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- * i
I
I
1
FLORESTA
ESPAÑOLA.
P R I M E R A PARTE.
FLORESTA
ESPAÑOLA,
D e apotegmas , ó sentencias,
sabia, y graciosamente dichas,
de algunos Españoles:
RECOGIDAS
Por Melchor de Santa Cruz, vecino
de la Ciudad de Toledo:
Y CONTINUADAS
Por Francisco Asensio.
MADRID. M D C C L X X V I L
CON PRIVILEGIO.
• Licencia' del Ordinario.
E L D o d o r D. Domingo U r -
ban de. Iriarte, Dean, y
Canónigo de esta Santa Igle-
sia , y en lo espiritual, y t e m -
poral Vicario General de la
C i u d a d , y Obispado de Hues-
ca , por el Ilustrísitno , y R e -
verendísimo Señor D, Juan
de Moriz de Salazar, por la
gracia de D i o s , y de la Santa
Sede Apostólica , Obispo de
Huesca , y del Consejo del
Rey nuestro Señor: Damos li-
cencia , para que en este O b i s -
pado se pueda imprimir este
libro intitulado : Floresta Es-
pañola , por quanto nos cons-
ta , que no hay en él cosa que
repugne á nuestra Santa Fe
Católica , y buenas costum-
bres : con que al principio de
cada cuerpo se ponga esta
nuestra licencia; y antes que
se comience á vender , nos
traygais un cuerpo , para ver
* 3 S 1
si la dicha impresión concuer-
da con el original. Dada en
Huesca á 6 de Septiembre del
año de 1 6 1 8 .
PRO-
PROLOGO
DEL AUTOR
AL LECTOR.
E N tanta multitud de l i -
bros ( discreto L e é t o r )
c o m o c a d a dia se i m p r i -
men , con tan d i v e r s a s , é
ingeniosas i n v e n c i o n e s , que
los buenos juicios de núes-
tra N a c i ó n E s p a ñ o l a i n -
v e n t a n , me p a r e c i ó se h a -
bía o l v i d a d o de uno , no
menos a g r a d a b l e , que im-
p o r t a n t e , para quien es c u -
rioso , y aficionado á l a s
cosas de su P a t r i a ; y es
l a recopilación de senten-
cias , y dichos Españoles}
los quales , c o m o no t e n -
gan
* "• "PROLOGÓ. *;
g a n menos a g u d e z a , y d o -
n a y r e , ni menos- peso,"' ó
g r a v e d a d , que los que en
los libros antiguos están
escritos , antes en p a r t e
c r e o , que son mejores : es-
t o y m a r a v i l l a d o , qué h a si-
do la causa , que no ha*-
y a h a b i d o quien en esto
hasta a h o r a se h a y a o c u -
p a d o . Y y o , aunque h o m -
bre de ningunas letras , y
d e p o c o ingenio , así por
intercesión de algunos ami-
g o s , que conocieron que
tenia inclinación á esto , co-
m o l a naturaleza , que d e
esta antigua , y noble C i u -
dad de T o l e d o r e n g o , don-
de todo el primor , y ele-
g a n c i a del buen decir flo-
r e c e 5 me l i e a t r e v i d o á,
tQ-
PROLOGO.
tomar esta e m p r e s a : y l a
dificultad que en escribir
estos d i c h o s h a y , es l a que
se tiene en h a l l a r mone-
d a de buen metal , y su-
b i d a de quilates. P o r q u e
así c o m o a q u e l l a es m a s
estimada , que d e b a x o d e
menos materia contiene m a s
v a l o r 5 así aquellos son m a s
excelentes d i c h o s , los q u e
en p o c a s p a l a b r a s tienen
encerradas m u c h a s , y n o -
tables sentencias. Porque
unos han de ser g r a v e s , y
entendidos : otros a g u d o s ,
y maliciosos : otros a g r a -
d a b l e s , y a p a c i b l e s : otros
donosos p a r a m o v e r á riáa:
otros que l o tengan t o d o ;
y otros h a y metaforizados,
y que toda su g r a c i a con-
sis*
PROLOGO;
siste en l a semejanza de
l a s cosas que se a p r o p i a ,
de l a s quales el que no tie-
ne noticia le p a r e c e que e s
el d i c h o f r i ó , y que nótie-,
ne d o n a y r e , siendo m u y
a l contrario p a r a el que
entiende. O t r o s tienen si*
sal en l a s diversas signifi-
caciones de un mismo v o -
c a b l o 5 y para esto es m e -
nester , que así él que l o
escribe , c o m o el que lo-
l e e , tenga ingenio para sen-
tirlo , y juicio p a r a consi-
d e r a r l o . Y aunque me f a l -
tan á mí las cosas d i c h a s ,
una no puede d e x a r de f a -
v o r e c e r m e , y es el l u g a r
donde lo escribo , c u y a au-
t o r i d a d en las cosas que
tocan a l común h a b l a r es
tan-
PROLOGO.
tanta , que las leyes del
Reyno disponefi, que quañ-
do en alguna parte se du-
dare de algún vocablo C a s -
tellano , lo determine el
hombre Toledano. Y así,
al que este Libro leyere,
suplico supla mis faltas.
VALE.
NO
' Tiene Privilegio d e S ^ M .
Francisco Asensio para im-
primir esta Obra , su fecha
en S. Lorenzo á 18 de Oc-
tubre de 1768.
V -•
I
PRIMERA PARTE
DE LA FLORESTA
ESPAÑOLA.
CAPITULO PRIMERO.
De Sumos Pontífices.
I.
/ GA-
De Cardenales. 3
CAPITULO II.
",. ' De. Cardenales.
I-
A 2 cho
4 Primera Parte,
cho al Cardenal D . Fr. Fran-
cisco X i m e n e z , que le señala-
se otro J u e z , qual quisiese de
Madrid ; ú de Guadaláxara. E l
Cardenal se enojaba de aque-
llo , y disimulaba con é l , di*
ciendo , que su Vicario lo h a -
ría bien. Tornando el E s c u -
dero á insistir en su propósi-,
to al Cardenal , respondió:
¿Quién puede haber en Madrid,
ó en Guadaláxara, que deter-
mine ese negocio ? Replicó el
E s c u d e r o : Hubo en Tordela-
guna quien pudiese ser A r z o -
bispo de T o l e d o , y no habrá
en. Madrid« ó en Guadaláxara
quien pueda ser Juez de un
pleyto?
IIT.
Quando el Conde de Plie-
g o , el G o r d o , vino á hablar al
susodicho Cardenal de par-
te del Duque del infantaz-
g o , del Condestable , del
De Cardenales. 5
Conde de Benavente, & c . para
saber con qué poderes gober-
n a b a ; sacóle á un antepecho
de la c a s a , donde tenia la ar-
tillería : mandóla cargar , y
pegar fuego ; y díxole , que
los poderes que tenia eran
aquellos.
IV.
Siendo Gobernador el su-
sodicho C a r d e n a l , envióle el
R e y de Francia á pedir á Per-
piñan , donde n o , que pen-
saba de entrar por Navarra.
Asió entonces el Cardenal de
su cordón , y dixo : Haga el
R e y de Francia lo que quisie-
re , que á tres cordonadas que
dé con este c á ñ a m o , le toma-
ré á toda Francia.
V.
A l mismo saliendo á ver
un alarde, que se hacia en Ma-
drid fuera de la puerta de
M o r o s , hiriéronle • salva los
A 3 Ar-
6 Primera Parte,
A r c a b u c e r o s , quando le' vie^
ron v e n i r ; y como se levantó
mucho h u m o , un Caballero*
que iba cerca de é l , le dixo:
Apártese V . S. de este humo*
que huele m a l , y es muy da-
ñoso. Respondió, que no le
hacia daño , y que mejor le
o l í a , que incienso.
VI.
El mismo Cardenal jamás
daba Beneficio . ninguno 4
quien se lq pedia. V a c ó acá-?
so • uno • en Valdeavellano*
de donde era natural un-criar
do suyo ; el qual sabida la
vacante, llegóse á é l , y dixo:
Señor Reverendísimo, en mi
tierra está un Beneficio vaco,
que me estaba muy. bien por.
ser mi patria;, y sé también,
que V . S. no da nada á quien
se lo demanda , ni tampoco se
acuerda de quien le pide : Su-
plico á V . S. Reverendísima.
me
De Cardenales. 7
me avisase cómo y o pueda h a -
ber este Beneficio. Respondió
el Cardenal : Y o os lo daré:
llamad al Secretario, que os ha-
ga la colación. Y así se lo dio.
Vil.
El Cardenal D. Pedro G o n -
zález de Mendoza , oyendo
Misa un dia de Navidad en la
Santa Iglesia de Toledo, ofre-
ció un Pontifical entero, con
su aparador, que fue aprecia-
do en ochenta mil ducados.
Estuvo después de la ofrenda
muy gran rato hincado de ro-
dillas delante de la Imagen de
nuestra Señora del Sagrario.
Estaba acaso allí el Marques
de Cénete su hijo ; y viendo
que tardaba mucho , y no ce-
saban las l á g r i m a s , llegóse á :
é l , y díxole : N o llore V . S. ;
Reverendísima , que y o le
prometo de hacérselo vol-
ver.
A 4 VIII.
8 Primera Parte,
VIH.
Siendo el Cardenal D . Pe-
dro González viejo de mas
de ochenta años , pidiéndole
un criado suyo de mas de
otros tantos el Alcaydía de
Canales, que á la sazón esta-
ba v a c a , el Cardenal respon-
dió graciosamente , diciendo,
que le pesaba, porque venia
tarde á pedirla , porque ya la
había proveído ; pero que la
primera cosa que vacase , le
daría. Respondió el Escudero:
Cuerpo de D i o s , Señor! qué
puede vacar primero que V . S .
ó yo?
IX.
El mismo decia por los C l é -
rigos , que el linage donde
no había c o r o n a , que nunca
medraba.
X.
E l Cardenal D. Alonso Man-
rique gastaba mucho , y de.bia
mu-
De Cardenales. 9
mucho. Había en su Iglesia un
Beneficiado: este pocas veces
comia en su casa, ni entraba
en ella ,'y con ser de esta con-
dición tenia un despensero.
El Cardenal le d i x o : Para qué
queréis vos despensero, pues
no le habéis menester? R e s -
pondió : V . S. tiene razón; por-
que en verdad, que á mi des-
pensero, y á vuestro tesorero
por vagamundos los podían
azotar.
xr.
E l Cardenal D. Alonso F o n -
seca d e c i a , que no eran qua-
tro leguas las que-había desde
Alcalá á Guadalaxara , sino
quatrocientas. Tanta es la d i -
versidad del a y r e , gentes, cos-
tumbres, y trages»
A 5 CA*
io Primer áPárieP*
C A P I T U L O III;' i
De Arzobispos.
I. • -
E L Arzobispo D. Alonscr
Carrillo tenia un cria-
do , que no le servia de • otra
1
C A P I T U L O IV.
De Obispos.
I.
VII.
18 Trímera Parte.
VII.
En una fiesta que se hizo en
Guadalaxara, en un disfraz sa-
lieron dos Gentileshombre^
bien aderezados en hábito de
Clérigos : enviando el Obis-
po Campo á preguntar quién
eran , respondieron : Decid,
quedos Arcedianos del Obis-
pado de U t i c a , de donde él era
Obispo. s
• *
C A P I T U L O V.
De Clérigos.
I.
A L Maestre-Escuelas de T o -
ledo , Fundador del C o -
legio de Santa Catalina, vino v
IV.
2o Primera Parle.
IV.
Estando el Canónigo en
Flandes , en una carta que le
: escribió Christobal Alonso,
respondiendo á un capítulo,
en que le mandaba tu viese mu-
cho cuidado de curar un ma-
cho de silla, que le había es-
crito que estaba muy malo,
puso en un capítulo : Señor,
Juan Fernandez vido al m a -
c h o , dixo que tenia necesidad
de ser sangrado, vea V . md.
qué manda se haga.
V-
Un Canónigo de Toledo*
apodando en un banquete á
muchas Señoras , dtxole una
de ellas , que apodase á una
doncella ,que era hija del mis-
m o Canónigo. Respondió: Se-
ñora , baste la plante, sin que
la pode.
VI.
Una muger enferma envió
á
De Clérigos. ar
á llamar al Cura de su Parro-
quia para confesarse; y de que
la hubo confesado , mandóle
una gallina. Y en saliendo el
Cura de allí, pidióla á su cria-
d a , y llévesela. Después se le-
vantó la muger de aquella do-
lencia , contó sus gallinas, y
preguntando por la que falta-
ba , como le dixesen , que la
había llevado el C u r a , santi-
guóse , diciendo : Válgame
Dios ! infinitas veces que se
me perdió esta gallina , la di
al d i a b l o , y nunca la tomó:
una vez que la prometí al C u -
r a , se la llevó.
VII.
Visitando un Caballero i
un Canónigo de la Santa Igle-
sia de Toledo por Pasqua de
N a v i d a d , estaba el Canónigo
en una p i e z a , sin ninguna ta-
picería : preguntóle, que por
qué en tiempo de tanto frió,
te-
11 Trímera Parte.
tenia sus piezas tan desabriga-,
das ? Respondió, señalando á•
dos pobres, que estaban allí:
Mas quiero vestir á estos, que
no á estas.
VIII.
A . u n C l é r i g o , gran Predi-
cador, que andaba en la C o r -
te codicioso de un Obispa-
d o , baxando del Pulpito, c o -
midióse un Señor á darle la
mano. E l se escusó, dicien-
do : Para subir quiero que
me la dé V . S. que para baxar
no tengo necesidad;-
, ..- . • . IX.
Decia un Caballero, que el
Escudero no' engorda sino
de n e c i o ; y el Clérigo no en-
flaquece sino de mal acondi-
cionado. " '
X.
Preguntando á un Clérigo,
que se llamaba R á b a g o , adon-
de era su posada? Respondió:
Mi-
De Clérigos. 23
M i posada es como punto de
sabuche , que la hago donde
se me antoja.
Xí.
Pasando un Clérigo en So-
ria junto á las casas de un
Caballero , que se dice Juan
de T o r r e s , un perro suyo ar-
remetió á é l , y le rompió el
manto : y otro dia saliendo
Juan de Torres de su casa i y
el perro con é l , acertó á pa-
sar el C l é r i g o , y. dixo muy
enojado : Señor , haced atar
este perro, ó besadle en el ra-
bo. Respondió Juan de T o r -
res : Pues me dais, á escoger,
quiérole atar.
CAPITULO VI.
De Frqyles.
I.
A compañando á un A r -
zobispo Fr. Dionisio á
pie,
¿4 Primera Parte.
p i e , como andaba cojeando
de la g o t a , decíale el Camare-
ro : Ande vuesa Reverencia,
no haya miedo de caer. R e s -
pondió : Por eso no c a y g o ,
porque he m i e d o ; mas y o he
m i e d o , porque c a y g o .
II.
Murmuraban de Fr. Dioni-
sio , que aunque predicaba de-
licadamente , era prolixo. Des-
cargóse en otro Sermón , d i -
ciendo a s í : Donosa cosa se-
ría , si los muchachos azota-
sen á su Maestro, quando no
saben la lección. Si os lo digo
u n a , decís, que no lo enten-
déis : si os lo digo dos , decís,
que soy p r o l i x o ; pues vez y
media no se sufre.
III.
Dábanle un Obispado en
las Indias. Respondió al Secre-
tario del Emperador , que se
lo propuso, así: Sepa V . S. que
el
De Frctylef. 25
el oficio de Obispo es d e .
muy gran trabajo, para quien
lo ha de servir, como es obli-
gado ; y así , conociendo y ó
1
mi flaqueza de nó le poder
administrar como debo , creo,
que puesto en é l , sería cami-
nar al Infierno ; pues yendo
por las Indias, paréceme gran
rodeo.
IV.
• L l e g ó Fr. Dionisio una no-
c h e á un Lugar muy tarde, y
no hallando posada, llevóle á
posar á su casa un Labrador
que él conocía; y después de
cenar, metióle en un Palacio,
adonde había de dormir, que
estaba bien aderezado; y por
encarecerle el servicio que le
hacia , le dixo : S e ñ o r , pro-
meto á vuestra Reverencia,
que en todo este Lugar no
hay otra colcha , sino esta.
Rogóle Fr. Dionisio, que no
Tom.L B se
26 Pitfmem^Pafte.
se la echasen en la camav Pre-
guntando por qué ? Respon-
d i ó : Porque no habiendo, mas.
de esta, de necesidad se ha,de
emprestar rá todos los.enterra-r
;
mientOS. ; ; r;h.
..... y. • .>
:
VIL
De Fray tés. 27
Vil.
Diciéndole á Fr. Dionisio
burlando , que habían hecho
Obispo á Fr. Bernardino Pa-
lomo , respondió: El es dono-
s o ; y si ahora es O b i s p o , do-
noso Obispo será.
VIII. .
Estando enfermo Fr. B e r -
nardino P a l o m o , fuéle á visi-
tar un Caballero, Preguntán-
d o l e , cómo estaba? Respon-
dió : Siéntome tan fatigado,
que creo que no me tengo de
levantar de esta cama. Díxole
el Caballero: Esfuércese vuesa
Reverencia y que y o espero
en Dios , que ha de morir
Prelado. Respondió Palomo:
Otros morirán P r e l a d o s v y yo*
pelado.
IX.
Decía Fr, Bernardino Palo-
mo : El vino tiene dos males:
si le echáis a g u a , echáislo á
B2 per-
28 Primera' Parte.
perder; si no se la ehais, pier-
de á vos.
X.
Decia el mismo,, que el « H
mer se hizo para beber, y ha-:
blar ; y comiendo con gran-
des señores, el hablar es ver-
güenza , y el beber desver-
güenza.
XI.
.. Fray Iñigo López decia
muchas veces : Aunque llue-
va Mitras, no me caerá en la
cabeza.
XII.
Convidó Fr. Bernardino Pa-
lomo á comer á Fr. Dioni-
sio , y alabóle mucho , que
lo había hecho como ilustre,
y mandó salir al mozo fuera
de la celda , y díxole , que se
decia de él que era hijo dé
un Caballero , y que lo creía
así. Respondió Fr. Bernardi-
no P a l o m o : Si lo dixísteis por
afrea-
De Fray les. 29
afrentarme , habéislo hecho
m a l ; si para honrarme., para
qué se salió mi mozo?
XIII.
Proveyeron los Reyes C a -
tólicos el Arzobispado de T o -
ledo en Fr. Francisco Xime-
nez , y el Obispado de Burgos
en Fr. Pasqual, y en Fr. D i e -
go Daza el de Palencia. Pre-
guntaron á uno: ¿Qué os ha
parecido esta provisión? Res-
pondió: Paréceme que j u g a -
ron los Reyes al triunfo, y sa-
lió de Frayles.
XIV.
Un Caballero dixo á un
Frayle , que. se estaba Vistien-
do para decir M i s a , que la di-
xese de caza , porque fuese
breve. El Frayle disimulando,
estuvo mirando el Misal, v o l -
viendo muchas h o j a s y den-
de á mas de media hora , resr
pondió : En verdad , Señor,
B 3 que
30 Primera'Parte.
que no he hallado en todo el
Misal tal Misa.
XV.
El mismo decia de otro
Fray l e , que era muy eloqüen-
t e , y tenia gran memoria sin
l e t r a s , que tenia rueca, y hu-
so ; y no estambre.
XVI.
Decia Fr. Thomas de G u z -
man , que el Duque del In-
fantazgo D . D i e g o de N . te-
con él en el rio..
XVIII.
Entró un Frayle en un apo-
sento adonde estaban j u g a n -
do á los naypes dos parientes
suyos, y preguntó, qué es lo
que juegan vuesas mercedes ?
Respondió el uno de ellos:Una
necedad , y otra de' émbite.
Replicó el Frayle , ' diciendo:'
Mire V.md. cómo j u e g a , pues"
tiene mucho resto.
B4 SE-
SEGUNDA PA RTH ;
D E L A F L O R E S T A ;f
. ESPAÑOLA. . '-.[y.- - q
CAPITULO PRIMERO. ?
De Reyes.
. I. -v.'l
S Atiendo á pasear el R e y
Católico una tarde por
el campo de Zaragoza , vio
venir hasta quarenta Labra-
dores cantando. El Cardenal
D . Pedro González de M e n -
doza contó al Rey , como
acostumbraban en aquella tier-
ra , quando salian los peones;
á trabajar, hacer cada dia á
uno de ellos Rey ; al qual
obedecían en todo lo que les
mandaba, y era aquel q u e v e -
i ;f nia
De Reyes. 3.3
nía delante de e l l o s ; y si su
Alteza quería r e í r , le hiciese
algún acatamiento como 4
R e y . El Rey holgó de e l l o , y
como allegó cerca el Labra-
dor , mandó- á los peones, que
se detuviesen. E l Rey , C a t ó 7
l i c o le quitó la gorra. E l L a -
brador con mucha magestad
se santiguó, diciendo: A gor-
ra de R e y „ bendición de. Santo
Padre.
IT.
E l R e y Católico d e c i a , que
lo mas dificultoso en las rau-
geres era saber callar.
III.
Quando entregó el Maris-
cal Alonso de Valencia la For-
taleza de Zamora al R e y D.
Fernando, estaba dentro la
recámara , y arreos del. R e y
D . Alonso de Portugal. E l
R e y no quiso tomar para sí
cosa alguna. Y quando algu-
B5 nos
34 Segtthda Parte.
nos Caballeros, ó Capitanes
le pedian a l g o , siempre decía
de no. Uno de ellos le dixo:
Por cierto, Señor , lo que el
Rey de Portugal en estas guer-
ras ha podido haber de Vos, y
de vuestros Caballeros, y v a -
sallos^ no lo ha d e x a d o , c ó -
mo vos dexais lo suyo ? R e s -
pondió el R e y : Q u i e r o , si
puedo, quitar al R e y de Por-
tugal , mi primo , los malos
conceptos de su voluntad, y
no los buenos arreos de su
persona. :
• IV.
