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El narcisismo:
Conceptualizaciones sobre el
desarrollo normal y el devenir patológico
Trabajo final de grado
Estudiante: Erení González 5.394.098-4
Tutora: Mag. Elika Capnikas
Montevideo
2 de mayo de 2017
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RESUMEN
ÍNDICE
1. INTRODUCCIÓN……………………………………………………PÁG. 2
2. CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE EL NARCISISMO…PÁG.
3
3. NARCISISMO: SURGIMIENTO EN LA OBRA DE FREUD………PÁG.
6
4. NARCISISMO PRIMARIO Y NARCISISMO SECUNDARIO…….PÁG. 9
5. LAS CONCEPTUALIZACIONES DE LACAN…………………….PÁG.
14
6. EL IDEAL DEL YO Y EL YO IDEAL………………………………PÁG. 22
7. EL NARCISISMO COMO PATOLOGÍA…………………………...PÁG.
27
8. NARCISISMO EN LA CLINICA Y DISCUSION SOBRE SU
POSIBILIDAD DE ANÁLISIS……………………………………....PÁG. 30
9. REFLEXIONES
FINALES………......................................................PÁG. 34
10. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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INTRODUCCIÓN
“El narcisismo es el estado de plenitud arcaica en que el yo hace las veces de su propio
ideal” (Chasseguet- Smirgel, J., 1975, p.11)
rechazadas decidieron vengarse y para ello pidieron ayuda a la diosa Némesis. Esta
les concedió su petición: cierto día muy caluroso en que Narciso volvía de la
cacería, hizo que este se inclinase a beber de una fuente. Al ver su rostro reflejado,
se enamoró inmediatamente de sí mismo, abandonado su interés por el mundo y
dejándose morir. (Grimal, 1993)
La segunda versión presentada por Grimal es la versión beocia, de acuerdo a la
cual Narciso vivía en la ciudad de Tespias. Era hermoso, pero despreciaba los
placeres del amor. Un joven llamado Aminias se enamoró de él, pero este lo
rechazo, llegando incluso a regalarle una espada. Aminias se suicida con esa
espada, no sin antes pedir venganza a los dioses. Un día, Narciso se ve en una
fuente, y se enamora de sí mismo, suicidándose de pasión. En el lugar de la hierba
que queda impregnada con su sangre, nace una flor: el Narciso. (1993)
Pausanias sostiene una versión diferente. Narciso tenía una hermana gemela, a
quien amaba. Al morir ella, Narciso sufre un gran dolor, y se contempla en la fuente,
creyendo ver a su hermana. Si bien sabe que no es ella, se acostumbra a mirarse
para mitigar su pesar. Este mito lleva consigo un intento de explicación racionalista.
(1993)
Puede observarse que la primera versión del mito es la que se asocia más al
término narcisismo en psicoanálisis, dado que se abandona el interés por el mundo
exterior. Es muy interesante la observación realizada por Achugar y otros autores,
respecto a esta toma del mito de narciso para explicar la teoría del narcisismo. Los
mismos afirman que narciso creyó que se amaba a sí mismo cuando en realidad
amaba a otro. Al realizar una lectura del mito, desde el psicoanálisis, se ha caído en
la misma trampa (Achugar y otros, 1995). Paradojalmente, Narciso no era narcisista.
Este malentendido se genera porque el concepto de narcisismo fue construido a
partir de su teoría pulsional. El narcisismo primario es un acto psíquico que produce
unificación en el yo. (Achugar y otros, 1995)
Feinsilber encuentra otra paradoja en la teoría del narcisismo en la obra de
Freud: el narcisista necesita ser amado, más que amar (Espinosa y otros, 2014)
“Introducción al narcisismo” es el texto más emblemático del narcisismo en la
obra de Freud. El autor toma el concepto de P. Nacke (1899): “para designar
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(…) la idea del narcisismo como una etapa normal del desarrollo, entre el autoerotismo y el
amor objetal. Menciona la posibilidad de una fijación libidinal a la propia persona, y el desplazamiento
desde esta al padre, haciendo derivar de esta situación la homosexualidad. Pero es preciso destacar
que ya tempranamente, Freud señala los dos grandes objetos de investidura libidinal: la madre y la
propia persona, y la necesidad de no quedar fijado a ninguno de los dos.
