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ROSARIO POR LOS SACERDOTES

Ven Espíritu Santo Ven, Llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos El fuego de
tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu. Que renueve la faz de la Tierra.
Oración: Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo;
Concédenos que, guiados por el mismo Espíritu, sintamos con rectitud y gocemos siempre
de tu consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Ofrecimiento del Rosario:
Divino Jesús, te ofrecemos el Rosario que vamos a rezar para contemplar los misterios de
nuestra Redención. Concédenos que, por la intercesión de María Nuestra Madre
Santísima, a quien nos dirigimos, obtengamos las gracias para rezarlo bien y ganar las
indulgencias de esta Santa devoción. Así sea. Amén.
Padre Eterno, venimos humildemente ante tu Santa Presencia. Confesamos tu santidad y
reconocemos que somos pecadores. En tu Santo Nombre perdonamos a todos los que
nos han ofendido y pedimos que nos perdones nuestros pecados. Concédenos ser
llenados de tu Gracia, Paz, Amor y el Gozo de Tu Presencia. Con la Virgen María, los
ángeles y los santos, y con toda la creación venimos a bendecirte, alabarte, agradecerte y
glorificar tu Santísimo Nombre.
Dios Padre Todopoderoso
Rezamos por las intenciones de la Santísima Virgen María, por tu Divina Voluntad que se
haga en la tierra como en el cielo, también por las intenciones del Santo Padre.
Por la Iglesia, por el santo padre el papa Francisco, por los cardenales, los obispos, los
sacerdotes, religiosos y por los seglares.
Por las necesidades de la Iglesia, por vocaciones para la vida religiosa y el sacerdocio,
rezamos por la fidelidad y la santidad de los sacerdotes, por la conversión de los
pecadores, por los moribundos y por todos los difuntos.
Por las pobres almas del purgatorio, especialmente aquellas de nuestras familias y por
todos los fieles difuntos. Ten Misericordia de ellas Señor.
También rezamos por nosotros; para que nos concedas paz en nuestros corazones,
nuestras familias y por la paz del mundo. Señor envía tu Espíritu Santo a renovar la faz de
la tierra, a destruir la maldad y la oscuridad, el pecado y la muerte, la inmoralidad,
corrupción, violencia, el odio y la impureza.
Forma tu trono en cada corazón y enséñanos a regresar a Ti.
Por los pobres, los necesitados, las víctimas del hambre, la guerra, los desastres naturales,
el divorcio, el aborto, los problemas familiares.

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Por aquellos que sufren desempleo, depresión, racismo, drogas, alcohol, vicios,
homosexualidad, abuso sexual y otros problemas. Ellos son nuestros hermanos y
hermanas, ayúdales Señor por favor.
Por los líderes de las naciones, por toda la gente en los gobiernos para que sean guiados
por el Espíritu Santo.
Por los enfermos, especialmente aquellos a nuestro alrededor, por quienes tú quieres que
intercedamos.
Por aquellos abandonados que no tienen a nadie que rece por ellos.
Por nosotros, te pedimos sanación en el cuerpo, la mente y el alma. Señor Jesús, en tu
cuerpo crucificado tú recibiste el castigo que es debido por nuestros pecados, tú soportaste
nuestros sufrimientos y las consecuencias del pecado: la enfermedad y la muerte.
Así que te pedimos que nos perdones y que nos sanes por los méritos de tus santas
heridas, por los méritos de tu santa pasión, agonía y muerte y por los méritos de las penas
del Inmaculado Corazón de María.
Por la santificación de todos los sacerdotes del mundo, consagrados, religiosos y
servidores, especialmente por los Sacerdotes que forman parte de esta Arquidiócesis.
También te pedimos por nuestras intenciones personales y por todas las intenciones
permanentes de la Adoración Nocturna Mexicana. Amén.
