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I. Cuentística
El sistema de teseo 15
La escritura de un texto 39
La lectura de un texto 61
Otras lecturas 74
Las fotografías
La pintura
Los empastelados
El cine
La música
Los ilusionismos del lenguaje oral
II. NOVELÍSTICA
Juegos florales 39
La anécdota de la novela
La articulación de los planos 61
La hora del lector
Una recapitulación: Carlos Ibarra 74
Juegos florales: la novela de una novela
3
Juan Villoro, “El asedio del fuego”, La Semana de Bellas Artes, núm. 195, 1981, pág. 13.
14 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
El sistema de Teseo
6
Juan García Ponce, “La escritura oblicua”, Texto Crítico, núm. 21, abril-junio de
1981, pág. 12.
7
Juan García Ponce, “Sergio Pitol: la escritura como misterio; el misterio de la escri-
tura” en José Eduardo Serrato (comp.), Tiempo cerrado, tiempo abierto / Sergio Pitol
ante la crítica, Ciudad de México, Coordinación de Difusión Cultural de la UNNAM,
Ediciones Era, 1994, pág. 37.
1. Cuentística 17
8
Juan García Ponce, “Nocturno de Bujara”, Vuelta, núm. 62, vol. vi, enero 1982, pág. 31.
9
A propósito de esta idea, Muñoz sostiene que en la literatura de Sergio Pitol “hay
una inmersión en las oscuras y tenebrosas aguas de la razón de ser del hombre”;
véase Mario Muñoz, “Infierno de todos: la formalización de un sistema”, Texto Crí-
tico, núm. 21, abril-junio de 1981, pág. 30.
18 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
10
“El asedio del fuego”, La Semana de Bellas Artes, núm. 195, 1981, pág. 13.
1. Cuentística 19
17
Pitol, op. cit., pág. 69.
1. Cuentística 23
21
Salvo en este caso de la incursión de los apartes, esos puntales metalingüísti-
cos, Pitol no se ha dejado llevar por el uso de constelaciones caligramáticas como
desmoronar las palabras o escalonar en ascenso o descenso los párrafos que dan
forma a una narración —tal como Carlos Fuentes, por ejemplo, lo ha llevado a
cabo en su Cristobal Nonato—. En una entrevista, dice sobre Asimetría: “es un
relato que yo pensé durante casi diez años, al que le di muchas vueltas mentales
antes de empezarlo, cuya situación inicial me llevó muchos intentos, infinidad de
borradores. Creo que ‘Asimetría’ representa mucho mejor mis posibilidades y los
logros que haya podido tener”, Silvia Molina y Rusell M. Cluff, “Sergio Pitol: donde
sucedió la infancia”, Creación y Crítica, núm. 6, vol. 1, 1982, pág. 13. Más adelante
Pitol corrobora la idea de Mario Muñoz que ya he citado, los terrenos ganados por
el narrador en la importancia de los procesos interiores sobre la objetividad narra-
tiva: “me encontré que ya no era preciso el registro de los datos inmediatos, aunque
todos los textos” —del libro Nocturno de Bujara, donde aparece “Asimetría’— “par-
tieron de momentos o anécdotas reales, de situaciones o lugares contemplados, de
personajes vislumbrados. Allí me permito emplear todo aquello de una manera
más libre, más literaria”, ibíd., pág. 14. Creo que el uso de los apartes es uno de los
mejores elementos para sondear el texto de un modo sistemático, para representar
la memoria despertada del hombre, y que en buena parte Sergio Pitol los toma en
cuenta cuando ve en Asimetría un logro que costó diez años de trabajo: porque lo
que era recuperado en otros relatos a la luz de un momento específico —un viaje,
la vuelta a casa, una enfermedad—, que a veces se movía del punto de fuga, en
este relato vemos que ese punto de fuga es en realidad una situación de instantes
petrificada en la vida exterior, mientras el discurso mental inicia y se desarrolla
amplia, generosamente.
1. Cuentística 25
22
Pitol, op. cit., pág. 236.
26 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
25
Todo este relato nace de un momento presente solamente señalado en dos pun-
tos, dos pequeñas frases como la antes citada, de modo que no sabemos, por la
estructuración casi novelada, si la literatura resultante es una escritura lograda o
un puro terreno de especulaciones, una zona de nadie, un lugar sin lugar que ha
partido, sin embargo, de la realidad de un narrador que nos da gradualmente las
claves del nacimiento de Nocturno de Bujara.
30 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
26
Pitol, Nocturno de Bujara, op. cit., pág. 117.
1. Cuentística 31
por dos hombres que lo guían hasta una casa donde par-
ticipa en una comida exótica acompañada de un fondo de
música oriental, hasta que pierde la conciencia y despierta
“desnudo en el angosto catre del cuarto donde había sido
introducido al llegar”, con el descubrimiento de una tortura
sistemática en su cuerpo. Feri cae en un hospital, y sorpren-
dentemente, busca el lugar del suplicio por haber creído en-
contrar allí la tierra prometida.
Antes de terminar la historia, Issa duda ante Juan Ma-
nuel y el narrador, pero ambos introducen un soporte de
misterio, la intriga sobre las cicatrices de Feri que dicen ha-
ber visto: “sí, las vimos; y podemos añadir que no eran cosa
de juego”. Ya contada, la historia de Feri es el anzuelo para
que la pintora viaje hasta Samarcanda. Entonces asociamos
el final del capítulo anterior, el tercero, con éste, y recorda-
mos vagamente lo que vivió Issa en ese país asiático, pero
aún sin saber qué va a suceder con ella: “es posible que haya
contraído allí la enfermedad que le arrebató la razón y de
cuyos detalles nunca logramos enterarnos del todo”.
El cuarto capítulo enlaza directamente con el segundo:
el narrador cuenta individualmente los hechos. Como en el
otro capítulo, conserva un estado de conciencia: acepta su
papel de detonador, de disparadero mental para desarrollar
las historias de Varsovia ocurridas veinte años atrás: la in-
ventada de Feri y la vida ruinosa de Issa; y al mismo tiempo
nos da noticia sobre la saga reciente de Bujara. Como el ca-
pítulo segundo, éste se mantiene en tres planos:
mental para llegar hasta veinte años atrás, por esa angustia-
da curiosidad de saber qué pasó entonces con Issa. De cual-
quier modo, con algún esfuerzo del narrador, el espectáculo
de la memoria da marcha adelante —parafraseando la cajita
de espejos que es “El grafógrafo”, de Salvador Elizondo, un
escritor casi coetáneo de Sergio Pitol, la voz narradora de
Nocturno de Bujara parece asentar que recuerda, que recuer-
da que recuerda, que recuerda haber recordado que recorda-
ba, y así, hasta el cansancio y la locura— Los recuerdos de
pronto despertados son:
Acaso las razones por las que Sergio Pitol encierra historias
dentro de otras, siguiendo el famoso procedimiento de las
cajas chinas, obedece a que tal estructura, mecida entre el
titubeo y el acierto, entre el escritorio y la vida real, ofrece la
visión del proceso de escritura que se da tras bambalinas. El
desarrollo de estos textos se gesta así mediante personajes
que han deseado dejar de ser lo que son y ser entonces otros,
los que han llevado por siempre dentro de sí, acaso tan igual
como sucede, un hombre dentro de otro dentro de otro, en
los óleos surrealistas de Remedios Varo.
En el proceso, Pitol inventa un narrador y se enmascara
tras él, sobre el primer plano, y experimenta con él como el
narrador inventado lo hará también con sus anécdotas. En
el parto difícil que presenciamos surgirán diversas opciones
a seguir, problemas de identidad en el tránsito de los perso-
najes anecdóticos hacia los personajes del relato.
Puesto que hay también un punto de fuga —el presente del
escritor que intenta narrar una historia—, y una serie de saltos
al pasado para recuperar de ese cultivo de tiempo las anéc-
dotas que alimentarán el plano de la escritura resultante; en
esencia, el cambio respecto a los relatos anteriores parece im-
perceptible, pero la búsqueda se vuelve ahora más compleja.
1. Cuentística 37
35
García Ponce, “La escritura oblicua”, op. cit., pág. 14.
36
En su ensayo “Joseph Conrad en Costaguana”, Pitol cita uno de los valores ideales
sobre el que insiste el escritor de origen polaco. En uno de sus libros de memorias,
apunta Pitol, Conrad aseguraba tener “la convicción de que el mundo, el tempo-
ral, descansa en unas cuantas ideas muy sencillas, tan sencillas que deben ser tan
viejas como las montañas. Descansa, sobre todo, en la fidelidad”, Sergio Pitol, Siete
escritores ingleses: de Jane Austen a Virginia Woolf, Ciudad de México, SEP, Diana,
1982, pág. 80.
1. Cuentística 39
La escritura de un texto
42
Ibíd., 152.
42 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
44
Pitol, op. cit., pág. 159.
