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KAFKA
KAFKA
Spanisch von Margit Schmohl,
Valparaiso, Santiago 2003
Alle Rechte vorbehalten, insbesondere das der Aufführung durch Berufs- und
Laienbühnen, des öffentlichen Vortrags, der Verfilmung und Übertragung durch
Rundfunk und Fernsehen. Das Recht der Aufführung ist rechtmäßig zu erwerben vom:
All rights whatsoever in this play are strictly reserved. No performance may be given
unless a licence has been obtained. Application for performance etc., must be made
before rehearsals begin, to:
Thomas Sessler Verlag, Bühnen-und Musikverlag GmbH, Johannesgasse 12, A-1010 Wien,
Tel: 0043-1-5123284, Fax: 0043-1-5133907,
E-mail: sessler.verlag.wien@nextra.at
Personajes:
Kafka
El padre, herramientas para maestrear, guatero en la barriga
La madre, acolchada con espuma plástica, una larga correa de perro al
cuello
Ottla, la hermana, hermosa
Felíce, la novia, más hermosa todavía, una gran galleta en forma de
corazón colgada al cuello. El padre y la madre le dicen Feltiche, los
otros, Felicé
Max Brod, el amigo
Escenografía:
Habitación de una casa tipo pequeña clase media, recargada en
exceso, con una ventana para suicidarse. Mobiliario exageradamente
grande o pequeño, papagayos a pila.
KAFKA: No soy peor que los otros héroes de esta historia mundial.
¿Qué sabes tú de los dolores que en mí llevo? De los tuyos, ¿qué sé
yo? ¡Ay! Inventados, como somos.
BROD: ¿Qué?
KAFKA: ¿Quién?
BROD: ¿Quién quién?
BROD: Es como es. Ocurre como ocurre, hoy como ayer, y mañana
como hoy. No se puede hacer nada sin copiar a alguien. Incluso puedo
a algunos que teóricamente todavía ni existen. Presta atención.
KAFKA: Presto.
KAFKA: ¿Prometido?
KAFKA: Me da asco esa carne, el ser humano entero, pues nada tengo
yo que ver con eso. La cercanía, tú sabes lo que quiero decir, y el olor,
el hedor. Cuando se me acerca, ¡buaag!, quiero decir, ya su
aproximación me da miedo, el escalofrío me sacude cuando me toca.
El vómito me sube. Es tan gruesa, tan pesada, tiene mal aliento.
¡Buaag!
BROD: Pst. Creo que ahí viene. Pasos, voces, estoy oyendo.
KAFKA: ¡Bdaag! Larguémonos. Rápido. Rápido.
MADRE: No. Nada que yo quiera, no es también para ti. Date haz
cuenta. Trabajo, para que lo sepas.
PADRE: ¿Qué?
PADRE: ¿Quién?
MADRE: No lo hay. Todas las grandes ideas deben ser simples, si no,
no funcionan. La ganancia viene por sí sola, no le teme a nada. Te
capacitan, aprendes estrategias de relación humana, trato de ventas y
el arte de cumplimentar al cliente. Mis señores. La plata chorrea, nos
empapa, se multiplica, se vuelve constante lluvia, nos hace más ricos,
ricos de verdad. Ni siquiera sé que voy a hacer con ella.
PADRE: ¿Es este su agradecimiento? ¿Es él, quizá, una reserva para
sus padres, acaso un apoyo? ¿Trae alegría, juventud y éxito a la casa?
¿Es bueno maestreando?
PADRE: ¿Qué? Cómo puedo amar algo que rechazo en toda su veta?
¿Cómo, cómo podría amar algo que me resulta tan a contrapelo, que
me clava el cuchillo en la espalda todo el tiempo. Es como un alicate
mordedor que tira del clavo que yo intento clavar.
OTTLA Leyendo el diario: ¡Pasa cada cosa! Lee en voz alta dos o tres
noticias del día. ¿Aún no ha llegado la prometida?
OTTLA: ¿Y?
OTTLA: ¿Padre?
OTTLA: Lo dices con bien educadas palabras. Pero no parece ser algo
para mí; me resulta demasiado recatado.
Silencio
Música baja
PADRE: Ahora, ahora tengo ganas de tí, ahora el tornillo estaría fijo en
su lugar. No me frenes ahora. Tú.
BROD: No.
