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Horacio Bozzano

Teoría Territorial
dei Ambiente

EDITORIAL
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Espacio
EDITORIAL
editora - distribuidora
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Simón Bolívar 547 - 31 2 of. 1
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Corrección: El autor
Diseño de tapa: Claudia Solari
Laura Restelli
Composición y armado tipográfico: Osmar Luis Bondoni
Coordinación y Producción
Editorial: Osvaldo Dubini

La reproducción total o parcial de este libro, en cualquier forma que sea, idéntica o
modificada, escrita a máquina, por el sistema “multigraph”, mimcógrafo, impreso por
fotocopia, fotoduplicación, etcétera, no autorizada por los editores, viola derechos
reservados. Cualquier utilización debe ser previamente solicitada.

1? edición, 2000
Impreso en la Argentina - Printed in Argentina
Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723
© 2000 Espacio Editorial

ISBN: 950-802-112-8

I ste libro se terminó de imprimir en


KM Artes Gráficas en Septiembre del 2000
Tel.: 15-4086-4059
CAPITULO 3

INSTANCIAS METODOLOGICAS
Y NOCIONES TERRITORIALES

Instancias: lo real, lo pensado y lo posible


En una entrevista a Pierre Bourdieu, Beate Krais le pregunta sobre
su conocida obra: «Si reescribieras El oficio del sociólogo, ¿qué es lo que
cambiarías? ¿Querrías agregar algo?». Entre otras cosas el autor expresa:
«Si tuviera que rehacer El oficio del sociólogo presentaría una serie de
ejemplos, o si se quiere, de ‘obras maestras’, como los que hacían los
artesanos en la Edad Media. Como ejemplo de construcción del objeto,
daría lo que está en el apéndice de Homo Academicus, el análisis de una
premiación de escritores. Yo diría: he aquí el material, ustedes lo tienen
ante los ojos. Todo el mundo puede verlo. ¿Por qué está mal construido?
¿Qué quiere decir este cuestionario? ¿Qué es lo que ustedes harían?».
(Bourdieu; 1997:59)
En nuestro interior lo real, lo pensado y lo posible no están escindidos.
Como sujetos que somos, con frecuencia tenemos dificultad en discernir
un concreto real de un concreto pensado; nuestro mundo ideal suele
también mezclarse con nuestro mundo real. Haciendo algún un esfuerzo
analítico, es posible separar estos tres planos; pero también surgen difi­
cultades cuando nos excedemos en este esfuerzo. Si bien en un trabajo
concreto, una exposición en estos términos confiere rigurosidad a la in­
vestigación, puede cargarla de galbana y somnolencia no sólo en los lec­
tores académicos, sino particularmente en los políticos y en los actores
sociales a los cuales nos interesaría llegar.1

1 Si nuestra meta es llegar a otras personas fuera del mundo académico es muy pro­

bable que debamos trabajar mas empíricamente, pero siempre reconociendo en términos de
una vigilancia epistemológica que en el fondo —y en concreto— están presentes cuestiones
teóricas y metodológicas. Este capítulo no se refiere a un trabajo concreto, es más bien un
nexo metodológico entre las cuestiones teórico-territoriales planteadas en los Capítulos
anteriores y una propuesta —no una receta— de nociones territoriales más operativas para
trabajar en casos concretos.
56 TERRITORIOS REALES, PENSADOS, POSIBLES INSTANCIAS METC

Proyectando de algún modo lo real y lo pensado intentamos «construir» propósito analítico, intenta
objetos, cosas posibles. Así, lo que es, por obra de nuestro pensamiento y ra más clara. En la teoría
acción, deviene en otra cosa, el ideal deja de ser posible para ser real. Una y nociones territoriales es
comida, una prenda de vestir, una casa, una autopista, son objetos que manera en que se exponen
dejan de ser posibles cuando se realizan. Mientras lo real, lo pensado y lo
posible parecen desplegar un sinfín, mientras cada objeto es potencial­
mente otra cosa, algunos objetos son consumidos, otros permanecen casi Obstáculos y ruptur
inalterados, mientras que algunos son transformados.
Si bien las sociedades, los territorios, la historia, la política, la econo­ En investigaciones terr
mía y muchos otros temas se realizan, se concretan con innumerables ambientales en general los
sujetos, se trata en realidad de objetos «construidos» por sujetos. Nos en un proceso donde la relac
referimos a enfoques y visiones elaboradas en nuestro intento de síntesis empiristas y otros más raci
real y pensada. —en términos de una realii
En este sentido el territorio —en términos de «cosas y relaciones objeto explicado, conceptual!
juntas» (Milton Santos)— es un objeto complejo, que existe en la medida concreto y de pensamiento;
que nosotros —sujetos— lo «construimos» combinando nuestro concreto un real de pensamiento coi
real con nuestro concreto pensado. Esta naturaleza compleja del territo­ Pero en el proceso de cc
rio es probablemente uno de los motivos de las dificultades y discrepan­ intervención hay una serie
cias en torno a su definición. ración implica con frecuenc
¿Es el territorio un «supra-objeto» real, pensado y posible los obstáculos que mención*
(transformable) por sujetos?2 Es muy probable que se trate de un los siguientes; la opinión coi
«supra-objeto» real; también es muy probable que se trate de un «supra- cimiento vulgar; las verdac
objeto» pensado en su presente y posible en su condición de modificable transformarse en dogmas; 1
por sujetos. El permanente fluir de lo real, lo pensado y lo posible es uno unidad de lo diverso como a
de los supuestos que organiza el planteo teórico-metodológico de este formación básica y conocim
capítulo. Las nociones territoriales que se ofrecen a continuación intentan na y explica, pudiendo desi
combinar instancias metodológicas y escalas de análisis espacial, dependiendo del marco coni
donde lo real se aproxima a la descripción, lo pensado a la explicación y En lo relativo a trabajo
lo posible a la propuesta. No obstante, como veremos en los trabajos cado en el Capítulo 1 cuati
concretos, las descripciones se articulan y entremezclan con las explica­ vado de la aplicación de con
ciones; estas últimas, si bien diferentes, tienen algún parentesco con las cias Exactas; 2) el derivadc
propuestas, desde el momento que estamos intentando proyectar la con­ procedentes de las Ciencias
creción de alguna tendencia detectada a partir de nuestra explicación. ción empirista en los trabaj
Si bien planteamos una organización lineal al interior de cada caso en nismo en la aplicación de u
los diferentes capítulos para estudiar el territorio, lo hacemos con un Al introducirnos en el pl
ción, propuesta— y las esca
cer territorial se identifici
2 Al momento de cierre de esta edición estamos trabajando en la posible combinación de
En el trabajo y la evaluació
algunos planteos presentes en Milton Santos (fijos y flujos), Pierre Bourdieu (capital cul­
tural y capital económico), José Luis Coraggio (órdenes del ser) y Marifé Suárez (relaciones varse dificultades en el mét
sujeto-objeto). Esta indagación va abriendo posibles líneas de análisis en relación con una dos omisiones entre las má
re-definición del concepto de «territorio»; ello quizá ponga en crisis o bien contribuya a fieren a dificultades en el i
profundizar algunos de los cuatro puntos de partida expuestos al comienzo del Capítulo 2.
En el ültimo capítulo abrimos el planteo inicial de esta reflexión.
medida de cuestiones de fon
INSTANCIAS METODOLOGICAS Y NOCIONES TERRITORIALES 57

propósito analítico, intentando comunicar nuestro enfoque de una mane­


ra más clara. En la teoría y en la práctica instancias, escalas, conceptos
y nociones territoriales están mucho más articulados entre si, que la
manera en que se exponen los casos concretos.

Obstáculos y rupturas

En investigaciones territoriales, en ciencias sociales y en ciencias


ambientales en general los objetos de estudio se construyen, se elaboran
en un proceso donde la relación conocimiento-realidad, donde enfoques más
empiristas y otros más racionalistas, permiten transformar el objeto real
—en términos de una realidad descripta— en un objeto científico, en un
objeto explicado, conceptualmente elaborado con referencia al complejo real
concreto y de pensamiento; un real concreto que existe fuera nuestro y
un real de pensamiento como construcción previa.
Pero en el proceso de construcción del objeto de investigación y/o de
intervención hay una serie de obstáculos epistemológicos, cuya supe­
ración implica con frecuencia la adopción de técnicas de ruptura. Entre
los obstáculos que menciona Bachelard (1984) podemos citar brevemente
los siguientes: la opinión común, una opinión sin conocimiento es un cono­
cimiento vulgar; las verdades dadas que se retransmiten y que suelen
transformarse en dogmas; la unidad de la ciencia, que alude tanto a la
unidad de lo diverso como a la diversidad de la unidad; la relación entre
formación básica y conocimiento empírico; la misma palabra que desig­
na y explica, pudiendo designar lo mismo, lo explica de distinta forma,
dependiendo del marco conceptual.
En lo relativo a trabajos territoriales concretos se habían identifi­
cado en el Capítulo 1 cuatro obstáculos epistemológicos: 1) el deri­
vado de la aplicación de concepciones espaciales procedentes de las Cien­
cias Exactas; 2) el derivado de la aplicación de concepciones espaciales
procedentes de las Ciencias Naturales; 3) el derivado de una fuerte tradi­
ción empirista en los trabajos geográficos; y 4) el derivado del reduccio-
nismo en la aplicación de un concepto complejo como el territorio.
Al introducirnos en el plano de las instancias —descripción, explica­
ción, propuesta— y las escalas —de macro a microescalas— del queha­
cer territorial se identifican asimismo obstáculos metodológicos.
En el trabajo y la evaluación de investigaciones concretas suelen obser­
varse dificultades en el método de exposición; actualmente reconocemos
dos omisiones entre las más frecuentes. En algunos casos éstas se re­
fieren a dificultades en el método de exposición, tratándose en mayor
medida de cuestiones de forma que de fondo, por ejemplo en trabajos de
58 TERRITORIOS REALES, PENSADOS, POSIBLES INSTANCIAS METO

