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NOTICIAS DE LIBROS

HERMANN HELLER: Teoría del Estado, Edición y Estudio Preliminar «La teoría políti-
co-jurídica de Hermann Heller», a cargo de José Luis Monereo Pérez, Comares,
Granada, 2004, XLIX + 328 págs.

Hermann Heller (1891-1933) ejerció en el desarrollo humano, que estaba vin-


como docente en las Universidades de culada a la naturaleza o sustancia del
Kiel, Leipzig y Berlín, en los períodos hombre como ser histórico (pág. XII).
1920-1922, 1922-1926 y desde 1926- Le inspiraron también Thomas Hobbes
1933, respectivamente. Los últimos me- y Carl Schmitt en la concepción de la
ses de su vida los pasó en Madrid, tras soberanía y de la naturaleza del poder
refugiarse en España por la persecución político. A juicio de Monereo, Heller
política llevada a cabo por el nazismo, pareció concebir el parlamentarismo
donde influyó en personajes de la talla como un elemento inherente a la demo-
de Luis Sánchez Agesta, Luis Recaséns cracia en la medida en que permitía rea-
Siches, Enrique Gómez Arboleya, Pa- lizar el proyecto político (pág. XIV). De
blo Lucas Verdú o Manuel García Pela- hecho, el Derecho y el Estado se consti-
yo, entre otros. Tuvo una fuerte vincula- tuían como elementos correlativos, y se
ción, traducida además en amistad con necesitaban mutuamente para su propia
Gustav Radbruch, su maestro. En todo existencia. Pero el Derecho sería el que
momento realizó una dura crítica del conformase el poder y estaría sometido
formalismo jurídico. Algunas de sus a unos límites; mientras que el sujeto ti-
obras más importantes han sido La so- tular de la potestad soberana sería el
beranía (1929), Las ideas políticas con- mismo Parlamento. En realidad, José
temporáneas (1930) o la que aquí se re- Luis Monereo define el pensamiento de
coge en esta nueva edición (1934). Fue Heller como una «concepción estatalis-
un pensador que defendía el Estado de- ta del Derecho» (pág. XXII). En todo
mocrático y un Derecho basado en las momento se manifestó en contra del po-
relaciones reales de poder, que permiti- sitivismo jurídico, para defender una
ría la transformación de la sociedad. concepción sociológico-jurídica del
Abogó, asimismo, por la democracia Estado y del Derecho. J. L. Monereo
parlamentaria como vía para la instaura- ubica el pensamiento de Heller en un
ción de un socialismo democrático, de decisionismo moderado, así como en
forma que el capitalismo organizado se una concepción de soberanía «modera-
concebía como una fase de transición da» (pág. XXVI).
hacia un sistema económico socialista. Asimismo, Hermann Heller eviden-
Pero este socialismo auténtico no sería ció ciertas contradicciones en la Cons-
en ningún momento contrario a la de- titución de Weimar de 1919, en cuanto
mocracia. Su pensamiento fue determi- que en ella confluían principios libera-
nante para el establecimiento del Estado les del capitalismo y principios de ín-
de derecho social en el período republi- dole socialista; pero esas antinomias
cano de Weimar (1919-1933). Heller eran inherentes a la construcción del
pasó, como destaca José Luis Monereo, Estado social y democrático de Dere-
de un relativismo radical a un moderado cho, que requería previamente una
iusnaturalismo laico o relativismo débil, transformación legal del orden capita-
en la medida en que partía de la premisa lista (pág. XXVIII). Heller defendió
de que existía una constante de verdad una posición realista en la Ciencia polí-

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tica y en el Derecho constitucional, ya crisis política actual, se deben a la falta