BROD: Disculpe. Sólo quería entregar este mensaje, esta carta. Pero
Franz, según veo, no se encuentra. Me voy, volveré más tarde. Sale.
PADRE: ¿Mensaje? ¿Qué tipo de mensaje sería? ¿Qué carta? Pero,
pero quédese usted.
MADRE: Ya se fue. Así son, los muertos. Vienen y se van, como les da
la gana.
Música baja
PADRE: Ahora, ahora tengo ganas de tí, ahora el tornillo estaría fijo en
su lugar. No me frenes ahora. Tú.
FELICE con una gigantesca caja: ¡Esta sí que es buena! ¡Vaya! ¿Llego
en mal momento? ¿Dónde está mi recepción? Regio estupendo. La
ultrasuperanticontrarraja. Esta sí que es buena. Tikitikití
Incómodo silencio
KAFKA: ¿Felice?
FELICE: ¿Pernilcito?
FELICE: ¿Qué?
FELICE: ¿Qué?
KAFKA: No me molestes.
FELICE: Es...
FELICE: Tú...
KAFKA: toma la carta Vuelve más tarde, Max, ahora estás molestando,
ándate.
BROD: Te pido, abre la carta, porque quiero ver la cara que vas a
poner cuando lo hagas.
FELICE: En este momento, no hay aquí lugar aquí para sus tonterías,
señor Max, señor cacha-las-nada.
BROD: Usted, señorita, ¿también sabe hablar? Y a propósito, ¿qué es
esa caja?
FELICE: ¿Usted!
KAFKA: No, nada tendrá un final feliz, ¡nunca! Nada de lo mío tendrá
un final feliz. ¡Jamás! Un diletante, esto es lo que soy. No llegaré a
ninguna parte, ¡de ninguna manera! Todo aquello que se me atribuye
me es impuesto, no está en mí, me clava como una astilla en la carne.
Antes, alguna vez, quizás, hubo esperanza, un alusafoil en el horizonte.
Pero ahora el caja está vacía. Sobre ti, Felice, estaba proyectada mi
salida de emergencia. Pensaba que tú, nosotros, podríamos tener un
departamento, en el que habría una habitación sólo para mí, donde
podría escribir, esperaba yo, comer, hablar, estar alegre.
Al fondo, la madre y el padre corren desnudos por el escenario.
FELICE llorando: Ottla, dime, ¿qué polillas se están frotando aquí? Nos
ponemos de novios. La palabra matrimonio está a la vuelta de la
esquina, no faltan el menaje ni el amor, hasta se siente el revoloteo de
los chanchitos. Y en pocas horas todo se da vuelta, y colorín colorado,
este cuento se ha acabado.
OTTLA: No es necesario.
FELICE: Yo soy al fin y al cabo una novia bien formada, una cara bien
tallada, una nariz que destaca; la boca, renacimiento puro, tiquitaca; los
lóbulos apegaditos, no tengo pelos en la cara. Los jamones limpiecitos
de grasa.
OTTLA: Ya lo veo.
FELICE: No lo sé.
OTTLA: Pero sí. ¿Cuál es el problema? Sí. Y las que tienen que
comenzar son las mujeres, formarnos, tenemos que cristalizarnos
como la sal de la harina tostada, falta el colador de canela feminino, el
molde para tortas reventado. Tenemos que salir de la cocina, de las
normas de la torta, recordar nuestras capacidades. Porque los machos
nos impusieron el principio masculino, el interior. Si las mujeres
mandaran no habría tecnología, no habría guerra. ¿No sientes un
cosquilleo en tu seno redondo, lácteo-amarillo-blanco?
FELICE: ¡La raja! Estoy hecha para bombardearlo con granadas. Pero,
a pesar de ello, no me quiero quedar sola, volverme lágrima.
FELICE: ¿Afrodisíaca?
OTTLA: ¡Madre!
FELICE: Interesante.
PADRE: ¿No puedes moldear nada, nada con tus propias palabras? Es
necesario que repitas, palabra por palabra, tu cassette, tu curso de
capacitación? Será mejor que pongas la mesa, en vez de espatularle la
oreja con tamañas necedades. No estás más que engrosando el estuco
con tu masilla, perra codiciosa.
FELICE: Fascinante.