45
Al traer a colación la disyuntiva entre arte y vida, en este relato la escritura es
apenas una vertiente del arte precisamente porque lo que escribe el protagonista-
narrador es una carta, una misiva que le sirve de explicación mental tanto como a
su amiga de México, y que apoya y cierra la estructuración del relato al iluminar los
hechos y la sombra del misterio. Sobre “Una mano en la nuca”, García Ponce esboza
con anticipación el problema de la tarea literaria, su imposibilidad por representar
la realidad, su alegórico modo de mostrarse titubeante para expresar que la vida
es también titubeante; García Ponce, “El mundo de Sergio Pitol”, en Cinco ensayos,
op. cit., pág. 108.
44 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
48
Ibíd., pág. 164.
49
Roberto Echavarren habla de empresas que se desfondan en textos como Del
encuentro nupcial, donde “se vuelve evidente una articulación de planos, una ex-
ploración de técnicas que procuran balances más complejos; los hechos del pasado
ya no priman, sino que obran como un trasfondo que llena de sombras y agujeros
el presente: se establece una superposición de los materiales del pasado”, op. cit.,
págs. 31-32. Echavarren identifica también cuatro instancias o planos funcionales
en este trabajo: dos primeros que son “reales” —el hotel donde escribe el escritor
y su recuerdo de la travesía en barco hacia Ibiza—, y otros dos más, fruto de la
imaginación creadora —la historia del hombrecillo de Barcelona, y la que intentará
escribir a lo largo del relato—. Esta cuarta opción el ensayista la califica, a mi pare-
cer ahora con bastante tino, como una vía erótica: la historia del marinero alemán
cuyas cicatrices en el pecho despiertan una serie de resonancias sensuales tanto en
el narrador-protagonista como en la mujer inventada por él, ibíd., pág. 33.
50
Pitol, op. cit., págs. 191-192.
46 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
55
Ibíd., pág. 199.
50 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
56
Ibíd., pág. 204.
52 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
58
Ibíd., pág. 274.
1. Cuentística 55
59
Ibíd., pág. 276.
60
La voz narradora ha adelantado ya la vocación de este trabajo: “en cierta forma
se trataría de una investigación sobre los mecanismos de la memoria: sus pliegues,
sus trampas, sus sorpresas”, ibíd., pág. 273.
61
Ibíd., pág. 278.
56 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
65
Ibíd., pág. 288.
1. Cuentística 59
68
Pitol, Nocturno de Bujara, op. cit., pág. 146.
1. Cuentística 61
La lectura de un texto
71
Ibíd., pág. 259.
64 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
Una mujer que debe frisar en los sesenta años que camina
como sonámbula y a la vez con la firmeza que se podría
conceder a la reina de Venecia si tal cosa existiera.
“Un joven cubierto por una larga gabardina gris”, que espe-
ra en un portón a la mujer.
remontarse más lejos aún de los pares opuestos, y una suerte de correspondencias
—de plurisignificados en cada palabra— en la magia del dentro y fuera. El amigo
lo despide regalándole una figura de barro de superficie vidriada que escoge al
azar. Tiempo después, ya en casa, la figura invade el pensamiento del personaje,
ocupa todos sus huecos y sin desearlo, circunstancialmente, pierde la figura cuan-
do la sirvienta a su cargo la tira al suelo y la rompe por accidente; sin embargo, el
recuerdo de su figura sigue ocupando todos sus pensamientos: “¡existía la magia,
entonces existía el embrujamiento!”. Al visitar de nuevo a su amigo, atormentado
por tener dentro de sí al ídolo, al fin le es aclarado el proceso que ha sufrido: el
paso de fuera hacia el dentro, la victoria sobre los pares opuestos —esa maniquea
concepción cristiana—, es en verdad una tarea del conocimiento, un viaje al centro
del aleph desde el cual se puede contemplar el todo —la posesión de un secreto, el
de la banda perpetua, infinita de Moebius, a la cual, sin embargo, Hesse no alude
en una sola línea de su relato.
70 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
83
Ibíd., pág. 64.
1. Cuentística 73
84
Mario Muñoz, cuyo trabajo sobre Sergio Pitol se encarga únicamente de los rela-
tos de Infierno de todos y que sin embargo asombra por su visión de largo alcance,
escribe: “¿qué cosas pueden ser los pasillos, las escaleras, el vacío entre las azoteas,
las puertas cerradas que ambientan Tiempo cercado, sino una referencia oblicua a
los complicados vericuetos por los que discurre la pasión amorosa?”; véase Muñoz,
“Infierno de todos...”, op. cit., pág. 30. Una observación que se aplica ahora, en un
relato fechado en 1980, por una situación semejante: el regreso simple de Alice
es el anuncio de una “pasión amorosa” frustrada, expuesta a la luz como un viejo
fantasma que se convierte en polvo, en contraste con su escape al mundo, huida
subterránea y oscura, novelesca, en la que dejó atrás recovecos —“los pasillos, las
escaleras, el vacío entre las azoteas”— y pasadizos.
74 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
Otras lecturas
Las fotografías
85
Pitol, Cementerio de tordos, op. cit., págs. 66-67.
1. Cuentística 77
La pintura
86
En “Tiempo cercado” hay una revelación pictórica muy semejante a ésta, aunque
tiene un sentido unilateral: aquí el Pinturicchio le abre los ojos a Daniel Guarneros
una mañana de 30 años atrás, y luego de todo ese tiempo, como testigo y símbolo
de su vida —“lectura” de su vida—, lo hunde en su realidad actual. En “Tiempo cer-
cado” la mujer recuerda haberse encontrado con los murales de Chapingo, y haber
tenido una sensación inmediata de impotencia e incapacidad en su tarea personal
de escritura ante la complejidad y el poder expresivo de la plástica mural, Sergio
Pitol, Infierno de todos, Universidad Veracruzana, Xalapa, 1969, pág. 62; pero las
pinturas de Diego Rivera la asisten en un carácter de pura revelación, sin crear una
segunda lectura.
78 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
Los empastelados
El cine
87
Pitol, Cementerio de tordos, op. cit. pág. 207.
88
Ídem.
80 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
La música
91
Sergio Pitol, Asimetría: antología personal, Ciudad de México, UNAM, 1980, pág.
244. Antes de llegar a su desenlace, aparece en Asimetría un motivo físico que enca-
dena una reacción violenta en el ánimo de Lorenza: la hoja seca y amarillenta que
recibe Ricardo Rebolledo para dársela a aquélla por indicación de Celeste. La noche
de la cena del cumpleaños de Lorenza, Ricardo comenta que encontró la hoja en
el cementerio: “en la tumba de alguien para usted muy querido”, lo que provoca
que Ricardo sea expulsado de la rue Ranelagh. De alguna forma la hoja encierra
toda una información respecto a una persona muerta, enterrada en el cementerio
que Ricardo y Celeste visitan, pero por sí sola no crea una “lectura”, como en los
casos ya vistos. Otro motivo físico semejante, aunque enunciado en un puro plano
de referencia, es la carta del siete de espadas hallada junto a las otras pertenencias
de la mujer del ingeniero Gallardo, un presagio de muerte, según observa la madre
del niño protagonista de Cementerio de tordos. Otros más son las fotografías de
“Semejante a los dioses” y de Nocturno de Bujara, que no abren “lecturas” en sí,
pero que evocan en el tropel de recuerdos una revuelta cristera y la posibilidad de
la creación, respectivamente. La postal de “Hacia occidente” es un mecanismo de
lectura, como ya hemos visto, pero que a ojos del personaje adquiere importancia
por el descubrimiento del texto empastelado. Esa postal es, más bien, un motivo
físico que provoca una segunda lectura, pero en una mera condición de refuerzo,
de apoyo.
92
Pitol, op. cit., pág. 149.
1. Cuentística 83
97
García Ponce, “El mundo de Sergio Pitol”, en op. cit., pág. 91, donde el autor del
ensayo admite que: “el ocasional tremendismo y el lenguaje ligeramente envarado,
ligeramente consciente que lastra algunos de los cuentos de Tiempo cercado desa-
parece casi por completo en Infierno de todos y se convierte en un preciso fluir de
puro ritmo narrativo en Los climas”, ibíd., pág. 98.
98
*** Pitol, op. cit., pág. 52.
1. Cuentística 87
101
Pitol, Cementerio de tordos, op. cit., pág. 139.
102
Ibíd., pág. 161.
103
Op. cit., pág. 105.
104
Molina y Cluff, op. cit., pág. 14
105
Pitol, op. cit., pág. 197.
1. Cuentística 89
115
Ibíd., pág. 121.
116
Sergio Pitol, No hay tal lugar, Ciudad de México, Ediciones Era, 1967, pág. 40.
1. Cuentística 95
117
Pitol, Cementerio de tordos, op. cit., pág. 167.
118
Ibíd., pág. 230.
119
Ibíd., pág. 274.
120
Ibíd., pág. 280.
96 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
123
Pitol, Nocturno de Bujara, op. cit., págs. 263-264. Este escenario es muy similar
al de uno de los interiores de “Ícaro”, el cuarto de hotel en Venecia: “las corti-
nas de brocado espeso; la rugosa colcha de cretona con rayas de un verde suave
que combina con otro aún más suave, imperceptible casi; una reproducción de
Guardia, otra de Carpaccio. Algún broche de cromo o aluminio inteligentemente
entreverado entre los muebles oscuros”, Pitol, Cementerio de tordos, op. cit., pág.
