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Psicología Positiva
1.2.1. Las respuestas de las personas ante los desafíos vitales ...................................... 19
El trauma ............................................................................................................ 26
2. Resumen ................................................................................................................ 33
2
UD 3. Intervenciones basadas en la psicología positiva y la
resiliencia
Explorar las diferentes maneras en las que las personas responden a la adversidad: con
resiliencia o sin resiliencia.
Comprender la relación entre el estrés, el trauma y la resiliencia.
Saber qué es el estrés, cómo se puede manifestar y cuáles son algunas de las estrategias
de afrontamiento.
Saber qué es un trauma y cuál es su repercusión en la salud.
Explorar diferentes estrategias concretas para fomentar la resiliencia, en concreto:
o A partir de objetivos concretos (habilidades para la acción) derivados de los
modelos de intervención en resiliencia.
o A partir del modelo cognitivo-conductual.
o A partir de intervenciones somáticas.
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1. Desarrollo del contenido
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1.1. Conceptos de la psicología positiva
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1.1.1. Felicidad
En la Unidad didáctica 1, veíamos que Martin Seligman habla mucho del concepto de felicidad,
situándola como uno de los pilares fundamentales de la psicología positiva. En esta unidad, vamos
a profundizar más en el concepto, aprendiendo más estrategias para promoverla. Comenzaremos
con la importancia de las emociones.
Sabías que:
¿Sabías que existe un índice de la felicidad por países, y que Suiza, Islandia y Dinamarca se
consideran los países donde hay más felicidad? España está en la posición 36. Puedes verlo
en la página 26 del siguiente enlace:
Índices de felicidad
Daniel Goleman considera la felicidad un estado que «aumenta la actividad de un centro cerebral
que se encarga de inhibir los sentimientos negativos y de aquietar los estados que generan
preocupación, al mismo tiempo que aumenta el canal de energía disponible» (Goleman, 1996).
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Felicidad (II)
Nota
Recuerda los estudios de felicidad que vimos en la Unidad didáctica 1. Las personas felices
han desarrollado la capacidad de llevar una vida placentera, sintiendo emociones positivas y
disfrutando; llevan una vida significativa a través del compromiso (con el trabajo, la crianza
de los hijos, la pareja, etc.) y utilizando sus fortalezas «en servicio de» algo más grande que
uno mismo.
En un estado de felicidad, pues, abundan más las emociones positivas que las negativas. Eso no
significa que sentir miedo, o rabia, sea negativo. Las emociones llamadas negativas (miedo, rabia,
ansiedad), al igual que las emociones llamadas positivas (alegría, amor), tienen una función
biológica.
Así, el miedo es una reacción natural del organismo que aparece cuando se percibe un peligro o
una amenaza hacia la propia integridad, y su función es la protección. Esta se puede llevar a cabo
como una huida o una lucha, entre otras. La rabia, a su vez, permite movilizar la energía para la
defensa del propio espacio y la expansión de los límites, así como generar la fuerza necesaria
para eliminar los obstáculos que impiden conseguir los objetivos deseados. Permite también el
pensamiento crítico y la toma de decisiones, al detectar lo que no sirve y eliminarlo. Las
emociones positivas nos acercan hacia las situaciones y personas que nos aportan placer, y
también facilitan más el pensamiento creativo y tolerante. Las emociones negativas nos advierten
de las situaciones y personas que en un determinado momento no nos aportan placer. Así pues,
si sentimos más emociones positivas, significa que hemos desarrollado recursos para acercarnos
a personas y situaciones donde nos sentimos bien y disfrutamos. Situaciones donde, por ejemplo,
podemos expresar nuestros talentos.
Si bien la felicidad se sabe que tiene un componente genético (el 50 %, según A. Carr [2004, p.
40]), hay un rango de hábitos y estrategias que están al alcance de cualquier persona para
aumentar su felicidad. Alan Carr, en su libro Psicología positiva (2004, p. 39-40), realiza una
síntesis de diversos autores sobre las estrategias con evidencia científica para potenciar la
felicidad. Las veremos a continuación.
Relaciones
Tener como pareja a alguien parecido, que la base de la relación sea una comunicación
amable y clara, así como el perdón de los fallos.
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Cooperar con conocidos.
Medio ambiente
Asegurar la seguridad física y financiera y la comodidad para uno mismo y la familia (sin
caer en el hedonismo del consumismo).
Estado físico
Productividad
Recreación
Hacer actividades recreativas cooperativas con grupos de amigos (por ejemplo, música,
danza o deporte).
8
Comparaciones
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1.1.2. Fluir
Fluir, según la Real Academia Española, se refiere a una idea o palabra que brota con facilidad de
la mente o de la boca.
Uno de los conceptos clave detectados para llegar a este estado fue la motivación intrínseca.
Vamos a ver más acerca de este tipo de motivación, pues es el motor de este estado. Pensemos
en el caso de esos estudiantes que comienzan a estudiar una carrera y se les hace una cuesta
pesada. Una cuesta pesada, porque se dan cuenta de que no les gusta lo que están estudiando.
Si toman conciencia de que algo va mal (recordemos que es una habilidad resiliente según el
modelo de Wolin y Wolin) y logran reunir el coraje de aceptarlo y poner en marcha la iniciativa
(otra capacidad resiliente) para buscar lo que realmente quieren hacer, nos encontramos con que
muchos de estos estudiantes, si perseveran, al final logran encontrar aquello a lo que se quieren
dedicar. Y, dejando atrás el estado de apatía, angustia y malestar de estar estudiando algo no
alineado con sus talentos, logran encontrar una carrera o profesión o actividad alineada con sus
talentos, y entrar en estado de flujo.
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Fluir (II)
Con la motivación extrínseca, se realizan las cosas por los resultados de esas actividades. Podría
ser el caso de alguien que estudia una carrera en función un poco de la aprobación familiar y de
los posibles beneficios obtenidos. Así, hablamos de motivación extrínseca cuando una persona
realiza un trabajo para tener dinero a final de mes, o el niño que hace la comunión por los regalos
que se reciben, o la persona que ayuda a otra para tener su atención. En contraposición a esto,
según Ryan y Deci (2000), con la motivación intrínseca, las acciones se realizan por la propia
satisfacción que aporta realizarlas, sin esperar obtener algo a cambio. Un trabajador tiene
motivación intrínseca cuando puede decir «lo haría aunque no me pagaran», o la persona que
ayuda a otra por el mero placer que le reporta hacerlo. Realizar una actividad con motivación
intrínseca se nota, porque la persona está más activa, persevera más, muestra más creatividad.
