Libros de Gerencia Resumidos
El hábito del ahora
Un programa estratégico para dejar de aplazar las cosas y disfrutar sin culpas
por Neil Fiore
RESUMEN EJECUTIVO
Es muy común que aplacemos lo que tenemos que hacer
(algunos lo llaman, traducido del inglés, procastinar), pues así
evitamos la ansiedad y el estrés que nos produce comenzar un
nuevo proyecto o terminar uno que ya hayamos comenzado.
Así pues, aplazar lo que tenemos que hacer constituye un
mecanismo de defensa.
La buena noticia es que es posible superar este (mal) hábito
adoptando todo un sistema para cambiar nuestro estado men-
tal y actuar a otro nivel. Dejar de aplazar lo que tenemos que
hacer no sólo nos traerá beneficios en el trabajo sino que,
además, nos generará satisfacciones personales.
En este texto, el autor ofrece un sistema completo de diez
estrategias para aprender a trabajar sin dilaciones y a jerarqui-
zar nuestras prioridades personales y de trabajo. Entre los
temas tratados están: juego sin culpabilidades, lograr que la
preocupación trabaje por nosotros y aprender a trabajar en los
momentos más productivos.
Crear una red mental de seguridad
¿Por qué aplazamos lo que sabemos que es bueno para
nosotros? Hay muchas razones. Entre otras:
1. Nnuestras vidas están repletas de obligaciones hacia los
otros: y, por tanto, asumimos que, independientemente de lo
que hagamos, no será suficiente, así que por qué molestarnos.
2. Tenemos una percepción errada de la duración de las
cosas: por tanto, mordemos más de lo que podemos masticar.
3. Nuestros objetivos y valores son demasiado vagos: acepta-
mos cosas que en el fondo sabemos que deberíamos rechazar.
4. Somos perfeccionistas: y asumimos que si no podemos
hacer algo correctamente, ni siquiera deberíamos intentarlo.
5. Nos da miedo que nos critiquen los demás: y, por tanto,
pasamos tanto tiempo preocupados por lo que piensan los
demás, que nunca llegamos a hacer lo que tenemos que hacer.
6. Tenemos una baja autoestima: y, por tanto, culpamos de
nuestros fracasos y distracciones a las circunstancias.
7. Nos volvemos nuestros peores críticos: y sentimos que no
tenemos ningún valor porque nuestros resultados no son tan
buenos como esperábamos.
8. Estamos expresando nuestro resentimiento: evitando hacer
lo que los demás han sugerido que es bueno para nosotros.
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9. Es provechoso aplazar las cosas: nos libera temporalmente
del estrés, si bien puede generar mayores problemas más
adelante.
10. Podemos evitar nuestro miedo al éxito: y las difíciles
decisiones que tendremos que tomar en el futuro por no hacer
lo que debemos hacer.
Si quiere determinar realmente por qué lo aplaza todo, lleve
una bitácora en la que escribirá las razones a medida que
surjan. Dicha bitácora revelará algún patrón de pensamiento
con el que podamos lidiar, en vez de lidiar con generalidades.
Una vez que entienda por qué está aplazándolo todo, será hora
de hacer algo al respecto. El mejor enfoque es crear una “red
de seguridad” que le permita desempeñarse a un mayor nivel
sin sentirse mal por ello. Lograr esto es muy sencillo; dígase a
usted mismo: “Sobreviviré pase lo que pase. Encontraré la
forma de continuar, y este no seré el fin del mundo. Si sucede
el peor escenario posible, aliviaré el dolor y continuaré”.
Cuando nos permitimos ciertos fracasos mientras tratamos de
continuar, protegemos nuestro ego. Nos liberamos de cualquier
sentimiento de culpa. De hecho, esto es como crear una red
mental de seguridad, que impide nuestra caída.
Las personas más exitosas pasan por ciertos fracasos catastró-
ficos antes de lograr el éxito. Nunca hubieran llegado a donde
están si se hubieran rendido con el primer fracaso.