Señor abre mis labios, Y mi boca proclamara tu alabanza
Dios mío ven en mi auxilio, Señor date prisa en socorrerme
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio…
Credo de los Apóstoles
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su
único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació
de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y
sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los
cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a
juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia Católica, la comunión
de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser
vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo por sobre todas las cosas, me pesa de
todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas
del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar,
confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén
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LOSMISTERIOS QUE VAMOS A MEDITAR SON LOS MISTERIOS LUMINOSOS
Primer Misterio: El Bautismo de Jesús en el Río Jordán
Cristo, como inocente que se hace “pecado” por nosotros, entra en el agua del río. Se abre
el cielo, y la voz del Padre lo proclama Hijo predilecto, mientras el Espíritu Santo desciende
sobre El para investirlo de la misión que le espera. Pidamos a la Virgen para que interceda
para que los jóvenes sean generosos, y al oír la voz del Padre respondan con valentía con
un sí a su llamada y para que todos los cristianos vivamos la vocación a la santidad, como
fruto de nuestro Bautismo.
Concede, Señor, la gracia necesaria e ilumina con Tu Espíritu a todos los que has llamado
a emprender el camino hacia la vocación sacerdotal o religiosa. Haz que vivan este misterio
con gozo y plenitud para que puedan alcanzar con fe y santidad su entrega perenne.
LA VOCACION
“Después Jesús subió a un cerro y llamó a los que le pareció bien. Una vez reunidos, eligió
de entre ellos a doce, para que lo acompañaran y para mandarlos a anunciar el mensaje.
A éstos, les dio el nombre de apóstoles, y les dio autoridad para expulsar a los demonios.
Estos son los que escogió: Simón, a quien puso el nombre de Pedro; Santiago y su
hermano Juan, hijos de Zebedeo, a quienes puso el nombre de Boanerges (hijos del
trueno); Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás y Santiago, hijo de Alfeo; Tadeo, Simón
el zelote y Judas Iscariote, el que lo traicionó” ( Mc. 3,13-19)
El Señor llama e invita a seguirlo. Su invitación es con nombre y apellido, con un amor
personal, con cariño e ilusión.
PEDIMOS POR EL FLORECIMIENTO DE VOCACIONES EN LA IGLESIA.
Ofrecemos este misterio por los seminaristas y novicias de todo el mundo, para que vivan
en la luz y la gracia del Espíritu Santo y sea Dios quien les de la fortaleza para mantener
viva la esperanza de la Iglesia.
PADRENUESTRO, 10 AVEMARÍA y GLORIA
JACULATORIA
¡Oh Jesús, Buen Pastor, dígnate mirar con ojos de misericordia a esta porción de tu grey
amada, Señor suscita en tu Iglesia vocaciones Sacerdotales, consagradas y laicales para
extender tu reino, lo pedimos por la inmaculada Virgen María, tu Dulce y Santa Madre.
¡Oh Jesús, danos sacerdotes y religiosos santos según tu Corazón! Amén.
CANTO

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Segundo Misterio: La Autorrevelación en las Bodas de Caná
En las bodas de Caná ocurre el primer milagro de Jesús. Gracias a la intervención de su
Madre, se adelanta a su hora, y transforma el agua en vino. Cómo no pedir a tan poderosa
intercesora que atienda a tiempo nuestras necesidades, en especial a lo referente a las
vocaciones sacerdotales, religiosas y misioneras, en la seguridad de que la “omnipotencia
suplicante” nos ha de conseguir la gracia que estamos pidiendo, y para que los esposos
vivan fielmente su vocación matrimonial y hagan de su hogar una Iglesia doméstica.
Señor Jesucristo, que transformaste el agua en vino manifestando tu poder, haz que los
seminaristas y novicias sean capaces de escucharte y “hacer lo que tú digas” para que a
través de ellos el mundo sea transformado. Tu que vives y reinas por los siglos de los
siglos. Amén.