Estando el R e y D . Fer-
n a n d o , y la Reyna Doña Isa-
bel en un huerto con m u -
chos Caballeros, y D a m a s , á
par de una higuera, que tenia
pocos higos maduros- , que
eran los mas aneblados; á to-
dos los Caballeros, que'entra-
ban en el huerto, -les era man-
da-
De Reyes. 35
dád'ó ¿¿que -cortasen . un h i g o '
de aquella higuera , y le c o -
miesen ; con t a n t o , que el que
Uná^vez tocasen y talqual fue-
se , le habían de comer sin es-
coger otro. C o m o eran p o -
¿ds los-buenos > y mucho:? lo*
aneblados^ los mas se halla-
ban burlados. Entró Hernán-*
do del Pulgar , Cronista del
R e y , y dixéronle, que c o g i e -
se el h i g o , y la condición. Pu-
so la mano en u n o , parecién-
dote' que era bueno-, y co-¡
m'o> le halló a n e b l a d o , jugó
otra p i e z a , diciendo : E n d e -
rezóte.
V.
Entró aHí un Caballero, que
trahia un gran collar de hom-
b r o s , y venía muy derecho,
sin torcerse á ninguna parte.
El R e y preguntó á Hernando
del Pulgar : Qué parece este
Caballero ? Respondió : As^
B6 no
36" Segunda Parte.
no matado, con cesto,: al pgsts
CUeZO.
VI.
Un Soldado llegó adonde
estaba el Rey Católico á p e -
dirle una merced de cosa que
no era razón otorgársela. E l
R e y le respondió: N o se pue-
de hacer. El Soldado, le. besó
las manos , mostrando por
palabras agradecérselo. Pre-
guntado por los que allí esta-
ban , pues le negaba lo que le
pedia, por qué le besaba las
manos, agradeciéndoselo? Res»
pondió: Porque me despachó
presto.
VII.
Vino al R e y Católico un
Escudero á pedirle por mer-
ced le recibiese por su Secre-
tario. D i x o el Rey : Y o tengo
lo que he menester. Respon-
dió el Escudero: Bien s é , que
tiene, V . Alteza Secretario,
mas
.i'&frReyes. • 37
nías; fiORsabe; latir* , que es
gran /alta. D i x o el Secretario
Hernán Alvarez .Zapata , que
estaba presente : Peor es^uo
saber romanee.
VIII.
, 'El R e y Católico d e c í a , que
concertar á Gastilja, y descon-^
certar á A r a g ó n , era perder-
los á entrambos.
IX.
Entrando en la Corte del
Emperador Carlos V . el D u -
que de Náxera muy a c o m -
pañado, y con muy ricas l i -
breas , viéndolo la Emperatriz,
d i x o : Mas viene el Duque á
que le v e a m o s , que á vernos.
X.
L a Reyna Doña Isabel d e -
cía , que si quisiesen cercar á
Castilla, que la diesen á los
Frayles Gerónimos.
XI.
A la Reyna Doña Isabel en
ex-
3'8. SegundaPaite.
extremó le • eran - aborrecibles'
los' ajos , no solamente íeríí eí
g u s t o , más en el olor. Por'des™
;
ro en .acertarlo.
XIV.
L a Reyna Doña Isabel man-;
do á un Caballero, que le tra-
xese una hacanea de tal color;
y ele tal talle ; y como no la
hállase, traxouna yegua, y un :
- .¡ ca-
• De Reyes. 43
cavalgar, vino añejo para b e -
ber , amigos ancianos para
conversar y y libros antiguos
para leer.
XX.
. Un, Arcediano de la Iglesia
de. Sevilla mató á un Zapatero
de la; misma Ciudad , y un h i -
j o suyo fue á pedir justicia; y
condenóle el Juez de la Igle-
sia en que no dixese Misa u n
año. Dende á pocos dias el
xj• r e a r o Vino a DSVíiiSi
y el hijo del muerto se fue al
R e y , y le dixo Como el A r -
cediano de Sevilla había muer-
to á su padre. E l R e y le pre-
guntó si había pedido justicia*
Él le contó el caso como pa-
saba. El Rey le dixo : Serás tú
hombre para matarle , pues
no te hacen justicia ? Respon-
dió : Sí Señor. Pues hazlo así,
dixo el Rey. Esto era víspera
de la fiesta del Corpus Christi..
Y
44 Segunda Parle.
Y el dia siguiente, como el
Arcediano iba en la procesión
bien cerca del R e y , diólé dos
puñaladas , y c a y ó muerto;
Prendióle la Justicia , y man-
dó el Rey que lo truxesen an-
te é l ; y preguntóle, por qué
había muerto á aquel hom-
b r e ? É l mozo d i x o : Señor,
porque mató á mi padre, y
aunque pedí justicia , no me la
hicieron. E l Juez de la Iglesia,
que cerca estaba , respondió
por s í , que se la había hecho,
y muy cumplida. El Rey quiso
saber la justicia que le había
hecho. El Juez respondió, que
le había condenado , que en un
año no dixese Misa. El Rey.
dixo á su Alcalde : Soltad ese
h o m b r e , y y o le condeno que
en un año no cosa zapatos.
XXI.
: Los Portugueses hacen fies-
ta en Lisboa cada año el dia >
'; que
s, De Reyes. 45
que fue la batalla de Aljubar-
rota. Entrando Fr. Juan-Hur-
tado á besar las,manos al R e y ,
dixo el R e y : Q u é os parece de
nuestra fiesta,? Celebran en
Castilla fiestas por' semejantes
vencimientos ? Respondió Fr.
J u a n , porque le dolió : N o
se hacen , porque son : tantas
victorias las nuestras, que ca-,
da dia sería fiesta , y morirían
los oficiales de harribre.
XXII.
Decia el R e y D . Alonso de
Aragón , que ninguno había
de tomar consejo con los v i -
vos , sino con los muertos. En-
tendiendo por los libros, por-
que sin amor, ni temor, siem-
pre dicen la verdad.
CA-
46 Segunda Parte.
CAPITULO II. •
De Caballeros.
- :> i. ...
E L Conde dé Ureña deciav
que el hombre mentiro-
so era como ducado falso: y.
en todos otros v i c i o s , como*
ducado falso.
II.
Topando el Conde de U r e -
ña por la calle un Arzobispo,
hízole el acatamiento, que á
tan gran Prelado convenia. El
Arzobispo quitó muy poqui-
to el Capelo: volvió él Conde
la cabeza á un c r i a d o , que ve-
nia cerca del A r z o b i s p o , y l e
dixo : Su Señoría debe ser t i -
noso , ó desorejado, pues no
se atreve á quitar el bonete.
III.
Llevó á Palacio á su hijo
D. Pedro Girón , siendo m u -
• '' cha-
DeCabaüem.. 47
chacho .hermoso : las Damas
nunca quitaron los ojos de él,
yr.lmirar- á tos galanes»: tuvo t
I V i
'
t VIL
De CaBalleroS. 49
VII.
- P r e g u n t ó el mismo Conde
á uno que venía de la Corte,
•qué se decia allá de él ? Res -1
Alpujarrai Pafeciéndólé á D.
j
XV.
1>e Caballeros. 53
in :.-..-.» : XV,
Un truhán le pidió disimu-
ladamente una ropa , que tra-
h-ia v e s t i d a d i c i e n d o : Señor,
yo Soñaba esta noche, que me
dábades una ropa muy rica,
que. trahíades vestida. El se la
negó con buen donayre, di-
ciendo : A n d a , borracho , no
creas-,¿en sueños,
i • XVI.
Uno trahia en una capa bor-
dadas unas esportillas, y cabe
cada esportilla estas letras: Ga-
do , que quiere decir; Es por
tí llagado. D. Alonso de A g u i -
j a r s e llegó á é l , y le dixo : Se-
ñor,,si como es esportilla, fue-
ra esportica , qué diría?
XVII.
Al mismo D . Alonso de
Aguilarmandóle la Reyna que
se intitulase Marques de Plie-
go. Dixo él entonces: Eso me
parece , que es mandarme su
C Al-
3
54 Segunda Varié.
A l t e z a , que me case con mi
manceba.
XVIII. -:..^í
Comiendo uno á su mesa,
pidió un poco dé vinoi-Dixo
D . Alonso de Aguilar: En esta
casa no se ha de pedir p o c o , ni
dar poco.
• XIX. .--i;.!.'-,
El gran Capitán Gonzalo
Fernandez de Córdoba solia
decir aquella sentencia dePla-
ton: El que quisiere ser rico,
no ha de llegar moneda, mas
disminuir codicia.
XX.
El mismo decia: España las
armas, y Italia la pluma. '
XXI.
En un Lugar de Andalucía,
paseándose á un cabo dé la
Iglesia el Gran Capitán, mien-
tras empezaban Misa , que
iban de camino , el Cura re-
zaba tan a l t o , dando tales vo-
ces,
De Caballeros.
ees, que le causaba dolor de
cabeza. Preguntóle : Padre,
qué rezáis? Dixo : Señor, Pri-
ma. Respondió el gran Capi-
tán : N o la subáis tan alto, que
la quebraréis.
XXT1.
El Gran Capitán pasaba mu-
chas veces por la puerta de
dos doncellas , hijas de un
pobre Escudero, de las qua-
les mostraba estaba aficiona-
d o , porque en extremo eran
hermosas. Entendiéndolo el pa-
dre de ellas, pareciéndole que
sería buena ocasión para ce-
mediar su necesidad, fuese al
Gran Capitán, y suplicó le pro-
veyese de algún cargo, fuera
de la Ciudad, en que se ocu-
pase. Entendiendo el Gran C a -
pitán , que lo hacia por dexar
la casa desocupada, para que
si él quisiese, pudiese entrar
libremente, le preguntó: ¿Qué
C4 gen-
$6 Segunda. Parte.
gente dexais en vuestra casa?>
Respondió : Señor, dos hijas
doncellas. Díxole : Esperad
aquí, que os sacaré la provi-<
sion ; y entró en una cámara,
y sacó dos pañizuellos, y e n
cada uno de ellos mil ducados,
y dióselos , diciendo : Veis
aquí la provisión : casad luego
con esto que va ahí vuestras
hijas; y en lo que toca á vos,
yo tendré cuidado de pro-
veerlo.
X X I I ! .
preguntando su Señoría á D .
JDiego García de Paredes, có-
mo había i d o , d i x o : Señor,
diéronnos por buenos. Res-
pondió : Por mejores os había
enviado,
XXV.
Vendiendo un Soldado un
caballo, preguntóle el Gran
Capitán, que por qué le ven-
.dia? Respondió, que porque
huía de las armas. Dixo el Gran
Capitán: Espantóme venderle
por la cosa que yo pensé que
le habíades comprado.
XXVI.
. Mandó el Rey Católico der-
ribar á Montilla por cierto
delito del Señor de ella ; y no
bastaron ruegos del Embaxa-
dor del Rey de Francia , ni
de quantos había en la Corte,
C S pa-
*'S 8 'Segunda Varíe.
para que no fuese derribada.
Sucedió derribándola, qué ca-
yó un pedazo de una torre •, ¡y
mató cincuenta hombres de
aquellos que la destruían; Sa-
biéndolo el Gran Capitán , di-
xo : Qué hiciera Mohtilla , si :¡
XXXVII.
(¡2 Segunda Parte.
XXXVII. :
^5
Decia el Marques de Cor-
tes, que el que carecía de ami*
g o s , era como panal sin miel*
é espiga sin t r i g o , ó árbol sin
fruto.
XXXVIII.
- Hernán Ruiz Cabeza de
Vaca era Veintiquatro de Se-
villa, y Veintiquatro de X e -
•réz*. Preguntando á uno:
•Quién es aquel ? Respondió:
Una baraja entera de nay-
pes.
XXXIX.
Alonso Carrillo dixo á uno
que era muy escaso : Malo
érades para relox , que por no
dar, no diérades.
XL.
Al Conde de L e m o s , p i -
diéndole un vasallo suyo justi-
cia , y teniéndola , dixo algu-
nas palabras con mas licencia,
que convenía á la autoridad
.. de
Dé Caballeros. 63
dé á quien lo decía, ó á la ca-
lidad de quien las hablaba. Con
-alegre cara respondió el Con-
-de: A vuestras palabras debe-
-liios risa, y á nuestros yerros
-enmienda.
XLI.
:
D . Juan, Duque primero de
^Médinasidonia , á un su M a -
yordomo , que le reprehendía,
que daba mucho , le dixo: La
•grandeza de mi casa se ha de
-conocer ,' no en los dineros
que -atesoro, sino en los que
reparto, i
XLII.
- Un Duque de este Reyno,
por consejo de un Contador
s u y o , quería baxar los parti-
dos á sus criados: Acaso es-
taban en una sala tañendo una
caxa. El Duque salió, y pre-
guntó : Qué tañen? Respon-
dió un criado : La que ruego
á Dios no vea yo en vuestra
ca-
•6% Segunda Parte.
-casa. Dixo el Duque: N o der
bei-s de quexaros, pues os dpy
de comer. Respondió : De c o -
mer ? no señor. Dixo el Pu,-
¡que: Cómo no os d o y , d e c o -
mer ? Respondió : Señor, no.
El Duque le respondió , cómo
;es eso? Respondió el criado:
V . S. me da de almorzar; mas
no de comer.
XLI1I.
A D . Fadrique de T o l e -
do , hijo de D. García de To-
ledo , Duque de, Alba , su-
plicó una dueña le .ayudase
para casar una. hija. El Duque
le mandó dar veinte mil ma-
ravedís. El Camarero á quien
lo mandó , dióle cien mil. A l
tomar de la cuenta, como el
Duque halló puestos cien mil
maravedís , donde no habían
de estar mas de veinte m i l , se-
gún había mandado, dixo al
Camarero : Cómo pusisteis
De Caballeros. 6$
aquí cien mil maravedís, no
habiendo de ser sino veinte?
El i Camarero respondió : Se-
ñor , yo os oí cien mil mara-
vedís. Replicó el Duque : Ben-
dito sea D i o s , que te dio m e -
jores oídos, que á mí lengua.
Y pasó en cuenta los cien mil
maravedís.
XLIV.
El Conde de Feria D. N .
fue casado con hija del Mar-
ques de Pliego, y juntas la una
casa con la otra , fue de las
grandes de España. Era tan li-
beral , que daba siempre á to-
dos quantos le pedían. Tenia
costumbre de decir á su Ma-
yordomo : Da á N . treinta, ó
quarenta mil maravedís , ó
ciento y cincuenta mil mara-
vedís ; de manera , que nunca
decia cosa señalada. El Ma-
yordomo le dixo : Señor, de
que V . S. manda dar algo, di-
ce
66 Segunda Varte.
ce que dé treinta , ó quaren ¿
L.
Decia el Marques de Santi*'
llana, que debemos dar gra-?
cias á los que escriben ^por-
que de los vicios nos avisa-¡
mos, y de los acertamientos
que-
De Caballeros. 71
quedamos prudentes , y ense-
ñados, .c ¡
Lí.
El mismo decia , que los
ofrecimientos eran para los
estraños , y las obras para los
amigos.
LIT.
Alababa mucho los , C o -
mentarios de Cesar , porque
en ellos hallaba muy buen es-
tilo de hablar, y obras para
obrar.
LUÍ.
Leía siempre , y fue repre*
hendido de algunos Caballe-
ros. Respondió: Converso mu-
cho con los libros, porque ha-
llo en ellos, mejor conversa-
ción , que con vosotros.
L.IV.
Decia el mismo , que se
preciaba de usar de justicia, y
clemencia, porque con la jus-
ticia era bien quisto de los
bue-
72 Segunda Varié.
buenos/, y con la clemencia de
los malos. ..u
LV.
El Duque Filipo de Bor-
goña decia : D e los grandes
señores no digáis bien, ni mal$
porque si decis bien , menti-
réis ; y si m a l , os ponéis á p e -
ligro.
LVI.
Hablando el Marques de Co-
tnares con un Regidor de Cór-
doba , le dixo: Los Romanos
tenían su República rica , y
sus casas pobres. Los Regido-
res en España, quieren tener
sus casas hartas, y las Repú-
blicas hambrientas.
LVII.
En un juego de cañas cor-
rió un Licenciado al puesto
donde estaba el Mariscal P a -
yo. Dixo el Licenciado : S e -
ñor , no emborra las letras el
hierro de la lanza ? Respondió
el
De Caballeros. 73
el Mariscal: Especial, de que
son pocas.
LVIII.
Juan de Ayala , Señor de la
Villa de Cebolla , voló una
grulla: su Cocinero la guisó,
y dio una pierna de ella á su
muger. Sirviéndosela á la me-
sa , dixo Juan de Ayala: Y la
otra pierna? Respondió el C o -
cinero: N o tenia mas de una,
porque todas las grullas no
tienen sino una. Otro dia Juan
de Ayala mandó ir á caza al
Cocinero ; y bailando una van-
dada de grullas , estaban todas
en un pie. Dixo el Cocinero:
Vea V . md. si es verdad lo que
dixe. Juan de Ayala arremetió
con su caballo, diciendo: O x ,
ox. Las grullas volaron, y e x -
tendieron sus piernas, y dixo:
Bellaco , mira si tienen dos
piernas, ó una? Dixo el Coci-
nero : Cuerpo de D i o s , señor:
Tom.I. D di-
74 Segunda Parte.
dixérades, o x , ox , á la que
teníades en el plato, y enton-
ces ella extendiera la .pierna
que tenia encogida.
LIX.
D . Bernardino Pimentel,
Marques de Tábara , mostró
un dia al Emperador Carlos
V . su recámara (que debia
tener muy adornada , pues
la mostraba á tan gran Prín-
cipe). Dixo el Emperador, que
no había visto cosa mas cu-
riosa. Hallóse el Condestable
presente , y dixo al Empera-
dor : No se maraville V. Mag.
que todas las Ciudades, que
se abastecen de acarreo, están
mas proveídas. Respondió el
Marques: Así es; pero de Bur-
gos nunca me vino provisión
ninguna.
LX.
A Luis de Avendaño , C a -
ballero que no tenia mucho,
ha-
De Caballeros. 75
habiendo palabras con él un
villano rico , le dixo :. Para
é l , cuerpo de D i o s , que soy
mejor que vos. Respondió Luis
de Avendaño: Si eso es ver-
dad , yo os doy mi fe , que
soy el mas ruin que ha habido
en el mundo. .
LXL
D . Manuel , descendiendo
por una escalera peligrosa, di-
xo : Aquí es menester llevar el
seso en el carcañal de los pies.
LXII.
Diego Garcia de Paredes de-
cía, que las otras Naciones ha-
blaban con los labios, y los E s -
pañoles con el corazón.
LXIII.
Dos Caballeros muy pre-
suntuosos pusieron un car-
tel de justa en la Corte. Pre-
guntando una señora á un C a -
ballero,si había firmado? Res-
pondió : N o ; porque son
D 2 cuer-
76 Segunda Parte.
cuerpos fantásticos, y no reca-
ben encuentro. /
LXIV.
Diciendo un Caballero muy
principal de este Reyno á un
pariente suyo , que era muy
frió, respondió: Señor, reu-
mas son, que descienden de
la cabeza.
LXV.
Hablando un Caballero con
un Comendador, que trahia al
cuello un Hábito de oro muy
grande, quando se quería des-
pedir no quería desviarse el
caballo. Preguntó el ^Comen-
dador : ¿Qué há ese caballo,
que no.quiere andar? Respon-
dió : Señor, es como muía de
alquiler, que en viendo tabla
de mesón , no quieren pasar
adelante.
LXVI.
A un Caballero pobre, que
tenia una Encomienda sobre
un
De Caballeros. 77
un capuz muy viejo , dixo un
truhán: V a l e , aunque va so-
bre raído, como suelen decir
ios Escribanos en lo que en-
miendan.
LXVII.
Un gran señor tenia un cria-
do , el qual se quexaba en su
ausencia', porque siendo muy
pobre, jamas le hacían mer-
cedes , y no las hacían á otros
sino á los muy ricos, que no
lo habían menester. Sucedió,
que pasando este señor un rio
á caballo, el caballo se paró
á orinar en medio del rio. D i -
xo entonces el criado: T a m -
bién tienes tú la condición de
tu a m o , que siempre da don-
de hay abundancia ?
LXVIII.
Cosa usada es , quando al-
gún señor ha de heredar, si
se detiene la herencia, desear
la muerte á quien le engen-
D 3 dró.
78 Segunda Varié.
dró. A un señor le traxeron
un nieto, que no había, vistor
muy hermoso. Después que es-
tuvo un rato con él , dixo:
Por cierto yo os quiero mu-
cho , porque sois enemigo de
mi enemigo.
LXIX.
Diciéndole á un Caballero,
que uno decia mal de él de-
lante de todos, respondió: Mas
quiero que lo diga uno delan-?
te de todos, que todos delante
de uno.
LXX.
El mismo decia, que desea-
ba tres provechos á sus ene-
migos : pleito con justicia: jue-
gos , en que al comienzo, ganar
sen; y que amasen donde los
quisiesen bien.
LXXT.
A D. Alonso Manrique di-
xo D. Alonso de Sandoval,
porque tenia la boca: muy
pe-
De Caballeros. 79
pequeña , que había de salir
su alma en calzas, y jubón,
quando se muriese.
LXXII.
D e un Caballero pobre, que
á todos llamaba v o s , y á nin-
guno merced , dixo uno, que
por eso D i o s , ni el Rey no se
la hacían.
LXXIII.
A un señor de T í t u l o , que
tenia la misma costumbre de
Mamar á todos vos , aunque
fuesen Caballeros , concerta-
ron muchos de ellos, que fió-
le llamasen señoría , sino mer-
ced ; y uno, que era su ami-
g o , le dixo: Quiero hablar á
V . Señoría antes que le echen
el hábito de la Merced.
LXXÍV.
Un señor de este Reyno
tenia un cuento de renta, y
puso oficiales , y tomó cria-
dos , como si tuviera treinta
D 4 cuen-
8o Segunda Parte.
cuentos : la madre de este se-
ñor preguntó al Contador:
Vos de qué servís á mi hijo?
qué tenéis que contar? Res-
pondió : Señora, patrañas.
LXXV.
Diciéndole á un señor, que
sus criados decían en su au-
sencia palabras descomedidas,
respondió: Dexad decir, pues
nos dexan hacer.
LXXVI.
Decia.Juan de Urbina , que
los que cuentan nuevas de
•tierras estrañas son como los
pobres, que traben ropas re-
mendadas , que son mas los
remiendos que añaden de vie-
jo , que no el paño principal
de que se hizo la ropa.
LXXVII.
El Almirante de Castilla
D . N . decia, que el que se
casaba era como el que va
á la guerra, que se ha de expo-
ner
Ve Caballeros. 81
ner á todo lo que le viniere.
LXXVIIt.
Decía el Comendador M a -
yor D . N . de Cárdenas á un
su Mayordomo muy misera-
ble : Délos de mi honra, y
no de mi hacienda.
LXXÍX.
