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ACREDITACIÓN DEL PERITO CRIMINALÍSTICO EN EL NUEVO PROCESO PENAL

Dr. Pablo Alfonso RODRÍGUEZ REGALADO

Coronel PNP (r) – Abogado – Perito Criminalístico Docente Universitario de


Criminalística en Pre y Post Grado Doctor en Ciencias Forenses y Criminalística
Profesor de Criminalística de la Academia de la Magistratura-Arequipa URL:
http://sites.google.com/site/parodriguezr E-mail: parodriguezr@hotmail.com

A. GENERALIDADES Teniendo en consideración que en varios Distritos Judiciales del


Perú, ya se ha venido implementando el Nuevo Sistema Procesal Penal, y aquí en
Arequipa, su inicio se tiene desde el primero de Octubre del 2008, surge en el
autor del presente artículo, hacerse cargo de un tema puntual y es el relacionado
con los Peritos Criminalísticos o Peritos Forenses, quienes con sus distintas
calidades, en un momento determinado de las Diligencias Preliminares o del Proceso,
son convocados para aportar información propia de su dominio. En realidad, a pocos
les preocupa el tema, tal vez porque no se quiere profundizar en algo que pudiera
revelar situaciones incómodas, o porque resulta mejor esperar que otro lo haga,
pues bien, ahí estamos y veamos que de interesante tiene el asunto luego de ser
abordado en unas cuantas líneas. El término “Perito” nos lleva a concebir una
representación que se encuentra determinada por un concepto o una definición tal
que motiva su verificación en principio, en un Diccionario común y así, vemos que
el significado es como sigue:

“Experto en una ciencia o arte. Persona que, por sus especiales conocimientos, es
llamada al proceso para informar sobre hechos cuya apreciación se relaciona con su
especial saber o experiencia...” 1; se nos plantea además la posibilidad de contar
con otros términos que son sinónimos, como: “Avezado, apto, competente, conocedor,
diestro, capaz, hábil, experimentado, ágil, apañado, aprovechado, dispuesto,
expeditivo, habilidoso, listo, mañoso, idóneo, inteligente, práctico, entendido,
astuto, eficaz, experto, sagaz, sabio, versado. Técnico, especialista, experto.” 2;
y, si
buscásemos una definición algo más circunscrita al entorno del Derecho, lo más
idóneo es un Diccionario Jurídico en el que verificamos que la definición
corresponde a la de: “Especialista, conocedor, práctico o versado en una ciencia,
arte u oficio.

Quien posee título estatal de haber hecho determinados estudios o de poseer


experiencia en una rama del conocimiento, en una actividad cualquiera. La Academia
agrega, para definir al perito judicial, al que interviene en el procedimiento
civil, penal o de otra jurisdicción, como la persona «que poseyendo especiales
conocimientos teóricos o prácticos, informa bajo juramento, al juzgador sobre
puntos litigiosos en cuanto se relacionan con su especial saber y experiencia».Sin
entrar en
1

LAROUSSE, “El Pequeño Larousse Ilustrado”, Décimo Tercera Edición, Ediciones


Larousse S. A. de C. V., Bogotá-Colombia, 2007, p. 787. 2 GRUPO OCEANO,
“Diccionario Océano de Sinónimos y Antónimos”, Editorial Océano, Madrid-España,
2006, p. 451.

1
crítica formal, debe agregarse que puede ser substituido el juramento por promesa
de decir verdad, y que no siempre se informa sobre puntos litigiosos, porque en el
procedimiento penal basta que lo solicite el instructor para que el perito se
pronuncie, aun cuando nadie controvierta la decisión ni el dictamen...” 3.
Lo que desde ya, nos permite hacernos de una idea más clara del significado del
término; pero, si éste lo vinculamos además con otro término, como es el de
“acreditación”, tendremos que la definición dada a éste último queda así:
“Demostrar

la verdad de algo. 2. Dar crédito o garantía: acreditar un producto. 3. Autorizar a


alguien mediante un documento para desempeñar una función...” 4.

