Вы находитесь на странице: 1из 6

*** it-1 pág.

1181 Hospitalidad ***


Parece que las prostitutas a veces regentaban hospedajes.
Rahab, la prostituta de Jericó, alojó a los dos espías que envió
Josué, y les mostró bondad y hospitalidad escondiéndolos de sus
perseguidores. (Jos 2:1-13.) Sansón se alojó en casa de una
prostituta en Gaza hasta medianoche, a la espera de humillar a
los filisteos llevándose las puertas de la ciudad. (Jue 16:1-3.)

*** it-2 pág. 734 Prostituta ***


Rahab. Rahab es un ejemplo de una prostituta que expresó fe
en Dios y fue declarada justa. (Snt 2:25.) Los espías que Josué
envió a Jericó se alojaron en la casa de Rahab. (Jos 2:1.)
No sería razonable suponer que lo hicieron movidos por un
interés inmoral. A este respecto, C. F. Keil y F. Delitzsch hacen el
siguiente comentario en su obra Commentary on the Old
Testament (1973, vol. 2, “Joshua”, pág. 34): “Entrar en la casa de
una mujer de su condición no hubiese despertado mucha
sospecha. Además, el hecho de que la casa estuviese junto al
muro o sobre él les facilitaría la huida. Pero el Señor guió de tal
modo a los espías, que hallaron en esta pecadora a la persona
idónea para sus propósitos, una mujer en cuyo corazón hicieron
tal impresión los informes sobre la liberación milagrosa que el
Dios vivo había realizado en favor de Israel, que no solo les
informó del abatimiento que había sobrecogido a los cananeos,
sino que, además, con plena confianza en el poder del Dios de
Israel, escondió a los espías de todas las pesquisas de sus
coterráneos, pese al gran riesgo que eso supuso para ella”. Si se
tiene presente que Israel tenía la comisión divina de echar a los
cananeos de aquella tierra debido a sus prácticas inmorales y que
Dios bendijo la conquista de Jericó y a la propia Rahab, resulta
del todo irrazonable suponer que los espías tuvieron relaciones
inmorales con ella o que Rahab continuó después con la práctica
de la prostitución. (Le 18:24-30.)

*** w13 1/11 pág. 12 “Fue declarada justa por obras” ***
Rahab era prostituta. Esta idea ha escandalizado tanto a
algunos comentaristas bíblicos que prefieren pensar que se
trataba de una simple encargada de posada. Pero la Biblia es
clara y no disfraza la verdad (Josué 2:1; Hebreos 11:31; Santiago
2:25). Es probable que en la sociedad cananea la profesión de
Rahab fuera, hasta cierto grado, respetable. Aun así, la cultura
no siempre puede acallar la conciencia, ese sentido interno de lo
bueno y lo malo que nos ha dado Jehová (Romanos 2:14, 15).
Quizás Rahab estuviera consciente de que su oficio era
degradante. Quizás, como les sucede hoy a muchas mujeres que
están en su misma situación, se sintiera atrapada, sin más
opciones para mantener a su familia.

