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Lituraterra1
Jaques
Lacan
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Collocation: (lógica, ling.) Posición (de un objeto, de un elemento) en relación con otros; proximidad en
una cadena. Coocurrence. Conjunto de los elementos así ubicados.
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Traducir lettre por letra, cuando implica “carta”, conlleva el riesgo de reflotar lo que Corominas indica que
significa “letra” en los orígenes del idioma. El sentido es aprovechar que en castellano tenía (y por consi-
guiente tiene), el doble sentido (carta/letra) que tiene en francés. Se agregará entre paréntesis la palabra carta
cuando convenga.
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[...] “letras expuestas”.
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Apelativo: acepción lingüística. Expresión que pretende influir en el receptor. (RAE).
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enseño que solo vale por el significante: yo no lo encuentro más allí, pero es
que soy novato. Además no está ahí lo importante, pues incluso que ese sin-
gular tenga una forma más firme y agregue la dimensión, la demansión, ya lo
he dicho, la demansión del papeludun15 esa de la que se evoca lo que instauro
del sujeto en el Hun-En-Peluce16, por lo que amuebla la angustia de la Acosa
(Achose) o sea lo que connoto por la a minúscula hecha aquí el objeto, por ser
lo que esta en juego (enjeu) ¿de qué apuesta que se gana con tinta y pincel?
Tan incoerciblemente se me apareció (aparut), que no es vana esta circuns-
tancia: por entre-las-nubes, el chorrear (ruissellement), única huella (trace) en
aparecer, por operar allí, aún más que por indicar su relieve en esta latitud, en
lo que de Siberia es plana, planicie desolada de cualquier vegetación más que
reflejos que empujan a la sombra lo que de ellos no espejea.
El chorrear (ruissellement) es ramo del rasgo (trait) primero y de lo que lo
borra. Lo he dicho: es de su conjunción que se hace sujeto, pero por marcar en
ella dos tiempos. Hace falta entonces que se distinga allí la tachadura (rature).
Tachadura (Rature) de cualquier huella que esté de antemano, es lo que
hace tierra del litoral. Litura pura, es lo literal. Producirla, es reproducir esta
mitad sin par por la que el sujeto subsiste. Esa es la hazaña de la caligrafía.
Intenten hacer esta barra horizontal17 que se traza de izquierda a derecha para
figurar por un trazo el un unario como carácter, les tomará mucho tiempo en-
contrar de qué apoyo arranca, en qué suspenso se detiene. A decir verdad, es
que no hay esperanzas para un occidentado.
Hace falta un tren18 que solo se agarra al desprenderse de lo que sea que a
ustedes los suprima.
Entre centro y ausencia, entre saber y goce, hay litoral, que solo vira a lo
literal en que a ese viraje ustedes puedan tomarlo igual en todo momento. Es
por eso solamente que ustedes puedan darse por agente que lo sostenga.
Lo que se revela de mi visión del chorrear (ruissellement), en tanto que allí
domina la tachadura (rature), es que al producirse por entre las nubes, se con-
juga con su fuente, que es justamente en las nubes que Aristófanes me llama a
encontrar allí lo que es significante: o sea la apariencia (semblant), por exce-
lencia, si es por su ruptura que llueve, efecto de lo que se precipita, lo que era
allí materia en suspensión.
Esta ruptura que disuelve lo que hacía forma, fenómeno, meteoro y de lo
15
Pinciroli, Roberto: “Dos palabras en Lituraterra”, en Psicoanalítica, Buenos Aires, CPN, 2008, Nº 11,
p.25.
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Ibidem.
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Destaca Rodríguez Ponte que Lacan había señalado tempranamente que el palote del trazo unario los chi-
nos lo hacen horizontal: Lacan, Jacques La Identificación, clase 4, 06/12/61.
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Tren: (tipografía) es la parte móvil de la prensa manual de imprenta, sobre la cual se apoyaba la forma.