Este Comendador Mayor
nunca quiso testar, hasta que
los Reyes Católicos le hicie-
ron donación de nuevo; que
d e c i a , que todo lo que tenia
era de los Reyes.
LXXX.
Convidó al Conde de Ten-
dida , siendo Embaxador en
R o m a , el Duque de Floren-
cia ; y como viese un estrado
alto en la cabecera de la mesa,
rogaba el Duque con él al
Conde de Tendilla. El Conde
importunaba al Duque se asen-
tase en él. Dixo el Duque á
un su criado: C o r r e , di que
D s le
82 Segunda Parte.
le traygan al Conde las llaves
de casa, pues él quiere man-
dar mas que yo.
LXXXÍ.
Entrando D. Bernardino en
la cámara del Conde de Bena-
vente, porque el Conde no se
levantó , d i x o , que era bueno
para vasallo.
CAPITULO III.
De Capitanes , y Soldados.
I.
C A P I T U L O IV.
De Aposentadores..
I.
P Reguntando un Castella-
no á un Portugués, cria-
do del Aposentador de la E m -
peratriz.: Quién es este C a b a -
llero? N o le respondió. T i r ó -
le de la capa , pensando que
era sordo; y tornándole á pre-
guntar con voz alta , res-
pondió con mucha furia: Qui
es,
- 92 Segunda Parte. '•
es, quies? Ho mundo'es.
II.
A un Aposentador quexabá-
sele un criado de un Caballe-
ro , que la posada que le ha-
bían dado á su amo , era muy
civil. Respondió el Aposenta-
dor : Si criminal la queréis,
ahí está la horca.
III.
Haciendo el aposento en
T o l e d o , dixo uno á un A p o -
sentador : En verdad, señor,
que he recibido gran conten-
tamiento en haberme echado
V. md. huéspedes. Preguntó,
por qué, pues á todos les pe-
sa de recibirlos ? Respondió:
Por el placer que me han de
dar, quando se vayan.
IV.
En Guadalaxara aposenta-
ron en casa • de Paez á un
Gentilhombre de la B o c a ; y
entrando en la posada, mostró
el
De Aposentadores. 93
el mandamiento que le habían
dado los Aposentadores , en
que mandaban recibiese por
,su huésped á N. Gentilhom-
bre de su Magestad. Respon-
dió Paez que podia posar allí;
porque si él era Gentilhom-
bre de su Magestad , él era
feo del Duque.
CAPITULO V.
De Truhanes.
I.
E Staba el Emperador C a r -
los V . un dia retirado,
y D. Francés Truhán con él.
Tocó la puerta un señor de
este R e y n o , que tiene poca
tierra cerca la raya de Por-
tugal. Mandó su Magestad al
Truhán, que viese quién lla-
maba : Fue , y visto quién
era, dixo al Emperador, c o -
mo estaba allí D . N . Replicó
su
94 Segunda'Parte.
su Magestad : A n d a , déxale
ahora. Respondió D. Francés:
'Conviene que V . Magestad
me dé licencia que le abra,
porque no se enoje, y tome
toda su tierra en una esporti-
lla, y se pase á Portugal.
II.
Este Truhán estaba sentado
en una silla en casa de un
Grande. Díxole un p a g e , que
se levantase , para que se asen-
tase un Caballero. Respondió
D . Francés : Desensilla uno
desoíros, que yo aun todavía
estoy sudando.
';• III. ;
Viendo correr Toros un dia
de S. Juan el Emperador en
Toledo , tenia par de sí á este
Truhán, quando entraron los
del juego de cañas: en entran-
do los primeros dos Caballe-
ros , preguntóle el Empera-
dor: Qué te parece de es-
tos
De Truhanes. 95
tos dos? Respondió : Que han
de caer juntos, como S. F e -
lipe, y Santiago. Sucedió,que
antes que acabasen de pasar la
carrera , rodaron por Zoco-
dover.
IV.
La librea de este juego de
cañas era de terciopelo leo-
nado, y encima tafetán blan-
co muy acuchillado. Preguntó
el Emperador á D . Francés:
Qué te parece de aquella li-
brea? Respondió: Asadura con
redaño.
V.
Un Conde de este Reyno en-
traba á besar las manos al Em-
perador; y porque era hombre
que guardaba mucho, dixo D .
Francés: Este es-Conde, este
es-Conde.
VI.
Quando le hirieron de las
heridas que murió , como le
tra-
96 Segunda Parte.
traxeron á su casa, venia con
él mucha gente. Asomóse su
muger á los corredores, pre-
guntando qué ruido era aquel?
Respondió D. Francés: N o es
nada , señora , sino que han
muerto á vuestro marido.
VI í.
Vínole á ver Perico de Aya-
la , Truhán del Marques de
Villena; y viendo que se quería
morir , díxole '.Hermano D .
Francés, ruégote por la gran-
de amistad que siempre he-
mos tenido , que quando es-
tés en el Cielo , lo qual yo
creo será así , según ha sido
tu buena vida, ruegues á Dios,
que haya merced de mi áni-
ma. Respondió: Átame un hi-
jo á este dedo meñique , no
se me olvide. Y esta fue la
postrera palabra , y luego
murió.
VIII.
De Truhanes. 97
VIH.
Preguntó un Caballero á Pe-
rico de A y a l a , qué virtud te-
nia la turquesa ? Que si caéis
de una torre a b a x o , os haréis
rail pedazos, y quedará la pie-
dra sana.
IX.
Quando Perico de Ayala iba
por la calle , y había algún
ruido , decia, que luego se ha-
cia lanzon. Preguntando , c ó -
mo ? Decia: Lanzóme luego en
la primera casa.
X.
Mandó el Marques un sayo
de brocado á Pedro de Ayala.
El Camarero enviólesolamen-
te las mangas , y los falda-
mentos : este Truhán fue al
Mayordomo de la Cofradía
de la Corte , y rogóle fuese
á enterrar un difunto de la
posada del Marques. Entran-
do dentro con la Cruz , ta-
Tom.L E ñen-
93 Segunda Parte.
ñendo la campanilla, que lle-
vaban delante, comenzando á
decir el responso, preguntó el
Marques , qué era aquello?
Respondió Perico de Ayala:
Decid á su Señoría , que ven-
go por el cuerpo , que no me
dio el Camarero mas de las
mangas, y faldamentos.
XI.
Pasando el Rey Católico á
par del montón de tierra,
que está cerca de Córdoba,
preguntó: Para qué se allegó
aquí tanta tierra? Respondié-
ronle, que en tiempo del Rey
Almanzor Córdoba era la ca-
beza de toda la Morisma , y
todos Tos Pueblos eran obli-
gados á traher allí una espuer-
ta de- tierra , en señal de suje-
ción. Dixo el Rey á este Tru-
hán : Qué tantas espuertas te
parece que habrá aquí ? Re -
pondió : Haciendo una es-
/ puer-
De Truhanes. gg
puerta, en que quepa la mitad,
habrá justamente dos espuer-
tas.
XII.
Apeándose un Truhán, que
se llamaba A l e g r e , en Palacio,
para subir donde estaba el
R e y D . Fernando, unos Ca-
balleros por burlarle cortá-
ronle la cola á la haca , y
subiéronse al aposento del
Rey. Ofreciósele á este Tru-
hán descender primero; y c o -
mo vio lo que habían he-
cho en su haca , cortó á todas
las muías, que allí estaban,
los hocicos, sin ser visto de
los mozos de espuela , que
estaban fuera de la puerta de
Palacio. Saliendo el Rey con
todos los Grandes , como el
Truhán iba delante , todos
los Caballeros burlaban de él,
diciendo: Mira , qué buena
cola lleva tu haca. El disimu-
E2 lan-
IOO Segunda Parte.
lando, mirólo, y santiguán-
dose , les dixo : Verdadera-
mente que de eso se van rien-
do vuestras muías, como lle-
van todas los dientes de fuera.
XÍII.
Un Truhán , que le había
quitado un señor una carga de
leña , que le daba cada año,
por Pasqua de Navidad, levan-
tándose-de una dolencia , ' l e
envió esta copla.
Saliendo de esta dolencia
Muy flaco, por ser muy larga,
Cierto fue gran providencia,
Mandarme quitar la carga;
Mas parécele á mi Dueña,
Que es gran inhumanidad,
Siendo la carga de leña,
Quitarla por Navidad.
XIV.
A un señor de este Reyno,
que era muy pequeño de cuer-
p o , saliendo una noche fuera
de su casa, diéronle un gran
som-
De Truhanes. 101
sombrero. Dixo un Truhán:
Dadle otro sombrero , y irá
entre dos platos.
XV.
Un Truhán, viendo que un
Escudero pobre en un ban-
quete había metido en su ca-
pilla muchas aves de las que
ponían á la mesa, porque es-
taba en un rincón, donde le
parecía que no le podían
v e r , dixo que quería hacer
testamento , y ordenar su áni-
ma , diciendo : í t e m , man-
do , que mi cuerpo sea e n -
terrado en la capilla del Se-
ñor N . nombrando' el nom-
bre del Escudero. Riéronse
todos de é l , porque sepultura
aun no tenia , quanto mas c a -
pilla. Dixo el Truhán: N o di-
go yo , señores, sino en la de /
la capa, que según yo he vis-/'?
to de aquí, está bien dotada.*
E 3 XVI.
102 Segunda Parte.
XVI.
A una señora de mucha c a -
lidad preguntó un Truhán , si
tuviera veinte mil ducados de
renta, si fuera su amiga. Res-
pondióle , que aunque tuviera
cien mil. Replicó.él: Y si tu-
viera doscientos mil ? Dixo la
señora: Tanto pudiera tener,
que lo hiciera. Acudió el Tru-
hán * diciendo : O , mal haya
mi fortuna, qué puta que pier-
do , por no tener dinero !
XVII.
Envió un Conde á un Prín-
cipe dos Truhanes , que tenia
por graciosos. Mandó el Prín-
cipe á ;su, Truhán , que los
examinase en su presencia. El
Truhán se allegó á uno de
ellos, y le preguntó con voz
baxa , que no lo oyesen ,si sa-
bia nadar ? Respondióle que
sí. Preguntó lo mismo al c o m -
pañero. Respondió que no.
De Truhanes. 103
El Truhán dixo a l t o , que lo
oyó el Príncipe: Señor, el uno
nada, y el otro no-nada.
XVIII.
Aconsejaba la Reyna Doña
Isabel al Comendador de Ore-
j a , que dexase aquella Enco-
mienda por otra ; y díxole un
Truhán al Comendador : N o
dexeis la Oreja , como buen
perro de presa.
CAPITULO VI.
De Pages.
I.
Un Caballero azotó á un
Page por un enojo que le h i -
zo , y de que le hubo azota-
do , no se quería vestir. M a n -
dóle que se vistiese. Dixo el
P a g e : Tómese V . md. los ves-
tidos , pues de derecho son
del Verdugo.
III.
Unos mozos de espuela, á
un P a g e , que se alababa, que
había visto en un jardín mu-
chas cosas de una huerta , ro-
gáronle, que les contase lo que
había visto. Respondió : V i
cantar un Ruiseñor.
IV.
El Duque del Infantazgo
envió al Conde de Saldaña
un pabo entre dos platos de
vi-
De Pages. 105
vidrio de Venecia muy ricos,
que estimaba en gran preció.
Descubriendo el Page el pabo
delante del C o n d e , quebró el
un plato. El Conde envió á
suplicar al Duque con su M a -
yordomo no hubiese su S e -
ñoría enojo, que por su cau-
sa se quebró. Sabido por el D u -
que , preguntó al Page muy
airado : Cómo le quebraste ?
Y soltando el plato que tra-
hia en el suelo, respondió: Así
se me quebró.
V.
Delante de un señor de este
R e y n o contaban sus familiares,
que D . Diego D e z a , Arzobis-
po de Sevilla , había sido libe-
ral para sus criados. Respon-
dió é l : Hizo bien , pues lo
que tenia no lotenia'TOas que
por su vida. Dixo un Page, hin*
cada la rodilla en tierra; Y V . S .
pe»r quántas vidas lo tiene?
E s VL
106 Segunda Parte.
VI.
Contando un - Caballero,
que venia de Italia, un hecho
que le había acontecido algo
dudoso, dixo un criado suyo,
quitada la gorra : Suplico á
V . md. me dé licencia para que
no lo crea.
VII.
Dando cuenta un criado á su
señor de lo que había gastado
por escrito, decia:De un pastel
que compré para mí., quatro
maravedís: De paja , y cebada
para su merced, veinte y cin-
co maravedís.
VIII.
Un Conde de este Reyno
era muy zeloso, y tenia manda-
do al Mayordomo, que nin-
gún Page que fuese de mas de
doce años * no-entrase en el
aposento de la Condesa , y los
demás de doce años anduvie-
sen con capas. Vio este señor
sa-
Be Pages. 107
salir á un Page de hasta quin-
ce años del aposento de la Con-
desa. Mandó llamar al Mayor-
domo , y díxole con enojo:
A ese Page capadle, ó enca-
padle.
IX.
A un Caballero, quetrahia
en la Corte quatro Escuderos,
y ningún P a g e , le dixo otro
Caballero su amigo: Señor N .
menester es que en todo ca-
so le trueque uno de esos Escu-
deros en menudos.
X.
Estaban unos Pages en con-
versación , y decia cada uno
lo que deseaba. Entre ellos hu-
bo uno , que dixo , que tenia
deseo de ser melón. Pregun-
tado por qué ? Respondió:
Porque todos me besaran en
el rabo , para ver si era
bueno.
E6 XI.
io8 Segunda Parte.
XI.
Sirviendo un Page un Sá-
bado un plato de morcillas pe-
queñas á la mesa de un Caba-
llero, atrevióse á esconder una
en una bolsa que trahia en el
cinto , y quedó por descuido
un poco por defuera. Viéndo-
lo su señor , le preguntó: N .
qué moneda corre ? Respondió:
Señor, morcillas.
XII.
Quexándose uno que se le
había ido su mozo con tratar-
le bien, y traherle bien vestido,
respondió otro , que trahia su
mozo muy destrozado : Por
cierto, que há mas de quatro
años que tengo á este , y nun-
ca se me ha ido. Acudió el
que se le había ido , diciendo:
Cómo queréis que se os vaya,
si no tiene pluma para volar?
XIII.
A un señor púsole un Page
en
De Pages. 109
en la mesa un plato, con una
cabezuela de cabrito, sin se-
sos , que se los comió en el ca-
mino. Preguntó al Page : C ó -
mo está esta cabeza sin sesos ?
Respondió: Señor , era mú-
sico.
XIV.
Fueron unas señoras á un
L u g a r , que está una legua de
Toledo , á visitar á la muger
de un Escudero, que estaba
parida. Y para darles cola-
ción llamó el Escudero á un
m o z o , que tenia por muy dili-
gente ; y encareciéndoles, que
iría tan presto á Toledo, c o -
mo otro podría ir á la Plaza,
le mandó , que ensillase una
haca, y fuese prestamente á la
Ciudad, y comprase dos c a -
xas de diacitron. Desde á un
rato que el mozo salió del
Palacio , dixo el Escudero:
Ahora está mi criado en la
mi-
11 o Segunda Parte.
mitad del camino: Y desde á
un poco replicó: Ahora entra
en Toledo. Y de la misma ma-
nera tornó á decir: Ahora lle-
ga á tal parte. Y desde á medio
quarto de h o r a , dixo: Ahora
entra en su casa; y llamándole
por su nombre, entró dó esta-
ba su señor; y preguntándole,
qué es de la colación? R e s -
pondió : Señor, no hallo el
freno de la haca.
XV.
Decia un Escudero, que el
que sirve, ha de escoger señor
de buen entendimiento; por-
que ya que no le pague , en-
tienda que se lo debe.
TER-
III
TERCERA PARTE
DE LA FLORESTA
ESPAÑOLA.
CAPITULO PRIMERO.
I.
CA-
De responder, &c. 119
CAPITULO II.
CAPITULO III.
De gracia doblada.
I.
P Aseándose un Caballero;
con uno , que no era hidal-
g o , por el Osario de los Ju-
díos, dixo el Caballero: Si aho-
ra muriésedes, adonde os man-,
daríades encerrar? Respondió:;
En Sodoma con Usted.
II.
Siendo convidado un Can--
tor tiple con barbas en casa
de un Canónigo de Toledo, en-
vióle á decir este Cantor á uno,
que no era pariente del Cid
Ruy D i a z , con un Page , qué;
tanto volaría su halcón sin cas-
cabeles ? Respondió : Decid á
vuestro señor, que mas que
el suyo sin capirote.
CAPITULO IV.
De dos significaciones.
I.
M Ándó: un Señor á su
criado , qué saliese á-
Vér el Cielo si estaba estrella-
do , porque quería salir fuera.
Como estuviese muy nubla-
do , respondió: Señor , no es-
tá estrellado, sino pasado por
agua.
CAPITULO V.
CA-
De enmiendas, &e. j 33
CAPITULO VI.
De enmiendas , y declaraciones
de letras.
I.
* ^^.^^^^^^«^
QUARTA PARTE
DE LA FLORESTA
ESPAÑOLA.
• CAPITULO PRIMERO.
De Jueces.
I.
CAPITULO II.
De Letrados*
I.
U N Pleiteante dixo á un
Letrado, que le ayuda-,
ba en un pleito, que le hicie-
se un escrito , y tomase en
prendas una espada. Respon-
dió el Letrado : Echad por
oros , que espadas ya las he
renunciado.
IT.
Decía un Letrado á los
Pleiteantes, que le iban á pe-
dir parecer para que abogase
por
142 Quarta Parte.
por ellos; El que ha menester)
candil trayga aceite.
III.
I Preguntando uno á su ami-
go por un Letrado si le tenia')
por hombre de letras , respon- ¡
dio: Las.letras de N . son co->
mo letras de Canto llano, P " ' 0
cas, y gordas.
, '
7
IV, " "I O (
G2 CA-
148 Quarta Parte,
CAPITULO III.
De Escribanos.
I.
,Uando entrò la primera
\ £ vez el Emperador Car-
los V . en Toledo , tomán-
dole juramento á la entra-
da de la puerta de Visagra
Peralvarez de las Cuentas, Es^
cribano mayor , dixo en fin
del juramento: Si así V . Ma-
gestad lo hiciere, Dios le ayu-
de : y si n o , le encamine .que
lo haga.
IL
En la Ciudad de Lisboa, en
un escritorio de un Escribano
de huérfanos están escritas con
grandes letras de oro estas p a -
labras:
Ante que d e s , escribe;
Ante que firmes , recibe»
III.
De Escríbanos. 149
ID.
Examinando en Sevilla á
un Escribano , mandaron al
que examinaban que diese por
testimonio , quántas naranjas
estaban en una alberca , las
qu'alés eran medias , y desde
fuera parecían enteras. Dixo,
que las sacasen en la mano,
que de otra manera no lo
haría.
IV.
• En otro examen fue pre-
guntado á uno, que quería ser
Escribano, cómo haría una
carta de véndita ? Respondió
así: Sepan quantos esta carta
de véndita* vieren , como yo
N . vecino de tal Lugar, otor-
go i, y conozco, que vendo á
v o s N . vecino de tal Lugar, tal
posesión , que es en esta C i u -
dad , en tales linderos , por t*I
precio. Como se detuviese , el
que le examinaba le dixo:
G3 De
i go Quarta Par¿e.
Decid en hora mala adelante.
El prosiguió, diciendo : Para
v o s , y para vuestros herede-
ros , y descendientes después
de v o s , & c .
V. ,
Un Escribano hizo testa-
mento abierto de un Merca-
der , en el qual mandaba, que
se cobrase mucha cantidad de
maravedís, que le debían mu-
chas personas. Preguntando al
Escribano un pariente del en-
fermo , si dexaba muchas man-
das , respondió: N o , sino de-
mandas.
. VI. -.o,; :
i ;
CAPITULO IV.
De'Alguaciles.
III. •
: Topó una noche un A l g u a -
cil á uno que venia muy e m -
barazado. Preguntóle : Qué
armas lleváis? Respondió: Se-
ñor, un puñal. Descobijándo-
l o , halló que era un jarro de
vino: bebióselo todo , y dióle
el jarro v a c í o , diciendo: T o -
mad , que yo os hago gracia
de la vayna.
Gs IV.
iS4 Quarta Vane.
IV.
Preguntó un Alguacil á un
pobre hombre: De que vivís?
Respondió: Si me preguntara
de qué muero, dixera, que de
hambre.
V.
Informado un Vicario , que
muchas mugeres en algunos
Lugares curaban ensalmando
con palabras supersticiosas,
mandó al Fiscal le traxese
presas á las que curaban ; y
inquiriendo en un Lugar cer-
ca de Toledo , que se llamaba
Cuebra, si había algunas mu-
geres que curaban, avisaron
de quatro. Trahidas delante
del Vicario , preguntándolas,
qué curaban ? Respondieron:
Lienzos de los Mercaderes de
Toledo.
CA-
De Hurtos. iss
CAPITULO V.
De Hurtos.
I.
CAPITULO VI.
De Ajusticiados.
I.
CAPITULO VII.
De Médicos , y Cirujanos,
I.
Xlt.
A un criado de un Médico,
que estaba preso por un deli-
to que había cometido, pre-
guntóle el Alcalde , estando
presente su amo , á quién que-
ría por curador? Respondió,
que á su Señor, pues su oficio
era curar. Díxole el amo, pues
me has tomado por tu cura-
dor , guarda la boca , y excu-
sarás una sangría. ¡
XIII.
Acompañando un Médico
al Dotor de la Reyna N. para
que le enseñase la Práclica, fue-
ron á curar á una muger, que
estaba mala de la madre, la
qual estaba muy angustiada.
Díxole el Dotor después que
hu-
Dé Médicos, &c. 173
ftubtí' aplicado las medicinas
necesarias : Parad mientes,
que quando víéredes estas se-
ñales, es mal de madre. Su-
cedió que le llamaron á él
después para un hombre , que
tenia «mal de corazón; y co-^
mó lo vio muy apasionado,
¡ :
. • XV.. . ,
Decia uno, que- los. Médin
eos eran como los halcones,
que si matan perdiz , valen
treinta ducados > si añades,*
cincuenta ; y si garzas.,, don
cientos. Así los.Médicos,, si¡
matan villanos, son tenidos: en
poco : si á gente • de . capa
prieta, son mas estimados; y
si. matan á ¡señores, á cien mil
de partido. . -
• • XVI. •. -
!
