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Autor : ISMAEL ANGUIX GOZÁLEZ

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DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
AUTOR Y EDICIÓN:

© ISMAEL ANGUIX GOZÁLEZ

Policía Local Benacazón (Sevilla)

COLABORA Y DISTRIBUYE

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Esta publicación electrónica se divulga y distribuye con la colaboración de SIP-AN,


Sindicato Independiente de Policía Local de Andalucía, con la intención de reciclar y
perfeccionar en esta materia a los diferentes Policías Locales tanto de nuestra Comunidad
Autónoma, así como del resto de Comunidades. Se publica electrónicamente como
publicación electrónica en la página web del Sindicato Independiente de Policía de
Andalucía SIPAN, www.sip-an.es, en la sección biblioteca virtual, apartado publicaciones
de Interés Policial, estando disponible pasa su visualización e impresión de cuantos
usuarios estén interesados en sus contenidos.

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para suEPÍLOGO
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impresión y difusión por cualquier tipo de medio.
ÉTICA, MORAL Y DEONTOLOGÍA POLICÍAL.

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DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
EPIGRAFE

Esta publicación tiene como núcleo de interés ayudar a identificar y


comprender cómo actuamos la policía, las actitudes ante los
requerimientos sociales, los comportamientos profesionales, los valores
y las conductas personales y colectivas dentro de nuestro amplio rango
de competencias.

Las actuaciones de la policía, un servicio público esencial, en un estado


democrático de derecho deben estar en concordancia con los enunciados
que inspiran los principios fundamentales recogidos en la Declaración
Universal de los Derechos humanos y al derecho constitucional de los
estados modernos.

La publicación se ha estructurado en dos partes, con el fin de tratar de


manera cuidadosa los aspectos más importantes del trabajo policial.
Aunque pueden ser estudiados de forma aislada, mantienen una estrecha
relación, por lo que se establecen referencias entre ellos.

Esta segunda parte hace referencia a los principios básicos de actuación


recogidos en la LOFCS 2/86 (Ley orgánica de fuerzas y cuerpos de
seguridad), la cual es el código de conducta profesional, el código
deontológico de la policía en nuestro Estado, de acuerdo con las
previsiones de la ONU al Código de conducta para funcionarios
encargados de hacer cumplir la ley y de la Declaración 690, sobre la
policía del Consejo de Europa y la propuesta de Código Europeo de Ética
de la policía.

Estos principios adquieren su plenitud cuando se dirigen a la protección


de los derechos humanos.

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DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
1. LA PRAXIS POLICIAL……………………………………………………..…6

1.1. LOS PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN POLICIAL…..…………7

1.2. LA NO-CORRUPCIÓN……………………………………………..…………7

1.3. EL SECRETO PROFESIONAL………………………………………………8

1.3.1. El secreto profesional de los policías en el ámbito internacional...10

1.3.2. Los límites del secreto profesional policial……………………………11

1.3.3. La policía y los medios de comunicación……………………………..11

1.3.4. La labor de información colectiva. El acceso a los ficheros………12

1.4. LA DETENCIÓN……………………………………………………………..13

1.5. MALTRATO Y LA TORTURA……………………………………………...15

1.5.1. La legislación española…………………………………………………...16

1.5.2. El Código penal español. Artículo 174 (antes 204 bis)………………16

1.5.3. La tortura en la jurisprudencia española……………….………………18

1.6. LA UTILIZACIÓN DE LA FUERZA Y LAS ARMAS.……………....…...19

1.6.1. La utilización de la fuerza y el respeto a los derechos humanos….20

1.6.2. La utilización de la fuerza en las declaraciones internacionales…..22

1.6.3. El uso de las armas de fuego a las declaraciones internacionales.23

1.6.4. La utilización de la fuerza y las armas de fuego en España………..25

2. LA POLICÍA Y LA NO DISCRIMINACIÓN………………………………..27

2.1. LA POLICÍA Y LOS RACISMOS COTIDIANOS………………………...27

2.2. OTRA FORMA DE VER LA EXTRANJERÍA…………………………..…28

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DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
2.3. LOS LÍMITES DE LA VIOLENCIA…………………………………………31

2.4. LA NO DISCRIMINACIÓN EN LAS ORGANIZACIONES POLICIALES.


«LOS RACISMOS INTERNOS»……………………………………………………33

2.5. UN CAMBIO EN LA ACCIÓN………………………………………………35

2.6. CONSIDERACIONES SOBRE EL RACISMO Y LA POLICIA. NOTAS


SOBRE UNA ABSOLUTA ANTITESIS…………………………………………...36

2.6.1. La policía es racista!............................................................................37

2.6.2. La realidad: la policía es racista…………………….……………………38

3. BIBLIOGRAFíA…………………………………………………………………..….40

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DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
1. LA PRAXIS POLICIAL

1.1. LOS PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN POLICIAL

La misión de los policías es proteger el libre ejercicio de los derechos y las


libertades que el artículo 104 de la Constitución Española encomienda,
siguiendo los principios deontológicos de la LOFCS.

Estos principios son:

- Actuar dignamente: El art. 10 de la Constitución española reconoce que la


dignidad de las personas es el fundamento del orden político y la paz social.
Solo se puede garantizar la dignidad de las personas actuando de manera
digna.
- El art. 14 de la CE reconoce que todos los españoles son iguales ante la ley,
sin que pueda haber discriminación de ningún tipo. Así obliga, no sólo el
policía, sino toda la administración, a actuar con absoluta imparcialidad.
- Actuar íntegramente: una persona íntegra es una persona recta en el
cumplimiento de sus deberes hacia los demás e incorruptible.

- Actuar imparcialmente: la imparcialidad del policía en el trato con los


ciudadanos es un elemento no sólo importante, sino particularmente difícil.
Tratar a todos por igual en el trabajo diario del policía es parte de su trabajo,
pero no todos los ciudadanos lo entienden así y el policía se encuentra
sometido a muchas situaciones donde una parte de los ciudadanos lo
presionan para que actúe de manera parcial.

El segundo artículo de la Declaración sobre la policía es muy claro, en este


sentido:

«Todo funcionario de policía debe proceder con integridad, imparcialidad y


dignidad. Concretamente, debe abstenerse de todo acto de corrupción y debe
oponerse con resolución. »

En el art. el de la LOFCS, se hace referencia a la dignidad y la imparcialidad,


también de manera muy clara, y en el segundo artículo del Código de conducta
para funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, se dice:

«En el desarrollo de sus tareas, los funcionarios encargados de hacer cumplir


la ley deben respetar y proteger la dignidad humana así como defender y
proteger los derechos humanos de todas las personas.»

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DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
1.2. LA NO-CORRUPCIÓN

El Código de conducta de las Naciones Unidas, en el comentario del art. 7,


reconoce que la definición de corrupción debe estar sometida al derecho
nacional de cada país.

El Código de conducta de las Naciones Unidas intenta unificar criterios en


considerar la corrupción como «la comisión u omisión de un acto por parte del
policía en el desarrollo de sus funciones en las que se aprovecha de su cargo
para aceptar bienes, promesas o ventajas exigidos o aceptados, y el hecho de
recibirlos indebidamente, una vez considerado la acción té realizado».

Con esta definición debería quedar claro en qué ocasiones nos encontramos
ante un caso de corrupción, pero transportado a la práctica cotidiana, debe
matizarse mucho más.

Hemos hablado antes de imparcialidad porque siempre que se dan casos


similares, aunque sea a un nivel mínimo, el agente de policía deja de ser
imparcial.

Un ejemplo de ello es el caso más sencillo de todos, en el que el agente de


policía, por norma, bebe gratis en un bar, aunque sólo sea un café. Cuando un
policía acepta un «favor», por pequeño que sea, pierde su imparcialidad, de
manera consciente o inconsciente. El policía que se toma habitualmente gratis
el café denuncia el coche mal aparcado del propietario del bar con el mismo
celo que lo hace con los demás? La respuesta, seguramente, es obvia y todos
podríamos dar ejemplos.

La corrupción, en todo el mundo, no es sólo un problema policial, sino que


puede abarcar ámbitos
como:

- La Administración
- La política
- La ¡justicia
- La sociedad en general a un país determinado

En la Administración, en general, se supone que debería funcionar el control


¡jerárquica interno, pero no siempre son los funcionarios de la escala más baja
quienes hacen actos de corrupción. De aquí se deduce que la formación para
tender a ser más imparciales y menos corruptos debe comenzar desde la
cúspide de la pirámide y debe llegar hasta la base.

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DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
El comentario oficial del arte. 7 del Código de conducta de las Naciones Unidas
deja muy clara la postura que deben tener los gobiernos en este campo:

«Cualquier acto de corrupción, al igual que cualquier abuso de autoridad, es


incompatible con la profesión de funcionario encargado de hacer cumplir la ley.
Es necesario aplicar la ley con todo rigor a cualquier funcionario encargado de
hacer cumplir la ley que cometa un acto de corrupción, ¡a que los gobiernos no
pueden pretender hacer cumplir la ley a sus ciudadanos si no pueden, o no
quieren, aplicarla contra sus propios agentes o en sus organismos.»

1.3. EL SECRETO PROFESIONAL

Todo trabajo exige una cierta discreción sobre su desarrollo. El cocinero, el


zapatero, el administrativo o el fontanero tienen "secretos" que conocen por su
profesión y que deben mantener ante terceros. Estas informaciones propias de
un trabajo, de un oficio, están protegidas por la normativa laboral y también por
la penal.

El secreto profesional es exclusivamente el privilegio de guardar


confidencialmente un conocimiento.

Los funcionarios públicos también tienen la obligación de guardar secreto de


las informaciones de que tienen conocimiento por su trabajo. Esta obligación
está también recogida extensamente dentro del Código penal. El superior del
funcionario, que debe estar al corriente de las informaciones que éste tiene, es,
junto con el juez, quien puede relevarlo de la obligación de guardar
confidencialidad de las informaciones de que tiene conocimiento en virtud de su
trabajo.