(Korovsky y otros, 1999, p.12)
narcisismo ha sido mencionado por el autor: “(…) destino de la libido, fase del
desarrollo, tipo de elección de objeto (y de relación con el objeto), identificación,
estructura psíquica (yo-ideal, ideal del yo), monto de autoestima (desvalorización,
omnipotencia, herida narcisista), patología (neurosis narcisistas, perversiones)”.
(Achugar y otros, 1995, p.79)
Donzis por su parte expresa que la elaboración del concepto de narcisismo forja
un límite entre el sujeto y el otro y hunde sus raíces en lo pulsional. También ha sido
el pilar de conceptualizaciones posteriores como las de Winnicot y Lacan (Donzis,
2014)
Para Freud, la teoría del narcisismo explicaría que algunos pacientes mostraran
inaccesibilidad al psicoanálisis (Green, 1983).
Esta cita, escrita 100 años más tarde de “Introducción del narcisismo”, nos
permite situarnos en el contexto en que fue desarrollado el concepto. Los conceptos
freudianos no fueron creados en una línea en la que cada uno pudiera coexistir con
el otro, sino que aparecían contradicciones, que más adelante se resolverían, o
quedarían planteados para las siguientes generaciones de psicoanalistas.
André Green sostiene que el narcisismo fue un paréntesis en la obra de Freud ya
que en su teoría la constante solía ser la sexualidad (1983). También señala como
un dato relevante que Freud desplegase este postulado cuando ya llevaba 20 años
en el área del psicoanálisis.En oposición a Green, Achugar y otros afirman que
“Introducción del narcisismo” no implica un recorte en el concepto de sexualidad,
sino que es una extensión del mismo. Por otra parte, sostienen que en el texto
quedan planteados diversos nudos problemáticos y áreas a desarrollar, tales como
la articulación entre el narcisismo y las distintas fases del desarrollo libidinal, el
vínculo entre libido narcisista y de objeto en las fase de desarrollo, y el complejo de
Edipo y la castración. (Achugar y otros, 1995)
Continuando en el contexto de su obra, Lacan, comenta el hecho de que la
misma fue escrita en épocas de guerra. Además, sugiere que no es un detalle
menor el hecho de que fue posterior al trabajo de Jung, “Metamorfosis y símbolos
de la libido” (Lacan, 1953)
Siguiendo a Freud, el narcisismo es un tipo de conducta de la cual aparecen
rasgos aislados en personas “sanas”. Esto sucede porque todos los seres vivos se
hallan dotados de la pulsión de autoconservación, en la que se ve implicada una
dosis de egoísmo: el narcisismo es un complemento de este. En el tratamiento,
esto aparece como un obstáculo al momento en que los pacientes deberían mejorar
(Freud, 1914). Orozco manifiesta que existe en la obra de Freud un empeño des-
patologizador, el cual se ve reflejado al momento que separa el narcisismo normal
de la perversión. (Orozco, 2014)
Una de las primeras veces que Freud menciona el narcisismo es en 1910, y lo
hace para nombrar el tipo de elección de objeto en que el varón se identifica con la
madre. (Freud, 1910)
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Una de las dificultades que se encuentran al encarar los problemas teóricos del narcisismo
(…) es la frecuente suposición de que la existencia de relaciones objetales excluye el narcisismo. Por
el contrario, (…) algunas de las experiencias narcisistas más intensas se relacionan con objetos;
objetos que, o bien están al servicio del self y de la preservación de su investidura instintiva, o bien
son vividos como parte del self.
