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INTECAP CE1

Electricidad Industrial
Sandra Castillo
Ciencias Sociales

Consecuencias del conflicto armado interno

Jesua Blanco 02
Jorge Mejicanos 12
Jòse Cruz 04
Escuintla, 26/02/2019
Introducción

La lucha armada se inició en Guatemala el 13 de noviembre de 1960 tras un fallido levantamiento


de militares nacionalistas en contra del poder instaurado por la contrarrevolución de 1954
Departamentos mas afectados:
Durante el conflicto armado interno en Guatemala entre 1966 y 1996 se produjeron graves
violaciones de Derechos Humanos, siendo el período más sangriento el de los años 80, en que se
produjeron masacres indiscriminadas por el Ejército contra la población civil, en su mayoría de la
etnia indígena maya. Fueron los regímenes de Romeo Lucas García y Efraín Ríos Montt. Según los
informes del Arzobispado
de Guatemala y de la
Comisión de
Esclarecimiento Histórico
de Naciones Unidas, más de
600 masacres fueron
documentadas, con
asesinatos, violaciones,
detenciones ilegales,
torturas, más de 150.000
personas desaparecidas y el
desplazamiento forzado de
población de más de un
millón de personas.
Inhuman restos de familia
asesinada durante el
conflicto armado interno en
Quiché Guatemala,
Septiembre 24 del 2010
(Cerigua).- Pobladores y
pobladoras de paraje
Tioxabaj, ubicado en la
Aldea Xeabaj, Joyabaj,
Quiché, dieron digna
sepultura a los restos de la
familia Juárez de la Cruz,
asesinada por militares el
15 de noviembre de 1981
en el contexto del conflicto
armado interno. De
acuerdo con un
comunicado de la
Coordinadora de Viudas de Guatemala(CONAVIGUA), integrantes de las Patrullas de Autodefensa
Civil (PAC) y del ejército, llegaron a Tioxabaj a las 11 horas e irrumpieron en la vivienda de la señora
Isabela Juárez de la Cruz, quien se encontraba acompañada de su esposo, suegros, cuñados e hijos.
Mendoza agregó que el monto entregado es de Q2 millones 200 mil, aunque la cantidad que
correspondió a cada familia difiere en función a la violación de los derechos humanos que sufrieron
las víctima y el número de las mismas, para lo cual se llevó a cabo una actividad de tipo psicosocial
donde participaron todos los beneficiarios. La entrega de este resarcimiento tuvo una particularidad
especial, porque paralelo a lo económico, se entregaron simbólicamente de 53 viviendas que fueron
construidas dentro del mismo programa de resarcimiento en las aldeas Acal y Casaca en Ixtahuacán;
se espera la culminación de otras en La Democracia Todos Santos y Colotenango.

Como sigue afectando a Guatemala.


Resumen Latinoamericano / El País / 03 de enero de 2017.- En el 20º aniversario de la firma de la
paz, el país centroamericano ha erradicado la criminalidad política. Sin embargo, con la pobreza al
alza, permanece entre los más violentos del planeta.

Por José Elías, 29 diciembre 2016.- Ante la mirada del mundo, el 29 de diciembre de 1996 el Estado
de Guatemala y la guerrillera Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG, de inspiración
marxista) firmaron una paz que ponía fin a 36 años de confrontación interna —la segunda más larga
de América, sólo detrás de la de Colombia— que dejó un saldo estimado en 250.000 muertos,
50.000 desaparecidos y más de un millón de desplazados. Se abría así una ventana a la esperanza.
Los guatemaltecos visualizaban una oportunidad cierta para empezar a construir un país más
equitativo en todos los órdenes, particularmente en lo socioeconómico.

Transcurridas dos décadas, la esperanza ha dado paso al desencanto, a pesar de logros innegables
en campos como las libertades políticas. Ya no hay asesinatos por expresar ideas contrarias al
establishment. Los antiguos guerrilleros pasean libremente por las calles y pueden beber una
cerveza en cualquier bar, mientras los diarios y espacios radiofónicos están llenos de columnistas y
tertulianos que expresan abiertamente su oposición a las políticas dominantes, sin temor de ser
secuestrados y desaparecidos, aunque la violencia común se cobra un promedio de 28,3 homicidios
por cada 100.000 habitantes, la tercera tasa del istmo sólo por detrás de El Salvador y Honduras.

