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- * i

I
I
1
FLORESTA
ESPAÑOLA.

P R I M E R A PARTE.
FLORESTA
ESPAÑOLA,
D e apotegmas , ó sentencias,
sabia, y graciosamente dichas,
de algunos Españoles:

RECOGIDAS
Por Melchor de Santa Cruz, vecino
de la Ciudad de Toledo:

Y CONTINUADAS
Por Francisco Asensio.

MADRID. M D C C L X X V I L

Por D. JOACHIN IBARRA, Impresor


de Cámara de S. M.

CON PRIVILEGIO.
• Licencia' del Ordinario.

E L D o d o r D. Domingo U r -
ban de. Iriarte, Dean, y
Canónigo de esta Santa Igle-
sia , y en lo espiritual, y t e m -
poral Vicario General de la
C i u d a d , y Obispado de Hues-
ca , por el Ilustrísitno , y R e -
verendísimo Señor D, Juan
de Moriz de Salazar, por la
gracia de D i o s , y de la Santa
Sede Apostólica , Obispo de
Huesca , y del Consejo del
Rey nuestro Señor: Damos li-
cencia , para que en este O b i s -
pado se pueda imprimir este
libro intitulado : Floresta Es-
pañola , por quanto nos cons-
ta , que no hay en él cosa que
repugne á nuestra Santa Fe
Católica , y buenas costum-
bres : con que al principio de
cada cuerpo se ponga esta
nuestra licencia; y antes que
se comience á vender , nos
traygais un cuerpo , para ver
* 3 S 1
si la dicha impresión concuer-
da con el original. Dada en
Huesca á 6 de Septiembre del
año de 1 6 1 8 .

El DoSíor Demingo Urhan de


' Iriarte, Dean, y Vicario
General.

Por mandado del Señor


Vicario General

George Saturnino de Salinas,


Notario.

PRO-
PROLOGO
DEL AUTOR
AL LECTOR.

E N tanta multitud de l i -
bros ( discreto L e é t o r )
c o m o c a d a dia se i m p r i -
men , con tan d i v e r s a s , é
ingeniosas i n v e n c i o n e s , que
los buenos juicios de núes-
tra N a c i ó n E s p a ñ o l a i n -
v e n t a n , me p a r e c i ó se h a -
bía o l v i d a d o de uno , no
menos a g r a d a b l e , que im-
p o r t a n t e , para quien es c u -
rioso , y aficionado á l a s
cosas de su P a t r i a ; y es
l a recopilación de senten-
cias , y dichos Españoles}
los quales , c o m o no t e n -
gan
* "• "PROLOGÓ. *;
g a n menos a g u d e z a , y d o -
n a y r e , ni menos- peso,"' ó
g r a v e d a d , que los que en
los libros antiguos están
escritos , antes en p a r t e
c r e o , que son mejores : es-
t o y m a r a v i l l a d o , qué h a si-
do la causa , que no ha*-
y a h a b i d o quien en esto
hasta a h o r a se h a y a o c u -
p a d o . Y y o , aunque h o m -
bre de ningunas letras , y
d e p o c o ingenio , así por
intercesión de algunos ami-
g o s , que conocieron que
tenia inclinación á esto , co-
m o l a naturaleza , que d e
esta antigua , y noble C i u -
dad de T o l e d o r e n g o , don-
de todo el primor , y ele-
g a n c i a del buen decir flo-
r e c e 5 me l i e a t r e v i d o á,
tQ-
PROLOGO.
tomar esta e m p r e s a : y l a
dificultad que en escribir
estos d i c h o s h a y , es l a que
se tiene en h a l l a r mone-
d a de buen metal , y su-
b i d a de quilates. P o r q u e
así c o m o a q u e l l a es m a s
estimada , que d e b a x o d e
menos materia contiene m a s
v a l o r 5 así aquellos son m a s
excelentes d i c h o s , los q u e
en p o c a s p a l a b r a s tienen
encerradas m u c h a s , y n o -
tables sentencias. Porque
unos han de ser g r a v e s , y
entendidos : otros a g u d o s ,
y maliciosos : otros a g r a -
d a b l e s , y a p a c i b l e s : otros
donosos p a r a m o v e r á riáa:
otros que l o tengan t o d o ;
y otros h a y metaforizados,
y que toda su g r a c i a con-
sis*
PROLOGO;
siste en l a semejanza de
l a s cosas que se a p r o p i a ,
de l a s quales el que no tie-
ne noticia le p a r e c e que e s
el d i c h o f r i ó , y que nótie-,
ne d o n a y r e , siendo m u y
a l contrario p a r a el que
entiende. O t r o s tienen si*
sal en l a s diversas signifi-
caciones de un mismo v o -
c a b l o 5 y para esto es m e -
nester , que así él que l o
escribe , c o m o el que lo-
l e e , tenga ingenio para sen-
tirlo , y juicio p a r a consi-
d e r a r l o . Y aunque me f a l -
tan á mí las cosas d i c h a s ,
una no puede d e x a r de f a -
v o r e c e r m e , y es el l u g a r
donde lo escribo , c u y a au-
t o r i d a d en las cosas que
tocan a l común h a b l a r es
tan-
PROLOGO.
tanta , que las leyes del
Reyno disponefi, que quañ-
do en alguna parte se du-
dare de algún vocablo C a s -
tellano , lo determine el
hombre Toledano. Y así,
al que este Libro leyere,
suplico supla mis faltas.
VALE.

Melchor de Santa Cruz


Dueñas.

NO
' Tiene Privilegio d e S ^ M .
Francisco Asensio para im-
primir esta Obra , su fecha
en S. Lorenzo á 18 de Oc-
tubre de 1768.

V -•
I

PRIMERA PARTE
DE LA FLORESTA
ESPAÑOLA.

CAPITULO PRIMERO.
De Sumos Pontífices.
I.

E N la mesa del Papa A l e -


jandro V I . se disputaba
un dia si era provechoso, que
hubiese en la República Médi-
cos. La mayor parte tuvo que
n o , y alegaron en su razón,
que Roma estuvo seiscientos
años sin ellos. D i x o el Papa,
que él no era de aquel parecer;
antes era que los hubiese, por-
que á faltar ellos,crecería tan-
to la multitud de los hom-
b r e s , que no cabrian en el
Mundo.
Tom. I» A II.
% Primera Parte.
II.
Un criado de un Sumó Pon-
tífice , que era gran hablador,
y parlero , pedíale el Arzobis-
pado de Caller, que es en Cer-
deña , que á la sazón había
vacado. Respondióle : ¿Cómo
quieres tú dignidad que la-ha-
gas tan mentirosa , pues sien-
do de c a l l a r , tú nunca cesas
de hablar?
nr.
E l Papa Adriano V I . desea-
ba echar al Maestre Pasquín
en el rio Tiber ^ por quitar la
ocasión de los que con liber-
tad dicen todo lo que quie-
ren en nombre de aquella es-
tatua. Respondióle el Duque
de Sesa, que entonces era Em-
baxador , que no lo hiciese,
porque se volvería rana ; y si
agora cantaba de d i a , después
cantaría,de d i a , y de noche.

/ GA-
De Cardenales. 3

CAPITULO II.
",. ' De. Cardenales.

I-

E L Cardenal D . Fr. Francis-


co Ximenez luego que
fue Arzobispo de Toledo , es-
cribió á un gran' amigo , que
tenia i su buen suceso. Res-
pondióle, que por lo que to-
caba á su Señoría Reverendí-
sima le placía mucho de la
nueva dignidad; y por lo que
era de su parte, le pesaba, por-
que había perdido un gran
a m i g o ; dando á entender, que
ía verdadera amistad ha de ser
entre iguales.
II,
-' Un Escudero de Ostna , en
un píeyto que tenia en la A u -
diencia de A l c a l á , queria re-
cusar al Vicario por sospe-
choso , é -importunaba m u -
:

A 2 cho
4 Primera Parte,
cho al Cardenal D . Fr. Fran-
cisco X i m e n e z , que le señala-
se otro J u e z , qual quisiese de
Madrid ; ú de Guadaláxara. E l
Cardenal se enojaba de aque-
llo , y disimulaba con é l , di*
ciendo , que su Vicario lo h a -
ría bien. Tornando el E s c u -
dero á insistir en su propósi-,
to al Cardenal , respondió:
¿Quién puede haber en Madrid,
ó en Guadaláxara, que deter-
mine ese negocio ? Replicó el
E s c u d e r o : Hubo en Tordela-
guna quien pudiese ser A r z o -
bispo de T o l e d o , y no habrá
en. Madrid« ó en Guadaláxara
quien pueda ser Juez de un
pleyto?
IIT.
Quando el Conde de Plie-
g o , el G o r d o , vino á hablar al
susodicho Cardenal de par-
te del Duque del infantaz-
g o , del Condestable , del
De Cardenales. 5
Conde de Benavente, & c . para
saber con qué poderes gober-
n a b a ; sacóle á un antepecho
de la c a s a , donde tenia la ar-
tillería : mandóla cargar , y
pegar fuego ; y díxole , que
los poderes que tenia eran
aquellos.
IV.
Siendo Gobernador el su-
sodicho C a r d e n a l , envióle el
R e y de Francia á pedir á Per-
piñan , donde n o , que pen-
saba de entrar por Navarra.
Asió entonces el Cardenal de
su cordón , y dixo : Haga el
R e y de Francia lo que quisie-
re , que á tres cordonadas que
dé con este c á ñ a m o , le toma-
ré á toda Francia.
V.
A l mismo saliendo á ver
un alarde, que se hacia en Ma-
drid fuera de la puerta de
M o r o s , hiriéronle • salva los
A 3 Ar-
6 Primera Parte,
A r c a b u c e r o s , quando le' vie^
ron v e n i r ; y como se levantó
mucho h u m o , un Caballero*
que iba cerca de é l , le dixo:
Apártese V . S. de este humo*
que huele m a l , y es muy da-
ñoso. Respondió, que no le
hacia daño , y que mejor le
o l í a , que incienso.
VI.
El mismo Cardenal jamás
daba Beneficio . ninguno 4
quien se lq pedia. V a c ó acá-?
so • uno • en Valdeavellano*
de donde era natural un-criar
do suyo ; el qual sabida la
vacante, llegóse á é l , y dixo:
Señor Reverendísimo, en mi
tierra está un Beneficio vaco,
que me estaba muy. bien por.
ser mi patria;, y sé también,
que V . S. no da nada á quien
se lo demanda , ni tampoco se
acuerda de quien le pide : Su-
plico á V . S. Reverendísima.
me
De Cardenales. 7
me avisase cómo y o pueda h a -
ber este Beneficio. Respondió
el Cardenal : Y o os lo daré:
llamad al Secretario, que os ha-
ga la colación. Y así se lo dio.
Vil.
El Cardenal D. Pedro G o n -
zález de Mendoza , oyendo
Misa un dia de Navidad en la
Santa Iglesia de Toledo, ofre-
ció un Pontifical entero, con
su aparador, que fue aprecia-
do en ochenta mil ducados.
Estuvo después de la ofrenda
muy gran rato hincado de ro-
dillas delante de la Imagen de
nuestra Señora del Sagrario.
Estaba acaso allí el Marques
de Cénete su hijo ; y viendo
que tardaba mucho , y no ce-
saban las l á g r i m a s , llegóse á :

é l , y díxole : N o llore V . S. ;

Reverendísima , que y o le
prometo de hacérselo vol-
ver.
A 4 VIII.
8 Primera Parte,
VIH.
Siendo el Cardenal D . Pe-
dro González viejo de mas
de ochenta años , pidiéndole
un criado suyo de mas de
otros tantos el Alcaydía de
Canales, que á la sazón esta-
ba v a c a , el Cardenal respon-
dió graciosamente , diciendo,
que le pesaba, porque venia
tarde á pedirla , porque ya la
había proveído ; pero que la
primera cosa que vacase , le
daría. Respondió el Escudero:
Cuerpo de D i o s , Señor! qué
puede vacar primero que V . S .
ó yo?
IX.
El mismo decia por los C l é -
rigos , que el linage donde
no había c o r o n a , que nunca
medraba.
X.
E l Cardenal D. Alonso Man-
rique gastaba mucho , y de.bia
mu-
De Cardenales. 9
mucho. Había en su Iglesia un
Beneficiado: este pocas veces
comia en su casa, ni entraba
en ella ,'y con ser de esta con-
dición tenia un despensero.
El Cardenal le d i x o : Para qué
queréis vos despensero, pues
no le habéis menester? R e s -
pondió : V . S. tiene razón; por-
que en verdad, que á mi des-
pensero, y á vuestro tesorero
por vagamundos los podían
azotar.
xr.
E l Cardenal D. Alonso F o n -
seca d e c i a , que no eran qua-
tro leguas las que-había desde
Alcalá á Guadalaxara , sino
quatrocientas. Tanta es la d i -
versidad del a y r e , gentes, cos-
tumbres, y trages»

A 5 CA*
io Primer áPárieP*

C A P I T U L O III;' i
De Arzobispos.
I. • -

E L Arzobispo D. Alonscr
Carrillo tenia un cria-
do , que no le servia de • otra
1

cosa,sino de asentar las nece-


dades que se hadan en su ca->
sa. Había él dado poco había
á un Alquimista buena canti-
dad de dineros , para ir por
ciertos materiales , y vasijas
para, el negocio. Desde algunos
dias hizo traher sobre mesa et
libro en que escribía las nece-
dades , para ver qué había de
n u e v o ; dó halló la que su Se-
1

noria había hecho en dar á


un hombre no conocido tan-
to dinero. El Arzobispo dixo:
Y si viniere ? Respondió el
Cronista : Entonces quitare-
mos á V . S. y pondremos á él.
II.
De Arzobispos. 11
11.
Un Contador de este Ar-
zobispo le dixo , que era tan
grande el gasto de su casa, que
ningún término hallaba c ó m o
se pudiese sustentar con la
renta que tenia. Dixo el A r -
zobispo r Pues qué medio te
parece que se tenga ? Respon-
dió el Contador: Que despi-
da V . S. aquellos de quien no
tiene necesidad. Mandóle et
A r z o b i s p o , que diese un m e -
morial de los que le sobraban,,
y de los que se habían de que-
dar. El Contador puso prime-
ro aquellos que le parecían á
él que eran mas necesarios, y
en otra memoria los que no
eran menester. El Arzobispo
tuvo manera como le diese el
memorial delante de los mas-
de sus criados y y leyéndo-
l e , d i x o : Estos queden, que
y o los he menester; esotros
A 6 ellos
12 Primera Parte.'
ellos me han menester á mí.
III.
L l e g ó una Dueña pobre á
suplicarle la ayudase para c a -
sar una hija. Respondióla gra-
ciosamente , que le placía; y
mandó al Secretario , que h i -
ciese un libramiento en su te-
soro , el qual hizo en blanco;
y tomando la pluma el A r z o -
b i s p o , puso en él doscientos
mil maravedís por y e r r o , pen-
sando que no ponia sino do-
ce mil maravedís. La muger
se fue al Tesorero con el libra-
miento; y desque le hubo leí-!
d o , se vino al Arzobispo, y dii
x o , que no tenia de qué pagar
aquellos dineros que mandan
ba dar á aquella muger. Pues
c ó m o , dixo el Arzobispo , do-
ce mil maravedís , que mando
dar á esta m u g e r , te faltan ?
Por amor de mí los busques,
y se los des. El Tesorero dixo:
D.e Arzobispos. 13
Mire V . S. que mandó dar dos-
cientos mil maravedís. E l A r -
zobispo tomó el l i b r o , y di-
x o : Eso no lo escribí y o , sino
D i o s ; por esto dárselos en to-
do caso. Y así se cumplió.
IV.
Pasando el Arzobispo de
Colonia por donde estaba
arando un Labrador , como
iba armado , y con mucha
g e n t e , rióse mucho. El Arzón
bispo le preguntó : Por qué
te ries, Labrador? D i x o , q u e
de ver Arzobispo armado. Re-
plicó el Arzobispo , que él
andaba a s í , porque era D u -
q u e , y Arzobispo. Respondió
el Labrador : Sí. Si ese Duque
que dice V . S. fuese al Infier-
no , adonde iría el Arzobispo?
V.
Al Arzobispo de Toledo
D . Alonso Carrillo suplicó
un Escudero le socorriese con
cien
14 Primera Parte. '
cien ducados, para casar una
hija suya ; y el Arzobispo le>
rogó , que se contentase cort
trescientos mil maravedís, que
no le podia de presente dat*-
mas -por estar necesitado de
dinero.
VL
• Diciéndole al Arzobispo de
Granada D. Fr. Fernando dé
Talayera, porqué una Digni-
dad tan alta se baxaba á cosas
tan b a x a s , como ir á Hospi-
tales, y á casas de pobres? Res-
pondió : Si supiésedes qué c o -
sa es ser-Obispo, no os mara->
villaríades de lo que h a g o , si-
no de lo que dexo de hacer. >

C A P I T U L O IV.
De Obispos.
I.

U N Obispo que iba cami-


n o , dixo á un Pastor, qué
' guar-
• De Obispos. '•• i$
guardaba ganado : C ó m o no
son. agora los Pastores tales 1

como eran antiguamente, que


merecian ser Patriarcas, Pro-
fetas , y que les-anunciasen los
Angeles el Nacimiento del
Hijo de D i o s ; y de Pastores ve-
nían á ser Reyes ? Respondió
el Pastor : Tampoco son los
Obispos como solían , que
quando un Obispo moria ; se
tañían las campanas de suyo;
mas a g o r a , aun tirando de
ellas con mucha fuerza, no se
quieren tañer.
) IL
Curaba un Médico á uri
O b i s p o , y era el Obispo gor-
do ; y algo liviano. Saliendo
de visitarle, preguntóle un C a -
ballero : C ó m o está el O b i s -
po ? Respondió el Médico: T a i
estuviese mi muía;
III,
E l Obispo D . Pedro del
Cam-
i6 Primera Parte.
Campo , envió á Fr. Bernar-
dino Palomo seis capones pre-,
sentados: el m o z o , que los lie*
v a b a , tomó uno de ellos: c o *
rao los c o n t ó , dixo: Decid á
su Señoría, que le beso las ma-
nos por los cinco , y besád-
selas vos por el uno.
IV.
Posó un Escudero en casa
de un Obispo de este Reyno,
y hiriéronle la cama en un
corredor, sin ponerle servicio
ninguno de los necesarios. A
la media noche diéronle al
Escudero recias cámaras, que
tuvo necesidad de levantarse
quatro , ó- cinco veces : fué
tan grande la correncia , que
le creció del f r i ó , que hubo
de, hinchir la cama. Y pare-
1

ciéndole después , que si el


Obispo lo sabia, le sería gran
afrenta, dixo á un criado del
Obispo , partiéndose de Es-
pa-
De Obispos. i?
p a ñ a : Decid á su Señoría, que
pues no me mandó dar cama
en cámara, que allí dexo cá-
mara en cama.
V.
A Fr. Ambrosio Montesino,
gran Predicador , diéronle á
su vejez un Obispado de A n i -
llo. Díxole un Caballero , que
había echado muy pobre con-
tera en Ja espada.
VI.
Ayudando un criado de un
Obispo á ponerle un roquete,
como se detuviese mucho en
vestirle las mangas, díxole con
enojo: Por qué estás tanto en
poner esas mangas? Respon-
dió : Sepa V . S. que son m u y
estrechas. Dixo el Obispo: Sa-.
bes que van estrechas, qu*e ha
mas de veinte años que he tra-;
bajado por ponérmelas, y has-
ta agora no he podido ?

VII.
18 Trímera Parte.
VII.
En una fiesta que se hizo en
Guadalaxara, en un disfraz sa-
lieron dos Gentileshombre^
bien aderezados en hábito de
Clérigos : enviando el Obis-
po Campo á preguntar quién
eran , respondieron : Decid,
quedos Arcedianos del Obis-
pado de U t i c a , de donde él era
Obispo. s
• *

C A P I T U L O V.
De Clérigos.
I.

A L Maestre-Escuelas de T o -
ledo , Fundador del C o -
legio de Santa Catalina, vino v

uno á pedirle prestados cin- !

cuenta ducados. Mandó sacar


un talegón de reales, y dióse-
los. ,'E1 que los pedia empres-
tados , tomólos de su mano, y
echólos! en un pañizuelo sin
mas
sl)e Clérigos. ig
mas contarlos. Viendo el Maes-
tre-Escuelas , que no los con-
taba , pidióle el pañizuelo con
los dineros, y volviólos adon-?
de los había sacado , diciendo:
Quien no los cuenta, no los
piensa pagar.
IT.
JLeyendo Diego López de
Ayala ,. Canónigo de Toledo^
un cartel de justa :en casa del
Conde de Fuensalida , despa-
vilando un-page mató la vela.
D i x o el Canónigo : Alumbrad
a q u í , que esta carta no viene
á matacandelas.
III.
Dándole cuenta Christobal
A l o n s o , C l é r i g o , al dicho C a -
nónigo del gasto de la des-»
pensa, decía en,una partida:!
D e limpiar la caballeriza , y
hacer la barba á su merced,
tres reales.

IV.
2o Primera Parle.
IV.
Estando el Canónigo en
Flandes , en una carta que le
: escribió Christobal Alonso,
respondiendo á un capítulo,
en que le mandaba tu viese mu-
cho cuidado de curar un ma-
cho de silla, que le había es-
crito que estaba muy malo,
puso en un capítulo : Señor,
Juan Fernandez vido al m a -
c h o , dixo que tenia necesidad
de ser sangrado, vea V . md.
qué manda se haga.
V-
Un Canónigo de Toledo*
apodando en un banquete á
muchas Señoras , dtxole una
de ellas , que apodase á una
doncella ,que era hija del mis-
m o Canónigo. Respondió: Se-
ñora , baste la plante, sin que
la pode.
VI.
Una muger enferma envió
á
De Clérigos. ar
á llamar al Cura de su Parro-
quia para confesarse; y de que
la hubo confesado , mandóle
una gallina. Y en saliendo el
Cura de allí, pidióla á su cria-
d a , y llévesela. Después se le-
vantó la muger de aquella do-
lencia , contó sus gallinas, y
preguntando por la que falta-
ba , como le dixesen , que la
había llevado el C u r a , santi-
guóse , diciendo : Válgame
Dios ! infinitas veces que se
me perdió esta gallina , la di
al d i a b l o , y nunca la tomó:
una vez que la prometí al C u -
r a , se la llevó.
VII.
Visitando un Caballero i
un Canónigo de la Santa Igle-
sia de Toledo por Pasqua de
N a v i d a d , estaba el Canónigo
en una p i e z a , sin ninguna ta-
picería : preguntóle, que por
qué en tiempo de tanto frió,
te-
11 Trímera Parte.
tenia sus piezas tan desabriga-,
das ? Respondió, señalando á•
dos pobres, que estaban allí:
Mas quiero vestir á estos, que
no á estas.
VIII.
A . u n C l é r i g o , gran Predi-
cador, que andaba en la C o r -
te codicioso de un Obispa-
d o , baxando del Pulpito, c o -
midióse un Señor á darle la
mano. E l se escusó, dicien-
do : Para subir quiero que
me la dé V . S. que para baxar
no tengo necesidad;-
, ..- . • . IX.
Decia un Caballero, que el
Escudero no' engorda sino
de n e c i o ; y el Clérigo no en-
flaquece sino de mal acondi-
cionado. " '
X.
Preguntando á un Clérigo,
que se llamaba R á b a g o , adon-
de era su posada? Respondió:
Mi-
De Clérigos. 23
M i posada es como punto de
sabuche , que la hago donde
se me antoja.
Xí.
Pasando un Clérigo en So-
ria junto á las casas de un
Caballero , que se dice Juan
de T o r r e s , un perro suyo ar-
remetió á é l , y le rompió el
manto : y otro dia saliendo
Juan de Torres de su casa i y
el perro con é l , acertó á pa-
sar el C l é r i g o , y. dixo muy
enojado : Señor , haced atar
este perro, ó besadle en el ra-
bo. Respondió Juan de T o r -
res : Pues me dais, á escoger,
quiérole atar.

CAPITULO VI.
De Frqyles.
I.

A compañando á un A r -
zobispo Fr. Dionisio á
pie,
¿4 Primera Parte.
p i e , como andaba cojeando
de la g o t a , decíale el Camare-
ro : Ande vuesa Reverencia,
no haya miedo de caer. R e s -
pondió : Por eso no c a y g o ,
porque he m i e d o ; mas y o he
m i e d o , porque c a y g o .
II.
Murmuraban de Fr. Dioni-
sio , que aunque predicaba de-
licadamente , era prolixo. Des-
cargóse en otro Sermón , d i -
ciendo a s í : Donosa cosa se-
ría , si los muchachos azota-
sen á su Maestro, quando no
saben la lección. Si os lo digo
u n a , decís, que no lo enten-
déis : si os lo digo dos , decís,
que soy p r o l i x o ; pues vez y
media no se sufre.
III.
Dábanle un Obispado en
las Indias. Respondió al Secre-
tario del Emperador , que se
lo propuso, así: Sepa V . S. que
el
De Frctylef. 25
el oficio de Obispo es d e .
muy gran trabajo, para quien
lo ha de servir, como es obli-
gado ; y así , conociendo y ó
1

mi flaqueza de nó le poder
administrar como debo , creo,
que puesto en é l , sería cami-
nar al Infierno ; pues yendo
por las Indias, paréceme gran
rodeo.
IV.
• L l e g ó Fr. Dionisio una no-
c h e á un Lugar muy tarde, y
no hallando posada, llevóle á
posar á su casa un Labrador
que él conocía; y después de
cenar, metióle en un Palacio,
adonde había de dormir, que
estaba bien aderezado; y por
encarecerle el servicio que le
hacia , le dixo : S e ñ o r , pro-
meto á vuestra Reverencia,
que en todo este Lugar no
hay otra colcha , sino esta.
Rogóle Fr. Dionisio, que no
Tom.L B se
26 Pitfmem^Pafte.
se la echasen en la camav Pre-
guntando por qué ? Respon-
d i ó : Porque no habiendo, mas.
de esta, de necesidad se ha,de
emprestar rá todos los.enterra-r
;

mientOS. ; ; r;h.
..... y. • .>
:

Yendo c a m i n o , llegó á una


Aldea , y-la huéspeda 'por. ha*,
cerle regalo puso una.cgr.ari
delantera en la cama , que era
bien alta. Preguntóle Fr, Dio-
nisio , qué era aquello ? Res-:
pondió : Señor , es delantera^
Replicó el;Frayle: N o es sino
escalera para; que suban las,
pulgas.'
VI.
Pusieron á Fr. Dionisio en
la mesa una cola de carnero:
no la quiso comer , diciendo,
que la cola era como trapo
con que está cobijado siempre
el servicio.

VIL
De Fray tés. 27
Vil.
Diciéndole á Fr. Dionisio
burlando , que habían hecho
Obispo á Fr. Bernardino Pa-
lomo , respondió: El es dono-
s o ; y si ahora es O b i s p o , do-
noso Obispo será.
VIII. .
Estando enfermo Fr. B e r -
nardino P a l o m o , fuéle á visi-
tar un Caballero, Preguntán-
d o l e , cómo estaba? Respon-
dió : Siéntome tan fatigado,
que creo que no me tengo de
levantar de esta cama. Díxole
el Caballero: Esfuércese vuesa
Reverencia y que y o espero
en Dios , que ha de morir
Prelado. Respondió Palomo:
Otros morirán P r e l a d o s v y yo*
pelado.
IX.
Decía Fr, Bernardino Palo-
mo : El vino tiene dos males:
si le echáis a g u a , echáislo á
B2 per-
28 Primera' Parte.
perder; si no se la ehais, pier-
de á vos.
X.
Decia el mismo,, que el « H
mer se hizo para beber, y ha-:
blar ; y comiendo con gran-
des señores, el hablar es ver-
güenza , y el beber desver-
güenza.
XI.
.. Fray Iñigo López decia
muchas veces : Aunque llue-
va Mitras, no me caerá en la
cabeza.
XII.
Convidó Fr. Bernardino Pa-
lomo á comer á Fr. Dioni-
sio , y alabóle mucho , que
lo había hecho como ilustre,
y mandó salir al mozo fuera
de la celda , y díxole , que se
decia de él que era hijo dé
un Caballero , y que lo creía
así. Respondió Fr. Bernardi-
no P a l o m o : Si lo dixísteis por
afrea-
De Fray les. 29
afrentarme , habéislo hecho
m a l ; si para honrarme., para
qué se salió mi mozo?
XIII.
Proveyeron los Reyes C a -
tólicos el Arzobispado de T o -
ledo en Fr. Francisco Xime-
nez , y el Obispado de Burgos
en Fr. Pasqual, y en Fr. D i e -
go Daza el de Palencia. Pre-
guntaron á uno: ¿Qué os ha
parecido esta provisión? Res-
pondió: Paréceme que j u g a -
ron los Reyes al triunfo, y sa-
lió de Frayles.
XIV.
Un Caballero dixo á un
Frayle , que. se estaba Vistien-
do para decir M i s a , que la di-
xese de caza , porque fuese
breve. El Frayle disimulando,
estuvo mirando el Misal, v o l -
viendo muchas h o j a s y den-
de á mas de media hora , resr
pondió : En verdad , Señor,
B 3 que
30 Primera'Parte.
que no he hallado en todo el
Misal tal Misa.
XV.
El mismo decia de otro
Fray l e , que era muy eloqüen-
t e , y tenia gran memoria sin
l e t r a s , que tenia rueca, y hu-
so ; y no estambre.
XVI.
Decia Fr. Thomas de G u z -
man , que el Duque del In-
fantazgo D . D i e g o de N . te-

tanta costa tenia con la músi-


ca de su capilla.
XVII.
Caminando dos F r a y l e s , el
uno D o m i n i c o , y el otro de
la Orden de S. Francisco, á
la pasada de un vado el Do-
minico rogó al Francisco , que
pues iba descalzo, le pasase á
cuestas, porque él no se des-
calzase , y se detuviesen. E l
Francisco lo hizo a s í ; y como.
alie-
De Frayles. %t
allegó á, \amitad ¡je] fio-, p r e -
guntó al D o m i n i c o , si llevaba
consigo (JirnerpS/-? -Respondió
el D o m i n i c o , que dos reales.
Oyéndplo el Francisco , dixo:
Padre ,'perdonadme , que no
puedo llevar-' ttenmigo dine-
ros^ porque así..lo, manda mi
R í g l a i " ' Y diciendo e s t o , dio
:

con él en el rio..
XVIII.
Entró un Frayle en un apo-
sento adonde estaban j u g a n -
do á los naypes dos parientes
suyos, y preguntó, qué es lo
que juegan vuesas mercedes ?
Respondió el uno de ellos:Una
necedad , y otra de' émbite.
Replicó el Frayle , ' diciendo:'
Mire V.md. cómo j u e g a , pues"
tiene mucho resto.

B4 SE-
SEGUNDA PA RTH ;

D E L A F L O R E S T A ;f
. ESPAÑOLA. . '-.[y.- - q

CAPITULO PRIMERO. ?

De Reyes.

. I. -v.'l

S Atiendo á pasear el R e y
Católico una tarde por
el campo de Zaragoza , vio
venir hasta quarenta Labra-
dores cantando. El Cardenal
D . Pedro González de M e n -
doza contó al Rey , como
acostumbraban en aquella tier-
ra , quando salian los peones;
á trabajar, hacer cada dia á
uno de ellos Rey ; al qual
obedecían en todo lo que les
mandaba, y era aquel q u e v e -
i ;f nia
De Reyes. 3.3
nía delante de e l l o s ; y si su
Alteza quería r e í r , le hiciese
algún acatamiento como 4
R e y . El Rey holgó de e l l o , y
como allegó cerca el Labra-
dor , mandó- á los peones, que
se detuviesen. E l Rey , C a t ó 7

l i c o le quitó la gorra. E l L a -
brador con mucha magestad
se santiguó, diciendo: A gor-
ra de R e y „ bendición de. Santo
Padre.
IT.
E l R e y Católico d e c i a , que
lo mas dificultoso en las rau-
geres era saber callar.
III.
Quando entregó el Maris-
cal Alonso de Valencia la For-
taleza de Zamora al R e y D.
Fernando, estaba dentro la
recámara , y arreos del. R e y
D . Alonso de Portugal. E l
R e y no quiso tomar para sí
cosa alguna. Y quando algu-
B5 nos
34 Segtthda Parte.
nos Caballeros, ó Capitanes
le pedian a l g o , siempre decía
de no. Uno de ellos le dixo:
Por cierto, Señor , lo que el
Rey de Portugal en estas guer-
ras ha podido haber de Vos, y
de vuestros Caballeros, y v a -
sallos^ no lo ha d e x a d o , c ó -
mo vos dexais lo suyo ? R e s -
pondió el R e y : Q u i e r o , si
puedo, quitar al R e y de Por-
tugal , mi primo , los malos
conceptos de su voluntad, y
no los buenos arreos de su
persona. :

• IV.
Estando el R e y D . Fer-
n a n d o , y la Reyna Doña Isa-
bel en un huerto con m u -
chos Caballeros, y D a m a s , á
par de una higuera, que tenia
pocos higos maduros- , que
eran los mas aneblados; á to-
dos los Caballeros, que'entra-
ban en el huerto, -les era man-
da-
De Reyes. 35
dád'ó ¿¿que -cortasen . un h i g o '
de aquella higuera , y le c o -
miesen ; con t a n t o , que el que
Uná^vez tocasen y talqual fue-
se , le habían de comer sin es-
coger otro. C o m o eran p o -
¿ds los-buenos > y mucho:? lo*
aneblados^ los mas se halla-
ban burlados. Entró Hernán-*
do del Pulgar , Cronista del
R e y , y dixéronle, que c o g i e -
se el h i g o , y la condición. Pu-
so la mano en u n o , parecién-
dote' que era bueno-, y co-¡
m'o> le halló a n e b l a d o , jugó
otra p i e z a , diciendo : E n d e -
rezóte.
V.
Entró aHí un Caballero, que
trahia un gran collar de hom-
b r o s , y venía muy derecho,
sin torcerse á ninguna parte.
El R e y preguntó á Hernando
del Pulgar : Qué parece este
Caballero ? Respondió : As^
B6 no
36" Segunda Parte.
no matado, con cesto,: al pgsts
CUeZO.
VI.
Un Soldado llegó adonde
estaba el Rey Católico á p e -
dirle una merced de cosa que
no era razón otorgársela. E l
R e y le respondió: N o se pue-
de hacer. El Soldado, le. besó
las manos , mostrando por
palabras agradecérselo. Pre-
guntado por los que allí esta-
ban , pues le negaba lo que le
pedia, por qué le besaba las
manos, agradeciéndoselo? Res»
pondió: Porque me despachó
presto.
VII.
Vino al R e y Católico un
Escudero á pedirle por mer-
ced le recibiese por su Secre-
tario. D i x o el Rey : Y o tengo
lo que he menester. Respon-
dió el Escudero: Bien s é , que
tiene, V . Alteza Secretario,
mas
.i'&frReyes. • 37
nías; fiORsabe; latir* , que es
gran /alta. D i x o el Secretario
Hernán Alvarez .Zapata , que
estaba presente : Peor es^uo
saber romanee.
VIII.
, 'El R e y Católico d e c í a , que
concertar á Gastilja, y descon-^
certar á A r a g ó n , era perder-
los á entrambos.
IX.
Entrando en la Corte del
Emperador Carlos V . el D u -
que de Náxera muy a c o m -
pañado, y con muy ricas l i -
breas , viéndolo la Emperatriz,
d i x o : Mas viene el Duque á
que le v e a m o s , que á vernos.
X.
L a Reyna Doña Isabel d e -
cía , que si quisiesen cercar á
Castilla, que la diesen á los
Frayles Gerónimos.
XI.
A la Reyna Doña Isabel en
ex-
3'8. SegundaPaite.
extremó le • eran - aborrecibles'
los' ajos , no solamente íeríí eí
g u s t o , más en el olor. Por'des™
;

cuido traxéronle' á l a mesa ¡pe-


! 1

r e g i l , que se había hecho don-


de habían puesto ajos. C o m o
ló ' sintió-, sin gustarlo', dixo
disimulando: Venia el villano
vestido^ de verde. • .;..:..•<
XII.
Quatro cosas decia la R e y -
na Doña I s a b e l , que holgaba
de v e r , Hombres de armas en
c a m p o , Obispó puesto en Pon-
tifical, Dama en estrado, L a -
drón en la horca.
XIII.
Quería enviar el R e y C a -
tólico á un negocio de mu-
cha calidad á un Caballero,
que le parecía, que era muy
diligente. Sabiéndolo la R e y -
na , le rogó que no le envia-
se. Preguntó el R e y , por qué
no quería que fuese? Respon-
dió:
De Reyes. 3^
6ió : Porque tiene mala vista.
Porfiando el R e y que fuese,' le
e n v i ó , y traxo buen recaudo
de lo que le enviaron. O f r e -
cióse otra vez de enviarle á
otra cosa de mas calidad, y la
Reyna tornó á decir lo qué
primero había d i c h o ; y por-
que no se enojase el R e y c o n -
sintió que fuese. E l despachó
d é tal manera el negocio á qué
le enviaron , que al R e y lé
pesó , por nó haber tomado
el parecer de la Reyíia. Venido
delante de ellos, hecha relación
de quan mal le había sucedi-
do , la Reyna mandó á su Se-
cretario le asentase treinta
mil maravedís de juro por ra-
zón de aquel viage. El Secre-
tario dixo á la R e y n a : Suplico
á V . Alteza me diga, por qué
le hace mercedes a h o r a , y no
se las hizo primero , que las
mereció mejor ? Respondió:
Por-
4© Segunda Parte.
Porque ahora hizo lo que era
raz on en errarlo, y no prime-
f

ro en .acertarlo.
XIV.
L a Reyna Doña Isabel man-;
do á un Caballero, que le tra-
xese una hacanea de tal color;
y ele tal talle ; y como no la
hállase, traxouna yegua, y un :

caballo muy hermosos. Y c o -


m o v o l v i ó , preguntóle la R e y -
na , si trahia la hacanea? El
respondió ,. que n o ; mas que
trahía buen recaudo para ello,
Replicó la Reyna : que recau-
do traheis? Dixo él:. Los maes-;
tros, que son un c a b a l l o , y
una y e g u a , que harán, la ha-
canea como V . A. íes mandare.
XV.
Decía la R e y n a , que el que
tenia buen g u s t o , llevaba car-
ta de recomendación.
XVI.
El Rey D. Felipe I. á un
Hal-
,i De Reyes. 41
Halcón.Í que fue tras una Á g u i -
la vy la-mató , le mandó cortar
l a : cabeza , diciendo : Nunca
nadie contra suí Señor.
XVII.
A l R e y D.¡ Enrique I V .
dixérono unos^Caballeros por
qué no ae :véstía: nicamente,
y n o q u e usaba de paños bas*
tos? Respondió : N o ha de
hacer ventaja el Rey á sus sub-
ditos en ropas,-mas-en virtu-
des-, --
, XViíI.
11 Alcayde de A t i e n z a , que
tenia la Tenencia por el In-
fante D. Enrique , diósela
al R e y D . Juan el H. Acón-,
teció , . q u e estando .el .Rey;
sobre- Santorcáz , defendíase-
muy bien el Alcayde. Estaba
allí presente el otro A l c a y -
d e , que había dado á Atien-:
z a , y dixo ; A lo menos, Se-!
ñ o r , no lo hice y o de esta ma-;
42 Segunda Patte.
riera 'con; V..< jAlfeza.^RiespbrK
dio el Rey::. Por ¡esonyxi» ">rn\s
Fortalezas lasi confiaré antea
de los hijos de este:^ que ^de
los vuestros.i r
, . i XIX. v.i'"i • A
• El R e y D.'AlonsO' de. Aras
gon , lavándose las manos, dio
dos sortijas de gran precio á
un C a b a l l e r o , para que las tu-
viese mientras se lavaba. El
Caballero se las llevó como el
R e y no se las pidió. Desde &
mas de diez años ofreciósele,
que estaba presente este C a -
ballero, quando el R e y se que-
ría lavar las manos, y como se
quitó las sortijas , alargó e l
brazo para tomarlas. Dióselas
el Rey al que lé servia con la-
fuente , diciendo: Quando me
volváis las otras. El mismo de-
cía , que cinco cosas le agra-
daban m u c h o : Lefia seca pa-
ra quemar, caballo viejo para
5

- .¡ ca-
• De Reyes. 43
cavalgar, vino añejo para b e -
ber , amigos ancianos para
conversar y y libros antiguos
para leer.
XX.
. Un, Arcediano de la Iglesia
de. Sevilla mató á un Zapatero
de la; misma Ciudad , y un h i -
j o suyo fue á pedir justicia; y
condenóle el Juez de la Igle-
sia en que no dixese Misa u n
año. Dende á pocos dias el
xj• r e a r o Vino a DSVíiiSi
y el hijo del muerto se fue al
R e y , y le dixo Como el A r -
cediano de Sevilla había muer-
to á su padre. E l R e y le pre-
guntó si había pedido justicia*
Él le contó el caso como pa-
saba. El Rey le dixo : Serás tú
hombre para matarle , pues
no te hacen justicia ? Respon-
dió : Sí Señor. Pues hazlo así,
dixo el Rey. Esto era víspera
de la fiesta del Corpus Christi..
Y
44 Segunda Parle.
Y el dia siguiente, como el
Arcediano iba en la procesión
bien cerca del R e y , diólé dos
puñaladas , y c a y ó muerto;
Prendióle la Justicia , y man-
dó el Rey que lo truxesen an-
te é l ; y preguntóle, por qué
había muerto á aquel hom-
b r e ? É l mozo d i x o : Señor,
porque mató á mi padre, y
aunque pedí justicia , no me la
hicieron. E l Juez de la Iglesia,
que cerca estaba , respondió
por s í , que se la había hecho,
y muy cumplida. El Rey quiso
saber la justicia que le había
hecho. El Juez respondió, que
le había condenado , que en un
año no dixese Misa. El Rey.
dixo á su Alcalde : Soltad ese
h o m b r e , y y o le condeno que
en un año no cosa zapatos.
XXI.
: Los Portugueses hacen fies-
ta en Lisboa cada año el dia >
'; que
s, De Reyes. 45
que fue la batalla de Aljubar-
rota. Entrando Fr. Juan-Hur-
tado á besar las,manos al R e y ,
dixo el R e y : Q u é os parece de
nuestra fiesta,? Celebran en
Castilla fiestas por' semejantes
vencimientos ? Respondió Fr.
J u a n , porque le dolió : N o
se hacen , porque son : tantas
victorias las nuestras, que ca-,
da dia sería fiesta , y morirían
los oficiales de harribre.
XXII.
Decia el R e y D . Alonso de
Aragón , que ninguno había
de tomar consejo con los v i -
vos , sino con los muertos. En-
tendiendo por los libros, por-
que sin amor, ni temor, siem-
pre dicen la verdad.

CA-
46 Segunda Parte.

