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PATRAÑAS ANIMALISTAS: ¿POR QUÉ LA PIRAMIDE DE PERROS Y GATOS SE

CONSTRUYE SOBRE INEXACTITUDES?

“Es más fácil engañar a la gente, que convencerlos de que han


sido engañados” (Mark Twain)

Quiero poner la lupa en un tema que no es menor a la hora de tener que


tomar decisiones en una ciudad sobre qué hacer con sus animales de
compañía: el crecimiento demográfico de los perros y gatos abandonados, la
medición de este fenómeno, la percepción de esa cruenta realidad. Cuando te
llama un político y te hace la pregunta "¿pero cuántos perros abandonados
hay"?, generalmente suele ser para ver cómo se interviene (o no) en un tema
tan polémico como complejo y sensible a la mayoría de la población. No nos
engañemos: son los políticos los que toman esas decisiones, ellos asignan
presupuestos, ellos son los que le dan o no relevancia al tema. Y es por esto
que tengo la seguridad que lo primero que deben hacer hacer los sectores
científicos y técnicos frente al poder político es NO MENTIR. Si alguno
quiere mentir, que no seamos los que estamos comprometidos con la
Ciencia. Ya sé que lo ideal sería que nadie mienta, desde ningún lugar y
ninguna causa, pero la falta de veracidad desde el sector técnico es
imperdonable, porque ya de por sí hay un margen de error importante en
todo hecho biológico y pobre favor le hacemos a "la causa" si le agregamos
(intencionalmente o no) un rosario de falsedades.