grado o de posgrado universitarios; en otros casos —en particular en se plantean básicamente ci


aquellos sobre los que no se tuvo oportunidad de conocer su origen y los epistemológicos y metod
desarrollo, por ejemplo trabajos de congresos— podría tratarse también tan esquemáticamente de 1
de errores de fondo en su concepción. Denominaremos obstáculos meto­
dológicos a las dos omisiones en el método de exposición; subyacen 1) Es menester comenzai
obstáculos epistemológicos a este planteo, particularmente de divorcio del objeto de estudio, situ
teórico-empírico en la concepción de los trabajos y de dificultades en la cuatro momentos: el estábil
incorporación y articulación de conocimientos —en términos de conceptos racterización del objeto de e:
y nociones— a la construcción del objeto. la articulación entre concei
Un obstáculo metodológico se refiere a la ausencia explícita o análisis, privilegiando la pe
implícita de un orden mínimo en la organización del trabajo. En 2) El análisis estadista
estos casos no se insinúa la incorporación de niveles descriptivos, expli­ permiten luego homogeneiza
cativos y propositivos; podríamos plantear esta situación como el paso el universo de estudio, lo qu
gradual de lo real a lo pensado, y luego a lo posible; en este texto nos aparente, con las generaliza!
referiremos a los territorios reales, los territorios pensados y los territo­ aquí debemos ejercer una ’
rios posibles. Suelen observarse trabajos que comienzan por la propuesta investigación no se vea cond
y terminan describiendo la realidad que pretenden modificar. También se de cada uno de los tratamñ
observan trabajos cuyos niveles explicativos no son precedidos, siquiera ponibilidad de información, c
en citas, por la necesaria y mínima descripción; en ellos es dificultoso a las fuentes y a sus análisis
distinguir con frecuencia si la omisión de la descripción es real o bien obstáculo.
obedece a un intento por evitar la exposición de trabajos aburridos. 3) En tercer lugar, la ilu
Explicar sin describir previamente o proponer sin explicar los motivos de de la no conciencia supon
la propuesta son obstáculos metodológicos en los que cabe plantear algunas no consciente, una ruptura o
técnicas de ruptura. indagación permanente en la
Otro obstáculo metodológico surge de la indistinción entre dimen­ el objeto y formular objetiv
siones dominantes en el análisis. Casi nunca los objetos son exclusi­ atenuar estos riesgos. Entrev
vamente territoriales; situación semejante ocurre con objetos ambientales, otra manera —profesional
sociales o de otra naturaleza. En la construcción y realización del objeto contribuyen a romper con a
es necesario precisar el lugar de la dimensión territorial, cuándo es de­ entrevista como técnica de ri
terminante y por lo tanto en qué medida tiende a organizar un objeto; o técnicas relacionadas con la
bien cuándo el objeto es territorial con un sesgo ambiental, por ejemplo surgen de la interpretación co
en evaluaciones de impacto ambiental o en evaluaciones de impacto tanto los análisis espaciales
urbanístico. Hay conceptos y nociones más ambientales, otros preferente­ entrevistas a informantes ca
mente territoriales, los hay más sociales. No podemos combinar sin una 4) Esto nos obliga a estabk
indagación teórica previa conceptos territoriales con otros ambientales o
bien sociales; es algo semejante a lo que ocurriría con la combinación de
3 Un ejercicio orientado a verifii
categorías de análisis de fuerte peso en la economía, la sociología y la
ruptura podría ser algo semejante a i
ciencia política. posible de actores. Por ejemplo: ¿Cór
¿Qué piensan actores involucrados di
Técnicas de ruptura y qué desventajas reconocen distint»
Partiendo de Bachelard (1984) y rescatando cuestiones planteadas por cuestión? ¿Cómo instrumentarían ac
Un buen ejercicio en esta línea nos pe
Marifé Suárez en nuestra cátedra de la Universidad Nacional de La Plata, sin duda escapa a nuestro nivel de i
INSTANCIAS METODOLOGICAS Y NOCIONES TERRITORIALES 59

se plantean básicamente cuatro técnicas de ruptura para los obstácu­


los epistemológicos y metodológicos planteados. Estas técnicas se presen­
tan esquemáticamente de la siguiente manera.

1) Es menester comenzar con una definición previa —y provisoria—


del objeto de estudio, situación que supone la combinación de, al menos
cuatro momentos: el establecimento de un recorte de la realidad, la ca­
racterización del objeto de estudio a partir de concepciones determinadas,
la articulación entre conceptos, y el reconocimiento de dimensiones de
análisis, privilegiando la pertinente.
2) El análisis estadístico, el análisis espacial y el de otras fuentes
permiten luego homogeneizar, organizar y sistematizar en alguna medida
el universo de estudio, lo que implica una ruptura con lo intuitivo, con lo
aparente, con las generalizaciones realizadas a partir de estudios de caso;
aquí debemos ejercer una vigilancia epistemológica, para que nuestra
investigación no se vea condicionada por restricciones y ataduras propias
de cada uno de los tratamientos. Suele ocurrir que por razones de dis­
ponibilidad de información, costos o tiempos se tienda a supeditar el objeto
a las fuentes y a sus análisis emergentes; en tal caso continuamos con el
obstáculo.
3) En tercer lugar, la ilusión de la transparencia y el principio
de la no conciencia supone una tarea orientada a hacer consciente lo
no consciente, una ruptura con el empirismo ingenuo. En este sentido, la
indagación permanente en la primera fase de la investigación hasta pulir
el objeto y formular objetivos e hipótesis, es un camino que permite
atenuar estos riesgos. Entrevistas con actores que ven el mismo objeto de
otra manera —profesionales, actores sociales, políticos, económicos—
contribuyen a romper con aquella ilusión de la transparencia; pero la
entrevista como técnica de ruptura por si misma no alcanza. Hay otras
técnicas relacionadas con la identificación de tramas de relaciones que
surgen de la interpretación combinada de las fuentes que nos proporcionan
tanto los análisis espaciales, estadísticos y de texto, como los de las
entrevistas a informantes calificados.3
4) Esto nos obliga a establecer precisión en el uso del lenguaje para

3 Un ejercicio orientado a verificar si estamos sorteando con éxito estas técnicas de


ruptura podría ser algo semejante a un «peloteo de preguntas» de la mayor heterogeneidad
posible de actores. Por ejemplo: ¿Cómo se posicionan determinados actores ante el objeto?
¿Qué piensan actores involucrados directamente con el caso que trabajamos? ¿Qué ventajas
y qué desventajas reconocen distintos actores al opinar o evaluar sobre el meollo de la
cuestión? ¿Cómo instrumentarían actores políticos las propuestas de territorios posibles?
Un buen ejercicio en esta línea nos permite abrir el juego a un abanico de posibilidades que
sin duda escapa a nuestro nivel de indagación dentro de una «burbuja académica».
60 TERRITORIOS REALES, PENSADOS, POSIBLES INSTANCIAS METO!

