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Profesor :Fernando Martínez Tormo.

Tema 29. Comentario de textos



La batalla de Covadonga.

"Pelayo estaba con sus compañero en el monte Aseuva, y el ejército de Alqama llegó
hasta él y alzó innumerables tiendas frente a la entrada de la cueva.
El predicho obispo (obispo visigodo Oppas, aliado con los árabes) subió a un
montículo situado ante la cueva dominica y habló así a Pelayo: "Pelayo, Pelayo,
¿dónde estás?".

El cual, desde una ventana, dijo en respuesta: "Aquí estoy".

Al cual el obispo: "Juzgo, hermano e hijo, que no se te oculta cómo hace poco se
hallaba toda España unida bajo el gobierno de los godos y brillaba más que los otros
países por su doctrina y ciencia, y que, sin embargo, reunido todo el ejército de los
godos, no pudo sostener el ímpetu de los ismaelitas, ¿podrás defenderte en la cima
de este monte? Lo que me parece difícil. Escucha ciertamente mi consejo y haz volver
tu ánimo de esta decisión, para que goces de muchos bienes y disfrutes de la amistad
de los caldeos".

[...] Pelayo dijo: "Cristo es nuestra esperanza; que por este pequeño montículo que
ves sea España salvada y reparado el ejército de los godos. Confío en que se cumplirá
en nosotros la promesa del Señor [...]"

El obispo, vuelto entonces al ejército, dijo: "Acercaos y pelead. Ya habéis oído cómo
me ha respondido; a lo que adivino de su intención no tendréis paz con él, sino por la
venganza de la espada".

Por su parte ahora ya el predicho Alcaman mandó comenzar el combate, y los
soldados tomaron las armas. Se levantaron furibundos, se prepararon las hondas,
brillaron las espadas, se encresparon las lanzas e incesantemente se lanzaron saetas.
Pero al punto se mostraron las magnificiencias del Señor: las piedras que salían de
los fundíbulos y llegaban a la casa de la Santa Virgen María, que estaba dentro de la
cueva, se volvían contra los que las disparaban y mataban a los caldeos. Y como Dios
no necesita las lanzas, sino que da la palma de la victoria a quien quiere, los
cristianos salieron de la cueva para luchar contra los caldeos; emprendieron éstos la
fuga, se dividieron en dos sus destacamentos, y allí mismo fue al punto muerto
Alcaman y apresado el obispo Oppas. En el mismo lugar murieron ciento veinticinco
mil caldeos.

Los sesenta y tres mil restanes subieron a la cumbre del monte Auseva y por el lugar
llamado Amuesa descendieron a la Liébana. Pero ni éstos escaparon a la venganza
del Señor; cuando atravesaban la cima del monte que está a orillas del río llamado
Deva, junto al predio de Cosgaya, se cumplió el juicio del Señor: el monte,
desgajándose de sus cimientos, arrojó al río de los sesenta y tres mil caldeos y los
aplastó a todos.
Profesor :Fernando Martínez Tormo.


Crónica de Alfonso III (versión rotense).


1.Naturaleza del texto.

Nos encontramos ante un fragmento de la Crónica de Alfonso III, rey de León., donde
se relata la Batalla de Covadonga. Se trata de un texto de naturaleza histórico-
literaria, descartando que se trate de un texto hisoriográfico debido a que no se puede
considerar que sean fruto de la investigación y por su falta de rigor científico.


2. Coordenadas espacio-temporales

-Fecha: Nos narra la batalla de Covadonga, ocurrida en el 722, pero la fuente es
secundaria, ya que nos habla de la Crónica de Alfonso III 866-910, lo cual nos hace
pensar que fue escrita en el siglo IX o X.

-Lugar: Asturias

3. Autor Desconocido.

4. Destinatario Su carácter es público, dirigida a un lector culto, su finalidad es
propagandística tratando de exaltar la fe cristiana.


5.COMENTARIO

1.Síntesis
La idea principal del texto es la Batalla de Covadonga. Además aparecen otras ideas
secundarias como las siguientes:

En los primeros párrafos, se relata como, llegadas las tropas musulmanas a los parajes
de Cangas de Onís, hay un intento del obispo Oppas, que participaba de la causa
musulmana, de comprar a Pelayo para su causa.

Pelayo, responde negándose al ofrecimiento de Oppas, argumentando que confía en
su causa y que Dios le ayudará a pesar de iniquidades y pecados de los godos. Ante tal
respuesta, el obispo Oppas, llama a las tropas musulmanas al ataque.

En los párrafos siguientes se esgrime la victoria de Pelayo, que con ayuda de Dios y de
la Virgen de Covadonga logra derrotar a 125.000 hombres musulmanes. Saliendo a la
fuga 63.000 que también murieron debido a un desprendimiento de tierras provocado
por la gracia divina. En el combate murío el general de las tropas musulmanas
Alcaman, y fue apresado el obispo Oppas

2. Análisis.
Profesor :Fernando Martínez Tormo.

Tras la derrota de Guadalete 711 fueron muchos los visigodos e hispanorromanos que
buscaron refugio en las regiones norteñas desde Galicia a los Pirineos y en el vecino
reino de los francos. En la zona cantábrica, al refugio que proporcionaba la orografía y
el clima, se une la estructura militar en castras o lugares fortificados, con lo que los
musulmanes se enfrentarían en la región norteña con los mismos problemas que los
visigodos, y antes de ellos los romanos
Los pueblos del norte, astures, cántabros y vascones resistieron duramente al dominio
musulmán constituyendo núcleos de resistencia en las montañas del norte. En el
sector oriental, navarros, aragoneses y catalanes, crearon, en torno al año 800, reinos
y condados en los que la autoridad cordobesa apenas si fue efectiva
En general, suele considerarse la batalla de Covadonga en el 722 como el inicio de la
Reconquista. Podemos decir, que esta batalla es la primera derrota musulmana en
Occidente, más tarde seguida por la derrota de Poitiers en el 732 de manos del rey de
los francos Carlos Martel.

El inicio de la resistencia, parte de la negación de Pelayo y sus gentes de pagar los
impuestos de los dimnies, chizyá y jarach, lo que motivó que se pertrecharan las tropas
al mando de Alcaman para hacer sucumbir a los insumisos. Es posible, que Pelayo,
aprovechara su conocimiento del terreno planeando la batalla en un lugar con difícil
acceso y que dificultara los movimientos, haciendo que el número de combatientes no
supusiera una ventaja.


Tras la derrota, parece que el gobernador de Al-Ándalus, no viendo una amenaza en
los astures, desistiera en la conquista del territorio. Lo que dio pie a la formación de
una entidad política, que fue consolidándose poco a poco, llegando, en épocas
posteriores a erigirse en herederos del estado visigodo.
En época de Alfonso I (yerno de Pelayo) se configura la unión de dos núcleos de
resistencia frente al Islam, agregándose así al reino astur territorios mas orientales.
Durante su reinado se consiguió:
La creación del llamado «desierto del Duero»: El área comprendida entre el río Duero
y la Cordillera Cantábrica quedó prácticamente despoblada, para dificultar así los
futuros avances de tropas musulmanas hacia el norte.

El incremento de población que experimentaron las tierras de la vertiente norte de la


cordillera, Cantabria y Asturias, con la gente traída de la meseta Central.

En tiempos de Alfonso II el Casto(79L-842), los musulmanes sufren nuevas derrotas


en sus intentos de anexionarse el territorio astur y en razón a ello, se iniciará una
nueva fase en las relaciones entre el emirato de Córdoba y los núcleos cristianos del
Norte, consolidándose la primitiva monarquía astur. Se llevarán a cabo conquistas por
el actual territorio de Galicia ampliando aún más el territorio inicial, tras la victoria de
Clavijo, donde nace el mito de la intercesión del apóstol Santiago a caballo, como
caballero cristiano. La capital del reino se traslada a Oviedo (808).

Un hecho fundamental de su reinado será el “descubrimiento” en 829 de la tumba del


apóstol Santiago en Compostela (Galicia), que permitirá usar el mito del santo para
Profesor :Fernando Martínez Tormo.

unir a los cristianos contra los musulmanes y atraer una corriente de peregrinos
europeos durante toda la Edad Media.

