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FACULTAD DE MEDICINA
ESCUELA DE MEDICINA HUMANA
CURSO DE GINECOLOGIA
DR. JAIME HONORIO
X CICLO
Alumna: YESENIA VIVAR ALVA
CHIMBOTE – PERU
20 de Diciembre de 2018
Resumen
The objective of this work is to evaluate the performance of cancers associated with
pregnancy, and to treat the management in each of the possible diagnoses. The most
frequent cancers are cancer, mom, ovary and endometrium.
It is essential to have an accurate diagnosis, for what will be based on the clinic and
the characteristics of each type of cancer. We can generally use imaging methods
(computed tomography, magnetic resonance, etc.) to perform an extension study, with
greater limitations during the first trimester, where the fetus is more sensitive.
Neither in the treatment there are usually insurmountable limitations, taking into
account that the basic rule is to postpone the treatment until the end of pregnancy when
it is advanced and focus only on the mother when the sea is very incipient. Whenever
possible, surgical treatment will be preferable, although the second trimester will be
associated with radiotherapy and chemotherapy.
Índice
I. Introducción ...................................................................................... 1
II. CAMBIOS FISIOLOGICOS EN EL EMBARAZO ..................... 2
2.1. Cambios respiratorios ............................................................................................. 4
2.2. Modificaciones en el sistema cardiovascular ....................................................... 6
2.3. Modificaciones en el aparato urinario.................................................................. 7
2.4. Modificaciones en el tracto gastrointestinal......................................................... 8
2.5. Modificaciones en el sistema nervioso central y periférico................................. 9
2.6. Modificaciones en la piel ........................................................................................ 9
2.7. Efecto del embarazo en la neoplasia ................................................................... 10
III. CÁNCER GINECOLÓGICO Y EMBARAZO ........................... 10
3.1. Antecedentes ......................................................................................................... 10
3.2. Cáncer de cuello uterino ...................................................................................... 11
3.3. Cáncer de ovario .................................................................................................. 15
3.4. Cáncer de mama................................................................................................... 19
3.5. Cáncer de endometrio y coriocarcinoma ........................................................... 22
3.6. Cáncer de vulva .................................................................................................... 23
IV. COMCLUCIONES ......................................................................... 25
V. BIBLIOGRAFÍA............................................................................. 26
I. Introducción
El pico de incidencia de las mayorías de las neoplasias malignas no coincide con los
años de edad reproductiva. Se estima que las neoplasias ginecológicas complican
aproximadamente 1 de cada1 000 embarazos (1,2). Se espera que este número aumente
debido a que cada vez más las mujeres retrasan la gestación a edades más tardías de
su vida reproductiva y la edad materna es el predictor más potente del riesgo de cáncer.
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II. CAMBIOS FISIOLOGICOS EN EL EMBARAZO
El signo más temprano de embarazo y la razón principal por la cual la mayoría de las
embarazadas consultan al médico es la falta de período menstrual. En las mujeres
sexualmente activas en edad reproductiva que tienen períodos regulares, una
menstruación que se retrasa por ≥ 1 semana debe tomarse como signo de embarazo.
Se considera que el embarazo dura 266 días desde el momento de la concepción o 280
días desde el último período menstrual si los períodos se producen regularmente cada
28 días. La fecha de parto se estima según el último período menstrual. Un parto hasta
2 semanas antes o después de la fecha estimada es normal.
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Los cambios a nivel del sistema renal también influirán en aquellos fármacos que
se eliminan por esta vía, debido al aumento de la filtración glomerular y del riego
sanguíneo renal. Estos cambios harán que se produzca un aumento en el
aclaramiento de estos fármacos.
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2.1. Cambios respiratorios
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por lo cual se debe tener presente preoxigenar previo a la inducción de la anestesia
durante el perioperatorio de una anestesia regional y especial cuidado durante la
anestesia general donde la mayor morbi-mortalidad está dada por los eventos adversos
de la vía aérea.
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2.2. Modificaciones en el sistema cardiovascular
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2.3. Modificaciones en el aparato urinario
Las modificaciones descritas actúan como factores que predisponen a las infecciones
urinarias. La función renal se altera también durante el embarazo; así, el flujo
sanguíneo renal (FSR) y la tasa de filtración glomerular (TGF) se incrementan en 50 a
60%; la reabsorción de agua y electrolitos también están elevada, manteniéndose
normales el balance hídrico y electrolítico.
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2.4. Modificaciones en el tracto gastrointestinal
Algunas de las drogas antiepilépticas son ácidos débiles, con unión alta a proteína;
este aspecto tiene importancia, ya que el manejo ideal de las embarazadas con epilepsia
es mantener una dosis efectiva de la droga, con mínima exposición fetal.
