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La pesca intensiva del camarón en su medio natural constituye un serio problema medioambiental debido a
que el arrastre de las redes de pesca daña el ecosistema marino. Los crustáceos son capturados en un gran
número y diversidad de estadios siendo aprovechables comercialmente solo los adultos. Esta actividad
ocasiona la interrupción del ciclo de vida de los restantes, la que podría ser la causa de la extinción de la
especie en un futuro no muy lejano si no se actúa con celeridad. Es por ello que el cultivo del camarón
constituye una excelente opción para su explotación, teniendo una alta demanda en el mercado internacional.
La industria camaronera es una de las actividades más importantes del sector productivo a nivel internacional
en términos de ingreso de divisas por exportaciones. La camaronicultura en el mundo esta fundamentada en
parte por su alto valor comercial, ocupando un lugar cimero comparado con otros renglones gracias a los
convenientes precios del mercado. Actualmente los mercados mundiales han mostrado una demanda
ligeramente creciente del camarón cultivado, debido al estancamiento de las capturas pesqueras, a la mayor
afluencia de la población y a la preferencia por consumir productos saludables.
En el cultivo de la especie Litopenaeus vannamei, la más comercializada actualmente las estadísticas de la
FAO indican que el total de la producción de las granjas ha ido incrementándose constantemente. Tras un
pequeño declive en el 2000 los datos actuales a nivel global indican un crecimiento de la producción gracias a
su rápida dispersión en Asia y América Latina.
Esta especie fue introducida en Cuba en el año 2002 nativa de la costa oriental del Océano Pacífico, desde
Sonora, México, al Norte hacia Centro y Sudamérica hasta Tumbes en Perú, en aguas cuya temperatura es
normalmente superior a 20°C durante todo el año, la que ha demostrado su superioridad sobre la explotada
anteriormente la Litopenaeus schmitti.
Los problemas ocasionados por bacterias en los sistemas de cultivo larvario de camarón son considerados
como los principales causantes de mortalidades en todo el mundo. Uno de los principales patógenos que se
encuentran en este tipo de sistema son las bacterias pertenecientes al género Vibrio, registradas en casi
todos los lugares donde se cultivan larvas (Lightner and Redman, 1998).
La vibriosis es una enfermedad provocada por bacterias del género Vibrio y causa pérdidas económicas
considerables por la alta mortalidad que ocasiona. Es conocido por muchos la eficacia de los antibióticos en la
erradicación de las bacterias sin embargo se han presentado problemas por su uso prolongado en organismos
acuáticos.
Las enfermedades se consideran como una de las principales causas de pérdidas de poblaciones de
camarones de cultivo, debido a mortalidades masivas de curso agudo o crónico producidas por agentes
bióticos o abióticos. Los camarones de cultivo con frecuencia se ven afectados por enfermedades que varían
en cuanto a su severidad, patogénesis, agente etiológico y manejo o tratamiento de la afección (Cuéllar-Anjel,
2002).
En el camarón en los últimos tiempos se presentan características asociadas a muchos factores físico-
químicos y también a protozoarios, parásitos, bacterias y virus que están presentes en las zonas de cultivo.
Por tal motivo se hace necesario la identificación de los causantes de tales patologías y la determinación de la
influencia de los patrones ambientales sobre el camarón. Las enfermedades de origen bacteriano representan
una limitante importante para la camaronicultura que pueden llegar a demeritar la calidad de los productos y a
disminuir la rentabilidad económica de los cultivos de camarón. El estudio de los daños que causan las
bacterias en los organismos acuáticos es de gran importancia para establecer alternativas con el fin de
prevenir y erradicar las enfermedades generadas por ellas (Barrientos, 2010).
Los problemas causados por las enfermedades bacterianas pueden ser exacerbados por un manejo
inapropiado (altas densidades de cultivo) además de condiciones adversas de calidad de agua (alta carga
orgánica). El cultivo de camarón crea condiciones artificiales en el medio ambiente de cultivo que favorecen
la selección, adaptación y crecimiento de comunidades bacterianas que son parte de la flora normal de los
organismos acuáticos. Estas no representan un riesgo para los organismos a menos que estos se encuentren
estresados, débiles y/o inmuno-deprimidos. En estos sistemas el balance natural de la flora bacteriana se ve
alterado, lo que produce una disminución de la capacidad de tolerancia a tales cambios por parte de los
organismos bajo cultivo. Las enfermedades bacterianas en organismos marinos como peces, moluscos y
crustáceos especialmente en el camarón, constituyen un factor importante que afecta considerablemente la
producción, reduciendo el número de organismos en el ambiente natural y en los cultivos comerciales, lo que
induce a una disminución de la producción conjuntamente con la calidad del producto final. Forman en la
actualidad una de las principales enfermedades en camarones de cultivo del continente americano, siendo las
bacterias Gram negativas las que predominan en el ambiente marino, que usualmente forman parte de las
bacterias nativas de la microflora asociada a los camarones tanto silvestres como de cultivo. En su mayoría,
estas patologías figuran en la lista de obstáculos que limitan el éxito no solo de una producción acuícola
intensiva sino también de pesquerías importantes ya que impactan considerablemente el sistema ecológico.
La vibriosis ha llegado a ser la enfermedad económicamente más importante en el cultivo de organismos
marinos afectando un gran número de especies, catalogada como la causa de serias pérdidas económicas en
la producción de camarón de cultivo en diversos países (Morales y Cuéllar-Anjel, 2008).
El término vibriosis es empleado para referirse a todas las infecciones que son causadas por bacterias
del grupo vibrio, esta es oportunista y toma ventaja de camarones enfermos, débiles o mal nutridos. La vibrio
prolifera en medios con acumulación de materia orgánica, siempre se encuentra en la naturaleza pero solo se
convertirá en un problema para el camarón cuando su ambiente o salud sean adecuados. Las bacterias
principalmente las del género Vibrio, son consideradas oportunistas, localizadas principalmente en el tracto
digestivo, branquias, cutícula y ocasionalmente en la hemolinfa, ya que en presencia de otros factores
estresantes pueden desencadenar el desarrollo de infecciones. La mortalidad del camarón originada por esta
enfermedad puede variar desde rangos insignificantes hasta presentar mortalidades del 100%, afectando
principalmente a las postlarvas y juveniles. En la actualidad predomina la tendencia de cultivar camarones
marinos en mayores densidades, por lo que la atención se centra cada vez más en el monitoreo rutinario de
estas poblaciones para el seguimiento de sus condiciones sanitarias, ya que algunas bacterias que están
asociadas normalmente a los camarones, ocasionan problemas, mientras que otras parecen ser de utilidad en
su nutrición, sobretodo en la fase larvaria de cultivos a gran escala. Es necesario conocer la flora bacteriana
en animales sanos, en número y diversidad específica, lo que será de utilidad en la interpretación de
observaciones que se aparten de la normalidad. Esto permitirá aplicar medidas de prevención de las
enfermedades de etiología bacteriana, facilitar su diagnóstico y aplicar medidas de control más efectivas
(Álvarez et al., 2000).