CAPITULO II. •
De Caballeros.
- :> i. ...
E L Conde dé Ureña deciav
que el hombre mentiro-
so era como ducado falso: y.
en todos otros v i c i o s , como*
ducado falso.
II.
Topando el Conde de U r e -
ña por la calle un Arzobispo,
hízole el acatamiento, que á
tan gran Prelado convenia. El
Arzobispo quitó muy poqui-
to el Capelo: volvió él Conde
la cabeza á un c r i a d o , que ve-
nia cerca del A r z o b i s p o , y l e
dixo : Su Señoría debe ser t i -
noso , ó desorejado, pues no
se atreve á quitar el bonete.
III.
Llevó á Palacio á su hijo
D. Pedro Girón , siendo m u -
• '' cha-
DeCabaüem.. 47
chacho .hermoso : las Damas
nunca quitaron los ojos de él,
yr.lmirar- á tos galanes»: tuvo t

ocasión el Conde de decirles:


Páreteme, señoras , que gus-
tando üel alcacer , no habéis
dado bocado en la cebada.

I V i
'

' U n Cocinero,. despidiéndo-


se de .él, fue á servir al:Mar-
r

ques •:, de Í Pliego • D . Lorenzo


Suarez de Figueroa. Viéndole
después el Conde , que .venia
vestido.de verde, l c d i x o : M u y
;

verde estas N . Respondió el


Cocinero: Señor, siembro en
buena tierra.
V. - ,
Acostumbraba un pobre Es-
cudero venir siempre á la ho-
ra de c o m e r ; y é l , sabiendo
su necesidad,. holgaba que co-
miese en su casa. Ofrecióse,
que hubo un ruido en Pala-
cio , y no se halló este Escu-
de-
4.8 Segündá\<Pmté.
deno én él. Como acudióá «la
hora de comer, el Conde le
d i x o : Dormís á las martilla-
das, y despertáis ,á las dente-
lladas:,, como e l perro.del Her-
rero; no seréis mas mi c o m -
pañero.
VI.
Estando én Osuna,"Vino á
él una muger, que en su m o -
cedad la había conocido, y
estaba viuda, y con muchos
hijos, y había entonces gran
hambre , y/suplicóle la pro-
veyese su Señoría de> algún
trigo. Dixo el caso al Conta-
dor , para que le librase algo.
Puso en el libramiento un caíz
de trigo. Trahido al Conde
para que le firmase, puso qui-
nientas fanegas. Espantado el
Contador, dixo el Conde: T u
necedad me ha hecho á mí
loco.

t VIL
De CaBalleroS. 49
VII.
- P r e g u n t ó el mismo Conde
á uno que venía de la Corte,
•qué se decia allá de él ? Res -1

pondió, que no se decia bien,


•ni mal. Mandóle dar de palos,
,y después le dio cincuenta du-
cados , diciendo: Ahora po-
déis decir mal, y bieriC -
VIH.
A un Alcayde, que le vino
á decir, que le había tomado
la Fortaleza N . y trabia urfa
barba blanca muy larga, le di^-
x o : Perdísteme la Fortaleza, y
guardaste la barba-cana.
-IX.
Llegó al mismo Conde
D . Pedro Guzman á supli-r
carie le mandase dar alguri
pan , porque estaba falto,
que aquel año se había cogi^
do poco. Dixo á su Secreta-
rio le hiciese un libramien-
to para un Mayordomo suyo
-Tom. I. C de
go Segunda Varié.
de mil fanegas de t r i g o ; y
•mientras el Secretario lo es-
cribía , quedó hablando con
D . Pedro. Venido el Secre-
tario con el libramiento, ha-
lló que decia : N . daréis á D ,
Pedro mil . fanegas de trigo,
-de que yo le hago merced.
Rasgó el libramiento , y aco-
metió á darle una puñada al
Secretario , diciendo : Badajo,
no habéis de decir sino que
el señor D. Pedro de G u z -
man me hace merced de reci-
bir de mí.
X.
Un Page s u y o , hijo de un
Escudero de Valladolid , alle-
g ó á pedirle licencia, hacién-
dole saber como se iba á des-
posar. El Conde le respondió,
que fuese en hora buena, y di-
xese al Camarero le diese de
la recámara un sayo ; el qual
le mostró los que el Conde
te-
De Caballeros. gt
tenia, y ¡ninguno le vino. El
Camarero dixo al Conde: V . S .
mandó .dar á este Page un sa-
y o * y no .le hay que le venga.
Respondió el Conde : Vete
de ahí , no sabes darle cien
mi] maravedís , para que le
haga? .- • •
XI."
• D . Alonso de Aguilar, vien-
!

do que sacaban á un muer-


do de su casa para llevarle á
enterrar, parecióle buena oca-
sión para un encarecimiento.
Dixo á los presentes : Mirad
quán dificultosa cosa es echar
á un hombre de su casa: aun
para echarlo muerto de ella
son menester: .quatrp hom-
bres*. .1 . ').)>'' ÍJ-;¿. - - . Í T , ,
: f -. xn,. f.. ..¡

Posó el Rey I}. Fernando,


una noche en el Castillo de
Montilla , que D . Alonso de,
i5

Aguilar muy magníficamente


. 7 ;. C 2 ha-
S"2 Segunda Varié.
había labrado. Subiendo'¡el
R e y por una escalera mas es¿
trecha de lo que para obra tari
principal convenía-', le pre-
guntó : Por qué-hicisteis tan
angosta escalera ? Respondió:
Nunca, Señor, pensé' tener tafl
ancho huésped. • :
XÍIÍ.
Pasando por dónde estaba
un Labrador ahogado , dixoi
Nunca vi villano harto de agua,
sino este.
XIV.
. Acabada la guerra de G r a -
nada , dio el Rey al Marques*
de Villena unos Lugares, que
llaman Serón y Tijola en el-
v

Alpujarrai Pafeciéndólé á D.
j

Alonso, que era poca merced


aquella , decía'á los otros C a -
ballerosa' Sí al Marques han
dadoá Serón, no nos cabrá á
nosotros á esportilla.

XV.
1>e Caballeros. 53
in :.-..-.» : XV,
Un truhán le pidió disimu-
ladamente una ropa , que tra-
h-ia v e s t i d a d i c i e n d o : Señor,
yo Soñaba esta noche, que me
dábades una ropa muy rica,
que. trahíades vestida. El se la
negó con buen donayre, di-
ciendo : A n d a , borracho , no
creas-,¿en sueños,
i • XVI.
Uno trahia en una capa bor-
dadas unas esportillas, y cabe
cada esportilla estas letras: Ga-
do , que quiere decir; Es por
tí llagado. D. Alonso de A g u i -
j a r s e llegó á é l , y le dixo : Se-
ñor,,si como es esportilla, fue-
ra esportica , qué diría?
XVII.
Al mismo D . Alonso de
Aguilarmandóle la Reyna que
se intitulase Marques de Plie-
go. Dixo él entonces: Eso me
parece , que es mandarme su
C Al-
3
54 Segunda Varié.
A l t e z a , que me case con mi
manceba.
XVIII. -:..^í
Comiendo uno á su mesa,
pidió un poco dé vinoi-Dixo
D . Alonso de Aguilar: En esta
casa no se ha de pedir p o c o , ni
dar poco.
• XIX. .--i;.!.'-,
El gran Capitán Gonzalo
Fernandez de Córdoba solia
decir aquella sentencia dePla-
ton: El que quisiere ser rico,
no ha de llegar moneda, mas
disminuir codicia.
XX.
El mismo decia: España las
armas, y Italia la pluma. '
XXI.
En un Lugar de Andalucía,
paseándose á un cabo dé la
Iglesia el Gran Capitán, mien-
tras empezaban Misa , que
iban de camino , el Cura re-
zaba tan a l t o , dando tales vo-
ces,
De Caballeros.
ees, que le causaba dolor de
cabeza. Preguntóle : Padre,
qué rezáis? Dixo : Señor, Pri-
ma. Respondió el gran Capi-
tán : N o la subáis tan alto, que
la quebraréis.
XXT1.
El Gran Capitán pasaba mu-
chas veces por la puerta de
dos doncellas , hijas de un
pobre Escudero, de las qua-
les mostraba estaba aficiona-
d o , porque en extremo eran
hermosas. Entendiéndolo el pa-
dre de ellas, pareciéndole que
sería buena ocasión para ce-
mediar su necesidad, fuese al
Gran Capitán, y suplicó le pro-
veyese de algún cargo, fuera
de la Ciudad, en que se ocu-
pase. Entendiendo el Gran C a -
pitán , que lo hacia por dexar
la casa desocupada, para que
si él quisiese, pudiese entrar
libremente, le preguntó: ¿Qué
C4 gen-
$6 Segunda. Parte.
gente dexais en vuestra casa?>
Respondió : Señor, dos hijas
doncellas. Díxole : Esperad
aquí, que os sacaré la provi-<
sion ; y entró en una cámara,
y sacó dos pañizuellos, y e n
cada uno de ellos mil ducados,
y dióselos , diciendo : Veis
aquí la provisión : casad luego
con esto que va ahí vuestras
hijas; y en lo que toca á vos,
yo tendré cuidado de pro-
veerlo.
X X I I ! .

• Decia el Gran Capitán, que


áatiinguno debia tanto como
á aquellos á quien daba.
XXIV.
Desafiáronse en Ñapóles
doce Franceses con doce E s -
pañoles : el Gran Capitán los
escogió ; y entrando en e l
campo todos , antes que los
Españoles les ganasen , por
no entender cierto ardid Fran-
cés,
I)s Caballeros.
.cés, dio la hora señalada, y
.todos se dieron por buenos,
,jque ninguno era vencedor,
;

preguntando su Señoría á D .
JDiego García de Paredes, có-
mo había i d o , d i x o : Señor,
diéronnos por buenos. Res-
pondió : Por mejores os había
enviado,
XXV.
Vendiendo un Soldado un
caballo, preguntóle el Gran
Capitán, que por qué le ven-
.dia? Respondió, que porque
huía de las armas. Dixo el Gran
Capitán: Espantóme venderle
por la cosa que yo pensé que
le habíades comprado.
XXVI.
. Mandó el Rey Católico der-
ribar á Montilla por cierto
delito del Señor de ella ; y no
bastaron ruegos del Embaxa-
dor del Rey de Francia , ni
de quantos había en la Corte,
C S pa-
*'S 8 'Segunda Varíe.
para que no fuese derribada.
Sucedió derribándola, qué ca-
yó un pedazo de una torre •, ¡y
mató cincuenta hombres de
aquellos que la destruían; Sa-
biéndolo el Gran Capitán , di-
xo : Qué hiciera Mohtilla , si :¡

.fuera v i v a , y sana , pues con-


denada, y muerta hizo-tai es-
trago en sus enemigos?
XXVII. •
Estando el Conde de Cifuenf-
tes D. N . por Embaxadór en la
Corte Romana , en un Conci-
lio , en presencia del Santo Pa-
•.dre , quitó la silla del Rey dé
•.Francia, que estaba puesta do
había de estar la del Rey de
Castilla, y arrojóla. El Obispo
D . Pablo, que iba con él, mos-
tró enojarse , porque en tal
tiempo buscaba escándalo; D i -
xo el Conde de Cifuéntes: Pa-
dre , haced vos como Letrado,
yo haré como Caballero. -
XXVIII.
Be Caballeros. 59
f • - : XXVIII.
. El mismo decía , que los se-
ñores en los tiempos pasados
contaban por lanzas, y ahora
por cuentos.
XXIX.
Decia D. Diego de Men-
doza.,.Conde de Melito, que
en la casa donde hay fuente,
poca necesidad había de algi-
b é ; y el señor que tiene renta,
no ha menester llegar tesoro.
XXX.
El mismo, siendo Page del
Rey Católico, servia un amos-
cador á la mesa de la Reyna
Doña Isabel : descuidóse un
poco, mandóle la Reyna: Echa
esas moscas de ahí. Respondió:
A Maestre-Salas, y todo ? Por-
que eran dos Maestre-Salas
muy chicos.
XXXI.
E l Conde de Orgaz D . A l -
var Pérez de Guzman decia;,
C 6 que
6o Segunda Varié.
que tenia por necio al que no
sabía hacer una copla; y por
loco al que hacia dos.
XXXII.
El mismo decia, que el m a -
rido que se dexaba mandar de
su muger , era comer con
los pies, y andar con las ma-
nos.
XXXIII.
D. Juan de Figueroa de-
c í a , que los que siempre ale-
gaban sentencias de otros,
eran como clavos gordos , que
no saben entrar , sino por el
agujero donde entra la bar-
rena.
XXXIV.
- El Marques de Cénete en
el cerco de Perpiñán llegó
hasta los muros, y arrojó una
lanza dentro del Lugar. Y c o -
mo estuviese esperando, y no
saliese ninguno, bolvióse : y
dende á poco salieron dos de
á
De Caballeros. 61
á caballo , y queriendo ir á
ellos, díxole su a y o : N o vuel-
va V. S. que yo i r é , y derriba-
ré uno de aquellos, y V . S. lle-
gará á cortarle la cabeza. Res-
pondió el Marques: Antes yo
quiero i r , y derribarle , llega-
réis vos después, y besaréisle
en el rabo.
XXXV.
Decia el Marques de A y a -
monte D . N . que con desdi-
cha era dichoso el que no
tiene hijos.
XXXVI.
A D. Diego L ó p e z de H a -
ro dixo un criado s u y o : Se-
ñor , V.md. debe mandar cas-
tigar á N . que dixo mal, de
vos. Respondió D . Diego L ó -
p e z : Gracias á D i o s , que si
N . no supo decir bien , sea
yo cierto , que no me pueda
hacer mal.

XXXVII.
(¡2 Segunda Parte.
XXXVII. :
^5
Decia el Marques de Cor-
tes, que el que carecía de ami*
g o s , era como panal sin miel*
é espiga sin t r i g o , ó árbol sin
fruto.
XXXVIII.
- Hernán Ruiz Cabeza de
Vaca era Veintiquatro de Se-
villa, y Veintiquatro de X e -
•réz*. Preguntando á uno:
•Quién es aquel ? Respondió:
Una baraja entera de nay-
pes.
XXXIX.
Alonso Carrillo dixo á uno
que era muy escaso : Malo
érades para relox , que por no
dar, no diérades.
XL.
Al Conde de L e m o s , p i -
diéndole un vasallo suyo justi-
cia , y teniéndola , dixo algu-
nas palabras con mas licencia,
que convenía á la autoridad
.. de
Dé Caballeros. 63
dé á quien lo decía, ó á la ca-
lidad de quien las hablaba. Con
-alegre cara respondió el Con-
-de: A vuestras palabras debe-
-liios risa, y á nuestros yerros
-enmienda.
XLI.
:
D . Juan, Duque primero de
^Médinasidonia , á un su M a -
yordomo , que le reprehendía,
que daba mucho , le dixo: La
•grandeza de mi casa se ha de
-conocer ,' no en los dineros
que -atesoro, sino en los que
reparto, i
XLII.
- Un Duque de este Reyno,
por consejo de un Contador
s u y o , quería baxar los parti-
dos á sus criados: Acaso es-
taban en una sala tañendo una
caxa. El Duque salió, y pre-
guntó : Qué tañen? Respon-
dió un criado : La que ruego
á Dios no vea yo en vuestra
ca-
•6% Segunda Parte.
-casa. Dixo el Duque: N o der
bei-s de quexaros, pues os dpy
de comer. Respondió : De c o -
mer ? no señor. Dixo el Pu,-
¡que: Cómo no os d o y , d e c o -
mer ? Respondió : Señor, no.
El Duque le respondió , cómo
;es eso? Respondió el criado:
V . S. me da de almorzar; mas
no de comer.
XLI1I.
A D . Fadrique de T o l e -
do , hijo de D. García de To-
ledo , Duque de, Alba , su-
plicó una dueña le .ayudase
para casar una. hija. El Duque
le mandó dar veinte mil ma-
ravedís. El Camarero á quien
lo mandó , dióle cien mil. A l
tomar de la cuenta, como el
Duque halló puestos cien mil
maravedís , donde no habían
de estar mas de veinte m i l , se-
gún había mandado, dixo al
Camarero : Cómo pusisteis
De Caballeros. 6$
aquí cien mil maravedís, no
habiendo de ser sino veinte?
El i Camarero respondió : Se-
ñor , yo os oí cien mil mara-
vedís. Replicó el Duque : Ben-
dito sea D i o s , que te dio m e -
jores oídos, que á mí lengua.
Y pasó en cuenta los cien mil
maravedís.
XLIV.
El Conde de Feria D. N .
fue casado con hija del Mar-
ques de Pliego, y juntas la una
casa con la otra , fue de las
grandes de España. Era tan li-
beral , que daba siempre á to-
dos quantos le pedían. Tenia
costumbre de decir á su Ma-
yordomo : Da á N . treinta, ó
quarenta mil maravedís , ó
ciento y cincuenta mil mara-
vedís ; de manera , que nunca
decia cosa señalada. El Ma-
yordomo le dixo : Señor, de
que V . S. manda dar algo, di-
ce
66 Segunda Varte.
ce que dé treinta , ó quaren ¿

t a ; estoy confuso sin saber á


quál me atenga. Respondió el
Conde : Por ta vida, de con-
tinuóte aten á lo mas, no mu-
des mi condición,
XLV.
.. D . Bernardino de Velasco,
Condestable de Ca>tilla ,• fue
aficionado á ballestas, la qual
tiraba muy certero ; y en
una recámara no tenia otra
cosa sino ballestas colgadas.
Ofrecióse que compró dos
Lugares, para Jo qual hubo
menester buscar cincuenta mil
ducados, Metiólos 'el Cama-
rero en un cofre en aquella
recámara. Como el Condesta-
ble vio allí el cofre , pregun-
tó á los Pages, qué tenia, y
.no se lo supieron decir, salvo,
que el Camarero le había
puesto. Mandóle llamar, y pre-
guntándole , qué hacia aquel
co-
De-Caballeros. 6f
eofre allí ? Respondió : Señor,
tiene el dinero que se traxo
para <lá paga de aquellos L u -
gares. Dixo el Condestable:
Llevadle luego de ahí , por
hurtar el dinero, no me hur-
ten alguna ballesta,
XLV1,
• A este Condestable de Cas-
tilla entró á hablar un su vasa-
llo , y le dixo: Vengo á V . md.
que me haga justicia, V vues-
tra reverencia me despache,
que si no me remedia V. A l -
teza , no tengo remedio algu-
no , ni tenemos otro bien si-
no á V . S. Dixo el Condesta-
b l e : Este necio, por a l t o , ó
por baxo,.alguna me había de
acertar.
.' ; XLVIÍ.
Í Quemóse la Fortaleza de
Buy trago , siendo Duque del
Infantazgo,. y Señor de ella
<D. Iñigo ¿>.¡el primero de este
~. • - nom-
68 Segunda Parte.
nombre. El Alcayde que l a t e -
nia , temió fuese reputado por
hombre de mal recaudo , ; y
procuró de ser él el primero
que traxese la nueva al D u -
que. Entró donde el Duque
estaba, y le dixo: Señor, jus-
to es que V . S. me mande cor-
tar la c a b e z a , que la Fortale-
za , que V . S. me encomendó**
se ha quemado , sin quedar
casi nada. El Duque tenia allí
ciertas redes para los Vena-
dos. Preguntó: Las redes que-
máronse ? El Alcayde respon-
dió : N o señor. Dixo el D u -
que muy regocijado : De eso-
tro no se te dé nada, que yo
lo había de derribar.
XLVIII.
Un pobre Escudero había
criado un caballo con gran
cuidado , el qual salió muy
hermoso , y diciendo , que lo
quería vender , fue avisado,
que
De Caballeros. 69
'qlie no habría en el Reyno
quien mejor se lo pagase, que
el Duque del' Infantazgo D .
Iñigo López. Determinó de
llevársele, y sucedió, que se
le murió en el camino. Hizo
desollar el caballo , que era
en extremo bien pintado; y
después de aderezado el cue-
ro, fuese al Duque, y le dixo:
Señor, yo crié un caballo en
nombre de V. S. y quiso mi
mala dicha , que corno estaba
muy grueso, y el tiempo era
caluroso, murióse en el c a -
mino : el caballo era tal, qual
se puede juzgar por el pellejo
que aquí traygo , y mostróse-
lo. Preguntóle el D u q u e , quán-í
to podia valer*? Respondió:
Eñ?véfdad' señor, no le diera
por doscientos ducados. Man- :

dóle;dar trescientos, diciendo:


Por amor de m í , que si se
ofreciere traherme algún buen
ca-
70 Segunda Varíe.
caballo , Je pongáis á mejor
recaudo. , ,
XLIX.
Fue un Alguacil en .Guada-
laxara á prender un Zapatero
á su casa , y su muger: le ;dei
fendió de .tal manera, dándoles
muchos palos al Alguacil, que
el Zapatero tuvo lugar de re-
traherse á una Iglesia. El Al-
guacil se fue á quexar al D u -
que , diciendo : Señor , una
muger de un Zapatero , de-
fendiendo á su marido , que
no le prendiese, me dio de
palos , y esta afrenta á. V . S.
se hizo. Respondió el Duque:
Pues á mí es el afrenta * y o se¡
la perdono. •." ' < - . . - . vi

L.
Decia el Marques de Santi*'
llana, que debemos dar gra-?
cias á los que escriben ^por-
que de los vicios nos avisa-¡
mos, y de los acertamientos
que-
De Caballeros. 71
quedamos prudentes , y ense-
ñados, .c ¡
Lí.
El mismo decia , que los
ofrecimientos eran para los
estraños , y las obras para los
amigos.
LIT.
Alababa mucho los , C o -
mentarios de Cesar , porque
en ellos hallaba muy buen es-
tilo de hablar, y obras para
obrar.
LUÍ.
Leía siempre , y fue repre*
hendido de algunos Caballe-
ros. Respondió: Converso mu-
cho con los libros, porque ha-
llo en ellos, mejor conversa-
ción , que con vosotros.
L.IV.
Decia el mismo , que se
preciaba de usar de justicia, y
clemencia, porque con la jus-
ticia era bien quisto de los
bue-
72 Segunda Varié.
buenos/, y con la clemencia de
los malos. ..u
LV.
El Duque Filipo de Bor-
goña decia : D e los grandes
señores no digáis bien, ni mal$
porque si decis bien , menti-
réis ; y si m a l , os ponéis á p e -
ligro.
LVI.
Hablando el Marques de Co-
tnares con un Regidor de Cór-
doba , le dixo: Los Romanos
tenían su República rica , y
sus casas pobres. Los Regido-
res en España, quieren tener
sus casas hartas, y las Repú-
blicas hambrientas.
LVII.
En un juego de cañas cor-
rió un Licenciado al puesto
donde estaba el Mariscal P a -
yo. Dixo el Licenciado : S e -
ñor , no emborra las letras el
hierro de la lanza ? Respondió
el
De Caballeros. 73
el Mariscal: Especial, de que
son pocas.
LVIII.
Juan de Ayala , Señor de la
Villa de Cebolla , voló una
grulla: su Cocinero la guisó,
y dio una pierna de ella á su
muger. Sirviéndosela á la me-
sa , dixo Juan de Ayala: Y la
otra pierna? Respondió el C o -
cinero: N o tenia mas de una,
porque todas las grullas no
tienen sino una. Otro dia Juan
de Ayala mandó ir á caza al
Cocinero ; y bailando una van-
dada de grullas , estaban todas
en un pie. Dixo el Cocinero:
Vea V . md. si es verdad lo que
dixe. Juan de Ayala arremetió
con su caballo, diciendo: O x ,
ox. Las grullas volaron, y e x -
tendieron sus piernas, y dixo:
Bellaco , mira si tienen dos
piernas, ó una? Dixo el Coci-
nero : Cuerpo de D i o s , señor:
Tom.I. D di-
74 Segunda Parte.
dixérades, o x , ox , á la que
teníades en el plato, y enton-
ces ella extendiera la .pierna
que tenia encogida.
LIX.
D . Bernardino Pimentel,
Marques de Tábara , mostró
un dia al Emperador Carlos
V . su recámara (que debia
tener muy adornada , pues
la mostraba á tan gran Prín-
cipe). Dixo el Emperador, que
no había visto cosa mas cu-
riosa. Hallóse el Condestable
presente , y dixo al Empera-
dor : No se maraville V. Mag.
que todas las Ciudades, que
se abastecen de acarreo, están
mas proveídas. Respondió el
Marques: Así es; pero de Bur-
gos nunca me vino provisión
ninguna.
LX.
A Luis de Avendaño , C a -
ballero que no tenia mucho,
ha-
De Caballeros. 75
habiendo palabras con él un
villano rico , le dixo :. Para
é l , cuerpo de D i o s , que soy
mejor que vos. Respondió Luis
de Avendaño: Si eso es ver-
dad , yo os doy mi fe , que
soy el mas ruin que ha habido
en el mundo. .
LXL
D . Manuel , descendiendo
por una escalera peligrosa, di-
xo : Aquí es menester llevar el
seso en el carcañal de los pies.
LXII.
Diego Garcia de Paredes de-
cía, que las otras Naciones ha-
blaban con los labios, y los E s -
pañoles con el corazón.
LXIII.
Dos Caballeros muy pre-
suntuosos pusieron un car-
tel de justa en la Corte. Pre-
guntando una señora á un C a -
ballero,si había firmado? Res-
pondió : N o ; porque son
D 2 cuer-
76 Segunda Parte.
cuerpos fantásticos, y no reca-
ben encuentro. /
LXIV.
Diciendo un Caballero muy
principal de este Reyno á un
pariente suyo , que era muy
frió, respondió: Señor, reu-
mas son, que descienden de
la cabeza.
LXV.
Hablando un Caballero con
un Comendador, que trahia al
cuello un Hábito de oro muy
grande, quando se quería des-
pedir no quería desviarse el
caballo. Preguntó el ^Comen-
dador : ¿Qué há ese caballo,
que no.quiere andar? Respon-
dió : Señor, es como muía de
alquiler, que en viendo tabla
de mesón , no quieren pasar
adelante.
LXVI.
A un Caballero pobre, que
tenia una Encomienda sobre
un
De Caballeros. 77
un capuz muy viejo , dixo un
truhán: V a l e , aunque va so-
bre raído, como suelen decir
ios Escribanos en lo que en-
miendan.
LXVII.
Un gran señor tenia un cria-
do , el qual se quexaba en su
ausencia', porque siendo muy
pobre, jamas le hacían mer-
cedes , y no las hacían á otros
sino á los muy ricos, que no
lo habían menester. Sucedió,
que pasando este señor un rio
á caballo, el caballo se paró
á orinar en medio del rio. D i -
xo entonces el criado: T a m -
bién tienes tú la condición de
tu a m o , que siempre da don-
de hay abundancia ?
LXVIII.
Cosa usada es , quando al-
gún señor ha de heredar, si
se detiene la herencia, desear
la muerte á quien le engen-
D 3 dró.
78 Segunda Varié.
dró. A un señor le traxeron
un nieto, que no había, vistor
muy hermoso. Después que es-
tuvo un rato con él , dixo:
Por cierto yo os quiero mu-
cho , porque sois enemigo de
mi enemigo.
LXIX.
Diciéndole á un Caballero,
que uno decia mal de él de-
lante de todos, respondió: Mas
quiero que lo diga uno delan-?
te de todos, que todos delante
de uno.
LXX.
El mismo decia, que desea-
ba tres provechos á sus ene-
migos : pleito con justicia: jue-
gos , en que al comienzo, ganar
sen; y que amasen donde los
quisiesen bien.
LXXT.
A D. Alonso Manrique di-
xo D. Alonso de Sandoval,
porque tenia la boca: muy
pe-
De Caballeros. 79
pequeña , que había de salir
su alma en calzas, y jubón,
quando se muriese.
LXXII.
D e un Caballero pobre, que
á todos llamaba v o s , y á nin-
guno merced , dixo uno, que
por eso D i o s , ni el Rey no se
la hacían.
LXXIII.
A un señor de T í t u l o , que
tenia la misma costumbre de
Mamar á todos vos , aunque
fuesen Caballeros , concerta-
ron muchos de ellos, que fió-
le llamasen señoría , sino mer-
ced ; y uno, que era su ami-
g o , le dixo: Quiero hablar á
V . Señoría antes que le echen
el hábito de la Merced.
LXXÍV.
Un señor de este Reyno
tenia un cuento de renta, y
puso oficiales , y tomó cria-
dos , como si tuviera treinta
D 4 cuen-
8o Segunda Parte.
cuentos : la madre de este se-
ñor preguntó al Contador:
Vos de qué servís á mi hijo?
qué tenéis que contar? Res-
pondió : Señora, patrañas.
LXXV.
Diciéndole á un señor, que
sus criados decían en su au-
sencia palabras descomedidas,
respondió: Dexad decir, pues
nos dexan hacer.
LXXVI.
Decia.Juan de Urbina , que
los que cuentan nuevas de
•tierras estrañas son como los
pobres, que traben ropas re-
mendadas , que son mas los
remiendos que añaden de vie-
jo , que no el paño principal
de que se hizo la ropa.
LXXVII.
El Almirante de Castilla
D . N . decia, que el que se
casaba era como el que va
á la guerra, que se ha de expo-
ner
Ve Caballeros. 81
ner á todo lo que le viniere.
LXXVIIt.
Decía el Comendador M a -
yor D . N . de Cárdenas á un
su Mayordomo muy misera-
ble : Délos de mi honra, y
no de mi hacienda.
LXXÍX.
Este Comendador Mayor
nunca quiso testar, hasta que
los Reyes Católicos le hicie-
ron donación de nuevo; que
d e c i a , que todo lo que tenia
era de los Reyes.
LXXX.
Convidó al Conde de Ten-
dida , siendo Embaxador en
R o m a , el Duque de Floren-
cia ; y como viese un estrado
alto en la cabecera de la mesa,
rogaba el Duque con él al
Conde de Tendilla. El Conde
importunaba al Duque se asen-
tase en él. Dixo el Duque á
un su criado: C o r r e , di que
D s le
82 Segunda Parte.
le traygan al Conde las llaves
de casa, pues él quiere man-
dar mas que yo.
LXXXÍ.
Entrando D. Bernardino en
la cámara del Conde de Bena-
vente, porque el Conde no se
levantó , d i x o , que era bueno
para vasallo.

CAPITULO III.

De Capitanes , y Soldados.
I.

Q Uando Monsieur de Au-


berni, y los Franceses
por paélo dexaron desem-
bargada á G a y e t a , y todo el
R e y n o de Ñapóles á los C a -
tólicos Reyes , el Gran C a p i -
tán Gonzalo Fernandez de.Cór-
doba les proveyó de caba-
llos , y de otras cosas nece-
sarias para su camino. Díxole
Monsieur de Auberni, no per-
dien-
De Capitanes, &?. 83
diendo su antigua soberbia,
aunque vencido del todo: Rué-
goos , señor , que nos man-
déis proveer de fuertes caba-
llos , que sean para volver-
nos; mostrando, que renova-
ría la guerra de nuevo. El
gran Capitán respondió rien-
do : Tornad en buena hora,
quando quisiéredes, que siem-
pre hallaréis en mí la liberali-
dad que hasta aquí.
II.
Decía el Gran Capitán, que
los Capitanes , ó Soldados,?
quando no había guerra, eran
como chimeneas en el Verano.
II r.
Estando á la orilla de la
mar, que acababas) de tomar
tierra , vieron venir por el
agua tres navios con gente-
Venia delante, en uno de ellos
un Caballero armado , que se
había quedado atrás. Preguntó
D6 D.
84 Segunda Partea '".
D . Diego de Mendoza al Gran:
Capitán, quién es a q u e l ? R e s -
pondió : S. T e l m o , que pare-
ce siempre en pasando la tor-
menta.
IV.
El mismo decia: Al enemi-
go que huye, hacerle la puen-
te de plata.
V.
Yendo á acometer en una
batalla á los enemigos , cayó
del caballo. Algunos mostra-
ron no tenerlo por buena se-
ñal. Díxoles: N o temáis, que
pues la tierra nos abraza, bien
nos quiere.
VI.
-Sentándose á comer , por
estar muy llena la mesa, que-
dáronse en pie dos Caballeros
Italianos, que lo habían he-
cho bien en la guerra. Levan-
tóse de donde estaba sentado,
y hizo que se levantasen to-
dos,
De Capitanes, &c. 85
dos, diciendo: Haced lugar á
esos, Caballeros , que si no
fuera por ellos, no tuviéramos
ahora qué comer.
Vil.
A Diego García de Pare-
des , que le aconsejaba que se
quitase de un muy peligroso
lugar, adonde daba la artille-
ría , dixo : Pues Dios no puso
miedo en vuestro corazón, no
lo pongáis ahora en el mió.
VIH.
Estando cerca de dar una
batalla, se le quemó la mayor
parte de la pólvora. Y como
de tal suceso la gente se des-
mayase , les dixo con gran
ánimo : Luminarias son de
nuestra viétoria.
IX.
Armándose el Conde de
Cabra D. N , preguntóle un
Caballero , que le ayudaba á
armar, de qué temblaba un
hom-
86 Segunda Parte.
hombre de tanto ánimo c o -
mo él? Respondió: Temen las
carnes del extremo en que las
ha de poner el corazón.
X.
Pedro González de M e n -
doza , padre de D. Diego Hur-
tado , el que fue Almirante,
estando en Aljubarrota , c o -
mo viese al Rey D. Juan Pri-
mero de este nombre en mu-
cho peligro, le tomó en su
caballo, y le sacó de la bata-
lla. Y de que le hubo puesto
en salvo , queriendo volver,
el Rey en ninguna manera lo
consentía. Mas se volvió, di-
ciendo : N o quiera D i o s , que
las mugeres de Guadalaxara
digan , que saqué á sus mari-
dos de sus casas vivos, y los
dexo muertos, y me vuelvo.
XI.
Enviaban á un Capitán á
la guerra con pocos Soldados
con-
De.Capitanes, &c. 87
contra muchos, y él tomó la
mitad menos. Preguntando,
por qué ? Respondió : Porque
es mejor que mueran pocos,
que muchos.
XII.
Afirmaba u n o , que era me-
jor la guerra que la paz ; por-
que en la guerra enterraban
los padres á ios hijos, y en la
paz los hijos á los padres.
XIII.
Diciendo un Capitán, que
eran tantas las saetas que tira-
ban sus contrarios, que cobi-
jaban el S o l , respondió otro:
Ventaja les tenemos -en pelear
á la sombra.
XIV.
Un Soldado aconsejaba á
su Capitán , que tomase un Lu-
gar, que sería á costa de po-
cos hombres. Respondió el Ca-
pitán : Quieres tú ser alguno
de aquellos pocos?
XV.
88 Segunda Parte.
.:• XV. >T.)
Decia un Soldado, que los
Franceses al primer ímpetu son
mas que hombres , y después
menos que mugeres.
XVI.
- A un Soldado , que iba en
calzas , y jubón , y una pi-
ca en el hombro, sudando,di-
xéronle dos señores, que le to-
paron en un campo muy ne-
vado, que se maravillaban c o -
mo sudaba, y ellos iban muer-
tos de frió. Respondió el Sol-
dado: Si vuestras señorías tru-
xesen todo lo que tienen en
su casa acuestas, sudarían co-
mo yo.
XVII.
. Haciendo campo un Solda-
do Español con un Capitán
en Italia, sucedió, que el Ca-
pitán de un revés le cortó el
brazo de la espada , y descen-
diendo el golpe á la pierna, le
des-
De Capitanes, &c. 89
desjarretó, y cayó en tierra.
El Capitán le puso la espada á
la garganta y diciéndole que se.
rindiese, si n o , que le corta-
ría la cabeza. Respondió el
Soldado: Haced lo que qui-
siéredes, que aunque me falte
el brazo para pelear, sóbrame
el corazón para morir.
XVIII.
Qtiexándose uno á un C a -
pitán, que le habían despoja-
do unos Soldados de su C o m -
pañía, preguntó: Trahíadeses-
te jubón , quando os despoja-
ron? Respondió: Sí. Dixo el
Capitán: N o son de mi C o m -
pañía ; que á ser ellos, no lo de-
xáran , aunque fuera peor.
XIX.
A un Capitán muy codicio-
so, que se llamaba N . de Riba-
deneyra, llamábale un Solda-
do italiano : El señor Capitán
Robadenari.
XX.
$0 Segunda Parte.
XX.
. Un Escudero de este R e y -
no , hombre cobarde , entró
con otros Escuderos, que iban
á pelear con los Moros de Gra-
nada. Los Moros dieron en
ellos, y los desbarataron, por-
que eran tres tantos mas que
los Christianos : entre los que
dixeron que habían muerto,
fue uno el Escudero cobarde,
aunque no fue así. Una mu-
ger que le conocia, dixo: N o
puede ser. Preguntándole por
qué? Respondió : Porque los
Moros no comen carne de
liebre.
XXI.
Entrando por Ceuta unos
Portugueses á hacer una ca-
balgata en un Lugar de Moros,
iba entre ellos un Castellano;
y como fuese de noche para no
ser sentidos , requería ir c a -
llando. Hablando el Castella-
no,
De Capitanes, Be. gi
no, enojóse,un Portugués, di-
ciendo , que por qué hablaba,
qué pensarían los Moros, que
eran todos Castejaos, y no fin-
caría home vivo.
XXLI.
Diciéndole á u n o , que por
qué no traíña armas de noche?
Respondió : Porque hay tan
buenos hombres por los pies,
como por las manos.

C A P I T U L O IV.

De Aposentadores..
I.

P Reguntando un Castella-
no á un Portugués, cria-
do del Aposentador de la E m -
peratriz.: Quién es este C a b a -
llero? N o le respondió. T i r ó -
le de la capa , pensando que
era sordo; y tornándole á pre-
guntar con voz alta , res-
pondió con mucha furia: Qui
es,
- 92 Segunda Parte. '•
es, quies? Ho mundo'es.
II.
A un Aposentador quexabá-
sele un criado de un Caballe-
ro , que la posada que le ha-
bían dado á su amo , era muy
civil. Respondió el Aposenta-
dor : Si criminal la queréis,
ahí está la horca.
III.
Haciendo el aposento en
T o l e d o , dixo uno á un A p o -
sentador : En verdad, señor,
que he recibido gran conten-
tamiento en haberme echado
V. md. huéspedes. Preguntó,
por qué, pues á todos les pe-
sa de recibirlos ? Respondió:
Por el placer que me han de
dar, quando se vayan.
IV.
En Guadalaxara aposenta-
ron en casa • de Paez á un
Gentilhombre de la B o c a ; y
entrando en la posada, mostró
el
De Aposentadores. 93
el mandamiento que le habían
dado los Aposentadores , en
que mandaban recibiese por
,su huésped á N. Gentilhom-
bre de su Magestad. Respon-
dió Paez que podia posar allí;
porque si él era Gentilhom-
bre de su Magestad , él era
feo del Duque.

CAPITULO V.

De Truhanes.
I.

E Staba el Emperador C a r -
los V . un dia retirado,
y D. Francés Truhán con él.
Tocó la puerta un señor de
este R e y n o , que tiene poca
tierra cerca la raya de Por-
tugal. Mandó su Magestad al
Truhán, que viese quién lla-
maba : Fue , y visto quién
era, dixo al Emperador, c o -
mo estaba allí D . N . Replicó
su
94 Segunda'Parte.
su Magestad : A n d a , déxale
ahora. Respondió D. Francés:
'Conviene que V . Magestad
me dé licencia que le abra,
porque no se enoje, y tome
toda su tierra en una esporti-
lla, y se pase á Portugal.
II.
Este Truhán estaba sentado
en una silla en casa de un
Grande. Díxole un p a g e , que
se levantase , para que se asen-
tase un Caballero. Respondió
D . Francés : Desensilla uno
desoíros, que yo aun todavía
estoy sudando.
';• III. ;
Viendo correr Toros un dia
de S. Juan el Emperador en
Toledo , tenia par de sí á este
Truhán, quando entraron los
del juego de cañas: en entran-
do los primeros dos Caballe-
ros , preguntóle el Empera-
dor: Qué te parece de es-
tos
De Truhanes. 95
tos dos? Respondió : Que han
de caer juntos, como S. F e -
lipe, y Santiago. Sucedió,que
antes que acabasen de pasar la
carrera , rodaron por Zoco-
dover.
IV.
La librea de este juego de
cañas era de terciopelo leo-
nado, y encima tafetán blan-
co muy acuchillado. Preguntó
el Emperador á D . Francés:
Qué te parece de aquella li-
brea? Respondió: Asadura con
redaño.
V.
Un Conde de este Reyno en-
traba á besar las manos al Em-
perador; y porque era hombre
que guardaba mucho, dixo D .
Francés: Este es-Conde, este
es-Conde.
VI.
Quando le hirieron de las
heridas que murió , como le
tra-
96 Segunda Parte.
traxeron á su casa, venia con
él mucha gente. Asomóse su
muger á los corredores, pre-
guntando qué ruido era aquel?
Respondió D. Francés: N o es
nada , señora , sino que han
muerto á vuestro marido.
VI í.
Vínole á ver Perico de Aya-
la , Truhán del Marques de
Villena; y viendo que se quería
morir , díxole '.Hermano D .
Francés, ruégote por la gran-
de amistad que siempre he-
mos tenido , que quando es-
tés en el Cielo , lo qual yo
creo será así , según ha sido
tu buena vida, ruegues á Dios,
que haya merced de mi áni-
ma. Respondió: Átame un hi-
jo á este dedo meñique , no
se me olvide. Y esta fue la
postrera palabra , y luego
murió.