Algo más, hemos titulado el presente trabajo como “Acreditación del Perito
Criminalístico en el Nuevo Proceso Penal”, por lo que nos estaría faltando
comprender lo que el término “Criminalística” significa encontrándonos entonces con
un obstáculo, cuando al buscar su definición en el Diccionario común comprobamos
que el término no figura en éste y menos su significado, sin embargo al remitirnos
a un Diccionario especializado o a los tratados de criminalística, comprobamos que
éste término ha sido definido, aunque con cierta deficiencia por tratarse de
doctrina que en éste sentido no fuera mejorada oportunamente, razón que nos
permitiera aportar al respecto con la siguiente definición que va acorde con la
realidad objetiva; y es como sigue: “La Criminalística es la ciencia mediante la
cual se procede al examen de

indicios o evidencias de diverso origen y naturaleza, por parte de expertos


forenses, con el objeto de plasmar la información obtenida en un pronunciamiento
pericial que sirva de ilustración para un proceso judicial, administrativo o de
índole particular” 5.

Ahora bien, disponemos ya de tres términos que nos permiten tener una idea cabal
sobre lo que es materia del tema y no queda sino integrar el sentido de aquellos en
la siguiente propuesta:

“La acreditación del Perito Criminalístico comprende a aquellas garantías que


resguardan la función del mismo y que son inherentes a su formación general y
particular”.
B. EL PERITO CRIMINALÍSTICO Y SU FORMACIÓN Mal podríamos proseguir comentando
acerca de la “Acreditación del Perito Criminalístico” desde la perspectiva del
Nuevo Proceso Penal, si no tomamos en consideración su origen o procedencia. En
principio, debemos tener en claro, que los Peritos pueden desempeñar funciones
forenses o no forenses –aunque las definiciones tocadas, más nos orientan hacia
éste entorno, lo que nos es válido hoy en día-; éstos últimos, no son la
preocupación del presente tema, pero sí podemos decir que en el señalado se
desenvuelven aquellas personas, que reuniendo calidades diversas, aportan con su
conocimiento y experiencia particular, producto también de una formación especial,
a una demanda determinada; por ejemplo, cuando hablamos de un Perito en
identificación de obras de arte, como los que prestan sus servicios en Museos o
Instituciones afines de muchos países del mundo; o tal vez nos podríamos referir a
otro Perito en concretos, cuyo conocimiento y experiencia lo hacen un profesional
3

CABANELLAS, Guillermo, “Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual”, 28ª Edición,


Tomo VI, Editorial Heliasta S. R. L., Bs. Aires-Argentina, 2003, p. 211 LAROUSSE,
“El Pequeño Larousse Ilustrado”, Décimo Tercera Edición, Ediciones Larousse S. A.
de C. V., Bogotá-Colombia, 2007, p. 40.
RODRÍGUEZ REGALADO, Pablo Alfonso; “Criminalística General”, LPG Editores,
Arequipa-Perú, 2006, p. 50.