Historia
Las primeras referencias que se conocen acerca de la vibriosis en el mundo son atribuidas al médico italiano
Filippo Pacini, quien en 1854 mientras estudiaba los brotes de cólera acaecidos en Florencia, descubrió su
agente causal, el vibrio cholerae, lo que sirvió de base para posteriores descubrimientos (Pacini, 1854).
Treinta años más tarde Robert Koch logró aislar el patógeno procedente de brotes en la India y Egipto. Koch
se dio cuenta de que los vibrios están distribuidos en una gran variedad de ambientes acuáticos y que habían
muchos tipos que no eran patógenos en el hombre. Las siguientes especies descubiertas fueron vibrio fischeri
y splendidus descritas por el microbiólogo Martines Beijerinck después del año 1880. En un principio
la taxonomía de los vibrios se basaba en las características fenotípicas como la morfología celular, la
presencia de flagelo así como aspectos de cultivo, estos estudios describieron nuevas especies en base a una
pobre caracterización. En el año 1953 un grupo de investigadores japoneses encabezados por Fujimo
identificaron por primera vez el vibrio parahaemolyticus debido a un brote de intoxicación alimentaria asociado
entonces a un consumo de sardinas crudas (Hernández et al., 2005). Estudios posteriores de hibridación
DNA-DNA fueron cruciales en la determinación de otros tipos de vibrios encontrándose un grupo relacionados
con vibrio harveyi, algynoliticus, natriegens y campbellii (Holt et al., 1994). Hasta la actualidad se han
registrado 65 especies de vibrios gracias a trabajos de personalidades tales como: Colwell, Breed, Baumann,
Schubert, Reichelt y demás colaboradores todas registradas en el Bergey´s Manual of Determinative
Bacteriolology.
Etiología
La vibriosis es causada por bacterias pertenecientes al género Vibrio que forma parte a su vez de la
familia Vibrionaceae que esta integrada por ocho géneros: Vibrio (65 especies), Allomonas (1 especie),
Catenococus (1 especie), Enterovibrio (2 especies), Grimontia (1 especie), Listonella (2 especies),
Photobacterium (8 especies) y Salinvibrio (1 especie). El propósito de considerar solo al género Vibrio dentro
de la familia Vibrionacea se debe a diferentes análisis genotípicos y moleculares que muestran a los restantes
como altamente heterogéneos (Thompson and Swings, 2006).
Los vibrios son microorganismos que habitan en todo el mundo, característicamente indígenas de hábitats
marinos, salobres y estuarinos. Son bacilos gramnegativos aerobios y anaerobios facultativos que pueden
presentar una morfología curvada no necesitando requerimientos nutricionales exigentes para su desarrollo.
Generalmente halodependientes, requieren para su crecimiento la presencia en mayor o menor concentración
de Cloruro de Sodio. Realizan su locomoción por medio de flagelos polares, tienen metabolismo respiratorio
fermentativo y se desarrollan mejor en medios alcalinos de 7,6-9,0 de potencial de hidrógeno (pH). Poseen
catalasa, oxidasa, nitratorreductasa y triptofanodesaminasa, fermentan la glucosa apareciendo en grandes
concentraciones cuando el agua aumenta la temperatura de 17-20°C. Toleran un amplio rango de salinidades,
el óptimo requerimiento de NaCl es de 2,0 a 2,5% (peso/volumen). Las especies de vibrio constituyen una
parte normal de la microflora de las branquias y cutículas de los camarones. Muchas de las reportadas como
patógenas han sido parte de la microflora normal en los animales acuáticos. La distribución y dinámica de
estas poblaciones están influenciadas por gradientes medioambientales tales como: temperatura, salinidad,
disponibilidad de nutrientes, factores biológicos como depredación, abundancia de dinoflagelados y de
hospedadores (Leytton y Riquelme, 2008).
Los vibrios habitan en ambientes marinos o de agua dulce en forma planctónica en la columna de agua,
bentónica desarrollando biopelículas en los sedimentos, como zooplancton o en el tracto gastrointestinal de
los organismos. El tracto digestivo de los organismos marinos posee una mayor disponibilidad de materia
orgánica que el agua de mar, transformándose en un medio apropiado, aunque expuestos a bajo pH,
secreción de ácido bílico y condiciones anaeróbias. Lo anterior permite el desarrollo de biopelículas las cuales
son comunidades microbianas que forman una matriz con sustancias extracelulares. Su formación puede
constituir una estrategia para sobrevivir en períodos de escasez de nutrientes, protegerse contra cambios
ambientales, atrapar y absorber nutrientes, resistir antibióticos y establecer interacciones favorables con otras
bacterias. Los vibrios poseen una gran proliferación en el medio marino infectando un buen número de
especies acuáticas entre las que se encuentran: peces, crustáceos, moluscos y mamíferos marinos, sin
embargo son reportados diversos episodios de infección en los seres humanos también mayormente por la
ingestión de productos alimenticios infectados por vibrios. Estas bacterias poseen un gran repertorio
de proteínas con enorme especificidad de sustratos los cuales le permiten realizar
diferentes funciones catabólicas para responder eficientemente a los constantes cambios del ecosistema. Son
agentes patógenos oportunistas que pueden tomar ventaja de los cambios ecológicos generados durante el
cultivo, constituyendo además un importante elemento de la población bacteriana del camarón y del ambiente
que los rodea, siendo por lo tanto una fuente constante de posibles infecciones para estos organismos. Las
enfermedades generadas por este tipo de bacterias han sido descritas como: vibriosis, enfermedad bacterial,
septicemia bacteriana de los peneidos, vibriosis de los peneidos, vibriosis luminiscente y enfermedad de las
patas rojas (Thompson et al., 2004).
Las especies de vibrio involucradas en las patologías observadas en el camarón son: v. harveyi, v.
parahaemolyticus, v. vulnificus, v. alginolyticus, v. damsela (actualmente photobacterium damselae), v.
penaeicida, v. anguillarum, v. nereis, v. splendidus, v. campbellii, v. tubiashi, v. pelagicus, v. orientalis, v.
ordalii, v. mediterrani y v. fluviales (Aguirre, 2004).
