LA ENSEÑAZA DE LA FILOSOFIA

La filosofía es un campo de estudio muy amplio. Los temas que abarca son de los más
variados, y es tal que a veces pareciera no tener algo que la unifique. Uno sabe que está frente
a un problema filosófico pero a veces uno no sabe por qué. Tal vez una manera de identificar
los problemas filosóficos es dejándonos llevar por lo que el sentido común entiende por
filosofía, a saber, filosofía son aquellos saberes que nos dan una visión del mundo y nos rigen
en la vida. Actualmente esto dista mucho de ser cierto, pero en la antigüedad la filosofía
estaba muy emparentada con esa idea. Recuérdese el objetivo de Sócrates, llegar a tener
conocimiento para actuar bien.

La enseñanza de la filosofía estaba pues dirigida a mejorar la calidad de vida de los

individuos, pero no sólo eso sino que se buscaba que los practicantes de ella tomaran una
actitud crítica frente a las cosas y no se dejaran llevar por las apariencias. Piénsese en el mito
de la caverna de Platón. Nosotros somos como unos prisioneros encadenados dentro de una
cueva oscura. Estamos viendo a la pared, damos la espalda a nuestros guardianes, ellos se
pasean por la caverna transportando objetos pero nosotros no podemos ver más que sus
sobras que son proyectadas por las antorchas que hay en caverna. Es tanto nuestra costumbre
que pensamos que esas sombras son la realidad. El filósofo es aquel quien se logra
desencadenar para salir de la caverna y ver el sol, el sol de la verdad. Así pues el filósofo es
aquel que se ha desengañado de las apariencias y alcanza a ver como son las cosas en sí
mismas.

El filósofo es aquel que gracias a su pensamiento crítico puede discernir entre apariencia y
realidad. Y su objetivo será enseñarles a las demás personas a alcanzar los mismos logros.
De este modo la filosofía es un entrenamiento en el pensamiento crítico, el cual
tradicionalmente se había asociado a tratar de responder las preguntas más peliagudas a las
que se enfrenta el hombre. Como por ejemplo, el lugar del hombre en la naturaleza, qué es el
bien, la existencia de Dios, la muerte, la justicia etc. Temas que sin duda alguna siempre
preocupara a la humanidad, temas que por lo demás de cierta manera cada hombre de la calle
le preocupa y tiene una opinión.

La filosofía trata, pues, de dar armas a los hombres para resolver su situación existenciaría.
El hombre es él y sus circunstancias, decía Ortega y Gasset, y es frente a esas circunstancias
que muchas veces se encuentra sin haberlas elegido y de las cuales no puede escapar, de la
cuales el hombre tiene que tomar conciencia para poderlas enfrentar. Pero el filósofo las
enfrenta de una manera distinta a cualquier hombre, él tiene una mirada más aguda, trata de
ir hasta las últimas consecuencias de su pensamiento.

De tal forma que la filosofía se convierte en una vivencia. Una vivencia en un doble sentido.
Primero es vivencia porque sería imposible definir qué es filosofía sino no sea tenido antes
la experiencia de hacer filosofía, la filosofía solo se la conoce mediante el vivir. No hay mejor
manera de introducirse a la filosofía que haciendo filosofía. Pero por otro lado también es
una vivencia porque, hasta lo dicho acá, es parte de nuestras forma de vida, es decir, nos
ayuda a dirigirnos por la vida, nos ayuda a responder y dar cara a ciertas perplejidades con
las que nos topamos a lo largo de nuestra existencia. Y tal vez no resuelva estas perplejidades
como muchas veces ocurre pero si da una mejor visión de las cosas.

Así que ¿qué es lo que se espera que se enseñe a alguien que quiera a prender filosofía?
Precisamente los que se le tratara de enseñar a alguien dispuesto a aprender filosofía, es a
desarrollar su pensamiento crítico, de tal manera que pueda hacerle frente a sus situaciones
existenciales. Pero ¿cómo se le enseñara? La historia de la filosofía está plagada de una gran
multiplicidad de sistemas filosóficos. Encontramos los más diversos. Desde sistemas tan
opuestos como el empirismo y el racionalismo, hasta la búsqueda de una reconciliación entre
ellos como es el caso de Kant.

Así pues, una idea para introducir a aquel estudiante primerizo en la filosofía es dar un repaso
de todos estos sistemas filosóficos. Es decir, darle a aquel estudiante una introducción
histórica de la filosofía. Esta forma de introducción tiene sus ventajas, por ejemplo, le permite
estas directamente en contacto y tener una idea de las doctrinas que se han defendido a lo
largo de la historia por los más grandes pensadores. Así el alumno estará capacitado para
contestar cualquier requerimiento de ciertos estándares de cultura. Tendrá una buena visión
de conjunto de la historia de la disciplina.

Sin embargo esta manera de introducción y enseñanza de la filosofía también tiene sus
defectos. Como ya se dijo a lo largo de la historia de la filosofía se ha defendido un sin
número de sistemas filosóficos, de las clases más variadas, y que muchas veces por ser tan
distintos pareciera que no fueran más que ideas aisladas que se le ocurrió al autor sin relación
alguna con los demás. Se gana por un lado el conocimiento de las doctrinas pero por otro se
pierde el sentido de estas, es decir, estas se plantean con el fin de resolver una serie de
problemas y todas las doctrinas tratan a su modo de resolver estos problemas. Unos
problemas se acentúan más en ciertas épocas más que en otras. Y yo creo que el principal
objetivo de la filosofía es dar cara a esos problemas, y que mejor modo de enseñar a pensar
críticamente sino es mediante a enfrentarse con esos problemas. Pues la filosofía más que ser
una colección de doctrinas es una actividad de pensamiento crítico que se desarrolló para dar
frente a las perplejidades que se enfrenta el hombre. Por eso la enseñanza de la filosofía se
debe hacer mediante la presentación de los problemas más relevantes para la formación del
estudiante, fijando el objetivo de que sea capaza de dar cara a su situación existencial y ser
capaz de mejorar su vida.

Bibliografía
Garcia Morente, M. (2010). Lecciones Preliminares de Filosofía. México: Porrua.

Platón. (2007). Dialogos IV. España: Gredos.

Platón. (2015). Dialogos I. España: Gredos.