VIII.
De Truhanes. 97
VIH.
Preguntó un Caballero á Pe-
rico de A y a l a , qué virtud te-
nia la turquesa ? Que si caéis
de una torre a b a x o , os haréis
rail pedazos, y quedará la pie-
dra sana.
IX.
Quando Perico de Ayala iba
por la calle , y había algún
ruido , decia, que luego se ha-
cia lanzon. Preguntando , c ó -
mo ? Decia: Lanzóme luego en
la primera casa.
X.
Mandó el Marques un sayo
de brocado á Pedro de Ayala.
El Camarero enviólesolamen-
te las mangas , y los falda-
mentos : este Truhán fue al
Mayordomo de la Cofradía
de la Corte , y rogóle fuese
á enterrar un difunto de la
posada del Marques. Entran-
do dentro con la Cruz , ta-
Tom.L E ñen-
93 Segunda Parte.
ñendo la campanilla, que lle-
vaban delante, comenzando á
decir el responso, preguntó el
Marques , qué era aquello?
Respondió Perico de Ayala:
Decid á su Señoría , que ven-
go por el cuerpo , que no me
dio el Camarero mas de las
mangas, y faldamentos.
XI.
Pasando el Rey Católico á
par del montón de tierra,
que está cerca de Córdoba,
preguntó: Para qué se allegó
aquí tanta tierra? Respondié-
ronle, que en tiempo del Rey
Almanzor Córdoba era la ca-
beza de toda la Morisma , y
todos Tos Pueblos eran obli-
gados á traher allí una espuer-
ta de- tierra , en señal de suje-
ción. Dixo el Rey á este Tru-
hán : Qué tantas espuertas te
parece que habrá aquí ? Re -
pondió : Haciendo una es-
/ puer-
De Truhanes. gg
puerta, en que quepa la mitad,
habrá justamente dos espuer-
tas.
XII.
Apeándose un Truhán, que
se llamaba A l e g r e , en Palacio,
para subir donde estaba el
R e y D . Fernando, unos Ca-
balleros por burlarle cortá-
ronle la cola á la haca , y
subiéronse al aposento del
Rey. Ofreciósele á este Tru-
hán descender primero; y c o -
mo vio lo que habían he-
cho en su haca , cortó á todas
las muías, que allí estaban,
los hocicos, sin ser visto de
los mozos de espuela , que
estaban fuera de la puerta de
Palacio. Saliendo el Rey con
todos los Grandes , como el
Truhán iba delante , todos
los Caballeros burlaban de él,
diciendo: Mira , qué buena
cola lleva tu haca. El disimu-
E2 lan-
IOO Segunda Parte.
lando, mirólo, y santiguán-
dose , les dixo : Verdadera-
mente que de eso se van rien-
do vuestras muías, como lle-
van todas los dientes de fuera.
XÍII.
Un Truhán , que le había
quitado un señor una carga de
leña , que le daba cada año,
por Pasqua de Navidad, levan-
tándose-de una dolencia , ' l e
envió esta copla.
Saliendo de esta dolencia
Muy flaco, por ser muy larga,
Cierto fue gran providencia,
Mandarme quitar la carga;
Mas parécele á mi Dueña,
Que es gran inhumanidad,
Siendo la carga de leña,
Quitarla por Navidad.
XIV.
A un señor de este Reyno,
que era muy pequeño de cuer-
p o , saliendo una noche fuera
de su casa, diéronle un gran
som-
De Truhanes. 101
sombrero. Dixo un Truhán:
Dadle otro sombrero , y irá
entre dos platos.
XV.
Un Truhán, viendo que un
Escudero pobre en un ban-
quete había metido en su ca-
pilla muchas aves de las que
ponían á la mesa, porque es-
taba en un rincón, donde le
parecía que no le podían
v e r , dixo que quería hacer
testamento , y ordenar su áni-
ma , diciendo : í t e m , man-
do , que mi cuerpo sea e n -
terrado en la capilla del Se-
ñor N . nombrando' el nom-
bre del Escudero. Riéronse
todos de é l , porque sepultura
aun no tenia , quanto mas c a -
pilla. Dixo el Truhán: N o di-
go yo , señores, sino en la de /
la capa, que según yo he vis-/'?
to de aquí, está bien dotada.*

E 3 XVI.
102 Segunda Parte.
XVI.
A una señora de mucha c a -
lidad preguntó un Truhán , si
tuviera veinte mil ducados de
renta, si fuera su amiga. Res-
pondióle , que aunque tuviera
cien mil. Replicó.él: Y si tu-
viera doscientos mil ? Dixo la
señora: Tanto pudiera tener,
que lo hiciera. Acudió el Tru-
hán * diciendo : O , mal haya
mi fortuna, qué puta que pier-
do , por no tener dinero !
XVII.
Envió un Conde á un Prín-
cipe dos Truhanes , que tenia
por graciosos. Mandó el Prín-
cipe á ;su, Truhán , que los
examinase en su presencia. El
Truhán se allegó á uno de
ellos, y le preguntó con voz
baxa , que no lo oyesen ,si sa-
bia nadar ? Respondióle que
sí. Preguntó lo mismo al c o m -
pañero. Respondió que no.
De Truhanes. 103
El Truhán dixo a l t o , que lo
oyó el Príncipe: Señor, el uno
nada, y el otro no-nada.
XVIII.
Aconsejaba la Reyna Doña
Isabel al Comendador de Ore-
j a , que dexase aquella Enco-
mienda por otra ; y díxole un
Truhán al Comendador : N o
dexeis la Oreja , como buen
perro de presa.

CAPITULO VI.

De Pages.

I.

U N Page de un señor , por


no haber cabalgadura, ca-
minaba en una acémila ; y
como no fuese por donde él
quería por falta de freno , su-
cedió que encontró con un
Escudero, el qual agravián-
dose del g o l p e , que le había
E4 da-
104 Segunda Varíe.
dado con el albarda, le dixo:
Que parase mientes como iba.
Respondió : Señor , yo soy
carga.

Un Caballero azotó á un
Page por un enojo que le h i -
zo , y de que le hubo azota-
do , no se quería vestir. M a n -
dóle que se vistiese. Dixo el
P a g e : Tómese V . md. los ves-
tidos , pues de derecho son
del Verdugo.
III.
Unos mozos de espuela, á
un P a g e , que se alababa, que
había visto en un jardín mu-
chas cosas de una huerta , ro-
gáronle, que les contase lo que
había visto. Respondió : V i
cantar un Ruiseñor.
IV.
El Duque del Infantazgo
envió al Conde de Saldaña
un pabo entre dos platos de
vi-
De Pages. 105
vidrio de Venecia muy ricos,
que estimaba en gran preció.
Descubriendo el Page el pabo
delante del C o n d e , quebró el
un plato. El Conde envió á
suplicar al Duque con su M a -
yordomo no hubiese su S e -
ñoría enojo, que por su cau-
sa se quebró. Sabido por el D u -
que , preguntó al Page muy
airado : Cómo le quebraste ?
Y soltando el plato que tra-
hia en el suelo, respondió: Así
se me quebró.
V.
Delante de un señor de este
R e y n o contaban sus familiares,
que D . Diego D e z a , Arzobis-
po de Sevilla , había sido libe-
ral para sus criados. Respon-
dió é l : Hizo bien , pues lo
que tenia no lotenia'TOas que
por su vida. Dixo un Page, hin*
cada la rodilla en tierra; Y V . S .
pe»r quántas vidas lo tiene?
E s VL
106 Segunda Parte.
VI.
Contando un - Caballero,
que venia de Italia, un hecho
que le había acontecido algo
dudoso, dixo un criado suyo,
quitada la gorra : Suplico á
V . md. me dé licencia para que
no lo crea.
VII.
Dando cuenta un criado á su
señor de lo que había gastado
por escrito, decia:De un pastel
que compré para mí., quatro
maravedís: De paja , y cebada
para su merced, veinte y cin-
co maravedís.
VIII.
Un Conde de este Reyno
era muy zeloso, y tenia manda-
do al Mayordomo, que nin-
gún Page que fuese de mas de
doce años * no-entrase en el
aposento de la Condesa , y los
demás de doce años anduvie-
sen con capas. Vio este señor
sa-
Be Pages. 107
salir á un Page de hasta quin-
ce años del aposento de la Con-
desa. Mandó llamar al Mayor-
domo , y díxole con enojo:
A ese Page capadle, ó enca-
padle.
IX.
A un Caballero, quetrahia
en la Corte quatro Escuderos,
y ningún P a g e , le dixo otro
Caballero su amigo: Señor N .
menester es que en todo ca-
so le trueque uno de esos Escu-
deros en menudos.
X.
Estaban unos Pages en con-
versación , y decia cada uno
lo que deseaba. Entre ellos hu-
bo uno , que dixo , que tenia
deseo de ser melón. Pregun-
tado por qué ? Respondió:
Porque todos me besaran en
el rabo , para ver si era
bueno.

E6 XI.
io8 Segunda Parte.
XI.
Sirviendo un Page un Sá-
bado un plato de morcillas pe-
queñas á la mesa de un Caba-
llero, atrevióse á esconder una
en una bolsa que trahia en el
cinto , y quedó por descuido
un poco por defuera. Viéndo-
lo su señor , le preguntó: N .
qué moneda corre ? Respondió:
Señor, morcillas.
XII.
Quexándose uno que se le
había ido su mozo con tratar-
le bien, y traherle bien vestido,
respondió otro , que trahia su
mozo muy destrozado : Por
cierto, que há mas de quatro
años que tengo á este , y nun-
ca se me ha ido. Acudió el
que se le había ido , diciendo:
Cómo queréis que se os vaya,
si no tiene pluma para volar?
XIII.
A un señor púsole un Page
en
De Pages. 109
en la mesa un plato, con una
cabezuela de cabrito, sin se-
sos , que se los comió en el ca-
mino. Preguntó al Page : C ó -
mo está esta cabeza sin sesos ?
Respondió: Señor , era mú-
sico.
XIV.
Fueron unas señoras á un
L u g a r , que está una legua de
Toledo , á visitar á la muger
de un Escudero, que estaba
parida. Y para darles cola-
ción llamó el Escudero á un
m o z o , que tenia por muy dili-
gente ; y encareciéndoles, que
iría tan presto á Toledo, c o -
mo otro podría ir á la Plaza,
le mandó , que ensillase una
haca, y fuese prestamente á la
Ciudad, y comprase dos c a -
xas de diacitron. Desde á un
rato que el mozo salió del
Palacio , dixo el Escudero:
Ahora está mi criado en la
mi-
11 o Segunda Parte.
mitad del camino: Y desde á
un poco replicó: Ahora entra
en Toledo. Y de la misma ma-
nera tornó á decir: Ahora lle-
ga á tal parte. Y desde á medio
quarto de h o r a , dixo: Ahora
entra en su casa; y llamándole
por su nombre, entró dó esta-
ba su señor; y preguntándole,
qué es de la colación? R e s -
pondió : Señor, no hallo el
freno de la haca.
XV.
Decia un Escudero, que el
que sirve, ha de escoger señor
de buen entendimiento; por-
que ya que no le pague , en-
tienda que se lo debe.

TER-
III

TERCERA PARTE
DE LA FLORESTA
ESPAÑOLA.

CAPITULO PRIMERO.

De responder con la misma


palabra.

I.

H Abía enviado el Duque


de Bejar á un criado su-
y o por ciertas cosas para su
servicio, y entre ellas le había
de traher una ballesta. Vínose
huyendo , porque había visto
prender á un su pariente por
la Inquisición. Diciéndole el
Duque muy enojado : Cómo
veniste sin la ballesta , sabien-
do que no tenia con que tirar?
Respondió : Señor, no quise
es-
ii2 Tercera Parte.
esperar á traher con que V . S.
tirase, porque no me tirasen.
II.
Recibió un Conde á un
Maestresala , y mandó á su
Contador , que le asentase
treinta mil maravedís de par-
tido.. En yéndose de allí el Con-
de , díxole el Contador , que
le asentaría desde á un mes,
porque entonces se cobraba
el tercio de la renta. D e allí á
dos días preguntó el Conde al
Maestresala : Os asentaron
N . ? Respondió el Maestresala:
Señor, n o ; que quiere el Con-
tador que esté hasta aquí á
un mes en pie.
III.
Había mandado un señor á
un criado suyo un sayo de ter-
ciopelo, y tanto se detuvo en
dársele, que ya estaba raído;
y juntamente con esto no le
daba el tercio de su salario.
• Co-
De responder; &c. 113
Como no iba á Palacio, en-
vió el señor á saber con un
P a g é , qué era la causa de su
ausencia ? Respondió : Decid
á su merced, que si me man-
da que v a y a , me envié siquie-
ra el tercio, pues el pelo ya
es ido.
IV.
Vacando en Cuenca una
Canongía de Predicador, opú-
sose á ella un buen Letrado,
que recopiló todas las Obras
del Tostado en un libro; y en-
careciendo al Obispo lo que
había trabajado en aquella
Obra , le respondió : N o es
mantequilla esta Canongía,
que se ha de comer con T o s -
tado.
V.
Entrando en casa de un Paez
una moza de una vecina á pe-
dir una poca de cera virgen,
respondió : Rueca virgen os
po-
u4 Tercera Parte.
podrán aquí dar, que eera vir-
gen no la hay.
VI.
A este mismo Paez envió
el Duque del Infantazgo á un
negocio de mucha calidad , y
encargóle , que luego cami-
nase. Topándole el Duque
otro dia , le dixo con enojo:
Cómo no eres ido , estando
de ayer despachado ? Respon-
dió:
Quien me manda caminar,
Quando no se pasa el vado,
N o me tiene despachado;
Mas quiéreme despachar.
VII.
Preguntóle uno en casa de
un Caballero á un Page , si
estaba en la posada su señor?
D í x o l e , que no era levantado.
Volvió otras dos veces, y res-
pondiéronle , que no se levan-
taría hasta cerca de medio dia.
Dixo al P a g e : Decid á vuestro
se-
"De responder, &c. i15
señor, que para falso testimo-
nio era bueno, que nunca se
levantaría.
VIH.
Pasando un Caballero por la
puerta de una señora, á quien
servia , rogó á una doncella,
que estaba allí, dixese á su se-
ñora , que le suplicaba se aso-
mase á la ventana. La señora
se escusó , diciendo , que la
perdonase , que estaba desto-
cada. Respondió é l : Decidle,
que porque creo que está des-
tocada la sirvo, que á estar es-
tocada no la sirviera.
IX.
Habiendo palabras de eno-
jo un nieto de un remendón
con un Escudero, decíale: N o
tenéis vos de hacer bando con-
migo , porque soy hidalgo de
solar conocido. Respondió, el
Escudero: Ya sé que sois de
solar, y aun de sobre-solar.
X.
ii6 Tercera Varié.
X.
- A un Escudero diéronle en
casa de un Caballero una silla
muy ruin , en que asentarse.
El estábase todavía en pie. Pre-
guntóle el Caballero , por qué
no se asentaba : Respondió:
N o me siento , porque me
siento.
XT.
Buscando un forastero en
Valladolid dónde hallaría da-
masco, un Truhán le envió
en casa de un hombre muy
chiquito, que tenia la muger
muy hermosa ; y preguntó
a l l í , si había damasco ? R e s -
pondióle el dueño de la casa,
que sí había. Diciendo el f o -
rastero , que se lo mostrase
señalando á su muger , dixo:
Ella es la dama , y yo soy
el asco.
XIT.
;

Mirando un Caballero des-


de
De responder, &c. 117
de una ventana de su casa un
criado'de un Oficial, que se
burlaba con su a m a ; pregun-
tóle pasando por su puerta:
Sois vos el Maestro ? Respon-
dió : Señor , soy su Obrero.
Dixo el Caballero: Mala obra
hacéis.
XIII.
El Condestable D . Bernar-
dino de Velasco iba á un rui-
do á caballo. Dixo un Caba-
llero : Adonde va V . S. á ca-
ballo ? Respondió: A h caballo!
XIV.
El señor de Santa Eufemia
D . Gonzalo Mexía llevó al
Real de Granada cien gine-
tes , todos en caballos blan-
cos. Diciendo u n o , que pa-
recía Altar : dixo D . Alonso
de Aguilar , mas parece de
atar.
XV.
Ladrando un perro á un
Es-
n8 Tercera Parte.
Escudero, que iba á entrar en
una casa , dióle una cuchilla-
da, que le cortó la cola. Agra-
viándose la dueña de la casa,
decia , que le estimaba en mu-
cho su marido ,- porque era
perro de ayuda. Respondió el
Escudero : Así estará bueno,
que no estorbará el rabo para
echársela.
XVI.
Contando el Doclor de V i -
llalobos en el Palacio de su
Magestad, que un solo dien-
te que le quedaba, se le ha-
bía caído comiendo una b r e -
ba muy madura , respondió
el Comendador D. Juan de
Zúñiga : Mas maduro estaba
el diente.

CA-
De responder, &c. 119

CAPITULO II.

De responder con la copulativa


antigua.
I.

D ieron á un hombre cien


azotes por un caso de-
sastrado ; y por no parecer en
;

su tierra fuese á vivir á la Isla


de los Azotes.
Estando un día de Invierno
en la plaza, pasando por allí
azotando á uno , dixo á los
presentes cómo dolerán aque-
llos azotes á aquel pobre hom-
bre con el frió que hace. Uno
de los que allí estaban , que
sabia su desastre, siguió di-
ciendo , hablando en algara-
vía : como aquel que bien
sabe.
II.
Allegóse un Caballero á
una rexa dó estaba Garci-San-
chez
i2o Tercera Parte.
chez de Badajoz, el qual venía
á caballo, y rogó á Garci-San-
chez dixese algún buen di-
cho , y envió á un Page por
una caxa de diacitron , y dio
una tajada á Garci-Sanchez:
tomó él otra , y lo demás re-
partió á los que estaban allí.
Tornándole á rogar que dixe-
se algo , respondió : Todos me
miran á pie , y el Moro Z a y -
de á caballo. Zayde era el cau-
dillo de los Moros. Dixo esto
porque aquel Caballero era hi-
jo de una Morisca.
III.
El Conde de Ureña hizo es-
ta copla á su hijo, porque ha-
cia muchos banquetes, contra-
hecho á uno de los Proverbios
de Iñigo de Mendoza.
Hijo mió muy amado,
Para mientes:
N o convides tantas gentes,
N o gastes tanto ducado.
Guar-
De responder, &c. 121
Guarda , y serás- honrado,
Y harás
L o que hacer no podrás
Despojado.
IV.
Contra un Letrado, que ha-
bía siete años que leía en Sa-
lamanca, sin poder haber una
Cátedra , dixo otro Letrado:
Por vos se podrá decir : Siete
años te serví, sin de tí alcan-
zar nada.
V.
Hay un Romance antiguo,
que comienza:
Mal me quieren en Castilla
Los que me habían de guardar:
Los hijos de Doña Sancha
Mal amenazado me han,
Que me cortarán mis faldas <
Por vergonzoso lugar , & c .
A un lebrel le cortaron la cola
cerca del espinazo, que queda-
ba muy descubierto, dho uno:
Con este lebrel han encontra-
Tom.I F do
122 Tercera Parte.
do los hijos de Doña Sancha.»

CAPITULO III.

De gracia doblada.
I.

P Aseándose un Caballero;
con uno , que no era hidal-
g o , por el Osario de los Ju-
díos, dixo el Caballero: Si aho-
ra muriésedes, adonde os man-,
daríades encerrar? Respondió:;
En Sodoma con Usted.
II.
Siendo convidado un Can--
tor tiple con barbas en casa
de un Canónigo de Toledo, en-
vióle á decir este Cantor á uno,
que no era pariente del Cid
Ruy D i a z , con un Page , qué;
tanto volaría su halcón sin cas-
cabeles ? Respondió : Decid á
vuestro señor, que mas que
el suyo sin capirote.

\'; " " -i ' ' i. «i-


De gracia doblada. 123
¿.•••>-- - • 111. • V
• Un Canónigo: de Toledo,
muy pequeño de cuerpo, dixo .
á un: Frayle tuerto, que pedia
para las Animas: Padre, ne-
cesidad teníades de otro ojo.
Respondió el Frayle : Y aun
de otros dos, para ver cosa tan.
chica.
' • IV; • ' 0
Un Caballero , viendo desde
una 'ventana pasar por la calle
á un M é d i c o , díxole, por mo-
tejarle de indoélo :•' Adonde
vais, señor Albeitar? Respon-
dió el Médico: A curar á V .
V. 1
Andando á caza en Ha-
musco D. Fernando Sandoval,
perdió un A z o r : supo que le
había hallado uno de la Villa..
de N. sobre lo qual escribió
al Alcalde que allí estaba;" y
porque no le hacia justicia, J
vinieron en, palabras.. 'Dixo elij
2F Al-
124 Tercera Parte, i
Alcalde: Señor , no respondo
á. vuestras amenazas, porque
sois viejo, y yo mozo. R e s - '
pondió D . Fernando : Ya sé
que sois m o z o , y lo fuisteis
de N . y agradecedme las es-
puelas , que os hago gracia
de ellas.. ; /

CAPITULO IV.

De dos significaciones.
I.

M Ándó: un Señor á su
criado , qué saliese á-
Vér el Cielo si estaba estrella-
do , porque quería salir fuera.
Como estuviese muy nubla-
do , respondió: Señor , no es-
tá estrellado, sino pasado por
agua.

Haciendo una oferta un E s -


cudero al Conde de Ureña,
decia : V . S. me tenga por.
ami-
I)e dos'significaciones. 125
: amigo. Detúvose, y desde á
un poco dixo , y por servidor.
; Respondió el Conde: Ya me
,iba á sentar en el a m i g o , si no
acudiérades con el servidor.
III.
Preguntando una señora á
?una Labradora , con quién
había casado su hija ? Respon-
dió , que con un Organero.
Replicóla : Hácelos , ó táñe-
los ? D i x o : N o señora, sino
¡véndelos á celemines por la
• calle.
IV.
- Una muger de no muy bue-
na casta llamaba prima á otra,
que era muy gorda , y se te-
nia por hidalga; laqual le res-
pondió : Buscad otra, que y o
para prima soy gorda.
V.
E n una Ciudad á dó resi-
día Garci-Sanchez de Bada-
joz , era costumbre , que-el
F 3 dia
126 Tercera Partea
dia del Corpus hubiese una
•joya para el Sacristán que sa-
case mejor invención. Vino á
wGárci-^Sanchez un Sacristán,
que no estaba bien vestido, en
especial de calzas, que las tra-
hia muy rotas, y le d i x o : S e -
• ñ o r , qué me aconseja V . que
saque para esta fiesta ? Respon-
d i ó : Unas calzas. : , . >>
VI.
Preguntando uno á un ami-
go. suyo , quien ie vendería
unas cabezadas para un caba-
llo , envióle en casa de uno,
-que le había dado un Caballe-
ro de cabezadas en la pared;
•; VII.
-:• .Diciendo á un hombre , qué
¡hacéis acá en la tierra? Res-
pondió,: N o he hecho, obras
para subir al.Cielo.
vi m
Despidiéndose un Caballe-
ro de una dama, le d i x o : M á n -
, da-
De dos significaciones. 127
'dame V . algo ? Respondió:
Señor , no hago testamen-
to.
IX.
Vacando una Cátedra en
Alcalá de poca renta * púsose
en la pared una Cédula, como
es costumbre , para que se
opusiesen á ella. Como leyese
uno: Tai Cátedra vaca ; res-
pondió otro: Y tan flaca, que
se pega á la pared.

CAPITULO V.

De responder al nombre propio.


T.

U N Escudero , que se 11a-


. maba N . Calderón , fue-
se á holgar á una huerta con
dos mugeres enamoradas ; y
estando todos tres á par de
un pozo , pasó por allí un
Caballero, que le conocía , y
pidióle un jarro de agua. R e s -
F4 pon-
ia8 Tercera Parte. T

pondió el Escudero, que por


rio tener con qué la sacar, pa-
saban gran sed. Dixo el Caba-
llero : Con un Calderón , y dos
.erradas decís, que no hay con
qué la sacar ?
IT.
Desposóse u n o , que se lla-
maba Roque , con una donce-
lla hermosa. Díxole uno: D i -
choso Roque, pues á tal dama
dio mate.
III.
El Protonotario Pedro Már-
tir , Cronista de los Reyes C a -
tólicos , habiéndoles servido
mucho, dieron á tres, ó qua-
tro Confesores, que habían te-
nido , Obispados. E l deseán-
dolo ser, d i x o : Entre tantos
Confesores, bien parecería un
Mártir.
IV.
Un señor de este Reyno
trahia pleyto con el Duque D.
N.
Al nombre propio. 129
-N- sobre el estado : andando
íel pleyto , se enamoró-de una
•señora llamada Doña Blanca,
-y se casó con ella. Unos C a -
balleros fueron á hablar á su
padre , sobre que no tuviese
pena del casamiento , por ha-
,ber sido su voluntad. Respon-
dió : N o puedo dexar de tener
pena, pues mi hijo, trayendo
pleyto por un Ducado, se con-
!

tentó con una Blanca.


V.
• Pasando un Gentilhom-
bre por la puerta de una
m u g e r , que era amiga de un
Merino de aquel Pueblo , lá
qual estaba hilando muy del-
gado , como se detuviese m i -
rándola , ella le preguntó':
Qué miráis ? Respondió : Se-
ñora , miraba si esa lana era
merina.
VI.
A uno, que se llamaba G e -
F 5 ró-
13o Tercera Parle;
rónimo G o n z á l e z , que está-
;

,ba muy rico, y arrendó una


renta de mucha cantidad, dir
xo un amigo suyo : Vos en-
tráis Gerónimo , y saldréis
Francisco.
VII.
. Quexábase un Caballero,
que tenia por amiga una se-
ñ o r a , que se llamaba N . del
C a m p o , que estaba muy ar-
romadizado. Respondióle un
su a m i g o , á quien lo con-
taba : Cómo no ha de es-
tar V . arromadizado , pasanf
do las mas noches en el cam-
po?
. . ' . VIII. .
_ Un Frayle de la Orden de
S. Francisco , que llamaban
Fray Buenaventura , hablan-
do en Córdoba con un C a -
pellán de las Monjas de Santa
Cruz , preguntóle, cómo se
llamaba ? Respondió : Señor,
ílá-
Al nombre propio. 131
llárflome Malaber. Dixo el
Frayle: Quántos me andan á
buscar á mí , y topan con
V . md!
IX.
Desposándose una señora,
que se llamaba N . de Prado,
con un Letrado , que tenia
fama de no muy avisado, los
deudos Me ella le importu-
naban que se llamase Ribera,
que era de su abolorio. Res-
pondióles : N o me vendan
;Vs. mds. el Prado , que no sé
quándo le habré menester.
X.
Preguntando un Escudero,
que se decia N . Romero , á
Garci-Sanchez de Badajoz, si
le conocia ? Respondió : Pedís
todavía por Dios?
XI.
A un hombre, que llama-
ban N . del Peso, y era livia-
no , le dixo una señora , que
F6 aun-
't'3'2 Tercer a"Parte\
aunque se llamaba de Peso,
para serlo le faltaban mas gra-
nos que á un ducado de la
barquilla.
XII.
Entrando dos Caballeros en
casa de una señora, que tenia
conversación con un Escude-
ro , que se decia N. de la
Fuente, dixo el uno: Qué le
parece á V . señor N. qué fres-
ca que tiene esta señora su
casa ? Respondió: N o es mu-
cho que lo esté, teniendo la
fuente dentro. •' ;>
XIII.
Servia un Gentilhombre, que
se llamaba N. Quemada, á una
dama; y todas las veces qué
ella juraba en alguna porfía,
decia: Quemada me vea, si no
es verdad.

CA-
De enmiendas, &e. j 33

CAPITULO VI.

De enmiendas , y declaraciones
de letras.
I.

D iego Arias, Contador M a -


yor del Rey D. Juan,
quando le enviaba á llamar
el Rey , decia : Querría mas
un clavo. Vínolo á saber el
R e y : Y preguntóle, por qué
lo decia ? Respondió, que pa-
ra poner en la rueda de la for-
tuna.
II.
' El Maestre D . Alonso de
Luna trahia por armas media
Luna. Puso un Page esta letra
en una pared , donde estaba
la media Luna:
' Nunca llena.
Sabido por el Maestre de San-
tiago , quiso saber del Page,
á qué fin había puesto aquella
le-
134 Tercera-Parte. '~.
letra ? Respondió : Porque es-
tando llena, de necesidad ha
de menguar.
III.
Cerca de un Pueblo entre
dos Ventas pusieron una Cruz.
-Viéndola un Caballero , dixó
á otro con quien iba : Mira
donde acertaron á poner la
Cruz en. medio de los dos L a -
drones. Oyéndolo el uno de
ellos, quexóse, diciendo: Sien-
do yo tan servidor de V. mal
me trata. .Respondió: Sed vos
el bueno.
IV.
Visitando unas damas i un
Gentilhombre , mandó á su
criado, que les diese colación;
y trayendo un plato de peras,
y allegando el plato á su señor,
les d i x o : Con añadir una , se
pudiera bien decir:Tomen esas
peras. Respondió una de ellas:
Mejor fuera añadir una L , y
De enmiendas,&c. 135
dixera : Tomen esas perlas.
V.
Un Cantero, que era buen
oficial, y muy pobre, tomó
á su cargo hacer una puente,
en. que ganó muchos dineros.
Puso en medio de ella una le-
t r a , que decía: N . hizo esta
puente. Pasando por allí uno,
que le conocía , como leyó la
letra , añadió al principio una
A ,.' que decia: A N . hizo esta
puente.
VL
Preguntando á uno , q u e j o -
sa era murmuraciones? respon-
dió : M u r , y Mura, y colgade-
ros de estribos.
VIT.
Unos Carniceros pregunta-
ron á un Escudero : Qué quie-
ren decir las quatro letras, que
están sobre la puerta de la
Carnicería mayor de Toledo:
y son estas?
1 3 6 •" Tercera Parte.
S. P. Q . T . i;
Declarólas así:
S. Sepa.
P. Por muy cierto.
Q. Quien diere mal peso.
T. Tiene de llevar cien azotes.

* ^^.^^^^^^«^

QUARTA PARTE
DE LA FLORESTA
ESPAÑOLA.

• CAPITULO PRIMERO.
De Jueces.
I.

T Rahian pleito en una U n i -


versidad sobre quién iría
delante en los Dotoramien-
tos , los Dotores Juristas , ó
los de Medicina. Fue pregun-
tado por el Juez á las par-
tes : Quanda llevan alguno á
. De Jueces. 137
ajusticiar por ladrón, quál va
delante, el que ajustician, ó
el verdugo? Respondieron: El
que ajustician va delante: Man-
ilo él Juez: Pues vayan de-
lante los Juristas como ladro-
nes , y sigan los Médicos como
•verdugos. ¡ .
II.
Pendiendo pleito en grado
de apelación ante el Licencia-
do N . de Pan y A g u a , Cape-
llán que fue de la Capilla de
los Reyes Nuevos en Toledo,
entre ciertas personas, sobre
por quién había cantado un
Cuquillo en un árbol, habien-
do sobre ello tratado Jargo
pleito, y gastado mucho d i -
nero , cada una de las partes
le hizo presentes de tocino,
a v e s , queso, y vino; y al c a -
bo pronunció sentencia , en
que dixo: F a l l o , que el Cu-
quillo cantó por el Licencia-
do
138 Qaarta Parte.
do N . de Pan y Agua V Y ho
por N . ni N . y así lo pronun-
cio.
III,
Ante un Alcalde pareció un
criado de unos Fray l e s , que
no le querían pagar. Envió-
los á llamar , y venidos los
Frayles, entraron en el apo-
sento del Alcalde, y él los re-
cibió muy bien, y les rogó pa-
gasen á aquel pobre hombre,
:pues se quería ir á su tierra.
.El Procurador se sonrió di-
ciendo ; V, no es nuestro
J u e z , sino de los legos: si al-
go le debemos, pídanos ante
(nuestro J u e z , que hacerle ha
justicia , y con esto se despi-
dieron ; y saliendo al portal,
y pidiendo las muías, los mo-
zos dixeron , que un Algua-
ícil las había llevado. Solvie-
ron á quexarse al Alcalde , y
les respondió : Padre , á lo
me-
De Jueces. 139
órnenos no me negará vuestra
Reverencia, que las muías no
-son legas.
IV,
- Siendo Alcalde Mayor en To-
ledo el Alcalde Ronquillo,un
Mayordomo de unas M o n -
gas del Monasterio de la M a -
dre de D i o s , pidió á la mu-
,ger de un Entallador, que le
diese un candelero de tinie-
blas , que tenia hecho y pa-
gado á su marido, y se había
(ido con los dineros» La qual
muger presentó su carta de
dote para que 'él Alcalde, am-
parándola con ella, no consin-
tiese sacar de su poder el can-
delero. Y visto el dote por el
Alcalde, respondió: En verdad,
hermana, que yo no hallo en
* todo este dote tal candelero.
V,
Un hombre cometió un de-
lito en un Lugar de este R e y -
no;
T4o Qjuarta "Parte.
no y siendo preso en otro
Lugar cerca de a l l í p i d i é n d o -
le el Alcalde, que le remitie-
sen para hacer justicia de él,
decia: Adonde se hace el deli-
to , allí ha de ser remitido.
Vi.
Queriendo decir él mismo
-un año,.que le cupo por suer-
te de ser Regidori del Pueblo,
que por haberlo hecho bien
merecía que fuese Regidor per-
petuo, dixo: Perfe&o Regidor
había yo de s e r , que no año
por. suerte,
VII.
Siendo Alcade , queriendo
castigar á uno conforme á las
Leyes del R e y n o , dixo: Tray-
ganle ñemética.
VIII.
Peguntándole , que aque-
lla pena pecuniaria ~á quién
se había de aplicar, respon-
dió : Que para la cámara, y
&-
De Jueces. 141
físico de su
Alteza.
IX.
Quexándose al susodicho
Alcalde de una sentencia mal
dada, que había pronunciado,
respondió : N o se puede ha-
cer otra cosa , porque quod>
seripse., sctipse.

CAPITULO II.

De Letrados*
I.

U N Pleiteante dixo á un
Letrado, que le ayuda-,
ba en un pleito, que le hicie-
se un escrito , y tomase en
prendas una espada. Respon-
dió el Letrado : Echad por
oros , que espadas ya las he
renunciado.
IT.
Decía un Letrado á los
Pleiteantes, que le iban á pe-
dir parecer para que abogase
por
142 Quarta Parte.
por ellos; El que ha menester)
candil trayga aceite.
III.
I Preguntando uno á su ami-
go por un Letrado si le tenia')
por hombre de letras , respon- ¡
dio: Las.letras de N . son co->
mo letras de Canto llano, P " ' 0

cas, y gordas.
, '
7
IV, " "I O (

Un Letrado labraba unas


casas, en que había gastado
quanto tenia. Vino allí uno á
quien ayudaba en un pleito" á¡
pedir su parecer sobre cierto
descuido , que en el pleito ha-
bía tenido. Díxole el Letrado:
Hacéis mil necedades, y des-
pués culpan á - l o s Letrados.;
Respondió: Las necedades que;
hago son livianas, pero esa¡
que V. ahora h a c e , es de cal,
y cantó.
V. .. • • '!
De. un Letrado se dice, queo
- 1 ' P" 1
Be Letrados. 143
pidiendo á su parte un asno,,
respondió en el escrito: Que =
no era obligado á le dar, por-
que el dicho asno era ya pasa-
do de esta presente vida.
VI.
Un Letrado había perdido
muchos dineros á los naypes,
y quedóse baraxando , como
es costumbre de -los que han
perdido. Preguntándole uno,:
qué hacia? Respondióle: Es-
toyme mirando este proce-:
so.
VIL
Leyendo un Letrado un li-
bro de secretos naturales , en
que decia , que el hombre
que tiene la barba ancha , era:
señal de muy necio , tomó:
una candela en la mano para>
mirarse á un espejo , porque;
era de noche., y quemóse por'
descuido, ca-si, la mitad de la*
barba,; y .(escribió, luego en la.
• v m a r -
T44 Quarta Parte.
margen del mismo libró: Pro-
batum est.
VIII.
A un letrado fue pregunta-
da una qüestion de esta ma-
nera: Una muger de un L u -
gar tenia una borrica, la qual
sirvió muy bien, viniendo á
Toledo , y yendo al molino,
y en otras cosas. Quando esta
muger murió, mandó á sus
herederos , que aquella borri-
ca no la cargasen , ni trabaja-
se , sino que cada noche la
echasen al prado, y cada dia la
diesen medio celemín de c e -
bada , y para ello dexó ciertas
fanegas. Esta borrica ha muer-
to ya : querría saber de V . un
asno, que yo tengo, hijo de
ella, si heredaría la dicha c e -
bada? El Letrado respondió,
que siendo el asno su hijo le-
gítimo , era heredero de la c e -
bada que dexó su madre; y
co-
De Letrados. 145
como amo de dicho asno la
podia pedir en su nombre, y
él lo daría determinado en.
derecho.
IX.
El Doétor N . fue gran L e -
trado en L e y e s , y fuera de su
oficio en todo lo demás era
un monstruo. Enviándole á
llamar de la Corte, para de-
terminar un caso de grande
importancia, como no había
salido en su vida de Salamanr
c a , de que hubo caminado un
dia , y vio que no llegaba
adonde había de ir , se volvió
diciendo : N o pensé que tan
largo era el mundo.
X.
Entró en su casa un mucha-
cho por lumbre. Preguntóle:
En qué la has de llevar ? T o m ó
en la palma un poco de c e n i -
z a , y puso el ascua encima.
D i x o muy admirado: Con to-
. Tom. L G d@
146 Quarta Parte.
do quanto yo he leído no lo
acertaría á hacer.
XI.
Pasando por la puerta de
un Zapatero , le rogó que le
hiciese unos zapatos para su
hijo. Preguntó el Zapatero:
Qué puntos ha menester ? Res-
pondió : N o los he contado;
yo volveré por a q u í , y os lo
diré. Fue á su casa , desco-
sió un zapato , contó las pun-
tadas , y vínole á avisar que
se los hiciesen de sesenta, lar-
guillos.
XII.
Unos Labradores de un
Lugar fueron á Salamanca á
saber de un Catedrático, que
era gran Letrado, si proban-
do ellos como el Cura de su
Lugar tenia una manceba en
su casa, le podían echar del
Lugar. Preguntóles el Letra-
do : Esa m u g e r q u e decis, es
r
De Letrados. 147
de vuestro Pueblo? Respon-
dieron : N o señor , que de
otra parte la ha trahido. Dixo
el Letrado: N o os parece, que
ya que el Cura es de esa c o n -
dición , que es mejor que l a
trayga de fuera , que no qué
la tome de entre vosotros?
XI IT.
Pasando un vado un Licen-
ciado muy miserable, tomóle
la corriente del r i o , y dio con
é l , y con su mozo en una Is-
la; y creciendo mucho el rio,
y a que les daba el agua á l a
cinta, volvióse al mozo, di-
ciendo : Ya v e s , hermano, el
paso en que estamos; por tan-
to , si me eres algo en cargo,
restituyemelo luego.

G2 CA-
148 Quarta Parte,

CAPITULO III.

De Escribanos.
I.
,Uando entrò la primera
\ £ vez el Emperador Car-
los V . en Toledo , tomán-
dole juramento á la entra-
da de la puerta de Visagra
Peralvarez de las Cuentas, Es^
cribano mayor , dixo en fin
del juramento: Si así V . Ma-
gestad lo hiciere, Dios le ayu-
de : y si n o , le encamine .que
lo haga.
IL
En la Ciudad de Lisboa, en
un escritorio de un Escribano
de huérfanos están escritas con
grandes letras de oro estas p a -
labras:
Ante que d e s , escribe;
Ante que firmes , recibe»

III.
De Escríbanos. 149
ID.
Examinando en Sevilla á
un Escribano , mandaron al
que examinaban que diese por
testimonio , quántas naranjas
estaban en una alberca , las
qu'alés eran medias , y desde
fuera parecían enteras. Dixo,
que las sacasen en la mano,
que de otra manera no lo
haría.
IV.
• En otro examen fue pre-
guntado á uno, que quería ser
Escribano, cómo haría una
carta de véndita ? Respondió
así: Sepan quantos esta carta
de véndita* vieren , como yo
N . vecino de tal Lugar, otor-
go i, y conozco, que vendo á
v o s N . vecino de tal Lugar, tal
posesión , que es en esta C i u -
dad , en tales linderos , por t*I
precio. Como se detuviese , el
que le examinaba le dixo:
G3 De
i go Quarta Par¿e.
Decid en hora mala adelante.
El prosiguió, diciendo : Para
v o s , y para vuestros herede-
ros , y descendientes después
de v o s , & c .
V. ,
Un Escribano hizo testa-
mento abierto de un Merca-
der , en el qual mandaba, que
se cobrase mucha cantidad de
maravedís, que le debían mu-
chas personas. Preguntando al
Escribano un pariente del en-
fermo , si dexaba muchas man-
das , respondió: N o , sino de-
mandas.
. VI. -.o,; :
i ;

. En Madruejos.. tienen', eos-!


tumbre todos los dias de-Cor-
1

pus Christi hacer en medio, de


la Plaza un infierno, adonde
muchos mancebos , hijos de
Labradores ricos , ; vestidos
como diablos, meten: á todos
los ¡amigos que allí hallan, y
De Escribanos. 151
les dan muy bien de almor-
zar. Sucedió que hubo allí
una qüestion, de donde resul-
tó , que. hubo algunos heri-
dos. Traxeron un Pesquisi-
dor ; y tomando el Escribano
en su presencia algunos testi-r
g o s , entre los qual.es fue un
mancebo, que aquel dia an-
duvo vestido como diablo,
siéndole preguntado , qué era
lo que había visto de aquella
qüestion ? Respondió : Que
por el juramento que hacia,
que él no había visto cosa al-
guna , porque al tiempo que
ello pasó él estaba en el in-
fierno.
VII.
Preguntando un Corregi-
dor , qué muerte sería bien
dar á un hombre, que había
cometido un gran crimen,
porque le parecía, que era p o -
co castigo, ahorcarle, Q hac^r-
G 4 le
152 Quarta Parte»
le quartos ? Respondió un E s -
cribano , que era mal casado;
que tenia la muger muy bra- •
v a : Señor, casémosle.
VIII.
Haciendo un Escribano un
inventario de bienes muebles
en casa de un Christiano nue-
vo , dixéronle, que inventa-
riase dos tocinos. Respondió:
Estos no se han de poner en
este inventario de N . con los
bienes muebles , sino á parte r

porque son bienes raíces.

CAPITULO IV.

De'Alguaciles.

E Ntraron á robar unos la-


drones de noche la casa
de un Alguacil mayor de T o -
ledo. Sabiéndolo un Caballe-
ro , dixo: Asentáronse los pá-?
xaros en el espantajo. .. •
II.
Be Alguaciles. 153
II.
Un Alguacil desarmaba
quantos topaba de- noche en
dando las diez : topóle un
Escudero á las once ; y pre-
guntóle muy denodadamente:
Sois vos el que quitáis las ar-
mas ? El Alguacil arremetió á
é l , diciendo: Yo soy. Respon-
dió el Escudero : Pues quitad-
me unas corazas, que tengo
empeñadas en casa de una pas-
telera. t

III. •
: Topó una noche un A l g u a -
cil á uno que venia muy e m -
barazado. Preguntóle : Qué
armas lleváis? Respondió: Se-
ñor, un puñal. Descobijándo-
l o , halló que era un jarro de
vino: bebióselo todo , y dióle
el jarro v a c í o , diciendo: T o -
mad , que yo os hago gracia
de la vayna.

Gs IV.
iS4 Quarta Vane.
IV.
Preguntó un Alguacil á un
pobre hombre: De que vivís?
Respondió: Si me preguntara
de qué muero, dixera, que de
hambre.
V.
Informado un Vicario , que
muchas mugeres en algunos
Lugares curaban ensalmando
con palabras supersticiosas,
mandó al Fiscal le traxese
presas á las que curaban ; y
inquiriendo en un Lugar cer-
ca de Toledo , que se llamaba
Cuebra, si había algunas mu-
geres que curaban, avisaron
de quatro. Trahidas delante
del Vicario , preguntándolas,
qué curaban ? Respondieron:
Lienzos de los Mercaderes de
Toledo.