Nunca asocie su valor personal con su desempeño diario. Hay
demasiadas circunstancias que pueden influir en los resultados,
incluso cuando lo hemos hecho todo bien. Por el contrario,
deduzca su valor personal del hecho de que usted está en el
proceso de desarrollar buenos hábitos de trabajo.
Háblese para reprogramarse
Si cambiamos y mejoramos nuestra forma de pensar, empeza-
remos a aplazar menos las cosas. ¿Por qué? Porque quienes
aplazan las cosas suelen sentirse víctimas de las circunstancias
y de la autoridad. Esta es una forma de rebeldía ante las figuras
de autoridad.
Para lograr más, concéntrese en los resultados más que en la
culpa. Déjele el juego de la culpas a otra persona que esté
dispuesta a quedarse con menos. Dirija su pensamiento hacia
lo que ha elegido hacer y luego comprométase a empezar hoy
mismo.
Existen cinco maneras de cambiar su diálogo interior, y pasar

de ser una persona que lo aplaza todo, a un productor:
1. Aplazador: “Tengo que…”; productor: “Escogí…”: las
personas que aplazan cosas suelen sentirse víctimas; como si
hubieran sido obligadas a hacer algo a pesar de que hubieran
preferido hacer otra cosa. Olvídese de esto. Dígase a usted
mismo que nadie lo está forzando a hacer nada y que usted ha
elegido triunfar. Cuando cambiamos un “tengo que” por un
“escogí”, sentimos un vigor repentino.
2. Aplazador: “Debo terminar…”; productor: “¿Cuándo
podré empezar con…?”: si nos enfocamos en terminar, siem-
pre nos parecerá que el camino es largo. Hable del momento
de empezar y de lo que debe hacer. Tener una visión clara del
proyecto aumentará su energía y compromiso.
3. Aplazador: “Este proyecto es tan grande…”; productor:
“Puedo dar un pequeño paso…”: si pensamos en lo
importante que es algo, nos sentiremos abrumados. Así pues,
piense en un pequeño paso a la vez.
4. Aplazador: “Tengo que ser perfecto…”; productor: “Puedo
ser perfectamente humano…”: si nos decimos que debemos
ser perfectos, nunca trataremos de hacer nada difícil. Así
pues, permítase ciertos errores al empezar. En cualquier pro-
yecto de valor habrá salidas en falso. Esto es normal. Así que
no trate de ser perfecto.
5. Aplazador: “No tengo tiempo para…”; productor: “Debo
buscar el tiempo para…”: si tenemos que trabajar cuando
preferiríamos estar haciendo otra cosa, nos resentiremos y
nos negaremos a trabajar. Para superar esto, prométase una
recompensa una vez que haya trabajado un poco en el
proyecto.
Mientras cambiamos nuestra manera de pensar, no tenemos
que esperar a que hayamos eliminado por completo nuestra
mentalidad negativa para volvernos más productivos. Por el
contrario, debemos tomar decisiones para pensar positivamen-
te la mayoría de tiempo. Estos patrones de pensamiento se
fijarán gradualmente y nos permitirán crearnos los hábitos de
un productor.
Nuestro lema personal debería ser algo así: “He escogido
comenzar mis proyectos más importantes un paso pequeño e
imperfecto a la vez, sabiendo que cuando termine con todo,
tendré tiempo de sobra para divertirme”.
Use los síntomas para curarse
Hay dos enfoques para motivar a los seres humanos:
1. El método del “empujón”: la gente se siente motivada a
hacer algo tras concentrarse en todos los problemas que
surgirían si no hacen lo que quieren hacer.
2. El método del “tirón”: la gente se siente motivada cuando
se concentra en los beneficios de lo que está tratando de
hacer.
Todos estamos tan acostumbrados al método del empujón
desde la escuela, que cuando nos enfrentamos a una tarea
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difícil, siempre volvemos a dicho método de motivación. Y es
lo mismo cuando se trata de aplazar algo. Nuestra inclinación
natural es concentrarnos en todos los problemas que surgirán si
no hacemos nada.
