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EL “MORBO GOTICO”: ,TOPICO 0 REALIDAD? Armando Besga Marroquin EL “MORBO GOTICO” ES UNA DE LAS CARACTERISTICAS atribuidas a los visi- godos mas famosa ¢ importante. Aparece como un elemento muy relevante de la vida politica del reino visigodo.! También suele presentarse como un factor que propicié el fin de la monarquia goda.? B, incluso, Claudio Sén- chez-Albornoz, para explicar el asesinato de Fruela I (757-768), considerd que el “morbo gético” sobrevivié en el reino de Asturias.? Pero el “morbo gético” no es una creacién de la historiografia moderna, sino que remonta a la propia época de los reinos germanicos. La expresién ~bajo la forma morbum Gotorum— proviene de la llamada Crénica de Fre- degario, compuesta a mediados del siglo vil. Con ella, el anénimo cronista se refiere a la costumbre de destronar a los reyes.‘ Pero la idea bajo la for- ' Asi sucede, por ejemplo, en el iltimo libro publicado sobre el reino visigodo, dedicado, por fin, a historiar con minuciosidad un reinado: Santiago Castellanos, Los godos y la cruz. Recaredo y la unidad de Spania, Alianza Editorial, Madrid, 2007, 375 pp. El capitulo 4 tiene el titulo “La ‘enfermedad de los godos’. Recaredo y la aristocracia”” Analicé la cuestiOn en “Consideraciones sobre el fin del reino visigodo de Toledo”, Le- tras de Deusto, 98, 2003, pp. 9-34, * Origenes de la nacion espafiola, Real Instituto de Estudios Asturianos, pp. 206, 296 y 298-299 (v. mi critica en Origenes hispanogodos del Reino de Asturias, Real Instituto de Es- tudios Asturianos, Oviedo, 2002, pp. 357-359). * Chronica, IV, 82: Zo anno Sintela rex Spaniae, qui Sisenando in regno successerat, de- functus est. Uius filius, nomini Tulga, sub tenera aetate Spanies peticionem patris sublimatur in regno. Gotorum gens impaciens est, quando super se fortem jugum non habuerit. Uius Tulganis aduliscenciam omnis Spania more solito viciatw; diversa committeus insolencia. Tandem unus ex primatis, nomine Chyntasindus, collictis plurimis senatorebus Gotorum, citerumque populum, regnum Spaniae sublimatur. Tulganem degradatum ad onos clericati tonsorari fecit: cumque omne regnum Spaniae suae dicioni firmassit, cognito morbum Goto~ rum, quem de regibus degradandum habebant, unde saepius cum ipsis in consilio fuera, quoscumque ex els ulus viciae prumtum contra regibus, qui a regno expulsi fuerant, cognove. rat fuisse noxias, totus sigillatem iubet interfici aliusque exilio condemnare, eorumaue 1xo- res et filias suis fidelebus cum facultatebus tradit, Fertur de primatis Gotorum hoc vicio repremendo ducentis fuisse interfectis: de mediogrebus quingentis interficere iussit. Quoa- dusque hoe morbum Gotorum Chyntasindus cognovissit perdometum, non cessavit quos in 136 Armando Besga Marroquin ma de detestable costumbre- ya la habia expresado tres cuartos de siglo an- tes Gregorio de Tours, y con el significado de “regicidio”, que es el que ha perdurado, salvo excepciones, en la historiografia moderna.* Desde entonces, como se ha dicho, la idea se ha convertido en un tépico en las historias de los visigodos, sin que haya mediado un andlisis que verificara su acierto. Pero hay razones para suponer que el juicio de estos dos testigos —de los que para tantas cosas dependemos— podria no ser correcto del todo. En primer lugar, hay que tener en cuenta que ordinariamente las noti- cias sobre Espaiia de la Crénica de Fredegario contienen errores.® Por otra parte, el juicio de Gregorio de Tours se encuentra en la noticia que da sobre el asesinato de Teudiselo (548-549), tercero de una serie de cuatro reyes vi sigodos consecutivos asesinados, lo que seguramente influy6 en su afirma- cién. No lo hizo, en cambio, el hecho de que mientras redactaba su crénica ningtin monarca visigodo fuera asesinado, mientras que si lo eran dos reyes francos, hermanos ademés: Sigeberto I (561-575) y Chilperico I (561-584). Por eso, en segundo lugar, conviene recordar qué ocurria en otras mo- narquias para enjuiciar adecuadamente lo que sucedié en el reino visigodo. Pues bien, aunque la monarquia franca se beneficiaba del hecho de ser una monarquia hereditaria y de que sus titulares tenian el prestigio y caris- ma de la sangre merovingia,’ también conocié el regicidio, y como en nin- guna otra época de la historia de Francia. Siete reyes, por lo menos,* fueron suspicionem habebat gladio trucidare. Goti a vero Chyntasindo perdomiti, nihil adversus e0- dem ausi sunt, ut de regebus consuaeverant inire consilium. Chyntasindus cum esset plenus diaerum, filium suum nomine Richysindum in omnem regnum Spaniae regem stabilivit. Chyn- tasindus paenetentiam agens, aelymosinam multa de rebus proprios faciens, plenus senectu- tae fertur nonagenarius moretur (ed. Bruno Krusch, Monumenta Germaniae Historica. Scrip- lores rerum Merovingicarum, Il, Hannover, 1888, pp. 162-163). 