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INTROITO
El inca, su pensamiento mítico y la fuerza o energía psíquica que lo
impulsa, aquel que los distintos estratos sociales tradujeron en acciones
concretas de reivindicación es, en último análisis, lo que determina su
presencia como eje de un proyecto de Estado.
Siglos de entrecruzamiento cultural determinaron que nobles y príncipes
vieran su psique envuelta en un ligero caparazón racional. Dentro de él
habitaba la materia viva del ser incaico, vale decir, su espesor mítico.
Poco dicen tanto quienes impulsan como quienes rechazan el proyecto
acerca de esa espesura. Quienes impugnan el proyecto belgraniano y, a
excepción de algunas miradas de rechazo de raíz racial, lo hacen atentos a las
dificultades que surgirían por haber varios pretendientes al Trono.
Aquí sólo atendemos a aquellos aspectos vinculados con el pensamiento
mítico y que hacían coherente la elección del Inca como expresión coronada de
la nueva Monarquía.
En un pueblo amasado con el pensamiento mítico y en su referente
divino, el Inca, parecía encontrar cierta mirada racionalista ilustrada la
consagración del nuevo orden jurídico-político.
Logos es palabra, pensamiento racional, estructura o sistema de
argumentación que apresa en su conjunto un todo de significado. Surge en el
seno de la filosofía helénica, y esto es posible por el desplazamiento del
pensamiento mítico; por su repliegue. No obstante, el logos lleva dentro de sí
ese primer estadio mítico, pues la conciencia mítica está “en la génesis de las
formas fundamentales de la cultura”. El mito “posee una significación decisiva
en y para ese todo”.1
De ese todo que es el mito fueron desgarrándose “los conceptos
fundamentales del conocimiento (los conceptos de espacio, tiempo y número),
los conceptos jurídicos y sociales (como el concepto de propiedad)”. 2
1
ERNST CASSIRER, FILOSOFÍA DE LAS FORMAS SIMBÓLICAS, II, 10-11.
2
ÍBID., 11
2
3
HANS-GEORG GADAMER, MITO Y RAZÓN, 25-26.
4
HERMANN HELLER, TEORÍA DEL ESTADO, 277, 283.
3
5
ERNST CASSIRER, FILOSOFÍA DE LAS FORMAS SIMBÓLICAS, II, 23
4
6
THOMAS HOBBES, LEVIATÁN, I, 25.
7
E. CASSIRER, FILOSOFÍA DE LAS FORMAS, II, 22.
8
H-G GADAMER, MITO, 64.
9
GIORGIO AGAMBEN, HOMO SACER, 32-33
10
JOSÉ BLEGER, PSICOLOGÍA DE LA CONDUCTA, 14 y 276.
5
13
H. HELLER, 121.
14
E. CASSIRER, EL MITO DEL ESTADO, 60.
7
17
Ossio, 1973: XXVI. Rev. Sociedad & Equidad Nº 2, julio de 2011. Pp. 266-281, 280.
18
Ossio, 1973: XXVI.
10
más indicada para hacer frente a la dramática situación, pues además contaría
con la adhesión de los pueblos del Interior. 19
Belgrano colocaba frente a los congresales dos opuestos simétricos:
republicarlo y monarquizarlo, en virtud de la nueva realidad política post-
napoleónica. Si lo primero había dominado en el pensamiento de los pueblos
de Europa, lo segundo se imponía en su hora. Claridad que surge
espontáneamente del suelo epistémico que lo envuelve.
El retrato pintado por Belgrano, fiel a la terminología revolucionaria, o
mejor, a aquellas voces que daban el tono al final del paradigma clasicista, se
ajustaba y hacía suyas aquellas que la accidentalidad francesa había vaciado
de su sentido original. Para mejor decir, voces, que antes del estallido
revolucionario, se encontraban en los labios de la misma Nobleza de sangre,
sin querer esto significar que ella participara de las pulsiones letales de los
tiempos del «Terror».