Sin embargo, numerosos estudios sugieren que somos más
productivos cuando anticipamos los beneficios del éxito.
Pero, ¿cómo funciona esto en la práctica? Digamos que esta-
mos enfrentándonos a un proyecto largo, que sabemos por
experiencia que durará al menos veinte horas de trabajo duro y
tedioso. En vez de someterse a una serie de amenazas para
tratar de continuar, trate de hacer lo siguiente:
1. Establezca un gran premio que se dará cuando complete
todo el proyecto: debe ser un premio personalizado; algo que
lo motive sólo a usted.
2. Establezca premios parciales: pequeñas cosas que se puede
comprar cuando haya completado 25%, 50% y 75% del
proyecto.
3. Escriba cuáles serán sus premios: para asegurarse de
recibirlos cuando logre sus objetivos.
4. Siéntese y reserve cierto tiempo para trabajar en su primera
meta parcial: aunque empiece trabajando sólo quince minutos
por vez. En vez de tratar de aprovechar largos períodos de
tiempo ininterrumpidos, confórmese con pequeños períodos
de tiempo, que suelen malgastarse.
5. Trate de dedicarle cada vez más tiempo al proyecto: y trate
de progresar un poco cada día.
6. Intercale cortos períodos de trabajo con actividades placen-
teras: para incrementar la posibilidad de comenzar el pro-
yecto cada día en vez de posponerlo.
Juego sin culpabilidades
Contrario a lo que se piensa, los grandes productores pasan
más tiempo jugando que los aplazadores. Los productores se
sienten muy motivados en terminar sus tareas y disfrutar su
tiempo libre.
La mayoría de quienes aplazan las cosas consideran que no se
merecen un descanso. Sienten que no han hecho suficiente
como para disfrutar de un receso. En cambio, los productores
saben que disfrutar de un período de juego libre de culpa-
bilidades es esencial para evitar el estancamiento. La mayoría
de los productores excepcionales saben que no pueden ofrecer
un trabajo de calidad todo el tiempo, así que ni siquiera lo
intentan. De hecho, programan tanto tiempo libre como sea
posible con el fin de recargar las baterías, de modo que puedan
hacer un mejor trabajo al empezar de nuevo.
Para obtener más y ser más productivo, es preciso planificar
más juegos. Esto nos motivará más a hacer un trabajo de
calidad lo más rápido posible y poder después disfrutar de
nuestro tiempo de ocio.
Empezamos un saludable ciclo de productividad: mientras más

tiempo de juego establezcamos, nos sentiremos más libres y
motivados a hacer un trabajo de calidad. Cuando hacemos un
trabajo de calidad, sentimos que realmente nos merecemos el
tiempo de juego.
Los beneficios de incluir períodos de juego sin culpabilidades
en nuestros horarios son:
1. Hallaremos ideas creativas sobre el trabajo y obtendremos
visiones frescas mientras jugamos. El subconsciente seguirá
buscando nuevas ideas mientras jugamos golf, hacemos
ejercicios, leemos, etc.
2. Estaremos más saludables porque saldremos a hacer cosas
en vez de estar encadenados al escritorio.
3. Obtendremos un buen balance en nuestras vidas, así que
evitaremos ser unos adictos al trabajo.
4. Crearemos una atmósfera de trabajo positiva en la que
disfrutaremos estar.
5. Los períodos prolongados de juego nos permitirán obtener
una visión más fresca de nuestras tareas.
6. Seremos capaces de entablar amistades, tan importante
para sentirnos bien.
Pensamiento 3D y calendarios al revés
Cuando tenemos que dedicarnos a un proyecto muy largo, a
veces es difícil determinar por dónde debemos comenzar. Para
evitar esto, trate de valerse del pensamiento tridimensional y
de calendarios al revés del siguiente modo:
1. Mire todo el proyecto: y divídalo en partes más pequeñas.
Recuerde que no tiene que hacerlo todo de una vez. Ocúpese
de cada subdivisión durante los días y semanas siguientes
(este es el pensamiento tridimensional por contraposición a
ver el proyecto como un todo).