CA-
De Hurtos. iss

CAPITULO V.

De Hurtos.
I.

U N Capitán de una qua-


drilla de ladrones , que
andaban á saltear, disculpá-
base , que no había guerra , y
no sabia otro oficio. Tenia
costumbre , que todo lo que
robaba , partia por medio con
aquel á quien le tomaba. R o -
bando á un pobre hombre,
que no trahia mas , de siete
reales, le d i x o : Hermano , de
estos me pertenece á mí no
mas de tres y medio: llevaos
vos los otros tres y medio;
Mas cómo.haremos , que no
hay medio real, que os volr
ver ? El pobre hombre , que
no veía la hora de verse esca^
pado de sus manos , dixo: Se-
ñor , llevaos en buen hora los
G 6 qua-
ig6" Quárta Parte.
quatro, pues no hay trueque.
Respondió el Capitán: Herma-
no , con lo. mió me haga Dios
merced.

E n Medina del Campo es-


taban presos dos hombres por
ladrones , y era pública fama
que lo eran. El uno confesó
muchos hurtos, y ahorcáron-
le. El otro negó siempre, aun-
que le dieron grandes tor-
mentos, y diéronle por libre.
Preguntándole después unos
amigos en buena conversa-
ción , cómo era posible, ahor-
cando á su compañero , que-
dar él libre ? Respondió : S e -
ñores , habéis de saber, que
quando N . y yo nos metimos
en aquel trato-, concertamos
1

entre nosotros, que quien des-


cubriese la venta, pagase • la
alcavala; y así la pagó é l , pues
la descubrió.
III.
De Hurtos. 157
III.
Unos ladrones querían des-
cerrajar una noche una tienda
de un Mercader: dormían den-
tro dos mozos; y como lo sin-
tieron , el uno de ellos les dixo:
Volveos después, que aún no
estamos dormidos.
IV.
Robaron en Toledo unos
ladrones á uno que se llama-
ba Pedro el N e g r o ; y lleván-
dole una arca, y dos colcho-
nes , viéndolo é l , que venia de
fuera, fuese tras ellos; como
los siguiese, preguntáronle,qué
quería? Respondió: Voy á ver
dónde me mudáis.
V.
En Medina de Rtoseco tra-
hia un hombre por la feria á
vender un jarro de plata. L l e -
góse.á él un mancebo, y pre-
guntóle , qué pedia por la he-
chura , y si haria seguridad de
él?
158 QuartaVarte.
él ? Respondió el que le ven-
día : Señor, soy corredor.' ' E l
mancebo que tenia el jarro en
la m a n o , huyó diciendo : Si
sois corredor, yo veré si me
alcanzáis.
VI.
Decia el Alcalde Ronqui-
llo , que de qualquiera edad
que fuese el ladrón, era bien
ahorcarle. Al m o z o , por lo
que había de hurtar; y al vie-
j o , por lo que había hurtado.
VII.
•• Catando unos ladrones lá
casa de un pobre hombre, que
no tenia mas ropa de la que
tenia en la cama, y sus vesti-
dos por cabecera, les dixo: L o
que no puse de día , queréis
vosotros hallar de noche?
VIII.
Un señor tenia un criado
que era muy gran ladrón, y
en socolor de alabarle. le vi-
tu-
De Hurtos. 159
tuperaba , diciendo : En mi
casa no hay cosa cerrada para
N . porque todo lo abria con
ganzúa.
IX.
Rondando un Alguacil ma-
yor , pasando por una calle,
vio unos hombres, que saca-
ban unas arcas, y otras cosas
de una casa , y preguntólos:
Adonde lleváis esta ropa ?
Respondieron : Señor , liase
muerto un hombre en esta
casa, y pasamos estas arcas á
otra. Dixo el Alguacil mayor:
Pues cómo no lloran ? Res-
pondió uno de ellos : Señor,
mañana llorarán. Volviendo
otro dia por a l l í , halló lloran-
do unas mugeres de aquella
casa, quexándose, que las h a -
bían robado.
X."
Vendió un Carbonero una
sera de carbón á una muger,
y
i6o Qjuarta Parte.
y tomó una sartén , que esta*
ba á mal recaudo, y echóla en
la sera vacía. Preguntándole la
muger, si era de encina el carr-
b o n , y si era bueno, respon-
dió : Al freir lo veréis.

CAPITULO VI.

De Ajusticiados.
I.

L Levando á herrar á uno


en la frente , diciendo el
pregón , que: porque se .había
¡casado dos veces. Dixo un C a -
ballero : También lo merecía
por la primera.
II.
Queriendo llevar á arrastrar
á uno por una muerte de un
hombre, que había muerto á
traición , dixo al Verdugo:
Villano, sacude ese serón de
esa c a l ; si n o , por Dios que no
entro dentro.
III.
"De Ajusticiados. 161
III.
• Azotando en Sevilla á un
rufián, y á una puta, dixo ella
al salir de la cárcel: Por vos,
mal hombre, me azotan : por
vos. Respondió él: Pues pese á
t a l , quedóme yo en la posada?
IV.
Llevando á ahorcar un hom-
bre en Granada por ladrón,
díxole un labrador : Herma-
no , acuérdate, que vas á m o -
rir : dime dónde está mi m u -
la , que me hurtaste <, por-
que la cobre, y tu ánima no
se pierda ? Respondió el la-
drón : Juro á Dios que m e n -
tís. El Fray le-que iba con él;
d i x o : Hermano, por• caridad!
no os desmandéis tanto: pa-
ciencia. El Labrador le tornó á
decir: Hermano, decidme dón-
de está mi muía. El ladrón di-
x o : Pues yo os prometo, que
si en otra parte me lo dixéra-
des,
iÓ2 Quarta Parte.
des, que vos me la pagárades.
Replicó el Frayle,diciendo:Si
no habéis de tener paciencia,
iréme, y dexaros he. Respon-
dió el ladrón: Padre, yo no
os convidé para que fuésedes
conmigo : el que os convidó
os demande la palabra: por mí
bien os,podéis ir.
V.
Ahorcando á uno en Tole-
d o , ya que le querían quitar
la escalera, r o g ó , que le die-
sen de beber : Diéronle una
copa de v i n o , y para beberlo
sopló la espuma. Preguntán-
dole el Verdugo: Para qué lo
sopla ? Respondió : Hermano,
la espuma es mala para los
ríñones.
vr.
Mató un Herrero en, un Lu-
gar á un hombre, y fue con-
denado á ahorcar. Juntándose
los mas del L u g a r , fueron á
de-
De Ajusticiados. 163
decir al Alcalde, que no per-
mitiese que le ahorcasen, por-
que era muy necesario al pue-
blo , que no podia pasar sin
Herrero, para hacer las rexas,
azadas ^herraduras , y otras
muchas cosas. Dixo el Alcal-
de : Cómo podré y o dexar de
hacer justicia? Respondió un
Labrador: Señor, en este L u -
gar hay dos Texedores de pa-
ños , y para un Lugar peque-
ño como este, basta uno; ahor-
quen al otro,
VIL
Llevando á ahorcar á un
hombre , vino una muger de
la mancebía , por donde le trar
hian á la horca/, íá pedirle para
Casarsecon él. Decíanle; Her-
mano , dad gracias á Dios,
¡

que os ha librado. Mirando á


la muger , que le.pedia , ,.que
tenia una: gran cuchillada por
Ja carH;;,. y era vieja muy
164 Quarta Varíe.
fea , respondió: A eso llamáis
libre ? Dadle al asno.
VIII.
El Licenciado Juan M o r e -
no de Argumanes., siendo A l -
calde mayor en Toledo, con-
denó á uno por muerte de un
hombre á ahorcar. Leyéndole
la sentencia , dixo al Alcalde
m a y o r , que le emplazaba an-
te Dios , que pareciese dentro
de treinta dias á dar cuenta de
la «injusticia, que le hacia. Res-
pondió el Alcalde , hablando
con el Promotor Juan Mexía:
Id vos á parecer por mí, por-
que estoy ocupado' en muchos
negocios.
IX.
Llegaban en Granada á
ajusticiar á un hombre , y de-
cía el pregón: Mándale ahor-
c a r , , y hacer quartos. O y é n -
dolo el délinqüente, dixo: Des-
pués de y o muerto , siquiera
me
De Ajusticiados. 165
ine lleven á la carnicería.
X.
Leyendo á uno una senten-
cia , en que le mandò el Juez
hacer quartos, rogò al Juez-,
que le hiciese reales, ú otra
mejor moneda, y no quartos.
XI.
En Valencia condenaron $
tres hombres á ahorcar , y al-
canzaron de la justicia , que
los echasen á galeras. Sabido
por el Verdugo, se fue á des-
pedir de la Justicia. Pregun-
tándole , por qué se despedía ?
Respondió : Porque me qui-
tan mis derechos.
XII.
Llevando á cortar las ore-
jas á un ladrón , el qual tenis
largo el cabello, llegando al
pie de la horca , y alzándo-
le el Verdugo el cabello para
cortárselas , como ÍIO las ha-
llase , el ladrón le dixo: Cuer-
po
i66 Quarta Varíe.
po de t a l , s o y yo obligado á
dar orejas cada Martes ?
XIII. ' .
Azotando en Salamanca á
una vieja por alcahueta , y
hechicera , quando la des-
cendieron del asno, díxola el
Verdugo , que le pagase los
derechos que le debia ; y en-
tre las costas contóle lo que
había costado la coroza,dán-
dole cuenta lo que te costó el
p a p e l , y las colores , y la h e -
chura. Pagóle, diciendo: Dá-
mela acá , hijo , pues cuesta
tanto, que no sé quándo la ha-
bré menester.

CAPITULO VII.

De Médicos , y Cirujanos,
I.

U N hombre muy rico en-


vió á llamar un Médico
por un poquito de mala dis-
po-
De Médicos, &c. 167
posición , que había tenido la
noche antes. Venido el M é -
dico , tomóle el pulso, y vis-
ta la orina , que era de sa-
no , le preguntó: Señor, c o -
méis bien ? Respondió: Señor,
sí. Replicó: Dormís bien ? Res-
pondió : Sí. Dixo el Médico:
Pues yo os daré con que se os
quite todo eso.
II.
Queriendo un Labrador, qué
aprendiese su hijo á carnice-
ro , preguntó á un hidalgo
de aquella tierra , que era su
amigo , con quién le pondría
á aprender aquel oficio ? R e s -
pondió el hidalgo : En este
caso sería de parecer, que le
pusiésemos con el Médico, por-
que mata lo mas liberal que y o
he visto.
III.
Un Médico fue á visitar á
una doncella, hija de un se-
ñor;
¿68 Quarta Parte. .
ñor; y pidiéndole el brazo pa-
ra tentarle el pulso, cubrió el
brazo hasta encima de la m a -
no con la manga de la camisa.
El. Médico extendiéndola man-
ga del sayo con una vuelta que
se usaba entonces , y pues-
to sobre el pulso, le tentó , di-
ciendo : A pulso de lienzo,
Médico de paño.
IV.
A un Tabernero de Tole-
do , habiéndole trahido una
carga de buen v i n o , compró
un orinal nuevo, y echó en
él hasta un quartillo. Y pasan-
do por allí un Médico , no
muy experimentado , le mos-
tró eborinal. El Médico le di-
xo,, que tenia cuya era aque»
lia orina muy diversos humo-
res, y había menester reme-
dio luego. El Tabernero le to-
mó el orinal de la. mano, y
bebió todo el vino, diciendo:
An-
De Médicos, &c. 169 •
Andad mucho enhoramala pa-
ra quien os lo mostró, que yo
basto á hacer esta cura.,
V.
Un mal Pintor , que nunca
vendia obra, que hacia , fuese
á otro Lugar , y hízose Médi-
co. Pasando por allí u n o , que
le conocía, le preguntó, que
por qué era la causa , que an-
daba en hábito de Médico,
pues era Pintor ? Respondió:
Quise tomar oficio , que las
faltas, que hiciere , cobije la
tierra.
VI.
Dixéronle á un Médico bien
avisado, que por qué no man-
daba hacer algún beneficio á
un enfermo ? Y él viendo que
no había necesidad, respondió:
Añádanle en la cama un par
de colchones.
VIL
Un Escudero enviaba mu-
Tom, /. H chas
170 Quarta' Parte."
chas veces á llamar al Médico
con poca ocasión , y una vez
envióle á llamar para decirle,
que le parecía que le andaba
el pulso muy despacio. Res-
pondió el Médico: Sí andará
señor, que va sobre asno.
VIH.
Curando un Cirujano á un
pobre hombre, que le habían
dado una pedrada en un ojo,
que se le echó fuera, pregun-
tó al Cirujano: Señor, perderé
el ojo? Respondió: N o ; que yo
le tengo en la mano.
IX.
Un Médico envió á llamar
un Albeytar, para que le cu-
rase una muía, que tenia una
matadura, y á la segunda v i -
sita púsole en la mano dos
reales. El se los v o l v i ó , dicien-
do : Señor , no tenemos cos-
tumbre de llevar dineros á los
déla facultad.
X.
De Médicos,&c. 171
X.
Preguntó uno á un Médico,
qué era la causa que armaban
•Caballeros con espuelas dora-
das á los Dotares de Medici-
na? Respondió: Para que pue-
dan hacer guerra á la salud.
XI.
En el examen de un Dotor
de Medicina dixeron, que su
padre era un Labrador rico,
,gran comedor de cabra. Yén-
dose este Dotor de Salaman-
ca'á su tierra, halló que su
padre era muerto; y rogán-
dole sus hermanos, pues ha-
bía estudiado en Astrología,
mirase por el juicio de las Es-
trellas , si estaba su padre en el
;Cie.lo ; salió al corral, y en
-presencia de ellos paróse á
contar muy despacio las siete
cabrillas, y como las halló ca-
bales , respondió con
tristeza: Verdaderamente,lh^r-
Hi2 ma-
172 Quartá Parte.' i
manos, nuestro padre no es-
tá en el Cielo, porque si allá
estuviera, ya por lo menos se
hubiera comido tres , ó qua-
tro cabras..
1

Xlt.
A un criado de un Médico,
que estaba preso por un deli-
to que había cometido, pre-
guntóle el Alcalde , estando
presente su amo , á quién que-
ría por curador? Respondió,
que á su Señor, pues su oficio
era curar. Díxole el amo, pues
me has tomado por tu cura-
dor , guarda la boca , y excu-
sarás una sangría. ¡

XIII.
Acompañando un Médico
al Dotor de la Reyna N. para
que le enseñase la Práclica, fue-
ron á curar á una muger, que
estaba mala de la madre, la
qual estaba muy angustiada.
Díxole el Dotor después que
hu-
Dé Médicos, &c. 173
ftubtí' aplicado las medicinas
necesarias : Parad mientes,
que quando víéredes estas se-
ñales, es mal de madre. Su-
cedió que le llamaron á él
después para un hombre , que
tenia «mal de corazón; y co-^
mó lo vio muy apasionado,
¡ :

para; encarecer la cura, le di-


xo:' Ventura habéis tenido en
enviarme á llamar , porque
á topar con otro , que no en-í
teodiera -esta enfermedad, pu-
diera ser que tuvierais peligro.
Este es mal de madre, y es
menester que luego os ahu-
men con un poco de ruda, y
os echen una ventosa en el
ombligo.
XIV.
Un Protomédico , exami-
nando á uno , le preguntó:
Por qué razón dan las landres
mas en las ingles, y sobacos
que en otro lugar ? Respon-
H3 dio:
174 Quarta Parte.
dio:.Señor, porque es uso, y
costumbre.. . . ¡, ..::
;

. • XV.. . ,
Decia uno, que- los. Médin
eos eran como los halcones,
que si matan perdiz , valen
treinta ducados > si añades,*
cincuenta ; y si garzas.,, don
cientos. Así los.Médicos,, si¡
matan villanos, son tenidos: en
poco : si á gente • de . capa
prieta, son mas estimados; y
si. matan á ¡señores, á cien mil
de partido. . -
• • XVI. •. -
!

Curando un Médico á su
hijo, no mandaba darle jara-
ves, ni purga,, ni sangría ,.mas
de que se rigiese bien-.-Que-^
xándose su quera , cómo no
le hacia algunos beneficios,
como á los otros enfermos se
suelen hacer respondió el
Médico: Hija , la-.medicina;
tenemos; nosotros para ;ven-,
der-
De Médicos, &c. 175
derla; mas no para usarla.
XVII.
Aconsejaba un Médico á un
Soldado, que no bebiese vino
después de haber comido hi-
gos ; y decia el Soldado: No lo
entiende V. señor, perdóneme
por ello, que al higo vino , y
al agua higa.
XVIII.
A una señora , que hablaba
mucho , caíansele los dientes.
Preguntando á un Médico, que
de qué se la caían ? Respondió:
De las muchas coces, que les
da V. con la lengua.
XIX.
Decia una señora riñendo á.
su criada: Mas sucia eres, que
ojos de Médico.
XX.
Preguntándole á un "Médi-
co , si un enfermo estaba peli-
groso , respondió: No , sino en-
el mismo peligro.
. H 4 CA-
176 Quarta Parte.

CAPITULO VIII.
De Estudiantes.
I.

E Staba un Estudiante tañen-


do una vihuela , y de-
cíanle que cantase alguna cosa
de arte; y comenzó á cantar los
Nominativos.
II.
A uno que estudiaba Filo-
sofía diéronle en una ques-
tion con un plato grande en
los cascos. Alabándose á otro
Estudiante , que estaba gran
Filósofo, respondió : Bien se
puede creer , porque yo sé
que tiene un Platón en la ca-
beza.
III.
Un Estudiante, preciándose
de muy privado de una seño-
ra , fuela á visitar con otro, y
ella llamábale vos, y él la lla-

De Estudiantes. 177
mó señoría. La señora muy
enojada le preguntó : Por qué
la llamaba señoría ? Respondió
el Estudiante: Suba V. un pun-
to, y baxaré yo otro, y an-
dará su música concertada.
IV.
A un Estudiante, que era
pupilo de un Colegio , echá-
ronle en una escudilla grande
mucho caldo, y solo un gar-
banzo. Desabrochóse, y rogó
á su compañero que le ayu-
dase á desnudar. Preguntando
para qué ? Respondió: Quiero-
me echar á nadar para sacar
aquel garbanzo.
V.
Al mismo traxéronle una
tajada de queso en un plato:
era muy delgada : quando la
vio, tapóse la boca: Pregun-
tándole : Por qué ? Respon-
dió: Por no la echar del pla-
to con el resuello.
H S VI.
'178 Quarta Parte.
VI.
Consolando á una miiger
que lloraba mucho , porque
se había ido un Estudiante , á
quien había pelado muchos
dineros, dixo : No lloro yo
por su partida , sino porque
no le cogí un manteo nuevo
que trahia.
VII.
Mandáronle á un Estudian-
te , yendo á cazar, que no ha-
blase , porque espantaría los
conejos ; y dixo quando los
vio : Ecce cuniculi multi. Y co-
mo se espantasen, y le riñe-
sen , respondió : Quién había
de pensar , que los conejos
sabían latin.
VIH.
Un Repetidor preguntó á
un Estudiante: Quid est pri-
mal Respondió en latin : Qua-
tro cartas cada una de su man-
jar.
IX.
De Estudiantes. 179
IX.
Envió á decir desde Sala-
manca un Estudiante á su pa-
dre , que le comprase un Di-
gesto viejo , que le costaría
tal precio. Escribióle el padre:
Hijo, yo no entiendo en cosa
de Leyes , no compres cosa
vieja: ahí te envío los dineros
doblados, cómprale nuevo.
X.
Fueron unos Estudiantes á
ver una cortesana conocida
suya, la qual pidió al uno de
ellos una Celestina para leer.
Respondióla : Por Dios , se-
ñora , que me espanto de V.
teniendo en casa el original,
pedir traslado.
XI.
Diciendo un Estudiante, que
la muger de un Dotor , que
había sido familiar de un Co-
legio, era muy.discreta , res-
pondió uno de ellos: Cómo no
H6 lo
18b Quarta Parte.
lo ha de ser teniendo familiar.
XII.
El Dotor Luna salia de
leer, y trahia consigo siete Es-
tudiantes, todos pequeños. Di-
xo un Colegial: Parece que sale
la Luna con las siete cabrillas.
XIII.
Un mancebo de Fuenti-
dueña fue á estudiar á Sala-
manca , y oyó Lógica, y Fi-
losofía. Volviendo á su Pue-
blo , le dixo su padre: Habéis
deprendido Ciencia para pley-
tear, ó Medicina para curar ?
El hijo le dixo : Padre, he de-
prendido Lógica, y Filosofía,
y soy gran sofista. Quiso el
padre saber, qué cosa era so-
fista. Respondióle: Hacer del
Cielo cebolla. Acaso estaban
allí dos huevos á asar para
cenar; y dixo así: Sabed, 45a-
dre , que en mi mano está de
estos dos huevos hacer tres.
El
De Estudiantes. 181
El padre rogó que lo hiciese.
El Estudiante dixo : No me
podréis negar , padre , que
adonde hay dos huevos, conta-
mos uno, dos: dos, y uno son
tres: luego tres huevos hay
aquí. Tomólos el padre, di-
ciendo : Pues eso es así, yo,
y tu madre tomaremos; Cena
tú el que hiciste, que quien
eso sabe, razón es que cene.

*
QUINTA PARTE
DE LA FLORESTA
ESPAÑOLA.

CAPITULO PRIMERO.
De Vizcaynos.
I.
U N Obispo de Anillo te-
nia, un criado Vizcayno,
y
182 Quinta Parte,
y mandóle , que á un Carni-
cero, que se llamaba David,
que le solia fiar carne, le pU
diese una asadura fiada ; y.
quando la hubiese trahido, se
fuese á Palacio , para que se
viniese con él. Predicando el
Obispo , trahia autoridades de
Profetas en el Sermón. Dice
Jeremías á tal Profecía, mi-
rando á Ja puerta donde esta-
ba su mozo , dixo descuidada-
mente , prosiguiendo su Ser-
món : Pues qué dixo David ?
Respondió muy alto el Viz-
cayno: Que juras á Dios que
no.darás asadura, ni bofes, si
primero no pagas.
IT.
Un.Clérigo Vizcayno , cria-
do del Cardenal D. Pedro
González de Mendoza , tra-
hia debaxo la loba un mache-
te. Acaso le vio el Cardenal,
y reprehendiéndole, diciendo,
que
DeVizcaynos. 183
que era mal hecho traher un
Clérigo armas. Respondió el
Vizcayno.: Reverendísimo Se-*
ñor , no traygo yo armas para
hacer mal á hombre ninguno,
sino para los perros de esta
tierra , que son muy bravos.
El Arzobispo, le dixo: Quan-
do saliese á vos algún perro,
para estar seguro que no os
haga mal, decid el Evangelio
de S. Juan. Replicó el Viz-
cayno: Señor, todavía es bue-
no traherle , porque algunos
perros no saben latin.
III.
A un forastero emprestóle
un amigo un pagecillo Viz-
cayno , que le acompañase.
Visitando á una señora , que-
riendo reir con él, dixo: Sa-
brá V. que los Vizcaynos son
hechos de un pedo de un Ju-
dio. Acudió el Vizcayno , di-
ciendo: : Señor , quando . os
pe-
184 Quinta Parte.
peyéredes, haced un Vizcay-
BO que os acompañe, y no pe-
diréis mozo prestado.
•IV.
Curando un Médico á un
Vizcayno, por no haber es-
cribanía mandò que le hicie-
sen una agua de solamente
ruibarbo, y agua de endi-
via. Venido su compañero,
le, contò, que otro dia de ma-
ñana se había de purgar con
barbo de rio en agua de en-
vidia. El compañero compró
un gran barbo , y le coció con
agua ; y estándole comiendo
entrò el Médico, y maravilla-
do de ver tal exceso en dia de
purga, le dixo el Vizcayno:
Tú me mandaste , que me
purgase con barbo de rio en
agua.
V.
Decia el Conde de Oñate,
que los Vizcaynos eran ricos
de
De Viñcaynos. 185
de manzanos, y pobres de pan,
y vino.
VI.
¿ A un Vizcayno, que estaba
enfermo, mandóle el Médico,
que tomase unas pildoras; y
como tomó una , comenzó á
mascarla , y como le amarga-
se , tomó las otras, y metió-
las en un agugero. Quando vi-
no el Médico, preguntóle, si
había tomado las pildoras. Res-
pondió: En un agugero tienes,
uno comido tienes, no están
maduros.
VII.
El Emperador quería tirar
con una ballesta á una liebre,
que estaba echada, que,la ha-
bía descubierto un perro de
muestra. Estaba allí un Viz-
cayno , que llevaba una haca
muy matada: quitóle muy pres-
to la silla , y tiróla á la lie-
bre: como la espantó, no tiró
el
i86 Quinta Parte.
el Emperador. Preguntándole,
por qué había hecho aquello?
Respondió : Pensaba , que silla
que matabas haca , también
matarás liebre.
VIII
. Ofreciéndose á un Caballe-
ro de enviar un recado á una
señora , dixo "á sus criados:
Quál de vosotros irá á tal par-
te , que sepa decir lo que yo
le mandare? Dixo un Viz-
cayno.: Yo , señor. Respon-
dió el amo; No es cosa que va-
yas tú , que es menester ha-
blar con eficacia. Pensando el
Vizcayno, que eficacia era al-
gún señor de mucha calidad,
se ofreció á ir, diciendo: Ha-
blar con eficacia? y aun con
diabla que sea.
IX.
Un Vizcayno fue á ver á su
madre á su tierra , y pregun-
tóle: su madre : Como le iba
con
De Vizcaynos. 187
con su amo ? Respondió: La
miafe mi madre* quando ca-
minamos por mal camino,
me va< bien ; y quando por
bueno, me va mal, que anda
mi amo mucho con su caba-
llo. ¡Díxole su madre : Ruego
á Dios, mi hijo , que siem-
pre os depare malos caminos*
y malas carreras por do quie-¡
ra que vais.
X.
Leyendo en Vizcaya una
provisión un Pesquisidor, que
fue sobre un alboroto que ha-
bía habido en aquel Pueblo;
como en los diñados del Rey,
dice: De Castilla , de León,
de Aragón, &c. Respondieron:-
Rey ,r y Rey na obedecemos,
ecétera no conocemos.
XI.
Ur Jurado de Toledo man-
dó á un Vizcayno, que com-
prase un par; de perdices, y .
mi-
188 Quinta "Parte.
mirase , que no oliesen : mal;-
De que las hubo trahido / qui-
so ver su amo si eran frescas*
y puso el dedo debaxo: de la
cola , y llególe á las narices.
Viendo que olia mal, enoján-
dose con el Vizcayno , por-
que no las había trahido fres-
cas , dixo el Vizcayno-: Por
ahí hueles? Juras á Dios , la
mas linda muger del mundo
hiede por ahí.
' • .XII. •
Un Médico encargó mu-
cho á un Vizcayno, que esta-
ba enfermo , que guardase la
boca; y quando volvió á visi-
tarle , hallóle con una espada,
y un broquel, puesto en pos-
tura. Preguntándole , qué ha-
cia ? Respondió : Guardo la
boca.
XIII.
Dos Vizcaynos , que iban
camino, preguntaron en una
po-
T>e Vizcayno f. 189
posada, si había que comer?
Respondió la huéspeda: Hay
dos panales. Dixo el Vizcay-
no , qué es eso ? Acudió el
otro, diciendo : Señor , yo co-
nozco bien : dadnos el uno co-
cido , y el otro asado.
XIV.
Un Vizcayno fue á pedir
albricias á su señor , que ha-
bía parido su muger. Pregun-
tóle su amo: Parió hija? Res-
pondió.: Mejor , señor. Re-
plicó el amo: Parió hijo ? Res-
pondió : Mejor , señor. Díxo-
Je el amo : Pues qué parió?
Respondió: Una hija muerta.
XV.
Caminando un Vizcayno en
tiempo de, caniculares , lleva-
ba puesto un papahígo. Dí-
xole un Escudero : Buen há-
bito es ese para este tiempo.
Respondió el Vizcayno : Di-
nero tuviésemos, que inven-
ción
igo Quinta Parte.
cion también sabríamos hacer
como en Corte. :
, , XVI..
Decía, un Vizcayno por
las mugeres que itrahian gran
falda en saya: Si rabo, para
qué alzado? Y si alzado , para
qué rabo ? .
: XVII;
- El mismo-, no-se acordan-
do de la calle de los Al barde-
ros, preguntaba: Dónde es la
calle donde hacen jubones á
machos? ;

XVIII.
. Caminando un Vizcayno,
pasó cerca de ; una fuente,
que parecía que se reía. Pa-
só adelante, diciendo : Aun-
que mas te rias , entra-
110

rás acá.
XIX. :. , - . : r
Preguntando uno á un Viz-
cayno, quántos rocines tenia
su padre?. Respondió : Cin-
' •:/ CO,
De Vi&caynót. 191
co, con quatro que se le han
muerto.
XX.
Decía un Vizcayno , que
eran buenos los peces en aza-
bache , por decir los peces en
escaveche.
XXT.
Dándole á un Vizcayno be-
rengenas en un convite , no
las quiso comer , diciendo:
Señor, no como higos coci-
dos.
XXII.
Este mismo , creyendo que
una rueda de molino andaba
por milagro, se hincó de ro-
dillas para besarla; y como le
llevase los hocicos, dixo: Ju-
ras á Dios andar por arte del
diablo.
XXIII.
Un Vizcayno , queriendo
encarecer mucho, que le ha-
bía sabido muy bien un galio,
que
192 Quinta Parte.
que había comido , decía: Ga-
llina macho ., mas supo que
algalia.
XXIV.
A este Vizcayno mandóle
su amo desollar un conejo: co-
menzó á pelarle, y como no
pudiese , dixo: Juras á Dios,
con tan chiquitas plumas, no
<sé como te vuelas.
XXV.
- Andando á buscar un Viz-
cayno á un Zapatero , pregun-
taba : Do mora Sastre de za-
patos?
XXVI.
El mismo para decir á un
Zapatero, que le diese unos
medios zapatos; dixo, seña-
lando con la mano en el pie:
Zapato aquí , zapata allí, y
cincha en níedio.
XXVII.
Pasando uno por la mance-
bía vio una moza muy her-
mo-
De Ví&cayños. 193
mós'a: "preguntó de dónde era?'
dixéronle , que de Vizcaya;
respondió : Con eso apren-
dió oficio tan coito de ra-
zones. '
XXVIÍÍ.
Quexábase una Vizcayna de
los Castellanos , porque poda-
ban las viñas, diciendo, que
si las dexasen crecer, que po-
dría ser allegasen á Vizcaya.

CAPITULO II.
De Mercaderes*
I.

A Lzóse á un Mercader un
hombre con toda su ha-
cienda , y fue á mirar la obli-
gación , en la qual halló , que
se obligaba á pagar á cierto
plazo, so pena del doblo. Fue
á su muger muy alegre á de-
cirla, que había doblado aquel
dia su caudal , por quanto
Tom.I. 1 uno,
i 94 Quinta Parte,
uno, que se le había alzado
con su hacienda» había incur-
rido en la pena del doblo.
II.
Haciendo almoneda de los
bienes de un Mercader * que
debiá muchos dineros com-
pró uno un colchón diciendo,
4

que aquel era bueno para dor-


mir, pues dormía en él hom-
bre que debia tanto» ,
1ÍI-
Preguntado el Mercader
tuyo era este colchón * cómo
podia dormir debiendo tanta
cantidad de dineros ? Respon-
dió : Duerme el que me lo
fió, y maravillaos que duer-
ma yo?
ÍV.
Decía Hernando del Pul-
gar, que pata enriquecer uno
en breve tiempo , eran me-
nester dos pocos, y dos mu-
chos. Poca vergüenza , y po-
ca
De Mercaderes 195
ca conciencia. Mucha codicia,
y mucha diligencia.

' CAPITULO III.;


De Oficiales.
. • I. ;

A Un Pintor, que tenia los


hijos muy feos, pregun-
táronle : Cómo pintáis las ta-
blas tan hermosas , y hacéis
los hijos tan feos ? Respon-
dió : No es maravilla, porque
las tablas pinto de dia , y los
hijos hago de noche.
II.
Preguntando á este Pintor,
por qué pintaba la Fortuna
con alas? Respondió: Porque
no,sabe estar queda.
III.
:Un Tundidor daba siempre
á comer livianos, á su -mo-
:

zo. Yendo-un dia al campo en


Toledo , subiendo por la cues-
12 ta
IQ6 Quinta Parte»
ta de S. Pedro de Sahèlice<
volvió el amo la cabeza, por
si venia, y viò que trahia so-
bre el hombro una gran peña.
Preguntóle^para,qué la trahia?
y respondió : Hallóme tan li-
viano de comer siempre li-
vianos , que de miedo , que,
no me lleve el ayre , cargué
de este peso.
IV.
Entró un Albardero en la
casa de un señor, tañendo una
vihuela , y dixo : Qué le pare-
ce á V. de estos puntos ? Res-
pondió : Paréceme , que los
hiciérades mejor eri una al-
barda.
V.
Mandò un Escudero á un
Tapicero, que le hiciese un
respostero con un castillo, que
tuviese dentro un perro, que
ladrase, y á la puerta un hom-
bre con una espada en la ma-
no;
•He Oficiales. 197
no; y quando se le traxo el
Oficial,: preguntóle: Cómo no
-parece el perro ladrando? Res-
pondió; Señor , es hora de
comer, y estará royendo algún
hueso.
Ví.
. • Afeytando un Barbero á un
Señor de Título de este Rey-
. no, díxole un Caballero , que
se solia burlar con él: Por qué
V . S. se hace la barba con ese
Albardero ? Respondió el Bar-
bero : Dice la verdad, que yo
le hago de vestir.
VII.
Trastejando un Albañil en
una casa, ayudábale su hijo;
y queriendo dexar la obra,
quedaba un poco mal adere-
zado, y mostrándolo el hijo
á su padre , le respondió : Si
lo adobamos hoy bien , de qué
quieres, hijo, que comamos
mañana?
13 VIII.
198 Quinta Parte.
VIII.
Preguntándole á un Vizcay-
no si sabia trastejar, respon-
dió : Juras á Dios, hombre es-
tá aquí, que ha trastejado i»
Salamanca.
IX.
Un Carnicero estaba retrahi-
do en una Iglesia por deudas,
que debia mas de mil ducados.
Llegóse á él tino, que solía com-
prar carne de sü cajón, y le pi-
dió que le pagase cinco blancas,
que le había quedado á deber
dos dias antes, Diósélas, dicien-
do : Toma , señor, comence-
mos á concluir negocios»

Preciábase un forastero mu-


cho de Hidalgo , y amohi-
nándose un Sastre con él, di-
xo el Hidalgo: Vos sabéis qué
cosa es Hidalgo? Respondió
el Sastre : Ser de cincuenta le-
guas de aquí.
De Labradores. 199

CAPITULO IV,
De Labradores.
I.

E N la Santa Iglesia de To*


ledo , en el Claustro de
Ja Capilla del Arzobispo D. Pe-
dro Tenorio, en la qual está
pintado el Infierno , mirando
un Labrador , preguntóle él
-Prior de Roncesvalles , que se
-andaba paseando por allí con
otro Caballero :. Qué os pa-
rece del Infierno ? Respondió
el Labrador; Lo que me pa-
rece , que no veo en él hom-
bre de capote.
II,
Comprando un Escudero
unas cargas de leña de un La-
brador , dábale á real por la
carga , y no se las quena dar,
sino le daba algo mas. El Es-
cudero le dixo : Pues sea á
14 real,
apo Qu.mt a Parte,.
real ecétera. El Labrador con-
tento con la• demasía.,,se las
llevo; y de que las hubo des-
cargado , dióle tantos reales,
quantas cargas trahia. El La-
brador le pidió, qué era el ecé-
tera. Respondió el. Escudero:
Que las habéis de subir.
III.
El Arzobispo de Zaragoza
D. N. no era hijo legítimo.
Paseándose él, y otro Caba-
llero , que también era bastar-
do , por el campo, el Caba-
llero , queriendo burlarse con
un Labrador,, que venia por
el camino, señaló con la ma-
no en la cabeza dos cuer-
nos, diciendo : Villano, pa-
d r e s , ó nones ? Respondió el
Labrador: Pares son los bor-
des.
IV.
Un Labrador llegó á una
Venta, haciendo gran llanto,
por-
De Labradores, IOÍ
porque se le había muerto
una borrica, y de rato en ra-
to decia con grandes sollozos:
Pues bien sé yo qué me ten-
go de hacer. Halláronse allí
cinco, ó seis caminantes , per-
sonas de calidad ; y habiendo
compasión de él, y informa-
dos de su pérdida , como le
oyeron decir muchas veces:
Pues bien sé yo lo que tengo
de hacer , creyendo que se
quería ahorcar, allegaron en-
tre ellos cinco ducados, que
dixo que le había costado la
borrica. Recibió el dinero; y
deseando el uno de ellos sa-
ber de él, si no le diera aque-
llos cinco ducados, qué había
de hacer ? Respondió : Par
Dios , señor , vender el al-
barda.
- V.
Estando la Corte en Alcalá,
en tiempo del Rey Católico,
15 un
202 Quinta Parte.
un Labrador de Villaverde vi-
no á buscar á Hernando del
Pulgar á fama de hombre sa-
bio ; y antes que supiese de él
lo que queria preguntarle, di-
xo : Señor compadre , servios
de estos quatro capones. El
los recibid , y pregunto de
dónde era , y qué queria? Res-
pondió: Señor compadre, ven-
gó á rogaros, que miréis vues-
tras leyendas, por saber qué
se ha de hacer, que mi hija
se ha envuelto con un zagal
nuestro vecino. Hernando del
Pulgar le dixo : Yo lo miraré,
volveos por acá á la tarde.
Mandó poner sobre una me-
sa dos, ó tres libros abiertos;
y venido el Labrador , pre-
guntóle Hernando del Pul-
gar.: Compadre, solo me res-
ta saber de este vuestro ne-
gocio , qué edad tiene la mo-
za , y el, zagal ? Dixo el La-
bra-
De Labradores, 203
brador: La moza será de vein-
te y dos años, y él de diez
y seis, Respondió Hernando
del Pulgar: Siendo así, señor
compadre, bien lo pudieron
hacer,
VI,
Un Caballero, que iba por
la posta , atravesando por un
Lugar, quiso saber si había
tiempo para su jornada ; y
preguntó á un Labrador si
había rélox en aquel Lugar,
Respondió ; No señor \ mas
hay órganos,
VIL
Muriendo un Labrador , di-
xo en Jas últimas palabras:
Gracias á Dios , que me ha
quitado de esperar á Abril,y
Mayo,
VIII.
Un Labrador reñia con su
muger, porque le habían di-
cho, que su hija estaba en ciñ-
ió ta
204 Quinta Varíe.
ta de un Escudero; y decíale:
Por vuestra culpa ha sido es-
to, que si vos tuviérades guar-
dada la moza, no acontecie-
ra aquesto. . .
IX.
Mirando un Labrador la
Procesión que se hace el dia
de nuestra Señora de Agosto
en la Santa Iglesia de Tole-
do , preguntó , quién era
aquel que llevaba el Báculo
delante del Arzobispo ? Di-
ciéndole, que se llamaba Ca-
piscol ; respondió : No le lla-
maran mejor Capisberza, pues
es,todo uno?
.;. . x.
Un Labrador fue á una
Ciudad, á solicitar un plei-
to de un Lugar , y venia
muy destrozado , y de mal
talle. Estando en el escritorio
de un Letrado, do había mu-
chos negociantes , díxole el
Le-
Be Labradores. 205
¡Letrado: No había en vuestro
' Lugar otro hombre de mas
lustre que vos , que viniera á
entender en este negocio, que
tuviera mejor presencia , y su-
piera explicar su embaxada?
-Respondió el Labrador : Se-
ñor , muchos mejores, y mas
sabios que yo hay ; mas di-
xeron , que para vos harto
era yo.
XI.
Sacando á uno, que se ha-
bía retrahido en una Iglesia,
mostrábase un villano muy
solícito. Un Clérigo dio con
él de unas gradas abaxo. El
villano comenzó á gritar, dir
ciendo : Vos me derribaste;
sí, que vos me derribasteis.
Respondió el Clérigo : No es
verdad , que vos os caísteis
de maduro.
XII.
Un señor de este. Rey no. te-
nia
2o6 Quinta Parte»
nia una huerta * y estando en #

ella , preguntó al mozo del'


Hortelano , por qué en cier-
tas partes de ella no sembra-
ba su amo trigo? Dixo el mo-
zo : Déselo V. S. que él lo sem-
brará ; y callo el señor. Y co-
mo le preguntase de otras co-
sas , el mozo no respondía.
Preguntó el señor , por qué
no hablaba ? Respondió el
mozo ; Hacéis el bellaco en
no responder á lo del trigo?
pues yo también no responde-
ré á esotro,
XIII.
Un Hidalgo pobre, que se
había casado con una hija de
un Labrador rico, porque le
dieron gran dote, deeia, que
aquel casamiento era como
morcilla, que él puso la san-
gre, v el suegro las cebollas.
XIV.
Unas señoras, que se iban
á
De Labradores. 2 0 7
á holgar al campó , toparon
en el camino un Labrador,
que trahia un cabrito á ven-
den. Tentóle la una de ellas, y
dixo: Señora , señora , mira
qué bonito, que aun no tie-
ne cuernos! Dixo el Villano:
No es casado.
XV.
Riñendo uno con un La-
brador , que trahia carbón á
vender, arremetió á él para
tomarle un palo que trahia,
y darle con él. Dixo el Villa-
no : Teneos allá , y buscad
otro, que á este no le faltará
que hacer.

CAPITULO V.
De Pobres.
I.

