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Epistemología y Pedagogia Teatral
EPISTEMOLOGÍA y PEDAGOGÍA TEATRAL
¿De qué hablamos cuando nos referimos a teatro escolar? La primera imagen que se nos viene a la retina es la
de un grupo de niños o jóvenes en un escenario siendo el orgullo de padres, apoderados y profesores en
general. Pero, ¿qué hay detrás de esa presentación? Un vasto proceso, sin lugar a dudas, que es mucho más
enriquecedor e interesante que sólo aquella muestra final. Intentaré, desde mi personal visión y experiencia,
adentrarme más en el proceso de conformación del teatro escolar, que en el resultado final.
La Pedagogía Teatral es una disciplina, con bases epistemológicas, que nace junto a los grandes movimientos
en pro de la educación constructivista liderada por el brillante ruso Lev Semionovic Vygotski en oposición al
conductismo. En esencia el constructivismo integra a su esquema elementos como: estímulo – mediador –
organismo – respuesta[1], mucho más completo que el estímulo – respuesta conductista. Vygotski, el padre
del constructivismo y el revolucionador más grande de la educación moderna, empezó sus estudios impulsado
por su amor al teatro, luego derivó a la educación, a la psicología, a la medicina. Su planteamiento educativo
consideraba, entre otros, los “Aprendizajes significativos”, definidos como: aquellos elementos que tienen
algún grado de utilidad para el ser humano son integrados a su aprendizaje con mayor efectividad que la mera
memorización de datos e informaciones. Vygotski agrega, además, el componente social en la educación. El
mediador es esencial en este punto, pues facilita y apoya la asimilación de los estímulos del medio. El aprendiz
se mueve desde un conocimiento real (los conocimientos previos), pasando por una Zona de Desarrollo
Próximo (el proceso de aprendizaje asistido y personal), para llegar a un área potencial (el objetivo que debe
alcanzar)[2] .
Para efectos de este artículo, podemos identificar claramente la tendencia Neoclásica con lo conductista, por
su rigidez, por el método que usa, por sus objetivos que privilegian el resultado, y la tendencia Socialismo
Crítico con lo constructivista pues su punto de interés radica más en los procesos que en el resultado.
Precisamente el Teatro en la educación pretende trabajar esta tendencia por cuanto sus métodos no están
dirigidos a formar profesionales del arte escénico, sino a la educación desde dos aspectos:
A. Con el Arte
El primer aspecto implica un marco referencial muy amplio; el sentido que adquiere el teatro en la educación
es la de fenómeno relacional transversal a las distintas especialidades curriculares. Los docentes de
asignaturas, mediante recursos pedagógico-teatrales pueden incrementar competencias cognitivas, empiristas,
informativas, desde una perspectiva dinámica y sensible, así el aprendizaje será más efectivo. Trabajar “con el
arte” es una posibilidad para todo docente que, inquieto, indague sobre la pluralidad de esta metodología
integrante de la disciplina.
El sujeto, afirma Vygotski[4], no se construye en solitario, sino en la interacción medial. La elaboración y
construcción informativa que el sujeto recibe del medio social será su aprendizaje más válido y mientras mejor
preparado esté el mediador, el paso por la Zona de Desarrollo Próximo de los alumnos será mucho más
significativa y eficiente.
Un ejemplo:
Enseñar “con el arte” implica fundar el conocimiento desde una perspectiva activa metodológicamente,
contraponiéndola a la adquisición pasiva, fuertemente teórica. Si la finalidad de trabajar “con el arte” tiene
como consecuencia un resultado estético, estará bien, pero no es su idea rectora, como pasa con la tendencia
Neoclásica.
Simplificando, usar el arte teatral es una poderosa herramienta al servicio del docente especialista, que le
permite además una realimentación constante, elemento fundamental en un proceso de aprendizaje.