El asesinato de los Reyes de Francia provocó una mudanza de 180º en
un tejido entramado con palabras como Libertad, Igualdad, Despotismo,
Ciudadano, Revolución, Constitución.
Una breve digresión ilustrará sobre la movilidad semántica de ciertas
voces comenzada en la segunda mitad del siglo XVIII. Tal lo que se advierte en
el examen que realiza Fernando VII en el Real Decreto de mayo de 1814,
cuando declara la Constitución de Cádiz nula y “de ningún valor ni efecto” 20:
"A la verdad casi toda la forma de la antigua Constitución de la
Monarquía se innovó; y copiando los principios revolucionarios y
democráticos de la Constitución francesa de 1791, y faltando a lo mismo
que se anuncia al principio de la que se formó en Cádiz, se sancionaron,
no leyes fundamentales de una Monarquía moderada, sino las de un
gobierno popular, con un Jefe o Magistrado, nuevo ejecutor delegado,
que no Rey, aunque allí se le de este nombre para alucinar y seducir a
los incautos y a la Nación [...]
Para preparar los ánimos a recibir tamañas novedades,
especialmente las respectivas a Mi Real Persona y prerrogativas del
Trono, se procuró [...] hacer odioso el poderío Real dando a todos los de
19
E. Ravignani, ASAMBLEAS, 481-482.
20
COMISIÓN DE B. RIVADAVIA...p. 13.
12
era vestido con los atributos del Inca, era el Sol mismo, y a través de él se
“invocaba a los emperadores incas como dioses.”
Seguramente estuviera en lo cierto, ya que las creencias animistas
tradicionales habían imbuido verdaderos poderes, por ejemplo, al arte religioso.
“Basta una muestra para comprobarlo: durante el levantamiento de 1780-1783
los rebeldes indígenas sistemáticamente ataron las manos de las imágenes de
Santiago en las iglesias rurales, para prevenir la intervención militar del temido
santo guerrero a favor de las fuerzas reales.”
“La andanada del Obispo se reflejó en el empeño del intendente del
Cuzco, Benito de la Mata Linares, quien en 1785 bregó por abolir el cargo de
alférez real de los incas así como la institución de los Veinticuatro Electores
que lo escogen y al hacerlo deciden quién es el auténtico Inca o emperador, a
quién corresponden los atributos de su Real Persona. De hecho deseaba
21
poner punto final a la nobleza inca.”
La Corona española no pudo sino reivindicar el carácter de nobleza
incaica. No hacerlo suponía violentar la significatividad tanto de la realeza
como de la nobleza que de ella nace. Puede contabilizarse el reconocimiento
de casi 500 incas nobles dentro del Imperio hispánico como equivalentes a la
nobleza de la Metrópolis: eran hidalgos.
El Proyecto de Monarquía incaica propuesto por Belgrano y aceptado
por muchos Congresales, sobre todo por aquellos del Alto Perú, del Perú y de
los pueblos del Virreinato cercanos a la cultura andina, tenía presente el efecto
que había producido en su momento la sublevación del Emperador Inca Túpac
Amaru II, cuya fuerza de convocatoria se asentaba, como anticipamos, en el
carácter mesiánico de ésta. Igualmente, no se desconocía que en el inca
convergían dos fuentes de legitimidad: la auténtica incaica, pero no en menor
grado, la que provenía por concesión del monarca hispano. Vale decir, que en
el momento en que el colonizado pudiera recuperar el Trono, dominaría sobre
sus súbditos en virtud de su doble legitimidad.
Si el haber sido despojado del Marquesado de Oropesa produjo una
mirada esquiva hacia la justicia de Lima por parte de Túpac Amaru II, el hecho
21
DAVID CAHILL, ‘Una nobleza asediada. Los nobles incas del Cuzco en el ocaso colonial’ (pp.
81-110).EN: David Cahill, Blanca Tovías (eds.), Élites indígenas en los andes. Nobles, caciques
y cabildantes bajo el yugo colonial, Quito, Abya-Yala, 2000, p. 91.