Ya en el siglo IX con la subida al trono de Ramiro I. Durante esta época se produce una
gran transformación territorial ampliándose por tierras de Castilla y rebasando los
antiguos límites en torno al río Ebro. Aunque en estos momentos los territorios de la
primitiva Castilla se consideran integrantes del reino astur, en ellos predominaba el
poder de los jefes locales, los cuales, impulsaron un proceso expansivo independiente
y paralelo al del propio reino astur propiamente dicho.
Con Ordoño I (850-866) empezó el descenso hacia la Meseta, repoblando Tuy, Astorga,
León y Amaya.
Pero sería su sucesor, Alfonso III (866-910), crónica del texto que estamos
comentando, quien realmente consumará definitivamente la consolidación del reino
astur, ampliando las fronteras hasta alcanzarla línea del Duero (Oporto, 881, Zamora,
893) y formulando por vez primera una ideología justificadora de las conquistas a los
musulmanes, según la cual, el reino astur sería el heredero del reino visigodo de
Toledo y de ahí su derecho a reconquistar lo que le fue arrebatado. Esta filosofía,
promovida por los intelectuales mozárabes de la corte, supone por un lado una
ruptura con la tradición cántabro-astur, que como decíamos al principio nunca formó
parte ni del pueblo ni de la cultura visigoda, y por otro la adquisición de una identidad
totalmente deslindada de sus verdaderos orígenes.


Poco a poco irán surgiendo otros focos de resistencia, principalmente en la zona
pirenaica, que como Asturias, aprovecha la inaccesibilidad y la orografía como forma
de defensa. Uno de esos territorios serán los ducados de Aragón, Sobrarbe y
Zaragoza en torno al año 800, bajo el control de los carolingios. Así como Pamplona,
bajo la protección de los Banu Qasi de Zaragoza, o la Marca Hispánica que con el
tiempo serán los Condados Catalanes. Que también contribuirán a la reconquista del
territorio peninsular.

6.CONCLUSIÓN

En cuanto al texto, debemos decir que su aportación histórica hay que considerarla
dentro del contexto medieval, con una fuerte influencia bíbilica, como observamos en
algunos de los términos empleados como "caldeos" o "ismaelitas" refiriéndose a los
musulmanes, en el sentido de infieles. O la comparación que podemos ver con el
pasaje de Moíses, así como la intecesión divina. La fiabilidad del texto, está claramente
relacionada con la función del autor, que en este caso, es claramente una parte
interesada, si bien, parece cierto el acontecimiento histórico que se narra, ya que hay
noticias de la batalla de Covadonga en crónicas musulmanas, parece exagerado el
número de combatientes, 185.000, donde seguramente sería un número mucho
menor, así como la intercesión divina, que supone una relación no inmanente y secular
de la Historia, obviando uno de los axiomas incuestionables de la investigación
histórica.


Profesor :Fernando Martínez Tormo.


La conquista de Toledo. Comentario

"Este año se puso en marcha Alfonso con un ejército innumerable de cristianos, de


francos, vascones, gallegos y cruzó Al-Ándalus, deteniéndose ante cada una de sus
ciudades, devastando arruinando, matando y cautivando, para ir luego a otra.
Acampó ante Sevilla y permaneció allí tres días, asoló su región y la deshizo,
arrasando en el Aljarafe muchas aldeas. Hizo lo mismo en Sidonia y su región; luego
llegó hasta la isla de Tarifa, metió las patas de su caballo en el mar y dijo: "Este es el
final del país de Al-Ándalus y lo he pisado". Luego volvió a la ciudad de Zaragoza, la
sitió y juró no levantar su cerco hasta que la tomase, o que la muerte se interpusiese
entre él y su propósito: era la ciudad que más quería ganar de todo Al-Ándalus. Su
emir, al-Musta'in ben Hud, le envió todo el dinero que pudo, pero no se lo recibió y
dijo: "La ciudad y el dinero son míos".

Envió a todas las capitales de al-Ándalus tropas que las estrechasen, con asedio.
Apoderóse de la ciudad de Toledo en el año 477 [10 de mayo de 1084 a 28 de abril de
1085]. Cuando los emires de Al-Ándalus vieron esto, convinieron en que pasase el
estrecho Yusuf ben Tachfin (Yusuf ibn Tashufin), y le escribieron todos, pidiéndole
ahincadamente socorro y que impidiese al enemigo ahogar a Al-Ándalus: que ellos
serían con él una sola mano en la guerra santa contra los infieles".

Ibn Abi Zar. Rawd al-Qirtas. (Historia de Marruecos).


CLASIFICACIÓN: Nos encontramos ante un fragmento de un texto de naturaleza
historiográfica, ya que es fruto de la investigación histórica. Fue escrito por Ibn Abi Zar
y pertenece a su obra Historia de Marruecos, escrita en el siglo XIII. Su intención es
divulgativa y didáctica y está dirigida a un público culto.

ANÁLISIS: El texto comienza haciendo referencia a Alfonso, se trata del rey Alfonso VI
de León. Siguiendo el relato encontramos como el rey Alfonso comenzó a hacer
campañas contra las ciudades y territorios de Al-Ándalus, entre las que se nombran
aparecen Sevilla, y sus territorios como Aljarafe, Tarifa o Sidonia, Zaragoza o Toledo.
Debemos recordar que desde 1031 Al-Andalus aparece dividido en taifas, lo que las
debilita frente al poder emergente de los reinos cristianos del norte, en particular del
reino de León, una incipiente Castilla y en menor medida Navarra y Aragón.

Al final del párrafo se hace referencia a Musta'in ben Hud, rey de la taifa de Zaragoza
que ofreció dinero a Alfonso VI a cambio de la paz, a lo que el primero se negó. Este
tipo de pagos fueron habituales durante los reinos de taifas, habitualmente conocidos
como parias, en gran medida consiguieron contener los ataques cristianos a las taifas,
aunque lo cierto, es que estas se debilitaron al tiempo que los reinos del norte se
enriquecían y fortalecían.

Profesor :Fernando Martínez Tormo.

En el segundo párrafo se hace alusión a la toma de Toledo por parte de Alfonso VI en


el año 1085 y como el resto de taifas piden ayuda a un poder surgido en el norte de
África. Toledo tenía un significado simbólico en la Edad Media peninsular, su estatus
de antigua capital visigoda y sede del arzobispado, la convertían en todo un símbolo de
poder. No es extraño que Alfonso VI eligiese esa ciudad, no sólo por su importancia
histórica, sino como una de las principales ciudades de Al-Ándalus, además de su valor
geoestratégico, que permitía situar la frontera en torno al río Tajo.

COMENTARIO: Cuando hablamos de Reconquista, en sentido histórico podemos
hablar de tres etapas bien diferenciadas. La primera etapa comenzaría en el 722 con la
Batalla de Covadonga y la consolidación del reino Astur bajo el mandato de Pelayo y
llegaría hasta el siglo X. Cuando Alfonso III logra consolidar las fronteras del reino de
León y las conquistas de Galicia y la extremadura del Duero. Quedan fijadas así las
fronteras en el río Duero y se comienza una política de repoblación que permitiera la
ocupación efectiva del territorio y su defensa, empleándose en mayor medida el
sistema de presura o aprisio en la plana del Vic en la zona de los condados catalanes.

La segunda etapa, se llevaría a cabo durante los siglos XI-XII, que queda simbolizada
por la toma de Toledo en 1085 y que llevaría las fronteras hasta el río Tajo en el Oeste
y hasta el río Ebro en el Este. El sistema de repoblación empleado, además de las
presuras, sería el otorgamiento de fueros, ya que eran territorios más densamente
poblados que los anteriores, los fueros consistieron en la concesión de ciertos
privilegios por parte del rey a los habitantes de pueblos y ciudades, algunos de los más
destacados serían el derecho a elegir su señor, y un gran alfoz o territorio municipal
que permitiera la caza o el pastoreo, además de otras prebendas reales.