Patogénesis
Los patógenos se encuentran en el medio ambiente acuático generalmente en forma natural, son parte de la
microflora tanto en los camarones silvestres como en los de cultivo y se convierten en oportunistas cuando los
mecanismos de defensa natural están suprimidos. Su presencia no necesariamente significa que los
organismos se encuentren enfermos. Sin embargo, factores como los genéticos, contaminación del medio
ambiente e intensificación de los métodos de producción, estresan a los camarones reduciendo o perturbando
el funcionamiento normal del organismo, haciéndolos altamente sensibles a las enfermedades y reduciendo
las oportunidades de supervivencia. El estrés en los organismos provoca cambios en todos sus sistemas,
produciendo respuestas adversas en el metabolismo, regulación inmunológica, regulación hormonal y
osmorregulación, haciendo al organismo más susceptible al ataque de cualquier agente dañino, afectando la
capacidad de supervivencia, reproducción y crecimiento. Las especies de vibrio varían considerablemente su
patogenicidad y aún están indefinidas las causas de su aparición y epizootiología. Esto es relevante debido a
que ocasionan numerosos episodios patológicos, casos de mortalidad, grandes pérdidas económicas y
alteración en la población marina. El desarrollo de enfermedades es el resultado de la interacción entre
patógeno, hospedador y medio ambiente. La alta densidad de organismos y nutrientes son características
frecuentes en sistemas de cultivo del camarón lo cual facilita la proliferación de los vibrios. La vibriosis se
expresa de diferentes formas de síndromes los que incluyen: vibriosis sistémica y hepatopancreatitis séptica,
vibriosis oral y entérica, vibriosis de los apéndices y cuticular, vibriosis localizada en las heridas y enfermedad
de la concha (Morales y Cuéllar-Anjel, 2008).
El estrés que las condiciones ambientales subóptimas ejercen en los organismos, extiende sus respuestas
adaptativas más allá de sus posibilidades, provocando un desgaste excesivo del organismo, alcanzando un
pobre desarrollo o llegando incluso a sufrir una enfermedad. La influencia de las condiciones ambientales
desventajosas afecta igualmente al sistema inmunológico del camarón, limitando su eficiencia. El estrés se
hace sentir inicialmente a niveles bioquímicos y moleculares, induciendo una serie de respuestas funcionales
y estructurales en la regulación hormonal, metabolismo, osmoregulación y regulación inmunológica, afectando
la capacidad de sobrevivencia, crecimiento y reproducción de los organismos. Aunque los organismos
acuáticos parezcan sanos durante e inmediatamente después de un periodo de estrés, un brote de
enfermedad, o mortalidad crónica puede desarrollarse más tarde en la población. Muchos de estos
organismos pueden ser portadores asintomáticos de un patógeno y en condiciones normales están protegidos
por los mecanismos de defensa. Cuando el sistema de defensa es debilitado o suprimido debido al estrés, el
patógeno puede multiplicarse, rebasar los mecanismos de defensa y en ocasiones matar al hospedero
(Gómez et al., 2000).
Las mortalidades debido a la vibriosis se presentan cuando los camarones están estresados por factores
como: pobre calidad del agua, elevadas densidades de animales, altas temperaturas del agua, baja
concentración de oxígeno disuelto y una baja tasa de recambio de agua. En los sistemas de cultivo intensivo
el espacio restringido que comparten los organismos promueve la competencia por él siendo las peleas entre
organismos las que ocasionan heridas en el exoesqueleto y abren puertas de entrada a las bacterias, así
como el paso de un estadio a otro mediante la muda del exoesqueleto les provoca gran estrés a lo largo de
tan intensa metamorfosis o mediante la ingestión de los alimentos contaminados con bacterias vibrios. Las
bacterias que se encuentran en la superficie del camarón o del agua circundante penetran a través de la
producción de enzimasquitinolíticas que empiezan a degradar la cutícula protectora. El camarón como
mecanismo defensivo produce melanina cuya función principal es bloquear la penetración de las bacterias,
esta sustancia tiene una coloración negra por lo que se observan manchas negras en el exoesqueleto. La
enfermedad provoca una flexión del abdomen cerca de su tercer segmento imposibilitándole al camarón un
nado normal que le ocasiona la ejecución de movimientos incoordinados. Una vez que la bacteria ha
penetrado en la hemolinfa se disemina por todo el organismo, provocando una turbidez en la coloración de la
misma con el correspondiente descenso en el número de hemocitos, afectando además su tiempo de
coagulación. Los animales presentan anorexia ocasionada por una marcada inflamación del hepatopancreas
el que se observa expandido, decolorado y en casos extremos licuado lo que dificulta su principal función de
absorber y almacenar nutrientes, alterándose el desarrollo de la larva. Debido a la anorexia el intestino se
encuentra vacío, con una secreción lechosa en sus paredes. Se presenta la separación del epitelio, mediante
la eliminación de dos capas que protegen al camarón de las infecciones: el epitelio y la membrana peritrófica
que secreta. En adición, la pérdida del epitelio puede afectar la regulación de agua y asimilación de iones en
el cuerpo. El músculo abdominal puede notarse opaco y los cromatóforos del cuerpo en general activados
debido al estrés. La muerte se presenta de 24 a 48 horas aproximadamente de la presentación de los
primeros síntomas en dependencia del estadio (Rowe-Magnus et al., 2006).
Actualmente, en organismos cultivados por los diferentes métodos de acuacultura, se observan camarones
con características externas de organismos sanos, durante y después de un período de estrés, pero eso no
significa que el organismo este sano, ya que después de cierto tiempo se puede manifestar la replicación de
un patógeno, produciendo una enfermedad donde se observen porcentajes altos de mortalidad, o en otras
ocasiones los organismos son portadores asintomáticos de diferentes agentes nocivos y no manifiestan
características externas de animales enfermos mientras las condiciones de cultivo sean las óptimas para su
desarrollo, pero si estas condiciones se tornan desfavorables, el sistema de defensa que los tenía protegidos
se suprime y la multiplicación del patógeno se desarrolla de tal manera que sobrepasa los mecanismos de
defensa, causando en muchas ocasiones la mortalidad al hospedero. Los vibrios en la naturaleza pueden
estar en un estado inactivo o no ser capaces de crecer en los medios selectivos empleados, no obstante se ha
evidenciado que las bacterias en estado viables no cultivables pueden también causar enfermedades. Se ha
hipotetizado que las condiciones artificiales del medio ambiente en sistemas de cultivo pueden constituirse
como reservorio para vibrios patógenos. Los copépodos, rotíferos y artemias son usados como
importantes fuentes nutricionales para el cultivo de muchos organismos acuáticos y existen antecedentes de
la asociación de estos organismos con los vibrios. Estos tienen una relación de simbiosis con organismos
quitinosos como los copépodos, numerosos estudios han correlacionado la concentración de copépodos con
el número de vibrios. También existen antecedentes de su asociación con diferentes especies de rotíferos y
de artemias. La asociación de vibrios patógenos con estos organismos puede tener como consecuencia la
transmisión de estas bacterias a las larvas que son alimentadas con dichos organismos (Jayasree et al.,
2006).