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La actividad de aminopeptidasa de leucina está elevada en el suero de la mujer
embarazada, como consecuencia de la aparición de una o varias enzimas propias del
embarazo; la aminopeptidasa inducida por la gestación tiene actividad de oxitócicas y
vasopresinasa.
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Estrías: frecuente en personas de piel clara, de localización abdominal, alrededor
del ombligo y en las mamas; no solo se producen por la distensión de la piel, sino
también influirían los factores hormonales. (Purizaca, 2010)
Aunque aún hay opiniones divididas al respecto, cada vez la idea de que el embarazo
no altera la historia natural de la enfermedad tiene más relevancia. El mecanismo
mediante el cual el organismo materno permite el crecimiento de un cuerpo extraño
puede inducir a pensar en cierta permisividad del sistema inmunitario, y por tanto
mayor facilidad para el desarrollo tumoral. No obstante, parece que mientras sí tolera
el crecimiento ordenado de la gestación, no parece existir esta facilidad con un
crecimiento desordenado como la neoplasia. Cuando analizamos la incidencia de
neoplasias en gestantes y no gestantes, no encontramos diferencias para mujeres de la
misma edad; por regla general se trata de mujeres jóvenes con su sistema inmunitario
en plenitud, y por tanto con mayor capacidad de defensa. La aparición de la neoplasia
estaría relacionada muy de cerca con el tiempo de exposición a los agentes
carcinógenos. Se puede observar como con el retraso de la gestación ha aumentado la
incidencia de los cánceres en el embarazo. Por otro lado, al analizar las tasas de
supervivencia a los 5 años, no hay diferencias significativas entre gestantes y no
gestantes en el linfoma de Hodgkin y parece incluso disminuir en otros tumores como
el cáncer de mama. (Monleon, 2006)
3.1. Antecedentes
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La asociación de cáncer y embarazo es poco frecuente, con incidencia aproximada de
1:1000 embarazos. Establecer el diagnóstico de malignidad durante este periodo
fisiológico representa un tema de alta magnitud y trascendencia debido a las
implicaciones diagnósticas, terapéuticas, complicaciones obstétricas y a la supervisión
del embarazo. Ambas circunstancias son únicas porque los síntomas de malignidad
pueden confundirse con los del embarazo. La exploración física puede dificultarse
como consecuencia de los cambios anatómicos propios del embarazo. La
cuantificación de los marcadores tumorales, los estudios de imagen y de gabinete están
limitados. El embarazo no altera la biología ni el comportamiento del cáncer; sin
embargo, las complicaciones secundarias al tratamiento oncológico pueden afectar la
evolución del embarazo. Esto plantea interrogantes en lo referente al tratamiento de la
paciente en su condición fisiológica especial y a la seguridad del feto. La cirugía y la
quimioterapia durante el embarazo no están contraindicadas; sin embargo, el
tratamiento y vigilancia de estas pacientes debe efectuarse con un enfoque
multidisciplinario en centros especializados en oncología y obstetricia. (Luna, 2018)
Una citología anormal en el embarazo debe ser seguida por una evaluación
colposcópica. Se pueden observar en la colposcopia modificaciones fisiológicas
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normales del embarazo como: la fase dinámica de la metaplasia, aumento de la
vascularización y cambios residuales puede hacer que su diferenciación con cambios
neoplásicos sea difícil por lo que se necesita un alto grado experiencia y práctica. La
posibilidad que una lesión de alto grado progrese a cáncer invasivo durante el
embarazo es extremadamente baja, mientras que el tratamiento de estas lesiones está
asociado como un incremento en el riesgo de las complicaciones y persistencia de la
enfermedad.
Una vez diagnosticado, el cáncer invasivo de cuello uterino debe ser estatificado en
forma clínica de acuerdo a la clasificación de la Federación Internacional de
Ginecología y Obstetricia (FIGO) que aporta información sobre el tratamiento a elegir
y el pronóstico de la paciente. El embarazo y los cambios tisulares del cuello uterino
en ocasiones hacen difícil la evaluación clínica. Aunque la estadificación de la FIGO
es derivada del examen físico, se recomiendan la realización de radiografías de tórax
y tomografía de abdomen y pelvis para determinar la afección de los ganglios
linfáticos. Todas estas técnicas de imágenes producen radiaciones ionizantes que
tienen efectos negativos sobre el embrión o el feto. El procedimiento de elección en
estos casos es la resonancia magnética de abdominopélvica y tórax.
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radioterapia es sugerida por algunos autores, la histerectomía radical y la
linfadenectomía pélvica son las técnicas quirúrgicas preferidas en los estados IB y IIA.