Hay pocas profesiones en las que trabajan en la esfera más íntima de las
personas, que tienen la característica de poseer un secreto profesional mucho
más riguroso, lo que las diferencia de las otras profesiones. Son, por orden, las
siguientes:

1. Los curas
2. Las profesiones jurídicas
3. Las profesiones médicas
4. Los policías

Estas profesiones conocen con detalle lo que está vedado a la mayoría de las
personas y empresas, y están obligadas a mantener en secreto riguroso las
informaciones de que disponen. Esta confidencialidad absoluta no puede ser
desvelada a excepción de algunos casos previstos en el Código penal.

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DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
El secreto profesional no es un privilegio de quien lo posee, sino que es una
exigencia a la que está obligado el abogado, el médico o el policía para
preservar la intimidad de las personas a las que sirve. Esta obligación está
recogida en el art. 24 de la Constitución española y en la mayoría de las
constituciones democráticas vigentes.

La obligaciones que tienen este tipo de profesionales de guardar secreto de las


informaciones de que disponen está específicamente recogida y protegida en
los Códigos penales; la obligación de colaboración con la justicia se encuentra
específicamente en las leyes de procedimiento.

Todas las profesiones con el cargo de esta confidencialidad tienen, además,


reglas específicas internas que las regulan. Así, en el caso de los policías
españoles, esta obligación está reflejada en el art. l de la Ley de Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad del Estado y también en la misma normativa que regula
cada una de las policías.

Encontramos una absoluta coincidencia entre las diferentes leyes policiales


estudiadas en cuanto al secreto profesional. Independientemente de que la
violación de un secreto profesional sea una infracción penal, en la misma
normativa policial se considera falta muy grave.

El secreto profesional de los policías debe ser tan riguroso como el de los
médicos, abogados o psicólogos y, si es posible, aún más. Estas profesiones
tienen acceso a información confidencial facilitada voluntariamente por sus
clientes (o fruto de exploraciones y análisis, a los que se han sometido
voluntariamente a los pacientes, en el caso de la profesión médica), pero los
policías tienen sobre determinados ciudadanos una información especial fruto
de:

- Las vigilancias
- El seguimiento
- Las escuchas
- Las confidencias obtenidas de personas
- Otros elementos que puedan formar parte de la investigación policial

El secreto profesional policial debe ser tanto o más riguroso, porque la policía
tiene acceso a informaciones y conocimientos sobre las personas que van
mucho más allá de lo que las personas querrían que se supiera de ellas.

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DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
1.3.1. El secreto profesional de los policías en el ámbito internacional

Uno de los soportes básicos de la eficiencia de la policía es precisamente el


secreto profesional. La obligación de guardar secreto riguroso de las
informaciones de que se dispone en función del trabajo es reconocida
internacionalmente. La confidencialidad de la profesión policial está recogida de
la misma manera en la totalidad de los convenios, acuerdos y declaraciones
que tratan de la policía y su trabajo.

La Asamblea General de las Naciones Unidas, en el desarrollo de la


Declaración Universal de los Derechos Humanos, el 17 de diciembre de 1979
adoptó la Resolución 34/169 llamada Código de conducta para funcionarios
encargados de hacer cumplir la ley.

El artículo 4 de la Resolución 34/169 dice:

«Las cuestiones de carácter confidencial de que tengan conocimiento los


funcionarios encargados de hacer cumplir la ley se mantendrán en secreto, a
menos que el cumplimiento del deber o las necesidades de la justicia exijan
estrictamente lo contrario.»

Pocos meses antes de que se desarrollara esta Declaración, el 8 de mayo de


1979, la asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa adoptó la Resolución
690 de 1979, relativa a la declaración sobre la policía.

El apartado a-15 de la Resolución 690 habla del secreto profesional de los


policías de la manera siguiente:

«Un funcionario de la policía debe guardar en secreto todas las cuestiones de


carácter confidencial que conozca, a menos que el ejercicio de sus funciones o
las disposiciones de la ley le obliguen a actuar de otro modo.»

También en los países de nuestro entorno, las diferentes policías han


desarrollado este principio de la misma manera y con la misma orientación.

Así, por ejemplo, el artículo 11 del Código deontológico de la policía nacional


francesa, el Decreto núm. 86 / 192, de 18 de marzo de 1986, nos dice:

«Los funcionarios de policía pueden expresarse libremente dentro de los límites


impuestos por la obligación de reserva a que están obligados y por las normas
relativas a la discreción y al secreto profesional.»

Pasa lo mismo con las policías de los países del continente americano.

También desde dentro de la policía ha tratado el tema del secreto profesional.

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DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
En el Código de deontología policial adoptado por la Asociación Internacional
de Jefes de Policía (IACP) en 1991 queda reflejado en el mismo sentido el
secreto profesional.

«Cualquier información confidencial que escuche o vea, en el ejercicio de mis


funciones, la mantendré en secreto a menos que su divulgación sea necesaria
para el cumplimiento de mi deber.»

1.3.2. Los límites del secreto profesional policial

El límite del secreto profesional de los policías viene dado por:

- Las leyes penales que estén en vigor en cada país.


- La obligación del policía de ser auxiliar del juez en la investigación de un
presunto hecho delictivo.
- La normativa interna.
- El choque que este secreto tiene con otros derechos fundamentales recogidos
en las diversas constituciones, como puede ser el derecho a la información.

El secreto profesional no ampara ni el encubrimiento de delitos que se han


producido ni la inhibición ante delitos que se producirán. Este segundo límite es
especialmente importante por cuanto la persecución de hechos delictivos es
sólo uno de los trabajos de la labor policial. Labor importante es prevenir que el
delito no llegue a consumarse, aunque ello implique que nadie vaya a parar a la
cárcel.

1.3.3. La policía y los medios de comunicación

Hace algunos años se produjo un incidente en los Países Bajos que ilustra la
gravedad de la violación del secreto profesional: un diputado fue detenido por
conducir su coche ebrio en inspeccionar el coche, la policía descubrió un
portafolios que contenía el texto de un discurso antialcohólico. La policía hizo
llegar a la prensa este incidente. La credibilidad del diputado y su carrera
política resultaron dañadas para siempre.

Los hechos hablan por sí mismos, la policía había tenido acceso a esta
información por razón o con ocasión del desempeño de sus funciones y, por
tanto, el secreto profesional les obligaba, por muy incorrecta que encontraran la
conducta del diputado, a guardar secreto.

No corresponde a la policía, como institución y como servicio público, efectuar


juicios de valor respecto a la ética de los ciudadanos, a los que pura y
simplemente sirve.

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DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, en la documentación
parlamentaria origen de la Declaración sobre la policía, reconocía que algunos
de los oficiales de policía son pagados para transmitir rápidamente las
informaciones a medios de comunicación. Añadía el documento que estas
prácticas son manifiestamente condenables, ¡a que llevan a la corrupción y
crean un clima de irritación y sospecha en la misma policía.

En este punto, donde se encuentran el deber del secreto profesional de la


policía y el deber de informar a los profesionales de la comunicación, es donde
siempre se encuentran dificultades a compaginar un derecho y el otro, de la
misma manera que el deber de informar y el derecho a la intimidad siempre son
un punto de conflicto.

Para evitar conflictos con los medios de comunicación (porque es evidente que
los medios de comunicación deben ser informados en su justa medida), el más
común es que toda la información que se les facilita esté centralizada, ¡a sea
en una oficina de prensa o en una persona, en los casos de cuerpos de policía
pequeños.

Existen, sin embargo, dos situaciones extremas en las que el policía puede
filtrar información a medios de comunicación sin que signifique vulneración del
deber de secreto:

1. Cuando existe la necesidad del auxilio de los medios de comunicación para


encontrar la información necesaria y descubrir o detener así un delincuente.

2. Cuando el policía detecta una vulneración de los derechos humanos, y una


vez agotados los conductos reglamentarios.

1.3.4. La labor de información colectiva. El acceso a los ficheros

Antes ya se ha hablado del secreto profesional en la labor del policía, pero el


policía no trabaja solo. Cada vez más nos encontramos con que la policía
especializándose en su trabajo y los policías intervienen recopilando,
almacenando y accediendo a información que pueda ser utilizada por otros
policías.

El policía tiene a su disposición informaciones que han elaborado compañeros


que no conoce y que posiblemente ni pertenezcan al mismo país. Esta
información almacenada en bases de datos e informes, a disposición de la
policía, no sólo está sujeta al secreto profesional, sino que también tiene unas
normas de utilización extraordinariamente claras para proteger el secreto
profesional de quien introdujo los datos en el ordenador o realizó el informe que
se utiliza en este momento.

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DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
Básicamente, las normas de consulta de esta información se resumen en las
siguientes:

- No pedir ni consultar otras informaciones que no sean esencialmente


imprescindibles para su investigación profesional.

- No consultar informaciones que estén prohibidas por la normativa interna del


Estado.

- No ceder información a terceros, salvo que sea en función de cooperación


judicial.

- No modificar la información del contenido si no es en virtud de resolución


administrativa o judicial. En caso de que la información sea obsoleta, inexacta o
no ajustada a la ley, el policía debe manifestarlo a sus superiores, los cuales
autorizarán la modificación o regularización de la información o del fichero. En
el caso de que el policía considere que la información sigue siendo inexacta o
no ajustada a la ley, debe abstenerse de usarla.

1.4. LA DETENCIÓN

La detención es la privación del derecho esencial a la libertad del ser humano.


Mejor dicho, es una de las formas legales en que el individuo queda impedido
de poder ejercer este derecho.

La detención consiste en una restricción del derecho a la libertad ambulatoria;


derecho, como sabemos, proclamado en la Declaración Universal de los
Derechos Humanos, en el art. 3, con la fórmula general que «todo individuo
tiene derecho a la (...) libertad», y en el art. 9, que se expresa en términos de
restricción de la posible limitación arbitraria de este derecho: «nadie puede ser
arbitrariamente detenido ni preso»

Una de las funciones policiales ante determinadas circunstancias, siempre


previstas en la ley y de carácter excepcional, consistirá en intervenir en el
ámbito de este valor que es la libertad ambulatoria.

