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•• fiesta babilónica del Año nuevo, que en su primera fase calendario, el juego en cambio, aun cuando todavía no se­

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implicaba una restauración del caos primordial y una sub­ pamos cómo ni por qué, lo altera y lo destruye.
versión del orden social, era seguida por la "fiesta de las La hipótesis de una relación inversa entre juego y rito es
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suertes" (zakmuk), en la que se determinaban los presagios ;. · en realidad menos arbitraria de lo que podría parecer a pri­
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para cada uno de los doce meses del año; y el nauroz, el Año mera vista. Efectivamente, desde hace tiempo los estudio­
nuevo persa, era también el día en que tenía lugar la fija­ sos saben que las esferas del juego y de lo sagrado están

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ción de los destinos humanos por un año entero. estrechamente ligadas. Numerosas y bien documentadas in­
Las consecuencias que podrían extraerse de la compara­ vestigaciones muestran que el origen de la mayoría de los
juegos que conocemos se halla en antiguas ceremonias sa­

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ción de rituales tan diferentes y pertenecientes a culturas
tan heterogéneas correrían el riesgo de no ser científica­ gradas, en danzas, luchas rituales y prácticas adivinatorias .
mente pertinentes. Antes bien podemos observar que esa Así en el juego de la pelota podemos discernir las huellas de ,,

•• relación entre ritos y calendario no sólo es válida para los


ritos del Año nuevo. La relación funcional entre ritos y ca­
la representación ritual de un mito en el cual los dioses
luchaban por la posesión del sol; la ronda era un antiguo

•• lendario es en general tan estrecha que Lévi-Strauss, en un


estudio reciente, llegó a afirmar que "los ritos fijan las eta­
rito matrimonial; los juegos de azar derivan de prácticas ,
oraculares; el trompo y el damero eran instrumentos =·

•• pas del calendario como las localidades en un itinerario.


Éstas amueblan la extensión, aquéllos la duración" y que
adivinatorios.
En un estudio particularmente poco considerado dentro
l

•• "la función propia del ritual es... preservar la continuidad de la bibliografia del gran lingüista, Benveniste profundizó

.,•
de lo vivido"23 • esa relación entre juego y rito a partir de las conclusiones de
, Si esto es así-siempre y cuando las reflexiones de Fosforito los antropólogos, buscando no sólo aquello que tienen en
deban tomarse en serio-, podemos conjeturar una relación común sino también aquello que los opone. Pues si bien el

•• al mismo tiempo de correspondencia y de oposición entre


juego y rito, en el sentido de que ambos mantienen una
juego proviene de la esfera de lo sagrado, también la modifi­
ca radicalmente e incluso la trastorna a tal punto que puede

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relación con el calendario y con el tiempo, pero que dicha ser definido sin forzamientos como lo "sagrado invertido".
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relación es inversa en cada caso: .el rito fija y estructura el "La potencia del acto sagrado -escribe Benveniste24:_ reside

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precisamente en la conjunción del mito que enuncia la histo-
23 C. LÉVI-STRAUSS, Mythe et oub/i, en Langue, discours, société pour Émile

•• Benveniste, Paris 1975, p. 29_9 . 24 E. BENVENISTE, Le jeu et le sacré, en "Deucalion", n. 2, 1947, p. 165.

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ria y del rito. que la reproduce. Si comparamos dicho esques ;;' . liberen también lo sagrado de su conexión con el' calenda­
ma con el juego, aparece la diferencia esencial: en el juego :; .! rio y con el ritmo cíclico del tiempo que éste sanciona,
solamente sobrevive el rito y no se conserva más que la forma·,. ! ingresando así en otra dimensión del tiempo donde las ho­
del drama sagrado, donde cada cosa a su vez resulta inverti- ,; ras pasan como "relámpagos" y !_os días no se alternan.
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da. Pero se ha olvidado y anulado el mito, la fabulación en i Al jugar, el hombre se desprende del tiempo sagrado y lo
palabras sugestivas que confiere a los actos su sentido y su': 1 "olvida" en el tiempo humano.
eficacia." Consideraciones análogas son válidas para el jocus, ,
Pero el mundo del juego se vincula con el tiempo en un
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es decir, para el juego de palabras: "en oposición al ludus,
aunque de manera simétrica, el jocus consiste en un puro sentido aún más específico. Hemos visto, en efecto, que todo
mito, al que no le corresponde ningún rito que pueda hacerlo\' lo que pertenece al juego ha pertenecido alguna vez a la esfec
acceder a la realidad". Estas consideraciones le proporcionan \ , ra de lo sagrado. Pero eso no agota la esfera del juego. De
a Benveniste elementos para una definición del juego como' hecho los hombres siguen inventando juegos y también pue­
estructura: "Se origina en lo sagrado, del cual ofrece una'.' de jugarse con aquello que alguna vez perteneció a la esfera
imagen invertida y fragmentada. Si lo sagrado puede definirse l práctico"económica. Un vistazo al mundo de los juguetes
mediant� la unidad consustancial �el mito ye! rito, po�ría- \ muestra que los niños, esos ropavejeros de la humanidad,
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mos dec1rque hay Juego cuando solo se cumple una mitad;,.¡ juegan con cualquier antigualla que les caiga en las manos y
de la operación sagrada, traduciendo únicamente el mito en -� que el juego conserva así objetos y comportamientos profa­
. palabras y únicamente el rito en acciones" 25• nos que ya no existen. Todo lo que es viejo, independiente­
La conexión invertida entre el juego y lo sagrado que nos j· ' es
mente de su origen sacro, susceptible de convertirse en
había sido sugerida por las consideraciones de Fosforito se :: juguete. Además, la misma apropiación y transformación en
revela entonces como sustancialmente correcta. El país de i juego (la misma ilusión, podría decirse, restituyéndole al tér­
los juguetes es un país donde los habitantes se dedican a ; ' mino su significado etimológico de includere) se puede efec­
celebrar ritos y a manipular objetos y palabras sagradas;:: ·: tuar -por ejemplo, mediante la miniaturización� también
cuyo sentido y cuyo fin sin embargo han olvidado. Y no ; con respecto a objetos que todavía pertenecen a la esfera del
debe sorprendernos que mediante ese olvido, mediante el :, · uso: un auto, una pistola , una cocina eléctrica se transfor­
desmembramiento y la inversión de los que habla Benveniste, '. man de golpe, gracias a la miniaturización, en juguetes.
¿Cuál es ento_nces la esencia del juguete? El carácter esen­
25 E. BENVENiSTE, Lejeu et le sacré, en "Deucalion", n. 2, 1947, p. 16_5. cial del juguete -en última instancia el único que puede

