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LTBROCUARTO (r)

C¿pirulo pRrMERo

(LA CIENCIA DE LO QUE ES EN TANTO


QUE ALGO ES¡ r

Hay una ciencia que estudia lo que es, en tanto que algo
que es' y los atributos que, por sí misffion le pertenecen. Esta
ciencia, por lo demás, no se identifica con ninguna de las de-
nominadas particulares. Ninguna de las otras (ciencias), en
efecto, §e ocupa universalmente de lo que es, en tanto que algo

I Tras proclamar el proyecto de una ciencia de <<lo


que es, en tanto que
algo que es»» (Ón héi ón), ciencia que cabe denominar con toda propied
ad On-
tología, aun cuando el término sea muy posterior a Aristóüeles, se
comi enza
subrayando su universatidad frente a las ciencias particulares.
En el segundo
párrafo del capítulo (I003a26-32\ se caracteriza a esta ciencia,
desde la pers-
pectiva causal, como ciencia de los principios y causas
supremo.§, es decir,
máximamente universales y referidos, por tanto, a todo lo real, y
por consi-
guiente, a lo que ¿s en tanto que algo que ¿§.
Sobre la traduccién adoptada para el participio del verbo einai:
ón/ónta,
cf . supra, <<Introd.»», págs . 56-57.

165
,lristóte les Metafísica

que es, sino que tras seccionar de ello una parte, estudia
los ac- por mera homonimia 5, sino que, al igual que 'sano' se dice en 35

zs cidentes z de ésta: así, por ejemplo, las ciencias


matemáticas. todos los casos en relación con la salud --de lo uno porque la
y puesto que buscÍrnos r los principios y las causas supre- conserva, de lo otro porque Ia produce, de lo otro porque es
mas, es evidente que éstas han de serlo necesariamente
de al- signo de salud, de lo otro porque ésta se da en ello- y 'mé- r003b

guna natural ezapor sí misma. Y, ciertamente, si también bus- dico' (se dice) en relación con la ciencia médica (se llarna
de las médico a lo uno porque posee la ciencia médica, a lo otro por-
caban estos principios quienes buscaban los elernentos
cosas que son, también los elernentos tenían que
ser necesaria- que sus propiedades naturales son adecuadas a ella, a lo otro
sino en tan-
30 mente elementos de lo que es, no accidentalmente,
hayarnos de
to que algo que es. De atrí que también nosotros
lo que es, en tanto que algo rcferencial es la entidad (ousíal que, de este modo, aparece como lo que «esr»
alcanzar las causas primeras de
en sentido primario y ruís propio y, por tanto, como el objeto primero y fun-
que es. damental de la ciencia en cuestión.
II) En cuanto a los contenidos de esta ciencia, las indicaciones de este ca*
pítulo pueden resurnirse en las siguientes líneas del cornentarista Alejandro:
<<En este libro muestra de qué cosas trata la sabiduría, a la cual denomina tam-
CnPÍruLo sEGuNDo
bién <<filosofía» y «filosofía primero>: t ) y en primer lugar, prueba que se
ocupa universalmente de lo que es, 2) y puesto que ((uno>> se identifica, según
(LA ENTIDAD. LA UMDAD Y SUS CLASES.
el sujeto, (con lo que esD, que se ocupa también de aquello; 3\ y también de
LOS CONTRARIOS)4
las nociones que caen bajo la de <<üno»», a las que pertenecen <<lo mismo>>,
«igual>» y <<semejante>>; 4) y también de los opuestos de lo ,<uno», es decir, de
ia pluralidad...;5) y tambiénde todos los contrarios. En efecto, todos los con-
La expresión 'algo que esn se dice en muchos sentidos, trarios caen bajo la diversidad, y la diversidad bajo la pluralidad, y la plurali-
pero en relación con una sola cosa y una sola naturaleza y no dad y lo <.s¡s)> son opuestos. Y es obvio eue, si se ocupa de todos los contra-
rios y opuestos, se ocupará también acerca de todo lo que es, ya que en los
2 Los «accidentes» (tó symbebAl<ós) han de entenderse aquí como propie- contrarios consisten todas las cosas que son: éstas, en efecto, o bien son con-
a la cosa. sobre
dades o atributos que pertenecen necesaria y universalmente trarias, o bien provienen de contrarios» (238 ,3-14).
5 Tó ón légetai pollachds: <<la expresión 'algo que es' se dice en muchos
este sentido del término, cf. infra, V 30, I025a30-33-
3 Sobre la sabiduría como ciencia de las causas y principios §upremos, cf' sentidos>>, o bien, <.lo que es se dice tal en muchos sentidosr>. La polisemia del

supra, I l-2. verbo 'ser' constituye la más grave dificultad para una ciencia unitaria de <<lo
a Una vez establecida programáticamente, en el capítulo anterior, la exis- que ¿$). En efecto, y como ha señalado P. AunsNeur (Et problema del ser en
<<lo que es en tanto AristóteIes, c. II, 4, págs. 214 ss.), Aristóteles se hatla comprometido con las
tencia de una ciencia que se ocupará universalmente de
capítulo dedica a I) mostrar su posibili' tres tesis siguientes, las cuales resultan claramente inconsistentes en su con-
que algo que es»> (Ontología), este se
II) especificar sus contenidos ( 1003b22-final)- junto, puesto que la conjunción de dos cuslesquiera de ellas es incompatible
dad( 1003a3 3-bzz),y a
que
I) Esta ciencia es posible --+omo ciencia unitaria- en la medida en con la restante: I ) solamente puede haber unidad de ciencia cuando se deter-
la pluralidad de sentidos de 'lo que es' (ón) y de 'ser' (eínai) no constituyen mina unívocamcnte un género (cuando haya sinonimia, unidad de género); 2)
posee una ciertu <<lo que es>> (ón) no determina unívocamente un género, sino que comporta la
un caso de mera homonimia: tal multiplicidad de sentidos
puesto que todos ellos se constituyen <<por referencia equivocidad propia de la homonimia;3) hay una ciencia de Io que ¿r en tanto
unidad de convergencio,
cosa y una sola naturale za>> (prds hén). Tal foco de convergencia que algo que es.
a una sola

l(t6 167
,lristrítc les Metnfísica,

el fi-
porque es el resultado de la ciencia médica), y podríamos en- nación (correspondiente). Por tanto, si esto es la entidad,
5 contrar cosas que se dicen de modo semejante a éstas, así tam- lósofo deberá hallarse en posesión de los principios
y las cau-
bién 'algo que es' se dice en muchos sentidos, pero en todos sas de las entidades.
los casos en relación con un único principio: de unas cosas (se Por otra parte, a todo género que e§ unO le corresponde
sien-
dice que son) por ser entidades, de otras por ser afecciones de una sensació; y hmbién (una) ciencia: así, la gramática,
por consiguiente, también ,a 20
la entidad, de otras por ser un proceso hacia la entidad, o bien do una, estudia todas las voces.
las es-
colrupciones o privaciones o cualidades o agentes productivos una ciencia genéricamente una le corresponde estudiar
así como a las
o agentes generadores ya de la entidad ya de aquellas cosas pecies de lo que eS, en tanto que algo que es,
que se dicen en relación con la entidad, o bien por ser negacio- Lspecies (de tal ciencia) les corresponde
(estudiar cada una de)
las especies (de lo que e§)'.
I
nes ya de alguna de estas cosas ya de la entidad. Y de ahí que,
t0 incluso de lo que no es, digamos que es ,<algo que no es>>. Así .Lo que es' y .uno, scn lo mismo y una naturaleza en la
que en-
pues, del mismo modo que de todas las cosas sanas se ocupa medida en que entre ambos se da la misma correlación
por me-
una sola ciencia, igualmente ocurTe esto en los demás casos. tre <<causa>> y «principio»' pero no porque Se expresen
importaría tam- 2s
Corresponde, eil efecto, a una única ciencia estudiar, no sola- dio de un único enunciado (por lo demás, nada
incluso,
mente aquellas cosas que se denominan según un solo signifi- poco si los consideráramos de tal modo: (resuttaría)
que es
cado, sino también las que se denominan en relación con una más a nuestro favor): en efecto , 'un hombre, alguien
.hombre' significan lo misrno, y nada distinto se da
sola naturaleza: y es que éstas se denominan también, en cierto hombre, y
15 modo, según un solo significado. Es, pues, evidente que el es- a conocer reduplicando la expresión
'un hombre' y 'uno que es

hombre, (es evidente que no se dan separados ni al


tudio de las cosas que son, en tanto que cosas que son, corres- generarse
ponde también a una sola (ciencia).
Ahora bien, en todos los casos la ciencia se ocupa funda-
? A esta ciencia le corresponde, en su <(generalidad>>, estudiar las <<espe-
mentalmente de lo primero u, es decir, de aquello de que las de- utilizados aquí
cies, de lo que es. l) Los teáinos'género'y'especie'están
más cosas dependen y en virtud de lo cual reciben la denomi- con evidente laxitud, ya que .<lo que es>) no constituye un género, es una no-
filosófica posterior)
ción trans-genérica (<<transcendental>> en la terrninología
son estas ((especies de
y, por tanto, no puede dividirse en especies' 2) ¿Cuáles
interpretativa que se remonta a Ale¡nNDRo
La solución ofrecida por Aristóteles pasa por ablandar las exigencias de los que es>>? Según utla tradición
reciente
las tesisl) y 2).Respecto de 2), Aristóteles reconocerá una cierta unidad en la (245,33 ss.) se trata de las categorías. según una interpretación más
de lo «uno>>: lo mismo' lo
noción de «lo que es),> basada en la referehcia o relación de §us distintos senti- (cf. RreLE, I, 324-5,n,6) se trataría de las especies
dos a uno y el mismo principio, unidad que supera la <<mera>> homonimia, aun- semejanre, lo igual (1003b33-36). (Manreniendo
la ordenación actual del tex-
que sea más débil que la sinonimia o univocidad. Respecto de I ), Aristóteles to, la segunda interpretación parecería la más plausible. sin embargo, si se
la cual sería rnás lógi-
re,conocerá que es posible una ciencia unitaria cuando se da este tipo más dé- acepta la sugerencia de Ar-p¡ANDRo [230, 52 ss"], según
bil de unidad (l003bl l-16). co reordenar el texto introduciendo aquí inmediatamente el párrafo que va
6 La reducción del estudio <<universal>> acerca de lo que es aI estudio de la hasta 1004a9 ... [a con-
desde lopaz[y cuanras clases de (entidades) hay...]
de la primera interpretación que,
entidad vendrá exigida por la propia dinámica que impone la unidad de con- tinuación, en seriel, aumenta la prausibilidad
vergencia prds hén. en todo caso, Preferimos')

