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Educar para emprender es

potenciar la pasión, el talento y la


creatividad
Por: Carlos Arroyo | 31 de octubre de 2013

Autora invitada: BLANCA CAÑAMERO VICENTE, profesora de Economía del IES


Fray Pedro de Urbina (Miranda de Ebro, Burgos)

Dédalo advirtió a su hijo Ícaro que no volara muy alto porque, si se acercaba al Sol, la
cera de sus alas se derretiría, y le advirtió también de no hacerlo demasiado bajo porque
las alas se le mojarían y serían pesadas para volar. Este mito me ha inspirado para
compartir con los lectores las conexiones que yo observo entre la educación y valores
como la autenticidad, el talento, la creatividad, la iniciativa y el no tener miedo a los
retos que nosproponemos, porque son los nuestros.

La sociedad industrial, actualmente con síntomas de agotamiento, ha creado una cultura


en la que todos nos recordamos a todos los peligros de alzarse y romper el orden,
según Seth Godin. Sin embargo, tan peligroso es volar muy alto (aspiraciones de dioses y
riesgos) como volar demasiado bajo (conformismo y alienación). La nueva economía de
la conexión necesita de gente apasionada que vuele alto, que sea comprendida y no
juzgada, y que no se detenga en las falsas zonas de confort del pasado.

Organismos como la UE o la OCDE y autores como Sir Ken Robinson o el mismo Godin
hacen recomendaciones para fortalecer nuestro sistema educativo y adaptarlo a la nueva
sociedad, lo que supone promover cambios en las capacidades de nuestros alumnos. El
sistema educativo (es decir, las administraciones, los profesores y los padres) ya no
puede mirar a otro lado.

La pasión, el talento y la creatividad no son incompatibles en nuestra sociedad con las


materias instrumentales. Por ello, potenciar en los jóvenes la iniciativa emprendedora, la
competencia digital, el gusto por las artes y el deseo de aprender fortalecería el
aprendizaje diferencial, esencial en la sociedad de la conexión. Las artes y el
emprendimiento tienen en común la aplicabilidad de la creatividad en la creación de
experiencias. Vivencias de las que los alumnos “aprenden haciendo” y “aprenden a
aprender” y con las que la sociedad corregiría la pérdida de talento que venimos
sufriendo.

En la línea de una educación en favor de la creatividad y del talento, debemos señalar


que el término emprendedor es un adjetivo que integra actitudes necesarias para que
seamos capaces de enfrentarnos a situaciones complejas, desarrollar planes, llevar a
cabo ideas y ponerlas en práctica. Por tanto, educación emprendedora significa
transmitir habilidades que permitan a los alumnos creer y crear en lo que creen (Laura
Chica), y no, como a veces se piensa de manera reduccionista, enseñar a montar un
negocio sin más.

Mis clases de educación emprendedora son clases activas, en las que alumnos y
profesora llenamos el aula de pequeños proyectos, fundamentalmente a través de la
técnica del Design Thinking (pensamiento de diseño),con el objeto de estimular la
creatividad y hacer visible el talento de los alumnos. Es una tarea dura, que implica un
proceso largo pero excepcionalmente gratificante. Las fases en que se dividen nuestras
tareas son:

1. Trabajamos habilidades básicas de trabajo: liderazgo, motivación, comunicación,


negociación, equipo…

2. Buscamos una idea que responda a alguna necesidad. Estimulando la creatividad o


investigando tendencias. Siguiendo a Pau García Milá, por ejemplo: proponemos a los
alumnos, que trabajan en equipo, un dilema al que deben dar una respuesta creativa
“¿Cómo solucionarías las engorrosas colas en las tiendas de ropa?”.

3. Empatía del emprendedor y de la idea, analizamos cómo responder a la necesidad


enseñando a los alumnos a ponerse en el lugar del cliente, a pensar en la solución
aprendiendo a ver las necesidades desde distintos puntos de vista.

4. Seleccionamos y concretamos la idea en un plan secuenciado. Ponemos en común las


soluciones y las cribamos en equipo.
5. Prototipamos. Diseñamos y desarrollamos sencillos modelos que visiblemente
respondan a la necesidad.

6. Testamos y modificamos el prototipo mejor valorado.

Con esta metodología se detecta un efecto Pigmalión al finalizar el curso. Es decir, es


interesantísimo comprobar que las expectativas iniciales del alumnado se cumplen al
canalizarse adecuadamente sus intereses gracias a su autorrealización, pasión y talento.

Necesitamos que esta enseñanza se generalice al alumnado de toda España y no se


circunscriba únicamente a la voluntad autonómica. Confío en que toda nuestra
sociedad, la sociedad de la conexión, valore y comprenda el verdadero significado e
implicaciones del emprendimiento en nuestra sociedad en términos de educación,
innovación, empleo y riqueza personal y nacional.

Y también que no se desaproveche la formación, experiencia y el trabajo e implicación


que los docentes de economía llevamos realizando en la generación y potenciación de la
verdadera cultura emprendedora.

Nota sobre la autora

Blanca Cañamero Vicente (@blancanamero) es profesora de Economía del IES Fray


Pedro de Urbina (Miranda de Ebro, Burgos) y presidenta de la Asociación de Profesores
de Economía de Castilla y León.

Es la creadora del muy exitoso Blog de Economía Emprendedora, coautora de la web


cooperativa de educación emprendedora y económica educandoyemprendiendo y
coautora del blog multidisciplinar y colaborativo 6mese6causas. Eso demuestra su
carácter inquieto, abierto, comprometido y apasionado por la educación y le ha reportado
varios reconocimientos a sus iniciativas digitales.

Ha publicado “La educación según la LOMCE” (Cuadernos de Pedagogía) y


colaboraciones en los estudios “La educación económica en Castilla y León” y “Enseñar a
Emprender” (CEAPES).

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