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ARTÍCULO DEL MES

SINFONIZAR EN TIEMPOS
REVUELTOS SOCIOLOGÍA DE LA ORQUESTA
Un espeluznante anuncio recorre las portadas de los diarios musicales europeos: a causa de la crisis
económica, el gobierno holandés planea cerrar tres orquestas y un coro dependientes de la radiotelevisión
pública, tras sesenta y cinco años de existencia. Como en otras ocasiones, el impacto mediático del titular
eclipsa hechos más silenciosos y dramáticos: no pocas orquestas municipales alemanas atraviesan procesos
de fusión con agrupaciones de municipalidades vecinas. Originaria de las cortes barrocas y estandarte
de la música “pura” durante el siglo romántico, la orquesta sinfónica atraviesa una crisis que nos invita
a analizar y discutir su función y sus fundamentos sociales.
Textos: Rafael Fernández de Larrinoa

P
ese a la ausencia (hasta ahora) en
nuestro país de anuncios tan im-
pactantes como los citados, y pese
a que los recortes están llegando de forma
menos espectacular, también aquí la crisis
económica ha puesto de manifiesto la in-
sostenibilidad de ciertas políticas cultura-
les desarrolladas en tiempos de abundan-
cia. Políticas que encuentran su epítome en
los elevados costes de las programaciones
sinfónicas (por no hablar de la ópera),
Zubin Metha y la
magnificados por un star system sustenta- Orquesta de la Comunidad
do por cotizadísimos directores y solistas, Valenciana durante un
en la sobresaturación de la oferta musical ensayo.
en las grandes ciudades y, finalmente, en la
desafección de un público al que parecen
haber llegado tarde los hasta hace poco de- feración de programas de música cinema- contraposición a otras artes, como las li-
nostados programas divulgativos y peda- tográfica o de proyectos participativos en terarias o las plásticas, la conservación del
gógicos. Tal como mostraban estas páginas las agendas de las orquestas españolas. patrimonio musical del pasado constituye
en el nº 162 de AUDIO CLÁSICA ( Jor- Sin embargo, que la crisis haya mostra- y exige en sí misma la celebración de un
nadas AEOS-Fundación BBVA), la ges- do de forma más acuciante estas disfun- acto social: el concierto implica unos ac-
tión de las orquestas españolas ha iniciado ciones no implica que no existieran con tores (músicos, público, personal auxiliar,
un profundo debate acuciada por la crisis anterioridad. Al menos una de ellas viene etc.), así como el sometimiento a unas re-
económica y la necesidad cada vez más larvándose directamente desde el mismo glas (vestimenta, saludos, aplausos, etc.) y
imperativa de atraer nuevos espectadores, origen de la orquesta como institución, y la asunción implícita de unos ciertos valo-
hecho que parece explicar la reciente proli- tiene que ver con su estructura social. En res que justifiquen todo ello.

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© BOLK

La Orquesta Filarmónica de Berlín durante un concierto, en el verano de 2010, en el auditorio al aire libre Waldbühne de Berlín.