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•• distinguirlo de los demás objetos- es algo singular que sola- i puede ser perfectamente reproducida o alterada hasta vol­

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mente puede captarse en la dimensión temporal de un "una • · verla casi irreconocible, como bien sabe quien está habitua­
vez" y de un "ya no mas '"('
. sm embargo, como muestra e1 ,; . , do al elástico iconismo de los juguetes). Lo que el juguete

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ejemplo de la miniatura, a condición de entender ese "una conserva de su modelo sagrado o económico, lo que sobre­
vez" y ese "ya no más" no sólo en sentido diacrónico, sino ·.· vive tras el desmembramiento o la miniaturización, no es

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también en sentido sincrónico). El juguete es aquello que'' más que la temporalidad humana que estaba contenida en
perteneció -una vez, ya no mdr- a la esfera de lo sagrado o a :_'. ellos, su pura esencia histórica. El juguete es una materiali­

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la esfera práctico-económica. Si esto es así, la esencia del zación de la historicidad contenida en los objetos, que aquel
juguete (el "alma del juguete" que según Baudelaire es aque-
llo que los niños procuran aferrar en vano cuando dan vuel- .'
logra extraer a través de una particular manipulación. Mien­
., ,,
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tras que el valor y el significado del objeto antiguo y del

1· ,
ta sus juguetes, los sacuden, los tiran al piso, .los abren y '' · documento están en función de su antigüedad, del modo
finalmente los despedazan) es entonces algo emmentemen- : en que presentifican y vuelven tangible un pasado más o

•• te histórico: e incluso podría decirse que es lo Histórico en


estado puro. Pues en ningún otro sitio podremos captar :
menos remoto, el juguete, fragmentando y tergiversando el
pasado o bien miniaturizando el presente -jugando pues

•• como en un juguete la temporalidad de la historia en su


puro valor diferencial y cualitati o: ni e� un monumento, ·; : :
tanto con la diacronía como con la sincronía-, presentiffca
y vuelve tangible la temporalidad humana en sí misma: la

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que conserva en el tiempo su caracter practico y documen- \ pura distancia diferencial entre el "una vez" y el "ya no mis".
tal (su "contenido fáctico", diría Benjamín), objeto de in-¡ Considerado así, el juguete presenta cierta analogía con

•• vestigación arqueológica y erudita; ni en un objeto de anti-


i:uario cuyo valor está en función de una antigüedad cuan-
el bricolage, del que se sirve Lévi-Strauss, en páginas que ya
son clásicas, para ilustrar el procedimiento del pensamiento

•• titativa; ni en un documento de archivo que obtiene su :


valor de la inserción en una cronología en una relación de
mítico. Al igual que el bricolage, el juguete también se sirve
de "residuos" y de "fragmentos" pertenecientes a otros con­

•• contigüidad y de legalidad con el acontecimiento pasado. '


Con respecto a todos esos objetos, el juguete representa algo : .
juntos estructurales (o bien de conjuntos estructurales
modificados) y el juguete también transforma así antiguos

•• más y distinto. A menudo se ha planteado el interrogante _


sobre lo que persiste del modelo luego de su transforma- : . :
significados en significantes y viceversa. Pero aquello con lo
que juega en realidad no son simplemente esos residuos y

•• ción en juguete, ya que por cierto no se trata de su signifi- ·.


ado c uhural ni d, su funció · ni ,iq uim d, su fm= (q ue • 1
esos fragmentos, sino más bien -como resulta evidente en
el caso de la miniaturización- la "residualidad", por así de-

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