t68 16e
.,lrist ríte lcs A4 etafisica

30 ni al destruirse); y lo mismo en el caso de 'uno'. Conque es una sola (ciencia), ya que en uno y otro caso se estudia la uni-
evidente que el añadido expresa lo mismo en ambos casos, y dad de la cual son negación y privación; pues o bien decimos
que lo uno no es algo diverso de lo que es. Además, la entidad de modo absoluto que aquella (unidad) no se da, o bien (deci-
de cada cosa es unü no accidentalmente, del mismo modo que mos que no se da) en cierto género; en el segundo caso, a la
es también <<algo que ts>>. Por consiguiente, hay tantas espe- unidad en cuestión se le añade no sólo lo expresado en la nega-
cies de <<lo que es>> cuantas hay de lo (<uno>>, y estudiar el qué^ ción, sino también la diferencia: en efecto, la negación es su
35 es de éstas --quiero decir, por ejemplo, de <<lo mismo>>, <<lo se- ausencia, mientras que en la privación interviene cierta natura- l5
mejante>> y otras cosas de este tipo- corresponde a una leza que funciona como sujeto del cual se afirma la priva-
ciencia que es genéricamente la misma. Y prácticamente todos ción)... [puesto que a la Unidad se opone la Pluralidadi, hay
tfi)4¡ los contrarios se reducen a este principio: esto lo hemos estu* que concluir que a la mencionada ciencia le corresponde escla-
diado en la Selección de los contrariost. recer los opuestos de las nociones mencionadas, es decir, lo di-
Y cuantas (clases de) entidades hay, tantas partes tiene la verso, lo desemejante, lo desigual, así como todos los que se
filosofía. Conque, entre éstas, habrá necesariamente una pri- dicen (opuestos), ya según estas oposiciones, ya según la Mul-
5 mera y una segunda s. En efecto, ,.lo que es»> y .,lo uno>» se dan tiplicidad y la Unidad" De ellas forma parte tarnbién la contra-
inmediatamente divididos en géneros, y de ahí que las ciencias riedad, yn que la contrariedad es un tipo de diferencia y la dife-
acompañen también (en su división) a éstos. Y es que el filóso- rencia es diversidad.
fo es como el denominado matemáüco, pues también ésta tiene Por consiguiente y puesto que 'uno' se dice en muchos sen-
partes, y en las matemáticas hay una ciencia que es primera y tidos, también estos términos se dirán en muchos sentidos, no
otra que es segunda y otras, a continuación, en serie r0. obstante lo cual corresponde A una sola (ciencia) esclarecerlos
Pero puesto que el estudio de los opuestos corresponde a todos ellos. En efecto, correspondería a diversas ciencias estu-
una sola (ciencia), y puesto que a la Unidad se opone la Plura- diarlos si sus distintas nociones no fueran convergentes rri se-
t0 lidad (el estudio de la negación y de la privación coresponde a gún un solo significado ni en relación con una sola cosa, pero
no porque se digan en muchos sentidos. Y puesto que todas las 25
E Referencia a un escrito aristotélico perdido en que los contrarios se orde-
cosas convergen en relación con lo que es primero (por ejem-
naban en dos columnas, de mayor a menor extensión. Cf. infra, X 3, 1054a30, plo, todo lo que se denomina uno en relación con lo <<uno>> en
donde Aristóteles se refiere a la División de los Contrarios, seguramente el
su sentido primero; y digamos que otro tanto ocurre con lo
mismo escrito. Es razonable suponer que se trata del denominado Peri
enantíón en la lista de Diógenes Laerci<¡.
,.mismo>r, lo <<diverso>> y los contrarios), hay que concluir que,
e Las clases de entidades a que se refiere Aristóteles son, respectivamente, una véz analizados los varios sentidos en que cada término se
la suprasensible y la sensible, y las ciencias correspondientes son la Teología dice, tendrá que explicarse de qué modo cada uno de los senti-
y la Física. dos se relaciona con lo que es primero en cada caso de predi-
r0 Tras la aritrnética, el orden de sucesión aludido es el siguiente: georne-
cación. Y es que unas cosas recibirán su denominación por
tría plana, estereometría, astronomía, armónica. Cf. AIE¡nNnno (25 l, 29-34)
poseer esto, otras por producirlo y otras según otros modos se- 30
quien tras la astronomía cita la mecánica.<que se ocupaya de cosas que se ge-
neran y cofTompefl>». rnejantes.
I
.

i
f

170 171
,'trist ríte le s Metafísha,

Es, ciertamente, evidente [como se dice en la Discusión de y ta Dialéctica discuten acerca del mismo género que la Filo-
las aporíasJtt que la explicación de estas nociones y la de la sofía, pero (ésta) se distingue de la una por el alcance de su ca-
entidad corresponde a una (sola ciencia) (ésta era una de las pacidad y de la otra por el tipo de vida etegido: y es gue la
apoúas planteadas), y que corresponde al filósofo poder estu: Dialéctica es tentativa y refutadora rz sobre aquellas cosas que 2s

r004bdiar todo esto. En efecto, si no corresponde al filósofo ¿quién la filosofía conoce realmente, y la Sofística, por su parte, apa-
será el que examine si <<Sócrates»> y <<Sócrates sen[ado»» son lo renta ser sabidurÍa, Pero no lo es'
mismo, o si una to*u tiene un solo contrario, o qué es «contra- Además, la segunda colurnna de los contrarios es privación
rio>, y en cuántos sentidos se dice? E igualmente acerca de las y todos ellos se reducen a r.o que es y r.o que no es, unidad y
demás cosas de este tipo. Así pues, dado que todas estas cosas pluralidad, por ejemplo, el Reposo pertenece a la Unidad y el
son, por sí mismas, afecciones de lo uno en tanto que uno, y de Movimiento a la Pluralidad. Por otra parte, prácticamente to-
s lo que es en tanto que algo que es, y no en tanto que números, dos están de acuerdo en que las cosas que son y la entidad se
líneas o fuego, es evidente que corresponde a esta ciencia es- componen de contrarios. Todos, ciertamente, explican Los prin- 30

clarecer el qué-es y los accidentes de las mismas. Y los que se cipios como contrarios: unos, Par Impar; otros, caliente
dedican a examinar estas cuestiones yerran, pero no porque no Frío; otros, Límite - tlimitado; otros, Amistad - Odio. Y tam-
estén filosofando, sino porque la entidad es anterior y nada di- bién todos los dernás (contrarios) parecen reducirse a la Uni-
t0 cen acerca de ella; pues así como hay afecciones propias del dad y la Multiplicidad (la reducción la tenemos ya hecha) '', Y 1n)5a
número en tanto que número ejemplo: imparidad, pari- también los principios propuestos por los demás encajan -ab-
-por
dad, conmensurabilidad, igualdad, exceso, defecto- que per- solutamente todos- en estos géneros. Thmbién por esto resul-
tenecen a los números tanto por sí mismos como en virtud de ta evidente que cofresponde a una sola ciencia estudiar lo que
sus relaciones recíprocas (e igualmente (otras pertenecen) a lo es en tanto que algo que es; en efecto, todas las cosas o son
sólido, a lo inmóvil, a Io sometido a movimiento, bien sea in- contrarios o provienen de contrarios, y la [Jnidad y la Multipli-
t5 grávido, bien sea pesado), así también lo que es, en tanto que cidad son, a su vez,los principios de los contrarios. Y estos úl-
algo que es, posee ciertas propiedades, y éstas son aquellas timos constituyen el objeto de una sola ciencia, tanto si se di- s
cuya verdad corresponde al filósofo examinar" Y prueba de cen según su significado único como si no, lo que seguramente
ello es que los dialécticos y los sofistas se revisten del mismo es verdad. Pero no es menos cierto que si lo «uno>> se dice tal
aspecto que el filósofo. La sofística, desde luego, es sabiduría en muchos sentidos, las demás cosas se dirián tales en relación
solamente en apariencia, y los dialécticos discuten acerca de con lo «upo>> en su sentido prrimero, e igualmente los contra-
20 todas las cosas <<lo que es»» constituye lo común a todas las
-y
cosas- y discutenn evidentemente, acerca de tales cosas por- tz El texto dice que la dialéctica es peirastiké, la que traduzco como <<ten-
que son el asunto propio de la filosofía. En efecto, la Sofística tativa y refutadora)>- En efecto, la Dialéctica somete a prueba y trata de refutar
las tesis del interlocutor, asentándose, no en premisas verdadera§ y ciertas,
sino en las opinicnes esrablecidas (éndoxa) y en el árnbito de lo verosímil. Cf.
¡r
Se refiere a la quinta aporía del libro III. Cf. supril, 995b 18-27 y Refutaciones sofística.§, esp. I l, l7lb3-172b4'
995a25-34. 13 Cf . suPra, tr" 8"

172 173
¡lristríte les Metafinca

rios, aunque <<lo que es>> y lo «uno>> no sean universales ni bién a la misma, es decir, a la del filósofb, Yfr que pertenecen a
idénticos respecto de todas las cosas (abarcadas por ellos), todas las cosas oue son y no a algún género particular con ex-
t0 ni sean tampoco separados seguramente no lo son-, sino clusión de los demás. N ciertamente, todos se siroen de ellos:
-y
que (lo abarcado por ellos) tiene en ciertos casos la unidad de como que son principios de lo que es, en tanto que algo es, y
relación a una cosa y en otros casos la unidad de una serie. Y cada género particular es algo que es; no obstante, se sirven de 2s

por ello no corresponde al geómetra considerar -¡-a no ser a ellos hasta donde les resulta suficiente, es decit hasta donde se
modo de hipótesis- qué es <<contrario>> o ..perfecto>> o <<uno>> extiende el género acerca del cual llevan a cabo sus dernostra-
o <<algo que es»> o lo <<mismo>> o <<diverso>>. ciones. Por consiguiente, y puesto que es obvio que tales prin-
Así pues, es evidente que corresponde a una sola ciencia cipios pertenecen a todas las cosas, en tanto que cosas que son
estudiar lo que es, en tanto que algo que es, y los atributos que (esto, en efecto, es lo que tienen de común), su estudio corres-
le pertenecen en tanto que algo que es; y es evidente que tal ponde también aI que se ocupa en esclarecer [o que esn en tanto
t5 ciencia estudia no sólo las entidades, sino también los atributos qug es 15.
que a éstas pertenecen, los ya mencionados y también acerca Por esta raz6n ninguno de los que examinan alguna parte
de (nociones como) las de Anterior - Posterior, Género - Espe- de lo que es se preocrrpa de decir algo acerca de ellos, si son
cie, Todo - Parte, y las demás de este tipo. verdaderos o no; (no lo hacen) ni el geómetra ni el aritmético, 30

pero sí algunos físicos, y es razonable que éstos lo hagan, ya


que son los únicos que han creído que investigaban acerca de
CepÍrulo TERCERo
la naturaleza en su totalidad, por tanto, acerca de lo que es.
Pero puesto que hay alguien por encima del físico (la naturale-
(EL ESTUDIO DE LOS AXIOMAS Y, EN PARTICULAR, za, efi efecto, constituye un género de lo que es), su investiga-
DEL PRINCIPIO DE NO-CONTRADICCIÓN¡ 'o ción corresponderá al qué investigue lo universal y la entidad
primera. La física es también cierto tipo de sabiduría, pero 35

Hentos de establecer si corresponde a una o a diferentes no primera. En cuanto a los intentos de algunos por establecer r005b

ciencias el estudio de los (principios) llamados axiomas en las de qué modo ha de asurnirse la verdad, son intentos que llevan
matemáticas y el estudio de la entidad. Es, desde luego, evi- a cabo a causa de su ignorancia de los Analíticos. Conviene, en
dente que la investigación acerca de aquéllos corresponde tarn- efecto, acercarse al estudio de estos temas teniendo ya un co-

14 En este capítulo I) comienza Aristóteles por dar respuesta a la segunda


de las aporías suscitadas en el l. trfi (cf. supra,995b6-t0 y 996b26-97a15)" es- 15 La pertenencia del estudio del Principio de No-Contradicción a la Onto-
tableciendo que el estudio de los principios o axiomas corresponde a la Onto- logía es consecuencia de la transcendentalidad de aquél. Ésta, a su vez, se
logía" a la Ciencia del dn héi ón ( l005alg-bl l); II) a continuación ( lOOSb I l - muestra en el texto del siguiente modo: a) todas las ciencias (y argumentacio-
l8), señala las características que ha de poseer el principio supremo, el más nes) se sirven de tal principio; b) esto es así porque se cumple en todo lo que
firme; III) por último (1005b18-final), enuncia el Principio de No-Contradic- es (universalidad); c) esto, a su vez, indica que pertenece a lo que e§ en cuanto
ción y rnuestra que posee las características previamente especiñcadas. tal, es decir, en tanto que algo que es (transcendentalidad).