LA MISIÓN
“Jesús los mandó de dos en dos delante de él, a todos los pueblos y lugares donde tenía
que ir. Les dijo: Miren que los envío como corderos en medio de lobos. No lleven bolsa, ni
monedero, ni sandalias; y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Cuando entren
en una casa, saluden primero, diciendo: Paz a esta casa. Y si allí hay gente de paz, su
deseo de paz se cumplirá; pero si no, no se cumplirá. Quédense en la misma casa. Coman
y beban de lo que ellos tengan, pues el trabajador tiene derecho a su paga. No anden de
casa en casa. Al llegar a un pueblo donde los reciban, coman lo que les sirvan; sanen a
los enfermos que haya allí y díganles: El reino de Dios ya está cerca de ustedes
…” (Lc.10,1-9)Jesús da a sus discípulos la misión de ser mensajeros de paz y de
salvación. Los sacerdotes continúan extendiendo en el mundo ese mensaje gozoso para
hacer un mundo más humano y más cristiano.
PIDAMOS QUE LOS SACERDOTES SIENTAN LA FUERZA Y EL ACOMPAÑAMIENTO
DIVINO PARA SER FIELES AL ENCARGO QUE DIOS LE HA CONFIADO. Por los que
han respondido a la llamada al sacerdocio, para que escuchen y hagan lo que Jesús les
diga.
PADRENUESTRO, 10 AVEMARÍA, GLORIA
JACULATORIA
¡Oh Jesús, Buen Pastor, dígnate mirar con ojos de misericordia a esta porción de tu grey
amada, Señor suscita en tu Iglesia vocaciones Sacerdotales, consagradas y laicales para
extender tu reino, lo pedimos por la inmaculada Virgen María, tu Dulce y Santa Madre.
¡Oh Jesús, danos sacerdotes y religiosos santos según tu Corazón! Amén.
CANTO

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Tercer Misterio: Jesús anuncia el Reino de Dios invitando a la conversión
Jesús anuncia la llegada del Reino de Dios e invita a la conversión, perdonando los
pecados de quien se acerca a Él con humilde fe. Así se inicia el ministerio de la misericordia
que Dios continuará ejerciendo hasta el fin del mundo, especialmente a través del
Sacramento de la Reconciliación confiado a la Iglesia. ¡Virgen Santa! Para que el
Sacramento de la Reconciliación pueda seguir impartiéndose a lo largo del tiempo,
necesitamos muchos santos sacerdotes. Por tu intercesión, la de San José, y la de todos
los santos, rogamos a Dios nos conceda el aumento de las vocaciones sacerdotales para
que todos los Sacramentos puedan ser administrados.
Oh Jesús, que invitas a todos los hombres a la conversión, concede a los seminaristas y
novicias gracias abundantes para que, luchando por la propia conversión, puedan ser
valientes anunciadores de tu Reino y ministros perseverantes para la conversión de todos
los hombres y mujeres. Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
LA INSTITUCIÓN DEL SACERDOCIO
“Jesús, aceptando una copa, dio gracias a Dios y les dijo: Tomen esto y repártanlo entre
ustedes, porque les aseguro que ya no volveré a beber del fruto de la vid hasta que llegue
al Reino de Dios. Después tomó pan y dando gracias lo partió y se lo dio diciendo: Esto es
mi cuerpo que es entregado por ustedes. Hagan esto en memoria mía” (Lc.22,17-20)
Cristo sacerdote eterno, instituye los sacramentos de la eucaristía y del orden sagrado,
confiando a sus apóstoles la misión de continuar su salvación en el mundo.
PEDIMOS QUE LOS SACERDOTES Y FIELES SEAN UNA SOLA ALMA Y UN SOLO
CORAZÓN. Para que les concedas a los seminaristas las fuerzas que necesitan para
anunciar tu Reino con valentía.