PADRE: ¿El Franz no te dijo? ¿No te dijo nada? Nosotros fuimos a ver
un departamento, yo y su madre. Ya verás lo mucho que te va a gustar.
Tres habitaciones, cocina, un segundo piso, y la ventaja más grande,
es que además es económico.
FELICE: La raja.
PADRE Abre algunas puertas del armario, pero en todas partes hay
fotos de pinups pegadas: Espacioso es el departamento, aquí ustedes
tendrán lugar de sobra. Y dado que necesitan muebles, hemos
pensado lo siguiente: esta cómoda sin duda es bonita, pero aquí está
interrumpiendo la pasada. Y como nosotros queremos un dormitorio
nuevo, ahí tendrán el nuestro. De tamaño va a estar bien.
FELICE: ¡Pero!
FELICE: ¡Pero!
FELICE: ¡Pero!
PADRE: El diseño combina bien con el color café de las cortinas. Las
escogimos, porque hace juego de maravilla con el papel mural que es
en tonos azulados.
PADRE: Para que no vea todo mundo como ustedes dos se hacen
tre..., eeh, ventilan sus deseos. La caja de distribución de vuestra
sexualidad los pincha mutuamente en el espasmo del deseo.
FELICE: O no.
PADRE: Para la habitación del niño, pensé que lo mejor sería que yo
les construya una cama alta. Madera de pino barnizada, color natural.
Entonces sólo faltaría un aparador, una mesa para el televisor, un
mueble para el equipo de música.
PADRE: Sí, quizás ahora. Pero en dos años, ya verás. Sin televisor, el
mejor matrimonio fracasa rápidamente. Porque sin televisor uno no
sabe nada. Prende el televisor, se ve a Kafka que justo en este
momento se está disparando. Al mismo tiempo se escucho un tiro, se
ve humo. El padre vuelve a apagar el televisor. (el equipo también se
puede prender en otros momentos de la obra, para mostrar lo que
ocurre en la cocina u otras cosas que ocurren otros lados)
OTTLA: Basta. Igual, con una muñeca no se puede casar. Así es que la
única que queda eres tú.
FELICE: ¿Sí?
FELICE: Gracias.
Comunicacion falsa
KAFKA: ¡Achís!
ALLE: ¡Salud!
KAFKA: Achís.
TODOS: Salud.
FELICE: Interesante.
KAFKA: Son tantas las cosas que me pasean aún por la cabeza, que
sólo necesito apresarlo, aquello que pasta por allí.
MADRE: Sueños.
FELICE: Interesante.
KAFKA: A menudo sueño con que ya me estoy viendo desde fuera, tal
como un campesinito, separado de mí, mirándome. También sueño con
morir, cómo todo rastro de vida me va abandonando. Debe ser como
bucear. Lentamente uno se desliza hacia abajo, la carne se vuelve más
pesada, los sentidos más apagados. Entonces, la presión cierra los
párpados y el pecho, uno sigue deslizándose hacia abajo, patalea un
último poco y la unidad que fue se va desmembrando pedazo a
pedazo. El cuerpo se atornilla, corta el último hilo de vida. oor fin uno
se ha deshecho. Achís.
TODOS: ¡Salud!
OTTLA: ¡Madre!
MADRE: ¡Tranquilo!
PADRE: ¡Salud!
FELICE: ¡Tikitikití!
OTTLA: Está usted tan elegante, Señor, ¿tiene esta salida alguna
ración?
BROD: Una voz interior me dijo proféticamente que aquí y hoy, ahora y
en este lugar, algo se estaba celebrando.
KAFKA: ¿Qué puede haber en una carta que marque una diferencia?
¿Qué? Somos escoria, sólo un ensayo, nada que haya resutado.
BROD: Entonces ábrela.
TODOS: Hazlo.
TODOS: ¿Y?
MADRE: ¿Redes-inter-marquetín?
TODOS: ¿Max?
MADRE: ¿Redes-Inter-Marquetín?
BROD: Fen fa farta fe findica fe Fafka Franz foy fecibe fun falioso
fremio fe fiteratura. Formalmente fel fremio Fontane.
KAFKA: Sí.
OTTLA: ¿Quién?
OTTLA: Bravo. Sólo que es reflexodigno que estos premios siempre los
reciba un hombre.
OTTLA: ¡Madre!