La última etapa, marcada por la batalla de las Navas de Tolosa en 1212, tuvo lugar en
el siglo XIII, donde se consigue reconquistar todo el valle del Guadalquivir, el Levante y
las Baleares, exceptuando el reino nazarí de Granada. Debido a la enorme extensión de
tierras, se emplearon fundamentalmente dos sistemas de repoblación, los donadíos,
que consistía en el reparto de tierras a nobles y órdenes militares, principalmente las
de Santiago, Alcántara y Calatrava, siguiendo un claro esquema feudal. El otro sistema
fue conformado por los repartimientos, que se llevaron a cabo tras la expulsión de los
musulmanes de sus ciudades a los que accedieron hidalgos de condición más humilde
y aquellos con méritos militares.

Las repercursiones de la reconquista y en especial de los sistemas de repoblación
empleados tienen su reflejo en la actual estructura de la propiedad. Lo que ha dado
lugar a minifundios en el norte de España y a grandes latifundios, pertenecientes a la
grandeza de España en el sur.

La Repoblación. Carta-Puebla de Alfonso I


de Aragón.

El sistema de pressura.
Profesor :Fernando Martínez Tormo.

“Yo Alfonso concedo esta carta a vosotros cristianos mozárabes, a los cuales yo
saqué con el auxilio divino, del poder de los sarracenos y conduje a tierras cristianas.
Me complace porque abandonasteis vuestras casas y vuestras heredades y vinisteis a
poblar mis tierras, concederos buenos fueros en toda mi tierra, que seáis libres y
francos vosotros y vuestros hijos, en todo cuanto podáis poblar y trabajar en las
villas y términos que yo os daré. Vosotros mozárabes no daréis lezda en todas mis
tierras en los mercados que hagáis, ni haréis hueste ni cabalgada y tendréis todos
vuestros juicios en vuestra puerta. Andaréis libres y seguros por toda mi tierra sin
que nadie os haga daño, pero si alguien os agravia pagará multa de mil maravedís...”
Año 1126

Extraído de Lacarra, J.M., Documentos para la reconquista y repoblación del valle del
Ebro.

a) Naturaleza, autor, destinatario y fecha de elaboración.

El texto propuesto es una Carta Puebla, es decir, un contrato o concesión regia por la
que se otorgaban privilegios o fueros a los individuos que repoblaban una zona con el
fin de atraerlos al lugar. La carta-puebla regula las relaciones con el señor o el rey en
este caso y las normas jurídicas por las que se regirá la comunidad. Se trata, por tanto,
de un texto de naturaleza jurídica.

Es, asimismo, una fuente directa o primaria.

El autor del texto es Alfonso I de Aragón, conocido como el Batallador. Según nos
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informan las crónicas, incluso las árabes, Alfonso I destacó por su valor y su fe. Su fe
y su valor le llevaron a protagonizar una considerable expansión territorial en
detrimento de los musulmanes, conquistando incluso Zaragoza. Su espíritu militar y su
profunda religiosidad de llevaron a albergar la idea de una gran cruzada contra los
musulmanes que comenzaría en Hispania y acabaría con la recuperación de Jersusalén.
Fue sólo un sueño.

Se trata de un documento público, concretamente, el texto va dirigido a los


mozárabes, cristianos que mantuvieron fieles a su religión en territorio musulmán.
Estos mozárabes llegaron a Aragón tras incorporarse a la expedición que Alfonso I
realizó en Al-Andalus en 1125-1126. En una primera etapa los mozárabes gozaron de
una vida tranquila en Al-Andalus, al contar con la protección del poder musulmán que
les necesitaba para el funcionamiento administrativo del Estado. Sin embargo, la
posición de los mozárabes en Al-Andalus fue degradándose como consecuencia de la
intrasigencia religiosa que impusieron los almorávides. Esta será la causa de su huida
de Al-Andalus, buscando refugio en los reinos cristianos.

La fecha de elaboración del texto es el año 1126, primer cuarto del siglo XII,
momento que corresponde con la segunda fase de la reconquista. Ese año, como ya
sabemos, Alfonso I de Aragón llevó a cabo una campaña militar en Al-Andalus, de la
que volvió con un importante contingente de mozárabes que colaboraron en la
repoblación del valle medio del Ebro. El avance cristiano se vio favorecido por la
fragmentación de Al-Andalus en los segundos
Profesor :Fernando Martínez Tormo.


reinos de taifas.

b) Ideas principales.

La primera idea a reseñar es la relación entre la concesión de una carta puebla y el


proceso repoblador de las tierras ganadas al Islam “Yo Alfonso concedo esta carta a
vosotros cristianos mozárabes (...) vinisteis a poblar mis tierras”.

El texto indirectamente nos informa de la precaria situación en que vivían los


mozárabes bajo la dominación musulmana en Al-Andalus, cuando dice: “(...) a
vosotros cristianos mozárabes, a los cuales yo saqué con el auxilio divino, del poder de

los sarracenos y conduje a tierras cristianas”. Recordemos que los mozárabes vieron
empeorar su situación en Al-Andalus tras la llegada de los almorávides, quienes
impusieron la intolerancia religiosa.

Para asegurar el dominio sobre los territorios ganados al Islam, se llevó a cabo la
repoblación de las tierras incorporadas a los poderes cristianos. Un método eficaz
para atraer pobladores era otorgarles franquicias, privilegios o fueros. Entre los
privilegios concedidos por Alfonso I en esta Carta-puebla a los mozárabes figuran:

-En primer lugar, los mozárabes gozan de la condición jurídica de libres y francos. El
término franco, en este contexto, debe tomarse bajo la acepción de individuos que
disfrutan de franquicias y privilegios. Por su parte, la condición de libre quiere decir
que no están sometidos a ningún poder señorial, no son, por tanto, vasallos o siervos.

-Disfrutarán de privilegios fiscales, como la exención en el pago de la lezda. La lezda


era un tributo que gravaba el transporte de mercancías para venderlas en los
mercados. Este tributo se pagaba por la autorización del rey o el señor para practicar
la actividad mercantil.

-Estarán dispensados de prestar servicios militares. Según la legislación feudal todos


los vasallos estaban obligados a la prestación militar cuando sus señores les
convocaban. Según el texto los mozárabes están exonerados de esta obligación

cuando afirma, “Vosotros mozárabes (...) ni haréis hueste ni cabalgada (...)”.

Privilegios judiciales. La jurisdicción de la que dependan estos mozárabes serán los


tribunales reales establecidos en sus poblaciones.

Se les proporciona una especial protección por parte del rey al sancionar que todo
aquel que moleste o agravie a los mozárabes serán objeto de una sanción pecuniaria.
“Andaréis libres y seguros por toda mi tierra sin que nadie os haga daño, pero si
alguien os agravia pagará multa de mil maravedís...”. Teniendo la alta cuantía de la
multa establecida, es posible pensar que el rey pretendiera con esta medida
defender los derechos de los mozárabes frente a alguna agresión o intento de la
nobleza de someter a los mozárabes, menoscabando sus derechos.
Profesor :Fernando Martínez Tormo.

Explicación de un mapa sobre LA REPOBLACIÓN








Utilizamos el término REPOBLACIÓN para designar el asentamiento de población en
tierras despobladas o incorporadas militarmente en un previo proceso de conquista.
Parece evidente que los reyes debían asegurar el territorio de la única forma posible:
que allí existiese una población que sintiese como suya aquellas tierras, de forma que
la defendiese en caso de conflicto. Y como las zonas incorporadas a los distintos reinos
pasaban a ser propiedad del rey, éste las cedía para que fuesen explotadas. La forma
en que se produce esta cesión es lo que marca la evolución de la Repoblación:

1-Desde mediados del siglo IX hasta el siglo XI hablamos de REPOBLACIÓN LIBRE.


Afectó a zonas despobladas de la cuenca del Duero y de las estribaciones meridionales
de los Pirineos. En la zona oeste, reciben el nombre de presura; en las orientales, de
aprisio. Al principio los protagonistas fueron campesinos libres, que formaron aldeas o
villas, gobernándose entre ellos mediante los concejos o reuniones de los habitantes
de una villa. A partir del siglo XI, el avance territorial aumentó las necesidades
militares, por lo que los señores y los monasterios cobraron más protagonismo,
llegando a acaparar las tierras cedidas por el rey, donde aparte de la tener la
propiedad de la tierra ejercían los funciones estatales (señorío jurisdiccional). Los
campesinos, ante esta situación, tendieron a convertirse en siervos de estos grandes
propietarios, quedando sujetos a la tierra (como los payeses de remensa catalanes) o
bajo el yugo de los malos usos (derechos de los señores sobre los campesinos).