2
cotizado por grandes empresas constructoras, para que se haga cargo de la
verificación de la calidad de éste material; o por qué no, un Perito en soldadura
de aluminio; y, así por el estilo, podríamos seguir citando otros tantos “expertos”
o “versados” en una rama del saber humano. Pero ocurre, que la participación de
éstos no se desenvuelve en medio de un litigio o proceso particular, en el que su
deber de informar a un Juez, lo hace de una “responsabilidad” muy propia. Es ese el
meollo del asunto que venimos a tratar. Es sabido entonces que el Perito Forense,
como podemos calificarlo, es aquel que teniendo el “dominio” de una rama del saber
humano que forma parte del conocimiento “Criminalístico”, presta su servicio a una
causa -que para el presente tema es de naturaleza penal- que requiere resolver una
cuestión especial, a la que queda obligado por la prestación de un juramento o
promesa de decir la verdad. Siendo la estructura del saber criminalístico, el
acopio de una parte de las artes, técnicas y ciencias, por lógica razón, tendríamos
que contar con Peritos Criminalísticos o Forenses provenientes de alguna de éstas
áreas, por tanto es preocupación de inicio conocer sobre su origen o procedencia.
Tengamos en cuenta que los Peritos Criminalísticos que dominan una ciencia, una
técnica o un arte, deben de provenir de una preparación determinada entre las que
tendríamos a aquellas que se asientan en una “formación académica”; y otras que son
producto de la mera “experiencia”; en el primer caso tenemos a un “Químico
Forense”; y, en el segundo a un “matizador de pinturas para vehículos”. Es cierto,
que hoy por hoy, son pocas aquellas áreas de conocimiento del hombre que no puedan
provenir de una formación Universitaria, de Instituto o Escuela Superior o sino
Técnica. Pero –como es lógico-, el ser egresado de una institución formativa
Superior o Técnica, no lo convierte de hecho en un “Perito Criminalístico”, caso
contrario, significaría que todo Titulado egresado de una Universidad, Instituto o
Escuela Superior o Técnica, sería portador de ésta calidad, definitivamente esto no
es cierto, como tampoco podría dársele esa calidad a un “experto empírico”. Se nos
presenta entonces una situación que nos lleva al convencimiento de que un “Perito
Criminalístico” (de formación académica o por experticia empírica), para recibir
tal calidad, requiere necesariamente de una formación especial, que por lo menos lo
ubique en el esquema metodológico del trabajo criminalístico (visión
criminalística). Somos testigos que en el seno de la hoy Policía Nacional del Perú,
existe una gama de los denominados “Peritos Criminalísticos”, tales como: Médicos
Forenses, Biólogos Forenses, Ingenieros Químicos Forenses, Estomatólogos Forenses,
que son provenientes de las diversas Universidades del país; asimismo, se cuenta
con Peritos en Identificación Papiloscópica, Peritos en Balística Forense, Peritos
en Análisis de Moneda, Peritos en Accidentes de Tránsito, etc., teniendo éstos
últimos la formación impartida en la Escuela de Oficiales o Escuelas Técnico
Superiores ¡pero cuidado! que la formación con que cuentan es netamente policial,
más no “forense”, y que posteriormente al participar de la Capacitación o
Especialización en alguna de éstas materias, asumen funciones periciales; y,
respecto del Instituto de Medicina Legal del Ministerio Público, se cuenta con
Profesionales provenientes de las Universidades, que a su incorporación pasan a
desempeñar funciones como: Médicos Forenses, Biólogos Forenses, Químicos Forenses,
Antropólogos Forenses, Psicólogos Forenses, etc.; careciendo eso sí de aquellos
otros que tienen el dominio de diversas ramas del saber que componen a la
Criminalística y que sí se tienen en la Policía Nacional.

3
Pero, la pregunta es ¿Basta ser incorporado a la Administración Pública como
funcionario, para adquirir la calidad de Perito Forense?; estimo de modo muy
particular que ¡No! y enfatizo ¡No!, pues para ello requiere encontrarse
debidamente “acreditado”; y, por ende “habilitado” para éste desempeño. Sin
embargo, ésta situación se presenta a vista y paciencia de éstas respetadas
instituciones ¿Por qué?, estimo habremos de esperar un tiempo regular para
encontrar una respuesta acertada. Ahora bien, ésta es nuestra realidad; y, más allá
de nuestras fronteras ¿que viene ocurriendo?; por ejemplo tenemos países hermanos,
en los que existe formación Técnica o Universitaria en materia de Ciencias Forenses
o Criminalística, implica ello que al recibir el Título de Técnico o Profesional,
el joven egresado, queda convertido en Perito Forense, me parece amigo lector que
compartiremos una opinión negativa y la expresión: ¡Por supuesto que no!. ¿Que le
falta a éstos Técnicos o Profesionales tanto del país como del extranjero?... Deseo
detenerme un momento, y dejar sentado que es cierto que tanto en el país como en el
extranjero, las instituciones policiales como dependientes del Ministerio Público
(Institutos de Medicina Legal o similares), e Instituciones Privadas, cuentan con
Peritos Forenses de una gran calidad y reconocimiento; pero son los menos; y, ¿Por
qué?, pues por que la calidad de “Perito Forense” no la da un Título Profesional o
un Certificado de Capacitación o Especialización, es el resultado de una serie de
condiciones y calidades que «cuesta tiempo adquirirlas», tanto así como ocurre con
la transformación de una piedra preciosa ¿Qué simple? ¡No!. Es justamente al punto
al cual pretendo arribar con el presente tema. C. ¿QUÉ DEBEMOS ENTENDER
CRIMINALÍSTICO? POR “ACREDITACIÓN” DE UN PERITO