PADRENUESTRO, 10 AVEMARÍA y GLORIA
JACULATORIA
¡Oh Jesús, Buen Pastor, dígnate mirar con ojos de misericordia a esta porción de tu grey
amada, Señor suscita en tu Iglesia vocaciones Sacerdotales, consagradas y laicales para
extender tu reino, lo pedimos por la inmaculada Virgen María, tu Dulce y Santa Madre.
¡Oh Jesús, danos sacerdotes y religiosos santos según tu Corazón! Amén.
CANTO
Cuarto Misterio: La Transfiguración del Señor
Según la tradición, tuvo lugar en el Monte Tabor. La Gloria de la Divinidad resplandece en
el rostro de Cristo, mientras el Padre lo acredita ante los apóstoles extasiados para que lo
escuchen. “Qué bien se está aquí” dice Pedro y, olvidándose de sí mismo, quiere construir

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tres chozas, una para Jesús, otra para Moisés y otra para Elías. Todos querríamos como
Pedro estar en la Gloria, para lo cual debemos seguir a Jesús. ¿Cómo seguirlo hoy día si
no tenemos sacerdotes y personas consagradas que nos enseñen cómo hacerlo?
Roguemos a la Santísima Virgen su intercesión para que en el mundo no falten vocaciones
sacerdotales, religiosas y misioneras. Pidamos también por los religiosos de vida
contemplativa, y para que todos los cristianos descubramos en la oración la belleza del
seguimiento de Jesús.
Oh Dios, te pedimos que ilumines las vidas de todos los que has llamado a la vida religiosa
y al sacerdocio para que , a ejemplo de María, por escucha atenta y asidua de Tu palabra,
puedan ser transformados en valientes pregoneros de Tu Evangelio. Por Cristo Nuestro
Señor. Amén.
LA DIVINA MISERICORDIA
“Jesús les volvió a decir: ¡La paz esté con ustedes!, como el Padre me envió a mí, así los
envío yo también. Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: Reciban el Espíritu Santo, a
quienes les perdonen los pecados les serán perdonados, y a quienes se los retengan, les
serán retenidos” (Jn.20,21-22)
Jesús se aparece a sus apóstoles para consagrarlos como ministros de la alegría pascual
celebrando la Eucaristía y la Reconciliación.
PIDAMOS QUE LOS SACERDOTES SEAN “COMUNICADORES DEL AMOR DEL
CORAZÓN DE CRISTO A LOS DEMÁS” Pidamos para que los seminaristas y novicias
estén siempre atentos a la voz del Padre que dice: ”Este es mi Hijo, el Elegido,
escúchenlo“.
PADRENUESTRO, 10 AVEMARÍA y GLORIA
JACULATORIA
¡Oh Jesús, Buen Pastor, dígnate mirar con ojos de misericordia a esta porción de tu grey
amada, Señor suscita en tu Iglesia vocaciones Sacerdotales, consagradas y laicales para
extender tu reino, lo pedimos por la inmaculada Virgen María, tu Dulce y Santa Madre.
¡Oh Jesús, danos sacerdotes y religiosos santos según tu Corazón! Amén.
CANTO
Quinto Misterio: La Institución de la Eucaristía
En la última cena, Jesucristo, Supremo y eterno sacerdote, hace la primera consagración
del Pan y el Vino, diciendo “Esto es mi cuerpo” y “Esta es mi Sangre”, e instituye a
continuación el sacerdocio ministerial, al decir “Haced esto en memoria mía”.
