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A partir de la exposición realizada en los capítulos 3 y4 es posible abstraer tres

núcleos conceptuales sobre los cuales se articulan los discursos sobre la cultura
contemporánea. Por un lado, un enfoque romántico o idealista de cultura, propio de la
modernidad; luego, las definiciones de origen marxista, que sintetiza y reconvierten el
planteo hegeliano de cultura, y finalmente, los actuales planteos industriales de cultura.
La primera y tercera corriente coinciden, por oposición o no, en un enfoque
economicista o materialista de la cultura.
Si bien el pensamiento marxista evolucionó hacia una sofisticación del concepto
de cultura, los desarrollos posteriores aún mantienen el sesgo materialista o al menos
utilitario: desde la primera concepción de la cultura confinada a la superestructura como
reflejo de las fuerzas de producción, a la crítica gramsciana de la cultura como
verdadero motor de la posibilidad de reformulación de aquella base y finalmente la idea
de la misma cultura como parte de esa base. Pero en todo caso, lo que mantienen en
común las posturas marxistas es la valoración de la cultura no en sí misma sino la
cultura para algo, ya sea la cultura como perpetuadora del statu quo o la cultura
preparando el terreno para la revolución.
La cultura como compleja labor humana parece superar dichas funciones. Esto,
por ejemplo, fue superado en autores de formación marxista como Raymond Williams,
Terry Eagelton y Néstor García Canclini, entre otros. Por otro lado, la cultura como
producto meramente industrial suele someterla a una lógica de mediciones y
rentabilidad que tampoco logra hacer justicia a la complejidad y usos de la cultura de
una sociedad.
Niveles metafóricos aislados
Consisten en algunas metáforas que funcionan por fuera de los tres grandes niveles
metafóricos hallados.

Metáfora de Origen
Estas metáforas funcionan a partir de una asociación con la misma actividad
cultural. Es decir, sería una estructuración del dominio de origen según ese mismo
dominio. Estas metáforas trabajan como “meta metáforas”, una doble codificación que
refiere no a otro asunto o campo sino al mismo campo cultural. El efecto suele ser
irónico y asumir cierta artisticidad vuelve el asunto ridículo o fuera de lugar. Aquello
que en la gestalt cultural posee un significado luego de la segunda codificación en el
mismo dominio se vuelve patético.

Metáfora Rumbo
Al igual que la metáfora de origen y la familia riesgo, la metáfora funciona sobre
el proceso de transformación de la cultura. Es coherente con el nivel navegación, pero
sin la connotación de riesgo, aunque a veces se la utilice para señalar “el camino al
desastre”.

Metáfora Educación
Esta metáfora implica la asociación de la cultura a una materia escolar que debe
ser aprobada por los gestores políticos. Funciona de forma similar a la Metáfora de
Origen y su efecto es también irónico.

El campo cultural y el campo político


Pueden identificarse en los textos de los dos casos de estudio la aparición de dos
campos, en términos de Bourdieu. El primero, es el del dominio original, el campo
cultural. Todas las noticias analizadas pertenecen a este campo por tratar un asunto
cultural. En cambio, los otros campos hallados fueron relevados a partir de la aparición
de actores ajenos al campo cultural. El campo que con mayor fuerza se superpone al
campo de origen es el campo político. En menor medida aparece el campo judicial.
En algunas etapas del conflicto el asunto narra exclusivamente desde el campo
político. En este sentido, las metáforas emergen de esa superposición. La familia
metafórica riesgo, por ejemplo, a menudo es utilizada para representar los roces
políticos en el campo cultural. Pero también la metáfora económica es activada a
menudo por actores políticos y la familia religiosa, principalmente en nivel celebración,
en ocasiones mantiene una lógica electoral.
La única metáfora que transparenta el solapamiento del campo cultural y el
campo político es el grupo de metáforas de origen.
Las metáforas y los mundos posibles
Lakoff y Johnson describen el poder de asociación o “reverberación” latente en
la forma de cada metáfora. A partir del funcionamiento del sentido común, las
metáforas no solamente funcionan como una comparación, sino que implican
totalidades coherentes de significados, personajes, acciones y nudos dramáticos. Cada
una de las tres familias metafóricas podrían organizarse en mundos posibles. No quiere
decir esto que esos mundos emerjan de forma completa en el discurso, sino que en cada
uno de los textos analizados aparecen nudos dramáticos propios de ese mundo posible.
Además de que las familias metafóricas albergan mundos posibles diversos, la
combinación de metáforas de diversos niveles y familias concreta en el discurso
narraciones distintas. Surge aquí la pregunta sobre cómo es esto posible, si los discursos
no hacen más que “constatar” la realidad. El funcionamiento metafórico en el discurso,
incluso en el discurso informativo, sin embargo, hace más que simplemente describir,
porque asociar un dominio con otro diverso implica un uso realizativo del lenguaje.

Metáforas, narraciones y coherencia

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