En esta apreciación coinciden dos protagonistas de primera fila de la firma de la paz, como el
expresidente Álvaro Arzú, y el comandante de la antigua guerrilla Pablo Monsanto, todavía
adversarios irreconciliables. Arzú pasará a la historia como el gobernante que firmó la paz, y en
declaraciones a EL PAÍS subrayó este extremo como uno de los mayores logros. “Indudablemente,
muchas cosas se superaron con creces. Se critica mucho la violencia común que nos castiga, pero
esto es un problema mundial. Lo que es indudable es que ya no hay muertos por razones ideológicas.
Es muy importante que ya no jalemos el gatillo por un conflicto ideológico que nunca entendimos.
Por una guerra fría en la que nosotros pusimos los muertos calientes”. “Es cierto que hoy en día no
se asesina al que piensa de manera diferente de quienes viven de este sistema injusto que han
mantenido a sangre y fuego. Esto es algo positivo”, comenta Monsanto, el único de los firmantes de
los acuerdos que, tras décadas de clandestinidad, todavía vive.

En el otro lado de la balanza están los rezagos. Aquellos acuerdos que se firmaron y se quedaron en
papel mojado. Muchos analistas independientes afirman que solo se han hecho efectivos un 30%
de los 12 puntos firmados. “Y los que se han cumplido han sido los que no afectan a los poderosos.
Lejos de avanzar, hay retrocesos: Guatemala es ahora un país intervenido, algo inconcebible si se
hubiera cumplido lo pactado”, dice Monsanto. “Ocurre que se distorsionó completamente el
objetivo. En el afán de quedar bien con todo el mundo —no conozco el secreto del éxito, pero si el
del fracaso: tratar de quedar bien con todos—, y eso fue lo que pasó. De los acuerdos pactados,
simples pero que se podían explicar en su plenitud, las comisiones paritarias introdujeron tantos
agregados que su cumplimiento se hizo imposible”, argumenta Arzú.

Lo innegable, lo que se puede palpar en el día a día de los guatemaltecos, es el incumplimiento de


acuerdos que buscaban convertir a Guatemala en un país moderno, incluyente, sin apartarse del
modelo económico en vigencia. Persiste el racismo y no se ha logrado poner en marcha un acuerdo
fiscal. Esta nación centroamericana mantiene la carga tributaria más baja del hemisferio, con una
tasa equivalente al 13% del PIB frente al 21,3% promedio de la región, según la CEPAL.

Esto se traduce en una de las llagas purulentas más dolorosas, y que las estadísticas reflejan en toda
su dimensión. Lejos de disminuir, en Guatemala —que tiene una de las tasas de fertilidad más altas
del mundo— la pobreza ha aumentado. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la pobreza
llegó al 59,3% en 2015, con un incremento de 8,1 puntos porcentuales respecto a la medición de
2006. Son cifras aproximadas, porque ni siquiera hay un censo poblacional reciente en una nación
en la que 9,7 millones de personas se debaten entre la pobreza y la miseria. La mitad de los niños
sufre desnutrición crónica y la educación y la sanidad pública andan por la calle de la amargura.

Consecuencias.

El número de las víctimas


Con el estallido del enfrentamiento armado interno en 1962, Guatemala entró en una etapa
sumamente trágica y devastadora de su historia, de enormes costos en términos humanos,
materiales, institucionales y morales. En su labor de documentación de las violaciones de los
derechos humanos y hechos de violencia vinculados al enfrentamiento armado, la Comisión para el
Esclarecimiento Histórico (CEH) registró un total de 42.275 víctimas. Combinando estos datos con
otros estudios realizados sobre la violencia política en Guatemala, la CEH estima que el saldo de
muertos y desaparecidos del enfrentamiento fratricida llegó a más de doscientas mil personas.