*** w70 15/3 págs. 177-178 párrs. 8-11 Un modelo profético


para nuestro día ***
Ahora Josué envió a dos hombres a explorar Canaán,
diciéndoles: “Vayan, den un vistazo a la tierra y a Jericó.” (Jos.
2:1) “Canaán” significa “humillado.” Parecería que representa la
tierra de la organización de Satanás, su “descendencia” maldita
en la Tierra. Como primicias de la conquista, la ciudad idólatra de
Jericó parece representar a “Babilonia la Grande,” de la cual la
cristiandad es una parte principal, y la cual habrá de ser
‘quemada por completo con fuego’ cuando Dios comience a
ejecutar juicio sobre el presente sistema de cosas.—Rev.
17:5, 16, 18.
9
Secretamente, los dos espías entraron en Jericó y fueron
directamente a la casa de Rahab, donde se alojaron. En camino,
bien pudieron justipreciar la situación que existía en Canaán y en
Jericó. Igualmente, al emprender su guerra teocrática moderna,
los testigos de Jehová pudieron comprender claramente, de la
Palabra de profecía de Dios, que Satanás tenía una gran
organización en esta Tierra, de la cual la religión falsa formaba la
parte más corrupta, y que toda esta “descendencia” visible de
Satanás estaba condenada a destrucción temprana.
10
Pero, ¿a quién representa Rahab? Un significado de su
nombre, además de “ancha, amplia,” es “con libertad,” por
deducción, indicándose así que era una persona que se había
libertado de la religión demoníaca de Canaán. También debe
haberse librado de su profesión anterior de prostituta, pues de
otra manera Jehová no habría dirigido los espías a su casa. (Deu.
23:17, 18) Ella representa bien a una clase que sale de la religión
babilónica y que es despreciada por ella. Esta es la clase de
personas semejantes a ovejas que cumple la profecía de Jesús
en Mateo 25:34-40 al mostrar bondad a los hermanos de Cristo.
Esta es la “grande muchedumbre,” que, como Rahab, se entera
de las obras poderosas de Jehová y reconoce y confiesa que él
es “Dios en los cielos arriba y en la tierra abajo.”—Jos. 2:11; Rev.
7:9, 10.
11
Podemos estar seguros de que los espías no emplearon su
tiempo con Rahab hablando de cosas vanas. ¡Qué magnífica
oportunidad tuvieron para instruirla acerca de la ley de Dios! Hoy
los testigos ungidos de Jehová, también, han tenido gusto en
pasar tiempo enseñando a los despreciados de la Tierra acerca
del camino de salvación de Dios. En esto, siguen el ejemplo de
Jesús. (Mat. 21:31; 11:19) Rahab sin duda era trabajadora
industriosa en lino, pero ahora estaba deseosa de probar su fe
por otra clase de trabajo, de modo que procuró hacer un pacto
con los israelitas. A causa de esto, la Palabra de Dios la encomia,
diciendo: “Ustedes ven que el hombre ha de ser declarado justo
por obras, y no por fe solamente. De la misma manera también
Rahab la ramera, ¿no fue declarada justa por obras, después que
hubo recibido hospitalariamente a los mensajeros y los hubo
enviado por otro camino?”—Sant. 2:24, 25; Jos. 2:6, 12, 13.