15
decidiera quién era el heredero incaico; (2) las crueles divisiones que surgirían
entre las diversas familias aspirantes al trono, que lejos de solucionar el
desorden reinante lo fomentarían; (3) por las dificultades que presentaba la
creación de la nobleza [...] que hubiese de formar el cuerpo intermedio entre el
pueblo y el trono"22.
COROLARIO
Esta presentación sólo pretendió proyectar a un primer plano una
cuestión (el mito del inca) que aparece como un motivo libre dentro de la
narrativa historiográfica de la época independiente.
Advertimos que el Proyecto belgraniano se encuentra dotado de doble
legitimidad: la Monarquía y la dinastía de los Incas. Ambos anclan en
arquetipos primordiales, tales como la paternidad y la fuerza mágica.
El pragmatismo se impone al escoger al Inca, el Sol viviente, como
aglutinante apropiado para dar forma al Estado. La energía psíquica que irradia
del pensamiento mítico es lo que lleva a mentes racionales a escogerlo como
opción auténtica. Pero también que, más allá de cualquier racionalismo, en la
psique operan arquetipos que pueden diferir en el contenido pero no en la
forma y, algunos de ellos, resultan paradigmáticos: la simbiosis “Sol-Cristo”
había sido ya impugnada a los primeros cristianos por San Agustín y lo cierto
es que los cultos a Cristo asociados con el Sol invictus nunca se extirparon de
las conciencias míticas.
Al respecto, Carl Jung afirma: “el padre visible del mundo es el sol, el
fuego celeste; de ahí que padre, dios, sol, fuego, sean sinónimos mitológicos.
El conocido hecho de que en la fuerza del sol se adora la gran fuerza
procreadora de la naturaleza, dice claramente a quien todavía no lo viera bien
que el hombre adora en la divinidad la energía del arquetipo”. 23
Respecto del Cuzco, como capital de la nueva Monarquía, remitía al
“centro” u “ombligo del mundo”, y el centro constituye una imagen primordial de
la psique humana; el centro terrenal es siempre réplica del macrocosmos. 24
22
DARDO PÉREZ GUILHOU, LAS IDEAS MONÁRQUICAS EN EL CONGRESO DE
TUCUMÁN, P. 18.
23
C. JUNG, SÍMBOLOS DE TRANSFORMACIÓN, 113.
24
cf. MIRCEA ELIADE, EL MITO DEL ETERNO RETORNO, 20-25.
18
Aires y más allá de ese año en Perú, cuando García del Río y Paroissien,
enviados diplomáticos de San Martín, iniciaran un largo periplo por Europa en
busca de un príncipe que gobernara el Perú aunque sin respaldo alguno, pues
el gestor del plan había abandonado el Protectorado y partido rumbo a Europa.
_______________________________________________________________
Un problema para los partidarios de la monarquía inca fue que Juan Bautista
Condorcanqui, el principal candidato a ocupar el trono, estaba preso en Ceuta
21
desde 1782. Otros miembros de la familia real fueron masacrados como
consecuencia de la derrota revolucionaria. Razón no les faltaba a los diputados
monárquicos que no sostenían la candidatura incaica. A pesar de que había otros
patriotas americanos que llevaban la sangre imperial: José Miguel, Juan José y
Luis Carrera –octavos nietos del Inca por su antepasada Barbola Coya Inca
esposa de Garci Díaz de Castro; José de Artigas –séptimo nieto del Inca, por
línea de Beatriz Túpac Yupanqui, mujer de Pedro Álvarez Holguín.
Otros descendientes de los emperadores del Perú eran: Valentín Gómez –
octavo nieto del Inca, por línea de Beatriz Túpac Yupanqui y Pedro Álvarez
Holguín. Sin embargo su condición de sacerdote le impedía tener descendencia.
Lamentablemente la idea no alcanzó a concretarse y según Adolfo Saldías,
únicamente el Sol –Inti de los antiguos soberanos quechuas quedó estampado en
la bandera de Belgrano.
