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Autoridades todas del Centro Educativo Latinoamericano, compañeros profesores, señores

padres, queridos alumnos de 5to A y B, buenas noches:

Es, para mí, un placer muy grande poder estar aquí dándoles estas palabras de despedida.

Durante este tiempo de compartir el cursado, ustedes, chicos, me han enriquecido mucho.
Con su esfuerzo, su compromiso, sus opiniones, discusiones y participaciones hicieron
mucho más fácil, agradable y placentera esta hermosa profesión que es la educación.

Me han dado la posibilidad de aprender no sólo a reflexionar sobre los temas de la materia
sino fundamentalmente me han enseñado a escucharlos, a entenderlos, y a pensarlos.

Espero que en este recorrido se hayan llevado muchas curiosidades, ideas, formas de pensar
sobre cualquier asunto. Estoy seguro que así ha sido, y ese será el mayor de los logros que
se puede alcanzar, además, claro está, del de ser grandes personas.

Ahora, en estos tiempos turbulentos, es cuando debemos estar más atentos que nunca. No
bajen jamás los brazos, no se dejen engañar mientras ante nuestros ojos, día a día, nuestro
edificio social se desmorona.

No renuncien a la posibilidad de superarse. Y para lograr esta superación, tendrán que


levantar distintas libertades personales, y una de ella es la libertad que otorga el
conocimiento.

Para los que ejecutan los presupuestos nacionales, la educación pública les resulta un gasto.
Los recortes se hacen sentir en todos los puntos del sistema educativo. No podemos hacer la
vista a un costado cuando el futuro que nos proponemos está siendo devastado por el
vaciamiento feroz que se está produciendo no solo en educación, también puedo agregar
muchos más sectores: salud, industria, pymes. El vaciamiento es pleno, sin piedad.

Por favor, chicos, estén muy atentos. En estos tiempos de crisis, de violencia institucional
nos quieren acorralar, nos quieren ignorantes, faltos de pensamientos. Tenemos el deber de
estudiar y luchar por los derechos de una real educación, trabajo y salud pública para que
verdaderamente todos los sectores que conforman nuestra sociedad tengan acceso. Las
luchas colectivas son las provocan los verdaderos movimientos. Nada se consigue con la
individualidad ni la meritocracia.

Por eso mismo no regateen a la hora de aprender, no les den el gusto a aquellos que nos
quitan las posibilidades de crecer. Si no estudian, si no piensan, si no salen a darse “baños
de multitudes” para conocer lo que ocurre a nuestro alrededor estarán facilitándole las cosas
a los grandes sectores de poder.

Lean, averigüen, discutan sobre aquello que les guste hasta alcanzar la pasión que los
movilice.
Sea cual fuere el camino que decidan o que les toque llevar, háganlo con pasión. No
renuncien jamás a eso, incluso cuando lo que les toque no sea aquello que querían. Por el
contrario, en las malas, más fuerte deben ser. Sólo el conocimiento los hará libres.

Sean profesionales en sus actividades, no se guarden nada de lo tienen para dar, incluso
cuando crean o sientan que no los valoran; no importa, valórense a ustedes mismos por la
entrega total de su conocimiento, de su esfuerzo, de su vitalidad.

No debemos ser tibios, ni olvidar nuestros temores, porque desde ellos tenemos que
empezar a superarnos. Apoyémonos en el otro, en aquel en el que nos reconocemos, y
dejemos que los demás también nos encuentren nosotros como refugio. La lucha
colectiva… Esa es la manera de podemos supurarnos, de poder prevalecer en el tiempo.

Queridos chicos, como dijo el gran Roberto Arlt: “El futuro es nuestro, por prepotencia de
trabajo”.

¡Muchas gracias, los quiero!

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