174 t75
,4ristríteles Metafísica

nocimiento previo (de aqu-éllos), en vez de pretender adquirirlo cerla. Es, pues, evidente que un principio tal es el más firme de
cuando ya se están estudiando. todos.
Es evidente pues, que al filósofo -4s decir, al que estudia Digamos a continuación cuál es este principio: es imposi-
la entidad toda en cuanto tal- le corresponde también investi- ble que lo mismo se dé y no se dé en lo mismo a la vez y en el
gar acerca de los principios de los razonamientos. mismo sentido (y cuantas precisiones habríamos de añadir,
Por otra parte, lo conveniente es que quien más sabe acerca dense por añadidas frente a las dificultades dialécticas). Éste es
de cada género sea capaz de establecer los principios más fir- el más firme de todos los principios, ya que posee Ia caracte-
mes del asunto de que se ocupa y, por tanto, que aquel cuyo rística señalada. Es, en efecto, imposible que un individuo,
conocimiento recae sobre las cosas que son, en tanto que cosas quienquiera que sea, crea que lo mismo es y no es, como algu-
IO que son, (sea capaz, de establecer) los principios más firmes de nos piensan que Heráclito dice. Pues no es necesario creerse 25

todas las cosas 16. Éste es el filósofo. también las cosas que uno dice. Y es que si no es posible que
El principio más firme de todos es, a su vez, aquel acerca los contrarios se den a la v€z en lo mismo ti (añadamos tam-
del cual es imposible el error. Y tal principio es, necesariamen-
te, el más conocido (todos se equivocan, er efecto, sobre las 17 Como se ve, dos son las formulaciones del Principio propuestas en este

cosas que desconocen), y no,es hipotético. No es, desde luego, capítulo, ambas referidas a la realidad. (Esta última, la que expresa [a imposi-
una hipótesis aquel principio que ha de poseer quien conozca bilidad de coexistencia simultánea de términos contrarios en el mismo sujeto,
es usual en Aristóteles y aparece también en De Int.24b9, y Top. lI 7,
cualquiera de las cosas que son" Y aquello que necesariamente
ll3a23.) Aristóteles utiliza aún otras forrnulaciones del Principio cuando lo
l5 ha de conocer el que conoce cualquier cosa es, a su vez, algo refiere a la Realidad: la nnás concisa de que <<es imposible que (lo mismo) sea
que uno ha de poseer ya necesariamente cuando viene a cono- y no sea a la vez>> (cf. snpra, ll 2,996b3, e infra, en este misrno capítulo,
l006al; también en An. Pr. ll 2,53b1, etc.), y la que extiende el Principio a
todo tipo de opue.sfos, según la cual <<es imposible que de nioOo absoluto se
ró Aristóteles señala las características que ha de reunir el axioma <<más den en lo mismo los contrarios, y los opuestos, y la afirmación y la negación»
firme»: a) será tal si (y sólo si) es imposible equivocarse acerca de é1, b) lo (Refutacione s sofísticas, I 80c26).
cual exige que sea máximamente conocido y no-hipotético. Ahora bien, estos En otras ocasiones Aristóteles refiere el Principio, no a la realidad, sino a
dos últirnos rasgos corresponden a aquello cuyo conocimiento es condición de los enunciados. Así, <<es imposible que la contradicción (es decir, la afirma-
posibilidad del conocimiento de cualquier cosa. l
ción y la negación del mismo predicado) sea a la vez verdadera respecto de Io
Sobre el carácter no-hipotético del axioma, en general, cf. Anal. Post. Il2 mismo>» (cf . infra. 6, l0l lbl5-17).
(72all-24) y l0 (76b23-24).En este último texto se dice (76b23-24) que <<no En su concepción aristotélica, este Principio no es ni meramente lógico, ni
es hipótesis ni postulado aquello que necesariamente es el ceso en virtud de sf tampoco ontológicamente neutral, como muestra su propia formulación canó-
mismo, y necesariamente hay que pensarlo (anánké etnai di'hautd kai dolceín nica de l005bl0-20; está formulado sobre la base de una ontología de
anfuik7 |», lo que -juntamente con nuesho texto de la Metffisica- nos lleva a sujeto/determinaciones (es imposible que la misma determinación se dé en el
una triple necesidod del axioma primero: a'¡ transcendental (en sentido mo- mismo sujeto), y además, comporta la identidad del sujeto (determinaciones
derno), en cuanto que su conocimiento es condición de posibilidad de todo co- opuestas no pueden darse a la vez en el mismo sujeto). De ahí su vinculación a
nocimiento; b'¡ psicológica, en cuanto que es imposible equivocarse acerca de la ousla o entidad, vinculación que se hará patente a partir del próximo capítu-
él o negarlo, y c) ontolágico-transcendental (en sentido clásico), en cuanto ley lo. (Sobre las implicaciones ontológicas'del Principio, cf. T. Cnlvo, «El Prin-
necesaria de todo lo que es, de lo que es en tanto que algo que es" cipio de No-Contradicción>>, en Méthesis I [988], 53-69.)

t76 177
,4risttíte les Metqfísica,

bién a esta proposición las precisiones habituales), y si la opi- por tanto, no habría así demostración), y si no es preciso bus-
nión que contradice a otra opinión es su contraria, es evidente car demostración de ciertas cosas, tales individuos no serían t0
30 que es imposible que el mismo individuo crea que lo mismo es capaces de decir qué principio es el que postulan que se consi-
y no es. Quien se engañara a propósito de esto tendría, Btr efec- dere mayormente tal.
to, a la vez las opiniones contrarias. Por eso, todos los que lle- Pero también acerca de este principio cabe una demostra-
van a cabo demostraciones se remiten, en último término, a ción refutativa de que es irnposible '', con sólo que el que lo
este convencimiento: porque, por naturaleza, él es principio cuestiona diga algo. Si no dice nada, serfa ridículo buscar algo
también de todos los demás axiomas. que decir frente al que nada tiene que decir, en la medida
en que no tiene (nada que decir). Un individuo así, en tanto
que tal, sería ya como un vegetal. Por lo demás, digo que <<de- l5

CepÍrulo cuARTo mostrar refutativamente>> es algo distinto de <<demostran>, ya


que si uno intentara dernostrarlo, se juz garía que comete una
(REFUTACIÓN DE LOS QUE PRE]ENDEN T\IEGAR
petición de principio, mientras que si el que la comete es el
EL PRINCIPIO DE NO-CONTRADTCCIÓN¡ '*
otro, sería refutación y no demostración. '

En relación con todos los casos de este tipo el punto de


35 Hay, como decíamos, algunos que añrman que lo mismo partida consiste, no en pedir al otro que diga que algo es o no
t006a puede ser y no ser y que es posible, ademásn creerlo. A esta for- es (tal proceder se consideraría inmediatamente como petición
ma de pensar recuffen también muchos filósofos de la naturale- de principio), sino que diga algo que ten§a signfficado para sí
za. Por nuestra parte, acabamos de aceptar que es imposible mismo y para el otro. Esto ocurriría necesariamente con tal de
ser y no ser alavez y, basándonos en ello, hemos mostrado quc que diga algo pues, en caso contrario, un individuo tal no diría
s se trata del más firme de todos los principios. Algunos, por ig- realmente nada ni para sí rnisnp ni para el otro. Ahora bien, si
norancia, piden que este principio sea demostrado. accede a ello, habrá demostración, pues habrá ya algo determi-
Es, en efecto, ignorancia el desconocer de qué cosas es pne- nado. Pero el responsable no será el que demuestra, sino el que
ciso y de qué cosas no es preciso buscar una demostración. Y mantiene (lo dicho), ya que, por más que intente destruir el
es que, er suma, es imposible que haya demostración de todas lenguaje significativo, sigue manteniendo el lenguaje significa-
las cosas (se caería, desde luego, en un proceso al infinito y, tivo zo. Además, quien concede esto ha concedido ya que algo
es verdad independientemente de la demostración.

18 Aristóteles comienza I), en la primera parre del capítulo (1005b35.


lffi6a27), poniendo de manifiesto que si bien no es posible una demoshación re ..Que es imposible». Entiéndase: que es imposible que algo sea y no sea
estricta del Principio de No-Contradicción, sí que cabe la refutación (élcn. a la vez.
chos) de quien pretenda negar su validez. II) A continuación y hasta el find 20EI punto de partida general para la refutación consiste en que el adver-
del capítulo (1006a27-lñ9,a5), se ofiecerán hasta ocho argu¡nentaciones reh. sario acepte que lo que dice -{uando niega el Principio de No-Contradic-
tivas a la validez universal del Principio. ción- tiene significado. De este modo, a) al negar el Principio, suprime la

l78 179
,,tristtíte lcs t{etnfísica,

(I ) En primer lugar, es evidente que al menos esto es ver- y si (el adversario) no los pusiera, sino que afirmara
que §us 5
posible un
ro dadero: que las palabras 'ser' y 'no ser' significan algo deter- significados son infinitos, es evidente que no sería
lenguaje significativo, pues no significff algo determinado
minado Y, por tanto, no todo sería de este modo y no de este es

modo zr.
no *ignificar nada, y si los nombres carecen de significado, se
también consi-
Además, si 'hombre' tiene un solo. signiricado, sea éste suprime el di¿ilogo con los demás y, en verdad,
<<animal bípedo>>. Por 'tener un solosignificado' entiendo lo si- go mismo. y es que no es posible concebir nada si no se con-
guiente: si 'hombre' significa tal cosa, suponiendo que un indi- y si se puede concebir algo, cabrá poner l0
.iu* algo determinado,
viduo sea hombre, erl tal cosa consistirá (para él) el ser-hom- un único nombte atal cosa.)
posee
bre. (Por lo demás, nada importa si se afirma que tiene más de sea, pues, corno se dijo al comienzo, que el nombre
un significado, con tal de que éstos sean limitados: bastaría, en cierto significado y que su significado es uno'
trxmb efecto, con poner un nombre distinto para cada uno de los En tal cason ro es posible que 'ser hombre' signifique
(<no-ser-hombre>>, su-
enunciados correspondientes. Quiero decir, por ejemplo, que, si aquello precisamente en que consiste
no se afirma que 'hombre' tiene un solo significado, sino mu- .hombre' no solamente signifi ca de nn sujeto, sino
puesto que
chos, <<animal bípedo» sería el enunciado de uno de ellos, y ha- que su significado es unozz. (Desde luego, no consideramos
lo ls