Antes de las 20 semanas, la cirugía radical debe ser realizada con el feto in utero. Entre
las 20 y las 32 semanas de gestación, dependiendo de los cuidados perinatales de cada
centro y con la aprobación de la paciente, el tratamiento puede retrasarse hasta que el
feto tenga la mejor oportunidad de supervivencia. Tal retraso (de 11 a 17 semanas) no
tiene efectos adversos sobre el pronóstico fetal. Una vez que el feto alcanza la madurez
suficiente, puede ser extraído por la técnica clásica de la cesárea antes de realizar la
histerectomía radical. Las cirugías sobre el segmento inferior y el cuello uterino deben
evitarse durante el parto.
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Para el diagnóstico será fundamental el papel del cribado mediante citología
cervicovaginal. Esto revela la importancia de la práctica sistemática de una citología a
todas las gestantes en su primera visita de control.
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3.3. Cáncer de ovario
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(incluyendo los estudios por imágenes) y la edad gestacional. Las tumoraciones
simples, quísticas, unilaterales y menores de 5 cm de diámetro detectadas en el primer
trimestre son funcionales en la mayoría de los casos, involucionan y no son detectables
a las 14 semanas de gestación. Sin embargo, si la tumoración es mayor de 5 centímetros
de diámetro, persiste en el segundo trimestre, se encuentra en ambos anexos y tiene
características ecográficas de neoplasia maligna (componentes sólidos, proyecciones
papilares, septos, apariencia multiquística). La mayoría de los marcadores tumorales
para neoplasias ováricas (CA-125, alfa feto proteína, gonadotropina coriónica, lactato
deshidrogenasa e inhibina) están elevadas y fluctúan con la edad gestacional. Las
concentraciones de CA-125 alcanzan un pico durante el primer trimestre, regresan a la
normalidad durante el segundo trimestre y vuelven a aumentar después del parto. El
antígeno carcino embriogénico es la excepción, ya que permanece dentro de
concentraciones normales durante el embarazo y puede ser útil para el seguimiento si
es producido por el tumor.
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Su principal obstáculo es la dificultad de diferenciar en forma precisa entre lesiones
benignas y malignas.
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En la actualidad el tratamiento estándar del cáncer de ovario se apoya en dos pilares
fundamentales: a) cirugía, y b) quimioterapia; la radioterapia y la hormonoterapia
quedarían en un segundo nivel.
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Los tumores en estadios IIB y IIC deben ser tratados como los estadios III y IV, con
esquemas de poliquimioterapia con derivados de platino y taxanos. En cuanto a la
utilidad de la radioterapia ésta es muy limitada.
El cáncer de mama es raro en las mujeres menores de 35 años, por lo tanto la aparición
de estas neoplasias malignas durante el embarazo es poco usual, variando de 2 % a 3,8
%. Es obligatorio el examen de las mamas en la primera visita de control prenatal, ya
que1 %-2 % de las pacientes con cáncer de mama están embarazadas al momento del
diagnóstico. Si se encuentra alguna anormalidad, se deben utilizar procedimientos
diagnósticos como la ecografía y la mamografía. Con la protección adecuada, la
mamografía produce poco riesgo de exposición a radiaciones en el feto. Sin embargo,
el incremento de la densidad de las mamas en el embarazo y la lactancia generalmente
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oculta los signos radiológicos de la enfermedad, haciendo a la mamografía durante el
embarazo de valor cuestionable. Existe un riesgo potencial para el feto debido al
calentamiento y también al uso de gadolinio, debido a que atraviesa la placenta y ha
demostrado ser teratogénico en ratones. El diagnóstico puede ser realizado usando la
aspiración con aguja gruesa, con aguja fina o la biopsia excisional con anestesia local.
Las pacientes con estadios avanzados (estadio III y IV) tienen una expectativa a los 5
años de solo 10 %. Los tumores irresecables y avanzados deben ser tratados de forma
paliativa y el embarazo progresa y se interrumpe dependiendo del tratamiento
necesario y los deseos de la madre. Cuando el cáncer de mama se descubre en el
puerperio, se debe suprimir la lactancia para disminuir el tamaño y la vascularización
de la mama y se debe realizar el tratamiento definitivo. Por lo general, las mujeres que
reciben quimioterapia no deben amamantar.
Los medios que utilizaremos para el diagnóstico son los mismos que en la paciente no
gestante, con algunas particularidades. El primer paso y fundamental para el
diagnóstico temprano es la exploración mamaria, que el obstetra deberá realizar
concienzudamente en la primera visita de control del embarazo a todas las pacientes.