(Kohut, 1971, p.14)
Volviendo a Freud, esta diferenciación entre libido de objeto y libido yoica, parte
de otra más amplia que es la de pulsiones sexuales y pulsiones yoicas. Freud la
asocia a la oposición coloquial entre hambre y amor. La fundamentación dada para
la segunda es la siguiente: el individuo lleva una existencia doble, tiene sus
propósitos, y también es eslabón de una cadena. (Freud, 1914)
Él tiene a la sexualidad por uno de sus propósitos, mientras que otra consideración lo
muestra como mero apéndice de su plasma germinal, a cuya disposición pone sus fuerzas a cambio
de un premio de placer; es el portador mortal de una sustancia -quizás- inmortal, como un mayorazgo
(…) en las primeras etapas del desarrollo emocional del niño desempeña un papel vital el
ambiente, que en verdad aún no ha sido separado del niño por este. Poco a poco se produce la
separación del no-yo y el yo, y el ritmo varía según el ritmo y el ambiente. Los principales cambios se
producen en la separación de la madre como rasgo ambiental percibido de manera objetiva.
(Winnicot, 1982, p.147)
Los dos puntos esenciales del desencuentro entre Freud y Jung fueron la diferente
concepción de la teoría sexual –que Jung, de alguna manera, desexualiza- y la diferencia entre
ambos con respecto a lo paranormal (o lo oculto). Jung se adhiere fervientemente a tales fenómenos,
mientras que Freud prefiere considerarlos tan solo como fenómenos de transferencia.
El soporte es algo que posee una estrecha relación con lo que Lacan llama el tipo:
una imagen.
De acuerdo a la etología (estudio del comportamiento animal), aquello que pone
en marcha los comportamientos de reproducción, es una imagen. Su aparición sirve
como señal construida. Concluye que el embrague mecánico del instinto sexual esta
cristalizado en base a una relación imaginaria (de imágenes) (1953).
Añade: “La pulsión libidinal está centrada en la función de lo imaginario. Esta
afirmación no conlleva a decir que el sujeto progresa hacia un estado ideal de
genitalidad que sería el resorte último del establecimiento de lo real” (Lacan, 1953,
p.188). La libido estará relacionada con lo imaginario y también con lo real. (1953)
Aquí interviene O. Mannoni, quien explicará la diferencia entre el narcisismo
primario y el secundario:
La carga de los objetos por la libido es, en el fondo, una metáfora realista, ya que la libido solo carga
la imagen de los objetos. En cambio, la carga del yo puede ser un fenómeno intrapsíquico, donde lo
catectizado es la realidad ontológica del yo. Si la libido se ha convertido en libido de objeto solo
puede cargar algo simétrico a la imagen del yo. Tendremos así dos narcisismos, uno en que una
libido carga intrapsíquicamente el yo ontológico, y otro donde una libido objetal carga algo que quizá
sea el ideal del yo, en todo caso, una imagen del yo. Tendremos entonces una distinción, bien
Puede verse que la libido, si bien se ha convertido en libido de objeto, solo puede
cargar algo simétrico a la imagen del yo. Así es que la distinción entre libido yoica y
libido de objeto, solo se dará hasta cierto punto. Claramente el narcisismo primario
es el que la libido carga al yo ontológico. El secundario es aquel en el cual lo que es
catectizado es el ideal del yo, o una imagen del yo (1953).
Delpréstitto y otros autores, hablan de la constitución del yo en la obra de Freud
y Lacan. Respecto a la constitución del yo, la obra de Lacan se opone a la de Freud.
Este último, en su primera tópica, postulaba que la constitución del yo se producía
de “adentro hacia afuera”, es decir, en principio el niño no tiene influencia del mundo
exterior, sino que la misma sobrevendrá más tarde. Así pasa del narcisismo
primario al hallazgo de objeto. (Delpréstitto y otros, 2008) A diferencia de Freud,
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Lacan sostiene que en el momento que se constituye el yo, el proceso está dado “de
afuera hacia adentro” (2008)
El postulado de Lacan sobre el estadio del espejo le confiere una gran
importancia al momento en que el niño reconoce su imagen frente al espejo, la cual
está sostenida en general por la madre. En este momento el niño tendrá una nueva
representación de sí, que será diferente de las representaciones y sensaciones
motrices que poseía anteriormente (2008).