de un suje-
bría, además, otros rnucho§, pero limitados en número: bastarÍa mismo que el significado sea uno y que se predique
con poner un nombre distinto para cada uno de los enunciados. *múSiCO', 'blanCO' y 'hOmbre' tendrían
q,e, en tal CaSO,
tO, ya
serían
un solo significado y, por consiguiente, todas las cosas
una sola,pues serían sinónimas.)
y no es posible que lo mismo
condición necesaria de todo lenguaje significativo y, por tanto, suprime el len- Sea y no Sea, a no Ser por homonimia, por ejemplo' si otros lla-
guaie significativo, y b) al admitir que su propio discurso posee significado, hombre. Pero 20
maran <<no-hombre>> a lo que nosotros llamarnos
mantiene el lenguaje significativo, y con é1, su condición necesaria, es decir, sea y no sea
el problema no está en si es posible que 1o mismo
el Principio de No-Contradicción,
2t Sémaínei td ónoma tó einai á mi einai todí:.<que (s)
y
hombre de palabra, sino realmente. es que si
'hombre' y
la palabra (s) 'ser'
o 'no ser' significan algo determinado>>. Ésm es la interpretación generalmente ,no-hombre, no tuvieran significados distintos, es evidente que
aquello en que consiste ser-hombre no sería distinto
más aceptada y que se remonta a Alelnupno (275 , 23 ss,). Se supone que a tampoco
una pregunta del tipo .<¿Sócrates es hombre?>> el interlocutor ha contestado
con una proposición que, a mi juicio, no sería simplemente «Sócrates es hom-
,, N" un significa-
bre>» sino <<Sócrates es y no es hombre». Así pues, en este primer momento de to mismo, señala Aristóteles, que el predicado posea
la argumentación Aristóteles se refiere a la cóputa. Posteriormente se referirá ",que se prediquede un mismo sujeto (t<ath'henós)' De un mismo su-
do (hénl y
que to-
al predicado <<hombre>>. jeto pueden decirse muchos predicados, lo que no implica en absoluto
Otra posible traducción e interpretación de la frase sería: «que el nombre sobre la base de esta distinción
dos ellos tengan uno y el mismo significado.
(pronunciado) significa ser o no ser tal cosa». Esta interpretación (con diferen- de 'hombre' y 'no-
Aristóteles establece: a) no es posible que los signiñcados
cias de matices según el 'tal cosa' (todí) se tome como sujeto o como predica- y er misrno (hén), aunque ambos se prediquen del mismo
hombre, sean uno
do) se encuentra ya en Asclnpro (260, 34-37), en Aeulxo (612) y en FoNsece (kath,henós),y b) <<no es posible que lo mismo sea y no sea (hombre)"
sujeto
(I' 862' expl. ad loc.)r y resulta coherente con la suposición de que el interlo- (l006blg). con la distinción propue§ra, Aristóteles pretende salir al paso de
cutor se ha limitado a pronunciar una palabra,'hombre' en este caso. posibles objeciones de carácter erístico'

rB0 181
,lristóteles Metafisica

de aquello en que consiste no-ser-hombre y, por consiguiente, 'ser blanco' y oser hombre' , yil que aquellos términos se oponen
zs <<ser-hombre>> serfa <(ser-no-hombre>»: serfan, en efecto, una entre sí en mayor grado, de modo que (con más razúnl tendrfui
misma cosa. (Ser una misma cosa signiñca, efectivamente, ser significados distintos. Y si (el adversario) dijera que 'blanco'
como <<traje»> y <<vestido>», supuesto que su enunciado es uno.) tiene uno y el mismo significado (que 'hombre'), una vez más s
Y si son una misma cosa, 'ser-hombre' y 'ser-no-hombre' tie- diremos lo que anteriornente quedó dicho 24: que todas las cosas
nen un mismo significado. no solamente los opuestos- serián una sola. Ahora bien, si
Pero ya quedó mostrado que tienen significados distintos.
-y
esto no es posible, ocurrirá lo dicho, con tal de que conteste a lo
Por consiguiente 2i, fleuello de lo cual se afirma con verdad que preguntado. Y si, a pesar de formularle la pregunta de un modo
30 es hombre, necesariamente es animal bípedo (pues esto era lo absoluto, añade también las negaciones (e, su respuesta), no
que significaba 'hombre'). Y si esto es necesariamente, enton- está respondiendo a lo preguntado. Nada impide, er efecto, que l0
ces no es posible que tal individuo no sea animal bípedo. (En una misma cosa sea hornbre y blanco y mil cosas más, a pesar
efecto, 'ser necesario' significa (<no poder no ser»,) Por consi- de Io cual, al preguntar si es verdadera o no la afirmación de
guiente, ro es posible que sea verdadero, a la vez, afirmar que que tal cosa es hombre, habrá de contestarse con algo que tenga
lo mismo es hornbre y no es hombre. un solo significado, y no añadir que también es blanco y grande.
lfil7n El mismo argumento, por lo demás, vale también respecto Y es que es imposible enumerar los accidentes, puesto que son
del (<no-ser-hombre>>. En efecto, 'ser hombre' y 'no-ser-hom- infinitos. Que enumere, por tanto, todos ellos o ninguno. De ls
bre' tienen signiñcados distintos, si es que también los tienen este modo, pues, aun cuando la misma cosa sea hombre y diez
mil veces no hombre, ala pregunta sobre si es hombre no se ha
de contestar añadiendo que es, a la vez, también no hombre, a
23 Ésrc es el párrafo donde, en realidad, se formula la argumentación sobre no ser que se vayan a arladir también en la respuesta todos los
la base de lo establecido treinta y dos líneas atrás (en l006a3l): §i 'hombre' demás predicados accidentales, los que es y los que no es. Pero z0
tiene un sólo significado, sea éste «animal bípedoo, de modo que las treinta y
si a pesar de todo hace tal cosa, no dialoga.
dos líneas intermedias no son sino matizaciones y disgresiones encaminadas a
preparar la argumentación esgrirnida en este prinafo. (Aquino se percató de (z)En general, los que dicen tal eliminan la entidad, es de-
ello e introduce el comentario a este párrafo diciendo: <<ostendit principale cir, la esen ciazs. Necesariamente, en efecto, han de afirmar que
propositum ex prioribus suppositis»> t620].)
El argumento procede del siguiente modo: l) necesariamente, si algo es
hombre, es animal bípedo [que deriva de la premisa original aceptada por el 24 Cf . supra, l006bl7.
interlocutor, según la cual <.animal bípedo)) es Io que significa'hombre'l; 2s Aristóteles es consciente de los siguientes extremos: a) que el Principio
2) es imposible que algo que es hombre no sea animal bípedo [que deriva de de No-Contradicción sólo se cumple plenamente en la autoidentidad perfecta
(l) por definición de 'necesariamente'l; 3¡ es imposible que algo sea hombre de una cosa consigo misma (cf . supra,n. 17 al final) y b) eue, como atestigua
y no-hombre [que deriva de (2) por sustin¡ción de <<animal bípedo» por <<hom- el movimiento, determinaciones accidentales contrarias (blanco-negro, etc.)
bre»J; 4) no pueden ser verdaderas a la vez las afirutaciones de que algo es y pueden darse en el mismo sujeto (aunque, cieftamente, no a la vez) y, por tan-
no es hombre [por aplicación a (3) de la noción de verdadJ. to, en cierta medida podría decirse que en el caso de los accidentes las propo-
Por su parte, 3) y 4) se consideran casos particulares generalizables para siciones contradictorias son verdaderas del mismo sujeto (cf. Ascrcpro, 263,
todo tipo de predicados. 30-381 también Snlaxo, 69, 25-32: c) esto último no ocurce en el caso de la

tBz 183
,4rist¡íteles Meta,fisiccr,

todas las cosas suceden accidentalmente, y que no existe aque- Ahora bien, si todas las cosas se dicen accidentalmente, no
llo precisamente en que consiste ser-hombre o ser-animal. existirá el universal primero ,u, y si el accidente significa siem- 35
Pues si es algo aquello precisamente en que consiste ser-hom- pre el predicado de cierto sujeto, necesariamente se va a un
bre, no será, desde luego, ni aquello en que consiste ser- pror*ro al infinito. Pero esto es imposible, ya que no se combi- 1007b
no*hombre ni aquello en que consiste no-ser-hombre (en rea- nan más de dos términos. El accidente no es, desde luego, ac-
2s lidad, éstas son negaciones suyas). Uno solo era, en efecto, su
cidente de un accidente, a no ser en cuanto que ambos se dan
significado y éste era la entidad de algo. Ahora bien, signifi- accidentalmente en el mismo sujeto, quiero decir, por ejemplo:
car la entidad (de una cosa) es (significar) que el ser de tal el blanco es músico y éste es blanco porque Io uno y lo otro 5
cosa no es algo distinto. Pero si, para tal cosa, aquetlo precisa- coinciden accidentalmente en el hombre. Por el contrario, no
mente en que consiste ser*hombre fuera o bien aquello pre- es de este modo como sócrates e§ músico, porque lo uno
y lo
cisamente en que consiste ser-no-hombre o bien aquello otro coincidan accidentalmente en un tercero. Así pues, puesto
precisamente en que consiste no-ser-hombre, entonces el ser que unos se dicen accidentes de aquel modo y otros de éste,
(de tal cosa), sería algo distinto: por consiguiente, necesa- los que se dicen de este modo ---como lo blanco en Sócrates-
30 riamente afirrnan que de ninguna cosa hay un enunciado tal,
no es posible que sean infinitos hacia arriba, por ejemplo: que
sino que todo es accidentalmente. En efecto, la entidad y el ac- a «Sócrates-blanco>> se añada otro accidente, ya que de todos 10
cidente se distinguen en esto: lo blanco es algo que sucede ellos no resulta algo dotado de unidad. Y tampoco otra cosa
accidentalmente al hombre porque éste es, ciertamente, blan- podrá ser accidente de lo blanco, por ejemplo, <<músico>>, yfl
co, pero no es lo que lo blanco es en sí mismo. que esto no es accidente de aquello con más razÓn que aquello
lo es de esto, además de que ha quedado precisado, al misrno
tiempo, que ciertas cosas se dan accidentalmente de este modo,
entidad, en Ia cual el sujeto se identifica con la esencia: Sócrates es hombre y pero otras se dan como <<músico>> en Sócrates. En las que se
su ser consiste precisamente en ser-hombre (lOO7a26-27), (no consiste en ser- dan de este modo no hay accidente que se dé accidentalrnente ls
músico o ser blanco, etc.) y por tanto, en la entidad se cumple más plenamente
*-r^
la autoidentidad exigida por el principio de No-conrradicción. guün ¿rtai próton td l«athóto¿: {<no existirá el universal primero>>. Éste
Éste es el planteamiento que subyace a este segundo argumento es el texto trasmitido por los códices, texto que, sin duda, resulta difícil- Ale-
(l007a20-bl8) cuyo desarrollo comporta dos momenros: l) los que niegan
el jandro interpreta que <<no existiría el género primero, es decir, no existiría el
Principio diciendo, por ejemplo" que Sócrates es iombre, pero también no-
primero de los géneros: la entidad. Todos los géneros son, en efecto, universa-
hombre por igual (ya que es blanco, culto, etc"), eliminan la esencia, puesto
les, y el primero de ellos es la entidad» (287 ,30-32).
que ponen todos los predicados a/ mismo nivel: para ellos todas las determi-
Con todo, el propio Am¡eNDRo (288, 8-10) conjetura kath'hoit en lugar de
naciones son accidentales; 2) ahora bien, esto lleva a una predicación sin tér- <.Si to-
twthólou, en cuyo caso el prirrafo completo daría la siguiente versión:
mino, dado que todo accidente se predicaría de otro, y así indefinidamente. (sujeto) primero del
das las cosas se dicen accidentalmente, ilo habrá ningún
Pero esto es imposible, ya que el accidente, de suyo, se predica de un sujeto. (ei aei en lugar de: ei dé,hín- 24) el acci-
cual se digan, supuesto que siempre
En último término la predicación exige, pues, un sujeto determinado y dotado por
dente significa el predicado de algún sujeto». (Esta conjetura es aceptada
de unidad,vale decir, la entidad. en la cual el sujeto y su determinación esen-
Bonitz, Jaeger, Ross, etc., y e§ adoptada en sus traducciones por Reale' Tricot
cial se identifican.
y la mayoría de los traductores.)