Hemos dicho que: “La acreditación del Perito Criminalístico comprende a aquellas
garantías que resguardan la función del mismo y que son inherentes a su formación
general y particular”. Por tanto, estar acreditado, demanda las siguientes
garantías: PRIMERA: Formación idónea.- Uno de los puntos críticos para obtener una
formación en materia forense lo constituye la institución de la cual proviene el
experto criminalístico; líneas arriba, ya nos habíamos ocupado del tema con algo
más de amplitud, por lo tanto, la principal de las garantías, necesariamente es
aquella que nos permite conocer el lugar de procedencia, en cuanto a su formación
especializada en materia forense, es así, que la institución de origen, queda
definitivamente comprometida ante la sociedad, con gran parte de la acreditación
del criminalista. Merecería censura entonces, aquella entidad que no ha tenido el
cuidado de formar y especializar a éstos “Peritos” con la debida prolijidad y ser
además pasible de una sanción moral y pública cuando su egresado no se encuentra a
la altura de las exigencias del momento. Asimismo, la formalidad de ésta
institución exige igualmente que sus miembros, cuenten con docentes de calidad,
experiencia e idoneidad, caso contrario la formación sería por demás mediatizada.
Lograr a un experto criminalista, es de gran responsabilidad ya que su desempeño
deficiente afecta grandemente a la sociedad como a los operadores que demandan de
sus servicios. Podríamos citar casos que se suelen presentar, cuando a sabiendas
que la formación de un Perito Especialista, como puede muy bien ser el
“Grafotécnico” cuyo origen proviene de las canteras de la Policía Nacional o
Universidad, se admitan para el ejercicio de éstas funciones en los diversos
Distritos Judiciales del país, entre los que se encuentran

4
aquellos cuya formación no contiene el Currículo idóneo para éste tema; y,
únicamente provenga de un evento académico de bajo nivel de exigencia (obviamente
sin evaluación de por medio); y, lo que es peor, que ni siquiera se asome al
dominio de lo que exige el área en particular. Al egresado de los Cursos de
Capacitación y Especialización de la PNP, se le plantean evaluaciones exigentes
culminando con una investigación de nivel Monográfico; y, recientemente, cuando es
la Universidad la que se hace de la responsabilidad de su formación, como es el
caso particular de la Universidad Alas Peruanas que entre el año 2004 y 2005, tuvo
el acierto de hacerse de esa tarea, su egreso estuvo supeditado a la sustentación
de una Tesina, producto de un trabajo de investigación que desde ya lo obligaba a
una exigencia académica de nivel. Como anécdota al respecto comento lo siguiente:

