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Rivera

Cusicanqui, Silvia (2010). Oprimidos pero no vencidos


Enlaces:
- Distinción entre memoria larga y corta; la larga parece una lucha más lineal y
estable. Para Choque, el movimiento se articula configura en el corto plazo asociado
a la integración con el Estado; para Rivera el movimiento comienza con la noción de
rebeldía, no necesariamente asociado a la racionalidad y organización del
movimiento.
- Comprometido con el movimiento. En el sentido cognoscitivo de cambio de la
historia hegemónica, y en el sentido de guía para el presente.
- Transiciones: la igualdad económica de la reforma agraria, se contradice con las
contradicciones económicas en el campesinado generados por el capitalismo de
Estado; el peso jurídico de la transición con el avance neoliberal capitalista debe
estar en el prefacio.
- El periodo autoritario concentra los problemas del avance capitalista con la mayor
represión.
- La limitación de que se ocupa del occidente boliviano.
Algunos claves de lectura del prefacio
Una construcción de la historia que rompe los límites de lo que es el Estado
boliviano. Por un lado, existe alguna articulación con el Estado del 52 –sindicalismo
campesino obrero evidenciado en la articulación del campesino con el Estado y la
reforma agraria– propia de la MEMORIA CORTA. Pero también está la memoria larga
pre-colonial, que al articularlo al presente o a la memoria corta, rompe los limites de
lo que conocemos como Estado boliviano. Dada la ruptura entre campesinos y Estado
del 74, la memoria larga parece ser una lucha más lineal, estable. Pero la memoria
larga no es solo uno modelo de referencia; sino se trata de 1) un mecanismo
cognositivo que capaz de reformular la historia (la del 52 fuera de términos
nacionalistas revolucionarios, o la de la democracia fuera de términos liberales) 2)
una historia para el presente y sus luchas.

Prefacio ed 2003
Una mirada de esos movimientos para las luchas del 2000. Buen punto para analizar
la transición democrática.
El libro recorre una historia de 80 años y se nutre empíricamente de la relación de
autora con la vida en el campo y su relación con líderes kataristas de los 70's.

Introducción
- Relaciones de dominación por clase y de etnia: el campesino como productor rural y
el indio como etnia.
- Durante la fase oligárquica el discurso de la barberie sostiene la nación, y el
indígena tiene luchas limitadas.
- En la primera parte, se trata se analiza como la rebelión se convierte en el lenguaje
de las demandas indígenas. El movimiento de los valles cochabambinos de los 30’s
suelen ser consideradas las únicas expresiones organizadas y racionales (ósea
modernas) de la lucha campesina india pre-reforma agraria, pero tienen
antecedentes y un contexto. Finaliza con los factores que acaban con la oligarquía
terrateniente.
La segunda parte analizaría los cambios producidos por la “pacificación
revolucionaria” del 52, asentada sobre la nacionalización de las minas con base para
una democratización económica (reforma agraria, educación rural) y legal (voto
universal). Una vez cumplidos estos objetivos, las organizaciones campesinas pasan al
dominio del Estado, formalizados en el pacto militar-campesino, y sustento de una
nueva estructura de dominación. Estructura cuya dureza burocrática no pueden
percibir los conflictos generados por el desarrollo capitalista en el campo. Esta parte
concluye con las lineas tendenciales del sindicalismo agrario a mediados de los 60’s.
El indio, en este periodo sería homogeneizado y convertido a relaciones de clases
únicamente, la palabra indio tendría que desaparecer. Pero no.
- La tercera parte analiza estos fenómenos que son el núcleo de las tensiones del
movimiento campesino, en especial del aymara de los 70’s. Las demandas surgen de
la parcelación de tierras de la época movimientistas y la creciente dependencia
mercantil de la producción campesina; demandas que la estructura burocrática y
corrupta del sindicalismo no expresaban. De otro lado (o por ello mismo) las
relaciones con el Estado son más coercitivas, cuya máxima expresión fue la masacre
campesina de Cochabamba en el 74. Finalmente, los conflictos interétnicos aún
premanentes, y la rica experiencia sindical desde la fase movimientista, se reorganiza
un sindicalismo que rompe las amarras con el Estado en el 79.
- El libro culmina con una reflexión sobre la memoria larga, enfática en el
colonialismo y que se nutre del sindicalismo, que organiza los movimientos aymaras
del Altiplano, y la memoria corta estríctamente sindical que articula la movilización
quecha de Cochabamba.
Una limitación del libro es que se centra exclusivamente en los movimientos del
occidente boliviano del altiplano y de los valles intercordilleranos de los Andes y no
toma las experiencias sobre Oriente.

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