Diagnóstico Clínico
Los vibrios tienen la propiedad de afectar a todos los estadios en desarrollo del camarón, provocando rangos
de mortalidades variables que dependen del sitio u órgano afectado. Si la infección es externa la mortalidad es
baja mientras que en la interna es del 100%. Primeramente se observan altas mortalidades de las larvas
infectadas en los tanques de hasta un 90% detectadas al tomar muestras de estas sobre la superficie del
tanque. Los camarones que sufren de vibriosis pueden presentar lesiones localizadas en la cutícula, se
observan en esta, manchas de color café o negras en áreas que han sido erosionadas por la acción de
bacterias quitinolíticas, además de infecciones localizadas en las heridas, pérdida de los miembros,
musculatura blanda, infección localizada en el intestino, el hepatopancreas y/o septicemia general. Los
camarones presentan un nado errático, con movimientos incoordinados y con incapacidad de nadar de la
mitad del tanque hacia el fondo, con el cefalotórax sobre la superficie con la apariencia de nadar y flotar
verticalmente. Otro síntoma a destacar es la falta de apetito que manifiestan las larvas tomando en
consideración la alta voracidad que presentan en estado normal. Al microscopio, se observa una extensión de
los cromatóforos y una infiltración de bacterias en los órganos internos. Se localizan áreas multifocales o
focales de melanización de la cutícula tornándose oscura. Una opacidad difusa de los músculos, expansión de
los eritróforos en los periópodos y pleópodos dándoles a estos una coloración rojiza. Los camarones pueden
parecer hipóxicos tornándose las branquias de una coloración rojiza o marrona. Los globos oculares de los
camarones infectados se vuelven marrón (Lightner, 1996).
Diagnóstico Anatomopatológico
La característica diagnóstica principal de la vibriosis es la presencia multifocal de nódulos hemolíticos con
centros sépticos, los cuales pueden o no estar melanizados. Las colonias de bacterias se observan como
masas basofílicas pálidas localizadas en los restos de tejido necrótico dentro de los lúmenes de los túbulos y
en las paredes de los túbulos necróticos e inflamados. Las células epiteliales que se encuentran dentro de los
focos granulomatosos pueden estar hipertrofiadas y pueden contener masas de bacterias pálidamente
basofílicas, libres en el citoplasma. Las células atrofiadas se presentan con muy pocas vacuolas de lípidos y
un número marcadamente reducido y en algunos casos ausente de vacuolas secretoras. Los focos de
infección producidos por los vibrios generalmente están bien delimitados por células hemolíticas formando
cápsulas o tapones, los cuales comúnmente se encuentran melanizados. Las bacterias pueden ser
observadas típicamente dentro o adyacentes a tales lesiones. Las evaluaciones anatomopatológicas de los
camarones afectados han relevado daños en el hepatopancreas, mostrando una respuesta inflamatoria
severa en los senos intertubulares que abarca a todo el órgano. En el mismo se puede encontrar una
formación de nódulos melanizados en el órgano linfoide, estos nódulos generalmente tienen bacterias en el
centro que han sido encapsuladas por capas de hemocitos. Los hepatopancreocitos infectados pueden
parecer pobremente vacuolados indicando bajas reservas de lípidos, toda el área se observa decolorada y en
casos extremos zonas del órgano licuado. También se pueden encontrar nódulos en el corazón, tejido
conectivo de las branquias, glándula de la antena y en la musculatura en general. El intestino permanece
vacío y se observa una secreción lechosa en sus paredes. Se aprecia una eliminación de dos capas que
protegen al camarón de las infecciones: el epitelio y la membrana peritrófica que secreta (Gómez- Gil et al.,
1998). Por medio de las siguientes imágenes son mostrados los efectos provocados por bacterias vibrios en
los tejidos de organismos marinos, específicamente en camarones de la especie Litopenaeus vannamei.
Diagnóstico Confirmativo
Para el diagnóstico de esta enfermedad es necesario aislar la bacteria responsable a partir de larvas
infectadas que presenten un cuadro clínico característico. El aislamiento se realiza al sembrar en agar
T.C.B.S. (Tiosulfato, Citrato, Bilis y Sacarosa) un macerado de larvas previamente desinfectadas en su
exterior. Las colonias de vibrios parahaemolyticus en T.C.B.S. después de una incubación de 24 horas a 25°C
son pequeñas de color azul verdoso debido a propiedades alcalinas (pH-8,2) que necesitan para su
crecimiento. Estas presentan un tamaño regular con los bordes bien definidos. El alginolyticus, anguillarum y
vulnificus forman colonias amarillas grandes ligeramente mucosas y brillantes, la coloración amarilla se debe a
que fermentan la sacarosa del T.C.B.S. produciendo acidez. Las colonias de alginolyticus poseen un tamaño
regular y una morfología redonda. El harveyi y splendidus se caracterizan por presentar colonias verdes
luminiscentes, esta luminiscencia se debe a su capacidad de producir luz. Las colonias de harveyi presentan
un tamaño regular definido (Arrellano, 1989).
Tratamiento
Como en el caso de todas las infecciones bacterianas el método de tratamiento más usado es el empleo de
antibióticos. Se han publicado según Arrellano (1989) algunas reglas que deben seguirse para el uso
adecuado de antibióticos en la camaronicultura:
Es indispensable mejorar el ambiente de los estanques de cultivo.
Solo usar antibióticos para infecciones bacterianas.
Usar solo los antibióticos frescos y provenientes de fuentes confiables.
Usar antibióticos para los cuales las bacterias responsables sean sensibles, para determinar esto deben
realizarse análisis de laboratorio.
Realizar un tratamiento con una dosis adecuada y por un tiempo máximo de cinco días, dependiendo del
antibiótico usado.
Finalizar los tratamientos días antes de la cosecha para permitir la eliminación de residuos de antibióticos en
el músculo del camarón.
La vibriosis puede ser también controlada bajo una rigurosa gestión del agua, la sanidad y mediante la
reducción del estrés entre los camarones. Se recomienda un incremento en la tasa de recambio de agua y
una reducción en la biomasa del estanque a través de cosechas parciales para reducir las mortalidades
causadas por la vibriosis (Baticados et al., 1990).
Se ha descubierto que las bacterias son capaces de comunicarse entre sí e interactuar con el medio ambiente
y organismos superiores por medio de pequeñas señales moleculares denominadas Quórum Sensing (Q.S.).
Al respecto se ha sugerido la interrupción del Quórum Sensing como una estrategia antibacteriana. El bloqueo
del Q.S. puede atenuar la patogenicidad bacteriana, más que el crecimiento bacteriano, siendo altamente
atractivo, particularmente con respecto a la aparición de bacterias resistentes a antibióticos (Defoirdt et al.,
2004).
El uso de los probióticos es otra alternativa eficaz para combatir la vibriosis en los sistemas de cultivo del
camarón, estos son administrados directamente al agua o a través de los alimentos. Se ha informado sobre el
uso de Lactobacillus sp. como bacteria probiótico en el cultivo del camarón tigre gigante (Jiravanichpaisal and
Chuaychuwong, 1997).