También muestra más autoconfianza, ya que la motivación intrínseca tiene que ver con realizar
actividades relacionadas con los propios talentos. Sin embargo, no todo depende del adentro. Lo
que ocurre afuera también influye en la motivación. Así, si una persona recibe feedback positivo
de sus acciones, la motivación intrínseca aumenta porque también lo hace la competencia
percibida. Esta es debilitada por el castigo, la amenaza a ser castigado y la presión de ser
evaluado mediante la imposición de deadlines externos. Esto ocurre, en parte, porque se
disminuye la sensación de autonomía. Para tener motivación intrínseca, una persona tiene que
sentir que decide.
La mayoría de las actividades que realizamos tienen una parte de motivación extrínseca y otra
de motivación intrínseca. La cuestión es cuál de las dos tiene más peso.
¿Cómo podemos, pues, potenciar el fluir? Vamos a verlo en cinco pasos, basándonos en la
compilación de evidencias científicas recopiladas por Alan Carr (2004, p. 70):
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Para cada una de tus fortalezas de carácter, haz un listado de actividades donde puedes
ponerlas en práctica (no importa si son actividades que ya dominas o que todavía no
has aprendido).
Decide involucrarte en actividades donde pones en práctica tus fortalezas (y no solo en
tus momentos de ocio de fin de semana, ¡sino cada día!).
Nota
- Aparte de todo lo anterior (actividades en las que sientas motivación intrínseca, que sean
desafiantes y para las que tengas talento), selecciona actividades sobre las que:
La sensación de control está relacionada con la competencia, pues implica tener respuestas
para reaccionar a las demandas que puedan ir surgiendo.
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Fluir (III)
Según este gráfico, el estado de fluir se obtiene cuando las capacidades están en equilibrio con
las oportunidades para la acción.
La ansiedad aparece cuando, habiendo oportunidad para actuar, no se dispone de las capacidades
para llevar a cabo las actividades. El aburrimiento se pone de manifiesto cuando las tareas en
marcha están muy por debajo de las capacidades reales de la persona. Un requisito para poder
tener un estado de flujo es la capacidad atencional, el poder dirigir voluntariamente la atención y
poder focalizarla en la tarea en curso y perseverar en ella.
Así, por ejemplo, en el estado de ansiedad, la atención se dirige hacia el futuro («¿qué pasará
si…?»), mientras que en un estado de flujo la atención está más en la conciencia del momento
presente. «Se me ha pasado el tiempo volando», diríamos en un estado de flujo.
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1.1.3. Optimismo y esperanza
Existen una serie de estrategias que se pueden llevar a cabo para aumentar el optimismo y la
esperanza. Pueden ser de especial utilidad para personas con ansiedad y depresión. Las personas
con ansiedad y depresión suelen verse a sí mismas de una manera más pesimista, enfocándose
en las limitaciones y carencias más que en las fortalezas y posibilidades de crecimiento. Muchas
de las estrategias para aumentar el optimismo y la esperanza tienen que ver con la dirección de
la atención.
Veamos un ejemplo de ejercicio (Seligman, Steen, Park y Peterson, 2005) elaborado para
aumentar el optimismo a partir de centrar la atención en aspectos positivos. El ejercicio se llama
«Tres cosas buenas» y para que sea efectivo es necesario realizarlo durante aproximadamente
10 minutos al día a lo largo de al menos una semana.
Cada día, durante al menos una semana, anota tres cosas que te salieron bien
ese día y busca una explicación de por qué fueron bien (desde aspectos pequeños,
como «mi compañero de trabajo me hizo hoy el café» o «he disfrutado de un
paseo por el parque», a aspectos más relevantes como «me ofrecieron un trabajo
nuevo»). Es importante crear un registro físico de las propuestas escribiéndolas;
no es suficiente con hacer el ejercicio mentalmente.
A la hora de escribirlo:
Otras estrategias para aumentar el optimismo tienen que ver con los estilos atribucionales.
Sabemos que cuando una persona ha tenido una infancia con carencias, o ha sufrido un trauma,
el foco de su atención se dirigirá con mayor probabilidad a lo negativo, y muchas veces la
intervención terapéutica consiste en rescatar también la parte positiva. Vamos, pues, a ver cuáles
son estas estrategias, que pueden ser utilizadas tanto a nivel terapéutico como en programas
escolares preventivos (basados en Carr, 2004):
Existen programas para adultos y niños basados en los modelos cognitivos de terapia
desarrollados por Aaron Beck (1976) y Albert Ellis para enseñar a modificar los pensamientos
pesimistas por otros optimistas. El proceso sería el siguiente:
- Aprender a darse cuenta de que se está experimentando un estado de ánimo pesimista cuando
se enfrenta a situaciones adversas.
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- Para cada situación adversa, realizar un análisis de los pensamientos según el análisis ABC,
donde se exploran la adversidad (adversity), las creencias (beliefs) y el cambio de estado
emocional (consequent mood change). Por ejemplo:
Cambio del estado emocional: «Me sentía feliz cuando iba al encuentro, y en esos 15
minutos pasé a sentirme triste».
Play
- Analizar situaciones según este modelo, hasta interiorizar cómo los pensamientos afectan al
estado de ánimo, y darse cuenta de cómo las atribuciones que generan un estado de ánimo
negativo son aquellas basadas en explicaciones internas, globales y estables.
1. Distracción: hacer algo para parar el pensamiento pesimista, como decirse «basta», mirar
una tarjeta visual donde dice «basta», estirar una banda elástica que se lleva en la muñeca
hasta notar el estiramiento en la piel, concentrar la atención en estímulos externos, escribir en
un papel el pensamiento.
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Viaja
https://www.lavanguardia.com/vida/20170115/413326398077/psicologia-optimismo-
optimismo-y-salud-luis-rojas-marcos.html
En el ejemplo explorado, la persona entrenada podría darse cuenta de cuándo está efectuando
una interpretación pesimista y distraerse momentáneamente. Por ejemplo: «Un momento…,
vuelvo a tener un pensamiento negativo, voy a hacer cinco respiraciones profundas y parar por
un momento este pensamiento repetitivo que a veces me viene»), tomar cierta distancia («Esto
solo es un pensamiento, no es la realidad») y reenfocar («Una vez que nos hemos encontrado,
me ha escuchado atentamente. Tal vez está pasando una mala época, le preguntaré la próxima
vez que nos veamos si se ha dado cuenta de que ha llegado tarde todas estas veces. Y, aunque
al final descubra que no está por mi amistad, no es una catástrofe, sobreviviré, tengo otros
buenos amigos») hasta cambiar la atribución y corroborar que se siente mejor con la nueva
interpretación («Me siento menos triste ahora»).