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Aunque la mamografía es un método muy utilizado en la no gestante, en el embarazo
encuentra varios problemas: la densidad mamaria se encuentra muy aumentada, por lo
que pierde valor, y en gran medida aumenta la tasa de falsos negativos. Aunque no
está contraindicada, en ocasiones los técnicos son muy reticentes a utilizarla en
gestantes, así que en caso de utilizarla siempre se hará con protección abdominal.
Para valorar la extensión del tumor podemos emplear otras técnicas de imagen, como
la RM, preferible a la TC antes de finalizar la gestación.
En general, a una paciente gestante con cáncer de mama se la debe tratar como a una
no embarazada. El tratamiento va a implicar una visión global que implique el
bienestar de la madre y el feto, de modo que podrá enfocarse a la protección del feto,
pero esto va a depender de las características de la enfermedad y de la edad gestacional
al diagnóstico.
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tumorectomía, seguida de limpieza axilar guiada por ganglio centinela. El tratamiento
local se completa con radioterapia de la zona afectada, y posteriormente se administra
quimioterapia sistémica.
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La asociación inusual del cáncer de endometrio con el embarazo podría ser explicada
por el hecho que el principal factor de riesgo para el desarrollo de carcinoma
endometrial, desórdenes ovulatorios crónicos y obesidad, están relacionados con la
infertilidad. Los niveles de progesterona en el embarazo son 10 veces mayores que los
de la fase lútea del ciclo normal. La progesterona actúa como antagonista de los efectos
mitogénicos delos estrógenos sobre el endometrio y por lo tanto inhibe el desarrollo
de neoplasias endometriales en la embarazada.
A diferencia del cáncer de cuello uterino, pocas veces existen conflictos entre el
manejo materno óptimo y el bienestar fetal. Por lo tanto el carcinoma endometrial
asociado al embarazo puede ser tratado con la cirugía estándar que consiste en
histerectomía total con salpingooforectomía bilateral y disección delos ganglios
linfáticos. La radioterapia adyuvante es usada en enfermedad localmente avanzada
para disminuir el riesgo de recurrencia. No se conoce si el embarazo afecta el
pronóstico del adenocarcinoma endometrial. Sin embargo, la mayoría de los informes
de cáncer endometrial asociado al embarazo han sido focales, bien diferenciados y
mínimamente invasivos. Estas neoplasias tienen un pronóstico excelente con una
supervivencia a los 5 años demás del 96 %, lo cual es reflejado por los resultados
favorables en los casos reportados.
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jóvenes. El incremento en la incidencia de las neoplasias vulvares en mujeres jóvenes
y el incremento en la edad de las mujeres al embarazarse debe producir un aumento en
la atención de los síntomas vulvares durante el embarazo. El riesgo a largo plazo de
cáncer invasivo en mujeres que han sido tratadas previamente por VIN3 es
aproximadamente del 4 %. Sin embargo, el carcinoma de vulva asociado al embarazo
es raro y solo se han reportado cerca de 40 casos.
En general, las neoplasias ginecológicas que complican el embarazo son raras. Una
vez que se confirma el diagnóstico, existe el conflicto entre el tratamiento materno
óptimo y el bienestar fetal. En las mayorías de las instancias el cáncer es tratado como
si la paciente no estuviese embarazada. La cirugía es el método preferido en varios
tipos específicos de cáncer. El cuidado individualizado determina el tiempo y la forma
del parto. (Bolívar, 2012)
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IV. COMCLUCIONES
La vigilancia obstétrica de este grupo de pacientes debe efectuarse con un grupo
multidisciplinario (ginecoobstetra, oncólogo quirúrgico y médico, hematólogo,
médico materno fetal, neonatólogo, trabajo social, psicólogo y anestesiólogo) que
permita establecer el diagnóstico y tratamiento óptimo. En todos los casos la
decisión de la paciente debe ser el pilar de las intervenciones médicas. Los
principales cuidados durante el embarazo se dirigen a la vigilancia del crecimiento
fetal, hayan recibido quimioterapia o no, y a prevenir el nacimiento pretérmino
porque esta complicación se asocia con mayor morbilidad y mortalidad neonatal.
La etapa en que se estableció el diagnóstico, según el tipo de neoplasia, fue similar
a la reportada en la bibliografía nacional e internacional. Los estándares de
quimioterapia y tratamiento quirúrgico se cumplieron en el grupo de pacientes
reportadas en este estudio. La cirugía y la quimioterapia durante el segundo
trimestre del embarazo son seguras para la madre y el feto, siempre y cuando haya
una vigilancia multidisciplinaria en centros especializados en este tipo de
tratamientos a mujeres embarazadas
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V. BIBLIOGRAFÍA
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