BARBOLA COYA: Por una información levantada en 1621 teniendo por testigo a
Rodrigo de Salinas se sabe que era “legitima mujer” de Garci Diaz de Castro y “pariente
cercana de Rey Inca del Perú”, que en su casa de La Serena “había muchos indios
orejones del Perú, que acudían a casa de la dicha doña Barbola y la respetaban con gran
veneración de esta por señora”. El mismo testigo puntualizó que habiendo ido a visitar
en Santiago a doña Beatriz Clara Coya, esposa del gobernador Martín Garcia Oñez de
Loyola esta le preguntó “si conocía a la dicha doña Barbola la Coya y si era viva”. El le
informó que había muerto, a los que la princesa dijo “que si fuera viva solo por verla
fuera a la dicha ciudad de La Serena porque la dicha doña Barbola Coya era de su
apellido y linaje”.
Otra testigo doña Isabel de Salazar dijo que doña Barbola era tenida en la ciudad de La
Serena por tia o prima de doña Beatriz, y otros afirmaron que era sobrina del rey Inca
del Peru, de real, alto y serenimo linaje lo cual era público y notorio en la dicha ciudad
así entre españoles como entre indios.
Sostenían ser descendientes de Juan Tito quien contrajo matrimonio con Gabriela de
Arce y procrearon a Manuela Túpac Amaru y Arce. Esta dama se casó con el criollo
Bernardo de Betancur y Hurtado de Arbieto, cuyos hijas protagonizaron un sonado
litigio reclamando el derecho a poseer el Marquesado de Santiago de Oropesa. Sin
embargo, es probable que este linaje descienda en realidad de Alonso Tito Atauchi, otro
nieto del emperador Huayna Cápac, puesto que José Gabriel Condorcanqui denominado
Tupac Amaru, alegó en la Audiencia de Lima (en 1777) que falsificaron documentos e
inclusive que arrancaron páginas de un libro bautismal para socavar la legítima posición
de los Condorcanqui-Tupac Amaru. Tema confuso y rebatible. Dicho proceso judicial
fue lamentable y produjo difamaciones mutuas entre las dos familias, por eso también se
afirma que Condorcanqui era un impostor. Las opiniones son diversas, según José
Antonio Del Busto no se demostró parentesco lineal alguno de los Betancur con los
Túpac Amaru (Del Busto Duthurburu, 1981).2
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El diputado por Catamarca, Azevedo, dio principio la controversia el 12 de julio,
sosteniendo la forma “monárquica temperada en la dinastía de los Incas y sus
legítimos sucesores, designándose desde que las circunstancias lo permitiesen para
sede del gobierno la misma ciudad del Cuzco".
Esta moción fue apoyada en principio, pero se propone se debata más
explícitamente en sesiones futuras. Los días 15, 19, y 31 de julio y 5 y 6 de agosto
discutieron los diputados Oro, Serrano, Pacheco, Castro Barros, Rivera, Loria,
Thames, Godoy Cruz, Malabia y Anchorena.
Los representantes que sostenían la monarquía inca eran: Azevedo, Pacheco,
Castro Barros, Rivera, Loria, Thames y Malabia. Afirma Pérez Guilhou que la
mayoría de ellos se adhiere a la forma monárquica temperada, sosteniendo unos la
candidatura del Inca y otros combatiéndola, sin especificar la posible casa
reinante.
_____________________
Respecto del diputado Anchorena sus opiniones sobre el proyecto incaico
diferirán treinta años después. En carta a su hermano del 12/VII/1816 le
manifiesta: “Recibo muchas expresiones de Belgrano que llegó a ésta hace días.