Generar esperanza
Rick Snyder (2000) ha detectado en sus investigaciones dos componentes relacionados con la
aparición de la esperanza:
1. Habilidad para generar objetivos claros hacia las metas deseadas a pesar de las
dificultades.
2. Habilidad para perseguir esas metas.
3. Motivación para alcanzar las metas.
La habilidad para perseguir las metas, a su vez, requiere que, cuando se formulen maneras de
conseguir la meta, se pueda idear no solo una manera, sino varias, y se disponga de la
flexibilidad y capacidad para seleccionar la opción más adecuada. Una vez que se realizan
aproximaciones hacia la meta, también es importante interpretar de manera positiva los
obstáculos que van apareciendo. Por lo tanto, las habilidades de resolución de problemas son
muy útiles para generar esperanza.
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1.2. Adversidad y resiliencia: un modelo de intervención desde la
fenomenología del trauma y la resiliencia
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1.2.1. Las respuestas de las personas ante los desafíos vitales
Hay algún autor, como Cyrulnik, que afirma que para poder hablar de resiliencia, antes tiene que
haber acontecido un trauma (citado en Puig y Rubio, 2011, p. 172). Si bien desde un contexto
preventivo no hace falta que haya acontecido un trauma para promocionar las habilidades
resilientes, merece especial atención comprender cómo intervenir en situaciones de estrés, ya
que los traumas tienen que ver con situaciones de estrés. Es lo que veremos en las siguientes
secciones.
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¿Qué es el estrés y cómo se puede afrontar?
Lazarus y Folkman (1986), investigadores de referencia en cuanto al estrés, lo definen como «el
resultado de la relación entre el individuo y el entorno, evaluado por aquel como amenaza, y que
desborda sus recursos, y pone en peligro su bienestar. El individuo evalúa las demandas del
medio como amenazantes y siente que carece de habilidades o recursos para hacerles frente».
En realidad, el estrés, en su justa medida, es algo positivo, pues tiene muchos beneficios, como
elevar el estado de alerta y potenciar la memoria. Sin nada de estrés, ¡estaríamos muertos! Como
todo, el estrés deja de ser saludable cuando supera unos umbrales.
El estrés se asocia a disfunciones físicas y mentales, bien en su forma aguda (si la intensidad de
la respuesta es excesiva en un momento determinado), o en su forma crónica (en la que la
respuesta permanece más tiempo de lo deseable), superando los recursos personales para
hacerles frente.
Según Sonia Lupien, que lleva 20 años estudiando el estrés en la Universidad de Montreal, en
realidad, es el estrés crónico el perjudicial. Lo que ocurre es que, ante algunos estresores agudos
(puntuales), la reacción es excesiva porque el organismo lleva tiempo sufriendo estrés crónico.
Esta afirmación está basada en experimentos con roedores, en los que se ha observado que,
cuando eran sometidos a un estresor crónico que no podían evitar, si bien se habituaban al
estresor crónico, se volvían mucho más reactivos a otros estresores menores y puntuales, en
comparación con otros roedores que no habían sido sometidos a un estrés crónico.
Play
En el vídeo, se puede ver cómo Sonia Lupien identifica cuatro factores que provocan el estrés:
1. Novedad.
2. Impredecibilidad.
3. Sensación de descontrol.
La experta argumenta que actualmente la mayoría de las personas, por los cambios sociales y
tecnológicos, viven con estos cuatro factores de manera continuada, y esta es la razón por la cual
actualmente muchas personas se quejan del estrés.
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¿Qué es el estrés y cómo se puede afrontar? (II)
Conoces a…
«La felicidad no es la ausencia de estrés… en esta vida necesitas un poco de estrés. Cuando
hablas con personas felices, verás que siempre se marcan pequeños retos que desean
conseguir, pero la diferencia es que conocen, por así decirlo, su resistencia al estrés, y cuando
el estrés es excesivo, frenan».
Para reconocer si una persona tiene estrés crónico, veamos algunas de las posibles repercusiones
en la salud.
Fatiga. o Irritabilidad.
Insomnio. o Hostilidad.
Palpitaciones.
Los síntomas del estrés son variados y poco específicos, por lo que pueden confundirse con otros
estados emocionales. Los cambios emocionales se pueden expresar como comportamientos más
compulsivos o reactivos, y peor trato a las personas. También pueden conducir al consumo de
sustancias como el tabaco y el alcohol, en un intento por aliviar el estrés. A la larga, también se
puede expresar como depresión. Este es en realidad el motivo por el que muchas personas pueden
acudir a una terapia.
21
¿Qué es el estrés y cómo se puede afrontar? (III)
Ante una misma situación de estrés, cada persona puede reaccionar de diferente manera debido
a factores como las experiencias previas. Rojas (2010) plantea diferentes maneras de reaccionar
frente a las situaciones adversas de la vida:
Las cuatro primeras reacciones podríamos decir que no suponen una adecuada gestión de la
situación ni de las emociones. Según este modelo, algunas intervenciones terapéuticas pueden ir
orientadas a que la persona que está respondiendo desde uno de los cuatro primeros niveles
aprenda los recursos o tenga la posibilidad de ser acompañado para poder responder desde los
dos últimos niveles, desde una forma adaptada y a ser posible con resiliencia.
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¿Qué es el estrés y cómo se puede afrontar? (IV)
Viaja
Otro instrumento que sirve para comprender el impacto de las situaciones estresantes es la escala
de valoración de reajuste social de Holmes, que fue diseñada para medir el impacto de diferentes
situaciones de estrés. Gracias a esta escala sabemos que una de las situaciones más estresantes
que una persona puede vivir es la muerte de la pareja. También sabemos que acontecimientos
positivos, como un embarazo o el matrimonio, van acompañados asimismo de estrés.
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¿Qué es el estrés y cómo se puede afrontar? (V)
Las técnicas tradicionalmente utilizadas para la gestión del estrés se clasifican en técnicas
centradas en la emoción o en las soluciones (basado en Fernández-Abascal, 2009).