r84 185
j

,I
*

*t
,lris¡óte lrs M etu.{ísic«,

en otro accidente, aunque sí en las que se dan de aquel modo. (4) Estas cosas suceden, ciertamente, a quienes sostienen
Por consiguiente, ro todas las cosas se dicen accidentalmente tal doctrina, y también que no es necesario afirmar o negar. Y
y, por tanto, habrá algo además que signifique la entidad. Y si es que si es verdadero que es hombre y no-hombre, es eviden- s

esto es así, queda mostrado que es imposible que las contradic- te que no será ni hombre ni no-hombre 28. A aquellas dos <<afir-
ciones se prediquen a la vez. maciones>> corresponden, en efecto, estas dos negaciones, y si
13) Además, si todas las contradicciones fueran verdaderas aquélla se toma como una sola compuesta de ambas, también
a la vez del mismo sujeto, es evidente que todas las cosas seriin ésta -su opuesta- sería una.
za una sola. La misma cosa sería, en efecto, trirreme y muro y (5) Además, o bien esto es así respecto a todas las cosas --y
hombre, si es que un predicado cualquiera puede afirmarse o es blanco y no-blanco, algo que es y algo que no es, y del mis-
negarse de todo, como sucede necesariamente a los que afirman mo modo respecto de las demás afirmaciones y negaciones-
la doctrina de Protágoras. En efecto, si a alguien le parece que o bien no, sino que es así respecto de algunas, pero no respecto l0
el hombre no es trirreme, evidentemente no es trirreme y, por de otras. Y ciertamente, si es así respecto de no todas (las afir-
tanto, también lo es, supuesto que la contradicción es verdade- maciones y negaciones), acerca de éstas estaríamos ya de
2s ra. Y resulta lo de Anaxágoras: todas las cosas confundidastl, acuerdo. Si, por el contrario, es así respecto de todas, entonces
y, por tanto, nada existe verdaderamente. Parecen, ciertamente, b bien de cuantas se puede afirmar se puede negar y de cuantas
hablar de lo indeterminado, y aunque creen que se refieren a lo se puede negar se puede también afirmar, o bien de las que se
que es, hablan acerca de lo que no es: lo que es potencialmente puede afirmar se puede también negar, pero no de cuantas
y no plenamente actualizado es, desde luego, lo indeterminado. se puede negar se puede también afirrnar" Si es de este modo, 15

Pero éstos se yen forzados a admitir que de todo puede predi- habrá algo que con seguridad no es, y ésta será una opinión só-
30 carse cualquier afirmación o cualquier negación. Y es que sería lida, y si resulta algo sótido y cognoscible que no es, más cog-
absurdo que a cada cosa le perteneciera su propia negación, noscible será la afirrnación opuesta. Si, por el contrario, todo
pero no le perteneciera la negación de otra cosa que no le perte- lo que puede negarse puede igualmente afirrnarse, necesaria-
nece: quiero decir, por ejemplo, que si es verdadero afirmar del mente o bien su enunciado será verdadero separando (la afir-
hombre que es no-hombre, evidentemente lo será también afir- mación y la negación), por ejemplo, (diciendo) que algo es 20

mar que es trirreme o no*trirreme. Y es que si (a un sujeto) le blanco y, de nuevo, que no es blanco, o bien no. Si su enuncia-
conviene la afirmación (de algo), necesariamente le convendrá do no es verdadero por separado, no dirá lo uno y lo otro, y no
también la negación (de ese algo); y si no le conviene la afirma- existirá nada (pero las cosas que no son ¿cómo podrían hablar
3s ción (de algo), con más razón le convendrá la negación (de ese o andar?), y todas las cosas serían una sola, como se ha dicho
lfi)8a algo) que la suya propia. Si, pues, le conviene ésta, le conven- anteriorrnente, y la misma cosa será hombre y clios y trirreme y
drá también la negación de trirreme; y si le conviene ésta, le
convendrá también la afirmación (de trirreme).
2s La tesis según la cual la afirmación y la negación son ambas verdade-

ras (p, -p; o bien, p ¡ -p) comporta, en definitiva, qtle no es verdadera nin-
27 Cf. DK 5gB I (II, 12, ll). guna de ellas (-p, - -P; o bien, {p -p).
"

I ft6 :
§
187
§
.'l rist, rít c lc s Meta,físiru

2s sus negaciones (pues si se predican por igual de cada cosa, ilo lo otro, entonces serán de cierto modo las cosas que son, y este
habrá diferencia alguna entre una cosa y otra; y si hay alguna modo de ser será verdadero, y no a la vez también no verdade-
diferencia, ésta será verdadera y propia (de cada una de ellas)). ro. Por otra parte, si todos dicen verdad y falsedad por igual,
Pero si su enunciado puede ser verdadero separando (la afir- tal individuo no podrá hablar ni decir nada: en efecto, dice y
mación y la negación), sucede igualmente lo ya dicho, y ade- no dice las rnismas cosas a la yez. Y si no piensa nada, sino l0
más que todos dirían lo verdadero y todos dirían lo falso, con que cree y no cree por igual, ¿en qué se diferenciaría su estado
lo que (el adversario) viene a reconocer que él mismo dice to del de las plantas? De esto se deduce, con la rnayor evidencia;
30 falso. Al rnismo tiempo, resulta evidente que no es posible dis- que en tal estado no se halla nadie, ni de los otros ni de los que
cutir con un individuo tal acerca de nada, puesto que nada afirman esta doctrina. En efecto, ¿por qué se va a Megara
dice. En efecto, no dice que es así o que no es así, sino que es cuando piensa que debe ir, en Yez de quedarse quieto? ¿,y no §e
así y que no es así parfl, z continuación, negÍLr ambas cosas di- dirige, recién amanecido, a un pozo o a un precipicio, si llega r5
ciendo que ni así ni no así. Y es Qüe, si no hablara de esta ma- el caso, sino que se muestra precavido, como que no piensa
nera, habría ya algo determinado. que caer (en ellos) es bueno y no bueno por igual? E§, pues,
(6) Además, si cuando la afirmación es verdadera la nega- evidente que piensa que lo uno es mejor y lo otro no es mejor.
35 ción es falsa, y cuando ésta es verdadera la afirmación es falsa, Y si (piensa) esto, también pensará necesariamente que lo uno
no será posible afirrnar y negar lo mismo a la vez con verdad. es hombre y lo otro no es hombre, y que lo uno es dulce y lo
Pero seguramente replicaría que esto es lo establecido por otro no es dulce" Desde luego, no procura y piensa todas las
cosas indiferenternente cuando, creyendo que es rnejor beber
2e.
PrinciPio
t00Eb fl Además, ¿dirá, una falsedad el que piensa que algo es o agua y ver a un hombre, al punto procura estas cosas. Y sin
no es de cierto rnodo, mientras que dirá la verdad el que piensa ernbargo, debería (actuar de aquel modo) si hombre y no--hom-
lo uno y lo otro? Si (éste últirno) dice la verdad ¿qué valor ren- bre, por igual, fueran lo misrno. Pero, como se ha dicho, nadie
drá el dicho de que <<tal es la naturaleza de las cosas>>? uo. Y si hay que no se muestre precavido ante ciertas cosas y ante cier-
5 no dice la verdad, pero se acerca más a ella que el que piensa tas cosas no, Conque, al parecer, todos piensan que las cosas
son absolutamente (de tal o cual modo), si no en relación con
todas las cosas, al menos en relación con Io mejor y lo peor rt.
2e Aristóteles reconoce que esta argurnentación comete una abierta peti-
ción de principio"
Y si (reconocen que actúan) de este modo, no porque sepan,
r0 Tí dn eíé tó legómenon hóti..."' valor tendría el dicho de que...?>>. sino porque opinan, con mayor tazón habr¿án de interesarse por
"cQué
Se supone que quienes (heraclíteamente) afirrnan que las cosas soR y no son a la verdad.r, del mismo modo que quien está enfermo ha de in-
la vez, añadirían convencidos que <<tal es la naturaleza de las cosas>>, expre-
sión carente de sentido en su caso, señala Aristóteles.
For.¡secn ([, 877, expl. ad loc.) sugiere que entre legómenon y hóti faltan 3r Cf. la discusión de la doctrina de Protágoras en el Teeteto de Pt-nrÓhl
dos partículas: ei mé, cuya ausencia es habitualmente suplida por los comenta- (l?l e-172b)"
ristas, lo que daría otro sentido: <<si (este último) dice la verdad, ¿qué otra cosa 32 Es decir, si reconocen que en la práctica distinguen lo mejor de lo peor,
puede significar lo que dice, sino que tal es la naturaleza de las cosas?»- pero no porque saben, sino meramente conducidos por el hábito y la creencia,

IBB 189
,lrist ríte lcs Metafisica,

teresar§e por la salud más que el sano: en efecto, el que opina, recen son todas verdaderas, necesariamente todas las cosa§ §e-
30 en comparación con el que sabe, no goza de salud respecto de rián a la vez verdaderas y falsas. (Muchos, en efecto, piensan
la verdad. cosas contrarias los unos a los otros, y consideran que están en l0
(S) Además, aun cuando mayormente todas las cosas sean el error quienes no opinan lo mismo que ellos; conque necesa-
así y no así, sin embargo se da el más y el menos en la natura-
riamente lo mismo es y no e§), y si esto es aSí, las cosas que
leza de las cosas qu'e son: desde luego, no diríamos que el dos parecen serán todas verdaderas (los que están en la verdad y
y el tres son pares en la rnisma medida, ni comete error en la los que están en el elTor mantienen, desde luego, opiniones
misma medida el que cree que cuatro son cinco que el cree que contrarias entre sí; por tanto, si las cosas son de este modo, to-
3s son mil. Y si no (yerran) en la misma medida, es claro que uno dos están en la verdad). Es claro, pues, que arnbas doctrinas ls
de ellos (yerra) menos y, por tanto, dice más verdad. Y si ser derivan del mismo razonamiento.
lfiDe <<más>> es estar <<rnás cerca»>, habrá algo (absolutamente)
verda- No procede, sin embargo, enfrentar§e del mismo modo a
dero de lo cual está más cerca lo más verdadero. Y aun cuando
todos ellos: mientras que los unos han de ser persuadidos, los
no lo haya, cuando menos hay algo más firme y más verdade-
otros tienen que ser forzados. En efecto, cuantos vinieron a
ro, con lo cual nos alejaríamos de esta doctrina inmoderada r¡ pensar de este modo como consecuencia de hallarse en una
que irnpide determinar cosa alguna con el pensamiento.
aporía, su ignorancia es f,ácil de curar (ya que su tratamiento
no se refiere a las palabras, sino al pensamiento). Por el contra- 20

rio, aquellos que discursean por discursear, su curación consis-


Cnpfrulo eurNTo tirá en refutar su discurso tomándolo en su expresión y en su§
palabras.
(REFUTACIÓN DE LAS POSTCIONES RELATIVISTAS)T

