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FASES DE EXPLORACIÓN GEOQUÍMICA

RECONOCIMIENTO, PROSPECCION, EXPLORACION GENERAL, EXPLORACION DETALLADA

Según A. W. Rose et al. en Geochemistry in Mineral Exploration (1979) la Geoquímica Aplicada para
la búsqueda de minerales consiste en medir sistemáticamente una o más propiedades químicas,
principalmente el contenido de elementos menores y trazas de una sustancia o material que se
presente en estado natural.

En este caso materiales como rocas frescas y mineralizadas (fragmentos, núcleos de perforación y
rodados), suelos, sedimentos activos fluviales o lacustres, concentrados en batea, detritos glaciales,
vegetación, agua superficial y subterránea, vapor de agua, gas, aire, entre otros.

El objetivo de la Geoquímica Aplicada, como herramienta de búsqueda, es identificar y localizar


contenidos anormales o erráticos de uno o varios elementos químicos, presentes en halos o
aureolas de dispersión primaria o secundaria. De tal manera, que cuando se identifique y se conozca
su distribución podamos localizar yacimientos ocultos, asociados a ambientes geológicos favorables
para su formación (Figuras 10).

El objeto de la búsqueda de yacimientos puede ser económico o científico. En el primer caso, es más
limitado a un caso particular, pero los resultados son inmediatos y efectivos. En el segundo caso,
involucra a la geología desde un punto de vista regional y genera expectativas sobre el ambiente de
formación del depósito.

Es una de las razones por lo que el prospector no debe abandonar los principios teóricos geológicos
– estructurales - geoquímicos de presentación y comportamiento de los posibles depósitos
presentes en la región a muestrear. Además se debe tener en cuenta que al cambiar de región o
distrito minero debe corregir, modificar y ajustar los patrones tradicionales de muestreo para
identificar con buena certeza el nuevo campo minero de trabajo. También considerar que los tipos
de muestras que se tomen no son guías infalibles, pues nadie estuvo presente cuando se formó el
depósito que se quiere buscar.

Ahora bien, el trabajo se dificulta en zonas selváticas, en lugares donde la cubierta del suelo es
extensa y de mucho espesor, en zonas de difícil acceso, el relieve accidentado, la altitud y el clima
riguroso. De manera contraria, donde ya existen mapas topográficos, fotografías aéreas utilizables
el trabajo de campo y depósitos conocidos y bien estudiados, la exploración se facilita un poco más.

En otro sentido, los factores materiales que influyen en la distancia, a la cual se puede detectar un
yacimiento, dependen en gran medida de la movilidad de los elementos que lo constituyen, de sí
está aflorando y de la velocidad de los procesos erosivos, de las condiciones climáticas y del
desarrollo del drenaje en la región donde se presente el contraste geoquímico entre la
mineralización y la roca con la cual está asociada. En segunda instancia, de las técnicas analíticas y
estadísticas utilizadas y del acertado análisis e interpretación de los datos e información. Al
interpretar los valores anómalos ubicados en áreas especificas, anomalía geoquímica, es importante
asociar y clasificar cada una de las anomalías a categorías específicas de yacimientos minerales. Esto
trae consigo el hallazgo de cinturones mineralizados en una región.

Al utilizar técnicas modernas de muestreo, procedimientos analíticos y estadísticos en la búsqueda


de nuevos depósitos minerales se esta contribuyendo a la evolución de la exploración geoquímica,
mejorando cada día la interpretación de los datos e información obtenida. Para lograrlo, es
importante conocer los procesos de formación de los minerales, meteorización, formas
de transporte y dispersión de los elementos.

3.1. ESCALA DE MUESTREO

Para ubicar una zona anómala se parte del conocimiento geológico regional, en la cual se reconocen
las unidades geológicas, los cinturones mineralizados y las zonas de explotación minera. Continúa
con etapas de prospección y exploración para identificar la zona anómala y luego geoquímica en
detalle para cerrarla en superficie, delimitar sus zonas de alteración y mineralización.
Posteriormente viene la ubicación a profundidad del cuerpo individual mineralizado o mena, a
través de perforaciones exploratorias (Figura 15).

Al iniciar los trabajos de campo, Fase I, es importante separar el área en cuencas hidrográficas, las
cuales serán clasificadas según su longitud y caudal; atendiendo además a la escala de muestreo
(Figura 14 a y b). La escala sirve para estimar la cantidad aproximada de muestras a ser tomadas
(Figura 15).