Leer más: http://www.monografias.com/trabajos88/vibriosis-camaron/vibriosis-
camaron.shtml#ixzz56zqPOlps Introducción
La pesca intensiva del camarón en su medio natural constituye un serio problema medioambiental debido a
que el arrastre de las redes de pesca daña el ecosistema marino. Los crustáceos son capturados en un gran
número y diversidad de estadios siendo aprovechables comercialmente solo los adultos. Esta actividad
ocasiona la interrupción del ciclo de vida de los restantes, la que podría ser la causa de la extinción de la
especie en un futuro no muy lejano si no se actúa con celeridad. Es por ello que el cultivo del camarón
constituye una excelente opción para su explotación, teniendo una alta demanda en el mercado internacional.
La industria camaronera es una de las actividades más importantes del sector productivo a nivel internacional
en términos de ingreso de divisas por exportaciones. La camaronicultura en el mundo esta fundamentada en
parte por su alto valor comercial, ocupando un lugar cimero comparado con otros renglones gracias a los
convenientes precios del mercado. Actualmente los mercados mundiales han mostrado una demanda
ligeramente creciente del camarón cultivado, debido al estancamiento de las capturas pesqueras, a la mayor
afluencia de la población y a la preferencia por consumir productos saludables.
En el cultivo de la especie Litopenaeus vannamei, la más comercializada actualmente las estadísticas de la
FAO indican que el total de la producción de las granjas ha ido incrementándose constantemente. Tras un
pequeño declive en el 2000 los datos actuales a nivel global indican un crecimiento de la producción gracias a
su rápida dispersión en Asia y América Latina.
Esta especie fue introducida en Cuba en el año 2002 nativa de la costa oriental del Océano Pacífico, desde
Sonora, México, al Norte hacia Centro y Sudamérica hasta Tumbes en Perú, en aguas cuya temperatura es
normalmente superior a 20°C durante todo el año, la que ha demostrado su superioridad sobre la explotada
anteriormente la Litopenaeus schmitti.
Los problemas ocasionados por bacterias en los sistemas de cultivo larvario de camarón son considerados
como los principales causantes de mortalidades en todo el mundo. Uno de los principales patógenos que se
encuentran en este tipo de sistema son las bacterias pertenecientes al género Vibrio, registradas en casi
todos los lugares donde se cultivan larvas (Lightner and Redman, 1998).
La vibriosis es una enfermedad provocada por bacterias del género Vibrio y causa pérdidas económicas
considerables por la alta mortalidad que ocasiona. Es conocido por muchos la eficacia de los antibióticos en la
erradicación de las bacterias sin embargo se han presentado problemas por su uso prolongado en organismos
acuáticos.
Las enfermedades se consideran como una de las principales causas de pérdidas de poblaciones de
camarones de cultivo, debido a mortalidades masivas de curso agudo o crónico producidas por agentes
bióticos o abióticos. Los camarones de cultivo con frecuencia se ven afectados por enfermedades que varían
en cuanto a su severidad, patogénesis, agente etiológico y manejo o tratamiento de la afección (Cuéllar-Anjel,
2002).
En el camarón en los últimos tiempos se presentan características asociadas a muchos factores físico-
químicos y también a protozoarios, parásitos, bacterias y virus que están presentes en las zonas de cultivo.
Por tal motivo se hace necesario la identificación de los causantes de tales patologías y la determinación de la
influencia de los patrones ambientales sobre el camarón. Las enfermedades de origen bacteriano representan
una limitante importante para la camaronicultura que pueden llegar a demeritar la calidad de los productos y a
disminuir la rentabilidad económica de los cultivos de camarón. El estudio de los daños que causan las
bacterias en los organismos acuáticos es de gran importancia para establecer alternativas con el fin de
prevenir y erradicar las enfermedades generadas por ellas (Barrientos, 2010).
Los problemas causados por las enfermedades bacterianas pueden ser exacerbados por un manejo
inapropiado (altas densidades de cultivo) además de condiciones adversas de calidad de agua (alta carga
orgánica). El cultivo de camarón crea condiciones artificiales en el medio ambiente de cultivo que favorecen
la selección, adaptación y crecimiento de comunidades bacterianas que son parte de la flora normal de los
organismos acuáticos. Estas no representan un riesgo para los organismos a menos que estos se encuentren
estresados, débiles y/o inmuno-deprimidos. En estos sistemas el balance natural de la flora bacteriana se ve
alterado, lo que produce una disminución de la capacidad de tolerancia a tales cambios por parte de los
organismos bajo cultivo. Las enfermedades bacterianas en organismos marinos como peces, moluscos y
crustáceos especialmente en el camarón, constituyen un factor importante que afecta considerablemente la
producción, reduciendo el número de organismos en el ambiente natural y en los cultivos comerciales, lo que
induce a una disminución de la producción conjuntamente con la calidad del producto final. Forman en la
actualidad una de las principales enfermedades en camarones de cultivo del continente americano, siendo las
bacterias Gram negativas las que predominan en el ambiente marino, que usualmente forman parte de las
bacterias nativas de la microflora asociada a los camarones tanto silvestres como de cultivo. En su mayoría,
estas patologías figuran en la lista de obstáculos que limitan el éxito no solo de una producción acuícola
intensiva sino también de pesquerías importantes ya que impactan considerablemente el sistema ecológico.
La vibriosis ha llegado a ser la enfermedad económicamente más importante en el cultivo de organismos
marinos afectando un gran número de especies, catalogada como la causa de serias pérdidas económicas en
la producción de camarón de cultivo en diversos países (Morales y Cuéllar-Anjel, 2008).
El término vibriosis es empleado para referirse a todas las infecciones que son causadas por bacterias
del grupo vibrio, esta es oportunista y toma ventaja de camarones enfermos, débiles o mal nutridos. La vibrio
prolifera en medios con acumulación de materia orgánica, siempre se encuentra en la naturaleza pero solo se
convertirá en un problema para el camarón cuando su ambiente o salud sean adecuados. Las bacterias
principalmente las del género Vibrio, son consideradas oportunistas, localizadas principalmente en el tracto
digestivo, branquias, cutícula y ocasionalmente en la hemolinfa, ya que en presencia de otros factores
estresantes pueden desencadenar el desarrollo de infecciones. La mortalidad del camarón originada por esta
enfermedad puede variar desde rangos insignificantes hasta presentar mortalidades del 100%, afectando
principalmente a las postlarvas y juveniles. En la actualidad predomina la tendencia de cultivar camarones
marinos en mayores densidades, por lo que la atención se centra cada vez más en el monitoreo rutinario de
estas poblaciones para el seguimiento de sus condiciones sanitarias, ya que algunas bacterias que están
asociadas normalmente a los camarones, ocasionan problemas, mientras que otras parecen ser de utilidad en
su nutrición, sobretodo en la fase larvaria de cultivos a gran escala. Es necesario conocer la flora bacteriana
en animales sanos, en número y diversidad específica, lo que será de utilidad en la interpretación de
observaciones que se aparten de la normalidad. Esto permitirá aplicar medidas de prevención de las
enfermedades de etiología bacteriana, facilitar su diagnóstico y aplicar medidas de control más efectivas
(Álvarez et al., 2000).