De esta misma opinión deriva también la doctrina de Protá-


que proceden de buena fe y los hay que proceden por el afán de discutir: aqué-
gora§, y necesariamente una y otra son o no son por igual (sos-
llos han de ser persuadidos, éstos han de ser refutados sin conternplaciones.
tenibles). Y es que si las cosas que parecen (ser) y las que apa- II) A conrinuación y hasta el final del capítulo, se argumenta contra aquéllos,
tras señalar que el origen de su elror se halla en una mala interpretación de
los datos del conocirnienta sensible: a) en primer lugar, Aristóteles expoñe, Y
entonces ((que no echen Ia culpa a la naturalezade las cosas>» (como dice Ar-E-
argumenta contra la negación del Principio que resulta de una interpretación
JANDR0' 300, 8), sino a su propia ignorancia, y que procuren salir de ella como
incorrecta del fenómeno del movimiento atestiguado por los sentidos
los enferrnos de Ia enfermedad.
(1009a23-38); b) en segundo lugar, expone y analiza la tesis del fenomenis¡no
rr t<Inmoderada>>: ákraton. Inmoderada, porque suprime toda diferencia
relativisfa que se basa en la relatividad del conocimiento sensible (1009a38-
objetiva entre el bien y el mal, además de borrar toda diferencia entre verdad y
l0l0a7); c) en tercer lugar, se vuelve a argumentar contra la tesis del movilis'
falsedad. (Cf. FoNsece, I, 88 l, expl. ad loc.)
34 En este capítulo I)
mo universal, en cuanto que implica que todas /as proposiciones son falsa§, e
se comienza ( 1009 a6-22) mosrrando que la negación
implica, por tanto, que el Principio carece de aplicación (l0l0a7-38); d) por
del Principio de I'{o-Contradicción y el fenomenismo de Protágoras se impli-
último, se argumenta contra el .fenomenismo relativisra refutando sus razones
can mutuamente, Y que entre los sostenedores de arnbas posiciones los hay
( l0l0a38-final)"

le0 191
'lristotele s ,Metalísica

Esta opinión, la de que las contradicciones y los contrarios verdad según (lo que opinan) la mayoría o la minoría y, por
se dan a la vez, les vino los que se hallan en una aporía- otra parte, que la misma cosa, al saborearla, a unos les parece
-a
a partir (de Ia consideración) de las cosas sensibles, al ver que
que es dulce y a otros amarga: conque si todos estuvieran en
los contrarios se generan a partir de lo mismo. En efecton si no
estado febril o todos desvariaran, mientras que dos o tres estu- s
25 es posible que se genere lo que no es, la cosa existía siendo ya
vieran sanos o en su juicio, parecería que éstos están enfermos
por igual ambos contrarios, como dice Anaxágoras que todo
o desvarían, y aquéllos otros rlo. (Dicen) además que a mu-
está rnezclado en todo, y también Demócrito. También éste, er
chos otros animales les aparecen las cosas de modo contrario
efecto, dice que lo lleno y. lo vacío se dan por igual en cual- que a nosotros, y que ni al mismo individuo, comparado con-
quier parte, si bien, de ellos, lo uno es <<algo que es>> y lo otro,
sigo mismo, las cosas le parecen las mismas a través de la
«algo que no es>>.
sensación. Y, ciertamente, tro está claro cuáles de estas (sensa-
30 A aquellos que opinan así a partir de tales consideraciones ciones) son verdaderas o falsas. Las unas no son verdaderas l0
les diremos, pues, que en cierto modo sus afirmaciones son con más razón que las otras, sino por igual" De ahí que Dernó-
correctas, si bien en cierto modo les falta conocimiento. En crito diga que o nada es verdadero o, desde luego, nos es des-
efecto, <<lo que es>> se dice tal de dos maneras 1l, por tanto, hay conocido.
una manera según la cual es posible que algo se genere a par-
En general, afirman que lo que aparece en la sensación es
tir de lo que no es, pero hay otra según Ia cual, no; y (es posi- necesariamente verdadero, porque consideran inteligencia a la
ble) que la misma cosa sea, a la vez, algo que es y algo que no
sensación y afirman que ésta es alteración. Desde luego, por ls
es, pero no en el mismo sentido. Pues la misma cosa puede ser
estas razones Empédocles y Demócrito y, por así decirlo, todos
35 los contrarios en potencia, pero no en estado de plena actuali-
y cada uno de los demás vinieron a incunir en tales opiniones.
zación. Además, a éstos les pediremos que acepten que, entre
En efecto, Ernpédocles afirma que al cambiar el estado (corpo-
las cosas que son, hay cierta entidad de otro tipo en la que no
ral), cambia la inteligencia: el conocimiento aumenta en los zo
se da en absoluto ni movimiento ni corrupción ni genera- hombres ante lo que está presente16.
ción ¡s. Y en otros versos dice que
100eb Thmbién a partir (de la consideración) de las cosas sensi-
bles vinieron algunos a afirmar la verdad de las cosas que apa- en la medida en que se alteran, en esa medida siempre
recen. En efecto, piensan que no es adecuado decidir sobre la se presentan alteradas las cosas en su pensamiento 37
.

35 Si, como vimos en el


capítulo anterior (cf .supra,n.2S),la exigencia de
autoidentidad a que apunta el Principio de No-Contradicción se cumple más
plenamente en el caso de la entidad que en el de los accidentes, de rnodo
más pleno aún se cumple en la entidad primera, ajena a todo tipo de cambio.
Esta referencia a la entidad primera, divina, en relación con las exigencias del
Principio de No-Contradicción, no es circunstancial o marginal, sino con- 36 Cf. DK 3tB106 (I, 350, 2l).
gruente y exigida por la propia dinárnica del pensamiento de Aristóteles. 37 Cf. DK 3tBl08 (I,35t, I2-13)"

1q2 Ie3
,'lristóte lcs Metafísicn

Tarnbién Parménides se expresa del mismo modo: dijimos co. Por ello, hablan con verosimilitud, pero no hablan s
con verdad" (Conviene, en efecto, replicarles de este modo,
según en cada cual se encuentra la mezcla de los flexibles
más bien que como Epicarmo a Jenófanes) ¿t. Además, viendo
Ímiembros,
que esta naturaleza toda está en movimiento, y que no es posi-
así se presenta la mente para los hombres. Pues lo que piensa
no es otra cosa que la naturaleza de los miembros pora los ble establecer verdad alguna sobre Io que está cambiando, con-
cluyeron que no es posible un discurso verdadero acerca de lo
lhombres
que est¿á carnbiando en todo totalrnente. En efecto, de esta su- l0
2s todos y en todo. Que lo que predomina es el pensamiento§.
posición derivó la opinión más extrema de las señaladas, la de
lcs que dicen que heraclitizan, la que mantenía Crátilo, quien
Thmbién se recuerda una sentencia cle Anaxágoras dirigida
llegó a la conclusión de que no debía hablar y solamente mo-
a algunos de sus discípulos: que las cosas que son, para ellos
vía el dedo, y criticaba a Heráclito por decir que no es posible
serán tales cuales las piensen, Y dicen que Homero manifiesta
zambullirse dos veces en el mismo río: y es que él pensaba que
tener esta misma opinión, puesto que escribió que Héctor,
ni siquiera una vez42.
30 cuando quedó fuera de sí por la heri da, yacía con pensamien-
Por nuestra parte, responderemos a este razonarniento que t5
tos delirante.s 3e, como que los que piensan desvaríos también
piensan, sólo que cosas distintas. Es, pues, evidente que si lo
lo que cambia, mientras está cambiando, les da cierta raz6n
para pensar que no es, pero esto resulta ciertamente discutible.
uno y lo otro son pensamientos, las cosas que son serán a la
vez de tal modo y no de tal modo. Y la consecuencia es aquí En efecto, lo que está perdiendo algo, conserva algo de lo que
se está perdiendo, y necesariamente hay ya algo de lo que se
de la máxima gravedad: en efecto, si los que han llegado a ver
está generando; y, en general, si se corrompe, seguirá existien- z0
3s la verdad en la medida de lo posible éstos son quienes Ia
-y
buscan y aman en el más alto grado- mantienen tales opinio-
do algo, y si se genera, necesariamente existe aquello a partir
de lo cual se genera y aquello por cuya acción se ha generado,
nes y hacen tales manifestaciones acerca de la verdad, ¿cómo
y que en esto no cabe un proceso infinito or.
no van a desanimarse los que comienzan a filosofar? Y es que
Pero dejando de lado estas cosas, digamos esto: que no es
buscar la verdad sería perseguir pájaros al vuelo.
lo mismo cambiar en cuanto a la cualidad* y en cuanto a la
l0l0¡ Por lo demás, la causa de que éstos llegaran a tal opinión
fue que investigaban acerca de las cosas que son, pero supo-
nían que las realidades sensibles son las únicas cosas que son. 40 En el sentido de <<ser en potencia, no actualmente». Cf. supra, 4,

Ahora bien, en éstas se da rnucho la natu raleza de lo indeter- r007b26-29.


4r No nos consta con exactitud qué pudo decir Epicarmo contra Jenófanes.
minado, es decir, la naturalezade lo que (<es»» en el sentido que
42 DK 22891 (t, 171,9-15). Aristóteles se refiere también a Crátilo, para

señalar que fue maestro de Platón: Cf. supra,I 6, 987a32.