Ésta es una composición apretada en un bastidor (châsis) que la mantiene, garantizando los márgenes y los
espacios en blanco./ Misse en train: Es el conjunto de las operaciones técnicas que preceden y preparan el
tiraje definitivo; originalmente fue la acción de ubicar la forma sobre el tren: regulación de la presión sobre
los diversos elementos de la forma, por igualamiento de los niveles y regulación de las presiones, matizados
según las partes de la composición. / El impresor puso en operación (a mis en train) una forma para impri-
mirla (tirer).
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que puede batir (battre) ahí al V romano de la hora cinco (cf. El Hombre de
los lobos). Pero igualmente no se goza más que en lo que de eso llueva el
habla (parole) como interpretación.
Que el síntoma instituya el orden con el que se evidencia nuestra política,
implica por otra parte que todo lo que se articule de este orden sea pasible de
interpretación.
Por eso tenemos razón de poner al psicoanálisis a la cabeza de la política. Y
esto podría no ser muy fácil para lo que de la política hizo figura hasta aquí, si
de eso el psicoanálisis se revelara enterado.
Bastaría quizás, se dice eso sin duda, que de la escritura sacáramos otro par-
tido que de tribuna o de tribunal, para que se jueguen otras palabras (paroles)
para tributarnos.
No hay metalenguaje, pero lo escrito que se fabrica del lenguaje es material
que puede ser capaz de que se cambien ahí nuestras palabras (propos).
¿Es posible acaso constituir del litoral un discurso tal que se caracterice por
no emitirse de la apariencia (semblant)? Allí está la cuestión que solo se pro-
pone por la literatura llamada (dit) de vanguardia, la cual esta hecha ella mis-
ma de litoral: y entonces no se sostiene de la apariencia (semblant) pero por
eso no prueba nada sino la rotura, que solo un discurso puede producir, con
efecto de producción.
A lo que parece pretender una literatura en su ambición de lituraterrizar, es
a ordenarse con un movimiento que ella llama científico.
Es un hecho que la escritura ahí ha hecho maravillas y que todo señala que
esta maravilla no está por agotarse.
Sin embargo la ciencia física se encuentra, va a encontrarse llevada a la
consideración del síntoma en los hechos, por la polución de lo que de lo te-
rrestre se llama, sin más crítica el Umwelt, el entorno: es la idea de Uxküll be-
haviorizada, es decir cretinizada.
Para lituraterrizar yo mismo, hago observar que no he hecho del surcar (ra-
vinement) que lo ilustra ninguna metáfora. La escritura es ese surcar (ravine-
ment) mismo y cuando hablo de goce, invoco legítimamente lo que acumulo
como auditorio: y por allí no menos aquellos de los que me privo, pues eso
me ocupa.
Quisiera testimoniar acerca de lo que se produce de un hecho ya apuntado: a
saber el de una lengua, el japonés, en tanto que la escritura la trabaja.
Que haya en la lengua japonesa incluido un efecto de escritura, lo importan-
te es que permanece ligado a la escritura y que lo que es portador del efecto
de escritura sea ahí una escritura especializada en el hecho de que en japonés
pueda leerse con dos pronunciaciones diferentes: en on-yomi, su pronuncia-
ción en caracteres; el carácter se pronuncia como tal con claridad, en kun-
yomi el modo en que se dice en japonés lo que quiere decir.
Sería cómico ver designar ahí, bajo el pretexto de que el carácter es letra,
los restos del significante corriendo en los ríos del significado. Es la letra co-
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nunca que saber cómo yo les transmitía lo que volvía verosímil que conmigo
yo (qu’avec moi je) los clasifique, por pura lógica, entre los seres vivos.
Una ascesis de la escritura no me parece que pueda ocurrir sino al alcanzar
a un "está escrito" por el cual se instauraría la relación sexual.
1971
Traducción y versión:
Félix Contreras
Roberto Pinciroli
Atila Miguel Ángel Rodríguez