Вы находитесь на странице: 1из 11

15

Capítulo 1

Introducción a la Lingüística Cognitiva: Orígenes y postu-


lados básicos
Teresa Cadierno y Johan Pedersen

Presentación del capítulo


En esta introducción se presentan la historia, los postulados básicos y los conceptos fun-
damentales de la teoría lingüística conocida como Lingüística Cognitiva. Esta teoría será
la base de las explicaciones de los distintos fenómenos del español tratados en los capítu-
los subsiguientes, de manera que esta introducción es una herramienta fundamental para
una mejor comprensión de los temas tratados en este libro y para un primer acercamiento
a esta teoría lingüística.

1. La lengua como fenómeno cognitivo


Cognición es un término que se utiliza mucho, sobre todo, en contextos profe-
sionales. A veces, sin embargo, no queda muy claro qué es lo que significa exac-
tamente. En términos generales, la cognición es el fundamento de toda actividad
humana. La cognición comprende las formas diversas de manejar y elaborar la
información en el cerebro. Así, la cognición son los procesos mentales implica-
dos en actividades como pensar y usar la lengua, o las actividades de rutina de
cada día. Típicamente se divide la cognición en los procesos mentales relaciona-
dos con: la memoria, la atención y la concentración, la organización mental de
las actividades, la resolución de problemas, la acción, el uso de la lengua y el
reconocimiento. Pero sobre todo, hay una relación importante entre la realidad,
nuestro mundo conceptual y nuestra lengua. Esta relación demuestra que la len-
gua es un fenómeno cognitivo que tiene que ver con la actividad mental del in-
dividuo, y, en última instancia, con los procesos del cerebro.
Algunas de estas actividades cognitivas han sido automatizadas, es decir, las
realizamos sin darnos cuenta de los procesos cognitivos implicados. Así es, por
ejemplo, en el caso de la actividad lingüística, sobre todo cuando hablamos
16 Teresa Cadierno y Johan Pedersen

nuestra lengua nativa, y también, en alguna medida, cuando practicamos una


segunda lengua a nivel avanzado.
En la lingüística, el término ‘cognitivo’ tampoco está claramente definido. En
varios contextos teóricos, p.ej. en nuestro contexto de la Lingüística Cognitiva,
se usa para distanciarse del interés por la sintaxis autónoma, que dominaba en la
lingüística durante las décadas de 1960 y 1970. La idea es que, desde un punto
de vista cognitivo, los fenómenos lingüísticos se analizan mejor en su relación
con las estructuras y los procesos mentales, simplemente porque la lengua fun-
damentalmente es un fenómeno mental. Así, por un lado la lengua se considera
como un reflejo mental de la realidad. Por ejemplo, el hecho de que haya mu-
chas palabras que significan nieve en esquimal refleja en alguna medida las con-
diciones climáticas en las zonas de habla esquimal. Por otro lado, la lengua se
puede analizar como un sistema de signos que determina la forma de nuestro
reconocimiento de los fenómenos, y por tanto la manera en que la realidad se
nos presenta. Por ejemplo, cuando nos acercamos a un semáforo y decimos: Fal-
ta poco para que se ponga rojo o Todavía está verde, aplicamos perspectivas
diferentes en la forma de construir la escena. En el primer caso enfocamos la
necesidad de bajar la velocidad y, en el segundo caso, entendemos que podemos
pasar.
Sin embargo, hay que recordar que teorías formales de la lengua, como la
Gramática Generativa de Noam Chomsky, también se basan en la cognición, si
bien en un contexto teórico fundamentalmente diferente. En efecto, la lingüística
de orientación cognitiva fue elaborada sobre todo por Chomsky, que creó una
teoría mentalista de la capacidad lingüística del ser humano. Chomsky veía la
lengua como un fenómeno biológico del cerebro humano, que se desarrolla du-
rante la infancia y evoluciona como una capacidad mental del Homo sapiens.
Así, las teorías de Chomsky consideran las habilidades lingüísticas fundamenta-
les como parte innata del sistema cognitivo en su funcionamiento como sistema
biológico. Otras áreas de estudio con anclaje cognitivo son la psicolingüística y
la neurolingüística. También hay áreas de investigación que se centran en el ma-
nejo de la lengua por el ordenador, p.ej. la lingüística computacional, o la tecno-
logía lingüística en general.
Es decir, no se puede decir que el rótulo de “cognitivo” en sí haga referencia a
ningún paradigma o teoría en particular. Quizá podemos decir que cambia el en-
foque de nuestra concepción de la lengua. En vez de enfocar la lengua como un
sistema formal o su función como medio de comunicación, se destaca más bien
su capacidad para ser un dispositivo que conlleva y genera información. Se en-
foca, p.ej., que lo que decimos conlleva información sobre una selección entre
distintas perspectivas. Nótese p.ej. la diferencia entre: La tormenta causó mu-
Introducción a la Lingüística Cognitiva: Orígenes y postulados básicos 17