De lo que se ha mencionado, pues, se deduce que este derecho a la libertad


no es absoluto, y ante ciertos hechos o conductas, principalmente la comisión
de su delito, deberá ser limitado en el tiempo, de manera expresa, al menos
indicando extremo máximo de la duración (así, la Constitución, en el art. 17
sobre la detención policial, nos dice que nunca podrá exceder de 72 horas).
Esta determinación del tiempo, además de permitir las investigaciones
policiales y la consecuente decisión de la puesta en libertad o la puesta a
disposición judicial, es una garantía para el ciudadano; y en el espacio, dado

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DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
que lo que se suspende es la posibilidad o, mejor, la facultad, de passe¡ar o de
moverse libremente.

El Pacto internacional de derechos civiles y políticos de la ONU, de 1966, es


uno de los antecedentes del arte. 17 de la CE, así como también lo es el art. 1
del Convenio Europeo de Derechos Humanos.

Es importante destacar algunas notas sobre la normativa del Pacto


internacional de derechos civiles y políticos de la ONU. En su art. 9, después
de transcribir el enunciado de la Declaración sobre el derecho a la libertad,
incluye una nota sobre la aplicación del principio de legalidad al tema concreto:
«nadie puede ser privado de su libertad excepto por las causas fijadas por la
ley y según el procedimiento que ésta establece »(art. 9.1).

Es una garantía prevista en el Pacto que la persona detenida «debe ser


informada, en el momento de su detención, de las razones de esta y notificada,
sin demora, de la acusación formulada contra ella» (art. 9.2).

Es una garantía por dos razones:

1. Resulta inherente a un elemental sentimiento de seguridad del ser humano


tener certeza sobre lo que ocurre, es decir, saber cuáles son sus
circunstancias.

2. Una persona siempre podrá defenderse mejor si sabe los motivos según los
cuales se le ha privado de libertad y si sabe de qué se le acusa.

Con respecto al tiempo de la detención, impera la regla del cardenal 3 del


llamado arte. 9, que dice que la persona detenida o presa a causa de una
infracción penal debe ser llevada sin demora ante un juez u otro funcionario
autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales.

Aunque sin nombrarlo, el Pacto (art. 9.4) estipula el derecho de las personas
que se encuentren privadas de libertad a interponer un recurso o acción «de
Habeas Corpus». La finalidad de este recurso es la de ser puesto a disposición
judicial para que por esta autoridad decida lo antes posible sobre la legalidad
de la privación de libertad.

En cuanto al trato hacia el detenido, el art. 10 del Pacto parte del principio
sobre el que se sustentan toda la Declaración Universal y el mismo Pacto: la
dignidad de la persona humana. De ahí que toda persona privada de libertad
será tratada humanamente y con el respeto debido a la dignidad inherente al
ser humano (art. 10.1).

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DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
También relacionado con este tema, el Convenio europeo de derechos
humanos, específicamente el referente al Convenio de Roma, dice que «tras
declarar nadie puede ser privado de su libertad», y establece los casos en que
procede esta privación, pero siempre con relación al procedimiento
determinado por la ley (art. 5).

Algunos de los casos en que la privación de libertad procede, una vez se haya
declarado, son:

- Cuando exista condena de un tribunal competente.

- Cuando exista desobediencia a una orden dada por un tribunal conforme a la


ley o para garantizar la ejecución de una obligación establecida por la ley.

- Con la objeto de hacer comparecer a una persona ante la autoridad judicial


competente cuando existan razones plausibles para sospechar que ha
cometido una infracción, o cuando haya motivos razonables para considerar
necesario impedir la comisión de una infracción o la fuga después de haberse
cometido.

- En el caso de la detención legal de un menor, decidida con el propósito de


educarlo sometido a vigilancia, o de su detención legal con cuyo Objetivo de
hacerlo comparecer ante la autoridad competente.

- La detención legal de una persona susceptible de propagar una enfermedad


contagiosa, de un enajenado, un alcohólico, un toxicómano o un vagabundo.

- La detención legal de una persona para impedirle la entrada irregular en el


territorio o contra la que se encuentra en curso un procedimiento de expulsión o
de extradición.

1.5. MALTRATO Y LA TORTURA

La fuerza bruta que a lo largo de la historia han utilizado todos los estamentos
encargados de las funciones de vigilancia y control de los ciudadanos ha
marcado la policía moderna, hasta el punto de que todos tenemos en la
memoria tristes y recientes casos de ciudadanos maltratados por parte de
quien ha de proteger sus derechos y libertades.

Históricamente, la tortura ha ido íntimamente ligada a la investigación policial.


Puntualizar más, debemos decir que ha sido así en, al menos, uno de los
aspectos de lo que se entiende por tortura: cuando se ha producido para
obtener de la persona torturada, o de otra, una información o una confesión.

Desde que el hombre agrupado en sociedades empezó a hacer leyes hasta


llegar al siglo XIX, cuando los servicios encargados del mantenimiento del
orden debían investigar una infracción de las leyes penales, casi siempre se ha
utilizado la tortura para obtener la confesión del sospechoso.

15
DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
En el antiguo régimen no existía la investigación criminal (tal como la
entendemos actualmente), en aquellos momentos la confesión del sospechoso
era la prueba reina y prácticamente la única que admitía. La importancia de la
confesión hacía que el interrogatorio judicial fuera fundamental, ¡a que podían
darse dos situaciones:

1. Si el sospechoso reconocía su participación en el delito, se le aplicaba la


pena que le correspondía (tras un breve juicio) y se terminaba el proceso.

2. Si el sospechoso negaba su participación en los hechos, se le torturaba para


obligarle a confesar.

En España se consideraba que si el sospechoso no confesaba aunque


habiéndole aplicado la tortura, podría ser que fuera inocente. Esta teoría fue la
que produjo que se escriba tratados sobre la dosificación de la tortura para
evitar que el sospechoso muera mientras se le torturaba. Fue en la primera
mitad del s. XVIII cuando se empezó a abandonar esta práctica haciendo que,
a mediados de siglo, fuera ya poco habitual. Es desde entonces que se
comienza a utilizar la acumulación de pruebas para condenar al acusado.

A lo largo de este siglo, diferentes países europeos retiran la tortura, mientras


que en España no se termina legalmente con esta práctica hasta llegar al
periodo constitucional, en 1808. Es importante tener en cuenta que cuando
diferentes países se plantean eliminar la tortura no quiere decir que sólo era
tolerada, sino que era una parte del proceso legal de investigación judicial.

1.5.1. La legislación española

La Constitución española, en su art. 15 recoge, con palabras casi textuales,


parte de los artículos 3 y 5 de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos y el arte. 3 del Convenio Europeo para la protección de los derechos
humanos:

«Todo el mundo tiene derecho a la vida y la integridad física y moral, sin que,
en ningún caso, pueda estar sometido a tortura ni a penas o tratos inhumanos
o degradantes.»

Después de esta referencia a la Constitución, los legisladores han olvidado o


ignorado las palabras las tortura y tratos inhumanos o degradantes (penas o
tratos crueles ¡a habían sido ignorados en la misma Constitución), en cualquier
texto legislativo cuando se habla de los principios básicos de actuación. Sí que
se mencionan en los apartados de régimen disciplinario.

1.5.2. El Código penal español. Artículo 174 (antes 204 bis)

Desde la abolición de la tortura en España, los sucesivos códigos penales han


castigado los malos tratos a ciudadanos por parte de los funcionarios públicos.
El primer Código penal que trató el tema fue el de 1822, el cual castigaba

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DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
«cualquier maltrato de palabra u obra por parte de los funcionarios o el uso de
la violencia contra las personas con las que tuvieran que tratar por razón de su
cargo público».

Pero el castigo penal a esta grave conducta delictiva ha evolucionado. La


anterior redacción del art. 204 bis adaptaba al concepto internacional de
tortura. Esta penúltima modificación se produjo después de que la anterior
redacción (preconstitucional) del mismo artículo fuera criticada por los
movimientos de defensa de los derechos humanos y que varias sentencias
menciona la clara insuficiencia del único artículo que castigaba la tortura y los
malos tratos por parte de funcionarios públicos.

El antiguo Código Penal, en la redacción del art. 204 bis, castigaba la autoridad
o funcionario público que realizara las siguientes acciones:

- Lesionar

- Amenazar

- Coaccionar

- Intimidar cualquier ciudadano en el transcurso de una investigación

Asimismo castigaba, con las mismas penas, la autoridad o funcionario público


que permitía que otras personas realizaran los actos descritos con anterioridad.

Los términos de tortura psíquica entienden que quedan comprendidos cuando


se hace referencia a amenazas, coacciones o intimidaciones.

En el actual Código penal se hacen más duras las penas, tanto en cuanto al
tiempo de prisión como la inhabilitación, y es más, lo que en el anterior Código
penal se desarrollaba en un solo artículo, en el actual se desarrolla en cuatro
(174-177) para dar una mayor precisión, y el legislador lo amplía pensando en
los supuestos de acciones de los funcionarios penitenciarios o de corrección de
menores.

Entre las definiciones de los tipos de tortura, una definición es la que entiende
que «tortura es someter a condiciones o procedimientos que, por su naturaleza,
duración u otras circunstancias supongan sufrimientos físicos o mentales, la
supresión o disminución de las facultades de conocimiento, discernimiento o
decisión, o que de cualquier otro modo atenten contra la integridad moral de la
persona »(Código penal español, art. 174).

El sistema de penas varía, ¡a que la tortura en sí, sea grave o leve, tiene una
pena específica, pero si además se causa lesión, daño a la vida, integridad
física, salud, libertad sexual, o bienes de la víctima o de un tercero, los hechos
se castigarán por separado con la pena que les corresponda por los delitos o
faltas que se han cometido. (Código penal español, art. 177).

17
DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
Además, se ha abierto el concepto no sólo a los policías, sino a «Toda
autoridad o funcionario público que, abusando de su cargo... atente contra la
integridad moral de una persona» (Código penal español, art. 17l ).

De igual manera que el anterior Código penal, si una autoridad o funcionario


permite que una tercera persona efectúe torturas, y falta a los deberes de su
cargo, también debe ser castigado.