definir la parte de la realidad que estamos trabajando; la vigilancia epis­ trabaja, se elabora, recorrie
temológica a nivel del lenguaje, quizá sea mayor en la disciplina geográfica rente al expuesto en el pán
por cuanto es muy frecuente la utilización de conceptos o principios por sintetizar —de manera j
explicativos procedentes de otras disciplinas: economía, sociología, cien­ según un planteo más próx
cia política, antropología, ecología, geología, etc. Las quince nociones los cuatro momentos expue
territoriales que se mencionan en este libro tienen este propósito; no Esta tarea previa y nec<
obstante son trabajadas con diferentes grados de profundización: recor­ estrictamente un marco teó
demos que nuestro quehacer está orientado a casos territoriales en esca­ de un campo problemático
las intermedias. más generales hasta conce;
de un objeto de estudio. Un
por sintetizar nuestro conc
Un sendero teórico-metodológico compleja y que seguramenf
Hay casos donde nuestn
Como una alternativa que intenta unificar estas técnicas de ruptura en otros serán más empír
se propone un sendero teórico-metodológico. Más que una receta, se tendrán metas más propo
ofrece un ensayo de operacionalización de enfoques territoriales en el investigación deberá ser pn
tratamiento de instancias metodológicas y escalas espaciales.1 * * 4 Con este su alcance, sus objetivos y
espíritu se ofrece un esquema simplificado de pautas para diseños de realizar una fase previa pi
investigación en trabajos territoriales y en algunas temáticas ambientales Flexibilidad y rigurosid
y sociales.5 hacer investigaciones terril
Uno de los puntos de partida que movilizan esta propuesta metodológica ra flexible, ágil y participat
surge de las dificultades emergentes de planteos que se conciben y for­ parece ser un camino válic
mulan siguiendo una organización con frecuencia lineal del tipo «marco la fase explicativa para prc
teórico - caso de estudio - objetivos - hipótesis - variables». En es­ medida nuestro que de qu
quemas metodológicos de esta naturaleza el objeto de estudio suele con­ buen camino por recorrer
fundirse con el caso de estudio, o en ocasiones llega a presentarse al compatibles en la práctica
comienzo del trabajo. La concepción teórica ó
Un objeto de estudio se madura, se amasa en nuestro interior, se conocimiento de obstáculo;
de técnicas de ruptura y el
1 La receta metodológica es «pan para hoy y hambre para mañana»; recuérdese que la el camino para el planteo
receta es la «cosa recibida» (del latín recepta) significando la «...nota que indica los compo­ rritoriales. En resumen
nentes de una cosa y el modo de hacerla» (Real Academia Española). En contrapartida la distribución, configuración
«anarquía metodológica» tampoco es solución. Entre ambos hay una combinación de riguro­ ción, bloque regional, orga:
sidad y flexibilidad que se articulan en el objeto de estudio, siendo éste más importante
que la receta y que la anarquía metodológicas.
territorial, sitio de interve
5 El tratamiento de estas cuestiones metodológicas es fundamentalmente colectiva. Con débiles, atractividad terri)
Marifé Suárez, historiadora, socióloga y amiga, con quien compartimos hace varios años un Estas nociones están
suculento cargo de profesor titular dedicación simple en la universidad pública, tenemos la todológicas —descripciór
posibilidad de aprender cada año con los diseños de investigación que los alumnos de la
Licenciatura en Geografía de La Plata realizan para la materia «Metodología y Técnicas de rritoriales de análisis, c
la Investigación en Geografía», con objetos tan novedosos como surtidos. Es probable que el puntual y por último, la e
trabajo y el aprendizaje conjunto generen en otro otoño una nueva cosecha, donde Bour­
dieu, Bachelard, Milton Santos, Coraggio, algún otro autor y muchos trabajos concretos de
investigación, movilicen otras neuronas, surgiendo nuevos flujos de realidades, pensamien­ 6 El planteo metodológico exp’

tos y posibilidades. técnicas de ruptura mencionada


INSTANCIAS METODOLOGICAS Y NOCIONES TERRITORIALES 61

trabaja, se elabora, recorriendo en general un camino metodológico dife­


rente al expuesto en el párrafo anterior. Se trata de un primer esfuerzo
por sintetizar —de manera previa y provisoria— lo concreto y lo pensado,
según un planteo más próximo al de Bachelard, reconociendo al menos
los cuatro momentos expuestos por el autor.
Esta tarea previa y necesaria en la construcción de un objeto, no es
estrictamente un marco teórico, ni un análisis empírico del caso. Se trata
de un campo problemático donde se intenta ir bajando desde conceptos
más generales hasta conceptos más particulares, estos últimos, propios
de un objeto de estudio. Un trabajo de esta naturaleza supone un intento
por sintetizar nuestro concreto real y nuestro concreto pensado, tarea
compleja y que seguramente ninguno realizará de la misma manera.6
Hay casos donde nuestros objetos de investigación serán más teóricos,
en otros serán más empíricos, los habrá explicativos y también otros
tendrán metas más propositivas. En todo caso, cualquier proyecto de
investigación deberá ser precisado, acotado, definido mínimamente según
su alcance, sus objetivos y sus metas. En todos será condición necesaria
realizar una fase previa preferentemente descriptiva.
Flexibilidad y rigurosidad no son contradictorios cuando se trata de
hacer investigaciones territoriales. La concepción de un diseño de mane­
ra flexible, ágil y participativa con una vigilancia epistemológica continua
parece ser un camino válido y coherente cuando el propósito es superar
la fase explicativa para proponer algún cambio. El problema es en mayor
medida nuestro que de quienes encargan los trabajos: aún nos falta un
buen camino por recorrer para que flexibilidad y rigurosidad sean más
compatibles en la práctica científica.
La concepción teórica del territorio expuesta en el Capítulo 2, el re­
conocimiento de obstáculos epistemológicos y metodológicos, la adopción
de técnicas de ruptura y el sendero metodológico propuesto van abriendo
el camino para el planteo preliminar de una quincena de nociones te­
rritoriales. En resumen nos referiremos a las siguientes: localización,
distribución, configuración espacial, sitio natural y sitio construido, posi­
ción, bloque regional, organización territorial, lógica de ocupación, patrón
territorial, sitio de intervención, sendero, territorios fuertes y territorios
débiles, atractividad territorial, competitividad territorial y coras.
Estas nociones están relacionadas con instancias teórico-me-
todológicas —descripción, explicación y propuesta— y con escalas te­
rritoriales de análisis, que denominaremos supra, macro, meso, micro,
puntual y por último, la escala del peatón. Si bien estas nociones no son

6 El planteo metodológico expuesto en el esquema es un intento de aplicación de las cuatro

técnicas de ruptura mencionadas mas arriba.


05
ALGUNOS LINEAMIENTOS A CONSIDERAR EN LA REALIZACION DE te
DISEÑOS METODOLOGICOS DE INVESTIGACIONES
TERRITORIALES, SOCIALES Y AMBIENTALES

CAMPO PROBLEMATICO

Desde...
CONCEPTOS MAS GENERALES

TERRITORIOS REALES, PENSADOS, POSIBLES


en términos de síntesis del concreto real y del concreto pensado

procurando evitar posturas extremas...

COMPLEJICISMOS
"RACIONALISMO ABSTRACTO" "EMPIRISMO INGENUO"

REDUCCIONISMOS

partimos de relaciones dialécticas entre...

Conocimientos teóricos Conocimientos empíricos

Categorizaciones Í> Categorizaciones


más gnosceológicas más ontológicas
consideramos...

LEGALIDADES
físicas, biológicas, sociales, psicológico-simbólicas

DIMENSIONES DE ANALISIS
socio-culturales, económicas, políticas,
físico-construidas y físico-naturales

NIVELES DE ANALISIS
supra, macro, meso, micro, puntual
escenarios, procesos, tendencias, lógicas, fenómenos, acciones

_________________ INSTANCIAS METO!


PROPIEDADES
espacialidades y temporalidades

hasta precisar...
CONCEPTOS MAS PARTICULARES
en términos de síntesis del concreto real y del concreto pensado

Definición previa y provisoria del


OBJETO DE ESTUDIO

Combinación de al menos cuatro momentos (Bachelard)


PROPIEDADES
espacialidades y temporalidades

hasta precisar...
CONCEPTOS MAS PARTICULARES

INSTANCIAS METODOLOGICAS Y NOCIONES TERRITORIALES


en términos de síntesis del concreto real y del concreto pensado

------------ Definición previa y provisoria del


OBJETO DE ESTUDIO
________________________

Combinación de al menos cuatro momentos (Bachelard)

1. Establecimiento
“7
2. Caracterización del
\X
3. Articulación 4. Reconocimiento de dimensiones
de un recorte objeto de estudioi a partir entre conceptos de análisis privilegiando
de la realidad concepciones determinadas la pertinente

La concepción de este cuadro no hubiera sido posible sin el aporte inestimable de la Lie. Marifé Suárez en la Cátedra de
Metodología y Técnicas de la Investigación en Geografía, de la Licenciatura en Geografía, Universidad Nacional de La Plata
Horacio Bozzano. 1998
64 TERRITORIOS REALES, PENSADOS, POSIBLES

precisas ni pretenden serlo, debemos optar por un método para comuni­


carlas: escogemos para ello las tres instancias teórico-metodológicas y
en definitiva el título del libro. No obstante, como veremos, estas nocio­
nes suelen trabajarse en más de una instancia y en varias escalas terri­
toriales.

Descripción y territorios reales

En toda investigación hay una instancia preferentemente descriptiva.


