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Horizontes rituales 17
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20 Rodrigo Diuz Cruz
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continúa Gadamer, buscamos realizar pretación del ritual, pero no, sin duda,
una Yusión de horizontes”, fusión en la una correcta experiencia de él. Cuatro:
que nuestro horizonte se amplía y se de lo anterior, la tradición, es decir lo
enriquece. Pero aclaro, la fusión de ho- que se entienda por ella, que presumi-
rizontes. siempre efímera, es respecto a hlemente el ritual transmite, reprodu-
alguna comprensión, entendimiento. ciéndola igual a símisma, de generación
interpretación o traduccíon d e los hori- en generación, está sujeta a procesos,
zontes d e otra cultura o d e mi propia lentos o relampagueantes, superficiales
cultura o culturas, pero ‘‘no necesaria- o profundos, d e reinvención (véase
mente se postula que asumimos como Gerholm, 1988 y Hosbawm y Ranger,
nuestro su mundo de creencias, sus afir- 1984).
maciones d e verdad o falsedad sobre la Se me puede objetar: un ejemplo ad
realidad, que nos adherimos a su mun- hoc para llegar a unas conclusiones que,
do valorativo, menos aún que podamos aun así, no son del todo contundentes.
experimentar sus mismas vivencias {.Qué decir, por ejemplo, de la celebra-
emocionales, afectivas y sentimentales, ción de rituales sin migrantes y sin hijos
o quc sus ilusiones y utopías sean las desleales? Correcto, pero subrayo: he
nuestras” (Varela, 1994). Es decir, la incluido materiales a tomarse en cuenta
liisión de horizontes no implica, en to- cn la memoria argumenta1 de la noción
dos los casos, consentimiento o acepta- de ritual. Datos que resultan de otras
ción de los rasgos particulares d e la lecturas argumentadas y de la crítica de
cultura o culturas comprendidas, tradu-. las lecturas que e n este trabajo he cx-
cidas, interpretadas. En este punto, el puesto velozmente. Son hipótesis que
paradigma Aleph dei ritual desconoce vale la pena plantearse y aplicar en
siquiera la presencia de horizontes. aquellos casos donde, supone el para-
Expongo la segunda lección de mi digma Aleph del ritual, no hay plurali-
ejemplo relacionada con la anterior: n o dad de perspectivas, ni heterogeneidad
todos los participantes se mueven den- en las interpretaciones, ni oposición a
tro d e un todo cultural incuestionado, las costumbres, ni transformación de la
ni cstán anclados e n un sistema dc sig- tradición, pero tampoco migrantes
nikaciones equivalente. Tres: el ritual huérfanos ni hijos escépticos.
ha configurado diferentes experiencias
en los participantes, y de ahí distintas
formas de relatar en qué consiste csc
ritual, cómo ha sido vivido, y qué signi-
fica. Tal vez exista una correcta inter-
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