Historia
Las primeras referencias que se conocen acerca de la vibriosis en el mundo son atribuidas al médico italiano
Filippo Pacini, quien en 1854 mientras estudiaba los brotes de cólera acaecidos en Florencia, descubrió su
agente causal, el vibrio cholerae, lo que sirvió de base para posteriores descubrimientos (Pacini, 1854).
Treinta años más tarde Robert Koch logró aislar el patógeno procedente de brotes en la India y Egipto. Koch
se dio cuenta de que los vibrios están distribuidos en una gran variedad de ambientes acuáticos y que habían
muchos tipos que no eran patógenos en el hombre. Las siguientes especies descubiertas fueron vibrio fischeri
y splendidus descritas por el microbiólogo Martines Beijerinck después del año 1880. En un principio
la taxonomía de los vibrios se basaba en las características fenotípicas como la morfología celular, la
presencia de flagelo así como aspectos de cultivo, estos estudios describieron nuevas especies en base a una
pobre caracterización. En el año 1953 un grupo de investigadores japoneses encabezados por Fujimo
identificaron por primera vez el vibrio parahaemolyticus debido a un brote de intoxicación alimentaria asociado
entonces a un consumo de sardinas crudas (Hernández et al., 2005). Estudios posteriores de hibridación
DNA-DNA fueron cruciales en la determinación de otros tipos de vibrios encontrándose un grupo relacionados
con vibrio harveyi, algynoliticus, natriegens y campbellii (Holt et al., 1994). Hasta la actualidad se han
registrado 65 especies de vibrios gracias a trabajos de personalidades tales como: Colwell, Breed, Baumann,
Schubert, Reichelt y demás colaboradores todas registradas en el Bergey´s Manual of Determinative
Bacteriolology.
Etiología
La vibriosis es causada por bacterias pertenecientes al género Vibrio que forma parte a su vez de la
familia Vibrionaceae que esta integrada por ocho géneros: Vibrio (65 especies), Allomonas (1 especie),
Catenococus (1 especie), Enterovibrio (2 especies), Grimontia (1 especie), Listonella (2 especies),
Photobacterium (8 especies) y Salinvibrio (1 especie). El propósito de considerar solo al género Vibrio dentro
de la familia Vibrionacea se debe a diferentes análisis genotípicos y moleculares que muestran a los restantes
como altamente heterogéneos (Thompson and Swings, 2006).
Los vibrios son microorganismos que habitan en todo el mundo, característicamente indígenas de hábitats
marinos, salobres y estuarinos. Son bacilos gramnegativos aerobios y anaerobios facultativos que pueden
presentar una morfología curvada no necesitando requerimientos nutricionales exigentes para su desarrollo.
Generalmente halodependientes, requieren para su crecimiento la presencia en mayor o menor concentración
de Cloruro de Sodio. Realizan su locomoción por medio de flagelos polares, tienen metabolismo respiratorio
fermentativo y se desarrollan mejor en medios alcalinos de 7,6-9,0 de potencial de hidrógeno (pH). Poseen
catalasa, oxidasa, nitratorreductasa y triptofanodesaminasa, fermentan la glucosa apareciendo en grandes
concentraciones cuando el agua aumenta la temperatura de 17-20°C. Toleran un amplio rango de salinidades,
el óptimo requerimiento de NaCl es de 2,0 a 2,5% (peso/volumen). Las especies de vibrio constituyen una
parte normal de la microflora de las branquias y cutículas de los camarones. Muchas de las reportadas como
patógenas han sido parte de la microflora normal en los animales acuáticos. La distribución y dinámica de
estas poblaciones están influenciadas por gradientes medioambientales tales como: temperatura, salinidad,
disponibilidad de nutrientes, factores biológicos como depredación, abundancia de dinoflagelados y de
hospedadores (Leytton y Riquelme, 2008).
Los vibrios habitan en ambientes marinos o de agua dulce en forma planctónica en la columna de agua,
bentónica desarrollando biopelículas en los sedimentos, como zooplancton o en el tracto gastrointestinal de
los organismos. El tracto digestivo de los organismos marinos posee una mayor disponibilidad de materia
orgánica que el agua de mar, transformándose en un medio apropiado, aunque expuestos a bajo pH,
secreción de ácido bílico y condiciones anaeróbias. Lo anterior permite el desarrollo de biopelículas las cuales
son comunidades microbianas que forman una matriz con sustancias extracelulares. Su formación puede
constituir una estrategia para sobrevivir en períodos de escasez de nutrientes, protegerse contra cambios
ambientales, atrapar y absorber nutrientes, resistir antibióticos y establecer interacciones favorables con otras
bacterias. Los vibrios poseen una gran proliferación en el medio marino infectando un buen número de
especies acuáticas entre las que se encuentran: peces, crustáceos, moluscos y mamíferos marinos, sin
embargo son reportados diversos episodios de infección en los seres humanos también mayormente por la
ingestión de productos alimenticios infectados por vibrios. Estas bacterias poseen un gran repertorio
de proteínas con enorme especificidad de sustratos los cuales le permiten realizar
diferentes funciones catabólicas para responder eficientemente a los constantes cambios del ecosistema. Son
agentes patógenos oportunistas que pueden tomar ventaja de los cambios ecológicos generados durante el
cultivo, constituyendo además un importante elemento de la población bacteriana del camarón y del ambiente
que los rodea, siendo por lo tanto una fuente constante de posibles infecciones para estos organismos. Las
enfermedades generadas por este tipo de bacterias han sido descritas como: vibriosis, enfermedad bacterial,
septicemia bacteriana de los peneidos, vibriosis de los peneidos, vibriosis luminiscente y enfermedad de las
patas rojas (Thompson et al., 2004).
Las especies de vibrio involucradas en las patologías observadas en el camarón son: v. harveyi, v.
parahaemolyticus, v. vulnificus, v. alginolyticus, v. damsela (actualmente photobacterium damselae), v.
penaeicida, v. anguillarum, v. nereis, v. splendidus, v. campbellii, v. tubiashi, v. pelagicus, v. orientalis, v.
ordalii, v. mediterrani y v. fluviales (Aguirre, 2004).
