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DEL PUEBLO
DE DIOS
INDICE
Primera conversación:
El Apocalipsis es un libro muy solicitado por el pueblo. Libro misterioso. ¡Lleno de visiones
extrañas! Todos perciben que en su interior se oculta algo importante y que sirve para dar
sentido a la vida. Pero no todos lo leen del mismo modo.
Doña María José, ¿lee usted la Biblia?
Sí, señor, la leo todos los días.
¿Qué parte de la Biblia usted lee más?
¡Ah, a mí lo que más me gusta es el Apocalipsis! Lo leo todos los días.
¿Entiende usted todo lo que leen en el Apocalipsis?
Entender, lo que se dice entender, no. Comprendo muy poco. ¡Pero me gusta mucho!
¡Me da consuelo y valor para la lucha!
María José lee el Apocalipsis no tanto para entender las cosas, sino para sentir de cerca el
apoyo de Dios. así, ella encuentra valor para luchar. De hecho, sólo tener interés de
entender, sin contar con una buena motivación, no conduce a la lucha eficaz. ¡Un buen
chofer al volante, pero sin motor, no hace andar al carro! Pero ¿será que sólo basta tener
mucho entusiasmo y energía moral, sin contar con el entendimiento?
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Segunda conversación:
Tercera conversación:
Señor Raimundo: ¿Ya sabe la noticia?
¿Qué noticia?
¡El Papa en Roma! ¡Sufrió un atentado de bala, pero no murió!
¡Ah! Esto ya lo sabía hace mucho tiempo. No me sorprendió.
¿Pero cómo? ¡Sucedió hoy en la tarde!
Pues este hecho está de acuerdo con lo que ya fue escrito.
¿Escrito? ¿Dónde, señor Raimundo?
En la Biblia, ¡En el Apocalipsis! Allá dice que la bestia es herida de muerte, pero
sobrevive. ¿No es así? ¡Pues, entonces!
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II. PLAN DEL LIBRO DEL APOCALIPSIS
El Apocalipsis presenta cuatro grandes partes: un camino con tramos (4) y señales (17).
a. Carta para las siete comunidades (1-3). Presentación de los caminantes:
Jesucristo y las comunidades.
b. Dios libera a su pueblo (4-11) mirada atrás. Nuevo éxodo.
c. Dios juzga a los opresores del pueblo (12-20) el porvenir.
d. La fiesta final (21-22) nueva creación, nuevo Génesis. El camino de la historia
cumplido.
Después de la muerte y resurrección de Jesús y bajo la acción del espíritu Santo, el Evangelio
se extendió rápidamente por Palestina y por todas las naciones que formaban el Imperio
Romano: Asia Menor, Siria, Grecia, Italia, España, Norte de África… por todas partes surgían
pequeñas comunidades cristianas. No fue un proceso fácil. Hubo muchas dificultades y
persecuciones.
Desde el principio, los cristianos fueron perseguidos; primero por las autoridades judías:
Detienen a Pedro y a Juan (Hechos 4,1-22)
Asesinan a Esteban (Hechos 7,51-60)
Asesinan al Apóstol Santiago (Hechos 12,1-3)
Pablo y Silas son juzgados, torturados y encarcelados (Hechos 16,19-24).
Después fue el imperio Romano el que desató una gran persecución contra los cristianos.
Pedro y Pablo fueron detenidos y asesinados, Juan es desterrado a la isla de Patmos, y
millares de cristianos fueron muertos por parte del Imperio.
El Imperio exigía a todos los habitantes de las naciones conquistadas, desde Palestina hasta
España, que adorasen al Emperador como si fuera un dios. les exigía quemar incienso a fin
de rendir los honores divinos al Emperador. Los cristianos, con esto se encontraban ante una
alternativa muy dura: o aceptar vivir como todo el mundo dando culto al Emperador, o
rechazar esta idolatría y vivir como marginados y perseguidos.
Por la fe, las comunidades cristianas dijeron NO al Emperador, porque Jesucristo es el único
Señor. ¿Qué parecido hay entre lo que pasaba antes y lo que ocurre en
nuestro tiempo?
Después de esta idea general ordenemos nuestras ideas:
Dos clases de peligro amenazaban al pueblo de Dios:
De adentro: ausencia de fervor y la aparición de las primeras doctrinas falsas o
herejías.
De afuera: las persecuciones.