El análisis del concierto sinfónico como HABLA EL ETNOMUSICÓLOGO interacciones humanas”), otros como Alan
acto social nos permite apreciar mejor las Lomax (Folk Song Style and Culture, 1968)
dificultades que supone la pervivencia en Desde que Alan P. Merriam planteara el llegaron a aplicar sofisticadas técnicas es-
nuestros días de un ritual que surgió a par- estudio de la música “como cultura” (The tadísticas para cuantificar de un modo pre-
tir de los valores estamentales del Antiguo Anthropology of Music, 1964), han sido los ciso la dependencia de ciertos parámetros
Régimen y que alcanzó su cénit al ser in- etnomusicólogos quienes más han pro- musicales con respecto a otros de natura-
vestido por el totalitarismo estético del Ro- fundizado en el sentido social y cultural leza económica, social y cultural. Median-
manticismo. Al igual que otros actos públi- de la música. Según Merriam, el estudio te el ambicioso proyecto “cantométrico”,
cos de remotos orígenes y apoyados en una de la música es irrelevante desde el punto Lomax analizó músicas procedentes de
férrea tradición –piénsese en la misa, o en de vista cultural si no se realiza desde tres todo el mundo y demostró la influencia
la corrida de toros– el concierto sinfónico planos: el del sonido (la música en sí), el que tenían en el estilo musical parámetros
corre el riesgo de convertirse (si no lo ha de las conductas (la música como acto y como el sistema productivo, la estratifica-
hecho ya) en una reliquia social, y si qui- producto social) y el de las ideas que sub- ción social o la igualdad entre los sexos.
zá esta transformación puede resultar poco yacen a la música y a las conductas. Desde Entre otros, Lomax destacó la correlación
palpable para el melómano, sí que puede entonces, la etnomusicología ha asumido existente entre el grado de estratificación
resultar evidente –así como una barrera como una de sus tareas fundamentales de una cultura y su modelo sociomusical
infranqueable– para el no iniciado. Esto mostrar la íntima dependencia de la músi- básico. Así, sociedades fuertemente je-
es, para la mayoría ciudadana que paga sus ca con respecto a la cultura de la que pro- rarquizadas y con mayores desigualdades
impuestos o –aún peor– para la porción que cede. Y si algunos, como John Blacking (como las milenarias culturas asiáticas,
sufre los devastadores efectos de la crisis (How Musical is Man?, 1973) aceptaron desde el norte de África hasta Japón) ge-
económica, y que en algún momento po- esta relación de un modo impreciso (“debe neraban modelos musicales “solistas” de
dría exigir a los políticos que cierren el grifo existir una relación entre los patrones de carácter muy virtuosístico (debido al em-
de las subvenciones, como ya ocurrió en la organización humana y los patrones de pleo de escalas microtonales, la elaborada
Gran Bretaña de Margaret Thatcher. sonido producidos como resultado de las ornamentación o el empleo del ritmo

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libre, etc.), mientras que sociedades más De forma llamativa, la orquesta sinfónica sección, su disposición de sillas según ran-
permeables e igualitarias (Europa oriental constituye un terreno extremadamente gos de solista y acompañante, y en el piano,
y Asia central, así como el África negra o fértil para el análisis sociológico, como para el cual la mayoría de la música escrita
Polinesia) han generado modelos musicales queda de manifiesto por la riquísima tradi- destaca la mano derecha solista frente al
“corales” de carácter eminentemente parti- ción oral que ha desnudado a través de una acompañamiento de la izquierda”.
cipativo (gracias a la simplicidad de escalas amplia colección de chistes las diferentes
y patrones rítmicos, así como mediante la jerarquías presentes en estas agrupaciones UN POCO DE HISTORIA
polifonía, etc.). (entre los que destacan sin duda los dedica-
A pesar de las reservas que numerosos dos a los violas o a los contrabajistas). Así, Las comparaciones entre la orquesta y
etnomusicólogos plantearon al método si Bruce Richard (trompa de la Orquesta otras estructuras sociales han sido constan-
científico desarrollado por Lomax, todos de Lieja) nos describe a la orquesta de for- tes desde sus mismos orígenes. Tal como
aceptaron que la cualidad de las relaciones ma humorística como un “equipo de fút- explica John Spitzer en su monografía The
sociales –jerárquica, igualitaria, competitiva bol” en su blog (Life and Work in Symphony birth of the Orchestra: History of an Insti-
o cooperativa– determina no solo el tipo de Orchestras), un reputado etnomusicólogo tution (Oxford University Press, 2005),
agrupación instrumental y vocal caracterís- como Bruno Nettl lo hace en términos las primeras orquestas inglesas, francesas
ticos de una cultura, sino también el siste- de relaciones de propiedad (Transcultural y alemanas, dependientes de un señor, se
ma de ideas que sustentará dicha cultura Music Review, 2003): “La separación en- organizaron de forma análoga a los ejér-
musical y, de forma más indirecta, la pro- tre el director y el conjunto es claramente citos, las cocinas o los establos. En base al
pia música. Dicho de otro modo, debido a visible en la indumentaria, la forma de en- principio de “isomorfismo institucional”,
nuestros diversos sustratos culturales, resul- trar, la relación con la audiencia […]. An- descrito por los sociólogos Paul DiMaggio
tará a un pigmeo tan difícil de entender que tes de comenzar el concierto, el concertino, y Walter Powell, la orquesta romana de
en un concierto unos actores (el público) una especie de capataz de plantación, tras Corelli imitó la organización de los coros
deban permanecer quietos y mantenerse en ‘afinar’ la orquesta se la presenta al director, eclesiásticos, mientras que las primeras or-
silencio mientras otros hacen música, como metafóricamente el propietario ausente questas inglesas se modelaron a partir de
para nosotros imaginarnos al público de un […]. Pero la sociedad jerárquica existe de las normas de clubes sociales, a semejanza
concierto bailando y coreando a viva voz los por sí en el interior de la música misma, de las orquestas italianas nacidas al amparo
temas principales de una sinfonía. con su director, su concertino, sus jefes de de las sociedades filarmónicas.