Curando un Médico á su
hijo, no mandaba darle jara-
ves, ni purga,, ni sangría ,.mas
de que se rigiese bien-.-Que-^
xándose su quera , cómo no
le hacia algunos beneficios,
como á los otros enfermos se
suelen hacer respondió el
Médico: Hija , la-.medicina;
tenemos; nosotros para ;ven-,
der-
De Médicos, &c. 175
derla; mas no para usarla.
XVII.
Aconsejaba un Médico á un
Soldado, que no bebiese vino
después de haber comido hi-
gos ; y decia el Soldado: No lo
entiende V. señor, perdóneme
por ello, que al higo vino , y
al agua higa.
XVIII.
A una señora , que hablaba
mucho , caíansele los dientes.
Preguntando á un Médico, que
de qué se la caían ? Respondió:
De las muchas coces, que les
da V. con la lengua.
XIX.
Decia una señora riñendo á.
su criada: Mas sucia eres, que
ojos de Médico.
XX.
Preguntándole á un "Médi-
co , si un enfermo estaba peli-
groso , respondió: No , sino en-
el mismo peligro.
. H 4 CA-
176 Quarta Parte.
CAPITULO VIII.
De Estudiantes.
I.
*
QUINTA PARTE
DE LA FLORESTA
ESPAÑOLA.
CAPITULO PRIMERO.
De Vizcaynos.
I.
U N Obispo de Anillo te-
nia, un criado Vizcayno,
y
182 Quinta Parte,
y mandóle , que á un Carni-
cero, que se llamaba David,
que le solia fiar carne, le pU
diese una asadura fiada ; y.
quando la hubiese trahido, se
fuese á Palacio , para que se
viniese con él. Predicando el
Obispo , trahia autoridades de
Profetas en el Sermón. Dice
Jeremías á tal Profecía, mi-
rando á Ja puerta donde esta-
ba su mozo , dixo descuidada-
mente , prosiguiendo su Ser-
món : Pues qué dixo David ?
Respondió muy alto el Viz-
cayno: Que juras á Dios que
no.darás asadura, ni bofes, si
primero no pagas.
IT.
Un.Clérigo Vizcayno , cria-
do del Cardenal D. Pedro
González de Mendoza , tra-
hia debaxo la loba un mache-
te. Acaso le vio el Cardenal,
y reprehendiéndole, diciendo,
que
DeVizcaynos. 183
que era mal hecho traher un
Clérigo armas. Respondió el
Vizcayno.: Reverendísimo Se-*
ñor , no traygo yo armas para
hacer mal á hombre ninguno,
sino para los perros de esta
tierra , que son muy bravos.
El Arzobispo, le dixo: Quan-
do saliese á vos algún perro,
para estar seguro que no os
haga mal, decid el Evangelio
de S. Juan. Replicó el Viz-
cayno: Señor, todavía es bue-
no traherle , porque algunos
perros no saben latin.
III.
A un forastero emprestóle
un amigo un pagecillo Viz-
cayno , que le acompañase.
Visitando á una señora , que-
riendo reir con él, dixo: Sa-
brá V. que los Vizcaynos son
hechos de un pedo de un Ju-
dio. Acudió el Vizcayno , di-
ciendo: : Señor , quando . os
pe-
184 Quinta Parte.
peyéredes, haced un Vizcay-
BO que os acompañe, y no pe-
diréis mozo prestado.
•IV.
Curando un Médico á un
Vizcayno, por no haber es-
cribanía mandò que le hicie-
sen una agua de solamente
ruibarbo, y agua de endi-
via. Venido su compañero,
le, contò, que otro dia de ma-
ñana se había de purgar con
barbo de rio en agua de en-
vidia. El compañero compró
un gran barbo , y le coció con
agua ; y estándole comiendo
entrò el Médico, y maravilla-
do de ver tal exceso en dia de
purga, le dixo el Vizcayno:
Tú me mandaste , que me
purgase con barbo de rio en
agua.
V.
Decia el Conde de Oñate,
que los Vizcaynos eran ricos
de
De Viñcaynos. 185
de manzanos, y pobres de pan,
y vino.
VI.
¿ A un Vizcayno, que estaba
enfermo, mandóle el Médico,
que tomase unas pildoras; y
como tomó una , comenzó á
mascarla , y como le amarga-
se , tomó las otras, y metió-
las en un agugero. Quando vi-
no el Médico, preguntóle, si
había tomado las pildoras. Res-
pondió: En un agugero tienes,
uno comido tienes, no están
maduros.
VII.
El Emperador quería tirar
con una ballesta á una liebre,
que estaba echada, que,la ha-
bía descubierto un perro de
muestra. Estaba allí un Viz-
cayno , que llevaba una haca
muy matada: quitóle muy pres-
to la silla , y tiróla á la lie-
bre: como la espantó, no tiró
el
i86 Quinta Parte.
el Emperador. Preguntándole,
por qué había hecho aquello?
Respondió : Pensaba , que silla
que matabas haca , también
matarás liebre.
VIII
. Ofreciéndose á un Caballe-
ro de enviar un recado á una
señora , dixo "á sus criados:
Quál de vosotros irá á tal par-
te , que sepa decir lo que yo
le mandare? Dixo un Viz-
cayno.: Yo , señor. Respon-
dió el amo; No es cosa que va-
yas tú , que es menester ha-
blar con eficacia. Pensando el
Vizcayno, que eficacia era al-
gún señor de mucha calidad,
se ofreció á ir, diciendo: Ha-
blar con eficacia? y aun con
diabla que sea.
IX.
Un Vizcayno fue á ver á su
madre á su tierra , y pregun-
tóle: su madre : Como le iba
con
De Vizcaynos. 187
con su amo ? Respondió: La
miafe mi madre* quando ca-
minamos por mal camino,
me va< bien ; y quando por
bueno, me va mal, que anda
mi amo mucho con su caba-
llo. ¡Díxole su madre : Ruego
á Dios, mi hijo , que siem-
pre os depare malos caminos*
y malas carreras por do quie-¡
ra que vais.
X.
Leyendo en Vizcaya una
provisión un Pesquisidor, que
fue sobre un alboroto que ha-
bía habido en aquel Pueblo;
como en los diñados del Rey,
dice: De Castilla , de León,
de Aragón, &c. Respondieron:-
Rey ,r y Rey na obedecemos,
ecétera no conocemos.
XI.
Ur Jurado de Toledo man-
dó á un Vizcayno, que com-
prase un par; de perdices, y .
mi-
188 Quinta "Parte.
mirase , que no oliesen : mal;-
De que las hubo trahido / qui-
so ver su amo si eran frescas*
y puso el dedo debaxo: de la
cola , y llególe á las narices.
Viendo que olia mal, enoján-
dose con el Vizcayno , por-
que no las había trahido fres-
cas , dixo el Vizcayno-: Por
ahí hueles? Juras á Dios , la
mas linda muger del mundo
hiede por ahí.
' • .XII. •
Un Médico encargó mu-
cho á un Vizcayno, que esta-
ba enfermo , que guardase la
boca; y quando volvió á visi-
tarle , hallóle con una espada,
y un broquel, puesto en pos-
tura. Preguntándole , qué ha-
cia ? Respondió : Guardo la
boca.
XIII.
Dos Vizcaynos , que iban
camino, preguntaron en una
po-
T>e Vizcayno f. 189
posada, si había que comer?
Respondió la huéspeda: Hay
dos panales. Dixo el Vizcay-
no , qué es eso ? Acudió el
otro, diciendo : Señor , yo co-
nozco bien : dadnos el uno co-
cido , y el otro asado.
XIV.
Un Vizcayno fue á pedir
albricias á su señor , que ha-
bía parido su muger. Pregun-
tóle su amo: Parió hija? Res-
pondió.: Mejor , señor. Re-
plicó el amo: Parió hijo ? Res-
pondió : Mejor , señor. Díxo-
Je el amo : Pues qué parió?
Respondió: Una hija muerta.
XV.
Caminando un Vizcayno en
tiempo de, caniculares , lleva-
ba puesto un papahígo. Dí-
xole un Escudero : Buen há-
bito es ese para este tiempo.
Respondió el Vizcayno : Di-
nero tuviésemos, que inven-
ción
igo Quinta Parte.
cion también sabríamos hacer
como en Corte. :
, , XVI..
Decía, un Vizcayno por
las mugeres que itrahian gran
falda en saya: Si rabo, para
qué alzado? Y si alzado , para
qué rabo ? .
: XVII;
- El mismo-, no-se acordan-
do de la calle de los Al barde-
ros, preguntaba: Dónde es la
calle donde hacen jubones á
machos? ;
XVIII.
. Caminando un Vizcayno,
pasó cerca de ; una fuente,
que parecía que se reía. Pa-
só adelante, diciendo : Aun-
que mas te rias , entra-
110
rás acá.
XIX. :. , - . : r
Preguntando uno á un Viz-
cayno, quántos rocines tenia
su padre?. Respondió : Cin-
' •:/ CO,
De Vi&caynót. 191
co, con quatro que se le han
muerto.
XX.
Decía un Vizcayno , que
eran buenos los peces en aza-
bache , por decir los peces en
escaveche.
XXT.
Dándole á un Vizcayno be-
rengenas en un convite , no
las quiso comer , diciendo:
Señor, no como higos coci-
dos.
XXII.
Este mismo , creyendo que
una rueda de molino andaba
por milagro, se hincó de ro-
dillas para besarla; y como le
llevase los hocicos, dixo: Ju-
ras á Dios andar por arte del
diablo.
XXIII.
Un Vizcayno , queriendo
encarecer mucho, que le ha-
bía sabido muy bien un galio,
que
192 Quinta Parte.
que había comido , decía: Ga-
llina macho ., mas supo que
algalia.
XXIV.
A este Vizcayno mandóle
su amo desollar un conejo: co-
menzó á pelarle, y como no
pudiese , dixo: Juras á Dios,
con tan chiquitas plumas, no
<sé como te vuelas.
XXV.
- Andando á buscar un Viz-
cayno á un Zapatero , pregun-
taba : Do mora Sastre de za-
patos?
XXVI.
El mismo para decir á un
Zapatero, que le diese unos
medios zapatos; dixo, seña-
lando con la mano en el pie:
Zapato aquí , zapata allí, y
cincha en níedio.
XXVII.
Pasando uno por la mance-
bía vio una moza muy her-
mo-
De Ví&cayños. 193
mós'a: "preguntó de dónde era?'
dixéronle , que de Vizcaya;
respondió : Con eso apren-
dió oficio tan coito de ra-
zones. '
XXVIÍÍ.
Quexábase una Vizcayna de
los Castellanos , porque poda-
ban las viñas, diciendo, que
si las dexasen crecer, que po-
dría ser allegasen á Vizcaya.
CAPITULO II.
De Mercaderes*
I.
A Lzóse á un Mercader un
hombre con toda su ha-
cienda , y fue á mirar la obli-
gación , en la qual halló , que
se obligaba á pagar á cierto
plazo, so pena del doblo. Fue
á su muger muy alegre á de-
cirla, que había doblado aquel
dia su caudal , por quanto
Tom.I. 1 uno,
i 94 Quinta Parte,
uno, que se le había alzado
con su hacienda» había incur-
rido en la pena del doblo.
II.
Haciendo almoneda de los
bienes de un Mercader * que
debiá muchos dineros com-
pró uno un colchón diciendo,
4
CAPITULO IV,
De Labradores.
I.
CAPITULO V.
De Pobres.
I.
CAPITULO VI.
. De Moros,
I,
SEX-
214
SEXTA PARTE
DE LA FLORESTA
ESPAÑOLA.
CAPITULO PRIMEáo.
De Amores.
I. '
V isitando un .Caballero á
una señora , mandóle
dar una silla, diciendo: Sién-
tese V. Respondió él : Del
corazón.
A un Caballero , que sacó
una doncella de casa de su pa-
dre, poruña ventana, pregun-
tóle una señora , cómo se atre-
, vio á hacer tal cosa ésa donce-
lla? Respondió: Sabrá.V. que
se encendió tanto nuestro
amor, que á no echarnos por
De Amores. 11$
la ventana , nos abrasáramos.
III.
Una, señora iba encubierta,
pareciéndola, que ninguno la
conocía, y un Caballero, que
la servia, llegóse á hablarla.
Preguntóle ella: En qué me
conoció V?Respondió:En ver
que mis , llagaá derramaban
sangre,
• IV.
. Paseándose urt Gentilhom-
bre por la puerta de una Da-
ma á quien servía , escupió
ella acaso, ;y cayó sobre la ca-
pa* Disculpándose la Dama,
le, dixo : Señora , un Pescador
se moja todo por tomar un pe-
cecico; pues quien espera to-,
mar. tal trucha, no es mucho
qué se moje un poco.
— . V. ;
•, Preguntando á un Estu-
diante un Escudero , qué ha-
ría uno que nuevamente co-
men-
2 i ó"' Sexta Parte
menzaba amores ? Réspon-
dio , que se lo dixesen una
vez, y que el diablo se lo di-
ría cinco.
VI.
Un Gentilhombre había
muchos años que andaba ena-
morado de una señora, y de
vergüenza, no se lo había osa-;
do decir. Quiso aventurarse á
hablarla, y la díxo, como ha-
bía tanto tiempo que andaba
perdido por ella , y de ver-
güenza no lo había 'querido
decir. Respondió: Pecador de
vos , si luego me lo dixéra-.
!
Í CAPITULO/11.
' De Músicos.
I.
CA-
Dé Locos. 223
CAPITULO III.
De Locos,
L
X I I I . :
-
- Qüexándose'úho'itjué le ha-¿
;
XV.
De Locos. 229
XV.
Decía un Caballero, que no
había otra diferencia entre los
cuerdos, y los locos, sino que
los cuerdos sueñan de noche,
y los locos de dia, y de noche.
• L CAPITULO IV.
De .Casamientos,
I.
se ha de hacer, muchas se ha
de pensar.
-— • II. r ••- •
Un Escudero tenia un hijo,
muy necio , y queriéndole
desposar , encomendóle mu-
cho, que el dia del desposo-
rio no hablase palabra , por-
que los parientes de la despo-
sa-
23° Sexta Parte.
sada no entendiesen quien era.
Hecho el desposorio , y es-
tando todos sentados á la me-¿
sa cenando , los parientes de
la desposada decian unos á
otros , que debía de ser algún
gran necio. Y entendiéndolo el
desposado , dixo á su padre:
Señor, bien puedo hablar, que
ya me han conocidos '
HI,
• Informándose uno de un
mancebo, que quería tomaf
por yerno , si tenia deudos;
respondiéronle : Deudos XIOÍ
mas deudas sí.
IV.
Decia uno, que se había de
escoger la muger con las ore-
jas , y no con los ojos.
V.
Trahíanle á uno un casa-
miento , y enojábase el terce-
ro , porque se detenia en dar
la respuesta. Respondió el
man-
DeCasamientos. 231
mancebo: No os maravilléis,
que no me determine tan pres-
to en cosa que tanto me va.
Si fea, es aborrecible,
Si hermosa,
De guardar dificultosa:
Ved qué extremos tan terri-
• bles!
VI.
Decía un Caballero , que
para ser el casamiento apaci-
ble , había de ser el marido
sordo, y la muger ciega.
VII.
Una muger hermosa casóse
con un hombre muy feo, y
durante el matrimonio, se tor-
nó mas hermosa. Dixo D. Pe-
dro Laso, que no había visto
jamás fruta en cesto, que tan-
to durase sin podrirse.
VIH.
El Duque de Maqueda D.
N. hablando en los casamien-
tos, decia, que con los dedos
se
232 Sexta Parte.
se tomaban las múgeres. Pre-^
guntando , cómo ? Respondiós
Contando la moneda que tra-
ben , y no considerando las
virtudes que tienen.
IX.
i Uno, que se iba á desposar
de un Lugar á otro , en el ca-
mino oyó cantar un Cuquillo.
Volvióse , diciendo: Para él,
cuerpo de Dios; yo te hago
mentiroso.
. X. :
Aconsejando á uno, que ca-
sase una hija, y le diese en do-
te una casa que tenia, sin otra
hacienda, y que Dios le haría
merced ; respondió: Esa mer-
ced hágasela Dios á mi hija,
que yo no quiero vender la
casa.
XI.
• Decia uno por los que se
casan con gran dote : Rene-
gad de mercaduría, que dan
tan-
De Casamientos. 233
tantos' dineros con ella.
i . ' xii.
- Casóse un Escudero con
una doncella pobre ; y pre-
guntando un Caballero á un
hermano del desposado , qué
le habían dado en casamien-
to ? Respondió: Que ayunen á
pan, y agua.
XIII.
El padre que tiene hija de
veinte años, la ha de dar á
otro mejor que él : si es de
veinte y cinco años, á otro
tan bueno como él; y'de ahí
adelante, á quien se la pidiere.
XIV.
Decia uno: El padre da el
dote , y Dios larauger..
*••.'.!•. :-^r XV.
; Un mancebo había despen-
dido gran cantidad de hacien-
da, que había heredado de su
padre, y pedia ante un Vica-
rio á una doncella, diciendo;
que
234 Sexta Parte.
que estaba desposado con ella.
Preguntándole el Vicario, si
había consumado el Matrimo-
nio; respondió el Procurador
de ella: Y aun el Patrimonio.
XVI.
Decia uno por una muger,
.que se había casado tres ve-r
ces, que había gozado de ca-
pa , capote, y capirote ; por-
que el primero era Hidalgo, el
segundo Labrador, y el ter-
cero Christiano nuevo.
XVII,
Pedían dos mancebos una
doncella á su padre para casar-
se con ella.. El uno era rico,
iy el otro pobre; él dióla al
pobre. . Preguntándole , .por
qué no la había dado al rico?
Respondió : Porque el rico
que es necio, está aparejado
para ser pobre; y el pobre sa-
bio está aparejado para ser
rico. ;
. XVIII.
De Casamientos. 0 3 5
XVIII.
Deciá uno , que una de las
buenas cosas que tienen los
:casados, era el deseo de en-
viudar.
, XIX.
Casóse un Caballero viejo
con una Dama muy moza con
poder. Decia un Letrado, que
el uno se había casado con po-
der * y el otro sin él,
XX.
Yéndose uño: á desposar,
avisóle el padrino, que parase
mientes que la primera pala-
bra que dixese á su esposa, fue-
se avisada , porque los mas
suelen decir entonces necedad.
Díxole : Señor, bien pensada
Ja tengo. Replicó el padrino:
Siendo bien pensada, de razón
será bien gorda.
XXI.
A uno diéronle poder para
que se desposase con otra; y
en
•236 Sexta Parte.
en desposándose, sentóse cer-
ca de la desposada. Y cómo
no hablase , preguntándole,
por qué callaba ? Respondió:
Señores, no me dieron po-
der para decir la primera ne-
cedad,
XXII.
Un gran necio iba muy
pensativo á desposarse. Dixo
uno: Qué va pensando nues-
tro desposado? Respondió otro,
.que iba cerca de é l : En la
primera necedad que ha de
decir. Acudió el primero, di-
ciendo : En casa llena, presto
se guisa la cena.
XXIII.
Trahíadle á un Caballero
en casamiento á una señora,
que tenia gran dote, y era fea,
y de cincuenta años. En este
medio ofrecióse que la vio
las piernas, baxando de una
muía, que eran muy morar*
De. Casamientos. 237
das, yflacas.Traxéronle otro
casamiento con una señora de
veinte y cinco años, hermosa,
aunque no muy rica, y casó-
se con ella. Preguntóle un Ca-
ballero , cómo había dexado
tan gran dote, y había toma-
do tan poco ? Respondió : Vi
lafigurapor abaxo, y quéde-
me á veinte y cinco.
XXIV.
Tratándose en presencia del
Príncipe D. Carlos de los ex-
cesivos dotes que se daban,
y como antiguamente, quan-
do daban á un señor de Títu-
lo quinientos mil maravedís,
era una gran cosa ; y habien-
do preguntado el Príncipe á
algunos Caballeros ancianos
de los que allí estaban : Qué
dieron á vuestro padre en ca-
samiento ? unos decían tres-
cientos mil maravedís; otros
doscientos y cincuenta. Y pre-
gun-
238 Sexta Parte.
guntándole á D. Diego de
Acevedo: A vuestro padre D.
Diego , quánto le dieron ? Res-
pondió : Sepa V. Alteza , que
era pobre, y tomóla en ca-
misa.
CAPITULO V.
De Sobrescritos.
I.
E L Rey de Francia D. Fran-
cisco de Angulema , en
un sobrescrito de una carta,
que envió á Garci-Laso de
la Vega, que estaba en Ro-
ma por Embaxador del Em-
perador Carlos V , mandó po-^
ner : Al Embaxador de los
Reyes, y Rey de Embaxa-
dores.
II.
A un Caballero, que se l l a -
maba D. N. Velasco, envió
un Portugués en el sobres-
ri-
De: Sobrescritos. 1%^
crito : AI muy magnífico se-
ñor D. N. de haber asco.
III.
: Un Caballero envió en un
sobrescrito de una carta á un
pobre Escudero í A mi señor
primo. Respondióle el Escu-
dero en otro sobrescrito de
ésta manera:
Tal manera de favor
No me la deis, ni la quiero:
Para primo soy grosero,
Y pobre para señor.
A una señora muy vieja,
que se llamaba Doña Ana de
Meneses, púsola un Caballe-
ro en él sobrescrito de una
carta : A.mi señora Doña Ana
de mil meses.
V.
• Un Gentilhombre escribió
á una señora muy avisada
una carta , sacada de un li-
bro, que se llamaba Cárcel de
Amoc*
t*4P- Sexta. Varíe. ,'.
Amor, pareciéndole, que no.
sabría de dónde: se habría! sari
cado. Como ella la leyó en
presencia de quien la había
:
CA-
De fuegos. 543
VII.
El Dodtor Ayala decia , que
era saludable cosa desayu-
narse por las mañ.anas en \oí
dias Caniculafes. Preguntán-
dole quándo comenzaban ?
Respondió ; Quince dias an-
tes de las Kalendas de Agos-
to , según dice Plinio , que
son á diez y siete de Julio, y
acaban á tantos de Septiem-
bre. Dixo Saavedra , no los
cuento de esa manera. Pre-
guntándole , cómo ? Dixo : A
mi cuenta , comienzan pri-
mero de Enero , y . acaban
L6
pos-
a52 Sexta Parle.
postrero de Diciembre. '
VIII.
