramieNto del Arq. E.
P. Baroffio.
ARTE DE LOS PAÍSES DEL CONO SUR. LA IRRUPCIÓN DE LAS VANGUARDIAS (1920-1960) Rodrigo
Gutiérrez Viñuales
HISTORIA DE la ARQUITECTURA del URUGUAY. Prof. Mag. Daniel Torena.- Dir. Museo Histórico
Deptal.de Canelones “Cte. Juan Spikerman”.