Romero Vazquez Andrés Ética 2

Ética Feminista: ética del cuidado

Ética feminista es un escrito por la filósofa Alison M. Jaggar, donde da un esbozo acerca de
la posición de una ética feminista, sus implicaciones, las distintas propuestas y vertientes, la
implicación de un sesgo masculino que prevalece en la historia, y como a afectado a la mujer
en general, además, de una solución acerca de la inclusión de la ética feminista. Tanto en
Kant, Aristóteles, Rousseau y otros más, relegan a la mujer como un ser menos racional que
el hombre, más sentimentales e intuitivas respecto, de lo racional y noble del hombre. Un
ejemplo no tan antiguo es acerca del dilema de Heinz de Kohlberg que, en resumen, posiciona
la solución de un niño, ante un problema de carácter practico y moral, de mayor estadio o
nivel de conciencia con respecto a una niña, debido a que el hombre trata teoremas o
conceptos más universales que la de una mujer. Jaggar deja esto claro que no es de tan todo
cierto, argumenta con distintos ejemplos sociales e históricos, como no existe un
razonamiento superior por parte de algún género, sino que las formas de solución y
pensamientos son distintos en cierta medida, esto es así por la constante subordinación de la
mujer a la vida privada y no pública, a dejar claro que sus cualidades y aptitudes son más de
apoyo y cuidado hacia el hombre en la vida familiar, que una participación pública.

El pensamiento feminista busca no solo una integración de la ética que propone y

revolverla en la sociedad, sino repensar ciertos conceptos como la ética misma, hasta donde
tiene que llegar y que tiene que reconocer aspectos que no se han reflexionado correctamente.
El género, los derechos humanos, la vida familiar y la vida pública etc., han cambiado. El
enfoque que dan las feministas como Jaggar es buscar una restructuración de estos últimos,
no para buscar un beneficio de las mujeres, más bien buscar una igualdad entre las personas,
evitar la devaluación de la figura de la mujer y tener una teoría ética universal, sin ningún
prejuicio incluyendo las experiencias de las mujeres como una fuente para argumentar una
ética confiable, la cual tiene que ser parte de una teoría de la virtud. El fin último es re-
posicionar a la mujer en las esferas de todas las aptitudes, abandonando una figura
paradigmática pública y promover una que sea en virtud más digna y libre de prejuicios.