207. Y también al piso de Lorenza en Asimetría: “un mundo de cretonas, carpetitas
de encaje muy fino, pastoras de porcelana de un gusto un tanto dudoso y cortinas
que con furia parecían querer desmentir la idea de que quien allí vivía pretendiera
renovar un género artístico”, op. cit., pág. 246.
124
Ibíd., pág. 269.
125
Ibíd., pág. 64.
1. Cuentística 99
pieza a desarrollarse el diálogo y lo dejo seguir por los conductos adecuados; pero
en ese momento en alguna parte de la memoria se pone en movimiento todo el
océano de imágenes alguna vez percibidas, la pintura, en primer lugar”, y cita, entre
sus preferencias pictóricas, los goyas, Pitol, “Sergio Pitol”, op. cit., pág. 58.
133
Pitol, Cementerio de tordos, op. cit., pág. 235.
134
Pitol, “Sergio Pitol”, op. cit., págs. 60-61.
135
Pitol, Cementerio de tordos, op. cit., pág. 175.
102 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
La fuerza de la escritura
La ambigüedad
Puck, sin que ella se lo haya preguntado, dice que ese olor
se debe a una correría matinal en el campo y a las calzas de
cuero que todavía usa.
140
Pitol, op. cit., pág. 287.
141
Esta referencia a objetos que ocultan evidencias de una traición como el adulte-
rio aparece también en “Hacia Varsovia”, donde el protagonista compara los boti-
nes de la anciana que tiene frente a sí con otros que “viera años atrás en el espacio-
so caserón de mi infancia, en un baúl abominado por mi abuela”.
108 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
La otredad
142
Ibíd., pág. 86.
1. Cuentística 109
143
Ibíd., pág. 153.
110 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
144
Pitol, op. cit., pág. 39.
145
Campbell enlista “Hacia Varsovia”, Del encuentro nupcial y Nocturno de Bujara
como relatos con la sombra del mal páginas adentro, en el mismo trabajo donde ve
en Henry James “una de las fuentes del encuentro con lo maléfico” en que ha abre-
vado Pitol; véase Federico Campbell, “Sergio Pitol y su novela El desfile del amor”,
Proceso, núm. 486, febrero de 1986, págs. 52-53.
1. Cuentística 111
146
Pitol, Olga Costa, op. cit., pág. 11.
112 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
147
Sobre el autor de origen polaco, Pitol ha escrito: “Conrad está consciente de que
el mal es un factor integrante fundamental en la personalidad humana, y al plantar
a sus personajes en escenarios desprovistos de los asideros morales habituales en
la sociedad europea, los enfrenta al horror de sus limitaciones, es decir a la concien-
cia de su propia debilidad”; Pitol, Siete escritores ingleses..., op. cit., pág. 81.
1. Cuentística 113
148
Pitol, Cementerio de tordos, op, cit., pág. 123.
114 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
en “La casa del abuelo”, al sentir “el oscuro drama que agitaba
a los seres alrededor de los cuales se movía”, deja al mismo
tiempo la etapa de la infancia. El mural del Pinturicchio que
alegoriza la vida de Daniel Guarneros en Cuerpo presente
hunde al personaje en su caída. El texto empastelado en “Ha-
cia occidente” y el descubrimiento de los rasgos del personaje
en una imagen postal lo hacen pensar que en la “vida todo
era una gran vacilada”. En “Ícaro” la caída es literal: el posible
Carlos muere al despeñarse desde un acantilado, y quien ha
visto esta secuencia en la película japonesa, el lector, se siente
culpable por no poder impedir esa muerte, etcétera.
Ahora bien, ¿qué sucede, entre las palabras y detrás de
ellas, durante el tiempo del derrumbe? ¿Qué otro mecanis-
mo de relojería regula los movimientos de cada personaje?
El hilo de Ariadna
152
Molina y Cluff, op. cit., pág. 14.
153
Veo en Asimetría, más que en cualquier otro de los relatos, a un Sergio Pitol que
se entusiasma con los descubrimientos de la memoria, pero siento, junto con él,
todavía más esa idea de la caída, del desengaño del hombre por haber sido expul-
sado del jardín del edén —de hecho a Ricardo Rebolledo lo expulsan de la casa de
la rue Ranelagh.
118 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
154
Muñoz, “Infierno de todos...”, op. cit., pág. 25.
155
Subrayo su presencia debido a que la lluvia apesadumbra al protagonista de “El
regreso”, tendiendo un velo de gris sobre los objetos, y por corresponder al manejo
posterior de la luz en “Ícaro”, donde la lluvia apoya toda esta “intención simbólica”:
si en las escenas de amor y juventud “la claridad es radiante”, vemos así la atmósfe-
ra sicológica en distensión, en verdadero remanso; y al llegar a la parte donde em-
pieza a caer Ícaro, la atmósfera se concentra, se ciñe con el manto gris de la lluvia,
incomunicando no solo a las personas, como incomunica y aísla a los escritores de
Cementerio de tordos y Del encuentro nupcial, sino también a los objetos.
1. Cuentística 119
La vida es sueño
156
Pitol, op. cit., pág. 180.
157
Villoro, op. cit., pág. 13.
120 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
160
Ibíd., pág. 109.
122 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
164
Pitol, Cementerio de tordos, op. cit., pág. 184.
124 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
La locura
168
Pitol, op. cit., Olga Costa, pág. 13.
169
Pitol, “Prólogo”, op. cit., pág. xvi.
126 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
170
Pitol, Cementerio de tordos, op. cit., pág. 232.
171
En “El sueño de lo real”, Pitol confirmará en retrospectiva el significado personal
de esta constante temática: “mis primeros relatos concluían irremisiblemente en
una agonía que conducía a la muerte del protagonista o, en el más benigno de los
casos, a la locura. Acceder a la demencia, ampararse en ella, significaba vislumbrar
una última Thule, el cielo prometido, la isla de utopía donde todas las tribulaciones,
angustias y terrores quedaban para siempre abolidos”, Sergio Pitol, Pasión por la
trama, Ciudad de México, Ediciones Era, 1998, pág. 18.
1. Cuentística 127
173
Pitol, Nocturno de Bujara, op. cit., pág. 112.
1. Cuentística 129
El adulterio
180
Pitol, “Prólogo”, op. cit., pág. ix.
132 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
183
Cluff ve el antecedente de esta relación en las protagonistas de un texto que
desconozco: “La palabra en el viento”, que se incluye en el libro Tiempo cercado. Se-
ñala no solo la rivalidad en el amor por un hombre, sino la creencia de ambas en la
“duplicidad”, como lo expresa la anciana en su casa de Varsovia y como sucede, aun-
que en términos de magia y brujería, en Aura, de Carlos Fuentes, un texto paralelo
respecto a “Hacia Varsovia”. Cluff subraya una correspondencia entre una de las
hermanas de “La palabra en el viento”, Jesusa, de “Los Ferri”, y la abuela del prota-
gonista, de la que oye “la voz de los recuerdos” al regresar a Varsovia: “la manía de
poblar de demonios un edificio en el que” se “ha sufrido una traición amorosa”, cfr.
la nota de la página núm. 42 en Russell M., Cluff, “Los climas o el cosmopolitismo
en los cuentos de Sergio Pitol”, Texto Crítico, núm. 21, año vii, abril-junio de 1981.
136 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
184
Pitol, Cementerio de tordos, op. cit., pág. 264.
1. Cuentística 137
185
Ibíd., pág. 189.
138 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
Las Erinias
El esperpento
192
Ibíd., pág. 19.
142 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
195
Ibíd., pág. 36.
196
Ibíd., pág. 211.
197
Sergio Pitol, “Diario de Escudillers”, Quimera, núm. 43, 1985, pág. 58.
198
Las comparaciones con animales son cosa muy frecuente en la obra de Pitol, y
su rango va desde el símil ofensivo —Celeste “se enamoró como una cerda”—, el
144 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
simil de construcción —el doctor Esteva tenía unos “bigotes de morsa”, la profesora
Viardot es un “viejo papagayo”—, el empleo de verbos cuyas acciones propias de
animales pasan al ámbito humano —“rumiar” agravios; “ramonear” en torno a
alguien; “aullar”, “bramar” y “gemir” en momentos de desesperación—, la descrip-
ción de situaciones concretas —“meterse por voluntad propia en una ratonera”;
estremecerse de pronto como por “el aguijonazo de una víbora”, asemejarse a “ratas
amedrentadas” por la vigilancia del halcón—, hasta la reflexión sobre los hombres
y el tiempo con base en la actividad de los insectos —las “tres moscas capaces de
convertirse por su propia voluntad en arañas”—, e incluso la función de la literatu-
ra —atrapar y enclaustrar los momentos “como insectos caídos en las hojas voraces
de una planta carnívora”.
199
Pitol, “De un diario..., op. cit., pág. 21.
200
Pitol, “Prólogo”, op. cit., pág. xi.
II. NOVELÍSTICA
201
Manuel Mujica Láinez, La casa, Barcelona, Plaza & Janés Editores, 1983, pág.
223.
202
Óscar Tacca, Las voces de la novela, Madrid, Gredos, 1978, pág. 65.
203
Ibíd., pág. 113.