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Las orquestas alemanas del siglo XVIII,
por su parte, conocieron su apogeo gracias VIDEOGRAFÍA RECOMENDADA
al mecenazgo de los príncipes germanos,
quienes rivalizaron entre sí por lucir la dis-
ciplina y los arrebatadores efectos musica-
EL SISTEMA
les logrados por sus respectivas agrupacio- Joven Orquesta Simón Bolívar. Gustavo Dudamel, director
nes. La creciente precisión y coordinación MEDICI ARTS DVD 2056958. 2009
de estos conjuntos, así como la similitud El ya universalmente célebre Sistema de orquestas
fundado por José Antonio Abreu en 1975 es una
de sus apariciones públicas con las demos- demostración del poder educativo y de cohesión social
traciones castrenses, propiciaron sin duda que la orquesta y la educación musical pueden desplegar.
que la metáfora favorita del Siglo de las
Luces para con la orquesta no fuera otra
¡ESTO ES RITMO!
sino la del ejército, y de este modo leemos Orquesta Filarmónica de Berlín. Simon Rattle, director
que Veracini equipara los violines de los KARMA FILMS 2 DVD 78132. 2004
músicos con los mosquetes de los solda- Este aclamadísimo documental de Enrique Sánchez
Lansch muestra una experiencia pedagógica puntera
dos, mientras Giovenali Sacchi (autor de de la Filarmónica berlinesa basada en el montaje de La
la primera biografía de Farinelli) se refiere consagración de la primavera de Stravinsky por doscientos
a una orquesta milanesa como un placer cincuenta jóvenes procedentes de barrios marginales.
no sólo para los oídos sino para la vista,
dada la unanimidad con la que los instru-
mentistas mueven los arcos. Al igual que ORCHESTRA!
en el ejército diversos cuerpos (infantería, Georg Solti, director. Dudley Moore, presentador
DECCA 2 DVD 0743198. 1991
caballería, artillería) ejercen funciones es- Esta serie de documentales emitidos por la BBC con Georg
pecíficas, los diferentes coros de la orques- Solti al frente de una orquesta juvenil, introduce aspectos
ta (cuerda, maderas, metales) cumplirán técnicos e históricos, pero también sociológicos acerca de
la orquesta: la disciplina de la cuerda, el individualismo de
distintas funciones. Johann Nikolaus For- las maderas, el multiculturalismo de la percusión…
kel (autor de la primera biografía de Bach)
se refiere al concertino como a un aide-de-
camp (oficial al servicio de un militar de
alto rango) que no debería suplantar nun-
ca al director de orquesta, y compara a los
músicos con soldados que deben afrontar fiere a la orquesta de Mannheim aún en de una nación, esto es, en un estandarte de
arriesgadas misiones, como el trompista 1799 con elogios superlativos: “Encontré su idiosincrasia. Así, una nación diligente
cuando tiene un solo… una orquesta que marcha al paso con la dispondrá de ejércitos y orquestas diligen-
Sin duda, la extraordinaria pericia de la or- precisión de un batallón bien entrenado. tes, mientras que una nación perezosa e
questa de Mannheim contribuyó de forma Era un placer ver cómo los arcos subían y indolente no podrá sino engendrar ejérci-
decisiva a la consagración de este tipo de bajaban a la vez, y era un placer escuchar tos ineficaces y malas orquestas.
paralelismos, pues el famoso historiador cada apoggiatura ejecutada como por una La naturaleza extremadamente compleja
inglés Charles Burney refiere: “No pue- sola persona por esta orquesta de más de del concepto nación explica las contradic-
do finalizar este artículo sin hacer justicia cincuenta músicos”. ciones que experimentará la organización
a la orquesta de su alteza el Elector [de social de la orquesta durante su apogeo
Mannheim], tan celebrada a lo largo y DE GENIOS Y HÉROES decimonónico, pues si por una parte de-
ancho de Europa. He encontrado en ella rivó de un ideal netamente democrático
todo lo que permitió imaginar dicha fama: El ejército se cuenta entre las instituciones coherente con la ideología liberal que la
es esperable que emerja una gran poten- que atravesaron los cambios más profun- alumbró (la nación como “pueblo”), por
cia de tal número de brazos; pero el uso dos durante el tránsito del Antiguo Ré- otra parte encerraba un componente to-
juicioso de esta potencia debe ser fruto gimen a los regímenes liberales surgidos talitario que mostraría su faceta más fa-
siempre de una buena disciplina; en efecto en Europa tras el triunfo de la Revolución nática con los fascismos del siglo XX. En
hay en esta orquesta más excelsos instru- Francesa. Si hasta entonces consistieron realidad, la nación exige al individuo una
mentistas y compositores que en ninguna en cuerpos de mercenarios muy profesio- sumisión total, infinitamente superior a la
otra orquesta europea; es un ejército de nalizados al servicio de un señor o de un que exigía el príncipe, pues en la primera
generales, igualmente aptos para planificar rey, en el estado liberal el servicio militar el individuo pone su vida al servicio de la
la batalla que como para combatirla”. El obligatorio los convertirá en verdaderos comunidad mientras que en la segunda
mismo Mozart describe a Cannabich en ejércitos nacionales (el pueblo en armas) sólo prestaba sus servicios a un particular.
una carta escrita en 1778 como el general al servicio de la patria. De forma análo- Quien anteriormente servía (o traiciona-
que dirige el ejército/orquesta de Mann- ga, las orquestas dejarán de depender de la ba) a su señor, ahora servirá (o traicionará)
heim, mientras que un corresponsal de la autoridad de un príncipe, y debido a ello a su propio pueblo, de modo que tanto su
Allgemeine Musikalische Zeitung se re- se convertirán en una representación ideal heroísmo como su cobardía adquiri-