1.5.3. La tortura en la jurisprudencia española

Más allá de lo que alguna autoridad, de vez en cuando, manifiesta los medios
de comunicación, que en España no se tortura, el Tribunal Supremo (TS) ha
tenido demasiadas ocasiones de juzgar y condenar funcionarios de policía por
delitos de malos tratos y de tortura.

El TS ha manifestado, en repetidas ocasiones, sobre el concepto de tortura,


remitiéndose a la Convención contra la Tortura y otros Sanciones o
Tratamientos Crueles, Inhumanos y Degradantes de 10-12-84 ya la Sentencia
del Tribunal Supremo (STS), de 27-06-90 y 11-06-92, entre otros.

El TS también ha hecho referencia (en la STS de 27-06-90) en el arte. 3 del


Convenio Europeo de los Derechos humanos (CEDI), y en especial a las
sentencias del Tribunal Europeo de los Derechos humanos (TEDI) de 18-01-78
y 2l-04-78 (caso Irlanda contra el Reino Unido y caso Tyrer, respectivamente ),
los cuales han señalado que "para que el trato sea degradante debe ocasionar
también al interesado, ante otras personas o ante sí mismo, una humillación
que tenga un mínimo de gravedad».

Con la sentencia de 27-06-90, ¡a mencionada, el TS recoge lo que ha


manifestado el Tribunal Constitucional (TC) en las sentencias 6l / 86 y 89/97
referente a los malos tratos en las prisiones:

«Estos deben comportarse sufrimientos de especial intensidad o deben


provocar una humillación que lleve a un grado determinado, diferente y superior
al que lleva implícita la imposición de la condena».

El TC en las sentencias 120/90, de 27 a 06 y 137/90, de 19-07, define la tortura


como «padecimientos físicos o psíquicos y ilícitos, ocasionados de forma
vejatoria para quien los sufre y con la intención de vejar y violar la voluntad del
sujeto ».

Referente al arte. 204 bis del anterior Código penal, la STS de 11-06-92 dice:
«El delito de tortura del arte. 204 bis del CP no constituye, en principio, más
que un tipo calificado y agravado de otras infracciones. El delito y sus
diferentes modalidades exigen: a) un sujeto activo como autoridad o funcionario
público; b) una actividad específica producida en el transcurso de una
investigación oficial, judicial, o pericial; c) el fin de pretender obtener del sujeto
pasivo una confesión o un testigo. Pero el arte. 204 bis contiene otras

18
DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
afirmaciones o manifestaciones. Los tres primeros párrafos (los tres primeros
delitos) relacionan los malos tratos con otra infracción a la que la conducta
incriminada está especialmente vinculada. Los dos últimos párrafos, al
contrario, mantienen una autonomía propia, por cuanto castigan la intimidación
y la violencia de la tortura, sin otra relación que un procedimiento genérico en
curso o una investigación sobre un delito. »

1.6. LA UTILIZACIÓN DE LA FUERZA Y LAS ARMAS DE FUEGO

Si se pregunta a los policías si alguno de sus compañeros ha muerto en el


ejercicio de su profesión o si conocen a alguien que le haya pasado, las
respuestas afirmativas son realmente mínimas.

Si se les pregunta si alguna vez han visto realmente amenazada su vida, las
respuestas afirmativas no llegan al 1%. Y si a la encuesta modulamos en
sentido descendente el nivel de peligrosidad hasta llegar a la pregunta: Ia
recibido alguna vez una agresión física?, las respuestas afirmativas llegan al
3l% pero mayoritariamente se trata de agresiones leves.

Volviendo a la policía, por los resultados de esta encuesta que exponíamos se


formulará una primera conclusión: parece ser que estamos ante una profesión
donde la sensación de peligro físico es más elevada que el peligro real.

En el origen y la magnitud de esta sensación de supuesto riesgo participan


muchos factores, como por ejemplo:

- El hecho de que todos, algunos o ninguno de los agentes llevan armas de


fuego.

- Los sistemas de patrulla que se utilizan.

- El apoyo de los mandos.

- La formación.

Lo que parece que queda claro es que se trata de una profesión muy compleja
y que conlleva una serie de riesgos que tendrán mayor o menor incidencia real
en función de lo llamado nato profesionalidad, algo que podríamos considerar
un sumario de formación , más entrenamiento, más experiencia.

La profesionalidad consigue mitigar los efectos de situaciones que con


frecuencia el policía tiene que afrontar en su trabajo diario. Es sorprendente
constatar cómo una y otra veces da se cumple un axioma casi matemático:
situaciones completamente idénticas tienen desarrollos y, sobre todo,
soluciones diferentes en función de los policías a quien corresponda
resolverlas.

19
DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
El mismo escenario, los mismos protagonistas, el mismo conflicto o litigio
pasan de riesgo cero o mínimo a medio, o incluso máximo, dependiendo del
tratamiento policial que reciba.

A veces, desde fuera y desde dentro, se tiene la impresión de que los


profesionales de la policía no son conscientes de los riesgos que conlleva la
profesión que han elegido. Si una persona que decide ser policía no es
consciente de que en este trabajo, al igual que habrá días y días sin historia,
pueden llegar días en que alguien lo dispare, el ataque con un cuchillo, le dé
desde un golpe hasta una paliza o simplemente le dedique una cariñosa lista
de insultos, puede llegar a pasarlo muy mal.

Durante el periodo de formación hay que procurar que la concepción del trabajo
policial sea completa, que se tome total conciencia sobre la profesión y los
riesgos que conlleva, como todas las profesiones. Un carpintero puede
cortarse, un soldador, quemarse y un electricista, electrocutarse. Estos riesgos
forman parte de la profesión y se deben asumir.

Que el riesgo se materialice en peligro real dependerá mucho de esta


conciencia profesional bien formada. Necesariamente esta conciencia
profesional producirá de manera automática:

- La exigencia de los medios adecuados para el tratamiento correcto de una


situación.

- El mantenimiento de una preparación suficiente.

- La adopción de las precauciones necesarias.

- El uso de la técnica adecuada a cada situación.

Es importante tener presente que esta sensación, muchas veces deformada,


estar ejerciendo una profesión de alto riesgo que experimentan la mayor parte
de los policías puede ser uno de los motivos por los que determinados
profesionales de este colectivo tienen tendencia a hacer un uso innecesario y
desproporcionado de la fuerza e incluso de las armas de fuego a su trabajo.

1.6.1. La utilización de la fuerza y el respeto a los derechos humanos

Una premisa reconocida y proclamada en un estado democrático es la que


hace referencia a que la policía debe velar por la protección de los derechos
humanos de todas las personas. Para que esto sea así, la policía debe mostrar
un respeto exquisito hacia los derechos de las personas.

La LOFCS reconoce la complejidad de la profesión de policía en el punto II de


su preámbulo:

«Los funcionarios de policía materializan el eje de un difícil equilibrio de pesos


y contrapesos, de facultades y obligaciones, ¡a que deben proteger la vida y la

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DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
integridad de las personas, pero están obligados a llevar armas; deben tratar
correctamente y esmeradamente los miembros de la comunidad, pero deben
actuar con energía y decisión cuando las circunstancias lo exijan; la balanza
capaz de conseguir este equilibrio entre estas fuerzas contrapuestas no puede
ser otra que la exigencia de una actividad de formación y perfeccionamiento
permanentes, con relación a la que se hace un especial hincapié sobre la base
de una adecuada selección que garantice el equilibrio psicológico de la
persona. »

Este «difícil equilibrio» en el que se mueven constantemente los profesionales


de la policía, los cuales deben garantizar al mismo tiempo los derechos de la
víctima y del agresor, también está reconocido en el preámbulo de la Ley
orgánica de protección de la seguridad ciudadana , 1/1992, de 21 de febrero:

«Desde la promulgación de la Constitución, en un proceso ininterrumpido, las


Cortes Generales han procurado mantener un positivo equilibrio entre libertad y
seguridad.»

La policía, que en una parte de sus funciones ejercita la fuerza del Estado,
aplicará esta fuerza en la utilización de los medios que tenga a su disposición,
que pueden ser desde las palabras hasta las armas de fuego, según tres
principios:

1. El principio de congruencia

2. El principio de oportunidad

3. El principio de proporcionalidad

Se trata, a menudo, de la resolución de conflictos de primerísima magnitud por


el choque entre dos conceptos que a priori no deberían ser antagónicos:

1. Los fines policiales

2. Los derechos

Una cuestión de la que no se puede prescindir para la resolución de este


presunto conflicto es que la policía está constitucionalmente obligada a
proteger el libre ejercicio de los derechos fundamentales y, al mismo tiempo,
cumplir sus fines policiales, lo que nunca debe significar, por ejemplo, que los
presuntos transgresores de la ley, por el hecho de serlo, vean reducido su
derecho a la vida ya la integridad física a una pura entelequia.

21
DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
1.6.2. La utilización de la fuerza en las declaraciones internacionales

Resulta muy interesante y necesario acercarse a las dos grandes


declaraciones internacionales sobre deontología policial para constatar las
coincidencias sobre la utilización de la fuerza:

1. La Declaración sobre la policía del Consejo de Europa.

2. El Código de conducta de las Naciones Unidas.

1. La Declaración sobre la policía del Consejo de Europa

La Declaración sobre la policía trata el tema a su punto A.12 y lo hace de esta


manera: «En el ejercicio de sus funciones, el funcionario de policía debe actuar
con la determinación necesaria, sin recurrir nunca a la fuerza más allá de lo
que resulte razonable para realizar un trabajo exigido o autorizado por la ley. »

En un sencillo análisis de este punto surge una cuestión capital: el policía debe
estar ejerciendo sus funciones ... Una vez determinado que el policía se
encuentra en el ejercicio de sus funciones, debe actuar con la determinación
necesaria, sin recurrir nunca a la fuerza más allá de lo razonable, siempre
como medida excepcional.

El artículo finaliza volviendo a la primera afirmación, rematando: que sea para


la ejecución de un trabajo exigida o autorizada por la ley.