Técnicas cognitivas
Mindfulness
Respiración profunda
Obtener apoyo
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¿Qué es el estrés y cómo se puede afrontar? (VI)
Tobin y cols. (1989; citados en Fernández-Abascal, 2009) propusieron el siguiente árbol de toma
de decisiones para elegir la técnica de afrontamiento más adecuada de los dos grupos que
acabamos de ver.
Desde la psicología positiva, se pueden utilizar estos modelos, complementados con todas las
acciones que se pueden realizar de manera preventiva para ayudar al organismo a afrontar con
salud el estrés. Las que tienen mayor evidencia científica son:
Soporte social
Es una de las estrategias que mayores efectos tienen. Son muchas las evidencias que
demuestran que poder contar con personas de confianza para hablar, y con las que sentirse
apoyado, rebaja mucho los niveles de estrés.
Actividad física
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El trauma
Hay veces en que las situaciones en las que se vive estrés superan unos umbrales, y la persona
experimenta una respuesta diferente a la que hemos explorado en el apartado anterior. Si bien
el estrés en sí es positivo, y ayuda a detectar peligros y adaptarse a los cambios, existen
situaciones en las que el peligro se percibe con tal magnitud que la persona experimenta una
amenaza grave hacia su integridad física o psicológica, y responde con desesperanza, temor y
horror intensos. En una situación de trauma, la persona tiene dificultades para integrar todas sus
percepciones de una manera consciente y coherente, y las memorias visuales, somáticas,
conductuales, etc., quedan fragmentadas. Dependiendo de cómo se vivencie la experiencia
traumática (cómo la interprete la persona, qué soporte social tenga o no, etc.), con qué recursos
internos cuente para elaborarla y cuál sea la intensidad y duración del estímulo traumático, la
persona puede desarrollar algún trastorno tras la vivencia del trauma (como depresión o
ansiedad) y diferentes síntomas (como quejas psicosomáticas difusas y variadas), o puede
superarlo adecuadamente.
Lo sorprendente es que más de la mitad de las personas han experimentado algún proceso
traumático a lo largo de su vida (Kessler y cols. [1995]; citados en Puig y Rubio [2011]).
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1.2.2. La promoción de la resiliencia
Viaja
Un niño de 5 años le dice a su madre lo siguiente cuando vuelve de la escuela: «Mi compañero
de clase está siempre buscando pelea. Me pega y a veces me patea. Le digo que no lo haga;
entonces no lo hace durante un rato y después empieza otra vez. Le tengo mucho miedo».
¿Cómo puede fomentar su madre su resiliencia en esta situación? Puedes encontrar en el
capítulo II del siguiente documento qué hizo la madre: enlace.
Puig y Rubio (2011, p. 101) realizan un análisis detallado de las competencias que los siete
modelos de promoción de resiliencia proponen desarrollar. Los modelos son de Rojas Marcos,
Wolin y Wolin, Suárez Ojeda, Daniel Rodríguez, Mabel Munist, R. Lascano y Grotberg. Algunos de
ellos se exploraron en la Unidad didáctica 2. A partir de aquellas competencias más
frecuentemente mencionadas por la mayoría de los autores, fundamentadas en la propuesta de
Lemaître y Puig (2004), proponen realizar un plan de acción, basado en adquirir las siguientes
habilidades:
27
PILAR RESILIENCIA HABILIDADES PARA LA ACCIÓN
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La promoción de la resiliencia (II)
En la tabla, las competencias están ordenadas por orden en cuanto al número de autores que las
citaron como importantes, de mayor a menor. Es decir, prácticamente todos los autores proponen
que la independencia y la iniciativa son claves en el proceso de resiliencia, mientras que algunos
autores, aunque no la mayoría, incluyen la moralidad y la espiritualidad.
Nota
29
La promoción de la resiliencia (III)
Cuando se realiza este análisis de creencias, Neenan y Driden proponen explorar si las creencias
son:
Rígidas o flexibles, es decir, siempre con el mismo objetivo en mente, o pueden variar de
punto de fijación.
Realistas o no realistas.
Útiles o no útiles.
Fuera ya del modelo ABC, para explorar la parte emocional, se puede utilizar el siguiente
esquema, adaptado de Neenan y Driden (pp. 30 y 31):
(escribir) (escribir)
30
Viaja
En el siguiente estudio, pacientes con cáncer son tratados bajo el enfoque de la psicología
positiva.
A través de este esquema, se pueden trabajar las creencias a partir de las emociones sentidas.
La emoción da una pista del tipo de pensamientos y de la conducta que con mayor probabilidad
deriva de esa emoción y ese pensamiento. Lo interesante de la tabla es que las conductas de la
última columna, que es la consecuencia más probable de sentir estas emociones, no son
respuestas resilientes. Así, por ejemplo, la respuesta resiliente de sentir envidia puede ser
admirar y tomar como modelo a la persona «envidiada», en vez de envidiarla, o aceptar las
propias fortalezas personales. En ningún caso minar la fortuna de otra persona constituye una
respuesta resiliente, pues la persona no está aprendiendo nada nuevo, no está mejorando por
sus propios medios.
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La promoción de la resiliencia (IV)
Hemos visto aproximaciones a través de los pensamientos y las emociones. Las intervenciones a
través del cuerpo son menos conocidas y menos estudiadas científicamente. Sin embargo, en
personas con traumas sin resolver pueden ser mucho más efectivas según la opinión de expertos
en terapia somática, como Peter Levine, quien se ha dedicado al estudio del estrés y del trauma.
Experiencia somática (SE) es un tipo de terapia somática, creada por Peter Levine, que se basa
en el entendimiento de que los síntomas de trauma son el resultado de una desregulación del
sistema nervioso autónomo (SNA). La terapia parte de las sensaciones corporales para promover
el conocimiento y la liberación de la tensión física que permanece en el cuerpo como parte de las
secuelas del trauma. Esto ocurre cuando las respuestas de supervivencia (lucha, huida o
«congelamiento») se sintieron pero no se descargaron completamente una vez que la situación
traumática ocurrió. Muchas personas tienen un trauma elaborado del que no son conscientes, y
llegan a terapia con distintos síntomas físicos: un dolor en el cuello ante determinadas situaciones,
dolores crónicos en alguna parte del cuerpo, fibromialgia, cansancio crónico, etc. Pueden ser
situaciones que ocurrieron en la infancia y de las cuales la persona no es consciente, o situaciones
que se recuerdan parcialmente, o que no se recuerdan en absoluto a nivel consciente y cognitivo,
pero sí a nivel corporal. Cuando se revive una situación similar a la que originó el trauma, la
persona experimenta malestar corporal o psicológico, sin lograr comprender el porqué.
