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EL ANIMAL DE EVIDENCIAS

Por Rodrigo Alcubilla Gaitán

El hombre a lo largo de su Historia ha exigido constantes pruebas de lo que ponen frente a él; desde
la pregunta griega por el arké, pasando por cuestionamientos por el Creador, siguiendo hacia el
antropodescubrimiento, aterrizando en la pregunta por el cómo conocemos hasta llegar a la
incógnita… somos hombres y mujeres, pero eso solo nos distingue dentro de una escala biológico –
evolutiva, por lo que la pregunta correcta es ¿qué es lo que nos hace neta y realmente humanos y
no solo unos seres vivos más dentro del globo terráqueo?

Por tal motivo, como profesionales de la educación en México, debemos plantearnos la cuestión,
no solo del contenido o los pilares de la tan sonada Reforma Educativa del 2006, donde se
implementó específicamente el desarrollo de competencias basadas predominantemente en las
Ciencias Duras, es decir, disciplinas que basan sus postulados en demostraciones claras, físicas y
potencialmente irrefutables.

Resulta interesante el contenido del artículo de la Revista Mexicana de Investigación Educativa


titulado “La evaluación de la docencia: algunas consecuencias para América Latina”, cuyos autores,
Manuel Sánchez Cerón y Francisca Ma. del Sagrario Corte Cruz, analizan el fenómeno de la
evaluación y la estabilidad laboral de los docentes que ha venido dándose en el Continente desde
hace poco más de veinte años.

Paralelamente al proceso educativo, mismo que está inserto en un contexto socio – cultural, los
procesos económicos han alcanzado niveles incluso inhumanos, creando figuras fiscales para
exentar a los patrones de su obligación de proveer de prestaciones de ley a sus trabajadores, tales
como seguridad social, aguinaldo, vacaciones pagadas, entre otras. Esto provoca incertidumbre
sobre la estabilidad y calidad laboral, pues el individuo se siente indefenso frente a una gran
maquinaria que quiere, no evaluarlo, sino medirlo y calificarlo como “idóneo” o no-idóneo” por
medio de instrumentos estandarizados de evaluación como si la educación fuera homogénea en
todo el territorio nacional.
Aristóteles diría que el hombre es un animal político, mientras que quien esto escribe
complementaría “… y un devorador de evidencias”, mismas que en el contexto escolar pretenden
ser obtenidas a partir de la aplicación de exámenes estandarizados y así justificar ajustes salariales,
rotación de personal (incluso si esto implica perder el empleo o disminuir significativamente las
percepciones salariales), implementación de políticas de control del proceso educativo, supresión
de derechos (disfrazada de reorganización), solo por mencionar algunos.

Ciertamente dentro de las teorías educativas se pueden encontrar elementos que, en su momento,
funcionaron y contribuyeron al mejoramiento de las nuevas generaciones de niños y jóvenes, sin
embargo, el concepto de educación no siempre se ha entendido de la misma forma. El primer suceso
que identifico en la Historia reciente como un parteaguas en la Historia de la Educación es la
Revolución Industrial, a saber, hay que formar hombres instrumentalizados (a los que actualmente
les llaman ‘competentes’) que respondan a las necesidades del naciente desarrollo empresarial,
mismo que criticaría Karl Marx desde el punto de vista de la distribución de la riqueza; el segundo
es la Segunda Guerra Mundial, ya que ante la barbarie que se generó a partir del desarrollo
armamentista, llegando al punto más cruel con el desarrollo y puesta en marcha de las cámaras de
gas en campos de concentración Nazis y con el lanzamiento de dos bombas atómicas por parte del
gobierno estadounidense sobre territorio japonés en agosto de 1945, la humanidad se preguntó
qué es lo que nos hace realmente humanos, pregunta que se fue puliendo con el paso de los años,
pero con la proliferación de sistemas macroeconómicos en el mundo, la educación comienza una
metamorfosis, ahora es un bien o producto y no un servicio para la construcción de un mundo mejor.

Aunque escueto, en los párrafos anteriores se pueden observar varios elementos concretos que
permean a la educación actualmente: el primero de ellos, la gran valía que tienen los docentes
dentro del proceso de enseñanza – aprendizaje, de aquí la preocupación de los especialistas Sánchez
Cerón y Corte Cruz por hacer notar como ha ido evolucionando la situación laboral de los docentes
en América Latina, pues de ello se desprende una buena parte de la calidad de la enseñanza, la cual
se teje, tanto con hilos de la estabilidad y calidad laboral y como de profesionalización de los
profesores, impactando así a una comunidad estudiantil, que cada día cambia más rápido, pues
antes debían pasar varias décadas para observar un cambio generacional, luego un par de años y
ahora tan solo algunos meses. El segundo, el uso político y económico (que no necesariamente
implica lo humano) que se le da a la educación para producir e tipo de individuo adecuado a las
necesidades de la nación que lo patrocina.