*** g00 8/2 págs. 20-21 ¿Está justificada en alguna ocasión la


mentira? ***
ESTE comentario ilustra lo que opinan muchas personas sobre
la mentira. Creen que no es inapropiada si no perjudica a nadie.
Tal modo de razonar incluso ha recibido el nombre teórico de
ética situacional, según la cual el único precepto que se debe
obedecer es la llamada ley del amor. En otras palabras, explica la
escritora Diane Komp, “si su motivación es buena y su corazón es
recto, [entonces el] hecho de que haya mentido [...] no es nada
del otro mundo”.
Esta forma de ver las cosas es común en el mundo actual. Los
escándalos en los que se han visto implicados políticos
prominentes y otros líderes mundiales que han mentido han
sacudido a la sociedad. Muchas personas que se han dejado
influir por esta tendencia ya no son tan estrictas en lo referente a
decir la verdad. En algunos lugares, la mentira se ha convertido
en la política oficial. Un vendedor dijo en son de queja: “Me pagan
por mentir. Gano concursos de ventas y todos los años recibo
críticas sumamente elogiosas si miento. [...] Parece que en todas
partes esta es la clave de la preparación del vendedor minorista”.
Muchos creen que las pequeñas mentiras piadosas no causarán
verdadero daño a nadie. ¿Es eso cierto? ¿Hay ocasiones en que
esté justificado que el cristiano diga una mentira?
La elevada norma bíblica
La Biblia condena rotundamente toda clase de mentiras. “[Dios
destruirá] a los que hablan una mentira”, dijo el salmista (Salmo
5:6; véase Revelación [Apocalipsis] 22:15). En Proverbios 6:16-19
la Biblia enumera siete cosas que Jehová detesta. En esta lista se
destacan “una lengua falsa” y “un testigo falso”. ¿Por qué?
Porque Jehová odia el daño que ocasiona la falsedad. Esta es
una de las razones por las que Jesús llamó a Satanás mentiroso
y homicida. Sus falacias sumieron a la humanidad en la miseria y
la muerte (Génesis 3:4, 5; Juan 8:44; Romanos 5:12).
La gravedad que tiene para Jehová la mentira se destaca por
lo que les ocurrió a Ananías y Safira. Ellos mintieron
deliberadamente a los apóstoles, por lo visto para dar la
apariencia de ser más generosos de lo que en realidad eran. Su
acción fue intencional y premeditada. Por eso el apóstol Pedro
dijo a Ananías: “No has tratado con engaño a los hombres, sino a
Dios”. Como resultado, ambos murieron a manos de Él (Hechos
5:1-10).
Años más tarde, el apóstol Pablo aconsejó a los cristianos: “No
estén mintiéndose unos a otros” (Colosenses 3:9). Esta
exhortación es de particular importancia en la congregación
cristiana. Jesús dijo que el amor basado en principios sería el
sello distintivo de sus seguidores verdaderos (Juan 13:34, 35).
Ese amor sin hipocresía solo puede crecer y florecer en un
ambiente donde hay completa honradez y confianza. Es difícil
amar a una persona si no confiamos en que siempre nos dirá la
verdad.
Aunque todas las mentiras son reprensibles, algunas son más
graves. Por ejemplo, alguien pudiera mentir por vergüenza o
temor. Otra persona quizás tenga el hábito de mentir
maliciosamente con el propósito de causar daño a los demás. En
vista de su motivación malévola, el que lo hace con intención
representa un peligro para los demás, y se le expulsará de la
congregación si no se arrepiente. Como no todas las mentiras son
motivadas por la malicia, hay que tener cuidado de no condenar
innecesariamente al que ha dicho una mentira y asegurarse de
todos los factores implicados en el asunto. Se deben tomar en
cuenta los motivos y las circunstancias atenuantes (Santiago
2:13).
“Cautelosos como serpientes”
Claro está, ser veraz no significa estar obligado a divulgar toda
la información que pida cualquier persona. ‘No den lo santo a los
perros, ni tiren sus perlas delante de los cerdos, para que nunca
se vuelvan y los despedacen a ustedes’, advirtió Jesús, según
Mateo 7:6. Por ejemplo, los malintencionados tal vez no tengan
ningún derecho a saber ciertos asuntos. Los cristianos
comprenden que viven en un mundo hostil. Por eso, Jesús
aconsejó a sus discípulos que fueran “cautelosos como
serpientes” mientras se mantenían “inocentes como palomas”
(Mateo 10:16; Juan 15:19). Jesús no siempre reveló toda la
verdad, especialmente cuando dicho proceder le hubiera causado
daño innecesario a él o a sus discípulos. Sin embargo, aun en
tales ocasiones, no mintió. Antes bien, optó por no decir nada, o
desviar la conversación hacia otro tema (Mateo 15:1-6; 21:23-27;
Juan 7:3-10).
Hombres y mujeres fieles mencionados en la Biblia, como
Abrahán, Isaac, Rahab y David, también fueron discretos y
cautelosos cuando trataban con posibles enemigos (Génesis
20:11-13; 26:9; Josué 2:1-6; 1 Samuel 21:10-14). La Biblia se
refiere a todos ellos como adoradores fieles cuya vida se
caracterizó por la obediencia. Por eso son dignos de imitar
(Romanos 15:4; Hebreos 11:8-10, 20, 31, 32-39).
En ocasiones quizás parezca que decir una mentira sea la
solución más fácil. Pero los cristianos de la actualidad hacen bien
en imitar el ejemplo de Jesús y obrar en conformidad con su
conciencia educada por la Biblia cuando afrontan situaciones muy
difíciles (Hebreos 5:14).
La Biblia nos anima a ser veraces y honrados. Decir mentiras
está mal, y debemos seguir el consejo bíblico: “Hable verdad
cada uno de ustedes con su prójimo” (Efesios 4:25). De esta
manera, mantendremos una conciencia limpia, promoveremos la
paz y el amor en la congregación, y seguiremos honrando al “Dios
de la verdad” (Salmo 31:5; Hebreos 13:18).

Вам также может понравиться