chos daños en los pueblos de la costa / Muchos habitantes se quedaron sin ca-
sas por causa de la tormenta. Básicamente, estas dos oraciones tienen el mismo
significado, pero implican una perspectiva distinta.
Finalmente, es importante reconocer que cuando insistimos en el anclaje cogni-
tivo de la lengua en nuestras descripciones y explicaciones de los fenómenos
lingüísticos, nos proponemos afrontar preguntas fundamentales como: ¿en qué
consiste nuestra capacidad lingüística?, ¿de dónde viene? ¿cómo la adquirimos?,
¿cómo funciona el sistema lingüístico?, ¿cómo está relacionado con otros domi-
nios de la cognición humana, tales como la conceptualización, la percepción, la
imaginación y la visión? De esta manera, el énfasis en los aspectos cognitivos de
la lengua ofrece cierta base ontológica sobre la misma y una dimensión teórica
que nos guía, pero también nos compromete, en nuestras descripciones lingüísti-
cas: ¿cuál es nuestro entendimiento fundamental sobre la capacidad lingüística?

2. La Lingüística Cognitiva: su origen e ideas fundamentales


La Lingüística Cognitiva (de ahora en más LC) es una etiqueta descriptiva que
hace referencia a un movimiento amplio en la lingüística moderna de orienta-
ción cognitiva que surgió en la década de 1980. Ante todo, fue una reacción con-
tra la otra tendencia cognitivista que dominaba en las dos décadas anteriores, la
teoría mentalista de Chomsky (ver arriba), según la cual la capacidad lingüística
es una propiedad mental innata, independiente de los usos de la lengua y de la
realidad que rodea al individuo, incluyendo la cultura y las relaciones sociales.
La teoría de Chomsky daba primacía a la sintaxis formal, que se consideraba
independiente de la semántica y, a su vez, ignoraba en gran medida la semántica,
es decir el estudio del significado de las palabras y expresiones, al menos en un
principio.
Los pioneros principales de la LC son George Lakoff, Ronald Langacker y Leo-
nard Talmy. En diferentes planteamientos y constelaciones combinaban los des-
cubrimientos de la psicología de gestalt con ideas que se originaban en la
semántica generativa (los primeros intentos de enfocar la semántica en el marco
de la teoría de Chomsky), con los conceptos de metáfora y metonimia de la teo-
ría literaria, y con la visualización figurativa de los fenómenos lingüísticos. De
la teoría de gestalt proviene sobre todo el principio de la relación entre figura y
fondo, anclado en el hecho de que el cerebro no puede interpretar un objeto co-
mo figura o fondo al mismo tiempo. La interpretación de un objeto depende del
enfoque de la percepción:
18 Teresa Cadierno y Johan Pedersen

Figura 1. Relación de figura-fondo: un jarrón o dos individuos mirándose


Por consiguiente, la LC incluye una variedad de planteamientos, metodologías y
enfoques, que se unifican mediante supuestos comunes sobre la lengua como
fenómeno cognitivo. Las principales obras fundadoras de los pioneros mencio-
nados arriba son Women, Fire, and Dangerous Things: What Categories Reveal
About the Mind (1987) de Lakoff, Foundations of Cognitive Grammar, Volume
I, Theoretical Prerequisites (1987), Volume II, Descriptive Application (1991)
de Langacker, y Toward a Cognitive Semantics, dos volúmenes (2000) de Leo-
nard Talmy. La LC es una corriente lingüística no unificada que abarca distintas
teorías y modelos, como p.ej. la teoría de la gramática basada en el uso (p.ej.
Langacker 1987, 2000; Kemmer & Barlow 2000), las teorías sobre la categori-
zación lingüística (p.ej. Lakoff 1987), o los diferentes modelos de la gramática
de construcciones (p.ej. Boas 2003; Croft 2001; Fillmore & Kay 1999; Goldberg
1995, 2006). Sin embargo, estas teorías y modelos de la LC se basan en unos
supuestos y unos principios comunes.
Entre los supuestos más importantes de la LC está la creencia de que la lengua
es parte íntegra de la cognición humana y que cualquier análisis profundo de un
fenómeno lingüístico debe ser compatible con lo que sabemos sobre los proce-
sos y las habilidades cognitivas humanas, como la percepción, la atención y la
categorización –lo cual podemos llamar el compromiso cognitivo de la lingüísti-
ca–. En líneas generales, la LC representa un planteamiento general de la des-
cripción y el análisis de la lengua que se basa en nuestra experiencia del mundo,
y en cómo lo percibimos y conceptualizamos. Hay ciertos aspectos que hacen a
la LC particularmente atractiva:

• Su enfoque principal es la estructura conceptual y el significado y la función


de la lengua, poniendo menos énfasis en las reglas (aunque, por supuesto, es-
tas no se ignoran). Se pone énfasis en el uso subjetivo de la lengua, es decir,
en la conceptualización particular relacionada con el uso lingüístico. Además,
se toma distancia del punto de vista de que existe una sintaxis autónoma
constituida por reglas que sean independientes del uso de la lengua. Enfoca
más las explicaciones de la gramática y menos las reglas de la gramática.
• La explicación cognitiva de un fenómeno gramatical, más que poder predecir
la existencia de otros fenómenos, nos lleva a motivar ciertos otros fenóme-
nos.
Introducción a la Lingüística Cognitiva: Orígenes y postulados básicos 19

• Está estrechamente relacionada con otras disciplinas, lo cual la hace relati-


vamente más accesible, y más ampliamente aplicable. Por ejemplo el interés
de la LC por las construcciones gramaticales se encuentra también en el aná-
lisis discursivo.
• El uso de lenguajes formales en el análisis lingüístico se mantiene a un
mínimo.
La LC se ha expandido principalmente mediante la asociación International
Cognitive Linguistics Association (ICLA), que se fundó en 1989 en Duisburg,
Alemania. Desde entonces se celebra la conferencia International Conference of
Cognitive Linguistics (ICCL) cada dos años. A finales de los años noventa el
mundo hispano tuvo su infraestructura local de la lingüística cognitiva, la Aso-
ciación Española de Lingüística Cognitiva (AELCO), asociada a la de ICLA.

3. La categorización
Uno de los fundamentos de la LC, que tiene una repercusión filosófica impor-
tante, es la teoría sobre la categorización de los conceptos (Lakoff 1987) y la
noción de ‘prototipo’. La importancia de las categorías prototípicas es amplia-
mente aceptada en la lingüística moderna de orientación funcional. Estas cate-
gorías son las más frecuentes en nuestra experiencia y tienden a ser las que se
aprenden primero.
Esta manera de entender la categorización contrasta con la denominada teoría
clásica de la categorización, la cual estipula que una entidad pertenece a una de-
terminada categoría si y solo si cumple con una serie de condiciones suficientes
y necesarias. Por ejemplo, en la definición de la palabra “niño”, x es un niño si y
solo si tiene ciertos atributos: x es humano; x es menor de edad; x es del sexo
masculino. Por un lado, cada uno de estos atributos es necesario para definir la
categoría “niño”. Por otro lado, ninguno de ellos es de por sí suficiente para de-
finirla. Bajo esta perspectiva, las condiciones definitorias tienen una estructura
binaria. Es decir, una determinada categoría tiene o carece de un atributo (en
nuestro ejemplo humano vs. no humano; menor de edad vs. mayor de edad; sexo
femenino vs. sexo masculino). Además, los atributos gozan de unos límites bien
definidos, ya que se categoriza una entidad como masculina o femenina, o como
humana o no humana, y no como algo intermedio). Todos los miembros que
pertenecen a una misma categoría tienen el mismo estatus. Es decir, en principio
no hay miembros que sean más importantes que otros dentro de una categoría.
En oposición a la teoría clásica, la teoría de los prototipos adoptada por los cog-
nitivistas estipula que ningún atributo se puede considerar necesario o suficiente
para incluir un objeto, o un fenómeno, en una determinada categoría. La teoría
20 Teresa Cadierno y Johan Pedersen