Viaja
Experiencia somática
Pues bien, desde la psicología positiva, se puede hacer mucho por educar a las personas con
herramientas como el mindfulness, la conciencia corporal y emocional, la psicoeducación para
hacer frente al estrés, etc., que facilitan una respuesta más integrada y adaptada ante situaciones
de alto estrés y de trauma. Es decir, hay herramientas psicoeducativas que pueden prevenir los
traumas. En la Unidad didáctica 4, veremos algunas de ellas.
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2. Resumen
La felicidad está sustentada en las emociones positivas; hemos visto estrategias concretas para
favorecer estas emociones a través de la adquisición hábitos en torno a lo siguiente:
En segundo lugar, hemos explorado cómo promover la resiliencia, primero comprendiendo qué
es el estrés y cuáles son las estrategias de afrontamiento hacia el estrés. Hemos visto que cuando
el estrés es muy elevado y/o la persona no dispone de recursos para hacerle frente, puede
experimentar un trauma. Es de las situaciones de trauma a partir de donde se ha elaborado el
concepto de resiliencia.
Por lo tanto, podemos promover la resiliencia fomentando habilidades de gestión de estrés en las
personas. Para ello, es útil conocer las posibles respuestas de las personas ante el estrés,
diferenciando aquellas respuestas resilientes (enfrentar la angustia y/u orientar sus emociones y
pensamientos hacia una resolución positiva) de las que no lo son (rabietas, violencia, paralización
y victimismo).
33
Hemos visto también:
Los modelos de resiliencia, a través de los cuales se pueden fijar objetivos concretos y
operativos llamados habilidades para la acción, para fomentar la
independencia/autonomía, la iniciativa, el sentido del humor, la creatividad, la
identidad/autoestima, la confianza, la moralidad y la espiritualidad.
En las siguientes unidades didácticas se irán aplicando muchos de los conceptos vistos en esta
unidad didáctica a ámbitos más concretos.
34
3. Mapa conceptual
35
4. Recursos bibliográficos
Bibliografía básica
Bibliografía complementaria
Beck, A. T. (1976). Cognitive therapy and the emotional disorders. New York: Meridian.
Kessler, R. C., Sonnega, A. y Bromet, E. (1995). Posttraumatic stress disorder in the national
comorbidity survey. Archives of General Psychiatry, 52, 1048-1060.
Ryan, R. M. y Deci, E. L. (2000). Intrinsic and Extrinsic Motivations: Classic Definitions and New
Directions. Contemporary Educational Psychology, 25(1), 54-67.
Seligman, M. E., Steen, T. A., Park, N. y Peterson, C. (2005). Positive psychology progress:
Empirical validation of interventions. American Psychologist, 60(5), 410-421. Recuperado de
http://www.positiveinsights.co.uk/articles/EMPIRICAL_RESULT_OF_INTERVENTIONS.pdf
Snyder, C. R. (ed.). (2000). Handbook of hope: Theory, measures, and applications. San Diego:
Academic Press.
Tobin, D. L., Holroyd, K. A., Reynolds, R. V. y Wigal, J. K. (1989). The hierarchical factor
structure of Coping Strategies Inventory. Cognitive Therapy and Research, 13(4), 343-361
36
Grado en Psicología
Psicología Positiva
1.4. Resiliencia.......................................................................................................... 21
2. Resumen ................................................................................................................ 26
2
UD 4. Aplicaciones de la psicología positiva y la resiliencia en
el entorno educativo
En esta unidad didáctica te sumergirás en cómo promover la felicidad en los niños, así como el
estado de flujo, el optimismo, la esperanza y la resiliencia.
Las actuaciones generales para promover la felicidad en los niños, según el Informe de la
Felicidad publicado en 2015.
Las bases para promocionar la gestión emocional, ya que se ha visto que es el factor clave
más importante para fomentar la felicidad.
Ejemplos de intervenciones para fomentar las virtudes y fortalezas. En concreto, el
programa español Aulas Felices.
Con el fin de promocionar el estado de flujo, encontrarás pautas para padres y profesores.
Por último, para promocionar los procesos resilientes en niños, leerás acerca de cómo potenciar:
La autonomía y autoconfianza.
La iniciativa a través de promover la toma de decisiones.
El sentido del humor a través de la actitud positiva.
Las habilidades prosociales.
En definitiva, se ofrecen los cimientos conceptuales y ejemplos de intervenciones para que estés
equipado a la hora de desarrollar intervenciones y asesoramientos preventivos.
3
1. Desarrollo del contenido
1.1. Felicidad
4
1.1.1. Actuaciones generales para promover la felicidad en los niños
Viaja
Según el Informe de la Felicidad publicado en 2015 (John y cols., 2015), alrededor del 10 % de
los niños carecen de salud mental, lo cual se relaciona con una infancia infeliz y, cuando esto
ocurre, es más probable que se conviertan en adultos también infelices. El informe señala 10
puntos de acción para revertir esta cifra, de los cuales seis están relacionados con labores
profesionales dentro del campo de la psicología. Estas actuaciones van más allá de la intervención
profesional en el marco de una terapia. El papel del psicólogo abarca también la creación de
formaciones y proyectos que promueven el bienestar emocional, y el asesoramiento y apoyo a
los profesionales que educan a los niños (profesores, educadores sociales, etc.). Las seis acciones
son las siguientes:
Acción de la comunidad.
Profesionales.
Escuela para el bienestar.
Mediación.
Un plan de estudios de preparación para la vida.
Formación de maestros.
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Actuaciones generales para promover la felicidad en los niños (II)
Acción de la comunidad
Viaja
Investiga más sobre cómo crear intervenciones educativas para padres en situaciones
sociales de riesgo con el Manual de apoyo para la formación de competencias parentales.
Ofrecer pautas y soporte para los padres sobre la educación de los niños.
Ofrecer soporte a los padres con problemas de salud mental como la depresión,
especialmente durante el embarazo y después del nacimiento.
Ofrecer soporte a los padres para desarrollar en sus hijos el bienestar, y compartir
soluciones cuando las cosas van mal para ellos o sus hijos.
Crear recursos que generen soporte a los niños en situaciones de vulnerabilidad.
Disponer de organizaciones que faciliten la transición a la edad adulta.