43 Cf supra,ll2,994a1-b9.
"
38 Cf. DK 3lBlO8 (I, 2M, g-t l). 44 La <<cualidad» no se retiere aquí a las deterrninaciones accidentales
3e llíada XXIII 698 (el verso no se refiere, en realidad, a Héctor'1. Cf . De cualitativas (color, etc.), sino a la determinación específica de la forma (eí-
Animal2,4Ma29. É
dos). Véase irtfra, V I4, donde se dice que se denomina cualidad <<en un sen-
{

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tq4 *
* 195

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ffiil
,'lristríte les Metnfísira

cantidad; sea, ciertamente, que no permanece en su cantidad, Y en relación con la verdad, que no es verdadero todo lo l0l0b
2s pero todas las cosas las conocemos según su forma específica. que aparece, (diremos) primeramente que ciertamente la sensa-
Además, a los que así piensan es justo reprocharles que, cién de lo propio no es falsa, pero que la imaginación no se
aun tomando en consideración un número pequeño de las co- identifica con la sensación 4r,

sas sensibles mismas, sin embargo afirmaron igualmente acer- Además, resulta asombroso que se planteen aporías como 5
ca de la totalidad del universo que se comporta de este modo 45. ésta: si los tamaños o los colores son tales como aparecen a
Y es que la región de lo sensible que constituye nuestro entor- los que están lejos o como aparecen a los que están cerca; y si
no es la única que se perpetúa mediante destrucciones y gene- son tales como aparecen a los sanos o como aparecen a los
30 raciones, pero constituye una parte del todo que apenas es que estiin en estado febril; y si son rnás pesadas las cosas que
nada, conque más justo sería que absolvieran a ésta en gracia a aparecen tales a los débiles o a los fuertes, y si son verdaderas
aquéllas, en yez de condenar a aquéllas por culpa de ésta. las que parecen tales a los dormidos o a los despiertos. Que no
Además, es evidente que frente a éstos podemos decir lo piensan de este modo, es evidente: ninguno, desde luego, se l0
mismo que antes quedó dicho *: habrá que mostrarles que exis- encamina al Odeón si, estando en Libia, sueña que está en
35 te cierta naturaleza inmóvil, y convencerlos de ello. Aunque, Atenas.
ciertamente, a quienes afirman que es y no es a la vez, les su- Además, en relación con lo que sucederá, como dice Pla-
cede que han de afirmar que todas las cosas están en reposo tón, la opinión del médico y la del ignorante no son, en absolu-
más bien que en movimiento: nada hay, en efecto, hacia lo cual to, igualmente autonzadas, por ejemplo, respecto de si se va o
algo pueda cambiar, puesto que todas las cosas se dan en todas no se va a sanar.
Ias cosas. Y, además, entre las sensaciones mismas, no son igualmen- 15

te autorizadas la sensación de aquella (cualidad) que no es la


propia y la de la propia, o la de Ia (cualidad de una sensación)
tido, la diftrencia de la entidad, por ejemplo, el homhre es un animal de cier-
ta cualidad en cuanto que es «bípedo>>, y el caballo en cuanto que es <(cuadni- vecina y la suya misma, sino que acerca del color es la vista y
pedo>>.. . como que Ia diferencia en la entidad constituye una cualidad» no el gusto, y acerca del sabor, el gusto y no la vista. Y ningu-
( 1020a33-b I ).
4s
Autón tón aisthetón epi tñn ellatónón tón arithmón idóntes hoútós
47 Oud'hé aísthésis pseudis toü ge idíou estín: <<ciertarnente, la sensación
échonta peri hólou tofr ouranoü homoíós epephénanto: <<aun tomando en con-
de lo propio no es falsa». El sentido del argumento (como señala AlaleNoRo,
sideración un número pequeño de las cosas sensibles mismas, sin embargo
afirmaron igualmente acerca de la totalidad del universo que se comporta de
3l l, 3l-35) es el siguiente: aun reconociendo que la fantasía se identifica con
este modo>>. Fonseca argumenta que" según Aristóteles, el núrnero de las cosas
Ia sensación, no cabría concluir que aquélla es siempre verdadera, puesto
que la sensación sólo lo es necesariamente en el caso de las cualidades pro-
comrptibles no es menor que el de las incomrptibles, y gue, por tanto, el senti-
pias; pero es que, además, la fantasía no se identifica con la sensación.
do de la frase ha de ser otro, en vista de lo cual ofrece la siguiente traducción:
((aun viendo que la pluralidad de las cosas sensibles se comporla de este modo Ross, tras Bonitz, modifica el texto introduciendo un ei tras oud' y un mé
en el caso de las más pequeñas, sin embargo juzgan del rnismo acerca de la txas aísthás¡s.' oud' (ei) h¿ aísthesis (mi) pseudés tofr ge idíou estín: «si bien
totalidad del universo)> (I, 896-9'1, expl. ad loc.). la sensación de lo propio no es falsa, etc.>»" Esta modificación nos parece inne-
46 Cf . supra, l(X)9a36-38 y n. 35.
cesaria.

t96 197
,,1ristóte le s Me tafísica,

no de los sentidos afirma en absoluto, en el mismo momento,


za acerca de lo mismo que es y no es así a la vez" Ni siquiera en CnpfruLo srxro
momentos distintos se contradicen acerca de la cualidad, sino
(coNTrNÚn LA CRÍTTCA DE LAS
acerca de la cosa de la cual es accidente la cualidad. Quiero
POSICIOI.IES RELATIVISTAS) fi
decir, por ejemplo, que el mismo vino, si cambia, o si cambia
el cuerpo, parecerá en una ocasión que es dulce y en otra oca-
sión que no es dulce. Pero lo dulce, tal cual es cuando se da, no Hay algunos entre los que están persuadidos de es-
zs ha cambiado en absoluto, sino que (el sentido) siempre está en -tanto
tas cosas como entre los que proponen estos argumentos sólo
la verdad respecto de ello, y lo que será dulce es necesaria- de palabra- que se sienten en una situación aporética al pre-
mente tal. Pero esto lo eliminan todos estos razonamientos, y guntarse quién decidirá cuál es el sano y, en general, cuál es el s
como que tampoco existe la entidad de ninguna cosa, del mis- que juzga rectamente acerca de cada cosa. Thles aporías, sin
mo modo tampoco existe nada necesariamente. Y es que lo ne- embargo, son como considerar una aporía si en este momento
cesario no puede ser de otro y de otro modo y, por consiguien- estamos dormidos o despiertos. Pero semejantes aporías po-
te, si algo es por necesidad, no será así y no así. seen todas la misma fuerza. Y es que éstos exigen que haya de-
30 X en general, si solamente existe lo sensible, nada existiría mostración de todas las cosas: buscan, er efecto, un principio,
si no existieran los seres animados, ya que no habría sensa- y pqetenden lograrlo por demostración. Pero que no están per- r0
ción. Desde luego, es seguramente verdad que no existirían suadidos de ello, lo muestran claramente en su conducta. Pero,
sensibles ni sensaciones (éstas son, en efecto, afgcciones del como decíamos oe, esto es lo que los caractenza, que buscan de-
que siente), pero que si no hubiera sensación no existirían las mostración de lo que no hay dernostración: en efecto, el princi-
cosas (que producen la sensación), es irnposible. Y es que la pio de la demostración no es demostración. Desde luego, éstos
35 sensación no lo es de sí misma, sino que hay además algo dis- se persuadirían fácilmente de esto (pues no es difícil captarlo).
tinto de la sensación que es necesariamente anterior a la sensa- Por el contrario, aquellos que buscan exclusivamente la fuerza 15

ción. En efecto, lo que mueve es por natural eza anterior a lo (de la refutación), buscan algo imposible: reclaman, en efecto,
l0lle movido, y no lo es rnenos por más que se diga que lo uno y el derecho a contradecirse tan pronto como se contradicen so.
Io otro son correlativos.
48 En este capítulo continúa Aristóteles su crítica al fenomenismo protagó-

reo (<<todo lo que aparece es verdaderorr), subrayando el relativismo que com-


porta y dirigiendo contra éste específicarnente sus argurnentaciones.
4e Cf . supra,4, l005b35-l006al l.
50 Enantía gár eipeín axiofrsin, euthys enantía légontes.' .<reclaman, en
efecto, el derecho a contradecirse tan pronto como se contradicen>r. La frase
es susceptible de distintas traducciones e interpretaciones (cf. Ross, I, 280-
8l).La interpretación que propongo aparece sugerida ya, según me parece,
por StntANo (285, 2l-22), y es también la aceptada en su traducción por Reale
quien, a su vez, se remite a Colw (Ia Métaph", IlI, I l7 ss.).

l98 199
,.1rist ríte les Metafísictt,

Ahora bien, si no todas las cosas son relativas, sino que al* dadero Pero seguramente por esto, los que sostienen tal doc- rotrb
sg.
gunas son ellas mismas por sí mismas ,', no será verdadero trina, no por encontrarse en una situación aporética, sino por
todo lo que aparece. Y es que lo que aparece es algo que apa- el gusto de discutir, habrán de decir, no que <<esto es verdadrr,
rece a alguien. Por consiguiente, el que afirma que todo lo que
sino que «es verdad para éste». Y como se dijo en primer lu-
aparece es verdadero convierte en relativas todas las cosas gar, necesariamente hacen todas las cosas relativas, relativas a
20 que son. Por ello, quienes buscan (imporierse por) la fuerza en
la opinión y a la sensación, de modo que nada hubo ni habrá j
la discusión y al mismo tiempo pretenden mantenerse en la sin alguien que haya opinado primero. Y si lo hubo o habrá, es
discusión, han de poner cuidado en (señalar) que no existe evidente que no todas las cosas serán relativas a la opinión.
todo lo que aparece, sino lo que apilece a quien aparece, y Además, si es una sola cosa, será relativa a una sola cosa o
cuando aparece, y en la medida. en que y como aparece. Si, a algo determinado. Y si la misma cosa es mitad e igual, no
por el conffario, mantienen la discusión, pero no la mantienen (por ello), sin embargo, <<igual>> es relativo a «dobler>. Y si l0
25 en estos términos, les ocurrirá que se contradirán enseguida. «hombre» y «aquello de que se opina (que es hombre), son lo
Es posible, en efecto, que la misma cosa parezca nriel a la vis- mismo para el que opina, no será hombre el que opina, sino
ta, pero no al gusto, y puesto que son dos los ojos, que las co- aquello de que opina. Y si cada cosa es relativa al que opina, el
§as no parezcan las mismas a Ia visión de uno y otro, si aqué- que opina será relativo a infinitas especies de cosas.
llos son desiguales. Así pues, sobre que la opinión más firme de todas es que
Puesto que contra aquellos que afirman, por las razones las afirmaciones opuestas no son verdaderas alavez, y qué su-
ya expuestas 52, que lo que aparece es verdadero y que, por cede a los que sostienen esto y por qué sostienen tal doctrina,
30 tanto, todas las cosas son por igual verdaderas y falsas
baste con todo lo dicho. Por otra parte, y puesto que es imposi- ls
-ya
que no aparecen como idénticas para todos, ni tampoco corno
ble que dos afirmaciones contradictorias sean verdaderas a la
idénticas siempre para el mismo individuo, sino a menudo vez, respecto de lo misffio, es evidente que tampoco es posible
como contrarias al mismo tiernpo (en efecto, el tacto dice que que los contrarios se den a la vez en lo mismo. En efecto, de
hay dos cosas al cruzar los dedos, pero la vista que una los contrarios uno es privación no menos (que contrario), pri-
sola)- pero, sin embargo, no ocurre esto en ningún caso con vación de entidad. Y la privación es, a su vez, negación de un
3s la misma sensación respecto de lo misffio, dn el misrno senti-
género determinado s4. Por lanto, si es imposible afirmar y ne- z0
do y en el mismo momento y, por consiguiente, esto será ver- gar a la vez con verdad, también será imposible que los contra-
rios se den a la vez, a no ser que ambos se den en cierto senti-
El sentido general del pasaje es el siguiente: los que niegan el Principio de do, o bien uno en cierto sentido y el otro de modo absoluto.
No-Contradicción piden algo imposible al pedir que se los refure; en efecto,
refutarlos sería hacerlos contradecirse, pero ellss reclaman el derecho a con-
tradecirse en la medida en que niegan precisamente el principio. 5r EI párrafo contiene un manifiesto anacoluto que hemos respetado en la
5r Lo que son, las entidades lo son por sí mismas, ro en relación con, o traducción.
respecto de, cualquier otra cosa. 54 Sobre las relaciones entre contradicción, privación y contrariedad, cf.
s2 Cf . I0l0a
^supra, 1009a38- 15.
infra, X 4, 1055a38-b29,n.27.