23
Ayer ha marchado Pueyrredón que debe verse con San Martín en Córdoba…Ya
sabrás que se acordó publicar nuestra independencia por medio de un manifiesto que
se ha encargado a Bustamante, Medrano y Serrano. Se trata de la forma de gobierno,
y está muy bien recibida en el Congreso y pueblo la monarquía constitucional,
restituyendo la casa de los Incas. Las tres ideas han sido sugeridas y agitadas por
Belgrano, y los que están impuestos de las relaciones exteriores las consideran muy
importantes. Lo que no tiene duda es que, si se realiza el pensamiento, todo el Perú se
conmueve, y la grandeza de Lima tomará partido en nuestra causa, libre ya de los
temotes que le infundía el atolondramiento democrático”.
_______________________________________
Los habitantes de Buenos Aires pudieron juzgar de lo apropiado del vocablo de
Anchorena, por trivial que sea la observación, en presencia de Juan Bautista Túpac
Amaru, descendiente del Inca, que llegó a Buenos Aires en el año de 1822, y quien
como una gota de agua a otra, era igual a cualquier gaucho de las campañas de
Santiago del Estero ribereños del Salado, donde se conservan todos los perfiles de esa
raza”.
Hay que recordar que el general Güemes en su proclama a sus compañeros de
armas, reproducida por “El Censor”, el 12/IX/1816 decía entre otras cosas: “En
todos los ángulos de la tierra no se oye más voz que el grito unísono de la venganza y
exterminio de nuestros liberticidas. ¿Si estos son los sentimientos generales que nos
animan, con cuanta más razón lo serán cuando, restablecida muy en breve la
dinastía de los Incas, veamos sentado en el trono y antigua corte del Cuzco al
legítimo sucesor de la corona? Pelead, pues, guerreros intrépidos, animados de tan
santo principio; desplegad todo vuestro entusiasmo y virtuoso patriotismo, que la
provincia de Salta y su jefe vela incesantemente sobre vuestra existencia y
conservación”.
Un problema para los partidarios de la monarquía inca fue que Juan Bautista
Condorcanqui, el principal candidato a ocupar el trono, estaba preso en Ceuta
desde 1782. Otros miembros de la familia real fueron masacrados como
24
consecuencia de la derrota revolucionaria. Razón no les faltaba a los diputados
monárquicos que no sostenían la candidatura incaica. A pesar de que había otros
patriotas americanos que llevaban la sangre imperial: José Miguel, Juan José y
Luis Carrera –octavos nietos del Inca por su antepasada Barbola Coya Inca esposa
de Garci Díaz de Castro; José de Artigas –séptimo nieto del Inca, por línea de
Beatriz Túpac Yupanqui, mujer de Pedro Álvarez Holguín.
Otros descendientes de los emperadores del Perú eran: Valentín Gómez –
octavo nieto del Inca, por línea de Beatriz Túpac Yupanqui y Pedro Álvarez
Holguín. Sin embargo su condición de sacerdote le impedía tener descendencia.
Lamentablemente la idea no alcanzó a concretarse y según Adolfo Saldías,
únicamente el Sol –Inti de los antiguos soberanos quechuas quedó estampado en
la bandera de Belgrano.
18 AGOSTO 2015
Entre los diputados, la casi totalidad se inclinaba por establecer una Monarquía
temperada, sosteniendo unos la candidatura del Inca y otros combatiéndola, sin
Esta moción fue apoyada en principio, pero se propone se debata más
explícitamente en sesiones futuras. Los días 15, 19, y 31 de julio y 5 y 6 de agosto
discutieron los diputados Oro, Serrano, Pacheco, Castro Barros, Rivera, Loria,
Thames, Godoy Cruz, Malabia y Anchorena. Los representantes que sostenían
25
la monarquía inca eran: Azevedo, Pacheco, Castro Barros, Rivera, Loria, Thames
y Malabia.