Las masacres
Con gran consternación, la CEH concluye que, en el marco de las operaciones contrainsurgentes
realizadas entre 1981 y 1983, en ciertas regiones del país, agentes del Estado de Guatemala
cometieron actos de genocidio en contra de grupos del pueblo maya. La estrategia contrainsurgente
no sólo dio lugar a la violación de los derechos humanos esenciales, sino a que la ejecución de dichos
crímenes se realizara mediante actos crueles cuyo arquetipo son las masacres. En la mayoría de las
masacres se han evidenciado múltiples actos de ferocidad que antecedieron, acompañaron o
siguieron a la muerte de las víctimas.

La represión contra las mujeres


La investigación de la CEH permitió determinar que aproximadamente una de cada cuatro víctimas
directas de las violaciones de los derechos humanos y hechos de violencia fueron mujeres.
Murieron, fueron desaparecidas, torturadas y violadas sexualmente, a veces por sus ideales y su
participación política y social; otras fueron víctimas de masacres y otras acciones indiscriminadas.

Desplazamientos
El terror sin precedentes, provocado por las masacres y la devastación de aldeas enteras en el
periodo comprendido entre 1981 y 1983, desencadenó la huida masiva de una población diversa,
cuya mayoría estaba constituida por comunidades mayas. Las estimaciones sobre el número de
desplazados va desde quinientos mil hasta un millón y medio de personas en el periodo álgido (1981
- 1983), incluyendo las que se desplazaron internamente y las que se vieron obligadas a buscar
refugio en otro país. Aquella población desarraigada se ubicó de diversas formas: a) refugiaron en
Mèxico; b) desplazamiento interno a altas zonas del país, incloso en la capital; c) Comunidades
Populares en Resistencia.

Los costes del conflicto


A parte de los efectos directos sobre la población, el conflicto armado tuvo altos costos, entre los
cuales: El incremento del gasto militar, desvió las necesarias inversiones en salud y educación como
destino de los recursos públicos, con el siguiente abandono de la atención al desarrollo social. El
enfrentamiento armado exacerbó también la tradicional debilidad del Estado al encarar la
recaudación tributaria e intensificó la oposición del sector privado a las necesarias reformas fiscales.
Los efectos fueron decisivos: aumentó la brecha entre ingresos y gastos, encadenando una serie de
desequilibrios macroeconómicos y debilitando aún más la capacidad del Estado para impulsar el
desarrollo.

La instauración de una cultura del terror


Además de la represión y el exilio, la debilidad y fragmentación de las organizaciones sociales se
deben en buena medida a la conjunción de diversos mecanismos activados por el Estado para
destruirlas. El terror no se redujo a los hechos violentos o a las operaciones militares; dependía
además de otros mecanismos conexos como la impunidad de los ejecutores, las extensas campañas
para criminalizar a las víctimas y la implicación forzada de la población civil en la cadena casual y la
ejecución efectiva de atrocidades.

La represión contra las poblaciones indígenas


Con las masacres, las operaciones de tierra arrasada, el secuestro y ejecución de autoridades, líderes
mayas y guías espirituales, no sólo se buscaba quebrar las bases sociales de la guerrilla, sino
desestructurar ante todo los valores culturales que aseguraban la cohesión y acción colectiva de las
comunidades.

Las resistencias de la población


La represión no sólo generó terror, pasividad y silencio. Paralelamente surgieron respuestas
individuales y colectivas ante los efectos deshumanizadores y denigrantes de la violencia. Contra
grandes obstáculos, las entidades que emergieron de este proceso se dedicaron a la defensa de la
vida, aun cuando todavía implicaba convivir con la amenaza de la muerte. Con una composición
mayoritaria de familiares de víctimas y las comunidades de sobrevivientes, los fundamentos
esenciales de estas nuevas agrupaciones fueron la solidaridad humana, la defensa de los derechos
elementales de la persona y las aspiraciones de respeto a la dignidad y la justicia. Todos estos
esfuerzos fomentaron una nueva conciencia de la necesidad de la justicia, el respeto a las leyes y la
plena vigencia de un Estado de Derecho como requisitos de la democracia.
Conclusión
 Se dio a conocer las consecuencias del conflicto armado interno de Guatemala.
 Los departamentos mas afectados.
 Como sigue afectando a Guatemala

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