Dado que la imagen es constituida a partir de otro, se introduce una tensión en el
narcisismo. “El que me ama me excluye, excluyo a quien me ama, se trata de un
movimiento pendular sin resolución posible” (Delpréstitto y otros, 2008, p.132).
La obra de Lacan se ve atravesada por el registro de lo imaginario y el registro
de lo simbólico. En principio postula que lo que sucede es una identificación
imaginaria. Luego de 1953, cuando postula el registro de lo simbólico, la teoría del
estadio del espejo también se verá afectada. Al postular que el niño asume la
imagen del cuerpo, estará otorgándole un lugar importante a la matriz simbólica
donde el niño al verse en su semejante se vuelve hacia el adulto que lo mira
mirarse.
Dicha matriz simbólica indica el lugar del gran Otro. Este lugar del gran Otro (simbólico),
diferenciado del otro (imaginario), lugar de los significantes para Lacan, tiene que ver con que el niño
La representación narcisista primaria (el niño en nosotros) es, como todo representante
inconsciente, imborrable; además, al tildarla de inconsciente, en forma totalmente justificada, se
indica que no ha ofrecido nunca acceso alguno a una aprehensión consciente ¿Cómo concebir
entonces la renuncia a algo que no se tiene ni se ha tenido nunca acceso?
(Serge Leclaire “Matan a un niño”, 1990, p. 25)
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(…) una sobrestimación del poder de sus deseos y de sus actos psíquicos, la «omnipotencia de los
pensamientos», una fe en la virtud ensalmadora de las palabras y una técnica dirigida al mundo
exterior, la «magia», que aparece como una aplicación consecuente de las premisas de la manía de
grandeza.
(Freud, 1914. p.73).
(…) la libido liberada por frustración no queda adscrita a los objetos en la fantasía, sino que
se retira sobre el yo; el delirio de grandeza procura entonces el dominio psíquico de este volumen de
libido, vale decir, es la operación psíquica equivalente a la introversión sobre las formaciones de la
fantasía en las neurosis de trasferencia; de su frustración nace la hipocondría de la parafrenia,
homóloga a la angustia de las neurosis de trasferencia.
(Freud, 1914).
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procuran recuperar la completud narcisista anterior a la perdida de fusión con el objeto primario .
(Chasseget-Smirgel, 1975, p.49)
Freud dice que en la mujer, es más frecuente que suceda algo diverso.
Posteriormente a la etapa del desarrollo puberal, sobreviene un “acrecentamiento
del narcisismo originario” (Freud, 1914, p.85) que, tomando como pilar la teoría de la
libido, genera un empobrecimiento del amor de objeto. No las complace amar, sino
ser amadas. Es interesante señalar que el narcisismo de una persona se presenta
como atractivo para aquellas que han resignado su propio narcisismo. De acuerdo a
la obra de Freud, en la cual vemos frecuentemente dicotomías, las personas o bien
son narcisistas, o bien han renunciado a ello en favor del amor de objeto. Estas
últimas, podría decirse que buscan el narcisismo en el objeto. El amor de objeto no
es más que el narcisismo desplazado a un objeto. En palabras de Freud: “Es como
si les envidiásemos por conservar un estado anímico beatifico, una posición libidinal
inexpugnable que nosotros resignamos ya hace tiempo” (Freud, 1914, p.88).
Más adelante agrega que este tipo de elección de objeto no tiene que darse
siempre, ya que ciertas mujeres aman de acuerdo al tipo masculino de elección de
objeto.
Con el nacimiento de un hijo, las mujeres narcisistas también desplazan la libido de
su yo para investir al niño. En el mismo texto, Freud facilita una clasificación
respecto a los posibles caminos de elección de objeto.