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© ARCHIVO GENERAL DE LA ADMINISTRACIÓN
con mayor rigor a la partitura escrita por
el compositor/genio, elevada a su vez a la
categoría de texto sagrado.
La deshumanización del instrumentista
sometido a las órdenes del director que-
da patente en la descripción de Berlioz de
las orquestas como “máquinas dotadas de
inteligencia pero sometidas como si de un
inmenso piano se tratase, interpretado por
el director a las órdenes del compositor”.
El símil mecánico no era nuevo, pues ya en
1817 el crítico Georg Ludwig Peter Sie-
vers había descrito a la orquesta de la Ópe-
ra de París como “una máquina sin alma,
[cuya] interpretación es precisa como un
reloj, pero genera tanto interés como un
reloj”. Sin embargo, el carácter alienante
de esta estructura social hará que las or-
questas comiencen a ser percibidas tam-
bién desde una óptica puramente indus-
trial, como fábricas cuyos instrumentistas
vendieran su fuerza de trabajo a cambio
de una retribución insegura e insuficiente,
o más recientemente en un sentido com-
pletamente opuesto, como funcionarios
indolentes desentendidos del arte y ador-
mecidos por la seguridad del sueldo fijo.
Al fin y al cabo ¿qué se puede esperar de
unos músicos que han dedicado toda su
vida formativa y profesional a desprender-
se de su iniciativa y creatividad para some-
terse a la tiranía de partituras impuestas
por el gestor cultural de turno? Desde este
prisma, Jacques Attali considera que la or-
questa ejemplifica a la perfección “tanto la
organización racional del trabajo como su
alienación” (Noise: The Political Economy of
Music, 1985).
Arriba, Ataúlfo Argenta al frente de la ONE en un concierto abarrotado de público. Junto a estas líneas,
multitud durante una rave party en Atlanta, EEUU. Página 80, Banda Montada de la Caballería Británica. REGRESO AL FUTURO