Desde la prensa periódica, sólo un editorial del periódico La Crónica Argentina, dirigido
por Pazos Silva, se oponía, particularmente, al proyecto incaico, basado en cuestiones
vinculadas a los enfrentamientos que seguramente se producirían impulsados por los
pretendientes al Trono, además por la complejidad y peligro de establecer una Regencia y,
fundamentalmente, porque se trataba seguramente de llevar a las altas gradas del Trono a un
individuo cubierto de harapos que mal hablaría de las bondades de una solución monárquica;
palabras que no diferían de aquellas que, en carta a su primo Juan Manuel de Rosas, escribiera
Tomás M. de Anchorena en diciembre de 1846, al hacer un retrato de la propuesta de Belgrano.
Bernardino Rivadavia, a raíz de las noticias que le remitió Belgrano sobre el
proyecto monárquico, le escribió a Pueyrredón expresándole su punto de vista al
respecto, y éste a su vez se lo retransmitió a San Martín en carta del 8/III/1817: “Ayer
he tenido comunicaciones de Rivadavia de 22 de febrero último en París. Dice que ha
sido recibida con extraordinario aprecio la noticia de que pensábamos declarar por
forma de gobierno la monarquía constitucional; pero que ha sido en proporción
ridiculizada la idea de fijarnos en la dinastía de los Incas [...]”.
El Censor, periódico contemporáneo de La Crónica, cuyo editor era un emigrado español
de cepa liberal, Valdéz, elogió el Proyecto de Belgrano y dio cuenta de las adhesiones que
recibía, por parte de Güemes en el Interior y, en general, en todas las ciudades del norte del
Virreinato del Río de la Plata.
Hay que recordar que el general Güemes en su proclama a sus compañeros de
armas, reproducida por “El Censor”, el 12/IX/1816 decía entre otras cosas: “En
todos los ángulos de la tierra no se oye más voz que el grito unísono de la venganza y
exterminio de nuestros liberticidas. ¿Si estos son los sentimientos generales que nos
animan, con cuanta más razón lo serán cuando, restablecida muy en breve la
dinastía de los Incas, veamos sentado en el trono y antigua corte del Cuzco al
legítimo sucesor de la corona? Pelead, pues, guerreros intrépidos, animados de tan
santo principio; desplegad todo vuestro entusiasmo y virtuoso patriotismo, que la
provincia de Salta y su jefe vela incesantemente sobre vuestra existencia y
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conservación”.
Las ventajas son geométricas, afirmaba San Martín y con esa voz que subrayó definió
de la manera más elocuente la propuesta de Manuel Belgrano. Señalaba, igualmente, que no se
echara manera de una Regencia de varias personas porque ello destruiría le grandeza del
proyecto, por otra parte, afirmaba, basta cambiar el nombre de "Director" y queda un monarca.
A fines de 1816 la candidatura inca fue reemplazada por la entronización de un
miembro de la familia portuguesa. Desde 1818 otros candidatos fueron el príncipe de
Luca y el duque de Orleáns.
Bernardino Rivadavia, a raíz de las noticias que le remitió Belgrano sobre el proyecto
monárquico, le escribió a Pueyrredón expresándole su punto de vista al respecto, y éste
a su vez se lo retransmitió a San Martín en carta del 8/III/1817: “Ayer he tenido
comunicaciones de Rivadavia de 22 de febrero último en París. Dice que ha sido
recibida con extraordinario aprecio la noticia de que pensábamos declarar por forma
de gobierno la monarquía constitucional; pero que ha sido en proporción ridiculizada
la idea de fijarnos en la dinastía de los Incas. Discurre con juicio sobre esto, y me insta
para que apresure la declaración de la primera parte. Éste ha sido mi sentir, pero no
sé si los doctores pensarán de un modo igual”.
► En el orden de lo jurídico-
político, la Monarquía es ese
Grial, allí se encuentra el
monarca pues, al decir del
deán Funes tomando las
palabras de Isaías, el Príncipe
es como una roca en forma de
Texado., donde el Vasallo está
a cubierto de las tempestades
y huracanes
La corona del Rumi Ñahui, es por jerarquía de plata pura, el Comandante en Jefe de las huestes
del Inca, era su brazo derecho y ejecutor de las órdenes directas del soberano. Sin embargo, en
esta oportunidad se ha diseñado similar a la del Inca, para efectos de la fiesta patronal en honor
de “Santa Rosa de Chiquian”
Efrain Vasquez
La exposición del general abarcaba el siguiente temario:
1º) Que toda la revolución de América había perdido prestigio y toda posibilidad de
apoyo entre los poderes de Europa por “su declinación en el desorden y anarquía
continuada por tan dilatado tiempo”.