“Hace ya algunos años, tuve la ocasión de intervenir como Perito Grafotécnico del
entonces Laboratorio Regional de Criminalística en una Causa Penal, en la que mi
pronunciamiento pericial versaba sobre la determinación de la autenticidad o de una
firma, culminado el estudio y presentada la pericia ante el entonces Juez de
Instrucción, se me notifica un tiempo después para proceder a una diligencia de
Ratificación Pericial, la cual se cumplió oportunamente; al poco tiempo, soy
notificado nuevamente para presentarme a una diligencia de Debate Contradictorio,
toda vez que el inculpado, se había hecho de una pericia de parte, siendo enterado
que su resultado era opuesto a mi dictamen. Ya presente en la diligencia, veo que
el “Perito de Parte” era un respetable Abogado arequipeño, quien había practicado
la pericia en mención; iniciada la diligencia, solicité la palabra al Sr. Juez; y,
le presenté una Copia Xerográfica (material utilizado entonces) de la Certificación
que me expidiera el entonces Instituto de Criminalística PIP luego de mi
Especialización en Grafotecnia, sugiriendo con el respeto debido, para que mi
contraparte pericial, hiciera lo propio, a lo que el Sr. Juez, tuvo una respuesta
que más o menos era esta «Sr. Perito, ésta no es una diligencia en la que debamos
de estar presentando certificaciones de algún tipo, el Sr. Perito de Parte, es
responsable de sus conocimientos, así que ahí dejamos el tema» ¿Qué les parece?, el
Sr. Juez, probablemente por el año en que ocurrieron los hechos, no tuvo mayor
interés en informarse si quien libraba una pericia de ésta naturaleza, tenía
formación académica idónea o no. Con el transcurso de los años, ya no se trató de
mi persona, como tampoco de un debate pericial de parte en un Juzgado de
Instrucción, sino que fue en un Tribunal Correccional, en donde otros peritos
oficiales de la Policía Nacional, al inicio de la audiencia, alcanzaron al
Presidente del Tribunal las Certificaciones de sus credenciales oficiales como
tales, siendo respetuosos en el sentido de que lo mismo debería de exigirse a los
“Peritos de Parte”, en éste caso ya eran dos por ambos lados; y, cuál no sería la
sorpresa, cuando la respuesta recibida por éstos, fue muy similar a la que yo
recibiera hacía quince años atrás; y, ni que decir de otros casos que he tenido en
Procesos Civiles, razón que me ha llevado a apartarme de las ligas de Peritos
Judiciales, en donde ni siquiera se toma en consideración los conocimientos y
experiencias adquiridas; y, se admite argumentos de peritos inexpertos que son como
ya había mencionado «hechura de sus propios errores». Por suerte, los tiempos
cambian, al igual que las personas; y, las exigencias futuras tienen la gran
responsabilidad de recuperar el tiempo perdido”.

5
SEGUNDA: Permanente actualización del conocimiento.- El Perito que resulta de una
formación académica de origen, tiene el compromiso de renovar constantemente lo que
es materia de su dominio, de tal forma que se aperture a las nuevas teorías y
concepciones, evitando en todo momento paradigmatizarse o sufrir de artrosis
cognoscitiva. Al respecto, traigo a colación las expresiones del profesor MACHADO
SCHIAFFINO:

“Un perito representa, entre los hombres, la afirmación más rotunda de un espíritu
cercano al científico, y dirigido hacia el orden social. Renovar la conciencia de
sus principios y de sus fines es devolver la frescura a su poder primero de
adaptación, o sea, esa voluntad de conocer con certeza, que permite analizar en
forma equitativa los hechos; y es también tratar de beneficiarnos de la misma luz y
proponernos virtudes equivalentes. Igual que toda ciencia que une a las
investigaciones teóricas el develo por los motivos de la acción, el arte del
peritaje conlleva un saber propio: todo el conocimiento del técnico busca
desentrañar un arte de lo posible. Fruto de una cultura perseverante, esta
reciprocidad de la inteligencia y de las cosas, del hombre y del medio, forma el
juicio esencial del perito, y se logra por una intensa práctica, por el cotejo
continuo y razonado de aquellas justificaciones objetivas con las subjetivas de
nuestras diversas opciones. Por ello, en cada uno de estos dominios, admite un
adelanto ordenado: lógica de las cosas, de los sentimientos, de sus relaciones y de
sus implicaciones. El convencimiento del perito se nutre de experimentos metódicos.
No sería posible obtenerlo sin entrar en el detalle de los razonamiento, en la
descomposición de sus momentos esenciales y en el ritmo de su integración...” 6
Es común ver entre quienes se desempeñan como peritos criminalísticos o peritos
forenses, no prestar mucha atención a este aspecto, lo que desde ya merma su
calidad como tal, afectando en alguna forma sus pronunciamientos dadas las
falencias ante las que se encuentra. TERCERA: Medios técnicos acorde con la
especialidad.- Cada perito criminalístico, según sea la especialidad forense con
que cuente, debe de disponer del equipo e instrumental necesario y suficiente que
le permita la realización de sus estudios; obviamente que si éste trabaja en una
dependencia del Estado, se entiende que éstas instalaciones se encuentran
debidamente implementadas para cumplir con su cometido; pero si se tratara de
peritos que no están en ésta condición y más bien ejercen de modo privado ésta
actividad forense, entonces en éste caso si se requiere que cuenten con el material
tecnológico idóneo en su Laboratorio particular. Al igual que para el caso
anterior, puedo alcanzar la siguiente anécdota que nos ilustre al respecto:

“Hace algunos años, cuando en el Distrito Judicial de Arequipa se daba uno de los
procesos de incorporación de Peritos al Registro de Peritos Judiciales, en aras de
que éste disponga de idóneos en materia particular para la especialidad de Pericias
Grafotécnicas, me permití acercarme ante la Presidencia de la Corte Superior de
Justicia de Arequipa, a efecto de solicitar a la autoridad de turno, que por
intermedio de la Administración
6

MACHADO SCHIAFFINO, Carlos A.; “Pericias”, Ediciones La Rocca, Bs. Aires-Argentina,


1995, pp. 31-32.

6
correspondiente, se verificara para el caso de quienes postulábamos como Peritos
Grafotécnicos, que cada uno de nosotros (los que saliéramos seleccionados para
incorporarnos), cuente cuando menos con un Microscopio Estereoscópico, entre otros
implementos que forman parte del equipo útil para ésta especialidad; pero cuán
grande fue mi sorpresa, al no ser atendida mi sugerencia; y, aunque no lo creamos,
hasta el día de hoy, tenemos peritos que llevan a cabo éstos estudios, valiéndose
de unas «lupas simples» que como suelo decir, son adquiridas en el «bazar suelo»
(son vendidas hasta por vendedores ambulantes), que como sabemos, no brindan mayor
utilidad que no sea lograr hasta cinco aumentos; o en su defecto, tienen en uso
unos denominados «microscopios portátiles» de campo visual extremadamente reducido
y que no «enderezan la imagen», pero que son suficientes para engañar al profano y
cuando no a los Sres. Magistrados y Abogados litigantes; pero sí, se tiene el
desparpajo de considerar en sus pronunciamientos periciales, la posesión de alguno
de éstos equipos”.
CUARTA: Experiencia suficiente.- Creo que quienes llevamos algunos años
desempeñándonos como Peritos Criminalísticos, estamos totalmente de acuerdo que
quien haya culminado su formación, capacitación o especialización en una de las
áreas del dominio criminalístico, procedente de entidad Técnica o Superior, antes
de hacerse de la responsabilidad de la realización de un estudio pericial y su
consiguiente pronunciamiento, debe de haber estado sometido a la labor de
“supervisión” de otro Perito Criminalístico de mayor experiencia, de tal forma que
pueda “hacer los cortes necesarios” en ese “diamante en bruto” para que adquiera la
calidad de joya, caso contrario, de proceder a fungir de Perito Criminalista sin la
oportuna y continua supervisión de uno más antiguo, estaría condenado a ser
“Hechura de sus propios errores”, lo que traería como consecuencia lamentables
resultados. Traigo a colación una anécdota personal, que es como sigue:

“Habiendo egresado como Sub Comisario de la entonces Policía de Investigaciones del