ETAPA DE RECONOCIMIENTO

Para emprender una labor de Reconocimiento se requiere un conocimiento previo de la región


donde va a trabajar, del ambiente geológico, del relieve, del acceso y de las áreas localizadas más
cercanas al sitio escogido. Recolectar mapas topográficos, fotografías aéreas, mapas geológicos si
existen, escoger el personal apropiado e indicado y conocer el terreno a investigar.

El objeto es localizar el ambiente geológico donde se ubiquen zonas potencialmente mineralizadas


que justifiquen un estudio más amplio para la ubicación de un yacimiento. La evaluación sólo se
debería hacer si se cuenta con datos suficientes que se puedan utilizar para establecer una analogía
con yacimientos vecinos, con posean características comparables.
Figura 14 a y b. Separación de un Drenaje por Cuencas, subcuencas y Clasificación

Sobre los mapas base de trabajo que se tienen se deben señalar los posibles sitios o afloramiento
de muestreo y el tipo de muestras a recolectar, la interpretación de las estructuras de las rocas,
tectónica, formas topográficas dominantes y drenaje, entre otras características.

La fase de Reconocimiento Identifica a escala regional, las zonas con fuerte potencial minero,
ayudándose de:

 Resultados de estudios y mapas geológicos regionales

 Inspección preliminar sobre el terreno

 Métodos aéreos e indirectos

 Presunción y extrapolación geológica apoyándose en sitios conocidos

ETAPA DE PROSPECCIÓN REGIONAL

Corresponde a las primeras fases de un proyecto y consiste en la toma de muestras en el área


escogida y delimitada geográficamente.

El objetivo es conocer la distribución de los contenidos de los elementos químicos analizados,


dentro de un marco geológico regional, geoquímico y movilidad (halos de dispersión) de éstos
elementos que cubran distancias de varios kilómetros a partir de las posibles fuentes. El resultado
de la fase regional es localizar anomalías geoquímicas caracterizadas por valores anómalos de los
elementos estudiados.

Dependiendo del conocimiento geológico que se tenga de una región y del posible potencial
mineral, se puede definir con claridad la densidad e intervalo entre muestras y los elementos
químicos indicadores. Por ejemplo, altos contenidos de Ni corroboran la presencia de
rocas ultramáficas, sulfuros o ambos y el análisis adicional de Cr ayuda a resolver la ambigüedad
entre ambos, Ni en las primeras rocas y Co en las segundos.
De otro lado, por las dificultades de acceso a áreas nuevas y pocas posibilidades de regresar a la
zona de trabajo, es recomendable realizar la cartografía geológica simultáneamente con la
prospección geoquímica, pero planificadas a dos escalas diferentes y a dos años de plazo con el fin
de aprovechar al máximo el personal en el campo y disminuir costos. Para lograr resultados positivos
es recomendable un grupo interdisciplinario de geólogo, geoquímico y químico.

La escala regional de los mapas, utilizados para el muestreo, comprende planchas a escala desde
1:100.000 hasta 1:25.000 preferiblemente. El número de muestras aproximadas será de 2 muestras
por cada 10 Km2. El rango de muestras puede oscilar entre 20 y 35 muestras por plancha.

Las muestras de importancia son las siguientes: rocas (in situ y rodados), sedimentos activos finos,
aguas y eventualmente concentrados en batea.

A escala regional los sedimentos activos son una ayuda para ubicar cinturones mineralizados,
identificar mineralizaciones, provincias geoquímicas y contactos litológicos. Las muestras se toman
a lo largo del río principal, a intervalos de 2,5 Km entre dos muestras y en afluentes que tengan
longitudes superiores a 3 Km.

Las muestras de roca deben ser frescas y representativas de las diferentes litologías del área, así
como rocas mineralizadas. También los rodados mineralizados son una ayuda para interpretar las
unidades litológicas, la alteración y clase de mineralización que aflora.
FIGURA 1. Resultado de un Muestreo Regional de Sedimentos Activos Finos

ETAPA DE EXPLORACIÓN

El objeto es establecer las principales características geológicas del yacimiento o prospecto


mineralizado que en fases anteriores se encontró, proporcionando una indicación razonable de su
continuidad y una primera evaluación de sus dimensiones, su configuración, su estructura y su
contenido. En ésta etapa el proceso sistemático consiste en investigar en más detalle el yacimiento
mineral, delimitando las zonas prometedoras.