Jorge Barudy y Maryorie Dangtanan han desarrollado un marco de trabajo para dar respuesta a
estos objetivos. Su intervención se centra en educar a los padres para que comprendan y puedan
dar respuesta a las necesidades infantiles. Para ello, los padres tienen que ser capaces de:
Brindarse como una figura de apego seguro para sus hijos, lo cual implica transmitir
emociones positivas y autogestión y autocontrol emocional.
Tener empatía.
Tener modelos de crianza adecuados.
Participar en redes sociales y utilizar los recursos comunitarios.
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Actuaciones generales para promover la felicidad en los niños (III)
Profesionales
Ofrecer intervenciones (ya sean formativas o terapéuticas) basadas en la evidencia. Cada país
debe entrenar más profesionales en tratamientos basados en la evidencia, especialmente en
terapia psicológica.
A nivel internacional, el Programa Penn, sobre resiliencia; las Escuelas para la vida,
centradas en las metas de la vida; el programa Breathe, que promueve el mindfulness.
A nivel nacional, el programa TREVA, que lleva la relajación y meditación al aula, y el
programa Aulas Felices, basado en el paradigma de la psicología positiva.
Viaja
Medición
El informe propone que las escuelas midan el bienestar del alumno con regularidad. Algunos
instrumentos son:
7
La Escala de bienestar mental de Warwick-Edinburgh, para adolescentes y adultos, que
evalúa: resiliencia, habilidades en relación, gestión de conflictos y resolución de
problemas, factores socioeconómicos como la pobreza, la violencia doméstica, el acoso, el
desempleo, el estigma, el racismo y las formas de exclusión social.
necesitan una mejora como evaluar la efectividad de las intervenciones, cuando estas se vuelven
a administrar una vez concluida la intervención.
Viaja
En los siguientes enlaces, puedes leer más sobre las 10 habilidades para la vida propuestas
por la OMS:
Se plantea que las escuelas utilicen métodos basados en la evidencia para proporcionar una
enseñanza explícita en habilidades para la vida durante al menos una hora a la semana. La
Organización Mundial de la Salud (OMS) propone trabajar 10 habilidades para la vida:
8
Toma de decisiones Actuar proactivamente para hacer que las cosas sucedan.
Manejo de tensión y Identificar las fuentes de tensión y estrés y encontrar vías para
estrés eliminarlas o contrarrestarlas de manera saludable, sin tener que
recurrir al consumo de sustancias tóxicas.
Formación de maestros
Los maestros necesitan recibir formación y asesoramiento en maneras de promover en los niños
el bienestar y la salud mental, así como para mantener un ambiente de aprendizaje civilizado.
Esta formación requiere un trabajo continuo y una actualización constante.
Viaja
Según el estudio de Layard (2014) sobre los determinantes del bienestar, el predictor más
importante, tanto en adultos como en niños, para generar felicidad es la educación emocional
desde la infancia. El comportamiento pro-social en la infancia sería el siguiente predictor más
importante, mientras que el rendimiento intelectual de un niño es el predictor menos importante.
Entonces, ¿cómo se puede promocionar la salud emocional y el comportamiento prosocial en la
infancia?
Primero de todo, vamos a ver qué es la inteligencia emocional. El término inteligencia emocional
(IE) fue introducido por Peter Salovey y John Mayer (1990), y la definición de IE de ambos autores
es la más aceptada y extendida. En concreto dicen que «la inteligencia emocional incluye la
habilidad para percibir con precisión, valorar y expresar emoción; la habilidad de acceder y/o
9
generar sentimientos cuando facilitan pensamientos; la habilidad de comprender la emoción y el
conocimiento emocional; y la habilidad para regular las emociones para promover crecimiento
emocional e intelectual» (Mayer y Salovey, 1997). Hablamos de personas que actúan y piensan
en consonancia con sus emociones y las de los demás: «a thinker with a heart» (un «pensador
con un corazón»).
El auge en la aplicación de la inteligencia emocional vino de la mano del psicólogo Daniel Goleman,
que en 1995 divulgó el término gracias a su libro sobre inteligencia emocional. En este libro ya
argumenta cómo la inteligencia emocional es el predictor válido de la felicidad y no el cociente
intelectual. Desde esta perspectiva, la inteligencia emocional supone una adecuada manera de
utilizar constructivamente las emociones, para mejorar las relaciones sociales, la calidad de vida,
el bienestar y la felicidad. Goleman defiende en ese libro que la gestión adecuada de las
emociones, el correcto manejo de los sentimientos, la capacidad personal para la empatía, la
forma de relacionarnos con nuestros semejantes y el autocontrol constituyen, entre otros, el
núcleo básico de la inteligencia emocional. El propio Daniel Goleman, y otros investigadores como
Bar-On, han realizado su propia clasificación de emociones. Destacamos aquí la clasificación de
Rafael Bisquerra y su equipo de investigación (2010), pues sobre la base de su clasificación es
posible encontrar material en castellano, agrupado en las siguientes competencias:
b) Regulación emocional – «¿Qué hago con lo que siento? ¿Cómo lo expreso?» implica un
conocimiento de las emociones y su expresión de una forma saludable para el propio individuo
y el entorno que lo rodea.
d) Competencia social - De esta competencia depende en gran medida el éxito social, personal
y posiblemente incluso el laboral, ya que supone una apertura y relación con otras personas.
10
e) Habilidades de vida y bienestar - Saber elegir y poner en práctica decisiones positivas en
nuestra vida, como el optimismo, el altruismo, la toma de decisiones, el saber buscar ayuda,
etc.
Por un lado, la enseñanza de las competencias emocionales se hace de manera explícita, a través
de contenidos de aula, pero también, y sobre todo, de manera implícita, en función de la relación
establecida con los alumnos. Los profesores (y el entorno educativo), en cuanto a los principios
que se han demostrado efectivos para promover la inteligencia emocional, según Greenberg y
Snell (1997), tienen que ser capaces de realizar cinco actuaciones en su día a día:
11
1. Mostrar una relación afectuosa y positiva con los alumnos y promover interacciones positivas
entre los alumnos (ya sean sociales, académicas o educativas).
2. Prestar atención con paciencia a las emociones de los niños y a sus efectos, como parte
central de los procesos en el aula.
3. Poner nombre a las emociones de los niños, así como animarlos a que se identifiquen con
empatía con las perspectivas de sus compañeros.
Nota
Asegurando que las necesidades de protección y afecto son atendidas, y sintonizando con las
necesidades emocionales.
