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Las fórmulas de su existencia rezan también: "Ve y di" y Y en la primera Epístola a los Corintios, dice San Pablo en
"Así habla el Señor"… Estos hombres todos se hallan relación con el pasaje ya mencionado: "Es preciso que los
destinados a situaciones reales como personalidades hombres vean en nosotros ministros de Cristo y
reales también; en relación con lo esencial no son, sin dispensadores de los misterios de Dios" (7 Cor., 4, 1),
embargo, más que mensajeros. La palabra y el mandato prosiguiendo más adelante: "Porque, a lo que pienso, Dios
de la revelación tiene que ser sustentados históricamente a nosotros los Apóstoles, nos ha asignado el último lugar,
por hombres; pero la persona de éstos no se halla en el como a condenados a muerte, pues hemos venido a ser
mensaje mismo, es decir, en el contenido de la revelación. espectáculo para el mundo entero, para los ángeles y para
los hombres.
Lo mismo puede decirse de los Apóstoles. Las palabras
con que son llamados y enviados (Mt., 10; 16, 16-19; 18, Hemos venido a ser necios por amor de Cristo; vosotros,
18; 28, 18-20; Mc., 16, 15-18; Jn., 13, 20), lo mismo que sabios en Cristo; nosotros débiles, vosotros fuertes;
las palabras finales de despedida, les sitúan en las vosotros ilustres, nosotros viles. Pasamos hambre, sed y
proximidades más inmediatas de la fuente de la desnudez; somos abofeteados y andamos vagabundos, y
revelación y dan a su predicación una significación penamos trabajando con nuestras manos; afrentados,
religiosa decisiva. Los mismos Apóstoles se hallan bendecimos; hemos venido a ser hasta ahora como
profundamente penetrados por la conciencia de esta desecho del mundo, como estropajo de todos" (4, 9-13).
significación. Basta considerar la manera con que se Es como si la personalidad natural se rebelara contra una
caracteriza su actitud —hasta las declaraciones del primer existencia semejante, la cual, sin embargo, es amada y
concilio— en los Hechos de los Apóstoles: "Porque ha deseada con lo más profundo del ser.
parecido al Espíritu Santo y a nosotros no imponeros
ninguna otra carga más que éstas necesarias" (15, 28). Por contraste con todo ello se pone de manifiesto
fundamentalmente diferente es la posición de la persona
Ni un solo momento, sin embargo, se les ocurre insertarse de Jesús en el orden religioso proclamado por Él.
a sí mismos en el contenido de la revelación. En un
momento decisivo describen de la siguiente manera su
cometido: "Ahora, pues, conviene que de todos los
varones que nos han acompañado todo el tiempo en que
vivió entre nosotros el Señor Jesús, a partir del bautismo
de Juan, hasta el día en que fue tomado de entre
nosotros, uno de ellos sea testigo con nosotros de su
resurrección" (Hechos, 1, 21-22).