Imponer a la policía una manera de trabajar que deje como último recurso la
utilización de los medios coercitivos ha producido un importante cambio del
sentido de la dificultad. Ya no es tan sencillo, ser policía. Doblemente difícil si
además tenemos en cuenta que se registra un componente curioso, real o
ficticio: el prestigio y la autoridad natural del policía arraigan en la conciencia
colectiva de manera más pasional que racional.

En el ejercicio de sus funciones la policía, a veces, tiene que recurrir a la


utilización de la fuerza, pero sólo a veces. Por ello es importante tener en
cuenta que:

- La constatación de este hecho no autoriza el policía a recurrir a cualquier


medio coactivo.

- La utilización de la fuerza no es más que otra de las muchas «herramientas»,


el último factor, si es posible, de que dispone el profesional de la policía para
ejecutar bien su trabajo.

- Su utilización como «herramienta» debe ser justamente por aquello para lo


que está diseñada y con la potencia e intensidad adecuadas a cada momento y
circunstancia.

22
DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
Para finalizar con este artículo A.12 de la Declaración sobre la policía del
Consejo de Europa se añade una cita textual de un comentario oficial de la
Declaración que dice: «Debido al poder considerable que ejerce la policía, es
importante poner de relieve que el prestigio de que dispone en la sociedad está
en función de la manera en que utilice este poder ».

2. El Código de conducta de las Naciones Unidas

Trata el mismo tema en su artículo 3º: «Los funcionarios encargados de hacer


cumplir la ley pueden recurrir a la fuerza únicamente cuando sea estrictamente
necesaria y en la medida exigida para el cumplimiento de sus funciones."

Es el comentario oficial del artículo donde se introduce el nuevo concepto de


«proporcionalidad», al que no se hace explícita referencia a la Declaración
sobre la policía.

1.6.3. El uso de las armas de fuego a las declaraciones internacionales

Parece que la declaración sobre la policía da por hecho que el uso de las
armas de fuego no es más que la posibilidad extrema en la utilización de la
fuerza por parte de la policía y que lo que podría decir sobre este tema ya lo
dicho en el punto Art.12.

En el punto Art.13, la declaración sobre la policía, dice: «Es necesario dar a los
funcionarios de policía instrucciones claras y concretas sobre el modo y las
circunstancias en que deben hacer uso de sus armas.»

El legislador europeo entiende que el policía tiene el derecho a que su gobierno


le proporcione instrucciones claras y concretas sobre un tema tan capital,
aunque esto parece incuestionablemente razonable, ha pasado, y sigue
pasando, que el tratamiento dado a este tema ha sido vago y general.

El agente de policía, formado en la utilización de la fuerza de la misma manera


que el soldado, se diferencia de éste en que el recurso a la utilización de esta
habilidad adquirida le está en principio prohibido. Esta aparente paradoja
constituye, de hecho, la base del trabajo policial. El uso de las armas por parte
de los agentes de policía, forma extrema de la coacción institucional, puede
resultar fatal, tanto para terceras personas como para los propios agentes. Sólo
una instrucción adecuada y unas directrices claras y concretas pueden
conjugar este doble peligro.

El Código de conducta de las Naciones Unidas considera tratado el tema en el


mismo artículo 3 donde se habla del uso de la fuerza, aunque al comentario
aclara que:

- El uso de las armas es una medida extrema.

23
DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
- Deberían tomarse las medidas necesarias para excluir el uso de las armas de
fuego, especialmente contra los niños.

- No se debe recurrir a las armas de fuego más que cuando un presunto


delincuente presente resistencia armada o que de cualquier otra manera ponga
en peligro la vida de otros.

- Cada vez que se utilice un arma de fuego se notificará de inmediato a la


autoridad competente.

Un tema de tanta importancia como éste ha merecido la atención de las


Naciones Unidas en trabajos posteriores; la Resolución 14/138, entre otras
cosas, establece que el uso de la fuerza y de las armas de fuego por parte de
los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley debe conciliarse con el
respeto debido a los derechos humanos.

El 8º Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y


Tratamiento del Delincuente aprobó los Principios básicos de actuación sobre
la utilización de la fuerza y de las armas de fuego por parte de los funcionarios
encargados de hacer cumplir la ley. Destacaremos a continuación los puntos
más interesantes:

- Las Naciones Unidas (NU) invitan a los Estados miembros a dar a conocer los
principios básicos a los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, a los
miembros del poder ejecutivo, a los jueces, los abogados, al poder legislativo y
al público en general.

- Las NU exhortan todos los gobiernos a promover seminarios y cursos de


capacitación en los ámbitos nacional y regional sobre la aplicación de la ley y la
necesidad de restringir la utilización de la fuerza y de las armas de fuego por
los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley.

- Los gobiernos deben adoptar y aplicar las normas y reglamentaciones sobre


la utilización de la fuerza y de las armas de fuego. Al establecer estas normas y
disposiciones, los gobiernos deben examinar continuamente las cuestiones
éticas relacionadas con la utilización de la fuerza y de las armas de fuego.

- Los gobiernos deben establecer una serie de métodos lo más amplios posible
y deben dotar a sus agentes de diferentes tipos de armas y de municiones de
modo que puedan hacer una utilización diferenciada de la fuerza.

- Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, en el desarrollo de sus


funciones, deben utilizar, en la medida en que sea posible, medios no violentos
antes de recurrir a la utilización de la fuerza y de las armas de fuego. Sólo
pueden utilizar la fuerza y las armas de fuego cuando los otros medios resulten
ineficaces o no garanticen de ninguna manera, la consecución del resultado
previsto.

24
DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
- Cuando la utilización del arma de fuego sea inevitable, los funcionarios
encargados de hacer cumplir la ley deben actuar con moderación y en
proporción a la gravedad del delito y en cuyo objetivo legítimo pretendido.
Asimismo, han de reducir al mínimo los daños y lesiones y respetar y proteger
la vida humana. En dispersar reuniones ilegales, pero no violentas, los
funcionarios encargados de hacer cumplir la ley deben evitar la utilización de la
fuerza o, si esto no es posible, deben limitar al máximo.

- Los gobiernos deben procurar que todos los funcionarios encargados de


hacer cumplir la ley sean seleccionados mediante procedimientos adecuados,
tengan aptitudes éticas, sociológicas y físicas adecuadas para el ejercicio
eficaz de sus funciones y reciban formación profesional continua y completa.
Las aptitudes para el ejercicio de estas funciones deben ser objeto de
exámenes periódicos.

- Los gobiernos deben procurar que los funcionarios encargados de hacer


cumplir la ley reciban formación en la utilización de la fuerza y sean
examinados de acuerdo a normas de evaluación adecuadas. Los funcionarios
que tengan que llevar armas de fuego sólo deben estar autorizados a hacerlo
después de haber finalizado la capacitación especializada.

- En la formación, los gobiernos deben prestar especial atención a las


cuestiones de ética policial y derechos humanos ya los medios que puedan
sustituir la utilización de la fuerza y de las armas de fuego, como la solución
pacífica de conflictos, el estudio del comportamiento de las multitudes y las
técnicas de persuasión, negociación y mediación, con el fin de limitar la
utilización de la fuerza y de las armas de fuego.

- Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley no pueden alegar


obediencia de órdenes superiores si tenían conocimiento de que la orden de
utilizar la fuerza o las armas de fuego, debido a la que se ha causado la muerte
de una persona o heridas graves, era manifiestamente ilegal y tuvieron
oportunidad razonable de negarse a cumplirla. De todos modos, también serán
responsables los superiores que dieron las órdenes ilegales.

1.6.4. La utilización de la fuerza y las armas de fuego en España

La Ley preconstitucional ll / 1978, de 4 de diciembre, de la policía, hacía sólo


una referencia general a "un principio de adecuación de los medios a utilizar en
cada caso».

Los Principios básicos de actuación de los miembros de las fuerzas y cuerpos


de seguridad del Estado, de 1981 tratan el tema de una manera «tímida» en el
artículo 10, aunque ¡a introducen los conceptos de adecuación y
proporcionalidad:

25
DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
«En el ejercicio de su actuación profesional, los miembros de estas fuerzas y
cuerpos deben actuar siempre con la decisión necesaria, con los medios de
disuasión y defensa que sean adecuados y proporcionados, según la
perturbación o los daños producidos, procurando en todo caso no hacer uso de
la fuerza más allá de lo razonable y necesario para cumplir su trabajo y evitar
daños a las personas o las cosas. »

El 14 de abril de 1983, a principios del primer gobierno de izquierdas después


de la transición, se realiza el primer intento serio de formalizar la
recomendación europea contenida en el artículo 12 de la Declaración sobre la
policía (la necesidad de impartir a los policías instrucciones claras y concretas
sobre el uso de las armas) y se firma la «Instrucción sobre la utilización de las
armas para los miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado».
Entre las reglas de esta Instrucción, se condiciona el uso del arma a que esté
en peligro la vida o la integridad física de la persona atacada, y exige
adecuación y proporcionalidad entre el medio utilizado por el agresor y el
utilizado en la defensa. Establece también que, siempre que se pueda, hay que
disparar a partes no vitales del cuerpo, atendiendo siempre el principio de
causar las mínimas lesiones posibles. La polémica surge al final, cuando
autoriza a disparar una persona que huye, a partes no vitales del cuerpo, en los
casos en que se trate de personas extremadamente peligrosas para llevar un
arma de fuego, explosivos o un arma blanca con la que pueda causar daños
graves.

Hay que tener presente que esta instrucción fue dictada un año después de la
STS de 18-1-82, que dejó bien claro que no puede usarse el arma de fuego con
resultado mortal para la persona que huye. Aunque la instrucción tan sólo
autoriza disparar a partes no vitales del cuerpo (incluso en el caso de que el
fugitivo lleve un cuchillo), cualquier profesional estará de acuerdo con nosotros
en que esta precisión está reservada a los tiradores de las por • películas malas
de policías. Ante un blanco en movimiento y con el nivel de adrenalina del
policía por las nubes debido a la lógica excitación, la experiencia ha
demostrado sobradamente la facilidad con que los rasgos «realizados a partes
no vitales del cuerpo» suelen impactar el occipital o en la espalda de la persona
que quiere huir.