5 Historia Francorum, I, 30: Post quem Agila regnum accepit, Sumpserant enim Gothi hanc detestabilem consuetudinem, ut, si quis eis de regibus non placuisset, gladio eum adpe- terent, et qui libuisset animo, hunc sibi statuerent regem. Ya el P. Risco, siguiendo a Charles Le Cointe, escribié que el Pscudo-Fredegario se alu- cing freqiientemente en las narraciones concernientes a otras naciones (Espana Sagrada, XXXII, Madrid, 1769, p. 330). Y, en el caso del reino visigodo, estimo haberlo probado so- bradamente en “Sobre la credibilidad del pasaje TV, 33 de la llamada Crdnica de Fredegario”, Letras de Deusto, 77, 1997, pp. 9-38. En ese articulo no sélo se demuestra que ocho de las nueve afirmaciones de ese pasaje del Pseudo-Fredegario estén equivocadas (la novena no se puede verificar), sino que, salvo excepcién, el cronista yerra en las noticias anteriores a ese parrafo que ha dado sobre el reino visigodo (pp. 18-19). ¥ en el pasaje reproducido anterior- mente, se fecha equivocadamente la muerte de Chintila y se le Hama Sintela, como a Suintila. 7. VLR. Fedou, El Estado en la Edad Media, Fdaf, Madrid, 1977, pp. 37-43; Régine Le Jan, “La sacralité de la royauté merovingienne”, Annales: histoire, sciences sociales, 58-6, 2003, pp. 1217-1241 © V- infra n. 20. El “morbo gotico”: ;t6pico o realidad? 137 asesinados: Sigeberto I (561-575), Chilperico I (561-584), Teodeberto IT (586-612), Sigeberto III (639-656), Childeberto ef adoptado (656), Childe- rico II (657-675) y Clodoveo II (675). Un ntimero importante, si se tiene en cuenta que los reyes merovingios de Francia fueron 31, lo que supone un 22,6% de monarcas asesinados, un porcentaje parecido, como veremos, al de los reyes visigodos. Semejantes tasas de regicidio no pueden explicarse por el caracter ger- mianico 0 barbaro de los reinos del Occidente de Europa en los primeros si- glos medievales. En el imperio bizantino tenemos una tasa mayor de regici- dios, y a lo largo de toda su existencia. René Guerdan lo sintetizé asi: De ciento nueve soberanos, sesenta y cinco han terminado asesinados, doce murieron en el convento 0 en la prisién, tres perecieron de hambre, dieciocho fueron mutilades por castra- cién o se les sacaron los ojos, o cortaron la natiz 0 las manos, y el resto fue envenenado, aho- gado, estrangulado, apufialado, precipitado desde Io alto de una columna o expulsado igno- miniosamente.” iY eso que los emperadores bizantinos eran considerados representantes de Dios sobre la Tierra! Tampoco el fenémeno del regicidio se puede reducir al mundo cristia- no. En el Islam ha sido también importante. Baste recordar que tres de los cuatro califas del Califato Perfecto u Ortodoxo (632-661), es decir, de la €poca mas idealizada del Islam, fueron asesinados;'? 0 que los tres grandes protagonistas de la conquista musulmana de Espafia acabaron mal: Tarik, verdadero artifice de la conquista de Espafia, fue castigado por Muza por la decisiva audacia que habja tenido (712); Muza, por el califa (714); y su hijo Abd-al-Aziz, primer emir de Al-Andalus, fue asesinado a la salida de una mezquita tras la oracién del viernes (716), como muchos gobernantes mu- sulmanes. Y ese asesinato, realmente, anuncié Jos cuarenta afios de violen- cias en que se desarrollé el Emirato Dependiente de Cérdoba.!! Ciertamen- te, el establecimiento de monarquias hereditarias redujo drdsticamente el ntimero de regicidios, aunque la violencia en que se desarrollé la vida poli- tica en el Islam medieval fue muchisimo mayor que en Occidente.!? ° Grandezas y miserias de Bizancio, Barcelona, 1964, p. 179. '* Bl iinico que fallecié de muerte natural fue Abu Bakr (632-634), suegro y sucesor del Profeta, Tal vez el hecho de que reinara solo dos afios contribuyé a semejante desenlace, ' Aunque bien mirado, ese periodo turbulento no terminé con la entronizacién de Abde- rraman I (756-788), que tuvo que enfrentarse a numerosas violencias. Unicamente significé el fin de los magnicidios. ® Si bien no es politicamente correcto en Ta actualidad recordarlo, hay que sefialar que matanzas como las de los miembros de la familia omeya por el primer calif abbasi o la Jor

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