Las siete cartas que están al principio del Apocalipsis nos informan sobre ese contexto en
el cual vivió la segunda generación de cristianos.
En varias comunidades se había perdido el entusiasmo del comienzo. Ese ambiente
de tibieza fomentaba difusión de errores. Cuando uno no está firme en la fe, se deja
engañar fácilmente. Se menciona la acción dañosa de falsos apóstoles, de una falsa
profetisa y de la secta de los nicolaítas (2,2-6. 9-10. 13. 15. 20; 3, 1-2. 14-17. 19).
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Algunos líderes se hacían pasar por apóstoles y eran mentirosos (2,3). Algunos cristianos
mezclaban la fe con otras creencias (2,4). Muchos se salían de la comunidad y la
comunidad desaparecía (3,1). Unas comunidades eran ricas y vivían indiferentes: “ni frío
ni caliente” (3,16-17).
En el año 90 el emperador Domiciano decretó una nueva persecución. Ya el emperador
romano Nerón había decretado la primera gran persecución (años 55-68), cuando Pedro y
Pablo dieron el testimonio supremo de su fe (año 64). La persecución de Domiciano fue
más dura y más cruel.
Muchos, para salvar la vida, abandonaban el Evangelio y se pasaban del lado del imperio.
Podía más el miedo que su fe. Otros, en cambio, se mantuvieron firmes en medio de la
persecución, y fueron encarcelados, torturados y asesinados: son los mártires.
Esta situación provocó cansancio en las comunidades. Ya no entendían lo que estaba
sucediendo. Muchos pensaban que Dios los había abandonado. Y clamaban: “hasta
cuándo, Señor” (6,10). Si Dios es el dueño del mundo, ¿cómo permitía una persecución
tan prolongada? Dios parecía haber perdido el control de la situación, porque el que
realmente mandaba en el mundo era el emperador de Roma (13,3-4. 14-18).
El imperio exigía a todos los habitantes de las naciones conquistadas que adorasen al
emperador como si fuera un dios. los cristianos con esto se encontraban ante una
alternativa muy dura. O aceptar vivir como todo el mundo dando culto al emperador, o
rechazar esta idolatría y vivir como marginados y perseguidos.
El imperio estaba lleno de desigualdad social: unos vivían llenos de lujos, mientras
otros pasaban hambre (18,3.9.12-13.19.23-24). El imperio estaba lleno de maldad
(22,15).
Todo era oscuro y confuso. Había miedo, desánimo y cansancio. Y bastantes
comenzaban a abandonar su compromiso cristiano. En medio de esta situación de crisis
fue escrito el libro del Apocalipsis.
Principalmente para las comunidades cristianas del Asia Menor, que vivían una situación difícil
a causa de las persecuciones, las decepciones y la crisis interna.
Al comienzo del libro dice: “A las siete iglesias de Asia” (1,4.11). y las nombra. Pero
sabemos que “siete” quiere decir “todas”. La persecución era general en todo el imperio.
El mismo Juan, en el momento de escribir el Apocalipsis estaba desterrado en la isla de
Patmos por causa de su fe. “Yo, Juan, hermano de ustedes, con quien comparto las
pruebas” (1,9).
El autor del libro del Apocalipsis no firmó el libro, ni puso fecha. Pero dejo algunas
informaciones. El se presenta así: “Yo, Juan, …” Juan (1,9-10).
Juan estaba desterrado en la isla de Patmos por causa de su fe. Sufre lo mismo que los
demás cristianos.
Durante el reinado de Domiciano, emperador de Roma, hacia el año 95 después
de Cristo. Era una época de grandes persecuciones contra los cristianos.
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El Apocalipsis nació de una visión que Juan tuvo de Jesús. Fue “un día del Señor” (Ap
1,10), esto es, un domingo.
El libro del Apocalipsis lo originó una crisis: la crisis de los cristianos bajo una severa
persecución por su lealtad a Jesús y sus enseñanzas. Ante esta persecución a los
cristianos, Juan escribe este libro:
para dar estímulo y consuelo a los cristianos perseguidos: la esperanza en la
recompensa.
Y para dar conciencia de que la victoria final de Dios será definitiva.
El Apocalipsis es una profecía, es decir:
Un juicio sobre el presente: las persecuciones pertenecen a la gran pugna que
existe entre Dios y las fuerzas del mal, entre el Cordero (Jesús) y la Bestia (la Roma
imperial) que actúa a instigación del Dragón (Satanás).