2. Trabaje el revés a partir del día de compleción del pro-
yecto: y establezca en sentido inverso los objetivos parciales
que quiere lograr. Por ejemplo, suponga que debe hacer una
entrega parcial a principios de abril para finalizar un proyecto
el 1 de junio. El calendario al revés será el siguiente:
- 1 de junio: colocar el proyecto en el escritorio del jefe a
las 9 am.
- 28 de mayo: hacer correcciones finales, escribir el
documento.
- 15 de mayo: terminar el primer borrador.
- 1 de mayo: terminar la investigación, comenzar el primer
borrador.
- 25 de abril: recopilar la información.
- 18 de abril: enviar cuestionarios.
-14 de abril: preparar cuestionarios.
- 10 de abril: terminar investigaciones complementarias.
- 5 de abril: reunión con el jefe para discutir los objetivos
del proyecto.
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3. Programe cada paso en su calendario al revés: y asegúrese
de que tiene suficiente tiempo y recursos disponibles. Contro-
le los límites de tiempo y procure ser realista con la extensión
de los pasos que dará.
El calendario se convertirá, en términos prácticos, en el esque-
ma del proyecto. Tendremos más control sobre los límites de
tiempo y nos sentiremos menos abrumados. En vez de tener un
gran límite de tiempo, tendremos entregas parciales de menor
tamaño. Un calendario al revés ofrece además otros beneficios:
1. Tanto usted como su jefe estarán al tanto de cuánto se
tardará el proyecto.
2. Será más claro qué tarea debemos hacer y cuáles pueden
ser delegadas, lo que aumentará la eficiencia.
3. Podremos anticipar cualquier problema no previsto.
4. Será más probable que terminemos el proyecto.
5. Nos dedicaremos a trabajar en el proyecto en vez de
ocuparnos excesivamente en los preparativos.
6. Evitaremos la necesidad de más tiempo.
7. Nos desharemos de los perfeccionismos.
8. Estaremos más dispuestos a empezar en vez de paralizar-
nos por la magnitud del trabajo.
Haga que la preocupación trabaje para usted
Siempre nos preocuparemos por el trabajo. Pero, si usted es
inteligente, tratará de que las preocupaciones y la ansiedad
trabajen a su favor, y no en su contra. ¿Cómo podemos lograr
esto? Créese el hábito de formularse las siguientes preguntas:
1. ¿Qué es lo peor que puede suceder en esta situación?:
libere su imaginación, invente situaciones vívidas y extremas.
2. ¿Qué haré exactamente si se presenta la peor situación
posible?: piense un rato cómo lidiará con el desastre.
3. ¿Cómo disminuiré el dolor y continuaré para generar tanta
felicidad como sea posible si sucede lo peor?: hay formas de
aliviar la situación cuando todo falla. Por ejemplo, volver a
cultivar las fortalezas que nos permitieron llegar a este punto
o buscar fuerzas en el recuerdo de mejores tiempos.
4. ¿Qué otras alternativas tengo?: si incrementamos el
número de opciones disponibles, disminuiremos el estrés.
Recuerde que siempre hay más de una forma de hacer las
cosas, así que sopese las alternativas.
5. ¿Qué puedo hacer ahora para evitar esta situación terrible?:
haga lo necesario para mejorar las posibilidades de tener
éxito.
6. ¿Hay algo tangible que pudiera estar haciendo ahora para
aumentar mis posibilidades de lograr el objetivo?: concéntre-
se en que sucedan cosas buenas. Haga sus mejores esfuerzos
por obtener sus objetivos.
De hecho, usted está tratando de cambiar su mentalidad en el
siguiente sentido:

La verdadera confianza surge cuando sabemos que daremos lo
mejor independientemente de lo que suceda. Este tipo de
confianza es mucho mejor que tratar de controlarlo todo. Si
tratamos de controlar cada detalle, gastaremos enormes canti-
dades de energía inútilmente. Lo mejor es mantener la calma.