146 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
204
El mismo Tacca explica así este concepto: “el narrador es, pues, una abstracción:
su identidad se sitúa —recurriendo a la útil distinción de Roman Jakobson, reto-
mada por Todorov— no en el plano del enunciado, sino en el de la enunciación”,
ibíd., pág. 69, donde el enunciado es la dimensión verbal y la enunciación es el acto,
la acción de contar o narrar, que incluye un emisor, el contexto en sí y un receptor.
205
Ibíd., pág. 113.
206
Ibíd., pág. 114.
207
Ídem.
2. Novelística 147
210
Octavio Paz, Libertad bajo palabra, Ciudad de México, SEP, FCE, 1983, pág. 66.
2. Novelística 149
213
Ibíd., pág. 13.
214
Ibíd., págs. 14-15.
152 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
215
Sobre la aparición de los personajes centrales de El tañido de una flauta, su
autor nos dice: “hay muchos momentos en que el novelista, el pintor y el cineasta
podrían ser uno mismo. Hay casi un juego de evadir el nombre para que el lector
tarde un poco en saber de quien se está hablando”, véase Molina y Cluff, op. cit.,
pág. 15; de lo anterior podemos ahora entender la confusión que crea la tardanza
deliberada en presentar al pintor Ángel Rodríguez con su nombre.
2. Novelística 153
223
Ibíd., pág. 42.
2. Novelística 157
224
Incluso la conciencia del cineasta, a lo largo de la novela, maquina una creación
sorpresiva: el sueño final, una pesadilla cuyos elementos temáticos han aparecido
antes, aquí y allá, en el paso del personaje por Venecia y por la galería de sus re-
cuerdos. Es una invención que debe aterrar al cineasta, pero el Hamlet que la lleva
a cabo —ese deus ex machina temible que dirige la representación— es su propio
inconsciente, y lo que le muestra en las imágenes del sueño no es en verdad la par-
te faltante de alguna historia, sino el montaje de una serie de hechos “reales” cuya
sola amenaza, como en la pintura surrealista, es su monstruosa aunque remota
posibilidad.
225
Ibíd., pág. 60.
158 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
Hotel de frontera
231
Pitol, El tañido de una flauta, op. cit., pág. 80.
2. Novelística 161
232
Ibíd., pág. 83.
162 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
233
Ibíd., pág. 115.
2. Novelística 163
Gabino oye una voz —una instancia lúcida del más allá a la
cual lo conectaba, según el testimonio del viejo en un libro,
la presencia de Paz—, tiene conciencia de un umbral desde
donde gemían y sollozaban los difuntos, y es quien le expli-
ca la célebre máxima del cristianismo esotérico de la teósofa
británica Annie Besant: “todo está en todo”. Asistimos a una
curiosa duplicación, dentro de lo que podría considerarse
una escritura crítica: el ars poetica esbozada en determina-
do texto y su realización en ese mismo trabajo o en otro de
los relatos de Pitol.237
236
Ibíd., pág. 124.
237
Mas esta consigna de la que nuestro autor se ha valido para concebir toda una
literatura es puesta aquí como una más de las patrañas en las que fervientemente
cree Gabino Rodríguez. ¿De quién se burla entonces Sergio Pitol? ¿De nosotros o
de sí mismo?
2. Novelística 165
247
Pitol, op. cit., pág. 174.
2. Novelística 171
254
Ibíd., págs. 139-140.
255
Ibíd., pág. 89.
2. Novelística 175
260
Ibíd., pág. 202.
178 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
261
Ibíd., pág. 204.
2. Novelística 179
262
Ibíd., págs. 27-28.
2. Novelística 181
Consideraciones varias
268
García Ponce, “La escritura oblicua”, op. cit., págs. 12-14.
269
Op. cit., págs. 19-20.
270
Ibíd., pág. 25.
271
Coincidente por razones obvias con el recurso de la metaficción, la identidad
inestable es una definición del deseo creativo del narrador en Del encuentro nup-
cial: “hacer estallar la coherencia en los personajes” —véase Pitol, Cementerio de
tordos, op. cit., pág. 192—, ya que el uso de estructuras con historias adentro des-
quicia la coherencia —la construcción de una identidad— de los personajes duran-
te su conversión de entes “reales” a entes de “ficción”.
184 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
Juegos florales
La anécdota de la novela
274
Díaz Arciniega, op. cit., pág. 40.
2. Novelística 189
Se inició una relación que duró varios meses sin ningún con-
tratiempo, agradable, aunque a decir verdad demasiado tran-
quila, hasta que un día al levantarse advirtió nuevamente el
dolor en el cuello. En el mismo sitio en que poco antes lo ha-
bían operado comenzó a surgirle una nueva inflamación.278
recuerdo de simpatía hacia ella, como lo hemos visto ya al inicio del libro, cuando
el italiano, europeo como Billie, se asombra o llega a molestarse por el escepticismo
del narrador mexicano ante su afirmación: “¡una muchacha muy dulce, Billie!”.
278
Pitol, op. cit., pág. 43.
2. Novelística 191
279
Íbíd., pág. 47.
192 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
verdad inicial hasta transformarse en autónoma, pero sin asideros con lo real, la
relatividad de cualquier verdad. Velázquez va más lejos y anota que el “infierno de
Pitol se inicia entonces en un territorio donde no hay modelos ni habrá obra, don-
de todo tiende a ser un símbolo del mal”, ibíd., pág. 41. La creación en el vacío, sin
santo alguno —¿compromiso social, búsqueda de Dios?— al cual encomendarse.
284
Palabras del propio Pitol: las del prólogo que redactó para Cumbres borrasco-
sas —en Siete escritores ingleses..., op. cit., pág. 32— y que Velázquez, op. cit., pág.
40, advierte como indicativas y claves con relación a Juegos florales —la primera
versión de la novela data del mismo año que el ensayo—, como lo serán también
para El desfile del amor.
196 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
288
Romero, op. cit., pág. 60.
289
Antes de la trama, de la importancia de la trama como soporte para la novela
entendida como tal, fueron primero estos “relatos enmarcados”, principales e hil-
vanados por el hilo de una trama de carácter secundario, según Baquero Goyanes
op. cit., págs. 29-30.
290
Sobre él despliegue de escrituras, virtuales o ya elaboradas, contenidas en la se-
rie de cajas chinas a partir de las cuales vemos construirse Juegos florales, González
Rodríguez señala: “el procedimiento de Pitol es desplazar la escritura de la novela
a la escritura de la novela por los propios personajes, como ya lo había intentado
experimentalmente en el relato Del encuentro nupcial de 1970. Sin embargo, ahora
el resultado se consigue en la riqueza de las posibilidades narrativas: el tejido de
las historias pule poco a poco la redondez de la novela, el interés sostenido de la
lectura, el espectro de exploraciones psicológicas y la recreación de ambientaciones
contundentes en un punto final: el proyecto de la narrativa de los sesenta sellado
por el cosmopolitismo y la imagen del espejo europeo y su cultura”; véase Sergio
González Rodríguez, “La novela de Billie Upward: Venecia-Xalapa y anexas” en
Serrato, op. cit., pág. 157.
291
Pitol, Juegos florales, op. cit., pág. 21.
198 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
292
Ibíd., págs. 22-23.
2. Novelística 199
293
Ibíd., pág. 37.
294
Ibíd., pág. 75.
295
Se trata de un relato atroz, sin pies ni cabeza, sobre un duelo de almas en un
plano astral donde la “sana, jubilosa, enérgica, henchida de pasión y afanes cons-
tructivos” —la de la propia Teresa— se enfrenta a otra, vil y deleznable, la de su
difunto marido, quien al parecer se suicidó afectado por la sífilis.
200 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
302
Rita Gnutzmann le da un repaso a la génesis de la labor de los “recepcionistas”
desde su inicio vago y presentido entre los estudiosos de la Escuela de Praga, has-
ta el lector implícito del cual habló Wolfgang Iser y que corresponde al llamado
destinatario interno, “La teoría de la recepción”, Nueva crítica literaria, Revista de
occidente, núm. 3, octubre-diciembre de 1980, cfr. págs. 99-107.
204 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
303
La cuestión se complica aún más, pues al anotar arriba segundo narrador me
refería no al narrador “ficticio”, sino al “real”, que un primer narrador, Sergio Pitol
en este caso, inventó a partir de una voz narradora, con lo cual tenemos tres na-
rradores en juego.
304
Pitol, op. cit., pág. 52.
2. Novelística 205
es todavía mayor, ya que la inglesa no solo inspira un libro probable, sino la novela
que leemos como tal: “Billie Upward es la verdadera protagonista simbólica del
libro, esa parte oculta de la realidad que sufrimos, que esperamos iluminar a través
del recuerdo y de la escritura y que, sin embargo, como el pasado, es irrecuperable”,
véase Juan Antonio Masoliver Ródenas, “Sergio Pitol en los espacios del recuerdo”
en Serrato, op. cit., pág. 169.