Patogénesis
Los patógenos se encuentran en el medio ambiente acuático generalmente en forma natural, son parte de la
microflora tanto en los camarones silvestres como en los de cultivo y se convierten en oportunistas cuando los
mecanismos de defensa natural están suprimidos. Su presencia no necesariamente significa que los
organismos se encuentren enfermos. Sin embargo, factores como los genéticos, contaminación del medio
ambiente e intensificación de los métodos de producción, estresan a los camarones reduciendo o perturbando
el funcionamiento normal del organismo, haciéndolos altamente sensibles a las enfermedades y reduciendo
las oportunidades de supervivencia. El estrés en los organismos provoca cambios en todos sus sistemas,
produciendo respuestas adversas en el metabolismo, regulación inmunológica, regulación hormonal y
osmorregulación, haciendo al organismo más susceptible al ataque de cualquier agente dañino, afectando la
capacidad de supervivencia, reproducción y crecimiento. Las especies de vibrio varían considerablemente su
patogenicidad y aún están indefinidas las causas de su aparición y epizootiología. Esto es relevante debido a
que ocasionan numerosos episodios patológicos, casos de mortalidad, grandes pérdidas económicas y
alteración en la población marina. El desarrollo de enfermedades es el resultado de la interacción entre
patógeno, hospedador y medio ambiente. La alta densidad de organismos y nutrientes son características
frecuentes en sistemas de cultivo del camarón lo cual facilita la proliferación de los vibrios. La vibriosis se
expresa de diferentes formas de síndromes los que incluyen: vibriosis sistémica y hepatopancreatitis séptica,
vibriosis oral y entérica, vibriosis de los apéndices y cuticular, vibriosis localizada en las heridas y enfermedad
de la concha (Morales y Cuéllar-Anjel, 2008).
El estrés que las condiciones ambientales subóptimas ejercen en los organismos, extiende sus respuestas
adaptativas más allá de sus posibilidades, provocando un desgaste excesivo del organismo, alcanzando un
pobre desarrollo o llegando incluso a sufrir una enfermedad. La influencia de las condiciones ambientales
desventajosas afecta igualmente al sistema inmunológico del camarón, limitando su eficiencia. El estrés se
hace sentir inicialmente a niveles bioquímicos y moleculares, induciendo una serie de respuestas funcionales
y estructurales en la regulación hormonal, metabolismo, osmoregulación y regulación inmunológica, afectando
la capacidad de sobrevivencia, crecimiento y reproducción de los organismos. Aunque los organismos
acuáticos parezcan sanos durante e inmediatamente después de un periodo de estrés, un brote de
enfermedad, o mortalidad crónica puede desarrollarse más tarde en la población. Muchos de estos
organismos pueden ser portadores asintomáticos de un patógeno y en condiciones normales están protegidos
por los mecanismos de defensa. Cuando el sistema de defensa es debilitado o suprimido debido al estrés, el
patógeno puede multiplicarse, rebasar los mecanismos de defensa y en ocasiones matar al hospedero
(Gómez et al., 2000).
Las mortalidades debido a la vibriosis se presentan cuando los camarones están estresados por factores
como: pobre calidad del agua, elevadas densidades de animales, altas temperaturas del agua, baja
concentración de oxígeno disuelto y una baja tasa de recambio de agua. En los sistemas de cultivo intensivo
el espacio restringido que comparten los organismos promueve la competencia por él siendo las peleas entre
organismos las que ocasionan heridas en el exoesqueleto y abren puertas de entrada a las bacterias, así
como el paso de un estadio a otro mediante la muda del exoesqueleto les provoca gran estrés a lo largo de
tan intensa metamorfosis o mediante la ingestión de los alimentos contaminados con bacterias vibrios. Las
bacterias que se encuentran en la superficie del camarón o del agua circundante penetran a través de la
producción de enzimasquitinolíticas que empiezan a degradar la cutícula protectora. El camarón como
mecanismo defensivo produce melanina cuya función principal es bloquear la penetración de las bacterias,
esta sustancia tiene una coloración negra por lo que se observan manchas negras en el exoesqueleto. La
enfermedad provoca una flexión del abdomen cerca de su tercer segmento imposibilitándole al camarón un
nado normal que le ocasiona la ejecución de movimientos incoordinados. Una vez que la bacteria ha
penetrado en la hemolinfa se disemina por todo el organismo, provocando una turbidez en la coloración de la
misma con el correspondiente descenso en el número de hemocitos, afectando además su tiempo de
coagulación. Los animales presentan anorexia ocasionada por una marcada inflamación del hepatopancreas
el que se observa expandido, decolorado y en casos extremos licuado lo que dificulta su principal función de
absorber y almacenar nutrientes, alterándose el desarrollo de la larva. Debido a la anorexia el intestino se
encuentra vacío, con una secreción lechosa en sus paredes. Se presenta la separación del epitelio, mediante
la eliminación de dos capas que protegen al camarón de las infecciones: el epitelio y la membrana peritrófica
que secreta. En adición, la pérdida del epitelio puede afectar la regulación de agua y asimilación de iones en
el cuerpo. El músculo abdominal puede notarse opaco y los cromatóforos del cuerpo en general activados
debido al estrés. La muerte se presenta de 24 a 48 horas aproximadamente de la presentación de los
primeros síntomas en dependencia del estadio (Rowe-Magnus et al., 2006).
Actualmente, en organismos cultivados por los diferentes métodos de acuacultura, se observan camarones
con características externas de organismos sanos, durante y después de un período de estrés, pero eso no
significa que el organismo este sano, ya que después de cierto tiempo se puede manifestar la replicación de
un patógeno, produciendo una enfermedad donde se observen porcentajes altos de mortalidad, o en otras
ocasiones los organismos son portadores asintomáticos de diferentes agentes nocivos y no manifiestan
características externas de animales enfermos mientras las condiciones de cultivo sean las óptimas para su
desarrollo, pero si estas condiciones se tornan desfavorables, el sistema de defensa que los tenía protegidos
se suprime y la multiplicación del patógeno se desarrolla de tal manera que sobrepasa los mecanismos de
defensa, causando en muchas ocasiones la mortalidad al hospedero. Los vibrios en la naturaleza pueden
estar en un estado inactivo o no ser capaces de crecer en los medios selectivos empleados, no obstante se ha
evidenciado que las bacterias en estado viables no cultivables pueden también causar enfermedades. Se ha
hipotetizado que las condiciones artificiales del medio ambiente en sistemas de cultivo pueden constituirse
como reservorio para vibrios patógenos. Los copépodos, rotíferos y artemias son usados como
importantes fuentes nutricionales para el cultivo de muchos organismos acuáticos y existen antecedentes de
la asociación de estos organismos con los vibrios. Estos tienen una relación de simbiosis con organismos
quitinosos como los copépodos, numerosos estudios han correlacionado la concentración de copépodos con
el número de vibrios. También existen antecedentes de su asociación con diferentes especies de rotíferos y
de artemias. La asociación de vibrios patógenos con estos organismos puede tener como consecuencia la
transmisión de estas bacterias a las larvas que son alimentadas con dichos organismos (Jayasree et al.,
2006).