P Asando uno por donde es-


taba un pobre , que te-
nia sobre una llaga muchas
mós-
QO8 Quinta Parte:
moscas , movido de compa-
sión se las quitó , menean-
do la capa cerca de él. El
pobre se enojó, diciendo: No
me haces honra en quitád-
melas , porque estas están ya
hartas de mi sangre, y estas
otras me han de atormentar
de nuevo.
II.
Diciendo uno á un Rome-
ro por injuria , que era pobre;
,respondió: A mí no me hará
ya mas injuria la pobreza , y
á tí no te traherán las rique-
zas pocas perturbaciones.
III.
Uno que había sido rico, y
vivia en suma pobreza, alum-
brábase con cera. Díxole un
amigo suyo , por qué se alum-
braba con cera , no teniendo
que comer ? Respondió: Se-
ñor , hago el cabo de año de
mi hacienda..
XV.
De Tabres» 30.9
IV.
., Decía el mismo, que el Don
sin dineros, no era Don, sino
.don-ayr.e.
; .. V.
, Pidiendo . un hombre por
Dios,.dixoá un Caballero, que
pues era su hermano le diese li-
mosna. Preguntado, cómo era
su hermano?Respondió: Todos
descendemos de un padre, y
una madre, que fueron Adán, y
Eva. Dióle una blanca. Respon-
dió el pobre: Para,ser tan pa-
riente , poco me das. Despidió-
le, diciendo: Si cada uno de
tus hermanos te diese tanto, no
habría Príncipe tan rico. ¡
VI.
A ,un pob|?e hombre; escu-
chábale un Señor de mala ga-
na , y despidióle i diciendo:
Que se desviase de allí, que
olía á ajos. Respondió: El ne-
gocio huele, á ajos ,jque,yo no.
VII.
aiO Quinta Parte,
VII.
Un pobre pedía limosna,
diciendo , que era hombre,
que se había visto en mucha
honra. Respondióle á quien le
pidió , eso me lleváis de ven-
taja , que en mi vida me he
visto en honra.
VIH,
Mirando unos mozos de
espuela á una Dama hermosa,
que estaba en una ventana,
dixo upo de ellos : Qualquie-
ra daría su capa por hablar
con ella, Llegó acaso un po-
bre á pedir limosna , y enten-
dida la plática, dixo; Allá iría
mi moradilla

CAPITULO VI.
. De Moros,
I,

E L Rey Chico de Grana*


da sabia la lengua Cas-
te-
De Moros. 211
tellana medianamente ; pero
nunca jamas la quiso hablar.
Preguntado, por qué quando
se ofrecía no usaba de ella,
pues lo podia hacer ? Respon-
dió : Nunca el Rey ha de ha-
cer cosa, por pequeña que sea,
que nó parezca bien,
II.
Saliendo este Rey de Gra-
nada, por el concierto que
con el Rey D. Fernando ha-
bía hecho, yendo por un al-
to , donde se veía bien la Ciu-
dad , con su madre, y otros
parientes, parándose á mirar
la hermosura de ella , como
:

quien se despedía para no ver-


la otra vez, lloro, diciendo,
que por mejor tuviera ser
muerto, que haberla dexado.
Como lo vio su madre, dixo:
Bien es que llore como mu-
ger, quien no la supo defen-
der como hombre.
III,
¡212 Qum?& Parte,
cr : III.
Mostrando un Rey Moro
< muchas joyas de gran precio,
uno de los que allí estaban,
loando , dixo: Quán bueno
fuera eso , si no hubiéramos
^de morir! Respondióle el Rey:
Locamente has hablado, por-
que si no hubiéramos de mo-
rir * no fuera yo Rey.
IV.
Saladino Moro , que últi-
mamente ganó á Jerusaleñ,
quando murió , dexó manda-
d-do , que quando le llevasen á
-enterrar, pusiesen encima de
¿una . lanza una mortaja , y
fuese uno diciendo á grandes
.voces : El Señor de toda la
Asia, de quantos Reynos , y
.riquezas ganó , ninguna otra
cosa lleva consigo, sino esta
mortaja.
. V.
El Rey D. Fernando pre-
gun-
De Moros. 213'
guntó á Abertarriar, cómo ha-
bía vivido tanto? Respondió:
Püdiendo estar sentado, nunca
estuve en pie : casé muy tarde,
enviudé muy temprano, y no
me torné á casar.
VI.
Pasando un Moro portel
Alcana en Toledo, como vio
tan pequeñas tiendas, sin otra
morada, preguntó, que adon-
de dormían ? Respondiéronle/
que allí estaban de día, y de
noche se iban á sus casas, y
quedaban las tiendas en guar-
da de un Alcalde. Dixo : O ne-
cia gente! de dia^sin muger,
y de noche sin hacienda.
VII.
Mirando este Moro un jue-
go de cañas, preguntóle un ca-
ballero, qué le parecia? Res-
pondió : Poco para veras, y
mucho para burlas.

SEX-
214

SEXTA PARTE
DE LA FLORESTA
ESPAÑOLA.

CAPITULO PRIMEáo.
De Amores.
I. '

V isitando un .Caballero á
una señora , mandóle
dar una silla, diciendo: Sién-
tese V. Respondió él : Del
corazón.
A un Caballero , que sacó
una doncella de casa de su pa-
dre, poruña ventana, pregun-
tóle una señora , cómo se atre-
, vio á hacer tal cosa ésa donce-
lla? Respondió: Sabrá.V. que
se encendió tanto nuestro
amor, que á no echarnos por
De Amores. 11$
la ventana , nos abrasáramos.
III.
Una, señora iba encubierta,
pareciéndola, que ninguno la
conocía, y un Caballero, que
la servia, llegóse á hablarla.
Preguntóle ella: En qué me
conoció V?Respondió:En ver
que mis , llagaá derramaban
sangre,
• IV.
. Paseándose urt Gentilhom-
bre por la puerta de una Da-
ma á quien servía , escupió
ella acaso, ;y cayó sobre la ca-
pa* Disculpándose la Dama,
le, dixo : Señora , un Pescador
se moja todo por tomar un pe-
cecico; pues quien espera to-,
mar. tal trucha, no es mucho
qué se moje un poco.
— . V. ;
•, Preguntando á un Estu-
diante un Escudero , qué ha-
ría uno que nuevamente co-
men-
2 i ó"' Sexta Parte
menzaba amores ? Réspon-
dio , que se lo dixesen una
vez, y que el diablo se lo di-
ría cinco.
VI.
Un Gentilhombre había
muchos años que andaba ena-
morado de una señora, y de
vergüenza, no se lo había osa-;
do decir. Quiso aventurarse á
hablarla, y la díxo, como ha-
bía tanto tiempo que andaba
perdido por ella , y de ver-
güenza no lo había 'querido
decir. Respondió: Pecador de
vos , si luego me lo dixéra-.
!

des, qué mas habíades aven-


turado á perder, que lo per-'
dido?
VII.
Mirando las manos un Ca?
ballero á unas señoras , ha-
ciéndolas' entender , que por
arte de chiromancia conocía
las cosas por venir ; rogóle
«na,
De Amores.. 217
UTia,,;áLquien él quería mucho,
que mirase suventura. Respon-
dió: Qué puedo yo decir, sino,-
qué toda la mia.está en la ma-¡
no de Usted?
VIII.
- A una señora, que se lla-
maba Ana i envió un Gentil-:
hombre, que la servia , una
áncora de oro, y esta letra,
que declara el nombre:
En el medio está la pena,
Y:en losfinesquien la ordena.:
IX. ?
; A una Dama, que era su nom-
bre Catalina, le envió esta letra:
Nunca tal,
Y nacida por mi mal.

Í CAPITULO/11.
' De Músicos.
I.

D Ecia un Caballero, que


los Cantores era la gen-
• Tom.L ' K te
ai8 Sexta Parte.
te mas dichosa de quantos
oficiales hay en el mundo,
pues ganan dinero por su pla-
cer, y porque se huelguen les
dan dinero.

Rogó el Cabildo de la San-


ta Iglesia de Toledo aun Can-
tor i que se quédase allí, y le
darían buen partido. No lo
quiso hacer. Volvió desde
tnucho tiempo, y no con tan
buena voz, y pidió, que le
recibiesen. Despidióle Diego
López de Ayala, Obrero de
la Iglesia * diciendo i Adonde
habéis gastado el acero, gas-
tad el hierro.
Ilt.
Preguntó uno, qué era buen
Músico de vihuela, y cantaba
muy desgraciadamente, á una
señora, si le había hecho gran
servicio en darla música. Res-
pondió: Si tañiste, no cantaste.
IV.
De Músicos. 219
IV.
Pasando una música por la
puerta de Paez , cantaba uno
la Bella mal maridada. Paróse
á la ventana , diciendo: La
bella id , y buscad la : la mal
maridada, entrad , que aquí la
hallaréis.
V.
Juan Fernandez de Heredia,
oyendo á un gran ¡Músico po-
bre, el qual tenia la suela del
zapato descosida , le dixo: De
quantos puntos dais cada dia
en esa vihuela , dad algunos
en esa suela.
VI.
Un Señor de este Reyno,
que tenia poca renta, reci-
bió á unos menestriles para su
servicio; y tañendo en pre-
sencia de otro Caballero, pre-
guntó: Qué le parecía? Res-
pondió : Bien tañe, sino que
no hay quien dance.
K2 VIL
a 20 Sexta Parte.
VIL
Andaba un Gentilhombre'
enamorado de una doncella,
que era algo prima, y la ter-
cera era traydora , que no en-
tendía de buena gana en el
negocio. Tañendo una noche
á su puerta, díxole un amigo
suyo , que le acompañaba:
Templa esa prima. Respon-
dió : Cómo puedo templar
bien la prima, siendo falsa la
tercera?
VIII.
Un Escudero servía a una
señora , y habiéndola hecho
muchos servicios, sin haber
de ella ningún favor \ dándola
una música, la señora se paró
á la ventana, y asió de un cos-
tal de. paja , que; halló cerca
de sí, y arrojóle sobre él. El
disimuló la burla , diciendo:
Del mal pagador , siquiera en
paja.
IX.
De Músicos. 22i
IX.
Un Portugués servia á una
dama , y acordó de darla una
música, y llevó un gran Mú-
sico , que tañese , y cantase.
El comenzó á tañer, y can-
tar , diciendo : Por vos, gen-
til señora, soy venido aquí,
habed compasión de mí. Eno-
jado el Portugués , le dixo:
Ora tange , y cantad por mí,
que despois tangereis, y can-
tareis por vos. , •'-
X.
Dándole el mismo otra
música , le tiró esta señora
quatro, ó cinco piedras, que
le acertó con las dos de ellas.
Despidiéndose' muy enojado,
le dixo un su amigo, que le
acompañaba: Qué mayor bien
queréis haber alcanzado con
vuestra música., que se ven*
gan las piedras tras de vos,
como á Orfeo?
K3 XI.
222 Sexta Parte.
XI.
Tañendo un Gentilhom-
bre una noche á la puerta de
-una señora , estaban dos da-
mas á una ventana oyéndolo;
y como comenzase á cantar
una canción , que comienza:
.Secretas pasiones mías , dixo
la dama : Ciertamente, seño-
ra , este Caballero debe de es-
tar enfermo de almorranas.
XII.
Costana , Cantor , pedia el
Alcaydía de una Fortaleza,
que está cerca de Burgos, que
:

se llama Rabé"; y porque no


se la daban , no quería cantan
La Reyna Doña Isabel pre-
guntó : Por qué no canta Cos-
tana ? Respondió el Comen-
dador mayor D. N. Señora,
ha jurado de no cantar sin
Rabé. . .

CA-
Dé Locos. 223

CAPITULO III.
De Locos,
L

D icen que Garci-Sanchez


al tiempo que salió de
seso * estaba componiendo
aquellas coplas , que comien-
zan : Salgan las lágrimas mias;
y como las componía, tafiia
juntamente con la vihuela.
Rogóle el Corregidor de la
Ciudad dó residía, un dia que
(tañese , y cantase: él lo hizo,
y cesando, dio la vihuela al
Corregidor , diciendo : To-
me V. porque vea yo en po-
der de justicia á quien tanto
mal me hizo,
IL
Paseándose por un terrado,
entró un Caballero en su ca-
sa , y preguntó: Dó está el se-
ñor Garci-Sanchez ? Respon-
K4 dio:
224 Sexta VaHe.
dio : Dónde ha de estar el
muerto , sino enterrado 1>
III.
A un Escudero , que esta-
ba loco , hiriéronle Juez en
unas justas ; y diciéndole: Tal
Caballero quebró la lanza,
•respondió : Si la quebró, que
la pague. Diciéndole: D. N.
perdió una lanza, decia: Si la
perdió , que la busque.
IV.
Un loco , á quien había mor-
dido un perro, hallándole dur-
miendo , tomó un gran canto
con las dos manos* y dióle sobre
3a cabeza , diciendo : Quien
tiene enemigos, no ha de dor-
•tíiir descuidado;.;^' " j

Un Soldado , que se llama-


:

ba el Capitán Rocanegra, y es-


taba loco, dixo á uno, que
:

-trahia un sambenito :• Qué ser-


vicios 5 hícfsteisásu Magéstad,
. -•» que
De Zocos. '22 g
que os mandó dar esa Enco*
miénda ?• -
VI.
Garci-Sánchez de Badajoz,
hallándose con una espada en
la mano, dixo á un Escudero,
que estaba solo con él en una
cámara: Será buen tiro quita-
ros la cabeza de un golpe?
Respondió el Escudero: Me-
jor sería, si llevásedes dos,
que una no es mucho: Si que»
reís, iré á llamar á otro ; y así
se escapó , saliéndose del apo.
Sentó.
Vil.
Un mancebo estrangero fue
á ver la casa de los locos de
Toledo. Llamóle uno.de ellos,'
y preguntóle de •adonde era?
Díxole , que de, Sevilla.' Pre-
guntóle , si tenia allá parien-
tes ? Respondió , que tenia pa-
dre, y madre. Quiso saber' de
él, qué ofició tenia. Sabido
K-5 que
«226 Sexta Parte.
que era Platero, y que allí tenia
siempre qué hacer , y en To-
ledo no hallaba qué trabajar;
dixó el loco suspirando: En
verdad, hermano , que yo es-
toy aquí por otro tanto.
VIII.
• El Comendador mayor de
Castilla D. N. tenia en su ca-
sa un loco ; y su Camarero,
pasando tiempo con él, le de-
cía : Yo os tengo de matar,
guardaos, que os quiero ma-
tar. El loco fue al Comenda-
dor mayor, y le dixo: Vues-
tro Camarero me quiere ma-
tar. El Comendador mayor
le respondió: Si te matare, yo
le ahorcaré. Replicó el loco:
No quiero yo sino que le
ahorquéis un dia antes que me
mate.
IX.
Un Gallego fue á la guerra
de Granada, y hiriéndole en
la
De Locos. ~<bif
la cabeza con una saeta, vién-
dole un Cirujano , dixo: No
escapará, porque la saeta en-
tra por el seso ; El Gallego le
dixo: Eso non pode ser. Re-
plicó el Cirujano; Yo lo veo.
Respondió el Gallego ; Digo,
que non pode ser eso, porque
non he seso; que si seso tuvie-r
ra-, non viniera yo á guerra.
X.
Decia uno , que mas pro-
vecho trahe el loco al cuerdo,
que el cuerdo al loco •.; porque
la locura ¿el que no tiene se-
so, avisa al sabio; y el seso
del sabio aprovecha poco al
locó.
XI.
: A un loco que estaba en la
cámara del Nuncio, preguntó
un viejo: Qué haría para tor-
narse mozo? Respondió: Rá-
pate. Replicó el viejo: Y si es-
to no bastare? Dixo el loco:
K6 Pon-
$28 Sexta Parte.
Ponte con un amo; tornarte
has luego mozo. ••-
XII. • • :
;

Pasando uh Caballero ceN


ca de un loco , Hixéronle al
loco, que lé quitase la 'gorra.
Llegóse el foco á él, y quitó-
se la" dé lá cabeza. - Diciéndolé, ¡

que no había 'de hacer-así, y


señalándole corrió había de ha-
cer ; respondió : Eso sería qui-
tármela yo á mí. " :

X I I I . :
-

- Qüexándose'úho'itjué le ha-¿
;

bíá echado'un' loco un puña- 1

do ele tierra en los ojos, díxo-


le el loco: Perdonad, que pen ¿

sé que érades carta.


X I V .

í Preguntando á un loco, qué


tanto tiempo había menester 1

uno para ser loco? Respon-


dió : Según la priesa que die-
ren los muchachos.

XV.
De Locos. 229
XV.
Decía un Caballero, que no
había otra diferencia entre los
cuerdos, y los locos, sino que
los cuerdos sueñan de noche,
y los locos de dia, y de noche.

• L CAPITULO IV.
De .Casamientos,
I.

G Ulpartdo á uno, porque


tomaba un largo térmi-
no para responder, á un casa-
miento que lé trabian ; res-
pondió: Loque una vez sola 1

se ha de hacer, muchas se ha
de pensar.
-— • II. r ••- •
Un Escudero tenia un hijo,
muy necio , y queriéndole
desposar , encomendóle mu-
cho, que el dia del desposo-
rio no hablase palabra , por-
que los parientes de la despo-
sa-
23° Sexta Parte.
sada no entendiesen quien era.
Hecho el desposorio , y es-
tando todos sentados á la me-¿
sa cenando , los parientes de
la desposada decian unos á
otros , que debía de ser algún
gran necio. Y entendiéndolo el
desposado , dixo á su padre:
Señor, bien puedo hablar, que
ya me han conocidos '
HI,
• Informándose uno de un
mancebo, que quería tomaf
por yerno , si tenia deudos;
respondiéronle : Deudos XIOÍ
mas deudas sí.
IV.
Decia uno, que se había de
escoger la muger con las ore-
jas , y no con los ojos.
V.
Trahíanle á uno un casa-
miento , y enojábase el terce-
ro , porque se detenia en dar
la respuesta. Respondió el
man-
DeCasamientos. 231
mancebo: No os maravilléis,
que no me determine tan pres-
to en cosa que tanto me va.
Si fea, es aborrecible,
Si hermosa,
De guardar dificultosa:
Ved qué extremos tan terri-
• bles!
VI.
Decía un Caballero , que
para ser el casamiento apaci-
ble , había de ser el marido
sordo, y la muger ciega.
VII.
Una muger hermosa casóse
con un hombre muy feo, y
durante el matrimonio, se tor-
nó mas hermosa. Dixo D. Pe-
dro Laso, que no había visto
jamás fruta en cesto, que tan-
to durase sin podrirse.
VIH.
El Duque de Maqueda D.
N. hablando en los casamien-
tos, decia, que con los dedos
se
232 Sexta Parte.
se tomaban las múgeres. Pre-^
guntando , cómo ? Respondiós
Contando la moneda que tra-
ben , y no considerando las
virtudes que tienen.
IX.
i Uno, que se iba á desposar
de un Lugar á otro , en el ca-
mino oyó cantar un Cuquillo.
Volvióse , diciendo: Para él,
cuerpo de Dios; yo te hago
mentiroso.
. X. :
Aconsejando á uno, que ca-
sase una hija, y le diese en do-
te una casa que tenia, sin otra
hacienda, y que Dios le haría
merced ; respondió: Esa mer-
ced hágasela Dios á mi hija,
que yo no quiero vender la
casa.
XI.
• Decia uno por los que se
casan con gran dote : Rene-
gad de mercaduría, que dan
tan-
De Casamientos. 233
tantos' dineros con ella.
i . ' xii.
- Casóse un Escudero con
una doncella pobre ; y pre-
guntando un Caballero á un
hermano del desposado , qué
le habían dado en casamien-
to ? Respondió: Que ayunen á
pan, y agua.
XIII.
El padre que tiene hija de
veinte años, la ha de dar á
otro mejor que él : si es de
veinte y cinco años, á otro
tan bueno como él; y'de ahí
adelante, á quien se la pidiere.
XIV.
Decia uno: El padre da el
dote , y Dios larauger..
*••.'.!•. :-^r XV.
; Un mancebo había despen-
dido gran cantidad de hacien-
da, que había heredado de su
padre, y pedia ante un Vica-
rio á una doncella, diciendo;
que
234 Sexta Parte.
que estaba desposado con ella.
Preguntándole el Vicario, si
había consumado el Matrimo-
nio; respondió el Procurador
de ella: Y aun el Patrimonio.
XVI.
Decia uno por una muger,
.que se había casado tres ve-r
ces, que había gozado de ca-
pa , capote, y capirote ; por-
que el primero era Hidalgo, el
segundo Labrador, y el ter-
cero Christiano nuevo.
XVII,
Pedían dos mancebos una
doncella á su padre para casar-
se con ella.. El uno era rico,
iy el otro pobre; él dióla al
pobre. . Preguntándole , .por
qué no la había dado al rico?
Respondió : Porque el rico
que es necio, está aparejado
para ser pobre; y el pobre sa-
bio está aparejado para ser
rico. ;
. XVIII.
De Casamientos. 0 3 5
XVIII.
Deciá uno , que una de las
buenas cosas que tienen los
:casados, era el deseo de en-
viudar.
, XIX.
Casóse un Caballero viejo
con una Dama muy moza con
poder. Decia un Letrado, que
el uno se había casado con po-
der * y el otro sin él,
XX.
Yéndose uño: á desposar,
avisóle el padrino, que parase
mientes que la primera pala-
bra que dixese á su esposa, fue-
se avisada , porque los mas
suelen decir entonces necedad.
Díxole : Señor, bien pensada
Ja tengo. Replicó el padrino:
Siendo bien pensada, de razón
será bien gorda.
XXI.
A uno diéronle poder para
que se desposase con otra; y
en
•236 Sexta Parte.
en desposándose, sentóse cer-
ca de la desposada. Y cómo
no hablase , preguntándole,
por qué callaba ? Respondió:
Señores, no me dieron po-
der para decir la primera ne-
cedad,
XXII.
Un gran necio iba muy
pensativo á desposarse. Dixo
uno: Qué va pensando nues-
tro desposado? Respondió otro,
.que iba cerca de é l : En la
primera necedad que ha de
decir. Acudió el primero, di-
ciendo : En casa llena, presto
se guisa la cena.
XXIII.
Trahíadle á un Caballero
en casamiento á una señora,
que tenia gran dote, y era fea,
y de cincuenta años. En este
medio ofrecióse que la vio
las piernas, baxando de una
muía, que eran muy morar*
De. Casamientos. 237
das, yflacas.Traxéronle otro
casamiento con una señora de
veinte y cinco años, hermosa,
aunque no muy rica, y casó-
se con ella. Preguntóle un Ca-
ballero , cómo había dexado
tan gran dote, y había toma-
do tan poco ? Respondió : Vi
lafigurapor abaxo, y quéde-
me á veinte y cinco.
XXIV.
Tratándose en presencia del
Príncipe D. Carlos de los ex-
cesivos dotes que se daban,
y como antiguamente, quan-
do daban á un señor de Títu-
lo quinientos mil maravedís,
era una gran cosa ; y habien-
do preguntado el Príncipe á
algunos Caballeros ancianos
de los que allí estaban : Qué
dieron á vuestro padre en ca-
samiento ? unos decían tres-
cientos mil maravedís; otros
doscientos y cincuenta. Y pre-
gun-
238 Sexta Parte.
guntándole á D. Diego de
Acevedo: A vuestro padre D.
Diego , quánto le dieron ? Res-
pondió : Sepa V. Alteza , que
era pobre, y tomóla en ca-
misa.
CAPITULO V.
De Sobrescritos.
I.
E L Rey de Francia D. Fran-
cisco de Angulema , en
un sobrescrito de una carta,
que envió á Garci-Laso de
la Vega, que estaba en Ro-
ma por Embaxador del Em-
perador Carlos V , mandó po-^
ner : Al Embaxador de los
Reyes, y Rey de Embaxa-
dores.
II.
A un Caballero, que se l l a -
maba D. N. Velasco, envió
un Portugués en el sobres-
ri-
De: Sobrescritos. 1%^
crito : AI muy magnífico se-
ñor D. N. de haber asco.
III.
: Un Caballero envió en un
sobrescrito de una carta á un
pobre Escudero í A mi señor
primo. Respondióle el Escu-
dero en otro sobrescrito de
ésta manera:
Tal manera de favor
No me la deis, ni la quiero:
Para primo soy grosero,
Y pobre para señor.
A una señora muy vieja,
que se llamaba Doña Ana de
Meneses, púsola un Caballe-
ro en él sobrescrito de una
carta : A.mi señora Doña Ana
de mil meses.
V.
• Un Gentilhombre escribió
á una señora muy avisada
una carta , sacada de un li-
bro, que se llamaba Cárcel de
Amoc*
t*4P- Sexta. Varíe. ,'.
Amor, pareciéndole, que no.
sabría de dónde: se habría! sari
cado. Como ella la leyó en
presencia de quien la había
:

trahido , tornósela á dar, di-


ciendo: Esta carta no viene á
mí, sino á Laureola.
VI.
Escribió un Escudero una
carta á un Veintiquatro de
Sevilla. Puso en el sobrescri-
to , después de haber puesto
el nombre,dos xx. yiiij.leyen-
do uno el sobrescrito, dixo
que decia: Al magnífico señor
N. veintinueve.
CAPITULO VI.
De Cortesía.
I.
Q Uando murió el Rey de
Ungria, salió aquel dia
el Emperador Carlos V. con
gran luto. Lleyábaie la .fal-
da
I)e Cortesía. 241
da el Conde Nasao. Un Ca-
ballero , presumiendo de muy
cortés, asió de la falda del
Conde Nasao , y llevóla has-
ta que el Conde volvió la ca-
beza ', y le vio; y muy eno-
jado , le dixo: Solta, el diablo
ten porta.
II.
Un Conde quería pasar un
rio, y pareciéndole que esta-
ba hondo, mandó á un trom-
peta , que pasase adelante. El,
mostrándose bien criado, res-
pondió : Pase V, S.
III.
. Pidió un Caballero á otro,
que era su igual en linage, y
estado , la mano para besarla,
porque, era mas anciano que
él. Dándosela, asióle de ella ,á
manera de amistad, diciendo:
Señor, yo, y Vos para otros
dos.
Tom.L L IV.
243 Sexta Paite-,
IV.
Escribiendo uno á su mu-
ger , puso á par de la firma:
El menor marido de V.
- '- •
:
V. •
A un Catedrático en Sala-
manca , ofreciéndosele llevar
á una señora á ancas de una
muía, antes que subiese, de-
cíale : Suba V. Ella se escusa-
ba; y tornaba á porfiar: No
lo haré.
Vi.
Una Condesa viuda firma-
ba : La triste Condesa. Escri-
biendo á un criado Labrador,
qué tenia cargo de cierta ha-
cienda de campó, respondién-
dola el Labrador á la carta pu-
so en lafirma:El triste Pedro
Garcia.

CA-
De fuegos. 543

CAPITULO VII. •'•


De Juegos.
I.
Q Uando fue la hermana
del Emperador Carlos V.
á casar con el Rey de Por-
tugal , queriendo pasar las
barcas de Aleónete , iba el
rio muy crecido. Una señora,
antes que entrase en la barca,
rogó á su hijo, que por ser-
vicio de Dios , si se ahogase
en el rio, no le jugase los ves-
tidos , hasta que la hubiesen
enterrado. -
II.
Jugando una señora á los
naypes, en presencia de un Ca-
ballero que la servia, con otro
Caballero, de quien él tenia
zelos , dixo ella : Señor, qué
le parece á V. qué malas car-
tas me da el señor D. N?
L 2 Res-
244 Sexta Parte.
Respondió él: Señora, no las
tom$. .','
III.
Decia un Tahúr , que los
dados tenian la propiedad del
bocado con que se purgan,
que con pequeño bocado pur-
gan mucho. Y así con los da-
dos , con poco punto vacian la
bolsa.
IV.
Encareciendo uno el daño,
que hacían los Tahúres, decia:
Que eran peores que Logre-
ros , que el Logrero gana con
ciento, diez; pero el Tahúr,
con diez gana ciento.
V.
, - Uno que era muy sucio, ju-
gaba á los naypes, y porque
perdia , ofrecíase al diablo.
Díxole con quien jugaba: Sí
llevara, sino que tiene asco.
VI.
' En la Ciudad de Toledo
•. sa
7
De Juegos.' 24S
salían de una casa de juego dos
hombres riñendo , porque le
había ganado el uno al otro
muy gran cantidad de ha-
cienda , y ya no le quedaba
mas que jugar, y como picado,
porfiaba de jugar con el mis-
mo. Habíanle avisado al que
perdía unos amigos suyos,
que no jugase con aquel hom-
bre , porque era fullero. El
no les quiso creer, hasta ha-
ber perdido; y le dixo al que le
había ganado, que se había de
ir á quexar al Corregidor, por-
que le había ganado falsamen-
te su hacienda , y como tenia
testigos, que sabían era fullero.
Agravióse el otro de esto, y
así vinieron á reñir. Al tiempo
de la pendencia , pasaban por
la calle dos Religiosos de la
Orden de S. Francisco , y
procuraron hacerlos amigos.
Preguntando los Religiosos,
L3 por
246 Sexta Parte.
por qué reñían ? Les dixeron
la ocasión. Los Religiosos ro-
garon al que había ganado,
volviese la mitad; y diciéndo-
les, que dexasen tan mal vi-
cio , como era el jugar, pues
siempre que jugaban ofendían
á; Dios con los siete pecados
mortales ; respondió el que
había ganado, que antes él ha-
llaba , que era singular reme-
dio contra todos los vicios.
fundábalo así:
Qué Soberbia puede tener,
quien acaba de perder con
un Conde cien ducados, y
se baxa luego á jugar seis
reales con su mozo de es-
puelas?
Qué Avaricia tendrá, quien no
sabe guardar un real, que
no lo juegue?
Cómo se ocupará en Luxu-
: ria,el que siempre está ju-
Be Juegos. 247
Qué Ira podrá tener el que
sufre mil. vituperios , por-
que no se leyanten del jue-
go?
Qué Gula el que no osa gas-
tar medio real , por tener
• qué jugar?.
Qué Envidia tendrá de lo age-,
no, el que tan mal despen-
de lo propio?
Qué Pereza, quien no se con-
tenta con jugar los dias,
mas hace de las noches
dias?
VIL
Decia el Gran Capitán, que
el que juega no puede ser
hombre de bien , porque él
oye lo que no debia sufrir, ó
dice lo que no era bien que lo
oyesen.
VIII.
Preguntando á un jugador,
de qué trahía perdida la co-
lor, y andaba siempre, ama-
L4
1
ri-
$4$ Sexta Parte
rillo, respondió: De los sobré-'
salios que me dan.
IX.
Preguntó uno , que quién
era un Gentilhombre , qué
andaba en la Corte en un buen
caballo, bien acompañado de
criados ? Dixéronle : Es un
hombre,-que al juego de la
pelota, sin otro oficio, ni ren-
ta , sustenta eso que veis. Res-
pondió: No he visto hombre,
que con faltas agenas remedie
las suyas, como este.
CAPITULO VIII.
De Mesa.
• - L • •••
E N un convite- estaba á
la mesa un mancebo,
que en glotonería había gasta-
1

do muchas tierras, y hereda-


des , que había heredado dé
su padre. Dixo uno i Lass
Ve Mesa. 249
tierras suelen tragar á los hom-
bres , y este se ha tragado las
tierras.
IT.
Un Escudero escogió por
compañero en una merienda
un viejo, que no tenia dien-
tes i el qual se dio tan buena
maña , que comió mas que el
Escudero. Quando se levan-
taron , le dixo : Por mi vida,
señor , que habéis corrido
bien, aunque veníades des-
herrado.
III. 1

Convidaron 3 uno á cenar,


y pusiéronle rábanos al prin-
cipio. Dixo el convidado : En
mi tierra al fin se ponen estos.
Respondió el que le convidó:
Y aquí también.
IV.
Preguntando á uno, á qué
hora era bien comer ? Res-
pondiéronle : Para el rico,
L5 quan-
250 Sexta-V arte.
quando há gana ; y para el
pobre, quando lo tiene.
'V.
Dos compañeros tenían á
asar un capón. Preguntó el
uno al otro, si tenia padre. El
qual le contó muy despacio
como era muerto , diciendo,
de qué murió, y en qué Lu-
gar , y qué tanto había que
era muerto. Y pareciéndole,
que mientras que el otro con-
taba de la manera que su pa-
dre murió, comería él la ma-
yor parte del capón, que ya
estaba cortado ; preguntóle:
Pues, hermano, de qué murió
vuestro padre? Respondió : De
súpito.
Vi.
Entró un Caballero á visi-
tar á otro , el qual estaba co-
miendo unas guindas , pues-
tos unos anteojos. Preguntóle
uno , que pues tenia buena
vis-
De Mesa, agí
vista, por qué comia con an-
teojos ? Respondió: Señor, he
deseado comer unas guindas
garrafales ,. y el despensero-
no se atrevió á trahérmelas
por -ser caras ; y comiendo
estas con. estos anteojos * que,
crecen mucho „ las, tengo por
garrafales.
rraiaies. •• ,::¡¡:¡-:
;

VII.
El Dodtor Ayala decia , que
era saludable cosa desayu-
narse por las mañ.anas en \oí
dias Caniculafes. Preguntán-
dole quándo comenzaban ?
Respondió ; Quince dias an-
tes de las Kalendas de Agos-
to , según dice Plinio , que
son á diez y siete de Julio, y
acaban á tantos de Septiem-
bre. Dixo Saavedra , no los
cuento de esa manera. Pre-
guntándole , cómo ? Dixo : A
mi cuenta , comienzan pri-
mero de Enero , y . acaban
L6
pos-
a52 Sexta Parle.
postrero de Diciembre. '
VIII.
Estando la Corte del Em-
perador Carlos V. en Tole-
do , llegaron juntos dos des-
penseros de dos señores á com-
prar un sollo , y pujaban tan-
to cada uno por llevarlo , que
dixo el uno : Tomad qiiarén-
ta ducados, y'dádmele. Res-
pondió el otro: Mas veis aquí
cincuenta, y sea mió. Oyen-
do esto un Labrador , dixo:
Renegad de tierra, que vale
mas un pescado muerto, que
quatro bueyes vivos.
IX.
En un banquete de Quares-
ma servían á la mesa de un
señor mantecas frescas. Pre-
guntándole á un Caballero,
cómo á él no le servian de
:

ellas ^respondió : Piensa el


Maestresala , <l no tengo
ue

Bula.
De Mesa. 253
' X.
- Convidó uno á cenar á un
amigo suyo. Y como le hu-
biese dado muy cortamente
de cenar , quiso cumplir la
falta con palabras , diciendo:
No habernos dado á V. avesí
por no estar manidas. Respon-
dió el convidado : Mejor fuera
que lo dixeran ellas.
XI.
Llegó el Conde de Cabrá
una noche á las once á Sevi-
lla, y fue á posar en casa de
D. Berriardirto de Estúñiga;
y dándole á cenar, pusiéronle
un pollo asado, y el Conde
dio del plato. Dixo D. Bérnar-
dino: Juegue V. S. de él, que
de ahí es el triunfo.
' XII.
En un gran banquete , que
hizo un señor á muchos Ca-
balleros , después de haber
servido muy diversos manja-
res.
254 Sexta Parte.
res, sacaron barbos enteros,
y pusi eron á un Capitán ­jde
una Nao, que estaba al cabo
de la mesa, un pez muy,pe­
queño ; y mi entras que los
otros comían de los grandes,
Jomó él el pececillo , y púso­
le á la oreja. El señor que ha­
jcia el banquete, paróse mien­
tes , y preguntóle la .­causa.
Respondió: Señor, mi padre
tenia el mismo oficio que yo
.tengo ; y por su desdicha , y
mia.anegóse en el mar, y no
.sabemos adonde ; y desde en­
tonces á todos los peces que
veo , pregunto, si saben de él.
Díceme este, que era chiqui­
to , que no se acuerda.
, XI1Г.
Un Escudero convi dó á
otro.á comer; y escusándose
el convidado por no echarle
en costa , le prometió de no
tratarle como á éstraño, sino
со­
De Mesa. 2gg
como á amigo con lo que te-
nia en.su posada de ordinario.
Después de haber comido muy
cortamente , dixo el convi-
dado : En verdad , señor, que
no pensé que éramos tan ami-
gos.
XIV.
Pidió un Caballero, que le
diesen de comer. Díxole un
criado : Señor , no son mas
de las diez. Respondió: Qué
se me da á.mí dé el relox las
diez , si en mi estómago da
las doce?
XV.
A un Francés dábanle uvas
al principio de comer. Dixo,
que no las comia, sino á la
postre, porque sobre cosa re-
donda no se hace buen edi-
ficio.
XVI.
Convidó un Caballero á
comer á otro; y al segundo
man-
2 g6 Sexta Parte.
manjar sirvieron aceytunas.
Sonrióse el convidado , y dí-
xole : Señor , adonde hubie-
ron estas aceytunas , porque
me parecen muy tempranas?
Respondió : De Sevilla son,
y hartas hay en este Pueblo.
Replicó el convidado : Yo bien
creo que las habrá , mas-por
cierto que yo en mi vida no
las he comido mas tempranas
que aquí. '
XVII.
:
Un convidado halló un pelo
en el manjar. Quitóle, dicien-
do : A lo menos no podréis
•decir, que no teníades un pelo
que darme á comer.
XVIII.
- Preguntó uno á otro, que
había estado en un banquete
el dia de S. Juan de Junio,
qué tal había sido ? Respondió:
Todo nos lo dieron frió, salvo
el vino, que estaba caliente.
XIX.
De Mesa. ¿57
• ; xix. - • '
A un Fray le, que era con-
vidado de un Escudero, pu-
siéronle delante unos huevos:
echó la bendición , diciendo:
Hoc, & plus benedkat Domi-
ñus Jesus. Dixo el Escudero:
Padre, bendiga lo que ahora
está presente en la mesa, por*
qué en verdad le digo , que
no hay mas que comer.
XX. i
Afeytando un Barbero en
Sevilla á uno * que era gran
bebedor, trayéndole la tixera
encima de los labios, dixo?
Quando el agua llegue aquí N.'
ay de tí ! Está en la ribera del-
rio Guadalquivir, junto á Ja
cerca de la Ciudad, que dicen
:

él Almenilla , esta letra: ¡


Quando el agua llegue aquí*
Ay Sevilla , qué es dé tí !
-•• •/ • XXI.-
Para motejar á uno de buen
• be-
fiS8 Sexta Varié.
bebedor , díxole otro , que
las continuas avenidas le ha-
bían derribado los molinos, y
llevado las presas.
XXII.
Un Señor dixo á uno, que
era su convidado , que bebía
muy poco vino: Si todos be-
biesen como vos, barato val-
dría el vino. Respondió : An-
tes valdría caro, porque yo be-
bo quanto quiero.
XXIII.
. Aun Castellano, que bebía
-mucho , preguntóle un Por-
tugués , si bebería un cruza-
do. Respondió : Y aun una
cruzada.
XXIV.
.Uno que era amigo del vi-
no, el dia de Ramos llevaba
un ramo en la procesión. Dí-
xole un. amigo suyo: En casa
tan conocida, no hay necesi-
dad de ramo á la puerta.
XXV.
De Mesa. 259
XXV.
Reprehendiendo un Médi-
co á uno, porque bebia mu-
cho vino en tiempo de pesti-
lencia ; respondió, que bebia
mucho , porque quando vi-
niese la pestilencia á él, pen-
sase que era cuero , y pasase
adelante.
XXVI.
A un gran bebedor , que
teniafiebre,preguntó el Mé-
dico , qué quería? Respondió:
Que me curéis la calentura, y
no la sed.
XXVII.
Riñendo un Señor con su
criado, el qual era gran be-
bedor , dixo el criado : Pues
qué hago yo? Respondió el
amo: Quatro azumbres.
XXVIII.
Un criado de un Duque,
que bebia demasiadamente,
cayó de una escalera , lasti-
mó-
26o Sexta Parte.
móse las narices, y fue nece-
sario ponerse un parche en
ellas. Entrando á servir al Du-
que , preguntóle: Cómo ve-
nía así? Respondió el Maes-
tre-Sala : Tráygole con capi-
rote , porque no se abata á las
tabernas.
XXIX.
Estando la Corte del Em-
perador Carlos V. en To-
ledo , un Flamenco entró
Una tarde en una taberna^
bebió cinco azumbres de vi-
no , y quedóse dormido.
Despertando otro dia de ma-
ñana, pidióle la Tabernera,
que la pagase seis azumbres
de vino , que le había dado.
El porfiaba , que no eran mas
de cinco, diciendo: Mi tripa
no hace mas de cinco azum-
bres. Dixo la Tabernera: Ver-
dad decís; mas este vino, co-
mo es bueno , subióse una
azum-
De Mesa: 261
azumbre á la cabeza , y cinco
del vientre son seis. El Flamen-
co respondió : Tú has dicho
la razón.
XXX.
Un dia del Corpus Christi
hicieron en un Pueblo una
danza; y á las quatro de la
tarde uno de los danzantes,
que había bebido mucho,
echóse á dormir, vestido co-
mo estaba, y no se levantó
hasta otro dia á la misma ho-
ra , y iba preguntando: Acia
adonde va la danza, que soy
yo la guia, y no se puede ha-
cer nada sin mí?
XXXI.
Un Jurado de Toledo fue á
visitar un enfermo, que tenia
fama, que bebia mucho. Pre-
guntando , qué beneficio le
habían hecho ? Dixeron , que
le habían puesto un emplasto
de hojas de parra. Respon-
dió:
i6a Sexta Parte.
dio : Muy bueno es, porque
son los pelos del perro que le
mordió.
XXXII.
Fue un enfermo con otro
amigo suyo á ver al susodicho
Jurado, que había venido de
fuera de la Ciudad : asentóse
en un banco junto á un costal
de harina. Avisándole el com-
pañero que se desviase, no se
le pegase la harina ; dixo el
Jurado: No os quitéis, señor;
esté la ofrenda junta.
XXXUI.
El Dotor Córdoba , en
Toledo aconsejaba á un bor-
racho , que tenia un ojo ma-
lo , que no bebiese vino, que
le perdería, Dixo: Mas quiero
perder una ventana, que toda
la casa.
XXXIV.
Leyendo una Escritura á un
buen bebedor, .en que se obli-
ga-
De Mesa. 263
gaba por ciertafianza; quan-
do dixo el Escribano, que re-
nunciaba tal, y tal Ley ; res-
pondió uno: Ah osadas! que
no renuncio la de Toro.
XXXV.
Trahia un borracho un sa-
yo , de la cinta arriba de ter-
ciopelo , y de allí abáxo de
chamelote. Preguntándole, por
qué le trahia así? Respondió:
Porque no me den las aguas
de la cinta arriba.
XXXVI.
Uno tomábase muchas ve-
ces del vino, y aconsejábanle
algunos amigos, que lo agua-
se mucho. Respondió, que si
fuera menester aguado, no lo
criara Dios puro , sino agua-
do ; y para darnos á entender,
que no lo habíamos de aguar,
puso aquel taponcito en cada
uva.

XXXVII.
a6"4 Sexta Parte,
XXXVII.
Andaban unos Flamencos
saltando en unos caballos muy
saltadores en Valladolid un dia
de'alegrias. Dixo un Caballe-
ro Español á uno de los Fla-
mencos , que decía : Alegría,
alegria ; que aquello no era
alegría, sino mata la uva.
XXXVIII.
A un hombre rico , que be-
bía mucho , y maltrataba de
palabra á otro, que era grue-
so, respondió : Suplico á V.
que ya que no me trata bien,
por quien soy, lo haga siquier
ra, porque parezco cuero.

SEP-
SÉPTIMA PARTE
DE LA FLORESTA
ESPAÑOLA.

CAPITULO PRIMERO.
De Dichos graciosos.
I.