El 13 de marzo de 1986 fue promulgada la LOFCS, que trata el tema de la


utilización de la fuerza y del arma de fuego en dos puntos del artículo l, y hace
referencia a los mismos principios:

- Art. 5.2-c): «Han actuar en el ejercicio de sus funciones con la decisión


necesaria, cuando de ello dependa evitar un daño grave, inmediato e
irreparable, rigiéndose al hacerlo por los principios de congruencia, oportunidad
y proporcionalidad en la utilización de los medios a su alcance. »

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DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
- Art. 5.2-d): «Han de utilizar las armas sólo en las situaciones en que exista un
riesgo racionalmente grave para la vida o la integridad física de ellos mismos o
de terceras personas y en las circunstancias que puedan conllevar un riesgo
grave para la seguridad ciudadana; deben regirse, al hacerlo por los principios
a que se refiere el apartado anterior. »

Se introduce un componente nuevo e importante en las condiciones para el uso


de las armas; ¡No se trata de la apreciación subjetiva que el policía pueda
realizar del hecho. La ley dice «riesgo racionalmente grave». Se exige
objetividad.

2. LA POLICÍA Y LA NO DISCRIMINACIÓN

2.1. LA POLICÍA Y LOS RACISMOS COTIDIANOS

La policía, como una institución de servicio público, no puede mantener una


actitud pasiva sobre la promoción de los derechos humanos, teniendo en
cuenta el planteamiento reivindicativo de la igualdad reconocido por la
Declaración Universal de los Derechos humanos de 1948 (art. 1º y reforzado
motivadamente al arte. 2º).

Diferentes textos incorporados a normas de carácter jurídico en el contexto


internacional, especialmente occidental, ponen de manifiesto la necesidad de
protección y defensa de lo que se supone obvio en el orden natural y biológico
del nacimiento, pero en la configuración habitual de la imaginario colectivo, a lo
largo de la historia y en la praxis social de este imaginario, se ha ido creando
una cultura de relaciones sociales basadas en el dominio de diferentes
aspectos. Entre los más representativos encontramos:

- Aspectos de clase

- Aspectos de ideologías

- Aspectos de grupo social

- Aspectos de género

- Aspectos de culturas

- Aspectos de etnias

En este abanico de formas de comportamiento social, hay que introducir otro


elemento como es el espacio, entendido en su dimensión dual:

1. La dimensión física

2. La dimensión temporal

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DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
Este elemento es clave para entender la evolución del fenómeno
discriminatorio en cada momento histórico y en cada lugar geográfico, con
respuesta intra y extra grupal, es decir, dentro de la cultura dominante y
proyectada frente a la cultura o grupo dominado, dentro de los cuales ¡a se
configuran comportamientos y patrones de conducta con identidad propia.

En el binomio del control social clásico, en el control social informal, la familia,


la escuela, la iglesia, es donde se inician los patrones, los códigos sociales de
relaciones interpersonales que se asentarán como valores culturales
dominantes; de esta manera podríamos establecer que este ámbito del control
marcará la huella de las relaciones sociales y afectará, obviamente, las
maneras de hacer de los individuos en el subsistema penal o formal, ¡a que los
elementos que operan como catalizadores de valores en el primero se
consolidan en forma de prácticas profesionales de manera inconsciente.

2.2. OTRA FORMA DE VER LA EXTRANJERÍA

La discriminación es un hecho real, y no una valoración subjetiva, es un patrón


de conducta universal en todas y cada una de las formas de construcción y
elaboración del prejudicio individual o colectivo.

La discriminación con connotaciones racistas es la más notoria en los espacios


públicos, al igual que la de género es la más generalizada en los espacios
privados.

Los problemas derivados de los fenómenos migratorios tienen una estructura


compleja, no se pueden analizar desde una sola cara, y además, la solución, o
mejor dicho, las posibles soluciones, deben responder a una implicación de los
diferentes niveles de la Administración desarrollando políticas eficaces de
integración ya la vez contando con la sociedad civil como agente catalizador.

Podríamos decir que un nuevo racismo emerge en Europa, como respuesta a:

- La proliferación de identidades diferenciadas.

- La liberalización de fronteras, que produce una permeabilización entre


culturas, similar al melting pot americano.

Esta mezcla va acompañada del desconocimiento de los valores positivos de


cada una de éstas culturas. Se vive la visibilidad de los demás como una
amenaza generadora de miedos personales y colectivas, de miedos a perder la
hegemonía y la propia identidad que, según caso, promueven reacciones y
comportamientos radicalizados de agresividad hacia las minorías.

La identificación y expresión visible y externalizada de determinadas


preferencias, ancestrales o adaptadas, por simbologías culturales, lingüísticas y
o religiosas se dan la mano muy a menudo. Ambas tienen que ver con las
emociones, los sentimientos más profundos, y se constituyen en una especie

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DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
de ideología del grupo social determinado que las manifiesta, decantándose en
el ámbito de la intolerancia y el conflicto abierto o subterráneo cuando se
convierten planteamientos radicales, integristas de una u otra facción, cuando
los grupos no quieren escuchar a los demás.

Dentro de un sistema productivo determinado, como es el de una parte del


sistema de control social global, el formal o penal (en el interior del cual se
encuentra inmersa la policía), es donde se puede afrontar la superación de
barreras sobre las que se pueden construir nuevas formas de relación
igualitaria de respeto común entre personas individuales y colectivos en la
diversidad y mutua aceptación de las diferencias.

La inmigración no es un problema de seguridad ciudadana, es una realidad


social compleja de necesidades mutuas insatisfechas que genera tantas
percepciones y controversias sociales como espacios de opinión se
manifiesten.

Situaciones como las relaciones intervecinales, la presencia de nuevos


establecimientos comerciales, carnicerías, locutorios telefónicos, compartir
espacios en escuelas, centros de deporte u ocio, fiestas populares o modos de
vestir y entender la religión, no deben ser acciones de alejamiento o de
demanda de presencia de la policía para dar seguridad, pero no conviene dejar
de lado en la planificación de la prevención operativa de la policía,
especialmente durante las primeras fases de asentamiento en cada una de las
situaciones mencionadas.

También surgen otras situaciones de violencia doméstica que, mezcladas con


el componente étnico o de diferencia cultural, pueden hacer estallar la violencia
colectiva más irracional en cualquier calle, en cualquier plaza de cualquier
pueblo o ciudad. Estas situaciones están relacionadas con:

- Los fundamentalismos religiosos.

- Las nuevas formas de absentismo escolar.

- Los menores que venden tabaco de contrabando de bandas organizadas para


adultos.

- Los menores que, haciendo actividades delictivas, ponen en solfa la


seguridad de algún barrio y de grupos de turistas.

- Las peleas entre iguales a un centro escolar.

Todos son casos tan diferentes que merecen respuestas diferenciadas, porque
conseguir la respuesta adecuada es cuyo objetivo final. Es por ello que
adquiere importancia estratégica lo recoge y tratamiento analítico de la
información.

29
DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
En este marco, el liderazgo social y territorial de los municipios es fundamental
para impulsar y coordinar las actuaciones que desde los diferentes agentes se
desarrollen. Pero como hemos dicho antes, es difícil establecer métodos de
actuación que van más allá de nuestras cotas competenciales, y seguramente
el primer paso es responder los interrogantes siguientes:

- ¿Cómo se pueden afrontar los flujos de inmigración desde una ciudad o un


pueblo?

- ¿Cómo se pueden controlar las bolsas de trabajo clandestinas?

- ¿Cómo se pueden establecer espacios de asentamiento migratorio (política


de vivienda)?

Y es por eso que la policía debe aceptar la doble dimensión del problema, que
está formada por:

1. La dimensión económica

2. La dimensión social

Es importante superar la controversia vigilar / castigar (controlar / sancionar).


Una persona sin papeles está en una situación de irregularidad documental,
pero sus derechos como persona no pueden ser cuestionados, y en este
sentido el orden de prevalencia es:

1. Derechos humanos. Derechos y libertades fundamentales como concepto


universal.

2. Requisitos documentales para circular, residir y / o para trabajar.

Se ha de conjugar el cumplimiento de la legalidad vigente y los valores éticos


universales del respeto a la dignidad de las personas independientemente de:

- La condición social

- El origen étnico

- La orientación sexual

- Las creencias religiosas

- Las prácticas culturales

- La tendencia ideológica

La policía debe ser conductora de estos valores, correa de transmisión a nivel


externo, con sus prácticas y procedimientos y corrigiendo las disfunciones
dentro de los diferentes servicios y actuaciones, con una acción decidida,
convencida de la no aceptación de comportamientos discriminatorio
endémicos.

30
DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
Hacen falta planteamientos orientados a las necesidades reales, volver a
encaminar los servicios de policía hacia técnicas de trabajo social aplicadas a
las casuísticas que día a día aparecen en la calle, a un centro cívico, una
escuela o en cualquier establecimiento de libre concurrencia.

2.3. LOS LÍMITES DE LA VIOLENCIA

La policía elección de manera universal sus propios indicadores de intervención


de manera totalmente aleatoria, como por ejemplo:

- Los delitos contra las personas

- Los delitos contra los establecimientos comerciales

- Los delitos contra las viviendas

- Los delitos contra los vehículos

- Etc.

En cambio, no existen indicadores de conflictos interculturales o de datos


discriminatorios a recopilaciones estadísticos, ni siquiera se analizan los
problemas que puedan tener como móvil original el racismo o fórmulas
análogas de acciones discriminatorias.

Las normas internas (sociograma interno) no escritas conforman una praxis


profesional con tendencia a ignorar determinadas cuestiones de carácter
conflictivo, al menos relacionadas con el comportamiento y las creencias
individuales como las que tienen que ver con los racismos cotidianos o las
manifestaciones discriminatorias , especialmente dentro de los col • lectivos
policiales de todo el mundo.

Por ejemplo, en el ámbito de la violencia de género, en los últimos años en


nuestro estado se ha configurado una actitud concreta en el ámbito de las
diferentes casuísticas relacionadas con la violencia doméstica o familiar, que
ha hecho salir a la luz pública un problema arraigado de discriminación
manifiesta hacia las mujeres. La sensibilización para el tratamiento de esta
grave problemática social lo ha hecho el centro del debate político y social, sin
encontrar soluciones definitivas, si bien esta presión la ha trasladado a primera
línea de interés en el trabajo jurídico y policial.