2-Desde mediados del siglo XI y durante todo el XII, hablamos de REPOBLACIÓN


CONCEJIL. Afectó a áreas densamente pobladas de los valles del Tajo y del Ebro.
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Consistía en la fundación de concejos a los que los reyes concedían amplios privilegios
(cartas de poblamiento, fueros). Estas libertades estimularon la atracción de nuevos
pobladores que, a cambio de estos privilegios, debían garantizar la defensa de estas
tierras.

3-La gran expansión del siglo XIII se realizó sobre zonas muy pobladas y urbanizadas,
adoptando las formas de la REPOBLACIÓN SEÑORIAL o del REPARTIMIENTO. Pero la
instalación de pobladores varió según el reino que la llevó a cabo:

-En las zonas occidentales, entre el Tajo y Sierra Morena. la población previa
musulmana huyó por lo que la repoblación fue muy costosa, demográficamente
hablando. Así, los reyes concedieron amplios territorios a las ÓRDENES MILITARES,
creándose una estructura latifundista de la propiedad que ha pervivido hasta el
presente. La dificultad de cultivar áreas tan extensas con tan escasa población
ocasionó la extensión a la ganadería ovina como dedicación principal.

-En las zonas orientales (parte de Andalucía, Valencia, Murcia, Baleares), los
musulmanes permanecieron en sus tierras, aunque ahora como siervos de los nuevos
propietarios de las tierras, cedidas por el rey de forma similar que en la zona oeste
(REPARTIMIENTO).


Profesor :Fernando Martínez Tormo.

“Yo, Alfonso, rey por la gracia de Dios, os otorgo esta carta de donación y
confirmación a vosotros todos, pobladores de Calatayud que ahora la pobláis y a
todos los que de aquí en adelante vengan a poblarla. Os otorgo y concedo fueros
tales cuales vosotros mismos me lo habéis pedido.

-Inmunidad de los pobladores y garantía de la propiedad: todos los pobladores


que vengan a 5poblar Calatayud queden absueltos y libres de todas las deudas que
hayan contraído, de las caloñas y daños que pesaren sobre ellos, vengan del rey o de
cualquier otro hombre; y donde quiera que tuvieren heredades o haberes, téngalo
todo salvo y sin trabas, libre y franco para venderlo, donarlo y gravarlo a quienes
ellos quieran

-Tenencia de cristianos, moros o judíos: el vecino de Calatayud que pueda tener


hombres en su solar, cristianos, moros o judíos, sea responsable ante sí y ante
ningún otro Señor.

-Elección de Juez : elija el Consejo el Juez que quisiere y esté en su cargo durante
un año; después haga el Consejo como le plazca

-Montazgo: todo ganado de fuera de Calatayud que durante tres días


permaneciera en el término de Calatayud, pague montazgo: por manada, una vaca y
por rebaño, un carnero, la mitad al señor y la 15otra al Concejo.

-Portazgo : ningún vecino de Calatayud que pase por los puertos de Pamplona o
por los de Jaca pague lezda (portazgo) ni a la ida ni a la venida; el que los cobrare a la
fuerza, pague mil maravedís en tres partes como arriba se dice.

Concesión de términos: Y yo, Alfonso, Rey por la gracia de Dios, os concedo términos
a los 20hombres de Calatayud: Berdejo,Langa Carabantes, Ariza, Cubel, Albalate,
Guisema,Chodes Alconchel,Villafeliche Milmarcos,Codos. Con la gracia de Dios fue
escrita esta carta en el mes de diciembre en la era de 1169 y fue roborada el día de
San Esteban, de mano del Rey, en la villa que se dice BISENSE”

Extracto del fuero de Calatayud concedido por el rey de Aragón Alfonso I el


Batallador en 1131.

El texto mostrado es representativo de un proceso muy repetido durante la Edad


Media en la Península Ibérica. Para poder realizar un comentario exhaustivo sobre el
mismo, procederemos a clasificarlo, a jerarquizar sus ideas, para concluir
relacionándolo con los acontecimientos históricos a los que hace referencia.

En cuanto a la clasificación del texto, podemos decir que es histórico, ya que lo


narrado acontece durante el siglo XII; y es una fuente primaria, ya que es un extracto
de una ley publicada por Alfonso I -que entra en vigor al instante de ser promulgada.
Además, sabemos que su naturaleza es jurídica, ya que forma parte del cuerpo jurídico
altomedieval.

Para poder ubicar el texto, necesitamos exponer un marco espacio-temporal que nos
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sirva de referencia cronológica. En la última línea aparece el lugar donde ha sido


escrito (Bisense) y a la población al que va dirigido: Calatayud. Sabemos que esta
población estaba ocupada por los musulmanes hasta 1120, momento en el que
penetran en ella las tropas cristianas de Alfonso I. Este rey, autor del texto, fue
llamado el batallador debido a larga lista de victorias frente a los almorávides. Era el
rey de Aragón y de Pamplona. Llevó a cabo diversas campañas militares en el noroeste
(Zaragoza, Lérida, Calatayud, Molina de Aragón...) y sur peninsular (Motril, Granada,
Córdoba –aunque no llegó a conquistarlas).

Estamos en un momento álgido de la conquista por parte de los reinos cristianos de los
territorios pertenecientes a Al Ándalus. Sin embargo, está firmado en 1131, lo cual nos
confiere un matiz diferente. Tras ser derrotados los musulmanes en Calatayud, los
cristianos deben proceder a poblar esta villa. Estamos en pleno proceso de
repoblación. Los reyes cristianos avanzan en su expansión frente a la disminución de
los territorios de Al Ándalus. Para fomentar el traslado de población cristiana a estas
zonas, se procede a conceder diferentes normas y privilegios a los futuros habitantes
de las mismas. Por tanto, este escrito tiene como finalidad regular la vida de los
habitantes de Calatayud, estableciendo los derechos y deberes de los mismos. Por
tanto, el destinatario de este texto es colectivo, ya que hace referencia a la población
de esta villa.

El texto es jurídico, por lo que está estructurado en artículos. Para poder organizar el
comentario de sus ideas, vamos a realizar el siguiente procedimiento: en primer lugar,
estableceremos la idea principal y, posteriormente, señalaremos cuáles son las
secundarias, intentando agruparlas por temáticas. Comencemos. En las primeras líneas
del texto aparece la que puede ser la idea principal: “Yo, Alfonso, rey por la gracia de
Dios, os otorgo esta carta de donación y confirmación a vosotros todos, pobladores de
Calatayud”. Aquí, el rey promulga una carta puebla, es decir, un documento por el que
se conceden a una villa o ciudad determinados privilegios, con el objetivo de poblar
una zona. En este caso, tras la ocupación de Calatayud por parte de los cristianos,
Alfonso I regula los derechos y deberes de sus habitantes. Por tanto, es una tierra de
realengo, es decir, está bajo la autoridad directa del rey –y no de un señor feudal.

En este primer párrafo encontramos otra idea interesante. Dice así:“ Os otorgo y
concedo fueros tales cuales vosotros mismos me lo habéis pedido”. Para comprender
esta frase, vamos a desglosarla sintácticamente: es una frase compuesta. En la primera
proposición coordinada (Os otorgo y concedo fueros), el rey afirma que es él quien
concede el fuero, es decir el que funda la ciudad y establece su autoridad en ella. Sin
embargo, en la proposición subordinada (...tales cuales vosotros mismos me lo habéis
pedido), aparece sutilmente una cuestión que no podemos obviar: es el pueblo, es
decir, los súbditos, los que piden al rey que funde, regule y gobierne la ciudad. Esto es
una práctica habitual del proceso de repoblación en la Península, o al menos así queda
reflejada en las crónicas medievales.