307
Blanco apunta que el sobre-énfasis romántico por el cual los personajes de Pitol
traspasan las fronteras de la locura y lo equívoco, se ve “equilibrado, templado, por
un estilo elusivo, lo fragmentado, difuminado o bien disimulado por la vaguedad
y la exuberancia de la prosa, con lo que crea una distancia y un como filtro irreal,
a través de los caminos estilísticos de la prudencia, la distancia y el matiz”, op. cit.,
pág. 31.
308
Op. cit., pág. 41.
2. Novelística 207
cho tanto de sí mismo como de los demás, y de una modificación de los demás. Es
decir, para un extraño lector que, muchas veces, el autor recrea en sí mismo cuando
208 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
¿No la asociamos con los días finales de Carlos, con sus zapa-
tos viejos y sucios, con su indumentaria en la realidad “ficti-
cia” de la novela: en las páginas de “Ícaro” cuando sucumbe
bajo el engaño del viejo poeta?
Mas la propia Billie Upward, que ha encaminado al na-
rrador a “una suerte más cruel que la suya”, ¿no se parece
también a lbarra por esta suerte de manipulación espiritual?
Si Raúl guarda rasgos que lo asemejan a Carlos Ibarra en
cuanto a su autodestrucción gradual, también Billie los tiene
—incluso más definidos, más historiados que los de Raúl:
de ella al menos sabemos cómo desaparece—, y no solo eso:
la relación de ambos es por momentos como la de Ibarra y
Paz Naranjo: una correspondencia cruzada entre una y otra
novela.
314
Pitol, op. cit., págs. 112-113.
315
Ibíd., págs. 127.
210 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
316
A propósito de personajes como Billie, Raúl Bermúdez y Carlos lbarra —venci-
dos luego de haber sido casi prometeicos—, recordemos lo que José Joaquín Blanco
ha escrito: “Pocas veces la literatura mexicana ha tenido un defensor tan entraña-
ble, tan conmovido, tan apto como Sergio Pitol para los mundos de la soledad y
los solitarios, los desamparados y desesperados, de los locos y los avergonzados, de
los torpes y perdidos de sí mismos: las víctimas de la honorable familia burguesa: los
niños, los viejos, los solos, que frente a la realidad no solo banal, sino autoritaria y
ajena, oponen el recurso de su retórica, inventan profusos y laberínticos mundos
alternativos, totalmente teatralizados e inverosímiles, desbordantes de una vitali-
dad exagerada y a veces como de ópera”, op. cit., pág. 31.
317
Pitol, op. cit., pág. 20.
2. Novelística 211
318
Ibíd., pág. 36.
319
Ibíd., pág. 29.
320
Ibíd., pág. 30.
321
Ídem.
212 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
Aun sin ser la obra de este polaco “la novela de una novela”,
tiene un arranque narrativo similar al de Juegos florales: “de
la imbricación de las cuatro historias encapsuladas en los
distintos puntos de partida, surgirá una estructura vigorosa
y compleja”.325
Y un destino semejante: “los cuatro posibles inicios de la
322
Ibíd., pág. 31.
323
Ídem.
324
Sergio Pitol, “Andrzej Kusniewicz ante el derrumbe habsbúrguico”, en La casa
de la tribu, Ciudad de México, FCE, 1989, págs. 169-170.
325
Ibíd., pág. 170.
2. Novelística 213
329
Ibíd., pág. 171.
330
Ibíd., pág. 173.
2. Novelística 215
331
Ídem.
332
Como la que ya habíamos advertido en los capítulos anteriores: Gianni se com-
place en ver el fracaso de Raúl, mas no el de Billie; Eugenia tiene un mal recuerdo
de Teresa y no le importaría que el narrador la describiese sin escrúpulo alguno,
pero llega a preocuparse por Raúl; y el narrador se siente triunfador ante el destino
perdido de Billie y de Raúl.
216 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
do de los personajes.
Páginas adelante nos encontraremos con una frase que
define un primer punto de fuga: el narrador quisiera hacerle
un comentario a su mujer, pero la encuentra dormida. Luego
leeremos otra frase que describe la sensación del narrador
al borde de un precipicio, el de la memoria: “ha llegado al
inicio de algo que le habría gustado desconocer”; y una más
que nos sorprende y hunde en la confusión: “por un mo-
mento todo lo que ocurrió durante esos días y que ha co-
menzado a glosar en unas tarjetas, lo hace sentir incómodo,
desasosegado”.337
Es decir: el punto de fuga no es el momento de la re-
flexión y de la escritura, sino los momentos en los cuales el
narrador ha escrito desde dos días atrás, en las tarjetas de
Gianni, pasando por el instante en que su mujer duerme al
lado —durante la siesta o en la noche—, hasta el siguiente
punto de fuga, que actualiza el tiempo y deja así constancia
de su lento, pero implacable fluir.
Una nueva reflexión sobre la realidad “real” de ese mo-
mento afronta las molestias que el narrador y su mujer les
han causado a Gianni y Eugenia alargando su estancia en
Roma, creando con ello una barrera paulatina entre ambas
parejas. Más todavía: el narrador piensa que la ruptura entre
él y Gianni pudo deberse a la manera como Billie era vista
y enjuiciada por aquél: “recuerda la frase áspera de Gianni
sobre el exceso de crueldad desplegado por los mexicanos
en el caso de Billie”; así como al hecho de haber malinter-
pretado su propósito de novelar: Gianni pudo pensar que
él mismo, Eugenia y la gente de Orión aparecerían como
protagonistas de su libro, tal como la propia Eugenia lo pen-
só en el primer capítulo, mostrando el mismo terror de los
personajes que de pronto se ven retratados y descritos me-
diante la invención de Hamlet: “¿te imaginas lo horrible que
debe ser hablar con alguien, ponerte al desnudo y descubrir
después a un personaje que repite eso mismo en la novela
el estudioso va aún más lejos cuando apunta que “la paralipsis que se manifiesta
en esta obra refuerza la noción metafísica de que la literatura, como el ave fénix,
siempre renace de sus propias cenizas”, op. cit., pág. 187.
337
Pitol, op. cit., pág. 182.
218 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
de un amigo?”.338
Después de volver a casa de Gianni de un almuerzo en
el que solo durante “el momento del café cambiaron unas
cuantas y desganadas palabras” —nuestro punto de fuga ac-
tualizado—, el narrador “real” decide encarar la situación y
aclarar que no tenía ninguna enemistad con Billie, y cuenta,
una vez más, la historia de los juegos florales: “las escenas
aparecen en su memoria con tal nitidez que por un momen-
to piensa que el licor que bebe le produce una capacidad de
visión privilegiada”.339
Pero ¿qué ha pasado entonces con “la novela de la nove-
la”? ¿Dónde quedó el proyecto, dónde la voluntad creadora
del narrador: qué se hizo la escritura, los apuntes en las tar-
jetas de Gianni, qué se hicieron? Estamos, mas que nunca,
ante la propia “novela de la novela”, algo posible solo si apa-
rece ante nosotros como un esbozo, como una entelequia:
como un fantasma al que estuviéramos siempre a punto de
atrapar. Más todavía: “la novela de la novela” ilustra el gran
drama de la escritura por situarse en la zona intermedia de
la palabra que ha sido dicha, la palabra en el aire —la pala-
bra aventurera, andariega—, y la otra, la que ha sido escrita,
la palabra impresa de los libros.
Así, para aclarar malentendidos, el narrador les ha de con-
tar una vez más, con calma y detalles, la historia de Billie en
Xalapa a Gianni y Eugenia, abandonando en apariencia el hilo
de la historia: con este recurso nos enteraremos de los hechos,
leeremos la parte de la historia que nos faltaba conocer —con
mayor precisión—, sin dejar de estar del lado del narrador
en cuanto a la emoción, obsesión o la fascinación que llega a
sentir por la historia de Billie al tomar en cuenta que con ese
material anecdótico podría trabajar en lo futuro, y que la re-
petición de cuanto ocurrió le sirve a él mismo para explicarse
mejor esa zona del pasado.
El narrador insiste en no poder recordar la presencia de
Billie junto a ellos durante los paseos por Papantla y la ex-
cursión al Tajín, y se pregunta sobre ella, especula y crea:
338
Ibíd., pág. 21-22.
339
Ibíd., pág. 188.
2. Novelística 219
370
Ibíd., págs. 49-50.
2. Novelística 233
Minerva
371
Mario Vargas Llosa, Historia de Mayta, Barcelona, Seix Barral, 1987.
234 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
La parte derrotada
detestable”.
Eduviges deja traslucir una segunda monomanía: su ren-
cor y recelo por Balmorán, un periodista que vivía —y que
vive aún, lo veremos más tarde— en el cuarto piso del Miner-
va, a quien ella culpa por la muerte de Pistauer y por la de su
hermano Arnulfo, sucedida ésta algún tiempo después que
la anterior por razones, según la mujer, concatenadas con los
sucesos de la noche de noviembre de 1942.
Una digresión narra el encuentro de Eduviges con Balmo-
rán la ocasión en que éste fue a visitarla para interrogarla so-
bre su parentesco con Gonzalo de la Caña, un poeta maldito
que publicó cuentos y poemas en revistas de Guadalajara y
de la Ciudad de México, que fue admirado por Juan José Ta-
blada —el uso de los figurines históricos—, que fue castigado
por haber escrito “un cuento muy decadente, muy perverso, el
último que había publicado, donde describía con lascivia un
cuerpo y declaraba que era el de una de sus hermanas”, y que
era en realidad el tío abuelo de Eduviges.
