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EPISTEMOLOGÍA DE LAS CIENCIAS GERENCIALES

La realidad es el punto de partida de toda investigación científica la cual, para que pueda ser
consistente con la ciencia, debe someter todos sus supuestos al ensayo y la crítica no dogmática
(Wartofsky, 1968), identificando las relaciones existentes entre diversos hechos, e
interconectándolas entre sí, de forma interdisciplinaria, a fin de lograr de manera objetiva y
sistemática, conexiones lógicas que permitan presentar postulados o axiomas en los distintos
niveles del conocimiento, generando de esta forma un cuerpo de conocimientos respecto a la
realidad, los hechos y los fenómenos de los procesos naturales y sociales que en ella acontecen,
mediante la utilización del método científico, pero teniendo en cuenta que la ciencia es dinámica,
por tanto, de ninguna manera, dicho conocimiento puede considerarse definitivo (Tamayo, 1977).

Al respecto, Ibáñez y Castillo sostienen con mucha propiedad, que el hecho de que la gerencia se
nutra transdisciplinariamente de diversas ciencias con sus respectivos conceptos y principios,
como es el caso de la economía, la psicología, la ecología, la biología, la física clásica y la cuántica,
las matemáticas, la filosofía, la antropología, la ingeniería, la educación, entre otras, pone en
evidencia su hipercomplejidad, lo que la hace acreedora de objeto propio, como es el de procurar
el bienestar y la armonía en la sociedad, más allá del objeto de la economía y de la administración
en sí y le brinda el carácter propiamente científico.

Por su parte, cuando se habla de epistemología, o "teoría del conocimiento", se hace referencia a
las condiciones para originar y poner a prueba los presuntos conocimientos de la ciencia, que
involucra tanto los instrumentos para la adquisición y convalidación de los conocimientos
científicos, como a los aspectos especiales que presentan los medios de que el científico se vale
para llegar a conocer (Wartofsky, Ob. Cit). La epistemología, que proviene de la palabra griega
episteme -conjunto de las relaciones que pueden unir, en una época determinada, las prácticas
discursivas que dan lugar a unas figuras epistemológicas, a unas ciencias, eventualmente a unos
sistemas formalizados (Foucault, 2006)- tiene por objeto conocer las cosas en su esencia y en sus
causas, presenta el conocimiento como el producto de la interacción del hombre con su medio e
implica un proceso crítico mediante el cual se va organizando el saber hasta llegar a sistematizarlo,
como en el caso del conocimiento científico, lo que permite una mejor interpretación de la realidad
y una integración de las distintas disciplinas científicas (Tamayo, Ob. Cit).
De allí que, cuando hablamos de epistemología de las ciencias gerenciales, debemos referirnos
entonces a la forma como se generan los posibles conocimientos que conllevan a la concepción de
un modelo gerencial, conforme al pensamiento, conocimientos o formaciones discursivas propias
de un lugar y período dados. Ahora bien, el conjunto de relaciones y prácticas discursivas propias
de una época (su episteme), incide sobre el proceso de construcción y formación de conceptos, lo
que a su vez conlleva a la formación de teorías válidas en dicha época, proceso que Foucault (Ob.
Cit.) denomina “arqueología del saber”, en la cual a decir del citado autor, una vez se ha recorrido
el dominio de las formaciones discursivas y de los enunciados y esbozada la teoría general, se
puede caminar hacia los dominios posibles de aplicación. Es por ello que, considerar que “la
gerencia juega un rol fundamental independientemente de la episteme”, tal como lo afirman
Ibáñez y Castillo (2010), pareciera ser una contradicción.

Respecto de la “metagerencia ecológica emocional”, planteada por los autores previamente citados,
se considera que fundamentar la gerencia partiendo de la emocionalidad es un gran riesgo, debido
a que las emociones son efímeras y muy cambiantes. Ante la complejidad, diversidad y asiduidad
de los problemas que actualmente confronta el gerente, además de los cambios constantes en el
entorno que afectan significativamente a las organizaciones, más que hacer énfasis en el manejo
de las emociones, la gerencia actual debe ser horizontal, inspiradora, humanizada y humanizadora,
enfocada estratégicamente sobre todo en el despertar y el desarrollo de la creatividad, en promover
la iniciativa, en incentivar el sentido de pertenencia y la colaboratividad. De esta forma, la
emocionalidad surgirá de una forma natural y espontánea, permitiendo así la producción de
soluciones más convenientes a problemas complejos.

Elsa Mora
Doctorando UNEFM
Coro, Venezuela
Marzo, 2018

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