que entendía que no era posible esta- de relación de las teorías políticas con
blecer un orden de la comunidad hu- la realidad y al carácter relativo de sus
mana mediante reglas que pudieran ser afirmaciones causado por su manera
objeto de justificación racional con cri- subjetiva de plantear los problemas»
terios universalmente válidos. En este (pág. 2). Al mismo tiempo, puso de re-
sentido, al igual que pensadores como lieve que «el pensamiento fundamental
Gustav Radbruch, Otto Kirchheimer o de la sociología de Heller, revoluciona-
F. L. Neuman, abogó por el estableci- rio en su aplicación pero imprescindi-
miento de una verdadera constitución ble para la comprensión de su teoría, es
jurídico-social, para instaurar sobre que no hay una existencia individual
ella un Derecho social, que estuviera aislada, separable de la conexión social
basado en la idea social como integra- y esencialmente autónoma frente a
dora y no sustitutiva de la idea indivi- ella» (pág. 4). De hecho, Gerhart Nie-
dual (pág. XL). La concepción que meyer afirmó que sólo así era razona-
Hermann Heller asumió sobre el socia- ble que Hermann Heller admitiera que
lismo buscaba, como destaca Monereo, en la constitución de instituciones
una homogeneidad social como condi- sociales intervinieran individuos vo-
ción sine qua non para la democracia. litivamente indiferentes u opuestos
En esta obra póstuma e inacabada, (pág. 4). Además, una de las principa-
como destaca J. L. Monereo, «no se les aportaciones de H. Heller fue, a jui-
hace referencia expresa a la fórmula de cio de Niemeyer, la de enseñar a los
Estado social de derecho, [pero] ello no lectores el modo específico como se
comporta que en el Heller maduro no deben tratar los fenómenos estatales de
exista una defensa de esta forma de acuerdo con la pluralidad dialéctica de
Estado democrático, como se puede in- este dominio.
ferir de las partes de su estudio dedica- Con esta Teoría del Estado, Heller
das a las funciones sociales del Estado. pretendía investigar la específica reali-
Es posible pensar que se había produci- dad de la vida estatal que rodeaba al in-
do cierto descrédito de la fórmula tras dividuo, pero no estudiar el fenómeno
la verificación del fracaso de la expe- del Estado en general o el Estado en la
riencia de la República de Weimar» totalidad de sus relaciones (pág. 13). El
(pág. XLIII). En otras palabras, la pos- mismo H. Heller afirmaba que su Teo-
tura de Heller podía clasificarse de in- ría del Estado estaba «más cerca de la
termedia, en la medida en que destaca- “Política” en el sentido de Dahlmann,
ba las virtualidades de la democracia Waitz y Droysen...» (pág. 14). Heller
formal y procedimental, al tiempo que había defendido en todo momento que
entendía que se autentificaba con la la Teoría del Estado era, al igual que la
consecución de un mínimo de homoge- Ciencia política, una ciencia práctica y
neidad social, condición sustancial no una ciencia libre de toda valoración
igualitaria de la democracia moderna. y de toda política; pero aclaraba que la
Gerhart Niemeyer, que prologó la Ciencia política, en cuanto ciencia,
edición de 1934 y que aquí se recoge también era teórica (págs. 67-68). En
(págs. 1-10), destacó que «según He- otras palabras, decía que existía un ca-
ller, la decadencia presente de las cien- rácter indisoluble entre lo teórico y lo
cias políticas, y también, en parte, la práctico, entre la Teoría del Estado y la

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Política. Heller realizó una serie de dor austríaco para el estudio de la so-
afirmaciones que, en el momento en ciedad civil se centró en el análisis de
que vivió, podían resultar polémicas: la realidad social como totalidad, evi-
abogó que la Teoría del Estado era so- tando reducirla a lo meramente econó-
ciología y, como tal, ciencia de la reali- mico, o a cualquier otro criterio unila-
dad y no ciencia del espíritu (págs. 51- teral, naturalista o idealista (págs. 145-
63); pero también que era una ciencia 146). Las dos conexiones cósmicas de
de estructuras y no una ciencia históri- la teoría y la práctica de la política ac-
ca (págs. 63-66). E, incluso, Heller iba tual más importantes fueron las condi-
más allá, al escribir que «la Ciencia po- ciones geográficas y antropológicas
lítica precisa, esencialmente, de una del obrar estatal; y de entre las numero-
Teoría del Estado, ya de modo expreso sas condiciones naturales y culturales
o como algo tácitamente supuesto. Si de la unidad estatal, reseñaba las si-
quiere ser una verdadera ciencia, ha de guientes: las condiciones referentes a
procurar emplear las palabras Estado, la geografía, el pueblo, el territorio, la
Derecho, poder estatal, Constitución, economía, la opinión pública y, final-
soberanía, territorio, pueblo, etc., se- mente, el derecho (págs. 167-230). He-
gún acepciones inequívocas y sin con- ller concluyó con la siguiente frase, un
tradicciones» (pág. 73). La teoría del tanto clarificadora: «Todos esos fenó-
Estado se configuraba, en consecuen- menos naturales y culturales son condi-
cia, como una ciencia de la realidad, ciones, en parte históricas y en parte
que aspiraba a conocer la realidad es- universalmente necesarias, del naci-
pecífica de la vida estatal que circunda miento y permanencia de la unidad es-
al individuo. Por otro lado, en el con- tatal. Pero ni en conjunto ni, mucho
cepto de la realidad social se encontra- menos, aisladas, pueden tales condi-
ban inseparablemente unidos los dos ciones revelarnos la ley sustantiva del
momentos de la efectividad subjetiva Estado» (pág. 230). Pero de igual
del hombre y de sus condiciones obje- modo que el Estado sólo se explicaba
tivas. En otras palabras, «la Teoría del por la totalidad de nuestro ser social, la
Estado y de la sociedad ha de ocuparse justificación únicamente podía ser mo-
del hombre, en cuanto éste efectúa la ral. Heller abogaba por la existencia
realidad social y estatal» (pág. 88). real del Estado, es decir, consideraba al
Heller defendía que esta realidad so- Estado como unidad organizada de de-
cial se conformaba como una unidad cisión y acción (págs. 263-285). Pero
dialéctica de naturaleza y cultura, con- la unidad del Estado no se presentaba
dicionada siempre por la total conexión como una unidad de voluntad, sino que
cósmica (págs. 91-119). Pero no olvi- había que considerarla como una uni-
daba el autor que no todas las activida- dad real de acción. También como una
des sociales podían estar organizadas, unidad real, es decir, no como una uni-
ni había una sola actividad social. Pero, dad meramente imaginada por noso-
el concepto de Estado había que con- tros, sino como una unidad que actuara
cretarlo partiendo de un análisis sobre de modo causal.
la totalidad de la realidad social, dentro Al estudiar la cuestión de la Constitu-
de la cual era necesario, asimismo, el ción, Heller se planteó la forma de ar-
conocimiento de la actividad económi- monizar la permanencia de las normas
co-técnica. El planteamiento del pensa- con el cambio constante de la realidad