Perú (PIP), en el año de 1973; y, estando clasificado en el Campo Ocupacional de
Criminalística, especializado para el desempeño como Perito Criminalístico, fui
designado (con otros tres Oficiales) para prestar Servicios en la entonces División
de Laboratorio Central de la Dirección de Criminalística, en la Ciudad de Lima,
específicamente al Departamento de Balística Forense, siendo recibido por el Jefe,
quien luego de las correspondientes palabras de bienvenida, añadió la siguiente
expresión: ¡Así que Uds. son los que pretenden ser Peritos Balísticos!, pues bien
“eso sólo el tiempo lo dirá”, y dicho esto se nos asignó como “ayudantes” de
Peritos más antiguos (Oficiales que tenían algunos años en la práctica); y, sólo a
partir del séptimo mes de nuestra permanencia, tuvimos la oportunidad de compartir
pronunciamientos periciales de Balística Forense; pero siempre bajo la supervisión
de un Perito de mayor antigüedad y experiencia; fue recién al segundo año, que se
nos permitió autorizar los Peritajes con autonomía; y, ni qué decir cuando había
que asistir a las diligencias de Ratificación o a las Audiencias, donde se tenía
que sustentar los pronunciamientos, siempre el Perito de mayor antigüedad era el
encargado de iniciar su participación, quedando los “novatos” en espera de que “nos
dejen algo” para intervenir; y, cuando lo hacíamos, ya era con cierta solvencia. Me
pregunto ¿estarán enterados de ésta forma de preparación expost pericial

7
los operadores de la Administración de Justicia? para hoy en día arriesgarse a
depositar la confianza del faccionamiento de un pronunciamiento pericial en
“Peritos Forenses” que no pasaron por éste estadío previo al ejercicio de las
especialidades. Justamente, con la entrada en vigencia del nuevo Código Procesal
Penal, en el país, se ve la necesidad de retomar éstas prácticas respecto de las
nuevas hornadas de peritos, como ha sido con quienes ya peinamos canas en la
carrera pericial forense.”
QUINTA: Ética profesional solvente.- La moralidad de su actuación, no debe dejar
duda en ninguna circunstancia y debe de ser una constante en todo momento y lugar.
Cultivar ésta formación social, debe de tener gran significado para el Perito, pues
su carencia afectaría la garantía del mismo en éste sentido. Cito seguidamente las
expresiones del profesor JUVENTINO MONTIEL SOSA:

“En la pericia debe cumplirse con una mística profesional de trabajo y eficacia, ya
que de no hacerlo así se afectarían intereses que con justicia corresponden a cada
persona, debiendo existir un solo tipo de perito: el apto, y rechazar o desechar a
los ineptos y a los mercenarios, ya que la delicadeza de la pericia exige ética y
moral, que comprenden responsabilidades que se van a deslindar y justicia que se va
a aplicar.” 7 presenta un Sr. Abogado, bastante prestigioso en razón de haber
desempeñado cargos que lo mostraron como persona pública en ésta Ciudad, haciéndome
presente que necesitaba mi concurso para la realización de una pericia
grafotécnica, por lo que luego de haberme explicado sobre el objeto del
pronunciamiento, le hice conocer que lo que resulte del estudio se consignaría en
el pronunciamiento pericial, dándole a entender que por más que yo obre como su
Perito de Parte, ello no implicaba que necesariamente el resultado de la Pericia
tenía que favorecerle. Ante esta situación, el citado letrado se dirigió a mi
manifestándome muy molesto lo siguiente: ¡Entonces para qué lo estoy contratando!;
mi sorpresa fue grande, ya que no esperaba de dicho personaje tal postura”.
Situaciones como éstas, suelen presentarse en el entendido de
que el Perito de Parte, es contratado para “opinar a favor de su contratante”,
grave error; pero suele ocurrir, por supuesto que no en todos los casos, que aún
existen éstos especimenes, que se encuentran prestos a favorecer al “cliente” con
conductas de éste tipo, hecho que es sumamente lamentable. Por ello, no nos
cansaremos de sostener, que la ética del perito debe de ser a toda prueba, ya que
de ello dependerá necesariamente su prestigio y la correspondiente acreditación del
pronunciamiento pericial. Traigo a colación, una experiencia particular: “Hace
algunos años, se me