Es el milagro perenne de amor y que puede suceder porque el que lo instituye es Amor y
Todopoderoso. Pero sin sacerdocio no hay Eucaristía. Pidamos a la

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Santísima Virgen su intercesión para que muchos jóvenes puedan prepararse para el
sacerdocio y una vez ordenados administrar este admirable sacramento. Oremos también
por la santidad de los sacerdotes, para que imiten en su vida lo que realizan en la
Eucaristía.-
Oh Dios, que en la Eucaristía has querido manifestar tu amor a todos los hombres, permite
que los que se forman para el sacerdocio, puedan crear un corazón eucarístico, para que
así puedan entregar sus vidas con generosidad como Tú, ”hasta el extremo“. Tu que vives
y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
EL ENVÍO
“Jesús se acercó y les dijo : Todo poder se me ha dado en el cielo y en la tierra, por lo
tanto, vayan y hagan mis discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar las cosas que les he
enseñado; y he aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el final del mundo ”
(Mt.27,18-20)La voluntad divina es conquistar el mundo para Cristo para que los pueblos
en Él tengan vida.
PIDAMOS PARA QUE LOS SACERDOTES SEAN EN CRISTO SACRAMENTO DE VIDA
PARA EL MUNDO. Pidamos para que los seminaristas, a través de la Eucaristía, puedan
vivir la auténtica experiencia de Amor en la entrega ”hasta el extremo“.
PADRENUESTRO, 10 AVEMARÍA y GLORIA
JACULATORIA
¡Oh Jesús, Buen Pastor, dígnate mirar con ojos de misericordia a esta porción de tu grey
amada, Señor suscita en tu Iglesia vocaciones Sacerdotales, consagradas y laicales para
extender tu reino, lo pedimos por la inmaculada Virgen María, tu Dulce y Santa Madre.
¡Oh Jesús, danos sacerdotes y religiosos santos según tu Corazón! Amén.
CANTO
Oración:
“Jesús, Buen Pastor: en tus manos ponemos a todos tus Pastores, para que llenos de tu
Espíritu Santo, sepan interpretar los signos de los tiempos actuales y guíen al rebaño, a
ellos encomendado, hacía pastos verdes y aguas de vida. Amén.”
Señor por tus Sacerdotes es esta oración que te hacemos. Tú los quisiste así: sustancia
del mismo barro para que pudieran ver nuestra miseria más claro, y pudieran entendernos
cuando pedíamos algo, y adivinar nuestras penas con un corazón hermano, y
compadecernos más cuando habíamos pecado.

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Que no se ablanden sus cuerpos, que no se aflojen sus pasos, que no se rindan sus almas,
que no se quiebren sus manos. Que sean luz que iluminen la oscura niebla del fango, que
sean sal que preserve la corrupción del pecado. Que sean hombres de Dios que saben
hacer milagros, y que al pasar por las calles dejen perfume de Santos. Que sean viva
imagen de Cristo, Verbo Encarnado sabiduría del Padre, omnipotencia de Dios, en unos
moldes humanos, en un poquito de barro.
Jaculatoria:
“Danos Señor, santos sacerdotes, santos religiosos, laicos santos que trabajen por tu
Iglesia. Amén”
Oración de protección:
Jesús, Divino Señor, por Tu dolorosa Pasión, cubre con Tu Preciosísima Sangre, a todos
los Obispos, sacerdotes y consagrados. Ten piedad de ellos y líbralos de todo mal, ahora
y siempre. El Inmaculado Corazón de la Dulce Virgen María, reprenda con su fuerza
Santísima a todo enemigo de Dios y de su Iglesia. Amén.”
ORACIÓN POR LAS VOCACIONES; SACERDOTES Y RELIGIOSOS
Señor Jesús, humildemente postrados ante Ti queremos presentarte nuestro homenaje de
fe y de amor, de gratitud y de adoración, poniendo en tus manos todo lo que somos y
tenemos. En unión con tu Madre, venimos aquí para acompañarte y encontrarte como
Amigo de nuestras almas y Luz de nuestras vidas. Venimos a pedirte, en espíritu de
profunda súplica, por el mundo, por todos los hombres, por tus sacerdotes y hombres y
mujeres de vida consagrada. De manera muy especial, te imploramos que Tú, oh Señor y
dueño de la mies, envíes numerosos y santos obreros para que cosechen lo que Tú mismo
has sembrado en las almas. Te necesitamos, Señor.