Estando la Corte del Em-
perador Carlos V. en Tole-
do , llegaron juntos dos des-
penseros de dos señores á com-
prar un sollo , y pujaban tan-
to cada uno por llevarlo , que
dixo el uno : Tomad qiiarén-
ta ducados, y'dádmele. Res-
pondió el otro: Mas veis aquí
cincuenta, y sea mió. Oyen-
do esto un Labrador , dixo:
Renegad de tierra, que vale
mas un pescado muerto, que
quatro bueyes vivos.
IX.
En un banquete de Quares-
ma servían á la mesa de un
señor mantecas frescas. Pre-
guntándole á un Caballero,
cómo á él no le servian de
:
Bula.
De Mesa. 253
' X.
- Convidó uno á cenar á un
amigo suyo. Y como le hu-
biese dado muy cortamente
de cenar , quiso cumplir la
falta con palabras , diciendo:
No habernos dado á V. avesí
por no estar manidas. Respon-
dió el convidado : Mejor fuera
que lo dixeran ellas.
XI.
Llegó el Conde de Cabrá
una noche á las once á Sevi-
lla, y fue á posar en casa de
D. Berriardirto de Estúñiga;
y dándole á cenar, pusiéronle
un pollo asado, y el Conde
dio del plato. Dixo D. Bérnar-
dino: Juegue V. S. de él, que
de ahí es el triunfo.
' XII.
En un gran banquete , que
hizo un señor á muchos Ca-
balleros , después de haber
servido muy diversos manja-
res.
254 Sexta Parte.
res, sacaron barbos enteros,
y pusi eron á un Capitán jde
una Nao, que estaba al cabo
de la mesa, un pez muy,pe
queño ; y mi entras que los
otros comían de los grandes,
Jomó él el pececillo , y púso
le á la oreja. El señor que ha
jcia el banquete, paróse mien
tes , y preguntóle la .causa.
Respondió: Señor, mi padre
tenia el mismo oficio que yo
.tengo ; y por su desdicha , y
mia.anegóse en el mar, y no
.sabemos adonde ; y desde en
tonces á todos los peces que
veo , pregunto, si saben de él.
Díceme este, que era chiqui
to , que no se acuerda.
, XI1Г.
Un Escudero convi dó á
otro.á comer; y escusándose
el convidado por no echarle
en costa , le prometió de no
tratarle como á éstraño, sino
со
De Mesa. 2gg
como á amigo con lo que te-
nia en.su posada de ordinario.
Después de haber comido muy
cortamente , dixo el convi-
dado : En verdad , señor, que
no pensé que éramos tan ami-
gos.
XIV.
Pidió un Caballero, que le
diesen de comer. Díxole un
criado : Señor , no son mas
de las diez. Respondió: Qué
se me da á.mí dé el relox las
diez , si en mi estómago da
las doce?
XV.
A un Francés dábanle uvas
al principio de comer. Dixo,
que no las comia, sino á la
postre, porque sobre cosa re-
donda no se hace buen edi-
ficio.
XVI.
Convidó un Caballero á
comer á otro; y al segundo
man-
2 g6 Sexta Parte.
manjar sirvieron aceytunas.
Sonrióse el convidado , y dí-
xole : Señor , adonde hubie-
ron estas aceytunas , porque
me parecen muy tempranas?
Respondió : De Sevilla son,
y hartas hay en este Pueblo.
Replicó el convidado : Yo bien
creo que las habrá , mas-por
cierto que yo en mi vida no
las he comido mas tempranas
que aquí. '
XVII.
:
Un convidado halló un pelo
en el manjar. Quitóle, dicien-
do : A lo menos no podréis
•decir, que no teníades un pelo
que darme á comer.
XVIII.
- Preguntó uno á otro, que
había estado en un banquete
el dia de S. Juan de Junio,
qué tal había sido ? Respondió:
Todo nos lo dieron frió, salvo
el vino, que estaba caliente.
XIX.
De Mesa. ¿57
• ; xix. - • '
A un Fray le, que era con-
vidado de un Escudero, pu-
siéronle delante unos huevos:
echó la bendición , diciendo:
Hoc, & plus benedkat Domi-
ñus Jesus. Dixo el Escudero:
Padre, bendiga lo que ahora
está presente en la mesa, por*
qué en verdad le digo , que
no hay mas que comer.
XX. i
Afeytando un Barbero en
Sevilla á uno * que era gran
bebedor, trayéndole la tixera
encima de los labios, dixo?
Quando el agua llegue aquí N.'
ay de tí ! Está en la ribera del-
rio Guadalquivir, junto á Ja
cerca de la Ciudad, que dicen
:
XXXVII.
a6"4 Sexta Parte,
XXXVII.
Andaban unos Flamencos
saltando en unos caballos muy
saltadores en Valladolid un dia
de'alegrias. Dixo un Caballe-
ro Español á uno de los Fla-
mencos , que decía : Alegría,
alegria ; que aquello no era
alegría, sino mata la uva.
XXXVIII.
A un hombre rico , que be-
bía mucho , y maltrataba de
palabra á otro, que era grue-
so, respondió : Suplico á V.
que ya que no me trata bien,
por quien soy, lo haga siquier
ra, porque parezco cuero.
SEP-
SÉPTIMA PARTE
DE LA FLORESTA
ESPAÑOLA.
CAPITULO PRIMERO.
De Dichos graciosos.
I.
U N Portugués, y un Cas-
tellano trocaron una mu-
la por otra, sin que volviese
el uno al otro cosa alguna , y
con las tachas que cada una
tuviese. Hecho el trueco, que-
riendo el Castellano burlarse
con el Portugués , fingiendo
decir verdad , contó muchas
tachas que tenia la muía, que
le había dado; de que el Caste-
llano hubo callado, respondió
el Portugués: De esta maneta
fazo conta que llevo la mia.
TomJ. M IT.
266 Séptima Parte.
II.
Predicando un Fray le Por-
tugués, decia: Os Moros son
próximos, os Jadeos'son pró-
íxos, y os Castejaos ainda
son próximos.
III.
.Quando el Rey D. Fer-
nando estaba sobre la Ciudad
de Granada , unfidalgo'Por-
tugués entró corriendo á ca-
ballo por la puerta de Grana-
da , y clavó con su puñal un
escrito, que decia: Aquí che-
gó Vasco Fernandez. Sabién-
dolo un criado del Rey , pasó
mucho mas adelante , y puso,
con su puñal un escrito, que
decia: Aquí non chegó Vasco
Fernandez.
• IV. ^ .
i)'Decia un Portugués-: Os fi-
nos amores.naon es sino sal-
tar, y festejar; que lo demás,os
asnos lo. facen.,
• 'i V.
De Dichos c?¿. 267
. . V. . :
Canciller.
XI.
Preguntando una muger á
un Buhonero , que le vendía
un estuche, quién era su amir
ga ? Púsole un espejo en la
mano, diciendo : Ahí la ve-
rá V..
, XII. . .
: Seqüestrando un Pesquisidor
una noche la plata de un Car
ballero, uno que se decia Paez,
mató una haca; y entretanto
que trahian luz , escondieron
muchas piezas de plata. Man-
dó el Pesquisidor prender . á
Paez. El Promotor encare-
cíalo mucho. Díxole Paez:
Qué parentesco os tenia aque-
lla haca, que tanto pedís su
muerte? -'.
M 3* XIII.
27d Séptima Parte*
••• XIII. K . • . , •]
Preguntóle á'Paez unarrif?
go suyo ,* con .quien ponM
dria su hijo para que apreri-*
diese á contar ; respondió:
Con N. que os llevará poco,
y es el mayor Contador que
•hay en el Reyno; pero es de
vidas agenas; ¡ /
: i.-: . xiv. • '-
Saliendo Paez de su.casa
muy enojado.vCáyó en el lo-
do' i y cjixd !á ¡uno,, que leiqutria
ayudar á levantar; Dexadme,
que por mal que esté aquí,
mejor estoy que en mi casa.
XV.
. Había dado un Señor á un
Escudero.,, que le había servi-
do mucho tiempo , dos .lan-
zas de partido. Díxole un día,
que le diese la una de ellas
para dar á otro criado. Res-
pondióle : Sírvase V. también
de esotra para vítores.
: •• XVI.
Be Bichos &c. 271
• <-•••.••• XVI.
..Fue un Caballero á buscar
á otro á su posada, y oyén-
dole hablar , preguntó á un
páge si estaba su señor en
casa. Negándole el page , fue-
se enojado. Acaeció , que
aquel Caballero , á quien él
fue á buscar, vino otro dia á
su casa; y preguntando por
él, él mismo dixo : No estoy
en casa. Queriendo el otro sa-
ber de él, por qué lo decia;.
respondió: No es mucho que
me creaV. hoy ámí, pues ayer
creí yo á su criado.
XVII.
Alabando un Mayorazgo á
su hermano , que le estaba
bien un sayo pardo; respon-
dió : Mejor me estuviera uno
de luto.
XVIII.
Dixeron á uno, que trahia
una ruin ropa de martas: Esas
M4 mar-
272 Séptima Parte.
martas mas parecen Miérco-
les de Ceniza, que Martes de
Carnestolendas.
XIX.
Decia uno , que los que di-
cen no lo sé decir j como lo
siento acá dentro, son bachi-
lleres en el estómago.
XX.
Fue uno á pedir un asno
prestado á un vecino. Dixo,
que no le tenia en casa. Suce-
dió , que en diciendo esto re-
buznó el asno. Replicó el que
se lo pedia : Cómo dectades,
que no estaba en casa? Res-
pondióle muy enojado : Pues
cuerpo de tal, creéis mas á mi
asno, que á mí?
XXI.
Estando un Escudero á la
muerte , dexó mandado á un
hijo , que tenia solo , que ven-
diese tres aleones , que va-
lían gran precio. Mandó, que
De Dkbos &c. 273
-del valor del uno pagase las
deudas que debía ; y de lo que
valiese el otro', hiciese bien
.por su alma; y el tercero fue-
se para él', muertohel padre.
.Desde á pocos días fuésele el
•uno de ellos, que no le pudo
mas ver., y dixo : Este vaya
por el ánima de mi padre, . .
,; XXII. .
Un hombre, que se llama-
ba Pedro, el .Negro , pasando
•por la dehesa de las Calaba-
zas , quedes cerca de Toledo,
•salió ,á él un mastín de gana-
do., ¡y yendo! e á morder, dió-
le una lanzada. Demandóle
el dueño, delante de la Justi-
cia ,que le. pagase lo que va-
lia el perro. Preguntóle el Al-
calde.: Porquéquando el mas-
tín os vino á morder , no le
disteis con el asta de la lanza,
y no con la punta? Respon-
dió : Porque no me venia á
M$ mor-
274 Séptima Parte.
morder con la cola, sino con
• la boca. '•'•'••>:-•;•.;•>}
< XXIII. r;
Descalabró uno á su muí-
ger por cierta terribilidad qué
en ella había , y curóla con
mucha costa y cuidado, tan-
to, que decía ella entre sí: Yo
estoy segura , que de aquí
adelante no ose mi marido
hacerme mal por no gastar
otro tanto como ha gastado.
Entendiendo el contento • de
su muger, desque-estuvo ;sa-
na , en presencia de ella hizo
cuenta 'con'; el Boticario , y
Cirujano; y averiguada cuen-
ta con ellos , dixo : Señores,
yo os debo tantos reales, véis-
los aquí; y tomad otros tan-
tos para otra vez, si se ofre-
ciere , que los haya menester
mi muger.
XXIV.
Un Señor de este Reyno
es-
Be Dichos &c. 275
escribió á un Caballero , que
era su pariente, que le envia-
se una docena de alabardas,
porque le habían dicho, que
se hacían muy buenas en aque-
lla Ciudad. Por no entender-
lo , ó por descuido , por po-
ner alabardas, puso albardas.
El Secretario, vista la carta,
mandó que se buscase el me-
jor oficial; y hechas envióse-
las. Como recibió la carta, es-
cribióle dándole las gracias,,
por las albardas , diciendo,
que ellas habían sido muy bien
enviadas, y mejor merecidas.
Las seis para su Secretario,
porque por poner alabardas,
puso albardas; y las otras seis
para él, por haberfirmadola
carta sin leerla.
XXV.
Un Escudero fue á nego-
ciar con el Duque de Alba
D. N. y como no le diesen
M6" si-
276 Séptima'Parte.
silla, quitóse la capa, y asen-
tóse en ella. El Duque le man-
dó dar silla. Dixo el Escudero:
V. Señoría perdone mi mala
crianza, que como estoy acos-
tumbrado en mi casa de asen-
tarme, desvanecióseme la ca-
beza. Como hubo negocia-
do , salióse en cuerpo, sin co-
bijarse la capa. Trayéndosela
un page, le dixo: Servios de
ella, que á mí me ha servido
de silla, y no la quiero llevar
mas á cuestas. -%
u
XXVÍ.
El Comendador Griego, Ca-
tedrático en Salamanca , que
murió de mucha edad, nun-
ca se curaba por parecer de
Médico. Estando enfermo, fue
importunado de muchos ami-
gos , que llamase un Dotor,
el mejor que había en Sa-
lamanca ; y desque le hubie-
ron hecho relación de la en-
fer-
Be Dichos &c. 277
fermedad , y tentó el pulso , y
vio lalorina, mandó , qué to-
mase unos jaraves/, y como
los traxeron , mandó á un
mozo, que los echase en un
bacin,y los guardase; y cada
día , como los trahia de la
Botica , los mandaba echar
allí. Pareciéndole al Dotor,
que estaba bien jaropeado, or-
denó una purga , la qual él
mandó echar con los jaraves.
Visitándole el Médico , pre-
guntóle , si había purgado , y
mandóle mostrar el bacin: y
como le vio , dixo : Qué le
parece á V. qué cosa tan ma-
la tenia en su cuerpo? Res-
pondió : Y aun por ser ello tal,
no lo metí en él. ; -'
;
CA-
278 Séptima Parte.
C A P I T U L O II. • •
De Apodos.
I.
VIII...
Preguntando al mismo, qué
le parecía de un Escudo de
mu-
a8o Séptima Parte.
mucha diversidad de Armas,
respondió: Plato de menudi-
:
-. • . :. IX. ..;¡,
:
III.
Entrando acaso uno en ca-
sa de un Hidalgo , mandó es-
conder unos tocinos, que es-
taban en el suelo. Dixo el que
venia de fuera : Por qué los
meten, que en verdad i, qué
me crié con ellos ? Respondió
el Hidalgo: Es verdad , que os
lo pusieron en la teta por ací-
bar para destetaros.
IV.
Preguntó á un Hidalgo
uno,:que tenia mas de rico,
que de Christiano viejo, qué
remedio tendria para poder
comer, porque se levantaba
de una gran dolencia, y con
ninguna cosa tenia apetito ?
Respondióle : Tened manera
cómo os hagáis Hidalgo , y
coméroseis los codos de ham-
bre.
V.
Riñendo dos vecinos , di-
xo
De Motejar &c. 285
xó él uñó al otro: Andad pa-
ra borracho. El otro le res-
pondió : Andad para Judío.
El que llamó al otro borra-
cho , era buen bebedor; y el
que llamó Judío, era tornadi-
zo. Topándose otro dia , di-
xo. el buen bebedor al torna-
dizo : Hermano , vuélveme
mi borracho, y toma ti* Ju-
dío.
VI.
A un Caballero, díxole uno
desvergonzadamente ," topan-?
dolé algoflaco:Muy rabiseco
anda V. Respondió : Yo soy
el seco, y vos lo demás.
VII.
Predicando en Toledo un
Clerizón el Sermón del Obis-
pillo el dia de S. Nicolás,
siendo el Obispillo hijo de titi
Christiano nuevo , dixo así:
Costumbre es, señores, qüán-
do hacéis algún Obispo' en
vues-
286 Séptima Pürte??
vuestra casa, comerle cocido;
pues si aquellos son. buenos
para coci dos , este nuestro,
Obispó muy mejor será para
asado. ' , •> . ¡
VIII.
, Querían dos Caballeros pa
sar un rio , y no se atrevía
ningurio;y por no saber su honb
dura,,; Adelantóse . un., Chris
tiano nuevo , que veni a сод
ellos, y pasóle muy determi
nadamente. Di ci éndble des
pués algunos .de la compañía,
que se maravillaban mucho,
que siehdo quien era , que na;
turalmente son miedosos ,• • se
atreviese á semejante caso; res
pondió uño de aquellos Ca
balleros : Deisfuego le li bre
Dios,' que'del agua poco mie
do la tierte. r,' ]
:
, ,:!,,•!
:->r:-c..^ ', IX. • ..<i:.;.r '
Quando: el Rey Católi co
puso la; Inquisición , friéronse
mu
lie Motejar &c, 287 •
muchos tornadizos de Judíos
fuera de estos Reynos á Fran-
c i a , y á otras partes. Pasean-*
dose uno de estos por un
Pueblo principal de Francia}
por la ribera de la m a r , vio
desembarcar á uno de su tier-
ra. Llegóse luego acia la Nao,
y vio que. trahia sii muger,
hijo , y hacienda. Como salió
en tierra, preguntóle la causa
de su venida. E l , disimulan-:
do el caso , dixo: Señor, por
muerte de uno me vengo acá.
Respondió el que lo pregun-
taba; : . Y aun por esa misma
;
XI.
•288 Séptima Varté.'
XI.
Mostrando uno su casa á
un Caballero, entre otras co-
sas que le mostró , fue una
pieza, en que estaban colga-
dos doscientos tocinos, dicien-
do : Qué le parece á V. que
buena sala de arneses ? Como
vido el Caballero, que no ha-
bía ninguno encentado ; res-
pondió: Buena, y que no les
falta hevilla.
XII.
• Pedia uno á otro, que pues
le había dado su fe-de darle |
para tal dia ciertos dineros, ¡
por qué no lo cumplía? Res-
pondióle muy- enojado : Si os
di mi fe, fue para remendar
la vuestra. Llegó entonces ün
Caballero, que los conocía, y i
procurando de hacerlos ami-
gos ,1 agraviábase mucho al
que le habían dicho : Si os di
mi fe , fue para remendar la
vues-
De Motejar &c. i%g
-vuestra. Oyéndolo el Caballe-
ro, dixo: Siendo , corno es,
todo un paño , no se parecerá
el remiendo.
XIII.
En un convite puso uno á
otro delante un pedazo de to-
-cino , diciendo : Jaque. El
otro tomó el tocino, y púso-
lo sobre las ancas de un ca-
pón , y díxole : Mate, en casa
señalada.
XIV.
Topándose estos mismos en
la calle, que iban á caballo,
preguntó el que puso al otro
el tocino sobre las ancas del
capón : Por qué cabalga V. tan
trasero? Respondió : Por no
matarle en la cruz.
XV.
En un banquete habían da-
do lechones dorados. Dixo
uno, que era bien hecho, por-
que si las pildoras no se dora-
Tom.L N sen,
•290 Séptima "Parte.
sen , pocos estómagos las re-
cibirían.
XVI.
Én otro banquete, que hi-
zo un Caballero en el campo,
hallóse allí un Christiano nue-
vo* y sirvieron un pemil de
tocino * y él de temor no pu-
do dexaf de comer de ello ; y
desviándose de allí, debaxo de
una encina * puso los dedos
en la boca * y echólo fuera.
Burlando de él dos Caballeros
que lo vieron* dixéronle: Có-
mo no lo sufría su estómago?
Respondió : No es esto ; sino
como sintió, el puerco la bello-
ta , no hubo diablo que lo de-
tuviese allá dentro.
XVIÍ.
Pidiendo uno á un Escudero
un capirote de luto prestado,
para un enterramiento , res-
pondióle : No habéis menester
capirote, que vos sois gavilán.
XVíll.
"De Motejar &c. 291
XV111.
Amenazaba un Escudero á
otro, que era de ruin casta,
porque no hacia cierta cosa
que le rogaba. Díxole el otro:
Mira , señor, por bien, llevar-
me hasta Jerusalén con una
cuerda de lana ; mas por mal,
ni aun un paso. Respondióle
el Escudero: Eso será por ser
camino de vuestra tierra.
XIX.
El mismo había ganado
gran cantidad de dinerosa lo-
grero , y hizo una Capilla en
la Parroquia donde moraba*
Viéndolo un Caballero , dixo:
Después de haber robado el
capuz, ofrece la Capilla al
Templo.
XX.
Trahia uno , que no era
muy hidalgo, un sayo , con
unas lisonjas , como llamas.
Loándole de galán, díxole un
N2 Ca-
292 Séptima Parte.
Caballero, que era verdad; pe-
ro que andaba en peligro, por
ser la casa pagiza.
XXI.
Uno llamó á otro tornadi-
zo ; y habiendo dado quexa
de él , y condenádole á que
se desdixese , conforme á Ja
ley del Reyno, consintió la
sentencia, y dixo: Yo me des-
"digo de lo que dixe, que juro
á tal, que mentí en llamarle
tornadizo, que nunca se tornó,
que tan Moro se está hoy,,
como el primer dia.
CAPITULO IV.
De Motejar de loco.
\.
B Urlándose un Gentilhom-
bre con unas señoras, di-
xo la una de ellas: No di-
ga locuras , que le atarán
con una cuerda. Respondió:
Se-
Be Motejar &c. 293
Seguro estoy , que no la ha-
brá entre Ustedes.
II.
D. Diego López de Men-
doza, Duque del Infantazgo»
iba entre dos Caballeros livia-
nos. Viéndolo un loco, le di"
xo á grandes voces : Duque»
peligro corríades. El Duque
preguntó : De qué? Respon-
dió : De ahogaros , si no fué-
rades entre dos calabazas.
III.
A uno, que trahia una gor-
ra muy pequeña , con mu-
chos clavos de oro, le dixe-
ron : Que Ja herradura era
conforme á los cascos.
IV.
Contando un Letrado cier-
ta cosa delicada á dos hom-
bres algo livianos de seso ; di-
ciendo uno de ellos , que no
lo entendía , respondió: Bien
lo creo, porque las calabazas
N3 no
294 Séptima Parte.
no tocan á Jo hondo.
CAPITULO V.
ÍDe Motejar de necio,
T.
A Hernando del Pulgar,
Cronista del Rey Ca-
tólico , preguntó uno: Qué
remedio tendría para ser sa-
bio? Respondió : Por cierto
yo no lo sé, porque ello vie-
ne por una parte, y vos vais
por otra, y es imposible to-
paros.
II.
; Uno, que era tenido por
necio, tropezó con un gran
canto. Dixo un.Escudero: Nun-
ca he visto á N. caer en cosa,
sino en aquella piedra.
III.