Una predicción del futuro: los adversarios de Dios serán derrotados, luego vendrá
una era de paz y felicidad para los fieles y su triunfo definitivo, cuando reciban de
Cristo la corona de Vida en la Jerusalén celestial.
El Apocalipsis es el gran poema de la esperanza cristiana: un escrito destinado a
levantar y afianzar el ánimo de los cristianos, escandalizados sin duda de que se pudiera
desencadenar una persecución tan violenta contra la Iglesia del que había dicho: “¡Sean
valientes! Yo he vencido al mundo” (Juan 16,33).
El Apocalipsis habla de un futuro diferente. Llama a los cristianos a enfrentar con
valentía y firmeza la lucha, porque Cristo resucitado está a su lado.
El Apocalipsis es la respuesta de Dios al pueblo afligido y perseguido. Fue
escrito por orden de Dios (1,11.19).
El Apocalipsis anuncia que el poder de los grandes es pasajero, está limitado
por Dios. Su destino será la derrota total. Ni el emperador ni otro hombre o sistema
podrá impedir la realización del plan de Dios. sólo Dios tiene la última palabra sobre el
mundo. El plan de Dios es un Reino de justicia y de vida.
El Apocalipsis no fue escrito, como piensan algunos, para atemorizar a la gente
y meterle miedo al pueblo. Tampoco fue escrito para decir el año y el día del fin del
mundo. Los que así piensan han caído en un grave error, porque han cambiado el sentido
y el mensaje del libro del Apocalipsis. Y cuidado con añadir o quitar (22,18-19).
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2. ¿Cómo era la situación de la Iglesia en el tiempo en que se escribió el Apocalipsis?
3. ¿Cuál es el mensaje central del Apocalipsis?
4. ¿Conocemos alguna experiencia de persecución a la Iglesia en nuestro tiempo?
5. ¿Quiénes persiguen y por qué?
Cuando vemos a unas personas caminando con banderas blancas, enseguida pensamos:
Ellos quieren la paz.
Si vemos a una persona toda vestida de negro, pensamos que está de luto por algún familiar
que se le murió.
Si vemos un corazón con dos nombres, enseguida entendemos que se aman.
Nuestro lenguaje y nuestra vida están llenos de símbolos.
Nos comunicamos por medio de estos signos.
Pues bien, cuando leemos el Apocalipsis nos damos cuenta que no habla claro.
En este libro hay muchos símbolos y signos.
Hay que descubrir qué quieren decir esos símbolos:
El monstruo, la bestia, la Mujer, el cordero, los 144,000, los siete sellos... todo eso son
símbolos.
Cuando el Apocalipsis dice que una bestia sale del mar, esto no quiere decir que al fin del
mundo vendrá una bestia horrible saliendo del mar.
Cuando las primeras comundiades cristianas leían el Apocalipsis, comprendían muy bien lo
que quería decir, porque estaban familiarizados con esa manera de hablar.
Por eso hay que conocer el mundo y la mentalidad de las primeras comunidades cristianas
para entender el Apocalipsis.
Y esto es lo que estamos intentando hacer en el transcurso de este taller.
LOS NUMEROS:
6
El Apocalipsis está lleno de números que tienen un significado especial:
7 que hay que perdonar "70 Significa: Siempre, Todo, Plenitud, Perfección.
7 es la suma de 3 (DIOS) + 4 (el mundo creado).
Siete espíritus, Iglesias, estrellas, ángeles, sellos, trompetas,
Plagas, copas, candeleros, truenos.
Por ejemplo, en Mateo 18, Jesús dice veces 7",
es decir, siempre. Dios hizo el mundo en 7 días, esto significa que la
creación es una obra perfecta.
7
144,000 esté número resulta de multiplicar 12 x 12 x 1000.
Los testigos de Jehová dicen que solamente serán salvos 144,000 personas, ni
un más ni uno menos, porque ya está escrito en la biblia.
Y así aparece escrito en Ap 7,4.
¿Qué significa 144,000? ¡Quiere decir muchísimos, incontables, innumerables!
El mismo libro aclara y dice:
"Después de esto vi un gent´çio inmenso, imposible de contar, de toda nación,
raza, pueblo y lengua, que estaba de pie delante del trono y del Cordero" (Ap
7,9).
144,000 significa que no se puede contar los miembros del nuevo Pueblo de
Dios, porque son innumerables.