En realidad, los artículos aquí recogidos de esta carta puebla son privilegios concedidos
a las aragoneses que habiten Calatayud. Por organizar los contenidos, diferenciaremos
entre la inmunidad, las costumbres y la expansión del término. En el artículo que nos
aparece en primer lugar, aparece: “todos los pobladores que vengan a poblar
Profesor :Fernando Martínez Tormo.

Calatayud queden absueltos y libres de todas las deudas que hayan contraído”. Aquí el
texto señala la inmunidad penal de aquellas personas que habitaran esta zona. Por
supuesto, se trata de un privilegio excepcional, y nos muestra el ansia del rey por
poblar Calatayud. Su preocupación no sólo se debe a que se encuentre ante una
ciudad escasamente habitada, si no a que pueda ser ligada a algún noble. De esta
forma, evita que se convierta en un señorío, si no que pase a ser tierra de realengo, de
su propiedad. En esto estaban de acuerdo los ciudadanos, ya que bajo la tutela real
gozan de mayores beneficios que con los señores feudales. Los puntos siguientes
(segundo, tercero, cuarto y quinto), establecen normas que articulan la vida de la
población. Podemos observar el poder del Concejo, en la vida municipal, ya que tiene
potestad de elegir jueces (elija el Consejo el Juez que quisiera) y recaudar impuestos
(...) “pague montazgo: por manada, una vaca y por rebaño, un carnero, la mitad al
señor y la otra al Concejo”. El rey regula la convivencia, concediendo la libertad al
ciudadano para contratar trabajadores, independiente de su religión. El texto lo recoge
así: “el vecino de Calatayud que pueda tener hombres en su solar, cristianos, moros o
judíos, sea responsable ante sí”. También les concede exención de impuesto, al
atravesar ciudades cercanas, como Jaca o Pamplona (“ningún vecino de Calatayud que
pase por los puertos de Pamplona o por los de Jaca pague lezda”).

El último artículo aquí recogido otorga la expansión territorial de Calatayud, al que


concede la dirección administrativa de diferentes pueblos, creando la comarca de
Calatayud.

El comentario de este texto debe situarse, obviamente, en el proceso de repoblación


de la Península Ibérica. Como sabemos, éste se realizó de forma gradual, a medida que
iba avanzando el periodo de reconquista. Desde la batalla de Covadonga (722) y las
siguientes revueltas desarrolladas en el norte peninsular, el avance cristiano fue
constante. Durante los siglos VIII al X, las tropas cristianas consiguen el noroeste
peninsular, hasta la franja del río Duero. A estas zonas acuden campesinos libres que,
ávidos de tierras, se establecen aquí. También acudieron nobles laicos y eclesiásticos,
por el mismo motivo. La tarea de los reyes fue procurar que esta población se
convirtiera en súbdita suya.

En los siglos XI y XII, se produce la llamada repoblación concejil, es decir, los reyes
toman la iniciativa para poblar las zonas fronterizas con los musulmanes. Para ello
conceden cartas pueblas o villas con bastantes privilegios.

Durante los siglos XII y XIII, son las Órdenes Militares las que repueblan la zona situada
entre el río Duero y el río Tajo, formando enormes señoríos jurisdiccionales.

Durante el siglo XIII, se produce el repartimiento, en la zona sur peninsular. Iniciada


por Alfonso XIII obligado por la escasez de población en estas zonas. Consiste en
conceder a los nobles participantes en la conquista grandes latifundios y aldeas en los
territorios conquistados.

El proceso de repoblación culmina con la ocupación de Granada por parte de los Reyes
Católicos. Muchos musulmanes y, posteriormente, judíos, emigraron a otras zonas,
debido a la creciente intransigencia religiosa que se fomentará con los siglos. Así, se va
Profesor :Fernando Martínez Tormo.

minando la variedad cultural que es característica de la sociedad altomedieval hispana.


Además, su marcha tendrá como consecuencia inmediata el vacío de población de
estos lugares y el abandono de las técnicas agrícolas de regadío utilizadas por ellos.

En otro orden de cosas, podemos decir que, una vez desaparecido Al-Ándalus, se
produce la expansión y posterior unificación de los reinos cristianos, hasta convertirse
en un solo país: España. Como consecuencias lejanas, podemos afirmar que, el modo
de realizar la repoblación, pervivirá, sin grandes cambios, hasta el siglo XX. De hecho,
el norte peninsular siguió siendo minifundista y el centro y el sur latifundista, lo que
motivó no pocos enfrentamientos entre campesinado y nobleza.













Profesor :Fernando Martínez Tormo.

Comentario de Texto sobre la Batalla de las


Navas de Tolosa.

Tras la aparatosa derrota castellana de Alarcos en 1195, después de la cual el rey
Alfonso VIII se había visto obligado a firmar pactos muy beneficiosos para los
almohades, queda patente la seria amenaza que representan estos para el conjunto
de reinos cristianos hispánicos y se impone la necesidad de combatirlos de forma
coordinada. Castilla prepara un gran ejército para el verano de 1212; el papa
Inocencio III concede beneficios de cruzada a la expedición, que es predicada en
diversos lugares de occidente; a la fuerza castellana se unen las de Navarra y la
Corona de Aragón, así como una francesa, aunque esta se retiró antes de la batalla.
Esta tuvo lugar el 16 de Agosto, al sur del Paso de Despeñaperros, y se saldó con
una victoria decisiva de la fuerza cristiana; tanto que selló el destino de al-Andalus.
Pero, sobre la narración que aquí se nos presenta ¿qué aspectos resalta el cronista
autor del texto y qué imagen quiere dejar de esta batalla para la posteridad?

El extracto, que parece ceñirse al día de la batalla exclusivamente, aunque no se
den muchas precisiones temporales, en cierto sentido parece más un relato que
una crónica, pues si bien resulta sorprendentemente preciso en ciertos aspectos,
hasta el punto de reproducir la conversación del rey de Castilla, Alfonso VIII, con el
arzobispo de Toledo, en otros aspectos resulta impreciso e incluso confuso. De las
tres versiones directas [2] –cronológicamente hablando –de la batalla; la carta de
Arnaldo Amalric de Narbona al Capítulo general del Císter, la carta de Berenguela
de Castilla a su hermana Blanca, desposada con el futuro rey de Francia y la del
propio rey de Castilla al Papa; este texto parece derivado de esta última. En efecto,
aunque en el texto se ensalza la figura del monarca, también toma especial relieve
la del arzobispo de Toledo que le acompaña, pero su carga ideológica reposa
sobretodo en el apoyo divino recibido; la narración se va convirtiendo poco a poco
en un acto de acción de gracias a dios por la victoria, que tiene un aura de milagro.
Que el autor del texto debió de ser un hombre de Iglesia, es algo en lo que se piensa
enseguida por el aura de santidad y fervor religioso que imprime al texto, además
de que se toma especial interés en citar pormenorizadamente el nombre de hasta
cinco obispos castellanos (los de Palencia, Sigüenza, Osma, Plasencia y Ávila), no
haciendo lo mismo con los caballeros y nobles, a los que solo nombra alguno
de pasada, al igual que trata con descuido la descripción y disposición de las
huestes. Por lo demás, aparte de dar gran relieve al rezo de acción de gracias a dios
al final de la batalla –el Te Deum Laudamus –hace sistemáticamente hincapié en la
gran cantidad de miembros del clero que acompañaban al ejército, mientras que
por ejemplo no menciona siquiera a las milicias urbanas; haciendo solo alusión a la
participación de plebeyos por algo negativo, como iniciadores al principio de un
amago de huída que empujó al rey a intervenir. Es de resaltar que esto es una
constante en las obras de sociedades fuertemente estatamentalizadas como esta,
pues ideológicamente se manifiesta que la desigualdad entre los plebeyos y los
nobles, que son diferentes en riqueza y honores, se debe a que son diferentes en
condición. Aquí hasta por dos veces se aclara que los que huyen no son de los
grandes sino de los “viles del pueblo menudo”.
La visión que el autor nos proporciona de la batalla es la siguiente; los cristianos –
se menciona a castellanos y aragoneses –luchan en desventaja contra un enemigo
Profesor :Fernando Martínez Tormo.