El estudio y análisis de los rasgos y connotaciones espaciales más salien­
tes de nuestros objetos de investigación e intervención supone una nece­
saria y saludable instancia de descripción científica. En este sentido la
precisión, la rigurosidad y la pertinencia en la descripción no dependen
de la descripción; sino de la «definición previa y provisoria del objeto de
estudio» (Bachelard), situación que supone su inclusión en un campo
problemático más amplio. Sino la descripción corre el riesgo de perder el
rumbo. «Usualmente el término ‘descriptivo’ es utilizado en sentido peyo­
rativo, como sinónimo de inoperante o de acientífico. El hecho de que buena
parte de los diagnósticos elaborados en relación a la planeación no hayan
pasado a una fase explícitamente explicativa no quiere decir que esa sea
la razón de su ineficacia. Lo malo no es describir sino describir mal o
describir cosas irrelevantes». (Coraggio; 1987:243)
Entre quienes trabajamos con el territorio hay una tendencia frecuente:
«transformar en mapas, cartas y planos todo lo que tenemos a nuestro
alcance». Esta situación suele derivar en dificultades teórico-metodológi­
cas desde el momento que se tiende a sobredimensionar el peso de la
localización, de la distribución y de las configuraciones espaciales. O bien
suelen incorporarse mapas, cartas y planos sin relación directa con lo que
se está trabajando; aquí los documentos se transforman en hermosas
«figuras decorativas». ¿Para qué hacemos un documento cartográfico en
fases descriptivas de la investigación? ¿Por qué lo hacemos? En este
sentido, se impone una cuidadosa vigilancia epistemológica en la primera
fase de la investigación; nos referimos a una instancia inmediata a la
definición del objeto, donde cabe una indagación acerca del diverso grado
de pertinencia de configuraciones espaciales en investigaciones territo­
riales.
Hay ocasiones donde la descripción y la explicación de procesos, ten­
dencias, dinámicas, lógicas, fenómenos, hechos o acciones no requieren de
un análisis espacial; mientras que en otras ocasiones suele ocurrir lo
contrario. Es en estos casos donde cobran significación las localizaciones,
las distribuciones, las configuraciones, el análisis de sitios naturales y
INSTANCIAS METODOLOGICAS Y NOCIONES TERRITORIALES 65

construidos y el de la posición. La claridad en la pertinencia o no perti­


nencia espacial de cada variable surge cuando el objeto de investigación
se ha madurado, se ha trabajado, se ha pulido lo suficiente como para
precisar en «territorios reales» el lugar de algunas de estas nociones
espaciales y el lugar de otras descripciones no necesariamente espacia-
lizables.

Cartografía y semiología gráfica


Las configuraciones espaciales y todos los territorios son posibles de
representar en un plano mediante la combinación de tres dimensiones:
x, y, z, latitud, longitud y altitud, ésta última se refiere al valor cualita­
tivo o cuantitativo del dato que se comunica.
Considerando que las técnicas son «teoría en acto» (Bourdieu) y
teniendo en cuenta además que lo que nos convoca es «territorial por
naturaleza» nos queda en este libro un capítulo pendiente sobre la teoría
cartográfica actual y sobre la semiología gráfica de Jacques Bertin.
Se estima saludable y necesario conocer el abe mínimo de seis aspectos
básicos en la práctica territorial con mapas, cartas y planos, tanto en su
concepción como en su realización y aplicación.7 Nos referimos en síntesis
a los siguientes: 1) los tipos de documentos cartográficos, 2) los tres nive­
les de lectura, 3) los tres niveles de medición, 4) las ocho variables vi­
suales, 5) las cuatro propiedades perceptivas y 6) los tres tipos de im­
plantación.8
En el proceso de concepción, elaboración y comunicación de mapas,
cartas, planos y figuras cartográficas reconocemos tres «momentos de la
gráfica»: conceptual, de procesamiento y de comunicación (J. Bertin; 1988)
y doce instancias del proceso cartográfico: 1) definición del tema; 2) esta­
blecimiento de objetivos; 3) recolección de la información; 4) determinación
del tipo de documento cartográfico y priorización de niveles de lectura;
5) establecimiento de la escala y concepción del mapa-base; 6) deter­
minación de niveles de medición; 7) selección y clasificación de la infor­
mación; 8) definición del título y la leyenda; 9) planificación gráfica del

7 Estos aspectos son frecuentemente olvidados entre geógrafos, y desconocidos entre

planificadores y arquitectos, constituyendo fuente de error —y horror— en la comunicación


de los resultados.
* En síntesis se trata de los siguientes: 1) tipos de documentos cartográficos: mapa-
inventario, analítico, correlación, síntesis y figuras cartográficas: cartograma, cartodiagrama,
anamorfosis y bloquediagrama; 2) niveles de lectura: elemental, medios y de conjunto;
3) niveles de medición: nominal, ordinal y de relaciones, 4) variables visuales: x e y (latitud
y longitud) y seis z: color, valor o intensidad, tamaño, textura o trama, orientación, forma,
5) propiedades perceptivas: selectiva, asociativa, ordenada y cuantitativa; y 6) tipos de
implantación: puntual, lineal y superficial.
66 TERRITORIOS REALES, PENSADOS, POSIBLES

diseño; 10) definición de componentes de la semiología gráfica; 11) selec­


ción de procedimientos para la representación gráfica; y 12) test de efi­
cacia (H. Bozzano; 1991). Aún hay un largo camino en materia de análi­
sis espaciales y territoriales, y sobre todo en la forma de comunicarlo.
Nuestro maestro Jacques Bertin, tiene mucho para enseñarnos al res­
pecto.9

Nociones preferentemente descriptivas


En el tratamiento sucesivo de los casos —Capítulos 4 al 9— haremos
referencia, directa o indirectamente, a diversas nociones que suelen
enunciarse en objetivos de instancias descriptivas en investigaciones
territoriales. Nociones como localización, distribución, configuración
espacial, sitio natural, sitio construido o posición son introducidas
a continuación con un doble propósito: ofrecer aplicaciones de estas no­
ciones —todas perfectibles— y poner a consideración de los lectores un
enfoque teórico-metodológico de investigaciones territoriales. No se trata
de analizar si las nociones son puramente descriptivas, explicativas o
propositivas; probablemente en todas haya algo de otras instancias.
Tampoco se trata de establecer una regla lineal entre nociones y escalas
territoriales.

La localización y la distribución
Se trata de dos nociones polisémicas de frecuente empleo en el análi­
sis espacial. Localización y distribución no solamente son nociones dife­
rentes, sino que como veremos son en buena medida opuestas y comple­
mentarias.
La localización se refiere a la ubicación precisa de un elemento, hecho
o fenómeno medido cualitativa o cuantitativamente e implantado pun­
tual, lineal o superficialmente en un plano, carta o mapa. La acepción
del vocablo localización relacionada con el caso que nos ocupa lo define
como la «...acción de circunscribir o delimitar en el espacio» (Real Aca­
demia Española). Al remontarnos al origen del término nos encontramos
con el lugar, el locus del latín, y modificaciones sucesivas, entre ellas
localis.
La localización se refiere a un nivel de lectura elemental. Por ejem-

9 A pesar de la pasión por los mapas —a los 10 años de edad nacieron como un hobby—
hay una situación a corregir. Me refiero a la forma en que comunicamos lo que pretende­
mos mediante un mapa. J. Bertin tuvo ocasión de ver los 224 mapas de la tesis, realizando
criticas a los mismos, principalmente en relación al tercer momento de la gráfica. Seguimos
trabajando al respecto, particularmente en lo relativo al test de eficacia que mide en tiempo
dos cualidades: claridad y legibilidad.
INSTANCIAS METODOLOGICAS Y NOCIONES TERRITORIALES 67

pío, ubicamos puntualmente una ciudad, linealmente un camino o super­


ficialmente una provincia, todos ellos con coordenadas precisas referi­
das a un sistema georreferenciado determinado. Puede tratarse, por
ejemplo, de la determinación de las coordenadas geográficas en grados,
minutos y segundos de latitud y longitud para el centro geométrico o
geográfico de una ciudad o para cada uno de los puntos que conforman
un camino o el límite de una provincia. La localización debe cumplir
entonces con una propiedad perceptiva: la selectividad; vale decir,
debemos aislar o seleccionar visualmente el elemento localizado del res­
to del documento. Estamos ante la presencia de un espacio absoluto
donde lo que cuenta es la precisión; el dato exactamente georreferenciado
de cada punto, línea o zona. La cartografía topográfica, los Sistemas de
Información Geográfica y los posicionadores satelitales del tipo GPS
orientan su quehacer mejorando gradualmente esta cualidad del mapa:
la precisión.
La distribución se refiere a la repartición en un espacio de elemen­
tos, hechos o fenómenos medidos cualitativa o cuantitativamente y con
implantaciones puntuales, lineales o superficiales. La acepción de dis­
tribución relacionada con el caso que nos ocupa lo define como la «...acción
de repartir en lugares diferentes» (Real Academia Española), Al remon­
tarnos al origen del término nos encontramos con la repartición o dis­
tribución, la distributio del latín.
La distribución se refiere a niveles de lectura medios y de con­
junto. Por ejemplo, reconocemos distribuciones o reparticiones puntuales
de ciudades, lineales en una red ferro-vial o superficiales al trabajar con
los distritos de una provincia, identificando relaciones entre ellos. Tomando
como aplicación la Región Metropolitana de Buenos Aires puede analizarse
la distribución de 220 subcentros —puntos— clasificados en cinco rangos,
la distribución de la red vial metropolitana —líneas— en cuatro rangos,
o bien la distribución de las valuaciones fiscales por circunscripción y
sección catastral —superficies— en siete rangos. Vamos a reconocer aquí
subconjuntos de clases de cada variable, por ejemplo, cómo se distribuyen
los subcentros metropolitanos de segundo rango, o las autopistas o los sitios
de mayor valuación fiscal. La distribución debe cumplir entonces con una
propiedad perceptiva: la asociatividad; vale decir, agrupamos o asocia­
mos clases formando visualmente subconjuntos o conjuntos. Estamos ante
la presencia de un espacio relativo donde lo que cuenta es la claridad.
La cartografía temática y la semiología gráfica correctamente aplicada a
los Sistemas de Información Geográfica trabajan mejorando gradualmente
esta cualidad del mapa: la claridad.
68 TERRITORIOS REALES, PENSADOS, POSIBLES