Necesitamos hombres que presten sus labios para hablarnos de Ti, sus pies para recorrer
todo el mundo predicando tu Evangelio, sus manos para bendecirnos, sus ojos para ver
en ellos reflejada tu mirada de Padre amoroso. Te necesitamos, Señor. Te necesita el
mundo y la Iglesia. Por eso, te lo pedimos con humildad, te lo rogamos con ardor, envíanos
sacerdotes, depositarios de tu poder salvador; envíanos sacerdotes que sean luz en las
tinieblas del mundo, sal que nos libre de la corrupción del mal y del pecado. Envía, Señor,
obreros a tu mies.
Tú que nos mandaste orar, cuando compadecido de la multitud que te seguía,
contemplaste en ella todas las multitudes de hombres que a lo largo de la historia
carecerían de pastor en su camino hacia Ti, escucha ahora nuestra oración humilde.
Envíanos, Señor, Pastores según tu corazón.

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Inmenso es, Señor, el campo. No dejes que el fruto que conseguiste con el precio tan caro
de tu pasión y muerte, quede sin ser cosechado por falta de obreros que sieguen la mies.
Envía, Señor, sacerdotes a tu Iglesia.
El sacerdote es otro Cristo. En él vemos con los ojos de la fe al Señor que camina con
nosotros en la historia. Veneramos su persona porque en él vemos al mismo Jesucristo.
Hombre entre los hombres, lo has escogido para que celebrara el sublime misterio de la
Eucaristía, para que perpetuara en los siglos tu amor, para que perdonara en tu nombre,
salvará en tu nombre, consagrará en el nombre de la Trinidad a los hombres y a toda la
creación. Gracias, Señor, por el don del sacerdocio a tu Iglesia.
Los religiosos sacerdotes dejan todo para seguirte sólo a Ti, Sumo Bien, en caridad
perfecta. Dan por amor tuyo su libertad; ofrendan lo mejor de su afecto y de su amor a Ti;
te siguen, pobres, por el sendero del sacrificio. Grande es la generosidad de estas almas
y grande es el don de la vida consagrada a la Iglesia. Envía, Señor, a tu Iglesia vocaciones
a la vida consagrada.
Los sacerdotes misioneros, en los lugares más remotos de la tierra, a veces en medio de
la persecución y con riesgo de sus vidas, predican tu Evangelio a quienes todavía no han
oído hablar de ti. Sufren soledad, fatigas, incomprensiones, y todo lo soportan con amor
con tal de ver que tu amor prenda en los corazones de esos hombres. Envía, Señor,
sacerdotes misioneros a tu Iglesia.
Estamos seguros, Señor, de tu promesa: «Yo estaré con vosotros todos los días hasta el
fin del mundo». Tú estás con nosotros y no dejas de llamar a hombres para que, en
representación tuya, nos acompañen en nuestro camino hacia Ti. Tú sigues pronunciando
esta palabra que ha cambiado la historia de tantas vidas: «Sígueme». Ayuda a aquellos
que llamas a ser generosos, a no cerrar su corazón a tu llamada, a saber responder con
prontitud, como el profeta Isaías: «Aquí estoy, Señor, envíame». Da generosidad, fe y valor
a quienes has llamado.
Renueva en todos tus sacerdotes, en los fervorosos y en los abatidos, en los que luchan,
en los que te aman con ardor, en los que han perdido la esperanza, el amor a Ti y a tu
Iglesia. Que resplandezcan en sus vidas las virtudes de la pureza y la obediencia, la
paciencia y la caridad, la dulzura y la comprensión, el celo ardiente por la salvación de las
almas, la humildad y la sencillez. Danos sacerdotes según tu corazón.
Inspira y ayuda, Señor, a los sacerdotes que trabajan en los seminarios y casas de
formación para que den a tu Iglesia santos, doctores, mártires, apóstoles, una nueva fuerza
de testigos de Cristo imbuidos de un nuevo ardor misionero para la nueva evangelización.