Hernando de Ayala pre-,
guntó á un hijo de un Comen-
dador ; Quién heredó la ino-
cen-
Be Motejar &c. 295
cencía del señor vuestro pa-
dre? Respondió : Señor, yo,
y mis hermanos ; y á mí me
mejoró en tercio, y quinto.
IV.
A uno., que trahia en algu-
nas calzas una guarnición de
unas franjas, que llaman maja-
deruelos, díxole uno: Señor,
cubrios. Preguntando , por
qué? Respondió : Porque no
digan, que echáis pimpollos.
V.
A un Caballero de este Rey-
no proveyeron por Corregi-
dor de Badajoz , y era hom-
bre no muy sabio, ni expe-
rimentado. D. Alonso Enri-
quez, quando lo supo , dixo:
Mal han proveído los del Con-
sejo. Preguntando, por qué?
Respondió: Porque no puedt
ser Corregidor en su tierra.
VI.
A un hombre no muy sa-
N4 bio,
296 Séptima Parte.
bio , riñendo con Vejarano,
iba á darle con un majadero.
Volvió las espaldas, diciendo:
Dos á mí? Dos á mí?
VII.
Increpando á uno, porque
no respondia á lo que un ne-
cio le decía , replicó : Soy
como tordo viejo en campa-
nario , que no hago caso de
tes badajadas que oygo.
VIII.
Alabando á un necio por sa-
bio, diciendo, que era muy
hondo , dixo uno: Y tan hon-
do , que no le alcanzarán con
dos sobrecargas.
IX.
Diciendo uno á otro , que
le parecía muy necio, respon-
dió : Sabéis por qué os parez-
co necio ? porque os hablo
en necio, para que me enten-
dáis.
X.
De Motejar &c. 29?
X.
Un Licenciado , que era
muy necio, andaba muy solí-
cito á buscar un vestido de
camino. Supo que un amigo
suyo le tenia; y después de ha-
berle importunado mucho, que
se le prestase , respondió,
que antes le prestaría una al-
barda con todos sus aparejos.
A esta respuesta dixo o t r o ,
que se halló presente: Este há-
bito no le quiere ahora el se-
ñor Licenciado , porque le
conviene ir muy disimulado á
esta jornada.
Xí.
El Dotor Villalobos esta-
ba delante del Emperador di-
ciendo gracias; y preguntó un
Caballero á otro Médico, que
venia con él, que por qué no
hablaba? Dixo , que él no sa-
bía gracias, que eran de cho-
carreros, sino letras. Respon-
Ns dio
298 Séptima Varíe.
dio el Doto. Villalobos: Pues
muéstrame á ser necio , y no
seré gracioso.
XII.
María de Loches decia que
quería ser Infanta , porque ha-
bía visto en Alcalá á las Infan-
tas. Dixéronla: Si fueses Infan-
ta, haríante una saya de pie-
dras. Respondió : Con una
que traygo de paño me mué*
ro de frió, qué haría si fuese
de piedra ?
. XIII.
Vio hacer unas franjas de
oro muy ricas , y preguntó:
Quántas brazadas hacen de es-
to cada dia? Respondiéronle,
que hacian dos varas. Dixo
ella : Pues quando yo hacia
pleyta en mi tierra , once , ó
doce brazadas texia.
XIV.
Decia un Caballero, que las
necedades eran como los due->
los,
De Motejar &c. 499
los , que nunca viene uno so-
lo ; y así, en oyendo alguna
necedad, decia : Bien vengas,
si vienes sola.
, C A P I T U L O VI.
De Motejar de bestia.
I.
M Otejando un Gentilhom-
bre á una Dama de fla-
ca , le respondió : Mas del-
gado es un aguijón , y hace
andar un asno.
II.
Entró un Escudero en casa
de un Caballero, que lo re-
presentaba sin serlo , y pre-
guntó á un page : Qué hace
vuestro señor? Respondió : Es-
tá comiendo. Díxole el Es-
cudero : No digáis que estoy
aquí, que yo esperaré. Andu-
vo paseándose cerca de una
hora *, y pasando por allí el
N6 pa-
300 Séptima Parte.
page , tornóle á preguntar, si
había comido? Dixo: Señor,
ya le quieren dar la paja. Sa-
lióse enojado , diciendo : Al
cabo de dos horas no le han
dado la paja? voto á tal, que
no espere yo á que le den la
cebada.
III.
Un forastero trahia un
muy gran sombrero de paja,
y estaba mucha gente al rede-
dor mirándole. Llegóse á él
un Clérigo de Toledo , que
se llamaba Palma, y díxole:
Tenéis aquí algún amigo? Pre-
guntóle : Para qué ? Respon-
dió : Para que os defienda de
tantas bestias, como se han
llegado á la paja , y por comer
de ella, no os den algún bo-
cado.
IV.
Qnexándose uno á este mis-
mo Clérigo de la carestía de
. la
De Motejar Be. 301
la cebada, diciendo , que si no
llovia, que creían que habían
de morir todas las bestias; res-
pondió : Plegué á Dios de guar-
dar á Usted.
V.
Queriendo hacer una burla
una señora á un Gentilhom-
bre , entendiéndolo él, la di-
xo: No á mí , señora , que
he trahido los atabales. Res-
pondió ella : Pues esos no se
suelen traher sin albar.da.
VI.
Jugando tres Gentileshom-
bres , entró un toro por la
puerta , y el uno se escon-
dió debaxo de una cama,
otro se metió en una tinaja,
y el otro debaxo de una albar-
da. Contando después cada
uno cómo se había escapado,
burlando del que se había me-
tido debaxo de la albarda, di-
xo uno: Por cierto fue dis-
cre-
302 Séptima V arte.
creto, que quiso morir con su:
hábito,
VIT.
Tenia un Escudero una es-
pada desenvaynada , y dixo á
un oficial: Si no hubiese mas
de un pan en el mundo, quién
lo comería? Respondió : V.
si fuese sembrado.
VIH,
Estando la Corte en Tole-
do , pasó un Azacán por don-
de estaban dos Escuderos,
dando muy recios palos á su
asno, Dixéronle los Escuderos:
No le maltratéis tanto á ese
pobre asno. El Azacán , qui-
tándose el bonete , dixo: Per-
donad, señor asno, que pen-
sé -que no teníades parientes
en Corte.
IX.
Un Hidalgo casó con una
hija de un Labrador; y estan-
do después descontento de
ella,
De Motejar &c. 303
ella, preguntóle, qué quántas
cargas de paja encerraba su
suegro cada año? Respondió:
Hasta que me casé, trecientas;
pero después acá , quatrocien-
tas, porque se le acrecentó una
bestia mas, y muy tragona.
X.
Diciendo uno á otro, que
se cargaba encima : Desviaos,
que me matáis; respondió: Que
no soy albarda.
XI.
Un hombre de buena dis-
posición ofrecióse de acom-
pañar á un Canónigo de Bur-
gos , que era muy chiquito, el
qual no consentía que le acom-
pañase. Preguntóle , que si lo
hacia , porque no viese la mi-
seria de su casa? Respondió:
No lo hago sino porque no me
culpen , que voy á pie , lle-
vando la bestia á par de mí.
XII.
304 Séptima Parte,
XII.
Preguntó uno á un albar-
dero , si era aquel oficio de
mucha ganancia? Respondió:
Si todos los asnos traxesen al-
bardas, yo ahorraría mas de
doscientos ducados cada año.
XIII.
Un Caballero preguntó á
un Escudero : Vuestro herma-
no es vivo ? Respondió: No se-
ñor , sino lerdo.
XIV.
Dos Gentileshombres, que
se motejaban, enviáronse sen-
das coplas. Y sabiendo el uno
de ellos, que la copla que el
otro le enviaba, no era suya,
le respondió que era muy gor-
da para alquilada,
CA-
De Motejar &c. 305
CAPITULO VII.
De Motejar de escaso.
I.
E N casa de un señor de
Título de este Reyno en-
tró un Labrador preguntan-
do : Adonde está su merced ?
Respondió un criado : Su Se-
ñoría ahí dentro está \ su mer-
ced no le veréis.
II.
A uno, que alababa mucho
la bondad del huevo fresco,
preguntóle un Caballero : Qué
virtud tiene, que tanto lo en-
carecéis? Respondió: La que
no tienen los señores ; y es,
que da mucho , y presto.
III.
Un criado de un señor de
este Reyno fue por su man-
dado á hacer una diligencia.
Y fue tan diligente, que ma-
tó
Зоб Séptima Parte.
tó el caballo en el camino .
Mandó el seño r apreciar el
caballo, para que se le pagase.
Diciendo el Mayordomo , co
mo mandaba su seño r , que
le pagase cincuenta ducado s
por el caballo , y que le hacia
merced de do s mil maravedís;
respondió: Esa no es merced,
sino limo sna,
IV.
Quexándose uno s pages á
un Caballero escaso , que no
Jes daba el Mayordomo á ce
nar sipo rábano s , y queso ,"
mandó llamar al Mayo rdo
mo , y díxo le muy eno jado :
Es verdad lo que dicen esto s
pages, que to das las no ches
les dais á co mer rábano s, y
queso? El Mayo rdo mo co n
gran temo r respo ndió : Sí, se
ñor. Dixo el Caballero : Pues
yo o s mando , que de aquí
adelante les deis una no che
rá
De Motejar &c. 307
rábanos, y otra queso.
V.
Estando la Corte en Tole-
do, un huésped muy limita-
do mandaba cada dia á un pa-
ge , que sacase una caxa de
carne de membrillo en pre-
sencia de sus huéspedes; y sin
convidarles con ello, cortaba
un poquito, y mandábala lue-
go meter en el arca , y deba-
xo de llave. Mandóle una vez
al page que la sacase, y dixo el
Jbuesped donde posaba ; Her-
mano,, no vayáis por ella, que
ella está tan mostrada de ir, y
venir, que con mandárselo se
vendrá á la mano.
VI.
• Preguntando uno á un cria-
do de un Caballero, qué ren-
ta tenia su amo ; respondió:
Para matar de hambre una
casa, aunque tenga cien per-
sonas.
VIL
308 Séptima Parte.
VII.
Un señor quería despedir
su música, y mandó, que se
aderezasen , como lo tenia de
costumbre, y viniesen cabal-
gando á la puerta de Palacio.
Como vinieron , mandóles to-
car los instrumentos ; y des-
que cesaron, despidiólos. Di-
xo uno de ellos : Para publi-
car tan gran miseria , eran me-
nester trompetas, y atabales!
VIII.
Quexándose un señor, por-
que habían puesto en Ja mesa
unas aceytunas de mal sabor,
diciendo, que eran zapateras,
dixo un Truhán : Por Dios,
que han hecho bien de tomar
oficio, por no haber menester
á V. S.
IX.
Un Escudero muy lacerado
dixo á uno , que le manda-
ría dar de palos. Respondióle:
No
De Motejar &c. 309
No creo que lo haréis , por-
que al fin es dar.
X.
Había un hombre tan mí-
sero , que todo lo que mal le
sucedía pensaba que proce-
día de querer alguno hacerlo
mal; y sucedió , que dando
un criado suyo agua á un ca-
ballo en el rio, se ahogó él,
y el caballo, y dixo: juro á
¿al, que por nacerme mal lo
hizo.
XI.
Reprehendiendo un escaso
ú un liberal , porque había
dado en una necesidad por un
par de perdices quatro reales;
respondió : Comprárades las
dos, si os las dieran por qua-
tro maravedís ? Dixo: Sí com-
prara. Replicó: En tanto tengo
yo quatro reales , como vos
quatro maravedís.
XII.
3to Séptima Varíe.
XII.
A un hombre muy rico, que
era miserable, rogóle un Ca-
ballero , que le vendiese un
caballo. Respondió , que no
tenia voluntad de venderle;
mas si su merced le quería , se
sirviese de él sin blanca. Dixo
el Caballero : Y si yo dixese
sí, qué haríades ? Respondió:
Diría yo no.
XIII.
Un Caballero muy escaso
era enemistado , y temia no
le diesen yerbas en el manjar.
Tomando un criado para su
servicio, le avisó , que sola-
mente le había de servir de
hacerle salva en todo lo que
comiese, y le daría cada mes
tres reales. Pareciéndole que
era poco partido, despidióse,
diciendo : Antes creo , que
morirá V. de hambre, que no
de yerbas.
XIV.
Dé Motejar &c. 311
X I V .
OC-
3*5-
OCTAVA PARTE
DE LA FLORESTA
ESPAÑOLA.
CAPITULO PRIMERO.
De Ciegos.
I.
E L Marqués de Pescara á
un Capitán, que no te-
nia mas de un ojo, y le de-
cía , que en anocheciendo se
dormía , respondió el Mar-
qués : Tenéis vos andado la mi-
tad del camino.
II.
En la reseña que hicieron
en Navarra para escoger los
mejores Soldados, al que que-
rían despedir, decia el Capi-
tán : Ponedle ojo. Como pa-¡-
O2 sa-
316* OSlava Parte.
sase uno, que no tenia mas de
un ojo , oyéndole decir : Po-
nedle ojo , dixo: Vos, señor,
seríades mi padre , que mas
há de diez años, que le perdí
en la guerra.
III.
Una ama, que servia á qua-
tro Estudiantes en Salaman-
ca , era falta de un ojo. Vien-
do , que se levantaban muy
tarde, decía: Yo con un ojo
me contento de dormir hasta
que amanece: y vosotros dur-
miendo con dos, no os con-
tentáis hasta las diez.
IV.
A un Portugués , que no
tenia mas de un ojo , sucedió,
que esgrimiendo, de una es-
tocada le sacaron el otro ojo;
y como quedó á escuras, dixo
á unos Caballeros, que lo es-
taban mirando: Finca á boas
noitesj fidalgos.
V.
De Ciegos. 317
V.
A un Escudero tuerto, que
platicaba alto consigo solo,
diciendo: Qué te falta N. tá
tienes muchos dineros , lindo
cuerpo, y linda amiga; dixo
un page; Señor, un ojo.
VI.
Un tuerto, que no tenia mas
de un ojo, dixo á uno, si le
qyeria jugar un ojo. Respon-
dió : Sí haría , sino que no
tenéis para envidar.
VII.
Un Juez era tuerto, y es-
tando dos Litigantes alegan-
do de su derecho , el Juez era
apasionado del uno de ellos.
Como el otro porfiaba , man-
dóle el Juez callar , si no , que
le enviaría á la cárcel. A lo
qual respondió : Sedme testi-
gos , que el señor Juez me es
sospechoso, y temo, que me
sentenciará tuerto , pues me
O 3 mi-
3i8 Odiava Parte.
mira de mal ojo.
VIH.
Desposóse un rico ciego
con una muger hermosa. Y
como la pasease mucho, de-
cia ella : Vamos despacio, que
otro dia habrá. Respondió
él : Señora , para mí no hay
dia.
IX.
Un Gentilhombre tuerto ser-
via á una dama muy more-
na , Ja qual le motejó de viz-
co. Respondió él: No sea V.
como el cuervo, que pica lue-
go en el ojo.
X.
, Un tuerto , que no tenia
mas de un ojo, estaba donde
se vendía el trigo con un gran
costal en la mano. Preguntó-
le uno: A cómo vale la fane-
ga? Respondió : Vale á un
ojo de la cara. Dixo el otro;
Para qué traheis tan gran eos-
Be Ciegos. 319
tal, pues no podéis llevar mas
de una fanega.
XI.
A Antonio de Cabezón , el
ciego , Músico de tecla del
Emperador Carlos V , fue á
ver un Cantor tiple sin bar-
ba el dia de S. Juan de Ju-
nio, después de comer ; y
despidiéndose de él, pregun-
tóle Antonio de Cabezón, dón-
de iba ? Respondióle , que
á la plaza de Zocodover, á
ver las damas. Dixo Antonio
de Cabezón : Si V. va á ver
las damas , ensílleme mi mu-
la , que también quiero ir á
ver los toros.
C A P I T U L O II.
De Chicos.
I.
N Caballero muy chi-
cuerpo , que
O4 se
320 Qblava Parte.
se llamaba D. Antonio de Ro4-
xas, estando en ia Vega* de
Granada , dio á un Moro una
gran lanzada , que le pasó un
muslo, y le mató el caballo.
Apeándose el Moro , echó
mano á su alfange , y vínose
contra D. Alonso de Roxas»
El puso la lanza á los pechos,
diciendo : Date , perro : date*
pero. Respondió el Moro:
íso veo á quién. >
II-
Cañizares era pequeño de
cuerpo : yendo á caballo, le
dixo un recien convertido: Pa-
recéis un Santiaguito. Cañi-
zares puso mano á la espada,
y dixo : Si como sois Judío,
fuérades Moro, tened por ave-
riguado, que aquí os cortara
la cabeza.
III.
' Llevaba un Caballero chi-
co de cuerpo una señora muy
her-
Be Chicos* 32 i
hermosa de la mano ; y pa-,
sando cerca de un Caballero,
que estaba leyendo unas co-
plas á su puerta , preguntó
aquella señora , qué coplas
eran? Respondió : Son unas
lamentaciones de amor , que
hizo Garci-Sanchez de Bada-
joz. Díxole ella : Esas mas
viejas son que la china gala.
Replicó el Caballero : V. es
la gala , y ese Caballero es la
china..
IV.
D. Pedro de Ayala dixo
á un Caballero no muy dis T
IX.
De Chicos. 323
IX.
Un Caballero muy chiqui-
to , yendo camino, adelantó-
se de sus criados. Pregunta-
ron los mozos á un caminan-
te , si iba lexos un Caballero;
respondió: Ahí adelante topé
un caballo, que lleva un som-
brero sobre el arzón, y unas
botas colgadas de la silla.
X.
Haciendo una execucion á
un pobre hombre chiquito
de cuerpo , pidió le leyesen
la obligación: y leyéndole co-
mo obligaba su persona , y
bienes; respondió : Asentad*
señor, que no tengo persona,
ni bienes.
$1.
Dixo uno por un Caballe-
ro muy chiquito : Si se per-
diere el señor D. N. no le
busquen hasta que llueva, co-
mo alfiler.
06 XII.
324 O&ava Varíe,
XII.
A uno, que era muy pe-
queño de cuerpo , envióle un
Caballero una carta , escrita
en medio pliego de papel por
lo mas ancho, como escriben
las cartas de excomunión , y
puso al pie de ella así:
Quise escribirla al través,
Porque el señor á quien fuere,
Al tiempo que la leyere
No la arrastre por los pies.
XIII.
Decía Hernando del Pulgar,
que á los chicos , aun de rui-
nes no los hartan , que dicen;
Un.ruinejo hombre.
XIV.
A un hombre pequeño, que
juraba siempre por la mi bar-
ba cana, le dixo un Caballe-
ro : Aun no sois Aldea, y te-;
neis barba-cana?
XV.
Una señora decia por un
Ca-
De Chicos. 325
Caballero chiquito de cuerpo,
y de buenas facciones, que pa-
ra de oro era bueno , y de pla-
ta no valía nada.
XVI.
El Almirante de Castilla
D. Fadrique era muy peque-
ño de cuerpo : quiso justar
una vez en la Corte , sin ser
conocido , y salió con unas
armas muy mohosas , por ir
mas encubierto. Y aquel dia
hízolo muy bien : los mucha-
chos decían á grandes voces:
El mas ruin lo hace mejor.
CAPITULO III.
De Largos.
I.
P Reguntó el gran Capitán.
D. Gonzalo Fernandez
de Córdoba á un Caballero,
cómo se llamaba una Dama,
que estaba presente, que era
de-
3*6" O&ava "Parte.
demasiadamente dispuesta. Di-
ciéndole, que se decia Espe-
ranza , respondió: Muy larga
es para esperanza.
II.
Un hombre de Toledo, que
se llamaba Pedro el Negro,
para hablar á un Genovés muy
alto , que se decia Juan Anto-
nio Pinelo, en las quatro ca-
lles, púsole una escalera arri-
mada á los hombros , y comen-
zó á subir por ella. Preguntán-
dole el Genovés, para qué ha-
cia aquello? Respondió , que
le quería hablar al oído.
III.
Informándose uno de un
amigo suyo, si era rico un man-
cebo , que quería tomar por
yerno, respondió: Lo que yo
he visto de él es, que tiene
buena posada. Díxolo , por-
que era muy largo de pierna.
IV.
De Largos. 327
IV.
" A uno que era muy largo,
dixouno, que era bueno para
portero , para emplazar po»
las ventanas , si hallase cerra-
das las puertas.
VI.
A uno que era muy seco,
y muy largo , dixo un Caba-
llero, que parecia á aquellos
dos Lugares del Marqués de
Montemayor, que están cer-
ca uno del otro, Villaseca , y
Villaluenga.
C A P I T U T O IV.
De Gordos,
I.
E L Dotor Sánchez era muy
gordo, y visitando en So-
ria, díxole un Labrador: Vues-
tra Alteza me haga justicia.
Respondió : Mejor dixérades:
Vuestra groseza.
II.
328 OMava Varíe,
II.
. Tenia preso un Alcalde á
uno que se llamaba N. de Ar-»
eos, y friéronle á rogar, que
le soltase dos hombres, muy
gruesos , ó que le diese en
fiado. Preguntando el Alcalde
á un Escribano, qué querian?
Respondió : Estas cubas arcos
quieren.
III.
A un Vicario muy grueso*
librando en la cárcel del Ar-
zobispo en Toledo , pidióle
un pobre Clérigo le diese por
amor de Dios algo de lo que
sobraba en su cocina, porque
tenia gran necesidad. Respon-
dióle : Hermano, en mi coci-
na sobra tan poco , que no hay
para enviar fuera. Replicó el
Clérigo: Siempre veo yo, se-
ñor , desde aquí la chimenea
llena de humo. Dixo el Vica-
rio : Será como hacen colada.
Res-
De Gordos. 329
Respondió el Clérigo: Y aun
de esas coladas se han hecho
esas papadas.
IV.
Enterrando á una muger
muy gorda , dixo uno , que
había menester la tierra mos-
taza para comerla,
V.
A uno, que se quería casar,
trahíanle una muger rica, y
muy gruesa en extremo. Dixo
al que se la trahia : Del un
quarto yo me encargaré, que
basta para mí: buscad quien
tome lo demás. *
VI.
Preguntando uno á un hom-
bre , que había mucha edad,
cómo estaba tan grueso , y
fresco, respondió: No he sido
mozo, ni amo.
VII.