De todo lo anterior se sigue que, de alguna forma, hay que estudiar los comportamientos del
hombre y sus formas de relacionarse con su entorno, siendo el contexto escolar el que en este
momento me ocupa. Dicho estudio se ha abordado a través del tiempo desde las diversas teorías
psicológicas, cognoscitivismo, conductismo, constructivismo, todas a su manera impactan, tanto en
el quehacer del docente como en el del estudiante a todos los niveles. Ahora bien, desde mi
particular punto de vista y analizando la realidad tan compleja que se llega a desprender de los
comentarios y apreciaciones hechas en los párrafos superiores, no me identifico con una sola teoría,
sino con un poco de cada una, ya que a partir de mi experiencia llego a la conclusión de que la
psicología a aplicar depende del tipo de grupo que tenga frente a mí: si los alumnos son muy
inquietos y tienen problemas de atención, es tiempo de aplicar algo de conductismo para poder
encausar al grupo; si los educandos requieren del conocimiento de conceptos específicos que,
aunque de forma básica, necesitan retener para comprender experiencias posteriores, es momento
de echar mano del cognoscitivismo; en el caso de grupos considerable y visiblemente maduros es
viable la puesta en marcha de estrategias constructivistas, pues los estudiantes ya cuentan con
cierto nivel de autocontrol, lo que permite darles libertad para tejer sus propias redes de
conocimientos a partir de una base que el docente les provea y así ir construyendo un andamiaje
que vaya dando confianza y seguridad y que desarrolle habilidades intelectuales, capacidad de
análisis y crítica, entre otras cosas más.

Ahora bien, las tres teorías psicológicas a las que brevemente hago referencia no son las únicas,
siendo la educación por competencias la que está de moda. Una observación que tengo sobre dicha
teoría es la siguiente:

Mucho se dice de que los estudiantes deben ser competentes y que desarrollen habilidades para
construir sus propias redes de conocimiento, sin embargo, de acuerdo a como están planteadas en
los actuales planes y programas de estudio, lejos de generar auténticos seres humanos, terminan
formando mujeres y hombres que actúan en automático, es decir, que se conducen de acuerdo a
las habilidades y destrezas que les permitan salir del paso construyendo, sí soluciones, pero de
forma tan inmediata que no se conciben para que se prolonguen a mediano o largo plazo. Dicho de
otra forma, se pretende formar técnicos para un voraz e inclemente mercado laboral, lo que termina
dejando de lado lo que se debería tener como base en todo modelo educativo, a saber, el cimiento
humanista, el que nos permite considerar y tener siempre presente que el principal autor,
generador y destinatario de cualquier tipo de conducta y procedimiento es, en primer lugar, la
misma persona que lo genera y, en un segundo momento que puede ser posterior o simultáneo, los
individuos y grupos sociales que rodean al autor, como la familia, amigos, vecinos, comunidad
escolar, ciudadanos de a pie, todos están relacionados entre sí, pues todos son personas bajo las
mismas circunstancias generales.

Es así que la educación puede ser entendida como una complejidad multifactorial, pues se ha venido
construyendo como la conocemos hoy desde hace poco más de doscientos años; cambia cada vez
más rápido debido a las necesidades económico – políticas de cada país, el acceso a la información
y la influencia de la herencia cultural y su adaptación a un presente en ocasiones bizarro; sus
interlocutores pretenden reorganizar la distribución de la intervención de la educación de casa para
hacerla recaer injustamente en los docentes y orientadores educativos; realiza crítica social de
estereotipos e influencias en las nuevas generaciones creando muchas veces más barreras que
puentes. Al menos en el caso de México aún queda mucho camino que recorrer en lo que a
investigación y psicología de la educación se refiere pues la teoría cuasiperfecta dista bastante de
lo que en la realidad se tiene.

FUENTES DE INFORMACIÓN.

SÁNCHEZ CERÓN, MANUEL; CORTE CRUZ, FRANCISCA MARÍA DEL SAGRARIO; (2015). LA
EVALUACIÓN A LA DOCENCIA. Algunas consecuencias para América Latina. Revista Mexicana de
Investigación Educativa, pp. 1233-1253.

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