En ese tiempo, Eduviges teme a Balmorán por la posible
implicación de su tío abuelo con la historia de un castrado
del siglo anterior que, según las informaciones que le pide a
Delfina Uribe, el periodista escribe. Preocupada por las reac-
ciones adversas que hubieran podido alzarse contra su fami-
lia, Eduviges le cuenta sus aprensiones a Martínez, ayudante
de Arnulfo Briones, luego de habérselas pormenorizado a su
hermano. Y es en este paso de la información en el que ésta
se va deformando, amoldando a los temores mojigatos de
Eduviges, originando un estado de confusión que sitúa desde
entonces a Balmorán como un hombre enterado de la exis-
tencia del antiguo pariente de los Briones que “no era normal
del todo, que no estaba del todo completo” por lo castrado, “y
sobre el cual presumía tener papeles con que probarlo”.
Antes de despedirse, le aclara que el asesinato ocurrió en
realidad a la entrada del Minerva y no dentro de la casa de
Delfina Uribe; el austriaco había estado en la fiesta y la pro-
pia Delfina la quiso incriminar por haberlo invitado a la re-
unión, cuando en realidad no había sucedido así. Delfina, de
paso, es acusada por Eduviges de una debilidad: “su pasión
eran los jóvenes. Había tenido un amante más joven que su
240 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
Anfitriona perfecta
379
Pitol, El desfile del amor, op. cit., pág. 47.
380
Ídem.
381
Ibíd., págs. 48-49. En el capítulo de inicio conocíamos ya un trabajo de Escobedo:
“un gato gris jugando con un trompo. Al fondo, un vaso de flores azules y moradas”,
ibíd., pág. 19.
2. Novelística 241
metálicos.382
Corredores y sorpresas
con las judías del piso superior —las Werfel, de nuevo es-
bozadas con el recurso del dato velado—. La función de la
memoria toca a su fin: “es posible que en ese momento lle-
gara alguien, o que los hermanos se hubiesen encerrado en
el despacho, pues no logra recordar el final”. Amparo y él ha-
bían observado toda la escena. Mas Del Solar, que recuerda
haber contado a sus padres cuanto vio y haber añadido un
clima histriónico al relato, duda si la vivacidad de ese recuer-
do procede de la realidad original o del elemento añadido.
Del Solar visita al administrador del edificio y le pregunta
por el crimen de Pistauer, que el interlocutor confunde con
otros casos de muertes recientes. Cuando Del Solar lo orien-
ta citando el nombre de Delfina Uribe, aparece una nueva
versión de los hechos: “se trataba de un crimen pasional.
Un general enamorado de una actriz había mandado matar
al alemán por celos”. Una versión disparatada, falsa —pero
¿cuál es la versión real?—, aunque construida con elemen-
tos “reales”: el general Torner disputa con Escobedo a causa
de una actriz y de la confusión que Martínez provoca, y el
alemán muerto es Erich María Pistauer, nacido austriaco, en
realidad.
393
Ibíd., págs. 83-84.
2. Novelística 249
394
Ibíd., pág. 85.
250 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
402
Ibíd., pág. 106.
2. Novelística 255
—¡Pedro Balmorán!
—¡El mismo que canta y baila! Claro que lo conozco y que
se llama Pedro. No sé de dónde saqué lo de Rubén.403 No
fue nunca gran cosa.404
403
Cruz-García debe pensar en Rubén Balmorán como en una unidad aliterada,
esquema originado en la costumbre de formar aliteraciones entre nombres y ape-
llidos de personajes pitolianos en pos de la economía verbal, o bien para dejar un
rastro más fácil en la memoria del lector. En El desfile del amor hay un Ricardo
Rubio, el hijo de Delfina Uribe, herido la noche de 1942, y un Dionisio Díaz Zepeda,
el marido gris de Eduviges Briones, cuyo nombre, según advertimos al leerlo, es un
homenaje al arte de la aliteración.
404
Ibíd., pág. 113.
405
Ibíd., pág. 116.
256 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
406
Ibíd., págs. 116-117.
2. Novelística 257
407
Ibíd., pág. 128.
258 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
Esta vez es Delfina Uribe quien conversa con Miguel del So-
lar: lo invita a pasar el fin de semana en su casa de Cuerna-
vaca y le cuenta partes de su vida, además de la versión del
crimen que le interesa el historiador. Le confiesa también,
en un giro realmente sorpresivo, su admiración hacia Eduvi-
ges Briones, quien poseía un pasado de clase, intuición por
las modas —ella podía adaptar viejos vestidos para parecer
una mujer tan elegante en México como en Europa— y un
agudo sentido estético en cuanto a los objetos antiguos; en
contraste, ignoraba todo lo referente al arte plástico de la
época. A raíz de una serie de provocaciones en torno al papel
del padre de Delfina en la política del país, la galerista toma
una curiosa decisión la víspera del crimen: invitar a la fiesta
408
Ibíd., pág. 130.
409
Ibíd., pág. 131.
2. Novelística 259
Sin embargo, le dice a Del Solar que ello no fue sino una
ilusión teniendo en cuenta los atropellos durante la fiesta y
el saldo del muerto y los dos heridos, uno de ellos su propio
hijo. El historiador intercala un comentario sobre Balmorán
—“me dijo que lo acompañó” —a Ricardo Rubio—, “a hacer
una reclamación”—, pero Delfina apunta un dato significa-
tivo: la mitomanía de Balmorán, la que lo hace contar, y por
supuesto creerlo, que esa noche él salió a vapulear a Martí-
nez en compañía del hijo de Delfina. Sin embargo, cuando
Del Solar le refiere la imagen contada por Balmorán, la de
Martínez haciéndole señas a Pistauer para llevárselo afuera,
Delfina se interesa por el dato.
410
Ibíd., pág. 137.
260 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
423
Ibíd., pág. 168.
266 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
424
Ibíd., pág. 169.
425
Ibíd., pág. 172.
2. Novelística 267
milia en el país.426
428
Ibíd., pág. 191.
2. Novelística 269
Nací para dar alegría, para llevar paz al mundo. Mira a los
que viven aquí. Tanto secreto como guardan los ha hecho
desgraciados. Se aborrecen; se tienen miedo; desconfían
los unos de los otros; se hieren, se lastiman. Yo podría ha-
cerlos felices. Ellos me pasarían una lanita, según sus me-
dios, según sus posibilidades. Ellas me pagarían de otra
manera, menos impersonal, más tierna; y yo, te lo juro, mi
buen chamacón, introduciría en sus vidas la armonía. Para
algo nació uno con dotes de diplomático. Les resolvería sus
problemas sin que siquiera tuvieran que enterarse. De vez
en cuando, algún domingo, traeríamos un trombón y una
tambora, y todos los inquilinos, todos sin excepción, desfi-
larían tras la música por estos corredores. Sería el desfile
del amor, la marcha de la concordia, y yo, su bastonero de
oro. Pero este mundo no tiene redención: los hombres, con
tal de no desprenderse de un centavo, prefieren vivir como
fieras. ¡Lobos del hombre! No quieren ser otra cosa.429
429
Ibíd., págs. 192-193.
270 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
430
Pitol, El desfile del amor, op. cit., pág. 193.
2. Novelística 271
432
Ibíd., pág. 210. La relación de pícaros entre Giraux y la baronesa es común en
los relatos del siglo pasado: con frecuencia el amante simula ser el protector o el
hermano de la mujer, quien a su vez simula enamorarse perdidamente de algún
burgués ingenuo, el cual resulta chantajeado y esquilmado por la pareja. El mote
más a propósito para Giraux y Palmira, por la naturaleza de sus relaciones y el
modo de actuar, sería el de “Gigolo y Gigolette” —William Somerset Maugham
titula así un relato cuya historia se basa en la vida de dos acróbatas—. Molesto, sin
embargo, por el papel secundario que asume debido al entusiasmo de la baronesa
por el castrado, Giraux no hace sino darle un nombre a la caricatura que compone
la nueva pareja.
433
Ídem.
2. Novelística 273
434
Ibíd., pág. 212.
274 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
“¡Cangrejos al compás!”
437
Ibíd., pág. 199.
276 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
Final
noviembre de 1942.
Sin embargo, nunca toca el tema y Del Solar decide des-
pedirse. Ya por retirarse, Delfina lo lleva al piso superior
para buscarle una fotografía que posee de alguno de los
Lazo. Durante el tiempo en que busca, recuerda los días pos-
treros de su hijo en ese lugar, herido, frágil, susceptible de
padecer una pleuritis con el menor resfriado. De pronto, ella
lo interroga y a un mismo tiempo lo mira con una sonrisa
cruel y burlona: “¿logró al fin enterarse de lo ocurrido en
el edificio Minerva?”. El historiador se siente recompensado
por su larga espera. Le dice a la mujer que ha logrado saber
muchas cosas, pero sin llegar a entender en qué consistían
las actividades de Briones:
442
Ibíd., pág. 247.