200 201
'tristóte l¿:s Metafisic'a

también generación de lo blanco que procedería de Io no no* l0l2e


Cepirulo sÉprrMo blanco sr; ahora bien, esto no se obsenra.
(3) Además, todo lo que se razona o piensa, el pensamiento
(EL PRINCIPIO DEL TERCIO EXCLUSO¡ss
lo afirma o lo niega (esto es evidente por definición) u' cuando
dice lo verdadero o dice lo falso. Cuando, al afirmar o negar,
Por otra parte, tampoco puede darse un término intermedio une de tal modo, dice verdad: cuando une de tal otro modo,
entre los contradictorios, sino que necesariamente se ha de dice falsedad.
afirrnar o negar uno de ellos, sea el que sean de una misma (4) Además, tendrá que haber (un término medio) entre to- 5
zs cosa. (l ) Ello resulta evidente, en primer lugar, con sólo defi- dos los contradictorios, si es que no se dice (que lo hay) por
nir previamente qué es lo verdaclero y lo falso. Falso es, en puro gusto de hablar, eil cuyo caso uno ni dirá verdad ni no
efecto, decir que lo que es, no es, y que lo que no es, es; verda- dirá verdad'r, y habrá (algo intermedio) entre lo que es y lo
dero, que lo que es, es, y lo que no es, no es. Por consiguiente, que no es y, por tanto, habrá cierto tipo de cambio (interrnedio)
quien diga que (algo) es o no es, dirá algo verdadero o dirá entre la generación y la destrucción.
algo falso. Sin embargo, ni de lo que es ni de lo que no es pue- (5) Además, lo habrá también en todos aquellos géneros en
de decirse (indistintarnente) que es o que no es" los cuales la negación comporta (la generación de) lo contra-
30 (2) Además, será intermedio entre los contradictorios, o rio, por ejemplo, en los números habrá un número ni impar ni
bien como entre lo negro y lo blanco es lo gris, o bien como no impar. Pero esto es imposible, como resulta evidente por la l0
entre hombre y caballo lo que no es ni lo uno ni lo otro. Cierta- definición *.
mente, si lo fuera de este último rnodo, no habría cambio (pues (6) Además, infinito, y las cosas que
se cae en un proceso
se cambia de no-bueno a bueno, o de esto a no-bueno); ahora son aumentarán no solamente en la mitad más, sino en una
bien, (que hay cambio) es perrnanentemente manifiesto (desde cantidad mayor. En efecto, será posible negarlo, a su vez, en
luego, no hay cambio a no ser a los términos opuestos o a los relación con la afirmación y su negación, y esto constituirá
por otra parte, se da lo intermedio'6, habrfa
3s intermedios). Si, tarnbién un término, pues su entidad es otra.

55 Tras proponer el Principio de Tercio Excluso, I) Aristóteles ofrece has s7 Puesto que, por hipótesis, el presunto intermedio entre blanco y no-
ta siete argumentsciones relativas a la validez del mismo (l0l Ib23-l0l2alT) blanco no sería ni lo uno ni lo otro, ni blanco ni no blanco, el cambio a blanco
II) El capítulo concluye con dos consideraciones, a) una acerca del papel de la tendría lugar, no desde no-blance, sino desde «no no-blanco».
definición como principio de toda demostración (l0l2al7-24), y b) la otr¡r 5E Se entiende, por la definición de verdadero y
falso. Cf. supra, l0llb-
acerca de las impiicaciones respectivas de las doctrinas de Heráclito y Anaxl 26-28.
goras en el tema de Ia verdad ( l0l Za}4-final). 5e «Entre la proposición verdadera "Dión está paseando" y la falsa "Dión
56 Se entiende, lo intermedio en el primero de los sentidos indicados. Est¡r no estií paseando" habrá una intermedia que no será ni verdadera ni no verda-
matización, por lo demás, resulta innecesaria (y quizás por ello el texto no l¡r dera, lo cual es absurdo» (Ar"elexDRo,331, 15-18). Igualmente, lo intermedio
incluye) ya que, en rigor, solarnsnte cabe hablar de intermedio en tal sentido y entre lo que es y lo que no cs será ulgo que ni es ni no es, etc.
no en el otro. m Entiéndase, por la definición de par y de impar.

20? z{t3
,4ristóte le s Metqfísica

ri (7)
Además, cuando alguien al preguntarle si (algo) es
blanco conteste que üo, no ha negado otra cosa sino que es CnpÍrulo ocrAvo
(blanco): pero la negación significa que no es (blanco).
(CONTRA LA OPINIÓN DE QUE TODO ES VERDADERO
Algunos vinieron a caer en esta opinión del mismo modo
Y TODO ES FATSO¡6z
que en otras paradojas. En efecto, al no ser capaces de hallar
solución a razonamientos erísticos, cediendo al razonamiento
za conceden que la conclusión es verdadera. Y, ciertamente, unos Hechas estas precisiones, resulta evidente que los enuncia-
Io afirman por esta causa, pero otros por pretender una demos- dos de carácter unilateral y referidos a todas las cosas no pue-
tración de todo. Por lo demás, el punto de partida frente a to- den tener vigencia, como algunos sostienen, tanto los que di- 30

dos éstos ha de tomarse de la definición. Y la definición surge cen que nada es verdadero (afirm&o, en efecto, Qüe nada
de que ellos han de decir necesariamente algo que signifique impide que en todos los casos ocurra como con la afirmación
algo. En efecto, definición será la noción de la cual es signo la de que la diagonal es inconmensurable), como los que dicen
Palabra
u'. que todas las cosas son verdaderas. Por lo demás, estas doctri-
2s Parece, por otra parte, que la doctrina de Heráclito, al afir- nas vienen a identificarse, fl fin de cuentas, con la de Heráclito.
mar que todas cosas son y no son, hace que todas sean verda- En efecto, el que afirma que todas las cosas son verdaderas y
deras, mientras que la de Anaxágoras, al afirmar que hay un que todas las cosas son falsas, afirma también cada uno de es-
término medio entre los contradictorios, hace que todas las co- tos enunciados por separado y, por tanto, si son imposibles l0l2b
sas sean falsas. En efecto, cuando están mezcladas, la mezcla aquéllos, también serán imposibles éstos or.
no es ni buena ni no-buena y, por tanto, nada verdadero puede Además, es evidente que hay enunciados contradictorios
decirse. que no es posible que sean verdaderos a la vez ni tampoco fal-
sos los dos, si bien, por lo dicho tr, (esto último) podría parecer
mayonnente posible.
62 A lo largo del capítulo argumenta Aristóteles contra las tesis unilatera-

les de pretendida validez universal, especialmente contra las tesis de que <<to-
dos los enunciados son verdaderos» y <<todos los enunciados son falsos>>, am-
bas incompatibles con el Principio de No-Contradicción y de Tercio Excluso.
En el último párrafo del capítulo (1012b22-32), rechaza las tesis -de iguales
características- de que <<todo está en reposo>> y ,<todo está en movimiento».
6r Aparte del canicter general de la tesis según la cual la demostración tie- 63 Es decir, si son imposibles tomados aisladamente, también serán impo-
ne como principio la definición, ésta ha sido utilizada por Aristóteles en las sibles tomados conjuntamente,
argumentaciones más relevantes respecto de ambos Principios: la definición 64 Por lo dicho: se refiere a lo dicho hasta ahora, tanto acerca de Heráclito
de <<hombre»> (animal bípedo) en su refutación tle quienes niegan el Principio (el movilismo universal lleva no sólo a la tesis de que todas las cosas son ver-
de No-Contradicción (1006a31-b34), y la definición de verdad y falsedad en daderas, sino también a la de que todas las cosar §on falsas: cf. cinco líneas
relación con el Principio de Tercio Excluso, al comienzo de este capítulo atrás, l0l2a34-35, y también, supra. l0l0a7-9\ como acerca de Anaxágoras
(101 lb25-28). Cf. además, supra, 1006a18-30. (cf.. en particular, las últimas líneas del capítulo anterior, l0l2a24-28).

204 205
,4ristóteles Metafisica

Por lo demás, y como se dijo en las argumentaciones ante- afirman que todas las cosas están en reposo ni quienes (afir-
riores o:, frente a todas las doctrinas de este tipo ha de exigirse man) que todas las cosas están en movirniento. Si todas las co-
del otro, no que reconozca que algo es o no es, sino que diga sas están en reposo, las mismas cosas seriin eternamente verda-
algo que signifique algo, de modo que se discutirá a partir de deras y falsas; pero esto se muestra sometido a cambio: el 2s

una definición, tras haber establecido qué significa 'verdadero' mismo que sostiene esta doctrina no existía en cierto momento
o 'falso'. Ahora bien, si lo que es verdadero decirlo no es otra y, de nuevo, oo existirá. Si, por el contrario, todas las cosas e§-
cosa que lo que es falso negarlo, es imposible que todas las co- tán en movimiento, nada será verdadero y, por tanto, todas las
l0 sas sean falsas, ya que uno u otro miernbro de la contradicción cosas serán falsas. Pero ya se ha demostrado que es imposible.
es necesariamente verdadero. Además, lo que cambia es, necesariamente, algo que es, puesto
Además, si es necesario o afirmar o negar todo, es irnposi- que el cambio se prcduce a partir de algo hacia algo' Y' por
ble que Io uno y lo otro sean falsos: en efecto, (solamente) uno otra parte, tampoco todas las cosas están a veces en reposo y a
de los miembros de la contradicción es falso. veces en movimiento, sin que nada pennanezca eternamente.
Y a todas estas doctrinas les octure lo que ya repetimos una Hay, en efecto, algo que mueve eternamente las cosa§ que se 30

l5 y otra vez, que se destruyen a sí mismas. Y es que quien añrma mueven, y lo prirnero que mueve es, ello rnismo, inmóvil-
que todas las cosas son verdaderas convierte en verdadero tam*
bién el enunciado contrario al suyo propio y, por tanto, convier-
te el suyo propio en no verdadero (ya que el enunciado contrario
dice de éste que no es verdadero); por su parte, el (enunciado)
que afirma que todas las cbsas son falsas lo afirma también de sí
mismo. Pero si proponen como excepciones, el uno, el enuncia-
do contrario, (diciendo) que es el único que no es verdadero, y
el otro, el enunciado propio, (diciendo) que no es falso, en no
menor grado les sucederá eue, de hecho, están pidiendo (que se
admitan) infinitos enunciados verdaderos y falsos: y es que la
afirmación de que «el enunciado verdadero es verdadero>> es, a
su vez, verdadera, y esto da lugar a un proceso infinito.
Por otra parte ffi, BS evidente que no dicen verdad ni quienes

65 Cf . supra. 7, l0l2a2l-24.
ffi La inclusión de este prirrafo final, desde l0l2b22 hasta b32 («Por otra
parte, es evidente... ello mismo inmóvil.rr), en este contexto ha suscitado in-
sistentes rcservas, a partir de la indicación de Aue¡ANDRo (341, 30) de que no
ñguraba ya entonces en algunos manussritos. El mismo ALE¡eNpRo, Ilor lo de-
más, subraya su congn¡encia con cuanto se viene diciendo (ib.,32 ss.).

206 207
ARISTÓTE,LES

Meta{ísi ca

PRESENTACTóx Y TRADUCcTóN DE
roprÁs cALVo MAnIíNEZ

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EDITORIAL GREDOS, S. A.
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MADRID

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