Dicho esto, ¿a qué me refiero con la "Pirámide Poblacional de Perros y


Gatos"? A ese argumento según el cual de una pareja de perros en siete años
tendremos 5.432 cachorros y de un "casalito" de gatos saldrán 509.097
mininos (1). Generalmente se ilustra con los dos perritos o los dos gatitos
arriba de la imagen envueltos en un corazón y a partir de ambos parte un
triangulo isósceles de sus crías todas apretadas hasta la base, donde yacen
todos los nietos "no queridos" de esos Adanes y Evas animales. Esas cifras
"tan precisas" (las comillas están bien) se conocieron en las primeras
campañas
de esterilizaciones que hubo en la Argentina, allá por los años 90, y uno de
sus principales impulsores fue el Programa de Control Ético de Fauna
Urbana del Municipio de Almirante Brown. Según su propio documento de
Apertura Programática (año 1998) (2), dicha tasa de crecimiento poblacional
estaba extraído de la "American Humane Association" de E.E.U.U.,
curiosamente, una entidad que sería considerada "eutanásica" por los
actuales movimientos proteccionistas argentinos. La pirámide poblacional
está basada en el cálculo de dos camadas anuales de una pareja de animales
no controlados, entendiendo que el celo es cada seis meses y la pubertad al
año. Abundan en internet publicaciones similares, siendo la imprecisión una
de las características de este tipo de "estudios". Otro cálculo que es muy
reproducido habla de 67.000 cachorros de perros en 6 años y 11.606.077
cachorros de gatos en el mismo período (si... ¡más de once millones!).
¿Y cuál es la patraña? Que simplemente, eso no pasa. Admito que en un
principio muchos de los que nos dedicamos a Salud Pública creímos en ella,
es simple, atractiva y "vendible". Todos esos cachorros en un póster saliendo
de dos perritos enamorados es una imagen tierna, sencilla de difundir. Pero
con el paso del tiempo nos dimos cuenta (al menos los que tenemos los ojos
abiertos) que la realidad es otra cosa. Ni todas las hembras en situación de
calle tienen celos cada seis meses, ni todas las que tienen celo quedan
preñadas, ni todas las preñadas paren ni todas las que paren le dan al mundo
seis cachorros ni todos los cachorros sobreviven. Y también con el tiempo
nos resultó evidente que no es bueno para el objetivo general (evitar la
superpoblación) basar todas las acciones de difusión en imagenes falsas.
La biología no sabe de matemáticas y sobradas muestras nos ha dado la
ecología para entender que una determinada especie en un determinado
hábitat, lo que técnicamente se expresa como una comunidad biótica en un
biotopo, siempre sufre múltiples variables que condicionan su distribución y
su “éxito” en términos de desarrollo poblacional. Una de estas variables es la
capacidad reproductiva de la especie y su significado evolutivo.
La reproducción en los organismos superiores es una función de lujo.
Cuando todo "está bien" se ponen en marcha los mecanismos endógenos
(hormonales) para que ocurra. ¿Qué es lo que tiene que "estar bien" para que
haya reproducción? Básicamente nutrición asegurada y peligros limitados.
La alimentación es fundamental para que el complejo mecanismo
reproductivo comience a trabajar y para que las hembras ciclen y sus óvulos
sean fértiles y fecundantes. Lo saben perfectamente los criadores de ganado:
sin alimento no hay terneros. El recurso del alimento es básico y sin él, la
naturaleza no agrega más bocas que alimentar, mantiene la energía
concentrada en el "paquete genético" que está vivo. ¿Para qué arriesgar?.
Dentro de los llamados "peligros" que condicionan la reproducción, podemos
encontrar a las situaciones de distress. Entendámoslo bien: hablo de
"distress" y no de "stress". El "stress" es una situación fisiológica normal y
evolutiva, una reacción endócrina adaptativa ante una situación de riesgo
real. Lo diferencia del "distress" en que éste se prolonga en el tiempo, ya no
es normal y sus efectos son mucho más perjudiciales para el organismo. Una
cosa es tener que salir corriendo porque se quema el bosque (stress) y otra
muy diferente es vivir una era glacial (distress). Las alteraciones endócrinas
producidas por el distress incluyen menor secreción de hormonas
godanotróficas fundamentales para ovarios y testículos. También implica la
emisión continua de adrenalina y noradrenalina, las “hormonas del peligro”
y que son inhibidores de la oxcitocina, la hormona del parto. Creo que a esta
altura no podemos negar que tantos perros y gatos abandonados en un
ambiente urbano se encuentran en situación de distress y con la provisión de
alimentos en riesgo. La deducción lógica, con Biología de cuarto año
aprobada, es suponer una tasa de reproducción baja y una progresión
reproductiva muy lejana al "modelo" teórico de la Pirámide. Para sostener
esto en un modelo real debiéramos detectar celos en perras callejeras y gatas
ferales. Como ese trabajo sería complejo y costoso, vale remontarnos a la
bibliografía y a los ancestros del perro: el lobo. El lobo es la misma especie
del perro, mismo número de cromosomas, mismos mecanismos endócrinos.
La única diferencia es la domesticación a lo largo de algunos miles de años.
Pero esencialmente, los perros siguen siendo lobos y viceversa. Bueno: las
lobas entran en celo una vez por año. Repito: UNA VEZ. Esto nos reduce la
famosa “Pirámide” a la mitad. Además, en el caso que la loba entre el celo, en
el caso que quede preñada y en el caso que de a luz a una camada viva, los
cachorros tardan EL DOBLE o más tiempo en llegar a la pubertad, un
mínimo de dos y hasta cuatro años. Ahora la Pirámide es un montículo.
La alimentación limitada y el distress son dos variables que intervienen en la
reproducción de la fauna urbana, afectando directamente la natalidad. Por
supuesto que hay más, pero estos son básicos y significan "la entrada"
biológica de nuevos individuos a un ecosistema. Los de "salida" representan
todos los que tienden a disminuir dicha población, tales como migraciones y
mortalidad.
El caso es que en estos temas si queremos ayudar a nuestros animales,
tenemos que ser serios. No podemos basar políticas de control en datos
falsos, cualquiera sea lo que nos moviliza, la búsqueda de la salud pública o
un sentimiento de protección hacia perros y gatos.
Determinar científica y verazmente por qué una población animal en un
ecosistema crece o no, no resulta sencillo. De eso saben mucho los
ecologistas, cuando estudian la vida silvestre en determinados lugares. La
demografía de la fauna es temática de publicaciones y congresos
ambientalistas e intentan siempre tratarla con base estadística real, objetiva
y comprobable. No veo la razón para que no se apliquen esos modelos en la
dinámica de la fauna de nuestras ciudades. Estudios "de corte" (o
prevalencia) hay cantidad, lo más complicado de encontrar son los de
"dinámica" poblacional, los que muestran una evolución cronológica y/o
geográfica, principalmente porque son largos, complejos y costosos. Pero
algunos hay y es interesante analizarlos.
Un estudio publicado en la prestigiosa "Journal of Applied Ecology" (Volume
51, August 2014) (3) sobre un seguimiento de tres años de la población
canina en Johannesburgo (Sudáfrica), determina que no hubo un
crecimiento exponencial de dichos animales en la ciudad y que además "una
fracción sustancial de los perros se originó desde fuera la población,
enteramente a través de la translocación de los perros por la gente, más bien
que de nacimientos locales.(...) Estos hallazgos demuestran que el
crecimiento (...) de la población canina no es un fenómeno general y desafían
la opinión generalizada de que los perros vagabundos realmente no tienen
dueño y son una población cerrada”.
Otro estudio en Santiago de Chile (4) establece que tomando en cuenta las
poblaciones censadas entre el año 1966 y 1974, hubo un crecimiento anual de
aproximadamente 20.000 perros por año tomando como punto de partida el
estimado del año 66 (280.000). El crecimiento en siete años sería entonces
de 140.000 perros. Si fuera cierto en la práctica el cálculo teórico que dice
que “de una pareja de perros nacen 5.000 cachorros en siete años”,
estaríamos hablando del "producido" sólo por 28 parejas. Aquí el argumento
"piramidal" se derrumba solo. Es obvio que en la dinámica poblacional
canina en áreas urbanas intervienen múltiples factores y no se puede
generalizar de esa manera.
Recientemente en Neuquén (5) la dirección de Zoonosis Municipal publicó
un estudio que refiere que la población canina total pasó de 93.000 en 2012
a 82.105 en el 2015. Esto que podría tomarse como un decrecimiento tiene
una segunda lectura: la cantidad de animales que deambulan sin supervisión
se incrementó de 28.000 a 41.000 en el mismo período, es decir, hay menos
perros en total pero muchos más vagabundos. La valoración de dicha
situación es sin duda negativa, pero sólo un estudio serio permitiría arribar a
dicha conclusión, entendiendo por "serio" un modelo estadístico que sea
repetible de una década para la otra, tomando en cuenta las mismas
variables y no introduciendo sesgo (error) en el diseño de la investigación.
Hasta tanto no se publique el modelo estadístico utilizado, no podemos
emitir opinión sobre este estudio.