rán una trascendencia moral absoluta. En valores de la sociedad civil –como la igual- La evolución de la orquesta durante buena
concreto, el heroísmo otorgará a ciertos dad, la religión o la cultura– detectable en parte del siglo XX no ha hecho sino ofrecer
individuos coronados por logros militares el impulso cívico representado por deter- preocupantes señales de anquilosamiento.
singulares (como Napoleón o Bismarck) minadas iniciativas tendentes a la sociali- No sólo resultó inmune a los profundos
una estatura épica, de tal modo que sus zación de la música, como la proliferación cambios sociales sobrevenidos tras la II
respectivas naciones tendrán a bien en- de sociedades corales y filarmónicas, la Guerra Mundial, sino que incluso avan-
comendarles el escrutinio de su destino recuperación del patrimonio musical na- zó contracorriente en numerosos aspectos,
histórico así como aceptar ciegamente su cional, tanto histórico como folclórico, o desde la supeditación del intérprete a la
guía y liderazgo. proyectos de regeneración nacional como partitura (la “nueva objetividad” inaugura-
La figura del héroe político encontrará su los concebidos por Mendelssohn o Wag- da por directores como Otto Klemperer o
equivalente musical en la figura del “ge- ner. La segunda, en cambio, supondrá la Arturo Toscanini y continuada por Pierre
nio” musical (como Beethoven o Chopin), evolución de la organización interna de la Boulez o Riccardo Muti) o la elevación del
mientras que la orquesta reproducirá la orquesta según un perfil crecientemente director de orquesta al rango de monarca
dualidad del concepto nación evolucio- autoritario, en el cual el director asumirá absoluto (desde el despotismo toscani-
nando en dos direcciones contrapuestas: un rol cada vez más autocrático mientras niano hasta el cargo vitalicio de Herbert
la democratizadora y la autoritaria. La el intérprete deberá renunciar poco a poco von Karajan al frente de la Filarmónica de
primera, mediante su identificación con a su individualidad, ciñéndose cada vez Berlín). En este contexto, la demora en ad-

