Вы находитесь на странице: 1из 4

ESPIRITUALIDAD MISIONERA EN SAN JUAN DE LA CRUZ

Fray Darwin de la Cruz

Introducción
Antes de entrar en lo que nos concierne en cuanto a la espiritualidad misionera es necesario
resaltar y comprender algunos elementos principales:

1. Es necesario comprender el camino en su totalidad, es decir, que la espiritualidad que


propone Juan de la Cruz es para un grupo de personas ya iniciados en la oración, con
un camino recorrido en la interioridad

“En esta noche oscura comienzan a entrar las almas cuando Dios las va
sacando de estados de principiantes, que es el de los que meditan en el
camino espiritual, y las comienza a poner en el de los aprovechantes que
es el de los contemplativos” (1N 1,1).

2. El proceso comprende cuatro purificaciones fundamentales:


a. Noche activa del sentido y del espíritu
b. Noche pasiva del sentido y del espíritu

Las noches activas se caracteriza por el esfuerzo del hombre quien con ayuda de la
gracia pretende someter su libertad al querer divino. Y las noches pasivas se
caracteriza porque es Dios quien pone bajo su control el ser y las facultades humanas.

3. El impulso del seguimiento es la gracia: la llamada de Cristo conmueve lo más intimo


de la persona. Las negaciones a la que nos invita en el seguimiento es fundada en el
amor, no como una fuga del mundo o una huida; sino por preferir al Señor sobre todo
lo que hay en el mundo.

4. Y por ultimo, el dolor presente en estas noches no es solo pena y dolor en la persona
sin razón aparente, sino por la presencia ofuscante de Dios, la tieniebla se produce por
su exceso de luminosidad. De manera que la primera noche enciende la llama que
ilumina pero su objetivo es preparar la capacidad del hombre para recibir la
iluminación divina.

El discipulado en san Juan de la Cruz


Uno de los conceptos fundamentales para el Santo es el abandono de los placeres por amor
de Jesucristo “cualquiera gusto que le ofreciere a los sentidos, como no sea puramente para
honra y gloria de Dios, renúncielo y quédese vacío de él por amor de Jesucristo” (1S 13,4);
más aún, “no es solamente menester vencer la fuerza de los apetitos sensitivos por amor a
Jesucristo sino estar inflamado de amor y con ansias” (1S 14,2), esto nos pone entocnes en
las puertas del seguimiento y de la misión (¿porqué?). Este tema concienrne en la obra de
Juan varios aspectos, nos referiremos entocnes en este encuentro a: El encuentro con el
Señor, es decir el momento en que el maestro lo invita a compartir su existencia.
Origen del discipulado
Ahora bien, el discípulado brota del amor a Jesucristo. Es decir, el seguimiento de Jesús es la
pretención del alma por efecto del amor en imitarlo “Traiga un ordinario apetito de imitar a
Cristo en todas sus cosas, conformándose con su vida…”(1S 13,3); pues el amor es capaz de
hacer suave los sufrimientos.

Las exigencias de Juan, si se tomas de forma superficial suelen ser muy rigurosas y esto hace
que el camino sea muy estricto saliéndose del amor misericordioso de Dios, pero hay que
remarcar que el Santo no se cansa de repetir las grandes consolaciones que se van a
encontrar en el camino “y estas obras conviene que las abrace de corazón y procure allanar la
voluntad en ella. Porque, si de corazón las obras, muy en breve vendrá a hallar en ellas gran
deleite y consuelo, obrando ordenada y discretamente” (1S 13,7).

Por otra paerte, las palabras gemidos, herida, salir, situan el seguimiento en el ámbito del
enamoramiento, de la cercanía. Para esto el evangelio de Juan nos puede dar algunas luces.
Al hace una exgenesis entre Jn 1,18 “El unigenito, que está en el seno de padre, a él le ha
dado a conocer” y 13,23 “uno de sus discípulos, el cual jesus amaba, estaba recostado al lado
de jesus”. Queriendo con esto mostrar que el verdadero discípulo al estar recostado en el
seno de jesus está aprendiendo como obra el maestro, quien aprendio del padre porque
también estaba rcostado sobre su seno.

Es decir, el verdadero discípulo es quien, según el evangelista y según san juan de la cruz, se
abre a amar, esta amando, está enamorado. No es en vano que al final del evangelio de juan
jesus le pregunte varias veces a Pedro si lo ama. Resalando que la relación no es en la
actividad ni en la primacía sino en amor.

Entonces concluimos en esta primera parte que la caracterización del discípulo es el que se
dedica a amar. El discípulo amado, en otras palabras, nosotros estamos invitados desde esta
catacteriación a recostanros en el seno de Cristo.