U N Portugués, y un Cas-
tellano trocaron una mu-
la por otra, sin que volviese
el uno al otro cosa alguna , y
con las tachas que cada una
tuviese. Hecho el trueco, que-
riendo el Castellano burlarse
con el Portugués , fingiendo
decir verdad , contó muchas
tachas que tenia la muía, que
le había dado; de que el Caste-
llano hubo callado, respondió
el Portugués: De esta maneta
fazo conta que llevo la mia.
TomJ. M IT.
266 Séptima Parte.
II.
Predicando un Fray le Por-
tugués, decia: Os Moros son
próximos, os Jadeos'son pró-
íxos, y os Castejaos ainda
son próximos.
III.
.Quando el Rey D. Fer-
nando estaba sobre la Ciudad
de Granada , unfidalgo'Por-
tugués entró corriendo á ca-
ballo por la puerta de Grana-
da , y clavó con su puñal un
escrito, que decia: Aquí che-
gó Vasco Fernandez. Sabién-
dolo un criado del Rey , pasó
mucho mas adelante , y puso,
con su puñal un escrito, que
decia: Aquí non chegó Vasco
Fernandez.
• IV. ^ .
i)'Decia un Portugués-: Os fi-
nos amores.naon es sino sal-
tar, y festejar; que lo demás,os
asnos lo. facen.,
• 'i V.
De Dichos c?¿. 267
. . V. . :

Un- Portugués, que había


reñido con. uno, estaba muy
enojado i,, y: por ruego de mu-
chos vino.iá concluir la amis-
tad , diciendo : A vida en se
la otorgo; mas decepamento
de membros v¡ naon se pode
escusar. :- -•.
:

Una Dama Portuguesa de-


cía á otra Dama, que se. pa-
rase á una ventana á ver el
Obispo de Praga. Respondió:
Quitáosme = allá.:, que nurtca
tuve: gana dé; ver Lugar de tres,
vecinos. i.
-: . VII. ' - ;
Un hijo de un Señor, Ca-
ballero muy avisado, viendo
que los mas Caballeros cor-
tesanos trahian cadenas .de
oro, y él por no tener,dine-
ros, no la.podjatraher; acor-
dó de hacer una de hierro so-
M2 bre-
268 Séptima'Parte..
bredorada , y .trahíala debaxo
del sayo, que no parecía si-
no un poco de: ella. Cayendo
en la cuenta una Dama á
quien él servia, para ver qué
le respondía, le dixo: Señor,
por qué trahe V. esta cadena
tan allegada al ¡pecho? El en-
tendiendo, que era conocida
su cautela , córt graciosa risa
respondió: Señora, doy le siem-
pre la teta , porque no llore,
ni haga ruido.
VIII.
Este mismo decia , que- el
que baylaba no diferia del lo-
co , sino que el otro lo era
toda la vida , y él mientras
baylaba.
IX.
Decia , que pedir la cosa
mas de una vez , era to-
marla.
X.
Viendo un Negociante en
Cor-
De Dichos &c. 269
Corte á un ahorcado ,' le dixo:
Bienaventurado tú , que no
tienes qué hacer con el Gran
;

Canciller.
XI.
Preguntando una muger á
un Buhonero , que le vendía
un estuche, quién era su amir
ga ? Púsole un espejo en la
mano, diciendo : Ahí la ve-
rá V..
, XII. . .
: Seqüestrando un Pesquisidor
una noche la plata de un Car
ballero, uno que se decia Paez,
mató una haca; y entretanto
que trahian luz , escondieron
muchas piezas de plata. Man-
dó el Pesquisidor prender . á
Paez. El Promotor encare-
cíalo mucho. Díxole Paez:
Qué parentesco os tenia aque-
lla haca, que tanto pedís su
muerte? -'.
M 3* XIII.
27d Séptima Parte*
••• XIII. K . • . , •]
Preguntóle á'Paez unarrif?
go suyo ,* con .quien ponM
dria su hijo para que apreri-*
diese á contar ; respondió:
Con N. que os llevará poco,
y es el mayor Contador que
•hay en el Reyno; pero es de
vidas agenas; ¡ /
: i.-: . xiv. • '-
Saliendo Paez de su.casa
muy enojado.vCáyó en el lo-
do' i y cjixd !á ¡uno,, que leiqutria
ayudar á levantar; Dexadme,
que por mal que esté aquí,
mejor estoy que en mi casa.
XV.
. Había dado un Señor á un
Escudero.,, que le había servi-
do mucho tiempo , dos .lan-
zas de partido. Díxole un día,
que le diese la una de ellas
para dar á otro criado. Res-
pondióle : Sírvase V. también
de esotra para vítores.
: •• XVI.
Be Bichos &c. 271
• <-•••.••• XVI.
..Fue un Caballero á buscar
á otro á su posada, y oyén-
dole hablar , preguntó á un
páge si estaba su señor en
casa. Negándole el page , fue-
se enojado. Acaeció , que
aquel Caballero , á quien él
fue á buscar, vino otro dia á
su casa; y preguntando por
él, él mismo dixo : No estoy
en casa. Queriendo el otro sa-
ber de él, por qué lo decia;.
respondió: No es mucho que
me creaV. hoy ámí, pues ayer
creí yo á su criado.
XVII.
Alabando un Mayorazgo á
su hermano , que le estaba
bien un sayo pardo; respon-
dió : Mejor me estuviera uno
de luto.
XVIII.
Dixeron á uno, que trahia
una ruin ropa de martas: Esas
M4 mar-
272 Séptima Parte.
martas mas parecen Miérco-
les de Ceniza, que Martes de
Carnestolendas.
XIX.
Decia uno , que los que di-
cen no lo sé decir j como lo
siento acá dentro, son bachi-
lleres en el estómago.
XX.
Fue uno á pedir un asno
prestado á un vecino. Dixo,
que no le tenia en casa. Suce-
dió , que en diciendo esto re-
buznó el asno. Replicó el que
se lo pedia : Cómo dectades,
que no estaba en casa? Res-
pondióle muy enojado : Pues
cuerpo de tal, creéis mas á mi
asno, que á mí?
XXI.
Estando un Escudero á la
muerte , dexó mandado á un
hijo , que tenia solo , que ven-
diese tres aleones , que va-
lían gran precio. Mandó, que
De Dkbos &c. 273
-del valor del uno pagase las
deudas que debía ; y de lo que
valiese el otro', hiciese bien
.por su alma; y el tercero fue-
se para él', muertohel padre.
.Desde á pocos días fuésele el
•uno de ellos, que no le pudo
mas ver., y dixo : Este vaya
por el ánima de mi padre, . .
,; XXII. .
Un hombre, que se llama-
ba Pedro, el .Negro , pasando
•por la dehesa de las Calaba-
zas , quedes cerca de Toledo,
•salió ,á él un mastín de gana-
do., ¡y yendo! e á morder, dió-
le una lanzada. Demandóle
el dueño, delante de la Justi-
cia ,que le. pagase lo que va-
lia el perro. Preguntóle el Al-
calde.: Porquéquando el mas-
tín os vino á morder , no le
disteis con el asta de la lanza,
y no con la punta? Respon-
dió : Porque no me venia á
M$ mor-
274 Séptima Parte.
morder con la cola, sino con
• la boca. '•'•'••>:-•;•.;•>}
< XXIII. r;
Descalabró uno á su muí-
ger por cierta terribilidad qué
en ella había , y curóla con
mucha costa y cuidado, tan-
to, que decía ella entre sí: Yo
estoy segura , que de aquí
adelante no ose mi marido
hacerme mal por no gastar
otro tanto como ha gastado.
Entendiendo el contento • de
su muger, desque-estuvo ;sa-
na , en presencia de ella hizo
cuenta 'con'; el Boticario , y
Cirujano; y averiguada cuen-
ta con ellos , dixo : Señores,
yo os debo tantos reales, véis-
los aquí; y tomad otros tan-
tos para otra vez, si se ofre-
ciere , que los haya menester
mi muger.
XXIV.
Un Señor de este Reyno
es-
Be Dichos &c. 275
escribió á un Caballero , que
era su pariente, que le envia-
se una docena de alabardas,
porque le habían dicho, que
se hacían muy buenas en aque-
lla Ciudad. Por no entender-
lo , ó por descuido , por po-
ner alabardas, puso albardas.
El Secretario, vista la carta,
mandó que se buscase el me-
jor oficial; y hechas envióse-
las. Como recibió la carta, es-
cribióle dándole las gracias,,
por las albardas , diciendo,
que ellas habían sido muy bien
enviadas, y mejor merecidas.
Las seis para su Secretario,
porque por poner alabardas,
puso albardas; y las otras seis
para él, por haberfirmadola
carta sin leerla.
XXV.
Un Escudero fue á nego-
ciar con el Duque de Alba
D. N. y como no le diesen
M6" si-
276 Séptima'Parte.
silla, quitóse la capa, y asen-
tóse en ella. El Duque le man-
dó dar silla. Dixo el Escudero:
V. Señoría perdone mi mala
crianza, que como estoy acos-
tumbrado en mi casa de asen-
tarme, desvanecióseme la ca-
beza. Como hubo negocia-
do , salióse en cuerpo, sin co-
bijarse la capa. Trayéndosela
un page, le dixo: Servios de
ella, que á mí me ha servido
de silla, y no la quiero llevar
mas á cuestas. -%
u

XXVÍ.
El Comendador Griego, Ca-
tedrático en Salamanca , que
murió de mucha edad, nun-
ca se curaba por parecer de
Médico. Estando enfermo, fue
importunado de muchos ami-
gos , que llamase un Dotor,
el mejor que había en Sa-
lamanca ; y desque le hubie-
ron hecho relación de la en-
fer-
Be Dichos &c. 277
fermedad , y tentó el pulso , y
vio lalorina, mandó , qué to-
mase unos jaraves/, y como
los traxeron , mandó á un
mozo, que los echase en un
bacin,y los guardase; y cada
día , como los trahia de la
Botica , los mandaba echar
allí. Pareciéndole al Dotor,
que estaba bien jaropeado, or-
denó una purga , la qual él
mandó echar con los jaraves.
Visitándole el Médico , pre-
guntóle , si había purgado , y
mandóle mostrar el bacin: y
como le vio , dixo : Qué le
parece á V. qué cosa tan ma-
la tenia en su cuerpo? Res-
pondió : Y aun por ser ello tal,
no lo metí en él. ; -'
;

CA-
278 Séptima Parte.

C A P I T U L O II. • •

De Apodos.
I.

Mirando unos Caballeros las


Damas .de la Rey na Doña
Isabel, muger del Rey Católi-
co, iba á la postre la Guarda
de las Damas, que era vieja,
flaca, y fea. Dixo Alonso Carri-
llo , que parecia muerte en ca-
bo de Rosario.
II.
A una muger enamorada*
y que andaba vestida de blan-
co, dixo: Que había echado la
castidad en, la corteza.
III.
Paseándose la Reyna por un
Lugar, vio en una calle muchas
tena jas vacías, medio trastorna-
das. Preguntó á Alonso Carrillo,
qué parecían?Respondió ¡Fray-
íes , que están en Gloria Patri.
IV.
De Apodos. 279
IV.
¡-Estando en el Alcázar de Se»
Villa, dó se ve la Huerta del
Alcoba, que tiene muchos na-
ranjos , dixo: Que parecian es-
pinacas con garbanzos.
Á unas Damas, que tenían
mucha color en los carrillos,
dixo: Que parecian ovejas al-
magradas , que pasaban á Es-
tremadura.
.- ' VI.
A uno, que trahia las man-
gas de una casaca puestas en
el cinto, dixo: Que parecía ga-
llina vueltos los alones.
VII.
Aun Licenciado, que era
muy luengo, y derecho, apo-
dó , que; parecía al Derecho
Civil. - : !í • • • • • •
:

VIII...
Preguntando al mismo, qué
le parecía de un Escudo de
mu-
a8o Séptima Parte.
mucha diversidad de Armas,
respondió: Plato de menudi-
:

llos ..de aves. > ;.:<.. ;,;'!"(

-. • . :. IX. ..;¡,
:

Aain Caballero;¡que tráhia


los mozos: muy > destrozados^
dixo, que parecían huevos per-
didos.' . ;•!•-::;.O
, .- •: X. -i;-!:-.
• ...''íít

. La primera vez; rque en<la


Santa Iglesia de Toledo tañe-
ron los coros, que dio el Ar-
zobispo de Toledo D. Juan
Martínez -Silíceo.'.^ dixo .este
Canónigo : Que parecían en
el sonido gato que le pisan
la cola..
.XI.
. . Haciendo en esta Santa Igle-
sia una Procesión muy solem-
ne un Viernes de Quaresma,
;

por la elección de un Sumo


Pontífice , tañián las chiri-
mías , y sacabuches. Apodó
el susodichoi.CanóaigO' ^ -que
De Apodos. 281
parecían melón de Invierno.
XII.
A uno que tenia poco pelo
en la barba, dixo , que pare-
cía Lugar despoblado en tiem-
po de pestilencia.
XIII.
En un juego de cañas , que
se hizo en Valladolid , salió
un Caballero muy cano vesti-
do de verde; y al pasar de la
carrera , cayósele la máscara,
y quedó la calva defuera. Pre-
guntó el Emperador al Tru-
hán D. Francés: Qué te pare-
ce de aquel Caballero? Res-
pondió: Que no he visto en
mi vida puerro, que tan bien
haya pasado la carrera.
XIV.
Hicieron un pasadizo muy
largo, y angosto desde la ca-
sa de Palacio del Rey Católi-
co , hasta la casa de D. Iñi-
go López. Enviándole á visi-
tar
2 82 Séptima Parte.
tar desde Alba , y pregun-
tando el Mensagero , cómo
estaba su merced, y toda'su
casa; respondió : Que estan-
do su : casa buena , le había
echado una melecina sin nece-
sidad.
XV.
D. Diego de Mendoza, Con-
de de Me lito , tenia huéspe-
des una noche , y fue muy
corta la cena. Reprehendió á
su Maestre^ Sala, diciendo: Pon-
ce, esta, cena era buena para
espada, porque junta presto la
punta con el pomo.
XVI.
Salió en unas justas un Ca-
ballero, vestido de luto, y por
la ropa sembrados unos hue-
sos de muertos; y á uno que
apodó, que parecían majade-
ros , respondió un criado del
Caballero : Si lo fueran , vos
estuviérades allí.
CA-
De Motejar Se. 983

• <r, CAPITULO III.


De Motejar de linage.
I.
G Onvidó un Hidalgo á un
Christiano nuevo, y pu-
sieron á Ua mesa menudo de
puerco. bien guisado. Sospe-r
chnndo el convidado lo que
podia ser, dixo: Señor, supli-
co á V. me diga, qué manjar
es, éste i? Respondió : Es una
pajarilla de puerco. El Chris-
tiano nuevo, puestas las ma-r
nos, dixo, mirando al Cielo:
O, si pluguiese á Dios, que
volase!. <
:
¿. Comprandófuo Hidalgo un
tocino, otro que no lo era,
pujóselo. Dixo el Hidalgo: Yo
os prometo , que pues me pun-
jáis el tocino, que yo os puje
los garbanzos. ., ¡' :: ' ,i
2 84 Séptima Parte.!

III.
Entrando acaso uno en ca-
sa de un Hidalgo , mandó es-
conder unos tocinos, que es-
taban en el suelo. Dixo el que
venia de fuera : Por qué los
meten, que en verdad i, qué
me crié con ellos ? Respondió
el Hidalgo: Es verdad , que os
lo pusieron en la teta por ací-
bar para destetaros.
IV.
Preguntó á un Hidalgo
uno,:que tenia mas de rico,
que de Christiano viejo, qué
remedio tendria para poder
comer, porque se levantaba
de una gran dolencia, y con
ninguna cosa tenia apetito ?
Respondióle : Tened manera
cómo os hagáis Hidalgo , y
coméroseis los codos de ham-
bre.
V.
Riñendo dos vecinos , di-
xo
De Motejar &c. 285
xó él uñó al otro: Andad pa-
ra borracho. El otro le res-
pondió : Andad para Judío.
El que llamó al otro borra-
cho , era buen bebedor; y el
que llamó Judío, era tornadi-
zo. Topándose otro dia , di-
xo. el buen bebedor al torna-
dizo : Hermano , vuélveme
mi borracho, y toma ti* Ju-
dío.
VI.
A un Caballero, díxole uno
desvergonzadamente ," topan-?
dolé algoflaco:Muy rabiseco
anda V. Respondió : Yo soy
el seco, y vos lo demás.
VII.
Predicando en Toledo un
Clerizón el Sermón del Obis-
pillo el dia de S. Nicolás,
siendo el Obispillo hijo de titi
Christiano nuevo , dixo así:
Costumbre es, señores, qüán-
do hacéis algún Obispo' en
vues-
286 Séptima Pürte??
vuestra casa, comerle cocido;
pues si aquellos son. buenos
para coci dos , este nuestro,
Obispó muy mejor será para
asado. ' , •­> . ¡
VIII.
, Querían dos Caballeros pa­
sar un rio , y no se atrevía
ningurio;y por no saber su honb
dura,,; Adelantóse . un., Chris­
tiano nuevo , que veni a сод­
ellos, y pasóle muy determi­
nadamente. Di ci éndble des­
pués algunos .de la compañía,
que se maravillaban mucho,
que siehdo quien era , que na­;
turalmente son miedosos ,• • se
atreviese á semejante caso; res­
pondió uño de aquellos Ca­
balleros : Deis­fuego le li bre
Dios,' que­'del agua poco mie­
do la tierte. r,' ]
:
, ,:!,,•!
:->r:-c..^ ', IX. ­ • ­..<i:.;.r '
Quando: el Rey Católi co
puso la; Inquisición , friéronse
mu­
lie Motejar &c, 287 •
muchos tornadizos de Judíos
fuera de estos Reynos á Fran-
c i a , y á otras partes. Pasean-*
dose uno de estos por un
Pueblo principal de Francia}
por la ribera de la m a r , vio
desembarcar á uno de su tier-
ra. Llegóse luego acia la Nao,
y vio que. trahia sii muger,
hijo , y hacienda. Como salió
en tierra, preguntóle la causa
de su venida. E l , disimulan-:
do el caso , dixo: Señor, por
muerte de uno me vengo acá.
Respondió el que lo pregun-
taba; : . Y aun por esa misma
;

muerte venimos acá todos.


. X .
U n o , que no era Hidalgo,
vistiéndose un sayo de tercio-
pelo, congojábase, y dixo, que
no.sabía qué se había. Díxole
un Escudero: Débeos de, pro*
bar la seda....

XI.
•288 Séptima Varté.'
XI.
Mostrando uno su casa á
un Caballero, entre otras co-
sas que le mostró , fue una
pieza, en que estaban colga-
dos doscientos tocinos, dicien-
do : Qué le parece á V. que
buena sala de arneses ? Como
vido el Caballero, que no ha-
bía ninguno encentado ; res-
pondió: Buena, y que no les
falta hevilla.
XII.
• Pedia uno á otro, que pues
le había dado su fe-de darle |
para tal dia ciertos dineros, ¡
por qué no lo cumplía? Res-
pondióle muy- enojado : Si os
di mi fe, fue para remendar
la vuestra. Llegó entonces ün
Caballero, que los conocía, y i
procurando de hacerlos ami-
gos ,1 agraviábase mucho al
que le habían dicho : Si os di
mi fe , fue para remendar la
vues-
De Motejar &c. i%g
-vuestra. Oyéndolo el Caballe-
ro, dixo: Siendo , corno es,
todo un paño , no se parecerá
el remiendo.
XIII.
En un convite puso uno á
otro delante un pedazo de to-
-cino , diciendo : Jaque. El
otro tomó el tocino, y púso-
lo sobre las ancas de un ca-
pón , y díxole : Mate, en casa
señalada.
XIV.
Topándose estos mismos en
la calle, que iban á caballo,
preguntó el que puso al otro
el tocino sobre las ancas del
capón : Por qué cabalga V. tan
trasero? Respondió : Por no
matarle en la cruz.
XV.
En un banquete habían da-
do lechones dorados. Dixo
uno, que era bien hecho, por-
que si las pildoras no se dora-
Tom.L N sen,
•290 Séptima "Parte.
sen , pocos estómagos las re-
cibirían.
XVI.
Én otro banquete, que hi-
zo un Caballero en el campo,
hallóse allí un Christiano nue-
vo* y sirvieron un pemil de
tocino * y él de temor no pu-
do dexaf de comer de ello ; y
desviándose de allí, debaxo de
una encina * puso los dedos
en la boca * y echólo fuera.
Burlando de él dos Caballeros
que lo vieron* dixéronle: Có-
mo no lo sufría su estómago?
Respondió : No es esto ; sino
como sintió, el puerco la bello-
ta , no hubo diablo que lo de-
tuviese allá dentro.
XVIÍ.
Pidiendo uno á un Escudero
un capirote de luto prestado,
para un enterramiento , res-
pondióle : No habéis menester
capirote, que vos sois gavilán.
XVíll.
"De Motejar &c. 291
XV111.
Amenazaba un Escudero á
otro, que era de ruin casta,
porque no hacia cierta cosa
que le rogaba. Díxole el otro:
Mira , señor, por bien, llevar-
me hasta Jerusalén con una
cuerda de lana ; mas por mal,
ni aun un paso. Respondióle
el Escudero: Eso será por ser
camino de vuestra tierra.
XIX.
El mismo había ganado
gran cantidad de dinerosa lo-
grero , y hizo una Capilla en
la Parroquia donde moraba*
Viéndolo un Caballero , dixo:
Después de haber robado el
capuz, ofrece la Capilla al
Templo.
XX.
Trahia uno , que no era
muy hidalgo, un sayo , con
unas lisonjas , como llamas.
Loándole de galán, díxole un
N2 Ca-
292 Séptima Parte.
Caballero, que era verdad; pe-
ro que andaba en peligro, por
ser la casa pagiza.
XXI.
Uno llamó á otro tornadi-
zo ; y habiendo dado quexa
de él , y condenádole á que
se desdixese , conforme á Ja
ley del Reyno, consintió la
sentencia, y dixo: Yo me des-
"digo de lo que dixe, que juro
á tal, que mentí en llamarle
tornadizo, que nunca se tornó,
que tan Moro se está hoy,,
como el primer dia.
CAPITULO IV.
De Motejar de loco.
\.

B Urlándose un Gentilhom-
bre con unas señoras, di-
xo la una de ellas: No di-
ga locuras , que le atarán
con una cuerda. Respondió:
Se-
Be Motejar &c. 293
Seguro estoy , que no la ha-
brá entre Ustedes.
II.
D. Diego López de Men-
doza, Duque del Infantazgo»
iba entre dos Caballeros livia-
nos. Viéndolo un loco, le di"
xo á grandes voces : Duque»
peligro corríades. El Duque
preguntó : De qué? Respon-
dió : De ahogaros , si no fué-
rades entre dos calabazas.
III.
A uno, que trahia una gor-
ra muy pequeña , con mu-
chos clavos de oro, le dixe-
ron : Que Ja herradura era
conforme á los cascos.
IV.
Contando un Letrado cier-
ta cosa delicada á dos hom-
bres algo livianos de seso ; di-
ciendo uno de ellos , que no
lo entendía , respondió: Bien
lo creo, porque las calabazas
N3 no
294 Séptima Parte.
no tocan á Jo hondo.
CAPITULO V.
ÍDe Motejar de necio,
T.
A Hernando del Pulgar,
Cronista del Rey Ca-
tólico , preguntó uno: Qué
remedio tendría para ser sa-
bio? Respondió : Por cierto
yo no lo sé, porque ello vie-
ne por una parte, y vos vais
por otra, y es imposible to-
paros.
II.
; Uno, que era tenido por
necio, tropezó con un gran
canto. Dixo un.Escudero: Nun-
ca he visto á N. caer en cosa,
sino en aquella piedra.
III.
Hernando de Ayala pre-,
guntó á un hijo de un Comen-
dador ; Quién heredó la ino-
cen-
Be Motejar &c. 295
cencía del señor vuestro pa-
dre? Respondió : Señor, yo,
y mis hermanos ; y á mí me
mejoró en tercio, y quinto.
IV.
A uno., que trahia en algu-
nas calzas una guarnición de
unas franjas, que llaman maja-
deruelos, díxole uno: Señor,
cubrios. Preguntando , por
qué? Respondió : Porque no
digan, que echáis pimpollos.
V.
A un Caballero de este Rey-
no proveyeron por Corregi-
dor de Badajoz , y era hom-
bre no muy sabio, ni expe-
rimentado. D. Alonso Enri-
quez, quando lo supo , dixo:
Mal han proveído los del Con-
sejo. Preguntando, por qué?
Respondió: Porque no puedt
ser Corregidor en su tierra.
VI.
A un hombre no muy sa-
N4 bio,
296 Séptima Parte.
bio , riñendo con Vejarano,
iba á darle con un majadero.
Volvió las espaldas, diciendo:
Dos á mí? Dos á mí?
VII.
Increpando á uno, porque
no respondia á lo que un ne-
cio le decía , replicó : Soy
como tordo viejo en campa-
nario , que no hago caso de
tes badajadas que oygo.
VIII.
Alabando á un necio por sa-
bio, diciendo, que era muy
hondo , dixo uno: Y tan hon-
do , que no le alcanzarán con
dos sobrecargas.
IX.
Diciendo uno á otro , que
le parecía muy necio, respon-
dió : Sabéis por qué os parez-
co necio ? porque os hablo
en necio, para que me enten-
dáis.

X.
De Motejar &c. 29?
X.
Un Licenciado , que era
muy necio, andaba muy solí-
cito á buscar un vestido de
camino. Supo que un amigo
suyo le tenia; y después de ha-
berle importunado mucho, que
se le prestase , respondió,
que antes le prestaría una al-
barda con todos sus aparejos.
A esta respuesta dixo o t r o ,
que se halló presente: Este há-
bito no le quiere ahora el se-
ñor Licenciado , porque le
conviene ir muy disimulado á
esta jornada.
Xí.
El Dotor Villalobos esta-
ba delante del Emperador di-
ciendo gracias; y preguntó un
Caballero á otro Médico, que
venia con él, que por qué no
hablaba? Dixo , que él no sa-
bía gracias, que eran de cho-
carreros, sino letras. Respon-
Ns dio
298 Séptima Varíe.
dio el Doto. Villalobos: Pues
muéstrame á ser necio , y no
seré gracioso.
XII.
María de Loches decia que
quería ser Infanta , porque ha-
bía visto en Alcalá á las Infan-
tas. Dixéronla: Si fueses Infan-
ta, haríante una saya de pie-
dras. Respondió : Con una
que traygo de paño me mué*
ro de frió, qué haría si fuese
de piedra ?
. XIII.
Vio hacer unas franjas de
oro muy ricas , y preguntó:
Quántas brazadas hacen de es-
to cada dia? Respondiéronle,
que hacian dos varas. Dixo
ella : Pues quando yo hacia
pleyta en mi tierra , once , ó
doce brazadas texia.
XIV.
Decia un Caballero, que las
necedades eran como los due->
los,
De Motejar &c. 499
los , que nunca viene uno so-
lo ; y así, en oyendo alguna
necedad, decia : Bien vengas,
si vienes sola.
, C A P I T U L O VI.
De Motejar de bestia.
I.
M Otejando un Gentilhom-
bre á una Dama de fla-
ca , le respondió : Mas del-
gado es un aguijón , y hace
andar un asno.
II.
Entró un Escudero en casa
de un Caballero, que lo re-
presentaba sin serlo , y pre-
guntó á un page : Qué hace
vuestro señor? Respondió : Es-
tá comiendo. Díxole el Es-
cudero : No digáis que estoy
aquí, que yo esperaré. Andu-
vo paseándose cerca de una
hora *, y pasando por allí el
N6 pa-
300 Séptima Parte.
page , tornóle á preguntar, si
había comido? Dixo: Señor,
ya le quieren dar la paja. Sa-
lióse enojado , diciendo : Al
cabo de dos horas no le han
dado la paja? voto á tal, que
no espere yo á que le den la
cebada.
III.
Un forastero trahia un
muy gran sombrero de paja,
y estaba mucha gente al rede-
dor mirándole. Llegóse á él
un Clérigo de Toledo , que
se llamaba Palma, y díxole:
Tenéis aquí algún amigo? Pre-
guntóle : Para qué ? Respon-
dió : Para que os defienda de
tantas bestias, como se han
llegado á la paja , y por comer
de ella, no os den algún bo-
cado.
IV.
Qnexándose uno á este mis-
mo Clérigo de la carestía de
. la
De Motejar Be. 301
la cebada, diciendo , que si no
llovia, que creían que habían
de morir todas las bestias; res-
pondió : Plegué á Dios de guar-
dar á Usted.
V.
Queriendo hacer una burla
una señora á un Gentilhom-
bre , entendiéndolo él, la di-
xo: No á mí , señora , que
he trahido los atabales. Res-
pondió ella : Pues esos no se
suelen traher sin albar.da.
VI.
Jugando tres Gentileshom-
bres , entró un toro por la
puerta , y el uno se escon-
dió debaxo de una cama,
otro se metió en una tinaja,
y el otro debaxo de una albar-
da. Contando después cada
uno cómo se había escapado,
burlando del que se había me-
tido debaxo de la albarda, di-
xo uno: Por cierto fue dis-
cre-
302 Séptima V arte.
creto, que quiso morir con su:
hábito,
VIT.
Tenia un Escudero una es-
pada desenvaynada , y dixo á
un oficial: Si no hubiese mas
de un pan en el mundo, quién
lo comería? Respondió : V.
si fuese sembrado.
VIH,
Estando la Corte en Tole-
do , pasó un Azacán por don-
de estaban dos Escuderos,
dando muy recios palos á su
asno, Dixéronle los Escuderos:
No le maltratéis tanto á ese
pobre asno. El Azacán , qui-
tándose el bonete , dixo: Per-
donad, señor asno, que pen-
sé -que no teníades parientes
en Corte.
IX.
Un Hidalgo casó con una
hija de un Labrador; y estan-
do después descontento de
ella,
De Motejar &c. 303
ella, preguntóle, qué quántas
cargas de paja encerraba su
suegro cada año? Respondió:
Hasta que me casé, trecientas;
pero después acá , quatrocien-
tas, porque se le acrecentó una
bestia mas, y muy tragona.
X.
Diciendo uno á otro, que
se cargaba encima : Desviaos,
que me matáis; respondió: Que
no soy albarda.
XI.
Un hombre de buena dis-
posición ofrecióse de acom-
pañar á un Canónigo de Bur-
gos , que era muy chiquito, el
qual no consentía que le acom-
pañase. Preguntóle , que si lo
hacia , porque no viese la mi-
seria de su casa? Respondió:
No lo hago sino porque no me
culpen , que voy á pie , lle-
vando la bestia á par de mí.

XII.
304 Séptima Parte,
XII.
Preguntó uno á un albar-
dero , si era aquel oficio de
mucha ganancia? Respondió:
Si todos los asnos traxesen al-
bardas, yo ahorraría mas de
doscientos ducados cada año.
XIII.
Un Caballero preguntó á
un Escudero : Vuestro herma-
no es vivo ? Respondió: No se-
ñor , sino lerdo.
XIV.
Dos Gentileshombres, que
se motejaban, enviáronse sen-
das coplas. Y sabiendo el uno
de ellos, que la copla que el
otro le enviaba, no era suya,
le respondió que era muy gor-
da para alquilada,

CA-
De Motejar &c. 305

CAPITULO VII.
De Motejar de escaso.
I.
E N casa de un señor de
Título de este Reyno en-
tró un Labrador preguntan-
do : Adonde está su merced ?
Respondió un criado : Su Se-
ñoría ahí dentro está \ su mer-
ced no le veréis.
II.
A uno, que alababa mucho
la bondad del huevo fresco,
preguntóle un Caballero : Qué
virtud tiene, que tanto lo en-
carecéis? Respondió: La que
no tienen los señores ; y es,
que da mucho , y presto.
III.
Un criado de un señor de
este Reyno fue por su man-
dado á hacer una diligencia.
Y fue tan diligente, que ma-

Зоб Séptima Parte.
tó el caballo en el camino .
Mandó el seño r apreciar el
caballo, para que se le pagase.
Diciendo el Mayordomo , co­
mo mandaba su seño r , que
le pagase cincuenta ducado s
por el caballo , y que le hacia
merced de do s mil maravedís;
respondió: Esa no es merced,
sino limo sna,
IV.
Quexándose uno s pages á
un Caballero escaso , que no
Jes daba el Mayordomo á ce­
nar sipo rábano s , y queso ,"
mandó llamar al Mayo rdo ­
mo , y díxo le muy eno jado :
Es verdad lo que dicen esto s
pages, que to das las no ches
les dais á co mer rábano s, y
queso? El Mayo rdo mo co n
gran temo r respo ndió : Sí, se­
ñor. Dixo el Caballero : Pues
yo o s mando , que de aquí
adelante les deis una no che
rá­
De Motejar &c. 307
rábanos, y otra queso.
V.
Estando la Corte en Tole-
do, un huésped muy limita-
do mandaba cada dia á un pa-
ge , que sacase una caxa de
carne de membrillo en pre-
sencia de sus huéspedes; y sin
convidarles con ello, cortaba
un poquito, y mandábala lue-
go meter en el arca , y deba-
xo de llave. Mandóle una vez
al page que la sacase, y dixo el
Jbuesped donde posaba ; Her-
mano,, no vayáis por ella, que
ella está tan mostrada de ir, y
venir, que con mandárselo se
vendrá á la mano.
VI.
• Preguntando uno á un cria-
do de un Caballero, qué ren-
ta tenia su amo ; respondió:
Para matar de hambre una
casa, aunque tenga cien per-
sonas.
VIL
308 Séptima Parte.
VII.
Un señor quería despedir
su música, y mandó, que se
aderezasen , como lo tenia de
costumbre, y viniesen cabal-
gando á la puerta de Palacio.
Como vinieron , mandóles to-
car los instrumentos ; y des-
que cesaron, despidiólos. Di-
xo uno de ellos : Para publi-
car tan gran miseria , eran me-
nester trompetas, y atabales!
VIII.
Quexándose un señor, por-
que habían puesto en Ja mesa
unas aceytunas de mal sabor,
diciendo, que eran zapateras,
dixo un Truhán : Por Dios,
que han hecho bien de tomar
oficio, por no haber menester
á V. S.
IX.
Un Escudero muy lacerado
dixo á uno , que le manda-
ría dar de palos. Respondióle:
No
De Motejar &c. 309
No creo que lo haréis , por-
que al fin es dar.
X.
Había un hombre tan mí-
sero , que todo lo que mal le
sucedía pensaba que proce-
día de querer alguno hacerlo
mal; y sucedió , que dando
un criado suyo agua á un ca-
ballo en el rio, se ahogó él,
y el caballo, y dixo: juro á
¿al, que por nacerme mal lo
hizo.
XI.
Reprehendiendo un escaso
ú un liberal , porque había
dado en una necesidad por un
par de perdices quatro reales;
respondió : Comprárades las
dos, si os las dieran por qua-
tro maravedís ? Dixo: Sí com-
prara. Replicó: En tanto tengo
yo quatro reales , como vos
quatro maravedís.

XII.
3to Séptima Varíe.
XII.
A un hombre muy rico, que
era miserable, rogóle un Ca-
ballero , que le vendiese un
caballo. Respondió , que no
tenia voluntad de venderle;
mas si su merced le quería , se
sirviese de él sin blanca. Dixo
el Caballero : Y si yo dixese
sí, qué haríades ? Respondió:
Diría yo no.
XIII.
Un Caballero muy escaso
era enemistado , y temia no
le diesen yerbas en el manjar.
Tomando un criado para su
servicio, le avisó , que sola-
mente le había de servir de
hacerle salva en todo lo que
comiese, y le daría cada mes
tres reales. Pareciéndole que
era poco partido, despidióse,
diciendo : Antes creo , que
morirá V. de hambre, que no
de yerbas.
XIV.
Dé Motejar &c. 311
X I V .

Uno que era muy rico, y


escaso , levantándose de jugar,
que había ganado quinientos
escudos , dio á un criado su-
yo , que le había servido mu-
chos años, una gorra vieja en
aguinaldo , porque le venia
grande, que se había quitado
el cabello , diciendo : Toma
esta gorra , que si no la has
merecido hasta aquí , tú lo
servirás. Dixo el criado: Con
tales dados no perderá Usted.
XV.
A un hombre miserable,
que se quexaba , que se le
caían los dientes de neguijón,
dixo un Caballero: Será de no
usarlos.
xvr.
Decia un criado de un se-
ñor , que según razón , no se
podia condenar su amo , por-
que se arrepentía luego de
quan-
3T2 Séptima Parte.
quanto hacia, y prometía.
XVII.
A un señor , que hablaba
mucho , y daba poco , le dixo
una señora : El mejor señor
de este Reyno sería V. S. si los
cerraderos, que tiene en la
bolsa, tuviera en la boca.
CAPITULO VIII.
De Motejar de narices.
L
P Asando por una calle un
Caballero, que tenia gran-
des narices, dos mugeres que
vinieron por allí, volviéron-
se en viéndole. Preguntándo-
las , por qué se volvían , res-
pondieron : Porque no nos de-
xarán pasar vuestras narices.
Díxoles, puesta la mano en
las narices, corno que las apar-
taba : Pasad , putas, que yo
haré lugar.
II.
7)e Motejar &c. 313
11.
Uno , que tenia grandes na-
rices , y oyó decir, que en Ale-
mania castigaban á los ladro-
nes, cortándoles un poco de
la nariz , dixo : Yo determino
de ir allá : haré tres, ó quatro
hurtos grandes: quedaré rico,
y con buenas narices.
III.
Diciendo uno , que se es-
pantaba de las narices de N.
por ser grandes , respondió
otro: No habéis de decir sino
de N. de las narices, porque
diciendo de esta manera , dais
la menor á la mayor; y de eso-
tra , lo mayor á lo menor, que
es impropio.
. IV.
A uno, que tenia muy mala-
barba , y grandes narices, le
dixeron , que la sombra de la
nariz había estorbado el salir
de la barba, como la sombra
Tom.L O del
314 Séptima Parte,
del nogal estorba que no sal-
ga la hortaliza.
V.
Un Alguacil , que tenia
grandes narices, hizo pedazos
un tablero de un Oficial. Pre-
guntándole el Oficial , por
qué se le quebraba? Respon-
dió , que había mandado el
Corregidor , que todos los
salidizos , y tableros , qual-
quiera cosa que saliese dema-
siado , se cortase. Dixo el
Oficial : Si es así, cómo no
os han cortado á vos las na-
rices ?
VI.
Escribió uno á un su ami-
go que le avisase, qué era
t

lo que mas se sonaba en la


Corte?Respondió: Narices.

OC-
3*5-

OCTAVA PARTE
DE LA FLORESTA
ESPAÑOLA.

CAPITULO PRIMERO.
De Ciegos.

I.

E L Marqués de Pescara á
un Capitán, que no te-
nia mas de un ojo, y le de-
cía , que en anocheciendo se
dormía , respondió el Mar-
qués : Tenéis vos andado la mi-
tad del camino.
II.
En la reseña que hicieron
en Navarra para escoger los
mejores Soldados, al que que-
rían despedir, decia el Capi-
tán : Ponedle ojo. Como pa-¡-
O2 sa-
316* OSlava Parte.
sase uno, que no tenia mas de
un ojo , oyéndole decir : Po-
nedle ojo , dixo: Vos, señor,
seríades mi padre , que mas
há de diez años, que le perdí
en la guerra.
III.
Una ama, que servia á qua-
tro Estudiantes en Salaman-
ca , era falta de un ojo. Vien-
do , que se levantaban muy
tarde, decía: Yo con un ojo
me contento de dormir hasta
que amanece: y vosotros dur-
miendo con dos, no os con-
tentáis hasta las diez.
IV.
A un Portugués , que no
tenia mas de un ojo , sucedió,
que esgrimiendo, de una es-
tocada le sacaron el otro ojo;
y como quedó á escuras, dixo
á unos Caballeros, que lo es-
taban mirando: Finca á boas
noitesj fidalgos.
V.
De Ciegos. 317
V.
A un Escudero tuerto, que
platicaba alto consigo solo,
diciendo: Qué te falta N. tá
tienes muchos dineros , lindo
cuerpo, y linda amiga; dixo
un page; Señor, un ojo.
VI.
Un tuerto, que no tenia mas
de un ojo, dixo á uno, si le
qyeria jugar un ojo. Respon-
dió : Sí haría , sino que no
tenéis para envidar.
VII.
Un Juez era tuerto, y es-
tando dos Litigantes alegan-
do de su derecho , el Juez era
apasionado del uno de ellos.
Como el otro porfiaba , man-
dóle el Juez callar , si no , que
le enviaría á la cárcel. A lo
qual respondió : Sedme testi-
gos , que el señor Juez me es
sospechoso, y temo, que me
sentenciará tuerto , pues me
O 3 mi-
3i8 Odiava Parte.
mira de mal ojo.
VIH.
Desposóse un rico ciego
con una muger hermosa. Y
como la pasease mucho, de-
cia ella : Vamos despacio, que
otro dia habrá. Respondió
él : Señora , para mí no hay
dia.
IX.
Un Gentilhombre tuerto ser-
via á una dama muy more-
na , Ja qual le motejó de viz-
co. Respondió él: No sea V.
como el cuervo, que pica lue-
go en el ojo.
X.
, Un tuerto , que no tenia
mas de un ojo, estaba donde
se vendía el trigo con un gran
costal en la mano. Preguntó-
le uno: A cómo vale la fane-
ga? Respondió : Vale á un
ojo de la cara. Dixo el otro;
Para qué traheis tan gran eos-
Be Ciegos. 319
tal, pues no podéis llevar mas
de una fanega.
XI.
A Antonio de Cabezón , el
ciego , Músico de tecla del
Emperador Carlos V , fue á
ver un Cantor tiple sin bar-
ba el dia de S. Juan de Ju-
nio, después de comer ; y
despidiéndose de él, pregun-
tóle Antonio de Cabezón, dón-
de iba ? Respondióle , que
á la plaza de Zocodover, á
ver las damas. Dixo Antonio
de Cabezón : Si V. va á ver
las damas , ensílleme mi mu-
la , que también quiero ir á
ver los toros.

C A P I T U L O II.