2º) “Que había acaecido una mutación completa de ideas en Europa en los
respectivo a forma de gobierno. Que como el espíritu general de las naciones, en años
anteriores, era republicarlo todo, en el día se trataba de monarquizarlo todo”.
3º) Que “en su concepto la forma de gobierno más conveniente para estas provincias
sería la de una monarquía temperada; llamando la dinastía de los Incas por la justicia
que en sí envuelve la restitución de esta Casa tan inicuamente despojada del trono” y el
entusiasmo general con que sería acogida por los habitantes del interior.
Castro Barros dice que: “habiendo analizado las ventajas e inconvenientes de
un gobierno federal que había deseado para estas provincias, creyéndole el más a
propósito para su felicidad y progreso, en la actualidad, después de una seria
reflexión sobre las circunstancias del país, la necesidad del orden y la unión, la
rápida ejecución de las providencias de la autoridad que preside la Nación, y otras
consideraciones, creía conveniente la monarquía temperada, que conciliando la
libertad de los ciudadanos y el goce de los derechos principales que se reclaman por
los hombres en todo país libre con la salvación del territorio en lo lamentable de la
presente crisis, traía envuelta en sí una medida convenientísima al mismo objeto”.
Respecto del diputado Anchorena sus opiniones sobre el proyecto incaico
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diferirán treinta años después. En carta a su hermano del 12/VII/1816 le
manifiesta: “Recibo muchas expresiones de Belgrano que llegó a ésta hace días.
Ayer ha marchado Pueyrredón que debe verse con San Martín en Córdoba…Ya
sabrás que se acordó publicar nuestra independencia por medio de un manifiesto que
se ha encargado a Bustamante, Medrano y Serrano. Se trata de la forma de gobierno,
y está muy bien recibida en el Congreso y pueblo la monarquía constitucional,
restituyendo la casa de los Incas. Las tres ideas han sido sugeridas y agitadas por
Belgrano, y los que están impuestos de las relaciones exteriores las consideran muy
importantes. Lo que no tiene duda es que, si se realiza el pensamiento, todo el Perú se
conmueve, y la grandeza de Lima tomará partido en nuestra causa, libre ya de los
temotes que le infundía el atolondramiento democrático”.
Tres décadas más tarde, con un miraje distinto y despectivo respecto de la persona
del candidato nativo y de las provincias, el federal Anchorena en carta a Juan Manuel de
Rosas del año 1846, dirá: “Nadie se ocupaba del sistema republicano federal, porque
todas las provincias estaban en tal estado de atraso, de pobreza, de ignorancia y de
desunión entre sí, y todas juntas profesaban tal odio a Buenos Aires, que era como
hablar de una quimera discurrir sobre el establecimiento de un sistema federal…Los
diputados de Buenos Aires y algunos otros más nos quedamos atónitos, en lo ridículo y
extravagante de la idea de proclamar por rey a un vástago del Inca; idea que
entusiasmó a toda la cuicada, y una multitud considerable de provincianos congresales
y no congresales: monarca de la casta de los chocolotes, cuya persona, si existía,
probablemente tendríamos que sacarla borracha y cubierta de andrajos de alguna
chichería”.
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El laberinto ancestral de la nobleza inca empezó hace unos 500 años, cuando los
conquistadores españoles introdujeron una serie de medidas que se acentuaron
durante la Independencia. Estas medidas debilitaron las antiguas estructuras
sociales y de continuidad. Una de aquellas medidas fue la incorporación de la
nobleza indígena al sistema social y de linaje europeo.