El Código penal del año 1995, (artículos 510 y ss.), Incorpora nuevos
supuestos penales de protección específica, y se establecen sistemas de
atención a la víctima; el grado de cobertura del sistema de garantías, a pesar
de su lentitud, abre las puertas a la esperanza en su progresiva consolidación.

31
DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
Ahora bien, la policía ha creado oficinas de atención especializada a la víctima
en el ámbito de la mujer y de los menores, y recoge indicadores de denuncias,
demandas e informaciones relacionadas con esta temática, las cuales son
tratadas con cuidado; en el caso de la inmigración las oficinas son «De
extranjería».

Del mismo modo, la policía debe incorporar a sus ficheros registrales las
informaciones que tienen que ver con las actitudes racistas cotidianas; la falta
de sensibilidad en esta realidad social, no permanecer indiferente a los
incidentes y problemas cotidianos, pueden convertir estos aparentes incidentes
en graves conflictos colectivos, para que en las acciones discriminatorias, en la
configuración de estereotipos de intolerancia operan mecanismos psicológicos
tan complejos que ponen en primera línea actitudes reactivas criminalizadoras
por miedo al origen o la pertenencia a un grupo social diferente, a una cultura o
religión diferente, y que a menudo alteran la convivencia pacífica de nuestros
barrios y hacen sedimentar unas rencores entre vecinos de difícil solución.

En última instancia operará el sistema de justicia penal al que la policía puede


dirigir algunos de estos problemas, pero sólo cuando el resto de mecanismos
dialécticos se hayan agotado y sólo, a nuestro juicio, cuando el problema, el
caso concreto, tenga que ver con actitudes violentas, siempre injustificadas,
salvo casos de defensa legítima ante una agresión previa.

Hay que matizar estos niveles de violencia verbal, escrita o física, pero en
cualquier caso, la policía debe actuar contra el agresor, los promotores de
acciones violentas, los inductores de acciones discriminatorias manifiestas; el
Código penal lo facilita y la policía debe incorporar estos supuestos a su ámbito
de actividades cotidianas.

La violencia debe ser el punto de inflexión, el límite del principio de mínima


intervención policial.

Cualquier acción de violencia gratuita, especialmente con connotaciones


discriminatorias, debe tener siempre una respuesta urgente y eficaz. Las
instancias judiciales y fiscales también deben procurar una respuesta con
medidas ejemplares, para que cualquier vulneración de los derechos humanos
relacionada con síntomas evidentes de desigualdad física, sexual, cultural o
religiosa, especialmente en un estado de derecho, en una sociedad
democrática, debe recibir un tratamiento de protección general, de agresión a
toda la sociedad. Cualquier otra respuesta que justifique estas acciones puede
dar pie a interpretaciones de tolerancia, convivencia y, incluso, de identificación
ideológica y afinidad hacia estas formas de comportamiento social.

En el terreno de la discriminación étnica, cultural o religiosa debemos trabajar


en los diferentes ámbitos afectados, es decir, en cada una de las diferentes

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DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
identidades implicadas, y teniendo en cuenta esto también tenemos que dar a
cada una de ellas una respuesta específica:

- A unas, para ayudar a la adaptación progresiva a las normas de convivencia


de su nuevo contexto social, de adaptación al medio, sin perder su identidad.

- A las demás, a los residentes, para sensibilizarlos de la necesidad de respeto


a las otras formas de visibilidad cultural, sin demonizaciones ni
criminalizaciones de conductas.

Un ejemplo claro de esto es un centro social cívico, espacio de encuentro a


cualquier barrio de una ciudad, donde pueden convivir, en diferentes espacios y
horarios, diferentes grupos de personas. Ante la presencia de un grupo de
jovenes magrebíes, que sólo quieren acercarse a participar en las actividades
del centro, el grupo de personas mayores del centro, alterada por la presencia
del grupo doblemente diferenciado (joven y árabe), pide a la policía que los
eche, adoptando un aire de patrimonización exclusiva del centro.
Dinamizadores juveniles, trabajadores sociales y la misma policía pueden
ayudar a hacer pedagogía en ambos grupos, si los servicios administradores
del centro refuerzan las actitudes de los abuelos, estarán institucionalizando la
exclusión de los jóvenes extranjeros.

2.4. LA NO DISCRIMINACIÓN EN LAS ORGANIZACIONES POLICIALES.


«LOS RACISMOS INTERNOS»

En el interior de las organizaciones policiales se pueden presentar problemas


notables de rechazo y de falta de participación.

La policía debe promover las acciones correctivas y / o pedagógicas para


avanzar en el camino de la supresión de todo tipo de prejuicios sociales. Y en
este sentido, se pueden superponer dos tendencias estructurales a la hora de
hacer propuestas, pero a la vez ambas presentan problemas importantes y
diferentes grados de refractariedad, orgánica y funcional, que se deben tener
en cuenta.

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DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
A continuación ofrecemos una tabla que refleja estas tendencias y los
problemas que presentan.

Tendencia Problemas importantes


Determinista-fatalista, desde la que no Esta tendencia representa la postura
se puede hacer más que soportar la del laissez faire-laissez passer, o lo
situación, el modus operandi de las que es lo mismo, dar la espalda a los
organizaciones policiales. problemas emergentes de la
sociedad, ahora bien, genera pocas
fricciones internas, la policía se auto
justifica por sí sola, se constituye en
un cuerpo cerrado en situación de
autoprotección, deviene la sociedad
enemiga, de lo que hay que
protegerse.

De adaptación y modificación de los Esta segunda tendencia genera


patrones de conducta, los valores, de movimientos contradictorios dentro de
la cultura profesional de acuerdo con los cuerpos de policía, crisis
los cambios sociales y con las nuevas individuales y grupales, pero desde la
formas de demanda de los perspectiva
ciudadanos que la diversidad pone en social es la mejor inversión, un valor
escena, bajo el paraguas universal de social añadido, la verdadera razón de
la defensa y en especial de los ser de las organizaciones policiales
derechos humanos. dentro
de una sociedad democrática como
instituciones públicas de servicio, la
investigación y promoción constante
de cambios de la conducta profesional
de sus componentes, dirigidos a la
protección de los derechos humanos,
de la diversidad, de la riqueza social y
cultural de un nuevo mundo de
respeto al otro, a pesar de las
opiniones y orientaciones personales
o colectivas.
Esta debe ser la misión profesional
por antonomasia de la policía.
Tabla 1. Tendencias estructurales de la policía ante la discriminación social y los problemas
que generan.

Las acciones de la policía, en beneficio de determinadas garantías de eficacia


policial, no siempre están exentas de comportamientos, de actitudes
profesionales, de tics o tendencias estigmatizadoras individuales y / o grupales
impropias de unos niveles de garantías jurídicas, y también están
condicionadas por una percepción sesgada entre sus funciones y el mundo que
le rodea, (vis pública / vis privada) y previamente mediatizada por el sedimento
al inconsciente psicológico individual, por unos procesos iniciáticos, de

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DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
aprendizaje social, en el seno de la familia, definidores de determinados
patrones de conducta, difícilmente superables pero acondicionables o
contenibles.

Se debe facilitar y promover el acceso al debate crítico y la información de las


actuaciones en que se vulneren los principios básicos del comportamiento
deontológico profesional dentro de los diferentes colectivos que operen en un
mismo territorio.

2.5. UN CAMBIO EN LA ACCIÓN

Este cambio se orienta a fortalecer la cultura de la sensibilidad mediante la


acción y la formación continuada. Conviene, sin embargo, hacer un breve
paréntesis sobre la dimensión de la formación, entendida no como una única
opción recurrente, cerrada, convencional, sino como una formación social
interactiva y permanente, con el análisis de casuísticas, intercambios de
experiencias comunes, aprender de y en paralelo a la acción.

En este sentido, los recursos tecnológicos actuales del mundo global permiten
una formación orientada a:

- Resolver problemas sociales.

- Generar habilidades sociales, competencias transversales.

La inteligencia emocional de la policía debe ser extensiva, sobre todo, a toda


la estructura, especialmente en los niveles intermedios y superiores de las
escalas operativas, los auténticos responsables de modificar las actitudes y
corregir disfunciones. Se supone que la escala de mando está fuera de toda
duda y siempre se invierte la carga de la formación hacia los niveles básicos.

La función educadora debe orientarse al cambio de actitudes, los valores, a un


cambio tanto en los procedimientos como en la sensibilidad de la cultura
profesional; es decir, tanto en las formas como en el fondo de las
intervenciones; se debe desarrollar de manera constante y progresiva entre la
policía y el / las policías a tres niveles:

1. Nivel primario: en los ciclos formativos de todas las escalas y escuelas,


haciendo especial énfasis en los cuadros superiores e intermedios.

2. Nivel secundario: haciendo hincapié en la obligatoriedad de implantación de


políticas de sensibilización y aplicación práctica a nivel jerárquico.

3. Nivel terciario: referido a la formación permanente con participación social en


tareas transversales de sensibilización con entidades asociativas, OUG y con el
resto de servicios de la administración, especialmente en el campo de la
enseñanza primaria y secundaria; hay que superar la conceptualización

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DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
profesional de las organizaciones policiales como unos «patios cerrados»
dentro del sistema penal. Hay que cambiar la percepción que el imaginario col •
lectivo tiene de la policía, trabajar con los demás y ayudar a entender nuestra
labor.

En este sentido, es necesaria la orientación pedagógica asertiva dirigida a la


creación de equipos mixtos de trabajo transversal para establecer mecanismos
de garantía y de seguimiento cualitativo de los planes de sensibilización.

Por este motivo, y debido a la proclividad o configuración de prejudicios hacia


lo que se considera inferior o menos fuerte, la policía se ha basado, desde la
óptica del modelo de organización tradicional-burocrático, en la aplicación
taxativa de las leyes, poniendo el énfasis en la norma jurídico y otorgando a su
interpretación social un carácter secundario.