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social. De este modo, llegó a afirmar apéndice (págs. 319-328) todos los da-
que «sin la permanencia de las normas tos que figuraban en los papeles que se
sociales no existe permanencia del esta- conservaron de Heller, referentes a
tus social, no existe Constitución» aquellos capítulos que no llegó a escri-
(pág. 291). bir. Niemeyer incluso llega a afirmar
Esta edición, con «Estudio prelimi- que «presenta el manuscrito tantas adi-
nar» de José Luis Monereo, y que recu- ciones y correcciones de su propia
pera la Editorial Comares en su colec- mano, que puede fundadamente conje-
ción Crítica del Derecho, tiene su base turarse que sólo faltaba una última ela-
en la obra publicada en México, en boración para su forma definitiva»
1942, con prólogo de Gerhart Nieme- (págs. 1-2).
yer, traducción de la edición alemana
de 1934. Además, se incluyen en un Guillermo Hierrezuelo Conde

VIDA AMIRMOKRI: L’Islam et les Droits de L’Homme: L’islamisme, le Droit interna-


tional et le modernisme islamique, Les Presses de l’Université Laval, Québec,
2004, 184 págs.

Con el nombre de islam, nos referi- estado, tras la revolución iraní de


mos al sistema normativo histórico eri- 1978-1979 dirigida por clérigos islámi-
gido sobre la base de los textos sagra- cos, se estableció la república islámica
dos del islam, que comprenden, en pri- y tuvo lugar la aprobación de la poste-
mer lugar, el Corán y, en segundo rior Constitución, adoptada en 1979,
lugar, los actos y las palabras del Pro- que como destaca Vida Amirmokri re-
feta, es decir, la Sunna. Este sistema presentó «un ejemplo único de un in-
normativo se configuró esencialmente tento de aplicación de la institucionali-
en los primeros siglos de la era islámi- zación del islamismo» (pág. 10). A jui-
ca, y básicamente entre los siglos IX y cio de V. Amirmokri, el islamismo se
X. En esta obra Amirmokri hace un presenta como un modelo de organiza-
planteamiento de la interacción entre el ción política y jurídica que ofrece una
Islam y los Derechos humanos, pero visión particular del Derecho y del
desde las esferas políticas y jurídicas Estado, que es determinante para con-
tanto de derecho interno como interna- cretar el lugar que los Derechos huma-
cional. Las páginas del libro que co- nos ocupan en esa sociedad, aunque al
mentamos son un ejemplo de la inter- mismo tiempo aporta una posición en
sección de la Política, el Derecho y la términos más precisos sobre los Dere-
Cultura religiosa. chos humanos y sobre los sujetos que
El islam ha ejercido una influencia se sitúan en las zona de conflicto entre
importante sobre buena parte de la po- estos derechos y la ley islámica o sha-
blación de la casi totalidad de los paí- ria. Amirmokri ha establecido la dife-
ses musulmanes, hasta el punto de que renciación entre dos grupos de islamis-
ha adquirido la categoría de ideología tas: los partidarios de un islam político
estatal oficial en al menos tres países: revolucionario, que tienen la voluntad
Sudán, Pakistán e Irán. En este último de cambiar la sociedad en nombre del

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