Un hombre muy flaco apos-
taba á correr con otro , que
era
330 O&ava Parte.
era muy gordo que sí ha-
ría con que corriesen iguales
de una misma manera, y de
un mismo lugar. Y respondió
el gordo , hecho el partido,
diciendo : Que para que igua-
lasen el flaco con el gordo,
que le atasen tanto peso co-
mo le faltaba , para que fue-
sen iguales. Respondió el fla-
co : Mejor sería para que el
gordo igualase con él, que le
pusiesen en tanto estrecho, has-
ta que estuviese flaco.
C A P I T U L O V.
De Flacos.
I.
UNadecirDamaal Caballero,
flaca envió á
que
la servia , que la color que sa-
case en un juego de cañas fue-
se verde. Conociendo el Gran
Capitán Gonzalo Fernandez la
"De Flacos. 331
Dama, á quien este Caballe-
ro servia, viendo la librea, le
dixo: Si con este verde no pla-
ce , dele V. de mano.
II.
Un Truhán apodó á un hom>
bre flaco de gesto , que pare-
cía que le habían sacado ci-
lleruedas de las quixadas.
III.
A una muger flaca le pu-
sieron esta letra sobre su se-
pultura:
Yace en esta sepultura
Los huesos de una señora,
Que en el siglo, como ahora,
Se vieron sin cobertura.
Fue tanta su sutileza,
Que aunque se ha de deshacer,
Nunca llegará el no ser,
A dó llegó su flaqueza.
IV.
A una señora, que era fla-
ca , amiga de uno que se lla-
maba Marco de Cerdeña , le
di-
332 . O&avaParte.
dixo uno: Parece que le dan á
V. á comer cada día-un marco
de pan , pasado por cedazo de
cerdas.
V.
A una muger muy enjuta
de pechos le dixo un Estu-
diante , que parecía gallina,
que le han sacado las pechu-
gas para manjar blanco.
Vi.
Estaban en una ventana el
Conde de Ribadeo , hombre
flaco , y el Adelantado de
Murcia D. N. que era muy
grueso : pasó por allí un Gen-
tilhombre bien aderezado, y
desacompañado de criados. Pre-
guntóle el Adelantado: Adon-
de queda la gente? Respon-
dió el Conde : En el otro
jubón. Dixo el Gentilhom-
bre: No he visto en mi vida
laúd , y guitarra mas bien con-
certados, ;
CA-
De 'Corcovados. 333
CAPITULO VI.
De Corcovados.
I.
I Mportunaba un corcobado
á un Juez, que le hiciese
derecho en un pleyto , que
trahia ante él. Respondió el
Juez , que oírle podia; mas no
hacerle derecho.
II.
Llamando una Dama á un
corcobado de una ventana,
diciendo : Ce , Gentilhom-
bre respondió : Señora, la
C me quadra; mas el GentiU
hombre no dice con mi he-
chura.
III.
Uno, que era tuerto de un
ojo , topó una madrugada,
quando quería amanecer, á un
corcobado, y díxole : Com-
padre , de mañana habéis car-
ga-
334 OSlava Parte:
gado. Respondió el corcoba-
do ? Por cierto sí, de mañana
es , pues vos no tenéis abierta
mas de una ventana.
IV.
A un corcobado pregun-
tóle uno: De dónde eres , cor-
cobado ? Respondió : De las 1
espaldas.
V.
Apodando uno á un corco-
bado, dixo, que parecía el pos-
trer besugo del canasto.
VI.
Diciendo uno á un corcobá-'
do, que era gran falta ser cor-
cobado ; respondió : Antes me
parece que es sobra.
C A P I T U L O VII.
De Cojos.
I.
A Un patituerto hurtarot
los zapatos, y decia muy
eno-
Ve Cojos. 335
enojado: Plegué á Dios, que
le vengan bien.
II.
Un señor, que estaba muy
lisiado de la gota , desafió á
correr á uno. Preguntándole,
qué había de correr ? Respon-
dió: Humores.
III.
Decia uno, que los zurdos
eran cojos de manos.
IV.
Despidiendo un Capitán á
uno, que era cojo , dixo el
cojo: La guerra no ha menes-
ter hombres que huyan, sino
que esperen.
V.
Consolando á uno, que se
había casado con una muger
coja ; respondió : No tengo
mucha pena de ello, que no
tengo de ir con ella á caza.
VI.
eñia uno con un cojo, i
ame-
336* OStava Parte.
amenazábale , diciendo: Yo
os prometo , que yo os haga
asentar el pie de llano. Res-
pondió el cojo : Si eso vos hi-
ciésedes, no os tendría- yo por
enemigo.
VII.
A uno , que trahia los pies
tuertos , dixo un Truhán , que
parecía que medía el suelo á
pulgadas.
NONA PARTE
- DE LA FLORESTA
• ESPAÑOLA.
CAPITULO PRIMERO.
De Burlas, y dislates.
I.
U N recuero llegó á un
mesón , que está fuera
de Almagro, una noche muy
tem-
De Burlas, <5¡V. 337
tempestuosa ; y llamando á la
puerta , respond.'érpnle , que
buscase otra posada , porque
estaba la huéspeda de parto.
Dixo el recuero : Decidla que
me mande abrir, que yo haré
que para luego. Y como esta-
ba en tan gran necesidad,
mandó que le abriesen ; y pi-
dió una escribanía , y escribió
unas letras , que se pusieron
al cuello en una nómina; y
en poniéndosela, parió, y mu-
chas mugeres de la Villa la
tenían por gran reliquia. Su-
cedió , que la prestaron en casa
de un Caballero; y después que
hubo parido su muger, querien-
do saber lo que tenia dentro la
nómina, descosiéronla, y ha-
llaron escritas estas palabras:
La recuera, y el recuero
Pónganse en cobro,
Si la huéspeda pariere;
Y si no, pónganse al horno.
Tom.I. P II.
338 Ñoña Vahe.
11. .
Había en un Lugar mucho
cuquillo, que destruía las vi-
ñas ; y sabido por un hom-
bre, que llegó allí, les dixo,
que les daría una nómina, que
pusiesen en el campo en el
lugar mas alto de aquella co-
marca , y dentro de nueve dias
morirían todos , y no quería
otra cosa, sino que le diesen
aquellos nueve dias de comer,
porque él no acostumbraba
llevar dineros; y antes que se
cumpliese el término, fuese.
Viendo el Pueblo , que eran
pasados los dias, y que toda-
vía el cuquillo perseveraba en
roer las viñas , determinaron
de abrir la nómina para ver lo
que tenia. En la qual hallaron
escrito lo siguiente:
Cucos, comed poco á po-
co , qué así hago yo de este
Concejo loco. ,
III.
De Burlas, &c. 339
III.
Hablando un señor con un
Albardero, que era su vasa-
llo , vio que venia de la es-
cuela un hijo suyo. El padre
tomó lo que trahia escrito , y
mostróselo , diciendo : Qué
le parece á V. qué bien escri-
be mi hijo ? El Caballero le
preguntó : En qué pensáis ocu-
par este niño en saliendo de
la escuela ? Respondió : Se-
ñor , en lo que yo ayudé á mi
padre , que es en mi oficio.
Pareciéndole á aquel, señor,
que un niño de tan buen pare-
cer, y avisado, era mal em-
pleado en aquello , rogóle le
pusiese á deprender Platero,
Pintor , ó Escultor , ú otro
oficio , en que aprovechase su
buen ingenio. El Albardero
üe.dixo: Señor, quiero decir
á V. lo que tengo pensado *de
hacer ; y es, en saliendo de la
P2 es-
340 Nona Parte.
escuela darle tres , ó quatro
años de Gramática , y será
después una águila en nuestro
oficio.
IV.
Preguntando á uno , que
tenia una pierna comida co-
mo de bubas, de qué en-
fermedad se le había he-
cho ? Respondió : De roma-
dizo,
V.
Meneaban unos muchachos
á un ahorcado. Dixo uno: Quí-
tenlos de ahí, que le tornarán
loco.
VI,
Tenia una dueña mucho
trigo en Sevilla ; y viniéndole
á pedir ciertos dineros, que
debía , dixo : No los tengo,
que por mis pecados hay tanto
pan, que no me dan blanca
por -ello.
VII.
De Burlas.,&c. 341
VII.
A una muger hermosa, que
estaba en una Aldea , díxole
su marido , que diese gracias
á Dios, que estaba fuera de la
Ciudad , porque habían he-
cho un Parque, que no que-
daba muger de calidad , que
tuviese algún vicio , que no
estuviese en él. Respondió la
muger: Y aun por estar yo en
este lugar arrinconada no se
hace cuenta de mí.
VIII.
Preguntó uno á un su ami-
go , por qué razón andaba
perdido por una muger , que
era fea, desgraciada, mal com-
puesta , y no muy avisada?
Respondió: Señor, hace unas
mangas de lechuguilla con to-
do extremo.
IX.
Combatiendo un Castillo,
que estaba cercado, halló el
P3 Al-
342 Nona Parte.'
Alcayde , que habían tirado
los contrarios una saeta con
yerba. Mandó á un Trompeta^
que' fuese á decir al Capitán*
que si tan bravamente se ha-
bía de haber con él, que tam-
bién pondría él yerba en las
pelotas de la artillería.
X.
:
A un señor de este Reyno
reñíale su Ayo , porque no
hablaba á los Caballeros que
le visitaban; dixo: Qué les pre-
guntaré ? Respondió : Pregún-
teles V. S. por sus mugeres, y
hijos, y otras cosas semejan-
tes , qué de aquí se levanta-
rán razones, con que se entre-
tenga la conversación. Acae-
ció , que el primero que vino
á su casa fue un Arzobispo;
y preguntóle: Qué tal queda
vuestra muger, y hijos ?
XI.
Preguntó la Reyna Doña
Isa-
De Burlas, Be. 343
Isabel á un Escudero: Quándo
ha de parir vuestra muger?
Respondió : Quando V. Alte-
za mandare.
XII.
- Un Gentilhombre suplicó
á un Marqués , que le re-
cibiese en su servicio. Dixo,
que él holgaría de ello, que
en. qué le .quería servir. Res-
pondió : Serviré á V. S. de
trinchante. Preguntóle : Dé
un capón, quál es el mejor
bocado, siendo muy grueso?
Respondió : Los cueros del
pescuezo. Mandóle asentar
treinta mil maravedís de par-
tido. Un criado de este Señor,
viendo que él le había servir
do muchos años, y había me-
drado poco, y aquel con una
sola palabra , que había dicho,
le habían asentado tan buen
partido , acordó de despedir-
se de él, porque él presumía
344 Ñoña "Parte.
saber algo de aquel oficio,
porque había visto muchas
veces cortar en la mesa , y en
el aparador ; y fue al Duque
de Bejar, y díxole , le hiciese
merced de servirse de él, y le
serviría de trinchante. Pre-
guntóle el Duque: De un to-
ro quál es el mejor bocado?
Respondió : Los cueros del
pescuezo.
XIIL
Preguntó á uno , que esta-
ba en Valladolid, otro de su
tierra , á qué había venido allí;
respondió : No sé par Dios:
traxéronme nueve leguas ca-
ballero por una tarja, y por
eso vine.
XIV.
Entrando un Licenciado en
casa de un Labrador á com-
prarle dos puercos, topó á la
entrada de casa con su hija,
que era hermosa moza. Que-
rien-
De Burlas, &c. 345
riendo decirle un requiebro,
le dixo: Si los puercos pare-
cen á V. hermosos puercos
serán.
XV.
En un Sermón dixo una
muger: Yo perdono la muer-
te de mi marido. Preguntan-
do, quién le mató? Respon-
dió : Señor , no es muerto;
mas asiéntelo V. que yo per-
dono á quien lo matare.
CAPITULO I I .
De Fieros.
I.
I.
U N Gentilhombre, que iba
camino , preguntó en
una venta al huésped , si ha-
bía qué comer ? Dixo , que
no había mas de pan, y vino;
mas que un hombre estaba
asando un capón para él solo,
y podría ser, que pagándolo,
Pó le
348 Nona Parte.
le diese de él. Entró á la chi-
menea , donde estaba asando
el capón, diciendo : Gentil-
hombre , habrá en el capón
para todos ? Alzó la cabeza,
y preguntó : Señor, cómo es
su nombre ? pensando , que
por conocerle se atrevía á pe-
dírselo. Respondió: So Pedro
González Gaytan de Gueva-
ra. Escusóse , diciendo : En
verdad, señor , que no hay
para tantos.
II.
Un señor iba á caza, y aque-
lla mañana habíale hecho la
salva un Maestresala en un
melón.' Y pasando el señor,
que iba delante, un vado, hun-
diéndose el caballo hasta en-
cima de la silla , volvien-
do á su Maestresala , le dixo:
Aquí era buena la salva, que
no en el melón.
III.
De Camino. 349
III.
En Carrion de los Condes
salió un perro á morder un
caminante; y baxándose por
una piedra, halló que estaba
pegada con el hielo. Dixo:
Mal haya la tierra, adonde
atan las piedras, y sueltan los
perros.
IV.
Preguntó un Caballero á su
huésped, si había en la casa
buena caballeriza, porque tra-
hia un caballo de regalo. Sí ha-
brá , que también tengo yo un
caballo mas regalado, que el
de V. y adonde él está, podrá
estar. Fue luego á verle , y
era un caballo, que no tenia
mas del pellejo, y los huesos.
Rogóle el Caballero , que le
mostrase el caballo regalado.
Dixo el mesonero : No le vé
ahí V. ? Qué mas regalado
quiere que sea , que voto á
350 Nona Parte.
tal , que no puede andar una
legua á pie.
V.
En una venta de Sierra Mo-
rena reconoció un Frayle al
Ventero , que solia ser Me-
sonero en Sevilla , y había po-
sado algunas veces en su me-
són. Preguntóle el Frayle: Her-
mano , cómo os venísteis aquí?
Respondió: Padre,'he queri-
do recogerme.
VI.
Concertando uno un apo-
sento en Valladolid , decia á
la huéspeda: Prometo á V.
que en todas las posadas que
poso, quando me parto, que-
dan llorando. Y era así, por-
que siempre se iba sin pagar. .
VII.
Un caminante preguntó en
una venta, si había cama ; res-
pondió la huéspeda : Sí hay, ;
C A P I T U L O IV.
De Mar, y agua.
I.
E Ncendióse un barril de
pólvora en una Nao, que
estaba cerca del Puerto de Car-
tagena , por estar recien em-
breado de pez: encendióse de
tal
354 Nona Parte.
tal manera, que' no se pude*
1
XI.
358 Nona Varié. •"
XI.
Decia uno: En el peligro-
so paso dar la mano al com-
pañero.
XII.
• Un Azacán tomó un asno
fiado en quatro ducados , y
al tiempo de la paga habiásele
muerto. Por no tener con qué
pagar , y no verse preso, fuese
á las Indias. Volvió desde á
seis años con mas de diez mi
ducados, y escribió desde S e -
villa á su muger , dándole
cuenta de lo que trahia. Ella
le envió á avisar, que procu-
rase venir secreto, porque era
vivo el dueño del asno.
XIII.
Quando se. descubrieron
las Indias, diciendo á la Rey-
na Doña Isabel, que no había
gente que fuese allá, respon-
dió : A. lo menos irán necios*
y codiciosos.
CA-
De Retos, &c. 359
CAPITULO V.
De Retos ,¿y desafios.
I.
C Omo se .acostumbraba en
Castilla , que para hacer,
campo se requería que fuesen
iguales en linage; enviando un
Caballero á desafiar á otro,
que no era su igual, dixo así:
Decid á N. que yo me hago
de tan ruin linage como él,
que se salga á matar conmigo
á tal parte.
II.
Desafiándose dos Soldados
en Italia, metidos en el campo,
el padrino contrario tomándo-
le juramento , como es cos-
tumbre, si trahia consigo al-
gunas reliquias , oraciones , 0
nómina , ó conjuros, ú otra
cosa en que tuviese f e ; res-
pondió su padrino: Eso y o j u -
35o Nona Parte.
raré por él que no la tiene.
III.
Un Soldado Español desa-
fió á un Caballero de Italia.
Dixo el Caballero : N o sois
vos hombre con quien yo
tengo de hacer campo; pero
daré un criado, que os haga
conocer ser verdad lo que .yo
digo. Respondió e! Soldado:
Y o lo otorgo , porque por
muy ruin que sea , será mejor
que vos.
IV.
Este mismo decia : Con los
hombres poderosos nunca os
toméis á brazo partido , sino
usar con ellos de maña.
V.
Un hombre de Toledo, que
se decia Juan de B u c h e s , es-
taba retrahido en una Iglesia,y
llegó á hablarle uno , que so-
lia salir á los toros , y los es-
peraba con gran destreza ; y
Be Retos, &c. 361
díxdle : Ahora que estamos
solos, y no hay quien nos es-
torbe , salios á matar conmi-
'gq. Respondió Juan de Bu-
ches : Idos para ruin, qué no
me tengo yo de matar, con
quien se echa al toro como
•capa vieja,
, VI.
Visitando á este mismo
Juan de Buches un amigo su-
y o , como estaba . retrahido,
le decia: Agradezca N . á Dios,
que hay tanta justicia , que de
otra manera se averiguara es-
t e negocio. Respondió Juan
,de Buches : Pues cuerpo de
tal , si por eso no fuese, no
estaría el paño de la Ciudad
sobre alguno?
Tom.L Q CA-
362 Nana Varie..
CAPITULO VI.
I.
V. *
D e Sevilla dixo Alonso Car*
rillb, que parecía á los tretíe'-
jos del axedréz , tantos prie-
tos , como blancos, por los mu-
chos esclavos que hay en aque-
lla ^Ciudad.
VI.
Preguntó la Reyna Dbña
Isabel á Alonso Carrillo , qufé
le parecía de la Ciudad de Cór-
doba ? Respondió: Muchas A l -
deas juntas á Concejo.
VIL
Decía Alonso Carrillo , que
dos meses de Ulescas eran los
mejores de Castilla : Uno de
guindas, y otro de mentiras.
VIII.
En la Villa de Simancas está
esta letra:
Por librarse de Paganos
Las siete doncellas mancas,
Se
De Apodos í&c. 3%
Sé-córtároñ sendas manos,
Y las tienen los Christianos
PjSrjSus* Arrrfas en Simancas.
IX.
El Truhán D . Francés de-
c i a , que Medina del Campo
no tenia suelo,'ni Cielo , por-
queretTpelp estaba cubierto
con media vara de lodo , y .el
Cielo no parecía todo el" In-
vierno de niebla.
: X.
Quando el Cardenal Salviati
vino á España por Legado^
hallándose en las bodas del
Emperador Carlos V . en S e -
villa , estando en buena con-
versación , dixo: Que Francia
olia á soberbia: España á ma-
licia : Italia á sabios \ y Ingla-
terra á vanos.
Q 3 DE-
3 66
DECIMA PARTE
DE LA FLORESTA
ESPAÑOLA.
C A P I T U L O PRIMERO.
De Dichos extravagantes.
I.
Llegóse á la tienda de un
Sastre un Soldado, que tenia
la cara muy harpada , y el
Sastre dexó de coser , . y paró-
se á mirarle. Preguntóle el
Soldado , qué miraba? R e s -
pon-
D$,Dicho5\&c, 369
pondió : M i r o , que juro á tal,
que querría mas haceros de
nuevo, que no remendaros.
•VIII.
A uno diéronle una cuchi-
llada por la cara. Díxole un
pariente suyo , viniéndole á
visitar: N o tuviera en nada,
si os dieran en una pierna , ó
en el brazo, como os dio en
la cara. Respondió el herido;
Mirad , que cuerpo de tal á
quien dan no escoge.
IX.
Agradeciendo una vieja á
un Juez , que.tenía dos cuchi-
lladas por la cara, porque la
había hecho justicia, decia: Ví-
vame esta haz pintada.
X.
• • A uno, que tenia una c u -
chillada por la cara, y habla-
ba demasiadamente, dixo URO:
Pues tenéis rienda en la cara,
tened freno.en la boca. ¡
QS XI.
37o Décima Parte.
XI.
< Un Escudero fue á visitar á
Diego López de A y a l á , C a -
nónigo de la Santa Iglesia de
Toledo , que había estado
mucho tiempo en las Iridias,
el qual trahia una cuchillada
por la cara, y no se acorda-
ba el Canónigo quién fuese. El
Escudero le contó quién era
su padre , y parientes. Dixo
el Canónigo : Señor , no os
maravilléis que no os conocie-
se , como tenéis, borrado el so-
brescrito»
XIL
A uno , que tenia una grari
cuchillada por la cara , mos-
trábale ün amigo suyo una e s -
pada , y d i x o : N o me la mos-
tréis, que después que me die-
ron en el rostro, Uó las pue-
do ver.
XIII.
Un Caballero quería tener
:
'. > A
en
De Dichos , &c. 371
en su casa hombres que fue-
sen esforzados, porque era ene-
mistado ; y encomendando á
uno , que le buscase un par
de hombres de h e c h o , traxé-
ronle dos hombres cariacuchi-
llados. Despidióle , diciendo:
Hermano , trahedme á los que
se las dieron.
XIV. .
Un dia de S. Benito con-
vidó uno á almorzar á tres, ó
quatro amigos , y al tiempo,
que alzaron los manteles, quan-
do suelen dar gracias , dixo
uno de ellos : Plega á Dios,
que muchos sambenitos veamos
en casa de Usted.
XV.
Consolando uno á un veci-
no, porque aquel dia quema-
ban á un hermano suyo por he-
rege, le decia : Tened pacien-
cia , señor, que en fin todos ha-
bernos dé ir este camino.
Q6 XVI.
372 Décima V artel-
XVI. . f)>
Platicando un Predicador
con un Morisco, decíale, que
creía que quanto les predica-
ba , les entraba por una oreja,
y les salia por otra. Respon-
dió el Morisco: Guala no sa-
lir por no entrar.
XVII.
Preguntando á uno de estos
que habían chrisüanado, c ó -
mo se llamaba, decia : En la
capilla estar. Visto lo que tra-
hia , era una piedra , y una
raiz , que quería decir Pedro
Ruiz.
XVIII.
Un Caballero Portugués en-
tró en Castilla bien acompa-
ñado. Preguntando á uno de
sus criados, quién es este C a -
ballero? Respondió: Naon e
Cabaleiro. Dixéronle: Quién
es este fidalgo ? Respondió:
Naon é fidalgo. Dixéronle:'
Quién
De Dichos, &c. 373
Quién es este hombre? R e s -
pondió : Naon é home ; se-
naon párente de ó R e y de
Portugal.
XIX.
