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TEOLOGIA DE LA CREACION, ECOTEOLOGIA Y ANTROPOLOGIA.

Profesora: Natalia Rancagno.


Alumno: Nicolás Mondino.
Curso: 4° ITeC.

1.
Persona y libertad
El Concilio Vaticano II, en la constitución Gaudium et Spes, nos dice que
¨la verdadera libertad es signo eminente de la imagen divina en el hombre¨ (GS,
17), cuestión insoslayable para una antropología cristiana, ya que vincula la
libertad con la noción de persona: si el hombre es capaz de responder ante el
Otro y los otros (responsable), es porque es un ser libre, es porque es Imagen de
Dios. De esta forma, la libertad se convierte en una característica esencial del
hombre, irrenunciable a su ser personal e infaltable en una concepción
antropológica cristiana.

Noción y características de la libertad humana.


En un principio se entendía a la libertad, meramente, como facultad
electiva. Sin embargo, aportes posteriores empezaron a hacer diferentes
apreciaciones al respecto: así, por ejemplo, Santo Tomás nos dice que la libertad
es más que el libre albedrio (capacidad de elección): siendo libre, el hombre es
causa ¨suya¨, en el sentido de que elige para auotorrealizarse. Dicho esto,
podemos llegar a decir que se arriba a un concepto más amplio, que comprende
a la libertad como facultad entitativa, es decir, como ¨la aptitud que posee la
persona para disponer de sí en orden a su realización¨ (Ruiz de la Peña, 1988,
p.187). La libertad no es entonces hacer lo que uno quiera sin más: es obrar de
acuerdo a lo que me permite ser más yo mismo. Muchas son las corrientes
filosóficas que beben de esta concepción, pasando del existencialismo al
neomarxismo humanista.
Dicho lo anterior, podemos decir que solo es conveniente predicar la
libertad no de tal o cual acto humano, sino fundamentalmente de la actitud de
donde manan aquellos: la libertad es un factor fundacional del ser humano, que
lo hace ser no un objeto mas entre otros, sino sujeto, realidad adveniente e
inacabada llamada a realizarse en plenitud. Así entendida, la libertad no se
puede despegar de la responsabilidad: quien es libre, debe responder de si
mismo siempre; el hombre libre dispone de sí mismo y por ello es capaz de
asumir el riesgo de la relación con un ¨tu¨ y asumir un proyecto de futuro.
Ahora si podemos mencionar algunas notas distintivas de la libertad
humana:
 La libertad humana es libertad situada: necio seria afirmar que la
libertad es absoluta. Por ser humana, en un espacio y tiempo
determinado, la libertad del hombre es una libertad real delimitada
por el marco de referencia en que este existe.
 La libertad es, fundamentalmente, una toma de postura frente a
Dios. Si ser persona es (primordialmente) ser frente a Dios, esta
cuestión no es para nada menor: aceptar el fundamento originario
de nuestro ser persona es aceptar esta dependencia liberadora con
el Creador. Aclarado esto, es menester afirmar que ¨el sí y el no a
Dios no son posibilidades simétricas; el poder pecar no es una
cualidad, sino un defecto de la libertad¨ (Ruiz de la Peña, 1988,
p.191).
 Todo acto libre tiende a la definitividad: esto es así porque la
libertad dice referencia a un fin, es decir, a lograr la propia
identidad, latiendo en ella la opción por lo irrevocable: incluye los
momentos de compromiso y fidelidad.
 La libertad es un concepto englobante: no podemos pensar la
libertad sin las libertades (ya sean civiles, políticas, económicas,
religiosas y sociales). Todo tiene que ver con todo, por lo que el
ideal de la libertad personal es inseperable de la libertad de los
otros.

Las actuales negaciones de la libertad.


Con todo, algunas ideologías pretenden dar sustento a antropologías que
niegan la libertad de forma programática, no siendo para estas más que una
ilusión del hombre. Entre ellas mencionamos:
 Conductismo e ingeniería social: Skinner, su mayor referente,
propugna que la ciencia terminará por extirpar la idea de que el
hombre es libre, ya que postula que todos los comportamientos
humanos son predecibles teniendo en cuenta el ambiente, factor
determinante de la conducta. Esta visión tiene su desenlace en una
ingeniería social que en el fondo pretende controlar y hacer que las
cosas sucedan como se preveen.
 Sociobiología: De la mano de Wilson, exponente de esta corriente,
sostiene que el comportamiento humano individual y social puede
ser explicado desde principios genéticos-biológicos. Es por ello que
Wilson dirá, sin más, que la libertad es un autoengaño: si mis genes
todo lo explican, la libertad, sencillamente, es una ilusión. De allí en
más estamos a un paso de decantar en una ingeniería genética.
 Tendencias cibernéticas: si el hombre es una maquina, como
sostiene Ruiz de Gopegui, no sería apropiado atribuirle libertad.
Esta es solo un espejismo, ya que toda la realidad se explica, para
esta postura, desde los principios de la física, que rigen igual tanto
para las maquinas programadas…como para los hombres.