La única manera fehaciente de calcular o proyectar el crecimiento de


poblaciones caninas en el medio urbano es tomando un método de
conteo/estimación y repetir el modelo estadístico años después. Se debe
poner especial relevancia a los animales que deambulan sin control de un
humano, ya sean callejeros, comunitarios o los que no son contenidos por su
propietario. “Cuando la proporción de perros sin propietario sea elevada o
difícil de determinar habrá que recurrir a planteamientos más
experimentales, por ejemplo tomando prestados los métodos de la biología
de poblaciones salvajes, que vienen expuestos en las citadas directrices de la
OMS y la WSPA y, con mayor detalle, en numerosas publicaciones y
manuales profesionales, por ejemplo, Bookhout (1994) y Sutherland (2006)"
(6)
Un estudio sencillo, económico y eficiente es el realizado por el Instituto Luis
Pasteur en la Ciudad de Buenos Aires en el año 2006 (7), en el que se hizo
observación directa para más de 4000 cuadras (en un universo de 22.000) y
conteo de animales durante su recorrido. Ese mismo modelo de muestreo
debiera ser repetido años después para estimar las variaciones poblacionales.
Otras formas serían muestreos por conglomerados, método de transectas,
muestreo aleatorio simple, de cuadrantes, etc. de acuerdo a las variaciones
de nuestro ecosistema urbano.
Cualquiera sea la metodología elegida, es importante entender que el cálculo
de poblaciones de cualquier organismo vivo en su ambiente requiere de
estudios bioestadísticos complejos que no se pueden resumir a un simple
cálculo teórico.
Y ya que a muchos les gusta jugar con las matemáticas, probemos con una
calculadora los alcances de la patraña. Según el único estudio estadístico que
existe en la ciudad de Bahía Blanca (una encuesta del año 1993), existe una
proporción de 1:4 perro/habitante, lo cual arroja un total de 87500 caninos.
De éstos y según el mismo estudio, el 40% no se encuentran bajo el régimen
de "Tenencia Responsable". Significa que 35.000 animales vagan por la calle
sin el control de un humano. Esta cifra involucra a perros sin dueño, a los
comunitarios y a a aquellos que son liberados por sus propietarios en algún
momento del día. Suponiendo que la mitad de esos perros sean hembras y la
mitad machos (otro de los supuestos que no están comprobados) y aplicando
la progresión de la famosa Pirámide, tendríamos...
... 186.970.000 perros en el año 2000;
... 998.793.740.000 en el año 2007;
... 5,3 x 1015 en el año 2014
Por si no se entiende, este último número (“cinco coma tres por diez a la
quince”) significa un cinco seguido de un tres y luego catorce ceros: estamos
hablando de miles de millones de perros. Y si queremos seguir jugando con
las cifras, considerando que el Partido de Bahía Blanca (que es mucho más
que el casco urbano) tiene 2300 km2, nos da que estaríamos padeciendo más
de 300 mil perros por metro cuadrado. Aquí sí tendrían que estar en forma
de pirámide: uno arriba del otro.
Claramente, no dan los números. No me vengan a decir que en el medio
"muchos se murieron" o que "el municipio castró" o que "funcionaron las
campañas de adopción": no hay factor de "salida" de los perros de la calle
que equilibre semejante dislate. Aun calculando la inevitable mortandad
natural en cada período, la cifra final también resulta millonaria.
Simplemente, no es verdad.

