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Cuatro han sido hasta ahora las soluciones que se han dado a este problema. A
la pregunta, ¿por qué existe la sociedad?, cuatro han sido las respuestas, a
saber: la tesis contractualista, la tesis organicista, la tesis naturalista y la tesis
ecléctica.
Tesis contractualista
La idea de contrato o pacto social presente en los pensadores del siglo XVII y de
la primera del siglo XVIII, representa una parte esencial del bagaje intelectual
que nutre las reflexiones actuales sobre la sociedad y el Estado, la libertad y la
autoridad, la política y el derecho.
Para John Locke, según el propio juicio de Dios, el hombre había sido creado en
una condición tal que no convenía que permaneciese solitario; lo colocó, pues,
en la obligación apremiante por necesidad, utilidad y tendencia a entrar en
sociedad, siendo la unión entre el hombre y la mujer como esposa, la primera
sociedad que se estableció.
De ella nació la sociedad entre los padres y los hijos; y esta dio origen, a la
sociedad entre el amo y los servidores suyos.
Juan Jacobo Rousseau coincide con Locke, al afirmar que la más antigua de las
sociedades, y la única natural, es la familia. Esta es, pues, si se quiere el primer
modelo de las sociedades políticas: el jefe es la imagen del padre; el pueblo es
imagen de los hijos.
Tesis organicista
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comprenderlos en el grupo de la naturaleza animada creando simplemente un
conjunto nuevo: el reino o imperio social.
Los contractualistas que creen que el hombre creó la sociedad, son partidarios
de una tesis en que predomina la espontaneidad.
Los organicistas, que creen que la sociedad ya estaba hecha, son partidarios de
una tesis en que predomina la coacción.
Tesis naturalista
Aristóteles reacciona frente a los sofistas y los cínicos, que por diversas razones
interpretaban la ciudad, la polis, como nómos, ley o convención. Aristóteles, por
el contrario, incluye la sociedad en la naturaleza. Su idea rectora es que la
sociedad es naturaleza y no convención; por tanto, algo inherente al hombre
mismo, no simplemente estatuido.
Tesis ecléctica
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se han combatido con furor. Ambas han estado en error. Antes de que el hombre
apareciera, había ya sociedad, se ha dicho a los contractualistas. ¿Cómo es
posible que sin lengua, producto eminentemente social, se hayan entendido? ¿Y
conforme a qué normas jurídicas pudo pactarse la sociedad, sin el derecho
igualmente producto de la sociedad, no existía? A los organicistas, a su vez, se
les ha dicho que el organismo social es un todo discreto y que se llegaría al
absurdo de que su conciencia estuviera distribuida en todos sus miembros.
Se llama teoría ecléctica (del griego Eklegoo; ek, fuera, leggo, escoger), a la que
carece de doctrina propia, pues estima como mejor procedimiento para alcanzar
la verdad hacer la selección de lo mejor de los sistemas en pugna. En este caso,
Fouillée ha tomado de los organicistas una parte de su tesis y ha desechado otra
parte; y de los contractualistas ha tomado algo, rechazándoles otra muy
considerable.