2. Novelística 279
por el marco.443
443
Ibíd., pág. 249.
280 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
444
Bradu, op. cit., pág. 41.
2. Novelística 281
amor no podría tener un desenlace. Metáfora de México, retrata una sociedad don-
de la verdad es impronunciable y toda explicación pública, un simulacro”, Villoro,
op. cit., pág. 53.
448
Partiendo de dos menciones específicas a Mijaíl M. Bajtín aparecidas en El des-
file del amor y en Domar a la divina garza, Fernández de Alba encontró que los
2. Novelística 283
Desdoblamientos
454
La escritora advierte el doble juego del que se vale Pitol: “por un lado, hace fluir
las situaciones, los sucesos, la cadena narrativa y, por otro, siempre está presente
un narrador, o la posible voz encubierta del autor, consciente de aspecto singular,
artificial y problemático del acto narrativo”, Anamari Gomís, “Sergio Pitol en nues-
tra tradición” en Serrato, op. cit., pág. 208.
455
Lo desmiente además el comentario del propio De la Estrella cuando, en las
últimas páginas de su relato y de la novela que leemos, llega por él su chofer apre-
miándolo para irse, advirtiéndole que sería la última vez que lo conduciría a su
casa “en ese estado”: “¡un momento, Arnulfo, solo un momento y me pongo a su
disposición! He llegado casi al fin. Juro que esta vez no va a pasar, Arnulfo, se lo
juro, no va a ser necesario lavarme”, Pitol, op. cit., págs. 200.
2. Novelística 287
alguien a quien apoda la Garrapata, y que debió asediarla sexualmente, y tal vez
obtener a la fuerza sus favores, a juzgar por los calificativos que le espeta: “guía de
turistas y aventurero profesional, un padrote de pacotilla, un estuprador, un desal-
mado”, Pitol, Domar a la divina garza, op. cit., pág. 199.
462
Monmany, op., cit., pág. 190.
290 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
466
“Sergio Pitol en su denodada preferencia por la estética bufa y por aquella tra-
dición quijotesca del realismo grotesco, incluye su novela Domar a la divina garza
en una literatura en la que lo cósmico, lo social y lo corporal están ligados, como
diría Bajtín, ‘indisolublemente en una totalidad viviente e indivisible’ ”, Gomís, op.
cit., pág. 205.
2. Novelística 293
469
Bubnova trae a colación una “escena patética semejante” al baño de excremento
en Estambul: “el episodio de la boda de Dante C. de la Estrella, cuando su volumi-
nosa cónyuge le propina una soberana golpiza y lo hace objeto de burlas por parte
de todos los asistentes”, Bubnova, op. cit., pág. 232.
470
“La intención real de Domar a la divina garza es un deseo clavado en Dante
C. de la Estrella, pero la doma no se consigue en lo absoluto. La Karapetiz queda
incólume y su malignidad también. Lo que es más, ella y su poder diabólico resu-
citan, se renuevan, crecen en la mueca carnavalesca del pobre De la Estrella y su
‘problemita’ ”, Gomís, op. cit., pág. 207.
471
Cárdenas advierte que uno de los mayores logros de la escritura de Sergio Pitol
en las novelas del tríptico “es la capacidad que tiene para exasperar al lector, para
transformarlo —como a sus personajes y situaciones— en sujeto de profanación,
para envilecer su estado de ánimo”, Cárdenas, op. cit., pág. 224.
472
El escritor venezolano José Balza equipara a la narración con la mierda: “su im-
pulso intestinal, la masa narrativa sigue su curso indetenible: baja, recorre mean-
dros y sale, fétida, ensuciando al narrador y a su audiencia —salpicando al lector
que, viciosamente fascinado, está dentro de esa familia oyente, ávido de saber
más—, convirtiendo al impecable discurso en su igual; las palabras son réplicas
de la mierda, tal como le caen al narrador, mientras concluye su delirio”, Balza, op.
cit., 220. “Una novela se escribe con el lenguaje y el inconsciente: el ano aprisiona
y suelta aquello que lo ha nutrido. Narrar resulta ser, en definitiva —concluye Bal-
za—, una lucha fisiológica del escritor con la forma”, ibid.
2. Novelística 295
La vida conyugal
477
Sergio Pitol, La vida conyugal, Ciudad de México, Ediciones Era, 1991, pág. 47.
Ambos sonidos —además de recordarle a Jacqueline Cascorro que ha tenido ya
dos amantes, con el último de los cuales, su primo lejano Gaspar Rivero, lleva una
relación que dura 10 meses—, la llevan a la conclusión de que solo puede ser li-
bre y feliz aniquilando a su marido. Tal acto, definitorio, inicia el libro, aunque es
probable que la idea se haya empezado a gestar, de forma inconsciente, desde que
toma a su primo como amante. El nombre del hotel donde empiezan su relación
pudo ser escogido con abierta intención simbólica: Asunción. El término aludiría
entonces a la “elevación” de Jacqueline, al momento clave en que “asume” su pro-
pio, truculento destino.
298 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
Ensayos de un crimen
siempre los mismos; había creado un universo personal donde las protagonistas
eran por lo regular mujeres parecidas a sus hermanas; describía sus pequeñas mi-
serias, sus sueños ramplones, el rencor que las embriagaba y enturbiaba sus días
cada vez que se referían a la hermana triunfadora, su triste deambular entre la
cursilería, la frustración y el tedio”, *** Pitol, op. cit., pág. 89.
484
*** Cfr. ibíd., págs. 50-52, para ver el plan ideado con Gaspar Rivero; págs. 76-77,
para ver el plan ideado con David Carranza, y págs. 100-101, para el plan ideado
con Gianni Ferraris.
485
Se echa mano de ella, y con frases muy escuetas, en siete ocasiones. Justo al ini-
cio, la voz narradora enuncia: “Jacqueline Cascorro, la protagonista de este relato”,
*** ibíd., pág. 7. Aludiendo a la “revelación” que conmina a la mujer a matar a su
marido, conviene: “pero habría que volver a ese mal pensamiento que perturbó
la mente de Jacqueline, al que ya se aludió en el capítulo anterior”, ibíd., pág. 30.
En el mismo tenor leemos: “ahora bien, para que este relato comience a cobrar
sentido habría que partir del momento marcado por el crujir de una pata de can-
grejo y el disparo de un tapón de champaña. ¡El instante que decidió el destino de
2. Novelística 301
nuestra querida Jacqueline!”, ibíd., pág. 47. La voz recuerda como Jacqueline buscó
a Márgara Armengol, “antes que a nadie al salir de la cárcel. Con resultados muy
pobres, como ya sabemos”, ibíd., pág. 111. Asimismo, propone que se conozcan a
detalle las razones por las que Márgara rechaza tajantemente a Jacqueline: “resul-
taría conveniente revisar algunos acontecimientos previos para mejor comprender
esta historia”, ibíd., pág. 112. Mientras narra ciertos avatares de esta etapa, reitera:
“como se ha dicho”, ibíd., pág. 114. Y en la última página del libro, al describir la
escena en la que un hombre empuja una silla de ruedas donde va sentada una
mujer, la voz narradora expresa, apelando a la complicidad del lector que la ha
acompañado durante toda la lectura: “se trataba, por supuesto, de Jacqueline y de
Nicolás Lobato”, ibíd., pág. 134.
486
*** Ibíd., pág. 121.
302 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
Correspondencias
Y si, por otra parte, afirma que durante sus pinitos los poetas
y narradores buscan aclarar un pasado por medio del recuer-
do de las primeras percepciones, las del niño; cuando en
su autobiografía señale haberse deslumbrado ante el viejo
esplendor en el que transcurrió su infancia: “los árboles de
toronja, la cantidad de flores, las casas rodeadas de jardines,
comunicadas por estrechos senderos”,488 no será raro que ese
panorama de objetos enumerados aparezca, sin grandes mo-
dificaciones, en el ingenio tropical de Cementerio de tordos,
un recuento sumario de esa primera edad, como también
aparece, con ligeras variantes, en varios relatos más.489
487
Molina y Cluff, “op. cit., pág. 14.
488
Pitol, “Sergio Pitol”, op. cit., pág. 17.
489
Con imprecisión, Federico Campbell asegura sobre Sergio Pitol: “de su infancia
vivida cerca de un ingenio azucarero en Perote, Veracruz, entre inmigrantes italia-
nos, apenas hay asomos, muy diluidos, en relatos suyos como ‘Victorio Ferri cuenta
un cuento’ y ‘Los Ferri’ ” —Campbell, “Sergio Pitol...”, op. cit., pág. 52—, porque la
infancia de nuestro autor aparece también en “La casa del abuelo”, “La pantera”,
2. Novelística 303
499
Ibíd., pág. 30.
500
Ibíd., pág. 32.
501
Esta misma etapa, incluido el nombre de Pitol entre uno de los “estudiantes con
vocación literaria” que entraron a la Facultad de Derecho, es vista en un libro de en-
sayos de Carlos Fuentes, “Radiografía de una década: 1953-1963”, Tiempo mexicano,
Ciudad de México, Joaquín Mortiz, 1978, págs. 56-65.
502
Pitol, Cementerio de tordos, op. cit., pág. 128.