Asumir estas posturas hasta sus consecuencias implicaría darse cuenta de


lo reduccionistas y dañinas que son: antropológicamente, el hombre no tendría
un sentido para su vida, y esta quedaría subsumida en una cosmología;
éticamente, se llega a la negación de los valores humanos, primando, en
definitiva, la ley del más fuerte; política-socialmente, no se temería en afirmar que
un gobierno adecuado tendría que estar conformado por una autocracia
oligárquica de un par de iluminados, ¨los mejores¨ de la humanidad, frente a los
cuales no hay alternativas: representarían la racionalidad frente a la cual nada se
le debe contrariar. En definitiva, estas posturas terminan por deshumanizar y
despersonalizar al hombre.

Noción cristiana de libertad.


Como anticipábamos al principio, y respondiendo a estas alternativas
frente a la cuestión de la libertad, el cristianismo considera a esta como
irrenunciable: el hombre es libre, esta frente a frente a Dios, y el mundo se
comprende desde este diálogo de dos libertades. Además, uno de los llamados
centrales del Evangelio (a la conversión) no se podría entender si el hombre,
efectivamente, no fuera libre. Por ello, para el cristiano, la libertad no es una
cuestión abierta: ¨creer y hacer la experiencia de la libertad son una y la misma
cosa¨ (Ruiz de la Peña, 1988, p.201)
Una concepción cristiana de libertad comprende los siguientes elementos:

 Religación: quien se halla ligado a un fundamento ultimo puede


desprenderse de todo lo demás. Así, una relación autentica con
Dios es capaz de liberarnos y desligarnos de lo superficial, de
aquellas esclavitudes que nos circundan.
 Filiación adoptiva: en el Nuevo Testamento, por ejemplo en Pablo y
el evangelio de Juan, nos encontramos con la ecuación
libertad=filiación adoptiva. Esto se explica considerando lo dicho
anteriormente: con la libertad llegamos a ser más profundamente
nosotros mismos, y en el centro de esta identidad llamada a
realizarse está nuestro ser-hijos-en-el-Hijo.
 Servicio a los hermanos desde el amor: como decíamos, la libertad
no es hacer lo que uno quiere sin más, sino que es el disponer de
uno mismo en el amor que nos ofrece Dios hacia una
autorrealización que nos hace disponibles a los demás, cercanos y
servidores de nuestros hermanos.

2.
El tema de la libertad ha ido surgiendo en el desarrollo de diversas
disciplinas a lo largo de estos años de formación: por ejemplo, en Filosofía,
Cristología, Moral Fundamental, entre otras. Ahora, atendiendo a la consigna, me
centraré en la patente relación que hay entre el tema que nos compete en
nuestra asignatura y el mismo tema bajo la perspectiva del espacio curricular de
Moral III.
En Moral III, asignatura del cuarto año de nuestra formación, buena parte
del itinerario se centra en la Doctrina Social de la Iglesia (DSI). ¿Cómo iba a estar
ausente aquí el tema tan caro de la libertad?
Por empezar, la Doctrina Social desarrolla la temática ligándola a la
persona humana: la libertad no se da en abstracto, sino en hombres y mujeres
concretos, tal como veníamos desarrollando en nuestra asignatura. Ambos
enfoques parten de la libertad como atributo irrenunciable de la persona humana,
Imagen del Dios Vivo.
Dicho esto, y asumiendo una perspectiva ¨personalista¨, los puntos de
contactos entre ambos enfoques se multiplican: ¨El hombre puede dirigirse hacia
el bien sólo en la libertad, que Dios le ha dado como signo eminente de su
imagen¨ (DSI, 135).
Así, por ejemplo, la cuestión de la relacionalidad-libertad frente a Dios
también se hace presente en la DSI: ¨La libertad no se opone a la dependencia
creatural del hombre respecto a Dios¨ (DSI, 136), sino que se realiza felizmente
asumiendo esta relación con el Creador. Una de las notas de la libertad (que la
caracterizaba como concepto ¨englobante¨) también se hace patente en la DSI,
que en el punto 137 nos dice que ¨El recto ejercicio de la libertad personal exige
unas determinadas condiciones de orden económico, social, jurídico, político y
cultural que son, con demasiada frecuencia, desconocidas y violadas¨
Cualquier enfoque teológico cristiano, de cualquier disciplina, se verá
tocado, inevitablemente, por el acuciante tema de la libertad, característica
inherente a nuestro ser persona.

Bibliografía:
 Ruiz de la Peña, J.L. Imagen de Dios. Antropología teológica
fundamental (1988). Maliñao: Sal Terrae.
 Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia.

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