que les espera cuesta arriba; la resistencia de los almohades es férrea, tanto que
empieza a haber conatos de huida entre algunas tropas cristianas, aunque el centro
y los flancos se mantienen en general firmes; el rey quiere ir con los refuerzos a
primera fila aunque uno de sus caballeros se lo desaconseja; el rey sin embargo
asume estoicamente su destino fuera cuál fuera, porque lo se viene a resaltar que
todo es voluntad de dios y carga a la cabeza de los nobles caballeros hasta llegar a
la estructura defensiva que aquí se nombra como “el corral del moro” situado en lo
alto de la colina, no se especifica por qué medio lo logra, pareciendo más un
milagro que éxito táctico; hablando de milagros, se narra entonces el primero,
cuando un canónigo, que como portaenseña del arzobispo de Toledo lleva una gran
cruz, cruza por mitad del ejército enemigo sin sufrir daño; se hace referencia
entonces al estandarte de la virgen María, regalado por el Papa a la expedición
cruzada, que avanza acompañando al de los tres reyes y que es el responsable de
que pierda pie la guardia de élite del Califa y sea exterminada, aconsejado por sus
hombres el “rey moro” emprenda la huida y a partir de ahí la batalla se convierta
en una desbandada y una matanza; se nos presenta pues, como antes comentamos,
muy detalladamente la escena del rezo de acción de gracias, donde a modo de
prólogo se describe la escalofriante panorámica final del campo de batalla,
felicitándose el autor de la gran mortandad entre los “moros” y aportando el dato
curioso de que fueron doscientos mil los musulmanes muertos frente a las tan solo
veinticinco bajas cristianas, concluyendo que no pudo ser sino un milagro. El
cronista aquí duplica el número de enemigos muertos, respecto a lo que escribiera
Alfonso VIII al Papa, pero mantiene en cambio la cifra de cristianos. Poco importa,
lo fundamental es la desproporción de bajas y en ambos casos las cifras resultan
muy poco realistas. De nuevo es importante resaltar el mensaje ideológico que se
pretende dar; los cristianos y especialmente, su capitán el rey Alfonso, cuentan con
el favor divino, y como tal, no han de temer daño alguno.
.


La aplastante derrota de Las Navas de Tolosa permitió un importante avance de
los reinos cristianos.
Ante la aplastante derrota, Muhammad al-Nasir –Almiramomelín, como se le
nombra en el texto –deja atrás Baeza y no ceja en su huída hasta llegar a Jaén. Las
fuerzas cristianas, saquean y arrasan Baeza y Úbeda, donde toman prisionera a
toda la población, antes de retirarse a Sierra Morena, hasta donde avanza la
frontera del reino de Castilla. Sin lugar a dudas, Castilla es la gran beneficiada
de esta victoria y no solo por las ganancias territoriales, sino por la gran
Profesor :Fernando Martínez Tormo.

repercusión ideológica de la batalla. En ese sentido, encuentro que si bien por un


lado sería interesante buscar en las fuentes musulmanas qué es lo que se dice de la
batalla; yendo más allá, sería interesante estudiar ese ideal de que las Navas de
Tolosa supuso un punto de inflexión en la relación de fuerzas entre los cristianos y
el Islam en España, sellando el definitivo declinar de al-Andalus.

Sancho III de Navarra y el reparto de sus


dominios:

También el rey Sancho III mereció disfrutar largo tiempo y con felicidad de la
compañía de sus hijos, a los que en vida, con gran benignidad, repartió entre ellos
sus reinos. A su primogénito García lo puso al frente de los pamploneses; a
Fernando, el preferido de su padre le encargó el gobierno de la bélica Castilla; a
Ramiro, que había nacido de concubina, le dio Aragón, que era el reino más alejado
de todos sus territorios, sin duda para que ante los ojos de los otros hermanos, al ser
desigual en el linaje materno, no fuera igual en la herencia de sus estados.

Entonces, unos asesinos, parientes suyos, mataron al infante García, pues éste era
merecedor de tal venganza. Seguidamente, Sancho III se llevó consigo a la infanta
Sancha, a la cual devuelve a Castilla, intenta casarla con su hijo primogénito Ramiro,
el que había nacido de una noble señora de Ayvar, pero los castellanos se oponen
con toda razón. La infanta Sancha, tres años más tarde, y con el beneplácito de su
hermano Vermudo, cuando ya tenía 18 años, casó con el infante Fernando, hijo
menor de Sancho III, nacido de su matrimonio con Urraca. Vermudo entregó a
Fernando el condado de Castilla. (...)

El rey Sancho III tuvo una larga vejez, y cuando su hijo, el rey García hubo regresado
de la ciudad de Roma, murió a consecuencia de una enfermedad en el año 1073. Su
hijo Fernando lo enterró, con todos los honores que le eran debidos, en el
monasterio de Oña.

"Crónica Najerense". Estudio preliminar, edición crítica e índices por UBIETO


ARTETA, A. Textos medievales, 16. Valencia 1966, p. 91.

Diploma del rey Silo donando tierras para


la fundación de un monasterio

«Silo. Acto grande y preclaro es hacer donación, por remedio de mi alma, de un lugar
para su vivienda a los hermanos y siervos de Dios, Pedro, presbítero, Alanti,
converso, Lubino, converso, Avito, presbítero, y Valentín, presbítero, así como a los
demás religiosos que residen en la misma localidad o que vinieron a ella conducidos
por Dios, por haber los arriba nombrados besado nuestros pies, y concederles
asimismo un oratorio en el granero que poseemos entre el Eo, el Masma y los
riachuelos Alesancia y Mera [...], cediéndolo con todas sus entradas y salidas, así
como dos castros con todas sus prestaciones, montes y setos de helechos que allí
existen, también con todas sus salidas. Cuanto queda indicado lo doy y concedo a
Profesor :Fernando Martínez Tormo.

vosotros y a Dios por mediación de nuestro fiel hermano el abad Esperautano, a fin
de que roguéis por la salvación de mi alma en la iglesia que allí se edificare, de tal
modo que todo ello sea apartado de mi derecho, traspasado al vuestro y confirmado
en él, y poseáis enteramente lo susodicho firmemente y de modo irrevocable, y que
cuantos Dios hasta ese sitio condujere con ánimo de hacer vida religiosa puedan
reivindicar su tenencia, recurrir a la justicia y defenderse de cualquier persona,
interponiendo yo contra los transgresores toda la fuerza de mi posición. Y si en lo
futuro alguien quisiere inquietaros por la posesión de dicho lugar o por todo lo que
aquí aparece escrito, sea primeramente excomulgado y separado de la comunidad
cristiana, permanezca extraño a la Santa Iglesia, sea destinado a sufrir el castigo del
traidor Judas, y alcáncele la justicia divina, que cuantos la vean se aterroricen y haga
temblar a quienes la oigan. Fue otorgada esta donación el 23 de agosto del año 775

Diploma del rey Silo (cfr. LUIS GARCÍA DE VALDEAVELLANO Y AGUSTÍN MILLARES
CARLO,Textos singulares de la España medieval, tomo I, Barcelona, Teide, 1971).

Encomendación de los habitantes de una villa


al conde Ramón

En nombre de Cristo. Todos nosotros, yo Ansulfo y mi mujer Momentina, y yo


Centullo y mi mujer Dadille, y yo Durando y mi mujer Ellegiscla, y yo Avarno y mi
mujer Viurana, y yo Berille y mi hijo Otero, y yo Argemiro, y yo Mancon y mi mujer
Elo, y yo Alalia y mi hijo Longobardo (...) Puesto que plugo en nuestros ánimos y
place que hiciéramos una escritura de donación a ti, conde Regimundo, hijo del
conde Lupón; y de este modo todos nosotros, los supradichos, te donamos nuestros
alodios en el territorio de Pallars y en la villa de Baen, en sus tierras, de labor, en sus
vías, en sus casas, en sus casales, en sus huertos, en sus árboles, en sus eras, en sus
pajares, en sus molinos, en sus aguas, en sus acequias y desagües (...) Cuanto se
encierra en estos deslindes y en estos términos te donamos en su total integridad
por buena voluntad nuestra y para que vos seáis nuestro buen señor y defensor
contra todos los hombres de vuestro condado; y se manifiesta para que desde el día
de hoy tengas su propiedad.

