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Podemos deducir a través de los hechos como sería el infierno en la tierra, pues,
José María Arguedas nos relata como el estudiante Gabriel es llevado junto a otros
reos a la prisión. A primera vista nos damos cuenta de que esta cárcel, no es como
las otras. Esta no tiene los servicios necesarios y la atención médica es nula debido
a que el médico hace caso omiso a las urgencias de los presos mintiéndoles y
deseándoles la muerte. Tal es el caso de los presos, Alejandro Cámac y
Pacasmayo, a quienes se les oculta la realidad de los males que les atormenta.
La prisión está dividida en tres pisos y a su vez en partes. El primer piso está
conformado por los vagos, que son la escoria del Sexto, estos no hacen nada por
su vida, se la pasan espulgándose y llorando sus desventuras, y a la hora de comer
son como bestias hambrientas maltratándose y buscando saciar sus estómagos a
tal grado de ingerir basura y sangre humana, lo cual nos da a entender un tipo de
canibalismo; los ejemplos más destacados son el “Japonés “y el “Pianista”,
violentados y ultrajados por los amos del Sexto o en este caso; los demonios de la
cárcel. Me pregunto, Cómo muchas personas poseen lujos y comodidades, mientras
los necesitados mueren de hambre olvidados por sus gobernantes, que ven perecer
y sufrir a sus semejantes.
En el segundo piso se encuentran los ladrones, asesinos, violadores y los jefes del
Sexto, conformados por “Maraví” respetado entre los ladrones, tiene un apetito
voraz insaciable en lo sexual y ha mandado a secuestrar a muchos inocentes con
este fin.
Otro jefe es “Rosita” el travesti, ladrón y asesino respetado por destripar a unos
cuantos y que en su momento fue pareja de “Puñalada”, el proxeneta. A este último
se le puede llamar el diablo en persona, encargado del narcotráfico y trata de
personas, afroamericano de grandes dimensiones que un látigo en la mano maltrata
a los vagos y se burla de ellos. Estos jefes son los encargados de hacer del Sexto
el lugar más peligroso y olvidado por Dios de todo el Perú.
Entonces no preguntamos: ¿Qué hicieron los presos ante tanta tropelía? Pues, los
del tercer piso acordaron presentar un documento de reclamos ante el comisario,
para así parar las injusticias y crímenes que se cometían; Gabriel y los líderes
partidarios fueron a conversar con la autoridad penitenciaria. Sin embargo, este
corrupto, los rechaza, insulta, escupe y patea, dejándoles el sabor amargo de que
nunca serán escuchados.
Para concluir con mi ensayo, debo manifestar que, El Sexto tiene muchas y más
razones para ser llamado infierno, desde los demonios que la habitaban, los
humanos insensibles que no hicieron nada y las almas silenciadas, muertas con una
lúgubre luz de esperanza.
Hoy en día, aunque el Sexto haya dejado de existir aún se tienen sus ideales
implantados, en la raíces de la sociedad, pero como nadie hace algo, el mal sigue
creciendo hasta que explote y acabemos como otros países podridos. Propongo
entonces la purga del Perú, empleando la moral inca, con leyes favorables que han
sido olvidadas a lo largo de los años; las ideas nuevas que remplacen a las antiguas,
acabando con el machismo y la homofobia, reescribamos un futuro prometedor, sin
miedo y desigualdad. Peruanos unidos lograremos lo que otros países no; con un
renacimiento que deje en alto el nombre de nuestro país.
Tal vez esto es lo que José María Arguedas trato de enseñarnos, que nos
aceptemos como hermanos, que el Perú sea libre de esclavitud, que la cultura de
los andes no sea olvidada y a través de sus obras encontrar las respuestas a estos
acertijos de la vida, comúnmente llamados problemas.
Referencias Bibliográficas:
1. Arguedas José María (1961) Novela “El Sexto” Sexta edición Lima Editorial:
Juan Mejía Baca
2. Arguedas José María (1941) Novela “Yawar Fiesta” Primera novela Lima