La configuración espacial part


M. Santos y J. L. Coraggio se refieren a la noción de configuración la p
espacial y configuración territorial de manera diferente.10 Milton Santos sobi
plantea: «Sea cual sea el país y el estado de su desarrollo, siempre existe esfé
una configuración territorial formada por la constelación de recursos no ¡
naturales, lagos, ríos, planicies, montañas y bosques; y también por los sen
COI
recursos creados: carreteras, ferrocarriles, conducciones de todo orden,
diques, presas, ciudades, y otros. Ese conjunto de todas las cosas ref<
dispuestas como sistema es lo que forma la configuración territorial, ye
cuya realidad y extensión se confunden con el propio territorio de un país. y£
Tipos de bosque, suelo, clima, deslizamientos, son interdependientes, como
también son las cosas que el hombre sobrepone a la naturaleza. Es más, ap
la interdependencia se complica y completa justamente porque se presenta sij
entre las cosas que llamamos naturales y las que llamamos artificiales». Pi­
(Santos; 1996:73-74). Más adelante, Milton concluye que «...el espacio está de
formado por dos componentes que interactúan continuamente: a) la con­
figuración territorial, es decir el conjunto de datos naturales, más o di
menos modificados por la acción consciente del hombre, a través de suce­ d.
sivos ‘sistemas de ingeniería’; b) la dinámica social o el conjunto de rela­ P'
SI
ciones que definen una sociedad en un momento determinado». En rela­
ción con la disposición de los elementos naturales y artificiales de uso social e
sobre el territorio, el autor plantea que «...a cada momento histórico, varía
la disposición de esos objetos sobre el territorio». (Santos; 1996:104) d
c
Recordemos los fijos y los flujos, el trabajo muerto y el trabajo vivo, al
tratar las dimensiones de análisis en la concepción propuesta; en tal i
<
sentido, la configuración territorial en Milton, sería, además de una
espacialidad compleja, constitutiva y relacional con otras dimensiones de
análisis.
Por su parte, Coraggio plantea que «...habiendo aclarado que la es­
pacialidad de los fenómenos sociales es indirecta, es decir, derivada del
hecho que las relaciones sociales requieren, para su realización, de soportes
físicos (sean éstos los agentes mismos de las relaciones o los medios
involucrados en las mismas) que son constitutivamente espaciales, queda
claro también que los conceptos de forma y de configuración espacial
estarán referidos a dichos soportes y que su sentido será descifrado a partir
del conocimiento de las leyes que regulan los fenómenos sociales corres­
pondientes». Continúa el autor «...para referirnos a las formas espaciales

10 Rescatamos de estos aportes, su significado más que el apego a la terminología


empleada por cada uno; vale decir que de alguna manera incorporamos ambos significados.
Como veremos, el lugar teórico-metodológico de la configuración territorial en cada autor
es diferente.

1
INSTANCIAS METODOLOGICAS Y NOCIONES TERRITORIALES 69

partiremos del concepto de configuración espacial. Entendemos por tal


la particular distribución de un conjunto de objetos físicos, proyectada
sobre una cierta superficie continua y homogénea (generalmente plana o
esférica) o con respecto a una dada red de nodos y arcos... Si la proyección
no se realiza respecto a un espacio ideal sino con respecto a una repre­
sentación del territorio concreto, el concepto anterior da lugar al de
configuración territorial, donde entendemos por territorio la usual
referencia geográfica a la superficie terrestre, con todas sus rugosidades
y especificidades, incluidos sus elementos minerales, suelos, vida vegetal
y animal, clima, topografía, etc.». (Coraggio, 1989:33-34)
Como puede inferirse, nuestro concepto de configuración espacial se
aproxima en mayor medida al propuesto por Coraggio. En relación con el
significado que le da Santos, la configuración territorial ingresaría al
planteo en el núcleo del abordaje: vale decir los niveles y las dimensiones
de análisis de los denominados «fijos».
En nuestro texto la configuración espacial se refiere a la distribución
de objetos visibles, de sujetos y/o de hechos y representaciones invisibles,
de naturaleza física, biológica, social o simbólica, proyectadas sobre una
parte o sobre la totalidad de la superficie terrestre. Se trata de la repre­
sentación de un recorte parcial de la realidad sobre un documento carto­
gráfico.
Las configuraciones espaciales posibles de mapear son innumerables:
desde planos a gran escala —una calle, un barrio, un campo— hasta mapas
continentales y planisferios. Se trata casi invariablemente de «mapas
analíticos», representaciones de un dato de la realidad; por ejemplo,
densidad de población, curvas de nivel, usos del suelo, producción indus­
trial, FOS factores de ocupación del suelo por lote, necesidades básicas
insatisfechas, red hidrográfica, flujos financieros o trayectos de transporte
público.
Las configuraciones espaciales pueden referirse a los tres niveles de
lectura: elemental, medios y de conjunto. Podemos por ejemplo, leer
un uso del suelo específico, un subgrupo de usos residenciales o ver el
conjunto de todos los usos; o bien podemos leer el rango menor del FOS,
un subgrupo de bajo rango o la configuración de todos los FOS. La con­
figuración espacial puede cumplir entonces con las cuatro propiedades
perceptivas: asociatividad, selectividad, orden y cuantificación; vale
decir, agrupamos o asociamos clases formando visualmente subconjuntos
o conjuntos; los seleccionamos o discretizamos; los ordenamos; y finalmente
establecemos cantidades. Estamos ante la presencia de un espacio
absoluto y de un espacio relativo donde lo que cuenta son las tres
cualidades principales del mapa (Fernand Joly): claridad, legibilidad y
precisión. La cartografía topográfica, la cartografía temática, la semiolo-
70 TERRITORIOS REALES, PENSADOS, POSIBLES

gía gráfica correctamente aplicada a los Sistemas de Información Geo­


gráfica y los posicionadores GPS trabajan de muy diversa manera mejo­
rando gradualmente estas tres cualidades del mapa.

El sitio y la posición
El sitio y la posición son dos nociones polisémicas, particularmente en
la disciplina geográfica. En este texto le asignamos los siguientes signi­
ficados.
El sitio natural y construido se refiere a los elementos y atributos
físicos —naturales y construidos— que integran un determinado espacio
geográfico. Estamos ante la presencia de un espacio absoluto donde se
reconocen y analizan los «fijos naturales» y los «fijos construidos». En el
caso de los fijos naturales podemos realizar una descripción analítica de
aspectos referentes a la geomorfología, la hidrología, el clima, el suelo y
los biomas; a continuación podemos indagar en niveles explicativos. Se
trata del sitio natural. El procedimiento para el trabajo con el sitio cons­
truido es semejante pero referido a aspectos tales como vías de comu­
nicación, redes ferroviarias, infraestructuras, espacios amanzanados y
parcelarios rurales. En la medida que con el sitio se indaga en niveles ex­
plicativos estaremos ante la presencia de un espacio relativo.
La posición se refiere a la situación de un lugar particular en rela­
ción con su entorno a diversa escala: local, regional, nacional, inter­
nacional, etc. Se trata por lo tanto de un concepto propio de un espacio
relativo. La posición puede ser objeto tanto de análisis más descripti­
vos como explicativos. Para su reconocimiento cobra interés el estudio
de un punto determinado, por ejemplo una ciudad, un pueblo, una fábri­
ca o un barrio en relación a territorios semejantes y a redes diversas.
Nos referimos a distancias en kilómetros, en tiempo y en costo a distintos
puntos en los que aquel lugar podría tener vinculación. Aquí es donde
cobra relevancia la oferta de redes: viales, ferroviarias, aéreas,
marítimas,etc tanto por vías como por modos de transporte y comunica­
ciones.