SEXTA: Inquietud por la investigación científica.- El conocimiento no es dogmático,


requiere de una permanente renovación, por tanto el Perito necesariamente es un
investigador científico que con facilidad identifique “problemas”, buscando una
solución adecuada; va en busca de nuevas verdades criminalísticas sin temor a
equivocarse en el intento. No hay nada más decepcionante que ver a alguien
calificado como “Perito” que no muestre un atisbo de científico. Cito a
continuación lo que nos alcanza el profesor MARIO BUNGE:

“Consiguientemente el sentido común no puede ser juez autorizado de la ciencia, y


el intento de estimar las ideas y los procedimientos científicos a
7

MONTIEL SOSA, Juventino; “Criminalística”, Tomo 3, Editorial Limusa S. A., México


D. F.-México, 2002, p. 27

8
la luz del conocimiento común u ordinario exclusivamente es descabellado: la
ciencia elabora sus propios cánones de validez y, en muchos temas, se encuentra muy
lejos del conocimiento común, el cual va convirtiéndose progresivamente en ciencia
fósil. Imaginemos a la mujer de un físico rechazando una nueva teoría de su marido
sobre las partículas elementales porque esa teoría no es intuitiva, o a un biólogo
que se aferrara simplemente porque esa hipótesis coincide con la experiencia común
por lo que hace a la evolución cultural. Parece estar clara la conclusión que deben
inferir de todo eso los filósofos: no intentemos reducir la ciencia a conocimiento
común, sino aprendamos algo de ciencia antes de filosofar sobre ella. La
discontinuidad radical entre la ciencia y el conocimiento común en numerosos
respectos y, particularmente por lo que hace al método, no debe, de todos modos,
hacernos ignorar su continuidad en otros respectos, por lo menos si se limita el
concepto de conocimiento común a las opiniones sostenidas por lo que se suele
llamar sano sentido común o, en otras lenguas, buen sentido...” 8
No es extraño ver peritos criminalísticos, que únicamente se conforman con la
aplicación de los conocimientos y técnicas aprendidas en su etapa de formación,
mostrándose totalmente indiferentes a la posibilidad de búsqueda de nuevas
doctrinas y teorías que justamente resultan de la dialéctica del conocimiento en
aras del desarrollo científico. Hablar del Método de la Investigación Científica,
suele ser tema tabú para ciertos forenses y por el contrario pareciera que el
empleo de terminología afín, suela ser un cliché en sus pronunciamientos
periciales. D. CONCLUSIONES La “Acreditación del Perito Criminalístico”, a la luz
del nuevo Proceso Penal, exige que éste actor, sea solvente en cuanto a ciertas
calidades, como bien lo hemos manifestado en el desarrollo del presente trabajo. No
es una utopía pensar en ello, es una realidad en la que nos encontramos
comprometidos todos los operadores forenses, si es que realmente buscamos un cambio
en nuestra sociedad. Es momento de tomar decisiones drásticas por una parte; y,
atinadas por otra, ya que de ello dependerá la garantía y seguridad de los
pronunciamientos periciales tan venidos a menos en algunos procesos. Por suerte
expresiones tales como “es mi opinión”, “es producto de mi experiencia”, “es porque
yo lo digo”, se perderán en el pasado; y, cuando asistamos a un interrogatorio y
contra interrogatorio de éstos “peritos”, con gran manejo técnico, correremos el
oscuro velo que hasta hace poco ha venido siendo moneda de cambio diario en muchos
casos, dando paso así a una transparencia profesional que nos presente calidades
satisfactorias por parte de los Sres. Peritos Forenses en general.

BUNGE, Mario; “La Investigación Científica”, 2da. Edición, Ediciones Ariel S. A.,
Barcelona-España, 1972, p. 20

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