Que si nosotros, los donantes, o algún hombre de nuestros herederos o de nuestros


vecinos, o algún otro hombre viniera en contra de esta escritura de donación para
infringirla, de cuanto aquí se ha dicho pague el doble en indemnización, y en lo
demás esta escritura de donación permanezca en vigor.

Hecha esta escritura de donación en el mes de abril de del año XIII del reinado del
emperador Karolo (920).

Concesión de tierras en Cataluña en el siglo


XI
Profesor :Fernando Martínez Tormo.

En el nombre de Dios, yo, Pedro,abad por la gracia de Dios, con toda la congregación
del monasterio de San Martín de Canigó, a ti, Raimundo Gauzfredo, por esta
escritura de donación hacemos este convenio, esto es, del manso que tenemos en
Villa Marianas y en el lugar llamado Mirles, que fue de Seniofredo Adolfo.

Te damos el citado manso con las tierras y viñas que a él pertenecen para que lo
trabajes bien y construyas todo esto, y por cada año dones de las viñas la cuarta
parte y de las tierras la tasca. Y te damos por esto, para que de tu propio alodio
dones a San Martín, de tus viñas, donde estén, siete somatas sin ningún engaño. Y si
tuvieres hijo varón de legítimo matrimonio, lo tenga igualmente como tú, de tal
modo que de las citadas viñas que tú donas, dé el cuarto después de tu muerte. Y tú
en cada año hagas el reconocimiento; esto es, que des albergue al señor abad con un
monje y dos caballeros, y les des un cuartario de cebada y un corr entre cebada y
avena.

Y yo, Raimundo, por este convenio, dono a San Martín un mulo que vale tres onzas.
Además a mi muerte dono mi cuerpo a San Martín con mi parte de mis bienes
muebles.

El "feudo" según las Partidas de Alfonso X el


Sabio:

Qué cosa es feudo, et onde tomó este nombre. Et quántas maneras son de él. Feudo
es bienfecho que da el señor al algunt home porque se torna su vasallo, et le
facehomenatge de serle leal: et tomó este nombre de fe que debe siempre guardar
el vasallo al señor. Et son dos maneras de feudo: la una es cuando es otorgado sobre
villa, o castiello otra cosa que sea raíz: et este feudo a tal non puede ser tomado al
vasallo, fueras ende si fallesciere al señor las posturas que con él puso, e sil
feciesealgunt yerro tal porque lo debiese perder, así como se muestra adelante. Et la
otra manera es la que dicen feudo de cámara: et este se facequando el rey pone
maravedís a algunt su vasallo cada año de su cámara: et este feudo atal puede el rey
toller cada que quisiere.

Partidas. P. IV, t. 26, b. 1.

Artículos del Fuero de Madrid 1202

«Esta es la carta foral que elabora el Concejo de Madrid para honra de nuestro
señor, el rey Alfonso y del Concejo madrileño, a fin de que ricos y pobres vivan en
paz y en seguridad [...].

LX.- Del carnicero y vinatero. Todo carnicero o vinatero o menestral sospechoso del
quebranto de la tasa, pruébenselo con dos vecinos prestigiosos y pague dos
Profesor :Fernando Martínez Tormo.

maravedises; mas si no fuera así, demuestre su inocencia con el testimonio de dos


vecinos. También a los tejedores, si se lo probaran, y si no, líbrense jurando por su
vida.

LXIII.- Nadie embargue al que viniera con mercadería. Al hombre que viniese a
Madrid en recua, acarreando alguna cosa, no le tomará prendas hombre alguno; y
quien lo embargare peche dos maravedises a los jurados del rey y restituya la prenda
sin fianza.

LXIX.- El prado de Atocha. El prado de Atocha esté adehesado desde la fuente del
Manzano, tal y como se unen los arroyos de los valles, desde allí hacia abajo, hasta el
asiento de los huertos, que delimitaron los sabedores del Concejo; y permanezca
siempre para la obra del adarve conforme a fuero. Y otro ganado que allí entrara
pague una cuarta por cabeza; mas si el amo del ganado se negase al prendamiento,
peche un maravedí a los fiadores. Y el que lo cogiera allí tome de ello la mitad. Todo
esto mediante testigos, y, si no, preste su juramento y denle su ganado.

LXX.- El carrascal. El carrascal de Vallecas, tal y como lo adehesó el Concejo, los


molinos, el canal y la renta entera de Ribas, que allí posee el Concejo, permanezca
siempre para la obra de la muralla de Madrid con arreglo a fuero. Y además de esto,
queden las medidas del grano y de la sal y de otro fruto, que el Concejo haya
subastado, sea siempre para el mantenimiento de los muros conforme a fuero.

LXXVIII.- Quien no fuere vecino. El hombre que no fuera vecino de Madrid, pague su
portazgo; y si manifestase que lo es y reside en Madrid las dos terceras partes del
año, líbrese con el testimonio de dos vecinos y no lo pague.

LXXXIV.- Sobre el estiércol. Todo hombre que arrojase estiércol dentro de la villa, por
las calles o en otro lugar, a la puerta de Guadalajara o en otras puertas donde
colocaron los hitos, pague una octava a los fiadores siempre que medien testigos y si
no preste juramento; a causa de ello los andadores tomen prendas y el que se
resistiere al prendamiento pague una cuarta.»

Fuero Viejo de Madrid

La peste negra.

Ni consejo de médico, ni virtud de medicina era eficaces para curar la enfermedad;


(...) por ello no solo eran pocos los que sanaban sino que casi todos, al tercer día de
aparecer la nefastas manchas, fallecían, a veces sin fiebre ni otros síntomas. Y fue
mayor la intensidad de esta peste, por cuanto se contagiaba con rapidez, de
enfermos a sanos. Más adelante aún, no solo el frecuentar a los enfermos trasmitía a
los sanos la enfermedad, sino que incluso el tocar las ropas u otros objetos que
aquellos hubiesen tocado, o de que se hubiesen servido, era motivo de contagio.

Ante el considerable número de cadáveres, no bastando la tierra sacra para


enterrarlos, y mayormente queriendo dar a cada uno lugar propio, según en la
antigüedad era costumbre, como los cementerios de las iglesias estaban llenos,
Profesor :Fernando Martínez Tormo.

abrían grandes fosas donde se enterraban a centenares los que iban trayendo, y los
ponían en ellas a la manera que se colocan las mercancías en las naves, en hileras;
después echaban tierra por encima hasta llenar la fosa.

G. BOCCACCIO, El Decamerón

Las consecuencias de la peste negra

Muchos súbditos pasaban muy gran mengua, porque no se labraban las heredades
del pan e del vino e de las otras cosas que son mantenimiento de los omnes. Et esto
venía lo uno porque andavan muchos omes et mujeres baldios et que no querían
labrar, et lo otro porque aquellos que ivan labrar demandaban tangrandes precios e
soldadas et jornales, que los que avían las heredades no las podía conplir; et por esta
razón que las heredades avían afincar yermas et sin labores. Et otrossi, los
menesteriales que labran e usan de otros oficios (...) vendían las cosas de sus oficios
a voluntad e por muchos mayores precios de lo que valían, et desto se seguían e
venían muy grandes dannos.

Cortes de Valladolid, 1351

Peticiones de los Procuradores en las Cortes


de Burgos de 1373.

Algunos ricos hombres y caballeros de nuestros reinos toman algunas ciudades y


villas y lugares de nuestros reinos y los hacen suyos, y también hacen nuevamente
suyos muchas casas en perjuicio de los vecinos de dichos lugares (...) Algunos
poderosos ponen tributos nuevamente en algunos lugares donde nunca los hubiera,
portazgos, rondas y otros tributos desfavorables(...).

Algunos de dichos ricos hombres despueblan los dichos lugares que les habían sido
dados, aumentando los pechos (impuestos) de tal manera que los campesinos
marchan, los campos se despueblan y se yerman los lugares (...). También hacen
muchos agravios y sinrazones a sus habitantes, tomándoles mucho de lo suyo y
pidiéndoles dinero, y pan, y vino, y otras cosas y tomándoles los oficios que tienen
por sus fueros y privilegios (...).