de los prototipos se remonta a la obra del filósofo Ludwig Wittgenstein, que in-
trodujo el concepto de semejanza de familia. Según Wittgenstein (1953), las ca-
tegorías (p.ej. de perros) pueden estar relacionadas por medio de una red de si-
militudes entrelazadas. No existe, según esta teoría, un rasgo común que com-
partan todos los miembros de una misma categoría. Pero se puede identificar el
mejor ejemplo de una categoría, el prototipo, que es el miembro que más atribu-
tos comparte con los demás miembros de la categoría, y que menos atributos
comparte con miembros de categorías vecinas. Siguiendo el mismo razonamien-
to, podemos identificar un mal ejemplo de una categoría como el miembro que
comparte pocos atributos con los demás miembros de la categoría, y más atribu-
tos con las categorías vecinas. Por ejemplo, podemos comparar los miembros de
las categorías coche, camión, autobús, moto y concluir que el Volvo S40 (coche
de familia) es un buen ejemplo (prototípico) de la categoría coche mientras que
un coche grande con muchos asientos, o con mucho sitio para carga, puede ser
menos ejemplar como coche, compartiendo más atributos con la categoría de
autobús o de camión. Hay, por tanto, dos puntos de divergencia fundamentales
entre la teoría clásica y la teoría de los prototipos: 1) En el modelo clásico, los
atributos poseían una estructura binaria en la que estos estaban presentes o au-
sentes, mientras que en la teoría de los prototipos se defiende un cierto grado de
borrosidad entre los límites de las categorías (límites difusos); y 2) En el modelo
clásico, la pertenencia a una categoría se asignaba en función a una serie de
condiciones suficientes y necesarias, mientras que en la teoría de los prototipos,
la pertenencia a una categoría se determina en función del grado de aproxima-
ción a un ideal.
La estructuración en torno a un prototipo se denomina la dimensión horizontal
de la categorización. Por otro lado, existen diferentes niveles de categorización,
de los más generales a los más específicos. Es lo que se denomina dimensión
vertical de la categorización:
Introducción a la Lingüística Cognitiva: Orígenes y postulados básicos 21

Animal

Pájaro (el nivel básico)

Pingüino Gorrión Avestruz

(el prototipo)
Figura 2. Dimensiones verticales y horizontales de la categorización
Las categorías que se sitúan en la parte superior de la jerarquía (las más genera-
les) incluyen a las que están en niveles inferiores (las más específicas). De ahí se
pueden distinguir tres niveles diferentes de categorización: categoría superordi-
nada, categoría básica o genérica y categoría subordinada. Los términos del ni-
vel básico tienen una frecuencia de aparición mayor en el uso de la lengua que
las expresiones de los niveles superordinado y subordinado. El nivel básico típi-
camente implica una referencia cotidiana a patrones que son característicos de
nuestra realidad inmediata. Por ejemplo, en el caso de perro (categoría de nivel
básico), fácilmente podemos describir el comportamiento típico de los perros, y
así caracterizar esta categoría; p.ej., cuando el dueño del perro le tira un objeto
al perro para que lo recoja. Esta forma de caracterizar la categoría no podría
aplicarse a la categoría de animal (categoría de nivel superordinado), y difícil-
mente a la categoría de una raza de perro específica (categoría subordinada).
Según la LC, estructuramos la realidad que nos rodea de forma preconceptual e
independiente de la propia categorización conceptual de los fenómenos del
mundo externo. Los esquemas de imagen son estructuras relativamente simples,
que están activadas, constantemente, en nuestra experiencia física y corporal. Es
decir, los esquemas de imagen están arraigados en nuestra experiencia de la rea-
lidad diaria. El origen de estos esquemas básicos es la experiencia temprana del
niño. Estos esquemas establecen similitudes esquemáticas entre entidades de
distintos dominios de la cognición, e incluso una extensión de los dominios físi-
cos y corporales a los dominios abstractos. Por ejemplo, el razonamiento en el
dominio de los pensamientos, que implica relaciones de causa-efecto, se estruc-
tura a partir del esquema de ‘fuerza dinámica’. En efecto, hay ciertos esquemas
de imagen que tienen un papel especialmente prominente. Entre ellos estaría la
‘fuerza dinámica’. La fuerza dinámica está estrechamente relacionada con la ac-
tividad mental de pensar y razonar, y podemos considerar esta categoría cogniti-
22 Teresa Cadierno y Johan Pedersen

va como el anclaje de nuestra capacidad de organizar nuestros pensamientos e


ideas, y expresarlos.
También se establecen extensiones entre aquellos esquemas preconceptuales y
conceptos de los fenómenos del mundo externo correspondientes, preservándose
su lógica básica. Por ejemplo, los esquemas de imagen: parte-todo y centro-
periferia forman parte de nuestra conceptualización de todo tipo de organización
(jerárquica) del mundo externo. Estas extensiones esquemáticas no son arbitra-
rias, sino que son motivadas por nuestra experiencia corporal. Estos son ejem-
plos de los esquemas de imagen: objeto, parte-todo, centro-periferia, contene-
dor, origen-camino-destino, vínculo, fuerza dinámica, y atracción:
Parte-todo:

Ejemplo: el cuerpo (todo) y sus partes


Centro-periferia:

Ejemplo: la esfera social de un individuo, en que la familia y los amigos están en el


centro y otros a cierta distancia del centro.
Figura 3. Ejemplos de esquemas de imagen
Los mecanismos de metáfora y metonimia representan prominentes áreas de la
lingüística cognitiva, sobre todo porque ofrecen una forma de plantear el análisis
del lenguaje figurativo y creativo, a diferencia del lenguaje literal. El lenguaje es
literal cuando las palabras se usan justamente con su significado léxico que se da
en el diccionario, sin ser una metáfora, un simbolismo, o un doble sentido. Co-
rrespondientemente, el significado literal de una expresión es la denotación di-
recta de las palabras implicadas. Por ejemplo, la expresión salir a dar una vuel-
ta, que significa ‘salir a pasear’, "literalmente" significa ‘salir a girar’. Sobre
todo, el lenguaje cotidiano está lleno de usos metafóricos y metonímicos, p.ej.
hay metáfora cuando hablamos del tiempo en términos del espacio: La tarea se
extendió más allá de lo que habíamos acordado; Seguimos con el proyecto más
adelante, o Eso ocurrió muchos años atrás. Y hay metonimia cuando hablamos
Introducción a la Lingüística Cognitiva: Orígenes y postulados básicos 23

de un fenómeno mencionando solamente algo que nos hace referencia a ese


fenómeno, como, p.ej.: ¿Has comprado Alarcos para el curso de gramática? En
este caso obviamente no nos referimos al gramático Alarcos Llorach, ex-
miembro de la Real Academia Española, como individuo, sino a su famoso libro
de gramática. Los cognitivistas rechazan que exista una distinción clara y preci-
sa entre el lenguaje literal y el lenguaje figurativo o creativo. Se forma más bien
un continuo en que se encuentran usos que son más representativos del lenguaje
literal y otros que son más característicos del lenguaje figurativo. Por tanto, la
posición más tradicional, según la cual el análisis lingüístico no se ocupa del
lenguaje figurativo, queda refutada.

4. Iconicidad e indexicalidad
La expresión lingüística puede organizarse a partir de un principio de iconici-
dad. Los iconos se caracterizan por guardar semejanza entre su significado y su
forma. Es decir, en ciertas expresiones hay similitud entre la forma de la expre-
sión y su significado. Por ejemplo, hay una relación de similitud entre el orden
formal de los constituyentes de la cláusula prototípica, y la estructura del signi-
ficado. En español, el orden de los constituyentes es básicamente (si bien puede
variar): Sujeto – Verbo – Objeto (SUJ V OBJ). Este patrón formal corresponde a
una estructura semántica similar del evento canónico: ‘el agente’ inicia ‘un pro-
ceso de acción’ dirigido ‘al paciente’, que es el afectado (Ag Æ Acción Æ Pt):
Fernando golpeó a su amigo
SUBJ V OBJ
Ag Acción Pt
A veces las construcciones de forma-significado hacen referencia a elementos de
la misma situación de comunicación (indexicalización), incluso sus participantes
(el hablante o el oyente), como parte del significado. Este tipo de expresiones se
denominan expresiones deícticas. La expresión puede hacer referencia directa a
los participantes de la comunicación (p.ej. los pronombres personales yo, tú…),
o puede marcar una posición en el tiempo, o en el espacio, que esté relacionada
con un punto de referencia (típicamente el hablante): No me gusta esta casa,
aquella que fuimos a ver el otro día me gustó más.
El verbo en sí es deíctico cuando indexicaliza un punto de referencia –
típicamente la posición del hablante– en relación con el cual se entiende la ac-
ción verbal. Por ejemplo, cuando usamos el verbo ir para expresar movimiento,
el sujeto se mueve en una dirección que se aleja del centro deíctico (la posición
24 Teresa Cadierno y Johan Pedersen

del hablante). En cambio, el verbo venir implica que el sujeto se mueve hacia el
centro deíctico, acercándose a la posición del hablante:

La madre: Juanito, ven para acá


La madre Juanito
(movimiento)
Juanito: ¡Ya voy!
Juanito La madre
(movimiento)

Figura 4. Indexicalización de dirección y punto de referencia


Los morfemas gramaticales también pueden tener una función deíctica. El mor-
fema de tiempo en español indexicaliza, p.ej., el tiempo de la expresión (el
tiempo de hablar), T0, como punto de referencia. Indica que el tiempo de la ac-
ción verbal es: antes de T0, o en T0/después de T0. Así, podemos decir que el
tiempo morfológico tiene una función deíctica:
T-1 T0
(el tiempo cronológico)
Pedro se lo pasaba muy bien (T-1)
Pedro se lo pasa muy bien (T0)
Figura 5. Indexicalización del tiempo: Pedro se lo pasaba/pasa muy bien

Вам также может понравиться