12
Para que el profesor pueda realizar todas estas labores, requiere de un proceso de formación y
también de que reciba el soporte adecuado por parte de la dirección del centro. El profesor se
podrá brindar como figura de soporte emocional, en tanto tenga autonomía en la gestión de sus
propias emociones, y reciba el soporte adecuado para realizar sus funciones.
Play
Los estudios de la salud mental (Kimber y cols. 2008) evidencian que, cuando estas
intervenciones se realizan, los niños aprenden a:
Sabías que:
13
Veremos a continuación algunas propuestas para promover la inteligencia emocional a partir de
la clasificación de Rafael Bisquerra (2010):
Conciencia emocional
14
Regulación emocional
¿Te animas a seleccionar una y aplicarla con tus hijos, vecinos, sobrinos, etc.? ¡No olvides
comentar en el foro cómo fue la experiencia y qué aprendiste con ella!
15
Autonomía emocional
16
Competencia social
17
1.1.3. Actuaciones basadas en la promoción de las virtudes y fortalezas
Viaja
En el siguiente enlace, es posible descargar el programa Aulas Felices y los anexos asociados.
Para el desarrollo de las fortalezas personales, se promueven los siguientes principios generales
con el fin de crear un ambiente positivo en las escuelas:
Nota
¿Cómo realizar una intervención educativa para potenciar las fortalezas personales?
Puedes explorar el ejemplo del programa Aulas Felices. A partir de la página 87 puedes leer
la propuesta para promover las fortalezas personales.
La atención plena es una competencia, originada en las tradiciones budistas, que tiene hoy en día
respaldo científico. Consiste en dirigir deliberadamente la atención al momento presente, y sin
juzgar (Kabat Zin, p. 26, 2009). Requiere esfuerzo y disciplina, porque constantemente hay
estímulos que involuntariamente captan la atención y, cuando esto ocurre, la consecuencia suele
ser dejarse llevar por reacciones automáticas, no voluntarias. Este aprendizaje se fundamenta en
18
la práctica de la meditación, que ya está demostrada como una práctica efectiva en programas
escolares. El programa Aulas Felices define la atención plena como «un estado de consciencia y
calma, en el que intentamos aquietar cuerpo y mente para observar con serenidad y aprender a
mejorarnos como personas» (pp. 34-35).
Para llegar a este estado de actitud en el presente, son necesarios seis aspectos:
1.2. Fluir
Ryan y Deci (2000, citado en Carrl, p. 49) dicen que, para que los niños puedan desarrollar la
motivación intrínseca, necesitan que algunas necesidades sean satisfechas por familia,
educadores y adultos significativos de la red social: capacidad de relacionarse, competencia y
autonomía. Por otro lado, los niños con un apego seguro muestran actividades exploratorias más
originadas por motivación intrínseca. Los profesores favorecen esta conducta a través de ofrecer
soporte, en vez de crítica.
19
Con motivación intrínseca es más fácil que los niños lleguen al estado de flujo. El programa Aulas
Felices, según las recomendaciones de Shernoff, D. J. y Csíkszenmihálvi, M (2009), propone lo
siguiente para desarrollar el estado de flujo:
Que los alumnos perciban las actividades como un reto y que sean significativas para ellos.
Hasta las tareas más mecánicas, como aprender a restar llevando o a memorizar las tablas
de multiplicar, pueden resultar más atractivas y ser fuente de disfrute si se plantean como
un reto o desafío que hay que superar.
Que exista un equilibrio adecuado entre el desafío de la tarea y las habilidades del
alumnado.
Que se den condiciones contextuales idóneas, fundamentalmente en lo referente al tipo
de tarea (más activa) y al trabajo cooperativo, dos de los aspectos que ofrecen más estado
de flujo.
Que exista una combinación adecuada de elementos cognitivos y afectivos. Para ello es
muy relevante el papel del profesor, que sea capaz de ofrecer a los alumnos tanto desafíos
como soporte emocional.
A los padres, se les podrían transmitir las siguientes pautas para que ofrezcan estado de flujo en
sus hijos (Carr, 2004, p. 70):
20
1.3. Optimismo y esperanza
El desarrollo del optimismo está determinado por la salud mental de los padres, el tipo de rol
ofrecido por los padres como modelo (es decir, realizar atribuciones internas, estables y globales
hacia los éxitos, y considerar los factores externos, específicos y transitorios como causa de los
fracasos) y el grado en el que los padres animan y refuerzan el optimismo. Es más probable que
los niños con un estilo atribucional pesimista vengan de hogares donde los padres están
deprimidos, y estos refuerzan el desarrollo de estilos atribucionales pesimistas, atribuyen los
fracasos de sus hijos a factores internos, globales y estables. El abuso y la negligencia también
promueven el pesimismo en los niños (Carr, 2004).
Para promover el optimismo, se puede trabajar, pues, sobre la base del modelo ABC que vimos
en la Unidad didáctica 3, así como promoviendo el pensamiento positivo. Ante un error, cambiar
las expresiones tipo «soy un desastre» por «la próxima vez lo haré mejor».
1.4. Resiliencia
Play
Habla, por ejemplo, de cómo la carencia afectiva es la agresión invisible más frecuente en los
niños de hoy y cómo la resiliencia se construye a partir de condiciones internas (como el
apego seguro) y externas (como la familia, la sociedad, la cultura y la comunidad), además
del significado que se les atribuye a las experiencias traumáticas.
En el siguiente vídeo, la psicóloga Alicia Banderas habla de cómo los niños pueden
sobreponerse a la adversidad.
21
Para desarrollar la resiliencia, las escuelas pueden desarrollar una cultura que promueve dos
componentes principales e interdependientes:
Autoconcepto
Autoestima
Son las emociones, sensaciones y pensamientos que una persona tiene de sí misma. Cuando
la autoestima es alta, la persona se siente más capaz de enfrentarse a los desafíos, porque está
más preparada para enfrentar positivamente tanto los éxitos como los fracasos (Fernández,
2007), ya que no se define en función de ellos.