1. “Según el tipo narcisista:
a. A lo que uno mismo es (a si mismo)
¿En qué momento se constituye el ideal del yo? Achugar y otros traen a colación
el tema del narcisismo y la castración en la obra de Freud. Tomando las palabras
de Freud, adhieren a la idea de que la libido dirigida al objeto incestuoso se impone
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El ideal del yo, de raigambre narcisista, condiciona tanto la satisfacción amorosa como la elección
amorosa. Exige que el otro reúna tal o cual rasgo en función de la imagen de sí mismo sobrevalorada
ahora, en el pasado, o bajo una perspectiva de anhelo lanzada hacia el futuro (Orozco, 2014, p.63)
(…) La proyección de este ideal sobre un soporte es, por esta razón, siempre un tanto
irrisoria, y el logro de este fin (la semejanza con el modelo admirado y, en consecuencia, su
supresión) nunca es real y definitivamente satisfactorio (…), porque, de hecho, no se trata sino de
En una línea similar, Bleichmar (siguiendo a Lacan) afirma que el ideal del yo “Se
referirá siempre a un aspecto parcial, una unidad de medida con la que se
comparará un rasgo que está dentro de su misma categoría” (Bleichmar, 1995, p.
84).
El yo ideal, de acuerdo a Freud, se crea en la fase del narcisismo, y este le
impone ciertas exigencias al yo. La formación del ideal es la condición para la
represión.
Y sobre este yo ideal recae ahora el amor de sí mismo de que en la infancia gozó el yo real. El
narcisismo aparece desplazado a este nuevo yo ideal que, como el infantil, se encuentra en posesión
de todas las perfecciones valiosas. Aquí, como siempre ocurre en el ámbito de la libido, el hombre se
ha mostrado incapaz de renunciar a la satisfacción que gozó una vez.
(Freud, 1914, p.91).
Esta formación del ideal está sostenida en relación con la sublimación. Dicho
proceso es propio de la libido de objeto y consiste en el cambio de una meta sexual
por una por una que no tiene como destino la misma. La sublimación es algo
diferente de la idealización ya que la primera es algo que acontece con la pulsión, y
la segunda con el objeto. La idealización es la sobreestimación sexual de un objeto.
En ocasiones ambos procesos pueden confundirse, esto acontece porque existe un
enlace entre los mismos, si bien conceptualmente deben ser diferenciados. (1914)
Que alguien haya trocado su narcisismo por la veneración de un elevado ideal
del yo no implica que haya alcanzado la sublimación de sus pulsiones libidinosas
(Freud, 1914, p. 91). La selección de esta cita es relevante para entender dicho
enlace. Si el individuo abandona su narcisismo (del cual sabemos que es una
posición libidinal) y en ese entonces alcanza un elevado ideal del yo, no significa
que el primer acto psíquico lo llevo necesariamente al segundo. Este ideal puede
llevarlo a dejar de lado su narcisismo, pero funciona en diferente ámbito. (1914)
En la neurosis emergen diferencias de tensión respecto a la constitución del ideal
del yo y el destino de la libido. La formación del ideal vuelve más elevadas las
exigencias del yo, y favorece la represión. La sublimación forma parte de una
alternativa que cumple esa exigencia sin llevar a la represión (1914).
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Fácil sería enderezar a los conceptos psicoanalíticos el mismo reproche que se hace a la
nosografía, y negar que existen estructuras narcisistas y aun un narcisismo como entidad autónoma.
(…) ¿Qué quedará entonces de la exigencia analítica de separar, distinguir, deshacer la complejidad
confusa a fin de rehacerla sobre la base de sus componentes no manifiestos?
(Green, 1970, p.18).
de ambos, algo que no sucede con en los parafrénicos. A esto Jung lo llama
introversión de la libido. (Freud, 1914)
En 1916, Freud afirma que es un progreso el hecho de que un individuo pase del
narcisismo al amor de objeto. Si bien libido del yo no pasará nunca completamente
al objeto, lo fundamental para la salud del individuo que la libido no pierda su
movilidad (Freud, 1916).