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mitir mujeres entre sus atriles por parte de
agrupaciones legendarias como las Filar-
mónicas de Berlín (1982) o Viena (1997)
constituye apenas un botón de muestra de
una situación que –pese a haber revertido
a gran velocidad durante las últimas déca-
das– aún ofrecía vergonzantes estadísticas
en 1994: sólo el 16% de los miembros de
orquestas profesionales alemanas y aus-
tríacas eran mujeres (en los Estados Uni-
dos y el Reino Unido lo eran el 36% y el
30%), tal como informan Abbie Conant y
William Osborne (The Status of Women in
German Orchestras, 1997).
Lejos de relajar su ritual, el concierto ha
extremado algunas de sus normas de con-
ducta. Por ejemplo, limitando al máximo
la participación del público, de modo
que para éste sólo quede el aplauso como Una de las propuestas escénicas de el Palau de les Arts protagonizada por La fura dels Baus.
única reacción posible (y nunca en mi-
tad de una obra, o entre movimientos de que se han originado a partir de las estruc- nista Maria João Pires se declaraba parti-
una misma obra). Tal como explica Alex turas sociales –democráticas y multicul- daria del disco como medio de democrati-
Ross en un reciente artículo (Es hora de turales– de nuestro tiempo (como la jam zación de la cultura: “Es muy desagradable
mostrar la música clásica, 2010), fue en la session, el festival de rock o la rave party), enfrentarse a un público que no quiere ver
época romántica cuando se gestó esta idea. apreciaremos en toda su crudeza la enor- algo,” especialmente en paises como Ita-
Así Schumann decía llevar “años soñando me distancia cultural que se ha interpuesto lia, España o Portugal. “Los países latinos
con organizar conciertos para sordomu- entre la orquesta y el mundo que la rodea. no quieren innovaciones […], somos muy
dos, para que [el público aprendiera] de Pese a que las vanguardias musicales del tacaños y muy tradicionalistas en el mal
ellos a comportarse en los conciertos”. Sin siglo XX han promovido algunos desa- sentido de la palabra. Sólo conservamos
embargo, en las primeras décadas del si- rrollos en ciertos ámbitos (especialmente las malas tradiciones”.
glo XX seguía siendo habitual aplaudir a los relativos a la relación espacial entre el
mitad de la obra. Procedentes de Bayreuth músico y la audiencia), lo cierto es que en MOTIVOS PARA LA ESPERANZA
(donde, debido a un malentendido pro- términos globales han permanecido fieles
vocado por Wagner, se dejó de aplaudir –intensificándolos– a los presupuestos so- Y, sin embargo, hay motivos para la espe-
en los entreactos de Parsifal), directores ciológicos del Romanticismo, tanto en lo ranza. La orquesta tiene aún (y siempre
como Hermann Abendroth exigieron a relativo a la hegemonía del compositor y tendrá) un enorme potencial para repre-
su público que no aplaudiera entre movi- de la notación, como a la alienación del in- sentar la grandeza espiritual del esfuerzo
mientos. El ejemplo fue seguido cada vez térprete y la reducción del público a mero artístico colectivo –compartido tanto por
por más destacados directores durante los espectador. De este modo, tenemos que la músicos como por espectadores–, como
años 1920, y pese a que muchos aficiona- tecnología (por medio del sonido retrans- lo hemos podido comprobar todos aqué-
dos se opusieron a esta iniciativa por ver mitido y grabado) ha sido la responsable llos que hemos experimentado el enorme
en ella una simple muestra de la arrogan- de la más profunda renovación del espacio poder catártico de una buena interpreta-
cia de los divos de la batuta, acabó por uni- sociológico de la música clásica durante ción de una gran obra sinfónica. Más aún,
versalizarse hasta convertirse en una de las el último siglo. Gracias a ella, numerosos esta potencia integradora y esta sublimada
reglas de conducta más disuasorias para el aficionados han encontrado la forma de capacidad de comunión forman parte de
neófito, obligado a reprimir y canalizar su eludir las convenciones sociales que les su ADN sociocultural. Solo es necesario
entusiasmo conforme a fórmulas estereo- imponía el concierto y han podido par- sacudirse los vestigios estamentales y rein-
tipadas, y temeroso de aplaudir por error y ticipar de la música del modo que les ha ventar la relación entre partitura, público e
recibir la reprimenda de algún melómano venido en gana: “dirigiendo” ellos mismos intérprete, sin que por ello el concierto de-
“experto”. Como destaca Ross, el mensaje la orquesta, repitiendo un fragmento tan- genere en una mera forma de espectáculo.
fundamental que transmite dicho proto- tas veces como quisieran, canturreando las Nuestros gestores culturales no tienen una
colo es: “Contén tu entusiasmo. No te ex- melodías o marcando el ritmo mediante el tarea fácil, pero quizá de ello dependa la
cites demasiado”. movimiento de la escoba o el estropajo. En supervivencia de la orquesta y de sus pues-
Si comparamos este modelo con aquellos una entrevista publicada en 2000, la pia- tos de trabajo.

Rafael Fernández de Larrinoa (1972) es titulado superior de Musicología. Actualmente ejerce como profesor de Armonía y Análisis en los conservatorios “Arturo
Soria” y “Federico Moreno Torroba” de Madrid.

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