Recuerdo la experiencia de un Pedagogo teatral, colega de Educación Primaria, quien tomó un segundo año
básico; muy pocos sabían leer correctamente, no habían tenido aún formación en inglés y su matemática
inicial era deficitaria (Colegio Municipal comunal de Santiago). Bien, su estrategia fue trabajar con títeres y
marionetas. Una marioneta gigante, manipulada por los propios alumnos, era quien enseñaba lectura; otra,
manipulada por la mano del profesor, era quien enseñaba inglés (de características donjuanescas), y la
matemática era desarrollada por poliedros convertidos en títeres, cada uno con su particular personalidad. El
profesor armaba y desarmaba argumentos con estos recursos, al cabo de seis meses, el curso era otro y ya no
querían clases con el profesor, sólo con las marionetas y títeres.
La formación escolar, mediante el uso de estrategias cognitivas de este tipo, requiere de una preparación y de
una planificación (previa y constante), muy disciplinada. Los alumnos, mejor que nadie hoy en día perciben
claramente una clase preparada, de la improvisación.
B. En el arte.
Las asociaciones
Trabajar “en el arte” involucra sumergirse en un mundo alterno lleno de magia y vastedad, pues el alumno
incrementa su humanidad tanto cognitiva como cultural y social. Va desde lo concreto a lo abstracto (o
viceversa); de lo simple a lo complejo; de lo delicado a lo brusco; desde el blanco al negro; es decir, transita
por una experimentación multipluralista, ya en forma individual o grupal.
El aprendizaje asistido, un elemento de la Zona de Desarrollo Próximo[5], consiste en que el maestro sólo
guía al estudiante, pues ellos ya cuentan con la información necesaria para construir un significado. El maestro
aporta con el ensamblado de esa información, pero serán los alumnos los encargados de internalizarla y
dotarla de significatividad. Mas, ¿Qué es la significación, cuando hablamos de “Aprendizajes Significativos”?
Recurriremos a la Semiótica para aclarar [nos]. Ferdinand de Saussure en su “Curso de Lingüística General”[6]
acuña el concepto de signo lingüístico para referirse a dos entidades: el significante y el significado,
entendidas como dos aspectos de una misma moneda. Más tarde, Charles Sanders Pierce[7] agrega a esta
entidad biplánica, la noción de interpretante, es decir, de referente. Así tenemos un triángulo semiótico que
nos ayudará a entender el fenómeno del teatro escolar. Todo individuo, en su accionar, va dotando de sentido
a aquellas experiencias o conceptos vivenciales cotidianas que incrementan su acervo cultural, tal como lo
hacemos con el lenguaje; le asignamos un significado a determinado grupo de sonidos y la asociamos con un
referente concreto. Asociamos, por dar algunos ejemplos, en la mayoría de los casos, el mar con las
vacaciones y el goce; el estudio con el esfuerzo; el trabajo con el dinero, etc. Cuando los alumnos se acercan
a una práctica real teatral pedagógica, que vaya más allá de la simple enunciación textual (lectura) y
experimentan procesos en la adquisición de saberes tan diversos como: maquillaje, expresión global,
expresión corporal y facial, improvisación, recitación, lectura, montaje, iluminotecnia, uso de la voz, estudio de
personajes, teoría teatral, y muchos otros saberes que sería largo detallar, están estableciendo una relación
semiótica entre “el hacer”, el sentido de ese hacer y el referente contextual social y cultural.
ESQUEMA DE SIGNIFICACIÓN
Significado
(Sentido del aprendizaje)
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/_____________________ /
Significante Referente
(Acto de lo teatral) (Mundo concreto social y cultural)
Un método.
Magister ludi (Maestro de juego) se le llamaba al profesor de primaria en las Escuelas Públicas Romanas, que
no difieren en mucho de las actuales, tal vez en algunas formas, como que los poderosos recibían mejor
atención y contaban además con un esclavo (el paedagogus), que le servía de ayudante en sus tareas. Sin
embargo, quisiera detenerme en el Maestro de juegos. Este personaje impartía el conocimiento por medio de
la actividad lúdica, el juego era un medio para que los individuos aprendieran mejor sus lecciones. La
Pedagogía teatral intenta recuperar aquella pérdida teniendo como eje central de su actividad el juego.