Decia un señor de este R e y -
no , que por solamente una
cosa no se habían de correr
Toros ; y era, porque no se
mostrasen los hombres á
huir.
XX.
E l Provisor de Cádiz tenia
mucha librería, y veíala tar-
de. Decia de él el Obispo Sa-
nabria , que tenia hecha tre-
gua con sus libros.
XXI.
Decia Pedraza, que tres
cosas se pierden fuera de su
natural, Peces, Latin, y Fray-
íes.
XXII.
Dixo un hombre por otro,
á quien había hecho cortesía,,
y
374 Décima Parte.
y no le había hablado: Por
nuestro Señor, que hay hom-
bres , que dexan de quitarse
la gorra, porque no se les pa-
rezcan los cuernos.
XXIII.
Preguntando- un forastero?
por un Caballero , acertó á
preguntárselo al mismo delan-
te de muchos Caballeros. E l
Caballero por reir respondió-
le : Hermano , ése Caballero
por, quien preguntáis, mas
há de tres años que le ahor-
caron. Preguntó » por qué,
señor? D i x o : Por ladrón. Acu-
dió el forastero , diciendo:
O h , desventurado de él ! y
no le bastaba ser cornudo, si-
no ladrón ?
XXIV.
A un cornudo mandó la
justicia , que le azotase su
muger; y que si no le diese re-
cio le diese á. ella el Verdu-•
r
go.
De Dichos, &c. 375
go. Y él volvió la cabeza , di-
ciendo : Catalina , dame recio
á m í , no te den á tí.
XXV.
Uno , que era sospechoso
de cornudo , envió una cabe-:
za de carnero á su casa con
cuernos. Dixo la muger: Qual
v o s , marido,tal carne traheis.
XXVI.
Un yerno dixo á su suegro,
que castigase á su hija, por-
que si él la castigaba , sería
muy peor , porque él sabia
cierto , que le hacia traycion.
Respondió el suegro : Repo-
saos , hijo,. que por vida de
entrambos, que lo mismo ha-
cia su madre, hasta que llegó
á los sesenta. Ella lo perderá,
que así lo hizo esotra.
XXVli.
Pidió Diego L c p e z d e A y a -
la , Canónigo , y Obrero de la
Santa' Iglesia de Toledo > ai
Con-
376 Décima Parte.
Conde de Fuensalida una va;
ra de Alguacil, para uno que
había sido su criado. Y рок
haberla mandado el Conde
primero á un Caballero de la
misma Ciudad , para el mari
do de una gentil muger, con
quien este Caballero tenia alt
guría conversación , no se la
dio. Paseándose el Caballero
por la Iglesia mayor , díxóle
el Canónigo: N o ha parado
V . hasta poner la vara en los
cuernos del toro.
XXVIII.
• Alabando en el Coro de la
Santa Iglesia de Toledo á un
Tiple , que subia mucho la
voz , respondió Diego López
de Ayala: N o os maravilléis,
que vuele tan alto, que va sin
cascabeles.
X X I X .
sa.
XXXVI.
Un Escudero de Avila, He-:
g ó á tener doscientos mil ma-
ravedís, que compró veinte y
cinco mil de renta, por si*
vida. Dixo hincado de rodi-~
Has en una Iglesia: Señor, mu-
chas gracias te doy , que me
has dado, con que pasar, sin
servir á otro , ni pueda tomar
quien me sirva á mí.
XXXVII.
Uno tenia dos olivares, y
dexábalos perder. Pregunta-
do por qué? Respondió: Que
los mas ciertos veinte mil ma-
ravedís que tenia , eran de no
labrarlos. *
XXXVIII.
Un .Gentilhombre quería
' ir
Be Bichos,*&c. 3^1
-Ir ajustas á Medina de Rio-
¿seco, y vendió para los adere-
zos un sayo de tela de plata.
Preguntado, qué hacia? Res-
p o n d i ó : Mientras los otros se
.ensayan para las justas, yo des-
ensayo.
XXXIX.
- A u n o , que tenia ocho h i -
jas , nacióle otra , y desde
•á quatro dias que la christia-
n ó , murióse. Mostrando el. pa-
dre gran dolor , y haciendo
igran sentimiento por su muer-
te; preguntándole un su amigo,
por qué se fatigaba tanto, que-
dándole tantas hijas ; respon-
d i ó : Porque verdaderamente
esta era buena.
XL. ,
Un padre reñia á su hijo,
porque no se levantaba d e ma-
ñana: y dábale por exemplo,
que uno se había levantado
de mañana, y se había hallado
una
302 Décima Parte.
uña bolsa con muchos dine-
ros. Respondióle el hijo : Mas
madrugó el que la perdió.
XLI.
Fueron dos compañeros á
casa de una vieja á ver una
moza. Y como no vino la mo-
za al concierto , atrevióse el
uno á la vieja. Díxole el com-
pañero : Tanta hambre. tra-
híades , que roísteis el cabes-
tro.
XLII.
Entrando un señor en la
Corte , todos los Escuderos
que le acompañaban, trahian
cadenas de oro. Preguntando
una señora á uno , por qué no
trahia cadena? Respondió: S e -
ñora , no roygo.
XLIII.
A uno que trahia en una
capa muchas fiestas de regoci-
jo , dixo un Escudero, que bien
había visto fiesta de siete c a -
pas;
Be Bichos, &c. 38 3
p a s ; mas no capa de siete
fiestas.
XLIV.
Decia uno, que los suegros,
y los hurones dan el fruto de-
baxo de la tierra.
XLV.
E l mismo decia: ' L a heren-
cia de los suegros, y el cabri-
t o , se ha de partir á golpes.
XLVI.
Decia este , que no había
duende de c a s a , sino donde ha-
bía falta del dueño de casa.
XLVII.
A un hombre, que era muy
feo , pedíale una muger delan-
te de un A l c a l d e , que le h i -
ciese justicia, porque la había
forzado. Preguntóle el A l c a l -
de : Por qué forzaste esta m u -
ger? Respondió: Gesto e s e s -
te para hacerlo de grado?
XLVI1I.
Uno que había acompaña-
do
•384 D^chnaVcirt'ély
ido muchos, días á nn.Gen®?-
- vés en ciertos negocios , que
le importaban, y después en-
.careciéndoselo mucho el que
-le había acompañado, respon-
dió el Genovés: También he
ido y o con vos , como vos
conmigo?
UNDÉCIMA PARTE
' PE LA FLORESTA
ESPAÑOLA.
CAPITULO PRIMERO.
De Dichos avisados demugeres.
I.
. ^ • V. ' • : '-.T'
CAPITULO II.
CAPITULO III.
De Dichos á tnvgeres»
I.
III.
Q$..BÍQhos <S?¿v 39i
~ . -,
r : • •. IÍI. !' ' ,
Una señora topóse una pul-,
ga debaxo de las faldas en I n -
vierno*, y dixo ; Aun en In-
vierno hay pulgas? Respondió,
un Caballero; Quizás es V e - !
rano allá dentro,
IV.
Deeia Sanabria , que era
gran crueldad de los Tudes-
cos , y Alemanes en la guerra,
que trahen sus mugeres por
esclavas, y no menos livian-
dad la de los Españoles el t e -
ner á sus mancebas por se^
ñoras,
V.
Despreciando una señora á
uno que la quería, le dixo:
Una muger de mi condición^
no se ha de baxar á un hom-
bre de tan poca calidad,como
vos. Respondió é l ; Esto mis-
mo se había de hacer, porque
las mugeres son como lobas
R6 en
396" Undécima Parte.
en el e s c o g e r , que siempre
echan mano del mas ruin.
VI. }
Fíngese , que se puso este
epitafio sobre la sepultura de'
una señora, que hablaba m u -
cho: i
Aquí yace sepultada
L a mas que noble señora,
Que en su vida , punto, ni hora
Tuvo la boca cerrada. 1
X.
39 8 - Undécima Parle'*
. X . :
- A un Escudero preguntá-í
ronle , por qué se había casa—,
do con una doncella sorda?;;
Respondió: Pensando que t a m -
bién era muda.
XI. -.
Una muger de un Conde;
Palatino había reñido con
otra muger; y el marido por
consolarla , la decia; Señora*
quanto á lo de D i o s , tan Con'-¡
desa sois como la Condesa de
Benavente, ;
XII.
. En. un sarao danzaba una
dama á saltos. Dixo un Caba-
llero , que era menester mor-,
derla como á castaña» - ,
XIII.-
. . Decia u n o , que la muger
brava era peor que el diablo»
porque él hace mal solamente
á los malos; y, la mugerbrava
á buenos, y á malos.
X XIV.
De Dichos &c.", 299
.
r XIV.
'; El mismo decia , que el pla-
cer de los hijos es , que de
quando en. quando dicen una
cosa , que provoca á reir ; y
los enojos de las madres du-
ran toda la vida.
XV.
Un hombre preguntó á
otro amigo suyo , como te-
niendo tan poca costa , no es-
taba rico, porque él sabia bien,
que tenia cada dia ocho reales
de renta, y no gastaba mas de
dos? Respondióle: Hermano*
los dos pago, los dos presto,
los dos gasto , y los dos pier-
do. Los que p a g o , doy á mi
padre , y á mi madre cada
dia, que son pobres. Los que
presto gasta mi hijo en Sala-
manca ; los quales me pagará
quando yo sea viejo, si 1 Q
v e o , como ahora pago yo á
mi padre. Los otros dos gas,??.
ta-
400"' Undécima Parte.
tamos y o , y mi muger en c o -
mer. Y los que pierdo, son ios
que mi muger gasta en sus tra-*
g e s , y atavíos , que jamas no
pienso cobrarlos.
XVI.
El mismo decia, que la muy
ger es paraíso de los ojos, in-
fierno de las almas, purgatorio
de las bolsas, y limbo del pen-¿
Sarniento.
XVII.
Hablando un Caballero de
los que buscan mugeres her-
mosas , decia : A seis meses es
fea para su marido, y hermo-
sa para los otros.
XVIII.
Diéronle á uno libertad, que
de tres mugeres hermosas to-
mase la que quisiese. T o -
mólas todas tres. Preguntán-
dole , por qué tomaba tantas?
Respondió: Que se acordaba
del d a ñ o , que causó haber to-
ma-
De Dichos &c. 401
tnado Páris la una.
XIX.
- Un criado de un Obispo
, había, mucho tiempo, que no
había visto á su muger, y dió-
le el Obispo licencia, que fue-
se á su casa. El Maestresala,
el Mayordomo , y el Veedor,
burlándose con él , que eran
muy amigos , rogáronle , que
en su nombre diese á su mu-
ger la primera noche que lle-
gase , un abrazo por cada
uno. El lo prometió, y c o -
m o fue á, su casa, cumplió la
palabra. Contándole el caso,
como lo había prometido,
preguntó la muger si tenia
mas criados ^ " O b i s p o ; res-r
pondió.el marido : Sí señora¿
mas los otros no me dieron-
encomiendas.
XX.
Reñía uno con su muger;
y rogándole un v e c i n o , no
tu-
4Q2 Undévifná'Parfe.
tuviese enojo , respondí ó ;:S§ef
fior, nosotros somos como las
cardas, que aunqueise rasgu-
ñan de ,dia .duermen juntas
dé noche, \. :i
XXI, •;
, Pedia zelos una dama á* un
Gentilhombre, diciendo: Au?
dad-., que sois perrillo de to-r
das- bodas. Respondió él : Y:
vos boda de todos los perrillos,
- XXII. . ;
••¡.¿ vie-
.De Dichos 'Bel. 405
vieja, y quebrada, llevan coa
ella lumbre de una casaá otra,
y sirve de cobertera,
XXV.
• A una dama, que era gra-*
ciosa , y discreta , procura-»
ban muchos Caballeros de ha-
blarla , y ninguno pretendía
casarse con ella. Preguntó uno
á'otro, qué le parecía de aque-
lla dama ? Respondió : Qué
era como la justicia, que t o -
dos la querían , y ninguno pos
su casa, '-.••'••<
- CAPITULO IV.
- que
I>¿ Afligeres feas. 407.
qué las hace mejores.
.. A un h o m b r e , que tenia
por amiga una muger en-to-í
f
do extremo f e a , le dixo un
Caballero;: Que quien á aquella
muger podia. v e r , tenia mas
vista que uniince.
CAPÍTULO V. , !
DUODÉCIMA PARTE
': D E L A FLORESTA
ESPAÑOLA.
CAPITULO PRIMERO.
De Niños.
I.
:sMábía pestilencia en un L u -
gar* y todos huían á otro L u -
gar ,. que-' estaba :cerca de él,
porque • perseveraba sano- Un
muchacho de este Pueblo llo-
raba aporque no había allí pes-
tilencia.; Preguntándole , por
qué deseaba tanto, mal ? Res^
pondió:: Porque nos mudára-
mos. -
- l A ' V.
:
S3 Chris-
4"T 4 Duodécima Parte.
Christiano nuevo , mostróse-
l o , diciendo con voz baxa:
H i j o , aqueste es Judío;» Res?
pondió el niño, mirándole á Ja
cara: Padre, parece á vos. : ;
VII. :
Un Caballero besó á un ni-
ño muy hermoso, hijo de una
señora fea , que se .llamaba
Doña N . de Albornoz * d i -
ciendo : Paréceme , señora;
que los rapacejos de los A l -
bornoces se han tornado d o -
rados, ani
VIH. , .
En Alcalá de Henares, por*
fiaba un hombre con su mu-
g e r , que estaba muy salada la
o l l a ; y sobre esta porfía- pre-r
guntáronle á una niña, que es?
taba á la mesa, si estaba sala-
d o ; y gustando el potage /res-
pondió : En verdad, que pue-
de leer á Terencio. Estaba en-
tonces en Alcalá un Catedrá-
ti-
De Niños. 4Tg
t i c o , que leía á Terencio, que
se llamaba Salado.
• IX.
-Preguntando un caminante
á un Ventero de Sierra More-
na , que si tenia que comer;
respondió : Que no había otra
cosa sino huevos. Replicó
el caminante : Habrá alguna
carne salpresa como la que
nos disteis hoy há ocho dias,
quando pasé por aquí, que en
verdad no he comido cosa
que mejor me supiese? D i x o
un muchacho , hijo del V e n -
tero : Caro costaría, si cada
semana se nos hubiese de m o -
rir un rocin.
X.
E l Dotor Villalobos tenia
un hijo pequeño con calentu-
ras ; y teniendo gran sed , no
quería su padre , que le diesen
agua, aunque la pedia muchas
veces. Dixo el niño: Dadme
S4 un
4l6 Duodécima Parle.
un pocb de agua bendita para
beber. Respondió su padre:
O h ! hijo de puta. Rapaz,
armáisme zancadilla ! Denle
quanta agua quisiere. N if
CAPITULO II.
De Viejos»
I. :
• '..
CAPITULO III.
De Enfermos.
I.
T 7 T s i t a n d o un Médico á un
V Caballero , tañían por
difunto allá en su Parroquia.
Preguntó el Caballero al M é -
dico : Decid , señor , tañen
aquel instrumento para que
dance yo ?
II.
Dé Enfermos. 423
lí.
Estando un Escudero al fin
de su vida con la candela en la
mano , su muger se puso de
rodillas , llorando á los pies
de la cama , y dixo : Señor
mió Jesu-Christo , suplicóte,
que revoques esta sentencia,
dada contra mi marido N . y
se execute en m í : muera y o ,
y viva é l , para que ponga c o -
bro en sus hijos, y casa. R e s -
pondió é l : Animo,señora, re-
cabadlo con D i o s , que c o n -
migo alcanzado lo tenéis.
m.
Estando un Caballero en-
fermo en un L u g a r , que se lla-
maba U ñ a , rogó á sus parien-
tes, que le llevasen á otro L u -
gar. Preguntando , por que ?
Respondió : Por no morir en
U ñ a , como piojo.
IV.
Un Labrador muy rico casó
-su
424 Duodécima Parte.
su hija con un hidalgo po-
bre , y enfermo , el qual se
m u r i ó ; y visitando el padre á
su hija , preguntándole c ó -
m o estaba , respondió: C ó m o
quiere que esté ? Como viuda,
y sola.
V.
A un enfermo aconsejaban,
sus deudos ., que se curase,-
y llamase un buen Médico.-
Respondió : Yo me suelo ha-?
llar bien con un buen regi-
miento , y dieta. Tornándole,
á porfiar, que en todas m a -
neras le llamase , d i x o : D e -
xadme morir de mi espa-
cio.
VI.
A un enfermo, que estaba
á la muerte , preguntó una
vieja, si la conocía. Respon-
dió : S í , que sois una grande
alcahueta. D i x o la vieja: Her-
mano , no es tiempo ahora de
de-
De Ehfer'mos. : 42-g
decir gracias. Replicó é l : D í -
golo , porque es tiempo de de-
cir .verdades.
. VIL ;
D. Diego de Carmona,
Dean de Sevilla , estaba de la
gota tan lisiado, que para ir
á qualquiera parte, le llevaban
ordinariamente en una silla.
Tomó la zarzaparrilla , y sa-
nó. Pasando Vejarano por su
puerta, viéndole en pie , dixo:
Mejor parece el Dean en cer-
ro , que ensillado.
VIH.
Tenia un enfermo gran sed,
y conveníale beber un jarro
de agua para su enfermedad,
y porfiaba de dexarse morir
de sed , ó le habían de dar v i -
no , que era muy contrario.
Acordaron dos Médicos , que
le curaban, de darle una copa
de buen v i n o , y que luego
tras ello le diesen un gran gol-
pe
426? Duodécima Parte.
pe de agua. De que hubo bebi-
do el vino, dándole prestamen-
te el agua, Despidióla ^dicien-
do : Ya no hay sed.
IX.
Estando un señor hydró-
p i c o , no le daban á beber:
Preguntó al Médico : Qué tan-
to podría vivir? Diciéndole
que dos horas; respondió: Dád-
melas de agua.
X.
' Visitando en la Villa deTen-
düla un Médico á un enfer-
mo ; el qual Médico era Al-
calde en Tendilla, escusábase
de recibir una medicina. Dixo
un compañero del enfermo al
Alcalde : V . mande que la re-
ciba , só pena de seiscientos
maravedís.
LAUS DE O.
TA-
427
T A B "L A
DE LOS CAPÍTULOS
. - de e'ste' Librcu
PRIMERA PARTE
DE LA FLORESTA
• ESPAÑOLA; '
SEGUNDA PARTE.
Cap.I. De Reyes, fol. 32.
Cap.II. De Caballeros , fol.46.
Cap.lII. De Capitanes, y Sol-
dados, fol. 82.
Cap.I V. De Aposentadores,
fol. 91.
Cap.
428. Tabla.
Cap.V. De Truhanes,fol 93.
Cap.Ví. De Pages, fol. 103.
TERCERA PARTE.
Cap.I. De responder con ¡a mis-
ma palabra, fol. 111.
Cap.II. De responder con la co-
pulativa antigua , fol. 119.
Cap.IlI. De gracia, doblada.,
fol. 122.
Cap'.lV. De dos significaciones^
fol. 124.
Cap.V, De responder al nombre
*• propio, fol. 129.
Cap.Vl. De enmiendas ,y decla-
raciones de letras , fol. 133.
QUARTA PARTE.
Cap.I. De Jueces , fol. 136.
Cap.ll. De Letrados, fol. 141.
Cap.III. De Escribanos , f. 148.
Cap.1V. De Alguaciles , f.152.
Cap.V. De Hurtos , fol 155.
Cap. V I . De Ajusticiados,
fol. 160.
Cap.
Tabla. 429
Cap-VII. De Médicos, y Ciru-
s ¡anos,foh 166.
Cao. VIII. De Estudiantes,
.fol. 176. ' '
QUINTA PARTE.
Cap.I. De 'Vizcaynós., fol. 18 r.
Cap.II. De Mercaderes,i.
.Cap.III. De Oficiales, fol. 19^.
Cap.I V . De Labradores, f. 199.
.Cap.V. De Pobres , fol. 207.1.
:
SEXTA PARTE.
Cap.T. De Amores, fol. 214.
Cap.II. De Músicos , fol. 217.
Cap.III. De Locos, fol. 2 2 3 .
Cap. IV. De Casamientos^
fol. 229.
Cap. V . De Sobrescritos, fo-
lio 238.
Cap.VI. De Cortesía, fol. 240.
Cap.VlI. De Juegos , fol. 243.
Cap.VIII. De Mesa, fol. 248.
SEP-
430 Tabla.
SÉPTIMA PARTE.
Cap. I. De Dichas graciosos,
t fol.265. ; •
Cap.íí. De Apodos, fol. ¿78.
Cap.íII. De Motejar de linage,
fol. 283. ' *
Cap.IV. De Motejar' dé >loéo\
Í0L292. •• '' '
Cap.V. DeS Motejar de<- necios
. fol. 2 9 4 . . ' •.
Cap.VI. De Motejar de.bestia,
.fol. 299.
Cap.VíI. De Motejar de esca-
so , fol. 365. '' ,
Cap.VIII. De Motejar denari-
,' t?t?J,fol. 3l2.
,
OCTAVA PARTE.
Cap.I. De Ciegos, fol. 315.
Cap.Il. De Chicos , fo!. 319. -
Cap.IU. De Largos, fol. 325.
Cap.IV. De Gordos, fol. '327.
Cap.V. De Flacos, fol. 330.
,Cap.VI. De Corcobados, f. 333.
Cap.VII. De Cojos, fol. 334.
N0-
Tabla. 431
NONA PARTE.
Cap.I. De Burlas, y dislates,
fol.336. .}• .f.
Cap.II. D e Fieros.., fol 345.. J
Cap.Ill. De Camino, fol. 347.
C a p . l V . D e Mar,y agua, f.353.
Cap.V. De ^ Retos , y desafios,
fol. 359*
Cap.VI. P e Apodos de algunos
Pueblos de España,y de otras
Naciones, fol. 362.
DECIMA PARTE.
Cap.I. De Dichos extravagan-
tes , fol. 366.
UNDÉCIMA PARTE.
Cap.I. De Dichos avisados de
mugeres ,fol. 384.
Cap.I I. De Dichos graciosos de
mugeres , fol. 388.
Cap.Ill. De Dichos á mugeres,
fol. 393.
Cap. IV. De Mugeres feas,
fol. 403.
Cap.V. De Viudas, fol. 408.
DÚO-
41* Tàbïa.
DUODECIMA PARTE.
Cap. I. De Niños, fol. 411.
Capii. De Viejos, fol. 416.
Cap.III. De Enfermos] f.422
F TN.
BIBLIOTECA NACIONAL
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