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todos fue Domiciano. El “Monstruo” es el Imperio Romano.
Para nosotros, hoy el 666 es símbolo de todas las personas,
instituciones y sistemas que oprimen y matan.
LOS SIMBOLOS
El Apocalipsis está escrito con muchos símbolos, precisamente para que los perseguidores de
los cristianos no entiendan su significado.
El Símbolo significa que no podemos quedarnos con lo que vemos, sino que hay que
entender otra cosa. Por ejemplo, la bandera nos hace pensar no en la tela y en los colores,
sino en la patria; el quetzal nos recuerda la libertad…
He aquí algunos símbolos que aparecen en el Apocalipsis.
El Trono en el Cielo. Este símbolo representa la Gloria de Dios (Ezq 1,8). Con esto se
quiere decir que Dios es grande, que no lo podemos moldear y hacer a la medida de nuestros
gustos y pensamientos. "En el cielo había un trono y en el trono alguien estaba sentado" Ap
4,2.
El Cordero. Antes de comulgar, el que preside la eucaristía levanta el pan y dice: "Este es
el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Jn 1,29).
El Cordero de Dios es Jesucristo.
Este símbolo es muy frecuente en el Apocalipsis: "Un Cordero estaba de pie a pesar de
haber sido sacrificado" (Ap 5, 6; 7, 9-17). Cuando leemos el Apocalipsis, estamos leyendo,
igual que en el libro del Exodo, una historia de liberación.
Los Cuatro Jinetes. ¿Qué pasa hoy en nuestro país? Hay hambre, enfermedades,
violencia, las cosas están caras… Pues bien, en aquellos tiempos, cuando el imperio Romano
dominaba, sucedía lo mismo. Y estos males son representados simbólicamente en el libro del
Apocalipsis por unos caballos.
Pero también hay cosas buenas en el mundo. Hay señales de vida. Estas cosas buenas
son representadas por un caballo blanco (Ap 6,2) el que monta el caballo blanco es Cristo.
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Es una manera antigua de hablar. Es un modo de decir que Dios está cerca con su poder.
OTROS SÍMBOLOS:
Babilonia: simboliza a Roma, capital del Imperio. Allí vive el Emperador (Ap 17,3). En
la antigua Babilonia estuvo desterrado y esclavizado al antiguo Pueblo de Dios. Por eso,
ahora, Roma es representada con el nombre de Babilonia.
Cuerno: simboliza el poder (Ap 5,6; 12,3; 13,1).
Cabellos blancos: simboliza la eternidad.
Ojos con llama de fuego: simboliza el conocimiento, que todo lo ve, todo lo conoce
(Ap 1,14; 2,18; 4,6; 5,6).
Alas: Simboliza la movilidad (Ap 4,8; 12,14).
Espada Aguda: simboliza la Palabra de Dios que lo penetra todo y todo lo juzga (Ap 16;
2,12.16; 19,15.21) “La palabra de Dios es viva, eficaz y tajante más que una espada de
dos filos, y penetra hasta la división del alma y del espíritu, hasta las coyunturas y la
médula, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hb 4,12).
Corona: simboliza la realeza, el dominio (Ap 2,10; 3,11; 4,10; 6,2...).
El Mar: simboliza lo malo, lugar de donde sale el mal, la opresión, la mentira... (Ap 13,1;
21,1).
Vestido Blanco: Simboliza a los justos (Ap 6,11; 7, 9.13; 22,14).
La trompeta: simboliza que Jesús es Rey y Señor de la historia (Ap 15).
Cinturón de oro: simboliza que Jesús es Rey y Señor de la historia (Ap 15).
Pies de bronce: son señal de firmeza y estabilidad (Ap 15).
Rostro como el sol: indica autoridad (Ap 1,16).
Los siete candeleros: son las siete comunidades mencionadas anteriormente (Ap 1,12).
Arco iris: es símbolo de alianza y de paz (Ap 4,3 y Gn 9,13-17).
Todo el Libro está marcado desde el principio hasta el fin por el número 7, símbolo de la
plenitud.
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El autor no puso capítulos, ni versículos, ni títulos de secciones. Estos fueron agregados
después por los estudiosos, para que sea más fácil hallar alguna referencia en particular.
Vamos a reflexionar capítulos por capítulo. Son 22 capítulos.