Envíanos, Señor, sacerdotes santos.
Te pedimos, Señor, por todos aquellos que consagran sus vidas a la pastoral vocacional
para que en nombre de Cristo no dejen de lanzar las redes para dar a la Iglesia las
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vocaciones que necesita para cumplir con su misión. Necesitamos tus sacerdotes.
Envíalos, Señor.
El enemigo de nuestras almas, sabiendo el bien que un solo sacerdote hace a la Iglesia,
no deja de tender asechanzas a quienes Cristo ha llamado y los incita a la cobardía y a la
opción por una vida menos sacrificada y más egoísta. También el ambiente del mundo y
las propias pasiones son obstáculos que debe superar cada una de las vocaciones a las
que Tú llamas a seguirte. Te pedimos que fortalezcas sus almas, les des generosidad y
valentía para rechazar con decisión todo aquello que les pueda apartar de la fidelidad.
Mueve a la generosidad a quienes llamas, Señor.
Oh Jesús, Sacerdote Santo, Te pedimos con la mayor humildad del alma, que aumentes
las vocaciones sacerdotales y que los formes según los designios de Tu amante Corazón.
Sólo así conseguiremos Sacerdotes santos y pronto en el mundo no habrá más que un
sólo rebaño y un sólo Pastor. Amén.
“Servir es entregarse a sí mismos; ser no sólo para sí mismos, sino para los demás, de
parte de Dios y cara a Dios: éste es el núcleo más profundo de la misión de Jesucristo, y
a la vez, la verdadera esencia de su sacerdocio”. Benedicto XVI
Te lo pedimos Por medio de María, tu madre, Mujer creyente y fiel. Amén.
CANTO
ORACIÓN FINAL
Oh Dios todopoderoso y eterno, dígnate mirar el rostro de tu Cristo el eterno sumo
sacerdote y, por amor a Él, ten piedad de tus sacerdotes. Acuérdate, Oh Dios
misericordioso, que también ellos son débiles y frágiles criaturas. Mantén encendido en
ellos el fuego de tu amor. Mantelos cerca de Ti, para que el enemigo no prevalezca sobre
ellos y para que no sean nunca indignos de su sublime vocación.
Oh Jesús mío, Te pedimos por tu sacerdotes fieles y fervorosos, por tus sacerdotes tibios
e infieles, por tus sacerdotes que trabajan entre nosotros o en lejanas tierras de misión,
por tus sacerdotes que viven bajo la tentación, por tus sacerdotes que sufren soledad y
abandono, por tus sacerdotes jóvenes y ancianos, por tus sacerdotes enfermos y por los
agonizantes.
Por las almas de tus sacerdotes que sufren en el purgatorio Pero sobre todo te
encomendamos a los sacerdotes más queridos por nosotros: al sacerdote que nos bautizó,
al que nos absolvió de nuestros pecados, a los sacerdotes que han celebrado las santas
misas a las que asistimos y que nos dieron tu cuerpo y tu sangre en la Sagrada Comunión,
a los sacerdotes que nos han enseñado e instruido, que nos han animado y aconsejado, a
todos los sacerdotes a los que les debemos gratitud.

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Oh Jesús mío, consérvalos en tu corazón junto a tu Santa Madre y concédeles abundantes
bendiciones en el tiempo y en la eternidad. Amen.
Jesús, fortalece a los que elegiste y ayúdalos a crecer en el amor y santidad para que
respondan plenamente a tu llamada.
Señor Dios, Padre Nuestro, concédenos pastores según tu corazón, nos ofrecen la
salvación de Jesús y nos ayudan a vivir en el Espíritu Santo.
María, Madre de las vocaciones, interceda por los seminaristas. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado concebida.
En el nombre del padre, y del hijo, y del espíritu santo.
Amén

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