Ahora, profundizando en "El Misterio de la Pirámide"... ¿se me fue la mano


cuando hablé de "patraña"?. Entiendo que el término puede resultar rudo,
pero no lo veo exagerado. Si tomamos la definición del "propósito de
engañar", en mi opinión es así... o por lo menos sería el propósito de algunas,
muy pocas personas, que sabiendo que el dato es falso, lo sostienen para que
otros (muchos) desprevenidos y bienintencionados lo reproduzcan
incontables veces en medios y redes sociales.

Hacer estadísticas veraces es complejo, tiene dificultados técnicas, no es


barato, requiere recursos humanos y financieros y además lleva tiempo. Para
colmo, no siempre las estadísticas apoyan nuestras creencias y mucho
menos, entienden de cuestiones políticas o coyunturales. Muy por el
contrario, a veces la observación científica y desapasionada de un fenómeno
determinado arroja resultados que no le gustan o no le convienen a nadie.
Sin embargo, sólo lo que ocurre es real. Como dice el divulgador Neil
deGrasse Tyson: "A la naturaleza no le importa lo que usted cree".
Entonces, ¿cuál sería el propósito de inundar la opinión pública de "pseudo-
estadísticas"? ¿Qué se gana? ¿A quién beneficia? En mi opinión, es muy
claro: tener "la propiedad" sobre un determinado tema, acaparar el relato y
ser la única voz. Manipular la demografía de una población es tener control
sobre la misma. Es apropiarse del problema por la vía de la falsedad, es
manejar el argumento por lo "que yo digo" y no por "lo que es". Da lugar a
arbitrariedades, a arreglos de conveniencia, a ceder o rechazar presiones
sectoriales. Manipulando cifras podemos decir que un sistema de
esterilizaciones es exitoso o, por el contrario, es un completo desastre, según
quisiéramos apoyar una gestión o sacarla. Arbitrario. Malintencionado. Falto
a la verdad. Peligroso.

Y ahora, por si no quedó claro, manifiesto mi convicción personal: hay que


controlar la superpoblación de perros y gatos en las ciudades y una de las
herramientas para hacerlo más importante con la que cuenta la Medicina
Veterinaria hoy día es la esterilización quirúrgica. El sacrificio no es una
opción. Los programas para el control son responsabilidad absoluta del
Estado y como se hacen con fondos públicos, deben desarrollarse con
seriedad y transparencia. Para ello es fundamental basar todas las medidas
en datos ciertos y estadísticas creíbles que no respondan a los intereses de
ciertos sectores y cuyas conclusiones equivocadas puedan provocar a largo
plazo más daño que beneficio. Insistir con un argumento perimido y que a
todas luces es irreal, subestima a la gente común o tiene en el fondo una
intencionalidad oscura.

Los "Defensores de la Pirámide" podrán decir (como ya me han dicho) que la


falta de veracidad en dicho cálculo "no importa", "que es a título de
ejemplo", "que lo relevante es el mensaje de castrar" y explicaciones
autocondescendientes por el estilo. De verdad se los digo: resulta poco serio.
Nada bueno puede salir de algo titulado "Control Ético" si se basa
en un planteo teñido de deshonestidad intelectual y que además
subestima a la gente y a su capacidad de razonar.

Ya suficiente abandono sufren los perros y los gatos en las ciudades para que
además prescindamos de nuestro cerebro para ayudarlos.

Roberto F. Giménez - Médico Veterinario - MP: 6491

FUENTES
(1)- Diario "La Nueva Provincia", Nota "El Valor de la Castración Animal" - Edición de 5 de Julio de
2015. http://www.lanueva.com/la-ciudad-im...
(2) - Municipalidad de Almirante Brown-"Programa de Control Ético de la Fauna Urbana, Base
Programática" (1998) encontrada en http://reddeapoyocanino.org/rac/wp-...
(3) "The demography of free-roaming dog populations and applications to disease and population
control (autor: Michelle K. Morters y otros)
(4)"Aspectos Demográficos de la Población de Perros y Gatos en la Ciudad de Santiago, Chile" -
Ibarra y col. (FAO.org)
(5) - Diario La Mañana de Neuquén, Edición del Domingo 24 de Enero de 2016
(6) Organización Internacional de Epizootías (OIE )- Código Sanitario para los Animales Terrestres
(2010)
(7)-Estimación de la población de caninos vagabundos en la ciudad de Buenos Aires, octubre-
noviembre 2006. (Molina y Otros). Instituto de Zoonosis Luis Pasteur, Ministerio de Salud – GCABA

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