Jesús es más grande que los poderosos de la tierra. Él es el Alfa y Omega, Cristo es el
principio y fin de todas las cosas. El abarca toda la duración del tiempo, ante el cual los
imperios y poderosos de este mundo no son nada (Ap 1,18-19; 1,5-6; 1P 2,9; Ef 1,4-5; Rm
12,1).
El Apocalipsis nació de una visión que Juan tuvo de Jesús. Fue “un día del Señor”, esto es,
un domingo. Juan tuvo una experiencia muy profunda del poder, del amor y de la santidad
de Jesús.
Y por medio de imágenes y símbolos Juan trata de comunicar a las comunidades lo que él
experimentó.
Jesús coloca su mano derecho sobre Juan (Ap 1,17) y le dice: “No temas nada. Soy yo, el
Primero y el Último. Yo soy el que vive, estuve muerto, pero ahora estoy vivo por los siglos
de los siglos. Y tengo en mis manos las llaves de la muerte y del infierno” (Ap 1,17-18).
Esto quiere decir que él tiene bajo su control la muerte y el mal.
La revelación de Juan es enviada a las siete comunidades, las siete Iglesias de Asia, pero
como el número 7 significa todo, son también destinadas a todos los cristianos.
Son cartas muy pequeñas, sencillas y personales para las comunidades de Efeso, Esmira,
Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia y Laodicea.
Los mensajes a las siete Iglesias son como una visita pastoral de parte del Señor
con el fin de preparar a las comunidades para una prueba que se avecina.
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Los siete candeleros de oro son las siete comunidades. Y simbolizan a la Iglesia universal.
Juan comienza describiendo las cosas buenas de cada comunidad (Ap 2,2-3.9.13.19). las
virtudes o cualidades que más alaba son la paciencia, la constancia, la fidelidad y el amor.
También señala las cosas negativas y hace advertencias (Ap 2,4-6). La comunidad de
Laodicea no tiene nada positivo. Ella no es fría ni caliente; por eso le dice: “Ojalá fueras lo
uno o lo otro. Desgraciadamente eres tibio, ni fío ni caliente, y por eso voy a vomitarte demi
boca” (Ap 3,15-16).
Otras dos comunidades, Esrmirna y Filadelfia, no tienen nada negativo. A estas las anima a
mantenerse firmes y perseverantes.
En estas cartas, Jesús se presenta llamando a la conversión y dando ánimo. Dice: “Yo
reprendo y corrijo a los que amo ¡Vamos!, anímate y conviértete. Mira que estoy a la puerta y
llamo. Si alguien escucha mi voz y me abre, entraré en su casa a comer, yo con él y él
conmigo” (Ap 3,19-20).
Este capítulo revela la grandeza de Dios. Desde su Trono irradia luz y vida a todos los
hombres y a toda la creación. Desde su Trono dirige los destinos de la historia.
Los “veinticuatro ancianos de blanco con coronas de oro” significan las 12 tribus de Israel
(A.T.) más los 12 Apóstoles (N.T) 12 + 12 = 24.
Los veinticuatro ancianos representan a todo el pueblo de Dios.
Este es nuestro destino: ser señores, no esclavos. En comunión con Dios, todos los hombres
hacemos la historia en unidad y en fraternidad.
Los cuatro vivientes representan a toda la creación.
El león simboliza la nobleza; el toro la fuerza; el hombre la inteligencia; y el águila la altura,
la agilidad (Ap 4,6-7).
Esta visión trata de fortalecer la fe de las comunidades en medio de las dificultades. Dios es
el Creador y Señor de todo.
En las manos de Duios hay un libro cerrado con siete sellos. En este libro está escrita la
historia de la humanidad hasta el fin de los tiempos.
Nadie es capaz de abrir el libro. El libro estaba cerrado y sellado. La historia estaba cerrada.
Los pobres sufrían sin sentido ni futuro. La comunidad cristiana era perseguida. Juan lloraba
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mucho porque nadie conseguía dar esperanza y luz al pueblo. Nadie podía entender y
descubrir el plan de Dios, (Ap 5,5).
Juan mira, pero no ve ningún león. Sólo ve un Cordero, como degollado. Es Jesús,
descendiente de la tribu de Judá. Leva en su cuerpo las señales de la pasión. El abrió el
libro. Y se convierte así en el Señor de la historia. El es quien asume el control de los
acontecimientos y realiza en la historia el plan de Dios.