MADRE: ¿Por qué? Así podríamos sentar las bases, o como se dice en
buen castellano, hacerle una zancadilla, comprar, por ejemplo, la parte
de la Holub.
BROD: Por amor de Dios, no. Sólo en literatura. Hay que editar una
revista, por último un número único.
TODOS: ¡Salud!
TODOS: ¡Salud!
OTTLA: Ahora que se ha ido, Felice, ahora, por favor, díganos que hay
en el paquete.
TODOS: ¿Y?
PADRE: El Consejero de Gobiero gimió: ¡Ay! ¡Jojó! Hay que saber ser
alegre, tirilí, saber también gozar la vida, tirilú. Quien no es alegre, no
tiene sentido. Tamtam. Hay que saber chupar, comer como
corresponde, culear, chupar, besos con lengua.
OTTLA: Típico.
MADRE: Gracias.
KAFKA: Todo está hecho tan bonito con harina, todo aquí es como una
masa.
FELICE: Hicks.
KAFKA: Geritrático.
TODOS: Rrrrriiiiiiiiiii.
FELICE: ¿Fontane?
PADRE: Seguridad.
MADRE: Ganar dinero.
BROD: Escribir.
KAFKA: No importa en qué parte del cuerpo pienso, siento dolores que
están creciendo, todo está podrido. Con un cuerpo así, no se puede
conseguir nada. Nada. Con un cuerpo así, sólo se puede hacer una
cosa: pudrirse y palidecer.
TODOS: ¡¿Jeee?!
KAFKA: ¿Qué debo hacer? Hice una lista, nítida y limpia, y ahí lo dice.
Como primera cosa, me voy a suicidar... un poquito. Sale.
FELICE: A mí. Una vez me leyó una historia, creo que eso se llama
Profano, en todo caso, en el jappiénd, apareció una desvergonzada
especie de escarabajo, asqueroso, a pesar de que a mí me gustan los
animales. Un escarabajo, imagínense, que en realidad es un tipo, es
decir, rayadísimo.
PADRE: El escarabajo.
PADRE: Grajilla.
FELICE: ¿Qué?
KAFKA: La ventana está tan alta, la vereda, tanto más abajo. De puro
mirar para abajo me duele. Si salto aquí, quién me garantiza que lo
sobreviviré.
OTTLA: ¡Madre!
PADRE: Andate.
FELICE: Ejem.
KAFKA hacia la caja: Ahí adentro está mi felicidad. Túú. Lo puedo ver
con nitidez, yo viviré, y él caputó.
FELICE: Ejem.
BROD: Ahí hay alguien que quiere algo grande en el mundo, pero la
mayoría de las veces le faltan los medios, el dinero. Entonces, cómo
puede anhelar una cosa aún mucho mayor, mejor discursea
infladamente, habla de planes y talentos, planifica desde ya su futuro
de genio, sólo olvida una cosa, que él es un Don, y un nadie. Qué gran
cosa puede anhelar un hombre, si vive sobre una cebolla, que por
mucho que él corra, lo va a hacer llorar. El ser humano piensa que se
puede permitir ciertas cosas, pero carece de antemano casi de todo,
aún cuando tenga genio, y mucho, nunca llegará a su meta. Porque ya
los más prójimos se lo envidian, le hacen zancadillas, es terrible,
también proclaman maliciosamente que no tiene talento, que todo lo ha
robado, que es un burro, una oveja. Así, le clavan el cuchillo en la
espalda, sonríen educadamente, se hacen los amigos íntimos, pero
igual piensan que habría que adornarlo, con cuernos o con muletillas.
¿Qué gran cosa puede anhelar el hombre, llorando como está sobre
una cebolla? - Johann Zeitl Klementine Nepomuk Eitler Noble Koloman
Strudl Philander Trull de y para y, por ello, nido y leal.
KAFKA: Así todos se alejan de mí, estoy solo al final, como siempre lo
he estado. No me ha quedado más que una caja, un cubo cuadrado de
cartón, supuestamente lleno de olores sin sentido. La abre, se alegra,
se ríe. ¡Pero! ¡Qué bonito! Que Felice haya pensado en ello. Bien.
Quizá haya valido la pena... Se mete a la caja y la cierra, se ríe.
Pausa
Los otros, vestidos como basureros, limpian la calle, patean la caja,
cambio de luz.
3: ¿Lo conoces?
5: ...ada, ...ada.
Fin