De Chicos.
I.
N Caballero muy chi-
cuerpo , que
O4 se
320 Qblava Parte.
se llamaba D. Antonio de Ro4-
xas, estando en ia Vega* de
Granada , dio á un Moro una
gran lanzada , que le pasó un
muslo, y le mató el caballo.
Apeándose el Moro , echó
mano á su alfange , y vínose
contra D. Alonso de Roxas»
El puso la lanza á los pechos,
diciendo : Date , perro : date*
pero. Respondió el Moro:
íso veo á quién. >
II-
Cañizares era pequeño de
cuerpo : yendo á caballo, le
dixo un recien convertido: Pa-
recéis un Santiaguito. Cañi-
zares puso mano á la espada,
y dixo : Si como sois Judío,
fuérades Moro, tened por ave-
riguado, que aquí os cortara
la cabeza.
III.
' Llevaba un Caballero chi-
co de cuerpo una señora muy
her-
Be Chicos* 32 i
hermosa de la mano ; y pa-,
sando cerca de un Caballero,
que estaba leyendo unas co-
plas á su puerta , preguntó
aquella señora , qué coplas
eran? Respondió : Son unas
lamentaciones de amor , que
hizo Garci-Sanchez de Bada-
joz. Díxole ella : Esas mas
viejas son que la china gala.
Replicó el Caballero : V. es
la gala , y ese Caballero es la
china..
IV.
D. Pedro de Ayala dixo
á un Caballero no muy dis T

puesto , que quando iba ca-


mino , llevaba una sola arca
en una acémila , que se por
dia llamar con justo título
Monarca.
V.
Preguntando á uno , que
por qué, siendo él Gentil-i
hombre, se había casado con
O5 mu-
%ii Oftava Varíe.
muger muy chiquita ; respon-
dió : Del mal, lo menos.
VI.
Aun hombre chiquito,que
tenia sarna , dixo uno : Ahora
veo lo que nunca v i , la sarna
en el atador.
VII.
Paseándose dos hombres,
el uno muy chico, y el otro
muy largo, dixo una señora,
que parecían Alimaña la baxa,
y Alimaña la alta.
VIII.
Un Caballero chico de cuer-
po , para hablar una noche á
una señora , que estaba á una
ventana, púsose de pies sobre
la muía, y cayó. Preguntan-
do, cómo había caído? Dixo,
que la bestia lé había hurta-
do el cuerpo. Respondió ella:
Bien era bestia,quien tal cuer-
po hurtaba.

IX.
De Chicos. 323
IX.
Un Caballero muy chiqui-
to , yendo camino, adelantó-
se de sus criados. Pregunta-
ron los mozos á un caminan-
te , si iba lexos un Caballero;
respondió: Ahí adelante topé
un caballo, que lleva un som-
brero sobre el arzón, y unas
botas colgadas de la silla.
X.
Haciendo una execucion á
un pobre hombre chiquito
de cuerpo , pidió le leyesen
la obligación: y leyéndole co-
mo obligaba su persona , y
bienes; respondió : Asentad*
señor, que no tengo persona,
ni bienes.
$1.
Dixo uno por un Caballe-
ro muy chiquito : Si se per-
diere el señor D. N. no le
busquen hasta que llueva, co-
mo alfiler.
06 XII.
324 O&ava Varíe,
XII.
A uno, que era muy pe-
queño de cuerpo , envióle un
Caballero una carta , escrita
en medio pliego de papel por
lo mas ancho, como escriben
las cartas de excomunión , y
puso al pie de ella así:
Quise escribirla al través,
Porque el señor á quien fuere,
Al tiempo que la leyere
No la arrastre por los pies.
XIII.
Decía Hernando del Pulgar,
que á los chicos , aun de rui-
nes no los hartan , que dicen;
Un.ruinejo hombre.
XIV.
A un hombre pequeño, que
juraba siempre por la mi bar-
ba cana, le dixo un Caballe-
ro : Aun no sois Aldea, y te-;
neis barba-cana?
XV.
Una señora decia por un
Ca-
De Chicos. 325
Caballero chiquito de cuerpo,
y de buenas facciones, que pa-
ra de oro era bueno , y de pla-
ta no valía nada.
XVI.
El Almirante de Castilla
D. Fadrique era muy peque-
ño de cuerpo : quiso justar
una vez en la Corte , sin ser
conocido , y salió con unas
armas muy mohosas , por ir
mas encubierto. Y aquel dia
hízolo muy bien : los mucha-
chos decían á grandes voces:
El mas ruin lo hace mejor.

CAPITULO III.
De Largos.
I.
P Reguntó el gran Capitán.
D. Gonzalo Fernandez
de Córdoba á un Caballero,
cómo se llamaba una Dama,
que estaba presente, que era
de-
3*6" O&ava "Parte.
demasiadamente dispuesta. Di-
ciéndole, que se decia Espe-
ranza , respondió: Muy larga
es para esperanza.
II.
Un hombre de Toledo, que
se llamaba Pedro el Negro,
para hablar á un Genovés muy
alto , que se decia Juan Anto-
nio Pinelo, en las quatro ca-
lles, púsole una escalera arri-
mada á los hombros , y comen-
zó á subir por ella. Preguntán-
dole el Genovés, para qué ha-
cia aquello? Respondió , que
le quería hablar al oído.
III.
Informándose uno de un
amigo suyo, si era rico un man-
cebo , que quería tomar por
yerno, respondió: Lo que yo
he visto de él es, que tiene
buena posada. Díxolo , por-
que era muy largo de pierna.

IV.
De Largos. 327
IV.
" A uno que era muy largo,
dixouno, que era bueno para
portero , para emplazar po»
las ventanas , si hallase cerra-
das las puertas.
VI.
A uno que era muy seco,
y muy largo , dixo un Caba-
llero, que parecia á aquellos
dos Lugares del Marqués de
Montemayor, que están cer-
ca uno del otro, Villaseca , y
Villaluenga.

C A P I T U T O IV.
De Gordos,
I.
E L Dotor Sánchez era muy
gordo, y visitando en So-
ria, díxole un Labrador: Vues-
tra Alteza me haga justicia.
Respondió : Mejor dixérades:
Vuestra groseza.
II.
328 OMava Varíe,
II.
. Tenia preso un Alcalde á
uno que se llamaba N. de Ar-»
eos, y friéronle á rogar, que
le soltase dos hombres, muy
gruesos , ó que le diese en
fiado. Preguntando el Alcalde
á un Escribano, qué querian?
Respondió : Estas cubas arcos
quieren.
III.
A un Vicario muy grueso*
librando en la cárcel del Ar-
zobispo en Toledo , pidióle
un pobre Clérigo le diese por
amor de Dios algo de lo que
sobraba en su cocina, porque
tenia gran necesidad. Respon-
dióle : Hermano, en mi coci-
na sobra tan poco , que no hay
para enviar fuera. Replicó el
Clérigo: Siempre veo yo, se-
ñor , desde aquí la chimenea
llena de humo. Dixo el Vica-
rio : Será como hacen colada.
Res-
De Gordos. 329
Respondió el Clérigo: Y aun
de esas coladas se han hecho
esas papadas.
IV.
Enterrando á una muger
muy gorda , dixo uno , que
había menester la tierra mos-
taza para comerla,
V.
A uno, que se quería casar,
trahíanle una muger rica, y
muy gruesa en extremo. Dixo
al que se la trahia : Del un
quarto yo me encargaré, que
basta para mí: buscad quien
tome lo demás. *
VI.
Preguntando uno á un hom-
bre , que había mucha edad,
cómo estaba tan grueso , y
fresco, respondió: No he sido
mozo, ni amo.
VII.
Un hombre muy flaco apos-
taba á correr con otro , que
era
330 O&ava Parte.
era muy gordo que sí ha-
ría con que corriesen iguales
de una misma manera, y de
un mismo lugar. Y respondió
el gordo , hecho el partido,
diciendo : Que para que igua-
lasen el flaco con el gordo,
que le atasen tanto peso co-
mo le faltaba , para que fue-
sen iguales. Respondió el fla-
co : Mejor sería para que el
gordo igualase con él, que le
pusiesen en tanto estrecho, has-
ta que estuviese flaco.

C A P I T U L O V.

De Flacos.
I.

UNadecirDamaal Caballero,
flaca envió á
que
la servia , que la color que sa-
case en un juego de cañas fue-
se verde. Conociendo el Gran
Capitán Gonzalo Fernandez la
"De Flacos. 331
Dama, á quien este Caballe-
ro servia, viendo la librea, le
dixo: Si con este verde no pla-
ce , dele V. de mano.
II.
Un Truhán apodó á un hom>
bre flaco de gesto , que pare-
cía que le habían sacado ci-
lleruedas de las quixadas.
III.
A una muger flaca le pu-
sieron esta letra sobre su se-
pultura:
Yace en esta sepultura
Los huesos de una señora,
Que en el siglo, como ahora,
Se vieron sin cobertura.
Fue tanta su sutileza,
Que aunque se ha de deshacer,
Nunca llegará el no ser,
A dó llegó su flaqueza.
IV.
A una señora, que era fla-
ca , amiga de uno que se lla-
maba Marco de Cerdeña , le
di-
332 . O&avaParte.
dixo uno: Parece que le dan á
V. á comer cada día-un marco
de pan , pasado por cedazo de
cerdas.
V.
A una muger muy enjuta
de pechos le dixo un Estu-
diante , que parecía gallina,
que le han sacado las pechu-
gas para manjar blanco.
Vi.
Estaban en una ventana el
Conde de Ribadeo , hombre
flaco , y el Adelantado de
Murcia D. N. que era muy
grueso : pasó por allí un Gen-
tilhombre bien aderezado, y
desacompañado de criados. Pre-
guntóle el Adelantado: Adon-
de queda la gente? Respon-
dió el Conde : En el otro
jubón. Dixo el Gentilhom-
bre: No he visto en mi vida
laúd , y guitarra mas bien con-
certados, ;
CA-
De 'Corcovados. 333

CAPITULO VI.
De Corcovados.
I.
I Mportunaba un corcobado
á un Juez, que le hiciese
derecho en un pleyto , que
trahia ante él. Respondió el
Juez , que oírle podia; mas no
hacerle derecho.
II.
Llamando una Dama á un
corcobado de una ventana,
diciendo : Ce , Gentilhom-
bre respondió : Señora, la
C me quadra; mas el GentiU
hombre no dice con mi he-
chura.
III.
Uno, que era tuerto de un
ojo , topó una madrugada,
quando quería amanecer, á un
corcobado, y díxole : Com-
padre , de mañana habéis car-
ga-
334 OSlava Parte:
gado. Respondió el corcoba-
do ? Por cierto sí, de mañana
es , pues vos no tenéis abierta
mas de una ventana.
IV.
A un corcobado pregun-
tóle uno: De dónde eres , cor-
cobado ? Respondió : De las 1

espaldas.
V.
Apodando uno á un corco-
bado, dixo, que parecía el pos-
trer besugo del canasto.
VI.
Diciendo uno á un corcobá-'
do, que era gran falta ser cor-
cobado ; respondió : Antes me
parece que es sobra.
C A P I T U L O VII.
De Cojos.
I.
A Un patituerto hurtarot
los zapatos, y decia muy
eno-
Ve Cojos. 335
enojado: Plegué á Dios, que
le vengan bien.
II.
Un señor, que estaba muy
lisiado de la gota , desafió á
correr á uno. Preguntándole,
qué había de correr ? Respon-
dió: Humores.
III.
Decia uno, que los zurdos
eran cojos de manos.
IV.
Despidiendo un Capitán á
uno, que era cojo , dixo el
cojo: La guerra no ha menes-
ter hombres que huyan, sino
que esperen.
V.
Consolando á uno, que se
había casado con una muger
coja ; respondió : No tengo
mucha pena de ello, que no
tengo de ir con ella á caza.
VI.
eñia uno con un cojo, i
ame-
336* OStava Parte.
amenazábale , diciendo: Yo
os prometo , que yo os haga
asentar el pie de llano. Res-
pondió el cojo : Si eso vos hi-
ciésedes, no os tendría- yo por
enemigo.
VII.
A uno , que trahia los pies
tuertos , dixo un Truhán , que
parecía que medía el suelo á
pulgadas.

NONA PARTE
- DE LA FLORESTA
• ESPAÑOLA.

CAPITULO PRIMERO.
De Burlas, y dislates.
I.
U N recuero llegó á un
mesón , que está fuera
de Almagro, una noche muy
tem-
De Burlas, <5¡V. 337
tempestuosa ; y llamando á la
puerta , respond.'érpnle , que
buscase otra posada , porque
estaba la huéspeda de parto.
Dixo el recuero : Decidla que
me mande abrir, que yo haré
que para luego. Y como esta-
ba en tan gran necesidad,
mandó que le abriesen ; y pi-
dió una escribanía , y escribió
unas letras , que se pusieron
al cuello en una nómina; y
en poniéndosela, parió, y mu-
chas mugeres de la Villa la
tenían por gran reliquia. Su-
cedió , que la prestaron en casa
de un Caballero; y después que
hubo parido su muger, querien-
do saber lo que tenia dentro la
nómina, descosiéronla, y ha-
llaron escritas estas palabras:
La recuera, y el recuero
Pónganse en cobro,
Si la huéspeda pariere;
Y si no, pónganse al horno.
Tom.I. P II.
338 Ñoña Vahe.
11. .
Había en un Lugar mucho
cuquillo, que destruía las vi-
ñas ; y sabido por un hom-
bre, que llegó allí, les dixo,
que les daría una nómina, que
pusiesen en el campo en el
lugar mas alto de aquella co-
marca , y dentro de nueve dias
morirían todos , y no quería
otra cosa, sino que le diesen
aquellos nueve dias de comer,
porque él no acostumbraba
llevar dineros; y antes que se
cumpliese el término, fuese.
Viendo el Pueblo , que eran
pasados los dias, y que toda-
vía el cuquillo perseveraba en
roer las viñas , determinaron
de abrir la nómina para ver lo
que tenia. En la qual hallaron
escrito lo siguiente:
Cucos, comed poco á po-
co , qué así hago yo de este
Concejo loco. ,
III.
De Burlas, &c. 339
III.
Hablando un señor con un
Albardero, que era su vasa-
llo , vio que venia de la es-
cuela un hijo suyo. El padre
tomó lo que trahia escrito , y
mostróselo , diciendo : Qué
le parece á V. qué bien escri-
be mi hijo ? El Caballero le
preguntó : En qué pensáis ocu-
par este niño en saliendo de
la escuela ? Respondió : Se-
ñor , en lo que yo ayudé á mi
padre , que es en mi oficio.
Pareciéndole á aquel, señor,
que un niño de tan buen pare-
cer, y avisado, era mal em-
pleado en aquello , rogóle le
pusiese á deprender Platero,
Pintor , ó Escultor , ú otro
oficio , en que aprovechase su
buen ingenio. El Albardero
üe.dixo: Señor, quiero decir
á V. lo que tengo pensado *de
hacer ; y es, en saliendo de la
P2 es-
340 Nona Parte.
escuela darle tres , ó quatro
años de Gramática , y será
después una águila en nuestro
oficio.
IV.
Preguntando á uno , que
tenia una pierna comida co-
mo de bubas, de qué en-
fermedad se le había he-
cho ? Respondió : De roma-
dizo,
V.
Meneaban unos muchachos
á un ahorcado. Dixo uno: Quí-
tenlos de ahí, que le tornarán
loco.
VI,
Tenia una dueña mucho
trigo en Sevilla ; y viniéndole
á pedir ciertos dineros, que
debía , dixo : No los tengo,
que por mis pecados hay tanto
pan, que no me dan blanca
por -ello.

VII.
De Burlas.,&c. 341
VII.
A una muger hermosa, que
estaba en una Aldea , díxole
su marido , que diese gracias
á Dios, que estaba fuera de la
Ciudad , porque habían he-
cho un Parque, que no que-
daba muger de calidad , que
tuviese algún vicio , que no
estuviese en él. Respondió la
muger: Y aun por estar yo en
este lugar arrinconada no se
hace cuenta de mí.
VIII.
Preguntó uno á un su ami-
go , por qué razón andaba
perdido por una muger , que
era fea, desgraciada, mal com-
puesta , y no muy avisada?
Respondió: Señor, hace unas
mangas de lechuguilla con to-
do extremo.
IX.
Combatiendo un Castillo,
que estaba cercado, halló el
P3 Al-
342 Nona Parte.'
Alcayde , que habían tirado
los contrarios una saeta con
yerba. Mandó á un Trompeta^
que' fuese á decir al Capitán*
que si tan bravamente se ha-
bía de haber con él, que tam-
bién pondría él yerba en las
pelotas de la artillería.
X.
:
A un señor de este Reyno
reñíale su Ayo , porque no
hablaba á los Caballeros que
le visitaban; dixo: Qué les pre-
guntaré ? Respondió : Pregún-
teles V. S. por sus mugeres, y
hijos, y otras cosas semejan-
tes , qué de aquí se levanta-
rán razones, con que se entre-
tenga la conversación. Acae-
ció , que el primero que vino
á su casa fue un Arzobispo;
y preguntóle: Qué tal queda
vuestra muger, y hijos ?
XI.
Preguntó la Reyna Doña
Isa-
De Burlas, Be. 343
Isabel á un Escudero: Quándo
ha de parir vuestra muger?
Respondió : Quando V. Alte-
za mandare.
XII.
- Un Gentilhombre suplicó
á un Marqués , que le re-
cibiese en su servicio. Dixo,
que él holgaría de ello, que
en. qué le .quería servir. Res-
pondió : Serviré á V. S. de
trinchante. Preguntóle : Dé
un capón, quál es el mejor
bocado, siendo muy grueso?
Respondió : Los cueros del
pescuezo. Mandóle asentar
treinta mil maravedís de par-
tido. Un criado de este Señor,
viendo que él le había servir
do muchos años, y había me-
drado poco, y aquel con una
sola palabra , que había dicho,
le habían asentado tan buen
partido , acordó de despedir-
se de él, porque él presumía
344 Ñoña "Parte.
saber algo de aquel oficio,
porque había visto muchas
veces cortar en la mesa , y en
el aparador ; y fue al Duque
de Bejar, y díxole , le hiciese
merced de servirse de él, y le
serviría de trinchante. Pre-
guntóle el Duque: De un to-
ro quál es el mejor bocado?
Respondió : Los cueros del
pescuezo.
XIIL
Preguntó á uno , que esta-
ba en Valladolid, otro de su
tierra , á qué había venido allí;
respondió : No sé par Dios:
traxéronme nueve leguas ca-
ballero por una tarja, y por
eso vine.
XIV.
Entrando un Licenciado en
casa de un Labrador á com-
prarle dos puercos, topó á la
entrada de casa con su hija,
que era hermosa moza. Que-
rien-
De Burlas, &c. 345
riendo decirle un requiebro,
le dixo: Si los puercos pare-
cen á V. hermosos puercos
serán.
XV.
En un Sermón dixo una
muger: Yo perdono la muer-
te de mi marido. Preguntan-
do, quién le mató? Respon-
dió : Señor , no es muerto;
mas asiéntelo V. que yo per-
dono á quien lo matare.
CAPITULO I I .
De Fieros.
I.

S Aliendo un Capitán Espa-


ñol al campo contra sus.
enemigos, desmayaron los su-
yos porque eran muchos mas
r

los contrarios. Mostró gran


ánimo, diciendo: Si él Cie'ó
se cayese, le habernos de te-
ner con los brazos.
PS H.
346 Nona Parte.
11.
Alabando á uno, que tenia
grandes fuerzas, que alzaba
mucho peso ; respondió: Si
el mundo tuviese asas, le al-
zaría.
III.
Decia un Soldado: No me
enojéis , que os echaré tan al-
to , que temáis mas la ham-
bre , que la caída.
IV.
Reñían dos , y el uno de
ellos ,que era muy feroz, me-
nospreciando al otro , decia:
Por matar tres , quatro , ó
cinco de vosotros, no lo ten-
dría en un maravedí. Respon-r
diéronle: Es el de los Zamo-
ranos ?
V.
Decia uno, votoá tal, que
quien me derribó estos dien-
tes que me faltan, que cayó
á mis pies. Preguntándole
- :, quién
De Fieros. 347.
quién era ? Respondió : Un
guijarro.
VI.
Preguntando á un valiente
hombre, que á quántos aco-
metería , respondió: Si es hon>
bre de bien, uno basta; y de
bellacos, la calle llena,
XII.
Decia un Portugués : Des-
que me vejo armado, de mí
mesmohemedo.
CAPITULO I I I .
• ' . De Camino.

I.
U N Gentilhombre, que iba
camino , preguntó en
una venta al huésped , si ha-
bía qué comer ? Dixo , que
no había mas de pan, y vino;
mas que un hombre estaba
asando un capón para él solo,
y podría ser, que pagándolo,
Pó le
348 Nona Parte.
le diese de él. Entró á la chi-
menea , donde estaba asando
el capón, diciendo : Gentil-
hombre , habrá en el capón
para todos ? Alzó la cabeza,
y preguntó : Señor, cómo es
su nombre ? pensando , que
por conocerle se atrevía á pe-
dírselo. Respondió: So Pedro
González Gaytan de Gueva-
ra. Escusóse , diciendo : En
verdad, señor , que no hay
para tantos.
II.
Un señor iba á caza, y aque-
lla mañana habíale hecho la
salva un Maestresala en un
melón.' Y pasando el señor,
que iba delante, un vado, hun-
diéndose el caballo hasta en-
cima de la silla , volvien-
do á su Maestresala , le dixo:
Aquí era buena la salva, que
no en el melón.

III.
De Camino. 349
III.
En Carrion de los Condes
salió un perro á morder un
caminante; y baxándose por
una piedra, halló que estaba
pegada con el hielo. Dixo:
Mal haya la tierra, adonde
atan las piedras, y sueltan los
perros.
IV.
Preguntó un Caballero á su
huésped, si había en la casa
buena caballeriza, porque tra-
hia un caballo de regalo. Sí ha-
brá , que también tengo yo un
caballo mas regalado, que el
de V. y adonde él está, podrá
estar. Fue luego á verle , y
era un caballo, que no tenia
mas del pellejo, y los huesos.
Rogóle el Caballero , que le
mostrase el caballo regalado.
Dixo el mesonero : No le vé
ahí V. ? Qué mas regalado
quiere que sea , que voto á
350 Nona Parte.
tal , que no puede andar una
legua á pie.
V.
En una venta de Sierra Mo-
rena reconoció un Frayle al
Ventero , que solia ser Me-
sonero en Sevilla , y había po-
sado algunas veces en su me-
són. Preguntóle el Frayle: Her-
mano , cómo os venísteis aquí?
Respondió: Padre,'he queri-
do recogerme.
VI.
Concertando uno un apo-
sento en Valladolid , decia á
la huéspeda: Prometo á V.
que en todas las posadas que
poso, quando me parto, que-
dan llorando. Y era así, por-
que siempre se iba sin pagar. .
VII.
Un caminante preguntó en
una venta, si había cama ; res-
pondió la huéspeda : Sí hay, ;

medid siete pies de este suelo,,


, : " y
lJe Lamino. 351
y-acostaos ahí. Dixo el cami-
nante : Habrá un canto para
poner por cabecera? Respon-
dió la huéspeda : Pedid mas,
gollerías.
VIH.
Caminando un pobre hom-
bre , compró de un caminan-i.
te unas tixeras de Sastre , por-
que se las dio por muy poco
precio. Y entrando por un
Lugar con las tixeras puestas
en el cinto, pensando una mu-
ger, que era Sastre , le dixo
que si quería trabajar, que se
fuese con ella á su casa, y le
daría que hacer. Fuese con
ella, y como era ya hora de
comer , rogáronle , que co-
miese , y él no se hizo de ro-
gar, porque no tenia blanca.
De que hubieron comido,
en alzando los manteles, pu-
sieron sobre la mesa quatro
varas de paño. El pobre hom-r
352 Nona Parte.
bre , que no sabia nada de
aquel oficio , pidió un jubón,
y estuvo casi media hora seña-
lando el paño. Preguntándole
la muger, para qué hacia aque-
llo? Respondió : Señora, es-
toy trazando quántos pares ha-
brá aquí de alforjas.
IX.
Un Escudero iba camino
en una muía , y llegando á
la orilla de un rio, que estaba
cerca de un Lugar, como no
sabia el vado, preguntó á un
Pastorcillo : Di , hermano,
pasan por ahí este rio ? Res-
pondió : Sí , por ahí derecho
le pasan. El entró con su mu-
la , y dende á pocos pasos se
sumió hasta las cinchas. El Es-
cudero volvió ayrado contra
el Pastorcillo, diciendo: Tray-
dor; por qué me has engaña-
do? Respondió : Pardiez , no
hé, que cada dia pasan por
ahí
De Camino. 353
ahí mis ánsares: y los de Pe-
dro Sánchez mi vecino.
X.
•Decia muchas veces un
criado á su señor : Dios quite
de mis dias, y ponga en los
de V. Caminando con su
amo , y pasando un Puerto,
que tenia infinita nieve , y
perdidos fuera de camino,
cerca de anochecer , y lexos
de poblado , dixo á su señor:
Estos son los dias que yo di-
go, que quite Dios de mí, y
ponga en V.

C A P I T U L O IV.
De Mar, y agua.
I.
E Ncendióse un barril de
pólvora en una Nao, que
estaba cerca del Puerto de Car-
tagena , por estar recien em-
breado de pez: encendióse de
tal
354 Nona Parte.
tal manera, que' no se pude*
1

remediar. Desnudóse uno, y


saltó en la mar , diciendo:
Quien quisiere ser corcho,
échese al agua.
: Navegando mucha gente en
una Nao, levantóse gran tor-
menta , que pensaban ser hun-
didos. Uno de los que ahí
iban , sentóse de espacio á
comer, entretanto que unos
lloraban , y otros se confesa-
ban, y hacían votos. Enojado
el Maestre de la Nao con él,
porque á tal tiempo se para-
ba á córner, le respondió: No
le parece á V. que quien espe-
ra de beber tanta agua, como
aquí vé, que es razón coma
algún bocado ?
III.
Uno, que había entrado en
la mar, dixo, sintiendo levan-
tado el estómago: Señor Pa-
trón,
De Mar, y agua. 355
tron, tened la Nao , que quie-
ro vomitar.
IV.
.Francisco Juliano , yendo
tras una Galeota de Moros,
prometió , si la topaba , el
dar el diezmo de ella á nues-
tra Señora de Guadalupe.
-Rióse un Soldado de esto. Co-
mo le preguntaron la causa,
dixo : Lo que ha pormetido
el Capitán, agora es de los
Moros , y si se gana , será de
los Soldados; pues mirad de
dónde se ha de sacar el diez-
mo.
V.
Preguntando á uri Maestre
de una Nao , qué tan lexOs de
la muerte van los que nave-
gan? Antes que les respondie-
se, dixo: Qué tan gruesa es
una tabla de esta Nao ? y se-
ñaló como tres dedos. Res-
pondió entonces: Tan cerca
va-
3g6 Nona Varíe.*
vamos de la muerte.
VI.
Navegando unos pasage-
ros para el Perú , levantóse
una gran tormenta. Mandó el
Maestre de la Nao, que cada
uno de los que allí iban echa-
se en la Mar una de las cosas
mas pesadas que llevaba, para
aliviar la Nao : Asió uno" de
su muger para echarla en la
Mar. Estorbándoselo , pre-
guntáronle , por qué la que-
ría echar? Respondió : Que
él no tenia cosa , que fuese
mas pesada.
VII.
Ofreciéndose á uno un via-
g e , aconsejábanle que fuese
por la mar, que iría mas pres-
to, y á menos costa. Respon-
dió : No quiero ir en bestia,
que se gobierna por el rabo,
y no se puede el hombre apear
de ella quando quiere.
VIH,
Be Mar, y agua. 357
VIII.
El mismo decia , que era
bueno hablar de la guerra , y
no ir á e l l a ; y hablar de la
m a r , y en ella no entrar; y
hablar de. la c a z a , y tomarla
en la plaza.
IX.
Pasando Alonso Carrillo
un rio por la puente, vio sa-
car á un hombre del rio , que
d e c í a n , que había tres días
que se había ahogado , por
ir presto por el vado. Dixo
Alonso Carrillo : Y a estuvie-
ra en su casa , si fuera por
la puente.
X.
A uno , que tenia mucho
trigo que vender , y miraba
al C i e l o , que venia una nube
muy grande , dixo uno , que
paró mientes: Mas la querría-
des vos tener en el ojo.

XI.
358 Nona Varié. •"
XI.
Decia uno: En el peligro-
so paso dar la mano al com-
pañero.
XII.
• Un Azacán tomó un asno
fiado en quatro ducados , y
al tiempo de la paga habiásele
muerto. Por no tener con qué
pagar , y no verse preso, fuese
á las Indias. Volvió desde á
seis años con mas de diez mi
ducados, y escribió desde S e -
villa á su muger , dándole
cuenta de lo que trahia. Ella
le envió á avisar, que procu-
rase venir secreto, porque era
vivo el dueño del asno.
XIII.
Quando se. descubrieron
las Indias, diciendo á la Rey-
na Doña Isabel, que no había
gente que fuese allá, respon-
dió : A. lo menos irán necios*
y codiciosos.
CA-
De Retos, &c. 359

CAPITULO V.
De Retos ,¿y desafios.
I.

C Omo se .acostumbraba en
Castilla , que para hacer,
campo se requería que fuesen
iguales en linage; enviando un
Caballero á desafiar á otro,
que no era su igual, dixo así:
Decid á N. que yo me hago
de tan ruin linage como él,
que se salga á matar conmigo
á tal parte.
II.
Desafiándose dos Soldados
en Italia, metidos en el campo,
el padrino contrario tomándo-
le juramento , como es cos-
tumbre, si trahia consigo al-
gunas reliquias , oraciones , 0
nómina , ó conjuros, ú otra
cosa en que tuviese f e ; res-
pondió su padrino: Eso y o j u -
35o Nona Parte.
raré por él que no la tiene.
III.
Un Soldado Español desa-
fió á un Caballero de Italia.
Dixo el Caballero : N o sois
vos hombre con quien yo
tengo de hacer campo; pero
daré un criado, que os haga
conocer ser verdad lo que .yo
digo. Respondió e! Soldado:
Y o lo otorgo , porque por
muy ruin que sea , será mejor
que vos.
IV.
Este mismo decia : Con los
hombres poderosos nunca os
toméis á brazo partido , sino
usar con ellos de maña.
V.
Un hombre de Toledo, que
se decia Juan de B u c h e s , es-
taba retrahido en una Iglesia,y
llegó á hablarle uno , que so-
lia salir á los toros , y los es-
peraba con gran destreza ; y
Be Retos, &c. 361
díxdle : Ahora que estamos
solos, y no hay quien nos es-
torbe , salios á matar conmi-
'gq. Respondió Juan de Bu-
ches : Idos para ruin, qué no
me tengo yo de matar, con
quien se echa al toro como
•capa vieja,
, VI.
Visitando á este mismo
Juan de Buches un amigo su-
y o , como estaba . retrahido,
le decia: Agradezca N . á Dios,
que hay tanta justicia , que de
otra manera se averiguara es-
t e negocio. Respondió Juan
,de Buches : Pues cuerpo de
tal , si por eso no fuese, no
estaría el paño de la Ciudad
sobre alguno?

Tom.L Q CA-
362 Nana Varie..

CAPITULO VI.

De Apodos de algunos Vueblos


de España , y de otras
Naciones.

I.

L A Reyna Doña Isabel de-


cia por Toledo , quando
en su presencia alababan otra
Ciudad: Si tan grande, no tan
fuerte: Si tan fuerte , no tan
grande.
II.
Alabando el ingenio, y h a -
bilidad que tienen los de esta
Ciudad , diciendo , que era
la de mas alto juicio , que
floreció en su tiempo , d e -
cia : Nunca me hallo necia,
sino quando estoy en Tole-
do.
III.
D e Granada escribió Juan
de Mena lo siguiente:
Gra-
DeApodos ,<$?£•• 363
Granada, quien la supiese
Bien comprar, pues que cabe,
Creo , que si no se viese,
Qué decir no se pudiese,-
Quien bien lo vido lo sabe.
Si basta comparación,
Santa Fe es el Tenedon,
Y la Vega la Simoya,
L a Ciudad es como Troya,
Y el Alambra el Ylion.
Es la Torre de Comares
L a Real Casa de Apolo,
Y el Cenáculo, si mirares,
Vale mas con sus pilares,
Que el Sepulcro Mauseolo.
Doce Leones Reales,
Por sus bocas perenales,
Toda la Ciudad autorizan,
Quantas obras se matizan,
N o fueron tantas, ni tales.
IV.
En Sevilla está este verso:
Hércules me edificó,
Julio Cesar me cercó
De Muros, y Torres altas,
Qa Y
'364 ' 'Nona Parte?'
Y el Rey Santo me ganó -
Con Garci-Perez de Bargas. í :

V. *
D e Sevilla dixo Alonso Car*
rillb, que parecía á los tretíe'-
jos del axedréz , tantos prie-
tos , como blancos, por los mu-
chos esclavos que hay en aque-
lla ^Ciudad.
VI.
Preguntó la Reyna Dbña
Isabel á Alonso Carrillo , qufé
le parecía de la Ciudad de Cór-
doba ? Respondió: Muchas A l -
deas juntas á Concejo.
VIL
Decía Alonso Carrillo , que
dos meses de Ulescas eran los
mejores de Castilla : Uno de
guindas, y otro de mentiras.
VIII.
En la Villa de Simancas está
esta letra:
Por librarse de Paganos
Las siete doncellas mancas,
Se
De Apodos í&c. 3%
Sé-córtároñ sendas manos,
Y las tienen los Christianos
PjSrjSus* Arrrfas en Simancas.
IX.
El Truhán D . Francés de-
c i a , que Medina del Campo
no tenia suelo,'ni Cielo , por-
queretTpelp estaba cubierto
con media vara de lodo , y .el
Cielo no parecía todo el" In-
vierno de niebla.
: X.
Quando el Cardenal Salviati
vino á España por Legado^
hallándose en las bodas del
Emperador Carlos V . en S e -
villa , estando en buena con-
versación , dixo: Que Francia
olia á soberbia: España á ma-
licia : Italia á sabios \ y Ingla-
terra á vanos.

Q 3 DE-
3 66

DECIMA PARTE
DE LA FLORESTA
ESPAÑOLA.

C A P I T U L O PRIMERO.
De Dichos extravagantes.
I.

U N señor de poca renta


hizo su Caballerizo á un
criado , que le había servi-
do mucho t i e m p o , y no ha-
bía en la caballeriza mas de un
quartago. Quando cabalgaba
el Caballerizo , quedábase el
amo en casa. Fueron apoda'
dos , que parecían el Caballe-
rizo , y Señor á Castor , y
Polux , que son dos Estrellas,
que la una parece á prima no-
che ; y quando la otra sale,
se esconde la primera.
II.
Dé Dichos., &c. 367
II.
Decia este Caballerizo, que
le había hecho su amo C a b a -
llerizo de á pie.
III.
Un Escudero corrió un c a -
ballo muy ruinmente. Díxole
un Caballero : Y o os prome-
to , que nunca vos deshonréis
á vuestra madre. Preguntó, por
qué? Respondió : Quando al-
guno hace bien alguna cosa,
luego dicen : O h ! hijo de pu-
ta , y qué bien 1 0 hizo.
IV.
A un Gentilhombre , que
iba en un caballo muy flaco,
y largo , le preguntó, uno : A
cómo vale la vara? Mandó á
su mozo que alzase la cola
del caballo; y respondió: En-r!
trad en la b o t i c a , que allá os
lo dirán.
V.
El Capitán Salazar tenia
Q 4 una
368 Dhimá Vartel
una gran cuchillada por la c a -
ra , que le habían dado eñ'la
guerra. Viendo á otro corf
otra gran cuchillada , paróse-^
le á mirar. Preguntó el otro,
qué miráis ? Respondió: P e n -
sé que tenia muchos puntos,'
mas por la mano me ganáis..
VI.
Entrando un Caballero en:
la Audiencia Real de Valla-
dolid, el Portero , que tenia
una gran cuchillada por la c a -
ra , pidióle la espada , porque
no pueden entrar allí con ar-
mas. Diósela , diciendo: T o -
mad , que en verdad, que"no
es esta la que hizo el daño.
V1T.

Llegóse á la tienda de un
Sastre un Soldado, que tenia
la cara muy harpada , y el
Sastre dexó de coser , . y paró-
se á mirarle. Preguntóle el
Soldado , qué miraba? R e s -
pon-
D$,Dicho5\&c, 369
pondió : M i r o , que juro á tal,
que querría mas haceros de
nuevo, que no remendaros.
•VIII.
A uno diéronle una cuchi-
llada por la cara. Díxole un
pariente suyo , viniéndole á
visitar: N o tuviera en nada,
si os dieran en una pierna , ó
en el brazo, como os dio en
la cara. Respondió el herido;
Mirad , que cuerpo de tal á
quien dan no escoge.
IX.
Agradeciendo una vieja á
un Juez , que.tenía dos cuchi-
lladas por la cara, porque la
había hecho justicia, decia: Ví-
vame esta haz pintada.
X.
• • A uno, que tenia una c u -
chillada por la cara, y habla-
ba demasiadamente, dixo URO:
Pues tenéis rienda en la cara,
tened freno.en la boca. ¡
QS XI.
37o Décima Parte.
XI.
< Un Escudero fue á visitar á
Diego López de A y a l á , C a -
nónigo de la Santa Iglesia de
Toledo , que había estado
mucho tiempo en las Iridias,
el qual trahia una cuchillada
por la cara, y no se acorda-
ba el Canónigo quién fuese. El
Escudero le contó quién era
su padre , y parientes. Dixo
el Canónigo : Señor , no os
maravilléis que no os conocie-
se , como tenéis, borrado el so-
brescrito»
XIL
A uno , que tenia una grari
cuchillada por la cara , mos-
trábale ün amigo suyo una e s -
pada , y d i x o : N o me la mos-
tréis, que después que me die-
ron en el rostro, Uó las pue-
do ver.
XIII.
Un Caballero quería tener
:
'. > A
en
De Dichos , &c. 371
en su casa hombres que fue-
sen esforzados, porque era ene-
mistado ; y encomendando á
uno , que le buscase un par
de hombres de h e c h o , traxé-
ronle dos hombres cariacuchi-
llados. Despidióle , diciendo:
Hermano , trahedme á los que
se las dieron.
XIV. .
Un dia de S. Benito con-
vidó uno á almorzar á tres, ó
quatro amigos , y al tiempo,
que alzaron los manteles, quan-
do suelen dar gracias , dixo
uno de ellos : Plega á Dios,
que muchos sambenitos veamos
en casa de Usted.
XV.
Consolando uno á un veci-
no, porque aquel dia quema-
ban á un hermano suyo por he-
rege, le decia : Tened pacien-
cia , señor, que en fin todos ha-
bernos dé ir este camino.
Q6 XVI.
372 Décima V artel-
XVI. . f)>
Platicando un Predicador
con un Morisco, decíale, que
creía que quanto les predica-
ba , les entraba por una oreja,
y les salia por otra. Respon-
dió el Morisco: Guala no sa-
lir por no entrar.
XVII.
Preguntando á uno de estos
que habían chrisüanado, c ó -
mo se llamaba, decia : En la
capilla estar. Visto lo que tra-
hia , era una piedra , y una
raiz , que quería decir Pedro
Ruiz.
XVIII.
Un Caballero Portugués en-
tró en Castilla bien acompa-
ñado. Preguntando á uno de
sus criados, quién es este C a -
ballero? Respondió: Naon e
Cabaleiro. Dixéronle: Quién
es este fidalgo ? Respondió:
Naon é fidalgo. Dixéronle:'
Quién
De Dichos, &c. 373
Quién es este hombre? R e s -
pondió : Naon é home ; se-
naon párente de ó R e y de
Portugal.
XIX.
Decia un señor de este R e y -
no , que por solamente una
cosa no se habían de correr
Toros ; y era, porque no se
mostrasen los hombres á
huir.
XX.
E l Provisor de Cádiz tenia
mucha librería, y veíala tar-
de. Decia de él el Obispo Sa-
nabria , que tenia hecha tre-
gua con sus libros.
XXI.
Decia Pedraza, que tres
cosas se pierden fuera de su
natural, Peces, Latin, y Fray-
íes.
XXII.
Dixo un hombre por otro,
á quien había hecho cortesía,,
y
374 Décima Parte.
y no le había hablado: Por
nuestro Señor, que hay hom-
bres , que dexan de quitarse
la gorra, porque no se les pa-
rezcan los cuernos.
XXIII.
Preguntando- un forastero?
por un Caballero , acertó á
preguntárselo al mismo delan-
te de muchos Caballeros. E l
Caballero por reir respondió-
le : Hermano , ése Caballero
por, quien preguntáis, mas
há de tres años que le ahor-
caron. Preguntó » por qué,
señor? D i x o : Por ladrón. Acu-
dió el forastero , diciendo:
O h , desventurado de él ! y
no le bastaba ser cornudo, si-
no ladrón ?
XXIV.
A un cornudo mandó la
justicia , que le azotase su
muger; y que si no le diese re-
cio le diese á. ella el Verdu-•
r

go.
De Dichos, &c. 375
go. Y él volvió la cabeza , di-
ciendo : Catalina , dame recio
á m í , no te den á tí.
XXV.
Uno , que era sospechoso
de cornudo , envió una cabe-:
za de carnero á su casa con
cuernos. Dixo la muger: Qual
v o s , marido,tal carne traheis.
XXVI.
Un yerno dixo á su suegro,
que castigase á su hija, por-
que si él la castigaba , sería
muy peor , porque él sabia
cierto , que le hacia traycion.
Respondió el suegro : Repo-
saos , hijo,. que por vida de
entrambos, que lo mismo ha-
cia su madre, hasta que llegó
á los sesenta. Ella lo perderá,
que así lo hizo esotra.
XXVli.
Pidió Diego L c p e z d e A y a -
la , Canónigo , y Obrero de la
Santa' Iglesia de Toledo > ai
Con-
376 Décima Parte.
Conde de Fuensalida una va­;
ra de Alguacil, para uno que
había sido su criado. Y рок
haberla mandado el Conde
primero á un Caballero de la
misma Ciudad , para el mari­
do de una gentil muger, con
quien este Caballero tenia al­t
guría conversación , no se la
dio. Paseándose el Caballero
por la Iglesia mayor , díxóle
el Canónigo: N o ha parado
V . hasta poner la vara en los
cuernos del toro.
XXVIII.
• Alabando en el Coro de la
Santa Iglesia de Toledo á un
Tiple , que subia mucho la
voz , respondió Diego López
de Ayala: N o os maravilléis,
que vuele tan alto, que va sin
cascabeles.
X X I X .

