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En el capitulo IV del Manuel de ética médica, se aborda una reflexión acerca de

la relación y las formas en la que los médicos deben relacionarse. En dicho


capítulo se tocan varios aspectos importantes que dan cuenta de los
comportamientos que debe tener un médico con sus colegas y aprendices. Por
otro lado, en ese mismo capítulo, se hace énfasis en que los médicos deben ser
consciente de la importancia que ellos tienen al encontrarse al inicio de la
pirámide de la Salud.

En este mismo capítulo se abordan problemas éticos que se producen en las


distintas jerarquías: internas y externas. Por otra parte, en este capítulo
entendemos que muchos de estos problemas son comunes a ambas categorías,
y otros se dan sólo en una de las dos. Muchos de estos problemas son nuevos,
y ello se debe a que han sido producidos por los recientes cambios que ha
experimentado la medicina y la salud debido a los avances de la tecnología y los
procesos de la globalización.

Por otra parte, en este capítulo se ofrece una breve descripción sobre estos
cambios, cambios que tienen un orden, puesto que llegan a representar una serie
de desafíos importantes para el ejercicio tradicional de la profesión médica.

Algunos de los aspectos que menciona el capítulo y que influye en el que hacer
médico de hoy es el rápido avance de los conocimientos científicos y sus
aplicaciones clínicas, hoy la medicina se ha vuelto muchísimo más compleja que
antes. Ya que son más las precauciones que se deben tener debido a los nuevos
medicamentos y los nuevos tratamientos que se dedican del uso tecnológico.

Lo anterior también se relaciona con que hoy día es posible que el médico sea
experto en todas las enfermedades del paciente y los tratamientos potenciales,
pero necesita la ayuda de especialistas y profesionales de la salud
experimentados, como las enfermeras, los farmacéuticos, los kinesiólogos, los
técnicos de laboratorios, los asistentes sociales y muchos otros. Todos ellos
ayudan a los médicos en los distintos procesos y los sientan sobre como tener
acceso a los conocimientos pertinentes que necesitan los pacientes y que
ellos no poseen, pero que sí poseen los compañeros de su área laboral.

Otra de las temáticas abordadas por el artículo referente a la profesión médica,


es que siempre los galenos se traten entre ellos como miembros de una familia,
y no como. Para ello nos citan la consigna de La Declaración de Ginebra de la
AMM incluye una promesa que expresa: “prometo considerar como hermanos y
hermanas a mis colegas”. Es bien sabido que esta interpretación puede variar
dependiendo de los países y la época. Y nos ilustran con un ejemplo de cuando
los honorarios por servicios prestados eran la principal o única forma de
remuneración que tenían los médicos, en esa época también existía la tradición
de la “cortesía profesional”, en la cual los médicos no cobraban por atender a
sus colegas. Lo anterior obedecía a cierta fraternidad no sólo por colegaje, sino
que también se hacía por ética.

Sin embargo, actualmente esta práctica se ha ido perdiendo, y más en aquellos


países en los que a los médicos se les reembolsa el valor de los servicios
prestados por parte de un organismo de salud.

Continuando con la reflexiones extraídas de los capítulos, un aspecto positivo de


tratar a un colega con respeto y trabajar de manera cooperativa para aumentar
al máximo la atención del paciente, el Código Internacional de Etica Médica de
la AMM expresa una serie de restricciones con respecto a las relaciones de los
médicos con sus iguales. Una de ellas es el pago o recibo de cualquier honorario
u otro con el propósito de obtener un paciente o recetar, o enviar a un paciente
a un establecimiento específico. Y la segunda es que el médico no debe atraer
los pacientes de sus colegas. Y hay una tercera obligación, que es muy
importante y que consiste en denunciar a aquellos médicos que son débiles de
carácter o deficientes en competencia profesional.

Dentro de el que hacer del médico de hoy, encontramos el de la enseñanza. En


este capítulo se nos dice que teniendo en cuenta la tradición hipocrática de ética
médica, los médicos deben tener un respeto especial por sus profesores. La
Declaración de Ginebra afirma que el médico deber: “otorgar a mis maestros el
respeto y gratitud que merecen”.
Si bien es cierto que la educación médica actual incluyen las múltiples
interacciones entre estudiantes y profesores, en lugar de la relación personal de
antes, todavía hoy se depende de la buena voluntad y la dedicación de los
médicos que ejercen.

Es justamente debido a eso que los estudiantes de medicina y algunos otros


alumnos en práctica, tienen el deber de guardar gratitud hacia sus profesores,
ya que sin ellos la educación médica sería una simple instrucción. Y ella no
puede ser así, ya que la medicina es una ciencia que va muy ligada al aspecto
humanista.

Por otra parte, no sólo los médicos tienen obligaciones, los profesores también
la tienen, ya que estos están en la obligación de tratar a sus estudiantes con el
mayor respeto posible y servir de buenos modelos al momento de tratar a los
pacientes. Lo anterior se ve reflejado en el llamando “currículo oculto” de

la educación médica. Ello indica que la conducta que deben exhibir los médicos
durante sus prácticas, es muchísimo más influyente que el currículo oficial.

Otro punto de reflexión reflejado en el capítulo es que los profesores también


tienen la obligación particular de pedir a sus alumnos que no realicen prácticas
antiéticas. Ya que estás perjudicarían mucho su que hacer y pondrían en entre
dicho la calidad del galeno.

A modo de conclusión podemos decir que todas las reflexiones que se nos
presentan en este capítulo son de gran importancia para un médico. Ya que este
es uno de los profesionales más importantes que tiene una sociedad. Debido a
ello la responsabilidad que estos tienen es muy grande, y deben ser los primeros
en servir a una sociedad. Ya que de ellos depende que la salud de un país se
mantenga en las mejores condiciones posibles.

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