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Bajo el nombre de juegos de construcción agrupamos a todos aquellos que permiten que l@s niñ@s
encajen, ensamblen, apilen, superpongan, junten… distintos tipos de materiales. A veces, que también
los desencajen, separen, desarmen…
El sentido de estos juegos, como la de toda construcción, está dada por la posibilidad de creación, que
supera ampliamente la mera copia de modelos que muchas veces se propone desde los catálogos de
algunos productos. Roland Barthés en sus “Mitologías”, expresa: “Cualquier juego de construcción, mientras
no sea demasiado refinado, implica un aprendizaje del mundo muy diferente: el niño no crea objetos significativos,
le importa poco que tengan un nombre adulto; no ejerce un uso, sino una demiurgia: crea formas que andan, que
dan vueltas, crea una vida, no una propiedad. Los objetos se conducen por sí mismos, ya no son una materia
inerte y complicada en el hueco de la mano”.
La creación está dada por un particular tratamiento del espacio, terreno en que se despliega la actividad
lúdica constructiva. En este punto retomamos las palabras de la arquitecta Julia Schulz-Dornburg quien
señala: “La relación entre el material y el espacio es interdependiente; el proceso de creación, doble: lo que se
quita a uno es añadido al otro; se trasponen el negativo y el positivo”. Los juegos de construcción representan
entonces un esfuerzo constante de l@s niñ@s por construir y delimitar espacios significativos y de este
modo controlar el vacío. Los objetos se combinarán invirtiéndose, desplazándose, encajándose de
múltiples modos siempre novedosos.
Por eso, el Laboratorio del Juego y el Juguete IPA recomienda: ¡A armar y desarmar!
Al momento de pensar la variedad de materiales que pueden ofrecerse como “juego de construcción”,
es preciso distinguir y combinar una multiplicidad de objetos:
- Aquellos que permiten la construcción mediante el modelado: como pueden ser la arcilla, la
masa, la arena, el barro, el papel…
- Aquellos que proponen la construcción de espacios más pequeños: bloques plásticos, trozos de
madera de diversas formas, pequeños ladrillos. En estos casos es de particular importancia el
cuidar, por un lado, el tamaño de las piezas en función de la edad de l@s niñ@s, y por otro, el
que estén fabricadas y pintadas con materiales no tóxicos.
- Aquellos que permiten la delimitación de espacios amplios: cajas de cartón que sirven de cuevas
o túneles o para montar gigantes esculturas, telas que sirven de carpas que configuran un
adentro y un afuera, objetos todos que permiten la construcción a gran escala.
Quizás la palabra clave para definir estos juegos sea la combinación. Un gran constructivista en el arte
como fue Joaquín Torres García nos enseña: “Si un niño rompe sus juguetes es, en primer término para
investigar; después para modificar: conocimiento y creación. Démosle, pues, los juguetes a piezas y que haga lo
que quiera”. Piezas combinadas que configuran siempre nuevos espacios y escenarios, para jugar solos
o con otros, para armar, desarmar y volver a armar.
Sarlé, Patricia y Rosas, R., Juegos de construcción y construcción del conocimiento. Buenos Aires: Miño
y Dávila, 2005
Schulz-Dornburg, Julia ,Arte y arquitectura. Nuevas Afinidades. Editorial Gustavo Gili, Barcelona,2002.
Constructores juguetones:
Friedensreich Hundertwasser:
http://es.wikipedia.org/wiki/Friedensreich_Hundertwasser#Obras_Arquitect.C3.B3nicas
Isamu Noguchi
http://www.noguchi.org/playground.html
Agradezco especialmente a Alejandra los aportes desde la arquitectura respecto del interjuego
entre construcción, espacio y creación.