Matrimonio real
30
Pérdida de privilegios
Hasta entonces los descendientes de las panacas reales recibían una serie de
prerrogativas de la corona española. Tras la rebelión de Túpac Amaru fueron
castigados. De nada sirvió que apoyaran a la corona ni su certeza de que el
futuro de su posición residía con el rey en Europa y no con un movimiento
independentista criollo. La corona española arremetió y decidió que la posición
de cacique dejaba de ser hereditaria. Así, se redujo considerablemente las
principales fuentes de ingreso económico de las familias. También se reprimió
varias de sus manifestaciones culturales, como el uso de trajes tradicionales en
las procesiones.
Con las masas, el Inca iba a comunicarse usando un lenguaje simbólico, de raigambre
mesiánica. Ese lenguaje se manifestaba en el uso de instrumentos musicales
tradicionales, en el uso de banderas, insignias y vestimentas incaicas, así como del
apelativo Inca, que poseía implicancias mesiánicas (vinculadas al mito de Inkarrí), por
cuanto el Inca no se mostraba solamente como rey y soberano legítimo, sino también
como redentor, restaurador del mundo, salvador de los indios, esperándose de él un
comportamiento milagroso. Se le otorgaban rasgos divinos o prodigiosos.
Para la mayoría de los rebeldes peruanos, la fuente de sus creencias acerca del fin de la
dominación española estaba en la concepción que tenían del futuro, por la cual, el Inca
que regresa pone término a la dominación española y devuelve el orden al mundo.
Igualmente, la muerte del Inca implicaba una destrucción del orden, del principio
regente del mundo. La muerte de Túpac Amaru, al ser la muerte de un Inca, era la
muerte de un hombre que reunía la tierra, el cielo y los elementos; era la muerte del hijo
del sol.9
Al llegar los españoles a Perú, Inkarri fue apresado con engaños por "Españarri" ( a
su vez contracción de "España Rey", es decir el Rey de España, pero no solo él sino que
simbólicamente con él, la civilización occidental cristiana).
Españarri martirizó y dio muerte a Inkarri, y dispersó sus miembros por los cuatro
lados que conformaron el Tahuantinsuyo y enterró su cabeza en el Cusco. Sin embargo,
esta cabeza está viva y se está regenerando en secreto el cuerpo de Inkarri y cuando se
reconstituya el cuerpo , éste volverá, derrotará a los españoles y restaurará el
Tahuantinsuyo y el orden del mundo quebrado por la invasión española. Otras versiones
del mito, con matices cristianos evidentes, dicen que cuando regrese Inkarri será el fin
del mundo y el juicio final
El mito de Inkarri: Segun las versiones Puquio (Ayacucho) Inkarri fue martirizado y
decapitado por los españoles, quienes enterraron su cabeza en el Cusco. Pero la cabeza
de Inkarri esta viva y le esta creciendo de nuevo el cuerpo debajo de la tierra.
"Cuando el cuerpo de Inkarri este completo, él volvera". Este movimiento
se difundio por Ayacucho, Ancash, Junin, cusco y estuvo relacionado a un mito el de
Inkarri, el Cristo (Dios) inca que resucitara, los pobladores andinos pensaron que esta
Inca era Tupac Amaru I, decapitado por el gobierno del Virrey Franciso de Toledo
(1570), y que algun dia resucitaria, y vino aquel dia: 4 de noviembre de 1780 en el
Cusco, los pobladores vieron a Jose Gabriel de condorcanqui (descendiente de los
ultimos incas de vilcabamba, su linaje provenia de Juana Pilco Huaco, hija de Tupac
Amaru I ) el Inkarri resucitado, le denominaron Tupac Amaru II.
aunque tambien, esta version se difundio en la ceja de selva central.
Aqui los aborigenes campas y aguarunas, por la predicación de los
curas agustinos, lo relacionaron con el nombre de Kesha Inca (el Inca
mesias), el sería el mismisimo Juan Santos Atahualpa, jefe de la
rebelion amazónica del siglo XVIII.