Pedimos que dichas ciudades y lugares, que fueran siempre de nuestra Corona Real
antes de que el rey Don Enrique vuestro padre los entregase a algunos señores y
caballeros, vuelvan a vuestras manos.

«A lo que nos pedieron que fuese la nuestra merçed de guardar para nos e para la
Profesor :Fernando Martínez Tormo.

corona de los nuestros rregnos todas las çibdades e villas et castiellos e fortalezas,
segund que el Rey don Alfonso nuestro padre, que Dios perdone, lo otorgó e
prometió en las Cortes que fizo en Valladolid después que fue de hedat, e que las
tales çibdades e villas e lugares e castielloscommo estos quelas non diésemos a
Respuesta del rey a la petición de las Cortes de Toro de que reintegrara a la Corona
las mercedes concedidas (1371) algunos, e si las auiamos dado, que las tornásemos a
la corona de los nuestros rregnos, e que de aquí adelante que fuese la nuestra
merçed de las non dar nin entregar a otras partes. A esto rrespondemos que las villas
e lugares que fasta aquí auemos dado a algunas personas, que ge las dimos por
seruiçios que nos fezieron; mas de aquí adelante nos guardaremos quantopodiermos
de las non dar, et si algunas dieremos, que las daremos en manera que sea nuestro
seruiçio e pro de los nuestros rregnos.»

La explosión antijudía: los pogromos de 1391.

«En estos días llegaron a la cámara do el Consejo de los Señores e Caballeros e


Procuradores estaba ayuntado los Judíos de la Corte del Rey que eran allí venidos de
los mas honrados del Regno a las rentas que se habían estonce de facer, e dixeronles
que avianavido cartas del aljama de la cibdadde Sevilla como un Arcediano de Écija
en la Iglesia de Sevilla, que decían Don Ferrand Martínez, predicaba por plaza contra
los Judíos, e que todo el pueblo estaba movido para ser contra ellos. E que por
quanto Don Juan Alfonso, Conde de Niebla, e Don Alvar Pérez de Guzmán, Alguacil
mayor de Sevilla ficieron azotar un ome que facía mal a los Judíos, todo el pueblo de
Sevilla se moviera, e tomaron preso al Alguacil, e quisieron matar al dicho Conde e a
Don Alvar Pérez; e que después acá todas las cibdades estaban movidas para destroir
los Judíos, e que les pedían por merced que quisiesen poner en ello algund remedio.
E los del Consejo desque vieron la querella que los Judíos de Sevilla les daban,
enviaron a Sevilla un caballero de la cibdad que era venido a Madrid por procurador,
e otro a Córdoba, a así a otras partes enviaron mensageros e cartas del Rey, las mas
premiosas que pudieron ser fechas en esta razon. E desque llegaron estos
mensageros con las cartas del Rey libradas del Consejo a Sevilla, e Córdoba e otros
logares, asosegóse el fecho, pero poco, ca las gentes estaban muy levantadas e non
avian miedo de ninguno, e la cobdicia de robar los Judíos crecía cada día. E fue causa
aquel Arcediano de Écija deste levantamiento contra los Judíos de Castilla; e
perdiéronse por este levantamiento en este tiempo las aljamas de los Judíos de
Sevilla, e Córdoba, e Burgos, e Toledo, e Logroño e otras muchas del Regno; e en
Aragón, las de Barcelona e Valencia, e otras muchas; e los que escaparon quedaron
muy pobres, dando muy grandes dádivas a los Señores por ser guardados de tan
grand tribulación.» Crónica del rey don Enrique III, Madrid, BAE, Atlas, 1953, p. 167.

PETICIONES DEL ESTAMENTO POPULAR EN


LAS CORTES DE BURGOS

Algunos ricos hombres y caballeros de nuestros reinos toman algunas ciudades y


Profesor :Fernando Martínez Tormo.

villas y lugares de nuestros reinos y los hacen suyos, y también hacen nuevamente
suyas muchas casas en perjuicio de los vecinos de dichos lugares (...). Algunos
poderosos ponen tributos nuevamente en algunos lugares donde nunca los hubiera,
portazgos, rondas y otros tributos desfavorables (...).

Algunos de dichos ricos hombres despueblan los dichos lugares que les habían sido
dados, aumentando los pechos (impuestos) de tal manera que los campesinos
marchan, los campos se despueblan y se yerman los lugares (...). También hacen
muchos agravios y sinrazones a sus habitantes, tomándoles mucho de lo suyo y
pidiéndoles dinero, y pan, y vino, y otras cosas y tomándoles los oficios que tienen
por sus fueros y privilegios (...). Pedimos que dichas ciudades y lugares, que fueron
siempre de vuestra Corona Real antes de que el rey Don Enrique vuestro padre los
entregase a algunos señores y caballeros, vuelvan a vuestras manos. Peticiones del
estamento popular en las Cortes de Burgos (1373).


Tratado de Almizrra.

En nombre de Cristo, Amén.
Esto es el entendimiento sobre la partición de la conquista de la tierra de España,
que ha sido hecha entre los ilustres Jaime, Rey de Aragón, Mallorcas y Valencia,
conde de Barcelona y Urgell, y señor de Montpeller y el infante Don Alfonso,
primogénito del ilustre Fernando, rey de Castilla y Toledo, León, Galicia, Córdoba y
Murcia, hechas amigablemente entre ellos del siguiente modo.

Que el predicho rey Jaime, por sí y sus sucesores, conceden y determinan para el
citado infante D. Alfonso y sus sucesores perpetuamente el castillo y villa de Alicante
contadas sus términos, y Agnes y Busot con todos sus términos también, según por
tierra se camina y sale del puerto de Biar, y el castillo y villa de Villena con todos sus
términos y todos los otros que estás más allá del término de Biar, así como van al
puerto de Biar entre los términos de Biar y Villena y hacia la parte de Murcia y
Castilla, salvo íntegramente estos dos términos y todos los otros, así como se camina
entre el término de Almizra y el de Bugarra, salvo estos dos términos íntegramente,
y así como se camina hacia el principio de la sierra de la Rua, que está sobre Ayora,
según que las aguas vierten de dichas sierra de la Rua a la parte de Castilla, y así
como dicha sierra de la Ruaestá donde muere el río Cabriel en el Júcar.

De modo semejante, el infante S. Alfonso, primogénito de D. Fernando rey de
Castilla, concede y determina, por sí y todos sus sucesores perpetuamente, el castillo
de Castilla con todos sus términos, y los de Biar y Almizra con todos los suyos y todos
los que son de los dichos castillos de Alicante, de Agnes y de Busot, salvo
íntegramente estos castillos y sus términos, como se dice más arriba, y todos los que
están debajo del puerto de Biar hacia Játiva, Denia y la otra tierra del reino de
Valencia, y todos los otros, así como se camina entre los términos arriba asignados, y
la otra tierra del reino de Valencia, y todos los otros, así como se camina entre los
términos arriba asignados, conforme las aguas vierten a la parte de Valencia.
Profesor :Fernando Martínez Tormo.

También esta división procede hasta donde el Cabriel entra en el Júcar y desde el
Júcar hasta Biar, según antes dicho.

Por lo tanto, como cada uno, esté contento plenamente de la parte y porción a sí
asignada, prometen de buena fe, recíprocamente y sin fraude ni engaño alguno, que
permitieran que ninguno de los dos haga, perciba o consienta ninguna dificultad en
la ya dicha parte a cada uno asignada, antes bien, para que la predicha división tenga
perpetua firmeza y sea siempre firme, dicho Rey e Infante le dieron fuerza con sus
sellos.

Dada en Almizra, cuando allí tuvieron coloquio, en el año del Señor de 1244, en la
era [hispánica] 1282, [12 de marzo].
El sello de Jaime, rey de Aragón, Mallorcas y Valencia, conde de Barcelona y Urgell, y
señor de Montpeller
El sello del infante don Alfonso, primogénito de Fernando, rey de Castilla y Toledo,
León, Galicia, Córdoba y Murcia.

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