Disposiciones fundamentales
Juan de la Cruz esta convencido que muchos cristianos ignoran las exigencias que implican el
seguimiento de Jesus, por ello el intenta clarificar:

Quitar: “quedese pues la elocuencia seca de la sabiduría humana flaca e ingeniosa y


hablemos de palabras al corazón bañadas en dulzor y amor, de que tú bien gustas, quitando
por ventura delante ofendículo y tropiezos a muchas almas que tropiezan no sabiendo y no
sabiendo van errando” (prologo de los dichos).

Hacerse semejantes: “crucificada interior y exteriormente con Cristo, vivirá en esta vida con
hartura y satisfacción de su alma poseyéndola en su paciencia” (D 87/8)

decidir llevar la Cruz: “bástele cristo crucificado, y con él pene y descnase…” (D 92/13)
La dureza de estas exigencias chocan muchas veces con la sensibilidad con la que se acoge
el mensaje; por ello, aconseja “intimo deseo de que Dios la dé de lo que Su Majestad sabe
que le falta”(D 86/7). Mas aun, al tener amor por el Amado, la esposa quiere responderle a
ese amor cargando la cruz, y el peso de esta cruz se suaviza con la sola presencia del mismo
Amado.

La misión en juan de la Cruz


El conocimiento de la vida de Jesucristo. Es decir, contemplar, reflexionar, compenetrarse con
la existencia de jesus, no es suficiente, es necesario el vaciamiento; este trata de una nueva
recreación, de manera que el seguimiento no es profundo si no se alcanza el centro
neuralgico del ser. No es en vano que nos diga nada, nada, nada… y sea mal interpretado el
santo con el calificativo de “Doctor de las nadas” este vaciamiento tiene mas grandes
implicaciones: “Id; he aquí yo os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni
alforja, ni calzado; y a nadie saludéis por el camino.” (Lc 10, 3-4); de manera que, al estar el
alma inflamada en amor, y vacía, las nadas se convierten en el todo “mios son los cielos y mia
es la tierra; mias son las gentes, los justos son míos y mios los pecadores, los ángeles son
mios, y la Madre de Dios y todas las cosas son mías; el mismo Dios es mio y para mí, porque
Cristo es mio y todo para mía” (D 27); es decir, no es suficiente que la persona se deje
fascinar por lo bello del programa de Jesucristo, es necesario sentirse herido, interpelado por
él.

Entonces la identificación del discípulo, la espiritualidad misionera en san juan de la cruz se


centra en el deseo de identificarse con Cristo. Asi como el discípulo amado, recostado sobre
el pecho del amado. Niega todo pero todo lo tiene; porque tiene a Dios, no sabe otra cosa sino
Dios mismo.

Ahora bien, hemos hablado del llamado del discípulo misionero, hemos hablado de las
características del discípulo, vimos las discpocisiones para or a misionar; entonces, queda pro
responder la pregunta ¿Cómo es la misión? A quienes han decidido compartir sus vidas por el
reino, cristos le exige la adhesión a su palabra, confianza sin limites, y renuncia a todo aquello
que quede fuera de la gracia. Y como la gracia se da en el impulso de la persona; queda
entocnes enmarcada la misión en el cumplimiento de las virtudes teologales, a saber: fe,
esperanza y caridad. Cada una de ellas tiene como objetivo perfeccionar una determinada
potencia del hombre (memoria, voluntad y entendimiento) Entonces

Fe
Abre al hombre a una nueva comprensión, le capacita la mirada para contemplar a Dios. De
aquí que el entendimiento queda purificado en la tiniebla, oscuridad por exceso de luz, para
contemplar. Por ello la fe no es algo abstracto, sino aquello que nos abre el acceso a Dios. Es
acá donde se incrementa el enamoramiento. (2S 9,1-1)

Esperanza
Esta que ha sido encasillada en limites y horizontes, juan de la cruz la deja abierta hasta
confundirla con el mismo Dios; por eso, la ausencia del amado hace que el alma se siga
lanzando a Dios, trasciende al poner los deseos en los bienes que no se ven. De manera que
deja la memoria en el vacio para que sea solo Cristo quien llene ese deseo (3S 15,1).
Caridad
Queda al final la caridad, esta hace que la voluntad en la carencia y desnudez de todo afecto
se inflame en la unión con el amado: “ya solo en amar es mi ejercicio”, (C 27,1), pero no se
piense que el amor se identifica con altas experiencias gustos u otros tipos de consolaciones,
no consiste en sentir grandes deseos sino en tener gran desnudez y querer padecer por el
amado. En otras palabras, dedicarse a amar.

Conclusión
De manera que volvimos al inicio, la misión en san juan de la cruz se centra en el ejercicio del
amor, y no cualquier tipo de amor, uno tal que penetra todas las demás vitudes, una vida,
transformada en vida de Dios. Por tanto, el amor es el origen y meta de todo proceso
espiritual. Al final solo permanece él. Y el alma dira: ¡Oh dulcísimo amor de Dios, mal
conocido! El que halló sus venas descansó. (D16) y en su ejercicio: “al atardecer de la vida, te
examinaran en el amor” (D 32)

Вам также может понравиться