En el pasado, la sangre del cordero liberó al pueblo de la esclavitud de Egipto (Ex 12, 13-14).
Ahora, es la sangre de Jesús, el nuevo Cordero, quien ha liberado al pueblo y ha hecho de él
“un reino de sacerdotes” (Ap 5,9-10). La liberación ya está en camino. Y todo el Pueblo
estalla en un “cántico nuevo” de alabanza al Cordero, (Ap 5,10).
Dios no quiere esclavos. Quiere que todos los hombres y mujeres sean libres.
Jesús derramó su sangre para hacernos libres e hijos de Dios.
El Apocalipsis es una gran celebración. Celebra la vida y la lucha del pueblo por su liberación.
Para Juan, la caminata del Pueblo de Dios a través del desierto de la historia, en medio de las
persecuciones, es una larga procesión hacia el Reino.
Asimismo, Juan nos enseña que el éxodo y la liberación no es sólo un hecho del pasado, sino
que es una realidad actual, vivida por las comunidades cristianas. De esta manera Juan
comienza a quitar el velo de los acontecimientos y el pueblo ya comienza a entender, a la luz
de la fe, lo que está sucediendo.
Jesús, el Cordero, rompe los sellos del libro cerrado. Jesús pone al descubierto el sentido de
todos los acontecimientos.
Los caballos con sus jinetes representan las fuerzas que actúan en el mundo. Con el primer
sello aparece un caballo blanco. Simboliza la Palabra de Dios. Cristo, Palabra de Dios
hecha hombre.
Con el segundo sello aparece un caballo rojo. Representa la guerra, rojo es el color de la
sangre.
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Con el tercer sello aparece un caballo negro. Significa el hambre del pueblo y la carestía.
Este caballo está dirigido por alguien, pues la carestía y la miseria no son fuerzas ciegas. Son
los gobiernos y los grandes empresarios y comerciantes los que determinan los precios y los
salarios.
Con el cuarto sello aparece un caballo verdoso. Simboliza la enfermedad y la muerte. Es
el color del cuerpo en descomposición.
Con el quinto sello aparecen los mártires, los que fueron víctimas del imperio opresor a causa
de su fe. gritaban un grito de justicia: “Señor, santo y justo, ¿Hasta cuando estarás sin hacer
justicia y sin pedir cuentas por nuestra sangre?...
El Cordero abrió el sexto sello y se produjo un violento terremoto. Entonces los reyes de la
tierra, los generales, los ricos y poderosos, fueron a esconderse... diciendo: (Ap 6,9-17).
Leer Jn 12,24.
1. Lea Ap 6,9-11; y diga quienes son estos hombres y mujeres, ¿Qué piden?
2. Lea Ap 6,12-17; y diga quienes son los que persiguen a los justos.
El número de los marcados es 144,000. esta cifra resulta de la suma de las 12 tribus de
Israel y de los 12 Apóstoles. Simboliza a todo el Pueblo de Dios, del A.T. y N.T. con esto se
quiere decir que es innumerable el número de los que integran el Pueblo de Dios, sin
distinción de nación, raza o lengua.
Era “un gentío imposible de contar” (Ap 7,9). La salvación dela humanidad será un éxito, a
pesar de las apariencias que tantas veces nos desalientan. Dios llevará a feliz término su
proyecto. El tiene la última palabra sobre la historia de la humanidad.
La multitud de los salvados no son sólo los mártires. Juan los ve representados como
mártires porque todo cristiano tiene por modelo a los mártires que entregaron su vida por
fidelidad al Evangelio. Además, Juan habla para las comunidades cristianas que vivían una
situación de persecución Ap 7,14.16-17.
La visión continúa. El Cordero abre el séptimo sello. ¡Es el comienzo del fin! Aparecen siete
ángeles con siete trompetas (Ap 8,2). Las trompetas anuncian la llegada de Dios. 1Ts 4,16-
17; “Al sonido de la trompeta de Dios descenderá del cielo el Señor y los muertos en Cristo
resucitarán para vivir siempre en su presencia.
Las “siete plagas” son las últimas de la historia, las cuales van a “exterminar a los que
destruyen la tierra” (Ap 11,18) y van a recompensar a los justos (Ap 11,18). Dios interviene
a favor de su pueblo y de todos los oprimidos de la tierra. Dios va a hacer justicia.
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Las plagas del Apocalipsis recuerdan a las plagas de Egipto.
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