Había prometido un Tiple


de i r á casa de un señor con,
otros
DtDichós.Bc.' 2ÍT
©tros"cantores. Fue este can-í
tor solo allá. Y como le v i o
entrar solo, preguntóle: Qué
es ;de vuestros compañeros?
Respondió : Señor , no los
tengo.
•<•••• ' XXX. "
• El Cardenal Silíceo , bur-
lándose con un Clérigo muy
gracioso, que se llamaba R á -
bago , pidióle el Clérigo cier-
ta cosa , y prometiósela. Y di-
ciéndole , que le diese un fia-
dor , respondió : Y o os doy
por fiador á Lucas Sánchez
un Tiple de la Iglesia. Respon-
dió Rábngo, que no le quería
por fiador. Preguntando , por
qué ? Dixo : N o quiero fiador
sin botones , que me llevará
el ayre.
XXXI.
Compró un Esclavo, y en:
llevándole á su casa , dióle
muy crueles azotes.. Pregun-
tan-
3178 Décima Parte.
tándole el Esclavo , que por
qué le hería, pues no había
hecho por qué lo mereciese;
respondió su a m o : Por lo que
hicieres.
XXXII.
Un Caballero trahia unos
Esclavos desnudos. Díxole un
su amigo : N o mira V. que
es vergüenza traher estos E s -
clavos desnudos, muertos de
frió? Respondió: Pásense ellos
el frió , que yo me pasaré la
vergüenza.
XXXIII.
Un Escudero tenia un E s -
clavo , que se le iba muchas
v e c e s , y trahia este Esclavo
un sayo sin mangas. Pregun-
tándole á su a m o , por qué le
trahia así , respondió .: Cor-
tóle las alas , porque no se
me vaya.
XXXIV.
Contaba u n o , que se había
ha-
De Dichos, &c. 379
hallado en una tierra , donde
había visto una berza tan gran-
de , que podían estar qui-
nientos hombres de á caballo
á su sombra : Uno de los que
lo estaban oyendo contó , que
había visto hacer una calde-
ra , que andaban en la la-
bor de ella trescientos, h o m -
bres, que no llegaba el uno
al otro con veinte varas. Pre-
guntóle el primero : Para qué
era caldera tan grande ? Res-
pondióle : Para cocer esa ber-
za que decís.
XXXV.
Un Estrangero extendíase
mucho á mentir diciendo,
que había andado muchas
tierras, contándolas muy par-
ticularmente. Díxole uno de
los que le oían : Luego V .
bien habrá estado en la C o s -
mografía ? El Estrangero, pen-
sando que era nombre de. al-
gu-
380C Décima Parte.^
guna Ciudad , respondió : Sé-'?
ñor, llegamos á vista de ella;f

pero dexámosla á mano dere--


cha, porque íbamos de prie- -

sa.
XXXVI.
Un Escudero de Avila, He-:
g ó á tener doscientos mil ma-
ravedís, que compró veinte y
cinco mil de renta, por si*
vida. Dixo hincado de rodi-~
Has en una Iglesia: Señor, mu-
chas gracias te doy , que me
has dado, con que pasar, sin
servir á otro , ni pueda tomar
quien me sirva á mí.
XXXVII.
Uno tenia dos olivares, y
dexábalos perder. Pregunta-
do por qué? Respondió: Que
los mas ciertos veinte mil ma-
ravedís que tenia , eran de no
labrarlos. *
XXXVIII.
Un .Gentilhombre quería
' ir
Be Bichos,*&c. 3^1
-Ir ajustas á Medina de Rio-
¿seco, y vendió para los adere-
zos un sayo de tela de plata.
Preguntado, qué hacia? Res-
p o n d i ó : Mientras los otros se
.ensayan para las justas, yo des-
ensayo.
XXXIX.
- A u n o , que tenia ocho h i -
jas , nacióle otra , y desde
•á quatro dias que la christia-
n ó , murióse. Mostrando el. pa-
dre gran dolor , y haciendo
igran sentimiento por su muer-
te; preguntándole un su amigo,
por qué se fatigaba tanto, que-
dándole tantas hijas ; respon-
d i ó : Porque verdaderamente
esta era buena.
XL. ,
Un padre reñia á su hijo,
porque no se levantaba d e ma-
ñana: y dábale por exemplo,
que uno se había levantado
de mañana, y se había hallado
una
302 Décima Parte.
uña bolsa con muchos dine-
ros. Respondióle el hijo : Mas
madrugó el que la perdió.
XLI.
Fueron dos compañeros á
casa de una vieja á ver una
moza. Y como no vino la mo-
za al concierto , atrevióse el
uno á la vieja. Díxole el com-
pañero : Tanta hambre. tra-
híades , que roísteis el cabes-
tro.
XLII.
Entrando un señor en la
Corte , todos los Escuderos
que le acompañaban, trahian
cadenas de oro. Preguntando
una señora á uno , por qué no
trahia cadena? Respondió: S e -
ñora , no roygo.
XLIII.
A uno que trahia en una
capa muchas fiestas de regoci-
jo , dixo un Escudero, que bien
había visto fiesta de siete c a -
pas;
Be Bichos, &c. 38 3
p a s ; mas no capa de siete
fiestas.
XLIV.
Decia uno, que los suegros,
y los hurones dan el fruto de-
baxo de la tierra.
XLV.
E l mismo decia: ' L a heren-
cia de los suegros, y el cabri-
t o , se ha de partir á golpes.
XLVI.
Decia este , que no había
duende de c a s a , sino donde ha-
bía falta del dueño de casa.
XLVII.
A un hombre, que era muy
feo , pedíale una muger delan-
te de un A l c a l d e , que le h i -
ciese justicia, porque la había
forzado. Preguntóle el A l c a l -
de : Por qué forzaste esta m u -
ger? Respondió: Gesto e s e s -
te para hacerlo de grado?
XLVI1I.
Uno que había acompaña-
do
•384 D^chnaVcirt'ély
ido muchos, días á nn.Gen®?-
- vés en ciertos negocios , que
le importaban, y después en-
.careciéndoselo mucho el que
-le había acompañado, respon-
dió el Genovés: También he
ido y o con vos , como vos
conmigo?

UNDÉCIMA PARTE
' PE LA FLORESTA

ESPAÑOLA.

CAPITULO PRIMERO.
De Dichos avisados demugeres.

I.

R Equiriendo uno á una mu>


ger casada , respondió:
Quando y o era doncella,
obedecía á mi padre : aho-
ra , que soy casada, es ra-
zón
De Dichos ,&c. 385
zón que obedezca á mi mariT
do. Si lo que pedís es justo,
decídselo á él.
II.
Consolando á una señora,
que la habían desposado con
un hombre muy f e o ; respon-
dió ella: Los amigos es bien
que sean Gentileshombres, que
los maridos , como quiera
basta.
III.
Alabándole á una señora á
uno de muy dispuesto, res-
pondió : N o todo lo grande
es bueno ; mas todo io bue-;
no es grande.
IV.
Una Duquesa, zelosa de,su
tnarido , que amaba á una
m o z a , y era fama que le ha?
bía dado cosas para que ama-
s é , mandóla llamar que vinie-
se adonde ella estaba , con de r

terminación de mandarla ma-


Tom.L R tar.
386 Undécima Parte*
tár. Vino la moza , y comer
la-vio tan hermosísima , la dfó
xo : Anda vete que tu her-
mosura es propio hechizo de
hacerte ámárV ' • n

. ^ • V. ' • : '-.T'

' Preguntando uha señora des-«


!

posada , si en el Lugar don¿


de. residía su suegra • había' pa?
lomas, respondiósele, que tíoj
y dixo ella: Y o lo creo ^ qué
de ahí no viene cosa que no
tenga hiél.
VÍ.- -:-íf
' Diciéndole á una señora*
que en la -Corte había un se-
ñor , que comiacada dia qua+
tro gallinas asadas , cocidas,
y én manjar-blanco;' respon-
dió : Ese mas parece zorras
que señor. :
>
r •• •• vil - ;
Á un hombre mal acondi-
cionado , que estaba'mirando
al suelo, dixo una señora : N o
- - . . "... x es
De Dichos,'&c. 387
es posible, sino que á este le
ha acontecido algún m a l , ó
á otro algún bien.
VIII.
Diéiéndo un" hombre necio
á una muger , que la quería
más que á su ánima ; respon-
dió : Mas querría que me qui-
siese como á su cuerpo.
IX.
- Fue un Caballero vestido
de camino , y calzadas las es--
puelas á despedirse de su da--
m a , y pidióla licencia. Res4
pondióle : Otra vez , quando
os hayáis de ir á otra parte*
tne la pediréis, que ahora pa-
réceme , que vos os la habéis
tomado.
.' X.
• Doña Mariana , Dama de
la Emperatriz, salió una vez
á: la sala. Díxola el Portero,
que se detuviese, y no saliese.
Respondió ellaj A vos no os
¿. R2 po-
g88 Undécima "Parte.
ponen ahí para que no dexeis
salir, sino para que no dexeis
entrar.

CAPITULO II.

De Dichos graciosos de mugeres*


I.

C obijándose una señora la


boca, porque no le v i e -
sen perrilla , que tenia en el'la-
bio , díxole un Gentilhom»?
b r e , que él le daría con que se
le sanase ; y era poniéndose
un poco de saliva. Respondió
la señora : Para las almorra-
nas he yo oído d e c i r , que es
eso singular medicina.
II.
Una señora estaba de par-
t o , y con los grandes dolores
prometió con juramento de
no ponerse en su vida en oca-
sión de estar preñada, por no
Yerse en semejante trance; y
ca
De Dichos &c. 389
en acabando de parir , dixo á
una doncella, que tenia una
candelica de nuestra Señora
de Monserrate encendida: Ma-
ta esa candela , y guárdame
ese cabillo para otras veces.
111.
Leonor Paez dixo de un
Soldado Capitán Aguilera,
porque, con placer era muy
gracioso , y con enojo era in-
sufrible : Vallejo es como el
redaño, que ayuda á digerir
la vianda, y él muy tarde se
digiere.
IV.
Diciendo un Gentilhombre
á una señora, quando se des-
pedía de ella : Beso p i e s , y
manos de V. le respondió: S e -
ñor , no se le olvide otra esta-
ción , que está en medio.
V.
Una Señora de mas de cin-
cuenta y cinco años deseaba
R 3 ha-
3.90 Undécima Tañe.
hacerse preñada, y eirsus­. jos
ras decía: Así me vea yo pre­t
;

riada. Dixéronla : A la vejez*


para qué ? Respondió : Pojs
gozar nueve meses de regalo,'
quince dias de gallinas, ocho
de c a m a , y año y medio de
ea,.tares.
VI.
Una dueña tenia un hijo
desposado con una dama muy
hermosa , y en todo lo que
podía los apartaba, enviando­
l e muchas veces fuera de Ы
Ciudad , porque era hombre
flaco , y temia ico le viniese
daño* Estando su esposa de­
lante de su suegra, vio unos,
gorriones, que andaban por
allí retozando. Díxoles : O x ,
G&x,.no os vea mi señora,.que
os apartará muy lexos. : >
VII.
­"rEnvláronle á una señora re­
cien casada un retrato de .su;
-л sue­
•Ve Vichas &c> 391
suegra» hecho de azúcar. Gus-i
jó.lé con ]a lengua , y dixo;
Aun de .azúcar amarga.
VIII.
¡-/Una señora envió á decir
ár,un Caballero, que la reque-
ría,, que en quien ella pusiese
su afición, había de tener es-*
tas • quatro eses : Sabio, Solo,
Secreto , y Solícito. Respon-
dió el Caballero : Que á la
<$tí&él' sé aficionase ,' je habían
de faltar estas quatro efes: Que
jao sea F e a , ni Flaca , ni Fria.
pi Floxa.
IX.
•; Estaba una señora en Sevir
lia á una ventana , y hablán-
dola un Licenciado, enojada
le despidió con ásperas pala-
bras ; y él con mucha grave-'
dad la dixo: N o debia V . de
tratar de esa manera á un
hombre como y o , que tengo:
grado de Licenciado. Respon-;
'••-..i R4 dio-
39 2
Undécima Parte.
d i ó l e : Muy necio sois: vais
Condenado en vista, y revista^
y apeláis para grados ? \
X.
Reñían dos Gentileshombres
á la puerta de una muger ena*
morada: púsose á la ventana^
diciendo : Caballeros , esta ba-
talla mas se ha de hacer con
plata , que con acero.
XI.
Una señora para decir que
su marido no hacia hijos, d e -
c í a : Mi señor N. tiene extre-
madas gracias, y habilidades^
gran Músico, buen Escribano,
singular Contador , salvo que
no multiplica.
XII.
• Pidiendo unos dineros un
Mercader á una muger de un
mullidor de una Cofradía, le
d i x o : N o se maraville V . que
no le paguemos, que por mis
pecados , mas ha de quatro
me-
De Dichos &c. 293
meses, que no han llamado á
mi marido para ningún en-
terramiento.
XIH.
Resa , Cantor de la Empe-
ratriz, estaba con unos Canto-
res en la Capilla. S^lió una
dama , y preguntóle qué ha-
cia ? Dixo Resa : Señora , es-
toy con estos mis compañeros.
Respondió ella: Amigos serán,
que no compañeros.

CAPITULO III.

De Dichos á tnvgeres»
I.

U N Caballero bastardo en-


carecía mucho á otro
Caballero , que debia tanto á
un amigo , de una buena obra,
quede él había recibido, que
le parecia que le era cargo
mas que á su padre. Pregun-
tóle el Caballero, á quien lo
R s con-
$9% Undécima. ParfS..
contaba : Pareceos , que de-'
beis en esta vida á otra perso-;
na mas que á vuestro padre?:
Respondió : N o . Replicó el
otro : Pues á roí me parece,
que debéis mas á vuestra ma-:
dre , porque os escogió tal
padre, que no á vuestro padre
en daros tal madre.
II.
. A un Escudero , que había
estado preso , pasando por la
pueaa de una señora , le di-
xo : Pensamos , señor , que
le ahorcaran, y anda ya suel-
t o ? Respondió : Siendo voz
v i v a , no temia de morir ahor-
cado. Dixo e s t o , porque era
ley muy antigua de los G o -
dos , que qualquiera muger
pública pudiese pedir por
marido á qualquiera hombre*
que fuese condenado á muer-
te. :

III.
Q$..BÍQhos <S?¿v 39i
~ . -,
r : • •. IÍI. !' ' ,
Una señora topóse una pul-,
ga debaxo de las faldas en I n -
vierno*, y dixo ; Aun en In-
vierno hay pulgas? Respondió,
un Caballero; Quizás es V e - !
rano allá dentro,
IV.
Deeia Sanabria , que era
gran crueldad de los Tudes-
cos , y Alemanes en la guerra,
que trahen sus mugeres por
esclavas, y no menos livian-
dad la de los Españoles el t e -
ner á sus mancebas por se^
ñoras,
V.
Despreciando una señora á
uno que la quería, le dixo:
Una muger de mi condición^
no se ha de baxar á un hom-
bre de tan poca calidad,como
vos. Respondió é l ; Esto mis-
mo se había de hacer, porque
las mugeres son como lobas
R6 en
396" Undécima Parte.
en el e s c o g e r , que siempre
echan mano del mas ruin.
VI. }
Fíngese , que se puso este
epitafio sobre la sepultura de'
una señora, que hablaba m u -
cho: i
Aquí yace sepultada
L a mas que noble señora,
Que en su vida , punto, ni hora
Tuvo la boca cerrada. 1

Y es tanto lo que ella habló,


Que aunque ya mas no ha de
hablar,
Nunca llegará el callar
Adonde el hablar llegó.
VII.
Preguntando á uno, por qué
decia mal de las mugeres, pues
tan buenos Autores decian
bien de ellas? Respondió : Esos
dicen quáles debían ser ; yo
quales son.
VIII.
Dando un pellizco unas se-
ño-
Dé Dichos &c. 397:
ñoras á un Conde, porque ha-
biendo sido mancebo , meti-
do en cosas de mundo , lo ha-'
bía dexado , respondió : Pues
habernos dado al mundo la
harina , razón será que de-
mos á Dios siquiera el sal-
vado.
IX.
' Una señora de mucha c a -
lidad fue con una muger que
la acompañaba, encubierta á
la tienda de un Joyero. Llegó
á ella un Caballero, y pensan-
do que fuese alguna muger con
quien se sufría tener conver-
sación , según su trage, habló
en amores. Ella mostrándose
enojada le despidió. Tornando
el á requebrarla, le dixo : M i -
rad , Caballero , que soy muger
de N . Respondió él: Pues ves-
tid como quien sois, ó sed c o -
mo quien vestís.

X.
39 8 - Undécima Parle'*
. X . :
- A un Escudero preguntá-í
ronle , por qué se había casa—,
do con una doncella sorda?;;
Respondió: Pensando que t a m -
bién era muda.
XI. -.
Una muger de un Conde;
Palatino había reñido con
otra muger; y el marido por
consolarla , la decia; Señora*
quanto á lo de D i o s , tan Con'-¡
desa sois como la Condesa de
Benavente, ;

XII.
. En. un sarao danzaba una
dama á saltos. Dixo un Caba-
llero , que era menester mor-,
derla como á castaña» - ,
XIII.-
. . Decia u n o , que la muger
brava era peor que el diablo»
porque él hace mal solamente
á los malos; y, la mugerbrava
á buenos, y á malos.
X XIV.
De Dichos &c.", 299
.
r XIV.
'; El mismo decia , que el pla-
cer de los hijos es , que de
quando en. quando dicen una
cosa , que provoca á reir ; y
los enojos de las madres du-
ran toda la vida.
XV.
Un hombre preguntó á
otro amigo suyo , como te-
niendo tan poca costa , no es-
taba rico, porque él sabia bien,
que tenia cada dia ocho reales
de renta, y no gastaba mas de
dos? Respondióle: Hermano*
los dos pago, los dos presto,
los dos gasto , y los dos pier-
do. Los que p a g o , doy á mi
padre , y á mi madre cada
dia, que son pobres. Los que
presto gasta mi hijo en Sala-
manca ; los quales me pagará
quando yo sea viejo, si 1 Q
v e o , como ahora pago yo á
mi padre. Los otros dos gas,??.
ta-
400"' Undécima Parte.
tamos y o , y mi muger en c o -
mer. Y los que pierdo, son ios
que mi muger gasta en sus tra-*
g e s , y atavíos , que jamas no
pienso cobrarlos.
XVI.
El mismo decia, que la muy
ger es paraíso de los ojos, in-
fierno de las almas, purgatorio
de las bolsas, y limbo del pen-¿
Sarniento.
XVII.
Hablando un Caballero de
los que buscan mugeres her-
mosas , decia : A seis meses es
fea para su marido, y hermo-
sa para los otros.
XVIII.
Diéronle á uno libertad, que
de tres mugeres hermosas to-
mase la que quisiese. T o -
mólas todas tres. Preguntán-
dole , por qué tomaba tantas?
Respondió: Que se acordaba
del d a ñ o , que causó haber to-
ma-
De Dichos &c. 401
tnado Páris la una.
XIX.
- Un criado de un Obispo
, había, mucho tiempo, que no
había visto á su muger, y dió-
le el Obispo licencia, que fue-
se á su casa. El Maestresala,
el Mayordomo , y el Veedor,
burlándose con él , que eran
muy amigos , rogáronle , que
en su nombre diese á su mu-
ger la primera noche que lle-
gase , un abrazo por cada
uno. El lo prometió, y c o -
m o fue á, su casa, cumplió la
palabra. Contándole el caso,
como lo había prometido,
preguntó la muger si tenia
mas criados ^ " O b i s p o ; res-r
pondió.el marido : Sí señora¿
mas los otros no me dieron-
encomiendas.
XX.
Reñía uno con su muger;
y rogándole un v e c i n o , no
tu-
4Q2 Undévifná'Parfe.
tuviese enojo , respondí ó ;:S§ef
fior, nosotros somos como las
cardas, que aunqueise rasgu-
ñan de ,dia .duermen juntas
dé noche, \. :i
XXI, •;
, Pedia zelos una dama á* un
Gentilhombre, diciendo: Au?
dad-., que sois perrillo de to-r
das- bodas. Respondió él : Y:
vos boda de todos los perrillos,
- XXII. . ;

Decia Alonso Carrillo : Si


tu muger te dixera , que te
eches de un tejado , ruega á
D i o s , quesea baxo.'
. : XXIII.
¿Preguntando á un Caballe-
ro , qué • edad tenia su señora^
respondió; N o vale el robo. ;
U:. , • XXIV. :
Un hombre dixo , que las
alcahuetas son como las hollas
de barro , que quando es nue-
va guisan en ella: y quando;
1

••¡.¿ vie-
.De Dichos 'Bel. 405
vieja, y quebrada, llevan coa
ella lumbre de una casaá otra,
y sirve de cobertera,
XXV.
• A una dama, que era gra-*
ciosa , y discreta , procura-»
ban muchos Caballeros de ha-
blarla , y ninguno pretendía
casarse con ella. Preguntó uno
á'otro, qué le parecía de aque-
lla dama ? Respondió : Qué
era como la justicia, que t o -
dos la querían , y ninguno pos
su casa, '-.••'••<

- CAPITULO IV.

De Mugeres feas, '


I.

I ~\E uno que era enama-


~J rado de una muger fea,-
y era la medianera muy her-
mosa , dixo Alonso Carrillo?
Mayor es la circunstancia,;
que el pecado.
404 Uhdécma Varié*
i II. . :
.•• Casóse uno con una muge*
muy fea; y mostrándosele á
una señora, diciendo : Seño-
r a , aquel es el novio: respon-
dió : Bien no v i o , que si v i e -
ra , no se casara con muger
tan fea.
III.
Un Escudero , que venia
del Andalucía, pasó el Puerto
del Muladar ; y entrando en
una Venta, que está de esotra
parte del Puerto , una mu-»
ger enamorada , no hermosa,
agradóse de la buena disposi-
ción del Escudero , y aguardó
á que estuviese solo; y vién-
dole entrar en una cámara de
la V e n t a , entróse tras él , y
cerró la puerta. El Escudero
la dixo : Qué mandáis, seño-
ra ? Respondió: Señor , hame
parecido de buena disposi-
ción , y entro aquí, para que
se
Be Mageres feas* 40S
se sirva de mí. Viéndola él-tan
determinada , la dixo ; Seño-r
r a , idos en buen hora, que
y o no quiero pasar el Puerto
del Muladar dos veces en un
día.
IV.
Preguntó la Reyna Doña
Isabel á Alonso Carrillo , que
era hombre muy feo, por una
dama, que él conocía, dicien-
do : Hanme d i c h o , que c o -
noces á tal dama: Qué te pa-
rece? Respondió: Que me pa-
rece.
V.
D . Francisco de Estúñiga
dixo de una señora , que se
casó muy f e a , y con grande
dote , que la habían tomado
por el peso sin hechura.
VI.
Tres hermanas algo more-
nas pidieron á un Escudero
un real prestado. E l d i x o , que
de
4o6 Undécima Parte.'
de buena gana le diera; pero
que no le tenia^ Respondió la
una de ellas: Cómo un hom-
bre honrado no tiene un real?
Dixo él: Pues cuerpo de tal, 1

no hay entre vosotras una


blanca , y os maravilláis que
no tengo yo un real?
VII, ^ -:A
Un Escudero siguió á una
muger en la c a l l e , que era
muy dispuesta \ y de que la
v i o la cara, la dixo: Señora,
mejor me pareciste por la tra-f
sera, que no. por la delantera;
Respondió : Señor, besad lo
qué bien os ha- parecido.
, VIII. -lh
* Estando dos Gentileshom-
bres en buena conversación*
pasó por allí una doncella
muy fea. Preguntando quién
e r a , dixeron , que hija- de un
Platero. Respondió el uno de
ellos. : Herrero conozco yo, 1

- que
I>¿ Afligeres feas. 407.
qué las hace mejores.

.. A un h o m b r e , que tenia
por amiga una muger en-to-í
f

do extremo f e a , le dixo un
Caballero;: Que quien á aquella
muger podia. v e r , tenia mas
vista que uniince.

-¿¡Un hombre muy feo con-


vidó á un forastero á comer.
Y al tiempo de sentarse á la
mesa, dixo al convidado: Se-
ñor , .ésta es -mi muger... Páre-
!

sela á mirar y vio que era


v

tan fea cómo él. Y preguntó-


le : Es cierto,'Señor, vuestra
muger ? Respondió : Sí en ver-
dad. Dixo el convidado: Por
cierto, que pensé que era vues*
tra hermana. ¡
Xí.
v Una señora muy fea pre-
guntó á un Gentilhombre*
si era enamorado ? El dixo,
.'íi que
408 Undécima Parte.
que sí. Rogóle que hiciesp
cuenta, que ella era su amiga,
para; ver como la requería.
Respondióle ; Por Dios , de
buena gana lo hiciera , mas
temóme, no me digáis de sí. )
XII. i
Tenia una dama morena car
maras; y preguntándole si te-
nia hijos, respondió ; N o ha-
bía de dar fruto tierra negra*
y estercolada? ;•'

CAPÍTULO V. , !

De Viudas, ' "


I.

P Reguntando á una señora


viuda, que por qué no se
casaba: Respondió: Porque no
me quieren á m í , sino al dote;
y si por esto me casase, paré-
ceme que sería mi a m i g o , y
no mi marido.
De Viudas. 409
II.
A una señora , que había
perdido un honrado marido,
trahíanle un casamiento ; y
respondió: Si hallo un mari-
d o , como el que tenia , no
quiero tener temor de perder-
le ; y si malo, qué necesidad
hay de él ?
III.
Trayéndole á una viuda un
casamiento , respondió : L a
muerte del marido no ha de
romper el amor de una casta
muger.
IV.
Decia el Conde de Ureña
D . N . La buena viuda al
malo pone freno para callar;
y al bueno espuelas para
loar.
V.
D e una viuda, que hacia gran
llanto por su marido , dixo
uno, que la jornada de la viu-
Tom. I, S déz
4to TSfidtcima Parte.
déz quería andar aquella mu-
ger toda en un día.
VI. .• V
Un señor pidió á un Cor-
redor le hiciese haber una
buena muía. El Corredor pre-
guntó : De qué condición la
quiere V ? Respondió : Haced -
rae haber una muía viuda. Ma-
ravillóse el Corredor de tal
necedad.- Replicó el Caballe-
ro, diciendo: Hermano , si la
mula.es viuda, tendrá tres con-
diciones muy buenas;, quejas
viudas tienen, gordas ^ c o m e -
doras, y andadoras.
VII. t

Una viuda había sido dos


.veces casada , y enterraron á
los dos maridos en una Igle-
sia en dos sepulturas, la una
junto á la otra. E l primer ma-
nido había ganado, y guarda-
do mucha hacienda, y dexó-
la dos cántaros llenos de di-
ñe-
De Viudas. 411
ñeros. E l segundo marido gas-
tólo todo , y quedó ella muy
pobre. Estando en medio de
las dos sepulturas, decia á unas
mugeres, que estaban cerca
de ella: Aquí está hinche cán-
talos y ' aquí vacia: cántaros:
•mal siglo hayan entrambos.
!

DUODÉCIMA PARTE

': D E L A FLORESTA
ESPAÑOLA.

CAPITULO PRIMERO.
De Niños.
I.

S Altando unos muchachos


por encima de una ho-
guera de paja , cuyos padres
no eran hidalgos, dixo un E s -
cudero á otro: Por cierto, que
S 2 ha-
4ia Duodécima Parte.
habían de castigar á estos mm
chachos,, por las travesuras
que hacen. Respondió : De.7
xadios, que se perdigan para
quando sean grandes.
II.
Sotoriíayor, Capitán, del
Duque de Infantazgo., salienr
do á su puerta, halló una car-
reta quebrada, que unos m u -
chachos la habían quebrado.
Y como estuviese muy enoja-
do , topó con un amigo suyo,
que le preguntó: Adóridé vais?
Respondió : A buscar á Hero-
d e s , que me vengue de estos
muchachos. - -
III.
Estando comiendo un hom-
bre, olvidóse de dar de comer
á un niño , que estaba á par
de la mesa. Díxole á su padre:
Dadme sal. Preguntóle : Para
qué la queréis? Respondió: Para
la carne^ que me habéis de dar.
IV.
^\-,:Bó Niños. ' 413
-r>.V.? v -IV.' ;
< -

:sMábía pestilencia en un L u -
gar* y todos huían á otro L u -
gar ,. que-' estaba :cerca de él,
porque • perseveraba sano- Un
muchacho de este Pueblo llo-
raba aporque no había allí pes-
tilencia.; Preguntándole , por
qué deseaba tanto, mal ? Res^
pondió:: Porque nos mudára-
mos. -
- l A ' V.
:

-I. Un Médico quería probar


un arcabuz, y tiró á un libro
muy alto de Medicina , que
había" heredado de su'padre;
y diciendo, que le había p a -
sado , dixo un hijo suyo muy
niño: N o le pasó mi abuelo
tan presto.
VI.
U n o , que se preciaba de
muy hidalgo sin serlo, lleva-
ba un hijo suyo de la.mano ; y
pasando por la puerta de un
:

S3 Chris-
4"T 4 Duodécima Parte.
Christiano nuevo , mostróse-
l o , diciendo con voz baxa:
H i j o , aqueste es Judío;» Res?
pondió el niño, mirándole á Ja
cara: Padre, parece á vos. : ;
VII. :
Un Caballero besó á un ni-
ño muy hermoso, hijo de una
señora fea , que se .llamaba
Doña N . de Albornoz * d i -
ciendo : Paréceme , señora;
que los rapacejos de los A l -
bornoces se han tornado d o -
rados, ani
VIH. , .
En Alcalá de Henares, por*
fiaba un hombre con su mu-
g e r , que estaba muy salada la
o l l a ; y sobre esta porfía- pre-r
guntáronle á una niña, que es?
taba á la mesa, si estaba sala-
d o ; y gustando el potage /res-
pondió : En verdad, que pue-
de leer á Terencio. Estaba en-
tonces en Alcalá un Catedrá-
ti-
De Niños. 4Tg
t i c o , que leía á Terencio, que
se llamaba Salado.
• IX.
-Preguntando un caminante
á un Ventero de Sierra More-
na , que si tenia que comer;
respondió : Que no había otra
cosa sino huevos. Replicó
el caminante : Habrá alguna
carne salpresa como la que
nos disteis hoy há ocho dias,
quando pasé por aquí, que en
verdad no he comido cosa
que mejor me supiese? D i x o
un muchacho , hijo del V e n -
tero : Caro costaría, si cada
semana se nos hubiese de m o -
rir un rocin.
X.
E l Dotor Villalobos tenia
un hijo pequeño con calentu-
ras ; y teniendo gran sed , no
quería su padre , que le diesen
agua, aunque la pedia muchas
veces. Dixo el niño: Dadme
S4 un
4l6 Duodécima Parle.
un pocb de agua bendita para
beber. Respondió su padre:
O h ! hijo de puta. Rapaz,
armáisme zancadilla ! Denle
quanta agua quisiere. N if

CAPITULO II.

De Viejos»
I. :
• '..

P Reguntando á un viejo, qué


tanto tiempo había v i v i -
do? Respondió : Poco ; mas
muchos años.
II.
Decía un Caballero : El
hombre de cincuenta años, ar-
riba mas ha de ocupar los
pensamientos cómo ha de re-
cibir á lá muerte, que no en
buscar regalos para alargar la
vida.
III.
Viendo un viejo á otro de
su edad con un palo en la m a -
no,
De Viejos. 417
no,4e dixo: Qtiando á las ca-
sas viejas les ponen puntales,
cerca esian d e c a e r .
T i , - : : IV.
Preguntando á u n o , qué c o - ;

sa era al.viejo mas dificultosa?


Respondió : Hacer mercedes.
í . .'I;! V.
. Decía uno, que regalar mu-
:

cho á los viejos , es hacerles


la muerte larga.
VI.
- . E l mismo decia : La mas
fea avaricia es la de la vejez;
porque no puede ser mayor
ignorancia -, que hacer mayor
provision, quanto menos que-
da de vivir.
VIL
Preguntando una vieja en-
ferma á un Médico si sanaría
de una grave enfermedad, le
respondió : Verdaderamente,
madre , iréis al caer de la ho-
ja. Respondió la vieja : A la
S s de
4*i 8'* Duodécima Parte.
de mi naranjo' me atengo.'
VIII.
Decia un viejo ,• q u e - t r e s
cosas se le habían acrecentado
con la vejez : Ver m a s , poder
m a s , y mandar mas. Decia:
Ver mas , porque cada cósa-
le parecía dos con la flaqueza
de la vista : poder mas , por-
que quando se apeaba de la'
muía, traída la silla trasoí;' y*
mandar mas , porque manda-
ba diez veces la cosa , y n o
la hacían una.
IX.
Un Caballero anciano t e -
nia amores con una señora , y
enviándole un recado con una
criada de una señora, que se
llamaba Margarita , después
de haberle encomendado lo
que había de decir, despidió-
la , diciendo: Margarita, echaos
á cuestas mi vida. Respondió
la criada: Es tan larga , que
me
De Viejos. 419
Me echaré con la carga.
-.. X.
Una vieja hallóse un espejo
en un m u l a d a r , y como se mi-
ró e n é l , y se vio tal, echan-
r

d o la Culpa al espejo , le arro-


jó ,r diciendo: Y aun por ser
t a l , estás en tal parte.

Í" Mirándose un viejo al espe-


j o , como sé vio lleno de canas^
la cara arrugada , y amarilla,
los ojos hundidos, y tristes, los
dientes, y muelas caídos, de-
eia: N o hacen los espejos ahora
como solían ; que me acuerdo
yo , que hacían un rostro, que
era, alegría el verle.
XII.
A una señora, que se lla-
maba N . de Torres, dixo un
viejo : Tales Torres menester
habían una barba-cana.
XIII.
Decia Hernando del Pul-
S6 gar,
42®, Duodécima Parte.
g a r , que á la puerta de un
hombre viejo siempre amane-
ce un nuevo dolor.
X I V . . ;, '. J
;

Decía un Caballero , que el


viejo es como papel quemado,
que aunque está enhiesto,.no
tiene tomo.
XV.
Preguntando un señor á un
hombre viejo , qué edad t e -
neis ? Respondió: Sano estoy.
XVI.
Decía un señor de este R e y -
n o , que los viejos deshones-
tos eran como los puercos,
que tienen las barbas canas, y
las colas verdes.
XVII.
Un viejo dormía en una c a -
ma de por sí : levantóse una
noche para ir á la cama de su
muger , topó en un brasero,
y dióse un gran golpe en las
espinillas. Despertóse la m u -
ger,
. • De Viejos,.-X 4 2 1
g e r , diciendo: Quién anda ahí?
Respondió é l : Y a no es nadie,
cuerpo, de t a l ; y volvióse, que:
xándose, á su cama, t . • ,r
•ü-.Ji >: • X V 1 1 I . .. . •' «'•
• -;A un viejo, y á una vieja,
que. eran enamorados , envió
un. Caballero esta letra:
Las,damasque.están pasadas,
Y e l g a l a n , ya viejo anciano,
Tienen el mal del Milano,;;
Las alas .solas quebradas.
Los ojos, y pies quebrados.
XIX.
A yn viejo, que hablab 1 en
amores á una señora, le res-
pondió : Á completas habla V .
de esa manera.
XX.
Casóse una Dama con nn
Caballero viejo, Comendador
de Santiago. Decia una seño-
ra , que le habían echado á la
Dama una tumba, con hábito
viejo encima.
. XXI.
42a Duodècima Barte.
X X I .

. U n Caballero' viejo servia


á- upa D a m a , y un competidor
suyo , mancebo , dí-xole't'S&í
ñ o r , no soni todos para servir
al' amor: mejor pareciera y a
V . con.un Rosario en la mano. 1

Respondió :-Decíslo señor, por-


qué sois m o z o , y yo viejo ?
Pges sabed, que. en mi tierra
por mas mozo tienen á un hom-
bre de cincuenta años, que á
un asno de quince.

CAPITULO III.

De Enfermos.
I.
T 7 T s i t a n d o un Médico á un
V Caballero , tañían por
difunto allá en su Parroquia.
Preguntó el Caballero al M é -
dico : Decid , señor , tañen
aquel instrumento para que
dance yo ?
II.
Dé Enfermos. 423
lí.
Estando un Escudero al fin
de su vida con la candela en la
mano , su muger se puso de
rodillas , llorando á los pies
de la cama , y dixo : Señor
mió Jesu-Christo , suplicóte,
que revoques esta sentencia,
dada contra mi marido N . y
se execute en m í : muera y o ,
y viva é l , para que ponga c o -
bro en sus hijos, y casa. R e s -
pondió é l : Animo,señora, re-
cabadlo con D i o s , que c o n -
migo alcanzado lo tenéis.
m.
Estando un Caballero en-
fermo en un L u g a r , que se lla-
maba U ñ a , rogó á sus parien-
tes, que le llevasen á otro L u -
gar. Preguntando , por que ?
Respondió : Por no morir en
U ñ a , como piojo.
IV.
Un Labrador muy rico casó
-su
424 Duodécima Parte.
su hija con un hidalgo po-
bre , y enfermo , el qual se
m u r i ó ; y visitando el padre á
su hija , preguntándole c ó -
m o estaba , respondió: C ó m o
quiere que esté ? Como viuda,
y sola.
V.
A un enfermo aconsejaban,
sus deudos ., que se curase,-
y llamase un buen Médico.-
Respondió : Yo me suelo ha-?
llar bien con un buen regi-
miento , y dieta. Tornándole,
á porfiar, que en todas m a -
neras le llamase , d i x o : D e -
xadme morir de mi espa-
cio.
VI.
A un enfermo, que estaba
á la muerte , preguntó una
vieja, si la conocía. Respon-
dió : S í , que sois una grande
alcahueta. D i x o la vieja: Her-
mano , no es tiempo ahora de
de-
De Ehfer'mos. : 42-g
decir gracias. Replicó é l : D í -
golo , porque es tiempo de de-
cir .verdades.
. VIL ;
D. Diego de Carmona,
Dean de Sevilla , estaba de la
gota tan lisiado, que para ir
á qualquiera parte, le llevaban
ordinariamente en una silla.
Tomó la zarzaparrilla , y sa-
nó. Pasando Vejarano por su
puerta, viéndole en pie , dixo:
Mejor parece el Dean en cer-
ro , que ensillado.
VIH.
Tenia un enfermo gran sed,
y conveníale beber un jarro
de agua para su enfermedad,
y porfiaba de dexarse morir
de sed , ó le habían de dar v i -
no , que era muy contrario.
Acordaron dos Médicos , que
le curaban, de darle una copa
de buen v i n o , y que luego
tras ello le diesen un gran gol-
pe
426? Duodécima Parte.
pe de agua. De que hubo bebi-
do el vino, dándole prestamen-
te el agua, Despidióla ^dicien-
do : Ya no hay sed.
IX.
Estando un señor hydró-
p i c o , no le daban á beber:
Preguntó al Médico : Qué tan-
to podría vivir? Diciéndole
que dos horas; respondió: Dád-
melas de agua.
X.
' Visitando en la Villa deTen-
düla un Médico á un enfer-
mo ; el qual Médico era Al-
calde en Tendilla, escusábase
de recibir una medicina. Dixo
un compañero del enfermo al
Alcalde : V . mande que la re-
ciba , só pena de seiscientos
maravedís.

LAUS DE O.

TA-
427
T A B "L A
DE LOS CAPÍTULOS
. - de e'ste' Librcu

PRIMERA PARTE
DE LA FLORESTA
• ESPAÑOLA; '

C AP.I. De Sumos Pontífices]


fol. i .
Cap.ll. De Cardenales , fol. 3.
Cap. III. De Arzobispos ,fol. 10.
Cáp.lV. De Obispos, fol. 14.
Cap.V. De Clérigos , fol. 18-
Cap.VI. De Frayles,fol. 23.

SEGUNDA PARTE.
Cap.I. De Reyes, fol. 32.
Cap.II. De Caballeros , fol.46.
Cap.lII. De Capitanes, y Sol-
dados, fol. 82.
Cap.I V. De Aposentadores,
fol. 91.
Cap.
428. Tabla.
Cap.V. De Truhanes,fol 93.
Cap.Ví. De Pages, fol. 103.

TERCERA PARTE.
Cap.I. De responder con ¡a mis-
ma palabra, fol. 111.
Cap.II. De responder con la co-
pulativa antigua , fol. 119.
Cap.IlI. De gracia, doblada.,
fol. 122.
Cap'.lV. De dos significaciones^
fol. 124.
Cap.V, De responder al nombre
*• propio, fol. 129.
Cap.Vl. De enmiendas ,y decla-
raciones de letras , fol. 133.

QUARTA PARTE.
Cap.I. De Jueces , fol. 136.
Cap.ll. De Letrados, fol. 141.
Cap.III. De Escribanos , f. 148.
Cap.1V. De Alguaciles , f.152.
Cap.V. De Hurtos , fol 155.
Cap. V I . De Ajusticiados,
fol. 160.
Cap.
Tabla. 429
Cap-VII. De Médicos, y Ciru-
s ¡anos,foh 166.
Cao. VIII. De Estudiantes,
.fol. 176. ' '
QUINTA PARTE.
Cap.I. De 'Vizcaynós., fol. 18 r.
Cap.II. De Mercaderes,i.
.Cap.III. De Oficiales, fol. 19^.
Cap.I V . De Labradores, f. 199.
.Cap.V. De Pobres , fol. 207.1.
:

Cap.VI. De Moros , fol. 210.

SEXTA PARTE.
Cap.T. De Amores, fol. 214.
Cap.II. De Músicos , fol. 217.
Cap.III. De Locos, fol. 2 2 3 .
Cap. IV. De Casamientos^
fol. 229.
Cap. V . De Sobrescritos, fo-
lio 238.
Cap.VI. De Cortesía, fol. 240.
Cap.VlI. De Juegos , fol. 243.
Cap.VIII. De Mesa, fol. 248.

SEP-
430 Tabla.
SÉPTIMA PARTE.
Cap. I. De Dichas graciosos,
t fol.265. ; •
Cap.íí. De Apodos, fol. ¿78.
Cap.íII. De Motejar de linage,
fol. 283. ' *
Cap.IV. De Motejar' dé >loéo\
Í0L292. •• '' '
Cap.V. DeS Motejar de<- necios
. fol. 2 9 4 . . ' •.
Cap.VI. De Motejar de.bestia,
.fol. 299.
Cap.VíI. De Motejar de esca-
so , fol. 365. '' ,
Cap.VIII. De Motejar denari-
,' t?t?J,fol. 3l2.
,

OCTAVA PARTE.
Cap.I. De Ciegos, fol. 315.
Cap.Il. De Chicos , fo!. 319. -
Cap.IU. De Largos, fol. 325.
Cap.IV. De Gordos, fol. '327.
Cap.V. De Flacos, fol. 330.
,Cap.VI. De Corcobados, f. 333.
Cap.VII. De Cojos, fol. 334.
N0-
Tabla. 431
NONA PARTE.
Cap.I. De Burlas, y dislates,
fol.336. .}• .f.
Cap.II. D e Fieros.., fol 345.. J
Cap.Ill. De Camino, fol. 347.
C a p . l V . D e Mar,y agua, f.353.
Cap.V. De ^ Retos , y desafios,
fol. 359*
Cap.VI. P e Apodos de algunos
Pueblos de España,y de otras
Naciones, fol. 362.
DECIMA PARTE.
Cap.I. De Dichos extravagan-
tes , fol. 366.
UNDÉCIMA PARTE.
Cap.I. De Dichos avisados de
mugeres ,fol. 384.
Cap.I I. De Dichos graciosos de
mugeres , fol. 388.
Cap.Ill. De Dichos á mugeres,
fol. 393.
Cap. IV. De Mugeres feas,
fol. 403.
Cap.V. De Viudas, fol. 408.
DÚO-
41* Tàbïa.
DUODECIMA PARTE.
Cap. I. De Niños, fol. 411.
Capii. De Viejos, fol. 416.
Cap.III. De Enfermos] f.422

F TN.
BIBLIOTECA NACIONAL
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