Siguiendo a Green, el narcisismo ocupa un lugar central también en la neurosis
de carácter y casos fronterizos. Los narcisistas son sujetos que han sido
carenciados en cuanto al narcisismo. La decepción puede incluir a uno o a los dos
padres (Green, 1983) Considero relevante agregar aquí que también se incluye a
quienes desempeñaron las funciones materna y paterna.
El autor recientemente mencionado también hablará de la angustia narcisista.
Para explicar su funcionamiento, pone una explicación metapsicológica. El sujeto
narcisista no coloca investiduras en los objetos para no estar a merced del
abandono de sí, entendido esto como una plena situación de confianza en el objeto.
Si el objeto se retrae, o lo reemplaza por otro objeto, sobrevendrá en el sujeto la
frustración o también la “ira narcisista” de acuerdo al término que Green toma de
Kohut (Green, 1983).
Garbarino también aborda el área narcisismo en las psicosis. Dicho autor afirma
que en las psicosis el narcisismo es el paradigma. El yo no se encuentra bien
diferenciado de los objetos, y en el desarrollo libidinal no se ha logrado un buen
acceso a la organización fálica y al Edipo. Tampoco existe diferencia consciente-
inconsciente (Garbarino, 1986).
El yo carece de cohesión suficiente. No puede llegar a alcanzar el mecanismo de
represión, entonces hace uso de otros más arcaicos como la negación de la realidad
psíquica, la negación de la realidad exterior y la escisión o la identificación
proyectiva. Ante esta fragmentación, el psicótico busca imágenes que puedan
sostenerlo (Garbarino, 1986).
Garbarino postula que en la psicosis se produce una situación de estasis de la
libido. La misma no dispone de movilidad (…) ni para vincularse a objetos sexuales
ni para ser sublimada, ni para dar cohesión y sentido a la actividad yoica (narcisismo
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(…)hay una unión parcial entre libido narcisista y sexual quedando un monto de libido narcisista que
carga al Yo invistiéndolo como falo, dado que el narcisismo, en este caso, corre paralelo a un
desarrollo libidinal que tiene particular fijación a lo fálico.
(Garbarino, 1986, p.12).
El paciente describirá sentimientos de vacío y de depresión muy sutiles pero muy penetrantes, los
cuales, a la inversa de lo que ocurre en las psicosis y los estados fronterizos, se alivian tan pronto se
establece la transferencia narcisista, y se intensifican si la relación con el analista sufre alguna
perturbación. El paciente intentará hacer saber al analista que, al menos a veces (en especial cuando
la transferencia narcisista se ha quebrado), tiene a impresión de que no es completamente real, o de
que tiene las emociones embotadas (…)
(Kohut, 1971, p.30)
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El peligro del análisis de las organizaciones narcisistas es que el deseo de cambio invocado en la
demanda del análisis, antes que este comience, se opone una fidelidad a sí mismo, guardiana del
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narcisismo, que prefiere el fracaso del análisis al riesgo que supone el cambio consistente en la
apertura al objeto (Green, 1983, p.67).
Sin embargo, existen ciertos aspectos para el aumento del amor objetal que no
se caracterizan simplemente por un incremento de las catexias de objeto del
paciente. En estos casos, los impulsos objetales ya presentes se vuelven más
profundos y refinados, a causa de una mayor disponibilidad de libido idealizadora
(Kohut, 1971).
La consolidación de la experiencia y mayor cohesión del self, también es causa
del aumento de amor objetal. (Kohut, 1971) De acuerdo a Kohut, esto es evidente:
“(…) cuanto más segura este una persona con respecto a su propia aceptabilidad, más
segura sea su sensación de quien es y más internalizado esté su sistema de valores en forma sana,
con más autoconfianza y eficacia ofrecerá su amor (es decir, extenderá sus catexias libidinales de
REFLEXIONES FINALES
(…) aquella conducta por la cual un individuo da a su cuerpo propio un trato parecido al que daría al
cuerpo de un objeto sexual; vale decir, lo mira con complacencia sexual, lo acaricia, lo mima, hasta
que gracias a estos manejos alcanza la satisfacción plena (Freud, p.71, 1914 )
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Referencias bibliográficas
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