Cree un horario de lo que quiere hacer
Un horario de cosas que queremos hacer gira en torno a
programar todo lo que necesitamos hacer a diario. Luego le
abrimos espacio a los proyectos prioritarios. El reto es cambiar
el horario progresivamente de semana en semana para pasar
más tiempo en los proyectos y menos tiempo en lo demás.
El horario de cosas que queremos hacer contiene un giro
psicológico. Si deliberadamente reservamos tiempo para los
proyectos del trabajo, nos sentiremos mal porque lo haremos
forzadamente. Si, en cambio, nos imponemos el reto de tratar
de hallar más tiempo para nuestros proyectos prioritarios cada
día, será algo divertido más bien que forzado. El uso de un
calendario de las cosas que queremos hacer nos permitirá que
deseemos trabajar más y jugar menos.
Algunas sugerencias al respecto son:
1. Programe actividades laborales y no laborales.
2. Atribúyase el mérito de haber trabajado en el proyecto sólo
cuando haya consumido el tiempo reservado para el mismo.
3. Atribúyase méritos sólo cuando haya trabajado treinta
minutos o más.
4. Regálese un período de receso después de cada período de
trabajo.
5. Haga énfasis en lo que hizo, no en lo que no hizo.
6. Deje al menos un día de la semana sin trabajo.
7. Trabaje durante treinta minutos antes de hacer cosas que le
gusten.
8. Concéntrese, no en terminar proyectos, sino en empezarlos.
9. Piense en pequeño; treinta minutos de trabajo cada vez.
10. Finalice cada día de trabajo con algo bueno.
Establezca objetivos realistas
Cuando empiece a usar el horario de cosas que quiere hacer,
probablemente se dará cuenta de que:
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1. Está más ocupado de lo que pensó: y tiene menos tiempo
para los proyectos clave de lo que quisiera.
2. Algunos días son más productivos que otros: y, por tanto,
debe evitar distracciones durante dichos días.
3. Hay días en los que no será posible hacer trabajo de
calidad: y no debe sudar cuando este sea el caso.
4. Es beneficioso dedicarle incluso media hora a un proyecto:
porque así se mantiene el impulso. Esto lo librará del senti-
miento de que debería trabajar más y jugar menos. Basta con
media hora mientras aprovechemos la misma.
Si nuestros proyectos tienen poco valor, nos sentiremos menos
motivados a invertir tiempo en los mismos. Para establecer
mejores objetivos:
1. Comprométase sólo con aquellos objetivos que puedan ser
alcanzados: y diga no desde el comienzo si considera que el
objetivo es inalcanzable o innecesario.
2. Diferencie entre “lo necesario” y “lo que sería bueno”: y
establezca sus prioridades a la luz de que su tiempo es
limitado.
3. Si no consigue el tiempo ni la motivación para trabajar en
un objetivo: asuma esto como una señal subconsciente de que
dicho objetivo en realidad no es importante; así que descárte-
lo de inmediato.
4. Esté dispuesto a cambiar la categoría de ciertos objetivos a
meros deseos: y déjelos de lado temporalmente para que se
pueda concentrar en cosas más importantes.
5. Nunca olvide que para lograr cualquier cosa hay que
trabajar: así que no crea que escapará del trabajo con sólo
aplazarlo. Por el contrario, aplazar el trabajo sólo aumentará
la carga y lo hará sentir culpable.
6. Piense en cómo verbaliza sus objetivos: porque esto influi-
rá en nuestra efectividad. En vez de empezar con “trabajaré
en…”, ponga sus objetivos en el siguiente formato: “He
escogido libremente trabajar en…”. Esto le recordará que
lograr algo es una elección deliberada no una obligación.
7. Cree objetivos funcionales y observables: en vez de objeti-
vos que los terminen confundiendo. Un objetivo realista
establecerá lo que queremos lograr, un límite de tiempo y los
costos en términos de tiempo y dinero.
