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Economía de Colombia

La economía de Colombia es de ingresos medio-altos.17 Se destaca en el ámbito internacional por


el importante crecimiento que ha experimentado en la última década en la exportación
de mercancía y por el atractivo que ofrece a la inversión extranjera. Es la cuarta economía más
grande de Latinoamérica, tras las de Brasil, México y Argentina. En la clasificación internacional,
se encuentra dentro de las 30 mayores del mundo.18
Hasta los años 1950 e incluso hasta la década anterior, el principal medio de Colombia para obtener
divisas se centró principalmente en las ventas externas de café. Sin embargo, existen varios
sectores que hicieron que Colombia fuera uno de los países más reconocidos por su producción,
como son las esmeraldas y la floricultura. También se destacan los sectores de la industria
automotriz, textiles y es un gran exportador de oro, zafiros y diamantes, entre otros productos.
Colombia participa en varias organizaciones y comunidades internacionales en busca de
cooperación y consolidación de acciones para el desarrollo económico. A nivel global, forma parte
de la Organización Mundial del Comercio (OMC), la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos (OCDE)19 y del bloque de países
emergentes CIVETS (Colombia, Indonesia, Vietnam, Egipto, Turquía y Sudáfrica). A nivel
continental, es integrante de organizaciones como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID),
la Comunidad Andina de Naciones (CAN), la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y,
de manera reciente, la Alianza del Pacífico.20
Antes de la formación del Estado Colombiano[editar]
La economía prehispánica era comunal y de intercambio sí comercial, o trueque entre los
habitantes del actual territorio de Colombia. La producción se aplicaba en función del auto
abastecimiento, según las necesidades. La agricultura se basaba en maíz, seguido de la papa y de
otros productos menores: cubios peraban telares que fabricaban vestimenta y estampados para los
pobladores de la región.
El periodo económico colonial se caracterizó por la dependencia de las directivas de la metrópoli
española. A diferencia del periodo indígena colombiano, el intercambio en la colonia adquirió un
carácter comercial y mantuvo, en lo básico, el esquema indígena de producción. La minería
adquirió un nuevo relieve y fue aceptada por los españoles, que remitían a España numerosos
despachos de oro, plata y esmeraldas. La carencia de exportaciones y la sujeción al mercado
interno, agregadas a una abrumadora política impositiva por parte de las autoridades españolas,
fueron las dos causas económicas principales que precipitaron el movimiento de la
independencia.21
Aunque los gobernantes españoles incentivaron el comercio libre entre los virreinatos, nunca
lograron consolidarlo; la Corona intentó limitar el poder de los consulados o gremios de
comerciantes de Cádiz y Sevilla sobre el comercio con la metrópoli, y el del consulado
de Cartagena sobre la distribución de las mercancías de ultramar en el interior de la colonia, pero
no promovió una apertura a fondo ni propició una mayor competencia. Sin embargo, el Virreinato
de la Nueva Granada logró un notable crecimiento económico durante la segunda mitad del siglo
XVIII, que se frenó desde 1808 con el colapso de España a causa de la invasión y la guerra contra
las fuerzas de Napoleón. El crecimiento luego se tornó negativo debido a la interrupción del
comercio, las cruentas guerras de Independencia, la decadencia del esclavismo y el estancamiento
del comercio internacional.
Desde la independencia hasta finales del siglo XIX[editar]
La independencia inauguró un proceso de inestabilidad política que resultó costoso, aunque se
inició una serie de reformas que empezaron a modernizar la economía de la nueva república.22
Para Colombia, el siglo XIX estuvo enmarcado por una lenta transición al capitalismo mundial,
supeditada a las condiciones y la disposición de las oportunidades que ofreció el desarrollo del
capitalismo en los países del Atlántico Norte en proceso de industrialización, el crecimiento en la
demanda de productos primarios y los flujos de capital.23 Después de la independencia, la lucha
entre librecambistas y proteccionistas generó nueve guerras civiles.24 Durante ese periodo no se
presentaron cambios básicos en la estructura de la propiedad de la tierra en el país, persistiendo las
haciendas esclavistas o señoriales, por lo menos hasta mediados del siglo en lo que a la esclavitud
se refiere.25 El deterioro republicano contrastó con un período de prosperidad colonial entre 1750
y 1808. Así, hasta 1845 la economía nacional se contrajo como resultado de las guerras, el
desorden territorial e institucional, y el colapso del orden comercial español.26
Por otra parte, la deuda externa colombiana se inició en 1820, cuando el vicepresidente Francisco
Antonio Zea, firmó un acuerdo con los acreedores británicos, reconociendo las obligaciones
contratadas durante el periodo de la independencia, sobre todo por Luis López Méndez.
Posteriormente Zea obtuvo otro crédito de 2 millones de libras esterlinas, destinado en su mayor
parte a pagar la deuda pendiente. Sin embargo, ante la difícil situación fiscal, en 1824 el gobierno
contrató un nuevo empréstito que no evitó que se presentara dos años después, otra crisis fiscal,
como consecuencia del presupuesto de defensa y los bajos ingresos tributarios.27 Luego de
contratar esos empréstitos, Colombia prácticamente perdió el acceso al mercado internacional de
capitales por el resto del siglo.28

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