Explicación y territorios pensados


Nos referiremos a una instancia preferentemente explicativa. Desde
hace varios años venimos indagando —principalmente con Sergio Resa—
acerca de las diferencias y los matices con que nos encontramos cuando
trabajamos con lugares concretos a diferentes escalas.
Nuestro interés por articular lo explicativo y lo propositivo en territo­
rios a diferentes escalas nos conduce a «debates creativos atemporales y
INSTANCIAS METODOLOGICAS Y NOCIONES TERRITORIALES 71

aespaciales».11 En nuestro actual «estado del arte» proponemos a modo


de hipótesis la existencia de territorios diferentes en seis niveles esca­
lares:

• Bloques Regionales en una escala supra-nacional


• Organización Territorial en una escala macro
• Lógicas de Ocupación en una escala meso
• Patrones Territoriales en una escala micro
• Sitios de Intervención en una escala puntual
• Sendero en una escala peatonal

De este listado de seis territorios a diferentes escalas hemos trabajado


en mayor medida con los intermedios; también hemos trabajado los sitios,
en particular los parques y otros agrupamientos industriales en la Región
Metropolitana.
Actualmente estamos intentando encontrar relaciones entre estos
territorios y los medios por los cuales los sujetos nos vinculamos con ellos;
hoy la globalización introduce en los hogares todos estos recortes territo­
riales, así podríamos tener un continuo entre el mundo concreto y el mundo
abstracto, entre nuestra percepción sensorial y lo conceptual, y hasta
etéreo. El «sendero» sería el espacio del peatón; el «sitio», la imagen desde
el colectivo; el «patrón territorial» podríamos asirlo en una foto; la «lógica
de ocupación» en una aerofoto; la «organización territorial» en una imagen
satelitaria y los «bloques supra-nacionales» por internet o los noticieros
mundiales del tipo Cnn. Esta cuestión nos introduce al lugar de espaciali-
dades relativas y relaciónales en la construcción del espacio en
relación con los niveles escalares, situación que hace diez o quince
años era impensada.

Antecedentes en nociones de organización y patrones territoriales


Sin referirse directamente a estos conceptos, Milton plantea: «Compren­
der una región implica entender el funcionamiento de la economía a nivel
mundial y su respuesta en el territorio de un país, con la mediación del
estado, de las demás instituciones y del conjunto de los agentes de la
economía, empezando por sus actores hegemónicos... En un estudio re­
gional se debe intentar detallar su composición en cuanto organización 11

11 Anotando supuestos básicos subyacentes para el análisis de un recorte escalar en un


semáforo; leyendo teórica e ideológicamente ciertos territorios después de jugosas y caldeadas
reuniones con representantes de seis instituciones en el Cout, el Consejo de Ordenamiento
Urbano y Territorial de La Plata; o proponiendo ideas finalmente inconducentes en la oficina
de planeamiento, ante un expediente concreto.
72 TERRITORIOS REALES, PENSADOS, POSIBLES

social, política, económica, cultural, y abordar los hechos concretos, para


reconocer cómo se inserta el área en el orden económico internacional,
teniendo en cuenta lo pre-existente y lo nuevo, para captar la lista de
causas y consecuencias del fenómeno». (Santos; 1996:47)
Según Coraggio, la organización territorial tendría lugar «...cuando
una configuración es sostenida por un proceso social que la refuerza y
conserva o cuando es producto de actos voluntarios en función de ciertos
objetivos conscientes». (Coraggio; 1988:34)
Para referimos a la noción de patrón, es necesario recurrir a la
evolución del término desde su origen. La Real Academia Española, no
incluye la acepción que le damos en este trabajo, al menos hasta hace no
más de tres décadas. Su significado original —del latín patronus, «pro­
tector» y pater, «padre»— se ha ido ampliando, para —en el siglo XIII—
hacerse extensivo a la noción de modelo; ya en 1375 designaba el «modelo
sobre el cual trabajan los artesanos para fabricar ciertos objetos». Pero
su acepción como «modelo abstracto», si bien está bastante difundida, es
muy reciente. Se trata en buena medida de una extensión a la lengua
castellana de la aplicación que actualmente se hace del término en las
lenguas inglesa y francesa. El pattern es un vocablo de origen inglés
empleado en las tres lenguas mencionadas para hacer referencia a un
«modelo simplificado de una estructura», siendo de uso frecuente en tareas
con contenido mas técnico que teórico, principalmente en aerofotointer-
pretación y teledetección satelitaria, y en menor medida en geografía y
ordenamiento territorial.

Nociones en territorios pensados


En la instancia explicativa venimos trabajando hace seis o siete años
en algunas nociones; mientras que en otras falta mucho camino por reco­
rrer. Actualmente adelantamos a modo de hipótesis —con Sergio Resa—
que existirían seis territorios con niveles escalares diferentes, desde uno
supra-nacional hasta el del peatón. En cada una de estas nociones terri­
toriales, en muy diverso grado estarían invariablemente los dos soportes:
el natural y el social (legalidades); también, en mayor o menor medida,
estarían presentes procesos, lógicas, dinámicas, fenómenos, acciones y
hechos, cualquiera sea el ámbito que se trate (dimensiones y niveles de
análisis); asimismo cada uno de ellos fluyen simultáneamente en el tiempo
y el espacio (temporalidades y espaciálidades).
El «bloque regional» es generalmente una «construcción» político-
institucional que surge por macro-decisiones guiadas por la intención de
generar beneficios comunes al interior del ámbito territorial que conforma
el bloque, en relación al resto de los ámbitos que no lo integran. Se trata
de escenarios a gran escala, siendo en general los territorios menos con-
INSTANCIAS METODOLOGICAS Y NOCIONES TERRITOK1 ALES 73

cretos y los mas alejados del común de la sociedad. Ejemplos de ello son
el Mercosur, la Unión Europea o el Nafta.
La «organización territorial» supone la explicación de un ámbito
espacial —no menor a la escala regional— a partir de procesos específicos,
reconociendo a su vez en éstos lógicas particulares en términos de políti­
cas, estrategias, intervenciones u otras acciones. Se trata por ejemplo de
un proceso de organización territorial de una metrópolis o de una región;
en algunos casos coincide con la escala nacional.
Las «lógicas de ocupación territorial» constituyen una forma de
identificar y explicar la presencia de variantes en el proceso de organi­
zación territorial a partir de los rasgos o lógicas determinantes de un
ámbito en la meso-escala; por lo general se las define por uno o dos rasgos.
Nos referimos por ejemplo a la lógica de ocupación residencial, la de
centralidad, la periurbana productiva o la agropecuaria extensiva pam­
peana.12
El «patrón territorial» supone la explicación de un ámbito espacial
—menor a la escala regional— partiendo de sus lógicas específicas; se
refiere a un sitio donde se verifica una particular combinación de atribu­
tos sociales, económicos, físico-construidos y naturales comunes en toda
su extensión, integrante de cierta lógica de ocupación y posible de incluir
en un proceso de organización territorial más amplio. Por ejemplo un
patrón residencial consolidado de «ciudad jardín» o un patrón productivo
periurbano débil en proceso de transmutación rentística.
El «sitio de intervención» es un ámbito territorial a escala puntual
que se define por un rasgo distintivo y determinante que lo diferencia de
su entorno; este rasgo puede ser de naturaleza preferentemente social,
cultural, económica o natural. Puede tratarse de un shopping, un conjunto
de viviendas, un parque industrial, un aeropuerto, un regimiento o un
parque a escala regional. Habría casos donde algunos sitios podrían
confundirse con patrones territoriales. El sitio de intervención es princi­
palmente explicativo y propositivo.
El «sendero» es el espacio perceptivo creado en la imagen del peatón,
abarcando al propio sendero y a su entorno inmediato. Puede tratarse de
una gran avenida urbana, de un pequeño camino rural vecinal, de una

12 Recientemente con Sergio Resa, Verónica Vásquez y otros arquitectos y geógrafos en


la Dirección de Planeamiento estuvimos trabajando sobre este concepto. De las discusiones
fue surgiendo la noción de lógicas y tendencias de ocupación y de apropiación ter­
ritorial dominantes. Mientras las lógicas y tendencias de ocupación estarían relacionadas
con indicadores físicos naturales y construidos, las lógicas y tendencias de apropiación en
cambio estarían emparentadas con la relación individuo-sociedad y con la relación espacio
privado - espacio público. Esta reflexión se amplía en el Caso 3, Capítulo 6.
74 TERRITORIOS REALES, PENSADOS, POSIBLES

huella que atraviesa loteos casi baldíos, de senderos peatonales en un •E


parque o una plaza. P
Esta noción, tiene todavía un largo «sendero» teórico y empírico por b
recorrer. Es muy probable que el nivel perceptivo casi sensorial —con c
frecuencia simbólico— de estos lugares, nos plantee la posibilidad de no
considerarlo estrictamente un territorio, sino más bien un espacio más Est
concreto —real y pensado— que surge de las relaciones construidas por siones
lo que podrían denominarse fijos y flujos psicológicos en un ámbito re­
ducido, quizá menor a las escalas territoriales. En este sentido, el «sen­ a)
dero» podría asimilarse a los espacios al interior de un hogar, una fábrica
o una oficina. Podríamos reconocer las diferentes «micro-espacialidades»
emergentes al analizar por ejemplo el interior de una casilla en una villa
miseria, el de una «casa-chorizo», el de una mansión en un country o b)
también las «micro-espacialidades» en una choza del Amazonas o en un
iglú de una familia esquimal. ¿Territorios o espacios? Antes de responder c)
esta cuestión, en todo caso nos atrae en este momento reconocer la pre­
sencia de «micro-espacialidades» definidas seguramente por una espaciali-
dad relacional dominante. En ella, la distribución de sus fijos: las habi­ d
taciones, su tamaño y de sus demás componentes tangibles —aposentos,
mesas, sillas, roperos, cajas, baúles, vestimentas, alimentos, cocina, fogo­
nes— no se puede explicar sin los flujos que surgen de las prácticas y de
la vida que allí se realiza.