Trabaje en sus momentos más productivos
Los atletas profesionales suelen hablar de “la zona” en la que
lo bloquean todo y se desempeñan del mejor modo posible.
Cuando entran en este estado de concentración, obtienen lo
mejor de sus capacidades y consiguen una calma interior que
trasciende a las presiones del momento. Si aprendiéramos a
entrar en dicho estado, lograríamos grandes cosas.
Cuando estamos en este estado, accedemos a ambos lados del
cerebro: el lógico y el creativo. Pero aprender a entrar en este
estado supone cierta práctica.

Lo mejor es crear una rutina que seguiremos cada vez que
comencemos a trabajar en un proyecto. Permítase unos minu-
tos para pasar a un estado creativo. Para tal fin:
1. Comience por sentarse derecho en su silla, con los pies en
el suelo y las manos en los muslos.
2. Concéntrese en su respiración. Respire profundamente,
aguante la respiración por un momento y exhale comple-
tamente. Haga esto tres veces. Visualícese eliminando todas
las tensiones mientras exhala.
3. Luego concéntrese en sentir la silla en su espalda, sus
glúteos y piernas. Visualícese flotando sobre su silla.
4. Ahora concéntrese en sentir sus pies en el suelo. Relaje los
músculos de sus piernas y sienta como desaparece la tensión
muscular mientras exhala. Sus párpados se sentirán pesados
en este momento, así que deje que caigan suavemente sobre
sus ojos. Permita que todo su cuerpo se relaje.
5. Respire profundamente tres veces y deshágase de todos los
pensamientos e imágenes que haya recolectado en el pasado.
Libere su mente de cualquier autocrítica, reto, etc.
6. Respire profundamente tres veces otra vez y deshágase de
lo que usted cree que pasará en el futuro. Deshágase de sus
preocupaciones.
7. Concéntrese en el presente con las siguientes tres respira-
ciones profundas. Comprométase por entero con el presente.
Diga: “Con cada respiración me intereso más en el proyecto.
Todas mis facultades están listas para producir ideas creativas
y prácticas. Estoy listo para trabajar intensivamente usando
tanto mi mente racional como mi mente creativa”.
Hacer estos ejercicios será extraño al principio; pero, con el
tiempo, logrará entrar en el estado de concentración en sólo
dos o tres minutos.
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Título original: The Now Habit
Editorial: Tarcher
Publicado en: abril de 2007
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Las ventajas de aprender a entrar en “la zona” a voluntad son
numerosas y obvias:
1. Cuando estamos en la zona, no hay necesidades emocio-
nales para aplazar las cosas. Sólo queremos alcanzar nuestros
objetivos.
2. Hacer esto con regularidad ayuda a deshacerse de los
temores y a obtener una mejor perspectiva de las cosas.
3. Cuando estamos en la zona, obtenemos una perspectiva
diferente del tiempo. En vez de querer que el reloj se apure,
tratamos de hacer todo lo que podamos. Esto nos permite ser
más creativos.
Convertir las vicisitudes en oportunidades
Lo único garantizado en la vida es que nos encontraremos con
obstáculos. No todo saldrá cual lo planificado. Pero podemos
convertir dichos obstáculos en oportunidades. Para ello:
1. Lidie primero con algunos “obstáculos planificados”: y vea
cuál es su respuesta natural ante los mismos.
2. Ahora sabe cómo responderá, así que ensaye sus reaccio-
nes: evite caer en los viejos hábitos contraproducentes.
3. Vuélvase más flexible: implementando inmediatamente su
plan de emergencia cuando sienta la tendencia de aplazar
algo. No permita que un obstáculo defina todo su futuro.
4. Aumente su resistencia: con una combinación de compro-
miso, control y desafío. La gente resistente considera que los
obstáculos son oportunidades y hace más porque es muy
disciplinada.
5. Concéntrese en la tarea en cuestión: no se distraiga con
emociones e ideas sin consecuencias.
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