Diagnóstico Clínico
Los vibrios tienen la propiedad de afectar a todos los estadios en desarrollo del camarón, provocando rangos
de mortalidades variables que dependen del sitio u órgano afectado. Si la infección es externa la mortalidad es
baja mientras que en la interna es del 100%. Primeramente se observan altas mortalidades de las larvas
infectadas en los tanques de hasta un 90% detectadas al tomar muestras de estas sobre la superficie del
tanque. Los camarones que sufren de vibriosis pueden presentar lesiones localizadas en la cutícula, se
observan en esta, manchas de color café o negras en áreas que han sido erosionadas por la acción de
bacterias quitinolíticas, además de infecciones localizadas en las heridas, pérdida de los miembros,
musculatura blanda, infección localizada en el intestino, el hepatopancreas y/o septicemia general. Los
camarones presentan un nado errático, con movimientos incoordinados y con incapacidad de nadar de la
mitad del tanque hacia el fondo, con el cefalotórax sobre la superficie con la apariencia de nadar y flotar
verticalmente. Otro síntoma a destacar es la falta de apetito que manifiestan las larvas tomando en
consideración la alta voracidad que presentan en estado normal. Al microscopio, se observa una extensión de
los cromatóforos y una infiltración de bacterias en los órganos internos. Se localizan áreas multifocales o
focales de melanización de la cutícula tornándose oscura. Una opacidad difusa de los músculos, expansión de
los eritróforos en los periópodos y pleópodos dándoles a estos una coloración rojiza. Los camarones pueden
parecer hipóxicos tornándose las branquias de una coloración rojiza o marrona. Los globos oculares de los
camarones infectados se vuelven marrón (Lightner, 1996).
Diagnóstico Anatomopatológico
La característica diagnóstica principal de la vibriosis es la presencia multifocal de nódulos hemolíticos con
centros sépticos, los cuales pueden o no estar melanizados. Las colonias de bacterias se observan como
masas basofílicas pálidas localizadas en los restos de tejido necrótico dentro de los lúmenes de los túbulos y
en las paredes de los túbulos necróticos e inflamados. Las células epiteliales que se encuentran dentro de los
focos granulomatosos pueden estar hipertrofiadas y pueden contener masas de bacterias pálidamente
basofílicas, libres en el citoplasma. Las células atrofiadas se presentan con muy pocas vacuolas de lípidos y
un número marcadamente reducido y en algunos casos ausente de vacuolas secretoras. Los focos de
infección producidos por los vibrios generalmente están bien delimitados por células hemolíticas formando
cápsulas o tapones, los cuales comúnmente se encuentran melanizados. Las bacterias pueden ser
observadas típicamente dentro o adyacentes a tales lesiones. Las evaluaciones anatomopatológicas de los
camarones afectados han relevado daños en el hepatopancreas, mostrando una respuesta inflamatoria
severa en los senos intertubulares que abarca a todo el órgano. En el mismo se puede encontrar una
formación de nódulos melanizados en el órgano linfoide, estos nódulos generalmente tienen bacterias en el
centro que han sido encapsuladas por capas de hemocitos. Los hepatopancreocitos infectados pueden
parecer pobremente vacuolados indicando bajas reservas de lípidos, toda el área se observa decolorada y en
casos extremos zonas del órgano licuado. También se pueden encontrar nódulos en el corazón, tejido
conectivo de las branquias, glándula de la antena y en la musculatura en general. El intestino permanece
vacío y se observa una secreción lechosa en sus paredes. Se aprecia una eliminación de dos capas que
protegen al camarón de las infecciones: el epitelio y la membrana peritrófica que secreta (Gómez- Gil et al.,
1998). Por medio de las siguientes imágenes son mostrados los efectos provocados por bacterias vibrios en
los tejidos de organismos marinos, específicamente en camarones de la especie Litopenaeus vannamei.
Diagnóstico Confirmativo
Para el diagnóstico de esta enfermedad es necesario aislar la bacteria responsable a partir de larvas
infectadas que presenten un cuadro clínico característico. El aislamiento se realiza al sembrar en agar
T.C.B.S. (Tiosulfato, Citrato, Bilis y Sacarosa) un macerado de larvas previamente desinfectadas en su
exterior. Las colonias de vibrios parahaemolyticus en T.C.B.S. después de una incubación de 24 horas a 25°C
son pequeñas de color azul verdoso debido a propiedades alcalinas (pH-8,2) que necesitan para su
crecimiento. Estas presentan un tamaño regular con los bordes bien definidos. El alginolyticus, anguillarum y
vulnificus forman colonias amarillas grandes ligeramente mucosas y brillantes, la coloración amarilla se debe a
que fermentan la sacarosa del T.C.B.S. produciendo acidez. Las colonias de alginolyticus poseen un tamaño
regular y una morfología redonda. El harveyi y splendidus se caracterizan por presentar colonias verdes
luminiscentes, esta luminiscencia se debe a su capacidad de producir luz. Las colonias de harveyi presentan
un tamaño regular definido (Arrellano, 1989).
Tratamiento
Como en el caso de todas las infecciones bacterianas el método de tratamiento más usado es el empleo de
antibióticos. Se han publicado según Arrellano (1989) algunas reglas que deben seguirse para el uso
adecuado de antibióticos en la camaronicultura:
Es indispensable mejorar el ambiente de los estanques de cultivo.
Solo usar antibióticos para infecciones bacterianas.
Usar solo los antibióticos frescos y provenientes de fuentes confiables.
Usar antibióticos para los cuales las bacterias responsables sean sensibles, para determinar esto deben
realizarse análisis de laboratorio.
Realizar un tratamiento con una dosis adecuada y por un tiempo máximo de cinco días, dependiendo del
antibiótico usado.
Finalizar los tratamientos días antes de la cosecha para permitir la eliminación de residuos de antibióticos en
el músculo del camarón.
La vibriosis puede ser también controlada bajo una rigurosa gestión del agua, la sanidad y mediante la
reducción del estrés entre los camarones. Se recomienda un incremento en la tasa de recambio de agua y
una reducción en la biomasa del estanque a través de cosechas parciales para reducir las mortalidades
causadas por la vibriosis (Baticados et al., 1990).
Se ha descubierto que las bacterias son capaces de comunicarse entre sí e interactuar con el medio ambiente
y organismos superiores por medio de pequeñas señales moleculares denominadas Quórum Sensing (Q.S.).
Al respecto se ha sugerido la interrupción del Quórum Sensing como una estrategia antibacteriana. El bloqueo
del Q.S. puede atenuar la patogenicidad bacteriana, más que el crecimiento bacteriano, siendo altamente
atractivo, particularmente con respecto a la aparición de bacterias resistentes a antibióticos (Defoirdt et al.,
2004).
El uso de los probióticos es otra alternativa eficaz para combatir la vibriosis en los sistemas de cultivo del
camarón, estos son administrados directamente al agua o a través de los alimentos. Se ha informado sobre el
uso de Lactobacillus sp. como bacteria probiótico en el cultivo del camarón tigre gigante (Jiravanichpaisal and
Chuaychuwong, 1997).