Transformaciones y territorios posibles

En la instancia propositiva venimos trabajando en algunas nociones;


actualmente podemos plantear las siguientes:

• Territorios Fuertes y Territorios Débiles preferentemente en


la micro y la meso-escala
• Atractividad Territorial preferentemente en las escalas puntual,
micro y meso
• Competititividad Territorial preferentemente en las escalas
puntual, micro y meso
• Cora preferentemente en las escalas micro, meso y macro

Territorios fuertes y territorios débiles


Los «territorios fuertes y débiles» son objeto de dos hipótesis (Bozzano
y Resa; 1998). En lo referente a los «territorios fuertes» planteamos lo
siguiente:

'
INSTANCIAS METODOLOGICAS Y NOCIONES TERRITORIALES 75

en un • El centro de una ciudad, un barrio, una colonia agrícola o un es­


pacio agropecuario, por citar algunos casos, son lugares donde, ha­
co por biendo rasgos tan diferentes, prevalece uno en común: los niveles
—con de consolidación de los ámbitos que ocupan.
de no
0 más Estos niveles de consolidación se refieren al menos a cuatro dimen­
as por siones de análisis:
¡to re-
«sen- a) la perpetuación y la redefinición de prácticas culturales y sociales
ábrica que puedan suponer decisiones y acciones políticas particulares por
lades» parte de los grupos sociales que la habitan, la transitan o la «con­
a villa sumen»;
ntry o b) el despliegue de circuitos económicos —completos o parciales— y de
en un los procesos de trabajo a ellos asociados;
londer c) la materialización en el espacio de particulares respuestas cons­
a pre- tructivas, no sólo en términos de vivienda sino de cualquier obra
laciali- concreta y visible;
1 habi- d) un estado de equilibrio relativo entre estas tres dimensiones, por
ientos, un lado, y los procesos físicos —naturales e inducidos— que la
i. fogo- relación sociedad-naturaleza va estableciendo, por otro.
is y de
Cuando en un lugar podemos identificar la presencia y niveles de
consolidación en las dimensiones de análisis aludidas estamos ante la
presencia de lo que denominamos «territorios fuertes».
En lo relativo a los «territorios débiles» planteamos lo siguiente:

dones; • La periferia de una ciudad, una aglomeración industrial en desa­


parición, una colonia agrícola en retroceso, un sitio en proceso de
deterioro ambiental o un ámbito rural casi deshabitado, por citar
nte en algunos casos, son lugares donde, habiendo rasgos tan diferentes,
prevalece uno en común: los niveles de fragilidad y/o transfor­
intual, mación de los ámbitos que ocupan.

iscalas Estos niveles de fragilidad y transformación se refieren al menos a


cuatro dimensiones de análisis, las cuales son facetas de las dimensiones
planteadas recientemente para los «territorios fuertes»:

a) la atenuación y/o desaparición de prácticas culturales, sociales y


ozzano políticas particulares por parte de los grupos sociales que la habi­
irnos lo tan, la transitan o la «consumen»;
b) el repliegue y/o la retirada de circuitos económicos —completos o
parciales— y de los procesos de trabajo a ellos asociados;
76 TERRITORIOS REALES, PENSADOS, POSIBLES

c) el deterioro, la deconstrucción, la reconstrucción y/o refuncionali-


zación de las respuestas constructivas, no sólo en términos de
vivienda sino de cualquier obra concreta y visible;
d) conflictos ambientales entre estas tres dimensiones, por un lado, y
los procesos físicos —naturales e inducidos— que la relación so­
ciedad-naturaleza ha ido estableciendo, por otro.

Cuando en un lugar podemos identificar niveles de fragilidad y/o


transformación en las dimensiones de análisis aludidas estamos ante la
presencia de lo que denominamos «territorios débiles». Aún así, cabe
agregar que hay situaciones donde los condicionantes naturales del medio
y la reducida trayectoria en la ocupación territorial han ido dando lugar
a sitios ambientalmente frágiles casi deshabitados; estos serían los terri­
torios más débiles.13 *
Las «coras» son ámbitos territoriales precisos poco extensos con atribu­
tos comunes, cualquiera sea la naturaleza del tema que se analice. Mien­
tras que con las coras pueden alcanzarse mayores niveles de precisión, a
través de la noción de área de influencia los límites son generalmente más
graduales y difusos. Empleamos la noción para establecer límites preci­
sos de nuevos municipios, pero estimamos que dicha noción podría ser
empleada con otros propósitos, por ejemplo en zonificaciones de usos o en
regionalizaciones con perfiles determinados, por ejemplo de actividades
económicas o de rasgos socio-culturales.
La «atractividad territorial» se investiga hace cuatro años para el
caso de agrupamientos industriales.1,1 Se refiere a aquellos ámbitos que

13 Addenda a las hipótesis. Hasta aquí nos hemos referido a lugares cuyas escalas no
alcanzan el nivel regional. Para referirnos a metrópolis, regiones y países un planteo de
«territorios fuertes» y «territorios débiles», en realidad nos obligaría a profundizar el camino.
En todo caso cualesquiera de estos sitios no podría ser objeto de análisis de las dimensiones
tales como han sido expuestas precedentemente. No estamos en condiciones de afirmar que
aquellas hipótesis puedan ser aplicables a dichas escalas, ya que la complejidad que englo­
ban pareciera tomar dichas pre-nociones inconducentes. Hay en cada uno de estos lugares
una heterogeneidad de dimensiones tal, que la definición debería orientarse primero a la
identificación del posicionamiento de todos los territorios fuertes y de todos los territorios
débiles en una región, para luego centrarse en el reconocimiento de las principales articu­
laciones entre aquellos y de los eventuales conflictos emergentes. Un sendero metodológico
así planteado nos demostraría que estamos ante un reduccionismo, desde el momento que
no incorporamos otros niveles de análisis significativos, particularmente en niveles meso y
macro, donde entra en juego el tratamiento de procesos, tendencias y lógicas, que escapan
a niveles analíticos micro.
l< La noción de atractividad territorial surge originalmente a partir de Coriat y Taddei

(1993), se barrunta como idea un tiempo, hasta que cobra peso de hipótesis en una tesis
doctoral sobre territorio e industria en Buenos Aires, con algunas variantes: atractividad
territorial genuino y pseudo-atractividad territorial.
INSTANCIAS METODOLOGICAS Y NOCIONES TERRITORIALES 77

ofrecen más oportunidades para la instalación, el desarrollo, el eslabona­


miento y la consolidación de industrias y de establecimientos asociados.
Su territorialidad se define por su medio industrial local, medido en la
presencia de «capitales formales» y «rentas organizacionales» (Javet; 1993)
pero también por la relación con las lógicas de ocupación vecinas, la
conexión con cuencas de empleo y subempleo, la accesibilidad urbana o
metropolitana, la accesibilidad a mercados macro-regionales, las ventajas
fiscales y el cuadro legislativo.
La «competitividad territorial» es una noción que está surgiendo
en el trabajo concreto con empresarios y en la gestión pública.15 La com­
petitividad territorial de un lugar preciso se refiere generalmente a esca­
las puntuales, micro o meso y se evalúa en términos relativos, vale decir
en relación a otras ofertas existentes más o menos semejantes en lugares
que puedan constituir opciones para quienes eligen dichos lugares.
Por ejemplo; en el caso de la industria en la Argentina, no podemos
incluir en una misma matriz de competitividad territorial al Parque
Industrial Pilar con el Parque Industrial Lanús Este o el Parque Indus­
trial La Cantábrica en Morón; seguramente Pilar será competitivo con
otros dieciseis sitios industriales de la «tercera» y de la «segunda corona
metropolitana de Buenos Aires»; mientras que Lanús Este y La Cantábrica
serán competitivos con doce a quince agrupamientos industriales en
reconversión de la «primera corona metropolitana».16Sin duda los factores
de atractividad territorial de empresarios que prefieran localizarse en la
primera corona serán diferentes de aquellos que opten por la tercera
corona.
Del mismo modo podríamos, realizar el mismo ejercicio con los aproxi­
madamente 180 a 190 agrupamientos industriales de la República Argen­
tina; en una investigación reciente (Borello, J. y H. Bozzano; 1995) ha­
bíamos trabajado para un PNUD sobre el tema. Hoy podríamos reencon-