No podemos olvidar que el espíritu de las normas se fundamenta en el bien de


la comunidad de manera genérica, y de manera concreta en los sujetos
pasivos, las víctimas de las acciones, a las que hay que proteger sin
desequilibrar la balanza de la acción en aplicación con mayor o menor grado de
rigurosidad a quienes vulneran la norma, pero también con unos requisitos de
garantías de sus derechos.

Un requisito de partida, incuestionable, pasa por:

- La autocrítica de los mismos servicios policiales y su apertura y orientación


hacia la transversalidad de estas prácticas antidiscriminatorias.

- La participación del resto de colectivos profesionales en el trabajo policial sin


opacidades, con voluntad de reciprocidad y con los límites de reserva y
confidencialidad propios de cada tipo de información profesional, garantizada
por otra parte como derecho de las personas y que obliga deontológicamente
toda práctica profesional, especialmente la pública, por su obligación implícita,
prima facie, en la protección y promoción del sistema de garantías de los
derechos humanos universales.

2.6. CONSIDERACIONES SOBRE EL RACISMO Y LA POLICIA. NOTAS


SOBRE UNA ABSOLUTA ANTITESIS

Uno de los fenómenos sociales con más vigencia de la actividad policial es el


que se deriva de las actitudes xenófobas hacia los inmigrantes, o movilidad
transfronteriza, especialmente de los países menos desarrollados.

La figura y el concepto del policía, garantía de derechos y libertades, despega y


toma proporciones gigantescas por razones fundamentales de higiene y salud
sociales, por encima de consideraciones, matices e interpretaciones, por
encima de la limitada visión de la policía como fuerza coactiva del Estado que

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DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
vela por la aplicación de la ley en ámbitos variados (penal, administrativo, etc.),
y por encima, incluso, de lo que algunos llaman, parece que con condescenden
cia, «tareas asistenciales» de la policía y que otros, con mucho más buen
sentido, amplían al que se denomina «policía comunitaria».

2.6.1. La policía es racista!

La respuesta a esta pregunta suele ser tan trivial y «escapista» como decir que
«la policía será racista en la misma medida que lo sea la sociedad». Los
mismos policías suelen responder así.

Y nuestra sociedad? Lo es, de racista? No es necesario que nos embarcamos


en estudios sociológicos. Ni es objeto de este manual ni dispondríamos de los
medios ni el tiempo que nos haría falta para hacerlo. Ahora bien, una rápida
mirada a la historia nos recordará que somos fruto de un mestizaje abundante y
enriquecedor, que la mezcla de razas y culturas ha producido lo que ahora
somos, para bien y para mal.

Sin embargo, esta vistazo rápido a la historia nos permitirá constatar hechos
(las expulsiones de judíos y moriscos, la pervivencia del trato "especial" hacia
los gitanos, las actuaciones coloniales, etc.), que parecen señalar que nuestra
sociedad tiene antecedentes racistas.

Por mucho que juramos y perjuicios no ser racistas, hay como una especie de
ruido de fondo que no para: nadie quiere los asentamientos de gitanos cerca de
él, de vez en cuando se prende fuego a las casas de esta misma gente en
algún pueblo del sur o del norte. Grupos de gente ¡ove toman como deporte
apalear e incluso matar gente que es diferente de ellos. La explotación de los
norteafricanos y la gente negra no se detiene.

Y en cuanto a la policía y en sus actuaciones, hay de todo, como por ejemplo


las situaciones siguientes:

- Con cierta frecuencia salen en los periódicos historias de actuaciones


concretas. Entre las que salen en los periódicos y las que no salen, nos
podemos encontrar que diariamente se hacen, o se perpetran, actuaciones
policiales de las que no podemos estar muy orgullosos.

- La aplicación de la Ley de extranjería produce continuamente situaciones que


podríamos calificar, como mínimo, de dudosas, cuando no provocan denuncias
internacionales de las que debe responder el Gobierno de España ante las
Naciones Unidas o el Tribunal Europeo.

- En el informe de Amnistía Internacional de 2000 se mencionan, y se tachan


de racistas, actuaciones frecuentes de las policías locales.

Y en relación con todo lo dicho hasta ahora, alguien de nosotros conoce, o ha


visto alguna veces a, un Guardia Civil, o un miembro del Cuerpo Nacional de

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DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
Policía, o un Policía Local negro, moro, gitano o chino? Seguramente hay, pero
son tan pocos que no salen de la categoría de anécdota.

2.6.2. La realidad: la policía es racista

Un estudio elaborado a principios de los años noventa con la policía francesa


concluye que la policía es racista. No conocemos ningún estudio similar hecho
con la policía de aquí y lo usaremos, con otra producción similar de origen
canadiense, para sacar conclusiones aplicables a nuestro caso.

El documento en cuestión llega a afirmar que la policía francesa no sólo es


racista, sino que vuelve racistas las personas que antes de ser policías no lo
eran.

En 1991 la situación en Francia respecto a las cuestiones que aquí tratamos se


podría corresponder con la que tendremos en nuestro pasado unos 10 o 15
años, aproximadamente. Francia era entonces la verdadera «puerta de
Europa», además del lugar de destino de muchas personas de todas las etnias.
Fruto de su especial ordenamiento legislativo (tierra de asilo) y de su pasado
colonial, llegaba a tierras francesas una continuada migración de gente de todo
el mundo y se aposento. La mayoría eran africanos, árabes y negros, y muchos
de ellos con nacionalidad francesa.

El estudio, realizado por un equipo de sociólogos dirigidos por Tichel Wiewiorha


por encargo del IIES (Instituto de Altos Estudios de la Seguridad Interior),
analizó un grupo heterogéneo y representativo de policías franceses, y con
entrevistas con los investigadores y coloquios con representantes de OUG y de
otra gente adecuada (altos mandos policiales, gente de asuntos internos, etc.),
llega a unas conclusiones que, por su contundencia y claridad, merecen una
profunda reflexión. Las reproducimos a continuación:

- Existe un racismo policial que funciona de manera bastante diferenciada para


que se pueda afirmar su especificidad y rechazar la idea de que el racismo a la
policía no es más que una expresión de un racismo más general propio de la
sociedad en su conjunto o de la parte de la sociedad de donde han salido los
policías.

- La fuente de este racismo sería la conjunción de diferentes factores, unos de


estructurales ligados al estilo de funcionamiento ya la cultura policial y unos de
otros de coyunturales que vendrían determinados por el estado de la sociedad,
las instituciones y el sistema político.

- Este racismo no tiene ningún tipo de continuidad histórica, ideológica ni


doctrinaria. Nace y se desarrolla en cada momento, fruto de las circunstancias
a que el punto anterior se refería.

- La parte estructural del racismo policial se origina en la llamada «cultura


policial», entendida como el conjunto integrado de normas y comportamientos

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DEONTOLOGÍA POLICIAL, PRINCIPIOS BÁSICOS DE ACTUACIÓN
estructurados por la identidad profesional, por el oficio (el día a día) y las
condiciones institucionales del trabajo policial.

Como ya hemos dicho, se trata de un estudio elaborado en 1991 con la policía


francesa y tan sólo lo presentamos a modo de reflexión.

A través del desarrollo de este tema hemos podido ver como el racismo, en
todas sus manifestaciones, es un problema, hoy más que nunca, de primera
actualidad. Términos como inmigración, discriminación, racismo y violencia van
unidos de manera notoria en nuestra sociedad actual.

Muchas veces es difícil aceptar y entender la cultura y los valores de los


demás, y la policía, como institución que ofrece un servicio a la comunidad,
tiene que hacer el esfuerzo de entender que las diferencias de color de piel, de
religión o de idioma, no nos hacen diferentes ante los problemas.

Es por ello que las posibles soluciones deben responder a una implicación de
los diferentes niveles de la Administración a través de políticas eficaces de
integración y, a la vez, contando con la sociedad civil como agente catalizador.

La autocomplacencia por la eficacia policial orientada a la reducción de la tasa


de criminalidad y el hecho de poner en manos de la justicia los infractores no
puede dar pie al triunfalismo; las tensiones sociales, las desigualdades, son
más importantes; aquí radican muchas de las causas de la inseguridad. Hay
que emplear esfuerzos en la calidad de la asistencia a los ciudadanos y
ciudadanas. El respeto y el prestigio de la profesión policial se verá
compensado por este trabajo.

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3. BIBLIOGRAFÍA
- ALDERSOU, J. (1992): Los Derechos Humanos y la policía. Ediciones
del Consejo de Europa.

- CURBET, J. (1981): La ética de la policía. Barcelona. Dirección General


de Seguridad Ciudadana.

- VARIOS AUTORES. Recopilado por RICO, J. T. (1983):

- QUERALT, J. J. y JITÉNEZ QUINTANA, E. (1989): Manual de Policía


Judicial. Madrid, Ministerio de Justicia.

- DE LA CUESTA ARZATEUDI, J. L. (1990): El delito de tortura.


Barcelona. Bosch. VARIOS AUTORES (1999): Revista Catalana de Seguridad
Pública, núm. 2. EPC. IARRIS, T. (1995): Muestra especie. Alianza Editorial.

-LEWOUTIU, R. C. y otros. (1996): No está en los genes. Crítica del racismo


biológico. Grijalbo Mondadori.

- QUEL LÓPEZ, J .; FERUÁNDEZ DE CASADEVANTE, C. La lucha


contra la tortura (aspectos de derecho internacional y de derecho interno).
Bilbao. Instituto Vasco de Administración Pública.

- QUERALT, J. J. (1986): El policía y la ley. Esplugues de Llobregat


(Barcelona). Plaza & Janés Editores.

- REBOLLO VARGAS, R. (1994): «Policía y derechos humanos». Revista


Poder judicial, núm. 34, junio, p. 201-215.

- SALIDO VALLE, C. (1997): la detención policial. Barcelona. Bosch


Editor. (Capítulo V La forma de la detención. El uso de la fuerza.)

- UNIÓN EUROPEA: Declaraciones sobre racismo y xenofobia. Tratados


de Maastricht y de Ámsterdam. Carta de Rotterdam.

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