Vivimos en un tiempo en el que nuestro entorno está en constante cambio,
pues nuestras necesidades van evolucionando conforme hay más avances científicos y tecnológicos, pero también intelectuales. Los seres humanos estamos inmersos y propiciamos ese dinamismo, lo cual hace necesario que continuamente nos replanteemos la realidad como la conocemos. Es por esto que el conjunto de estudios sobre la sociedad, agrupados en las ciencias sociales, han sido reestructurados a través de la historia, para poder cubrir las necesidades del individuo y responder a las nuevas interrogantes que éste se plantea. ¿Qué es la ciencia social? Wallerstein la define como “conocimiento secular sistemático sobre la realidad que tenga un tipo de validación empírica” 1, sin embargo su estudio no siempre ha estado muy delimitado. Al principio el conocimiento se buscaba por igual, sin distinción entre ciencia natural, social o humanidades, pero la relevancia de la objetividad y exactitud de los estudios marcó la diferencia. Las ciencias naturales adquirieron una mayor importancia jerárquica pues eran las que cumplían mayormente con estos requisitos, mientras que los demás estudios quedaron prácticamente relegados; fue entonces cuando se consideró la racionalización del cambio social, enfocándose en la formulación de leyes generales estudiando el pasado, explicando el presente y sentando las bases para el futuro. Así también, se marcaban las diferencias de objetos de estudio y metodologías entre las tres esferas del estudio. El impulso más grande en las ciencias sociales se dio después de la Segunda Guerra Mundial, con el cambio de estructura política mundial, los crecimientos demográfico y de capacidad productiva y el aumento de planteles universitarios. No obstante, el desarrollo de las ciencias sociales desembocó en estudios de área con carácter multidisciplinario, lo cual puso de relieve los puntos en común de las tres esferas y el pluralismo universal de éstas, es decir, el sentido generalizador de los estudios.
1 [ CITATION Wal06 \l 1034 ]
El futuro de las ciencias sociales reside en abrirlas, es decir, renovar los métodos tradicionales, aceptando la multiculturalidad dentro de éstas, la cooperación de las tres divisiones, regresando los centros de investigación a las universidades para generar un conocimiento más organizado, siendo más tolerantes a diferentes puntos de vista y aceptar la naturaleza de los investigadores, siendo que estos son también el objeto de estudio. Sólo así, reformando los conceptos, aceptando los cambios se generará una ciencia que de verdad pueda dar respuesta a nuestras incógnitas y nosotros como seres humanos podremos comprender la naturaleza de la sociedad y plantear soluciones más eficaces a los problemas que se nos puedan presentar como sociedad.
Bibliografía Wallerstein, Immanuel. Abrir las Ciencias Sociales. México: Siglo XXI, 2006.