503
Ibíd., pág. 135.
3. Vida y ficción 307
508
Pitol, Infierno de todos, op. cit, pág. 61.
509
Pitol, “Sergio Pitol”, op. cit., pág. 35.
510
A pesar de sentirse un solitario respecto “a un verdadero sentimiento de parti-
cipación literaria en algo común”, Pitol mismo se agrupa junto a escritores como
Juan García Ponce, Juan Vicente Melo, José de la Colina, Julieta Campos, Inés Arre-
dondo y José Emilio Pacheco, por una afinidad de atmósferas entre sus relatos y
algunos de los autores mencionados, Romero, op. cit., pág. 52.
511
Pitol, op. cit., pág. 6
3. Vida y ficción 309
El Marburg y Europa
1981, pág. 7.
310 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
El Bristol
El diario de un escritor
524
Pitol, “Sergio Pitol”, op. cit., pág. 58.
525
Op. cit., pág. 11.
314 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
526
Romero, op. cit., pág. 55. Sin embargo, en una entrevista que Pitol le dio a Cris-
tina Pacheco en el mismo año en que Romero publicó la suya, a una pregunta
expresa sobre la escritura de su diario, Pitol contestó que lo llevaba desde 1961, y lo
describió como “un diario doméstico que me sirve de compañía para deshacerme
de la neurosis de encontrarme, por ejemplo, en una ciudad desconocida. Cuando
estoy en México no me hace falta escribirlo”, Cristina Pacheco, “Sergio Pitol (1981)”,
Al pie de la letra, Ciudad de México, FCE, 2001, pág. 255. Admirador devoto de los
diarios de Virginia Woolf, comentó incluso que no lo asustaría dejar inconcluso el
suyo por no tratarse de “un diario literario, sino más bien una referencia o guía de
las cosas que me suceden cotidianamente”, ibíd., pág. 256.
527
Pitol, “Diario de Escudillers”, op. cit., pág. 54.
528
De hecho, en Cementerio de tordos volverá a aparecer el nombre de esa calle
romana para dar asiento al café donde el narrador escribe la historia sobre su
infancia.
529
Ídem.
3. Vida y ficción 315
concebir un todo”.536
Algo más tarde, en un párrafo de “Marienbad, la espuma
de la historia” aparece el germen de El desfile del amor al
mencionar a los “oficiales del Imperial Batallón del rey de
las dos sicilias”. Una de sus primeras fuentes surgiría al en-
contrar en la ciudad de Praga una casa con una placa consig-
nando un nombre: Egon Erwin Kirsh, escritor y periodista
checo exiliado en México.
536
Ídem.
537
Soler, op. cit., pág. 2.
538
Pitol, Olga Costa, op. cit., pág. 11.
318 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
La primera realidad
544
Pitol, Cementerio de tordos, op. cit., pág. 10.
3. Vida y ficción 323
Esa apertura al mundo abre otras puertas: inicia con las ter-
tulias de Carolina y se abre a la sensualidad.
547
Pitol, Cementerio de tordos, op. cit., pág. 20; las cursivas son mías.
3. Vida y ficción 325
Los Rebolledo
554
Ibíd., pág. 71.
555
Pitol, Infierno de todos, op. cit., pág. 55.
556
Pitol, Cementerio de tordos, op. cit., pág. 158.
557
Ibíd., pág. 112.
330 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
558
Ibíd., pág. 260.
3. Vida y ficción 331
La escritura crítica
563
Pitol, Cementerio de tordos, op. cit., pág. 279.
564
Esta dificultad es de hecho tan proverbial, que el narrador de “Cementerio de
tordos” tiene que valerse del “mapa medieval de un pequeño burgo crecido a la
sombra de un castillo” para crear la topografía literaria del ingenio donde se desa-
rrolla la historia que intenta escribir.
565
Pitol, Nocturno de Bujara, op. cit., págs. 34-35.
334 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
En dicho ensayo, páginas adelante, Pitol menciona el trabajo de Jan Kott sobre
567
Shakespeare, para concluir con él que cada autor emplea de por vida, e invariable-
mente, tres o cuatro temas para escribir su obra, ibíd., pág. 53. Kott es asimismo
mencionado en la autobiografía de Pitol, publicada un año antes que “Ícaro” y
mucho tiempo después en Nocturno de Bujara, bajo otra referencia bibliográfica.
3. Vida y ficción 335
568
Ibíd., pág. 32.
Ibíd., pág. 40. Howard Phillips Lovecraft, en un magnífico ensayo que se ocupa
569
de toda una legión de escritores que a partir del despegue de la novela gótica se
ha acercado a los arcanos del miedo y del terror cósmico, incluye su opinión sobre
Cumbres borrascosas: “aunque se trata ante todo de un relato sobre la vida, y so-
bre las pasiones humanas en conflicto y agonía, su marco épicamente cósmico da
cabida a un horror de lo más espiritual”, El horror en la literatura, Madrid, Alianza
Editorial, 1984, pág. 41. Idea que emparenta con la de Pitol al observar en la novela
de Emily Brontë más que un simple binomio amor-odio, un choque de fuerzas
mayores.
336 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
572
Ibíd., págs. 79-80.
338 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
580
Pitol, La casa de la tribu, op. cit., pág. 169.
581
Ibíd., pág. 116.
582
Pitol, Pasión por la trama, op. cit., pág. 63. A su vez, en un juego de espejos, Juan
Villoro señaló sobre la novela de Pitol y de su protagonista, Miguel del Solar, una
concepción muy semejante a la que aquél ha señalado sobre el texto de Gogol y su
Chichikov: Pitol “decidió contar El desfile del amor desde la óptica de un protago-
nista plano. Ignoramos los resortes interiores de Miguel de Solar, sus manías, sus
sabores favoritos. No importa: opera como testigo opaco e insaciable de una trama
que lo desborda. Su función es la misma que Stendhal asigna a la novela: pasea
342 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
593
No hay que olvidar además una confesión personal sobre dos lecturas torales
durante los años de aprendizaje de Pitol: “para todos nosotros fueron decisivos el
Pedro Páramo de Rulfo y La región más transparente de Carlos Fuentes”, Romero,
op. cit., pág. 52.
594
Sobre su empleo en la obra maestra de Juan Rulfo, y particularmente en los
pasajes donde aparece la voz de Dolores Preciado, Fabienne Bradu hace notar: “las
cursivas son un recurso tipográfico que adelgaza la letra impresa, que aligera su
presencia física en el texto y provoca a un tiempo una especie de elevación. Es una
letra más etérea, más fina, que sugiere asimismo un adelgazamiento, un canto cris-
talino, un aleteo de la voz”, Ecos de Páramo, Ciudad de México, FCE, 1989, pág. 31.
3. Vida y ficción 347
595
Pitol, op. cit., pág. 107-108.
596
Rulfo, Pedro Páramo, op. cit., pág. 12.
348 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
en Nocturno de Bujara.
Literaturas marginales
606
Soler, op. cit., pág. 2.
607
Campbell, “Sergio Pitol...”, op. cit., pág. 53.
352 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
final.608
E.M. Forster
608
Ídem.
609
Pitol ha utilizado el misterio para narrar relatos que “casi podrían ser policiacos”,
según su opinión sobre James, y una novela con esa misma condición, en la que
“bordea el misterio sin dar una solución final”: El desfile del amor.
610
Pitol, El arte de la fuga, op. cit., pág. 118. Por otra parte, y como sucede con la
revolución, el mal en la obra de Pitol procede de una instancia biográfica. En “El
sueño de lo real” revela: “no deja de serme extraño que de todas las reminiscencias
hechas por mi abuela y sus contemporáneas de aquel proclamado paraíso”, los
años prerrevolucionarios, “lo único que yo retenía era una interminable cadena de
desastres, maldades y venganzas que me llevó a sospechar que en mi mítico San
Rafael —nombre que encubría la ciudad de Huatusco— la presencia del demonio
superaba con mucho a la de los ángeles. Tal vez a eso se deba la demasiado fre-
cuente mención del maligno en aquellos relatos iniciales”; véase Pitol, Pasión por
la trama, op. cit., págs. 20-21.
3. Vida y ficción 353
611
Molina y Cluff, op. cit., pág. 14.
612
Romero, op. cit., pág. 57.
613
Campbell, “Sergio Pitol...”, op. cit., pág. 53.
354 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
El arte de Pitol
621
Pitol, op. cit., pág. 18.
3. Vida y ficción 359
622
De hecho, en otro texto, equiparará viajar y escribir por cuanto que ambas acti-
vidades están marcadas por el azar: “el viajero, el escritor, solo tendrán certeza de
la partida. Ninguno de ellos sabrá a ciencia cierta lo que ocurrirá en el trayecto, me-
nos aún lo que le deparará el destino al regresar a su Ítaca personal”, ibíd., pág. 173.
623
Ibíd., págs. 88-89.
360 EL DUEÑO Y EL CREADOR. UN ACERCAMIENTO AL DÉDALO NARRATIVO DE SERGIO PITOL
629
Pitol, “Andrzej Kusniewicz...”, op. cit., pág. 184.
3. Vida y ficción 365
BIBLIOGRAFÍA
Bibliografía general