Distintos tipos de juegos para distintos propósitos y para distintas edades. El seguidor de Vygotski, Daniil
Elkonin, siguiendo la línea de su maestro, hizo grandes estudios.
Dice Elkonin[8]: “No hay humanidad allí donde no hay juego. Es algo que los antropólogos nos han
descubierto, y si pensamos que el juego va unido a la infancia, profundizando sobre él llegaremos a considerar
el papel de la infancia a lo largo de la historia, así como el distinto lugar ocupado por el juego y el trabajo”.
Los estudios que realizó fueron continuados por Caillois, Leif y Brunelle, Piaget, Bruner, Ortega, y por el mayor
metódico, el inglés Peter Slade[9] , quien sistematiza el juego dramático según las edades y los intereses de
los alumnos. Podemos encontrar su clasificación en el “Manual de Pedagogía Teatral” de Verónica
García-Huidobro[10]
a. Juego personal. De 0 a 3 años.
b. Juego Proyectado. De 3 a 5 años
c. Juego dirigido. De 5 a 7 años.
d. Juego dramático. De 7 a 12 años.
e. Improvisación. De 12 a 15 años.
f. Dramatización. De 15 a 18 años.
g. Actuación teatral. De 18 a 25 años.
Es importante destacar que la Pedagogía Teatral entiende el juego como un recurso educativo fundamental y
el punto de partida para toda actividad pedagógica, postulados que se iniciaron en los primeros
sistematizadores de la educación, los romanos, y que, aunque fue perdiendo su fuerza, es posible reincorporar
a nuestro sistema educacional chileno, como está sucediendo en la mayoría de los países europeos y algunos
latino-americanos como España, México, Argentina, Colombia.
El mundo de la educación está cambiando, sin duda alguna, ya el conductismo va quedando atrás, aunque
existe un neoconductismo, en ciernes aún y va consolidándose el constructivismo como la disciplina que hace
realmente que el individuo piense y utilice sus conocimientos en pro de sí mismo.
Ha sido interesante descubrir que la Pedagogía Teatral es una disciplina con bases epistemológicas, no una
simple metodología al servicio de la Educación o del Arte escénico, sino con valor en sí misma, independiente
de que sus orígenes estén en dos áreas del conocimiento humano.
En la formación del escolar es de vital relevancia que sea integral, no sólo intelectivo, sino también cultural,
social, personal, espiritual y el teatro escolar le permite trabajar todas aquellas áreas que no siempre son
tomadas en cuenta dentro de las asignaturas. Todo el aprendizaje que tendrá en su trabajo dentro del taller o
asignatura de teatro le servirá para su vida futura, pues es un ensayo de la vida en un lugar seguro y con un
componente lúdico bastante interesante.
La Pedagogía Teatral abre campos de acción tanto para actores como para profesores, pues trabaja desde una
mirada diferente dotando de significancia la actividad artística, es decir, completando el triángulo mencionado.
Esta significación marcará la diferencia entre un individuo y otro, con respecto al arte teatral: uno sabrá con
certeza lo que el teatro le aporta a su desarrollo humano, además de entretenerlo, en cambio el otro, pasará
de largo. Pasa con frecuencia en nuestra sociedad con la música (y otras actividades humanas), en que la
dotación de significado ha sido adquirida desde la infancia (influyen por supuesto políticas educacionales
masivas), resultando de ello múltiples conocedores y consumidores, con el teatro se puede hacer lo mismo.
No puedo dejar de mencionar a los antecesores de este trabajo, a los maestros como Vygotski, Bruner, Slade,
Elkonin, Piaget y a los colaboradores como Héctor Ponce de la Fuente, con quien discutimos si la Pedagogía
Teatral, a diferencia del Teatro, es de origen epistemológico, aclarándome sin duda, gracias a esa
conversación.
BIBLIOGRAFIA
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