Gestión de ansiedad
Cuando la autoconfianza es baja, la ansiedad es alta, porque los desafíos se perciben como
amenazas (Cervantes, 2009). Algunas estrategias útiles para gestionar la ansiedad son:
22
1.4.2. Iniciativa: la toma de decisiones
En la Unidad didáctica 3 veíamos que la iniciativa es la competencia más citada como resiliente
por la mayoría de los autores. La mayoría de los programas que trabajan la resiliencia y las
competencias emocionales ponen mucho énfasis en el aprendizaje de la toma de decisiones. Para
ello, se suele enseñar la siguiente estrategia secuencial (Carr, 2004):
I like it
Por ejemplo, el programa socioemocional CASEL propone un juego interactivo en el cual, a través
de diferentes emoticonos, se pueden escoger diferentes caras que representan emociones y
estados personales (ej., confiado, confuso, alegre, cansado, triste, etc.), diferentes situaciones,
y diferentes decisiones en función de las dos variables anteriores (ej., buscar hechos, buscar más
información, pedir ayuda, pensarlo, tomar un descanso, consultarlo con la almohada, decir sí,
decir no, contemplar tres opciones). Aparte de esta representación gráfica, se puede escribir una
historia en texto que explique el gráfico, y compartirlo por correo electrónico. El programa CASEL
también propone actividades como:
Al final de un proyecto, los estudiantes valoran los aspectos positivos del proyecto y
piensan en una cosa que podrían haber hecho de manera diferente para hacer el proyecto
aún más acertado.
23
Escribir o ilustrar diariamente o semanalmente los éxitos.
Utilizar paneles en la clase para escribir los objetivos semanales, mensuales o por
trimestre.
Parece que algunas personas tienen un sentido del humor que, de forma innata, los ayuda en las
situaciones difíciles. Independientemente de esto, es posible trabajar la actitud positiva a través
de lo siguiente:
Propone ejemplos de una misma situación, con pensamientos útiles y no útiles. Al lado del
pensamiento útil aparece un semáforo en verde que dice ADELANTE, al lado del no útil,
un semáforo en rojo que dice PARA.
Plantea situaciones para que el alumnado plantee pensamientos útiles y no útiles.
Pregunta a los alumnos qué sentirían y qué pensarían con ambos tipos de pensamientos.
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1.4.4. Conductas prosociales
Ayudar Hacer favores, tanto de manera voluntaria como cuando alguien lo solicite.
Indicar o mostrar a otra persona cómo realizar acciones que domine.
Compartir Prestar y compartir objetos con otros. Compartir objetos comunes con otros.
Pedir prestado a otros.
Cooperar Ofrecer y aceptar sugerencias e ideas para los juegos y actividades. Respetar
turnos de intervención.
Participar con los otros de manera positiva, amistosa y cordial. Hacer elogios,
cumplidos y decir cosas positivas a otros.
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2. Resumen
En esta unidad didáctica hemos explorado en profundidad las evidencias para promover la
felicidad en los niños, así como el estado de flujo, el optimismo y la esperanza, y la resiliencia.
En primer lugar, hemos visto las actuaciones generales para promover la felicidad en los niños.
Para ello, hemos explorado actuaciones, según el Informe de la Felicidad, que son competencia
de los psicólogos. Son las siguientes:
Dentro de la acción comunitaria, elaborar pautas y soporte para los padres sobre
educación, prevención y atención de la salud mental, compartir soluciones para desarrollar
bienestar, recursos en situaciones de vulnerabilidad, transición a la edad adulta.
Formación a profesionales basada en la evidencia.
Asesoramiento y formación a las escuelas para que incluyan códigos de conducta,
procedimientos anti-bullying, sistemas de medición de bienestar y enseñanza explícita de
habilidades para la vida.
Medición del bienestar a través de cuestionarios validados (por ejemplo: KIDSCREEN,
CHIP-AE, Escala de bienestar mental de Warwick-Edinburgh).
Asesoramiento y formación a recursos comunitarios, especialmente escolares, para
enseñar las 10 habilidades para la vida propuestas por la OMS: autoconocimiento,
empatía, comunicación asertiva, relaciones interpersonales, toma de decisiones, manejo
de problemas y conflictos, pensamiento creativo, pensamiento crítico, manejo de
emociones y sentimientos, manejo de tensión y estrés.
Formación de maestros.
Se ha visto que la gestión emocional es el factor clave más importante para fomentar la felicidad.
Para ello, hemos visto varios modelos de competencias emocionales en los que se puede enmarcar
una intervención educativa: modelo de Mayer, Salovey y Caruso, y modelo de Rafael Bisquerra.
El primero establece cuatro categorías: percepción emocional, facilitación emocional del
pensamiento, comprensión emocional y regulación emocional. El segundo establece cinco
categorías: conciencia emocional, regulación emocional, autonomía emocional, competencia
social, habilidades de vida y bienestar. Hemos visto las bases conceptuales para desarrollar
actividades basadas en el modelo de Rafael Bisquerra.
Hemos ilustrado que, para que las intervenciones sean efectivas, tienen que cumplir cuatro
criterios:
Aparte, la relación establecida con el profesorado es también esencial. Esta tiene que promover:
Afecto y positividad.
Atención a las emociones.
Poner nombre a las emociones de los niños.
Promover la toma de decisiones interpersonales y la solución de problemas.
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Promover la tolerancia a la frustración y la gestión de estados emocionales positivos y
negativos.
Para promocionar el estado de flujo, se han señalado pautas para padres y profesores. En esencia,
lo fundamental es brindar un soporte emocional paralelamente a ofrecer oportunidades con el fin
de ejecutar tareas adecuadas a las propias habilidades.
Por último, hemos indagado sobre algunas estrategias para promover los procesos resilientes en
niños:
27
3. Mapa conceptual
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4. Recursos bibliográficos
Bibliografía básica
Bisquerra, R. (2006). Educación emocional y bienestar. Praxis, Wolters Kluwer España, SA.
Bibliografía complementaria
Catalano, R. F.; Haggerty, K. P.; Oesterle, S.; Fleming, C. B. y Hawkins, J. D. (2004). «The
importance of bonding to school for healthy development: findings from the social development
research group». Journal of School Health. 74(7), pp. 252–261.
Helliwell, J. F.; Layard, R. y Sachs, J. (eds.) (2015). World Happiness Report 2015.
Layard, R.; Clark, A. E.; Cornaglia, F.; Powdthavee, N. y Vernoit, J. (2014). «What predicts a
successful life? A life-course model of well-being». The Economic Journal, 124(F720-738):
<http://ftp.iza.org/dp7682.pdf>
Ryan, R. M. y Deci, E. L. (2000). Intrinsic and Extrinsic Motivations: Classic Definitions and New
Directions. Contemporary Educational Psychology, 25, 54-67.
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