Los métodos empleados consisten en cartografía de superficie, toma de muestras sobre una malla
amplia, previamente diseñada según las características del prospecto mineralizado, perforaciones
de calicata y sondeos para el conocimiento de la mineralización a profundidad, los tipos de
minerales. Las muestras deben ser analizadas en el laboratorio.
La escala de los mapas utilizados para el muestreo, varía desde 1:25.000 hasta 1:5.000, comprende
generalmente áreas desde 100 hasta 50 Km2 y la presentación final en mapas a escala 1:10.000. La
densidad de muestreo debe ser mínima de 10 muestras por Km2.

En ésta etapa se toman muestras de sedimentos activos, concentrados en batea para minerales
pesados, rocas mineralizadas, suelos, eventualmente aguas y gases.

FIGURA 2. Resultado de un Muestreo Regional de Sedimentos Activos Finos

Todos los tributarios con una longitud mayor a 2 km son muestreados, utilizando sedimentos activos
entre 0,5 y 1 Km. de distancia entre muestras. En caso de que la mineralización sea de metales
preciosos o minerales de alto peso especifico, se utilizan concentrados en batea (en un número
considerable de bateadas por estación). En el caso de suelos, se colectan a lo largo de los filos
principales y secundarios, tomando muestras a una distancia entre 100 ó 50 m, entre ellas. Las rocas
se colectan en sitios seleccionados, como muestras unitarias o compuestas, en forma de esquirlas
o fragmentos; también a lo largo de canales hechos por el explorador y que cortan estructuras que
contienen mineralización.

ETAPA DE EXPLORACIÓN EN SEMIDETALLE A DETALLE

A partir de los resultados positivos obtenidos en las fases anteriores se lleva a cabo la etapa de
Exploración Geoquímica en semidetalle. El objetivo de ésta etapa es corroborar de que las
anomalías geoquímicas encontradas sean significativas, es decir relacionadas directamente con una
mineralización, delimitarlas con mayor precisión, encerrarlas y caracterizarlas, asociándolas
directamente con ambientes geológicos específicos. (Figura 17).
FIGURA 3. Relación entre un muestreo a Escala Regional y en Semidetalle

Figura 18. Zona Anómala Significativa y sitio a hacer Perforación Exploratoria

Se recomienda para ésta fase utilizar técnicas de exploración geofísica para reconocer y corroborar
las características del cuerpo mineralizado a profundidad. El grado de confiabilidad deberá ser
suficiente para permitir decidir, si están justificados posteriormente, una exploración detallada y
estudios de previabilidad minera.

ETAPA DE EXPLORACION DETALLADA

La etapa subsiguiente a la anterior es la fase de Exploración en Detalle. El objetivo es detallar el


"blanco" mineralizado y establecer la relación con las rocas adyacentes, determinar la geometría del
cuerpo mineralizado, su forma, tamaño y espesor. Además de establecer la tendencia de la
mineralización y la distribución de valores. Esto se obtiene a partir de resultados de las
prospecciones geoquímica, geofísica y de perforaciones exploratorias. Consiste en delimitar un
yacimiento conocido, de forma detallada y en sus tres dimensiones, mediante el muestreo de varios
sitios, se necesita precisión y exactitud.

La escala de los mapas utilizados para el muestreo varía desde 1:2.000 a 1:500, cubre áreas menores
de 5 Km2. Finalmente se considera que los trabajos a escala 1:500 o mayor constituyen propiamente
la geología de la mina.

Para fijar con mayor precisión la zona anómala se desarrolla un muestreo de suelos utilizando
trincheras, apiques ó a lo largo de una red geométrica de muestreo diseñada con líneas
perpendiculares entre sí (malla), donde se toman muestras máximo cada 25 m. También se colectan
muestras específicas de roca mineralizada o con alteración hidrotermal.

Para definir los sitios donde se harán las perforaciones exploratorias, se debió previamente realizar
trabajos de geología y geofísica exploratoria.

Se utilizan para tomar muestras, los afloramientos, calicatas, sondeos, galerías, túneles. La malla de
muestreo debe ser poca espaciada y densa en muestreo, establecer geología en detalle, estructuras
y contenido mineral.
FIGURA 10. Procedimiento para analizar e interpretar Información Geoquímica

Figura 11. Manifestación de una Mineralización en Superficie

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