15 En los tres últimos años venimos realizando informes técnicos para empresas privadas

intentando evaluar posibles localizaciones en particular de agrupamientos industriales en


la Región Metropolitana de Buenos Aires: parques industriales, sectores industriales plani­
ficados y plataformas logísticas. También tratamos otras cuestiones donde subyace la «com­
petitividad territorial», tales como la posible localización de un predio ferial en La Plata
(Bozzano y Rosa; 1998), la propuesta de zonas de clubes de campo en La Plata (Bozzano y
Rcsa; 1998) o las alternativas de localización de un Parque Hortícola en el Cinturón Verde
Platense y de rclocalización del Mercado Regional La Plata (Bozzano y Rosa; 2000). Ac­
tualmente estamos trabajando con Sergio Resa en la posible localización de un Parque
Tecnológico en La Plata.
16 La identificación de estos sitios es una de las conclusiones que surge de una Tesis

Doctoral realizada entre 1992 y 1999 sobre «Les territoires de la restructuration indus-
trielle dans la Région Métropolitaine de Buenos Aires» bajo la dirección de Jean Revel-
Mouroz. (Bozzano, 1999)
78 TERRITORIOS REALES, PENSADOS, POSIBLES

tramos con José Borello para intentar trabajar a partir de aquello que
hicimos, indagando y descubriendo qué lugares son competitivos entre sí,
y también cuáles son los rasgos más posibles a construir en el corto y
mediano plazo para que al mapa de los sitios industriales argentinos,
puedan incorporarse muchos que hoy tienen una atractividad incipiente
o germinal, y que están en condiciones de tener una atractividad territo­
rial real con la incorporación de algunos fijos (obras civiles) y flujos en
(gestión, maduración local institucional-empresaria) no faraónicos, sino un{
posibles y realizables. lím
a li
me
Quince nociones inv
vel
Hemos ido analizando y proponiendo quince nociones territoriales. En la
los capítulos siguientes se incluyen aplicaciones territoriales que inten­
tan operacionalizar algunas de estas nociones. En resumen se trata de
las siguientes: Se

• Localización: Instancia descriptiva aplicada a todas las escalas


• Distribución: Instancia descriptiva aplicada a todas las escalas pu
• Configuración espacial: Instancia descriptiva aplicada a todas las qu
escalas re¡
• Sitio natural y construido: Instancia descriptiva y explicativa (P
aplicada preferentemente en escalas micro y meso
• Posición: Instancia preferentemente explicativa aplicada en esca­ re
las intermedias si?
• Bloque regional: Instancia preferentemente explicativa aplicada lo:
en la supra-escala re
• Organización territorial: Instancia explicativa aplicada prefe­ te
rentemente en la escala macro ti’
• Lógica de ocupación: Instancia explicativa aplicada preferente­
mente en la meso-escala
• Patrón territorial: Instancia preferentemente explicativa aplicada
°F
en la escala micro in
• Sitio de intervención: Instancia explicativa y propositiva aplicada co
preferentemente en la escala puntual
• Sendero: Instancia preferentemente explicativa aplicada en la to
escala peatonal cc
• Territorios fuertes y Territorios débiles: Instancias explicativa
F
y propositiva aplicadas preferentemente en las escalas meso y micro
U
• Atractividad territorial: Instancias explicativa y propositiva le
aplicadas en las escalas micro y puntual. T
INSTANCIAS METODOLOGICAS Y NOCIONES TERRITORIALES 79

• Competitividad territorial: Instancias explicativa y propositiva


aplicadas en las escalas meso, micro y puntual.
• Coras: Instancias descriptiva, explicativa y propositiva aplicadas
en las escalas macro, meso y micro

Estas nociones territoriales no son absolutas en su acepción ni


en su alcance. Con ello queremos significar que la terminología de cada
una es discutible, y que su nivel escalar no tiene ni pretende tener un
límite preciso, ni exacto. Más que establecer una discusión estéril en torno
a la validez terminológica de cada noción, nos interesa madurar, pulir y
mejorar el sentido de cada una, en particular contrastando trabajos e
investigaciones territoriales concretas.17 Probablemente no sean seis ni­
veles escalares explicativos.18 El trabajo concreto nos ayudará a mejorar
la propuesta; con la teoría sola no alcanza.

Selección y presentación de casos


«Un objeto de investigación, por más parcial y parcelario que sea, no
puede ser definido y construido sino en función de una problemática teórica
que permita someter a un sistemático examen todos los aspectos de la
realidad puestos en relación por los problemas que le son planteados.»
(P. Bourdieu, J. C. Chamboredon y J. C. Passeron; 1996:54)
A continuación se incluyen seis trabajos e investigaciones concretas
realizadas en diferentes ámbitos institucionales. En ningún caso se con­
signan resultados específicos, principalmente por dos motivos: por un lado,
los mismos pertenecen a los ámbitos donde fueron gestados, y por otro,
recordemos que el objetivo principal de este texto es ofrecer opciones
teórico—metodológicas para trabajos territoriales explicativos y proposi­
tivos.

17 Nos interesa recibir comentarios críticos para mejorar esta propuesta sobre nociones

operativas; sin dudas la misma es perfectible, en particular a partir de aportes surgidos de


investigaciones concretas donde subyace una reflexión teórica. Agradeceremos enviar
comentarios y críticas a: bozzano®infovia.com.ar
18 Hay otro posible nivel escalar entre la supra-cscala y la escala macro: nos referimos

a la Nación o el Estado; si bien podría ser una variante del proceso de organización terri­
torial, su existencia está más emparentada con una organización político-institucional que
con procesos de naturaleza preferentemente sociales y económicos. En grandes naciones
—como Estados Unidos, China, Rusia o Argentina— y en otras algo menores —como Pcrü,
Francia o Irak— podríamos reconocer diversas regiones, cada una con su organización
territorial; en el otro extremo, la organización política de algunas naciones coincidiría con
los procesos de organización territorial dominantes, por ejemplo en Guyana, Luxemburgo,
Togo o Kuwait.
80 TERRITORIOS REALES, PENSADOS, POSIBLES

En resumen los trabajos son los siguientes:

• Caso 1: «Territorios de Borde en la Región Metropolitana de Bue­


nos Aires. Propuesta de Areas de Intervención» (1994-1995). Con­
venio entre Conamba-Comisión Nacional del Area Metropolitana
de Buenos Aires y el Departamento de Geografía, Facultad de
Humanidades, Universidad Nacional de La Plata. (H. Bozzano y
equipo) Ci
• Caso 2: «Hipótesis Territoriales para la eventual creación de un
municipio en Huanguelén» (1996). Contrato con la Subsecretaría de
Asuntos Municipales de la Provincia de Buenos Aires. (H. Bozzano
TERRITOE
y equipo) EN LA REGIOI
• Caso 3: «Patrones Territoriales en el Partido de La Plata. Estudio
de base para un código de ordenamiento territorial» (1995-2000).
Dirección de Planeamiento, Municipalidad de La Plata y Convenio
de esta Dirección con el Departamento de Geografía, Facultad de Puntos de partida, del 1
Humanidades, Universidad de La Plata. (S. Resa, H. Bozzano y
equipo) El Proyecto «Identificado!
• Caso 4: «Estudio para la determinación de Zonas de localización de Metropolitana de Buenos Aii
Clubes de Campo en el Partido de La Plata de acuerdo a la Ley 8912/ ámbito público finalizada en ag
77 y al Decreto 9404/86» (1998). Dirección de Planeamiento de la una problemática metropolitan?
Municipalidad de La Plata. (S. Resa y H. Bozzano) general de los ámbitos urbanos
• Caso 5: «Región Metropolitana de Buenos Aires. Organización baños presentes en veintiocho
territorial y lógicas de ocupación para estrategias de ordenamiento de Buenos Aires. A partir de
territorial» (1987-2000). Investigaciones realizadas en el marco del periurbanos2 se intenta redefinii
Conicet-Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas cativa. Se parte de la siguiente c
y publicaciones varias. (H. Bozzano) urbanos, rurales o rural-urbano
• Caso 6: «Estrategia territorial para la industria metropolitana» y taría en realidad de «interstic
«Atractividad territorial de agrupamientos industriales en la Provin­ «espacios periurbanos» o «borde:
cia de Buenos Aires. Evaluación y propuesta» (1992-2000). Proyecto
PNUD para la Secretaría de Industria de la Nación (H. Bozzano,
A. Naclerio y equipo), Tesis Doctoral y publicaciones varias. (H. 1 Se trata de un Convenio entre la (

Bozzano) na de Buenos Aires, Ministerio del Intel


Ciencias de la Educación, Universidad
Unidad Ejecutora es el Departamento di
Bozzano (dirección), Lie. Paula Palacios
Silvina Fernández, Arq. Carlos Dowbley
Prof. Claudia Carut, Srta. Eleonora Ro
Fabricio Gliemino. Colaboración: Lie. Pat
Pohl Schnake, Srta. Mariana Relli y Sr.
2 Se trata de investigaciones realizad

del Conicet (Geografía de la UNLP) y e


Plata, Ensenada, Berisso, Berazategui y
Claudia Bevilacqua, 1989-1992 (Marcos

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